El Otro Derecho 38 PDF
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EL OTRO DERECHO Nº 38
La educación legal y la
garantía de los derechos
en América Latina
Director. Junta Directiva ILSA.
Germán Palacio Castañeda Manuel Jacques, presidente de ILSA (Chile)
Carlos Federico Mares (Brasil)
Comité Científico Internacional. Debra Evenson (Estados Unidos)
Laura Pautassi (Argentina) Germán Palacio (Colombia)
Carlos Federico Mares (Brasil) Héctor-León Moncayo Salcedo (Colombia)
Víctor Manuel Moncayo (Colombia) Magdalena Gómez (México)
Manuel Jacques (Chile) Ramón Custodio López (Honduras)
Felipe Gómez Isa (España) Víctor Manuel Moncayo (Colombia)
Magdalena Gómez (México)
Dirección Ejecutiva ILSA.
Comité Editorial. Jairo Estrada Álvarez - Director
Jairo Estrada Álvarez Sergio Moreno Rubio - Asistente dirección
Mario Aguilera
Germán Burgos Equipo de investigación ILSA
Jorge Carvajal Ana Lucía Maya Aguirre
Andrea Becerra Andrea Becerra
Angel Libardo Herreño Hernández
Fabián Enrique Oyaga Martínez
Germán Burgos Silva
Héctor-León Moncayo
Ismael Díaz Barbosa
Jorge Carvajal Martínez
Jesús Aníbal Suárez Montoya
María Eugenia Ramírez Brizneda
Margarita Flórez Alonso
Pares académicos
Germán Burgos, doctor en Derecho
Jorge Carvajal, doctor en Sociología jurídica
Eduardo Rodríguez, doctor en Sociología jurídica
Ilustración de cubierta:
Corrección de textos: María José Díaz Granados
Coordinación Editorial: Publicaciones ILSA
Impresión: Gente Nueva Editorial
Bogotá, junio de 2009.
Financiado con el apoyo del Gobierno de Canadá a través de la Agencia Canadiense de Desarrollo
Internacional en el marco del proyecto Red latinoamericana para la Educación en Derechos
Humanos (REDLEIDH)
CONTENIDO
Presentación...................................................................... 7
ILSA
11
Desafíos de la educación
jurídica lationamericana en
tiempos de globalización*
Rogelio Pérez Perdomo**
El artículo estudia el éxito que, en términos económicos, han tenido las or-
ganizaciones de educación jurídica en América Latina y la profesión misma
del derecho, este análisis lo desarrolla desde una perspectiva histórica y
comparativa. Se discute la connotación negativa que para algunos esto
tiene, originada en que el crecimiento de las escuelas de derecho y de
número abogados estimularía el litigio generando una sociedad más con-
flictiva. Esta connotación negativa está ligada, más bien, al impacto que tal
crecimiento tiene en la calidad de la educación y en la profesión jurídica
en general.
Palabras clave: Profesión Legal, América Latina, Educación Legal.
The text explores the success that, in economic terms, have had legal edu-
cation organizations in Latin America and the profession of law itself, this
analysis is developed from a historical and comparative perspective. We
discuss the negative connotation for some this has caused the growth of
law schools and many lawyers encourage litigation by generating a more
contentious. This negative connotation is closer to the impact that such
growth has on the quality of education and the legal profession in general.
Key words: Legal profession, Latin America, Legal Education.
* Este artículo retoma la información contenida en Pérez Perdomo (2004), Pérez Perdomo &
Rodríguez, eds (2006) y el conjunto de trabajos de varios autores sobre las experiencias de
innovación en la educación jurídica de América Latina en la revista Derecho y Democracia nº
2 (2008b). La referencia a datos y aparato crítico será muy sucinta.
** Universidad Metropolitana, Caracas
12 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
HISTORIA E INNOVACIÓN
El tema de la educación jurídica está íntimamente vinculado al
de la relación entre el derecho y el cambio social. Generalmente educamos
jóvenes para que actúen en una sociedad por cuarenta o cincuenta años.
¿Cómo conocer qué requieren saber o saber hacer? ¿Qué riesgos tiene
la persona que toma la decisión?
Tomemos un ejemplo. Hasta comienzos del siglo XIX los
estudiantes de derecho podían escoger graduarse en una de las dos
grandes ramas del derecho de la época: el civil o romano, y el canónico.
En Venezuela, aproximadamente la mitad escogía el derecho canónico.
No era una decisión equivocada: la Iglesia Católica era enormemente
poderosa, el derecho canónico concernía a muchas de las relaciones
entre las personas y los tribunales eclesiásticos eran muy importantes.
Todos sabemos el rápido ocaso del poder temporal de la Iglesia en el
siglo XIX y la pérdida de importancia del derecho canónico, materia que
desapareció de los planes de estudio en la mayor parte de las escuelas
de derecho. En 1830 ó 1850 el ejercicio del derecho canónico era mucho
menos importante que a comienzos de siglo.
