Didactica General y Especifica
Didactica General y Especifica
Didactica General y Especifica
BUENOS
AIRES.
INTRODUCCIÓN
Este libro se propone realizar una reflexión sistemática sobre algunos de los problemas teóricos que hoy resultan
centrales para la didáctica, a la que:
DIDÁCTICA LA DEFINIMOS COMO UNA TEORÍA DE LA ENSEÑANZA
LA CONCEBIMOS COMO UNA CIENCIA SOCIAL
En el primer capítulo “Justificación de la Didáctica”, efectúo una presentación de las razones por las que, a mi juicio,
se fundamenta la existencia de la didáctica. Se procura sintetizar distintos argumentos destinados a mostrar que
sólo una disciplina construida de acuerdo con ciertas pautas podrá satisfacer los requisitos que estos argumentos
plantean. Este capítulo sirve de presentación a nuestra concepción general de la didáctica.
En el segundo capítulo “Didáctica general y Didácticas Específicas” me propongo exponer el complicado problema
de las relaciones entre las didácticas. Las difíciles relaciones entre una y otras constituyen un tema de competencia
científica y profesional de campos teóricos y prácticos y hasta de conflicto abierto entre expertos en las distintas
materias.
La naturaleza de su articulación exige la adopción de lógicas con principios comunes y actitudes de acercamiento
que faciliten la construcción de una red de principios y conceptos sostenidos, a su vez, por una estructura teórica
compartida que permita los desplazamientos de unos campos didácticos hacia otros, y respete, al mismo tiempo,
las diversidades que corresponden a las diferencias epistemológicas de los saberes con los que trabajan unas y
otras.
A lo largo del tiempo, la didáctica fue diversificándose y en la actualidad, la normatividad didáctica no constituye
un marco de actuación unitario, coherente e integrado, sino que se compone de una variedad de encuadres
normativos provenientes de diversos enfoques teóricos. Entonces, la tarea de los docentes no es simplemente
interpretar, traducir y acomodar una propuesta a contextos específicos, sino, hacer elecciones, descartar opciones,
decidir combinaciones.
Si el horizonte normativo se termina de delinear a partir del juicio practico de los practicantes, la didáctica debe
orientarse a ofrecer una plataforma productiva para la deliberación y la toma de decisiones. Para ello, debe
incorporar como dimensión central de su producción la consideración de los contextos y los modos en que ese
conocimiento es recuperado para su uso.
La pregunta que este trabajo intenta responder es: ¿de qué modo puede la didáctica (y los didactas) orientar la
producción y la intervención de modo que constituyan una plataforma, conceptual e instrumental, para las
decisiones y actuaciones de los profesores en el contexto escolar?
el estudio y diseño del currículo
La DIDÁCTICA es una disciplina que habla de de las estrategias de enseñanza
ENSEÑANZA, y por ello se ocupa de: de la programación de la enseñanza
de los problemas de su puesta en práctica
de la evolución de los aprendizajes y de la enseñanza
Pensamos que siempre se puede enseñar mejor, que es necesario revisar permanentemente los currículos; porque
es necesarios seleccionar y usar bien las estrategias de enseñanza y crear nuevas maneras de enseñar y de evaluar,
porque tenemos el compromiso de lograr que todas los alumnos aprendan y construyan toda clase de saberes que
les son indispensables en su vida personal, en sus relaciones sociales, como ciudadanos y como trabajadores;
porque para fundamentar seriamente las decisiones y las practicas pedagógicas es necesario integrar los aportes
de diferentes disciplinas, realizar investigaciones en el campo especifico de la enseñanza; y porque la reflexión
debe acompañar sistemáticamente todas las tareas relacionadas con la acción de enseñar, es que afirmamos que es
necesario contar con una teoría didáctica madura, seria, rigurosa y dinámica.
Asumiendo esta perspectiva, la DIDÁCTICA es una disciplina teórica que se ocupa de estudiar la acción pedagógica,
es decir, las prácticas de la enseñanza, y que tiene como misión describirlas, explicarlas y fundamentar y enunciar
normas para la mejor resolución de los problemas que estas prácticas plantean a los profesores.
