Acuerdo Plenario N°01
Acuerdo Plenario N°01
Acuerdo Plenario N°01
PODER JUDICIAL
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u
Los jueces supremos de lo Penal, integrantes de las salas penales Permanente,
ransitoria y Especial de la Corte Suprema de Justicia de la República, reunidos en
leno Jurisdiccional, de conformidad con lo dispuesto en el artículol 16 del Texto
,' nico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial, han pronunciado el
/siguiente:
Í
/
ACUERDO PLENARIO
/
l. ANTECEDENTES
3. 0 El 25 de abril último se publicaron en la página web del Poder Judicial los temas
seleccionados para el debate identificándose ocho mociones: A. Pena efectiva:
principio de oportunidad y acuerdo reparatorio. B. Diferencias hermenéuticas en los
delitos de organización criminal y banda criminal, así como técnicas especiales de
investigación en estos delitos. C. Impedimento de salida del país y diligencias
preliminares. D. Absolución, sobreseimiento y reparación civil, así como
prescripción y caducidad en ejecución de sentencia en el proceso penal. E. Prisión
preventiva: presupuestos, así como vigilancia electrónica personal. F. Problemas
concursales en los delitos de trata de personas y explotación sexual. G. Viáticos y
delito de peculado. H. Actuación policial y exención de responsabilidad penal.
a: En la sesión del 28 de mayo de 2019 se seleccionaron a las personas y
representantes de instituciones que harían uso de la palabra en Audiencia Pública.
4.0 Han presentado, a través de la página web del Poder Judicial, informes en
relación a la Prisión preventiva: presupuestos, los siguientes:
l. Zoraida Avalos Rivera, Fiscal de la Nación.
2. Walter Gutiérrez Camacho, Defensor del Pueblo.
3. José Humberto Abanto Verástegui, José Pimentel Aliaga y Aurelio Pastor,
abogados.
4. Ornar Sumaria Benavente, abogado y profesor universitario.
5. Ernesto De La Jara, por el Instituto de Defensa Legal-IDL.
. Juan Humberto Sánchez Córdova, abogado y docente universitario.
Ronald Hancco Lloclle, por el Instituto de Investigación de Derecho
Económico y Criminal Compliance - IDPECC.
8. Teodorico Claudio Cristóbal Támara, abogado.
9. Dino Carlos Caro Coria, abogado y profesor universitario.
10. Raúl Pérez Llamocllanta, abogado.
11. Karen Abregú Esteban, abogada.
12. Ignacio André Rojas Vera, por el Taller de Derecho Procesal "Mario
Alzamora Valdez" de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos.
13. Miguel Ángel Pizarro Guerreo, representante de la Junta de Decanos de los
Colegios de Abogados del Perú.
14. Luis Femando Ibérico Castañeda, profesor universitario y abogado.
1~ Medina Bárcena, abogado.
6. César Nakazaki Servigón, abogado y docente universitario.
17. Moisés Paz Panduro, doc te universitario y ogado.
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5.0 La segunda etapa consistió en el desarrollo de la audiencia pública que se realizó
el martes 9 de julio de 2019. Hicieron uso de la palabra, en cuanto a los presupuestos
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de la Prisión Preventiva: A. Lugardo Ramiro Gonzáles Rodríguez, Fiscal Adjunto
Supremo Jefe del área Especializada en Delitos de Enriquecimiento Ilícito y
Denuncias Constitucionales, y Martín Felipe Salas Zegarra, Fiscal Adjunto Superior
de la Cuarta Fiscalía Superior Especializada de Delitos de Corrupción, designados
por la Señora Fiscal de la Nación, Zoraida A valos Rivera, en representación del
Ministerio Público. B. Walter Gutiérrez Camacho, Defensor del Pueblo. C. Miguel
Ángel Pizarra Guerrero, Director de Ética del Colegio de Abogados del Callao,
epresentante de la Junta Nacional de Decanos de los Colegios de Abogados del
erú .
7.0 Han sido ponentes los señores SAN MARTÍN CASTRO, NEYRA FLORES,
SEQUEIROS VARGAS, CHÁVEZ MELLA y CASTAÑEDA ESPINOZA.
1
§ l. DEFINICIÓN Y ALCANCES DE LA PRISIÓN PREVENTIVA
1 ~ 3
Español -en adelante, STCE-, 3/1992, de 13 de enero); y, de otro lado,
precisamente por lo anterior, la prisión preventiva solo puede fundarse en la
necesidad de (i) asegurar la presencia del imputado en el procedimiento penal, (ii)
garantizar una investigación, (iii) afianzar un enjuiciamiento debido de los hechos, y
(iv) de asegurar la ejecución penal -correcta averiguación de la verdad y actuación
de la ley penal- [JAUCHEN, EDUARDO: Tratado de Derecho Procesal Penal, Tomo
11, Editorial Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2012, p. 567].
de Derecho Procesal Penal, Sta. Edición, Editorial Marcial Pons, Madrid, 201 O, p.
169].
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~
5.° Como la prisión preventiva es una medida coercitiva -así establecida
expresamente por la Sección 111 "Las medidas de coerción procesal" y su Título 111
"La prisión preventiva" del Libro 11 "La actividad procesal" del CPP-, bajo ningún
concepto puede ser concebida como una pena anticipada, ni tiene las finalidades
retributiva o preventiva propias de ésta (SCoIDH, caso Norín Catrimán y otros vs.
Chile, párr. 312,a). Toda medida de coerción procesal está conectada con la garantía
de tutela jurisdiccional -protección del proceso-. Su legitimidad constitucional se
cumple solo en cuanto se observen los principios de carácter transversal de
intervención indiciaría y de proporcionalidad; se dicten, en suma, de conformidad
on sus presupuestos y sus requisitos, tal como fluye del artículo 253 del Código
rocesal Penal -en adelante, CPP- .
•
0
El artículo VI "Legalidad de las medidas limitativas de derechos" del Título
reliminar del CPP, confirmando lo expuesto, estatuye lo siguiente: "Las medidas que
itan derechos fundamentales, salvo las excepciones previstas en la Constitución, sólo podrán
ctarse por la autoridad judicial, en el modo, forma y con las garantías previstas por la Ley. Se
impondrán mediante resolución motivada, a instancia de la parte procesal legitimada. La orden
judicial debe sustentarse en suficiente elementos de convicción, en atención a la naturaleza y
inalidad de la medida y al derecho fundamental objeto de limitación, así como respetar el principio
e proporcionalidad".
Así las cosas, la legitimidad constitucional de la prisión preventiva exige que su
f configuración y su aplicación tengan, (i) como presupuesto (causa o motivo), la
"sospecha fuerte de la comisión de un delito grave; (ii) como objetivo (o propósito),
la consecución de fines constitucionalmente legítimos y congruentes con la
naturaleza de la medida; y, (iii) como objeto (o naturaleza), que se la conciba, tanto
en su adopción como en su mantenimiento, como una medida de aplicación
excepcional, subsidiaria, provisional y proporcionada a la consecución de los fines
antedichos (STCE 128/1995, de 26 de julio).
7.0 Desde luego, la prisión preventiva es la medida de coerción personal más grave
del sistema procesal, al privar a un imputado del derecho más importante, luego de
la vida, y paralelamente reducir en cotas relevantes la garantía de defensa procesal.
1 derecho a bertad, además, se le califica de un valor superior del ordenamiento
entemente, como estatuye el 1 ulo 9, numeral 3, del P o
os Civiles y Políticos, 1 pris · ón preventiva no debe er la
5
regla. Por ello, los más importantes elementos que la informan, sin agotarlos
(reconózcase, por ejemplo, los de (i) temporalidad -cuyo objetivo, en este caso, es
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evitar que la prisión preventiva llegue a confundirse, materialmente, con la pena que
en su momento y eventualmente se imponga al acusado-; y, también, de (ii)
provisionalidad -que se plasma en el principio rebus sic stantibus, de suerte que la
prisión preventiva debe ser revisada cada vez que se modifiquen o alteren las
circunstancias que se tuvieron en cuenta para su acuerdo, tanto las referidas a la
imputación, como las atinentes a los concretos riesgos que se quieren prevenir con
ella-) [ASCENCIO MELLADO, JOSÉ MARÍA: La regulación de la prisión preventiva en
el Código Procesal Penal del Perú. En: Derecho Procesal Penal - Estudios
Fundamentales, INPECCP - CENALES, Lima, 2016, pp. 820-821 ], a tono con la
SCoIDH caso Acosta Calderón vs. Colombia, de 24 de junio de 2005, párr. 74, son
los siguientes:
/
,-
tomar medidas coercitivas -cuando la sospecha de culpabilidad se fortalece,
aumenta el interés estatal en la persecución, debido al aumento de la posibilidad de
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una futura condena a pena privativa de libertad, lo que por cierto no implica una
disminución de las garantías que se deducen de la presunción de inocencia-
[ conforme: Sentencias del Tribunal Constitucional Federal Alemán 19, 342 (347);
20, 45 (49); y, 20, 144 (147). LLOBETRODRÍGUEZ, JAVIER: La Corte lnteramericana
de Derechos Humanos y las garantías penales, Editorial Jurídica Continental, San
José, 2018, pp. 601-602 y 605].
