Tipos de Neuronas Clase de Psicologia
Tipos de Neuronas Clase de Psicologia
Tipos de Neuronas Clase de Psicologia
¿Estás utilizando tu
cerebro izquierdo o el
derecho?
Principales tareas: la
integración sensorial, el
pensamiento, el
movimiento voluntario, el
lenguaje, el razonamiento,
la percepción
Cerebelo: En la parte
posterior del cerebro, el
cerebelo te ayuda a hacer
los movimientos suaves y
coordinados. Caminar,
correr, escribir. . . sin el
cerebelo, el movimiento no
ocurriría correctamente.
Tarea principal: el
movimiento adecuado
Principales tareas: la
integración sensorial, la
integración motora, el
sueño, la conciencia
Hipocampo: Situado en lo
profundo del cerebro, el
hipocampo trabaja con la
corteza cerebral para
crear los recuerdos.
Desde hace cinco minutos
hasta hace cinco años, el
hipocampo es responsable
de ayudarte a recordar
todo lo que sucede en tu
vida. El hipocampo
también te ayudará a
recordar cómo desplazarte
o moverte en tu entorno,
basado en cómo han sido
tus movimientos en el
pasado.
Principales tareas: la
creación de recuerdos
Hipotálamo: En tu casa
hay un termostato. Es el
control en la pared que
puedes cambiar para
hacer el cuarto más cálido
o más frío. El hipotálamo
es el termostato de tu
cuerpo. Cuando te pones
caliente, él envía señales
a los poros de la piel para
que suden. Cuando tienes
frío, te hace estremecer y
te pone la piel de gallina.
Principales tareas: la
temperatura del cuerpo,
las emociones, el hambre,
la sed, los ritmos
circadianos
Cuerpo calloso: La
conexión entre el lado
derecho del cerebro y el
lado izquierdo constituye
el cuerpo calloso. Este
permite que los dos lados
del cerebro se
comuniquen entre sí.
Principales tareas:
conectar el cerebro
izquierdo y el derecho
Glándula pituitaria: Esta
pequeña parte del cerebro
es del tamaño de un
guisante. Es la parte más
pequeña del cerebro y
también la que controla
cuándo y qué tan rápido
crecemos. Libera las
hormonas especiales que
te ayudan a crecer.
También se encuentra
activa durante la pubertad.
La glándula pituitaria
también utiliza las
hormonas para controlar la
cantidad de azúcar y de
agua en tu cuerpo.
También es una de las
áreas que controlan el
metabolismo del cuerpo.
Ayuda a controlar la
digestión de los alimentos,
la respiración y la
circulación de la sangre.
Sin un control estricto del
metabolismo de tu cuerpo,
no sería posible seguir con
vida.
Tronco encefálico: El
tronco del encéfalo es una
colección de tres áreas del
cerebro. Estas partes son
la médula, el puente de
Varolio y el mesencéfalo.
Se encuentra por debajo
del cerebelo y conecta el
cerebro con la médula
espinal. El tronco
encefálico se encarga de
dirigir todos los músculos
involuntarios. Estos son
los músculos que no
controlas de manera
consciente, tales como los
músculos que hacen latir a
tu corazón. En conjunto,
estas tres partes del
cerebro nos ayudan a
mantenernos con vida,
mediante el control de la
respiración, la digestión y
la circulación de la sangre.
Principales tareas: la
respiración, la frecuencia
cardíaca, la presión
arterial
Médula espinal: Es la
autopista principal de
información. Todas las
informaciones de las
partes diferentes del
cuerpo se mueven desde
y hacia el cerebro a través
de la médula espinal; la
cual está conectada al
cerebro a través del tronco
encefálico. Está protegida
por los huesos vertebrales
que componen la columna
vertebral.
Crédito de animación computarizada: BodyParts3D, Copyright© 2010 El Centro de Base de Datos para las
Ciencias de la Vida licenciado bajo CC Attribution-Share Alike 2.1 Japón.
Crédito de película de astrocitos: imagen de barrido láser confocal por cortesía del profesor Dennis McDaniel.
Composición del cerebro
El cerebro (estructura celular)
“La estructura celular en el cerebro, brevemente, hace referencia a cada parte y a la organizacion
interna y externa de este, en diferentes formas de vida”
Estructura celular
A pesar del gran número de especies animales en los que se puede encontrar cerebro, hay un gran
número de características comunes en su configuración celular, estructural y funcional. A nivel
celular, el cerebro se compone de dos clases de células: las neuronas y las células gliales.
Las neuronas son estructuras mínimas que se entrelazan y transmiten corrientes eléctricas al
cerebro, y las células gliales poseen una abundancia diez veces superior a la de las neuronas y
realizan funciones de sostén estructural, metabólico, de aislamiento y de modulación del
crecimiento o desarrollo. El cerebro se divide en secciones separadas espacialmente,
composicionalmente y en muchos casos, funcionalmente. En los mamíferos, estas partes son el
telencéfalo, el diencéfalo, el cerebelo y el tronco del encéfalo. Estas secciones se pueden dividir a
su vez en hemisferios, lóbulos, corteza, áreas, etc.
Los potenciales son capaces de enviar señales a largas distancias. Esta transmisión se realiza a
través de su axón, un tipo de neurita (neurona pequeña) largo y delgado; la señal la recibe otra
neurona a través de cualquiera de sus dendritas (neurita). Estas transmisiones se realizan por
mensajes electroquímicos o eléctricos. Para que una acción se realice se deben enviar señales
eléctricas mediante uniones especializadas denominadas sinapsis. Una neurona típica posee unos
miles de sinapsis, si bien algunos tipos poseen un número mucho menor. De este modo, cuando
un impulso nervioso llega al botón sináptico (el fin del axón), se produce la liberación
de neurotransmisores específicos (transmiten señales de las neuronas), que transportan la señal a
la dendrita de la neurona siguiente, quien, a su vez, transmite la señal mediante un potencial de
acción (mensaje eléctrico que permite la realización de acciones) y así sucesivamente. La
recepción del neurotransmisor se realiza a través de receptores bioquímicos que se encuentran en
la membrana de la célula receptora. Luego pasa al cerebro y al resto del cuerpo.
MASA CEREBRAL
En cuanto a masa cerebral, los axones son su componente mayor. En algunos casos los axones de
grupos de neuronas siguen tractos (uniones de misma función y origen). En otros, cada axón está
recubierto de múltiples capas de membrana denominada mielina y que es producida por
células gliales. De este modo, se habla de sustancia gris como aquélla rica en células neuronales y
de sustancia blanca como la parte rica en axones (esto es, fibras nerviosas).
El cerebro humano, características y curiosidades
Sistema cognitivo y cerebro
Características
Estrés. Se ha demostrado que el exceso de estrés puede alterar las células del cerebro, la estructura
cerebral y la función cerebral.
Cosquillas. No nos podemos hacer cosquillas a nosotros mismos porque nuestro cerebro distingue entre
el tacto externo inesperado y nuestro propio tacto.
Lectura de caras. Sin ningún tipo de conversación, podemos ser capaces de determinar si alguien está de
buen humor, se siente triste o está enfadado con sólo leer su cara. Una pequeña área del cerebro llamada
amígdala es responsable de la capacidad de leer la cara de otra persona en busca de pistas sobre cómo se
sienten.
Jet lag. Tener frecuentemente desajuste horario puede perjudicar nuestra memoria, probablemente debido
a la liberación de las hormonas del estrés.
Nuevas conexiones. Cada vez que recordamos un evento o tenemos un pensamiento nuevo, se crean
nuevas conexiones en nuestro cerebro.
Insulina. El rol de la insulina como regulador de la glucosa en la sangre es conocido desde hace casi un
siglo (desde 1921) pero recientemente, los científicos han descubierto que su presencia en el cerebro
también puede ayudar a promover la memoria.
Soñar. El hecho de que no nos acordemos de lo que soñamos, no significa que no lo hagamos. ¡Todo el
mundo sueña! La mayoría de la gente sueña entre 1 y 2 horas cada noche y tienen un promedio de 4 a 7
sueños cada noche.
Parpadear. Cada vez que parpadeamos (aprox. 20.000 veces al día), nuestro cerebro reacciona
manteniendo las cosas iluminadas para que el mundo no se apague cada vez que parpadeamos.
Pensamientos. Se cree que el número medio de pensamientos que los seres humanos podemos
experimentar cada día es de 70.000.
Reírse. Reírnos de una broma no es una tarea sencilla para nuestro cerebro, ya que para ello requiere la
actividad en cinco áreas diferentes.
Co r
Es frecuente referirse a las neuronas como las unidades básicas que, unidas, forman el sistema
nervioso y el cerebro que está incluido en este, pero lo cierto es que no existe solo una clase de estas
microscópicas estructuras: existen muchos tipos de neuronas con diferentes formas y funciones.
Las diferentes clases de neuronas: una gran diversidad
El cuerpo humano está compuesto por 37 billones de células. Gran parte de las células del sistema
nervioso son las células gliales, que de hecho son las que más abundan en nuestro cerebro y que
curiosamente tendemos a olvidar, pero el resto de la diversidad corresponde a las llamadas
neuronas. Estas células nerviosas que reciben y emiten señales eléctricas se interconectan formando
redes de comunicación que transmiten señales por distintas zonas del sistema nervioso a través de
impulsos nerviosos.
El cerebro humano tiene aproximadamente entre 80 y 100 mil millones de neuronas. Las redes
neuronales son las encargadas de realizar las funciones complejas del sistema nervioso, es decir,
que estas funciones no son consecuencia de las características específicas de cada neurona
individual. Y, como en el sistema nervioso hay tantas cosas de hacer y el funcionamiento de las
diferentes partes del cerebro es tan complejo, estas células nerviosas también tienen que adaptarse
a esta multiplicidad de tareas. ¿Cómo lo hacen? Especializándose y dividiéndose en diferentes
tipos de neuronas.
Pero antes de ponernos a explorar la diversidad de clases de neuronas, veamos qué es aquello que
tienen en común: su estructura básica.
Estructura de la neurona
Cuando pensamos en el cerebro nos suele venir a la mente la imagen de las neuronas. Pero no todas
las neuronas son iguales pues existen distintos tipos. Ahora bien,
por lo general su estructura está compuesta de las siguientes partes:
Una de las partes en las que se divide el axón y que se encarga de transmitir la señal a otras
neuronas se llama botón terminal. La información que pasa de una neurona a otra se transmite a
través de la sinapsis, que es la unión entre los botones terminales de la neurona emisora y la
dendrita de la célula receptora.
Tipos de neuronas
Existen distintas formas de clasificación de las neuronas, y se pueden establecer en base a distintos
criterios.
1. Según la transmisión del impulso nervioso: Según esta clasificación, existen dos tipos de
neuronas:
Como ya se ha dicho, la unión entre dos neuronas es la sinapsis. Pues bien, la neurona
presináptica es la contiene el neurotransmisor y lo libera al espacio sináptico para que pase a
otra neurona.
2. Según su función
Las neuronas pueden tener funciones diferentes dentro de nuestro sistema nervioso central, por eso
se clasifican de esta manera:
2.1. Neuronas sensoriales
Envían información de los receptores sensoriales al sistema nervioso central (SNC). Por
ejemplo, si alguien pone un trozo de hielo en tu mano, las neuronas sensoriales envían el mensaje
de tu mano a su sistema nervioso central que interpreta que el hielo es frío.
2.3. Interneuronas
Una interneurona, también conocida como neurona integradora o de asociación, conecta con otras
neuronas pero nunca con receptores sensoriales o fibras musculares. Se encarga de realizar
funciones más complejas y actúa en los actos reflejos.
En función de la dirección del impulso nervioso las neuronas pueden ser de dos tipos:
Este tipo de neuronas son las neuronas sensoriales. Reciben este nombre porque transportan el
impulso nervioso desde los receptores u órganos sensoriales hacia el sistema nervioso central.
5. Según el neurotransmisor
Dependiendo del neurotransmisor que liberen las neuronas, reciben el siguiente nombre:
En conclusión
En nuestro sistema nervioso existe una gran diversidad de tipos de neuronas que se adaptan y se
especializan según sus funciones para que todos los procesos mentales y fisiológicos se puedan ir
desarrollando en tiempo real (a una velocidad vertiginosa) y sin contratiempos.
El encéfalo es una máquina muy bien engrasada justamente porque tanto las clases de neuronas
como las partes del cerebro realizan muy bien las funciones a las que se adaptan, aunque esto pueda
suponer un quebradero de cabeza a la hora de estudiarlas y entenderlas.
Referencias bibliográficas:
Djurisic M, Antic S, Chen W, Zecevic D (2004). Voltage imaging from dendrites of mitral cells:
EPSP attenuation and spike trigger zones. J Neurosci 24 (30): 6703-14.
Gurney, K. (1997). An Introduction to Neural Networks. London: Routledge.
Solé, Ricard V.; Manrubia, Susanna C. (1996). 15. Neurodinámica. Orden y caos en sistemas
complejos. Edicions UPC.
Algunas de estas sustancias sólo pueden ser encontradas en cierto tipo de células y tienen funciones
muy concretas (tanto que muchas de ellas aún deben ser descubiertas), pero otras actúan tanto en el
cerebro como fuera de este. Es el caso, por ejemplo, de la serotonina, también conocida como 5-HT.
La 5-HT está profundamente integrada en el funcionamiento del cuerpo humano y aprenderse de
memoria todas sus funciones puede ser muy intrincado. Sin embargo, en este resumen puedes
conocer seis de los principales efectos que la serotonina tiene sobre el cuerpo humano.
La serotonina es una sustancia que en la sangre se comporta como una hormona y que en el cerebro
actúa como neurotransmisor. Es decir, que la serotonina es una de las unidades de comuiación que
las neuronas captan y emiten para influir unas en otras, creando dinámicas de activación cerebral y
efectos en cadena. Así, la serotonina favorece el cruce de información entre las neuronas y que, más
allá del encéfalo, sirve a propósitos muy distintos. De hecho, las mayores concentraciones de
serotonina no están en el cerebro sino en el tracto gastrointestinal.
Es en los intestinos donde cobra importancia una de las funciones más relevantes de la serotonina:
la regulación de la digestión. Niveles demasiado altos de serotonina están ligados a la aparición de
diarreas, mientras que un déficit excesivo de esta sustancia puede ocasionar estreñimiento.
Además, también influye sobre la aparición (o ausencia) del apetito.
La serotonina puede ser encontrada en grandes cantidades por muchas partes del cuerpo, y por lo
tanto un desajuste general en la producción de esta sustancia puede tener efectos drásticos
sobre varios factores que afectan a nuestra manera de sentir y comportarnos.
Concretamente, la serotonina ha estado asociada durante muchos años a los síntomas de
la depresión, ya que las personas con un trastorno de este tipo acostumbran a tener bajas
concentraciones de 5-HT en sangre. Sin embargo, no se sabe hasta qué punto es el déficit de
serotonina lo que produce la depresión o viceversa.
Entre las funciones de mantenimiento básico de la integridad de nuestro cuerpo que asociamos a la
serotonina se encuentra también la regulación térmica. Este es un equilibrio muy delicado, porque
una diferencia de unos pocos grados de temperatura corporal puede suponer la muerte masiva de
grandes grupos de tejidos celulares.
Las neuronas, por ejemplo, son especialmente sensibles en este aspecto.
Se ha comprobado una correlación entre los niveles de serotonina y la libido sexual. Altos niveles
de 5-HT se asocian a una falta de deseo sexual, mientras que bajos niveles promoverían la aparición
de conductas orientadas a la satisfacción de esta necesidad.
Además, la serotonina parece tener también un efecto sobre la capacidad que tenemos los humanos
de enamorarnos y sentir amor por otra persona.
La serotonina sirve también para estabilizar el estado emocional del ser humano ante situaciones
de tensión. Concretamente, sirve para inhibir la agresividad y las conductas violentas que pueden
derivarse de ella. Así pues, las personas más impulsivas y violentas tienden a tener menos niveles
de serotonina actuando sobre puntos clave del cerebro que aquellas que son más pacíficas.
Además, esta sustancia se lleva especialmente mal con la testosterona, una hormona que, al
actuar sobre las neuronas haciendo que sean más insensibles a la serotonina, potencia el
comportamiento agresivo.
A lo largo del día, los niveles de serotonina suben y bajan describiendo las curvas que marca
el ritmo circadiano, que es el horario que sigue nuestro cuerpo para saber cuándo toca dormir y
cuándo no, y que por tanto regula nuestro sueño y nuestra vigilia. Así, los niveles de 5-HT tienden a
llegar a su máximo en los momentos más soleados del día, mientras que durante el sueño profundo
bajan a su mínimo.
De este modo la producción de serotonina influye regulando nuestra capacidad para dormir,
favoreciendo o dificultando la conciliación del sueño. Ocurre algo parecido con otra sustancia
llamada melatonina.
La serotonina se encuentra en todos los seres humanos sanos, pero su exceso puede desencadenar
problemas. ¿Qué ocurre cuando nuestro cuerpo genera demasiada serotonina? No es una pregunta
baladí, puesto que existe una patología asociada a este exceso de serotonina.
El excesivo consumo de fármacos contra la depresión (los llamados "antidepresivos"), que
básicamente se encargan de estimular la producción de la hormona serotonina, puede tener un
efecto negativo en nuestro organismo. Lo puedes descubrir leyendo este artículo, donde explicamos
exactamente en qué consiste este síndrome y qué síntomas presenta:
Referencias bibliográficas:
NEUROCIENCIAS
La dopamina es uno de los muchos neurotransmisores que utilizan las neuronas para comunicarse entre
ellas. Eso significa que la dopamina tiene una función muy importante en los espacios sinápticos, es
decir, los espacios microscópicos en los que las células nerviosas establecen conexiones entre sí.
Se trata de una sustancia producida por el propio cuerpo humano, pero que también puede ser
elaborada en laboratorios. En concreto, la dopamina fue sintetizada artificialmente por los biólogos
ingleses George Barger y James Ewens, en 1910. Décadas después, en 1952, los científicos suecos
Arvid Carlsson y Nils-Åke Hillarp lograron desentrañar las funciones y características principales
de este neurotransmisor.
1. La dopamina y tu personalidad
Pero, ¿tiene algo que ver este neurotransmisor con la personalidad de cada individuo? Bien,
parece que sí. La dopamina podría ser uno de los factores a tener en cuenta a la hora de saber si una
persona es más introvertida o más extravertida, más cobarde o más valiente, o más seguro o
inseguro.
Varias investigaciones sostienen esta relación entre dopamina y personalidad. Por ejemplo,
un estudio llevado a cabo en la Clínica Universitaria Charité, en Alemania, y que fue publicado
en Nature Neuroscience señaló que la cantidad de dopamina encontrada en la amígdala cerebral de
un sujeto podría ser un indicador fiable de si éste es tranquilo y sosegado, con una buena confianza
en sí misma, o si por el contrario sería temeroso y con propensión a padecer estrés.
2. Sobrepeso y obesidad
Por si no lo habías notado, no a todas las personas sienten el mismo nivel de placer cuando, por
ejemplo, degustan una apetitosa tarta de chocolate.
Curiosamente, las personas con tendencia al sobrepeso y a la obesidad cuentan con menos
receptores de dopamina en su sistema nervioso y, en consecuencia, necesitan ingerir más cantidad
de tarta para notar la misma satisfacción que produce el acto de comer algo dulce. Digamos que
son menos sensibles a los sabores que producen adicción. Esta es la conclusión a la que llegaron
unos investigadores ingleses, gracias a un estudio publicado en Science.
¿Eres de esas personas que disfrutan asumiendo riesgos? ¿Te tirarías en paracaídas? Responder a
estas preguntas quizá también tenga que ver con tu edad, pero hay un nuevo elemento que, desde la
neurociencia, ha sido detectado como un importante factor a la hora de predecir esta propensión a
disfrutar con los riesgos y las emociones fuertes.
Una investigación de la Universidad de British Columbia liderada por Stan Floresco y
publicada en Medical Daily en el año 2014 reportó que la mayor presencia de dopamina en
ciertas regiones cerebrales en personas adolescentes hizo que éstos fueran demasiado
optimistas con sus expectativas y asumieran riesgos demasiado altos.
Mediante distintas técnicas de neuroimagen, un estudio descubrió que cuanto mejor es el estatus
social de un individuo, mayor es la cantidad de receptores D2 de dopamina ubicadas en su cerebro.
Esto hace que se sientan más satisfechas con su vida y que, por tanto, actúen en consecuencia; los
objetivos de una persona con buena autoimagen no son los mismos que los que tiene una
persona más pesimista en este aspecto.
5. Clave para la creatividad
Varias investigaciones publicadas en PLoS han detectado que las personas con una mente
especialmente creativa tienen una densidad menor de receptores D2 de dopamina en una
región cerebral en concreto: el tálamo.
Esta parte del encéfalo tiene como principal función filtrar los estímulos que recibe la corteza del
cerebro. Esto facilitaría las conexiones neuronales que nos permiten asociar conceptos de una forma
más eficiente, mejorando la creatividad.
La memoria también es una función cerebral que también se ve influida por la dopamina. En
concreto, la dopamina se encarga de regular la duración de la información (recuerdos),
decidiendo si retiene solo durante unas 12 horas esta información y desaparece, o bien si mantiene
la información por más tiempo.
Este proceso de ‘decisión’ mediante el cual un recuerdo se difumina o bien permanece en nuestro
cerebro guarda una gran relación con el concepto de aprendizaje significativo. Cuando aprendemos
algo que nos satisface, la dopamina activa el hipocampo para que retenga esa información. En caso
contrario, la dopamina no activa el hipocampo y el recuerdo no se almacena en nuestra memoria.
Referencias bibliográficas:
Delgado J.M.; Ferrús A.; Mora F y Rubia F.J. (Eds.) (1997). Manual de Neurociencia. Madrid:
Síntesis.
Kalat, J.W. (2004). Psicología Biológica. Thomsomparaninfo.
Mazziota et al. (2000). Brain mapping: the disorders. New York: Academic Press.
Streit, W.J. y Kincaid-Colton, C.A. (1996). El sistema inmunitario del cerebro. Investigación y
Ciencia. Enero. 16-21.
NEUROCIENCIAS
Amígdala cerebral: estructura y funciones
Una región del cerebro que se encarga de hacernos sentir emociones.
por Oscar Castillero Mimenza
Sorpresa, miedo, angustia, afecto, cariño, alegría, excitación… Todas estas palabras denotan
diferentes emociones que todos sentimos en el día a día.
Se trata de reacciones que tenemos ante estímulos que pueden provenir tanto del exterior (por
ejemplo ver una araña, un bebé o que te comuniquen tu tan esperado ascenso) como del interior de
la propia persona (un pensamiento o recuerdo que te haga sufrir o sentirte feliz). Dichas reacciones,
a nivel cerebral, dependen de una serie de circuitos que son capaces de organizar y poner en
conexión la percepción y la emoción, siendo el principal sistema encargado de ello el sistema
límbico, y dentro de este sistema siendo la amígdala uno de los núcleos principales.
En el presente artículo nos vamos a centrar en esta estructura, la amígdala, con el fin de
visualizar qué es y algunas de sus principales funciones.
¿Qué es la amígdala?
La amígdala es una estructura subcortical situado en la parte interna del lóbulo temporal
medial. Este elemento posee conexiones con la gran mayoría del encéfalo, siendo un núcleo de
especial relevancia que puede afectar al conjunto del sistema nervioso y en la funcionalidad del
organismo.
Se trata de un elemento clave para la supervivencia, debido a que su principal función es integrar
las emociones con los patrones de respuesta correspondientes a estas, provocando una respuesta
a nivel fisiológico o la preparación de una respuesta conductual. Asimismo, se encarga de coordinar
las áreas que notan la expresión somática de la emoción y la corteza cerebral encargada del
sentimiento consciente, con lo que posee un papel de gran relevancia en la valoración del
significado emocional de las experiencias.
La amígdala es, pues, el principal núcleo de control de las emociones y sentimientos en el
cerebro, controlando asimismo las respuestas de satisfacción o miedo. Sus conexiones no solo
producen una reacción emocional sino que debido a su vinculación con el lóbulo frontal también
permite la inhibición de conductas.
Ahora bien, la amígdala no es una simple "pieza" del cerebro humano, con un patrón de
funcionamiento predecible y bien conocido. De hecho, ninguna de las estructuras del cerebro es así,
pero en el caso de la amígdala esto es aún más evidente, teniendo en cuenta que se relaciona con
muchas otras áreas del sIstema nervioso central. Es una estructura compleja, siendo una
estructura con forma de almendra situada en el sistema límbico del cerebro. Está configurada por
diferentes partes, con lo que en ocasiones también recibe el nombre de complejo amigdalino.
Partes del complejo amigdalino
Como hemos dicho la amígdala no es una estructura uniforme, sino que es divisible en
diversos subelementos. Entre ellos destacan los siguientes:
Núcleo corticomedial
Esta parte del complejo amigdalino tiene una gran implicación en la captación de feromonas,
participando en gran medida en el control del comportamiento sexual tanto masculino como
femenino. También participa en el control hormonal y en la respuesta de saciación durante la
ingesta.
