Sueñan Realmente Los Androides Con Ovejas Eléctricas
Sueñan Realmente Los Androides Con Ovejas Eléctricas
Sueñan Realmente Los Androides Con Ovejas Eléctricas
Todo es verdad. Todo lo que las personas han pensado alguna vez.
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Philip K. Dick.
¿Realidad?
La primera vez que escuché hablar de Philip K. Dick, fue en la película Blade runner,
en esa escena final donde dice “basada en la novela ‘Do androids dream of electric
sheep’ de Philip K. Dick”; el nombre de aquel escritor no me causó algún ruido, pero
sí me dejó con enormes ganas de leer la novela. Indagué sobre el autor, el libro, la
historia, y me sorprendió mucho el contraste entre ficción y las preguntas
ligeramente filosóficas que se llega a plantear sobre lo qué es real y cómo un
androide puede llegar a ser tan humano; esto me animó un poco más y fui a buscarlo
desesperadamente. Fracasé en mi primer intento, y en la segunda búsqueda lo
descubrí en un anaquel, con otros libros de autores desconocidos, pero no fue hasta
el tercer intento que me animé a leerlo.
Por alguna extraña razón, el libro me causaba un cosquilleo en los dedos
cuando comenzaba a leerlo, no sabré decir si de gusto o desagrado, pero era
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Canción perteneciente al cuarto álbum del disk jockey alemán, Reflections del 2003.
En un intento de traducción agrego:
Un tiempo de gritar, un tiempo de silencio
Un momento de la verdad contra la mentira
Un tiempo para el destino, un tiempo para la ciencia
Hay un tiempo para nosotros para brillar.
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insaciable y sabía que, de alguna u otra manera, lograría quitármelo si lo leía. Fue
hasta el momento en el que se presentó la oportunidad para hacerlo cuando he
tomado la decisión de trabajarlo y es precisamente esta novela, el parteaguas de
mi trabajo. Además de ser una novela en la que el autor deja ver sus miedos e
inquietudes del pasado del hombre, de la capacidad receptora que tiene para
resguardar ciertos momentos y de una clara obsesión por llegar a saber si no está
viviendo una doble realidad; Dick centra su novela en una distopía que se enfrentará
a la realidad que ya creíamos nuestra.
La finalidad de este trabajo es comprender un poco la travesía por la que
pasará el autor para llegar a esa pregunta que desarrollará en toda su novela: ¿qué
es la realidad? Si bien, es una pregunta que durante los siglos las personas se han
hecho, Dick lo retomará aquí, para colocarnos en la seria duda existencial de saber
si somos nosotros las personas que estamos viviendo aquello que vemos o si somos
una mera imitación del hombre y nuestros recuerdos son una implantación. Este
trabajo no se enfocará en dar respuesta a la pregunta planteada por el autor, todo
lo contrario, tomará el rumbo de saber por qué y cómo el autor se interesa por este
tema tan particular. Si bien, Platón “para explicar la diferencia entre estos dos
mundos, […] va a utilizar el Mito de la Caverna […] lo que está fuera de la caverna
representa al Mundo de las Ideas, que es el mundo de la auténtica realidad”
[Anónimo, S.A.: 1], para Philp será su realidad y por medio de ésta, intentará
convencernos de que aquello que recordamos no es lo que siempre habíamos
creído; el autor, por medio de su discurso, tratará hacernos ver una alternativa, pero
sólo quien haya leído el libro, tendrá la respuesta final.