· 13.0 Segundo, lizgalidad procesal. Deriva del brocardo "nulla coactio sine lege". Solo
puede aplicarse con estricto apego al enunciado normativo habilitante, y en caso de
estarlo, que cumpla la expresa finalidad que la legitima. La única autoridad que
pueda dictarla es la jurisdiccional, bajo el procedimiento y las reglas, precisas y
laras, que la determinan [conforme: SCHIAVO, NICOLÁS: Las medidas de coerción
n el Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires, Editores del Puerto,
uenos Aires, 2011, pp. 68-69]. El derecho a la libertad puede verse conculcado
to cuando se actúa bajo la cobertura improcedente de ley, como contra lo que ésta
dispone. La lizgalidad prcezeel impone no solo la exclusiva competencia judicial
para dictar la prisión preventiva -el monopolio jurisdiccional-, sino que se
desarrolle mediante norma con rango de ley, y su imposición, en el marco de un
proceso debido, con todas las garantías, nunca puede resultar fuera de los casos y de
los modos que ella defina.
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individuales del ciudadano imputado y eficacia en la lucha contra la delincuencia y
el buen fin del proceso, en cuanto al juicio de proporcionalidad, a una intensidad
fuerte -ni mediana, ni débil-. La proporcionalidad deriva de la cláusula del Estado
de Derecho, comporta una garantía de seguridad jurídica y se erige en una exigencia
de justicia material (conforme: STCl 0-2002-Al/TC, de 3 de enero de 2003]. Ésta se
califica por la fungibilidad de la medida, si pueden alcanzarse de otro modo los fines
que pretende, así como que se tome en consideración la situación subjetiva del
imputado en relación con el hecho presuntamente delictivo para ponderar el
sacrificio de la libertad individual que supone la medida [RAMOS MÉNDEZ,
FRANCISCO: Enjuiciamiento Criminal. Duodécima lectura constitucional, Ediciones
Atelier, Barcelona, 2016, p. 340]. La aplicación de la prisión preventiva se encuentra
iustificada y legitimada si se parte del presupuesto de considerar el fin cautelar que
ersigue, es decir, de aseguramiento del desarrollo del proceso penal y con ello el
eber de persecución del delito [NEYRA FLORES, JOSÉ: Tratado de Derecho
Procesal Penal, Tomo 11, Editorial IDEMSA, Lima, 2015, p. 163].
oo Como se advierte de lo expuesto el principio de proporcionalidad mide la calidad
o la cantidad de dos elementos jurídicos -o dos elementos de relevancia
constitucional- comparativamente entre sí (libertad vs. eficacia de la persecución
procesal, en el caso de la prisión preventiva), de manera que no haya exceso de
'/ volumen, de significación o de cuantía entre uno y otro a partir de las
consideraciones que se hacen en relación con cada tiempo y lugar; ésta no depende
de criterios absolutos, sino está condicionado a las ideas predominantes en la
sociedad -desde luego, las que incorpora y reconoce la Constitución- [conforme:
RUBIO CORREA, MARCIAL: La interpretación de la Constitución según el Tribunal
Constitucional, Pontificia Universidad Católica del Perú - Fondo Editorial, Lima,
2005, p. 251].
oo El principio de proporcionalidad, enfatiza BARONA VILAR, debe ser el punto de
apoyo y pilar fundamental en la regulación de la prisión preventiva en todo Estado
de Derecho, por cuanto no cabe hablar de aplicación matemática de la normativa
pertinente -no existen reglas matemáticas a aplicar por el órgano jurisdiccional-,
sino que se abre un amplio margen de discrecionalidad (jurídicamente vinculada,
diremos nosotros) y arbitrio judiciales a la hora de considerar su aplicación o no. En
este orden de ideas, la inclusión de una serie de circunstancias a tomar en
consideración por el juez para imponerla pone de manifiesto que solo desde este
principio podrán valorarse. El objeto de este principio se circunscribe a la finalidad
perseguida por la prisión preventiva y las circunstancias concurrentes en el caso
concreto. El principio de proporcionalidad, en consecuencia, se sitúa entre el dilema
del derecho a la libertad y las necesidades de persecución penal o derecho a la
seguridad, independientemente de la pena esperada -la STCE 41 /1982, de 2 de julio
FJ 2do., e sta misma per ectiva señaló que la· stitución de la prisión preve rva
a situada " entre el iber esta 1 de perseguir eficaz ente el delito, por un lado, y l deber
9
estatal de asegurar el ámbito de libertad del ciudadano, por otro"; tesitura reiterada en la
STCE 128/1995, de 26 de julio, y en la STCE 333/2006, de 20 de noviembre-; y, la
normativa sobre la prisión preventiva, debe entenderse partiendo de la delimitación
del caso concreto, de las cuales depende el significado y la pena concretos [BARONA
VILAR, SILVIA: Obra citada, pp. 67-71].
oo Lo expuesto justifica, como precisa CUBAS VILLANUEV A, que una nota
característica de la prisión preventiva es que es una medida facultativa, pues deja a
criterio del juez para que, basado en la ley y los hechos, determine su imposición
luego de un juicio de razonabilidad -en pureza, de proporcionalidad, diremos
nosotros- [CUBAS VILLANUEVA, VÍCTOR: El nuevo proceso penal, 2da. Edición,
Editorial Palestra, Lima, 2015, p. 438].
oo La proporcionalidad, entonces, está enraizada en las relaciones de poder entre
Estado e individuo; es, pues, una exigencia asociada al ejercicio del poder tendente a
evitar el exceso en el uso de dicho poder. La proporcionalidad, postula PUJADAS
ORTOSA, no es un presupuesto o una simple característica predicable en términos
enéricos o como un medio de control o evaluación a posteriori de la medida
~ doptada, sino es una exigencia más a integrar en el proceso de decisión sobre el
/
régimen coercitivo necesario en el caso concreto. La proporcionalidad ha de guiar la
decisión relativa a las concretas medidas de coerción a adoptar; no puede ser un
simple mecanismo de evaluación de la eficacia de las mismas [PUJADAS TORTOSA,
VIRGINIA: Teoría general de las medidas cautelares penales, Editorial Marcial
Pons, Madrid, 2008, pp. 140-142].
\
afirmó que la motivación, en estos casos, debe ser más estricta, "[ ... ] pues solo de esa
manera es posible despejar la ausencia de arbitrariedad en la decisión judicial".
co En orden a la motivación se han de cumplir, sobre el particular, los siguientes
elementos internos: (i) expresión sucinta de la imputación -exige, por ende, que se
sustente en hechos específicos objeto de atribución por la Fiscalía, de conocimiento
previo por las partes procesales-; (ii) fundamentos de hecho -examen razonado y
razonable desde la sana crítica judicial, de las fuentes-medios de investigación y, en
su caso, de prueba, siempre líeítos en su respectiva obtención y actuación, que
justifiquen la presencia de una sospecha grave y fundada (sospecha fuerte) de
comisión del delito específico objeto de imputación y de vinculación del imputado
con su comisión, sea de autoría o de participación (intervención indiciaria, fumus
delicti comissi)-; (iii) fundamentos de derecho -juicios de tipicidad y de subsunción
normativa jurídico penal, así como de los preceptos procesales que autorizan la
í prisión preventiva, con una referencia a los juicios de necesidad, de idoneidad y de
estricta proporcionalidad o ponderación-; y, (iv) decisión clara y precisa del mandato,
fijación justijicede del plazo de duración de la prisión preventiva.
,, 11
La prueba en el proceso penal acusatorio, Editorial Jurista Editores, Caro &
Asociados y CEDPE, Lima, 2012, pp.163-169].
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20.0 En lo atinente a los requisitos lntrlnszcos--dicen del contenido de la actuación
estatal en concreto- la prisión preventiva -como toda medida limitativa de
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derechos- están constituidos por los sub-principios de necesidad, idoneidad y
proporcionalidad en sentido estricto -así desarrollado por la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional Federal Alemán [BVerfGE 30, 392 (316) y BVerfGE 77, 84
(107)]-. Ello importará que, en ningún caso, podrá adoptarse la prisión preventiva
de forma instrumental, como modo de presionar al imputado para obtener su
confesión o algún tipo de colaboración, perdiendo así su función cautelar y
aseguratoria de la prueba, o como un modo de ganar tiempo para investigar
[SCoIDH, caso Chaparro Álvarez y otro, de 21 de noviembre de 2007, párr. 103; y,
STEDH, caso Cebotari vs. Moldavia, de 13 de noviembre de 2007, párr. 48].
22. 0 El artículo 268 del Código Procesal Penal atendió cabalmente a estos requisitos
/l
al consignar, según el modelo germano, el presupuesto material referido a los
motivos de prisión: (i) delito grave -aunque solo autorizó la prisión preventiva,
desde una perspectiva objetiva y meramente cuantitativa, si la pena concreta
. probable sería superior a cuatro años de privación de libertad (literal 'b' del citado
artículo 268 del Código Procesal Penal), siendo del caso tener en cuenta el
progresivo expansionismo punitivista de nuestras escalas penales para una gran
cantidad de delitos y, además, la introducción de la "vigilancia electrónice persone!"
que importó su aplicación para delitos con una pena no mayor a ocho años de
privación de libertad (artículo 5.1, literal 'a', del Decreto Legislativo 1322, de 6 de
enero de 2017), lo que en su día el legislador, conforme al derecho comparado, debe
tener en cuenta para aumentar la perspectiva penológica de lo que debe entenderse
por dzlito grevz, que muy bien, desde una relación con la vigilancia electrónica
personal, podría fijarse aproximadamente en los diez de pena privativa de libertad-;
y, (ii) peligrosismo procesal -identificó los únicos dos peligros que aceptó: peligro
de fuga y peligro de obstaculización (literal 'c' del referido artículo 268 del Código
Procesal Penal), y, para su determinación, aportó criterios específicos o parámetros
para ponderar una decisión coercitiva, desde luego bajo una perspectivas de numerus
apertus o ejemplificativa, en los artículos 269-270 del Código Procesal Penal-. A
este últi o punto, es de · sistir ue las disposicio e citadas carecen de taxativida ,
, más bi catálogo ilu ra ivo de pautas de peligro · ad
13
procesal, lo que obliga a una evaluación general del caso, que incluya la totalidad de
los elementos a considerar, independientemente de que alguno de los ítems
PODER JUDICIAL
sugeridos se verifique, aisladamente, en el caso a analizar [JAUCHEN, EDUARDO:
Obra citada, p. 587].