Núcleos basolaterales
Núcleo central
En este aspecto, una de las funciones principales de la amígdala y el hecho de que sea pieza clave
de la supervivencia es la gestión del miedo. A un nivel filogenético, este núcleo ha permitido la
supervivencia de nuestra especie, dado que es el que permite que podamos reaccionar tras percibir
un estímulo potencialmente amenazador para la integridad física, estimulando o inhibiendo la
respuesta de lucha/huida. De hecho, lesiones en la amígdala pueden provocar reacciones
extremadamente agresivas y la pérdida del miedo, con todas las repercusiones que la ausencia de
este sentimiento puede suponer.
3. Aprendizaje emocional
4. Memoria
Además de al proceso de aprendizaje, la amígdala también afecta a la estructuración de
recuerdos. Esto es debido a la asociación de recuerdos con estados emocionales, que permiten una
mayor conexión y fijación del material a recordar, permitiendo su consolidación.
De hecho, incluso cuando el hipocampo falla y no permite almacenar ciertos recuerdos, la amígdala
permite que se preserve un cierto recuerdo emocional de una situación, por lo cual es posible, por
ejemplo, que se tenga mucho miedo a los perros (memoria emocional) sin recordar por qué ocurrió
esto (debido al estrés que se sufrió en un evento traumático con un perro, ese recuerdo "narrativo"
de lo que ocurrió no se ha conservado).
6. Agresividad
Respuesta de saciación
Otro de los aspectos en que la amígdala tiene cierta influencia es en el control de la ingesta,
contribuyendo en gran medida al mantenimiento de la homeostasis corporal a través de su
influencia en la percepción de la saciación.
Referencias bibliográficas:
Kandel, E.R.; Schwartz, J.H. & Jessell, T.M. (2001). Principios de neurociencia. Cuarta edición.
McGraw-Hill Interamericana. Madrid.
Méndez-Bértolo, C.; Moratti, S.; Toledano, R.; López-Sosa, F.; Martínez-Álvarez, R.; Mah, Y.H.;
Vuilleumier, P.; Gil-Nagel, A. & Strange, B.A. (2016). “A fast pathway for fear in human
amygdala”, Nature Neuroscience.
Nieuwenhuys, Voogd & van Huijzen (2009). El Sistema Nervioso Central Humano. 4ª Edición.
En 1996, Giacomo Rizzolati descubrió, por serendipia, que estas neuronas espejo se activaban
al realizar una acción y al ver a otra persona realizando esa misma acción, por lo tanto, se
puede concluir que son esenciales para el aprendizaje y la imitación, a la vez que desempeñan un
papel importante en las habilidades sociales, tales como la empatía, puesto que gracias a ellas
podemos intuir lo que la otra persona piensa, va a hacer o siente (Rizzolatti y Craighero, 2004).
Como se ha mencionado, son neuronas que se hallan implicadas en mecanismos que combinan
ejecución-observación. Por lo tanto, en base a estos hallazgos, se ha comprobado que su
estimulación influye en el proceso de rehabilitación, así pues, se han llevado a cabo diversos
programas de neuro-rehabilitación funcional, como por ejemplo, en casos en los que el paciente
presenta déficits motores en las extremidades superiores consecuencia de un Accidente Cerebro
Vascular (AVC) o Ictus.
Un ejemplo de ello nos viene dado a través de Rehabilitation Gamming System (RGS) (http://rgs-
project.eu), un proyecto innovador de Realidad Virtual (RV) llevado a cabo por el equipo de
intvestigación del laboratorio SPECS, la Universidad Pompeu Fabra (UPF), el Hospital del Mar, el
Hospital Valle Hebrón y tres entidades más en colaboración con la Fundació TicSalut.
Dicho proyecto se basa en el principio de plasticidad cerebral y en cómo se puede lograr una
reorganización funcional en las áreas afectadas por el ictus a través de la estimulación de las áreas
secundarias motoras (Cameirao, Bermúdez, Duarte y Verschure, 2011). Tales áreas integran el
sistema de neuronas espejo (MNS), involucrado en procesos de ejecución y planificación motora
mediante la observación de dicha acción.
RGS es una aplicación que, mediante el uso de la RV a través de juegos dinámicos, promueve la
recuperación funcional del paciente. Así pues, permite al paciente avanzar en el proceso
derehabilitación de las extremidades superiores mediante la estimulación de la vía visual-motora
proporcionada por el MNS. Los recursos materiales necesarios para llevar a cabo esta terapia
mediante RGS son, principalmente, un ordenador con sensor Kinect y un Software RGS, como
añadido se pueden sumar diferentes dispositivos de interfaz (guantes, exoesqueletos, etc.). A través
de la imagen proporcionada por la pantalla se puede observar una representación de unos brazos
virtuales, mostrados en perspectiva de primera persona, que simulan el movimiento de los brazos
reales en tiempo real y en un ambiente simulado, de esta forma, el paciente activa los circuitos
neuronales motores lesionados, que permanecen habitualmente inactivos por la falta de movimiento
del brazo parético, así pues, se induce a la neuroplasticidad de la zona afectada. En cuanto a los
diversos juegos que incluye el programa, principalmente se basan en capturar objetos, golpearlos,
esquivarlos, etc.
Asimismo, cada juego se adapta en cuanto a complejidad y velocidad de los estímulos al
desempeño en cada uno de los brazos y características del paciente. Lo realmente interesante de
este sistema de adaptación es que se modula dinámicamente a través de dos estrategias diferentes.
Por un lado ajusta la dificultad del ejercicio, y por otro amplifica el movimiento del brazo afectado
del paciente en RV, mostrando movimientos de alcance más rápidos, más amplios y más precisos.
De esta forma se consigue motivar al paciente para que utilice más frecuentemente su brazo
afectado.
Otro aspecto interesante del sistema RGS es que permite capturar parámetros descriptivos del
progreso del usuario, para poder ser analizados y presentados automáticamente, permitiendo así al
personal clínico supervisar el proceso de recuperación del paciente.
RGS ya ha sido evaluado en varios estudios clínicos que han demostrado su eficacia en los
procesos de rehabilitación. Dichos estudios se realizaron para comprobar la eficacia de la terapia
mediante uso de RGS combinado con Terapia Ocupacional (TO) en comparación con un grupo
control que únicamente recibía TO. Los resultados mostraron que el grupo de pacientes con los que
se llevó a cabo RGS combinado con TO obtuvo mejores resultados que el grupo control (Cameirao
et al., 2011).
Finalmente, se puede concluir que RGS supone una terapia de RV basada en plasticidad
neuronal mediante la estimulación del MNS en la que, de una forma lúdica y amena, se puede
contribuir a la mejora de la recuperación de la movilidad de las extremidades superiores en
pacientes afectados por ictus.
Referencias bibliográficas:
Cameirao, M.S, Bermúdez, S., Duarte, O., y Verschure, P. (2011). Virtual reality based
rehabilitation speeds up functional recovery of the upper extremities after stroke: a randomized
controlled pilot study in the acute phase of stroke using the rehabilitation gaming
system. Restorative neurology and neuroscience, 29(5), 287-298.
Rizzolatti, G., y Craighero, L. (2004). The mirror-neuron system. Annual Review of Neuroscience,
27, 169-192.
Página web The Rehabilitation Gaming System (www.eodyne.com).
En 1996, Giacomo Rizzolati descubrió, por serendipia, que estas neuronas espejo se activaban
al realizar una acción y al ver a otra persona realizando esa misma acción, por lo tanto, se
puede concluir que son esenciales para el aprendizaje y la imitación, a la vez que desempeñan un
papel importante en las habilidades sociales, tales como la empatía, puesto que gracias a ellas
podemos intuir lo que la otra persona piensa, va a hacer o siente (Rizzolatti y Craighero, 2004).
Como se ha mencionado, son neuronas que se hallan implicadas en mecanismos que combinan
ejecución-observación. Por lo tanto, en base a estos hallazgos, se ha comprobado que su
estimulación influye en el proceso de rehabilitación, así pues, se han llevado a cabo diversos
programas de neuro-rehabilitación funcional, como por ejemplo, en casos en los que el paciente
presenta déficits motores en las extremidades superiores consecuencia de un Accidente Cerebro
Vascular (AVC) o Ictus.
Un ejemplo de ello nos viene dado a través de Rehabilitation Gamming System (RGS) (http://rgs-
project.eu), un proyecto innovador de Realidad Virtual (RV) llevado a cabo por el equipo de
intvestigación del laboratorio SPECS, la Universidad Pompeu Fabra (UPF), el Hospital del Mar, el
Hospital Valle Hebrón y tres entidades más en colaboración con la Fundació TicSalut.
Dicho proyecto se basa en el principio de plasticidad cerebral y en cómo se puede lograr una
reorganización funcional en las áreas afectadas por el ictus a través de la estimulación de las áreas
secundarias motoras (Cameirao, Bermúdez, Duarte y Verschure, 2011). Tales áreas integran el
sistema de neuronas espejo (MNS), involucrado en procesos de ejecución y planificación motora
mediante la observación de dicha acción.
RGS es una aplicación que, mediante el uso de la RV a través de juegos dinámicos, promueve la
recuperación funcional del paciente. Así pues, permite al paciente avanzar en el proceso
derehabilitación de las extremidades superiores mediante la estimulación de la vía visual-motora
proporcionada por el MNS. Los recursos materiales necesarios para llevar a cabo esta terapia
mediante RGS son, principalmente, un ordenador con sensor Kinect y un Software RGS, como
añadido se pueden sumar diferentes dispositivos de interfaz (guantes, exoesqueletos, etc.). A través
de la imagen proporcionada por la pantalla se puede observar una representación de unos brazos
virtuales, mostrados en perspectiva de primera persona, que simulan el movimiento de los brazos
reales en tiempo real y en un ambiente simulado, de esta forma, el paciente activa los circuitos
neuronales motores lesionados, que permanecen habitualmente inactivos por la falta de movimiento
del brazo parético, así pues, se induce a la neuroplasticidad de la zona afectada. En cuanto a los
diversos juegos que incluye el programa, principalmente se basan en capturar objetos, golpearlos,
esquivarlos, etc.
Asimismo, cada juego se adapta en cuanto a complejidad y velocidad de los estímulos al
desempeño en cada uno de los brazos y características del paciente. Lo realmente interesante de
este sistema de adaptación es que se modula dinámicamente a través de dos estrategias diferentes.
Por un lado ajusta la dificultad del ejercicio, y por otro amplifica el movimiento del brazo afectado
del paciente en RV, mostrando movimientos de alcance más rápidos, más amplios y más precisos.
De esta forma se consigue motivar al paciente para que utilice más frecuentemente su brazo
afectado.
Otro aspecto interesante del sistema RGS es que permite capturar parámetros descriptivos del
progreso del usuario, para poder ser analizados y presentados automáticamente, permitiendo así al
personal clínico supervisar el proceso de recuperación del paciente.
RGS ya ha sido evaluado en varios estudios clínicos que han demostrado su eficacia en los
procesos de rehabilitación. Dichos estudios se realizaron para comprobar la eficacia de la terapia
mediante uso de RGS combinado con Terapia Ocupacional (TO) en comparación con un grupo
control que únicamente recibía TO. Los resultados mostraron que el grupo de pacientes con los que
se llevó a cabo RGS combinado con TO obtuvo mejores resultados que el grupo control (Cameirao
et al., 2011).
Finalmente, se puede concluir que RGS supone una terapia de RV basada en plasticidad
neuronal mediante la estimulación del MNS en la que, de una forma lúdica y amena, se puede
contribuir a la mejora de la recuperación de la movilidad de las extremidades superiores en
pacientes afectados por ictus.
Referencias bibliográficas:
Cameirao, M.S, Bermúdez, S., Duarte, O., y Verschure, P. (2011). Virtual reality based
rehabilitation speeds up functional recovery of the upper extremities after stroke: a randomized
controlled pilot study in the acute phase of stroke using the rehabilitation gaming
system. Restorative neurology and neuroscience, 29(5), 287-298.
Rizzolatti, G., y Craighero, L. (2004). The mirror-neuron system. Annual Review of Neuroscience,
27, 169-192.
Página web The Rehabilitation Gaming System (www.eodyne.com).
El sistema límbico es una de las redes de neuronas más interesantes e importantes a la hora de
estudiar el comportamiento humano, ya que es una de las partes del cerebro con un papel más
relevante en la aparición de los estados de ánimo.
Es por eso que a veces es llamado "el cerebro emocional". Pero... ¿qué es exactamente el sistema
límbico y cuáles son sus funciones?
El sistema límbico es un conjunto de estructuras del encéfalo con límites difusos que están
especialmente conectadas entre sí y cuya función tiene que ver con la aparición de los estados
emocionales o con aquello que puede entenderse por "instintos", si usamos este concepto en su
sentido más amplio. El miedo, la felicidad o la rabia, así como todos los estados emocionales
llenos de matices, tienen su principal base neurológica en esta red de neuronas.
Así pues, en el centro de la utilidad del sistema límbico están las emociones, aquello que
vinculamos con lo irracional. Sin embargo, las consecuencias de lo que ocurre en el sistema límbico
afectan a muchos procesos que, teóricamente, no tenemos por qué asociar con la cara emotiva del
ser humano, como la memorización y el aprendizaje.
Hace más de 200 años, un filósofo inglés llamado Jeremy Bentham, uno de los padres
del utilitarismo, propuso la idea de una manera de calcular la felicidad basándose en una
clasificación de criterios para diferenciar el dolor del placer. En teoría, a partir de este cálculo
podríamos saber lo útil o poco útil de cada situación, dependiendo de lo feliz que nos hiciera según
esta fórmula.
Simplificando mucho, se puede decir que, de un modo similar al que proponía Bentham, el sistema
límbico es algo así como el juez que determina lo que merece ser aprendido y de qué modo ha
de ser memorizado dependiendo de las sensaciones placenteras o dolorosas que nos produce cada
situación.
Es decir, que del sistema límbico depende el modo en el que se aprende el valor positivo o negativo
de cada una de las experiencias que se viven. Pero, además, el modo en el que el sistema límbico
influya en nuestra manera de aprender irá teniendo repercusiones en nuestra personalidad.
Algunos ejemplos
Por ejemplo, un ratón que ha pasado por el condicionamiento operante y ha llegado a asociar la
acción de mover una palanca con la aparición de comida en un cajón de su jaula, aprende que
mover la palanca está bien gracias a las sensaciones placenteras que le produce ver la comida y
probarla, es decir, fundamentándose en algo basado en la euforia de descubrir un trozo de queso
cuando se tiene hambre y en las sensaciones agradables que produce comerlo.
En los seres humanos, también se puede entender que aquellas situaciones en las que el placer
queda más sublimado de manera complejas, como lo que se siente al escuchar un buen recital de
poesía, nos enseña que volver a la asociación cultural en la que lo hemos escuchado resulta "útil".
El sistema límbico sigue siendo la parte del encéfalo responsable de esto.
Cabe recordar que el sistema límbico no es exactamente una región anatómicamente exacta
del encéfalo, sino que es más bien una red de neuronas distribuidas por el cerebro y que quedan
mezcladas entre muchas estructuras diferentes. Es decir, que el concepto de sistema límbico tiene
más que ver con la función que tienen estas zonas que con su naturaleza como parte concreta y bien
delimitada del cerebro.
Sin embargo, sí se pueden señalar partes del encéfalo que tienen un papel de suma importancia
dentro de la red de interconexiones que es el sistema límbico y que, por tanto, sirven para hacernos
una idea sobre cuáles son las zonas por las que pasa este circuito. Las partes del sistema límbico son
las siguientes:
Hipotálamo
Una de las zonas del diencéfalo más involucradas en la regulación de las emociones, por su
conexión con la glándula pituitaria y por lo tanto con el sistema endocrino y todas las partes del
cuerpo en el que se liberan todo tipo de hormonas.
Para leer más sobre esta parte del encéfalo puedes leer este artículo sobre el tálamo
Hipocampo
El hipocampo tiene una función muy importante en los procesos mentales relacionados con la
memoria, tanto en la memorización de experiencias e informaciones abstractas como en la
recuperación de recuerdos. Los hipocampos están localizados en la cara interior de los lóbulos
temporales, muy cerca del tálamo y las amígdalas.
El hipocampo está encuadrado dentro de lo que se conoce como corteza del lóbulo límbico, o
arquicorteza, que es una de las partes de la corteza cerebral más antiguas; es decir, que apareció
muy pronto en la línea de evolución que ha llevado a la aparición del ser humano.
Amígdala
Las amígdalas cerebrales están situadas al lado de cada hipocampo, y por lo tanto hay una en
cada uno de los hemisferios del cerebro. Su papel está relacionado con la respuesta emocional
aprendida que despiertan ciertas situaciones, y por lo tanto están involucradas con el aprendizaje
emocional, por lo cual tienen un rol en el sistema límbico.
Corteza orbitofrontal
En los límites del sistema límbico se encuentra la corteza orbitofrontal, que es la válvula de salida
de las órdenes "emocionales" hacia zonas del lóbulo frontal encargadas de la planificación y
creación de estrategias. Por tanto, tiene un importante papel a la hora de aplacar los "impulsos
irracionales" que llegan del sistema límbico y hacer pasar solo parte de estas señales, aquellas
que servirán para definir bien los objetivos de las acciones con metas a medio o largo plazo.
En la cultura popular existe la idea muy extendida de que el cerebro humano tiene una parte
emocional y otra racional. El cerebro emocional, que habríamos heredado de nuestros antepasados
más primitivos, sería aquél gracias al cual tenemos emociones, sentimientos e impulsos difíciles de
reprimir, mientras que el racional se encargaría del análisis más concienzudo y lógico de las
situaciones que vivimos o imaginamos.
Sin embargo, tal y como hemos visto, el sistema límbico está profundamente interconectada con
otras áreas del cerebro no directamente identificadas con aquello que conocemos como las
emociones, por lo cual la idea de que tenemos un cerebro emocional es, en buena parte, una
manera excesivamente imaginativa de entender esta red de conexiones.
Además, hay que tener en cuenta que si hablamos de un cerebro emocional es para contraponer este
concepto a la idea de un cerebro racional, que estaría representado por las zonas más superficiales
del lóbulo frontal y el parietal. Sin embargo, si en el caso del sistema límbico al menos sabemos que
es un conjunto de estructuras bastante antiguas en nuestra línea evolutiva, la idea de que hay en
nosotros una parte de nuestro cuerpo hecha para pensar racionalmente con cierta autonomía es
directamente una ilusión.
La racionalidad no es innata
Existen antepasados nuestros que vivían tan solo con un sistema límbico y sin capacidad para
pensar siguiendo las pautas de lo que entendemos como racionalidad, pero en la historia del ser
humano el pensamiento racional es más bien una excepción. No solo no pensamos
racionalmente la mayor parte del tiempo, sino que hasta hace unos pocos miles de años la
racionalidad no existía y, de hecho, en algunas culturas poco occidentalizadas los adultos tienden a
no llegar a la cuarta etapa del desarrollo cognitivo propuesta por Jean Piaget.
Es decir, que aquello que llamamos racionalidad es más un producto de la historia que el fruto de un
conjunto de estructuras cerebrales diseñadas para ello. El sistema límbico es, en todo caso una de
las regiones del cerebro que permiten la aparición del pensamiento racional, y no al revés.
Existe un cierto acuerdo entre los expertos en personalidad en afirmar que la personalidad puede
categorizarse en estos 5 grandes rasgos que fueron descritos en la teoría del Big Five personality
traits.
La definición de cada uno de ellos es la siguiente:
Refiere a cuán centrado está el sujeto en sus objetivos, además de cuán disciplinado se muestra
para la consecución de dichos fines. Podríamos decir que la persona con alta puntuación en el factor
C es un individuo organizado, con capacidad de concentración, que termina sus tareas y que piensa
antes de tomar una decisión.
Define el grado en que el sujeto se muestra abierto con los demás y canaliza su energía en
contextos sociales. Dicho de otro modo, el factor E examina cuánto le agrada a un sujeto estar
rodeado de otras personas, cuánto le gusta expresarse ante los demás, etc. Su opuesto es
la Introversión, que se caracteriza en personas reservadas, que a menudo son tachados de
antipáticos. Suelen ser ciertamente independientes, prefieren la rutina y el ambiente familiar.
Prefieren estar solos y no les agrada formar parte de bullicios de gente, lo cual no quiere decir que
sean menos felices. Frecuentemente se muestran tan animados como el que más en círculos
estrechos de amistad. Son más reflexivos que los extrovertidos, y tienden menos a la acción.
Define en qué grado una persona afronta sin problema las situaciones complicadas de la vida.
Los sujetos tranquilos, no muy proclives a sentir rabia o a enfadarse, suelen permanecer animados y
gestionan muy bien sus crisis personales.
Dentro de los rasgos de personalidad, el Factor N es aquél que encontramos con alta puntuación en
las personas moderadas y sosegadas.
Referencias bibliográficas:
Cattell, R.B., (1947). Confirmation and clarification of primary personality factors. Psychometrika,
12, 197-220.
NEUROCIENCIAS
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que aún se sabe poco de cuáles son las funciones y procesos
en los que interviene el GABA, y por lo tanto es precipitado dar por sentado que su utilidad es
simplemente la que he descrito. Además, este neurotransmisor interviene en mayor o menor medida
en otras dinámicas de comunicación entre neuronas en las que otros neurotransmisores tienen un
papel más relevante.
El GABA fue descubierto en 1950 por Eugene Roberts y J. Awapara, y desde entonces se han
llevado a cabo diversos estudios para conocer mejor su relación con los trastornos de la ansiedad.
En las últimas décadas, las investigaciones sobre el GABA y las benzodiacepinas han sido
numerosas, básicamente para buscar tratamientos contra las alteraciones patológicas del miedo y la
ansiedad. Estos estudios han concluido que el GABA está implicado en dichas emociones, pero no
parece que su papel sea otro que el de modulador inhibitorio de los otros sistemas de
neurotransmisión como el de la noradrenalina.
Además, otros estudios también han aportado conclusiones interesantes respecto a como el efecto
de este neurotransmisor es capaz de reducir los efectos del estrés en los individuos. En un
experimento publicado el Journal of Neuroscience se demostró que cuando los individuos realizan
ejercicio físico de forma regular, el nivel de neuronas GABA aumenta en el cerebro, lo que afecta al
hipocampo ventral, una región del cerebro vinculada a la regulación del estrés y la ansiedad. Otro estudio,
esta vez llevado a cabo conjuntamente por la Universidad de Boston y la Universidad de Utah, constató que
también se produce un incremento de este neurotransmisor en los practicantes de yoga.
Para saber más sobre los beneficios psicológicos del ejercicio físico y del yoga puedes leer nuestros artículos:
Existen tres tipos de receptores para el GABA: GABA-A, GABA-B y GABA-C. Este último es considerado un
subtipo del receptor GABA-A, y también recibe el nombre de GABA-A rho.
Si quieres saber más sobre este receptor, en el siguiente vídeo se explica la estructura y el funcionamiento del
receptor GABA-A:
El receptor GABA-B es metabotrópico, y se encuentra en la membrana plasmática de los terminales pre y post
sinápticos. El receptor GABA C, igual que el GABA-A, es ionotrópico.
Por contra, los receptores metabotrópicos, como el GABA-B, son receptores más lentos y están acoplados a
proteínas G, que, concretamente en el caso de este receptor, conducen a la activación de canales Potasio (K+) para
la despolarización de la célula.
La neurosis o neuroticismo es una tendencia psicológica a mantener ciertas dificultades para el control y la
gestión emocional.
Las personas que padecen altos niveles de neuroticismo suelen presentar estados de ánimo bajos, cercanos a
la depresión o a la distimia, y muestran sentimientos negativos como la envidia, ira, ansiedad, sensación de
culpabilidad… Las personas neuróticas presentan esta sintomatología de forma mucho más frecuente y severa que
las personas que no padecen esta condición.
Por otro lado, el neuroticismo hace referencia a problemas de gestión emocional en prácticamente todas las áreas de
la vida de una persona, no en unas pocas. La neurosis es el concepto que es estudiado a través de escalas y
evaluaciones del neuroticismo.
Las personas que sufren neurosis suelen presentar mayor temor ante situaciones que otras personas toleran y
manejan eficazmente. Suelen percibir la realidad de forma más negativa de lo que realmente es, y se desesperan con
facilidad ante pequeñas frustraciones que, en ojos de los demás, no revisten mucha importancia.
La personalidad neurótica y su comorbilidad
Los individuos con neurosis suelen presentar también otras características relevantes, como la ansiedad, una mayor
presencia de cuadros depresivos o la tendencia a la timidez. Las personas que son propensas a la neurosis también
suelen presentar fobias y trastornos de pánico.
La neurosis es un trastorno psicológico que hace sufrir a las personas que lo padecen, pero es una condición
relativamente manejable, puesto que no hay presencia de cuadros graves que se suelen asociar con la psicosis, como
por ejemplo los delirios y las alucinaciones.
En la neurosis, el individuo permanece en contacto con la realidad; no hay despersonalización. Los pacientes
que puntúan alto en la escala de neuroticismo son emocionalmente inestables y son menos capaces de gestionar su
malestar y su estrés respecto a aquellas personas que puntúan bajo en neuroticismo.
Las personas que no tienen neurosis suelen mostrarse relajadas, son más capaces de lidiar con altas cotas de estrés y
presentan una mejor disposición a enfrentarse a los retos del día a día.