Rastrear
Escrita en 1968 ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Será una novela que
pasará desapercibida, pero cautivará y llamará la atención del director Ridley Scott
mucho tiempo después de su publicación, ya que la temática resultaría perfecta
para desarrollarse en una película:
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Tras la guerra nuclear, la Tierra ha quedado sometida bajo una gran nube de polvo
radioactivo. La gente ha emigrado a otros planetas del sistema y se ha llevado a
androides que les asisten. Algunos de estos han escapado de la servidumbre y han
vuelto ilegalmente a la Tierra. Y Rick Deckard, cazador de bonificaciones, es uno de
los encargados de acabar con ellos. Pero ¿es justo matar a los humanoides sólo por
el hecho de serlo? ¿Cuál es el límite entre la vida artificial y la natural?2
Dick no vería el impacto que tendría después, ya que fallecería en el año de 1982
(2 de marzo), dos meses antes de la publicación de la película que lo catapultaría a
las librerías, sin embargo, el film rescataría lo central de la historia, pero dejaría
huecos que, a la vista del espectador, resultarán llamativos y complejos de llenar.
Esto, por otro lado, ocasionaría una ola de películas y directores que se interesarán
por buscar narraciones que ubiquen al hombre en una pelea por responder aquellas
preguntas filosóficas que han formado y moldeado su existir; motivará a que los
guionistas vayan más allá de lo pensado, que brinden la oportunidad de soñar con
habitar el espacio y de colonizar planetas.
Con un narrador en tercera persona del singular, Philip Dick proporciona el
ideal de un policía cazador de androides. Rick Deckard, el protagonista de su
historia, es una persona menospreciada en su trabajo y que empezará a tener
presencia hasta que uno de sus compañeros sea herido por un androide, ocupando
él su caso; de esta manera, el autor empieza a colocar al lector en una trama que
en apariencia es sencilla de comprender, pero que es mucho más complicada de lo
que podría pensarse.
El ideal de contemplar al escritor como alguien capaz de crear una historia
fantástica que pueda llegar a ser representada en el cine, es una concepción difícil
en nuestros días, pues ¿de qué se puede hablar si ya se ha escrito de todo? La
fascinación de Dick no es por otra cosa sino por no tener miedo de plantear un
futuro: el autor no teme ser rechazado por la crítica, sólo quiere escribir y lo
demuestra con El hombre en el castillo, libro que lo hará ganador del premio a la
mejor novela de 19633. A partir de aquí, Dick, seguirá el camino de la duda, llegando
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Resumen tomado de La casa del libro.
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Tomado de la contraportada del mismo libro.
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así a esta gran novela (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?) que lo
transportará a un mundo devastado por una guerra., aunque no evitará incluir a
ciertas personas en su relato. Para crear a su personaje central, tomará de ejemplo
a su padre, Joseph Dick, quien fue un investigador de delitos económicos que
trabajó para el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, y para terminar
de moldearlo, se inspiraría en el agente del FBI que lo visitó en el año de 1955.
La gran pregunta queda en el aire: ¿qué tanto es posible encontrar de real
en su trabajo? Dependerá del año y la manera en que el autor conciba la historia,
porque su talento se verá opacado por su adicción con las drogas. Así como el autor
asegura que su mente es una mera implantación extraterrestre y que el FBI desea
matarlo, así percibirá también el de su personaje, siendo los androides, los
extraterrestres que han entrado a la mente de Rick para jugarle una mala patada.
Dick no es muy conocido ni muy leído, pero sus conceptos parecen tan actuales
que sería difícil no imaginar un futuro cercano como él lo ha hecho.
Rick Deckard jugará el papel que el lector quiera darle: el del cazador de
androides o el cazador de bonificaciones, el sujeto que se siente atraído —por
momentos— de “mujeres” androides, el esposo inconforme con su relación o el
amante de una androide: en todos los caso, el papel será diferente. Como lector,
uno es el responsable de dar o quitar importancia a las acciones, los escenarios y
los sucesos que se desarrollan en las historias, pero en esta novela, uno realmente
sufrirá al tratar de estar de acuerdo o no con el trabajo de Rick, ¿por qué? Porque
uno descubrirá que los androides llevan vidas ordinarias y comunes, sin molestar u
ocasionar algún problema, en la mayoría de las casos: ¿quién es el bueno en la
historia, entonces? El lector —bajo su responsabilidad— es quien decidirá —según
su criterio— la respuesta.