14
provisionales, por lo que muy bien puede ocurrir que se dicte una orden de prisión
preventiva, aunque no se pueda aún decir que se llegará a la apertura del juicio oral
POD~EDICIAL -e 1 curso de 1 as investigaciones
• · · determmara
· ' sr' esa sospec ha fu erte se mantiene
' o se
relativiza o excluye- [VOLK, KLAUS: Curso Fundamental de Derecho Procesal
Penal, Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2016, p. 115]. Además, precisamente
por ello, por tratarse de un juicio de probabilidad -sujeto a la evolución de las
investigaciones-, como previene ORTELLS RAMOS, aunque subsista una duda, la
prisión puede acordarse [ORTELLS RAMOS, MANUEL y otros: Derecho Jurisdiccional
111 Proceso Penal, Editorial Bosch, Barcelona, 1991, p. 556].
15
probabilidad igual a cero cuando existan desacriminantes, causas de exclusión de la
responsabilidad penal o hechos extintivos [conforme: CORDERO, FRANCO: Obra
PODER JUDICIAL
citada, p. 404. BERNAL CUELLAR - MONTEALEGRE LYNETT: El Proceso Penal,
Tomo I, 6ta. Edición, Editorial Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2013,
~ p. 523]. ARA YA VEGAS denomina a este presupuesto: "mérito sustantivo" y le da el
tratamiento de un presupuesto de persecución penal -que podría implicar una
contraditio in terminis al reunir en una misma institución jurídica lo material y lo
procesal-, y que no obstante lo entiende, correctamente, como un grado de
probabilidad suficiente -fuerte, diríamos nosotros- de que el sujeto procesado
ometió un hecho delictivo que tiene prevista una pena privativa de libertad, así
orno de elementos de prueba objetivos -en puridad, elementos de investigación,
ue el Código denomina muy ampliamente "elementos dz convíecíón"- para
eterminar su vinculación con el hecho atribuido [ARA YA VEGA, ALFREDO: La
isián preventiva - Tratamiento desde los Derechos Humanos, Editorial Ideas,
ima, 2014, p. 49].
16
27.0 El juieio dz Irnputeeíón, siempre de un determinado delito, requiere, por
consiguiente, de que precisamente el hecho sea delictivo -éste no puede carecer de
PODER JUDICIAL
3
tipicidad penal- y que, además, no se acredite la concurrencia de alguna causa de
exención o extinción de la responsabilidad penal (artículos 20 y 78 del Código
Penal) [GIMENO SENDRA, VICENTE: Derecho Procesal Penal, 2da. Edición,
Editorial Civitas, Pamplona, 2015, p. 684]. La prisión preventiva supone un cierto
grado de desarrollo de la imputación, una probabilidad concreta de que el imputado
haya cometido el hecho punible. Es, empero, un requisito indispensable pero no
suficiente pues debe ser confirmado por el peligrosismo procesal [conforme:
'-----11"--...i.
QUIROZ SALAZAR, WILLIAM: Prisión preventiva - Perspectiva constitucional,
dogmática y del control de convencionalidad, Editorial Ideas, Lima, 2014, pp. 146-
. 14 7]. La imputación, entonces, requiere, primero, de la existencia de un hecho
//~ constitutivo de infracción penal; y, segundo, de la existencia de un sujeto pasivo del
V roceso penal (de un imputado, contra quien se ha dictado la inculpación formal -es
ecir, con mayor precisión, Disposición Fiscal de formalización de la investigación
/ preparatoria). Este análisis de alta probabilidad debe realizarse, como enfatizó la
Sentencia Casatoria 564-2016/Loreto, de 12 de noviembre de 2018, FJ Sto., no solo
a partir de un alto grado de probabilidad de la comisión del delito y de la
intervención del imputado, examinándose los actos de investigación de manera
individual y conjunta -así, incluso, lo estableció la sentencia casatoria vinculante
626-2013/Moquegua de 30 de junio de 2015-, sino además conforme con los
criterios propios de la teoría de la imputación objetiva y subjetiva; y, tiene como
sustento, que los cargos sean concretos y definan con claridad lo penalmente
relevante [Sentencia Casatoria 724-2015/Piura, de 15 de abril de 2016].
oo No basta la concurrencia, en el caso, de meros indicios -procedimentales, claro
está- o de sospechas genéricas; se exigen, pues, fuentes-medios de investigación o,
en su caso, de prueba, directas o indirectas "[ ... ] que sean plurales, coincidentes en un
mismo resultado, y fundadas; el juicio de alta probabilidad debe ser razonable y asentado en
criterios objetivos suficientes" [ASENCIO MELLADO, JOSÉ 1V1ARÍA: Obra citada, pp. 827-·
828]. En suma, se precisa la existencia de datos concretos indicadores de un injusto
penal importante para las actuaciones de la causa, que con alta probabilidad
permiten concluir, provisionalmente como es obvio, la concurrencia del hecho y de
su vinculación con el imputado -que hay probabilidad, alta, de delito (con la
presencia -agregamos- de toda sus categorías materiales: tipicidad, antijuricidad,
culpabilidad y punibilidad, así como de los presupuestos procesales correspondientes) y
de que el imputado es responsable del mismo- (Sentencia del Tribunal Supremo
Español-en adelante, STSE- 24112009, de 13 de marzo). El juzgador, desde luego,
debe explicitar la relación indiciaria de aquel o aquellos medios de investigación o
de prueba (preconstituida o, excepcionalmente, anticipada) que relacionan
manera preliminar al procesado con el hecho imputado [conforme: STC 0349- 17-
PHC/ 21 de abril de 2017].
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1 17 \
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28.0 Un problema particular, presente en el juieio de íraputeción, se presenta cuando
se atribuye la comisión del delito de organización criminal, así como del delito de
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banda criminal (artículos 317 y 317-B del Código Penal, según el Decreto
Legislativo 1244, de 29 de octubre de 2016), que además se erige en un criterio
específico para valorar el peligro de fuga (artículo 269, inciso 5, del CPP, según la
Ley 30076, de 19 de agosto de 2013), pero como tal, según luego se verá, requiere
de diversas perspectivas de apreciación.
co Como se indicará en el Acuerdo Plenario 08-2019/CIJ-2019, entre ambos
preceptos materiales, que se erigen en tipos penales autónomos respecto de los
delitos específicos que puedan cometer sus integrantes y personas vinculadas a la
organización o a la banda criminal, existe una relación de género y especie: los dos
.:
tipos delictivos -de peligro abstracto y permanentes- son modalidades de
organización criminal, que solo se diferencian por las características de su estructura
rganizativa y por su proyecto delictivo -el primero, en función a activar negocios o
conomías ilegales; y, el segundo, en función a la comisión de delitos denominados
/ de despojo y violentos", los cuales delimitan la complejidad y modelo
rganizacional correspondiente-.
29. 0 Los jueces deben tener presente los elementos típicos de ambas modalidades
delictivas, y desde su adecuación, podrán dar por satisfecho este requisito legal
referido al fumus comissi delicti.
co El estándar de acreditación, desde esta perspectiva, no puede relajarse, ni la
motivación del auto de prisión preventiva puede obviar la lógica racional y
proporcional que necesariamente debe incorporar en orden al juicio de imputación
desde una sospeche f uertz o vehemente.
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31. 0 El Estatuto Procesal Penal nacional, en sus últimas reformas, incorporó, como
medios de investigación o, según el caso, medios de prueba, trasl ad a das (ambas) las
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declaraciones prestadas por el aspirante a colaborador eficaz o, en su caso, por el
colaborador eficaz. El artículo 476-A del CPP preceptúa que el Fiscal puede
incorporar en todo o en parte al proceso o procesos correspondientes lo actuado en
~ sede del proceso por colaboración eficaz. A su vez el artículo 481, apartados 1 y 2,
del CPP dispone que si no se estima el proceso por colaboración eficaz no puede
utilizarse el testimonio del descartado aspirante a colaborador eficaz, aunque sí las
declaraciones prestadas por otras personas durante la fase de corroboración, así
como la prueba documental, pericial y preconstituida (documentada oficial).