La didáctica general y las didácticas específicas, en especial tratándose de didácticas de las disciplinas, no siempre
están alineadas, aunque tampoco es muy frecuente que se contradigan abiertamente. Sus relaciones son
complicadas. No sería ajustado a la verdad esquematizarlas al modo de un árbol en el que la didáctica general
constituyera el tronco del que, como ramas, derivaran las didácticas de las disciplinas. Sus vinculaciones son
mucho más intricadas.
Si seguimos las orientaciones que ha tenido la construcción del conocimiento de la didáctica general y los procesos
de desarrollo del conocimiento en las didácticas de las disciplinas, observamos que esos procesos son
asincrónicos. Presentan, según las épocas, distintos grados de madurez, responden a diferentes enfoques teóricos,
tienen diversas tradiciones de investigación, referentes y problemas.
El didacta almena Wolfgang Klafki ofrece una síntesis interesante de las que, a su juicio, son las relaciones entre
didáctica general y didácticas específicas. Al respecto formula 5 tesis:
1. La ENSEÑANZA, por una parte, debe ser individualizada, y por ese camino, con el apoyo del docente que le
proporciona andamios, el alumno lograra un aprendizaje autónomo.
2. Pero otra dimensión que también se debe incluís en la enseñanza para la comprensión profunda es la que
deviene de la consideración de las variables SOCIALES en los procesos de APRENDIZAJE. El APRENDIZAJE
COLABORATIVO se encuentra actualmente entre las estrategias de enseñanza que demuestran mayor
valor didáctico.
Para trabajar esquemas y conceptos se había revelado de gran efectividad la utilización del CONFLICTO
CONCEPTUAL; John Dewey ya lo había afirmado: “el conflicto es el disparador del pensamiento”. En un avance
posterior, el papel de la interacción entre los estudiantes se mostró como un mecanismo que permite la aparición
de nuevas respuestas que no habrían podido ser logradas individualmente. De allí que el conflicto socio-cognitivo,
y no ya el conflicto conceptual individual, juegue un papel fundamental en una didáctica constructivista.
Este mecanismo consiste en la expresión pública, antes de cualquier aprendizaje, de los modelos mentales que
configuran el pensamiento de cada alumno, la confrontación y la discusión de los diferentes puntos de vista de los
alumnos en pequeño grupo y en grupo-clase, y finalmente, la validación o invalidación de hipótesis por medio de
experiencias y argumentaciones en un marco constituido por el profesor para favorecer la construcción social de
los conocimientos.
El diseño de actividades didácticas es un terreno en el que se revela, igualmente, la confluencia de las ideas que son
compartidas por la didáctica general y las didácticas específicas. Así como en la didáctica de las ciencias naturales
se preparan actividades destinadas a la resolución de problemas centradas en los alumnos, en la enseñanza de las
ciencias sociales, las actividades organizadas con el fin de lograr aprendizajes significativos responden a principios
semejantes.
Vemos, finalmente, dos campos en los que la didáctica general ha efectuado aportes que no hubieran podido surgir
de modo integral desde ninguna de las didácticas específicas. Son la teoría del currículo y la teoría de la evaluación
de los aprendizajes y de la calidad de la enseñanza.
El currículo es, seguramente, el más complejo de los objetos de conocimiento de la didáctica. Del currículo solo
corresponde hablar, asumiendo el carácter fundamental que reviste, desde la visión general de un proyecto
pedagógico en el que el alumno no sea tratado como muchos sujetos diferentes, cada uno visto desde la óptica de
una teoría parcial de la enseñanza. El alumno es uno, indivisible, orgánico, y en lo posible, armónico, y no debe
recibir, por ende, un mosaico de programas de formación.
He intentado mostrar, a través de algunos ejemplos, que las relaciones entre la didáctica general y las didácticas
especificas son complejas y que las fecundaciones reciprocas son necesarias tanto para la didáctica general como
para las didácticas específicas de las disciplinas, los niveles, las edades y los distintos tipos de sujetos e
instituciones educativas.
La didáctica general no puede reemplazar a las didácticas específicas ni éstas a aquélla. Constituyen una familia
disciplinaria con una fuerte impronta de rasgos comunes. Aunque no siempre es fácil lograr armonía y poner orden
y organización en la familia, vale la pena intentarlo.
