Contestación Bravo Izquierdo
Contestación Bravo Izquierdo
Juan Manuel Pérez Bengolea, abogado, como mandatario judicial y en representación convencional,
de Empresa Constructora Bravo e Izquierdo Limitada (en adelante indistintamente Bravo e
Izquierdo) del giro de su denominación, ambos domiciliados para estos efectos en calle Badajoz 45,
piso 13, Las Condes, Santiago, en procedimiento de aplicación general sobre indemnización de
perjuicios por accidente del trabajo, en autos caratulados “Colarte con Empresa Constructora
Bravo e Izquierdo Limitada y otras”, RIT O-43-2019, a S.S., respetuosamente digo:
Que en forma previa a la contestación de la demanda interpuesta por don Marco Andrés Colarte
Ruz, venimos en deducir la siguiente excepción:
1. EXCEPCIÓN DE FINIQUITO EN RELACIÓN CON LOS ARTICULOS 177, 452 Y 453 N° 1 DEL
CÓDIGO DEL TRABAJO.
(i) Con fecha 30 de abril de 2019, se puso término a la relación laboral existente entre las partes,
en virtud de lo dispuesto en el artículo 159 N°4 del Código del Trabajo, es decir, “Vencimiento del Plazo
Convenido en el Contrato”.
Tal documento da cuenta en la fecha antes señalada, el Sr. Marco Andrés Colarte Ruz leyó, firmó y
ratificó ante el Ministro de fe actuante, el finiquito laboral en cuestión.
(iii) En el documento citado las partes acordaron y declararon, en lo pertinente, y entre otras
cosas, lo siguiente:
Por lo señalado, cualquier reclamación que el actor pretendiera, relativa a una indemnización por daño
moral es improcedente, PRECISAMENTE POR QUE EL SR. COLARTE, HA RENUNCIADO
EXPRESAMENTE A EJERCER EN CONTRA DE SU EX EMPLEADOR, ENTRE OTRAS, LAS
ACCIONES POR RESPONSABILIDAD POR ACCIDENTES DEL TRABAJO todas las cuales derivan
en último término, según el mismo expresa en su libelo, del art. 184 del CT.
Así, resulta necesario hacer algunas consideraciones sobre la importancia del finiquito, señalando
inicialmente que ya el art. 9º del CT dispone la obligación para el empleador de mantener en el lugar
de trabajo un ejemplar del contrato de trabajo y en su caso, del finiquito donde conste el término de la
relación laboral, firmado por las partes.
“Tal es la importancia que el legislador atribuye a este documento para facilitar el debido cumplimiento
de las normas laborales y previsionales, que en la misma disposición legal (inciso final del artículo 9º),
señala en forma imperativa, la obligación del empleador de contar con este documento (finiquito), en
todo caso, debiendo constar en el mismo, el término de la relación laboral” Dictamen Nº 3.251/191 (1),
del 01 de julio de 1993, Dirección del Trabajo.
Dicha disposición permite sostener que su finalidad no es otra cosa que la de dar fe del término de una
relación laboral y extinción de las distintas acciones y derechos que del contrato de trabajo derivaren,
dotando a las partes de un medio de prueba oponible entre ellos y respecto de terceros, como
es el caso de los fiscalizadores de la Dirección del Trabajo.
a. Formalidades de su otorgamiento:
Todo finiquito debe reunir las formalidades legales contempladas en el artículo 177 del Código del
Trabajo, las que son: “Constar por escrito y firmarse por el interesado; ratificarse por el trabajador ante
el Inspector del Trabajo o ante otros de los ministros de fe…”
En la especie, el finiquito al que hemos hecho referencia cumple a cabalidad con las exigencias legales
señaladas, toda vez que:
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(i) Consta en un documento escrito.
(ii) Firmado por ambas partes y en este caso,
(iii) Leído y ratificado ante notario público
El hecho de ser leído, firmado y ratificado el finiquito ante un Ministro de Fe, lo reviste del carácter de
instrumento válido, para que pueda ser utilizado, llegado el caso, ante los Tribunales, si alguna de las
partes tratare de desconocer sus estipulaciones.
A mayor abundamiento, la legislación exige, no solo la firma, sino también la ratificación del finiquito
para que tenga validez. Lo que se ratifica es el contenido del finiquito, por lo que con mayor razón,
éste no puede ser desconocido por las partes.
El Ministro de Fe actuante, en el momento de la ratificación del finiquito, debe velar porque se deje
constancia en el mismo, de las prestaciones que pagó el empleador y de aquellas que se obliga a
pagar en una fecha posterior.
Por cierto, cabe destacar que el finiquito extendido resulta ser plenamente válido, más aún cuando no
existe en este caso alegación de algún vicio del consentimiento que pueda afectar al citado
instrumento, y que permita en consecuencia dejar sin efecto un finiquito válidamente suscrito. En
efecto, la demanda contraria no alega en su favor ni la ocurrencia de algún error, ni la existencia de
fuerza y/o dolo que hubiere podido producir la nulidad del Finiquito y/o si se quiere, del consentimiento
de las partes, de modo que no hay causa legal para suponer en las partes una extensión de la voluntad
a situaciones diversas o más acotadas a las expresamente convenidas.
De hecho, la demanda no solicita formalmente la declaración de nulidad del finiquito suscrito por las
partes, siendo aquella la única manera de dejar sin efecto un acto jurídico válidamente suscrito, por
lo que el Tribunal de S.S. tampoco está en condiciones de declarar la nulidad del mismo de oficio y/o
de desconocer sus alcances y por lo tanto debe estarse en la resolución del conflicto, a las
disposiciones del mismo, las que contemplan la renuncia expresa a cualquier acción por accidentes
del trabajo.
El art. 1541 del Código Civil, dispone claramente que “Los vicios de que puede adolecer el
consentimiento, son error, fuerza y dolo”. Pues bien, no hay en autos solicitud de declaración en tal
sentido, por lo que el consentimiento dado por el Sr. Colarte, es perfectamente válido, en toda la
extensión y alcance del mismo, no siendo posible su desconocimiento.
La Corte Suprema, en causa ROL: 7702-08, en fallo de fecha 15 de enero de 2009, ha expresado
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sobre la materia que “esta Corte ha señalado reiteradamente que el finiquito es un acto jurídico que
genera o extingue derechos y obligaciones, que se origina en la voluntad de las partes que lo
suscriben, y que - una vez cumplidos los requisitos y cargas que la legislación laboral impone, como
ocurre en la especie - es vinculante para quienes concurrieron a otorgarlo, si en él han expresado su
asentimiento libre de todo vicio.”
En este caso, además, el Trabajador suscribió su finiquito laboral en conocimiento del accidente que
había sufrido, tal como lo reconoce en su demanda, por lo que al suscribir su finiquito laboral tenía
conocimiento –según su propio relato- de los padecimientos que hoy intenta imputar a mi mandante,
sin efectuar ninguna reserva al respecto, mencionándose expresamente las “accidentes del
trabajo”.
Así, y al margen de negar que Bravo e Izquierdo Limitada tenga alguna responsabilidad en los hechos
demandados, resulta claro que al suscribirse el finiquito laboral sin reservas, el trabajador ha
renunciado expresamente a ejercer cualquier acción tendiente a perseguir la responsabilidad
del empleador por accidente laboral, y el supuesto daño moral.
Así, la renuncia de acciones y derechos ocurridas una vez terminado el contrato de trabajo es
perfectamente valida y eficaz, más aún cuando no existe vicio del consentimiento, cuando se hace
expresa mención a accidentes del trabajo, y cuando el actor reconoce que los síntomas del supuesto
mal que lo aqueja ya se habrían manifestado a la fecha de su suscripción.
No estamos en este caso frente a una renuncia sencilla, o un finiquito general, de aquellos que habitual
u ordinariamente se utilizan. El documento en cuestión precisamente determina con detalle, la
renuncia, entre otras, a las acciones por accidentes del trabajo, todo lo cual se efectuó con pleno
conocimiento de los síntomas que hoy acusa, y ello S.S. da cuenta de que el actor sabía que sus
patologías eran pre existentes al breve contrato de trabajo que lo vinculó con mi representada.
