Mario Briceño Iragorry

C.I. 29.557.
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EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA, ¿HA SIDO ÚTIL

O PERJUDICIAL PARA EL GÉNERO HUMANO?, Y SI HA
SIDO ÚTIL, ¿CÓMO PUEDE SER MEJOR
APROVECHADA ESTA UTILIDAD?, Y SI HA SIDO
PERJUDICIAL, ¿CÓMO PUEDE DISMINUIRSE ESTE
PREJUICIO?
Todo depende de cómo se vea y a quien se pregunte, ya que indudablemente el

descubrimiento del nuevo mundo fue extremadamente útil, pero hay que reflexionar
también sobre toda la matanza de indios de manos de los españoles. Solo en las islas
Antillas, había un total aproximado de indígenas que llegaban a los 60.000, pero tras la
llegada de los españoles en un periodo de tiempo de 15-14 años, habían acabado con casi la
totalidad de la población, todo por culpa de la guerra, esclavitud y las minasi.
Y no fue solo en las islas, por todo el continente Americano los españoles hicieron
estragos a rienda suelta, ya sea en México con Hernán Cortez en Yucatánii, los colonos
ingleses de Virginia y Massachusetts con los indios powhatanos y pequotesiii
, empezando todo con Colón y su ansia por el oro.
Los españoles no solo diezmaron la población indígena de América de la noche a la
mañana sino que también cometieron actos de etnocidio como nunca se ha hecho; se
puede poner de ejemplo claro a los aztecas, como los españoles desmontarían sus altares a
sus dioses y los remplazarían con sus figuras espirituales cristianas. También se erradico los
idiomas de los indígenas (ya sea por culpa del exterminio directo de los pueblos o por los
españoles imponiendo su propio lenguaje) reemplazándolo con el castellano del momento.
Hubo una explotación de recursos naturales abismal, teniendo como resultado el des follaje
del paisaje, la erradicación de especies animales y vegetales. Además de las enfermedades
traídas por los españoles al nuevo continente.
Los indígenas a primeras instancias fueron vistos como seres pecadores y sin alma, como se
ve aquí:
Pues el hombre americano –en un contraste realmente turbador– podía ser contemplado
como habiendo sido desprovisto de la gracia y la revelación de Cristo y a la vez como
ofreciendo una imagen que evocaba inmediatamente reminiscencias antiguas y bíblicas: la
de una edad dorada y de una vida primitiva que simultáneamente se presentaban en y fuera
del pecado. (Lévi-Strausse, 1975, pp.23).
i
HOWARD, ZINN. LA HISTORIA DE LOS ESTADOS UNIDOS (DESDE 1492-HASTA HOY).
“CAP.1. COLÓN, LOS INDÍGENAS Y EL PROGRESO HUMANO”
ii
MIGUEL, LEÓN-PORTILLA. VISIÓN DE LOS VENCIDOS. RELACIONES DE LOS INDÍGENAS
DE LA CONQUISTA. “LA RUTA DE LOS CONQUISTADORES”
iii
HOWARD, ZINN. LA HISTORIA DE LOS ESTADOS UNIDOS (DESDE 1492-HASTA HOY).
“CAP.2. ESTABLECIENDO LA BARRERA RACIAL”.
Lo que conllevo que los españoles no los vieron como personas, si no como demonios,
algo inferior a ellos, lo que solo fortaleció sus ansias de conquistar y dominar a este
territorio.
No solo con Strausse se ve esto, también en otros libros se explica el marcado contraste
entre los indígenas y los españoles, el ellos y el nosotros:
La figura elaborada por el mismo Vespucio expone con claridad la recomposición del
sistema-mundo que supuso el descubrimiento europeo del nuevo continente. El texto
citado testimonia la fuerte reafirmación de la distancia entre los dos mundos, y la figura
indica la posición relativa del nosotros (“Noi”) y de aquellos (“Quelli”). Sin embargo, este
posicionamiento no es morfológico sino geográfico, a pesar de que el texto vespuciano no
se niega a calificar a aquellos con características raras y extraordinarias, que les distancian
del europeo que asume como modelo. Los otros son hombres como nosotros, pero tienen
costumbres extrañas que el viajero registra y selecciona para el gozo de su auditorio o para
preparar y favorecer su explotación económica y militar. (Amodio, 2010, pp. 24).
Por otro lado, a pesar de todas las desventajas que pudo haber tenido el descubrimiento,
también hubo cosas buenas. Como Lévi-Strausse utilizando este momento de la historia
como punto culminante para la etnología, ya que es uno de los inicios de la antropología.
También está el replanteamiento astronómico de parte de Europa sobre sí mismo, ya que el
hombre europeo tuvo que cuestionar todo lo que sabía sobre el mundo, ya que este
territorio no había sido predicho ni por la Biblia (de donde se sacaba todo el conocimiento
sobre el mundo que se tenía e ese momento) ni por nadie.
Trajo también un intercambio cultural como nunca antes se había visto en el mundo, se
trajo nuevos alimentos a América, se produjo el mestizaje lo cual origino nuestro color de
piel (aunque no es una gran ventaja tampoco). Se produjeron nuevas rutas marítimas
comerciales, las cuales ahora si conectaban a todo el planeta.
Después de pensar y sopesar los beneficios y consecuencias de la conquista, podemos decir

