Centurion Romano

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EL PODEROSO CENTURIÓN, AYUDANTE CON

FE (B.6.4.8)
REFERENCIA BÍBLICA: Lucas 7:1-10

VERSÍCULO CLAVE: " 'Solamente da la orden, para que sane mi criado'… Jesús
se quedó admirado al oír esto" (Lucas 7: 7 y 9ª, Dios
Habla Hoy).

CONCEPTO CLAVE: Jesús espera que tenga suficiente confianza para acudir a
Él con mis necesidades espirituales, físicas y emocionales.

OBJETIVOS EDUCATIVOS: Al final de la clase de hoy los niños podrán:


1. Relatar quién fue el centurión y cómo fue su vida.
2. Decir qué fue lo que Jesús admiró del centurión.
3. Contar a sus padres la experiencia del centurión

APLICACIÓN A LA VIDA DIARIA:


A través de los siglos, Dios se ha manifestado como misericordioso, bondadoso,
omnipotente, grande, fuerte, poderoso, milagroso. Él ha hecho grandes milagros y
aún quiere seguir haciendo grandes y maravillosos milagros en nuestras vidas. Él
espera que únicamente cada uno, confiemos ciegamente y depositemos con nuestros
problemas y necesidades en sus maravillosas manos, sabiendo con seguridad que Él
hará lo mejor y lo hará perfecto. Durante la semana los niños compartirán con sus
familiares y amigos, el milagro de la sanidad del siervo del centurión.

POSIBLES ACTIVIDADES Y ORDEN DE LA CLASE

ACTIVIDADES MATERIALES TIEMPO

Introducción (ver las instrucciones) • peces, cartulina, papel de colores, 10 minutos


piedras

Historia (ver las instrucciones • diálogo 15 minutos

Versículo (vea las instrucciones) • pizarrón 10 minutos

Manualidad (vea las instrucciones) • crayones, tijeras, pegamento, 10 minutos


patrones

Aplicación (vea las instrucciones) • 10 minutos

Oración (vea las instrucciones) • 5 minutos

EL PACTO CON DIOS 57 (B.6.4.8)


HOJA DE INSTRUCCIONES (B.6.4.8)
ACTIVIDAD: Hoy empezará haciendo un repaso de la mitad del trimestre sobre
Lucas, incluyendo las historias bíblicas y textos aprendidos hasta ahora. Prepare de
antemano algunos "peces" hechos en cartulina o papel de colores, con preguntas
relacionadas al tema. Tenga unos "premios", como pescados. (Los premios pueden
ser cosas como dulces envueltos en papelitos; calcomanías tipo "stickers"; algo que se
hizo en casa, separadores, por ejemplo; cosas que ha coleccionando de antemano de
las familias [premios de cajas de cereal o de paquetes de papas fritas, etcétera] o aún
piedras bonitas o algunas cosas de la naturaleza).
Los que vienen temprano a la clase pueden ayudar al maestro a poner un
"anzuelo" hecho de alambre o de un gancho de ropa en un hilo y conectarlo a una
caña. O quizás pueden recortar algunas "espadas" de papel y pegar en ellas las
preguntas para el diálogo de hoy.
Para esta actividad el maestro necesitará un ayudante. Antes de la actividad,
coloque una cobija como "el mar" sobre el espacio de un rincón de la clase o sobre la
apertura de la puerta. Atrás de la cortina ponga una silla para el ayudante y algo
sobre el cual descansen los "peces" recortados y la colección de los "pescados"
premios. El maestro y el ayudante deben tener un sistema para comunicarse para
saber con exactitud si el ayudante debe poner un "pez" o un "premio".
Los niños entran y toman su lugar frente del mar. Cada uno tomará su turno
para pescar. Debe echar el anzuelo al mar, esperar hasta que haya "picado" (que el
ayudante haya puesto un pez en el anzuelo y jalado fuerte a la cuerda). El pescador
saca su pez, lee la pregunta, y si puede contestarla, deposita el pescado en una
canasta y tira su anzuelo nuevamente en el mar para pescar su premio. Si no contesta
bien, echa su anzuelo con todo pez otra vez a la mar donde el ayudante lo sacará
para utilizarlo de nuevo después de un rato. Continúan hasta que hayan sido
pescados todos los peces y todos los niños hayan participado. Felicite a los niños que
contestaron las preguntas y se ganaron sus premios. También motive a los demás a
poner atención a las lecciones y así en una próxima oportunidad ellos puedan
también ganar sus premios.

