Delitos Contra La Seguridad Publica
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1
DONNA, E.A.; La sociedad de riesgos y los delitos de peligro abstracto. En: Estudios Penales en homenaje a
ENRIQUE GIMBERNAT, T. II, cit., p. 863.
embargo, es necesario indicar que los problemas jurídicos no pueden ser analizados
tan solo como cuestiones técnicas, sino que han de ser situados en el contexto de
la sociedad que a su vez ha creado el estado de riesgo como medio natural. En este
alud, mayor problemática se tiene con los tipos penales de peligro abstracto,
aquellos que no manifiestan una conducta con aptitud de lesión a un bien jurídico,
sino que su construcción obedece a una idea generalizada, de que ciertos
comportamientos, en determinadas circunstancias, pueden resultar riesgosos.
Dichos aspectos no enervan la necesidad de que haya de acreditarse tanto ex ante
como ex post de que dicho riesgo cuenta con una proximidad de lesión efectiva, de
no ser así, meras contravenciones administrativas serían elevadas a la categoría de
delito.
Se habla de peligro y lesión, según la intensidad del ataque al bien jurídico. Así
Marino Barbero Santos2 entiende que en los delitos de lesión se produce un
menoscabo o destrucción del bien jurídico, en tanto que los delitos de peligro se
situarían en un momento anterior a dicha lesión. Santiago Mir Puig se refiere a un
resultado, que constituye la proximidad a la lesión del bien jurídico3. En igual sentido,
2
“Contribución al estudio de los delitos de peligro abstracto”, en Anuario de Derecho Penal y Ciencias
Penales, Madrid, 1973, especialmente pp. 487 y ss. y p. 492
3
Cfr. Derecho Penal. Parte general, Barcelona, PPU, 1990, pp. 222 y ss.
Juan Bustos Ramírez se refiere a la “probabilidad de lesión concreta para un bien
jurídico determinado”4. José Sáinz Cantero habla también de probabilidad de
destrucción del bien jurídico,5 e iguales términos emplea José Rodríguez Devesa.
2. MODALIDAD TÍPICA
Del análisis de los supuestos típicos comprendidos bajo los alcances normativos,
del el artículo 274-A° del CP, se puede apreciar que la conducta prohibida, está
compuesta por dos elementos que son necesarios para la configuración del delito,
estos son:
4
Manual de Derecho Penal. Parte general, Madrid, Ariel, 1994, p. 263.
5
Lecciones de Derecho Penal. Parte general, v. II, España, 1988, pp. 296-297.
es conductor u operador el que efectivamente maneja instrumento físicamente o
tiene el control del mismo, sino también quien ejerce cualquiera de sus funciones
que de estas se deriven, y por tanto, es conductor quien dirige o maniobra el
vehículo, máquina o instrumento.
El objeto del delito por medio del cual el autor genera la situación de riesgo puede
ser, algún instrumento, herramienta u otro análogo, siempre y cuando se encuentre
operativo, es decir, funcionalmente idóneo, si esto no es así, aquel borrachito que
sube a su grúa y pretende encender la maquinaria sin éxito, estaríamos ante un
delito de imposible realización.
Es esencial tener en cuenta que sea cual fuere el tipo de droga, dentro de éstas el
alcohol, la marihuana, la morfina, heroína, LSD, u otros, se producen graves
alteraciones a la conciencia de las personas, en su juicio, en su voluntad, en su
raciocinio, en la toma de decisiones frente a un posible accidente de tránsito, en la
rapidez de sus reflejos y, en general, según los estudios del caso, constituyen
factores de riesgo en materia de tránsito.
6
SILVA SILVA, H.; El delito de manejaren estado de ebriedad; Editorial Jurídica de Chile. Segunda edición.
Santiago, 2009, cit, p. 9.
análogo habiendo bebido alcohol, aun cuando la cantidad ingerida no sea
intoxicante, sino apenas notoria "7.
