La Cultura Tairona

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Sociedades prehispánicas de Colombia

(La cultura Tairona y algunas de sus prácticas ancestrales)

Teorías de la Comunicación I

Juan Camilo Morera Garavito

NRC 7032

Docente: Edna Lucia Sanabria Osorio

Corporación Universitaria Minuto de Dios – Uniminuto


Programa académico (Comunicación Social y Periodismo)
Sociedades prehispánicas:

Cultura Tairona

Esta es una de las organizaciones indígenas o tribus que aún habitan en el territorio
colombiano. Su procedencia data de al rededor dos mil años, repartiendo su asentamiento en
la parte norte del país; actualmente son distinguidos por situarse en la Sierra Nevada de Santa
Marta, pero se conoce que tuvieron distintos desplazamientos dentro del Caribe colombiano.
Su permanencia se da en los territorios del Magdalena, César y la Guajira.

“El contacto con el mundo occidental se dio en la época de la colonización en América. En


1498, cuando los colonos españoles llegaron al territorio, se dieron los primeros
acercamientos con estas tribus” (Hablemosdeculturas, 2017), no solo los Taironas estuvieron
bajo el radar de los españoles, pues en el espacio geográfico habitaban otros pueblos
indígenas (malibues, guajiros, kosinas y chimilás). Este periodo tuvo una extensa tensión
entre las partes subyugadas, logrando boicotear y malograr los intereses colonos en la recién
fundada Santa Marta (1525). Estas tensiones produjeron una disputa sangrienta entre
Taironas y españoles, llegando a producirse la caza y desaparición de los caciques indígenas
y la quema deliberada del territorio en mención.

El chamanismo, el culto al sol y la fertilidad

Para los Taironas eran esenciales los conocimientos sobre las técnicas de elaboración
de utensilios, asimismo como su culto a las deidades del sol, la luna y animales de su entorno,
a la que hacían especial énfasis en diferentes cultos religiosos. “Su regimiento y sociedad
política jerarquizada, en la que el primer orden recaía en el Cacique” (González, 2015),
producían ejercicios o rituales en los que el Chamán utilizaba su sabiduría regida por el
conocimiento de la naturaleza y la profunda espiritualidad en adoraciones a animales como
el murciélago y el jaguar. La parafernalia utilizada en dichos rituales, daba al chamán la
capacidad de transformarse en estas criaturas; una trascendencia que no tenía nada que ver
con lo material, pero en cambio, todas las características espirituales para atemorizar,
dignificar o reivindicar sus más profundas creencias.

Estos cultos, en su mayoría investidos de un arraigo a sus creencias naturales sobre la


sabiduría de sus dioses mencionados, (por ejemplo el sol y la luna tenían gran importancia
para ellos, pues eran considerados los artífices de las siembras y cosechas) iban
acompañados - la mayoría de veces - del consumo de sustancias psicotrópicas: yagé,
ayahuasca, yopo y hoja de coca. Este consumo era una iniciación de un profundo respeto a
las bondades de la naturaleza y el conjunto de animales protectores que encajaban con el
espíritu proteccionista y guerrero de esta tribu. Acompañados de danzas y ofrendas (entre
otras cosas sacrificios en humanos y animales) compartían su sabiduría entre sus regentes y
paisanos.

Estos cultos de los que solo los más elevados en espíritu podían llevar a cabo (chamanes y
caciques) tenían otro valor significativo: El poder de la fertilidad gracias a la apropiación de
los elementos orfebres, junto a la composición de sus atuendos que hacían emblemáticos los
cultos; en un hálito de gran influencia tanto para su comunidad como para sus verdugos.
Análisis de sus prácticas culturales

Las sociedades prehispánicas, en este caso los Taironas; construían pensamientos


naturales y sobrenaturales en perfecto equilibrio. Su estricto seguimiento y contraste entre lo
terrenal y espiritual obedecía a un estudio arduo sobre su entorno, así entonces habían
hombres y mujeres; luz y sombra; lluvia y sequia; lo salvaje y lo doméstico, y el mundo de
arriba con el mundo de abajo. Cuando esté equilibrio era débil o se rompía, era cuando se
devenía el caos y el temor, es allí donde los más sabios intervienen, por medio de las
ofrendas, los rituales y cultos para restaurar el equilibrio y poner el orden natural de las cosas.

Para esto era importantísima la proyección de sus imágenes endiosadas y sus elementos de
adoración en sus elementos cotidianos, en su orfebrería, en la naturaleza, en sus casas y
hasta en su propio cuerpo. Es de esta manera en la que se entiende su interés por la
utilización y excelente manejo del oro y el cobre, que más allá de sus conocimientos para su
subsistencia, la sabiduría o la religiosidad, eran un aporte fundamental a la cosmología y el
simbolismo.

Contexto y espacio geográfico

El origen de estas sociedades aún son desconocidas y por ende sus prácticas
ancestrales. Sin embargo, se habla de poco más de dos mil años de antigüedad, por lo que
los indicios apuntan a que los primeros pobladores Taironas, fueron pequeños grupos de
agricultores que se establecieron en la región del Bajo Magdalena. La malla histórica,
contempla que a partir del 200 d.C, “comunidades de pescadores y agricultores se
establecieron en zonas costeras de la Sierra Nevada” (Banrepcultural, 2012) y su
productividad, y avanzado conocimiento en ingeniería hizo posible una civilización dentro de
la cultura Tairona. Se contempla que en el 800 d.C se dio el auge de la "Ciudad Perdida".
Desde allí se comenzaron a organizar en sociedades verticales y bien jerarquizadas, con
independencia y autoridad que se fundamentaba en el Cacique. Lo interesante es que se
pudieron mezclar con otras tribus y predeterminaron asentamientos en otras regiones del
país. “En este contexto es necesario resaltar que el pueblo Tairona poseía una gran influencia
de los Chibchas o Muiscas” (Henao, 2011, p75) y que sus cercanías con otras comunidades
hacían posible el intercambio de elementos que contribuyeron al enriquecimiento de su
intelecto y su gran andamiaje social e infraestructura.

