CX Biliar
CX Biliar
CX Biliar
■ Colangiocarcinoma perihiliar 7
Reseña anatómica 7
Clasificaciones 7
Presentación clínica 8
Pruebas de laboratorio 8 1
Tipos de extensión 8
Pruebas de imagen 8
Preparación con hepatectomía 8
Tratamiento quirúrgico curativo 9
Resultados del tratamiento quirúrgico 11
Tratamiento médico adyuvante 11 2
Lugar del trasplante hepático 12
■ Tratamiento médico de los CC intrahepáticos
y perihiliares 12 4
■ Conclusión 12
Introducción
Según las recomendaciones de la European Association
for the Study of the Liver (EASL), la nomenclatura que Figura 1. Diferentes localizaciones anatómicas de colangio-
debe utilizarse es: colangiocarcinoma intrahepático (CCi), carcinoma. 1. Colangiocarcinoma (CC) intrahepático (antes
colangiocarcinoma perihiliar (CCp) y colangiocarcinoma periférico); 2. CC perihiliar; 3. CC distal; 4. CC antes denomi-
distal (CCd) [1] . Los términos de tumores de Klatskin y de nados extrahepáticos.
CC extrahepáticos deben evitarse, porque son motivo de
confusión [2] . En este artículo, se excluyen los cánceres de
la vesícula biliar y los CCd.
El CC fue descrito inicialmente por Durand-Fardel en
1840, pero durante mucho tiempo permaneció en el
olvido, relegado a un segundo plano por el carcinoma
hepatocelular (CHC). Sin embargo, la incidencia creciente
del CC ha dado lugar a un interés renovado por parte de
la comunidad médico-quirúrgica [3] .
Aunque se admite unánimemente que esta patología
es compleja, la mejor definición de las distintas formas
y de sus factores de riesgo, así como la publicación de
consensos recientes permiten actualmente homogeneizar
las prácticas.
colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE), alteración del estado general e ictericia en el 10-15% de
pero la sensibilidad de esta prueba es baja, con una los pacientes. Aunque la ictericia refleja una forma yuxta-
positividad en un tercio de los casos. La combinación hiliar, también puede corresponder a la extensión hiliar de
del cepillado con las biopsias endoscópicas permite un una forma periférica. La vigilancia de las hepatopatías cró-
diagnóstico positivo en el 40-70% de los casos, pero un nicas permite identificar los tumores asintomáticos, más
resultado positivo no descarta el diagnóstico de CC. La pequeños.
utilización de la hibridación fluorescente in situ en busca
de una polisomía permite aumentar significativamente la Pruebas de imagen
sensibilidad.
Si la biopsia no se ha realizado, o si no ha aportado infor- El diámetro promedio en el momento del diagnóstico
mación (adenocarcinoma no especificado), se recomienda es de 7 cm. La progresión se realiza de forma infiltrante,
la búsqueda de un tumor primario. rodeando las estructuras vasculobiliares y con extensión
linfática. En el 40% de los casos, se trata de tumores múl-
tiples.
Mecanismos La ecografía, que suele ser la prueba de primera elec-
ción, muestra una masa de gran tamaño con contornos
de la carcinogénesis lobulados, irregulares, hipoecogénicos o heterogéneos. La
retracción capsular es clásica, al igual que una dilatación
Los distintos estados de la carcinogénesis son la colan-
biliar segmentaria proximal. Para caracterizar el tumor se
gitis (hiperplasia), la displasia, el carcinoma in situ y el
requiere realizar una prueba de imagen tomográfica.
carcinoma invasivo.
En la tomografía computarizada (TC), se observa una
Existen diversas alteraciones genéticas implicadas en
lesión voluminosa, no encapsulada, espontáneamente
los mecanismos de reparación del ácido desoxirribonu-
hipodensa, con contornos irregulares, que presenta un
cleico (p53), la estabilidad de los telómeros, la vía de
escaso realce periférico en la fase arterial y un realce peri-
señalización WNT y tirosina-cinasa (KRAS, BRAF, SMAD4,
férico en las fases portales y tardías (sin wash-out), lo
FGFR2), así como modificaciones epigenéticas [18] .
que refleja un tumor fibroso. Puede haber modificacio-
Las modificaciones más precoces consisten en una
nes necróticas y calcificaciones. La retracción capsular, la
sobreexpresión de los genes de la inflamación y de los
deformación hepática y los nódulos satélites se visualizan
receptores de factores de crecimiento, algunos de los cua-
con más facilidad que en la ecografía. La TC permite el
les son protooncogenes, como cMet, el receptor del factor
análisis volumétrico.
de crecimiento hepatocítico (HGF, hepatocyte growth fac-
La resonancia magnética (RM) es más sensible para el
tor), o c-erbB2, de la familia de los receptores del factor
diagnóstico positivo y diferencial, con hiposeñal T1 e
de crecimiento epidérmico (EGF, epidermal growth fac-
hiperseñal T2. El aspecto en diana es característico y per-
tor) [19, 20] . La IL-6 (interleucina-6) se sintetiza de forma
mite diferenciarlo del CHC [22] .
constitutiva por las células del CC y estimula de forma
La tomografía por emisión de positrones (PET) con 18F-
autocrina las vías de supervivencia (p38). En una etapa
FDG (fluorodesoxiglucosa) es positiva en el 80-90% de los
más tardía, en el estadio de carcinoma in situ, se sobre-
pacientes, pero puede ser negativa en las formas infiltran-
expresan otros receptores, como el receptor del factor
tes. Su interés clínico es escaso cuando la TC y la RM han
de crecimiento epidérmico (EGFR, epidermal growth factor
proporcionado información, pero la PET puede permitir
receptor). En esta etapa, se producen mutaciones de onco-
la detección de metástasis extrahepáticas (20-30% de los
genes como K-Ras, así como inactivaciones genéticas y
casos) [23] . No se recomienda su uso sistemático [24] .
epigenéticas de los genes supresores tumorales. En una
etapa aún más tardía, la sobreexpresión de moléculas de
superficie favorece la diseminación de las células tumora- Tipos de extensión
les. Esta firma molecular no tiene impacto clínico en la Vascular
actualidad [1] .