Señales y síntomas
Los síntomas y señales más comunes entre las personas neuróticas son los siguientes:
Además, suelen tener en común una peor destreza para tomar buenas decisiones. Todos estos síntomas, si no se
tratan y se enquistan en la vida personal del neurótico, pueden conducir a cuadros graves de depresión y
aislamiento.
Ante estos pensamientos negativos, algunos individuos neuróticos pueden tratar de contrarrestar las posibilidades
de que la catástrofe se produzca realmente, empleando ciertos rituales mentales o conductas reiteradas que pueden
confundirse con las propias de las personas que padecen trastorno obsesivo-compulsivo.
En otros casos, la ansiedad y el estrés puede ir elevándose a lo largo del tiempo, dificultando sobremanera la vida
diaria de estos pacientes, que viven en permanente tensión. Usualmente, son personas que se sienten heridas con
facilidad; viven en un estado de ansiedad constante y con la sensación de que les puede ocurrir algo malo de un
momento a otro.
Otros pacientes también hacen alusión a problemas de somatización y similares: sensaciones cardíacas extrañas,
sudoración excesiva, sensación de ahogo o miedo a morir en cualquier momento… Son síntomas que coinciden con
el clásico trastorno de ansiedad.
Tratamiento
Dentro de lo que conocemos como neurosis se engloban una serie de síntomas y afectaciones que influyen
negativamente en la calidad de vida de la persona que los sufre.
Por supuesto, existe tratamiento psicológico para minimizar el efecto de la neurosis en la salud mental de
quien la padece. La psicoterapia ayuda a recuperar el equilibrio emocional y a reducir la incidencia de muchos de
los síntomas descritos anteriormente. Acudir a un especialista en estos casos puede ayudar a la persona neurótica a
mejorar en muchos aspectos, amén de un diagnóstico y un tratamiento personalizado.
Por otro lado, las alteraciones de tipo emocional propias de lo que clásicamente se ha conocido como neurosis
pueden ser tan pronunciadas que es necesario combinar la intervención psicológica con tratamientos
farmacológicos. Esto es especialmente relevante en los casos en los que los síntomas vinculados con el estado de
ánimo aparecen junto a otros que son de tipo psicótico.
Referencias bibliográficas:
Fenichel, O. (1945) The Psychoanalytic Theory of Neurosis. Nueva York: Norton.
Ladell, R.M. y T.H. Hargreaves (1947). "The Extent of Neurosis". Br Med J. 2(4526): pp. 548 - 549.
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El lóbulo frontal es una de las partes del cerebro más estudiadas y más interesantes desde el punto de vista de la
psicología, la neuropsicología y las neurociencias en general. No sólo es conocido por el hecho de ser el lóbulo
más grande en el encéfalo humano, sino también por las importantísimas funciones y capacidades cuya
existencia debemos a esta estructura. ¿Qué capacidades son estas?
Te puede interesar este post: "Los lóbulos del cerebro y sus distintas funciones"
Básicamente las funciones del lóbulo frontal son todas aquellas que atribuimos exclusivamente a los seres
racionales, con criterio propio, con la posibilidad de actuar según estrategias complejas y bien preparados para
vivir en sociedades muy grandes.
La importancia del lóbulo frontal
La diferencia entre tener un lóbulo frontal como el de los seres humanos adultos y sanos y no tenerlos es la
diferencia que hay entre ser un organismo guiado básicamente por los impulsos y las emociones u otro que, a pesar
de estar motivado fundamentalmente por estados emocionales generados por el sistema límbico, es capaz de
posponer estos impulsos para seguir planes elaborados y optar a conseguir objetivos abstractos o situado en un
punto muy lejano en el tiempo.
Sin embargo, el papel del lóbulo frontal va más allá de ser un conjunto de neuronas y glía que permite pensar a
largo plazo. Exploraremos su potencial en las siguientes líneas.
A pesar de que se le puede considerar una de las muchas partes del cerebro, hay que tener en cuenta que los lóbulos
frontales no trabajan por sí solos, y que sólo cobran sentido como estructura cerebral cuando trabajan
coordinadamente con el resto del encéfalo.
Ahondando en detalles
Suele decirse que el lóbulo frontal es la parte del cerebro que más nos diferencia del resto de animales. Si bien
es cierto que el cerebro de nuestra especie es distinto a los del resto en muchos más aspectos que afectan a su
globalidad, esta afirmación es, en parte, verdadera.
¿Por qué? Porque nuestros lóbulos cerebrales no son sólo los más grandes proporcionalmente, sino también los
únicos que hacen posible la existencia una gran variedad de funciones y capacidades únicas.
En líneas generales, puede decirse que el lóbulo frontal de cada hemisferio sirve para convertir la información
sobre el entorno en materia a partir de la cual decidir lo que se hace y diseñar un plan de acción para intervenir
sobre lo que nos rodea. De algún modo, es la parte del cerebro gracias a la cual dejamos de convertirnos en sujetos
pasivos para pasar a ser agentes activos, con capacidad para cambiar cosas respondiendo a unos objetivos concretos
elegidos por nosotros a partir de lo que hemos ido aprendiendo.
El lóbulo frontal no opera aisladamente
Por supuesto, todo esto no lo hace solo. Es imposible entender cómo funciona el lóbulo frontal sin saber
también cómo funcionan otras estructuras del cerebro, de las que no sólo recibe información sino que además
funcionan coordinándose con este en tiempo real y a una velocidad vertiginosa. Así, por ejemplo, para iniciar una
secuencia de movimientos voluntarios, el lóbulo frontal necesita que estén activados los ganglios basales,
relacionados con la ejecución de movimientos automatizados fruto de las experiencias pasadas y la continua
repetición.
Meta-pensamiento
Es decir, la capacidad para pensar en abstracto sobre cosas que sólo están presentes en nuestra imaginación,
ya que no evocamos por el hecho de estar siendo registradas por nuestros sentidos en ese momento determinado.
También es importante hacer notar que este tipo de pensamiento puede tener varios grados de abstracción, lo cual
incluye la posibilidad de pensar en cómo pensamos. Es en este tipo de procesos en el que intervienen las Terapias
Cognitivo-Conductuales.
Planificación
Pensar en el futuro permite imaginar planes y estrategias, además de sus posibles resultados y consecuencias. El
lóbulo prefrontal no sólo "crea" posibles escenas futuras en nuestra mente, sino que también nos ayuda a navegar
por ellas buscando nuestros propios objetivos.
Así pues, mientras que otras partes del cerebro están diseñadas para orientarnos hacia los objetivos más a corto
plazo, los lóbulos frontales permiten que aspiremos a metas de naturaleza más abstracta, gracias a las cuales somos
capaces de cooperar, ya que las cadenas de acciones que llevan a conseguirlas son lo suficientemente largas y
complejas como para que en ellas tengan cabida más personas.
Cognición social
Los lóbulos frontales nos permiten atribuir estados mentales y emocionales a los demás, y que esto influya en
nuestra conducta. De este modo, interiorizamos posibles estados mentales de la gente que nos rodea. Esto, unido a
que tal y como hemos visto los lóbulos frontales nos permiten planificar teniendo en cuenta a otras personas, hace
que estas zonas de la corteza cerebral nos predispongan a crear tejidos sociales complejos.
1. Corteza motora
La corteza motora es la parte del lóbulo frontal involucrada en los procesos de planificación, ejecución y
control de los movimientos voluntarios. Puede entenderse que es en esta parte del cerebro donde la información
sobre el entorno y sobre la propia información que se procesa en el cerebro se convierte en acción, es decir, en
señales eléctricas destinadas a activar músculos del cuerpo.
La corteza motora está situada justo al lado de la fisura de Rolando, y por lo tanto recibe muchas información
proveniente del área somatosensorial que se encuentra justo al otro lado de esta "frontera", en el lóbulo parietal.
La corteza motora se divide en corteza motora primaria, corteza pre-motora y área motora suplementaria.
Es en esta zona donde se originan gran parte de los impulsos nerviosos que bajarán por la espina dorsal para activar
músculos concretos.
Corteza pre-motora (APM)
La corteza pre-motora es la parte del lóbulo frontal encargada de hacer que el aprendizaje de experiencias pasadas
influya sobre la técnica de movimiento. Por eso, tiene un papel muy importante en los movimientos que realizamos
constantemente y de los cuales somos "expertos", como los que están asociados con el control postural y los
movimientos proximales (es decir, los que se realizan con partes del tronco o zonas muy cercanas a él). Trabaja
recibiendo información de los ganglios basales y el tálamo, especialmente.
Está involucrada en la realización de movimientos muy precisos, como los que requieren de la utilización de los
dedos de las manos de forma coordinada.
2. Corteza prefrontal
Muchas de las características y rasgos que atribuimos en exclusiva a nuestra especie tienen su base neural en esta
región del lóbulo frontal: la capacidad para reprimir impulsos y para pensar en ideas abstractas, la
imaginación de las posibles situaciones futuras a partir de lo que hemos visto en el pasado y la interiorización de las
normas sociales. En realidad, algunas facultades y funciones cognitivas que normalmente se atribuyen a los lóbulos
frontales en general, existen, concretamente, gracias a la corteza prefrontal, que es la región de la corteza que ha
evolucionado más recientemente.
3. Área de Broca
Esta zona está involucrada en la realización de movimientos concretos para articular el habla. Por lo tanto,
desde aquí se emiten señales que irán a parar a la lengua, la laringe y la boca.
Referencias bibliográficas:
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Está situado en lo que se conoce como sistema límbico, y está muy relacionado tanto con los procesos mentales
relacionados con la memoria como con aquellos que tienen que ver con la producción y regulación de estados
emocionales, además de intervenir en la navegación espacial, es decir, el modo en el que nos imaginamos el
movimiento a través de un espacio concreto.
Además, el hipocampo está asociado a una parte de la corteza cerebral conocida como arquicorteza, que es una de
las regiones más ancestrales del encéfalo humano; es decir, que apareció hace muchos millones de años en nuestra
línea evolutiva. Es por eso que el hipocampo está tan bien conectado a otras partes del sistema límbico, que
apareció para dar respuestas a algunas de las necesidades más básicas de nuestros ancestros mamíferos más
remotos. A su vez, este hecho ya nos permite intuir que los procesos mentales relacionados con las emociones están
vinculados a las funciones del hipocampo. Veamos cuáles son.
Por tanto, tiene un papel muy importante en la consolidación de los aprendizajes realizados, ya que por un lado
permite que ciertas informaciones pasen a la memoria a largo plazo y por el otro vincula este tipo de contenidos con
ciertos valores positivos o negativos, dependiendo de si estos recuerdos han estado asociados a experiencias
placenteras o dolorosas (fisiológica o psicológicamente).
Son los procesos mentales ligados a la emoción los que determinan si el valor de una experiencia almacenada
como recuerdo es positivo o negativo. Lo que experimentamos como emociones tiene una parte funcional que tiene
que ver con el modo en el que aprendemos a comportarnos siguiendo unas reglas aprendidas que jueguen a nuestro
favor: evitar repetir errores y volver a experimentar sensaciones agradables.
El hipocampo y la memoria
Podría llegar a pensarse que el hipocampo es la parte del cerebro en la que se almacenan los recuerdos a largo
plazo. Sin embargo, la realidad es más compleja que esta idea.
La relación entre el hipocampo y los recuerdos a largo plazo no es tan directa: este órgano actúa como mediador,
o directorio, de recuerdos, cuya aparición y desaparición está asociada, por lo que se sabe sobre el funcionamiento
de la memoria, a la activación y desactivación de redes de neuronas distribuidas por muchas zonas del encéfalo.
Dicho de otro modo, el hipocampo no "contiene" recuerdos, sino que actúa como un nodo de activación que
permite que se activen distintos recuerdos distribuidos por diferentes partes del encéfalo.
Además, el hipocampo está más relacionado con unos tipos de memoria que con otros. Concretamente, juega un
rol en la gestión de la memoria declarativa, es decir, aquella cuyos contenidos pueden ser expresados
verbalmente; sin embargo, la memoria no declarativa, que interviene en la memorización de patrones de
movimientos y las destrezas motoras (como bailar o ir en bicicleta), está regulada más bien por estructuras como los
ganglios basales y el cerebelo.
Se sabe que una lesión en esta zona del cerebro suele producir amnesia anterógrada y retrógrada en la
producción y evocación de recuerdos relacionados con la memoria declarativa, pero la memoria no declarativa
suele quedar preservada. Una persona con el hipocampo severamente dañado puede seguir aprendiendo, por
ejemplo, destrezas manuales (aunque no recordaría haber aprendido este proceso).
De hecho, dentro del hipocampo se han descubierto un tipo de neuronas llamadas células de lugar, sobre las que
puedes leer más en este artículo.
Sin embargo, aunque el hipocampo esté muy dañado, normalmente los recuerdos más antiguos y relevantes
acerca de la vida de la persona tardan mucho en desaparecer, lo cual podría significar que con el paso del
tiempo los recuerdos más viejos y relevantes se van "independizando" cada vez más del hipocampo.
Referencias bibliográficas:
López-Pousa S., Vilalta Franch J., Llinàs Reglà J. (2002). Manual de Demencias, 2ª Edición. Prous Science,
Barcelona.
Martínez Lage J.M., Láinez Andrés J.M. (2000). El Alzheimer: teoría y práctica. Aula médica ediciones, Madrid.
O CIENCIAS
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Sobre el asunto de los hemisferios cerebrales es común oír algunas frases como estas: “Si eres una persona con
gran creatividad, utilizas mucho más el hemisferio derecho” o bien “Si eres una persona analítica usas más el
hemisferio izquierdo”...
Sin embargo, cabe plantearse: ¿Es cierto que tendemos a usar más un hemisferio que otro? ¿Es precisa esta
concepción de que cada hemisferio desempeña unas funciones diferenciadas?
No obstante, este conocimiento, aunque por algún motivo ha enraizado en la cultura colectiva y todo el mundo
parece darlo por sentado, no es del todo cierto. Se trata de un mito muy extendido y que guarda poca o ninguna
relación con la realidad y con los datos científicos disponibles. Sin ir más lejos, el hemisferio derecho también
realiza funciones asociadas al procesamiento de algunos aspectos del lenguaje, como la entonación y la intensidad.
Algunos de los académicos e investigadores que más aportaron al estudio del cerebro en pacientes sin cuerpo
calloso fueron los psicólogos Roger W. Sperry y Michael Gazzaniga, quienes descubrieron que las dos mitades
del cerebro desarrollaban sus procesos de forma independiente y con dinámicas también diferenciadas.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que en las personas sanas cuyos hemisferios cerebrales están correctamente
conectados mediante el cuerpo calloso, los procesos perceptivos y ejecutivos se desarrollan en el cerebro en su
conjunto, de forma que las distintas regiones cerebrales y hemisferios comparten información a través del cuerpo
calloso. Actualmente, los neurocientíficos (neurólogos, biólogos y psicólogos) tratan de comprender de qué forma
se realiza esta compleja coordinación entre hemisferios.
Una de las habilidades con que es más fácil desmentir el mito es con la creatividad. Aunque resulta más fácil
asumir que las tareas creativas se desarrollan en el hemisferio derecho y las tareas repetitivas y analíticas en el
derecho, la realidad es que dichas tareas son más complejas e involucran el cerebro de una forma más global de lo
que se podría esperar si nos creemos el mito. Además: “ser creativo” puede adoptar muchas formas, es un concepto
demasiado abierto como para enclaustrarlo en una tarea fácilmente reconocible como proceso dentro del cerebro
humano.
De hecho, existe un estudio que compara el cerebro de los estudiantes "de letras" (filología, historia, arte) con los
estudiantes "de ciencias" (ingeniería, física, química)... y los resultados son sorprendentes. Te lo explicamos aquí:
Las diferencias cerebrales entre estudiantes "de letras" y estudiantes "de ciencias"
Otra investigación reveló que una exposición breve a una pista que daba algunas claves para resolver un
rompecabezas era más útil para el hemisferio derecho que para el hemisferio izquierdo. El hemisferio derecho se
activó de forma más clara, llevando a algunos de los participantes a la solución de la tarea.
De todos modos, hay que aclarar que el insight (el proceso de internalización o comprensión interno) es solo un
aspecto de la creatividad. Por ejemplo, la habilidad para explicar historias sería otra vertiente creativa. Aquí
encontramos ya un cisma importante: los estudios que evalúan la influencia de cada hemisferio en ciertas tareas han
revelado que es el hemisferio izquierdo el mayor implicado en el proceso de inventar historias o cuentos,
mientras que el hemisferio derecho se encarga de buscar una explicación al relato. Este curioso reparto de funciones
fue denominado “fenómeno intérprete” por Gazzaniga.
Una de las posibilidades para entender como un mito se expande y se consolida en la cultura colectiva es
su seductora simplicidad. La gente busca respuestas fáciles a preguntas que, ya de entrada, son bastante naíf:
“¿Qué tipo de cerebro tengo?”.
Con una rápida búsqueda en Google o en las distintas redes sociales, una persona sin conocimientos científicos y
con esta inquietud personal puede hallar aplicaciones, libros o talleres para “mejorar su hemisferio débil”. Cuando
existe demanda, la oferta no tarda en aparecer, aunque el sustento científico en que se fundamenta el asunto sea más
bien discutible. Como en este caso, en que la simplificación hace que esta información roce la falsedad.
Así pues, es complicado combatir contra un sistema de creencias erróneo, puesto que la complejidad que entraña el
funcionamiento de nuestro cerebro no puede resumirse en un breve esquema básico. Con todo, los profesionales de
la psicología y la salud mental y los estudiosos en neurociencias debemos ser los encargados de informar
rigurosamente e ir desmintiendo estos mitos y simplificaciones.
Referencias bibliográficas:
Bowden EM, Jung-Beeman M. (2003). Aha! Insight experience correlates with solution activation in the right
hemisphere. Psychon Bull Rev. 2003 Sep;10(3):730-7. PMID: 14620371. Disponible
en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/14620371
Jung-Beeman M, Bowden EM, Haberman J, Frymiare JL, Arambel-Liu S, Greenblatt R, et al. (2004). Neural
Activity When People Solve Verbal Problems with Insight. PLoS Biol 2(4): e97. Disponible
en: https://doi.org/10.1371/journal.pbio.0020097
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NEUROCIENCIAS
Sin embargo, aunque el concepto de "neurona" sea muy conocido incluso más allá de los laboratorios y de las aulas
universitarias, lo cierto es que para entender cómo es nuestra vida mental no es suficiente con saber que en nuestra
cabeza hay diminutas células que se mandan impulsos nerviosos las unas a las otras. También hay que entender
que existen diferentes partes de las neuronas, encargadas de realizar tareas distintas. Los axones son unos de
estos componentes.
¿Qué es un axón?
Un axón neuronal es una especie de manga o "brazo" que sale desde el centro de la neurona y va hasta un lugar
alejado de este. La forma de esta pequeña estructura nos da pistas sobre cuál es su función. Básicamente, el papel
de los axones es el de hacer que las señales eléctricas que viajan a través de las neuronas vayan a parar a otro lugar
del organismo.
El axón es, por tanto, una especie de conducto por el que pasan impulsos nerviosos a toda velocidad; actúa
como canal de comunicación entre la parte central de la neurona (que se llama soma neuronal o cuerpo de la
neurona y es donde está el núcleo con el ADN) y otra parte del sistema nervioso al que ha de llegar este estímulo
eléctrico.
Al final de los axones o bien hay una parte de fibra nerviosa que se contrae al hacerle llegar la señal eléctrica, o
bien hay un espacio sináptico entre neuronas, que es el punto en el que estas células nerviosas se comunican entre
sí, normalmente a través de señales químicas. Es decir, que en la punta de los axones el impulso eléctrico
acostumbra a transformarse en un patrón de liberación de partículas químicas que llegan a la otra neurona a
través del espacio sináptico.
La longitud de los axones de las neuronas puede variar mucho dependiendo de cuál sea su función. Por ejemplo, es
frecuente que en las regiones de materia gris del encéfalo haya neuronas con axones más cortos que un milímetro,
mientras que fuera del sistema nervioso central hay varios axones que miden más de un palmo, a pesar de ser muy
finos. En definitiva, en muchos casos, los axones son tan cortos que la distancia entre su punta y el cuerpo de la
neurona es microscópica, y en otros casos pueden llegar a tener varios centímetros de longitud para poder llegar
a zonas lejanas sin intermediarios.
En cuanto al grosor de los axones en los seres humanos, suelen ser de entre uno y 20 micrómetros (milésimas de
milímetro) de diámetro. Sin embargo, esto no es una regla universal que se de en todos los animales con células
nerviosas. Por ejemplo, en algunas especies de invertebrados, como el calamar, los axones pueden llegar a tener
un milímetro de grosor, con lo cual se puede ver a simple vista con facilidad. Esto es así porque cuanto más
grueso es el axón más rápidamente viaja por este el impulso eléctrico, y en el caso de los calamares esta es una
capacidad importante para hacer que el sifón por el que expulsan agua funcione bien, ya que deben contraer una
gran parte de tejido muscular a la vez para poder escapar rápidamente por propulsión a chorro.
De hecho, un nervio es, principalmente, un conjunto de axones que es tan grueso que podemos verlo
directamente sin necesidad de un microscopio. Cuando encontramos un nervio en una porción de carne, lo que
estamos viendo es nada más y nada menos que muchos axones agrupados en un fajo, combinados con otras células
nerviosas auxiliares.
La mielina es una sustancia grasa que en los axones actúa de manera parecida a como lo haría un aislante de goma
a lo largo de un cable eléctrico, aunque no exactamente. En resumidas cuentas, las vainas de mielina, que se
reparten a lo largo del axón creando una forma parecida a una ristra de salchichas, separan el interior de los axones
del exterior de estos, por lo cual la señal eléctrica no se va perdiendo a través de las paredes y viaja de un modo
mucho más rápido. La protección que ofrecen va dirigida tanto a la neurona en sí misma como a la señal eléctrica
que se transmite a través de ella.
De hecho, gracias a las vainas de mielina la electricidad no va avanzando de manera continua a lo largo del axón,
sino que va saltando entre los puntos de este en los que hay una separación entre las vainas de mielina, unas zonas
llamadas nódulos de Ranvier. Para entenderlo mejor, a efectos de la agilidad con la que viaja la electricidad esto
supone la misma diferencia que hay entre ir subiendo una rampa e ir subiendo escaleras apareciendo cada vez dos
escalones más arriba. Ocurre algo parecido a lo que cabría esperar si el impulso eléctrico fuese teletransportándose
para recorrer pequeños tramos de axón, de un nódulo de Ranvier al siguiente.
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El lóbulo parietal, situado bajo el hueso craneal que le da nombre y entre el lóbulo frontal y el occipital, es una de
las estructuras cerebrales más importantes tanto por su tamaño por los procesos en los que participa.
De hecho, resulta tan crucial a la hora de realizar con éxito varios procesos mentales que es prácticamente
imposible hablar sobre esta parte del cerebro como si fuese una pieza “simple” de nuestro sistema nervioso o una
estructura que realiza una única función característica.
A continuación veremos cuáles son las características del lóbulo parietal y en qué procesos participa.
Aunque el lóbulo parietal se especializa más en ciertas funciones cerebrales que en otras, una de sus características
principales es que integra datos provenientes de distintas fuentes. Por ejemplo, mezcla datos relacionados con lo
que se ve y aquellos que nos hablan de lo que se escucha, y hace que aparezca una experiencia perceptiva
completa.
Del mismo modo, en esta zona de corteza cerebral hay muchos recuerdos que, una vez "almacenados" por el
hipocampo, se mueven hasta quedar fijado en las redes neuronales de este lóbulo. En los recuerdos están integrados
todas las informaciones sensoriales que nos llegan del mundo exterior, pero también los sentimientos y emociones
vinculados a ese trozo de memoria. Es decir, que en el lóbulo parietal desembocan tanto procesos perceptivos como
la regulación de los estados de ánimo.
Así pues, si ha de escogerse una única palabra para definir cuál es la función del lóbulo parietal, esta debería ser
“integración”, un concepto que remite a las funciones de muchas otras partes del cerebro.
1. Integración sensorial
En el lóbulo parietal queda incluida una de las mayores áreas de asociación del cerebro, lo cual significa que
la información proveniente de todas las áreas del cuerpo se combinan en esta zona para dar como resultado una
información que es más que la suma de sus partes. Por lo tanto, la creación de conceptos abstractos se da en parte
gracias al lóbulo parietal, gracias al cual somos capaces de generar, por ejemplo, la idea de lo que es un perro, con
su movimiento, su tacto y su olor asociados.
Pero en el lóbulo parietal no solo se dan cita los datos acerca del mundo que nos rodea y de lo que habita en él,
sino también la información acerca de cómo nos relacionamos nosotros con ese mundo en tiempo real. Por
ejemplo, es en el lóbulo parietal donde se unen los datos provenientes de los músculos del cuerpo, gracias a los
cuales nos hacemos una idea sobre la posición física y la postura en las que nos encontramos. Lo mismo ocurre con
el tacto. En definitiva, el lóbulo parietal se encarga del procesamiento somestésico, es decir, la capacidad sensorial
de reconocer las sensaciones corporales.
Del mismo modo, el lóbulo parietal trabaja junto al lóbulo frontal para ofrecer un feedback acerca de cómo van los
movimientos voluntarios que estamos realizando, para poder corregirlos inmediatamente en el caso de que se
detecten imprevistos.