Existe jurisprudencia emanada de la Exc. CORTE SUPREMA que dispone que el TRABAJADOR
QUE RENUNCIA A LAS ACCIONES EMANADAS DE RELACIÓN LABORAL TAMBIÉN LO HACE
RESPECTO DE AQUELLAS CONTENIDAS EN LEY 16.744. En efecto, en fallo de 19 de noviembre
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de 2010, en causa 5247-2010 se señala, en lo pertinente, que:
“Quinto: Que de la simple lectura del finiquito de que se trata se advierte que el
demandante renunció a todas y cada una de las acciones judiciales civiles y
laborales a que pudiera tener derecho con motivo de la relación laboral que lo unía
con el demandado, entre las cuales indudablemente se encuentran aquellas
provenientes de la ocurrencia de un accidente del trabajo. En efecto, las
indemnizaciones pretendidas por el actor tienen su origen en el contrato de trabajo,
siendo este último la causa y fuente de las obligaciones de higiene y seguridad descritas
en el artículo 184 del Código Laboral, las que determinan la responsabilidad del
empleador respecto de los daños que se puedan producir en su incumplimiento. ASÍ,
CUANDO EL ACTOR RENUNCIÓ A LAS ACCIONES EMANADAS DE LA RELACIÓN
LABORAL, LO HIZO TAMBIÉN RESPECTO DE AQUELLAS CONTENIDAS EN LA
LEY 16.744. …
Séptimo: Que, por ello, es lícito considerar la descripción que la doctrina ha hecho del
finiquito, teniendo en cuenta el concepto aportado, entre otros autores, por William
Thayer y Patricio Novoa ("Manual de Derecho del Trabajo", Tomo III, Editorial Jurídica,
1998, pág. 120 y siguientes): "instrumento emanado y suscrito por las partes del
contrato de trabajo, empleador y trabajador, con motivo de la terminación de la
relación de trabajo, en que dejan constancia del cabal cumplimiento que cada una
de ellas han dado a las obligaciones emanadas del contrato, sin perjuicio de las
excepciones o reservas que alguna de las partes que lo hubiere suscrito, con
conocimiento de la otra".
Octavo: Que, al margen de los caracteres que se atribuyen al finiquito, es indudable que
se trata de una convención que celebran las partes unidas por un contrato laboral a la
terminación de éste y que se rige, en lo pertinente, por las normas comunes propias
de los contratos, en la medida que pueden generar derechos y obligaciones,
incluso con mérito ejecutivo, según lo previene el inciso final del citado artículo 177 del
Código del Trabajo.
Noveno: Que entre esas reglas se halla la que encierra el artículo 1545 del Código Civil,
cuyo atropello también denuncia el recurso que se examina y que declara que "todo
contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes y no puede ser invalidado
sino por su consentimiento mutuo o por causas legales".
Undécimo: Que el principio que enuncia el artículo 1546 del Código Civil, según el
cual, los contratos deben ejecutarse de buena fe, rige plenamente en el ámbito del
derecho laboral y para ambas partes del contrato de trabajo, de suerte que los finiquitos
y demás convenciones que ellas celebren deben cumplirse observando esa exigencia
general.
Luego, el Tribunal indica que “la herramienta con que el trabajador cuenta para negar dicho
alcance general es la reserva de derechos, único antecedente que permite adquirir certeza
respecto de la falta de discusión o negociación sobre un accidente de trabajo o de la
disconformidad con el contenido del finiquito sobre la materia”
Finalmente, señala la sentencia que “no es factible para el tribunal, por la sola falta de mención
expresa, entender que el finiquito no alcanza al accidente de trabajo, puesto que ello significa
presumir la falta de consentimiento en un acto que consiste esencialmente en un acuerdo de
voluntades, y que en razón del principio protector está dotado además de formalidades que
buscan adquirir certeza respecto de la concurrencia del necesario consentimiento del
trabajador. ……” (Sentencia confirmada por la Ilmta Corte de Apelaciones de Santiago, con fecha 27
de septiembre de 2011, al rechazar Recurso de Nulidad).
En vista de lo anterior y considerando que el actor no ha impugnado la validez del finiquito laboral
suscrito con mi parte, en términos de alegar la ocurrencia de algún vicio del consentimiento (error,
fuerza o dolo), debe entenderse que se le reconoce el valor que las partes quisieron darle al momento
de suscribirlo, lo que, demás está decir, consta en el tenor de sus cláusulas, las que no pueden
prestarse a doble interpretación.
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El actor ha pretendido de manera unilateral dejar sin efecto lo ya acordado entre las partes, y
ratificado ante un Ministro de Fe, queriendo desconocer que “El finiquito constituye legalmente
una convención, supone un acuerdo de voluntades y, porque versa sobre materia laboral, no puede
ser modificado o dejado sin efecto por decisión de una sola de las partes. Por tanto, si en un
determinado finiquito se consigna que el trabajador acepta como justo su despido y se da por pagado
de todas las prestaciones de que dice tener derecho, liberando de toda responsabilidad a su
empleador, no podrá él, después de firmado el documento por las partes, modificar
unilateralmente tal acto jurídico, declarando que no es efectivo que haya recibido los pagos que
ahí se mencionan” (C. Suprema, recurso de queja, sentencia del 5 de julio de 1983, Informe Nº 3692,
Corte de Apelaciones de Concepción).
El finiquito firmado por las partes y ratificado ante un ministro de fe, tiene el carácter de instrumento
público. Se aplica a esta materia, lo dispuesto en los artículos 1699 y 1700 del Código Civil.
En la especie, estamos ante un finiquito firmado y ratificado ante un fiscalizador de la Inspección del
Trabajo, con fecha 28 de febrero de 2011.
A su vez podemos señalar que: “el mérito probatorio de un finiquito firmado ante la Inspección del
Trabajo no puede ser desvirtuado por declaraciones testimoniales” y “el finiquito tiene valor absoluto
en cuanto a las declaraciones que en él se expresan”. (Corte de Apelaciones de Antofagasta,
recurso de apelación, sentencia de 18 de octubre de 1986, Rol Nº 468, Berríos con Castillo y Ahumada
Ltda.).
El finiquito, para que tenga el carácter de instrumento público y pueda ser aceptado como prueba por
los tribunales cuando se pretenda desconocer su contenido, deberá ser firmado por un ministro de fe,
que puede ser, entre otros, un Notario Público, cual es el caso de autos.
Por último, “el finiquito legalmente celebrado tiene el mismo mérito que una sentencia
ejecutoriada, por lo que no le es lícito al tribunal entrar a conocer de las prestaciones que
dimanen del contrato fenecido”. Corte Suprema, casación, de 02 de mayo de 1994.
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d. Amplio valor liberatorio del Finiquito
El actor al suscribir el finiquito mencionado, el cual reunió todos y cada uno de los requisitos legales
para su pleno valor, liberó a su ex empleador de cualquier relación y obligaciones para con él, incluidas
aquellas expresamente mencionadas y que alcanzan a las acciones por daño moral, del accidente del
trabajo entablada.
El Finiquito de un Contrato de Trabajo, bien sabe S.S., si cumple con las formalidades que la ley
establece, como ya lo vimos, tiene lo que se llama en doctrina un pleno Poder Liberatorio, esto es,
que las partes suscribientes, con posterioridad al término de la relación laboral dejan constancia de
esta circunstancia y, lo que nos interesa para este caso, las partes liberan a la otra de cualquier
obligación que se hubiera originado, hubiera podido originarse o se pudiera originar en la
relación laboral que los unió.
En efecto, el finiquito tantas veces referido, señala expresamente que nada se adeuda al actor, por
ningún concepto, sea de origen legal, contractual o voluntario, renunciando ésta a todas las acciones
y derechos que le pudieron haber correspondido, incluidas las acciones ejercidas en este juicio por
daño moral, lucro cesante y accidentes del trabajo.
Considerando lo anterior, es claro e indiscutible que las partes "nada se adeudan" y se liberaron de
cualquier obligación que se hubiera originado, hubiera podido originarse o se pudiera originar de la
relación laboral que los unió, tal liberación consta naturalmente en la renuncia expresa de acciones y
derechos que el actor ha realizado voluntariamente y en perfecto y cabal conocimiento de sus
derechos.