Se realiza de forma infiltrante, rodeando los pedículos
venosos, en particular los porta, pero también las venas
Colangiocarcinoma suprahepáticas y la vena cava. Por tanto, la ausencia de
visualización de un vaso en una prueba de imagen corres-
intrahepático ponde a la invasión perivascular por el tumor, al contrario
que en el CHC, que se asocia a la presencia de trombos
Clasificación tumorales [25] .
Desde la séptima edición del sistema TNM del
AJCC/UICC (American Joint Committee on Can- Capsular
cer/Union for International Cancer Control), existe una Una característica del CCi es la frecuencia de su exten-
clasificación TNM (tumor, ganglios [node], metástasis) sión serosa, en particular a la cápsula de Glisson, que se
propia de los CCi, basada en el número de tumores, la traduce por una retracción capsular. Sin embargo, la rup-
invasión vascular y la invasión de los órganos adyacen- tura peritoneal es infrecuente.
tes y de los ganglios. Sólo las adenopatías regionales
(hiliares, peripancreáticas, periduodenales) se clasifi- Biliar
can N+. Las otras, a distancia, son M+ (lateroaórticas,
El CCi es un tumor de origen biliar, que también
interaórtico-cavas, tronco celíaco, arteria mesentérica
tiene un tropismo biliar en el marco de su extensión.
superior). Esta clasificación sólo puede establecerse de
En las formas periféricas, los márgenes biliares están
forma postoperatoria, por lo que no tiene una gran
invadidos en ocasiones, mientras que los márgenes paren-
utilidad preoperatoria [21] .
quimatosos están sanos. Esta extensión puede realizarse
esencialmente de tres formas: peribiliar infiltrante, exofí-
Presentación clínica tica endobiliar e intraductal lineal a partir de un tumor
La presentación clínica del CC es inespecífica y durante intraductal papilar [26] .
mucho tiempo es asintomático, pues a menudo se loca-
liza a distancia de la confluencia. Por tanto, los síntomas
Perineural
reflejan un síndrome de masa, que traduce el carácter Los nervios se localizan principalmente al nivel del
localmente avanzado en el momento del diagnóstico: pal- pedículo hepático y a lo largo de los pedículos de Glisson,
pación de una masa, dolor abdominal, pérdida de peso, donde se extienden hasta los conductos biliares septales.
Esta topografía explica que, a igualdad de tamaño tumo- cirrosis puede ser una contraindicación para la cirugía
ral, la extensión perineural sea menos frecuente en las debido al riesgo de insuficiencia hepatocelular postopera-
formas periféricas (30% de los casos) que en las yuxta- toria. No es razonable proponer una hepatectomía mayor
hiliares (85% de los casos) [27] . a un paciente cirrótico con una puntuación mayor de 10
en la escala MELD. Si dicha puntuación es menor de 10
Ganglionar y se prevé una hepatectomía mayor, se debe realizar una
embolización portal preoperatoria para evaluar las capa-
El CCi es un tumor linfófilo y la prevalencia de las cidades de regeneración del hígado.
metástasis ganglionares en los pacientes en quienes se En los casos más frecuentes de CCi que se producen en
realiza un vaciamiento sistemático es de alrededor del un hígado sano, se requiere una embolización portal (no
40% [28] . La difusión linfática del CCi sigue dos redes: una precedida de una quimioembolización arterial) cuando el
red profunda (pedículo hepático, venas supraheáticas, volumen del futuro hígado remanente sea inferior al 20-
ligamento hepatorrenal) y una red superficial (ligamentos 30% del volumen del hígado total [34] . En caso de colestasis
triangular y falciforme, arterias frénicas) [29] . Estas redes persistente incluso después de un drenaje, se debe exigir
drenan hacia los ganglios celíacos y mesentéricos supe- un volumen superior. Esta evaluación volumétrica no es
riores, y luego a los paraaórticos, al conducto torácico y posible en ocasiones (lesión voluminosa = parénquima no
al mediastino. Cuando el tumor está situado en el hígado funcional, que limita la interpretación del volumen total
izquierdo, el drenaje se realiza también hacia las cadenas funcional) y se prefiere habitualmente utilizar los crite-
gástricas izquierdas. rios propuestos por el equipo de Lille: embolización portal
cuando la proporción entre el peso del futuro hígado
Factores pronósticos remanente dividido entre el peso corporal sea menor del
0,5% [35] .
Después de la resección, hay dos factores determinan-
tes: la presencia de nódulos satélites y el estado ganglionar.