7
SILVA SILVA, H.; £/ delito de manejar en estado de ebriedad, cit. p. 14.
grado cuando se combinan con el alcohol y otras drogas. Debido a los efectos
nocivos de las drogas y estupefacientes, se ha considerado que el manejo o
manipulación de vehículos o sus análogos constituye un riesgo de naturaleza penal.
Las drogas son más difíciles de detectar que el alcohol, y en el marco legislativo
específico de las drogas y la conducción no siempre es los suficientemente claro.
Esta situación permite reconocer como correcto aquella afirmación que señala que
el legislador no ha especificado es lo que debe entenderse por el desempeño bajo
la influencia de drogas o estupefacientes.
Solo permite la comisión dolosa, que debe abarcar tanto el conocimiento por el
autor del hecho de operar tras haber ingerido las sustancias legalmente
relacionadas y de la influencia negativa de las mismas sobre la conducción de tales
instrumentos, como voluntad de actuar en esas condiciones; como sostuvimos en
acápites precedentes, el factor subjetivo (de contenido normativo), no ha de ser
verificado al momento de la comisión del hecho punible, sino desde un momento
ex -ante, cuando el autor se predetermina a ingerir alcohol, sabiendo que ha de
operar una maquina u otro instrumento anàlogo, de manera que su organismo debe
8
FERNANDEZ NIETO, citado por GÓMEZ PAVÓN, P.; El delito de conducción bajo la influencia de bebidas
alcohólicas, drogas tóxicas o estupefacientes. Editorial Bosch. Barcelona, 1985. cit., p. 69.
estar desprovisto de toda sustancia que pueda afectar sus poderes de control y de
dominabilidad.
4. SUJETOS
A. EL SUJETO ACTIVO
El sujeto activo del injusto, puede ser cualquier persona, debemos entender
que el tipo no admite la autoría mediata, es decir que solo puede ser autor
quien maneja el instrumento. Lo que deberá desentrañarse es sí esto de por
sí lo transforma en un delito especial, y si el mismo puede calificarse como
de “propia mano”.
B. SUJETO PASIVO
6. CULPABILIDAD
9
MUÑOZ CONOS, F.; Derecho penal. Parte especial. Ed. Tirant lo Blanch. 151 edición. Valencia, 2004, cit., p.
601.
como el consumo de sustancias psico-trópicas, puede provocar una grave
alteración de la conciencia al consumidor, quien en dicho estadio comete el hecho
punible; por lo que en principio se diría que dicha persona, debería estar exonerada
de una pena, al estar inmerso en una situación de- Inimputabilidad . En palabras de
URRUELA MORA, (...) a la hora de evaluar la imputabilidad del sujeto, la
circunstancia de hallarse bajo los efectos de las sustancias psicotropas (lo que
normalmente ocurren en quienes desarrollan trastornos mentales ligados a dichos
consumos) en el momento de cometer el delito es también tenida en cuenta, junto
con el propio trastorno padecido, a efectos de determinar la responsabilidad penal.
Empero, ello implicaría un tremendo privilegio, inconcebible, cuando se advierte,
que aquel sujeto se sometió -voluntaria y/o negligentemente-, a dicho estado,
sabiendo, por ejemplo, que debía manejar luego un bus lleno de pasajeros,
generándose a posteriori, un accidente con resultado fatal de muerte y/o lesiones;
lo que importaría reducir al máximo los efectos preventivo-generales de la pena, así
como la degradación de la función tuitiva del Derecho penal. Sabedores, que en
nuestra constelación criminológica, son muchos los infractores que perpetran el
delito, bajo la influencia de alcohol o de drogas tóxicas, como una vía para desinhibir
cualquier freno volitivo.
A partir de la línea argumenta! esbozada, fue que apareció la doctrina del actio libera
in causa, siendo indiferente, para la imposición de la pena, el estado mental del
actor al instante de producirse el resultado dañoso.