En efecto, al no existir obligación alguna que pueda reclamarse, ni título que la pueda sustentar, ya
que hay finiquito válidamente otorgado, la demanda carece absolutamente de fundamentos. “En otros
términos, si el finiquito reúne las exigencias anotadas (por escrito, firmada por el trabajador y ratificada
ante un ministro de fe), adquiere, en el caso del empleador, según lo ha precisado la doctrina de
esta Dirección, pleno poder liberatorio de las obligaciones que le pudieron afectar con motivo
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de la relación laboral que se extingue, y a la vez, hace plena prueba del pago o solución de las
mismas. Ahora bien, cabe señalar que los efectos antes anotados, que derivan de las expresiones
utilizadas por el legislador, de ser el finiquito suscrito con las solemnidades legales un instrumento
apto para ser invocado por el empleador, son amplios, entre las partes otorgantes del mismo, y no se
efectúa distingo alguno en cuanto a las obligaciones que se comprenden, pudiendo entenderse
incluidas en éstas todas las que las partes mencionen en detalle, o en términos generales,
que se relacionen con el vínculo laboral que se termina y que les hayan correspondido o les
correspondan a cada una de ellas.” (Dictamen Ord. Nº 4290/167, de 15 de septiembre de 2004,
Dirección del Trabajo.).
Incluso más, el finiquito referido en estos autos, reúne y excede las condiciones y circunstancias ya
descritas en el fallo mencionado.
Bien sabemos S.S. que el finiquito que reúna las condiciones señaladas puede ser invocado por el
empleador y tendrá amplio poder liberatorio, esto es, una vez suscrito, el ex -trabajador no puede
efectuar ningún tipo de reclamo derivado de la relación laboral que existió con la empresa.
Así lo señaló la Corte de Apelaciones de Antofagasta “El finiquito firmado por las partes y ratificado
ante el inspector del trabajo, tiene pleno poder liberatorio, por lo que carece de causa la
demanda deducida, porque el finiquito suscrito por las partes impide que una manifestación
unilateral posterior modifique lo allí acordado y sustente legalmente una demanda para revisar
las acciones que expiraron por el valor liberatorio.” (21.10.94, Rol N° 1231).
Jurídicamente, el finiquito legalmente acordado tiene la misma fuerza legal que una sentencia
ejecutoriada, y en ese sentido, existen también pronunciamientos de UNIFICACIÓN DE
JURISPRUDENCIA, en fallos de la Exc. Corte Suprema, de fecha 27 de Octubre de 2009, en causa
5816/2009 y de 31 de Mayo de 2011, en causa 8316-10. En tales sentencias, nuestro máximo Tribunal
ha afirmado que el finiquito legalmente celebrado se asimila en su fuerza a una sentencia firme
o ejecutoriada y provoca el término de la relación en las condiciones que en él se consignan,
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destacando también que, se ha agregado a esos requisitos la formalidad conocida como la
ratificación, es decir, el ministro de fe actuante debe dejar constancia, de alguna manera, de la
aprobación que el trabajador presta al acuerdo de voluntades que se contiene en el respectivo
instrumento.
Por si lo anterior no fuere suficiente, hacemos presente a SS un fallo, también de EXC. CORTE
SUPREMA, DE FECHA 8 DE MARZO DE 2012, dictado en causa Rol 7314-2011, que confirmando
la jurisprudencia mayoritaria sobre el amplio poder liberatorio de un finiquito que comprende acciones
derivadas por accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, dispuso:
“Cuarto: Que la controversia jurídica pasa por determinar si un finiquito suscrito con
las formalidades legales y ratificado pura y simplemente por el trabajador, produjo
efecto liberatorio respecto del accidente del trabajo sufrido durante la vigencia de la
relación laboral….
Séptimo: Que, asimismo, el finiquito legalmente celebrado tiene la misma fuerza que
una sentencia firme o ejecutoriada, es decir tiene mérito ejecutivo, según lo prescribe el
inciso final del artículo 177 del Código del Trabajo. Asimismo, da cuenta del término de la
relación laboral en la forma que en él se consigna, es decir, se trata indudablemente de
una convención que genera o extingue derechos y obligaciones, que se origina en la
voluntad de las partes que lo suscriben, es vinculante para quienes concurrieron a otorgarlo
al dar por terminada una relación laboral, esto es, a aquellos que consintieron en finalizarla
en determinadas condiciones y expresaron su asentimiento libre de todo vicio.
Octavo: Que en los términos referidos precedentemente también resulta aplicable la regla
contenida en el artículo 1545 del Código Civil, que dispone que todo contrato
legalmente celebrado es una ley para los contratantes y no puede ser invalidado
sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.
Es así entonces que conforme al claro, expreso e indubitado tenor del documento tantas veces
referido, el demandante de autos RENUNCIO EXPRESAMENTE a todo derecho y acción que pueda
o pudiere corresponderle en contra de Bravo e Izquierdo de cualquier orden o naturaleza, motivo por
el cual el actor CARECE DE LEGITIMACIÓN ACTIVA para ejercer las acciones intentadas en autos,
desde que no es titular de las mismas, por haberlas renunciado, insistimos, en pleno conocimiento
de su situación médica. Cabe hacer notar, como lo hemos ya mencionado, que el documento de
finiquito se suscribió, desde luego, sin reservas o reparos de ninguna naturaleza, hace más de 4
años.
Así, el actor pretende desconocer la renuncia de derechos, acciones y reclamos, así como los efectos
liberatorios del documento, pretendiendo revivir derechos y acciones a los cuales como ya se explicó,
renunció válida y expresamente, violentando con su actuar no sólo el principio de seguridad jurídica,
sino además, el principio de la "buena fe" y la "doctrina de los actos propios" - tal y como se explica
en los párrafos siguientes.
El finiquito así otorgado, es una convención que genera o extingue derechos, acciones y obligaciones,
entre las partes, y se rige por las normas del derecho común - Artículo 1545 del Código Civil - es
vinculante para quienes concurren a otorgarlo para dar por terminada una relación laboral, esto es,
aquéllos que consintieron en finalizarla en determinadas condiciones, y expresaron ese consentimiento
libres de todo vicio y sólo en lo tocante a ese acuerdo, es factible que una de las partes manifieste
discordancia en algún rubro y haga reserva de acciones, respecto al cual no puede considerarse que
el finiquito tenga carácter transaccional, ni poder liberatorio.
Cabe a este respecto recordar, que el demandante firmo el finiquito sin formular ninguna reserva de
derechos, acciones o reclamos, respecto de su ex empleador.
En la especie, existió renuncia expresa de derechos y acciones para reclamar posteriormente los
supuestos daños derivados por accidentes del trabajo y con ello pleno poder liberatorio respecto de
todos los aspectos que formaron parte de la relación laboral extinguida, incluidos de modo especial las
reclamaciones derivadas de accidentes del trabajo, y es esa la voluntad de las partes y la interpretación
que debe darse al acuerdo a que llegaron, no pudiendo restársele poder liberatorio tomando en
consideración otras circunstancias, por cuanto ello implicaría desconocer la expresa manifestación de
voluntad de las partes, prestada válidamente conforme a la Ley.
El finiquito suscrito con el actor - pertenece al grupo de los denominados "finiquitos complejos" - toda
vez, que no solamente solucionaron la relación laboral, sino que toda otra situación pendiente,
constituyendo, de esta forma, un acto jurídico de efectos obligatorios para las partes, es decir, un modo
de extinguir las obligaciones que tiene un efecto asimilable a la transacción, cuyo objeto es poner
término extrajudicial a litigios pendientes o precaver eventuales litigios futuros produciendo el efecto
de cosa juzgada.
Que si bien los derechos de los trabajadores son irrenunciables - Articulo 5 del Código del Trabajo -
esta prohibición se debe, según la doctrina, porque se estima que la disposición del trabajador de sus
derechos, durante la ejecución del contrato tiene un vicio, causado por una especie de violencia moral
que sufre aquél en estado de dependencia de su empleador o por la cercanía con los hechos que
motivan el acuerdo, lo que no ocurre en la especie, toda vez que el documento de Finiquito tantas
veces referido fue convenido y suscrito, una vez terminada valida y legalmente la relación
laboral entre las partes, por lo que en rigor y como el mismo instrumento expresa, lo ha sido
firmado por un EX trabajador, con un EX empleador.
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De esta forma, a la fecha en que el actor formuló la renuncia a todo derecho, acción y reclamo en
contra de Bravo e Izquierdo en el finiquito, lo hizo en perfecto y cabal conocimiento de lo que hacia y
sin tener vínculo laboral alguno con la Empresa, y en todo caso, con cabal conocimiento del accidente
que hoy reclama. No es admisible que el actor intente señalar que mi mandante impuso la firma de un
finiquito distinto, puesto que este fue firmado libre y voluntariamente por él, y ratificado ante Ministro
de Fe. En efecto, el propio argumento que se aduce en el libelo, demuestra de forma evidente la
intención de las partes de solucionar también el accidente de trabajo de marras.