Aunque el pronóstico de los CCi pequeños (≤ 2 cm) es Reglas oncológicas
mejor, son muy raros para que esta variable tenga una No se aconseja ningún tratamiento neoadyuvante
influencia identificable desde el punto de vista estadístico. y, según las recomendaciones de la SNFGE (Société
La radicalidad de la resección es un factor indepen- Nationale Française de Gastroentérologie) de 2014, está
diente con mucha frecuencia en la literatura, pero no se justificado un margen de seguridad de 1 cm. Sólo se
aprecia con claridad en la serie de la AFC de 2009 [27] . debe plantear una resección R0. Una serie retrospectiva
Sin embargo, el análisis de subgrupos ha permitido mos- francesa ha sugerido el lugar de un tratamiento médico
trar que, aunque la calidad de la resección no tenía un primario (QT + ytrio 90) en caso de CCi inicialmente no
impacto en los pacientes N+, tenía una influencia deci- resecable [36] . Estos buenos resultados (tasa de resección
siva en las otras situaciones, sobre todo en los pacientes secundaria y supervivencia) aún están por confirmar.
que no presentaban ni adenopatías tumorales ni nódu- El interés del vaciamiento ganglionar sistemático
los satélites. Es posible que, en los pacientes que tienen (regional) sigue siendo motivo de debate, pero debería ser
nódulos satélites, la longitud del margen sea un elemento la norma [24] , y no existe consenso acerca del impacto del
determinante, más que el simple carácter R0. La frecuen- estatus N+ sobre la decisión del tratamiento adyuvante.
cia del componente infiltrante de los CCi, la posibilidad En pacientes con estatus N+, la supervivencia a largo plazo
de una difusión epitelial biliar más allá del tumor prima- es rara, pero posible. Las adenopatías tumorales más allá
rio y la frecuencia de los nódulos satélites peritumorales del primer relevo ganglionar y/o la presencia de muchos
obligan a realizar resecciones con márgenes peritumorales nódulos satélites contraindican la resección e implican
de al menos 1 cm, pues el pronóstico en caso de márge- la administración de QT. La respuesta y/o la estabilidad
nes menores de 5 mm es parecido al observado después a largo plazo de la enfermedad obligan a replantear la
de resecciones R1 [30] . indicación quirúrgica de forma individualizada.
La invasión ganglionar distal demostrada debe ser una La resección sólo se recomienda en presencia de una
contraindicación para la resección. La sospecha de una única lesión, sin metástasis extrahepáticas [24] .
invasión ganglionar regional en las pruebas de imagen no
puede ser una contraindicación para la exploración qui-
rúrgica debido al escaso valor predictivo positivo de las Técnica quirúrgica
pruebas de imagen (incluida la PET-TC) [31] . Por tanto, la
conducta práctica en caso de invasión ganglionar regional No se puede sistematizar el tratamiento quirúrgico de
(20% de invasión distal asociada) sigue debatiéndose entre todos los CCi, pues pueden estar situados en cualquier
la continuación de la resección (y la QT adyuvante) o la segmento hepático, con un tamaño variable que oscila
QT primaria, seguida de resección si se logra un control sis- de unos milímetros a más de 15-20 cm en ocasiones.
témico adecuado. En estos casos, la valoración del estado Debe recordarse que, al contrario que en el CHC, la resec-
general y de los marcadores de laboratorio tiene un lugar ción anatómica no es obligatoria. Sin embargo, para los
central en el algoritmo y la utilización de nomogramas tumores voluminosos o centrohepáticos que tengan un
podría ayudar a tomar la decisión terapéutica [32, 33] . contacto íntimo con la cápsula de Glisson, la resección
Por último, la resección de un CCi no parece estar justi- anatómica (segmentectomía, bisegmentectomía, hepatec-
ficada en presencia de dos de los tres criterios siguientes: tomía mayor) suele ser necesaria por razones de resección
invasión ganglionar, nódulos satélites o resección a priori vascular. También hay que vigilar la extensión parenqui-
R1, porque la supervivencia a los 5 años en tal caso es matosa, biliar y/o vascular, que suele sobrepasar los límites
menor del 10%. lesionales visibles en las pruebas de imagen. Por tanto, y
al contrario que las metástasis de origen colorrectal en las
que une resección R1 «vascular» puede ser aceptable [37] ,
Observaciones antes del tratamiento este tipo de resección debe evitarse terminantemente
quirúrgico curativo para los CCi. Esto implica la realización de resecciones
y reconstrucciones venosas, por ejemplo cuando la lesión
En caso de cirrosis, es obligatorio evaluar el grado de está situada en contacto con la vena cava inferior o al
hipertensión portal. La gravedad de la enfermedad puede nivel de la confluencia cavo-suprahepática. Esta cirugía se
determinarse mediante la escala de Child-Pugh, la escala debe efectuar en centros con experiencia, porque puede
MELD (model for end-stage liver disease), el recuento de pla- que se requieran técnicas complejas de exclusión vascular
quetas y el aclaramiento plasmático de indocianina. La del hígado, con o sin pinzamiento de la cava asociado (y
circulación extracorpórea) y, si es preciso, hipotermia. La La mayoría (60%) de las recidivas tienen una localiza-
hipotermia permite realizar con calma la hepatotomía y la ción intrahepática que, en ocasiones, puede ser accesible
reconstrucción vascular, al limitar el riesgo de insuficien- a una nueva hepatectomía, para lo que se requiere una
cia hepática provocado por los pinzamientos reiterados. selección estricta [43] .
Se admite que la hipotermia es necesaria cuando es pre-
visible que el pinzamiento dure más de 60 minutos [38] .