Como curiosidad, en esta función se incluye la grafestesia, que es la capacidad de reconocer letras y palabras
cuando un elemento toca la piel haciendo el recorrido de la forma de estas.
Artículo relacionado: "Alexia y agrafia: las alteraciones del lenguaje escrito por lesión cerebral"
Lesión en el lóbulo parietal derecho
Estando en buen estado de salud el resto del encéfalo, una lesión en el lóbulo parietal derecho puede producir
heminegligencia, es decir, incapacidad para prestar atención a los estímulos presentes en el lado izquierdo del
cuerpo a la vez que la persona no se da cuenta de este problema (un fenómeno conocido como anosognosia).
Las personas con heminegligencia descuidan totalmente una de las mitades de su cuerpo, lo cual significa que no la
lavan, la visten o la peinan, y del mismo modo actuarán como si estuviesen ignorando todo aquello que ocurre en
uno de los lados de su cuerpo.
Entre sus síntomas se encuentra la incapacidad de percibir las imágenes como un todo, es decir, que se ven
elementos separados pero no se sabe ni a qué distancia están de uno mismo o entre sí ni la posición que ocupan. Del
mismo modo, parecen dificultades en la coordinación de los movimientos de los ojos (ataxia óptica).
Concluyendo
El lóbulo parietal se caracteriza por el modo en el que trabaja conjuntamente con otras muchas zonas del
cerebro, ofreciéndoles un espacio en el que pueden integrar entre sí sus torrentes de información.
Esto, por supuesto, no significa que en esta parte de la corteza cerebral no podamos encontrar áreas más o menos
especializadas, y de hecho se ha visto que varias de ellas están especialmente involucradas en la visión y en la
ejecución y monitorización de movimientos en coordinación con la zona posterior del lóbulo frontal.
Sin embargo, por su propia naturaleza distribuida, el cerebro funciona a partir de redes de neuronas diseminadas
por muchos lugares diferentes, y en este sentido el lóbulo parietal no es ninguna excepción. Por consiguiente,
estas funciones son muy relativas, y en realidad existen gracias al trabajo conjunto de varias zonas del sistema
nervioso.
Referencias bibliográficas:
Finlay, B.L., Darlington, R.B., Nicastro, N. (2001). "Developmental structure in brain evolution". Behavioral and
Brain Sciences. 24 (2): pp. 263 - 308.
Manes, F., Niro, M. (2014). Usar el cerebro. Buenos Aires: Planeta.
Ratey, J. J. (2003). Cerebro: manual de instrucciones. Barcelona: Mondadori.
Comentarios
La corteza cerebral, que es la parte del cerebro más icónica y conocida por sus pliegues y su forma de laberinto, no
es un órgano encargado de realizar una función específica. Lo que ocurre, más bien, es que diferentes partes de la
corteza cerebral se encargan de participar en diferentes procesos mentales, aunque todas ellas trabajan
coordinándose entre sí.
Por ejemplo, el lóbulo occipital, ubicado en la parte del cerebro más cercana a la nuca, es muy diferentes al lóbulo
frontal (situado en la parte del encéfalo más cercana a la frente) no solo por su forma y ubicación y forma, sino
especialmente por las funciones de las que se encargan estos dos lóbulos del cerebro.
Si el frontal tiene un papel muy importante en las funciones ejecutivas y la iniciación de acciones deliberadas, el
lóbulo occipital tiene un rol muy concreto que tiene que ver con la percepción y, concretamente, con el
reconocimiento y análisis de todo lo que vemos. A continuación veremos las principales características de esta
última parte del cerebro.
Además, tal y como ocurre con el resto de lóbulos, existe tanto en el hemisferio cerebral izquierdo como en el
derecho, lo cual significa que cada persona tiene dos lóbulos occipitales casi simétricos que están separados por una
estrecha cisura.
A diferencia de lo que ocurre con el lóbulo frontal, se cree que a lo largo de la evolución de los ancestros de nuestra
especie el lóbulo occipital no ha crecido en proporción al resto de partes del cerebro. Es decir, que mientras el resto
de zonas de la corteza cerebral se iban desarrollando y organizando de un modo más complejo, el lóbulo occipital
ha permanecido casi igual a lo largo de cientos de miles de años; aunque, curiosamente, se cree que en los
neandertales, que fueron una rama evolutiva paralela a la del Homo sapiens, esta zona tenía mayor tamaño (relativo
y absoluto) que el de nuestra especie.
El lóbulo occipital comprende la corteza visual, que es la zona de la corteza cerebral a la que llega primero la
información proveniente de las retinas. A su vez, la corteza visual está dividida en varias regiones clasificadas
según el nivel de procesamiento del que se encargan.
Así, la corteza visual primaria (v1) es la parte del lóbulo occipital que procesa los datos visuales más "crudos" y es
la encargada de detectar los patrones generales que pueden ser hallados en la información recogida por los ojos.
Estos datos generales y poco detallados acerca de lo que se ve son mandados a otras partes del lóbulo occipital
encargados de realizar un procesamiento más refinado de la visión y estos, a su vez, mandan la información
analizada a otras áreas del encéfalo.
La vía dorsal y la vía lateral
Una vez que la información ha pasado por la corteza visual primaria en el lóbulo occipital, el torrente de datos que
emite esta zona se bifurca siguiendo dos rutas diferentes: la vía ventral y la vía dorsal. Estas van
extendiéndose en paralelo mientras se comunican con partes del cerebro a las que la otra vía no accede
directamente, tal y como veremos.
Vía ventral
La vía ventral parte de la corteza visual primaria en el lóbulo occipital y va hacia la zona frontal del cerebro a través
de la parte baja de este, que incluye las cortezas visuales V2 y V4 que, tal y como indica su número, se encargan
de procesar la información ya trabajada por parte de la v1.
Se considera que las neuronas que participan en esta "cadena de montaje" de la información visual se encargan de
procesar las características de los elementos aislados que se están viendo en cada momento, es decir, acerca
del contenido de la visión. Por eso, esta ruta también es llamada la vía del "qué".
Vía dorsal
Esta ruta va del lóbulo occipital a la zona frontal de la corteza cerebral a través de redes de neuronas cercanos a la
parte alta del cráneo. En ella, la información procesada por la corteza visual primaria llega al lóbulo parietal a través
de las cortezas visuales v3 y v5. Se cree que esta zona de procesamiento visual se encarga de establecer las
características de la localización y el movimiento de lo que se ve; es por eso que la vía dorsal también es llamada
la vía del "dónde y el "cómo".
Junto a la vía ventral, esta ruta del procesamiento visual relacionada con el lóbulo occipital nos habla sobre cómo
funciona el cerebro: en ocasiones, procesos mentales que parecen formar una unidad y que llegan a nuestra
consciencia como una experiencia completa, en realidad son el producto de varias rutas cerebrales que trabajan en
paralelo, cada una centrada en un aspecto distinto.
Por la complejidad del funcionamiento del encéfalo y la rapidez con la que trabajan las neuronas no se sabe
demasiado acerca de los mecanismos por los que aparecen este tipo de ataques epilépticos, aunque a partir de estos
casos se asume que algunos estímulos externos pueden hacer que aparezca un foco de epilepsia en alguna parte de
los lóbulos temporales, que pasa a afectar a otras partes del cerebro del mismo modo en el que la corteza visual
manda información a otras regiones en condiciones normales. Sin embargo, para que se den estos casos se cree
que debe existir una propensión biológica o genética.
A modo de conclusión
Aunque probablemente el procesamiento de los datos recogidos por las retinas no sea la única función del lóbulo
occipital, está prácticamente ocupado por la corteza visual, y por eso se cree que su principal función tiene que
ver con la interacción de la información que llega desde los nervios ópticos.
Puede parecer extraño que un único sentido reclame para sí un lóbulo entero de cada hemisferio cerebral, pero no lo
es tanto si tenemos en cuenta que el lóbulo temporal es el más pequeño en los seres humanos y que en lo mamíferos
el procesamiento de la información recogida por los ojos suele ocupar áreas muy grandes del cerebro. A fin de
cuentas, como descendientes de una línea evolutiva arborícola y diurna, la visión ha tenido mucha importancia tanto
a la hora de movernos por espacios tridimensionales llenos de peligros y de obstáculos como a la hora de detectar
depredadores y alimentos.
Por otro lado, otro de los aspectos más importantes del lóbulo occipital es que es el inicio de las dos vías paralelas
de procesamiento de la información. Esto hace que conozcamos mejor cómo es el fenómeno perceptivo de la
visión, que se presenta mediante al menos dos cadenas separadas de procesamiento de la información: por un lado
la vía dorsal, encargada de que podamos conocer bien el movimiento, posición y localización de lo que vemos, y
por el otro la vía ventral , relacionada con el reconocimiento de lo que estamos viendo (es decir, la integración de
pequeños fragmentos de imagen en grandes unidades que podemos identificar).
En este sentido, la corteza cerebral humana ha sido tradicionalmente dividida en cinco secciones, llamadas lóbulos
del cerebro. Uno de ellos es el lóbulo temporal, región cerebral fundamental para habilidades tan
fundamentales como el habla o la percepción auditiva, además de estar muy vinculado a la afectividad,
la memoria y el reconocimiento.
Es necesario tener en cuenta que en realidad hay dos lóbulos temporales, uno en cada hemisferio cerebral. Esta
consideración resulta relevante, ya que algunas de las funciones de este lóbulo se localizan en la mayoría de las
personas en un hemisferio específico. Sin embargo, cuando a causa de alteraciones neurológicas una parte de un
lóbulo temporal deja de funcionar, estas funciones pueden llegar a ser realizadas total o parcialmente por su
homólogo del hemisferio opuesto.
Esto hace que el lóbulo temporal incorpore grupos de neuronas encargadas de realizar muchas tareas, por ejemplo,
integrando tipos de información perceptiva que llega desde diferentes sentidos. Esto es lo que hace que tenga un
papel importante en el lenguaje, función mental en la que tienen que ver sonidos, letras, etc.
Algunas de las partes del lóbulo temporal más relevantes son las siguientes.
1. Corteza auditiva
En el lóbulo temporal se encuentran la cortezas auditivas primaria, secundaria y asociativa. Estas zonas del
cerebro son las encargadas de, además de percibir los sonidos, realizar la codificación, descodificación e
interpretación de la información auditiva, siendo un elemento indispensable para la supervivencia y la
comunicación. En este último aspecto destaca su participación en la comprensión del habla, que se da en el área de
Wernicke.
2. Área de Wernicke
Dentro del área auditiva secundaria del hemisferio cerebral dominante, siendo éste generalmente el izquierdo para
la mayoría de la población, se puede encontrar el área de Wernicke. Esta área es la principal encargada de la
comprensión del lenguaje, permitiendo la comunicación verbal entre individuos. Sin embargo, la producción del
lenguaje se da en otra área conocida como área de Broca, situada en la corteza frontal.
3. Giro angular
Esta área resulta de especial relevancia, debido a que es la que permite la lectoescritura. En ella se asocia la
información visual con la auditiva, permitiendo asignar a cada grafema su correspondiente fonema y haciendo
posible que se produzca un cambio en el tipo de datos con los que trabaja el cerebro, de imágenes a sonidos con un
componente simbólico.
En personas con lesiones en esta zona, la lectura suele estar afectada, siendo muy lenta o inexistente.
4. Giro supramarginal
Forma parte del área sensitiva terciaria. Este giro participa en el reconocimiento táctil, además de participar en
el lenguaje. Gracias a ella somos capaces de reconocer el relieve de letras mediante los dedos y asociarlas a sonidos.
5. Temporal medial
Esta área, que engloba la región hipocampal y varias cortezas relevantes, participa en la memoria y
reconocimiento, procesando la información y ayudando a pasar de memoria a corto plazo a memoria a largo plazo.
El hemisferio izquierdo se encarga de la información de tipo verbal, mientras que en el derecho se almacenan
patrones visuales.
Es en este área del lóbulo temporal donde aparecen las primeras lesiones en el Alzheimer, produciendo su
sintomatología inicial.
En definitiva, esta parte del lóbulo temporal integra procesos mentales vinculados a las emociones y permite que
nuestras vivencias dejen una huella en nosotros que va más allá de lo que podemos explicar con palabras.
1. Sordera cortical
Este trastorno supone la pérdida total de la facultad auditiva, a pesar de que los órganos sensoriales funcionan
correctamente. Es decir, la información auditiva llega a los órganos perceptivos, pero no llega a ser procesada por el
cerebro, con lo cual se pierde la percepción del sonido por completo. Esta alteración se produce por la destrucción
de las cortezas auditivas primaria y secundaria, o las vías nerviosas que acceden a ellas, de ambos hemisferios.
2. Hemiacusia
Al igual que con la sordera, esta afectación se produce por la destrucción de la corteza auditiva primaria y
secundaria, con la diferencia de que esta destrucción sólo se ha dado en un hemisferio. De este modo, se pierde
por completo la audición del oído opuesto al hemisferio en el que se ha dado la lesión, pero dado que las cortezas
auditivas del otro hemisferio siguen estando funcionales la audición es posible por el otro oído.
3. Prosopagnosia
En los casos de prosopagnosia, el afectado pierde la capacidad de reconocer caras, incluso de sus seres más
queridos. El reconocimiento de personas ha de darse por otras vías de procesamiento del cerebro.
4. Heminegligencia
Causado por la afectación del área de asociación parieto-temporo-occipital, este trastorno supone la dificultad
para orientarse, actuar o responder a estímulos que ocurren en el lado opuesto respecto al hemisferio
lesionado. La atención hacia ese hemicampo perceptivo cesa, si bien la propia persona puede moverse de modo que
los estímulos que se pierde queden al alcance del campo perceptivo funcional. Suele aparecer juntamente con la
anosognosia, que es el desconocimiento de la existencia de una alteración.
5. Afasias
Se entienden como afasias los trastornos del lenguaje debidos a una lesión cerebral. Los efectos varían según la
localización de la lesión, y cuando esta afecta al lóbulo temporal hay ciertos síntomas característicos.
De las afasias que son producidas por una lesión en el temporal destacan la afasia de Wernicke (producida por una
lesión en el área del mismo nombre, en que se produce una pérdida o dificultad en la comprensión verbal y la
repetición, cosa que provoca graves problemas a quien la sufre), la anómica (pérdida o dificultad para encontrar el
nombre de las cosas, producida por lesiones en áreas asociativas temporo-parieto-occipitales) o la sensorial
transcortical (en la que hay dificultades en la comprensión pero no en la repetición, siendo producto de lesiones en
áreas asociativas temporo-parieto-occipitales).
Si se lesiona la conexión del área de Wernicke con el área de Broca, el fascículo arqueado, se producirá la llamada
afasia de conducción, en que destaca la dificultad en la repetición y una comprensión algo alterada pero se mantiene
una buena fluencia.
6. Amnesia anterógrada
Este trastorno supone la incapacidad para grabar en la memoria material nuevo. Es decir, se imposibilita que el
paciente pueda recuperar (sea incapacidad permanente o temporal) la información declarativa de la actividad
realizada tras la lesión.
Esta alteración es producida por lesión en lóbulo temporal medial, especialmente en el hipocampo. Lesiones en el
hemisferio izquierdo afectarán a información verbal, mientras que en el derecho la afectación tenderá a ser de otras
vías o no verbal.
7. Síndrome de Klüver-Bucy
Se trata de un trastorno muy frecuente en demencias, como el Alzheimer. Esta afectación se caracteriza por la
presencia de mansedumbre, pasividad, hiperoralidad, dificultades de atención sostenida, desaparición del miedo e
hipersexualidad. Se da ante lesiones del temporal medial a nivel bilateral.
Referencias bibliográficas:
Asociación Americana de Psiquiatría (2002). DSM-IV-TR. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales. Edición española. Barcelona: Masson. (Original en inglés de 2000).
Baños, R. y Perpiña, C. (2002). Exploración Psicopatológica. Madrid: Síntesis.
Belloch, A., Baños, R. y Perpiñá, C. (2008) Psicopatología de la percepción y la imaginación. En A. Belloch, B.
Sandín y F. Ramos (Eds.) Manual de Psicopatología (2ª edición). Vol I. Madrid: McGraw Hill Interamericana.
Carlson, N.R. (2005). Fisiología de la conducta. Madrid: Pearson Educaci´n
Kandel, E.R.; Schwartz, J.H.; Jessell, T.M. (2001). Principios de Neurociencia. Madrird: MacGrawHill
Kolb, B. & Wishaw, I. (2006). Neuropsicología humana. Madrid: Editorial Médica Panamericana
Manes, F. y Niro, M. (2014). Usar el cerebro. Buenos Aires: Planeta.
Netter, F. (1989). Sistema nervioso. Anatomía y fisiología. Tomo 1.1. Barcelona: Salvat
Young, P.A. & Young, P.H. (2004). Neuroanatomía clínica y funcional. Barcelona: Masson
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A estas alturas ya es conocido por la gran mayoría de la población que el cerebro humano está dividido en
cuatro lóbulos cerebrales.
Con una simple imagen del encéfalo seríamos capaces de localizar un gran número de partes del cerebro. Sin
embargo, hay una estructura muy relevante que puede permanecer oculta a la observación visual, teniendo en
cuenta que se encuentra a una cierta profundidad tras uno de los principales surcos del cerebro. Esta estructura es la
llamada ínsula.
¿Qué es la ínsula?
También considerada como el quinto lóbulo cerebral, la ínsula es una estructura de la corteza cerebral situada en la
profundidad de la cisura de Silvio, en el punto en que confluyen los lóbulos temporal, parietal y frontal, siendo
delimitada por sus respectivos opérculos.
La ínsula forma parte del mesocórtex, o sistema paralímbico, junto al orbitofrontal y a otras estructuras. Se trata de
un centro de conexión entre sistema límbico y el neocórtex, participando en muy diversas funciones sea de forma
directa o indirecta.
Componentes de la ínsula
La ínsula no es únicamente una estructura uniforme que realiza de manera homogénea las mismas funciones, sino
que diferentes partes de esta estructura se encargan de diversas tareas. Concretamente, la ínsula se encuentra
dividida en ínsula anterior y posterior, separadas ambas partes por el surco insular central.
La región posterior de la ínsula se encuentra principalmente más inervada con las neuronas somatosensoriales, que
son las que crean un "mapa" de las sensaciones de posición relacionadas con las distintas partes del cuerpo. con lo
que la participación de esta región va a vincularse más con control de las vísceras y órganos internos.
La parte anterior de esta estructura cerebral presenta mayor vinculación con el sistema límbico, siendo su
funcionalidad más orientada a la integración emocional de las experiencias y percepciones como una sensación
unitaria y global.
Tal y como hemos visto, la ínsula influye en una gran cantidad de procesos básicos y superiores (relacionados con
pensamiento abstracto y toma de decisiones), y es un elemento de gran importancia para el correcto funcionamiento
e incluso la supervivencia del organismo. En este sentido las investigaciones realizadas en el ámbito de las
neurociencias reflejan que la ínsula participa en los siguientes procesos.
También se ha observado que la ínsula participa en la percepción del olfato, si bien este sentido tiende a tener una
red neuronal dispersa a lo largo del encéfalo.
3. Función vestibular
La función vestibular, la cual hace referencia al equilibrio corporal y al control del cuerpo en relación al espacio,
también presenta aferencias a la región insular, siendo un núcleo relevante en su percepción consciente. Así pues,
gracias a la ínsula una persona sana es capaz de saber qué posición ocupa en todo momento cada una de las
principales partes de su cuerpo.
Asi´pues, gracias en parte a esta región cerebral aprendemos de nuestras experiencias, ya que vinculamos
sensaciones subjetivas agradables o desagradables a aquello que hacemos y decimos y, de ese modo, vamos
asociando comportamientos a consecuencias a través de lo que percibimos.
Esta relación se debe a la implicación de la región insular con la integración entre emoción y cognición,
estando implicada especialmente en el fenómeno del craving o intenso deseo de consumo.
De hecho se ha planteado que los déficits encontrados son muy semejantes a algunos casos de autismo, trastorno
límite de la personalidad y problemas de conducta, con lo que se podrían realizar investigaciones con respecto al
funcionamiento de esta zona cerebral en determinados trastornos.
Referencias bibliográficas:
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Guenot, M.; Isnard, J. & Sindou, M. (2004) Surgical anatomy of the insula. Adv Tech Stand Neurosurg; 29:265-288
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Kandel, E.R.; Schwartz, J.H.; Jessell, T.M. (2001). Principios de Neurociencia. Madrird: MacGrawHill
Kivity, S.; Ortega-Hernández, O.D. & Shoenfeld, Y. (2009). Olfaction a window to the mind. Isr Med
Conocemos una amplia variedad de enfermedades mentales de muy diversos tipos. Si bien cada trastorno tiene
características propias que los distinguen entre ellos en muchos de los casos tienen puntos en común, tales como la
etiología o los síntomas, que hacen que puedan ser agrupados en categorías concretas, pudiendo realizarse una
clasificación en diferentes tipos.
Este tipo de clasificaciones nosológicas es empleado por los diversos profesionales del ámbito de la salud con el fin
de conocer y trabajar los diferentes tipos de trastornos. Por ello, en este artículo vamos a hablar de los
principales tipos de enfermedades mentales.
A continuación se ofrece una breve descripción de la mayor parte de las tipologías básicas de enfermedad
mental que la última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos mentales o DSM-V ofrece. Si
bien no se trata de la única clasificación existente, dado que organismos como la OMS tienen su propio sistema al
respecto en la CIE-10 (concretamente en el capítulo F, donde se detallan los diferentes trastornos mentales), el
sistema clasificatorio y los criterios diagnósticos tienden a ser muy semejantes.
El listado aquí presente es únicamente una de las posibles clasificaciones de los tipos de enfermedades mentales que
se han realizado, pudiendo variar mucho las principales agrupaciones según quien las realice y produciéndose
modificaciones en ocasiones controvertidas con respecto a versiones anteriores.
Dichas dificultades suponen un percance debido tanto a la propia dificultad como al posible enlentecimiento de la
maduración y los efectos que tanto a corto como a largo plazo puede provocar en aspectos vitales de la persona.
Dentro de esta categoría podemos encontrar dificultades tales como la discapacidad intelectual, el trastorno del
espectro autista, el TDAH o los trastornos del aprendizaje, comunicación o motores.
De manera general, el TEA se caracteriza por la alteración de la capacidad del individuo de comunicarse y
entablar relaciones sociales. Es un trastorno complejo que afecta al desarrollo del individuo que lo padece y,
generalmente, suele ser diagnosticado alrededor de los los 3 años.
Existen distintos tipos de trastorno del espectro autista. Ahora bien, esta clasificación ha sufrido alguna
modificación con la publicación del Manual Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales(DSM-V). A
continuación repasaremos los distintos subtipos de TEA y los cambios reflejados en el DSM-V en sus últimas
ediciones.
Para saber más sobre la sintomatología del autismo y algunos aspectos menos conocidos, puedes leer nuestro
artículo: "Autismo: 8 cosas que no conocías sobre este trastorno"
2. Síndrome de Asperger
El Síndrome de Asperger es un trastorno del espectro autista más complicado de diagnosticar y, en ocasiones,
este diagnóstico se suele realizar más tarde que el caso anterior. Esto ocurre porque estos sujetos con Asperger
presentan una inteligencia media (alta) que puede ocasionar que se infravaloren las dificultades y limitaciones que
presentan estos sujetos.
El déficit se encuentra, por tanto, en el campo de las habilidades sociales y el comportamiento, siendo lo
suficientemente importante como para comprometer seriamente su desarrollo e integración social y laboral.
Además, las personas con Síndrome de Asperger muestran carencias en la empatía, poca coordinación psicomotriz,
no entienden las ironías ni el doble sentido del lenguaje y se obsesionan con ciertos temas.
La causa del Síndrome de Asperger parece ser la disfunción de varios circuitos cerebrales, y las zonas
afectadas son la amígdala, los circuitos frontoestriados y temporales y el cerebelo, áreas del cerebroque están
implicadas en el desarrollo de la relación social.
A pesar de que los medios e comunicación han ayudado a difundir una imagen del síndrome de Asperger en la que
se describe esta condición como una alteración mental asociada a una alta inteligencia, hay que señalar que la
mayoría de personas agrupadas en esta categoría no puntúan significativamente por encima del CI normal, y una
cantidad muy pequeña de ellas obtiene puntuaciones muy altas.
Puedes profundizar en el conocimiento de este trastorno en nuestro artículo: "Síndrome de Asperger: 10 señales
para identificar este trastorno"
Referencias bibliográficas:
Todos hemos oído hablar del TDAH. El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es un desorden
psicológico que parece estar de moda en los últimos tiempos: cada vez hay más niños que pasan de “ser nerviosos”
a ser diagnosticados con esta psicopatología.
Son muchos los profesionales que han alzado la voz y han advertido que quizás estamos abusando demasiado de
este diagnóstico, pero el objetivo del presente artículo no es cuestionar este asunto, sino simplemente definir el
TDAH y detallar los criterios para detectarlo. También pondremos énfasis en explicar los dos tipos de TDAH.
Suele ir asociado a otros trastornos como el trastorno negativista desafiante, de conducta o dificultad en la
lectura, habitualmente va acompañado y se detecta, por dificultades en el rendimiento escolar o conflictos en el
entorno familiar o con los amigos.
Estudios de familias, adopciones y de gemelos parecen corroborar la importancia del factor genético en este
trastorno.