35.0 <f>dito grave. El artículo 268 del Código Procesal Penal, desde el sub principio
de proporcionalidad estricta fijó un mínimo legal de carácter objetivo, cuantitativo,
en función a la pena privativa de libertad previsible para el caso concreto -no de
( simple conminación penal abstracta-. Estipuló, al respecto: "~ue la sanción a imponerse
1 sea superior a cuatro años de pena privativa de libertad", bajo el entendido implícito que
más allá de cuatro años de pena privativa de libertad siempre será efectiva (así,
artículo 57 del Código Penal). El pronóstico judicial sobre el fondo o mérito de las
actuaciones, siempre provisional por cierto, debe asumir los criterios de medición de
la pena conforme al conjunto de las disposiciones del Código Penal; y, en su caso, si
se está ante un concurso ideal o real de delitos, delito continuado o concurso
aparente de leyes (o unidad de ley).
oo Dos pues dos los ejes de este requisito: l. Gravedad y características del delito
imputado. 2. Entidad de la pena que en concreto podría merecer el imputado, a partir
de las concretas circunstancias del caso y de las características personales del
imputado. La valoración del legislador, respecto de la conminación penal, es desde
luego determinante.
J
durante el proceso el imputado esté en libertad, para lo cual, en todo caso, pueden
imponerse determinadas restricciones, siempre si son razonables para evitar que éste
fugue o manipule fuentes de investigación o de prueba o que, en su día, se sustraiga
a la ejecución de la pena.
37.0 De otro lado, si se trata de delitos especialmente graves, conminados con penas
especialmente elevadas -en este punto se ha de seguir el criterio objetivo asumido
por el legislador penal, el mismo que está en función a la pena concreta que podría
--i:--~ merecer el imputado en caso de condena-, como, por ejemplo: cadena perpetua o
pena privativa de libertad no menor de quince años, que exceden con creces los
límites mínimos legalmente previstos, siempre se entenderá que es un requisito
-:
necesario pero no suficiente para imponer mandato de prisión preventiva, aunque,
/' siguiendo verbigracia a la sentencia del Tribunal Constitucional Alemán, BVerfGE,
19, 342 (350), invariablemente se requerirá la presencia del pelígrosismo procesal;
i o obstante, en la verificación de su existencia, no se debe ser tan exigente para
!
mponer el baremo de sospecha fuerte, sino será de rigor asumir el de sospeche
suficiente -grado inmediatamente inferior a la sospecha fuerte- [confróntese:
ROXIN/SCHÜNEMANN: Obra citada, pp. 376-377], pues el análisis está precedido
razonablemente de un dato fuerte de pena elevada, a la que el imputado no es ajeno
en cuanto su conocimiento y riesgos -lo que desde ya, legalmente, constituye una
situación constitutiva del riesgo de fuga-, y que hace más probable el peligro para el
debido cauce el proceso y, por tanto, marca una pauta sólida de riesgo de fuga.
oo En igual sentido, se debe comprender bajo estas mismas consideraciones aquellas
conductas que están vinculadas a la actuación delictiva de personas integradas a la
criminalidad organizada, de especial preocupación por la comunidad internacional
-que, como apuntó el Secretario General de las Naciones Unidas, KOFI ANNAN, se
trata de un flagelo que constituye un problema mundial [PREFACIO. Convención de
las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional y sus
protocolos. Nueva York. 2004. p. iv]- y de una obvia lesividad social que incluso ha
merecido la institucionalización de diversos convenios sobre la materia,
especialmente la Convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia
organizada trasnacional, de diciembre de 2000, cuyos lineamientos básicos han de
seguirse en sede nacional.
oo Cuando se menciona el grado de sospecha "suficiente", siempre en clave de
evaluación provisoria del suceso histórico postulado por la Fiscalía, debe entenderse
que su acreditación prima facie resulta probable -más probable que una futura
absolución-, aunque menor que la sospecha vehemente o fuerte [VOLK, KLAUS:
Obra citada, p. 78). Es lo que se denomina "probabilidad preponderante", no to
grado de babilidad, propio de la sospecha fue te o vehemente [R XIN-
EMANN: Obra citada, pp. 5 y 497].
21
38. ° Con motivo de las ulteriores modificaciones de la legislación penal, en especial
con la inclusión de la "vigilancia zlzetróniea persone!", cuyas disposiciones
PODER JUDICIAL
vigentes son el Decreto Legislativo 1322, de 6-1-2017, y su Reglamento aprobado
por Decreto Supremo 004-2017-JUS, de 9 de marzo de 2017, modificado por el
Decreto Supremo 006-2018/JUS, de 14 de mayo de 2018, es de rigor asumir una
perspectiva adicional a la pena concreta estatuida por el citado artículo 268 del
Código Procesal Penal. En efecto, el artículo 5, apartado 1, literal a), del aludido
Decreto Legislativo, fijó como baremo"[ ... ] cuando la imputación se refiera a la presunta
comisión de delitos sancionados con una pena no mayor a ocho años" para la vigilancia
electrónica personal. La correcta interpretación de este precepto es que se refiere a la
pena concreta, pues de otra forma no se entendería que para el caso de los
condenados el límite es, precisamente, ocho años de pena privativa de libertad
impuesta (literal 'b' de dicha disposición legal). El principio-derecho de igualdad ante
la ley se quebraría si se adoptan dos baremos para definir una misma institución
jurídica cuando se trata de identificar el límite penológico correspondiente, que
obviamente debe ser el mismo para ambos. Nada justifica razonablemente una
¡ opción distinta; ni los fundamentos ni su objetivo político criminal.
/
22
oo A través del periculum libertatis se establecen precisamente los fines que puede
cumplir la prisión preventiva, y representa la medida de su propia
PoD~ERJurnciAL constitucionalidad. Esta prevención, por lo demás, aparta a la prisión preventiva de
40. 0 Para la acreditación del riesgo el juez debe apreciar y declarar la existencia del
peligro a partir de los datos de la causa -lo que, sin duda, requiere de un
complemento subjetivo de muy dificil concreción-, que den cuenta de la capacidad
del imputado de huir u obstruir la labor de la investigación; la probabilidad de estos
peligros debe ser alta [conforme: BERNAL CUELLAR - MONTEALEGRE L YNETT,
Obra Citada, pp. 529 y 535]. En todo caso, su determinación obliga al juez, como
acota NIEVA FENOLL, a construir una perspectiva de futuro, así como evitando
presunciones y, con mayor razón, meras conjeturas [conforme: NIEVA FENOLL,
. JORDI: Derecho Procesal 111, Editorial Marcial Pons, Madrid, 2017, p. 285].
41.0 p¡z:Jigro dz fuga. El literal e) del artículo 268 del Código Procesal Penal
identificó este riesgo, siempre que sea razonable colegir, en razón a (l) los
antecedentes del imputado y (ii) otras circunstancias del caso particular, que tratará
de eludir la acción de la justicia -existencia de datos objetivos y sólidos, no de
meras conjeturas, es decir, signos de alta importancia inductiva-.
oo A su vez, para calificar este peligro, el artículo 269 del citado Código reconoció
cinco situaciones específicas constitutivas del referido riesgo o peligro, siempre
entendidas, conforme a la primera norma, como "numerus apertus" -se trata, en todo
caso, de tipologías referenciales- [confróntese: DEL Río LABARTHE, GONZALO: Obra
citada, p. 195]. Fijó las siguientes: l. El arraigo en el país, determinado por su
domicilio, residencia habitual, asiento de la familia y de sus negocios o trabajo y las
facilidades abandonar definitivamente el país -1 simplemente, de viajar I
ranjero- o permanecer oculto. 2. La gravedad d la
resultad del procedí iento. 3. L magnitud del da ~o ca
23
actitud voluntaria para repararlo. 4. El comportamiento durante el procedimiento o
en otro procedimiento anterior, en la medida que indique su voluntad de someterse a
PODER JUDICIAL
la persecución penal -tal vez, el criterio rector en la materia-. 5. La pertenencia a
una organización criminal o su reintegración a las mismas.
oo En atención a lo expuesto, es patente que el fin primordial de este riesgo es la
r·,!
~ realización plena de la tutela jurisdiccional: la huida del imputado frustraría no sólo
la futura ejecución de la pena sino, antes, el desarrollo normal del propio proceso
penal [GUERRA PÉREZ, CRISTINA: La decisión judicial de prisión preventiva,
Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 2010, p. 151]. Estas situaciones específicas
~' constitutivas del riesgo procesal son datos que la propia experiencia acredita como
determinantes de un mayor o menor peligro, pero datos que abstractamente
considerados nada significan, por lo que han de valorarse de modo individualizado
[ASENCIO MELLADO, JOSÉ MARÍA: Derecho Procesal Penal, 3ra. Edición, Editorial
Tirant lo Blanch, Valencia, 2004, p. 209]. Siempre, caso por caso. Este criterio,
ues, como apunta ORÉ GUARDIA, siguiendo a BINDER, es de naturaleza relacional y
equiere identificar el vínculo que debe existir entre las circunstancias arriba
descriptas y el peligro latente de que el procesado pueda efectivamente sustraerse a
la acción de la justicia [ORÉ GUARDIA, ARSENIO: Obra citada, p. 154].
co De estas situaciones específicas constitutivas del riesgo de fuga resalta, desde
luego, las características del delito, así como la gravedad del mismo y de la pena. Se
trata de una situación inicial y fundamental -abstracta- con fuerte relevancia en el
pronóstico de fuga, por cuanto, como es innegable, la frustración de la acción de la
r
¡;
1
Administración de Justicia se evidencia tanto por el hecho de que mayor gravedad
más intensa cabe presumir la tentación de la huida, cuanto por el hecho de que a
mayor gravedad de la acción cuya falta de enjuiciamiento se teme, mayor será el
rejuicio que, en el caso de materializarse la fuga, sufrirían los fines perseguidos por
la justicia, aunque pasados los primeros momentos de la investigación se necesita
ponerse en relación con otros datos relativos tanto a las características del imputado
/-como el arraigo familiar, profesional y social, las conexiones con otros países, los
'medios económicos de los que dispone, etcétera- (confróntese: STEDH W. vs.