El artículo de Savier et al [39] describe con más detalle las Lugar del trasplante hepático
técnicas de exclusión vascular. El TH está contraindicado en la actualidad, debido a los
Por último, se puede citar el caso, no excepcional, de malos resultados [1] . Sin embargo, los estudios realizados
los CCi que se desarrollan en la proximidad de la bifur- sobre el CC descubierto de forma fortuita en el hígado
cación portal y que, por tanto, se pueden asociar a una nativo han descrito buenos resultados en términos de
colestasis en caso de obstáculo biliar (infiltración o com- supervivencia y de recidiva. En un estudio multicéntrico
presión de la confluencia biliar). La presentación ictérica español [44] se han descrito los mismos resultados para los
también puede deberse a un tumor con un crecimiento pacientes trasplantados por un CHC y los que tenían un
exofítico endobiliar, obstructivo. Además de la posible CCi inferior o igual a 2 cm.
necesidad del drenaje biliar endoscópico preoperatorio, En un estudio monocéntrico estadounidense [45] se han
el tratamiento quirúrgico se parece al de los CCp, con descrito resultados interesantes para los CC que cumplan
hepatectomía derecha o izquierda, ampliada si es preciso los criterios de Milan y en un estudio multicéntrico fran-
a los segmentos 1 y 4 o 5 y 8, respectivamente. Al contra- cés se han comparado la resección y el TH en caso de
rio que los CCp, la resección de la confluencia biliar no CC y de hepato-colangio-carcinoma menor o igual a 5
se realiza de forma sistemática, sino que debe efectuarse cm. La supervivencia global a los cinco años era signifi-
«a demanda» en función de los hallazgos peroperatorios cativamente mayor en los pacientes trasplantados que en
(invasión) y de las pruebas de imagen. Por ejemplo, se los pacientes con resección (74% frente al 34%; p = 0,03).
puede realizar una hepatectomía derecha ampliada a los Estos resultados justifican que se reconsidere el TH como
segmentos 1 y 4 sin resección vascular ni biliar. Hay que una opción terapéutica razonable, pero la indicación sigue
ser lo más prudente posible durante la sección del piso del siendo controvertida y se limita a los pacientes en quienes
segmento 4 para evitar una lesión y/o una desvasculariza- no sea posible otro tratamiento curativo. Por tanto, cada
ción de la terminación del conducto hepático izquierdo. caso debe evaluarlo de forma individualizada un equipo
Para las lesiones voluminosas, se puede recomendar un multidisciplinario. En la actualidad, debido a unos resul-
acceso anterior (sección parenquimatosa sin movilización tados de supervivencia inferiores a las otras indicaciones,
hepática), como para los CHC [40] . La maniobra de han- no se recomienda trasplantar a pacientes con CCi fuera
ging (paso de un lazo interhepato-cava) también puede de un protocolo.
facilitar la hepatectomía al superficializar el parénquima
profundo y guiar el eje de la hepatectomía, siempre que
no esté invadida la vena cava inferior [41] . Lugar de los otros tratamientos
locorregionales
Resultados del tratamiento curativo No existe ninguna recomendación respecto al tipo de
tratamiento locorregional en caso de CCi no resecable. La
La mediana de supervivencia espontánea de los CC es elección depende de una evaluación individualizada.
de alrededor de 3-6 meses. Sólo en el 30-40% de los pacien-
tes se puede realizar la resección, que se lleva a cabo en Radioterapia
el 80% de los pacientes operados. Existen nódulos saté-
No existe consenso sobre el lugar de la radioterapia (RT).
lites en el 30-40% de los casos, una invasión vascular en
Varias series retrospectivas han demostrado una tendencia
el 40-50% y una invasión ganglionar en el 30-40% de los
hacia un control tumoral y una mejora de la superviven-
pacientes. La resección es R1 en el 20-25% de los casos.
cia en pacientes sin posibilidades curativas (supervivencia
La supervivencia a los tres años es de un promedio del
a un año del 36-73%) [1, 46] . Otros autores han sugerido
38% en las series quirúrgicas. A los cinco años, es del 40%
un beneficio de la RT como adyuvante de la cirugía, en
en los pacientes R0 y del 20% en caso de N+ o de invasión
particular en los casos N+ [47] .
vascular [1] . En los pacientes R0N0M0 sin lesión satélite,
la supervivencia a los 5 años puede alcanzar el 67%. En
presencia de invasión ganglionar, la supervivencia a los Quimioembolización intraarterial
cinco años es idéntica en caso de resección R0 (11%) o El CCi es un tumor menos hipervascular que el CHC,
R1 (9%). Tomando a todos los pacientes en conjunto, la por lo que el fundamento es menos evidente. Un metaaná-
probabilidad de curación es del 10% tras la cirugía [33] . lisis ha demostrado un beneficio de supervivencia de entre
El procedimiento de resección es una hepatectomía dos y siete meses tras la quimioembolización intraarterial
mayor en el 75% de los casos, englobando la resección (QEIA) para el CCi en comparación con el tratamiento
del segmento 1 en algo menos de un tercio de los casos. sistémico. La experiencia descrita por el Memorial Sloan
Se asocia una resección de la VBP en el 20% de los casos, Kettering Cancer Center (MSKCC) ha confirmado super-
y un procedimiento de reconstrucción o de reparación vivencias mejores en los pacientes tratados mediante QT
vascular en el 9% de los pacientes [21] . + QEIA frente a QT exclusiva [48] . A pesar de esto, no se dis-
La consecuencia de estas resecciones complejas es una pone de ningún estudio aleatorizado, por lo que el lugar
morbilidad elevada, mayor a la descrita para las metástasis de este tratamiento no siempre está validado [1] .
colorrectales y parecida a la descrita para el CHC, mien-
tras que, en este caso, la prevalencia de la cirrosis es mucho Radioembolización (ytrio 90)
más elevada. La insuficiencia hepatocelular, la sepsis y las
Varias series retrospectivas han demostrado un control
complicaciones biliares y pulmonares son los principales
tumoral del 72-95% y una mediana de supervivencia de
riesgos postoperatorios. La morbilidad global es de alrede-
9-22 meses, con una tolerabilidad al tratamiento acepta-
dor del 50%, grave en el 22% de los casos en la cohorte de
ble [49] .
la AFC [42] .