HISTORIA: Pida a un niño operar la máquina de tiempo. Después de los sonidos


fuertes y la vibración de la máquina, sale un soldado romano con un bastón,
marchando: "un, dos, tres, cuatro; un, dos, tres, cuatro; ¡ALTO! Presenten armas: ¡Ya!
Descansen: ¡Ya!" De repente, da vuelta para ver a sus soldados y no ve a nadie.
Recuerde que la vestimenta de la persona actuando como centurión es muy
importante. El diálogo para esta conversación se encuentra adjunto.

VERSÍCULO: Tenga escrito el versículo en la pizarra. Después de que lo hayan leído


un par de veces, pida a un niño pasar al frente y borrar una palabra. La clase debe
leer otra vez el versículo pero ya debe tener memorizada la palabra que se borró.
Siga así hasta que todo el versículo esté completamente memorizado.

EL PACTO CON DIOS 58 (B.6.4.8)


(continuación de página 58)

MANUALIDAD: Es sorprendente que un hombre tan poderoso enseñó a todos a ser


humildes y poner su fe en Dios, aún sin verlo. Hoy tendrán la oportunidad casi de
palpar la experiencia de ser un centurión. Anúncieles que el niño o niña que haga el
mejor trabajo recibirá un premio. Este puede ser un centurión hecho por usted en
cartulina o cartón grueso, vestido con ropas de soldado elaboradas de telas, papel de
colores, etcétera, así el niño premiado podrá al final llevar dos manualidades a su
casa y compartir la historia con sus padres o familiares. Entregue a cada niño una
copia de las hojas con un centurión y su túnica básica. En la misma hoja encontrarán
las figuras del yelmo, coraza, sandalias, escudo, espada, etcétera. Deben colorear
primero estas prendas antes de recortarlas y vestir al centurión. Cuando hayan
terminado con el trabajo, pídales exhibir sus trabajos y elijan el mejor que recibirá un
premio.

APLICACIÓN: Explíqueles que la acción de orar por otra persona se llama intercesión.
La persona que ora es un intercesor. Hoy día nosotros también podemos ser
intercesores así como fue el centurión en la historia que vimos. Él oró por una
persona que conocía y amaba. Pregúnteles si ellos quieren interceder en oración por
una persona que conocen y aman y que necesita de sus oraciones. Diga que no
necesariamente esas personas tienen que estar enfermas o algo así. Ellos pueden
interceder por sus padres, hermanos, amigos, vecinos. Para la próxima semana ellos
escribirán en su Libreta de Investigaciones el nombre de la persona o personas por
las cuales quieren interceder en oración. Sus necesidades y los días que se
comprometen a orar.

ORACIÓN: Aproveche estos momentos para orar, si hay algunos niños que ya tienen
nombres de personas por las cuales quieren interceder, ore por ellos. Si hay niños que
quieren orar, permítales hacerlo. Termine dando gracias por Jesucristo y porque
podemos acudir a Él con nuestras necesidades y las necesidades de nuestros amigos
y hermanos.

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DIÁLOGO (B.6.4.8)
DIÁLOGO ENTRE EL CENTURIÓN Y LOS NIÑOS

Pida a una niña operar la máquina de tiempo. Después de los sonidos fuertes
y la vibración, sale un soldado romano con un bastón en su mano y marchando: "UN,
DOS, TRES, CUATRO. UN, DOS, TRES, CUATRO. ¡ ALTO! Presenten armas: ¡YA!
Descansen. ¡YA!" De repente da la vuelta para ver a sus soldados y no ve a nadie.
Sorprendido exclama:

Centurión: ¡Oh, oh! ¿Dónde estoy? ¿Dónde están mis soldados? Soy responsable
por ellos.

Pregunta #1: No se preocupe, usted está aquí en _____________________________


Lo trajimos aquí 2,000 años después de su estancia en el mundo por
medio de esta máquina del tiempo. Pero después regresará. Siempre
ha funcionado bien nuestra máquina. O… por lo menos ¡hasta ahora!

Centurión: ¡Debe de funcionar bien! Estoy seguro que es muy placentero vivir en
el futuro con ustedes, pero yo tengo una comisión del César, el
Emperador Romano.

Pregunta #2: ¿Qué es usted en el ejército, un capitán?