que fue útil a largo paso, ya que sin ella no seriamos quienes somos hoy en día, pero no se
puede negar que esa utilidad vino con un alto precio para nuestros antepasados, ya que
como ya hemos establecido, fueron sometidos a situaciones inhumanas solo por la
ambición de alguien por oro y fama.
Aunque la respuesta a esa pregunta puede variar dependiendo de a quien se pregunte, pues
aun hoy en día hay gente que sigue guardando rencor a los españoles por sus acciones hace
tanto tiempo; otros que idolatran a Colón por su descubrimiento obviando todo lo demás,
ya que desafortunadamente se romantiza el descubrimiento y se quita importancia a la
matanza, como dice Zinn (1999, 18): “El hecho de destacar el heroísmo de Colón y sus sucesores como
navegantes y descubridores y de quitar importancia al genocidio que provocaron no es una necesidad técnica
sino una elección ideológica.”
Refiriéndose a la justificación de los actos de los españoles hace más 500 años, justificando
la matanza, violación y esclavitud de millones de indígenas en todo el continente, y no es la
primera vez en la historia que se justifica tales actos como Hiroshima por la salvación de la
civilización occidental, Hungría por el socialismo y el auge de la radiación como salvación
mundial. Es un ciclo que se repite, ya que es la forma del ser humano de sentirse mejor
consigo mismo con respecto a su pasado.
Con respecto a las preguntas sobre cómo puede ser aprovechado, puede serlo usándolo
como ejemplo en años venideros de lo que el ser humano es capaz de hacer; ya sea por
miedo, ignorancia o avaricia; para crear consciencia, para aprender que toda forma de vida
es valiosa, que ninguna cantidad de riqueza vale la pena el sufrimiento y muerte de tantos
seres inocentes.
Y sobre como disminuir el perjuicio, se debería disminuir el culto al héroe o romantizar la
idea de la conquista, ya que no fue acto de aplauso, ya que muchos olvidan que el día de
Colón, olvidando todo lo que implica dicho día.
Aunque ya no es momento de juzgar a Colón, ya hace mucho paso el tiempo para hacerlo,
solo se quiere hacer hincapié sobre cómo se aceptan estos actos con la pobre pero
necesaria excusa de progreso.
Mi línea no será la de llorar por las víctimas y denunciar a sus verdugos. Esas lágrimas, esa
cólera, proyectadas hacia el pasado, hacen mella en nuestra energía moral actual. Y las
líneas no siempre son claras. A largo plazo, el opresor también es víctima. A corto plazo (y
hasta ahora, la historia humana solo ha consistido en plazos cortos), las víctimas,
desesperadas y marcadas por la cultura que los oprime, se ceban en otras víctimas. (Zinn,
1999, pp.20).
Solo nos queda tratar de concientizar y esperar que nada como esto se vuelva a repetir, ya
que por más aportes que allá tenido el descubrimiento, aun así fue muy perjudicial para
nuestros antepasados.
BIBLIOGRAFÍA
Lévi-Strausse, Claude. Las tres fuentes de reflexión etnológica. En: Lobera, José. La antropología
como ciencia, 1975. Pp. 23.
Amodio, Enmanuele. La antropología salvaje. Conocimiento del otro americano y control imperial
durante la época colonial. La Paz: Fundación Visión Cultural, 2010. Pp.24.
Zinn, Howard. La otra historia de los Estados Unidos (desde 1492-hasta hoy). Mexico: Siglo
ventiuno editores, 1999. Pp.18.
ventiuno editores, 1999. Pp. 20.
León-Portilla, Miguel. Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista. Mexico: FCE.
1999. Pp.216.

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