La mortalidad postoperatoria es del 0-12% según los
centros y el 75% de los fallecimientos son atribuibles
Radiofrecuencia
directamente a una complicación de la intervención, Este tratamiento se ha descrito ampliamente para los
sobre todo la insuficiencia hepatocelular y la sepsis. CHC y las metástasis, en particular para las lesiones
pequeñas (< 2-3 cm). En el marco del CCi, sólo puede ser
un tratamiento paliativo [50] , para lesiones únicas menores
de 3 cm. En tal caso, la tasa de necrosis es mayor del 90% y
la mediana de supervivencia es de 33-38 meses. La utiliza-
ción de microondas también se ha descrito, pero requiere
una evaluación mejor antes de poder recomendarla.
Hepato-colangio-carcinoma
Se trata de tumores raros (1-10% de los tumores prima-
rios) y agresivos. La sintomatología clínica no es distinta
Tipo I Tipo II
de los CCi o CHC y el diagnóstico pocas veces se establece
en la etapa preoperatoria. La resección R0 es la norma,
pero el pronóstico es desfavorable. En la actualidad, el TH
debe seguir estando contraindicado [1] .
Colangiocarcinoma
perihiliar
Reseña anatómica
Tipo IIIa Tipo IIIb
La confluencia biliar principal corresponde a la reunión
de los conductos hepáticos derechos e izquierdos y recibe,
por detrás, los conductos del segmento 1. El tratamiento
del CCp requiere que se conozcan las principales varian-
tes anatómicas de la confluencia. Estas variantes se deben
sobre todo a una localización diferente del conducto sec-
torial posterior que drena los segmentos 6 y 7 o de una de
sus ramas con la confluencia de los conductos anteriores
derechos y del conducto izquierdo. Debido a sus variantes
anatómicas, el conducto derecho puede ser inexistente,
y los dos conductos derechos (anterior y posterior) se
Tipo IV
unen al conducto izquierdo para crear una trifurcación
(18% de los casos). El conducto posterior derecho tam- Figura 3. Clasificación de Bismuth y Corlette.
bién puede unirse al conducto izquierdo desplazándose
a la izquierda (8%) o a la VBP desplazándose hacia abajo
(6%). En ambos casos, se habla de confluencia escalonada.
En esta situación, un desplazamiento hacia abajo del con-
ducto sectorial derecho o de una de estas ramas, a menudo
la del segmento 6, puede situar este conducto biliar por
debajo y por delante de la rama porta derecha, es decir,
en posición hipoportal (7% de los casos), mientras que la
reunión de los conductos posteriores con el resto del árbol
biliar suele realizarse por encima y por detrás de la rama
porta derecha (posición epiportal). La posición hipopor-
tal del sector posterior derecho facilita la realización de la
reconstrucción biliar. Tipo X Tipo Y
En el 90% de los casos, la rama derecha de la arteria
hepática pasa por detrás de la VBP, por lo que rápidamente Figura 4. Clasificación de Boudjema.
se ve invadida por el proceso tumoral. Por el contrario,
la rama izquierda está alejada del colédoco y pocas veces clasificación sólo tiene en cuenta la extensión biliar, sin
está invadida. También hay que buscar una arteria gás- considerar la invasión vascular y las variaciones anatómi-
trica derecha o izquierda, que se origina, respectivamente, cas, pero permitía inicialmente guiar el tipo de resección.
de la arteria mesentérica superior o de la arteria gástrica Blumgart et al han descrito una clasificación que asocia
izquierda, porque estas ramas, situadas a distancia, suelen la invasión biliar con la invasión portal y la atrofia hepá-
estar respetadas por el tumor. tica (clasificación MSKCC) [52] . Esta clasificación tendría la
ventaja de presentar un valor pronóstico sobre la super-
Clasificaciones (Figs. 3 y 4) vivencia. No se utiliza de rutina por los equipos europeos
debido a su complejidad, y porque la invasión arterial y
La clasificación preoperatoria más utilizada es la de ganglionar no se tiene en cuenta.
Bismuth y Corlette, descrita en 1975 [51] . Existen cua- En 2011, DeOliveira et al publicaron una clasificación
tro estadios: I: afectación de la confluencia primaria sin del CCp que integra la invasión portal, arterial y gan-
obstruirla; II: obstrucción de la confluencia primaria; III: glionar, así como el estatus metastásico y el volumen del
obstrucción de la confluencia primaria con extensión futuro hígado remanente [53] . Esta clasificación se utiliza
hacia la confluencia secundaria derecha o izquierda; IV: poco debido a su complejidad.
afectación de las dos confluencias secundarias. En la expe- Boudjema et al han descrito una clasificación en «X e
riencia de los autores de este artículo, la distribución de Y», predictiva de la resecabilidad y de la invasión vascu-
estos distintos estadios es, respectivamente, del 4%, 17%, lar [54] . Esta clasificación se basa en el respeto o no de la
47% (III derecho: 20%; III izquierdo: 27%) y 26%. Existe confluencia secundaria del hígado izquierdo (conductos
una discordancia en un 33% de los casos entre la esti- segmentarios 2 y 3). El tipo Y (ausencia de invasión) se
mación radiológica y la clasificación patológica, con una asocia en la mayoría de los casos a un tumor resecable
tendencia a una subestimación de los estadios V. Esta que no necesita una reconstrucción vascular compleja.