Centurión: ¡Un capitán! ¿No pueden ver que llevo este bastón de madera de viña de
uva? Este significa que soy un Centurión. Tengo bajo mi cuidado 100
soldados. Soy uno de los 60 centuriones en una legión del ejército
romano. Oh, sea, en cada legión romana hay 6.000 soldados.

Pregunta #3: Y ¿dónde sirve su legión?

Centurión: Aquí, obviamente, en Galilea de esta provincia de Palestina. Ah, ya no


estoy en Palestina…¿Verdad? Bueno, no me gusta que me hayan
sacado de mi poste. Es mi deber estar allí, protegiendo la zona. Toda la
gente importante depende de mí. Y yo les conozco a todos.

Pregunta #4: Bueno, si usted está en Galilea, tal vez conoce a alguien de allí a quien
nosotros seguimos: Él es Jesús de Nazaret. ¿Lo conoce?

Centurión: (Inmediatamente se saca su casco y cae de rodillas al piso). ¡Jesús de


Nazaret! ¡Él es el Cristo, mi Salvador! Es mi verdadero jefe para siempre.

Pregunta #5: Señor, párese por favor. Nosotros, también, somos sus seguidores.
Todos somos iguales.

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(continuación de página 60)

Centurión: (Se para). Niños, ¿ustedes son miembros de su tropa, también,


luchando para que su reino venga aquí a este mundo? Bueno, esta vida
de ser un seguidor del gran Rey de Reyes no es un juego. Es serio.
Demanda su lealtad y su entrega total. De verdad ¿han entregado sus
vidas para servir a Jesús, el Príncipe de Paz?

Pregunta #6: Sí, lo hemos hecho, hermano Centurión, aunque no hemos visto
a Jesús como usted. ¿Cómo está? Descríbalo. ¿Cómo se ve?

Centurión: ¡ Oh!, ¡Yo nunca lo he visto! Pues, tampoco he visto a César, pero sé
bien quién es. Le he entregado mi servicio y voy a cumplir durante mi
carrera, aún si cuesta mi vida. Con Jesús, es igual, sino mi entrega a él
no es nada más que unos cuantos años. Él es mi comandante eterno.
Estoy a su servicio como soldado perpetuo.

Pregunta #7: ¿En su servicio ha hecho usted algo grande para Jesús alguna vez?

Centurión: Mejor dicho, ¡él ha hecho algo grande para mí! Desde el principio
cuando llegué a esta tierra que tiene tradición de estar en contacto con
el Dios viviente, empecé a conocer a los grandes líderes religiosos
judíos.

Pregunta #8: ¿Asistieron a las mismas fiestas y eventos sociales?

Centurión: No, no. Les invité a mi casa en Capernaúm para instruirme. Ellos me
leyeron de sus libros sagrados en hebreo. Yo solo puedo leer el
latín. Cada pregunta que tenía yo, ellos me contestaban leyendo los que
dice el Dios de Israel. Yo creí en Él.

Pregunta #9: Entonces, ¿les acompañaba usted a su templo o a sus sinagogas para
rendir culto al verdadero Dios?

Centurión:: ¿No saben nada, niños? ¡Por supuesto no pude acompañarlos! ¡Soy un
romano! Ellos tienen leyes que dicen que solamente los hombres judíos
pueden entrar en culto en la presencia del Dios del universo. Pero,
aunque sabía que yo no podría estar presente, no había ley que dijera
que no podría construirles una sinagoga--como una iglesia local para
los creyentes judíos. Con tan gran gozo, les edifiqué a ellos su sinagoga.
De lejos yo podía verlos entrar cada sábado para dar culto a Dios y
escuchar el mensaje de las Escrituras. Durante la semana venían para
instruirme a mí. ¡Qué privilegio! Fue una de estas veces cuando
entendí que estuvieron esperando la llegada de su Mesías, el Hijo de
Dios, su Salvador. Y comprendí que cuando venga, no sería para salvar

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(continuación de página 61)

nada más a ellos: Él sería el Salvador de todo el mundo. ¡Esto sí me


incluyó a mí!

Pregunta #10: ¿Cómo conoció usted a Jesús?

Centurión: Yo ya les había dicho: ¡no conocí a Jesús! Yo tenía mis responsabilidades.
No pude salir, dejando a mis soldados para verlo. Primero algunos de
mis amigos judíos me trajeron noticias que Juan el Bautista estuvo
preparando a la gente, insistiendo que se arrepintiera para estar
preparados para recibir a Cristo cuando se presentara. Entonces,
inmediatamente yo me arrepentí de todos mis pecados. Y estuve a la
expectativa de que pronto vendría el Cristo. No tuve que esperar
mucho. Pronto los mismos judíos me aseguraron que Juan el Bautista
ya había anunciado a todos quién era el Mesías: su primo, Jesús. Esto
fue suficiente para mí. A base de su Palabra, yo le acepté como mi
propio Salvador.