Más adelante responderemos a la pregunta obvia de qué pasó
con los graduados en derecho canónico, pero nuestro tema inmediato es
si el cambio social que estamos viviendo ha dejado atrás a las escuelas
de derecho. El tema no es nuevo. Hace más de cincuenta años Dantas1
(1955), un importante profesor y político brasilero, hizo el análisis de
la educación jurídica tradicional del Brasil que básicamente consistía
en charlas o conferencias de profesores que explicaban el articulado de
códigos, y argumentó que era una educación que fallaba en preparar
a los abogados para la sociedad moderna y compleja que él observaba
desarrollarse. Dantas conocía bien la educación jurídica en el mundo, y
percibió que las formas tradicionales de educación jurídica en Brasil (y
en América Latina, podemos agregar), estaban produciendo un tipo de
abogado inadecuado para el mundo más complejo y con mayor intensidad
en las relaciones internacionales que ya se percibía. Recomendó una
educación jurídica con mayor participación de los estudiantes, con uso
de casos y más interdisciplinaria. Dantas destacaba que las escuelas
de derecho de los Estados Unidos estaban preparando mejor a sus
estudiantes que las latinoamericanas.
1 Francisco San Tiago Dantas (1911-1964) fue un profesor de derecho, político y diplomático
brasilero muy importante en su tiempo.
16 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
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28 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
Educación jurídica en
América Latina: dificultades
curriculares para promover
los temas de interés público y
justicia social
Juny Montoya Vargas*
This article explores the thesis that most of the possibilities and limitations
for developing a connection between the legal profession and issues of
public interest and social justice in Latin America depends on how lawyers
are educated and, specially, on how legal education is conceived. A formal-
ist curriculum, focused on the study of the laws in force and alienated from
the contributions of other social sciences –as it is the case of legal educa-
INTRODUCCIÓN
La preocupación por la falta de relevancia de la educación
jurídica para aportar a la solución de los problemas sociales parece ser
una constante de los últimos cuarenta o cincuenta años en América
Latina, sin embargo los avances a ese respecto parecen haber sido pocos.
En mayo de 1969, por ejemplo, cuatro universidades colombianas, Andes,
Externado, Antioquia y Cauca fundaron la Asociación para la Reforma
de la Enseñanza del Derecho (ARED), orientada a mejorar la imagen del
derecho frente a la comunidad y a incrementar la calidad y la relevancia
social de la educación jurídica. Para cumplir su propósito, la ARED se
propuso realizar varias actividades colaborativas, como publicaciones,
intercambio de profesores y estudiantes y la asignación de créditos
académicos por asistencia jurídica, lo que se constituyó en el origen
de los consultorios jurídicos en el país. Después de todos estos años e
independientemente de la suerte que haya corrido la ARED, parecería
ser que la asistencia jurídica gratuita e individual que a través de los
consultorios jurídicos se presta sigue siendo la mayor contribución,
cuando no la única institucionalizada y generalizada que las facultades
de derecho hacen a la comunidad en la que se inscriben.
Múltiples iniciativas como la mencionada por incrementar la
relevancia social de la educación jurídica se han desarrollado en los
últimos años a lo largo y ancho del continente. Resultan particularmente
significativas las experiencias de varias facultades de América Latina en
distintos frentes. En primer lugar, las reformas a la enseñanza del derecho
inspiradas por el interés de preparar mejor a los futuros profesionales
para responder a las necesidades reales de nuestras sociedades, tales
como las adelantadas por la Universidad Diego Portales de Chile,
Torcuato Di Tella y Palermo en Argentina, la Universidad Católica del
Perú y Los Andes de Colombia. En segundo lugar, el establecimiento de
clínicas de interés público, encaminados a superar las limitaciones de
los consultorios jurídicos hasta ahora centrados en ofrecer asistencia a
problemas individuales, entre los que se destacan los esfuerzos realizados
por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la Universidad
de Palermo en Argentina, la Universidad Católica del Perú, la Universidad
Diego Portales de Chile y la Universidad del Rosario de Colombia.
Educación jurídica en América Latina 31
Finalmente, el establecimiento de redes de cooperación, tal como la red
universitaria sudamericana de acciones de interés público.
Podrían enumerarse muchos esfuerzos similares, sin embargo,
los resultados de los mismos siguen siendo marginales dado que la
caracterización general de la educación jurídica en el continente se sigue
retratando como ampliamente descontextualizada e irrelevante frente
a las necesidades más acuciantes de la región, sobretodo en relación
con temas de interés público y justicia social. A riesgo de ofrecer una
visión demasiado pesimista de la educación jurídica en la región, es a
esa caracterización que sigue siendo la general, a pesar de todo, que me
voy a dedicar en las próximas páginas.
En la primera sección, haré una caracterización general de la
situación de la educación universitaria en América Latina; en la segunda
parte, caracterizaré la educación jurídica en América Latina y de la
tradición continental en que se inscribe, reseñaré las principales críticas
que dicho modelo de educación ha recibido y sigue recibiendo y avanzaré
una hipótesis explicativa de su resistencia al cambio en términos de la
forma en que el currículo de derecho se concibe. Finalmente, planteo
la necesidad de reformar la concepción misma del currículo de derecho
y no simplemente adicionarle cursos o actividades de contenido social,
como única alternativa viable para darle auténtica relevancia social a la
educación jurídica en América Latina.
LA FUERZA DE LA TRADICIÓN
Lo sorprendente, sin embargo, no es la descripción que de la
educación jurídica tradicional se ha hecho en los apartados anteriores
sino el hecho de que los egresados de dicha tradición, años después
de haber superado la “ordalía”, se sientan orgullosos de la misma,
mejor preparados que sus colegas educados en una sistema distinto
y dispuestos a defender la necesidad de su permanencia, e incluso su
exportación a otros sistemas (Nagle, 2000).