Por último, los cánceres biliares deben clasificarse según correlación entre la presencia de ganglios en el estudio
la clasificación TNM-AJCC de 2010 (7.a edición). Esta cla- preoperatorio y el estatus pN+ [56] .
sificación se ha adaptado recientemente a los CCp. Sin La aportación de la RM corresponde sobre todo a la
embargo, depende de los resultados patológicos, por lo colangio-RM, que caracteriza con precisión la localización
que tiene poco interés en la etapa preoperatoria. de la obstrucción, la separación de los conductos y la pre-
sencia posible de una variación anatómica. La lesión suele
ser hipointensa en secuencia T1 e hiperintensa en T2. Las
Presentación clínica secuencias de difusión permiten la detección de la lesión
El CCp suele ser un tumor pequeño (mediana de 2 cm), y/o de metástasis intrahepáticas. Su sensibilidad de detec-
que causa síntomas con rapidez, debido a sus relaciones ción es del 95% y permite una evaluación fiable de la
anatómicas. En las formas precoces, produce únicamente extensión a los conductos biliares en el 90% de los casos.
una alteración de las pruebas de laboratorio (colestasis La PET-TC suele ser positiva para los CC, pero la espe-
anictérica). Después, el diagnóstico se sospecha ante la cificidad es muy baja. La sensibilidad diagnóstica es muy
aparición de una ictericia sin fiebre ni dolor, con dilata- variable, y el interés de la PET-FDG sigue siendo motivo de
ción de las vías biliares intrahepáticas, que está presente debate, al contrario que en el diagnóstico de las metástasis
en el 70% de los casos. Se trata de una ictericia por reten- a distancia, donde la sensibilidad está próxima al 90%. En
ción con prurito, heces acólicas y coluria. Esta ictericia la actualidad, esta prueba conserva también una baja sen-
es constante y los episodios de colangitis son excepcio- sibilidad y especificidad para el diagnóstico de adenopatía
nales en ausencia de procedimiento endoscópico. En las metastásica (< 50%), pero puede ser interesante en la vigi-
formas tardías, la alteración del estado general y la pérdida lancia de los pacientes con CEP para detectar la aparición
de peso (50% de los casos) ocupan el primer plano. de un CC [59] . No se recomienda realizar sistemáticamente
una PET-TC durante el estudio inicial.
La ecoendoscopia tiene una utilidad limitada, pero se
Pruebas de laboratorio puede plantear para precisar una afectación ganglionar
(biopsia ecoguiada).
La colestasis es constante, asociada a una disminución
La laparoscopia exploradora no es un procedimiento
del tiempo de protrombina, con factor V normal.
muy eficaz (sensibilidad del 32-72%) para la evaluación
El CEA es normal en el 30% de los casos, mientras que
de la extensión locorregional, pero permite realizar una
el CA 19-9 está elevado la mayoría de las veces (debe repe-
resección de los ganglios visibles (picking ganglionar) y el
tirse su determinación después del drenaje) [16] .
diagnóstico de carcinomatosis peritoneal.
Se debe determinar la albuminemia para buscar una
Los principales diagnósticos diferenciales de los CCp
desnutrición y corregirla en la etapa preoperatoria.
son:
• lesiones benignas: colangitis por IgG4, CEP, estenosis
Tipos de extensión postraumática o isquémica de las vías biliares, biliopatía
portal, síndrome de Mirizzi;
Extensión longitudinal • lesiones malignas: CCi o cáncer de vesícula biliar
Se trata de la extensión superficial mucosa (un prome- ampliado al hilio, pediculitis neoplásica.
dio de 20 mm) y submucosa (un promedio de 6 mm), así Al final de este estudio, se deben poder definir las con-
como de la invasión de los plexos nerviosos periarteria- traindicaciones para la cirugía [60, 61] :
les [55] . Esta infiltración microscópica justifica la sección • metástasis hepáticas o extrahepáticas;
parenquimatosa y biliar más allá de la invasión macros- • invasión de los ganglios paraaórticos y celíacos;
cópica para obtener unos márgenes de resección sanos. • atrofia hepática con extensión tumoral contralateral
más allá de la confluencia biliar secundaria;
Extensión vertical • trombosis porta, cavernoma;
• hígado remanente de volumen insuficiente, incluso
Hay una invasión del parénquima hepático adyacente después de embolización portal.
(segmentos 1 y 4 en particular), pero también vascular, y
particularmente de la bifurcación portal y la rama derecha
de la arteria hepática [56] . Preparación con hepatectomía
Desnutrición
Pruebas de imagen Antes de plantear una hepatectomía, que será necesa-
riamente mayor en el marco de un CCp, es obligatorio
La resecabilidad debe evaluarse en todos los pacientes corregir la desnutrición, sabiendo que la absorción diges-
potencialmente operables, antes del estudio con contraste tiva requiere un flujo biliar. Por tanto, la pérdida de
o del drenaje [57] . Durante el diagnóstico, no es necesa- peso debe evaluarse y asociarse a una determinación de
rio recurrir a una colangiografía, que sólo tiene interés la concentración de albúmina, prealbúmina y proteína
con fines terapéuticos, porque el riesgo de infectar las vías C reactiva. Por consiguiente, se puede recomendar una
biliares es muy elevado si no se asocia un drenaje. Cuando nutrición parenteral o, idealmente, enteral, que debe dife-
el paciente se ve con un drenaje biliar ya colocado, es rir la intervención unos días si existe una desnutrición
importante recuperar la prueba de imagen inicial. El estu- marcada. El lugar de la inmunomodulación está en fase
dio de extensión se basa en la TC toracoabdominal con de evaluación (protocolo francés Propils) [62] .
contraste, con una fase arterial y portal, así como en la
bilio-RM. El lugar de la PET-TC aún está por definir [16] .