Pregunta #11: Pero, ¿no vio usted a Jesús cuando fue a Capernaúm?

Centurión:: Solo una vez. Nunca olvidaré ese día. Sucedió que por varios días no
habíamos dormido, luchando para salvar la vida de mi fiel siervo.
Entonces se presentaron mis amigos judíos, los ancianos de la
sinagoga, para anunciarme las nuevas que Jesús había llegado a
Capernaúm. Yo no estuve acostumbrado a pensar que podría
acercarme a Él, el Hijo de Dios. Era nada menos que el Mesías que
habían estado esperando los judíos por tantos siglos. Yo no tenía
derecho a acercarme a él ¡menos pedirle un favor! Pero, rogué a mis
amigos judíos si ellos podrían buscarle y pedirle que sanara a mi buen
siervo.

Pregunta #12: Y ¿cómo le representaron delante de Jesús?

Centurión:: Oh, mucho mejor que yo lo hubiera hecho. Ellos presentaron mi


petición y le dijeron que--¡Fíjense!--que yo merecía este gran favor
porque amaba a su nación y que había construido para ellos su
sinagoga.

Pregunta #13: Y ¿Qué pasó? ¿Fue a su casa para sanar a su siervo?

Centurión: Oh, ¡sí, por supuesto! Yo vi la multitud en camino desde mi casa. Pero
¿Cómo podría aceptar que él rompiera sus leyes religiosas y que viniera
a mi pobre casa llena de personas no judías, personas paganas como yo?
¡No, no, no! ¡No podía permitirle eso! Él es el puro, sin pecado. No quise
que ensuciara sus manos viniendo para estar en contacto con nosotros.

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(continuación de página 62)

Pregunta #14: ¿Qué hizo usted, entonces?

Centurión: Bueno, inmediatamente, mandé a algunos de mis amigos judíos para


encontrarle en el camino y decirle: "Señor, no te molestes, porque yo no
merezco que entres en mi casa; por eso, ni siquiera me atreví a ir en
persona a buscarte. Solamente da la orden, para que sane mi criado.
Porque yo mismo estoy bajo órdenes superiores, y a la vez tengo
soldados bajo mi mando. Cuando le digo a uno de ellos que vaya, va;
cuando le digo a otro que venga, viene; y cuando mando a mi criado que
haga algo, lo hace".

Pregunta #15: Y ¿qué hizo el Señor cuando recibió este comité de parte suya?

Centurión:: Oh, niños, es el tesoro más grande que en mi vida he recibido. Cristo
me aprobó--¡frente de todos! Mis amigos me dijeron después que se
quedó admirado al oír eso y que les dijo: "Les aseguro que ni siquiera
en Israel he encontrado tanta fe como en este hombre".

Pregunta #16: ¡Qué extraordinario! Y ¿qué pasó con su siervo?

Centurión:: Antes de que regresaran mis amigos, yo sabía que el Señor me había
oído. Les recibí con una gran sonrisa: mi querido siervo había sido
sanado en un momento. ¡Recibimos un milagro! ¡Un milagro en
mi casa!

Pregunta #17: Entonces, está usted convencido que uno no necesariamente tiene que
ver a Jesús para que él actúe en su propia vida.

Centurión: ¡Sí! Yo soy testigo viviente de esta verdad. No se preocupen si no lo


ven con sus ojos todavía. Crean en Él. Y--¡algún día tanto ustedes
como yo sí, lo veremos!

(De repente se da cuenta que ha pasado mucho tiempo fuera)


Oh, ¡discúlpenme! ¡Tengo que regresar a mis tropas! -1, 2, 3; 1, 2, 3.
(Sale).

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MANUALIDAD (B.6.4.8)
EL SOLDADO
Recorta la silueta y luego la vestimenta del soldado que se encuentra en la
siguiente página. Colorea la vestimenta, recórtala y vístelo.

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(continuación de página 64)

EL PACTO CON DIOS 65 (B.6.4.8)


ilustración (b.6.4.8)
EL SOLDADO

EL PACTO CON DIOS 66 (B.6.4.8)

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