Un tema recurrente en la didáctica es el análisis de las relaciones de los profesores con el saber didáctico, esto es,
con lo que aquí denominaremos DIDÁCTICA ERUDITA. Ha adquirido importancia en razón de que la problemática
de la formación didáctica de los profesores, tanto de los futuros docentes cuanto de los docentes en servicio, no se
puede reducir a presentarles el saber didáctico disciplinario a través de una versión enseñable y adaptada a una
rápida transmisión, sino que debe centrarse en la necesidad de producir en ellos CAMBIOS CONCEPTUALES, en
algunos casos muy importantes, de modo de lograr desarrollar su capacidad para traducir los principios
fundamentales del discurso didáctico en un proyecto y una práctica pedagógica.
Así como el propósito de las didácticas es que los estudiantes de estos profesores aprendan el saber erudito y no
una versión manipulada y simplificada de ese saber, la formación didáctica de los docentes se plantea
necesidad de brindar orientación a los profesores para el aprendizaje del saber disciplinario sabio que ofrece la
didáctica como disciplina teórica dedicada a estudiar la enseñanza.
Las teorías no son útiles cuando están equivocadas o son incompletas. Joseph Schwab ya había señalado
en su momento el daño producido en la educación por la adopción de teorías psicológicas parciales cuando
se les otorgaba el valor de teorías totales.
Tampoco son útiles las teorías cuando son inadecuadas para el logro del fin para el que se las quiere
emplear. La adecuación no se debe limitar a la efectividad de la aplicación de los principios de la teoría para
la obtención de los resultados deseados, sino que son igualmente importantes para el aprendizaje los
procesos y los resultados, ya que nunca se insistirá demasiado en el principio de que jamás en educación “el
fin justifica los medios”. Los medios y no solo los fines tiñen el resultado alcanzado y definen el alcance y el
significado de lo aprendido por el alumno.
Las teorías tampoco son útiles cuando son difíciles de aplicar en la práctica. Las teorías didácticas están
destinadas a describir, explicar y configurar las prácticas de la enseñanza. Son teorías para la acción. Si la
dificultad es muy importante e insuperable, las teorías didácticas pierden su sentido, pues se distancian
demasiado de la práctica, colocándose fuera del horizonte de la acción docente. Sin embargo, esto tampoco
supone que deban presentar condiciones de “facilidad” de empleo por parte de los docentes.
Por último, las teorías no pueden ser ineficaces en la práctica para lograr los fines que se persiguen, de
acuerdo con las urgencias sociales del momento. Los criterios de pertinencia social de las teorías son, en
última instancia, los que definirán su utilidad para la enseñanza en el marco de una clara y propositiva
definición de los fines y objetivos que debe perseguir la escuela.
La mala comprensión y el empobrecimiento del significado de la teoría por parte de algunos sujetos de la
enseñanza, esto es, algunos docentes, no permiten inferir que esas teorías deban ser desechadas. Ante estos
peligros de aceptación o rechazo indebido de las teorías, la didáctica, por el contrario, invita a lograr una mejor
comprensión de las teorías. Para ello, revisa sus principios, relaciona sus conceptos principales e identifica sus
raíces. Efectúa, por ende, una cuidadosa y consciente profundización de sus significados, realiza una revisión
rigurosa de la consistencia teórica de las acciones programadas e implementadas y hace una evaluación tanto de
los procesos como de los resultados obtenidos.
Las teorías de los docentes han sido estudiadas por diferentes autores interesados en conocer los contenidos y
valores de esas teorías y en explicar las modalidades epistemológicas de su formación y las posibilidades de su
transformación.
Las teorías comprender concepciones acerca de cómo se enseña y cómo se aprende, así como los principios que
sustentan las decisiones acerca de variadas cuestiones tales como la relación entre la enseñanza y las modalidades
de la evaluación de los aprendizajes que eligen y cómo se visualizan las posibilidades de aprendizaje de cada
alumno, las funciones que como docentes deben cumplir y las misiones que la escuela tiene como resultado de su
compromiso con la sociedad y con cada individuo.
Las creencias de los docentes tienen efectos sobre la enseñanza y es imprescindible ocuparse de ellas, ya que los
alumnos pueden ser las victimas de ideas erróneas y prácticas inadecuadas.