La ecografía es la prueba inicial que muestra la dilata-
Drenaje biliar preoperatorio
ción de las vías biliares intrahepáticas, pero es insuficiente Existe una relación entre la concentración de bilirru-
para validar el tratamiento. bina preoperatoria y la morbimortalidad postoperatoria,
La TC permite estimar el nivel de la obstrucción. Mues- porque la ictericia prolongada conlleva un riesgo de des-
tra el tumor en forma de una masa hiliar o de una estenosis nutrición, de insuficiencia renal y de trastornos de la
biliar larga con paredes biliares engrosadas (> 1,5 mm) hemostasia. El drenaje reduce el riesgo de insuficiencia
que capta el contraste en la fase tardía. La TC permite en hepática postoperatoria y su realización sistemática ha
particular una evaluación vascular y la búsqueda de una sido la norma durante mucho tiempo. Sin embargo, esta
carcinomatosis peritoneal. Debe señalarse que el valor pre- actitud se ha cuestionado [63, 64] .
dictivo para la evaluación de las adenopatías regionales es En la actualidad, el drenaje biliar izquierdo siempre está
escaso [58] . Nimura et al han demostrado que no existía indicado antes de la hepatectomía derecha, en particular
antes de la embolización portal derecha, y la hepatecto- pararse para poder ampliar el procedimiento a una
mía no debe realizarse si existe una bilirrubinemia mayor hepatectomía derecha o una DPC en función de las
de 50 mol/l. Esta actitud es más discutible antes de una muestras analizadas de forma peroperatoria. Por tanto,
hepatectomía izquierda (no ampliada), donde la embo- se aconseja realizar un análisis volumétrico de forma
lización portal pocas veces es necesaria [65] . En la serie sistemática;
de la AFC, el drenaje postoperatorio sólo disminuía la • la resección aislada de la vía biliar es insuficiente para
mortalidad postoperatoria después de una hepatectomía cualquier estadio de Bismuth mayor o igual a II y es
derecha. En caso de hepatectomía izquierda, se puede necesario realizar una resección hepática asociada. La
omitir cuando la ictericia es reciente (umbral no consen- VBP debe seccionarse a ras del páncreas, con estu-
suado < 150-200 mol/l), en ausencia de colangitis o de dio patológico peroperatorio. Si existe una invasión
desnutrición. Se deben respetar varias reglas: biliar inferior en varias secciones tisulares sucesivas,
• hay que drenar de forma prioritaria el futuro hígado teóricamente es necesario realizar una duodenopan-
remanente; createctomía cefálica (DPC). Sin embargo, la realización
• si es posible, se prefiere el drenaje endoscópico en simultánea de una hepatectomía mayor y de una DPC
lugar del drenaje percutáneo (reequilibración de la flora es un procedimiento con una morbilidad elevada y esta
digestiva y disminución del riesgo de injerto tumoral indicación debe establecerse de forma consensuada,
asociado a un drenaje externo prolongado); sobre todo después de comentar el caso con el equipo
• las prótesis metálicas no recubiertas deben prohibirse. de anestesia-reanimación;
Si se realiza un drenaje, existe un sobrerriesgo de conta- • salvo en los estadios Bismuth I, no se puede realizar
minación biliar, en general por bacterias gramnegativas. un descenso de la placa hiliar, porque conllevaría un
Esta infección es casi siempre secundaria a un procedi- riesgo de ruptura tumoral. En cambio, esta maniobra
miento de opacificación y/o de drenaje incompleto, y es necesaria en caso de invasión proximal del conducto
se debe tratar mediante una profilaxis antibiótica preo- hepático común para ascender sobre el confluente biliar
peratoria adecuada, asociada en ocasiones a un drenaje superior;
percutáneo. Hay que recordar que no se debe opacificar • la resección se completa sistemáticamente con un
un sector no drenado (contaminación desde el duodeno, vaciamiento completo del pedículo hepático y de la
en particular después de una esfinterotomía). región celíaca, con fines de estadificación. No se ha
demostrado la utilidad de un vaciamiento ampliado.
Embolización portal Se debe prestar una atención particular cuando la arte-
ria hepática derecha discurre por la cara posterior de la
Se realiza un estudio volumétrico de forma sistemá- vena porta;
tica. Una hepatectomía derecha, en la mayoría de los • debido a la topografía perihiliar de la lesión, la hepatec-
casos ampliada, puede requerir una embolización portal tomía se amplía en la mayoría de los casos al segmento 4
preoperatoria tras la normalización de la bilirrubina si para la hepatectomía derecha y al sector anterior dere-
el volumen del futuro hígado remanente es menor del cho para la hepatectomía izquierda. El drenaje biliar
30-40% del hígado total, aunque este límite está peor específico del segmento 1 al nivel de la confluencia
establecido que en presencia de un hígado sano sin coles- obliga a realizar la resección sistemática de este seg-
tasis [16, 34, 35, 66] . Aunque no existe ningún consenso, el mento (desde el estadio de Bismuth II), pues Nimura
objetivo es lograr una proporción del volumen del futuro había demostrado que la invasión de las vías biliares de
hígado remanente/peso corporal mayor del 0,8%, supe- este segmento era casi contante [56] . La realización de
rior a la proporción del 0,5% admitida clásicamente para una hepatectomía central (segmentos 1, 4, 5, 8) se rea-
un hígado sin colestasis. El objetivo de la embolización es liza de forma excepcional, porque su técnica es difícil
obtener una hipertrofia, aumentar las reservas funcionales y conlleva un riesgo de complicaciones (dos superficies
hepáticas y disminuir la morbimortalidad postoperato- de sección) y no se describe a continuación.