Los Taironas eran entonces, hábiles en la ingeniería y las artesanías, de hecho la creencia
histórica es que los Taironas perfeccionaron la orfebrería y sus técnicas eran más sutiles, por
lo que los acabados de sus creaciones eran más complejas pero impecables. Esta habilidad
hacía destacar otro aspecto de su comunidad, y era la de su facilidad en el desenvolvimiento
de los negocios, lo que produjo un interés en los elementos materiales de otros pueblos. Así
fue como los Taironas decidieron establecerse en la Sierra Nevada de Santa Marta y zonas
altas de la cordillera de los Andes.

Se localizaron por los niveles del mar y una altura alrededor de 2. 500 m, inicialmente en la
zona de Santa Marta, cerca del río Onda y a lo largo de los ríos Marginar, Cesar y Ranchería,
también en los valles de los ríos Palomino y Butaca.

El ritual del matrimonio, la danza y el yopo como práctica ancestral


Desde la apropiación de su propia cultura, su estudio y conocimiento podían explicar
(desde su creencia) la génesis del mundo y los astros, así como el de las personas, la
naturaleza y los animales. Dando un sentido y un significado a cada herramienta y elemento
de su cotidianidad, es en este orden de ideas en la que los rituales o cultos toman gran
relevancia para esta cultura. Por ejemplo, en el matrimonio las decoraciones eran llamativas
y materialmente diversas, se ejecutaban danzas y se utilizaban máscaras con atavíos que los
transformaban en los creadores o los ancestros, así es como revivían mediante el baile, las
hazañas de los primeros tiempos. Hacían que el pasado primordial retornara al presente.

Además de sus atuendos, los objetos que utilizaban eran rezados que otorgaban atribuciones
sobrenaturales; cada herramienta, cada material y técnica eran entendidos como principios
de vida o seres en formación, que los artesanos, junto con su trabajo de campo y la
significación del entorno ayudan a transmutar o a madurar.

Por otro lado se manejaban un vasto conjunto de plantas, algunas con importantes usos
religiosos. “Plantas sagradas como el tabaco, la coca, el yagé o el yopo fueron utilizadas por
los chamanes para adentrarse en otra dimensión espiritual de la realidad y visitar otros niveles
del cosmos” (Pineda, 2005, p18). En los rituales de matrimonio, era usual el consumo de
estas plantas, junto con ayunos, sonidos, efectos luminosos y movimientos corporales
repetidos. Inducia el estado de trance que hacía visible lo invisible y señalaba el conocimiento
y la sabiduría de quien dirigía la ceremonia.

La comunicación como elemento primordial en la sociedad Tairona.

Para estas culturas, no solo los Taironas, era fundamental el significado para cada uno
de elementos tanto tangibles como intangibles. Pues al relacionar creaciones con la
observación de cada elemento que los rodeaba podían identificar los mundos superpuestos,
distinguir su realidad de la espiritualidad en la medida que sus construcciones representaban
el poder y el conocimiento como eje del soporte cósmico y terrenal.

Esta práctica de dar significado a cada cosa puede ser entendida como un ejercicio de
comunicación circular, pues no sé limita a la interacción de individuo a individuo sino que
extiende la subjetividad de los conceptos - teniendo claro su contexto histórico y social - que
cada sociedad podía interpretar para el entendimiento del mundo que habitaban. Una
analogía de esto puede ser la idea que sobrellevaban del tiempo, pues era concebida de
forma cíclica o espiral, ya que la repetición de los elementos naturales, marcaban un inicio y
un final, que nunca terminaba sino que volvía a tomar forma en otras características ( los
movimientos de los astros, la reproducción, la menstruación y la muerte)

Entendiendo esta descripción circular de las cosas, la comunicación viene siendo de la misma
manera un proceso que diversifica el mundo y que es preponderante en la adquisición de sus
conocimientos. Por otro lado, el relato de sus mitos, la muestras culturales y sus prácticas no
se quedan relegadas en la historia, en vez de eso, gracias al traspaso de sus tradiciones de
generación en generación es que conocemos en gran detalle su cultura y hoy en día, aún se
evidencian vestigios de estas prácticas dentro de sus tribus.

Referencias
1.1.1. Hablemos de culturas (marzo 2017). Tomado de
https://hablemosdeculturas.com/cultura-tairona/

1.1.2. González, Sandra Helena. (Enero 2015). <<Sección de divulgación>>.


Subgerencia cultural Museo del Oro de Bogotá. Bogotá, Colombia.

1.1.3. Banrepcultural (agosto de 2012). <<Renovación del Museo del Oro Tairona de
Santa Marta>>. Enciclopedia cultural del Banco de la República.

1.1.4. Henao, Luis Guillermo (20 de septiembre De 2011) <<Etnomicetología>>. Acta


biológica colombiana 10 (1): 75-78.

1.1.5. Pineda, Roberto Camacho (18 de noviembre de 2005) << EL LABERINTO DE


LA IDENTIDAD>>. Símbolos de transformación y poder en la orfebrería
prehispánica de Colombia. 1-77.

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