¿Qué razones explican el mantenimiento de una tradición cuyo
valor educativo y relevancia social son tan escasos? ¿Por qué la sobre-
diagnosticada crisis de la educación jurídica de los últimos cincuenta
años no ha producido cambios radicales en el currículo y la forma de
enseñanza en las facultades de derecho? Mi tesis es que la ideología que
subyace a la forma en que se concibe el objeto de estudio del derecho
juega un papel central en el mantenimiento de este estado de cosas:
Estudiar derecho es estudiar un sistema coherente y autofundado
de normas cuyos fines se dan por supuestos o cuya consideración
simplemente se ignora.
Para justificar esta tesis, haré uso de la distinción entre
centro-periferia para analizar el curriculo de las facultades de derecho.
Aunque desarrollada por Duncan Kennedy (1983), la voz líder de los
38 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
CONCLUSIÓN
Cuando se identifican vacíos en temas relevantes, la propuesta
tradicional suele ser la introducción de más cursos en el currículo.
En el currículo con el que yo estudié, por ejemplo entre los años 1984
40 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
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43
Educación jurídica
¿Crisis o realidad?
Tania Milena Figueroa Camacho∗
In the present text one tries to approach, in a general way, the problema
tics referred to some factors that are considered to be determinants of the
“juridical education”, before preferring this that of “legal education” for con-
América Latina
En el contexto mexicano, Christian Courtis2, de la Facultad
de Buenos Aires y del Instituto Técnico Autónomo de Méjico, aborda
las condiciones que deben tenerse en cuenta en la dogmática jurídica,
considerándola, no ya desde una óptica tradicional, sino desde una
óptica que la enfoca a una función práctica. En su texto, pretende
“caracterizar algunas de la tareas cumplidas por la dogmática”, la cual
es una perspectiva “aplicada sobre distintos objetos normativos”, y
que ha afectado la investigación, las publicaciones y el ejercicio mismo
del Derecho, para de esta manera “visualizar con mayor claridad los
1 Conviene aquí reiterar que se prefiere el término de educación jurídica antes que el de educación
legal, por parecer este segundo más restrictivo que el primero (lo legal es solo un elemento de lo
jurídico). Sin embargo, debe aclararse que esta precisión es más conceptual que restrictiva.
2 Courtis 2006: 105-156.
Educación jurídica ¿Crisis o realidad? 45
diferentes puntos de vista asumidos por el dogmático frente a su objeto
de estudio y formular algunas sugerencias metodológicas para realizar
trabajos de investigación en este campo disciplinario”3. Así, los abogados
deben ser preparados frente a tal dogmática, que supera la consideración
de normas positivas o formales, ajenas a problematizaciones, pero que
además demandan la acción de proponer alternativas de solución,
superando los problemas que surgen para determinar el significado de
los enunciados jurídicos. La educación jurídica se afecta por la lógica
interna del sistema jurídico (problemas propios) pero además por el
contexto determinado, siendo necesario tener en cuenta la función
práctica de la dogmática.
En este mismo contexto, pero desde un enfoque diferente,
Ramón Larrauri Torroella4 ha planteado de manera rigurosa lo
que podría ser una línea de investigación sobre educación jurídica
(específicamente desarrollada en la Universidad Autónoma del Estado
de México), abordando, para ello, cuatro planos convencionalmente
separados: los planos de las problemáticas y las epistemologías de la
investigación jurídica y los de la investigación educativa los cuales en
su intersección conformarían el campo del complejo fenómeno de la
educación jurídica, bajo el supuesto que “La educación jurídica como
parte de la educación general de los ciudadanos y de los profesionales de
la disciplina, enfrenta una problemática que no ha sido sistematizada,
ni clasificada con parámetros científicos que la hagan relevante para la
investigación en las áreas de las Ciencias de la Educación y del Derecho”,
es decir, reconociendo la existencia de una problemática referida a los
cuatro planos mencionados.
Esto se explica porque las condiciones del mundo actual nos
plantean el reto de saber si las ideas con las que analizamos las nuevas
realidades son las más adecuadas o apropiadas. Desde esta perspectiva,
es claro que debemos asumir que en el campo del derecho y en relación
con la educación jurídica, muchos de nuestros conceptos que hasta
hace poco eran útiles, en este momento descubrimos su incapacidad de
explicar los sucesos que en ambos terrenos nos enfrentan; lo anterior
exige una postura radical y valiente para realizar un giro extremo y
aventurarnos en nuevas expectativas del conocimiento. Sin embargo,
debe satisfacernos el hecho de que el conjunto de creencias e ideas que
conformaban la visión de la enseñanza del derecho hayan entrado en
obsolescencia, eso no es lo sorprendente, lo sorprendente sería que no
hubiera ocurrido así. Esto es parte del proceso general de transformación
Colombia
Refiriéndose específicamente a Colombia, Alfredo Fuentes
Hernández12 considera, frente a la profesión jurídica, que: “El fuerte
impacto social de sus actuaciones profesionales lleva a que el ejercicio
9 Peña González. “Notas sobre abogados y educación jurídica”. Universidad de Chile. SELA
(Seminario en Latinoamérica de Teoría Constitucional y Política) Yale Law School. http://islandia.
law.yale.edu/sela/penas.pdf.
10 Esta afirmación que se incluye desde la primera página del texto, será sustentada a lo largo de
todo el escrito.
11 Páginas 12 a 24 de su texto.
12 Fuentes Hernández en: Revista No. 9: Abogacía y Educación jurídica. Revista Sistemas
Judiciales, Artículo No. 4. Agosto 2005.
48 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
16 Silva 2001: 11 a 21 y 35 a 58
17 A lo largo de la introducción del Tomo I de la obra de Silva García se especifican las herramientas
de investigación empleadas que incluyeron, entre otros, encuestas generales y profundas a
operadores del Derecho.