Tratar de restar valor liberatorio o limitar los efectos perseguidos y queridos por las partes al convenir
y suscribir con las formalidades legales el citado Finiquito resulta en una grave infracción al principio
de la buena fe, contenida en el Articulo 1546 del Código Civil, así como al principio que de ella se
deriva, y que impone el debido respeto a la "doctrina del acto propio".
La interdicción de "venire contra factum proprium", implica mantener una conducta coherente con
un comportamiento anterior, que ha creado en un sujeto de derecho una "razonable, objetiva y
fundada confianza en que el derecho no será ejercitado, o sólo lo será de una determinada manera".
Por lo mismo, no se puede defraudar la confianza suscitada y es inadmisible toda actuación
incompatible con ella (Luis Diez - Picaso, La doctrina de los actos propios. Un estudio crítico sobre la
jurisprudencia del Tribunal Supremo, Bosch, Barcelona, 1963, pág. 142).
Como es de conocimiento de SS., tanto los Tribunales superiores de justicia como la doctrina, han
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acogido la "doctrina del acto propio", que se inspira además en disposiciones del Artículo 1683 del
Código Civil, y otras de nuestra legislación, principio que implica que no es licito hacer valer un derecho
o una pretensión en contradicción con la anterior conducta de la misma persona y siempre que este
cambio de conducta o comportamiento importe un perjuicio en contra de otro o sea contrario a la ley,
las buenas costumbres o la buena fe. Habiendo una persona celebrado un acto jurídico, ésta no
puede sostener posteriormente por motivos de propia conveniencia, una posición distinta a la
que tuvo durante el otorgamiento y ejecución del acto, por haber cambiado las circunstancias, y
que si en definitiva así lo hace, deben siempre primar las consecuencias jurídicas de la primera
conducta - y consecuencialmente rechazarse la pretensión que se invoca y que implica un cambio de
esta.
Resulta ilustrativo e interesante sobre este punto un fallo de la Excma. Corte Suprema, en el cual ha
señalado: "Que, en consecuencia, la pretensión de la demandante en este juicio necesariamente ha
debido ser rechazada de acuerdo con la teoría de los actos propios, es decir, aquel principio general
del derecho fundado en la buena fe que impone un deber jurídico de respeto y sometimiento a una
situación jurídica creada por la conducta del mismo sujeto, evitando así la agresión a un interés ajeno
y el daño consiguiente. Tal doctrina se traduce en que se debe mantener en el derecho una conducta
leal y honesta y, desde luego, es la inspiración de la regla por la cual nadie puede aprovecharse de su
propio dolo o fraude, encontrando en materia contractual su base legal en el artículo 1546 del Código
Civil. Son requisitos de procedencia de este principio los siguientes: a) una conducta anterior, que
revela una determinada posición jurídica de parte de la persona a quien se le trata de aplicar este
principio; b) una conducta posterior de parte del mismo sujeto, contradictoria con la anterior; y c) que
el derecho o pretensión que hace valer la persona en quien incide el acto propio perjudique a la
contraparte jurídica". (Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 98, 2001,2 parte, sección 1", págs.
99 a 101). En el mismo sentido, destacan, entre otros, los fallos de la Exc. Corte Suprema de 4 de
noviembre de 2008, Rol 5129-2008; 16 de octubre de 2008, Rol 4381-2008 y 10 de mayo de 2006, Rol
7027-2003.
Conforme a todo lo expuesto, es posible entonces, y a mayor abundamiento alegar que la acción
contraria CARECE DE CAUSA DE PEDIR.
Se ha expuesto por esta parte, de manera detallada y fundamentada, que nada de lo solicitado es
procedente desde que entre las partes de este juicio existe un documento de finiquito laboral, celebrado
con total apego a la legislación, y en virtud del cual el Sr. Colarte renunció expresamente, y en
conocimiento de sus derechos, a las acciones para reclamar accidentes del trabajo.
Tal y como hemos ya referido, ha sido la jurisprudencia sobre la materia, la que ha determinado que
“El finiquito firmado por las partes y ratificado ante el inspector del trabajo, tiene pleno poder liberatorio,
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por lo que carece de causa la demanda deducida, porque el finiquito suscrito por las partes impide
que una manifestación unilateral posterior modifique lo allí acordado y sustente legalmente una
demanda para revisar las acciones que expiraron por el valor liberatorio.” (Iltma. Corte de Apelaciones
de Antofagasta, 21 de octubre de 1994, Rol N° 1231).
De esta forma, y siendo la existencia de causa, un requisito indispensable para la existencia y validez
de un acto, su mera ausencia determina que la pretensión contraria no puede avanzar, ya que no hay
obligación que pueda ser exigible a mi parte, no obstante que negamos igualmente tener
responsabilidad alguna en las patologías del actor, o que estas sean de origen laboral.
En subsidio de la excepción deducida anteriormente, y para el caso de ser esta rechazada, esta parte
viene en contestar la demanda de autos, señalando como primer asunto que, para todos los efectos
pertinentes, en particular respecto de las normas que rigen la carga de la prueba, esta parte niega,
controvierte y desconoce por completo la relación de hechos expuestos en el libelo y la procedencia
de sus fundamentos y de las pretensiones económicas reclamadas.
Siendo así, nos corresponde entonces negar desde ya lugar a las circunstancias,
consideraciones e imputaciones, de hecho y de derecho que se expresan en el libelo, y en
particular respecto de las infracciones legales y reglamentarias que se imputan a Empresa
Constructora Bravo Izquierdo Limitada.-
I. LOS HECHOS .
El actor, Sr. Marcos Andrés Colarte Ruz, ha interpuesto demanda por accidente del trabajo en contra
de su empleadora, mi mandante Empresa Constructora Bravo e Izquierdo Limitada, y de Terra Andino
SpA producto de los hechos que habrían tenido lugar el día 12 de abril de 2019, durante su jornada
de trabajo.
En su demanda, el actor señala que el día 01 de octubre de 2018 suscribió un contrato con mi
mandante, el que habría finalizado el día 31 de enero de 2019, para luego suscribir uno nuevo a plazo
fijo el día 01 de febrero hasta el 30 de marzo del año 2019, el que fue prorrogado hasta el 30 de abril
de 2019. Luego, en lo que aparentemente es una confusión, se hace mención a un contrato por obra
o faena de fecha 02 de mayo de 2018.
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En lo que respecta al accidente de trabajo, el Sr. Colarte refiere en su demanda que a eso de las
16:20 horas, mientras desempeñaba sus funciones dentro del recinto de trabajo, un maestro del piso
de abajo habría tirado un fierro de grandes dimensiones, el que lo habría golpeado en la pierna
derecha a la altura del empeine.
Agrega que luego de lo anterior, le habría informado lo ocurrido a su jefe directo, don Juan Carlos
Peña, quien le habría señalado que la herida era muy superficial y que retornara a su puesto de
trabajo, transcurriendo 10 minutos hasta que no soportó el dolor físico, siendo enviado por su jefe
directo (lo menciona nuevamente) a las oficinas técnicas, donde lo habrían hecho esperar, para luego
ordenarle (no indica quien) que se fuera a la Mutual, siendo trasladado por un compañero de trabajo
hasta ese lugar.
Luego, el trabajador hace referencia a una relación laboral diversa, iniciada el día 02 de mayo de
2019, suscribiendo un contrato de trabajo por obra o faena, para desempeñarse como Canguero en
Sobrelosa Piso 18, en la obra “Edificio Paseo Andino”, para luego pasar a desempeñarse en el mismo
lugar como “Carpintero de terminaciones”
a) En cuanto a las labores que debía desempeñar el actor: Que, efectivamente don Marcos Andrés
Colarte Ruz suscribió c el día 01 de agosto de 2018 un contrato individual de trabajo con mi mandante,
en virtud del que el trabajador comenzó a desempeñarse como “Jornal” en la obra denominada Edificio
Paseo Andino, ubicada en la ciudad de Los Andes, el que se extendería hasta el “Término Hormigones
Fundaciones Entre Eje 19 y Eje 9”, siendo notificado el día 31 de agosto de 2018, del cumplimiento
de dicho hito, y por lo tanto del término de la relación laboral descrita en este párrafo.