Suiza, de 26 de enero de 1993; y, STCE 12811995, de 26 de julio).
42. 0 La ley sitúa estas circunstancias como pertinentes para colegir razonablemente
el peligro de fuga, bajo tres lineamientos: (i) que se invoquen como tales, como
justificativas del peligro; (ii) que se acrediten desde una sospecha fuerte, que no
necesariamente debe ser urgente, pero a la vez los medios de investigación o de
prueba adjuntados indiquen cómo así el imputado podrá eludir la acción de la
justicia, que tenga la oportunidad de hacerlo -sin explicación de esto último,
tampoco se podrá justificar la existencia del riesgo [NIEVA FENOLL, JORDI: Obra
citada, p. 286]-; y, (iii) que las inferencias probatorias, racionalmente utilizadas
autoricen a sostener la existencia del peligro concreto de fuga -no hace falta, d de
luego, que si la sospech -fuer respecto de la i pu ación y del riesgo fuga
24
4:<.:.,~'V'CJL\CA Dl:t. p~-'i'V
. .
43. 0 En clave de los factores legalmente considerados para estimar el posible riesgo
de fuga, se tiene que automáticamente, luego de transcurrido un lapso de tiempo
razonable del inicio de la investigación, no puede desprenderse el peligro examinado
en atención únicamente a la pena previsible, desde el fumus comissi delicti. Los
automatismos no son de recibo -este peligro no puede ser apreciado
esquemáticamente, según criterios abstractos [ROXIN/SCHÜNEMANN: Obra citada, p.
375]-. Tienen que agregarse, a la pena previsible y a la naturaleza del delito -sin
perjuicio de analizar la entidad del aporte del imputado al hecho delictivo, si se trata
de un caso de codelincuencia, organización criminal o banda criminal, y el peso de
las pruebas de cargo conocidas por el imputado, su personalidad y sus circunstancias
particulares-, otros factores que inciden en el peligro concreto de fuga. No tienen
una significación y virtualidad autónomos para justificar en sí mismos la prisión
preventiva, pues se trata de presunciones que, en cualquier caso, pueden ser
destruidas por los otros datos relevantes del proceso, y que el juez debe explicar la
inexistencia de medios para conjugar tal peligro de fuga, a través, por ejemplo, del
pago de caución o de una medida alternativa o de restricciones [conforme: S TED
caso Tomasi vs. Francia, de 27 de agosto de 199 párr. 40-44]. Los otivos
justific ·os del riesgo de fuga no se pueden aprec · r micamente sobre a base de
a gravedad de la p na posible - e ser así, la intens da en abstracto d la reacción
25
penal conllevaría una inadmisible consecuencia procesal directa [JAUCHEN,
EDUARDO: Obra citada, p. 589]. Deben analizarse, con las prevenciones que luego
PODE~J DICIAL se expondrán (vid.: párr. 45), en función de un conjunto de elementos
suplementarios pertinentes y apropiados ya sea para confirmar la existencia de un
verdadero riesgo de fuga, ya sea para hacer patente que ese riesgo es tan improbable
que no puede justificar la prisión preventiva [STEDH caso Demirel vs. Turquía, de
28 de enero de 2003, párr. 59, con antecedentes en la STEDH de 8 de junio de
1995].
' oo En realidad, como apunta SÁNCHEZ-VERA GÓMEZ-TRELLES, siguiendo la
· jurisprudencia alemana, la pena amenazada solo puede justificar la adopción de la
prisión preventiva si de ella -y teniendo en cuenta el resto de factores- se deducen
indicios bastantes de que el encausado intentará huir: pero entonces será esto
último, y no una determinada pena amenazada, lo que resulta acreditado y
. ~rdaderamente justifica la medida en cuestión. No es suficiente que existan
@/, ppsibilidades de fuga, sino que habrá de resultar acreditado que el encartado piensa
(j/" t~mbién hacer uso de dichas posibilidades. Lo mismo que, en palabras de DAHS,
riadie es acusado por el mero hecho de que posea -desde un punto de vista fáctico-
la posibilidad de cometer un delito, no es suficiente que exista la posibilidad de huir,
sino que tiene que fundamentarse normativamente, además, que existen indicios
bastantes de que el imputado va a hacer uso también de dicha posibilita abstracta
[SÁNCHEZ-VERA GÓMEZ-TRELLES, JAVIER: Obra citada, p. 47].
oo En esta perspectiva ÜRTELLS RAMOS, indica que existen dos criterios de
peligrosidad de fuga: (i) el criterio abstracto mediante el cual la gravedad del delito
y de la pena probable -que pueden ser únicos al inicio de la investigación- permite
establecer razonablemente la mayor o menor tendencia del imputado a eludirla a
través de la fuga -pero no es el único que debe ser utilizado por el juez vencidos los
actos iniciales de investigación-; y, (ii) el criterio concreto que supone valorar las
circunstancias personales y sociales del imputado, dado que la comprobación de la
existencia o no de "raíces" como la familia, el trabajo, la imagen social de la persona
permitirá determinar razonablemente la tendencia del imputado a rehuir el proceso
penal [ÜRTELLS RAMOS, MANUEL y otros: Derecho Jurisdiccional !JI Proceso
Penal, Editorial Bosch, Barcelona, 1994, p. 550]. Es claro, como insisten
ROXIN/SCHÜNEMANN, que de ninguna manera es suficiente solamente -en abstracto,
se entiende- un domicilio fijo del imputado para negar el peligro de fuga [Obra
citada, p. 375]. Y, aisladamente la inexistencia de determinado arraigo no genera la
aplicación automática de la prisión preventiva, para lo cual ha de valorarse las
circunstancias del caso, las otras situaciones específicas constitutivas del referido
riesgo o peligro, siempre que no existan otras medidas que pudieran cumplir la
finalidad de impedir razonablemente el riesgo de fuga (conforme: Sentencia
casatoria vinculante 626-20134/Moquegua, de 30 de junio de 2015, FJ 40mo.).
co Los otros factores que inciden mayormente en la · posición de medios para 1
fu rgo del imputado -en los injustos d or anízación, los ligám
mtemacional que P, edan ex· las car cterísticas personal
26
imputado, a su capacidad organizativa y de accion, de actuar en un marco
organizado, entre otros (conforme: STCE 146/2001, de 18 de junio)-, están en
PODER JUDICIAL
función a la falta de arraigo y a las características concretas y personales del
imputado -que son los datos más usados, pues a contrario sensu se entiende,
lógicamente, que una situación personal muy consolidada en términos de situación
familiar, laboral, económica y de bienes propios y domicilio conocido y estable del
imputado, así como su carencia de antecedentes, disminuye notablemente el riesgo
de fuga; aunque, por otro lado, apuntan en sentido contrario la condición de prófugo,
la presencia de antecedentes registrados o de haber protagonizado alguna huida o
intento de fuga o haberse constituido en situación de contumacia por no comparecer
a los emplazamientos judiciales, o de incomparecencia injustificada a un
llamamiento de la fiscalía o de los órganos jurisdiccionales-.
44. 0 Los factores fijados en la ley, y otros que pueden estar presentes (así, por
jemplo, la avanzada edad o salud del imputado -STCE 60/2001, de 26 de febrero-
la movilidad y contactos internacionales del imputado -STCE 146/2001, ya citada-,
o su nacionalidad -Sentencia Corte Suprema 631-2015/ Arequipa, de 21 de
diciembre de 2015-), deben ser analizados en conjunto con las condiciones
ersonales del imputado y las circunstancias del caso concreto (Sentencia Casatoria
1445-2018/Nacional, de 11 de abril de 2019), sin perjuicio de incluir en el análisis,
por ejemplo, como un indicio relevante de fuga el hecho de no devolver el dinero o
bienes del que presuntamente el imputado se habría apropiado y que podría estar
usando en su provecho (STCE 14/1996, de 29 de enero, FJ Sto.).
45.0 El [actor tiempo -o incidencia del transcurso del tiempo- es, sin duda, en
alguna medida relevante. Racionalmente los requisitos exigidos en el momento
inicial de su adopción -en los primeros momentos de la investigación (debe
examinarse, por tanto, desde cuándo se iniciaron las averiguaciones del Ministerio
Público)- no son los mismos que los que deben exigirse con posterioridad para
decretar su mantenimiento -un mayor peso adquieren en los primeros momentos,
por la falta de datos, las circunstancias objetivas, tales como las características o
tipo delictivo inculpado, la gravedad del delito y de la pena con que se le amenaza- .