18 Montoya y Hoyos 2007: 401-429.
19 Los autores citan aquí a SANTOS, B.D.S. La Universidad en el siglo XXI: para una reforma
democrática y emancipación de la universidad, México, Universidad Nacional Autónoma de
México. 2005.
50 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
Norteamérica
Autores norteamericanos presentan la discusión de una manera
diferente. Así, Robert W. Gordon20, pese a referirse a la educación
jurídica en Estados Unidos, presenta importantes consideraciones para
el caso. En la presentación del texto se considera que“…la educación
jurídica ha evolucionado enormemente desde sus tempranos comienzos
en el siglo XX. En las escuelas de abogacía actuales, que son un cuerpo
mucho más diversificado que lo que era hace apenas unas décadas, las
clases en terrenos tales como las leyes de derechos civiles, los derechos
de la mujer, la discriminación en el empleo y, más recientemente, los
estudios jurídicos internacionales, se han añadido a un programa de
estudio tradicional que todavía está en proceso de cambio”. Para Gordon,
“La historia de las escuelas de abogacía norteamericanas indica una
ampliación de visión gradual, lenta y a menudo renuente, pero real”.
Así, “la diversidad que presentan los abogados norteamericanos en sus
especialidades, ingresos y condición social, clientes y antecedentes”
no obsta para que se considere que “todos pertenecen a una profesión
única y unificada y tienen las mismas calificaciones, educación y
entrenamiento formales básicos”, esto en contraste con otros autores
que consideran que tales diferenciaciones son Per Se motivo de crisis.
No se considera la existencia de crisis alguna en la educación jurídica, lo
cual se relaciona directamente con la concepción misma de la profesión
jurídica y la satisfacción de las expectativas sociales a las que debe
responder.
América Latina
Christian Courtis22 parte de la dogmática, como trabajo o
disciplina intelectual, que tiene una orientación fundamentalmente
práctica, y “se propone estudiar el ordenamiento jurídico para conocerlo,
transmitir ese conocimiento, operarlo, optimizarlo, mejorarlo. Esta
orientación práctica impone, desde el inicio, algunas advertencias sobre
las tensiones que caracterizan la labor dogmática”. La determinación
de sentido de los enunciados jurídicos atraviesa problemas de indeter
minación lingüística (por el lenguaje natural y sus problemas y por
determinación de conceptos regulativos por valores), problemas de
carácter lógico (por incoherencia, incompletud y redundancia), problemas
relacionados con que el derecho se compone de reglas y principios,
problemas de determinación de valores y fines del conjunto normativo
para determinar sentido y alcance, problemas derivados de la estructura
jerárquica y escalonada del ordenamiento jurídico (antinomias y lagunas)
y por problemas derivados de considerar que el conjunto de normas con
las que operan los intérpretes y aplicadores del derecho no se limita a
lo sancionado por el legislativo sino interpretado jurisprudencialmente,
factores todos ellos que “se potencian mutuamente”23, teniendo
consecuencias sobre la dogmática jurídica que no podrá limitarse a lo
teórico, descriptivo o cognitivo (que es propio de la teoría Kelseniana),
sino que habrá de ofrecer criterios de solución, abriendo su objeto de
trabajo. La dogmática resulta ser un discurso político en la medida en
Colombia
Para Fuentes Hernández31, como se mencionó, existe una
problemática, caracterizada por una proliferación los programas, pero
además por una cuestionable calidad de los mismos. Lo primero, es
expresión del desarrollo de la garantía constitucional de autonomía
universitaria (por ende originada en la actual Constitución Política),
con ocasión de la cual surgen significativamente nuevas facultades y
programas de Derecho, que se relaciona con lo segundo, en la medida
en que en muchas ocasiones no se reúnen las condiciones y requisitos
mínimos necesarios para garantizar la calidad de la educación y de
los profesionales habilitados para ejercer la profesión. En efecto, la
proliferación mencionada ha sido influenciada por un significativo
aumento del número de programas tanto de pregrado como de postgrado,
como consecuencia de la proliferación de extensiones territoriales y,
además, del peso que han adquirido los programas nocturnos, con
una importante oferta educativa privada que ya no se restringe a las
principales capitales del país.
El autor relaciona tal proliferación, y su consecuente afectación
en la calidad de los programas, con el marco normativo existente. Así,
con anterioridad a Ley 30 de 1992, el decreto 1221 de 1990 establecía los
31 Ob. Cit.
Educación jurídica ¿Crisis o realidad? 57
requisitos mínimos para la creación y funcionamiento de los programas de
Derecho, el cual perdió fuerza a propósito de la autonomía universitaria
reconocida. No obstante en la actualidad existen algunos “avances” como
las disposiciones del Decreto 2802 de 2001, el control del ICFES sobre
condiciones de la formación y otros asuntos importantes, los procesos
de acreditación y la realización de los exámenes ECAES.