Sin perjuicio de otras relaciones laborales además de la anterior, en lo relevante para los efectos del
presente juicio, el trabajador suscribió el día 01 de febrero de 2019 un nuevo Contrato, bajo la
modalidad a plazo, para desempeñar el cargo de “Canguero” en la obra de construcción ya indicada,
el que tendría vigencia hasta el día 30 de marzo del año 2019, el que fue extendido en virtud de un
anexo de contrato hasta el 30 de abril de 2019, notificándosele oportunamente de la verificación de
17
esta última fecha, suscribiéndose un finiquito de trabajo, con las menciones ya descritas en la
excepción interpuesta primeramente en este escrito.
Es pues, bajo la relación laboral descrita en el párrafo anterior que tuvieron lugar los hechos descritos
en la demanda, sin perjuicio de ser efectivo que con posterioridad a su accidente y al cumplimiento
del plazo, mi mandante volvió a contratar al Sr. Colarte.
En efecto, Bravo e Izquierdo cumplía y cumple con todas las exigencias legales en orden a resguardar
la integridad física y psíquica de sus trabajadores, incluida la del Sr. Colarte. En este sentido, antes
de iniciarse en el cargo para el cual fue contratado, específicamente el día 01 de agosto de 2018, se
le hizo entrega de un ejemplar del Reglamento Interno de Orden, Higiene y Seguridad de la empresa,
en el que se incorporan de forma genérica los riesgos existentes en la empresa, así como una serie
de obligaciones, prohibiciones y medidas tendientes a concientizar y prevenir la ocurrencia de todo
tipo de accidentes.
Adicionalmente con dicha entrega, mi mandante capacitó al actor en base a lo dispuesto en el artículo
21 del Decreto Supremo número 40, siendo informado de los riesgos que entrañan dichas labores, y
las formas de prevenirlas, participando además de una charla específica relacionada con la labor de
Canguero el día 01 de febrero de 2019, haciéndosele expresamente presente en dicha ocasión el
riesgo consistente en “golpes en los pies, por caídas de herramienta o material”. Del mismo modo,
pero en términos más genéricos, el actor en la misma fecha fue concientizado acerca de los siguientes
riesgos:
- Exposición a radiación solar UV.
- Exposición a Ruido.
- Exposición a vibraciones.
- Exposición a Silice Libre Cristalizada.
- Exposición Manejo Manual de Carga
- Exposición TMERT.
En ese orden de cosas, y con la finalidad de verificar la eficacia de dichas capacitaciones, al momento
de su culminación mi mandante practicó al Sr. Colarte un examen sobre los conocimientos adquiridos,
18
evaluación que fue aprobada por el trabajador, dando cuenta de la debida internalización de las
materias tratadas en dichas jornadas de instrucción.
Ahora bien, mi mandante no solo se limitó a instruir al trabajador al momento del ingreso a las
funciones, sino que también lo continuó haciendo a diario, implementando un sistema de charlas
diarias en las que se tratan diversos temas relacionados con la seguridad y salud ocupacional,
participando el Sr. Colarte en casi 150 de ellas.
Por otra parte, también al momento del ingreso a sus labores, al Sr. Colarte se le hizo entrega de
todos los elementos de protección personal necesarios para el desarrollo de sus labores,
considerando las funciones a realizar, los que además fueron siendo renovados con el transcurso del
tiempo, destacándose los siguientes:
- Casco
- Antiparras
- Gorro Legionario
- Tapón auditivo
- Chaleco reflectante
- Calzado de Seguridad
- Etc.
Ahora bien, desde un punto de vista más general, hacemos presente además a S.S. que mi mandante
cuenta con un departamento de prevención de riesgos, y con un comité paritario que sesiona
regularmente, existiendo además un supervisor directo en la planta. Adicionalmente mi mandante
confeccionó un Sistema Integrado de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo en virtud del cual
previo al inicio de las obras identificó los riesgos asociados a los diversos cargos existentes en la
empresa. Finalmente, se hace mención porque resultará relevante para los efectos de los hechos
demandados, que mi mandante contaba con un Reglamento Especial para Empresas Contratistas.
En consecuencia, S.S. estará de acuerdo con que mi representada realizó todo lo que estaba a su
alcance para prevenir los potenciales peligros a los que podrían verse expuestos sus trabajadores,
incluyendo al trabajador demandante, capacitándolo específicamente de conformidad al cargo
desempeñado, otorgándole además el procedimiento de trabajo seguro para la función a realizar,
advirtiéndole específicamente sobre los riesgos asociadas a la misma, y la forma de evitarlos.
Hacemos presente todo lo anterior pese a la omisión de la demanda acerca de cualquier mención a
supuestos incumplimientos por parte de mi mandante a lo dispuesto en el artículo 184 del Código del
Trabajo, al cual solo se hace referencia de un modo referencial, desconociéndose por lo tanto, de que
19
forma mi mandante habría dejado de incumplir con la obligación de seguridad que sobre ella pesa. En
atención a lo anterior, niego y controvierto cualquier incumplimiento a la obligación de seguridad en
relación al Sr. Colarte, por parte de Empresa Constructora Bravo e Izquierdo Limitada.
En base a todo lo señalado hasta ahora, esta parte viene en controvertir expresamente en todas sus
partes la ocurrencia del accidente relatado en la demanda y, en consecuencia, la dinámica del que
habría sufrido el actor, reiterando nuevamente que la demanda carece de toda descripción acerca del
sustento fáctico relacionado con la falta u omisión de carácter contractual, lo que obligará a S.S. a
rechazarla en su integridad.
Sin perjuicio de lo anterior, es necesario hacer presente que el accidente tuvo lugar debido a una
acción imprevista de un trabajador de una empresa contratista, quien sin dar aviso de la tarea que
realizaría, lanzó un fierro desde una piscina existente en la obra hacia afuera, el que cayó sobre el
pie del Sr. Colarte, quien –por razones que se desconocen- transitaba por un lugar no habilitado para
circular.
Debido a lo señalado en la demanda, es también importante hacer presente a S.S. que los dichos del
trabajador relacionados con el proceder de mi mandante luego de ocurrido el incidente, no resultan
fieles a la realidad, ya que una vez que el supervisor del trabajador tomara conocimiento de su
ocurrencia, gestionó inmediatamente su derivación hasta la Mutual de Seguridad de la ciudad de Los
Andes, encargándole para mayor premura de esta gestión, el traslado a un compañero de trabajo del
Sr. Colarte.
Por lo tanto, controvierto expresamente tanto la dinámica específica del accidente expuesta por el
trabajador en su demanda como las circunstancias supuestamente ocurridas después de su
acaecimiento, así como también niego las consecuencias supuestamente derivadas del mismo, y/o
que mi mandante haya tenido responsabilidad alguna de cualquier especie en el mismo.
Antes de continuar con el desarrollo de esta presentación, es necesario precisar y destacar los
siguientes hechos:
6) Mi mandante se preocupó de que los todos los trabajadores, ya sea propios o de empresas
contratistas contaran con las capacitaciones, inducciones necesarias para el desarrollo
seguro de las funciones a realizar.
7) El actor contaba con todas las capacitaciones necesarias para un desempeño adecuado,
seguro y libre de riesgos del cargo para el cual fue contratado, y las funciones asociadas
al mismo.
8) El trabajador además había sido evaluado acerca de los conocimientos adquiridos en las
diversas inducciones en materia de seguridad y salud ocupacional que se le impartieron.
9) El actor participó durante la relación laboral y antes del accidente, en casi 150 charlas
diarias relacionadas con la prevención de riesgos, la salud, y la seguridad ocupacional.
10) Sin perjuicio de que nada se solicita en el petitorio de la demanda, niego que haya existido
una relación laboral de carácter indefinido con el Sr. Marcos Colarte.
11) Bravo e Izquierdo contaba con un comité paritario que sesionaba regularmente y un
departamento de prevención de riesgos.
13) Esta parte desconoce, y por lo tanto controvierte, la participación concreta de Bravo e
Izquierdo en el accidente, o de que forma esta incumplió con la normativa vigente en
materia de higiene y seguridad.
14) Al Sr. Colarte se le había hecho entrega de todos los elementos de protección personal
necesarios para la función que desempeñaba.