A continuación tenéis los síntomas asociados a cada uno de estos subtipos, pero tened en cuenta que para
diagnosticar TDAH, estos síntomas deben persistir por lo menos durante 6 meses con una intensidad
desadaptativa e incoherente en relación al nivel de desarrollo, y que como mínimo deben darse seis de los
siguientes síntomas descritos en el manual de diagnóstico DSM-5.
1. TDAH Desatención
1. Frecuentemente no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares,
en el trabajo o en otras actividades
2. A menudo muestra dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas
3. A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente
4. A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos, u obligaciones en el centro de trabajo (no
se debe a comportamiento negativista o a incapacidad para comprender instrucciones)
5. A menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades
6. A menudo evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido
(como trabajos escolares o domésticos)
7. A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades, como juguetes u objetos escolares
8. A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes
9. A menudo es descuidado en las actividades diarias
2. TDAH Hiperactividad
Una de las (pocas) ventajas de que el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad “esté de moda” es que
continuamente se realizan estudios para mejorar los tratamientos y los profesionales pueden actuar de forma muy
eficiente, tanto en su detección como en su tratamiento.
Igualmente, sería bueno que no nos olvidáramos de que los niños, como niños que son, son nerviosos y este es
un comportamiento normal que no debe preocuparnos. Solo será motivo de atención especial en el caso de que
se cumplan los criterios diagnósticos que hemos mencionado, cuando será necesario acudir a un profesional para
que nos oriente.
Asimismo, es importante insistir en que está demostrado que los tratamientos que no implican medicación son igual
o más eficaces para tratar el TDAH y por tanto debemos seguir las indicaciones del profesional de la salud mental.
Un enfoque comprensivo de este tipo de desórdenes de la conducta infantil puede ser mucho más útil que los
enfoques que priorizan la intervención directa y la administración de psicofármacos.
La discapacidad intelectual y del desarrollo (DIyD) es la condición personal de discapacidad más frecuente en la
población y entre el alumnado.
“El retraso mental es una discapacidad que se caracteriza por limitaciones significativas tanto en el funcionamiento intelectual
como en la conducta adaptativa expresada en las habilidades conceptuales, sociales y prácticas. Esta discapacidad se origina antes
de los 18 años.”
Características y causas de la discapacidad intelectual y del desarrollo
Se encuentran tres características importantes: limitaciones en el funcionamiento intelectual, limitaciones en la
conducta adaptativa y necesidad de apoyos.
1. Limitaciones en el funcionamiento intelectual: la inteligencia se refiere a la capacidad del alumno para resolver
problemas, prestar atención a la información relevante, pensamiento abstracto, recordar la información importante,
generalizar los conocimientos de un escenario a otro, etc.
Generalmente se mide por medio de test estandarizados. Un alumno tiene DI cuando su puntuación se ubica dos
desviaciones típicas por debajo de la media.
1. Biomédicas: factores relacionados con los procesos biológicos, como los trastornos genéticos o la desnutrición.
2. Sociales: factores relaciones con la calidad de la interacción social y familiar, como la estimulación o la
sensibilidad de los padres ante las necesidades del hijo o hija.
3. Conductuales: factores que remiten a comportamiento que potencialmente pueden causar un trastorno, como
accidentes o el consumo de determinadas sustancias.
4. Educativas: factores que tienen que ver con el acceso a servicios educativos que proporcionen apoyos para
promover el desarrollo cognitivo y las habilidades adaptativas.
Hay que tener en cuenta que estos factores pueden combinarse de distintas formas y proporciones.
Dentro de los síntomas positivos más conocidos se encuentra la presencia de alucinaciones perceptivas y delirios
cognitivos de diferentes tipos, mientras que de entre los negativos es común la anhedonia, el empobrecimiento del
lenguaje y la alogia. Por otro lado, dentro de esta tipología de trastornos destaca especialmente la esquizofrenia,
pero también podemos encontrar el trastorno esquizoafectivo, el trastorno delirante.
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Los trastornos psicóticos son psicopatologías graves en las cuales la persona pierde el contacto con la realidad.
Los síntomas más característicos son las alucinaciones y los delirios.
Los delirios se definen como falsas creencias. Es decir, creencias erróneas de la realidad sobre un hecho u objeto
existente. Son una distorsión de un estímulo externo. Por ejemplo, un paciente con delirios puede pensar que
alguien le está siguiendo porque hay una conspiración en contra suya.
En cambio, las alucinaciones son percepciones falsas, como oír, ver o sentir algo que en realidad no existe.
Estas percepciones son inventadas por la mente y no son producto de la distorsión de ningún objeto presente, pues
se percibe algo sin tener en cuenta los estímulos externos. Por ejemplo, un paciente con esquizofrenia puede creer
que le hablan a través del desagüe de la ducha.
Los delirios son característicos del trastorno delirante, mientras que las alucinaciones predominan en el trastorno
esquizofrénico. Ambas psicopatologías son los trastornos psicóticos más conocidos, pero también existen otros
menos populares.
Esquizofrenia
La esquizofrenia es un trastorno en el que la persona que lo sufre tiene alucinaciones y pensamientos
perturbadores que le aíslan de la actividad social. La esquizofrenia es una patología muy seria y su tratamiento
requiere el uso de fármacos para que el paciente no sufra brotes. A pesar de no existir cura, sí que hay tratamientos
efectivos para que los pacientes con esta alteración puedan disfrutar de su vida.
Los síntomas de la esquizofrenia se dividen en positivos y negativos. Los primeros son manifestaciones que el
paciente hace o experimenta, y que las personas sanas no suelen presentar. Los síntomas negativos son aquellas
cosas que el paciente deja de hacer y que las personas sanas pueden realizar cotidianamente, como pensar de
manera fluida y con lógica.
Síntomas Positivos
Alucinaciones
Delirios
Pensamientos desorganizados
Comportamientos desorganizados o Catatonia
Síntomas Negativos
Tipos de Esquizofrenia
PU B LI CI DA D
PS ICO LO G ÍA CLÍNICA
La percepción es el proceso mediante el cual los seres vivos captan la información proveniente del entorno con el
fin de procesarla y adquirir conocimiento sobre este, pudiendo adaptarnos a las situaciones que vivimos.
Sin embargo, en muchos casos, haya o no un trastorno mental, se producen percepciones que no se corresponden
con la realidad, pudiendo agruparse estas alteraciones perceptivas en distorsiones o engaños, principalmente.
Mientras que en las distorsiones perceptivas se percibe de manera anómala un estímulo real, en los engaños
perceptivos no hay un estímulo que desencadene el proceso perceptivo. El ejemplo más claro de éste último tipo
de alteración perceptiva son las alucinaciones.
A pesar de que generalmente son indicadores de trastorno mental (siendo un criterio diagnóstico de
la esquizofrenia y pudiendo aparecer en otros trastornos, como durante los episodios maníacos o
durante depresiones), las alucinaciones también pueden aparecer un muchos otros casos, como trastornos
neurológicos, consumo de sustancias, epilepsia, tumores e incluso en situaciones no patológicas de
elevada ansiedad o estrés (en forma de paroxismo nervioso por el objeto de nuestra ansiedad, por ejemplo).
Un ejemplo de alucinación
Veamos a continuación un ejemplo que nos ayude a entender qué es una alucinación
“Un joven llega a la consulta de un psicólogo. Allí, indica a su psicólogo que ha acudido a él porque tiene mucho
miedo. Inicialmente se muestra reticente a hablar con el profesional, pero a lo largo de la entrevista confiesa que el
motivo de estar en su consulta se halla en que cada vez que se mira al espejo oye una voz que habla con él,
insultándole, diciendo que no llegará a nada en la vida y manifestando que debería desaparecer”.
Este ejemplo es un caso ficticio en el que el supuesto paciente ha percibido un estímulo que realmente no existe a
partir de una situación concreta (mirarse al espejo). El joven realmente ha tenido esa percepción, siendo para él
un fenómeno muy real que no puede dirigir ni controlar. De éste modo, podemos considerar que tiene todas las
características antes mencionadas.
Sin embargo, no todas las alucinaciones son siempre iguales. Existe una amplia variedad de tipologías y
clasificaciones, entre las cuales destaca la que se refiere a la modalidad sensorial en la que aparecen. Además, no
todas aparecen en las mismas condiciones, habiendo también múltiples variantes de la experiencia alucinatoria.
1. Alucinaciones visuales
En primer lugar se pueden encontrar las alucinaciones visuales, percibidas a través del sentido de la vista. En este
caso el sujeto ve algo que no existe en la realidad. Estos estímulos pueden ser muy simples, como por ejemplo
destellos o luces. Sin embargo, pueden verse elementos más complejos, como personajes, seres animados o escenas
vívidas.
Es posible que se visualicen estos elementos con medidas diferentes a las que serían percibidas de ser estos
estímulos reales, denominándose alucinaciones liliputienses en el caso de percepciones de menor tamaño y
gulliverianas en el caso de verlas agrandadas. Dentro de las alucinaciones visuales también se encuentra la
autoscopia, en la que un sujeto se ve a sí mismo desde el exterior de su cuerpo, de una forma semejante a la relatada
por pacientes con experiencias cercanas a la muerte.
Las alucinaciones visuales son especialmente frecuentes en cuadros orgánicos, traumatismos y consumo de
sustancias, si bien también aparecen en ciertos trastornos mentales.
2. Alucinaciones auditivas
Respecto a las alucinaciones auditivas, en que el perceptor oye algo irreal, pueden ser simples ruidos o bien
elementos con significado completo como el habla humana.
Los ejemplos más claros son las alucinaciones en segunda persona, en la que como en el ejemplo antes relatado una
voz habla al sujeto, las alucinaciones en tercera persona en que se oyen voces que hablan del propio individuo entre
ellas o las alucinaciones imperativas, en las que el individuo oye voces que le ordenan hacer o dejar de hacer
algo. Las alucinaciones de esta modalidad sensorial son las más frecuentes en trastornos mentales,
especialmente en la esquizofrenia paranoide.
3. Alucinaciones del gusto y el olfato
En lo que respecta a los sentidos del gusto y olfato, las alucinaciones en éstos sentidos son poco frecuentes y
suelen relacionarse con el consumo de drogas u otras sustancias, además de algunos trastornos neurológicos como
la epilepsia de lóbulo temporal, o incluso en tumores. También aparecen en esquizofrenia, normalmente
relacionadas con delirios de envenenamiento o persecución.
4. Alucinaciones hápticas
Las alucinaciones hápticas son aquellas que hacen referencia al sentido del tacto. Esta tipología incluye gran
cantidad de sensaciones, tales como las de temperatura, dolor u hormigueo (siendo éstas últimas denominadas
parestesias, y destacando entre ellas un subtipo denominado delirio dermatozoico en el cual se tiene la sensación de
tener pequeños animales en el cuerpo, siendo típico de consumo de sustancias como la cocaína).
Al margen de éstas, relacionadas con los sentidos, se pueden identificar dos subtipos más.
En primer lugar las alucinaciones cenestésicas o somáticas, que provocan sensaciones percibidas respecto a los
propios órganos, normalmente vinculados con procesos delirantes extraños.
En segundo y último lugar las alucinaciones cinestésicas o kinésicas se refieren a sensaciones de movimiento del
propio cuerpo que no son producidos en la realidad, siendo típico de los pacientes de Parkinson y del consumo de
sustancias.
Como ya se ha comentado, al margen de por donde son percibidas también resulta útil conocer cómo son
percibidas. En este sentido nos encontramos con diferentes opciones.
El mismo fenómeno ocurre en la alucinación refleja, solo que en esta ocasión la percepción irreal se da en una
modalidad sensorial diferente. Es el caso que se da en el ejemplo antes expuesto.
La alucinación extracampina se da en los casos en que la falsa percepción se da fuera del campo perceptivo del
individuo. Es decir, se percibe algo más allá de lo que podría percibirse. Un ejemplo es ver a alguien detrás de una
pared, sin otros datos que pudiesen hacer pensar de su existencia.
Otra modalidad de alucinación es la ausencia de percepción de algo que existe, denominada alucinación negativa.
Sin embargo en este caso el comportamiento de los pacientes no se ve influido como si percibiesen que no hay
nada, de modo que en muchos casos se ha llegado a dudar de que haya una verdadera falta de percepción. Un
ejemplo es la autoscopia negativa, en la que la persona no se percibe a si misma al mirarse a un espejo.
Por último, cabe destacar la existencia de pseudoalucinaciones. Se trata de percepciones con las mismas
características que las alucinaciones con la excepción de que el sujeto es consciente de que se trata de elementos
irreales.
Si bien no hay una única explicación al respecto, diversos autores han tratado de arrojar luz sobre este tipo de
fenómenos, siendo algunas de las más aceptadas aquellas que consideran que el sujeto que alucina atribuye
erróneamente sus experiencias internas a factores externos.
Ejemplo de ello es la teoría de la discriminación metacognitiva de Slade y Bentall, según la cual el fenómeno
alucinatorio se basa en la incapacidad de distinguir la percepción real de la imaginaria. Estos autores consideran que
esta capacidad de distinción, la cual se crea y es posible de modificar a través del aprendizaje, puede deberse a un
exceso de activación por estrés, falta o exceso de estimulación ambiental, una alta sugestionabilidad, la presencia de
expectativas en cuanto a qué se va a percibir, entre otras opciones.
Otro ejemplo, centrado en las alucinaciones de tipo auditivo, es la teoría de la subvocalización de Hoffman, la
cual indica que estas alucinaciones son la percepción del sujeto de la propia habla subvocal (es decir, nuestra voz
interna) como algo ajeno a sí mismo (teoría que ha generado terapias para tratar las alucinaciones auditivas con
cierta efectividad). Sin embargo, Hoffman consideraba que éste hecho no era debido a una falta de discriminación,
sino a la generación de actos discursivos internos involuntarios.
Así, las alucinaciones son formas de "leer" la realidad de forma errónea, como si existiesen elementos que
realmente están ahí aunque nuestros sentidos parezcan indicar lo contrario. Sin embargo, en el caso de las
alucinaciones nuestros órganos sensoriales funcionan perfectamente, lo que cambia es el modo en el que nuestro
cerebro procesa la información que llega. Normalmente, esto significa que nuestros recuerdos se mezclan con los
datos sensoriales de un modo anómalo, uniendo estímulos visuales experimentados anteriormente a lo que va
sucediendo a nuestro alrededor.
Por ejemplo, esto es lo que ocurre cuando pasamos mucho tiempo a oscuras o con los ojos vendados de modo que
nuestros ojos no registrar nada; el cerebro empieza a inventar cosas a causa de la anomalía que supone no recibir
datos por esa vía sensorial estando despiertos.
Trastorno Delirante
El trastorno delirante, también conocido como paranoia, se caracteriza porque el paciente tiene una o varias ideas
delirantes y está convencido de que son ciertas. Por ejemplo, al caminar por un centro comercial cree que algunas
personas (que ni conoce) están observándole para enviar información a alguien que pretende acabar con él. Hay
varios tipos de trastornos delirantes según la naturaleza del delirio (por ejemplo, trastorno delirante persecutorio).
Respecto al tratamiento, los pacientes suelen resistirse y, en muchas ocasiones, tienden a ocultar el delirio, lo que se
conoce como “delirio encapsulado”. El tratamiento incluye psicoterapia y el uso de antipsicóticos.
Trastorno Esquizofreniforme
El trastorno esquizofreniforme es parecido al trastorno psicótico breve, pero dura entre 1 mes y 6 meses. Los
pacientes muestran distintos síntomas de la esquizofrenia: delirios, alucinaciones, discurso desorganizado,
catatonia, y/o síntomas negativos.
Trastorno Esquizoafectivo
En este tipo de trastorno psicótico llamado trastorno esquizoafectivo, el paciente experimenta síntomas de la
esquizofrenia junto con síntomas de un trastorno del estado de ánimo, ya sea al mismo tiempo o de manera
alterna.
Trastorno Psicótico Compartido o “folie à deux”
El trastorno psicótico compartido es una patología extraña y poco habitual, puesto que son dos las personas que
comparten los mismos delirios y alucinaciones. Se desconoce la causa exacta de este trastorno psicótico; sin
embargo, es posible que el estrés y el aislamiento social jueguen un papel importante en su desarrollo.
Los síntomas más comunes son las alucinaciones visuales, desorientación, y problemas de memoria. Algunas
sustancias que provocan este trastorno pueden ser: la marihuana, el alcohol, la cocaína, las anfetaminas, inhalantes
alucinógenos, el MDMA, los opiáceos, los sedantes, los hipnóticos y los ansiolíticos.
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Los delirios son un fenómeno que durante décadas ha despertado el interés de psiquiatras y psicólogos. A fin de
cuentas, durante mucho tiempo hemos creído que tendemos a analizar la información que nos llega a través de
nuestros sentidos de manera racional, y que si caemos en engaño, será porque nuestros ojos u oídos nos han
traicionado.
Sin embargo, la existencia de los delirios demuestra que podemos interpretar las cosas de un modo profundamente
erróneo incluso cuando nuestros sentidos nos aportan información perfectamente confiable.
Para entender esta idea, nada mejor que ver algunos ejemplos de los delirios más curiosos y extremos de los que
se tiene constancia en casos patológicos.
1. Síndrome de Cotard
Las personas con Síndrome de Cotard presentan uno de los delirios más extraños que se conocen: creen que
están muertas, física o espiritualmente. Este delirio puede adoptar muchas formas: algunas personas creen que se
están pudriendo por dentro de forma literal, mientras que otras creen simplemente que el plano de realidad en el que
viven es el de los muertos.
Por lo general, este tipo de delirio va acompañado por la abulia, es decir, la ausencia patológica de motivación o
iniciativa. A fin de cuentas, pocas cosas hay que puedan resultar significativas para alguien que se cree muerto y
que, de algún modo, siente que no pertenece "a este mundo".
Si te interesa saber más sobre este síndrome, puedes leer más acerca de él en este artículo.
3. Difusión de pensamiento
Las personas que sostienen esta forma de delirio creen que sus pensamientos resultan audibles para los
demás, es decir, que producen ondas sonoras que pueden ser registradas por oídos y por aparatos electrónicos tal y
como ocurriría con cualquier ruido. Por supuesto, esta idea delirante produce una gran frustración y ansiedad, ya
que lleva a ajercer de "policía mental" y a la autocensura a pesar de que uno mismo no tiene un control total sobre
lo que cruza por su mente.
4. Lectura de pensamiento
En este tipo de delirio extraño la persona cree que los demás (o una parte de las personas, independientemente
de si están cerca o lejos) pueden leer sus pensamientos a través de una especie de contacto telepático. Esta
creencia muchas veces se traduce en la aparición de rituales creados para evitar esa supuesta lectura de
pensamiento: repetir una y otra vez "palabras protectoras", envolverse la cabeza en algo, etc.
7. Síndrome de Capgras
Uno de los síntomas de este raro síndrome es la creencia de alguien importante en nuestras vidas ha sido
sustituido por otra persona prácticamente idéntica a la anterior. Los pacientes con este delirio extraño creen que
solo ellos se dan cuenta del engaño y que el impostor o impostora ha conseguido hacer que todos los demàás no se
hayan dado cuenta de la sustitución.
De este modo, aunque la persona reconoce en las facciones del otro los rasgos objetivos que sirven para identificar
la cara de alguien, esta información no produce la reacción emocional normal.
Si quieres saber más acerca del Síndrome de Capgras, puedes leer este artículo.
8. Síndrome de Fregoli
Este síndrome está asociado a un tipo de delirio similar al anterior. Como ocurre en los casos de Capgras, aquí
también se da una forma de falsa identificación delirante: en el Síndrome de Fregoli la persona cree que todos
los demás, o buena parte de las personas que la rodean, son en realidad un único personaje que va cambiando
de apariencia constantemente. Esta creencia conduce fácilmente a otras ideas delirantes basadas en la idea de que
alguien nos está persiguiendo.
9. Delirio de grandeza
Las personas con delirios de grandeza creen sinceramente que tienen cualidades que están muy por encima
de lo que sería esperable de un ser humano: la capacidad de hacer feliz a todo el mundo, de ofrecer siempre las
mejores conversaciones de la historia, etc. Cualquier acción que realicen, por anecdótica o rutinaria que sea, será
visto por ellos como una gran aportación a la comunidad.
Es importante recalcar el hecho de que las personas con este tipo de delirio creen realmente en sus capacidades
superiores, y que no se trata de una cuestión de dar la mejor imagen de uno mismo a los demás exagerando
deliberadamente sus rasgos positivos.
Esta alternancia produce un severo desgaste emocional en el paciente, que pasa de estar completamente eufórico y
con un muy elevado nivel de energía a una situación de tristeza, desmotivación y desesperanza. Además del
trastorno bipolar y sus diferentes subtipos podemos encontrar otros trastornos dentro de esta categoría, como
el trastorno ciclotímico.
PS ICO LO G ÍA CLÍNICA
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El trastorno bipolar es un trastorno grave y complejo que presenta una gran variedad de síntomas. Existen
distintos tipos de este trastorno y su sintomatología también puede presentarse junto a otras
psicopatologías como la esquizofrenia.
En el artículo de hoy vamos a repasar los distintos tipos de trastorno bipolar y sus características, pues el
diagnóstico de esta enfermedad mental puede ser complicado para los profesionales de la salud mental.
Un trastorno que ha sido excesivamente diagnosticado
Algunos expertos llevan tiempo avisando de que el trastorno bipolar está siendo excesivamente diagnosticado. Por
eso, la Facultad de Medicina de la Universidad de Brown, en el estado de Rhode Island, decidió estudiar este
fenómeno, el de la sobrediagnosticación. Sus conclusiones fueron claras: alrededor del 50% de los casos
diagnosticados de Trastorno Bipolar podrían ser equivocados.
La investigación se realizó con el análisis de los datos aportados por entrevistas tomadas a 800 pacientes
psiquiátricos usando un test de diagnóstico integral la Entrevista Clínica Estructurada para los Trastornos DSM.
¿Pero cuáles son las causas de esta sobrediagnosticación? Los investigadores piensan que existe una mayor
propensión especialistas a diagnosticar trastorno bipolar frente a otros desórdenes más estigmatizadores y para los
cuales no hay un tratamiento claro.
Por otro lado, existe otra hipótesis que afirma que la culpa se encuentra en la publicidad agresiva por parte de las
empresas farmacéuticas, pues tienen un gran interés en la comercialización de los fármacos usados en los
tratamientos de esta patología. Algo que también ocurre con el Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad (TDAH).
Pues saber más sobre este estudio en nuestro artículo: "Investigadores apuntan a una excesiva diagnosticación del Trastorno
Bipolar"
Además, los síntomas maníacos y depresivos pueden aparecer juntos. Cuando esto ocurre recibe el nombre de
“episodio mixto”.
Ciclotimia
La ciclotimia es una variante del trastorno bipolar pero sus síntomas son menos graves, es decir, que las
personas que sufren este trastorno presentan fases leves de depresión e hipomanía. Los individuos son
diagnosticados tras persistir los síntomas durante al menos dos años.
Conoce más sobre la ciclotimia en nuestro post: "Ciclotimia: la versión leve del Trastorno Bipolar"
Alternancia muy rápida (en días) entre síntomas maníacos y síntomas depresivos que no cumplen el criterio de
duración mínima para un episodio maníaco o un episodio depresivo mayor.
Episodios hipomaníacos recidivantes sin síntomas depresivos intercurrentes.
Un episodio maníaco o mixto superpuesto a un trastorno delirante, una esquizofrenia residual o un trastorno
psicótico no especificado.
En realidad, el trastorno bipolar es un trastorno serio que, igual que la esquizofrenia o el trastorno paranoide,
requiere de la administración de fármacos y una vigilancia en los hábitos de vida de los pacientes para evitar
recaídas. Por tanto, si quieres saber más sobre el trastorno bipolar y estar bien informado, te invitamos a que leas
nuestro artículo
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La Ciclotimia (o trastorno ciclotímico) es un trastorno del estado del ánimo parecido al Trastorno Bipolar, y se
caracteriza por fases leves de depresión e hipomanía.
Los adultos son diagnosticados con esta patología tras persistir los síntomas durante al menos dos años. En niños y
adolescentes, se diagnostica si se presentan los síntomas durante un año como mínimo.
Características de la Ciclotimia
La ciclotimia se caracteriza por una inestabilidad persistente del estado de ánimo. Es decir, que la persona que
sufre este trastorno muestra periodos de depresión y euforia leves. De manera general, suele aparecer en la edad
adulta y sigue un curso crónico. Aunque es habitual que durante varios meses, la persona que sufre ciclotimia
muestre un estado de ánimo normal.
El ciclotímico no se da cuenta de sus oscilaciones de humor, pues son relativamente leves. Además, losperiodos
eufóricos suelen ser percibidos como agradables y, por tanto, es habitual que no busquen ayuda psicológica.
Un 30% de las personas con trastorno ciclotímico pueden acabar padeciendo trastorno bipolar tipo I o tipo II.
Frecuentemente, la ciclotimia evoluciona hacia el tipo II y con menos frecuencia, hacia el tipo I. La prevalencia de
la ciclotimia se encuentra entre el 0,4 y 1% de los casos y afecta por igual a hombres y mujeres.
¿Qué es la hipomanía?