Menciona Fuentes que: “entre los principales criterios que se
tuvieron en cuenta para la decisión reciente de exigir estándares de
calidad a los programas académicos de educación jurídica, además de la
preocupación general del Estado por el apreciable deterioro de la calidad,
están los siguientes: a)… la formación del abogado, es crítica. b)… Esta
tendencia mundial (globalización) no se refleja, en general, en la formación
del abogado. c)… la formación en Derecho no proporciona herramientas
para la comprensión integral de estos fenómenos (conflictividad social),
ni tampoco promueve el trabajo de los abogados con profesionales de
otras disciplinas para aportar soluciones a problemas tales como la
pobreza, la marginalidad y los fenómenos de violencia que resienten la
convivencia. d)... prima una formación enciclopédica… que no permite
a los estudiantes desarrollar una conciencia y criterio jurídicos, sino
aprender legislaciones aplicables en momentos históricos específicos…
En general, se piensa que en Colombia ha habido ausencia de Estado
en el proceso de formación profesional en general, al amparo de una
malentendida autonomía universitaria, que se ha traducido en la no
necesidad de contar con la autorización oficial para la creación de nuevos
programas y en la inexistencia de procesos efectivos de vigilancia. Todo
ello genera un gran desequilibrio entre las escuelas del Derecho, ante lo
cual favorecen las medidas legales mencionadas anteriormente.
Por su parte, Julio Gaitán Bohórquez32 explica que, histó-
ricamente, la centralización política de finales del siglo XVIII conllevó a la
“docilización de los juristas”, pues el Estado “se impuso sobre los demás
órdenes productores y definidores del derecho”33, afectando el arbitrio
de ellos. La acción de Estado se orientó al control de la circulación de
los saberes jurídicos, incidiendo en los establecimientos educativos,
reformando a estos estudios para promover formas de discurso jurídico
“más disciplinadas y controlables por el poder estatal”, y, finalmente,
marginando las fuentes de derecho que propiciaban el arbitrio jurídico-
judicial para disponer la primacía de las disposiciones reales y legislativas,
lo cual explica los procesos de conformación e institucionalización de
los saberes jurídicos en la Nueva Granada, en los primeros años del
proyecto republicano del siglo XIX.
32 Ob. Cit.
33 Ob. Cit. Pg. 27.
58 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
la Universidad de Bolonia del siglo XII42, que tenía como constante una
“educación homogénea”, en la actualidad “los procesos de educación
jurídica solo tienen una base general común en virtud de la uniformidad
de los programas académicos en lo que a las materias fundamentales
del derecho atañe, o respecto de la duración de los programas(…) en
seguida solo es posible encontrar desigualdades”, lo cual se explica
pues en virtud de la autonomía universitaria; los planes académicos se
diseñan con “componentes diferenciados”, pueden ser distintos en sus
“énfasis temáticos y preferencias ocupacionales”, en los diferentes niveles
de calidad y estilos de las instituciones de educación, “inclinaciones
ideológicas y políticas”, perfiles, orientaciones y aún, posiblemente,
“obedecen a escuelas de pensamiento jurídico discrepantes”.
A diferencia de las disposiciones normativas anteriores a 1991
que definían de manera pormenorizada el pensum para los estudios de
Derecho, principalmente en el Acuerdo 60 de 1990, con la expedición
de la Ley 30 de 1992, consideran muchos autores, que se permite
diseñar planes de estudios autónomos, pues la autonomía universitaria
permite obrar con libertad curricular, sin que las agencias del Estado
con competencias de inspección y vigilancia de la educación hayan
objetado los planes de estudios adoptados, aún de los que se apartan
de los “cánones más tradicionales”43. Esto contrasta con momentos
históricos en que “la intervención estatal en la educación en general, y
de modo particular en la jurídica, era bastante intensa y muy sesgada
ideológicamente”44, lo cual permaneció hasta antes de la Constitución
Política de 199145.
De tal manera, Silva reconoce la necesidad de hacer referencia
a la autonomía universitaria, para la mayoría identificada como una
patente de corso, no un medio pluralista para asegurar el resultado
de una educación con calidad, que ha permitido marcar diferencias en
los procesos formativos, lo cual evidencia con un estudio sobre los 113
programas de Derecho que para 1998 se ofrecían en el país por las 63
universidades con facultades de Derecho, señalando así las disímiles
47 Ob. Cit.
48 Ob. Cit. Pp. 403 y 404.
Educación jurídica ¿Crisis o realidad? 63
en una segunda época se abordó otro problema pues de la mano de la
expansión de la educación superior se dio también un proceso exagerado
de estratificación de las instituciones educativas, caracterizada por una
diferencia de calidad muy grande entre la educación que reciben los que
tienen acceso a las universidades “modernas” (privadas y públicas) y la
de los que deben acceder a universidades de segundo o tercer orden (por
falta de cupo en la universidad pública o de recursos para entrar a las
privadas de calidad). Así, en Colombia se presentaron tres estrategias
empleadas para garantizar calidad, en primer lugar consistente en un
sistema de inspección y vigilancia (años 80), en segundo lugar en un
sistema basado en la autonomía universitaria (años 90), y en tercer
lugar buscando asegurar la calidad basados en la autoevaluación, la
acreditación y los exámenes de estado (últimos cinco años)49.
Estas caracterizaciones permitirían analizar de una manera
específica el marco jurídico de la educación superior en Colombia,
representado por la Constitución Política de 1991, la jurisprudencia de
la Corte Constitucional que la interpreta y define sus alcances y la Ley 30
de 1992 que la reglamenta, afectando todo ello aspectos de la educación
como derecho fundamental y servicio público con función social, la
autonomía universitaria y la participación democrática en la comunidad
académica, como ampliamente los autores ilustran en su texto50.