ria, en particular por insuficiencia hepática [67] . La cirugía La elección del tipo de hepatectomía depende de la loca-
suele realizarse 3-6 semanas después de la embolización. lización de la invasión biliar y arterial o, por ejemplo,
por la atrofia del lóbulo izquierdo, que obliga a esco-
Tratamiento neoadyuvante ger una hepatectomía izquierda ampliada. En cambio,
cuando la elección es teóricamente posible, se prefiere una
No existen datos procedentes de ensayos aleatorizados
hepatectomía derecha ampliada, porque la embolización
de QT, de RT o de radioquimioterapia (RQT) neoadyu-
portal derecha es menos compleja, el conducto hepático
vante.
izquierdo es más largo (para tener un margen y realizar la
anastomosis biliodigestiva), la rama izquierda de la arteria
Tratamiento quirúrgico curativo hepática está a distancia y en la mayoría de los casos está
respetada por la invasión, la reconstrucción portal es más
Klatskin describió la primera intervención por un CCp fácil en el lado izquierdo porque la rama porta derecha es
en 1965 [68] . Con posterioridad, el único tratamiento cura- muy corta y, por último, la segmentectomía 1 es más fácil
tivo sigue siendo la cirugía con márgenes sanos (R0), sin por el lado derecho. Antes de la hepatectomía izquierda,
tratamiento neoadyuvante. Como en cualquier cirugía el análisis de la anatomía biliar (bili-RM) es fundamental,
oncológica, se debe realizar una resección en mono- porque:
bloque, manteniéndose alejado del tumor. Debido a la • en caso de posición biliar infraportal, los márgenes
complejidad de la resección y a la necesidad de realizar biliares suelen ser más amplios (es posible seccionar
una reconstrucción de las vías biliares intrahepáticas, la el conducto posterior hasta un punto más distal) y
laparotomía debe seguir siendo la vía de acceso de referen- la reconstrucción biliodigestiva es más fácil, porque
cia a partir de un estadio de Bismuth mayor o igual a II. el conducto posterior está situado delante de la rama
Dependiendo de las costumbres, una incisión en «J» según porta [69] (Fig. 5). Por tanto, en esta situación anatómica
Makuuchi o una incisión subcostal derecha ampliada a la favorable, la extensión de la hepatectomía izquierda al
izquierda, o con una incisión de descarga medial, permi- sector anterior no siempre es necesaria;
ten una exposición satisfactoria. Hay que recordar varios • en caso de posición epiportal (situación más frecuente),
principios fundamentales: una hepatectomía izquierda ampliada al sector anterior
• los CCp de estadio I son excepcionales y el estu- permite aumentar los márgenes biliares y, por tanto,
dio preoperatorio subestima con mucha frecuencia su incrementar la tasa de resección R0 [70] .
extensión (hacia el hilio o hacia el páncreas). Por tanto, Según la clasificación de Boudjema, el tipo «X» sería
hay que informar sistemáticamente al paciente y pre- más propicio a una hepatectomía izquierda ampliada a los
1 1
2 2
3
4 4 6
5 7
6 5 8
A B
Figura 5. Representación de una hepatectomía izquierda parcialmente ampliada a la porción hiliar del segmento 5 por CCp (colangio-
carcinoma p) de tipo III derecho. En caso de posición epiportal (A), la resección del conducto biliar posterior derecho se ve limitada, debido
a su posición en la porción posterosuperior de la rama porta, por lo que requiere una extensión al sector anteromedial para aumentar los
márgenes biliares. A la inversa, en caso de posición hipoportal (B), se puede resecar la porción proximal del conducto posterior derecho
y realizar la anastomosis biliodigestiva por delante de la rama porta, sin resecar el sector anteromedial.
A. 1. Conducto S8; 2. conducto S5; 3. conducto sectorial posterior derecho; 4. muñón de la rama porta izquierda; 5. arteria hepática; 6.
vena porta.
B. 1. Conducto S8; 2. conducto S5; 3. conducto S7; 4. conducto S6; 5. ganancia de margen biliar; 6. muñón de la rama porta izquierda;
7. arteria hepática; 8. vena porta.
Figura 6. Resección en monobloque de la vía biliar principal y Figura 7. Hepatectomía derecha ampliada a los segmentos 1
de la vesícula biliar con anastomosis biliodigestiva en una única y 4, con realización de una anastomosis colangioyeyunal en el
boca anastomótica, al nivel de la confluencia biliar superior. conducto hepático izquierdo.
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N. Golse.
E. Vibert (eric.vibert@aphp.fr).
Centre hépatobiliaire, Hôpital Paul-Brousse, 12-14, avenue Paul-Vaillant-Couturier, 94804 Villejuif, France.
Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: Golse N, Vibert E. Cirugía del colangiocarcinoma intrahepático y
perihiliar. EMC - Técnicas quirúrgicas - Aparato digestivo 2019;35(1):1-15 [Artículo E – 40-970-B].
Disponibles en www.em-consulte.com/es
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