PENA
Será reprimido con una pena privativa de libertad no menor de seis meses ni mayor
de 1 año o treinta días de multa como mínimo a cincuenta días de multa como
máximo e inhabilitación, conforme al artículo 36º, inciso 4.
El afán criminalizador, de pretender abarcar todo supuesto fáctico, que tenga como
patrón denominados, el empleo y/o maniobra de un Instrumento en si peligroso,
propone la inclusión de «máquinas, herramientas u cualquier otro análogo», sin
tomar en cuenta las dificultades materiales y procesales, que dicho examen del
injusto puede propinar al operador jurídico.
Primero, vemos que estas máquinas y/o herramientas, podrían ser cortadoras de
césped, hachas, martillos, pinzas, etc., toda una imaginable lista, que puede
adaptarse a la condición de representación de un riesgo o peligro. No dudamos, que
dichos elementos puedan ser riesgosos, cuando son manipulados, bajo la influencia
del alcohol o de sustancias psicotrópicas, sin embargo, nos preguntamos: ¿Cuándo
se van a conocer dichas conducciones temerarias, no será acaso cuando
acontezcan resultados de disvalor, como las lesiones o la muerte de una persona?
Si esto es así, la conducta quedaría ya cubierta, por los delitos de Lesiones y de
Homicidio; se diría, que estamos ante un Concurso delictivo, si es que la conducción
típica es esencialmente dolosa, empero, la dificultad sería estrictamente probatoria.
No dejemos de lado, que la admisión del actio libera in causa, ha de tomar lugar,
mediando una valoración que precede, la realización misma del injusto. Es decir, si
la noticia criminal es conocida tiempo después de haberse cometido el delito, ¿cómo
se podrá acreditar la influencia de la ingesta de alcohol o de sustancias
psicotrópicas?; máxime, si la defensa del imputado, podría sostener que dicho
estado de ebriedad, debería ser tomado en cuenta, como una atenuación de
Culpabilidad.
Pueden existir buenas intenciones de ejercer una penalización más intensa, cuando
se dan supuestos como los descritos en el artículo 274°-A del CP, no obstante,
resulta problematizada su aplicación, considerando determinados aspectos
sustantivos y procesales.
Lo más concreto de este tipo penal, es que el sujeto activo del delito puede ser
cualquier persona que debe actuar bajo los efectos del grado de alcohol señalado
por el legislador o bajo los efectos de estupefacientes, drogas tóxicas, sustancias
psicotrópicas o sintéticas en la operatividad o manipulación de cualquier
herramienta, máquina u análogo. Sin embargo, aun en sus aspectos más objetivos,
consideramos que el enunciado legal (descripción típica), sigue siendo incierta en
cuanto a sus alcances, debido a que deja al lado de la discrecionalidad de la
determinación de cuando estamos frente a una situación concreta de "riesgo o
peligro". Es decir, queda la interrogante si manipular por ejemplo un martillo, una
sierra o una máquina metalúrgica bajo los efectos del alcohol o drogas representa
un peligro penalmente relevante. Sobre el asunto, a diferencia de los accidentes de
tránsito donde existen estudios y estadísticas concretas, en materia de seguridad
de máquinas y herramientas no se conoce números relevantes que justifiquen este
tipo de normas; dicho en otros términos: No existen estadísticas concretas (de
criminalidad), así como otros datos sociológicos, que abonen en su penalización.
Otra interrogante a plantearse, es que si cualquier compañero de trabajo o jefe
puede denunciar penalmente a un trabajador que llegue alcoholizado o drogado a
manipular máquinas o herramientas que representen peligro o riesgo para las
demás personas o los bienes de la empresa. Sobre ello, consideramos que la norma
penal resulta peligrosa por la posibilidad de cometerse abusos en su utilización y
dificultades de interpretación. Por lo demás, el empleo autonómico de esta
tipificación, resulta de muy dudosa aceptación.