Norteamérica
Frente a la tesis de Robert W. Gordon51, conviene mencionar
que existe una diferencia sustancial, la cual se explica por las
circunstancias históricas que determinaron la visión del abogado y
consecuentemente la concepción sobre su formación, conllevando a
las marcadas diferencias relacionadas con el proceso de admisión a
los programas, siendo que tales reglas son “establecidas por los más
altos tribunales del estado”, de manera que el ingreso en la profesión
lo controlan las asociaciones de abogados, los tribunales estatales y las
escuelas académicas de derecho. Casi todos los estados exigen ahora
que para convertirse en abogado uno tiene que completar con éxito
cuatro años de colegio universitario, luego, tres años en una escuela
de derecho aprobada por la asociación nacional de abogados en este
49 Cita a PARRA SALDOVAL, R, la Universidad, Bogotá, Tercer Mundo, 1996, pág.65 y a VILLAMIL, C.
Alcance de la autonomía universitaria en Colombia, 1980-2002: una reflexión desde la evolución
legislativa y jurisprudencial”. En Espacio público y privatización del conocimiento: estudios sobre
políticas universitarias en América Latina, editado por Gentili, P. y B. Lev, CLACSO, Buenos Aires,
2005.
50 Ob. Cit., en páginas 405 a 431
51 Ob. Cit.
64 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
52 Ob. Cit.
66 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
53 Atienza, Manuel. Prólogo en: “Observar la ley: ensayos sobre metodología de la investigación
jurídica”. Coord. por Christian Courtis; Manuel Atienza Rodríguez (pr.), 2006, ISBN 84-8164-862-0.
Educación jurídica ¿Crisis o realidad? 67
el sistema jurídico en la aplicación, interpretación y producción del
Derecho. Propio del positivismo que considera que el Derecho es capaz
de transformar la sociedad) o el de la crítica (que considera la marca
ideológica sobre el discurso jurídico y con una visión escéptica duda
de la capacidad del Derecho para transformar la sociedad), las cuales
caracterizarán posiciones frente a la educación jurídica, sin que ello
impida la existencia de las concurrentes posiciones intermedias que
pudieren surgir.
Los autores coinciden en reconocer la siempre presente influen-
cia del contexto en el cual se enmarca la educación jurídica. Sin embargo,
la posición frente a esa condición diverge. Para quienes optan por una
posición progresista, la educación jurídica, sea que se considere en crisis
o no, debe “actualizarse” de acuerdo con las necesidades y realidades
del mundo actual. En esta corriente podemos ubicar a Courtis, con su
propuesta de asumir de manera adecuada la dogmática jurídica, tal
como se expuso, y Pérez Perdomo, que no considera expresamente la
existencia de una crisis en la educación jurídica en América Latina, sino
la existencia de tres tipos de escuela.
Para el caso colombiano, en los textos reseñados, los autores
coinciden en reconocer una cierta problemática de la educación jurídica,
afectada de manera directa por el contexto. Fuentes Hernández
sugeriría solucionar la problemática caracterizada por la “proliferación
y cuestionable calidad de los programas”, con la activa gestión estatal
y las reformas legales, Giacometto Ferrer y Gracia González, con las
alternativas de solución propuestas frente a la crisis de la educación
jurídica, y en general, Silva García relacionando ciertos elementos
que confluyen en “discordancias de cohesión formativa y pérdida de
unidad”, los cuales tienen diferentes raíces, incluso de tipo social,
pero que parecerían agudizarse con la consagración que, a partir de la
Constitución de 1991, se hace de la autonomía universitaria, y Juny
Montoya y Juan Sebastián Hoyos, centrando su estudio en dos
elementos problemáticos: la cobertura y la calidad de la educación,
teniendo el segundo mayor prevalencia en la actualidad, sin que
hayan sido superados adecuadamente en el marco de la autonomía
universitaria (reconocida como herramienta de control de calidad en
los años 90) y considerando la necesidad de una acción más seria por
parte del Estado.
En esta perspectiva, para el caso norteamericano, se encuentra
Gordon, que si bien no considera la existencia de crisis, por ejemplo por
el aumento en el número de abogados, apunta a una cierta actualización
contextual al enfatizar en la utilidad del Derecho y su ejercicio para y
en la sociedad.
68 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
CONCLUSIONES
Al abordar la educación jurídica como objeto de estudio es posible
reconocer por lo menos dos postulados básicos. Para algunos autores, la
educación jurídica atraviesa un momento de crisis, afronta una serie de
problemáticas que exigen ciertas acciones que podrían caracterizarse de
tipo correctivo. Para otros autores, las circunstancias que se presentan
no hacen de la educación jurídica un asunto problematizado, sino que
demandan ciertas acciones para que ésta concuerde con el momento
contextual específico. Estas posiciones se han pretendido presentar
como tendencias más que como teorías restrictivas frente a la educación
jurídica, sin embargo, sea que se opte por una u otra tendencia, las
acciones que se emprendan tendrán un carácter correctivo o no.
Los autores coinciden en reconocer el impacto del contexto sobre
la manera en que se da la educación jurídica. Podría decirse, además,
que tal afectación no es unívoca, pues las características de la sociedad
en que se desarrolla la educación jurídica la afectan tanto como ella a la
sociedad misma siendo por ello un asunto de relevancia para los estudios
que tratan sobre la relación derecho y sociedad54.
Existiendo diferentes consideraciones respecto de aquello que
determina la educación jurídica, debe reconocerse que según se opte
se llegarán a alternativas o medidas que se consideran útiles o ideales
para las instituciones educativas.
54 Existe una mutua relación entre las instituciones y la realidad social, en el marco de discusiones
actuales entre aquellos que ponderan uno u otro factor.