. , [confrontar: GIMENO SENDRA, VICENTE: Obra citada, p. 681; STCE 128/1995, de
26 de julio, FJ 4to.; STCE 44/1997, de 10 de marzo, FJ. 7mo.; 6212005, de 14 de
marzo; y, 35/2007, de 9 de marzo]. Por tanto, -atento a la jurisprudencia citada- si
en un principio -momentos iniciales del procedimiento de investigación- cabe
admitir una motivación basada únicamente en datos objetivos como la gravedad
delito y la posible pena, el transcurso del tiempo en la aplicación de la medida exige
que se ponderen más individualizadamente circunstancias personales del preso
preventivo y del caso concreto.
oo La intensidad del juicio de ponderación (requisitos de la prisión preventiva vs. el
derecho ibertad del imputado), entonces, varía o es diferente según el momen
ocesal en que deba disponer ratificar la prisié pr ventiva (en igual sentí o:
27
STEDH, asunto W vs. Suiza, de 26 de enero de 1993). Esta conclusión se funda en
que el mero transcurso del tiempo, al margen de propiciar la aparición de
circunstancias sobrevenidas, va disminuyendo el peligro de fuga puesto que si bien
es cierto que la gravedad de la pena que amenaza al imputado y el tipo de delito
imputado podría constituir en un primer momento razón suficiente para afirmar un
\peligro efectivo y relevante de fuga, no contrarrestable con otras medidas de
j aseguramiento de menor intensidad coactiva, también lo es que este argumento se
· debilita por el propio paso del tiempo y la consiguiente disminución de las
consecuencias punitivas que puede sufrir el preso preventivo, en el que pasan a ser
determinantes las circunstancias personales del imputado: arraigo, vinculaciones con
el exterior, comportamiento procesal (STCE 62/1996, de 15 de abril, FJ Sto.).
oo Empero, también es verdad, primero, que siempre, pero con un nivel menos
ntenso, debe examinarse el posible factor del riesgo (al peso de los medios-fuente
e investigación o de prueba, al peso de la sospecha fuerte, debe agregarse el
nálisis, aunque con menores niveles de intensidad, de la personalidad del imputado
sus relaciones privadas: vínculos familiares, laborales y otros [conforme: LLOBET
ODRÍGUEZ, JAVIER: Prisión preventiva - Límites constitucionales, Editorial
Grijley, Lima, 2016, p.p. 194-195]); y, segundo, que también es posible que con el
paso del tiempo no solo disminuyen las circunstancias negativas que puede sufrir el
preso preventivo, bien porque pueden debilitarse los indicios que fundaban la
culpabilidad, sino que con el avance de la investigación y la perfilación de la
imputación, puede ir dotando de solidez a ésta, lo que podría a su vez incrementar la
probabilidad de una efectiva condena y, con ello, el riesgo de fuga [ODONE
SANGUINÉ: Prisión provisional y derechos fundamentales, Editorial Tirant lo
lanch, Valencia, 2003, p. 132. STEDH caso Blondet vs. Francia, de 5 de octubre
d, 2004, párr. 41. SSTCE 128/1995, de 26 de julio; 36/1996, de 11 de marzo;
44/1997, de 10 de marzo; 62/1996, de 16 de abril; 259/1996, 24 de septiembre;
23/2002, de 28 de enero; 33/2002, de 8 de marzo. Informe de la CIDH 2/97, de 11
de marzo de 1997, párr. 28].
46. 0 El nuevo inciso 5) del artículo 269 del Código Procesal Penal, según la Ley
30076, de 19 de agosto de 2013, consideró como una situación específica
constitutiva del referido riesgo "La pertenencia del imputado a una organización criminal o
/
.su reintegración a las mismas". Al respecto, es de tener en cuenta, primero, que la
existencia y la adscripción o reintegración del imputado a una organización criminal
ha de estar acreditada a nivel de sospecha fuerte, y según lo indicado en el
Fundamento de Derecho Cuarto respecto a sus exigencias típicas -contundencia de
un dato objetivo inicial, de un delito grave- (la Sentencia Casatoria Vinculante 626-
2013/Moquegua, de 30 de junio de 2015, FJ 58vo., exigió que se verifiquen sus
componentes). Segundo, que si bien lo criminológicamente aceptado es que, por lo
general, se da este peligro debido a las facilidades que se tienen por parte de 1
d · encia organizada para favorecer la impunida sus miembros y q
te se re uiere de actuación 1 imputado para
28
ocultarse y, también, para obstaculizar la actividad probatoria -que, como dice la
STCE 145/2001, de 18 de junio de 2001, unidas a otros datos concurrentes, se
sobreponen al arraigo familiar y su compromiso de no eludir la acción de la justicia-
, ello en modo alguno importa asumirlo como una presunción contra reo. Tercero,
que no solo es de analizar la concreta conducta riesgosa que se le atribuye, sino que
)u acreditación, dado lo anterior, requiere por lo menos el nivel de una sospecha
suficiente, en función a la pena esperada, a sus características personales, a sus
contactos con el exterior, etcétera; ésta no puede funcionar como dato autónomo y
suficiente en sí misma.
oo El profesor ASENCIO MELLADO indicó, sobre este punto, primero, que el precepto
en cuestión no autoriza la prisión preventiva por el mero hecho de estar el imputado
ntegrado en una organización criminal; y, segundo, que es una regla ciertamente
xcepcional de aplicación restringida, y solo opera en los casos en los que,
erteneciendo el imputado a una organización criminal o concurriendo la posibilidad
su reintegración en la misma, a su vez, sea la propia agrupación delictiva la que
ede proporcionar los medios para facilitar la fuga del imputado al proceso o,
i luso, la obstaculización de la investigación [ASCENCIO MELLADO, JOSÉ MARÍA:
Obra citada, p. 832].
47.0 Pdigro d1Z obsteculización. El literal e) del artículo 268 del Código Procesal
Penal identificó este riesgo, siempre que sea razonable colegir, en razón a los
antecedentes del imputado y otras circunstancias del caso particular, que tratará de
r ¡ obstaculizar la averiguación de la verdad (peligro de obstaculización) -también
./ requerirá la existencia de datos objetivos y sólidos, no de meras conjeturas-. Esta
egunda finalidad o requisito también tiene carácter procesal; y, en definitiva, trata
1
e evitar que la libertad sea aprovechada por el imputado para obstruir la
investigación y, especialmente, el eventual enjuiciamiento del caso, actuando de
modo fraudulento sobre las pruebas del delito que pudieran obtenerse -atentando
ilícitamente la meta de esclarecimiento propia del proceso penal- [GUERRA PÉREZ,
CRISTINA: Obra citada, pp. 161-162]. Por tanto, se trata de un motivo suficiente
para disponer la prisión preventiva, pero lógicamente ha de durar el tiempo
imprescindible a estos efectos (STEDH, caso Ringeinsen vs. Alemania, de 16 de
julio de 1971 ).
48.0 Para calificar este peligro, el artículo 270 del referido Código identificó tres
situaciones específicas constitutivas del citado riesgo o peligro, siempre entendidas,
conforme a la primera norma, en sentido enumerativo no taxativo [LLOBET
RODRÍGUEZ, JAVIER: Proceso Penal Comentado, 6ta. Edición, 2017, p. 402],
invariablemente desde una actuación comisiva fraudulenta -así asumidas por las
SSTEDH caso Clooth vs. Bélgica, de 12 de diciembre de 1991, párrs. 40 y 44; y,
caso Bouchet vs. Francia, de 20 de marzo de 2001, párr. 46-. Fijó las siguientes: 1.
Destruirá, odificará, ocultará, suprimirá o falsific a lementos de prueba en
a, fuentes-medio de inve · gación o de prueb , m eriales-. 2. Influ · a para
29
que coimputados, testigos (incluso víctimas) o peritos -órganos de prueba, fuentes-
medios de prueba personales- informen falsamente o se comporten de manera
PODER JUDICIAL
desleal o reticente. 3. Inducirá a otros a realizar tales comportamientos. La sospecha
fuerte de estas situaciones -datos o indicadores materiales-, por cierto, consolida
que el imputado, por ello, dificultará la meta de esclarecimiento del proceso. Es
inadmisible, como enseñan ROXIN-SCHÜNEMANN, deducir automáticamente la
existencia de este peligro a partir de la posibilidad de entorpecer que se presenta en
el caso concreto; antes bien, ese peligro debe estar fundado en circunstancias
determinadas [ROXIN -SCHÜNEMANN: Obra citada, p. 376].
50. 0 En suma, son dos los fines a los que se supedita este riesgo: (i) que las fuentes
de investigación o de prueba que se pretende asegurar sean relevantes para el
enjuiciamiento del objeto penal, esto es, para la decisión sobre la inocencia o
culpabilidad del imputado, lo que excluye las fuentes de prueba tendentes a acreditar
las responsabilidades civiles; y, (ii) que el peligro de la actividad ilícita del imputado
o de terceros vinculados a él sea concreto y fundado, para lo cual se atenderá a la
capacidad del imputado para acceder por sí o a través de terceros a las fuentes de
investigación o de prueba o para influir sobre otros imputados, testigos, agraviados,
peritos o quienes pudieran serlo [GIMENO SENDRA, VICENTE: Derecho Procesal
Penal, lra. Edición, Editorial Civitas, 2012, Pamplona, p. 632]. El imputado ha de
tener una auténtica capacidad para, por sí solo o por medios de terceros, influir en
las actividades tendentes a menoscabar las fuentes-medios de investigación o de
prueba; y, además, desde la garantía de presunción de inocencia, están excluidos
como condiciones determinantes del peligro de obstaculización los actos derivados
del ejercicio del derecho de defensa del imputado o co o respuesta a su falta
colaboración en la investigación [ASENCIO MELLA o, JOSÉ MARÍA: recho
Pro enal, Obra cit da, p. 212 .
