Arquitectura Tacuara en San Pablo de Guarayos

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 8

Arquitectura tacuara en San Pablo de Guarayos

El pasto arrogante que se cree árbol.

/suplementos/escape/Guadua-Guarayos-Fotos-Eduardo-
Schwartzberg_LRZIMA20130517_0101_3.jpg

Guadua chacoensis. La especie de bambú que crece en la zona de Guarayos es ideal


para la construcción. Fotos: Eduardo Schwartzberg.

474 266

La glorieta. Los vecinos y las autoridades se organizaron para mejorar la plaza del
pueblo. Mediante el sistema de la minga, con apoyo de la FAN y asesoramiento
técnico de Takwarti, se hicieron grupos de trabajo que avanzaron en la estructura
que resta solamente techar.  
Un modesto cartel de madera indica la entrada a la comunidad de San Pablo, que bien
podría llamarse Tacuara, tal la cantidad de este vegetal, comúnmente conocido como
bambú, que rodea a la población de 200 familias (1.500 personas).

Es Santa Cruz y San Pablo está a 12 kilómetros de Ascensión de Guarayos, capital de la


provincia homónima. A unos pasos del ingreso al pueblo destaca un taller de carpintería en
cuyo frontis asoman estructuras de la especie leñosa. Se trata de Tacwarti (tacuaral, en la
lengua nativa guaruyú), asociación de artesanos que desde 2004 trabaja en la construcción
de viviendas y en artesanías basadas en la tacuara.

Siguiendo el camino de tierra en medio de San Pablo salen al paso las edificaciones hechas
de tacuara. Las casas, techadas con hojas de motacú y revestidas con barro y cal, producen
una sensación de simetría. Lo único que las diferencia es que algunas fueron adornadas con
flores, como es el caso de la vivienda de Mario Abiyuna Vaca, el presidente fundador de
Tacwarti.

La plaza es amplia y la glorieta central parece una telaraña. Los artesanos la levantaron con
la técnica de las construcciones colombianas consistentes en uniones, soportes, estructuras
fijas, concreto y varillas sin fin. No está acabada porque las constantes lluvias impiden
recolectar las cuatro camionadas de hojas de motacú que se necesitan para coronar la obra,
argumenta Mario, quien muestra orgulloso la creación arquitectónica que servirá para las
reuniones comunales, sea bajo sol ardiente o lluvia inclemente.

En San Pablo de Guarayos se trabaja en el chaco sembrando maíz, arroz, yuca o plátano;
además se caza y pesca para el autoconsumo. Entrada la tarde, se observa el retorno de
algunos comunarios desde el monte, la escopeta colgada al hombro. Otros preparan la
carnada con carne podrida para ir al río, convencidos de que no hay mejor anzuelo para
atrapar pirañas. Muchos, si no todos los varones, pijchean la hoja de coca, un hábito
adquirido como consecuencia de la llegada de colonos de occidente a esas fértiles tierras.

“El guarayo es hábil con las manos”, afirma la bióloga Mariela Barba, especializada en la
tacuara. Ella fue parte del proyecto que la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN)
ejecutó en la comunidad en 2009. “Se ayudó a Tacwarti con la maquinaria para trabajar con
tacuara, además de darles elementos a los comunarios para el manejo del recurso”.

En 2006 se había hecho un proyecto piloto de capacitación, con la llegada de la arquitecta


colombiana Mónica Guerrero, especialista en la construcción de cabañas, y del ingeniero
costarricense Miguel Coto, experto en muebles y artesanías. Al propio tiempo se formó a la
gente en la elaboración de un plan de manejo que incluye la selección, el corte y, en
definitiva, el aprovechamiento sostenible del recurso natural. En 2012, la FAN trabajó para
que toda la comunidad se constituya en actor importante de la preservación de la tacuara,
junto a autoridades comunales, municipales e instituciones locales. Se organizó una minga
(trabajo colectivo en favor de la comunidad) y así se levantó la glorieta de la plaza.

“Empezamos el proyecto con la Central Orgánica de los Pueblos Guarayos y el Centro de


Organización Agrícola Tropical, con el apoyo financiero de Dinamarca”, explica Mario
Ayuna (33 años), presidente de Tacwarti. La carpintería cuenta hoy con ocho artesanos.
“Antes, usábamos la tacuara tradicionalmente, como los abuelos; ahora, la técnica ha
mejorado, la unión para sostener el techo es perfecta, según distintas modalidades: pico de
flauta, boca de pez y otras”.
La asociación ha edificado incluso en Santa Cruz de la Sierra: 170 m2 que pueden
demandar tres meses, pues son pocos los que saben hacerlo. La construcción es más barata
respecto a una de concreto o de madera; y es muy resistente. Tacwarti no produce de
manera permanente por la inexistencia de un mercado que demande constantemente su
trabajo. Con 200 hectáreas concedidas por la comunidad, cumple con pedidos expresos que
se incrementan en el último cuatrimestre de cada año, indica el artesano Daniel Ribera,
mientras no deja de trabajar en el lijado previo al barnizado de un marco de ventana.