15) Controvierto y niego expresamente que el accidente, se hayan debido a una conducta u
omisión culpable o negligente de Empresa Constructora Bravo e Izquierdo Limitada.-
16) Controvierto expresamente que los padecimientos descritos en la demanda, se hayan
debido a una conducta u omisión culpable o negligente de Empresa Constructora Bravo e
Izquierdo Limitada
17) Niego que Bravo e Izquierdo haya dejado de tomar alguna de las medidas necesarias para
21
evitar accidentes como el descrito en autos, o cualquier otro.
18) Controvierto expresamente todas y cada una de las lesiones y perjuicios reclamados por
el demandante.
19) Controvierto la existencia y/o la entidad del daño moral reclamado por el actor, así como el
sustento fáctico del mismo.
20) En definitiva controvierto absolutamente en todas sus partes la dinámica de los hechos
expuesta por el demandante en su demanda, así como los fundamentos de derecho en
que se apoya, y los supuestos daños sufridos a raíz del accidente.
II. EL DERECHO
En primer lugar, como excepciones, alegaciones y defensas vengo en invocar el hecho de la víctima
como eximente de responsabilidad, en el sentido que interrumpe el indispensable vínculo de
causalidad que se requiere entre la acción u omisión dolosa o culpable y el daño “y ello aun cuando
la conducta haya sido culpable, desde que el punto se resuelva a la luz del nexo causal y no en
atención a la culpabilidad.”1
Así, la Corte Suprema en sentencia de reemplazo dictada con fecha 15 de Noviembre de 2007 ha
resuelto “5° Que estos antecedentes –documentos y declaraciones- tienen el carácter de prueba
extrajudicial indiciaria, al menos, de la evidencia que se trata de establecer. Así, sobre la base de ésta
es posible presumir que la empleadora demandada dotó a trabajador accidentado de todos los
implementos de seguridad que requería para la labor específica que desarrollaba y que el hecho
causante de su lamentable fallecimiento se debió a su propia imprudencia. Esta presunción a la que
arriba este tribunal, no aparece desvirtuada por prueba en contrario rendida al efecto, en esta causa,
por la parte demandante; 6° Que, en consecuencia, al no haberse demostrado el necesario vínculo
entre el actuar de la demandada Agrícola y Constructora Futuro Ltda. y el hecho de la muerte de su
1
Diez Schwerter J. “el daño extracontractual jurisprudencia y doctrina”., p.226
2
C.S., 16.10.1954, Revista chilena de derecho y jurisprudencia, T. 51 sec. 1°, p. 488, cons.11
22
dependiente que permita atribuirle responsabilidad, la demanda no puede prosperar en su contra. Por
estas consideraciones se revoca la sentencia (…).” 3
Asimismo, resulta importante hacer presente que la jurisprudencia de nuestros tribunales superiores
de justicia ha establecido que “no puede entenderse que una persona queda relevada del mínimo y
elemental deber de resguardar su propia seguridad”. 4
Al respecto, la I. Corte de Concepción 5 ha dicho que si bien es cierto, la ley pone de cargo del
empleador tomar todas las medidas para proteger la vida y salud de los trabajadores, no lo es menos
que la ley, por otra parte, impone a los trabajadores la obligación de acatar las normas de seguridad.
Resulta fundamental hacer presente que en otro fallo de reemplazo de 28 de agosto de 2007,
pronunciado por nuestro Máximo Tribunal, se establece como doctrina que el deber de vigilancia y
cuidado, consagrado en el artículo 184 del Código del Trabajo, no puede ser llevado al extremo: “2°)
Que, conforme al mérito de los documentos a que se hace referencia en el considerando duodécimo
del fallo de primera instancia, el empleador había instaurado a interior del fundo donde se
desempeñaba la víctima, un Reglamento de Higiene y Seguridad, conforme al cual se prohibía
expresamente a los trabajadores subirse a máquinas motorizadas que realizaren maniobras o trabajos
dentro del establecimiento; 3°) Que pese a la prohibición anterior, el señor Barría Cumián se subió a
un tractor, manteniéndose en la pisadera mientras se movilizaba, la que cedió originando la caída del
trabajador, y su posterior atropello, lo que ocasionó su muerte; 4°) Que las circunstancias como
ocurrieron los hechos, no permiten atribuir responsabilidad al empleador demandado, por cuanto el
trabajador actuó contra orden expresa y contra, además, la utilización normal de la pisadera del tractor
a que accedió, lugar que no está contemplado para el transporte; 5°) Que, en consecuencia, no resulta
factible acoger la demanda de indemnización de perjuicios impetrada por no haber responsabilidad
del demandado (…).” 6
Según lo expuesto, en primer término queda claro que el hecho de la víctima, cuando ésta se expone
imprudentemente al daño –como ocurrió en este caso-, constituye una causal que exime de
responsabilidad, ya que rompe el indispensable vínculo de causalidad 7. En segundo lugar, nuestros
3
Causa Rol C.S. N° 3006-2006. “Ruiz Tagle, Patricio con I. Municipalidad de Ñuñoa y Otra”, sentencia de 15 de noviembre
de 2007
4
Causa Rol C. Apelaciones Santiago 1860-2007
5
Causa “Bustos Figueroa con Pino Machuca y Otro”, rol ingreso Corte: 184-96
6
Causa Corte Suprema Rol N° 2975-2006, sentencia de 28 de agosto de 2007.
7 En fallo de 15 de diciembre de 2009, rol ingreso Corte 3345-2009, la Excma. Corte Suprema ha fijado la siguiente doctrina:
En materia de responsabilidad extracontractual, se reconoce que toda conducta culpable en la que exista siempre culpa o
dolo, que tenga como consecuencia daño a terceros, obliga al autor de la misma a indemnizar el perjuicio ocasionado. En lo
que se refiere al nexo causal de dicha responsabilidad , cabe señalar que puede resultar que el resultado nocivo sea culpa
exclusivamente del autos del hecho ilícito, debiendo la reparación total, o bien que el único responsable sea la víctima,
hipótesis donde no existe la obligación de indemnizar, o puede suceder – como se aprecia en el caso particular- que el daño
23
tribunales han fallado que los individuos no estamos relevados del deber mínimo y elemental de
resguardar nuestra propia integridad física y salud y que en materia laboral el deber de seguridad no
puede ser llevado al extremo.
En éste sentido, es importante tener presente también lo resuelto por el Juzgado de Letras del Trabajo
de Talca, en un fallo que se encuentra firme y ejecutoriado, del 6 de noviembre de 2013, causa RIT
O-229-2013, donde se determinó el tipo de responsabilidad que le cabe a las empresas en casos
como el debatido en autos:
“…Cabe agregar a lo señalado, que la responsabilidad civil del contratante al que la ley le asigna la
aludida carga, se sustenta claramente en la culpa del mismo en relación a la esfera de cuidado de la
seguridad e integridad física y psíquica del trabajador, cuya observancia debe ser analizada y
declarada de acuerdo a las circunstancias de cada caso, por cuanto la severidad de las
expresiones que contiene el precepto, a saber, “ todas las medidas” o “ eficazmente” en ningún
momento trasuntan una obligación de garantía que asegure la indemnidad frente a todo daño,
como sí lo hace el régimen del seguro social de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales
contenido en la Ley N°16.744 dada la amplitud del riesgo cubierto por aquél, tratándose de siniestros
ocurridos con ocasión de la relación laboral y el hecho que las prestaciones respectivas se devengan,
con independencia de la conducta del empleador.
Entonces, con lo consignado cabe sostener que la responsabilidad de que se trata no obedece
a un estatuto estricto que prescinda de las actuaciones de las partes, sino de la consagración
legal de un deber contractual que se erige sobre un estándar de diligencia y eficiencia en
relación a las faenas y tareas individuales de los destinatarios de él vinculado con diversos
aspectos que abarcan desde la capacitación de los trabajadores y de su equipamiento, hasta
la adecuación de las espacios físicos y el proceso productivo, pero que no es ajeno a las
conductas que importen asumir un riesgo que por sus circunstancias, trasunta cualquier
medida de control previa o preventiva.
Abocándonos al caso concreto, no cabe duda que fue la propia acción descuidada del demandante
la que coperó con la ocurrencia del accidente. Esto por cuanto se expuso imprudentemente al daño,
al circular desatento por un lugar no habilitado para el tránsito peatonal.
Este simple ejercicio mental nos permite concluir más allá de toda duda que la causa basal del
accidente y sus resultados, fue el actuar descuidado y desatento de don Marcos Colarte Ruz.
se genera por la conducta culposa del actor, a la que se le añade como concausa, la culpa de la víctima, debiendo reducirse
el monto de la indemnización.