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Encontramos que algunos autores las denominan “creencias”, “conocimiento práctico”, “teorías implícitas”, “teorías
personales”, “concepciones del profesor” o “principios de práctica”.
Sanders y McCutcheon definen las TEORÍAS PRÁCTICAS como las estructuras conceptuales y las visiones que
proporcionan a los docentes razones para actuar como lo hacen y para elegir las actividades de enseñanza y los
materiales curriculares que eligen con el objetivo de ser efectivos.
Estas teorías o creencias no siempre son conscientes o coherentes. Por esta razón se enfatiza en su carácter
implícito. Otros acentúan su cuño subjetivo y algunos se centran en su implicación con la acción; otros registran la
modalidad de su formación. Ahora bien, todos se refieren en general a las ideas que los docentes tienen acerca de
su labor.
Una cuestión fundamental es la que relaciona la formación o el origen de estas concepciones con sus posibilidades
de cambio en el transcurso del proceso de formación de los docentes. Zaichner y Tabachnick sostiene que las
creencias se han configurado en las miles de horas que los docentes han pasado como alumnos en el
sistema escolar.
Estas creencias marcadamente conservadoras, permanecen latentes durante el periodo de formación docente y
reaparecen con gran fortaleza cuando el docente se encuentra ante su propia clase y debe iniciar su trabajo.
Las creencias de los docentes se forman prematuramente y desarrollan conceptos que dejan una marca indeleble:
qué enseñar, cómo se explican las diferencias individuales que existen entre los alumnos, qué es lo bueno y lo malo
en una clase.
Zaichner y Tabachnick afirma que las creencias acerca de qué es SERUN BUEN DOCENTE se emplean para evaluar
las nuevas ideas que se enseñan en el periodo de formación docente acerca de la escuela, la enseñanza y el
aprendizaje. Estas nuevas ideas son confrontadas con las previas, y si son diferentes, son rechazadas.
Pero no todas las creencias tienen la misma fuerza de resistencia. Las ideas sobre ser maestro y enseñar se forman
muy tempranamente, se asocian con la construcción de la identidad y se encuentran entre los conceptos básicos
que se desarrollaron en la infancia, porque están referidos, en particular, a la asunción de los roles de escolar,
decisivos en el establecimiento de relaciones con los adultos.
El cambio de las creencias debe efectuarse temprano en la formación para que tenga resultados positivos. Para
ello, el proceso de formación para la docencia, más que en las creencias, debe concentrarse en la formación de
DISPOSICIONES, entendidas como conjuntos de acciones que pueden ser observadas.
Mientras que las creencias que están sosteniendo las disposiciones no son explicitas y son difíciles de cambiar,
algunas disposiciones pueden ser reforzadas en el nivel de las conductas. Estas se relacionan con el conocimiento
que el docente debe poseer, su capacidad para trabajar con colegas y su acción en favor de la justicia, la honestidad
y la equidad.
Cada disposición conduce a desarrollar conjuntos de acciones que resultan menos discutibles u opinables que las
creencias.
Encontramos posturas pesimistas (el cambio de las creencias previas es imposible; es una labor muy dificultosa) y
posturas optimistas (el futuro docente debe asumir una postura constructivista y ser capaz de elaborar nuevas
teorías y reconstruir sus teorías previas). En este último caso, la formación del docente debería ser coherente con
las concepciones que se procura que él desarrolle y ponga en práctica en el ejercicio profesional.
La didáctica ordinaria:
Incluye mitos arcaicos sobre el papel de los docentes, sobre los tipos de docencia y los tipos de alumnos.
Plantea ideas acerca de qué es enseñar y cuáles son sus posibilidades y sus límites.
Se presenta como un conjunto de ideas generales que se expresan como macro teorías sobre el desarrollo y
el aprendizaje y también sobre el destino y el fin de la educación y los fines de la escuela.
Tienen una marcada tendencia a hacer generalizaciones y afirmaciones categóricas.
Muchos docentes suelen otorgar un carácter natural a estas concepciones, a las que no someten ni a revisión ni a
critica, tendiendo a pensar que las creencias que dan lugar a la construcción de la didáctica ordinaria constituyen
una descripción objetiva de la realidad. Creen que están dando cuenta de esta tal cual ella es y actúan enseñando de
acuerdo a esas creencias. Por esta razón, sus concepciones, lejos de ser meramente descriptivas y explicativas, son
en verdad normativas, aunque sus defensores crean que se limitan a describir y explicar lo que ocurre cuando se
enseña y se aprende.
Según una u otra concepción, uno y otro docente, los límites de la educabilidad se encuentran en el exterior del
alumno, en su situación, o en el interior del alumno, en sus aptitudes.
La didáctica ordinaria tiene la índole de una norma de racionalidad: escribe y explica por qué, y en consecuencia,
prevé. De este modo, la enseñanza se convierte en una actividad calculada, pronosticable en lo positivo y en lo
negativo, y siempre justificable por el docente en su decurso y en los resultados.
En el discurso de la didáctica ordinaria se exponen LEMAS PEDAGÓGICOS que consisten en esquemas prácticos de
pensamiento y acción, empleando metáforas e implicando juicios de valor. La función de los lemas pedagógicos es
suscitar emociones más que transmitir información.
Si bien cada lema tiene un propósito practico, aunque los lemas sean contradictorios, sus propósitos prácticos
pueden no serlo. En razón de este extraño efecto es que dado su carácter de ambiguo, pueden ser empleados en
diferentes contextos sin perder su capacidad de asumir un sentido.
Expresiones tales como: “todo en su medida y armoniosamente”; “de lo simple a lo complejo”; “el proceso de
enseñanza-aprendizaje”; “el docente investigador de su propia practica”; los contenidos socialmente
significativos”; “enseñanza centrada en el alumno”. También se usan metáforas que engloban un mundo de
significados: “maestro jardinero”; “adaptar/asimilar/construir/apropiar los conocimientos”; “capital cultural”.
También se evocan refranes: “la letra con sangre entra”; lo que natura non da, Salamanca non presta”;
Encierra cada uno una teoría acerca del aprender y del enseñar, de cómo enseñar y cuáles son los límites de la
educación. Su carácter metafórico tiene un alto poder evocador de imágenes que parecen facilitar la interpretación
de la realidad y que, al mismo tiempo, producen una descontextualización de las situaciones de enseñanza y de
aprendizaje, haciéndolas atemporales y aespaciales. Lo mismo ocurre con el docente y el alumno, que son
convertidos en personajes de una acción que pretende representar lo universal.
La didáctica ordinaria cambia según las épocas, pero sus concepciones se acumulan arqueológicamente. Lo antiguo
no se desvanece totalmente y vuelve a aparecer en la superficie cuando la voluntad de explicar los procesos que
acaecen en el aula así lo exige. Queda guardado en la memoria para su uso en las situaciones en que resulte
conveniente apelar a esa noción, momentáneamente abandonada hasta que sea oportuno.
Es fácil advertir la falta de cohesión de las teorías en su uso, que, si bien están fuertemente arraigadas en el
pensamiento y la acción, no son necesariamente coherentes. Pueden, simultáneamente contradecirse y
coexistir.
La didáctica ordinaria ofrece un abanico de explicaciones entre las que en cada caso es posible encontrar una
respuesta adecuada que tiene el valor reconocido de lo que está consagrado por la tradición.
La didáctica ordinaria no es ciertamente una creación de cada docente. Si bien carece de cohesión en cuanto a las
concepciones que le dan origen, no se trata de una creación individual. Las ideas propias de esta didáctica son
compartidas por muchos docentes e incluso, con corrientes entre padres y alumnos.
La didáctica ordinaria es la expresión de concepciones en las que las culturas han dejado sucesivamente su
impronta. En ella se manifiestan ideas acerca de cómo se produce la transmisión de conocimientos y su aprendizaje
del papel de los docentes en esa relación y de la visión optimista o pesimista de cada época y situación social que se
expresan claramente en las ideas circulares con respecto a la educación.
El lenguaje que usa con frecuencia la didáctica ordinaria es el lenguaje cotidiano. Pero adopta términos de la jerga
científica, aunque sin el marco teórico en el que ésta tuvo su origen. Reemplaza ese marco por una interpretación
en la que lo nuevo se integra, sin colisión, en la estructura de las creencias preexistentes. De esta manera, aunque
incluye conceptos que poseen significados precisos técnicos, estos se deslizan hacia una interpretación propia que
les permite incorporarse al discurso corriente. Producto del desconocimiento de la teoría original o de su mala
comprensión, se produce un empobrecimiento del significado de esa teoría original.
LA DIDÁCTICA PSEUDOERUDITA
Una característica saliente de la didáctica pseudoerudita es que está fuertemente afectada por las MODAS
PEDAGÓGICAS. Una corriente de pensamiento es súbita e inexplicablemente sustituida por otras. Lo “antiguo” se
deja de lado, los libros se olvidan y se adopta, acríticamente, la palabra de los nuevos expertos, sus conceptos, sus
obras, sus metáforas.
La didáctica como disciplina parece carecer de madurez y su rumbo no permite su consolidación teórica. La
inmadurez es producto de la superficialidad de las decisiones teóricas que se adoptan. La solidez solo podrá
provenir de la seriedad de las fuentes sobre las que se erija.
LA DIDÁCTICA ERUDITA
Denominaremos DIDACTICA ERUDITA a la disciplina que se apoya en fuentes serias y rigurosas. Es una teoría de la
acción pedagógica, una teoría de la enseñanza.
¿Es una teoría práctica? ¿Es una ciencia? Depende del concepto de ciencia que se asuma y de la concepción que se
tenga acerca de las relaciones que se entablan entre teoría y práctica. Cuando nos alejamos de las concepciones
positivistas de la ciencia, cuando aceptamos que en una ciencia pueden coexistir diferentes teorías, cuando estas
cuentan con evidencia fáctica y desarrollan nuestra capacidad para interpretar e intervenir en los procesos
relacionados con la enseñanza, cuando aceptamos que la ciencia no es necesariamente desinteresada, cuando
entendemos que las cuestiones relacionadas con la práctica no son ajenas a la ciencia, este concepto de ciencia
puede ser aplicable a la didáctica.
Ciencia y conocimiento científico, en sus variadas manifestaciones, requieren ser construidos de manera rigurosa.
El conocimiento es científico cuando es un pensamiento fundado, cuando es integral y no acepta incoherencias. Su
carácter científico exige comprobación de las teorías y la posesión de una base empírica.
De acuerdo con nuestro concepto de ciencia, el conocimiento, el interés y la intervención en la práctica, así como la
pluralidad teórica y el carácter normativo pueden conjugarse sin contravenir principios epistemológicos.
Afirmamos que la didáctica es, o al menos, puede ser, una ciencia.
De acuerdo con la clasificación de las ciencias formales y fácticas, y la división de estas últimas en naturales y
sociales, ubicamos a la didáctica en el campo de las ciencias sociales, en atención a que tiene como OBJETO de
conocimiento a la ENSEÑANZA, que es una ACCIÓN SOCIAL, una clase especifica de acción de intervención social
con un propósito propio, la orientación hacia la producción de APRENDIZAJES SIGNIFICATIVOS.
Para ubicar la didáctica en una clasificación de las ciencias, podríamos también emplear la nueva categoría de
ciencia que desarrolla Herbert Simón, y colocar la didáctica entre las ciencias de lo artificial o del diseño, ya que
presenta también las características que corresponden a este tipo de ciencias.
Las teorías de la enseñanza no son teorías fragmentarias, aunque puede que algunas lo sean, pero el trabajo de
construcción de la didáctica exige su integración en una teoría global. Debe pretender conocer la totalidad, al
menos míticamente, y contar con las mejores garantías de rigurosidad.
Cuando describe, trata de presentar una realidad objetivada y conceptualizada que abarca tanto los actos que se
observan en los otros cuanto los procesos mentales y afectivos que se infieren a partir de la comprensión e
interpretación de lo observado en uno mismo y en los demás.
Cuando explica, la didáctica se ocupa de los componentes de la acción y la situación de enseñanza, de las relaciones
entre los componentes de la naturaleza y los alcances de esas relaciones, así como de la incidencia de las variables
y los rasgos de los factores que se logra identificar y que interactúan en la situación didáctica. Procura predecir
cuál ha de ser el resultado del juego entre esos factores, aunque esta tarea encuentra los límites propios del tipo de
relación estudiada. La ENSEÑANZA se revela, en tanto objeto de conocimiento, con caracteres de impredictibilidad
e incertidumbre que no parece que se puedan descartar en los modelos explicativos.
El discurso de la didáctica es prescriptivo y normativo. La didáctica no consiste solo en describir y explicar, sino
que supone necesariamente un compromiso con la acción práctica. Su discurso normativo enderezado a orientar
la acción: nos dice qué y cómo debemos hacer para que la enseñanza sea efectiva, exitosa, lograda, en su intención
educativa.
La didáctica, en tanto tiene como objeto de conocimiento la enseñanza, y esta se ocupa del aprendizaje de
conocimientos, se relaciona con todas las posibles fuentes de conocimiento, y en especial con todas las disciplinas.
Su desarrollo como disciplina requiere validar el objeto (enseñanza) en los términos en los cuales su enfoque
teórico define el objeto y que depende del modo en que se construye el conocimiento didáctico, las herramientas
conceptuales con las que opera, los problemas que aborda y procura resolver, las formas de enunciación de los
discursos teóricos que la constituyen, y dado el carácter propio de la disciplina, las relaciones que establece entre
la teoría y la práctica.
Ahora bien, el objeto del que se ocupa una disciplina no permanece inalterado a través del tiempo. Sufre cambios
significativos. Sus transformaciones son tan importantes que nos señalan que con mayor peso que la de la
singularidad y permanencia de los objetos que estudia, la disciplina se ocupa de los espacios en los que los diversos
objetos (o construcciones de los objetos), se perfilan y continuamente se transforman.
Estudiar las transformaciones del objeto de conocimiento de la didáctica es estudiar las diversas teorías didácticas
al tiempo que identificar lo que constituye la identidad profunda de la disciplina.
La didáctica ha sido postulada por diversos autores como una teoría preceptiva y normativa. Precepto y norma son
dos términos considerados como sinónimos, o bien como diferentes, por su alcance. Ambos aluden al carácter
ordenado y mandatorio de las proposiciones que componen el discurso. Así, norma es una regla que se debe seguir
o a la que se deben ajustar las conductas, tareas o actividades y precepto es cada una de las instrucciones o reglas
que se dan o establece para el conocimiento o manejo de un arte o facultad.
La DIDÁCTICA PRECEPTIVA está constituida, en su faz práctica, por enunciados del tipo: “si se propone
alcanzar x objetivo, realiza y acciones de enseñanza, siga estas reglas”. Es una didáctica no comprometida
con valores determinados, con aprendizajes de carácter definido, con un proyecto social educativo de
alcance especial. Se trata de ser EFICAZ en el logro de los objetivos, cualesquiera que ellos sean. Las
cuestiones relacionadas con los valores son propias de la filosofía de la educación, no pertenecen al campo
de la didáctica.
La DIDÁCTICA COMO DISCIPLINA es una fuente de conocimientos destinada a APOYAR la tarea del
profesor, a ayudarlo a tomar decisiones en su acción con grupos específicos de alumnos que deben realizar
aprendizajes especiales en contextos particulares y en momentos determinados. La didáctica no puede
resolver cada uno de estos casos, pero puede brindar apoyo desde la formulación de un discurso destinado
a docentes concretos, ni universales ni empíricos o individuales, con enunciados de un cierto grado de
generalidad que los docentes individuales, ante la necesidad de resolver cotidianamente los problemas de
la enseñanza, deben interpretar. Llamamos docentes concretos a los sujetos de los que se ocupa la
didáctica; son los docentes situados en contextos histórico-sociales que determinan las condiciones de su
práctica. El discurso de la didáctica es teórico pero se refiere a la práctica.
Nuestra propuesta es la siguiente: una didáctica que asume el compromiso de que los
aprendizajes que teóricos y profesores se propongan orientar desde la enseñanza sean
aprendizajes significativos, profundos y auténticos, con capacidad para resolver
problemas de la vida real y que constituyen la base para la prosecución del aprendizaje
durante toda la vida. Pensamos, entones, en un profesor que encare de la misma manera
significativa, profunda y autentica, no solo la enseñanza de su disciplina a sus alumnos,
sino también su propio desarrollo profesional.