30
oo La Fiscalía debe aportar datos acerca de la existencia real del riesgo de
obstaculización, y para tal fin aun cuando venga identificado con un pronóstico de
PODER JUDICIAL
futuro, que como tal es relativamente incierto, debe resultar real y no meramente
presunto. Los grados de peligro objetivo y de peligrosidad subjetiva deben ser
medidos por el juez ex ante y debe constar ante él los datos fácticos que evidencian la
existencia real del riesgo de obstaculización (STCE 62/2005, de 14 de marzo).
52. 0 Es claro, por lo demás, que este peligro, nunca afirmado de manera general y
abstracta, se debilita, disminuye o desaparece (i) con el fin de la investigación y con
la sumisión del imputado y sus cómplices a juicio -la STEDH caso Muller vs.
Francia, de 17 de marzo de 1997, señaló que a partir de la culminación de la
investigación preparatoria no era posible (en principio y según el caso concreto,
como es obvio) estimar la existencia de riesgo para la obtención de pruebas del
caso- ; (ii) en la proporción y en la medida en que las investigaciones son efectuadas
y las pruebas concluidas (SSTEDH caso Letelier vs. Francia, de 26 de junio de
1991, párr. 39; y, caso Tomasi vs. Francia, de 27 de agosto de 1998, párr. 95); o (iii)
cuando las personas probablemente intimidadas o corr idas por el imputado o
terceros ya han sido interrogadas suficientemente [Inf rm CIDH 2/97, párr. 5].
Ade r KÜHNE, e e peligro pierde su azó de ser (iv) cu do Jos
31
actos de obstaculización ya no son posibles; por ejemplo, cuando los medios de
prueba ya han sido asegurados, o bien la única prueba incriminatoria que se podía
J
PODER JUDICIAL
falsear ya ha sido alterada [LLOBET RODRÍGUEZ, JAVIER: Obra citada, p. 402], o
cuando no tiene conocimientos ni medios para manipularlos.
r- r
32
citada, p. 402. NIEVA FENOLL, JORDI: Obra citada, p. 289]. Su plausibilidad, por lo
común, es patente en los primeros momentos de la investigación, pero en un plazo
PODER JUDICIAL
más breve que el previsto para el peligro de fuga, pues ordinariamente hay medidas
menos dañosas para la libertad del encausado y que igualmente aseguran el material
probatorio. Entonces, se deberá practicar tan pronto sea posible los registros
-:
~
pertinentes, tomar declaración a los testigos supuestamente susceptibles de ser
influidos, etcétera, y para ello no son necesarios tiempos prolongados [SÁNCHEZ-
VERA GÓMEZ-TRELLES, JAVIER: Obra citada, pp. 47-48].
oo ASENCIO MELLADO, con acierto, postula que no puede trazarse en abstracto una
equiparación temporal entre los peligros de fuga y de obstaculización, que en este
último caso, como quiera que es posible una labor inmediata de aseguramiento de
~
os elementos y fuentes de prueba e, incluso, su práctica anticipada, el plazo de la
risión preventiva debe reducirse [ASENCIO MELLADO, JOSÉ MARÍA: Obra citada, p.
23].
Sin embargo, en casos de organización criminal o de banda criminal, por sus
ropias características, el riesgo objetivo de obstaculización es más intenso desde un
primer momento y puede prolongarse consistentemente en el tiempo, tanto más si el
aseguramiento de las fuentes de investigación o de prueba puede ser dificil o
complicado y prolongado, en especial de las fuentes personales que requerirán, de
ser el caso, en función a las necesidades de protección, anticipaciones probatorias
(\ (artículos 247 y 242 del Código Procesal Penal).
partir del cual la prisión preventiva --en cada caso pe 1- pueda reputarse :Pº
Es claro, empero, que no es posible que en abstracto se establezca un único plazo a
33
conlleva valorar la eventual responsabilidad penal de cada uno de los individuos
acusados de la comisión de un ilícito (STC 2915-2004-HC/TC, de 23 de septiembre
PODER JUDICIAL
de 2004).
57° El plazo, que ha de ser fijado por el juez en el auto de prisión preventiva, previa
r¡ petición fundamentada y específica del fiscal, como se indicó, no puede establecerse
desde una perspectiva abstracta, sino de acuerdo con las particularidades de cada
caso; y, si se prolonga o prorroga, debe mediar una sustentación apoyada en razones
, elevantes y suficientes que la justifiquen, a través de una motivación
particularmente convincente [INFORME CIDH, sobre el uso de la prisión preventiva
en las Américas, de 30 de diciembre de 2013, párr. 177]. Incluso, es de tener
presente que, sin rebasarse tales plazos, también puede vulnerarse este derecho
fundamental si el proceso queda paralizado sin causa de justificación alguna -es
decir, existencia de tiempos muertos- y sin que pueda atribuirse a una conducta
obstruccionista, dolosa o negligente de la defensa la dilación indebida o paralización
del procedimiento (conforme: STCE 206/1991, de 30 de octubre).
oo Para fijar el plazo de la prisión preventiva se ha de tener en cuenta (i) la
dimensión y complejidad de la investigación, así como las demás actividades del
proceso en sede intermedia y de enjuiciamiento -a partir del análisis de la
Disposición fiscal de formalización y continuación de la investigación preparatoria y
de los nuevos aportes que pueda fundar el fiscal, así como de los argumentos de la
defensa-; (ii) la gravedad y extensión del delito imputado; (iii) la dificultad y
cantidad de actos de investigación que sea menester llevar a cabo; (iv) las
actuaciones de investigación ya realizadas -especialmente en sede de diligencias
reliminares-· (v) la necesidad o no de realizar ac os de cooperación judi ·
realizar actividades periciales complejas; (vii) la presencia o ausencia de los
imputados en la causa y el comportamiento procesal de estos últimos; ( viii) el riesgo
PODER JUDICIAL
de fuga subyacente y las posibilidades de conjurar el riesgo de obstaculización
mediante anticipación probatoria o incautaciones de documentos, entre otras.
co La Corte Interamericana de Derechos Humanos en su jurisprudencia, respecto de
la complejidad del asunto, señaló diversos criterios. Entre ellos, la complejidad de la
prueba, la pluralidad de sujetos procesales o la cantidad de víctimas, el tiempo
transcurrido desde la comisión del delito, las características del derecho interno de
los Estados, y el contexto en que ocurrieron los hechos -entre otras, SCoIDH caso
Furlan vs. Argentina, de 31 de agosto de 2012-. Respecto de la actividad procesal
del interesado, un criterio a tomar en cuenta es si los sujetos procesales realizaron
las intervenciones en los procesos que le eran razonablemente exigibles -entre otras,
SCoIDH caso Fornerón e hija vs. Argentina, de 27 de abril de 2012, párr. 69-.
co Desde luego, no se pueden dictar reglas fijas ni estipular tiempos estandarizados,
pero los criterios arriba enunciados apuntan a racionalizar la determinación del plazo
de duración de la prisión preventiva en cada caso en particular. La pauta que, desde
otra perspectiva, debe tenerse en cuenta es que el fiscal, en casos de prisión
preventiva, está obligado a realizar actos de investigación con la razonable celeridad
que merece un preso preventivo quien es además un presunto inocente =garantia
examinada desde la perspectiva de regla de tratamiento--.
58. 0 Por otro lado, en materia de sucesión de leyes sobre prisión preventiva en el
tiempo, por su implicancia en el derecho fundamental material de libertad personal,
debe aplicar, entre la norma que la reguló y que decidió la medida y la norma
pq terior, aquella que es más favorable a la libertad personal (aplicación retroactiva
más favorable) -así lo dispone el artículo VII, apartados 1 y 2, del Título Preliminar
del Código Procesal Penal-.
35
-e.~~uel..JGA DEt. p~·''ib.
. .
37
las circunstancias del caso y las características de los imputados, tendencialmente -y
siempre sujeto a las características del asunto en ciernes- ha de ser más breve que el
PODER JUDICIAL
j
peligro de fuga, y estará en función (i) a qué concreto riesgo quiere evitar, y (ii) en
qué medida su superación depende de las acciones céleres que deba realizar el
Ministerio Público para conjurarlas.
V)
reventiva se dilucide bajo los principios de igualdad de armas, oralidad,
nmediación y contradicción, así como por la garantía de imparcialidad del juez
decisor.
oo El artículo 271 del Código Procesal Penal estatuye, en resguardo de la garantía de
imparcialidad judicial, que se formule un expreso requerimiento del Ministerio
Público de prisión preventiva y que se celebre una audiencia, oral y contradictoria.
Se trata de una audiencia, que puede denominarse "audiencia preparatoria, propia
de la etapa de investigación preparatoria (artículo 321, apartado 1, del Código
/ Procesal Penal), para diferenciarla de la audiencia preliminar, específica de la etapa
intermedia (artículos 345, apartado 3, y 351, apartado 1, del Código Procesal Penal),
y de la audiencia principal, privativa de la etapa de enjuiciamiento o juicio oral. Esta
audiencia debe realizarse, en principio, con la asistencia obligatoria del fiscal, del
imputado y de su defensor -la audiencia es imperativa o preceptiva- (artículo 356
del Código Procesal Penal). Empero, en caso que el imputado, por cualquier motivo,
se niegue a estar presente, será representado por su abogado o, si este último no
asiste, por el abogado defensor público, en la medida en que el abogado de
confianza tampoco asista, sin perjuicio de la medida disciplinaria respectiva. Como
mínimo indispensable, entonces, deben intervenir el fiscal y el abogado defensor (de
confianza o público). Están excluidas, por falta de legitimación, las partes civiles.