La hipomanía es una manía leve. La fase de hipomanía que presenta el ciclotímico se caracteriza por un estado de
ánimo elevado, euforia, excitación e hiperactividad. Durante el estado de hipomanía, el sujeto ciclotímico tiene
menos necesidad de dormir y descansar, y se muestra lleno de energía. Pese a que los síntomas de la hipomanía son
más leves que los de la manía, también son muy destructivos, pues causan conflictos y rupturas en las relaciones
amorosas y las amistades, afectan al trabajo, provocan dificultades financieras, etc.
Síntomas de la Ciclotimia
La persona con ciclotimia muestra altibajos en su estado de ánimo. A continuación presentamos los síntomas
característicos de las fases de depresión y de hipomanía.
Síntomas de la hipomanía
Leve euforia
Agitación
Excesiva actividad física
Comportamientos de riesgo
Energía inacabable
Verborragia
Deseo e impulso por el éxito
Autoestima o grandiosidad alta
Aceleración del pensamiento
Déficit de atención
Un sentimiento exagerado de felicidad o bienestar y optimismo extremo
Falta de juicio
Comportamiento agresivo u hostil
Gastos excesivos
Aumento de la actividad sexual
Menor necesidad de dormir
Sentimientos de tristeza
Melancolía
Ansiedad
Sentimientos de culpa
Cansancio y falta de motivación
Falta de apetito o ingesta excesiva
Pérdida de interés en actividades que antes se consideraban agradables
Disminución del deseo sexual
Problemas de concentración
Irritabilidad
Tratamiento de la ciclotimia
La ciclotimia causa muchos problemas para la persona que sufre este trastorno. Por tanto, es necesario buscar
ayuda psicológica tan pronto como sea posible, pues la ciclotimia generalmente no mejora por sí sola y puede
evolucionar hacia una forma más grave de trastorno bipolar.
La terapia psicológica está indicada para estabilizar los hábitos diarios y buscar la máxima regularidad posible en
la vida del paciente.
Por último, las personas que conviven diariamente con el ciclotímico, también pueden beneficiarse de la
psicoterapia para llevar mejor la situación, pues la convivencia con un individuo que padece este trastorno puede
resultar compleja.
4. Trastornos depresivos
La depresión mayor es uno de los trastornos psicológicos más prevalentes en todo el mundo, siendo el trastorno
más destacado dentro de la categoría de trastornos depresivos.
Las características básicas de este tipo de enfermedades mentales se basan en la presencia de un estado de tristeza
patológica y persistente acompañada de anhedonia o falta de placer y/o apatía. Es frecuente que se presente una
gran pasividad a nivel vital debido a la falta de motivación y la desesperanza. De hecho, más que la tristeza lo que
caracteriza a los trastornos depresivos es la falta de iniciativa y de interés, algo que muchas veces se plasma en un
síntoma conocido como abulia.
Además del trastorno depresivo mayor se pueden encontrar otro tipo de patologías como la distimia, la depresión
postparto e incluso el síndrome premenstrual.
El Trastorno Distímico (distimia) es una variante leve de la Depresión. Se suele situar la distimia en un límite del
espectro de la depresión. En el otro extremo, más grave, podríamos situar los trastornos depresivos más agudos.
¿Qué es la Distimia?
La palabra proviene del griego, "humor alterado". Los afectados por distimia suelen continuar con su rutina durante
años sin recibir ningún tipo de tratamiento o asistencia. Se pueden reconocer por presentar signos de abatimiento,
pero no hay nada en su conducta o actitudes que, a priori, pueda hacernos notar que esa persona tiene realmente un
trastorno psicológico. La distimia es un trastorno afectivo, y la tasa de eficacia de los tratamientos es muy alta.
Personas afectadas
Afecta a casi el 2% de la población, y del mismo modo que otros desórdenes de tipo emocional, suele haber mayor
tasa de distimia entre las mujeres.
No debe confundirse un episodio de tristeza o pesadumbre puntual con el trastorno distímico. Toda persona es
susceptible de poder sentirse triste en el transcurso de alguna etapa vital, y ello no sugiere ninguna anomalía. Para
que el período de melancolía pueda considerarse como distimia, debe mostrarse todos los días durante por lo menos
dos años.
Síntomas
Los síntomas más usuales en los pacientes afectados son la melancolía y la tristeza. Generalmente, consideran casi
imposible encontrar la felicidad y la satisfacción en su rutina diaria. Presentan, además, baja autoconfianza y no son
capaces de tomar decisiones.
El cansancio y la baja actividad también suelen ser signos de distimia. Frecuentemente, los patrones del sueño y
la alimentación están alterados. En cuanto al descanso, los afectados por distimia pueden sufrir insomnio, o bien
dormir más horas de las recomendadas. En relación a la nutrición, a veces presentan episodios de ingesta
desmesurada, o bien una falta notoria de hambre.
La concentración y la memoria se ven afectadas. Es usual que los afectados empiecen a aislarse socialmente poco a
poco, problema que a la larga puede acarrear incapacidad social, y hasta fobia social.
Causas
Existe cierta controversia sobre las causas del trastorno distímico. Algunas investigaciones apuntan a una
prevalencia del factor hereditario, si bien nuevos estudios sugieren que las causas son ambientales: aislamiento
social, reveses puntuales de la vida y situaciones de estrés prolongadas.
La peculiaridad única del trastorno distímico es que más del 75% de los afectados padecen alguna otra
problemática crónica, tal como una dolencia física, drogadicción, u otro desórden psiquiátrico. El personal médico
suele tener dificultades en establecer qué problema es anterior, ya que los tempos de inicio son frecuentemente
dispersos.
Tratamiento y terapia
Lo distintos tratamientos requieren de un trabajo intenso con el afectado en aras de detectar las causas subyacentes.
Las dos modalidades de tratamiento que han resultado más eficaces son la terapia cognitivo-conductual y la
psicoterapia.
Además, los apoyos farmacéuticos pueden ayudar relevantemente a los pacientes afectados por distimia.
En cualquier caso, conversar con el paciente sobre sus inquietudes suele ayudar mucho a éste, y tiende a desvanecer
sentimientos y pensamientos negativos tales como la culpa o la sensación de inutilidad. El tratamiento psicológico
también persigue que la persona pueda lograr gestionar sus emociones.
Complementariamente a la terapia individual, la terapia grupal ayuda a regenerar la autoestima perdida del afectado
y a mejorar las habilidades sociales.
5. Trastornos de ansiedad
El tipo de trastorno mental más frecuente tanto en consulta como en la población general, los trastornos de ansiedad
pueden identificarse debido al alto nivel de activación psicofisiológica que provocan junto con la presencia de un
elevado afecto negativo o malestar.
Es frecuente que estas características se acompañen de un fuerte intento de evitar las cosas o situaciones que
provocan la ansiedad, pudiendo ser trastornos muy limitantes en la vida cotidiana. Dentro de esta clase de
desórdenes mentales se incluyen, entre otros, el trastorno de pánico (con o sin agorafobia), el trastorno de ansiedad
generalizada y los diferentes tipos de fobias (social, específicas, etc.).
Por otro lado, hay que tener en cuenta que es posible desarrollar fobias ante prácticamente cualquier estímulo o
idea siempre que se den ciertas condiciones.
PU B LI CI DA D
PS ICO LO G ÍA CLÍNICA
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Hace tiempo que las fobias forman parte del inconsciente colectivo de Occidente. Incluso aquellas personas que
nunca han experimentado una fobia en cualquiera de sus formas, saben que el ser humano es capaz de desarrollar
un miedo irracional a prácticamente todo lo que puede ser percibido o imaginado: payasos, arañas, colores
concretos, etc. Pero... no sería más apropiado hablar de tipos de fobias que de "fobias" como si estas formasen una
sola unidad?
Esto es justamente lo que hace que las fobias sean un tema tan interesante: hay tantas de ellas como elementos
existen en nuestro hábitat y nuestras culturas. Es decir, son prácticamente infinitas, y siempre resulta sorprendente
ver hasta qué punto pueden existir personas que en un momento determinado de su vida desarrollan un miedo atroz
a cosas, ideas o seres vivos que difícilmente pueden ser descritos como peligrosos. Por ejemplo, en este
artículo tienes algunos ejemplos de fobias extrañas.
Sin embargo, sí que se pueden trazar clasificaciones generales sobre los tipos de fobias. Puede que no resulten
perfectas o totalmente exhaustivas, pero por lo menos son útiles y permiten hacerse una idea aproximada sobre
cómo suelen expresarse estos miedos irracionales. Así pues, una clasificación de clases de fobias que incluya las
más comunes podría ser la que te ofrecemos a continuación.
1. Fobias específicas
Los tipos de fobias que pertenecen a la categoría de fobias específicas tienen en común que aquello que genera
miedo es una situación, objeto o ser concreto. Es decir, algo que puede ser identificado y separado fácilmente del
resto. Además, el manual DSM IV distingue entre cinco subtipos de fobias específicas: las relacionadas con la
sangre y las inyecciones, las fobias desencadenadas por animales, las relacionadas con entornos naturales, las fobias
de situación y la categoría "otras fobias específicas".
Tres tipos de fobias específicas de esta categoría que merecen una mención de honor por lo comunes que resultan
son la ofidiofobia, la aracnofobia y la cinofobia, fobia a las serpientes, fobia a las arañas y fobia a los perros,
respectivamente. Puede que en ciertos casos resulte de utilidad tener un cierto respeto a estos animales por su
capacidad de hacernos daño, pero desde luego las arañas y los perros son lo suficientemente numerosos como para
hacer que tenerles demasiado miedo pueda ser muy contraproducente.
Otros ejemplos de fobia a los animales lo encontramos en trastornos de ansiedad como la musofobia, o miedo a los
ratones, así como en la hipofobia o la escolequifobia.
El hecho de encontrarse a más o menos altura respecto al lugar que percibimos como "suelo" o base del lugar en el
que nos hemos subido guarda una relación evidente con el peligro al que nos exponemos. A mayor altura, mayor es
el riesgo de morir en caso de caída. Sin embargo, en ocasiones el miedo a las alturas puede ser tan severo e
incapacitante que se puede considerar un tipo de fobiarelacionada con el entorno natural. Esto es especialmente
relevante si tenemos en cuenta que en las ciudades los cambios bruscos de altura son frecuentes, sobre todo en los
edificios.
Las tormentas suelen estar asociadas a bastantes cosas que pueden dar bastante miedo, y cuando además de
les une un componente traumático relacionado con experiencias pasadas, la existencia de la astrafobia no resulta
para nada extraña. Este es un tipo de fobia que puede dar especiales problemas, porque el ruido de las tormentas
traspasa paredes y hace que calmarse resulte complicado.
Uno de los tipos de fobias más extraños, ya que en este caso el estímulo fóbico es la lluvia en sí, un elemento que
difícilmente supone un riesgo real más allá de las inundaciones.
Los lugares angostos o con paredes muy cercanas las unas de las otras generan una sensación de angustia en
muchas personas, pero también pueden hacer que algunas entren en un estado de pánico. La claustrofobia es uno de
los tipos de fobia más conocidos por la gravedad que supone temer este tipo de espacios en las sociedades en las
que gran parte de la vida se realiza dentro de edificios y recintos cerrados.
El miedo irracional a conducir es, una de las desagradables sorpresas que muchas personas descubren cuando les
toca realizar sus primeras clases prácticas de coche (la otra sorpresa es la estimación del dinero que se van a gastar
en ellas). Pero la amaxofobia es especialmente peligrosa entre todos los tipos de fobias, porque impide una
conducción prudente y pone en riesgo la propia vida y la de los demás. Puedes leer más sobre la amaxofobia en este
artículo.
2. Fobia social
Una categoría de tipos de fobias distinta a la que hemos visto hasta ahora es la que hace referencia a la
interacción social. Las fobias sociales pueden ser muy variadas, aparecer solo en ciertos contextos y no en otros y
fundamentarse en diferentes motivos, como el miedo a las agresiones que se pueden desencadenar o el miedo a la
marginación.
Uno de los síntomas frecuentes entre las personas que sufren fobia social es la eritrofobia, que se el miedo a
ruborizarse. Puedes profundizar en las causas, síntomas y tratamientos para la fobia social leyendo este artículo.
Estas ideas generan una elevada ansiedad, pudiendo o no acompañarse de compulsiones o de acciones
estereotipadas para rebajar dicha ansiedad (si bien no suelen tener una relación lógica con el motivo de ésta o dicha
relación es exagerada). Debido a que los síntomas son predominantemente debidos a la ansiedad, anteriormente
estuvieron considerados dentro de los trastornos ansiosos, pero sus características diferenciales han provocado que
sea separado de éstos.
El desorden mental por excelencia de esta categoría es el trastorno obsesivo-compulsivo. El trastorno dismórfico
corporal o la tricotilomanía son trastornos que en la última versión del DSM se han incluido también dentro de
esta categoría, si bien en el pasado eran clasificados como disociativo y trastorno del control de los impulsos
respectivamente. Esto es debido a la presencia de un pensamiento de tipo obsesivo (concretamente con una zona
corporal) y la presencia de una compulsión específica ante la presencia de ansiedad (arrancarse el pelo).
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No todos los trastornos mentales se fundamentan en una percepción anormal de la realidad. Algunos, como
el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), no se expresan a través de la manera en la que se interpreta la
información proveniente del mundo circundante, sino mediante acciones que nacen del propio sujeto: las
llamadas conductas repetitivas, o compulsiones, que minan la calidad de vida de las personas al producir
sensaciones desagradables y limitar su grado de libertad.
Sin embargo, hablar sobre este tipo de conductas es contar sólo una mitad de la historia. La otra mitad se
encuentra en los pensamientos intrusivos, que están estrechamente ligados con las compulsiones. Desde una
perspectiva psicológica, se puede decir que tanto los pensamientos intrusivos (u obsesiones) como las compulsiones
son los dos engranajes principales a través de los que se articula el trastorno obsesivo-compulsivo. Pero... ¿cómo
llegan a activarse estas dos piezas?
En el caso concreto del trastorno obsesivo-compulsivo, el motor de estas crisis de ansiedad es el ciclo obsesión-
compulsión. Las obsesiones ocurren de manera espontánea, independientemente de la voluntad de la persona, y
llegan a ser tan frecuentes que resultan invasivas. Además de crear angustia, estos pensamientos intrusivos
desencadenan una serie de conductas repetitivas orientadas a reducir la ansiedad producida por las obsesiones.
El TOC también se caracteriza por las conductas repetitivas
Sin embargo, lejos de resultar útiles las conductas repetitivas son en realidad compulsiones, es
decir, comportamientos estereotipados que escapan al control de la persona, igual que los pensamientos cuyos
efectos negativos tratan de mitigar. Es por eso que el cuadro diagnóstico del trastorno obsesivo-compulsivo no sólo
incluye los pensamientos intrusivos, sino también las acciones estereotipadas que los siguen.
A fuerza de repetirse, tanto las obsesiones como las compulsiones llegan a tomar el control de la vida de la persona,
tal y como el juego patológico se apodera de la cotidianidad del ludópata. El ciclo obsesión-compulsión hace que
la ansiedad se mantenga, ya que la persona que experimente el trastorno obsesivo-compulsivo anticipa la aparición
de los pensamientos intrusivos y las conductas estereotipadas y sabe que escapan a su voluntad. De este modo, se va
entrando en un bucle de acción y reacción que cada vez es más difícil de deshacer.
Sin embargo, sí existen ciertas compulsiones que son mucho más comunes que otras. ¿Cuáles son las conductas
más frecuentes entre quienes padecen este trastorno?
1. Necesidad de limpiar
Estas compulsiones acostumbran a estar relacionadas con obsesiones que tienen algo que ver con la idea de
suciedad o putrefacción, literal o metafórica. Las personas con este tipo de compulsiones pueden limpiarse las
manos con demasiada frecuencia, o hacer lo mismo con objetos u otras partes del cuerpo. Todo forma parte de un
intento desesperado y urgente por librarse de la suciedad que invade aquello que debería ser puro.
2. Necesidad de ordenar
Por algún motivo, la persona que presenta este tipo de compulsión del trastorno obsesivo-compulsivo tiene la
impresión de que necesita ordenar varios elementos, ya sea por el valor intrínseco de estar en un lugar con las
cosas bien recogidas o para causar una buena impresión. Se ha vinculado este tipo de compulsión con las
clásicas leyes de la Gestalt, ya que según esta corriente psicológica notamos un sentimiento de tensión o un ligero
malestar si aquello que percibimos no forma un conjunto con sentido y bien delimitado. En este sentido, un entorno
desordenado crearía malestar al presentar dificultades para ser percibido como un todo perfectamente definido: una
sala de estudio, un comedor, etc.
Así, el trastorno obsesivo-compulsivo se produciría cuando esta sensación de malestar es amplificada tanto que
perjudica los niveles de bienestar y calidad de vida de la persona, al obligarla a ordenar para no sentirse mal.
Desde algunas escuelas de la corrientes psicodinámica, como el psicoanálisis freudiano clásico, esto tiende a
relacionarse con la teoría psicosexual de Freud. Sin embargo, la actual psicología clínica parte de unos
presupuestos y una filosofía de investigación e intervención que nada tienen que ver con el psicoanálisis.
4- Compulsiones de comprobación
Otro de los ejemplos típicos de trastorno obsesivo-compulsivo es el de una persona que necesita asegurarse
constantemente de que todo funciona como debe hasta el punto de llegar a hacer lo mismo varias veces cada día.
Se trata de un caso de compulsión de comprobación, basado en la necesidad de evitar futuros accidentes y, más
específicamente, de hacer que los pensamientos y escenas imaginarias sobre los accidentes que podrían producirse
cesen del todo y dejen de producir malestar. Estos pensamientos aparecen de manera involuntaria y llevan a realizar
varias comprobaciones dirigidas a disminuir el riesgo de que ocurran, lo cual a su vez se transforma en un hábito
difícil de cambiar.
En manuales como el DSM-IV aparecen descritos el conjunto de síntomas que caracterizan este trastorno de
ansiedad, pero más allá de los criterios diagnósticos no hay un modelo teórico respaldado por un amplio consenso
científico que explique sus causas con buen nivel de detalle. Las nuevas investigaciones en neurociencias, unidas al
uso de las nuevas tecnologías para estudiar el funcionamiento del cerebro, serán determinantes para averiguar
cuáles son las causas del TOC.
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El Trastorno Dismórfico Corporal, anteriormente conocido como dismorfofobia, es un trastorno relacionado con
la preocupación excesiva por la propia imagen corporal.
Las personas que sufren este trastorno sienten una gran ansiedad y la percepción irracional sobre su propio
cuerpo que acaba provocando efectos destructivos en su vida, y que les lleva a desarrollar hábitos que resultan
negativos para su bienestar, como por ejemplo mirarse en el espejo en exceso. Estos hábitos tienen un impacto
significativo en cómo estas personas viven su día a día y merman su autoestima.
Sin embargo, si esta baja autoestima se plasma en forma de una preocupación excesiva en detalles físicos reales o
imaginarios que son percibidos como imperfecciones o defectos, puede aparecer lo que se conoce como Trastorno
Dismórfico Corporal.
La preocupación por la apariencia física se ha convertido en algo normal teniendo en cuenta la cultura de la
imagen en la que vivimos inmersos. Pero cuando esa preocupación se convierte en una parte demasiado importante
de nuestra vida y nos lleva a realizar comportamientos autodestructivos, entonces estamos hablando de un problema
serio que debe ser tratado.
En resumen, los individuos con Trastorno Dismórfico Corporal, suelen pensar, sentir o comportarse de la siguiente
manera:
Suele ocurrir que las personas con Trastorno Dismórfico Corporal no busquen ayuda, pues están demasiado
preocupados por cómo les juzgará la gente o si pensarán que son muy vanidosos. Por tanto, muchos de estos
individuos no reciben tratamiento hasta que llevan mucho tiempo experimentando esta patología.
Todos conocemos el famoso caso de Michael Jackson, el artista mundialmente conocido como Rey del Pop, que
estuvo en la cima del mundo de la música durante más de tres décadas. Nadie puede discutir su talento como
cantante y bailarín y su aportación a la música, pero su exposición continua a los medios de comunicación y su dura
infancia marcaron su vida privada. “MJ” fue transformando su cuerpo tras varias intervenciones quirúrgicas, y,
aunque existen muchas especulaciones, rumores e informaciones respecto a lo que sucedió dentro de su mente, es
evidente que nunca estuvo a gusto con su cuerpo.
Las obsesiones sobre el propio cuerpo son tan frecuentes que estas personas pueden pasar varias horas al día
pensando negativamente sobre su apariencia física. Además, suelen concentrarse en un área específica de su cuerpo
que les provocan una ansiedad constante.
Obsesionarse con sus características faciales: nariz, ojos, pelo, barbilla, piel, labios, orejas...
Obsesionarse con áreas particulares del cuerpo, por ejemplo, pechos o genitales
Tener una percepción negativa de que alguna característica corporal y pensar que está fuera de proporción
Tener una percepción de que alguna característica corporal y pensar que es asimétrica
Verse demasiado delgado u obeso
Tener problemas de alimentación
Llevar a cabo conductas compulsivas para evitar la ansiedad de la obsesión: usar maquillaje cuando se está en
público, peinarse de manera continua, ponerse ropa que tape el cuerpo, pasar por el quirófano constantemente o
tomar medicación para adelgazar o ganar peso, etcétera
Qué causa el Trastorno Dismórfico Corporal
Es difícil de determinar qué causa exactamente este trastorno. A pesar de todo, l as investigaciones han concluido
que existen distintas causas que provocan que un individuo acabe sufriendo este trastorno.
La cultura de la imagen
Es evidente que la cultura de la imagen y la influencia de los medios de comunicación, que nos convierte en
objetos más que en sujetos, ejerce una influencia determinante en cómo percibimos nuestro propio cuerpo, Estamos
continuamente rodeados de revistas y anuncios que nos envían el mensaje de que dicen que si no tenemos el cuerpo
perfecto no valemos nada. La mejor manera de contrarrestar esta influencia negativa es la educación desde edades
tempranas para que valoremos otras cosas en la vida.
Bullying
Las personas que sufren TDC pueden haber desarrollado una percepción negativa de su propia imagen fruto
de haber sido acosado durante la adolescencia (aunque también en edades más tempranas o más tardías), cuando
el individuo es más sensible sobre su apariencia corporal. Además, las burlas de los compañeros de escuela pueden
causar este tipo de trastorno.
Baja autoestima
La baja autoestima puede ser una consecuencia del TDC aunque también una causa, lo que puede provocar que un
individuo se vea peor de lo que está. Por ejemplo, que piense que le sobran kilos.
Perfeccionismo
Las personas perfeccionistas son muy duras consigo mismas y se exigen mucho. Su obsesión por la perfección
puede estar centrada en su apariencia física, que les predispone a sufrir TDC.
Para saber más sobre el perfeccionismo, puedes leer nuestro artículo: “Personalidad perfeccionista: las desventajas del
perfeccionismo”
El médico de cabecera puede hacer un primer diagnóstico, pero es necesario contactar con un psicólogo
especializado en el tema, pues es necesario reeducar al individuo para que adquiera patrones de comportamiento
positivos y patrones de pensamiento realistas.
La terapia cognitivo conductual (TCC) suele ser el tratamiento por excelencia en este tipo de trastorno, aunque no
todos los tratamientos funcionan para todo el mundo. El objetivo del terapeuta cognitivo conductual es identificar
las conexiones entre los pensamientos, sentimientos y el comportamiento del paciente, para que éste pueda adquirir
habilidades prácticas para superar este trastorno. La terapia puede ser grupal o individual.
En el tratamiento del TDC, la terapia cognitivo conductual, normalmente, se centrará en la actitud del individuo
hacia su propio cuerpo y su apariencia física, con el objetivo de reducir la necesidad de llevar a cabo
comportamientos negativos y ayudar al paciente a sentirse menos ansioso respecto a su propia imagen
corporal. Distintas técnicas cognitivo conductuales suelen emplearse: técnicas expositivas, habilidades sociales y
reestructuración cognitiva.
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La tricotilomanía es un trastorno extraño caracterizado por la necesidad irresistible de tirarse del pelo,
normalmente del cuero cabelludo, las cejas y las pestañas.
A pesar de que los individuos que sufren esta patología son conscientes del daño que pueden hacerse actuando de
esta manera, son incapaces de parar o controlar este impulso. Además, es habitual que en momentos de estrés estos
individuos se intenten arrancar cabello como manera de calmarse, por lo que se produce un círculo vicioso que
puede causar daños mayores, tanto a nivel físico como psicológico.
¿Qué es la Tricotilomanía?
Esta condición suele aparecer hacia los 13 años de edad y está oficialmente clasificada como un trastorno del
control de impulsos, igual que la piromanía, la cleptomanía o el juego patológico. Está también estrechamente
vinculada con el Trastorno Obsesivo-Compulsivo, ya que comparten gran parte de los síntomas y mecanismos
psicológicos desajustados.
Tiene una prevalencia del 1% de la población y afecta a hombres como a mujeres, aunque estas últimas buscan más
frecuentemente un tratamiento.
Síntomas
La tricotilomanía se caracteriza por la presencia de
los siguientes síntomas:
Arrancarse el pelo de forma recurrente causando una pérdida notable de éste (tal como se puede apreciar en la
fotografía).
Un incremento de la percepción de tensión justo antes de tirarse del cabello o al resistirse a este acto.