Educación jurídica ¿Crisis o realidad? 71
La educación jurídica así, se convierte en un espacio afectado
por distintas variables, dentro de las que juega, entre otros, el contexto
en que se desarrolla –que involucra el papel del estado, las necesidades
del mercado y de manera muy especial las del país del que se trate, la
cantidad de programas de Derecho ofertados, y su calidad–, pero también
las características propias de la escuela o facultad que, en general, hace
parte de una Universidad, –su correspondencia o no con un tipo de
modelo específico, el ejercicio o no de la autonomía universitaria, y la
connotación positiva o negativa que sea considerada, las condiciones de
admisibilidad, el nivel de estratificación presente, el recurso humano que
lo compone referido específicamente a sus docentes y estudiantes, los
recursos existentes, y en especial el concepto de Derecho mismo que se
acoja de manera preferente– … Todo ello incidirá en el perfil del abogado
que se forma, siendo así, por lo menos muy difícil concebir una posible
estandarización del perfil de los abogados.
Es fundamental reconocer que en las escuelas o facultades
de Derecho debe existir una necesaria conciencia en la definición del
concepto de Derecho por la que se opte, y en tal sentido por los ideales
de la institución que imparte tal educación jurídica. Sin tales definiciones
considero que no será posible afrontar claramente las problemáticas
descritas. De manera que las mismas instituciones se afectan por las
teorías de Derecho existentes, que no surgen puramente en el plano de
lo teórico, y si bien no son ellas el elemento único determinante sí son un
elemento de importante incidencia. Si se considera que el Derecho no es
un terreno neutral, y por ende que al momento de formar profesionales en
esta área en las facultades o escuelas se asume una posición específica
frente al derecho, entonces alguien debe definir el perfil del abogado
que egresará de la institución, siendo por tanto necesario establecer así
las funciones y responsabilidades propias tanto del estado como de las
escuelas o facultades.
BASE BIBLIOGRÁFICA
Courtis, Christian. “El juego de los juristas. Ensayo de caracterización de la in-
vestigación dogmática”. En “Observar la ley: ensayos sobre metodología
de la investigación jurídica”. Coord. por Christian Courtis; Manuel
Atienza Rodríguez (pr.), 2006, ISBN 84-8164-862-0, Pp. 105-156,
Fuentes Hernández, Alfredo. “Educación jurídica y educación superior en Co-
lombia: desarrollos institucionales y legales 1990-2002”. En Revista
No. 9: Abogacía y Educación jurídica. Revista Sistemas Judiciales, (Ed)
Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA) e Instituto de
Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales, INECIP. Artículo
No. 4. Agosto 2005.
72 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
The paper presents an analysis of the role that legal education has re-
search centers in the socio-legal institutions of higher education in Colom-
bia. To this end, the article uses the analysis of the existing legislation, which
has prompted the initiation of research centers at universities. Secondly, it
highlights the role of institutions in pioneering studies of law and sociology.
Keywords: Sociology studies, legal sociology, research centers.
INTRODUCCIÓN
En Colombia es indiscutible el crecimiento de la producción
investigativa en el campo del derecho, también es sobresaliente el trabajo
que sobre este tema desarrollan los centros de investigación socio-
* Doctor en sociología jurídica e instituciones políticas, master en estudios políticos del Instituto de
Estudios Políticos y Relaciones Internacionales IEPRI-UN, abogado de la Universidad Nacional
y Licenciado en Ciencias Sociales. Docente Universidad Santo Tomás, Facultad de Derecho e
Investigador del Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos –ILSA–.
74 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
1 Apreciación que, en términos generales, encuentra eco en los pocos artículos que han reflexionado
sobre la investigación sociojurídica en las facultades de derecho. Al respecto, Gabriel Lessard;
Germán Burgos Silva (1993). “Las facultades de derecho salen a la calle”, en El Otro Derecho,
Bogotá, ILSA, No. 13, p. 46. También, Fernando Silva (1997). Educación legal en Colombia, Bogotá,
Corporación Excelencia para la Justicia, serie Criterios de Justicia No. 7, p. 7 a 10.
76 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
2 “Curso de Sociología Jurídica”, Julio Romero Soto, Ediciones Librería del Profesional, 1979, p.
61.
La Educación Legal y los Centros de Investigación Sociojurídica en Colombia 79
de florecimiento de la disciplina. Se privilegiaría el conocimiento técnico,
lo cual se haría evidente con la creación de una serie de instituciones
tales como el DANE, Colciencias y el ICETEX. Los planes de desarrollo
empezaron a reconocer la importancia estratégica del desarrollo científico
y empezaba a haber reconocimiento estatal hacia las necesidades de la
investigación. El marco intelectual de la producción sociológica estaría
dado de manera dominante por el marxismo mientras que los estudios
sobre el derecho seguían siendo desde el punto de vista de la dogmática
jurídica, todavía alejados del estudio sistemático de las relaciones entre
derecho y sociedad (Cf. Palacio, et al. P. 33). Este período, coincidiría con
la etapa de la historia nacional denominada el Frente Nacional, en la cual,
por lo menos a nivel de discurso, se privilegiaría una planeación más
tecnificada desde los órganos del Estado. En este modelo, los sociólogos
estarían llamados a jugar un papel importante.