¿Y qué papel juega, según Dick, el personaje? Desde su perspectiva, Rick
Deckard no es otra cosa más que un humano que puede llegar, por momentos, a
sentir compasión por esos seres que debe retirar. Rick no los mata, como asegura
su esposa:
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—No soy un policía. —Se sentía irritable, aunque no lo había discado.
—Eres peor —agregó su mujer, con los ojos todavía cerrados—. Un asesino
contratado por la policía.
—En la vida he matado a un ser humano. […]
—Sólo a esos pobres andrillos —repuso Iran. (Dick, 2009: 14)
Desde este punto de vista, el lector se puede hace una idea de quién es Rick y es
que, conforme se avanza con la lectura, es posible percibir qué camino irá tomando
la historia, hasta que se topa con lo que parecería un mundo al revés y es cuando
empiezan a complicarse las cosas, pues la jugada de Dick es lo que menos se
espera uno:
Claro está que su jugada es la de hacernos creer a nosotros, que todo lo que ya
había pasado, era una farsa. Aquí, es cuando el lector empieza a sentirse miserable
y confuso con la realidad que ya creía conocer, pero Dick, tiene una as bajo la
manga —que tampoco se espera el lector— pues será la confesión de que el
entrevistador es el siguiente androide que busca y al que debe matar para poder
cobrar el dinero; con ayuda de su captor, saldrá ileso del edificio pero con la duda
latente de que pudo matar a un humano (para esto ya se habrán realizado las
pruebas correspondientes para demostrar que ambos agentes son humanos y no
androides) sin sentir algún remordimiento. Está clara la acción del autor:
confundirnos hasta la confesión real.
Uno cree “conocer la historia”. El lector es el detective entre toda la confusión,
y es el único que “sabe” cómo se están desarrollando las acciones, pero es en el
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momento de confusión cuando descubre que en realidad no entiende nada. El
escritor utiliza el lenguaje como elemento para la magia, magia que de golpe
sorprende hasta al más listo. Philip Dick no concluiría sus estudios universitarios,
pero su estilo haría que sus lecturas sean profundas. El autor no maneja tecnicismos
dentro de su novela, pero eso no significa que sea sencilla. Buscando detrás de
todas esas acciones, es posible encontrar una pregunta: ¿qué es la realidad? Para
el autor está claro: es la lucha de un hombre por saber que sí está vivo y que, a los
que ha enfrentado, son imitaciones, para el lector, es el descubrimiento de algo que
desconocía; es lo latente dentro de todos los personajes; las emociones, las
ambiciones, la esperanza y la desilusión, lo que descubre al final de un enorme y
cansado viaje.
*
Es posible que el autor pretenda dar a conocer su concepto de realidad y su idea
de lo que significa estar vivo, enterrado entre una pila de conversaciones; la
pregunta que hace silenciosamente es la misma con la que abre una de sus novelas
más conocidas. Es el resultado de enfermedades que padeció desde pequeño,
como su agorafobia y esquizofrenia las que lo llevarán a este cuestionamiento.
Philip K. Dick quiso ilustrar esa incapacidad para discernir entre lo real y lo artificial,
pero la constante alusión a nuevos conflictos sin terminar de desarrollar da la
sensación de encontrarse ante una novela inconclusa.
A pesar de la intención de demostrar la capacidad de que esta forma de vida
artificial pudiese, no emular, sino desarrollar sentimientos propios y hacia otras tipos
de vida, Dick da las pautas para que nosotros dudemos de nosotros y las personas
que nos rodean.
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BIBLIOGRAFÍA
DICK, Philip K. (2009). ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Blade Runner.
México: Editorial Océano.
REFERENCIAS ELECTRÓNICAS
Anónimo. (S.A.). Blade Runner: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Recuperado de: https://latam.casadellibro.com/libro-blade-runner-suenan-los-
androides-con-ovejas-electricas/9788445000205/1964969 Consultado el 2 de
diciembre de 2017.