Placer, gratificación o liberación al tirar del pelo.
La alteración no se explica por otro trastorno mental o condición médica.
La alteración provoca malestar significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad.
Por ejemplo, una pérdida de autoestima como consecuencia de la alopecia parcial causada por arrancarse el cabello.
Señales de alerta
El inicio de este trastorno ocurre alrededor de los 13 años, aunque en algunos casos puede iniciarse antes.
Frecuentemente, un evento estresante puede estar asociado a esta patología, por ejemplo, cambiar de colegio, los
abusos, conflictos familiares o la muerte de alguien cercano pueden generar ansiedad y nerviosismo y provocar el
debut de este trastorno.
Algunos expertos afirman que los síntomas pueden ser provocados, o por lo menos influidos fuertemente, por los
cambios hormonales propios de la pubertad.
Causas más probables
La adolescencia es una etapa crítica para el desarrollo de la autoestima, la imagen corporal, la confianza en uno
mismo, o las relaciones íntimas. Durante este periodo, las personas que sufren esta patología pueden ser
ridiculizadas por la propia familia, los amigos o los compañeros de clase. Pero, además, estas personas pueden
sentir una gran culpa o vergüenza por no poder parar este tipo comportamiento. Incluso, un pequeño parche sin pelo
puede provocar problemas emocionales serios para la persona que padece esta condición.
En muchos casos, las personas que sufren tricotilomanía consiguen hacer una vida normal: casarse, tener hijos…
Pero en algunos casos, hay individuos que evitan las relaciones íntimas por miedo a exponer su trastorno.
No hay una causa específica para la tricotilomanía. Aunque algunos investigadores piensan que es posible que a
nivel biológico exista un desajuste neuroquímico a nivel cerebral, principalmente un déficit de serotonina. Puede
haber también una combinación de factores tales como la predisposición genética y una tensión o circunstancia
agravante. Por ejemplo, un evento traumático.
El trastorno depresivo también es frecuente que ocurra junto con la tricotilomanía. Puede haber una relación directa
entre los neurotransmisores implicados en la depresión y esta condición (y también el TOC), pues ambas patologías
se asocian a niveles bajos de serotonina. Aunque también podría existir relación entre la depresión y la baja
autoestima provocada por la tricotilomanía, porque arrancarse el cabello puede ser desmoralizador. Por otro
lado, al arrancarse el cabello pueden surgir heridas que causen dolor físico y emocional.
Tratamiento
La tricotilomanía puede tratarse desde dos vías, según afirman las investigaciones dirigidas en este campo.
1. Psicoterapia
Por un lado, la terapia cognitivo conductual se muestra muy efectiva. Por otro lado, y en algunos casos graves,
es necesaria la administración de fármacos. No obstante, lo ideal es la combinación de ambos tratamientos.
Con la terapia cognitivo conductual, los pacientes aprenden a identificar y manejar los síntomas y emplean
estrategias que les ayudan a mejorar su calidad de vida. Puedes saber más sobre este tipo de terapia en nuestro
artículo: "Terapia Cognitivo Conductual: ¿qué es y en qué principios se basa?".
2. Farmacología
La medicación también puede ser efectiva para tratar los síntomas, aunque, para obtener resultados a largo plazo, la
terapia cognitivo conductual es necesaria. Algunos medicamentos (antidepresivos o estabilizadores del estado de
ánimo) empleados para el tratamiento de esta patología son:
Fluoxetina (Prozac)
Fluvoxamina (Luvox)
Sertralina (Zoloft)
Paroxetina (Paxil)
Clomipramina (Anafranil)
Valproato (Depakote)
Litio (Lithobid, Eskalith)
El trastorno más característico de este tipo de psicopatología es el trastorno por estrés postraumático, que es
especialmente habitual en personas que han vivido conflictos bélicos.
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Este breve escrito tiene como finalidad explicar someramente el Trastorno por Estrés Postraumático.
También, dar a conocer cómo profesionales de la psicología ayudan a refugiados en países que no brindan las
garantías para un tratamiento psicológico eficaz.
El estrés post traumático no está sujeto a ninguna experiencia definida a priori, existe una gran variedad de sucesos
que pueden cambiar la vida dependiendo de cada caso.
Tipos de TEPT
Según Azcárate Mengual ( 2007) existen 3 tipos de TEPT:
TEPT de inicio demorado: Los síntomas aparecen 6 meses o más después del suceso traumático.
En algunos casos, en el TEPT se recuerdan claramente las experiencias traumáticas acompañadas por altos grados
de ansiedad (las cuales incluyen el miedo, la angustia, el nerviosismo, etc.). Todo esto genera en la persona
un agotamiento emocional extremo que también suele ir acompañado de ideas y pensamientos irracionales.
Los antecedentes.
Una historia clínica completa del paciente, el seguimiento profesional y el acompañamiento familiar apropiado
van a servir de mucho en la rehabilitación del paciente.
Tratamiento
Cada persona es un ente bio-psico-social diferente, y por lo tanto el tratamiento en estos tipos de trastornos será
muy variado, ya que hay que analizar el impacto emocional y psicológico del sujeto que ha vivido tal suceso y ver
cómo se desarrolla después de este para plantear qué tipo de tratamiento es el eficaz y podrá ayudar en la regulación
emocional y psicológica de la persona.
Las psicoterapias cognitivo-conductuales han sido y son las más utilizadas en casi todos los trastornos de ansiedad,
ya que estrés postraumático es un subtipo de ellos. Esta técnica es una de las más efectivas y de que mejores
resultados traen.
Sin embargo, hay técnicas concretas que también se muestran eficaces, como la ya conocida Desensibilización y
Reprocesamiento por el Movimiento de los Ojos (o EMDR, por Eye Movement Desensitization and
Reprocessing). El EMDR se basa en el supuesto de que la ansiedad se debe a que la búsqueda acerca del evento
traumático permanece o ha permanecido sin haber sido procesada, lo cual tiene como resultados mantener
bloqueados las cogniciones, conductas y sentimientos acerca del hecho experimentado tiempo atrás.
En las psicoterapias cognitivas, la Terapia Racional Emotiva Conductual o TREC es una de las técnicas más
utilizadas. La TREC aboga por un cambio filosófico profundo en el paciente, [explicar brevemente en qué consiste
cada nueva técnica que se presenta] y se ha caracterizado también por basarse en la investigación a fondo de los
trastornos de ansiedad y la eficacia de sus técnicas en estos problemas.
Las terapias farmacológicas, como siempre, resultan muy útiles. Estas deben ser prescritas por un médico
psiquiatra que indique el medicamento, la dosis y el tiempo que permanecerá la persona en dicho tratamiento.
Entre ellos Ucrania y Siria, país este último que se ha visto fuertemente golpeado por la guerra y por todo lo que se
ha venido desencadenando con el pasar del tiempo. Ya que la paz está todavía lejos de ser alcanzada, hay muchos
profesionales, tanto médicos como de salud mental que hoy en día siguen trabajando para ayudar a una población
presa del pánico y con un alto índice de TEPT, alrededor del 60% de la población siria sufre de estrés postraumático
y las cifras podrían elevarse hasta un 85% si el conflicto siguiese.
Existe un grupo de profesionales de la salud mental encargados de ayudar a la parte de la población más
vulnerable, como los niños. Las técnicas conocidas que utilizan estos profesionales son las proyectivas. A su vez,
es importante destacar cómo en los dibujos de los niños sirios se expresa la realidad y la crueldad en la que viven
sumergidos. Sus miedos, angustias y temores también son reflejados, y son en sí mismos una ilustración de las
formas en las que el TEPT puede cristalizarse mediante formas de expresión creativa. Complementan a estos
trabajos algunas técnicas alternativas a las psicológicas como lo son la danza, el canto, etc. Estas forman parte de un
programa terapéutico que podría ayudar a cientos de niños en mejorar su bienestar emocional.
8. Trastornos disociativos
Algunas circunstancias vitales provocan que la mente reaccione de forma anómala, provocando una disociación de
sus mecanismos y procesos básicos, como la memoria o la identidad. Antiguamente uno de los dos tipos de
enfermedades mentales que se consideraban típicos de la histeria, entre estos trastornos destacan la amnesia
disociativa, la despersonalización o el trastorno de personalidad múltiple.
Trastorno de Personalidad Múltiple: causas y
síntomas
Conoce el trastorno que trata de la presencia de dos o más identidades en la persona que lo
sufre.
por Oscar Castillero Mimenza
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https://www.flickr.com/photos/ronnyandre
Es por este tipo de divulgación que la personalidad múltiple es uno de los trastornos psicológicos más conocidos,
si bien no uno de los mejor entendidos, ni siquiera dentro del mundo de la Psicología, en el que hay una importante
controversia con respecto a la misma existencia de este trastorno como tal.
Síntomas
La cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) define el TID como
«la presencia de dos o más identidades –raras veces más de diez- que toman el control de la conducta de una
persona de forma recurrente, teniendo cada una de ellas recuerdos, relaciones y actitudes propios». En
general, las distintas identidades no recuerdan lo experimentado por el resto, por lo cual no son conscientes de su
existencia, si bien esto no siempre es así. El cambio entre personalidades suele producirse como consecuencia de
estrés.
La personalidad primaria (o la “real”) tiende a ser pasiva y depresiva, mientras que el resto son más dominantes
y hostiles. Son las identidades más pasivas las que manifiestan amnesia en mayor medida y, en caso de que sean
conscientes de la existencia de las personalidades más dominantes, pueden ser dirigidas por estas, que incluso
pueden manifestarse en forma de alucinaciones visuales o auditivas, dando órdenes a las demás identidades.
Estos síntomas se conciben como una protección contra sentimientos de dolor y terror que la persona no es capaz de
manejar adecuadamente, lo cual es normal en los momentos iniciales del proceso de adaptación a la vivencia
traumática, pero que en el caso del estrés postraumático se vuelve patológico al cronificarse e interferir en la vida
de la persona.
Siguiendo la misma lógica, el TID sería una versión extrema del estrés postraumático de inicio en la
infancia (Kluft, 1984; Putnam, 1997): experiencias traumáticas tempranas, intensas y prolongadas, en particular
negligencia o abuso por parte de los progenitores, llevarían a la disociación, es decir, al aislamiento de recuerdos,
creencias, etc., en identidades alternativas rudimentarias, que se irían desarrollando a lo largo de la vida, dando
lugar progresivamente a un mayor número de identidades, más complejas y separadas del resto. Raramente se
observan casos de TID con inicio en la edad adulta. Así, el TID no surgiría de la fragmentación de una personalidad
nuclear, sino más bien de un fallo en el desarrollo normal de la personalidad que resultaría en la presencia de
estados mentales relativamente separados que acabarían convirtiéndose en identidades alternativas.
Evaluación y Tratamiento
El número de diagnósticos de TID ha aumentado en los últimos años; mientras algunos autores atribuyen
esto a una mayor conciencia del trastorno por parte de los clínicos, otros consideran que se debe a un
sobrediagnóstico. Se ha propuesto incluso que el TID se debe a la sugestión del paciente debida a las preguntas del
clínico y la influencia de los medios de comunicación. Asimismo, también están los que opinan que existen una
falta de formación sobre las manifestaciones del TID y una infravaloración de su prevalencia que llevan a que
muchos casos de TID no sean detectados, en parte por una exploración inadecuada.
En este sentido, cabe tener en mente que, según Kluft (1991), sólo un 6% de los casos de personalidad múltiple
son detectables en su forma pura: un caso típico de TID se caracterizaría por una combinación de síntomas
disociativos y síntomas de estrés postraumático con otros síntomas no definitorios del TID, como depresión, crisis
de pánico, abuso de sustancias o trastornos alimentarios. La presencia de este último grupo de síntomas, mucho
más obvios que el resto de síntomas del TID y muy frecuentes por sí solos, llevaría a los clínicos a obviar una
exploración más profunda que permitiera detectar la personalidad múltiple. Además, es obvio que a las personas
con TID les resulta difícil reconocer su trastorno por vergüenza, miedo al castigo o a causa del escepticismo de los
demás.
El tratamiento del TID, que generalmente requiere años, se dirige fundamentalmente a la integración o fusión de
las identidades o, al menos, a coordinarlas para lograr el mejor funcionamiento posible de la persona. Esto se
lleva a cabo de forma progresiva. En primer lugar se garantiza la seguridad de la persona, dada la tendencia de las
personas con TID a autoagredirse e intentar suicidarse, y se reducen los síntomas más interferentes con la vida
cotidiana, como la depresión o el abuso de drogas. Posteriormente se trabaja la confrontación de los recuerdos
traumáticos, como se haría en el caso del trastorno de estrés postraumático, por ejemplo a través de exposición en la
imaginación.
Por último, se integran las identidades, para lo cual es importante que el terapeuta respete y valide el rol adaptativo
de cada una para facilitar que la persona acepte como propias esas partes de ella misma. Para una descripción más
detallada del tratamiento del TID se puede consultar el texto Guidelines for treating dissociative identity disorders
in adults, third revision, de la International Society for the Study of Trauma and Dissociation (2011).
Referencias bibliográficas:
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Históricamente, muchas teorías psicológicas tratan el cuerpo y la mente como si fuesen dos entidades distintas que
sólo se asocian en algunos aspectos para permitir la existencia de seres humanos conscientes de sí mismos y
totalmente funcionales. Curiosamente, desde estos enfoques el cuerpo "material" de las personas sólo tiene poder
sobre la mente en el aspecto de que lo retiene en un lugar concreto y, por lo demás, es la mente la que propone
objetivos, controla los movimientos del cuerpo y, de vez en cuando, busca maneras para trascender su "cárcel de
carne".
Hoy en día tanto la psicología como por supuesto la psiquiatría tienden cada vez más a obviar la existencia de una
"mente" independiente del cuerpo material, pero curiosamente, y a pesar de los avances científicos y técnicos de las
últimas décadas, hay ciertos desórdenes mentales que parecen reivindicar la existencia de un aspecto
psicológico incorpóreo, a pesar de que sepamos que eso es imposible. Un ejemplo de esto nos lo ofrece un
fenómeno llamado somatización.
Debido a las dificultades para encontrar el origen del problema, la atención del diagnóstico y los tratamientos suele
recaer en el Sistema Nervioso Somático, es decir, la parte del sistema nervioso que lleva información sensorial y
sirve como canal para los impulsos eléctricos que activan la musculatura.
Además, los manuales con criterios para diagnosticar casos de somatizaciones casi siempre incluyen la condición
de que estos síntomas no puedan ser explicados satisfactoriamente por otro trastorno o enfermedad.
Las somatizaciones son, por lo tanto, difíciles de explicar si se quiere aislar en un laboratorio la causa de todas
las complicaciones físicas y psicológicas que produce, pero hace tiempo que se empezaron a estudiar y a
documentar. Por eso resulta normal que durante un tiempo se las asociara con lo que en el psicoanálisis se conocía
como histeria, y que incluso hoy se crea en ciertos círculos académicos que las somatizaciones son la consecuencia
de ciertos problemas psicológicos que luchan por salir del Inconsciente.
Este último dato puede servir para sugerir que las somatizaciones tienen un componente situacional, y que por lo
tanto para estudiarlas hay que entender no sólo al individuo, sino también a su relación con el entorno.
trastornos de la alimentación
Anorexia y bulimia nerviosas son desórdenes mentales de los que frecuentemente oímos hablar. Estos dos tipos de
enfermedades mentales son dos de los principales trastornos de la alimentación, los cuales son conocidos por la
presencia de patrones alimentarios anómalos.
Si bien en los dos ejemplos citados dichos patrones se caracterizan por una cierta distorsión de la imagen
corporal y la presencia de un miedo intenso a ganar peso, rechazando el consumo de alimentos o haciendo
conductas que fuercen a la eliminación de calorías, no ocurre lo mismo en todas las enfermedades mentales de esta
categoría, en la cual también se incluye la pica o consumo de sustancias no nutritivas (por ejemplo, yeso), o el
consumo excesivo de alimentos debido a la ansiedad o trastorno por atracón.
En el caso de las personas con trastornos de la excreción, dicha expulsión se produce en circunstancias poco
apropiadas y no controladas, a veces como consecuencia de la ansiedad. En este aspecto destacan la eneuresis y la
encopresis, en que se excreta orina o heces respectivamente.
Además, pueden aparecer conductas raras durante el sueño conocidas como parasomnias. Trastornos como
las pesadillas, los terrores nocturnos, el sonambulismo o el síndrome de Kleine-Levin son ejemplos de esta
categoría junto al insomnio la hipersomnia primarias.
La eyaculación precoz, los problemas de erección, la anorgasmia o el deseo sexual inhibido son algunos de los
trastornos de esta clase por los que más se consulta en la clínica.
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Nuestro estado emocional es un ámbito de nuestra vida psicológica que, en muchas ocasiones, se revela como algo
más allá de nuestro control. Esto tiene consecuencias positivas, otras negativas, y algunas que tienen que ver con
riesgos cuando se dan ciertos tipos de trastornos mentales.
Por ejemplo, gracias a los sentimientos y las emociones podemos vivir intensamente todo tipo de momentos,
aprender rápidamente acerca de las consecuencias positivas y negativas de nuestras acciones e incluso lograr una
mejor comunicación con los demás, pero, en ocasiones, algunas alteraciones biológicas pueden hacer que nuestras
reacciones emocionales sean excesivas o incluso que estén fuera de lugar.
El trastorno explosivo intermitente (TEI) es un claro ejemplo de ello, si bien en estos casos la persona
diagnosticada con este tipo de trastorno ve su calidad de vida significativamente limitada por esta alteración mental.
Las personas con TEI tienen un umbral de frustración muy bajo y cualquier contrariedad, por insignificante que
pueda parecer, hace que monten en cólera súbitamente, incluso aunque segundos antes estuviesen de muy buen
humor y riendo. A lo largo de estos cortos episodios de ira, que no acostumbran a durar más de una hora, la persona
pierde parcial o totalmente el control sobre su conducta y en muchas ocasiones puede llegar a agredir física o
verbalmente a personas que se encuentren cerca.
Una vez pasado el estallido de furia, las personas que presentan trastorno explosivo intermitente acostumbran a
darse cuenta por sí mismas de que lo que han hecho ha resultado perjudicial para los demás, y frecuentemente se
sentirá culpable.
Síntomas
Los síntomas del trastorno explosivo intermitente varían un poco según el manual diagnóstico que se utilice como
referencia, pero fundamentalmente se basan en la aparición de explosiones cortas de ira, expresada a través de
violencia física o verbal, que resultan desproporcionadas con respecto a la magnitud de sus causas y conllevan una
pérdida de control.
Como la furia aparece sin que haya premeditación, es frecuente que se exprese interrumpiendo un estado de ánimo
positivo, y la violencia no tiene una finalidad instrumental. La persona que presenta los síntomas del trastorno
explosivo intermitente no aspira a cumplir objetivos a través de las agresiones, sino que estas son fruto de su estado
anímico alterado, el cual no puede ser atribuido ni al consumo de sustancias ni a la existencia de otros trastornos o
partes de su sistema nervioso deformadas o dañadas.
Así, las personas con TEI pueden entrar en cólera en cuestión de segundos al interpretar que alguien las está
mirando demasiado, o al ver que se ha agotado un producto que han pedido en una tienda, o al romper un objeto
sin querer. Los brotes de ira pueden aparecer ante situaciones muy variadas, pero todas tienen algo en común: no
serían motivo de intenso enfado para la gran mayoría de la población.
Tal y como ocurre con todos los trastornos, solo ciertos profesionales de la salud mental pueden llegar a realizar un
diagnóstico del trastorno explosivo intermitente, ayudándose casi siempre de un manual DSM.
Sin embargo, la diferencia entre ambos tipos de alteraciones es, básicamente, que en el trastorno explosivo
intermitente los estallidos de furia pueden aparecer en cualquier momento, mientras que en el trastorno bipolar
estos están vinculados a los episodios de manía o depresión, momentos en los que el estado de ánimo ya se
encontraba alterado antes.
Por lo que respecta al trastorno antisocial de la personalidad, en el que también son comunes los estallidos de
violencia, en esos casos esta cumple una función instrumental, por lo que se puede identificar una finalidad
concreta, mientras que en el TEI no existe un objetivo claro más allá de expresar conductualmente el estado de
agitación y frustración en el que se encuentra la persona.
La psicoterapia acostumbra a ser de mucha ayuda para saber reconocer las primeras manifestaciones de los brotes
de ira, ejecutar planes para aumentar el nivel de control sobre la conducta e impedir que otros resulten perjudicados,
y desarrollar estrategias de afrontamiento contra el sentimiento de culpa y la sensación de tristeza. De este modo,
los pacientes aprenden a seguir ciertos protocolos cuando empiezan a notar los primeros síntomas de una crisis
inducida por el trastorno explosivo intermitente, y aprenden a regular su comportamiento y sus ideas sobre lo que
está ocurriendo de modo que se reduzca el malestar tanto en ellos como en los demás.
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Sin embargo hay que tener en cuenta que el consumo de alcohol puede generar adicción, perdiendo el bebedor el
control de la ingesta, con lo que se genera dependencia de la sustancia. Y esta dependencia no se expresa solo
mediante el abuso de la sustancia, sino también a través de signos y síntomas que aparecen cuando se deja de tomar
alcohol. Entre los fenómenos más graves de la abstinencia del alcohol se encuentra el delirium tremens. Veamos
en qué consiste.
La mecánica de la abstinencia
Una vez se ha generado una dependencia, el hecho de retirar el objeto al que se es dependiente provoca
síndrome de abstinencia, es decir, la ausencia de la sustancia en el cuerpo provoca reacciones sintomáticas. Es por
eso que en muchos casos terminar con el alcoholismo no es tan sencillo como retirar la posibilidad de consumir este
tipo de bebidas de una vez por todas. La falta de esta sustancia también produce una serie de síntomas que, en
ocasiones, pueden ser peligrosos por sí mismos.
Generalmente se produce el efecto contrario al que provoca la sustancia, lo cual significa que en el caso de una
sustancia depresora (como el alcohol) se producirán síntomas de tipo maníaco, mientras que en el caso de las
excitantes el síndrome de abstinencia consistirá en una bajada de la actividad general del organismo. En cualquier
caso, la retirada de la sustancia anhelada debe ser controlada, pues un cese demasiado brusco del suministro
puede causar éstos síndromes.
Dentro de los síndromes de abstinencia relativos al abuso del alcohol, el considerado como más grave es el
denominado delirium tremens.
Si bien el delirium tremens suele ocurrir en pacientes que dejan de beber después de un consumo excesivo de
alcohol, es posible encontrar casos en los que este síndrome ha sido causado por enfermedades, traumatismos o
infecciones en individuos con alto consumo de alcohol en el pasado.
Generalmente, el delirium tremens tiene una duración corta, pero independientemente de esto se trata de un
síndrome peligroso, puesto que un 20% de los casos resultan mortales en caso de no recibir atención médica, e
incluso con ésta un 5% de los casos terminan en el deceso del paciente.
Finalmente, en la tercera fase (definitoria del delirium tremens), aparece un estado de alteración de la conciencia
llamado obnubilación. Este está definido por la propensión a las distracciones y la confusión, junto con una
profunda desorientación. Lo más característico de ésta fase es la aparición de alucinaciones visuales (habitualmente
microzoopsias) y delirios, junto con una elevada sensación de angustia. Asimismo, también se presentan agitación,
taquipnea, hipertermia y taquicardia.
Posibles tratamientos
Teniendo en cuenta que el delirium tremens es una problemática que puede provocar el fallecimiento del paciente,
se requiere la hospitalización inmediata de aquellos que presenten los síntomas descritos, pudiendo ser necesario
ingresar en la UCI.
El tratamiento a aplicar va a tener como objetivos básicos mantener al paciente con vida, evitar complicaciones y
aliviar los síntomas. Así, la vigilancia del afectado va a ser constante, observándose su equilibrio hidroeléctrico y
los signos vitales.
Si bien las medidas concretas dependerán del caso, son de aplicación frecuente la administración de diazepam,
loracepam y cloracepato dipotásico para conseguir la sedación del paciente, el control hidroelectrolítico con el fin
de mantener la hidratación del afectado y administración de vitaminas para mantener la correcta funcionalidad del
organismo. Asimismo, también se suele aplicar haloperidol para controlar el proceso psicótico y las
alucinaciones.
Además, cabe recordar que el tipo de peligros para la salud asociados al delirium tremens pueden ser
evitados detectando a tiempo casos de adicción al alcohol, lo cual permite cerrarle el paso a tiempo al
alcoholismo. El uso de esta clase de bebidas está socialmente muy aceptado y extendido en toda clase de contextos,
y es por eso que detectar sus primeros signos puede llegar a ser complicado, dado el grado de normalización del
abuso de estas substancias.
Para conocer algunos de los indicios que indican la presencia de los inicios del alcoholismo, puedes leer este
artículo: "Las 8 señales de la adicción al alcohol".
Generalmente se refiere a situaciones en que el objeto de deseo es un objeto o ente inanimado, un ser no
consintiente o el sufrimiento o humillación de uno de los componentes. Algunos trastornos de este tipo incluyen el
voyeurismo, el exhibicionismo, el sadismo sexual, el masoquismo o la pedofilia.
