Etica
Etica
Etica
TAREA N°1
Asignatura:
ETICA PROFESIONAL
Estudiante:
Docente:
Arequipa – Perú
2019
Los valores
Los valores son conceptos que guían nuestra manera de comportarnos. Cada persona
tiene una escala de valores que expresa cómo se priorizan ciertos aspectos de la vida
sobre otros, y cuáles son defendidos con mayor importancia.
El valor no se puede considerar solo como una cualidad buena, interna o externa, que
una cosa posee, sino también el grado de estimación que las personas hacen de ella.
Subjetivamente el valor es el carácter que reviste una cosa al ser más o menos
apreciada según su frecuencia de uso y su utilidad. Y objetivamente es el carácter de
las cosas que merecen mayor o menor aprecio o que satisfacen cierto fin.
Jerarquía de valores
La jerarquía de los valores implica que existe un orden jerárquico, que hay valores de
rango superior y valores de rango inferior. Pero ¿cuál es el valor supremo conforme al
cual debe ordenarse la vida? Esta es una cuestión difícil y muy debatida.
Por ejemplo, si uno afirma que la filosofía es lo más valioso porque permite dar un
sentido humano a la vida, otro puede decir que la filosofía es la cosa más aburrida e
improductiva del mundo, que es más valioso un partido de fútbol, una película, etc.
Ante la complejidad de este problema, los filósofos han intentado proponer un orden
siendo la propuesta de Scheler la siguiente:
Tipos de valores
Algunos de las categorías de valores se solapan parcialmente entre sí, y que un mismo
valor puede pertenecer a más de una de ellas
El acto moral
Los actos morales son actos humanos, voluntarios, que podemos elegir realizar o no, y
que podemos valorar según las normas y criterios morales que hayamos asumido
previamente. Estos dependen de varios elementos. Por otra parte, el acto debe tener
una finalidad, un motivo por el cual se realiza. Ante la posibilidad de elegir, el primer
elemento de estos actos que se nos muestra es la existencia de un motivo para los
mismos. El motivo es la causa directa de la realización del acto, la respuesta a la
pregunta ¿Por qué? El fin se hallaría respondiendo a la pregunta ¿Para qué? Pero
cuando hablamos de los pasos que hay que seguir necesariamente para completar el
acto moral, estamos hablando de los medios. Estos se hallan respondiendo a la
pregunta ¿Cómo?
Teniendo en cuenta que los actos morales no son los únicos actos realizados por el
hombre, hemos de distinguir los “actos del hombre”, los “actos humanos” y los “actos
morales”:
Actos del hombre son aquellos en los que falta el conocimiento (niños pequeños,
distracción total, locura) o la voluntad (amenaza física) o ambas (el que duerme).
Son también actos del hombre aquellos en los que el hombre no tiene control
voluntario. Ej. La digestión, la respiración, la percepción visual o de los otros
sentidos, etc.
Acto humano es aquél que el hombre realiza consciente y libremente y que por
ello es responsable del mismo. Primero interviene el entendimiento; es decir, con
la razón el hombre conoce el objeto y delibera si puede o debe tender hacia él o
no. Una vez que lo conoce, la voluntad se inclina hacia él o lo rechaza. El hombre
es dueño de sus actos solamente cuando intervienen el conocimiento y la
voluntad libre, lo que lo hace responsable de ellos y al mismo tiempo, se puede
hacer una valoración moral de los mismos.
Acto moral es el mismo acto humano deliberado, que además atiende a su
relación con la norma de moralidad. El acto moral, subjetiva y formalmente
considerado, consiste en la relación trascendental de conveniencia (acto bueno),
o disconveniencia (acto malo), o irrelevancia (acto indiferente, si existe) que
presenta el proceder del hombre respecto de su último fin.
Cualquier acto moral se puede analizar desde perspectivas diferentes, es decir, desde
varios criterios éticos. Si se toma la decisión de ayudar a todo el que lo necesita, alguien
podría preguntar por qué se actúa así. Y la respuesta podría ser muy diversa:
Estas tres posibles respuestas a un acto moral son ejemplos de las justificaciones
racionales o criterios que podemos emplear a la hora de llevar a término un acto moral.
Aunque a veces puedan confundirse, los motivos y los fines no son lo mismo. El fin de
una acción es la representación anticipada de sus consecuencias, lo que se pretende
conseguir con dicha acción. En este sentido, es un elemento fundamental para la
valoración moral de la misma. Dependiendo de que la finalidad de nuestros actos,
nuestra intención, sea buena o mala, así serán también los mismos.
Autovaloración
Autorrealización
Abraham Maslow una figura muy importante en el rubro de la psicología identifica tres
visiones distintas sobre las necesidades de autorrealización:
FALTA
La función de la ética
La ética cumple diversos roles en el desempeño de la función pública, que van desde la
función de supervivencia, hasta la de servir de fundamento para establecer los criterios
de actuación y de liderazgo de los servidores públicos, para el caso concreto el servidor
penitenciario.
La deformación
Hay varias nociones que funcionan como patrones y normas decisivas de moral en la
vida de los individuos y de las comunidades. Normas de este tipo son el honor, la noción
del caballero, el bien pensante, etc. Se hace clara distinción entre la persona decente y
la que “no vale para nada bueno”, entre el hombre sensato y el que no hace más que
disparates, entre la persona seria y la informal. Lo sorprendente es que, para muchas
personas, estas distintas normas funcionan como sustitutivos de las categorías de lo
moralmente bueno y malo. En todas estas normas hallamos una connotación moral.
Pero todas ellas contienen, además, un elemento extramoral. Para comprender la
naturaleza de estos sustitutivos de la moralidad, hemos de darnos cuenta de que todos
ellos preservan la especie más formal de la esfera moral y que, por tanto, difieren
completamente de todas las ideas e ídolos que son las antítesis de la moralidad».
La conciencia dudosa
Conciencia dudosa es la que vacila sobre la licitud o ilicitud de una acción sin
determinarse a emitir su dictamen. Propiamente hablando, no es verdadera conciencia,
puesto que se abstiene de emitir un juicio, que es el acto esencial de la conciencia. Se
trata más bien de un estado de la mente, que sólo en sentido impropio puede llamarse
conciencia.
Llegar a una certeza práctica por el estudio diligente del asunto, la consulta a
quienes más saben, etc.