24
II.2) Caso fortuito o fuerza mayor.
En subsidio, alego el caso fortuito o fuerza mayor como causal que exime de responsabilidad a mi
representada, ya que, tal como se ha señalado a lo largo de esta contestación, mi representada había
tomado todas las medidas de seguridad legales y razonables para evitar un accidente como el que
se indica en la demanda, manteniendo en todo momento un control respecto de las empresas
contratistas, haciéndoles entrega del reglamento especial para empresas contratistas y
subcontratistas, contando con expertos de prevención de riesgo en el lugar, comité paritario de higiene
y seguridad, reglamentos y procedimientos de trabajo seguros para las labores que desempeñaba el
actor, así como programas de control de riesgos.
La ocurrencia del accidente claramente se enmarca dentro de los presupuestos del caso fortuito o
fuerza mayor, por cuanto mi representada tomó y siempre ha tomado todas las medidas legales
necesarias para evitar éste y cualquier tipo de accidentes, y no obstante ello ocurrió el accidente, por
un hecho imposible de prever y resistir por parte de mi mandante.
El Artículo 45 del Código Civil define el caso fortuito como “el imprevisto a que no es posible resistir,
como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de enemigos, los actos de autoridad ejercidos por
un funcionario público, etc.”.
La doctrina, por lo general, reconoce que los elementos básicos que deben reunirse para que nos
encontremos frente a un caso fortuito son los siguientes:
c) Exterioridad: El hecho debe ser externo a la esfera de acción del agente. Es indiferente
que el daño provenga de un hecho de la naturaleza o del hecho culpable o no de un tercero.
Basados en el marco de referencia que hemos precisado, y teniendo en cuenta que el accidente del
Sr. Colarte no ha tenido su origen en ninguna acción u omisión culpable o negligente de mi mandante,
es posible afirmar que la ocurrencia del mismo claramente se enmarca dentro de los presupuestos
del caso fortuito o fuerza mayor respecto Empresa Constructora Bravo e Izquierdo Limitada, ya que
25
el accidente tuvo lugar o se debió a la concurrencia de elementos imposibles de controlar, prever y
resistir por mi representada.
Al respecto, el autor Sr. Hernán Corral Talciani, nos dice que “se incluyen en el concepto de caso
fortuito o fuerza mayor no sólo los hechos naturales (terremotos, incendios, naufragios), sino también
actuaciones humanas” 8, como sería la actitud de la empleadora del actor, quien lo expuso a un
eventual riesgo al incumplir los procedimientos acordados e impuestos por mi representada.
Ahora bien, dado que la parte demandante ha imputado responsabilidad contractual de aquella
empresa, derivada de una supuesta infracción al contrato de trabajo, pasaremos a analizar los
elementos que serían necesarios para que dicha responsabilidad surja. Éstos son los siguientes:
La parte demandante expresa que ha habido infracción al art. 184 del Código del Trabajo siendo –
según sus palabras- lo dispuesto en este artículo la que impone al empleador y la empresa mandante
una obligación de seguridad. Sin embargo, del análisis de los hechos, no es posible colegir cuál
obligación de la relación laboral podría haberse transgredido por parte de mi representada, tomando
en cuenta lo ya señalado hasta este momento. Tampoco es posible desprender, puesto que en la
8
Corral Talciani, Hernán. Lecciones de Responsabilidad Civil Extracontractual. Ed. Jurídica. Pág. 114.
26
demanda no se señala ni se explica de manera alguna, de qué forma mi representada habría
incumplido una obligación, y que a su vez este incumplimiento haya sido la causa del accidente.
Sin perjuicio de lo anterior, es posible afirmar que no se violó de manera alguna el contenido del deber
de protección y seguridad al menos en lo que a mi representada respecta, ya que esta adoptó todas
las medidas necesarias y a su alcance para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores,
manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también los
procedimientos y políticas necesarias para prevenir accidentes y enfermedades profesionales.
Sin embargo, reiteramos que conforme se ha señalado, no hubo por parte de mi representada omisión
u acción alguna, por lo tanto las posibles infracciones a las obligaciones referidas no se dan en la
especie.
C.- Que se haya causado daño o perjuicio. Controvierto expresamente las supuestas lesiones
sufridas por el actor, en todas sus partes, tanto en su origen, como en su extensión y monto. Y, en el
evento de ser efectivas, desde ya aclaro que ello en manera alguna es imputable a mi mandante.
D.- Nexo causal del daño con el hecho infractor o incumplimiento. Sin perjuicio de que la
imputación efectuada a mi mandante no se configura, de todas formas esta no revertiría las
condiciones suficientes como para configurar el necesario nexo causal.
Es menester recordar que entre el dolo y la culpa, por una parte y el daño por la otra, debe existir una
relación de causalidad, es decir, que éste sea la consecuencia o efecto de ese dolo o culpa. Si ello
no ocurre, el autor del hecho o de la omisión no es culpable del daño sufrido por la víctima, aunque
ese hecho u omisión sea doloso o culpable 9.
E.- Que el incumplimiento sea imputable en grado de culpa o dolo. En estos autos no se ha
atribuido incumplimiento alguno a mi representada. Esto, por cuanto no ha existido incumplimiento de
9
Alessandri Rodríguez, Arturo. De la responsabilidad extracontractual en el derecho civil chileno, pág.
238. 1943.
27
ninguna especie por parte de Bravo e Izquierdo, y por lo tanto, no es posible concluir la existencia de
culpa o dolo en la ocurrencia de los hechos. En este punto, reitero que no ha existido ningún
comportamiento culpable o negligente de mi representada que haya dado origen al accidente de
autos, o que pueda haber ocasionado las lesiones reclamadas por el actor.
F.- Que el deudor se encuentre constituido en mora. No existiendo incumplimiento de ningún tipo,
queda por sí sola descartada la concurrencia de mora como requisito de la pretendida indemnización
de perjuicios.
Don Marcos Andrés Colarte Ruz exige el pago total de $35.000.000 (treinta y cinco millones de pesos)
como indemnización por los supuestos perjuicios padecidos, correspondiendo en su integridad a daño
moral.
Pues bien, debemos tener presente que frente a la reclamación del actor, el principio del resarcimiento
íntegro del daño conlleva la reparación total, pero precisa de aquél. La víctima no puede recibir menos,
mas no debe recibir más de lo necesario para reparar íntegramente el daño efectivamente sufrido,
cuya existencia, naturaleza y monto obviamente corresponde probar a quien lo alega (art. 1698 del
Código Civil) y que desde luego mi parte controvierte.
Considerar el pago de la suma demandada significaría una verdadera indemnización punitiva, lo que
repugna nuestro sistema jurídico basado en la compensación del daño y la negación del
enriquecimiento sin causa. Esto fue precisamente destacado en los autos Porman c/ Empresa
Pesquera Bío Bío, rol Corte Suprema 309-2006, y que para esta parte interesa destacar lo afirmado
en el considerando siguiente:
“Duodécimo: Que la circunstancia de que el resultado del accidente laboral sea la muerte del
trabajador, a juicio de esta Corte, no podría implicar, de modo necesario, una alteración de lo
concluido precedentemente, desde que la esencia de la indemnización que se entrega a la víctima
de un accidente laboral, por su daño moral, es reparatoria de sus aflicción personal. No es, por lo
tanto, un resarcimiento con carácter sancionatorio, aún cuando se trate de la pérdida de la vida
como consecuencia del incumplimiento del deber de protección de que se trata”
28
III.2) Sobre el daño moral reclamado.
En autos el actor pretende la suma total de $35.000.000.- fundado sólo en daño moral. Ahora bien,
desde ya es necesario indicar que la cantidad pretendida es desmedida y si tuviera éxito trasunta en
un enriquecimiento injusto, al cual no se puede dar lugar.
Hay que recordar que la indemnización tiene como ÚNICO FIN REPARAR, no castigar ni enriquecer,
como lo pretende la parte demandante. En este sentido el autor español señor Adriano de Cupis
sostiene que El resarcimiento es una reparación que corresponde a la medida del daño. No puede
servir para enriquecer al perjudicado, superando tal medida. Semejante enriquecimiento sería extraño
a su función reparadora y equilibradora e introduciría, a cargo del responsable, una pena privada. La
pena privada, encaminada a castigar al culpable, a favor del perjudicado no puede ser un beneficio
superior al daño sufrido. Pero una vez superada históricamente tal institución, la reacción contra el
daño privado no puede encaminarse más que a conseguir al perjudicado la reparación del daño. 10
De lo recién expuesto, podemos analizar que en el caso concreto se reclama precisamente un monto
exagerado por concepto de daño moral, basado en una intención de enriquecimiento injusto y en un
falso concepto de daño moral.
Otro punto relevante en lo que al daño moral se refiere, es su prueba. En fallo de 3 de septiembre de
2009, la Excma. Corte Suprema, en los autos rol de ingreso Corte: 1346-2008, señalan lo contrario.
Al efecto, se fijó como doctrina que dentro de los requisitos para determinar la responsabilidad
extracontractual está la prueba de la existencia y del quantum del daño. En cuanto al daño moral, aún
en circunstancias del daño causado por la muerte de un pariente, se requiere en concreto la prueba
de dicho daño.
Por otro lado, el profesor Sr. Fernando Fueyo L. expresaba que se creen dos cosas erróneas: a) que
lo discrecional –para fijar el daño moral- es un simple declaración estimativa, de carácter subjetivo,
sin fundamentación alguna, como quien calcula a ojo de buen cubero, y b) que este tipo de daño no
requiere de prueba alguna conducente a señalar de qué modo se produce tal daño extrapatrimonial.11
El mismo autor sostiene que es preciso remarcar insistentemente que todo daño debe probarse, sea
patrimonial, sea extrapatrimonial. El método y el objeto que recae la prueba y su extensión serán
diferentes según la clase de daño; pero este es una cuestión aparte y no se hace excusable la prueba
10
E l D añ o , Teoría Gen era l de la Responsab i lid ad Civil, Casa Editorial Bosch S.A., Barcelona.
11
Interpretación y juez, Santiago, 1976, pág. 73, nota 116.
29
que ha de rendirse en todo caso; y que la necesidad de insistir en lo expresado nace del hecho muy
corriente de encontrarnos con la frase siguiente: el daño moral no requiere prueba, se presume. Es
realmente un grave error. 12
En un sentido similar, se pronunció el profesor Sr. Arturo Alessandri R., quien señaló que el juez en
materia de perjuicios morales debe evaluar la extensión del daño. Incluso, entrega una
recomendación a los jueces al señalar que se debe proceder con prudencia tanto para evitar los
abusos a que esta reparación puede dar origen como para impedir que se transforme en pena o en
un enriquecimiento sin causa para quien la demanda.
El autor Sr. Hernán Corral Talciani al respecto ha señalado que: “Como todo daño el de carácter moral
debe probarse. Proceden para ello todos los medios de prueba admisible legalmente”13. Y agrega
este autor en este punto que “El daño moral como requisito de la acción de responsabilidad debe ser
acreditado legalmente. La sola transgresión de un derecho patrimonial o no patrimonial no es bastante
para sostener la reparación, es necesario que se acredite que la violación ha causado un daño; una
pérdida efectiva, un menoscabo de las condiciones materiales o inmateriales de la persona
afectada. 14
Cabe tener presente además, lo expuesto por el autor Sr. Ramón Domínguez Águila, quien al respecto
señala: “En nuestra jurisprudencia se tiende, las más de las veces, a confundirle con el dolor, la
aflicción, el pesar experimentado por la víctima, concepción reductora que atiende más bien al efecto
que a la causa y que determina la imposibilidad de entenderlo en personas privadas de sensibilidad
o conciencia y que ha conducido, además, a la relajación de exigencias probatorias para su
comprobación” 15
Para el evento que US. llegue a analizar los perjuicios reclamados, solicito aplicar lo previsto en el
artículo 2330 del Código Civil, por resultar plenamente atingente según se expuso con anterioridad a
propósito de la exposición imprudente de la víctima.
12
Ob.cit, pág. 105 y 106.
13
Corral Talciani, Hernán. Leccionse de Responsabilidad Civil Extracontractual. Ed. Jurídica, P. 163.
14
Ídem, p. 166.
15 DOMÍNGUEZ ÁGUILA, Ramón (2005): “Por la intransmisibilidad de la acción por daño moral”, en: Estudios de
Derecho Civil, Jornadas nacionales de Derecho Civil (Valdivia, Editorial LexisNexis) p. 621
30
En efecto, tal como se indicó en los hechos, la ocurrencia del accidente se debió a una acción
temeraria, descuidada y negligente del demandante.
La doctrina ha establecido que “la apreciación del daño está sujeta a reducción, si el que lo ha
sufrido se expuso imprudentemente”. 16
La relevancia de aplicar el referido artículo 2330 es tal, que la Excelentísima Corte Suprema ha
resuelto incluso que resulta aplicable de oficio ya que “la exposición imprudente al daño constituye
uno de los aspectos que los jueces deben considerar para los efectos de regular la indemnización del
daño moral.” 17
Más aún en fallo de 10 de septiembre de 2009, la Excma. Corte Suprema en los autos rol: 4442-2009,
ha fijado como doctrina que el actor contraviniendo el pacto laboral y los reglamentos internos de
seguridad, desarrolló una labor riesgosa, en altura, sin usar los implementos de seguridad adecuados,
específicamente los zapatos, exponiéndose de esta manera a una situación que dificultó la eficacia
de la protección que le prestaba la empleadora, circunstancia que, una vez establecida, no pudo
menos que ser tenida en cuenta por los sentenciadores de segundo grado, con el solo objeto de
determinar prudencialmente el monto del resarcimiento del perjuicio. Situándose la gradación de dicha
medición, en todo caso, dentro del ámbito de apreciación que la legislación deja entregada a los
jueces de la instancia. (Considerandos 3º y 12º de la sentencia de la Corte Suprema).
POR TANTO, Conforme a lo expuesto, y de acuerdo con los artículos 5, 7, 10, 184, 452, 459 Código
del Trabajo, Ley 16.744, y demás disposiciones legales ya invocadas y pertinentes al caso de autos.
RUEGO A S.S. Tener por interpuesta excepción y contestada demanda del trabajo intentada por don
Marcos Andrés Colarte Ruz, en contra de mí representada, Empresa Constructora Bravo e Izquierdo
Limitada, ambos ya individualizados, en los términos expuestos en el cuerpo de este escrito, y
rechazarla en todas sus partes, con costas, declarando en definitiva:
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2. Que, en subsidio, se rechaza la demanda en todas sus partes, atendido a que la empresa
demandada carece de responsabilidad en el accidente laboral, el que ha ocurrido, sin que exista
culpa o dolo de Empresa Constructora Bravo e Izquierdo Limitada.
3. Que, es improcedente el pago de las indemnizaciones solicitadas por el actor en su
demanda, toda vez que no existió dolo o culpa ni, en general, factor de responsabilidad alguno de
parte de mi representada.
4. Que no hay relación de causalidad o nexo causal entre los hechos imputados a mi
representada y las consecuencias que señala el demandante en su libelo.
5. Que se rechaza la pretensión del resarcimiento del daño moral ya que el mismo no existen,
ni se ha acreditado o, en cualquier caso, de existir, no proviene de acción u omisión imputable en
grado o forma alguna a mi representada.
6. Que, en subsidio de lo anterior, se rebaje sustancialmente el monto solicitado por la
contraria por concepto de indemnización por ellos.
7. Que, en todo caso, los intereses y reajustes empezarán a correr una vez se encuentre
ejecutoriada la sentencia de autos y medie requerimiento judicial.
8. Que se condena en costas a la parte demandante o, en subsidio, se exime a esta parte de
su pago.
PRIMER OTROSÍ: De conformidad con lo dispuesto en el artículo 442 del CT, pido a SS. se sirva
tener por señalados, para efectos de las notificaciones de la presente causa, los siguiente correos
electrónicos: jvarela@pvca.cl, jmperez@pvca.cl, fraineri@pvca.cl.-
SEGUNDO OTROSÍ: Pido a S.S. tener por acompañada copia de mandato judicial en que consta mi
personería para actuar por Empresa Constructora Bravo e Izquierdo Limitada.
TERCER OTROSÍ: Pido a S.S. tener presente que en mi calidad de Abogado habilitado, asumo
personalmente el patrocinio y poder en esta causa y fijo mi domicilio para estos efectos en calle Flor
de Azucenas 111, oficina 501, Las Condes.
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