Este tipo de enfermedad mental supone la presencia de una personalidad que supone un elevado nivel de
sufrimiento a la persona que la tiene o limita en gran medida su vida y su participación en el mundo. El trastorno
límite de la personalidad, la personalidad antisocial, el trastorno histriónico de la personalidad, la personalidad
obsesiva o la personalidad evitativa son algunos de los trastornos que forman parte de esta clasificación.
Referencias bibliográficas:
American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta
edición. DSM-V. Masson, Barcelona
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El Trastorno Límite de la Personalidad o TLP es considerado uno de los trastornos de la personalidad más
graves, junto con el Trastorno Paranoide de la Personalidad y el Trastorno Esquizotípico, ya que muchos
expertos los conciben como versiones más acentuadas del resto.
En ese sentido, el TLP puede compartir muchas características con otros trastornos de la personalidad, como el
dependiente, el histriónico, el evitativo o el antisocial.
Impulsividad potencialmente peligrosa, por ejemplo en relación a dinero, sexo, abuso de sustancias o atracones;
Marsha Linehan, creadora de este concepto y experta en el Trastorno Límite de la Personalidad, define el entorno
invalidante como aquel en que los cuidadores proyectan sus propias emociones y motivaciones en el niño en lugar
de reconocer y aprobar las de éste, no tolerándose las muestras de emociones negativas. De este modo, se
trivializaría el análisis que el niño lleva a cabo de sus experiencias (por ejemplo, diciéndole “Estás enfadado pero
no quieres admitirlo”) y se le transmitiría que éstas son causadas por rasgos de personalidad calificados como
negativos, lo cual se resumiría en mensajes como “Eres malo”. Sin una validación adecuada de las propias
experiencias, el niño no puede aprender a etiquetar correctamente sus emociones ni a considerar naturales sus
reacciones, lo cual dificulta el desarrollo de la identidad.
El Trastorno Límite de la Personalidad también se ha asociado con frecuencia a traumas infantiles; entre los
factores de riesgo para el desarrollo del trastorno se encuentran la negligencia y el abuso emocional, ser testigo de
violencia doméstica, la criminalidad y el abuso de sustancias por parte de los padres y, en particular, el abuso sexual
reiterado. Se ha hipotetizado que este tipo de victimización crónica llevaría al niño a creer que él es vulnerable e
impotente y los demás son peligrosos y, por tanto, afectaría su capacidad para formar vínculos de apego seguros y
satisfactorios.
Según Pretzer (1996), las personas con Trastorno Límite de la Personalidad conciben el mundo en términos
dicotómicos, es decir, sus opiniones sobre ellos mismos, el mundo y el futuro tienden a ser completamente positivos
o completamente negativos. Esta forma de pensar llevaría a emociones siempre intensas y rápidamente cambiantes
de un extremo al otro, sin posibilidad de términos medios. Como consecuencia natural, los demás perciben estos
cambios como irracionales y aleatorios.
La tendencia de las personas con Trastorno Límite de la Personalidad a sentir emociones negativas con mayor
intensidad y frecuencia que la mayoría de la gente explica en parte su propensión al consumo de drogas, a los
atracones de comida –y por tanto a la bulimia nerviosa– o a las relaciones sexuales de riesgo. Todas estas
conductas son llevadas a cabo con la intención de reducir el malestar, como también ocurre en ocasiones con los
comportamientos autolesivos, que se usan para apartar la atención temporalmente de las emociones negativas.
Muchas personas con Trastorno Límite de la Personalidad que llevan a cabo este tipo de comportamientos afirman
que sienten escaso o ningún dolor durante estos episodios, más frecuentes entre los 18 y los 24 años.
No obstante, y paradójicamente, la fuerte unión al otro puede llevar también al miedo de que la propia identidad,
frágil e inestable, sea absorbida. Se teme además que el abandono percibido como inevitable sea más doloroso
cuanto más íntima la relación. Es por esto que la caótica conducta interpersonal de las personas con Trastorno
Límite de la Personalidad puede en cierto modo considerarse una estrategia inconsciente para evitar una estabilidad
que se puede llegar a temer tanto como los sentimientos de vacío. De este modo, muchas personas con TLP
fluctúan entre el miedo a la soledad y el miedo a la dependencia, manteniendo sus relaciones durante un tiempo
en un equilibrio inestable y patológico. Los demás, sintiéndose frustrados y exasperados, tienden a apartarse de
ellos, lo cual refuerza su creencia de que merecen ser abandonados, configurando un círculo vicioso en que la
persona con TLP causa aquello mismo que teme que suceda.
El TLP y la depresión
El TLP conlleva una fuerte predisposición a los episodios depresivos, debido a que se relaciona con baja
autoestima, sentimientos de culpa, desesperanza y hostilidad hacia los demás. De hecho, algunos expertos afirman
que el TLP podría considerarse un trastorno del estado de ánimo, y la inestabilidad emocional característica del
TLP se ha relacionado incluso con el trastorno bipolar, que se define por la alternancia entre periodos de semanas o
meses de depresión y otros de estado de ánimo patológicamente elevado.
La Terapia Dialéctica de Conducta se basa en la aparente paradoja que, según Linehan, la llevó a mejorar y la
motivó a desarrollar su terapia: para poder cambiar es necesaria la aceptación radical de uno mismo. Entre otras
estrategias, este tratamiento incluye estrategias de regulación emocional, entrenamiento en habilidades sociales y
modificación de creencias.
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Se suele decir que alguien tiene una personalidad histriónica cuando su comportamiento presenta patrones
de teatralidad, dramatización y, en definitiva, de acciones y actitudes que buscan llamar la atención de los demás.
Conducta exageradamente “seductora” hacia otras personas. Pueden asumir y llevar al extremo ciertos roles
sexuales tradicionales
Influenciables. Suelen dejarse llevar por las opiniones y consejos de los demás
Muy preocupados por su imagen y su estética
Dramatismo. Llevan al extremo las emociones, tanto positivas como negativas
Susceptibilidad. Se muestran excesivamente vulnerables ante las críticas de otras personas
Tienden a percibir como muy cercanas e íntimas algunas relaciones personales que en realidad son superficiales
Culpan a los demás de sus propios fracasos o desengaños
Buscan permanentemente la aprobación y la confianza de los demás (Síndrome de Wendy)
Muy poca tolerancia a la frustración
Episodios de emotividad intensa, perdiendo el control
Buscan recurrentemente ser el centro de atención
Estado de ánimo en constante cambio, sin estabilidad
Causas
La personalidad histriónica suele empezar a tomar forma durante la infancia, aunque se suele señalar que se
evidencia durante la adolescencia. No existe una única causa del histrionismo, sino que se trata de una serie de
factores que pueden influir: un estilo parental demasiado ausente y poco atento, abuso psicológico, haber padecido
menosprecios y humillaciones, o un estilo educativo sin pautas y límites claros.
Otros factores, como la baja autoestima, el sentirse insatisfecho con el aspecto físico y la inseguridadpueden
promover que este tipo de personalidad se consolide y se mantenga.
Consejos prácticos
Convivir con una persona que presenta estos rasgos puede ser complicado.
Para intentar ayudar a que pueda ir tomando conciencia de que su forma de actuar es disfuncional, y también
para evitar que las personas cercanas acaben también afectadas psicológicamente, hemos elaborado esta lista
con distintos puntos a tener en cuenta.
1. Aceptemos la realidad
En ocasiones puede ser complicado aceptar las cosas tal como son. Y más si la persona que tenemos cerca tiene
comportamientos que no entendemos. Sin embargo, esto no significa que no debamos actuar para intentar
cambiar la situación.
Es importante que tengamos en cuenta que la personalidad histriónica no es fruto del capricho, sino que es una
forma disfuncional y consolidada de expresarse. Por supuesto, debemos evitar decir frases como: “No deberías
montar estas escenitas”. Para la persona afectada, su percepción sobre estas expresiones no es así. La persona
histriónica no ve nada raro en cómo expresa sus emociones, porque son conductas que están muy consolidadas
en su personalidad.
Por tanto, debemos tener en cuenta que son personas con graves dificultades para controlar sus emociones y que
tienen una percepción distorsionada e irreal, cosa que seguramente le afecte más de lo que creemos. No es buena
idea tratar a estas personas de forma caritativa y compasiva, puesto que estaríamos reforzando su conducta
victimista. Hay que hacerles ver que todos tenemos nuestras rarezas y dificultades en la vida, y que nadie es
perfecto.
Debemos intentar actuar con moderación y objetividad, y hacer notar que también somos dignos de respeto. Cuando
la persona histriónica entra en una de sus fases de expresión desmesurada de sus sentimientos, debemos
mantenernos firmes, pero educados. Por ejemplo, podemos decir: “Me parece que ahora mismo estás muy
alterada, en un rato volveré y podemos hablar sobre lo que ha pasado. Me sabe mal la situación y es importante que
podamos entendernos” o bien: “No te puedo consentir que me faltes al respeto. Yo te respeto y te valoro, y por eso
no entiendo tu actitud. En el momento en que seas consciente de esto, podemos volver a hablar sobre este asunto”.
Si eres capaz de comunicarte con esta persona de tú a tú y con responsabilidad y tacto, desistirá en su empeño de
hacerte jugar a su juego.
4. Reforcemos positivamente sus comportamientos adultos
Cuando esta persona se comporte de forma adulta y madura, debe notar que nuestra atención hacia ella es
mayor. En el momento en que su comportamiento histriónico habitual deje paso a la responsabilidad y la madurez,
debemos valorarlo y lograr que note que eso nos agrada.
De hecho, en ocasiones resulta más fácil desincentivar una conducta disfuncional reforzando positivamente la
conducta contraria cuando esta se produce. En resumen, debe notar que somos secos y cortantes (pero educados)
cuando se comporta de forma histriónica, pero que sin embargo estamos atentos y positivos cuando muestra
conductas adultas.
5. No mofarnos ni despreciar
Es importante este punto: no deberíamos reírnos ni burlarnos de una persona con este problema. Aunque en
muchos ámbitos de la vida el humor puede ser una buena válvula de escape y puede relativizar los problemas, en el
caso de las personalidades histriónicas no es aconsejable puesto que podría tener efectos más negativos que
positivos.
Si perciben que las menosprecias y que no les tienes respeto puedes estar propiciando que sus emociones todavía se
vean más alteradas. Ten en cuenta que son personas muy susceptibles y que no les ayudará en nada notar que los
demás se mofan y les tratan sin respeto.
Siguen una lógica de extremos. Por tanto, no debemos sentirnos demasiado elogiados cuando nos halagan,
porque en poco tiempo puede pasar a denigrarnos y nuestros sentimientos se verán afectados. En un caso extremo,
si no tomamos suficiente distancia con sus opiniones y valoraciones, podemos ir adquiriendo cierta inestabilidad
emocional. Para evitar esto, es necesario que relativicemos sus opiniones sobre nosotros.
El problema de fondo es que no perciben sus conductas como negativas, y por tanto caen en el victimismo y no
acuden a un profesional de la salud mental que les puede ofrecer una terapia acorde a sus necesidades.
En realidad, las personas histriónicas acaban acudiendo a terapia cuando las circunstancias de su vida han
empeorado o han sufrido algún batacazo emocional, por ejemplo tras una ruptura sentimental, por ansiedad
generalizada o por cuadros depresivos.
Los psicoterapeutas suelen coincidir en señalar que, una vez iniciada la terapia, el principal escollo suele ser la
inconstancia y el poco compromiso con la misma, con unos niveles relativamente altos de abandono del
tratamiento a las pocas semanas.
Los trastornos mentales se diagnostican con relativa frecuencia en nuestros días. Todo el mundo ha oído hablar de
alguna patología relacionada con la salud mental.
En realidad, estos trastornos mentales (o enfermedades mentales) tienen su origen en desórdenes neurológicos y
psicológicos que a su vez provocan conductas anómalas en las personas afectadas.
Las enfermedades mentales afectan a gran cantidad de personas. En términos estadísticos, se habla de que un tercio
de la población sufrirán algún tipo de desorden mental durante su vida.
A continuación revelaré una lista que contiene algunos de los más severos trastornos mentales.
En realidad, estos trastornos mentales (o enfermedades mentales) tienen su origen en desórdenes neurológicos y
psicológicos que a su vez provocan conductas anómalas en las personas afectadas.
Las enfermedades mentales afectan a gran cantidad de personas. En términos estadísticos, se habla de que un tercio
de la población sufrirán algún tipo de desorden mental durante su vida.
A continuación revelaré una lista que contiene algunos de los más severos trastornos mentales.
Los distintos síntomas y conductas que caracterizan el TASP incluyen: robos, agresividad, tendencia a la soledad,
violencia, mentiras… Además, las personas afectadas por el TASP tienden a ser tímidas, depresivas y tienen
ansiedad social. Este último punto se debe a su temor a ser rechazadas. Con todo, la terapia psicológica es muy
efectiva a la hora de manejar los inconvenientes del trastorno antisocial.
Más sobre el Trastorno Antisocial de la Personalidad: "Psicopatía: ¿qué ocurre en la mente del psicópata"?
9. Síndrome de Estocolmo
El Síndrome de Estocolmo es un trastorno mental relativamente frecuente en las personas que han sido víctimas de
un secuestro. Muestran algún tipo de sentimiento positivo hacia sus captores.
Archivos policiales internacionales muestran que alrededor del 27% de las víctimas de secuestros presentan este
desorden.
El Síndrome de Estocolmo también se aplica en casos como abuso infantil, violación o maltrato. No es un trastorno
que se viva de forma angustiosa, pero llama mucho la atención porque resulta difícil de entender.
8. Síndrome de Lima
El Síndrome de Lima es, justamente, un trastorno opuesto al Síndrome de Estocolmo. En este caso, los
secuestradores muestran simpatía hacia su rehén.
Este trastorno fue acuñado después de un incidente que ocurrió en la capital de Perú en 1996. El MRTA secuestró a
centenares de políticos, diplomáticos y militares en la embajada japonesa en Lima. Horas después, los
secuestradores fueron empatizando con los rehenes, y paulatinamente fueron liberándolos.
Algunos de los síntomas del TOC son las comprobaciones compulsivas, lavar o limpiar excesivamente,
pensamientos religiosos, rituales nerviosos tales como abrir las puertas un número determinado de veces antes de
entrar en la habitación, o aversiones irracionales a cifras determinadas. Afortunadamente, la psicoterapia y aprender
algunos hábitos permiten una gran calidad de vida a las personas afectadas.
Más sobre el Trastorno Obsesivo Compulsivo: "Trastorno Obsesivo Compulsivo: ¿qué es y cómo se
manifiesta?"
6. Dislexia
La Dislexia es un trastorno del aprendizaje. La persona disléxica no puede leer correctamente debido a la
discrepancia entre el potencial de aprendizaje y su nivel de rendimiento, sin que exista cualquier tipo de problema,
ya sea sensorial, físico, motor o deficiencia educativa. Esto causa ciertos desajustes en la lectura que a su vez
pueden causar otro tipo de psicopatologías del aprendizaje y de la autoimagen.
Como consecuencia, las personas afectadas por la Dislexia tienen serios problemas de comprensión en la lectura.
Afortunadamente, en nuestro tiempo la intervención y el tratamiento ofrecen muchas garantías para hacer frente a
este trastorno y, llegada la adultez, una amplia mayoría de disléxicos no tienen ningún problema para escribir
correctamente.
5. Mutismo Selectivo
El Mutismo Selectivo es un desorden psiquiátrico que causa que la persona no sea capaz de hablar en
determinada social o con determinadas personas. Usualmente, el Mutismo Selectivo viene asociado a la timidez
y a la ansiedad social.
Es relativamente frecuente en los niños. Cuando empiezan su escolaridad, algunos no pronuncian ni una palabra, a
pesar de hablar fluidamente en sus casas. Sólo la continuidad en el tiempo de esta conducta puede alarmarnos de un
caso de MS. En la mayoría de casos, los síntomas van desapareciendo poco a poco.
4. Esquizofrenia
La Esquizofrenia es un trastorno mental causado por una anomalía en los procesos cognitivos y por una pobre
respuesta emocional. El afectado sufre de alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad.
Recientemente se han producido importantes avances científicos sobre la esquizofrenia.
Comúnmente se conoce este trastorno como aquel en que la persona afectada oye muchas voces en su cabeza, y
estas voces las percibe como exteriores a su cuerpo. Estos síntomas pueden presentarse o no presentarse. Los
síntomas generales del cuadro, sin embargo, suelen ser un lenguaje y pensamiento desorganizado, delirios,
alucinaciones (dentro de las cuales podríamos referir las famosas ‘voces’), trastornos afectivos y conducta
inadecuada.
A pesar de que ha sido un desorden vastamente estudiado, sigue considerándose un trastorno complejo con una gran
amalgama de síntomas. El tratamiento psiquiátrico y psicológico ha demostrado una gran eficacia a la hora de
controlar este trastorno.
Más sobre la Esquizofrenia: "Una investigación descubre que la Esquizofrenia es la manifestación de ocho
mutaciones genéticas"
Es uno de los trastornos cuyos afectados viven con mayor inquietud, así como uno de los más controvertidos entre
la comunidad científica debido a la dificultad de los aparatos psicométricos para diagnosticarlo y por la falta de
tratamiento eficaz. De todos modos, en los últimos años ha habido importantes pasos en la mejora de los
tratamientos.
2. Autolesión / suicidio
La persona que sufre este desorden mental trata de quitarse la vida (o trata de conseguir atenciones debido a estas
conductas). Estas conductas incluyen cortarse las manos o brazos, quemarse, etc.
En este tipo de trastorno mental, la persona trata de autolesionarse o hasta de quitarse la vida. Usualmente, esta
conducta puede estar motivada no en la consecución de la muerte, sino en algún tipo de atenciones que reciben al
mostrar esta conducta, lo cual remite a un trastorno de fondo que suele ser grave.
Más información sobre el suicidio: "Suicidios: datos, estadísticas y trastornos mentales asociados"
1. Síndrome de Cotard
En este raro trastorno psiquiátrico, el afectado cree que ha muerto, o que ha perdido la sangre o algún órgano
interno. Este delirio puede ser peligroso ya que el trastornado puede actuar imprevisiblemente. Frecuentemente se
asocian este tipo de conductas a personalidades nihilistas e hipocondríacas.
El Síndrome de Cotard recibe su nombre por Jules Cotard, quien fue el primer médico que diagnosticó esta extraña
condición. Describió las diferentes fases del trastorno en una tesis escrita en París, en el 1880.
Las personas afectadas por el Síndrome de Cotard rehúsan el contacto social y descuidan su bienestar personal. Su
causa radica comúnmente en patologías neurológicas o mentales, y se asocia con la desrealización y la depresión.
Si quieres saber más sobre el Síndrome de Cotard, te recomendamos leer: "Síndrome de Cotard: personas vivas
que creen estar muertas"
Referencias bibliográficas:
Los distintos síntomas y conductas que caracterizan el TASP incluyen: robos, agresividad, tendencia a la soledad,
violencia, mentiras… Además, las personas afectadas por el TASP tienden a ser tímidas, depresivas y tienen
ansiedad social. Este último punto se debe a su temor a ser rechazadas. Con todo, la terapia psicológica es muy
efectiva a la hora de manejar los inconvenientes del trastorno antisocial.
Más sobre el Trastorno Antisocial de la Personalidad: "Psicopatía: ¿qué ocurre en la mente del psicópata"?
9. Síndrome de Estocolmo
El Síndrome de Estocolmo es un trastorno mental relativamente frecuente en las personas que han sido víctimas de
un secuestro. Muestran algún tipo de sentimiento positivo hacia sus captores.
Archivos policiales internacionales muestran que alrededor del 27% de las víctimas de secuestros presentan este
desorden.
El Síndrome de Estocolmo también se aplica en casos como abuso infantil, violación o maltrato. No es un trastorno
que se viva de forma angustiosa, pero llama mucho la atención porque resulta difícil de entender.
Más sobre el Síndrome de Estocolmo: "Síndrome de Estocolmo, amigo de mi secuestrador"
8. Síndrome de Lima
El Síndrome de Lima es, justamente, un trastorno opuesto al Síndrome de Estocolmo. En este caso, los
secuestradores muestran simpatía hacia su rehén.
Este trastorno fue acuñado después de un incidente que ocurrió en la capital de Perú en 1996. El MRTA secuestró a
centenares de políticos, diplomáticos y militares en la embajada japonesa en Lima. Horas después, los
secuestradores fueron empatizando con los rehenes, y paulatinamente fueron liberándolos.
Algunos de los síntomas del TOC son las comprobaciones compulsivas, lavar o limpiar excesivamente,
pensamientos religiosos, rituales nerviosos tales como abrir las puertas un número determinado de veces antes de
entrar en la habitación, o aversiones irracionales a cifras determinadas. Afortunadamente, la psicoterapia y aprender
algunos hábitos permiten una gran calidad de vida a las personas afectadas.
Más sobre el Trastorno Obsesivo Compulsivo: "Trastorno Obsesivo Compulsivo: ¿qué es y cómo se
manifiesta?"
6. Dislexia
La Dislexia es un trastorno del aprendizaje. La persona disléxica no puede leer correctamente debido a la
discrepancia entre el potencial de aprendizaje y su nivel de rendimiento, sin que exista cualquier tipo de problema,
ya sea sensorial, físico, motor o deficiencia educativa. Esto causa ciertos desajustes en la lectura que a su vez
pueden causar otro tipo de psicopatologías del aprendizaje y de la autoimagen.
Como consecuencia, las personas afectadas por la Dislexia tienen serios problemas de comprensión en la lectura.
Afortunadamente, en nuestro tiempo la intervención y el tratamiento ofrecen muchas garantías para hacer frente a
este trastorno y, llegada la adultez, una amplia mayoría de disléxicos no tienen ningún problema para escribir
correctamente.
5. Mutismo Selectivo
El Mutismo Selectivo es un desorden psiquiátrico que causa que la persona no sea capaz de hablar en
determinada social o con determinadas personas. Usualmente, el Mutismo Selectivo viene asociado a la timidez
y a la ansiedad social.
Es relativamente frecuente en los niños. Cuando empiezan su escolaridad, algunos no pronuncian ni una palabra, a
pesar de hablar fluidamente en sus casas. Sólo la continuidad en el tiempo de esta conducta puede alarmarnos de un
caso de MS. En la mayoría de casos, los síntomas van desapareciendo poco a poco.
4. Esquizofrenia
La Esquizofrenia es un trastorno mental causado por una anomalía en los procesos cognitivos y por una pobre
respuesta emocional. El afectado sufre de alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad.
Recientemente se han producido importantes avances científicos sobre la esquizofrenia.
Comúnmente se conoce este trastorno como aquel en que la persona afectada oye muchas voces en su cabeza, y
estas voces las percibe como exteriores a su cuerpo. Estos síntomas pueden presentarse o no presentarse. Los
síntomas generales del cuadro, sin embargo, suelen ser un lenguaje y pensamiento desorganizado, delirios,
alucinaciones (dentro de las cuales podríamos referir las famosas ‘voces’), trastornos afectivos y conducta
inadecuada.
A pesar de que ha sido un desorden vastamente estudiado, sigue considerándose un trastorno complejo con una gran
amalgama de síntomas. El tratamiento psiquiátrico y psicológico ha demostrado una gran eficacia a la hora de
controlar este trastorno.
Más sobre la Esquizofrenia: "Una investigación descubre que la Esquizofrenia es la manifestación de ocho
mutaciones genéticas"
Se suele decir que las personas con TID cambian sus comportamientos radicalmente y posteriormente no recuerdan
ese episodio.
Es uno de los trastornos cuyos afectados viven con mayor inquietud, así como uno de los más controvertidos entre
la comunidad científica debido a la dificultad de los aparatos psicométricos para diagnosticarlo y por la falta de
tratamiento eficaz. De todos modos, en los últimos años ha habido importantes pasos en la mejora de los
tratamientos.
2. Autolesión / suicidio
La persona que sufre este desorden mental trata de quitarse la vida (o trata de conseguir atenciones debido a estas
conductas). Estas conductas incluyen cortarse las manos o brazos, quemarse, etc.
En este tipo de trastorno mental, la persona trata de autolesionarse o hasta de quitarse la vida. Usualmente, esta
conducta puede estar motivada no en la consecución de la muerte, sino en algún tipo de atenciones que reciben al
mostrar esta conducta, lo cual remite a un trastorno de fondo que suele ser grave.
Más información sobre el suicidio: "Suicidios: datos, estadísticas y trastornos mentales asociados"
1. Síndrome de Cotard
En este raro trastorno psiquiátrico, el afectado cree que ha muerto, o que ha perdido la sangre o algún órgano
interno. Este delirio puede ser peligroso ya que el trastornado puede actuar imprevisiblemente. Frecuentemente se
asocian este tipo de conductas a personalidades nihilistas e hipocondríacas.
El Síndrome de Cotard recibe su nombre por Jules Cotard, quien fue el primer médico que diagnosticó esta extraña
condición. Describió las diferentes fases del trastorno en una tesis escrita en París, en el 1880.
Las personas afectadas por el Síndrome de Cotard rehúsan el contacto social y descuidan su bienestar personal. Su
causa radica comúnmente en patologías neurológicas o mentales, y se asocia con la desrealización y la depresión.
Si quieres saber más sobre el Síndrome de Cotard, te recomendamos leer: "Síndrome de Cotard: personas vivas
que creen estar muertas"
Referencias bibliográficas: