Arquitectura Tacuara en San Pablo de Guarayos
Arquitectura Tacuara en San Pablo de Guarayos
Arquitectura Tacuara en San Pablo de Guarayos
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La glorieta. Los vecinos y las autoridades se organizaron para mejorar la plaza del
pueblo. Mediante el sistema de la minga, con apoyo de la FAN y asesoramiento
técnico de Takwarti, se hicieron grupos de trabajo que avanzaron en la estructura
que resta solamente techar.
Un modesto cartel de madera indica la entrada a la comunidad de San Pablo, que bien
podría llamarse Tacuara, tal la cantidad de este vegetal, comúnmente conocido como
bambú, que rodea a la población de 200 familias (1.500 personas).
Siguiendo el camino de tierra en medio de San Pablo salen al paso las edificaciones hechas
de tacuara. Las casas, techadas con hojas de motacú y revestidas con barro y cal, producen
una sensación de simetría. Lo único que las diferencia es que algunas fueron adornadas con
flores, como es el caso de la vivienda de Mario Abiyuna Vaca, el presidente fundador de
Tacwarti.
La plaza es amplia y la glorieta central parece una telaraña. Los artesanos la levantaron con
la técnica de las construcciones colombianas consistentes en uniones, soportes, estructuras
fijas, concreto y varillas sin fin. No está acabada porque las constantes lluvias impiden
recolectar las cuatro camionadas de hojas de motacú que se necesitan para coronar la obra,
argumenta Mario, quien muestra orgulloso la creación arquitectónica que servirá para las
reuniones comunales, sea bajo sol ardiente o lluvia inclemente.
En San Pablo de Guarayos se trabaja en el chaco sembrando maíz, arroz, yuca o plátano;
además se caza y pesca para el autoconsumo. Entrada la tarde, se observa el retorno de
algunos comunarios desde el monte, la escopeta colgada al hombro. Otros preparan la
carnada con carne podrida para ir al río, convencidos de que no hay mejor anzuelo para
atrapar pirañas. Muchos, si no todos los varones, pijchean la hoja de coca, un hábito
adquirido como consecuencia de la llegada de colonos de occidente a esas fértiles tierras.
“El guarayo es hábil con las manos”, afirma la bióloga Mariela Barba, especializada en la
tacuara. Ella fue parte del proyecto que la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN)
ejecutó en la comunidad en 2009. “Se ayudó a Tacwarti con la maquinaria para trabajar con
tacuara, además de darles elementos a los comunarios para el manejo del recurso”.
En la plaza, Mario dibuja figuras irresueltas en la arena con una rama y con firmeza dice
que lo único que falta es la aprobación legal de un plan de manejo, lo que permitirá
aprovechar de mejor manera los recursos no maderables. “El plan ya se diseñó, pero
seguimos esperando que se apruebe; sólo así vamos a incrementar la producción”.
En San Pablo, la gente camina sin apuro alguno, y las mujeres mayores exhiben su
habilidad de equilibrar un gran racimo de bananos en la cabeza. Las llamadas telefónicas
que se reciben en una cabina son anunciadas por una bocina que se escucha en todo el
pueblo. Las madres o las hijas mayores peinan a los pequeños en la puerta de las casas.
Pero, ni una comunidad indígena como es San Pablo huye de la influencia de la ciudad y
del mundo. Esto se evidencia, por ejemplo, en las niñas que corren a la escuela con
uniformes de camisa blanca y falda azul, y mochilas en las que lucen princesas de Disney,
Mickey Mouse o las Monster High.
El paisaje sonoro de voces que se escapan por las ventanas de las casas, de risas de
adolescentes reunidas en la plaza y de la naturaleza misma se rompe cuando dos mujeres se
ayudan parar sacar una rockola a la puerta de la única casa que ofrece comida y bebida al
forastero. Suena entonces la voz del mexicano Vicente Fernández interpretando la ranchera
sobre ciertas mujeres divinas, la primera de muchas canciones que serán seleccionadas por
la única pareja que come algo en el lugar.
Una monocotiledónea
El biólogo Moory Romero considera que la ciencia sólo está valorando los saberes
ancestrales. Y su colega Barba indica que hay 24 especies del vegetal en el país, de las que
se usa algunas sólo en la fabricación de instrumentos musicales. Del género Guadua, el
bambú leñoso, existen diez especies importantes para la construcción, de las que la Guadua
chacoensis está en San Pablo de Guarayos.
Barba alerta sobre peligros, como la presencia de aserraderos que tienta a los comunarios a
dejar sus chacos y trabajar en actividades madereras no siempre legales. Asimismo, la
llegada de colonos suele empujar a los guarayos a alquilar sus tierras o venderlas para
cultivos intensivos. Por ello, el uso de la tacuara de forma sostenible se abre como la opción
para la economía y el futuro de San Pablo
FULL DAY SAN PABLO DE GUARAYOS
San Pablo de Guarayos, fundada el año 1900 por el P. Bernardino Pesciotti, a orillas del río
San Pablo (también llamado San Julián). Fue una de las ultimas fundaciones de los
franciscanos. Por su ubicación y tal vez porque presentían el próximo fin de las misiones,
los padres pretendieron hacer un modelo de este pueblo. Para ello seleccionaron las mejores
familias de Ascensión para que poblaran esta nueva fundación. Aunque durante un tiempo
celebró su fiesta patronal el 30 de Junio, actualmente se celebra el 29 de junio, día en que se
recuerda a San Pedro y San Pablo.
San Pablo forma parte como Cantón al municipio de Ascensión de Guarayos. Ubicada a 13
km de la capital ascensioneña, sobre la carretera departamental que une Ascensión -
Trinidad.
Siguiendo el camino de tierra en medio de San Pablo salen al paso las edificaciones hechas
de tacuara. Las casas, techadas con hojas de motacú y revestidas con barro y cal, producen
una sensación de simetría. Lo único que las diferencia es que algunas fueron adornadas con
flores, como es el caso de la vivienda de Mario Abiyuna Vaca, el presidente fundador de
Tacwarti.