En la plaza, Mario dibuja figuras irresueltas en la arena con una rama y con firmeza dice
que lo único que falta es la aprobación legal de un plan de manejo, lo que permitirá
aprovechar de mejor manera los recursos no maderables. “El plan ya se diseñó, pero
seguimos esperando que se apruebe; sólo así vamos a incrementar la producción”.

En San Pablo, la gente camina sin apuro alguno, y las mujeres mayores exhiben su
habilidad de equilibrar un gran racimo de bananos en la cabeza. Las llamadas telefónicas
que se reciben en una cabina son anunciadas por una bocina que se escucha en todo el
pueblo. Las madres o las hijas mayores peinan a los pequeños en la puerta de las casas.
Pero, ni una comunidad indígena como es San Pablo huye de la influencia de la ciudad y
del mundo. Esto se evidencia, por ejemplo, en las niñas que corren a la escuela con
uniformes de camisa blanca y falda azul, y mochilas en las que lucen princesas de Disney,
Mickey Mouse o las Monster High.

El paisaje sonoro de voces que se escapan por las ventanas de las casas, de risas de
adolescentes reunidas en la plaza y de la naturaleza misma se rompe cuando dos mujeres se
ayudan parar sacar una rockola a la puerta de la única casa que ofrece comida y bebida al
forastero. Suena entonces la voz del mexicano Vicente Fernández interpretando la ranchera
sobre ciertas mujeres divinas, la primera de muchas canciones que serán seleccionadas por
la única pareja que come algo en el lugar.

Una monocotiledónea

La tacuara es un pasto de las familia de las gramíneas, monocotiledónea que no forma


corteza ni madera. La especialista cruceña se refiere a ella como “un pasto arrogante que se
cree árbol”, ya que puede crecer hasta 24 metros de altura.

El bambú es reconocido mundialmente como un material autosustentable y


ambientalmente amigable. El boliviano Eduardo Achá, en su proyecto Bambú como
material de alta tecnología, propone su uso en la aeronáutica, la naval, la energía eólica la y
construcción civil (en lugar del acero para el hormigón armado).

El biólogo Moory Romero considera que la ciencia sólo está valorando los saberes
ancestrales. Y su colega Barba indica que hay 24 especies del vegetal en el país, de las que
se usa algunas sólo en la fabricación de instrumentos musicales. Del género Guadua, el
bambú leñoso, existen diez especies importantes para la construcción, de las que la Guadua
chacoensis está en San Pablo de Guarayos.

Barba alerta sobre peligros, como la presencia de aserraderos que tienta a los comunarios a
dejar sus chacos y trabajar en actividades madereras no siempre legales. Asimismo, la
llegada de colonos suele empujar a los guarayos a alquilar sus tierras o venderlas para
cultivos intensivos. Por ello, el uso de la tacuara de forma sostenible se abre como la opción
para la economía y el futuro de San Pablo
FULL DAY SAN PABLO DE GUARAYOS

San Pablo de Guarayos, fundada el año 1900 por el P. Bernardino Pesciotti, a orillas del río
San Pablo (también llamado San Julián). Fue una de las ultimas fundaciones de los
franciscanos. Por su ubicación y tal vez porque presentían el próximo fin de las misiones,
los padres pretendieron hacer un modelo de este pueblo. Para ello seleccionaron las mejores
familias de Ascensión para que poblaran esta nueva fundación. Aunque durante un tiempo
celebró su fiesta patronal el 30 de Junio, actualmente se celebra el 29 de junio, día en que se
recuerda a San Pedro y San Pablo.

San Pablo forma parte como Cantón al municipio de Ascensión de Guarayos. Ubicada a 13
km de la capital ascensioneña, sobre la carretera departamental que une Ascensión -
Trinidad.

Actual Iglesia de San Pablo.

Siguiendo el camino de tierra en medio de San Pablo salen al paso las edificaciones hechas
de tacuara. Las casas, techadas con hojas de motacú y revestidas con barro y cal, producen
una sensación de simetría. Lo único que las diferencia es que algunas fueron adornadas con
flores, como es el caso de la vivienda de Mario Abiyuna Vaca, el presidente fundador de
Tacwarti.

También podría gustarte