. ., 38
(actas de diligencias) no adjuntadas en el expediente fiscal materia de exhibición-,
los cuales por cierto serán objeto de mención a efectos de su pertinencia y utilidad
cl
PODER JUDICIAL
para el caso y de la respectiva apreciación. No cabe su lectura ni un debate
específico de su mérito probatorio -propio del debate probatorio-; solo alegación
sobre su relevancia a los fines de la sustentación de la pretensión o de la resistencia.
lt¡
,/
66.0 En procesos simples, obviamente, el plazo de cuarenta y ocho horas fijado para
la celebración de la audiencia resultaría razonable, no así en procesos complejos o
ontra organizaciones criminales, por lo que, en cumplimiento del derecho
iristrumental de la garantía de defensa procesal de exigencia de un tiempo razonable
para prepararla (artículo IX, apartado 1, del Título Preliminar del Código Procesal
Penal), cabe señalar un plazo distinto, judicial (artículo 142 del Código Procesal
Civil), que siempre tenga en consideración el principio de cognición limitada,
propio de toda medida de coerción, y la máxima de aceleramiento procesal para su
señalamiento, desarrollo y decisión. El principio de contradicción está modulado o
delimitado por la naturaleza y notas características del proceso de coerción procesal,
en que se incardina la prisión provisional -en especial, que es un procedimiento
sumario, o sea corto o breve, y de cognición limitada-. No puede equiparse, por
consiguiente, la amplitud de las reglas de la audiencia principal con las de la
audiencia preparatoria. Por lo demás, como señaló la STEHD caso Neumeister vs.
Austria, de 27 de junio de 1968, si para examinar la medida y, en su día, los
recursos, se siguiera o abriera un juicio contradictorio, la consecuencia sería una
demora que s debe evitar en es cuestión.
39
67.0 El Juez de la Investigación Preparatoria debe cuidar que el conocimiento de los
cargos y de las fuentes-medios de investigación o de prueba sea efectivo; y, a su vez,
PODER JUDICIAL
cumplido este cometido, debe garantizar un debate contradictorio que incida en lo
¡zs¡meial y permita debatir concisamente lo nuclear de la pretensión del fiscal y de la
resistencia de la defensa. No es de recibo que el juez consienta una exagerada y
tediosa exposición de la pretensión y de las resistencias, más aún si en el primer caso
ésta se ha expresado por escrito y fundadamente. Estas audiencias, salvo casos
excepcionales, no pueden durar horas y horas, y con réplicas y dúplicas reiterativas,
o intervenciones secuenciales interminables o repetitivas según cada presupuesto
material de la prisión preventiva requerida. Su enfoque debe ser unificado e
integrado a fin de relievar el argumento principal y consolidar la pretensión o la
resistencia.
co No puede continuar una desnaturalización tan desmedida del tiempo de
intervenciones, y que implícitamente se aliente la desmesura y la confusión, así
orno se desnaturalice la indispensable claridad de los argumentos e, indirectamente,
e facilite un intercambio de agravios o calificaciones personales entre la fiscalía y
la defensa. El juez debe precisar el tiempo -único- que las partes tienen para fijar
sus pretensiones y resistencias, el cual debe definirse en función a las características
de la causa; y, además, debe cuidar que las intervenciones incidan en lo
rigurosamente necesario o imprescindible. Desde esta perspectiva el artículo 20 del
Reglamento de Audiencias, aprobado por la Resolución Administrativa 096-
2006/CE-P J, estipula que el juez dará el uso de la palabra a quien cuyo pedido
motivó la audiencia; y, luego, dará el uso de la palabra por igual término a las demás
partes, sin perjuicio de intervenir en el momento que lo considere pertinente a fin de
solicitar precisiones y esclarecimientos de las alegaciones.
estinatario de los debates contradictorios es el juez. Éstos, como es obvio, se
susten an tanto en la ley como en los medios-fuentes de investigación o de prueba
acom añados a la audiencia por el fiscal y las partes, datos que el juez siempre
revís:Já -no es suficiente la mera referencia de las partes-, pues es a él corresponde
verificar la correspondencia de las afirmaciones fácticas de las partes con los hechos
iscutidos y las exigencias de la ley, así como los datos o medios de fuentes-medios
de investigación o de prueba expuestos en su desarrollo -no es de recibo, por tanto,
lo prescripto en la última oración del artículo 22 del ya citado Reglamento de
Audiencias, en el sentido de que: "La decisión, sin embargo se basará fundamentalmente en
información que surja del debate contradictorio realizado en audiencia"-. El juez, en ejercicio
de su potestad jurisdiccional, al decidir, de un lado, debe controlar la pertinencia y
coherencia de las argumentaciones, su correspondencia con los hechos y el material
instructorio o probatorio, su validez jurídica, y apreciar las fuentes-medios de
investigación o de prueba conforme a la sana crítica judicial; y, de otro lado,
ponderar los razonamientos jurídicos de las partes.
oo Será del caso, en consecuencia, fijar un pla o único de duración de las
inte es -tendencialmente breve- y ser muy xig nte con el rigor expositiv ,
y lo e encial d los argumento acu atori os o defensivo -las
40
exposiciones han de ser verdaderas, desde los datos de la causa -con información de
calidad-, sucintas y enfocarse en los aspectos centrales del caso-. El juez tiene la
PODER JUDICIAL
dirección material de la audiencia -no ha de permanecer pasivo- y debe, por tanto,
ejercer sus poderes de dirección para evitar todo tipo de desnaturalización de la
audiencia de prisión preventiva y, a su vez, garantizar su brevedad y rigor.
68.0 El artículo 271, apartado 3, del Código Procesal estipula, como se analizó, que
el auto dz prisión preventiva que profiera el Juez de la Investigación Preparatoria
será especialmente motivado (motivación reforzada o cualificada) -se ha de haber
ponderado la concurrencia de todos los extremos que justifican su adopción y que
esta ponderación o subsunción no sea arbitraria, en el sentido de que sea acorde con
las pautas del normal razonamiento lógico y, muy especialmente, con los fines que
la justifican (STCE 28/1995, de 26 de julio de 1995, FJ 4to. b )-. Además, el
apartado 2 del citado precepto estipula que la resolución será oral, pues se expedirá
en la audiencia sin necesidad de postergación alguna.
69.0 Que el auto de prisión preventiva sea oral, dada la preponderancia -que no
exclusividad- del principio de oralidad en el proceso penal nacional y que deriva de
una audiencia, no significa que su contenido difiera del expresado en apartado 3 del
artículo 271 del Código Procesal Penal, ni que se aparte de lo dispuesto -en
términos generales- en el artículo 123, apartado 1, del mismo Código y, en lo
pertinente, en el artículo 122 del Código Procesal Civil.
41
\
determinada institución jurídica, se impone. Se trata, en suma, de que la resolución
del juez pueda ser conocida y se estabilice en un medio determinado a tono con la
PODER JUDICIAL
tecnología más actualizada, cierto y seguro, que evite alteraciones en su texto o su
desaparición y procure su debida difusión cuando corresponda.
oo Por tanto, es de rigor, frente a toda contingencia, primero, que en el acta de la
audiencia quede fijada la resolución, su explicación, sentido y decisión, con los
elementos que la constituyen -recuérdese que toda actuación procesal se documenta
en el acta (artículo 120, apartado 1, del Código Procesal Penal)-; y, segundo, que en
el audio o video quede debidamente registrado lo acontecido en la misma
(reproducción audiovisual de la actuación procesal: artículo 120, apartado 3, del
citado Código) y, especialmente, las expresiones del juez, mediante la palabra
.:
hablada, que constituyen la base material de la resolución oral. Debe evitarse,
mediante el respeto a estas reglas, que la reproducción de audio o audiovisual pueda,
por dolo, negligencia o accidentalmente, borrarse -total o parcialmente- o alterarse,
y para ello el acta sigue siendo indispensable, bajo las directivas del artículo 120,
/
apartado 2, del Código Procesal Penal. Por ende, la documentación de la actuación
/
procesal, materia de la audiencia de prisión preventiva, a través del acta no puede
eludirse en modo alguno.
III. DECISIÓN
ACORDARON
74°. ESTABLECER como doctrina Izgel, los criterios expuestos en los fundamentos
jurídicos 24 al 27, 34 al 55, 57 al 59, 67 y 71 del presente Acuerdo Plenario.
42
\
.
~l'.c,'?U'Ol.JGA DEL Ps-'9c,.
.
76°. DECLARAR que, sin embargo, los jueces que integran el Poder Judicial, en aras
de la afirmación del valor seguridad jurídica y del principio de igualdad ante la ley,
PODER JUDICIAL
solo pueden apartarse de las conclusiones de una Acuerdo Plenario se incorporan
nuevas y distintas apreciaciones jurídicas respecto de las rechazadas o desestimadas,
expresa o tácitamente, por la Corte Suprema de Justicia de la República.
S.s.
PRADOSALDARRIAGA
SALAS ARENAS
BARRIOS AL V ARADO
FIGUEROA NAVARRO
BALLADARES APARICIO
PRÍNCIPE TRUJILLO
NEYRA FLORES
- !
CASTANEDA ESPINOZA
NUÑEZJULCA
CASTAÑEDA OTSU ~
PACHECO HUANCAS
GUERRERO LÓPEZ
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