La marcada influencia marxista provocaría una reacción
por parte de la iglesia católica, lo que explicaría la creación de varias
facultades de sociología en universidades confesionales. La década
siguiente, 1969 – 1979, estaría marcada por el movimiento estudiantil,
la revolución de Cuba, el reflorecimiento del movimiento guerrillero y la
consecuente reacción anticomunista en virtud de la cual se proscribiría
todo lo que sonara a comunismo en las esferas del Estado, y la
relación que se atribuyó de manera generalizada a la sociología con la
izquierda hizo que varias facultades se cerraran o bajaran su perfil y su
compromiso en el estudio de los temas coyunturales del país. Por esta
época serían fundados el Centro de Estudios de Desarrollo –CEDE– en
la Universidad de los Andes, fundado el 1 de septiembre de 1958, con
el objetivo de desarrollar investigaciones relacionadas con el desarrollo
económico y social de Colombia3 y el Centro de Investigación y Educación
Popular –CINEP–, fundado en 1972, se ha constituido como un centro
de pensamiento y de investigación en temas sobre conflicto, violencias,
derechos humanos, política y Estado, servicios públicos, pobreza y
desarrollo, movimientos sociales y educación popular4. Los dos centros
de gran proyección en el contexto nacional.
Llama la atención que a pesar de la vinculación tan cercana
entre derecho y sociología en la historia de esta disciplina en nuestro país,
la sociología jurídica no haya formado parte de ninguno de los nacientes
programas de sociología y tampoco de los que se ofrecen actualmente.
Una revisión de los programas de sociología notificados al ICFES presenta
6 Entre las obras más sobresalientes de Jorge Enrique Gutiérrez Anzola, se encuentran, “Constitución,
Ley penal y Justicia” Legis, 1988, Bogotá, Colombia. “Estudios sobre derecho penal”, en Fundación
para el estudio jurídico, 1983, Bogotá, Colombia y “Las conductas antisociales”, Bogotá,
Colombia.
7 De Luís Carlos Pérez véanse, “La guerrilla ante los jueces militares”, Temis 1987 Bogotá, Colombia
y “Tratado de derecho penal”, Temis 1975, Bogotá, Colombia.
8 Mauricio Martínez Titular de dos doctorados y un magíster, se dedica a dos áreas de investigación
principales: Justicia y Constitución y Política Criminal-Derechos Fundamentales. Su primer
doctorado es de la Universidad de Roma-Italia (Universitá La Sapienza) en Derecho Penal
y Política Criminal en 1982, con una tesis sobre Derecho Penal Político. El segundo es de la
Universidad Complutense de Madrid en Derecho Constitucional en 2007, con una tesis sobre
los conflictos institucionales por el control constitucional de los derechos fundamentales. Ambas
tesis fueron calificadas con Suma cum laude. Su grado de Magister lo obtuvo en el Institut für
Rechts und Sozialphilosophie (Sociología Jurídica y Filosofía Político-Social) de la Universidad
del Saarland-Alemania(1992). Ha realizado estancias de investigación en teoría política y jurídica
en las Universidades de Harvard (2001, Cambridge USA), Humboldt (2004, Berlín) y Degli Studi
di Firenze (1984, Florencia-Italia). libros publicados en Colombia, se hallan La necesidad de
pena en el derecho penal alemán, (Editorial Ibáñez, Bogotá, 2002), La Crisis de la Justicia Penal
en Colombia, (Editorial Temis, Bogotá 1999); La Pena: Garantismo y Democracia, en coautoría
con Luigi Ferrajoli y otros profesores europeos (Editorial Jurídica Ibáñez, Bogotá, 1999); Justicia
Penal y Derechos Fundamentales, (Editorial Jurídica Ibáñez, Bogotá, 1995); Estado de Derecho y
Política Criminal, (Editorial Jurídica Ibáñez 1995); La Abolición del Sistema Penal: Inconvenientes
en Latinoamérica, (Editorial Temis, Bogotá 1991); Estado Actual de la Criminología, (Editorial
Temis, Bogotá 1990).
La Educación Legal y los Centros de Investigación Sociojurídica en Colombia 85
del derecho se destacan Germán Palacio, Mauricio García y Rodrigo
Uprimny. Sobre el trabajo de Germán Palacio trataremos más a fondo
al referirnos a ILSA.
Acerca de Mauricio García, sobre cuyo trabajo volveremos al
examinar el proceso de la Universidad de Los Andes, desarrollo una
investigación adscrita a la Universidad Nacional, con el crédito de su
ejecución como parte de un proyecto internacional de investigación
que coordina Boaventura de Sousa Santos, referente a la existencia
social de formas jurídicas alternativas, auspiciado por COLCIENCIAS.
El resultado de esta investigación se presentó en una obra que se ha
convertido en referente obligado de la sociología del derecho en nuestro
país, titulada “El Caleidoscopio de las justicias en Colombia”, en la cual
se presenta una interesante compilación de trabajos sobre Derecho y
sociedad, como autores principales de esta obra figuran García y de
Sousa Santos.
El equipo de la Universidad Nacional en el ámbito de la sociología
del derecho es bastante más grande y posee una producción extensa,
que supera con creces los nombres hasta ahora presentados. Ello ha
ocurrido, tal vez, en razón del enfoque claramente socio - político que
se la ha impreso a los estudios de derecho en la Universidad Nacional,
tendencia pronunciada que fue iniciada ya hace algunos años, pero
que se acentuó durante la administración de los últimos decanos, en
particular bajo la decanatura de Víctor Moncayo quien además, promovió
la creación de la carrera de Ciencias Políticas al interior de la facultad.
De manera concreta esa tendencia se tradujo en la creación
de una Unidad de Estudios Socio - Jurídicos dentro de la estructura
de la Facultad de derecho, creado en 1994, con el siguiente objetivo
“organizar y sistematizar esfuerzos, recursos e infraestructura con
el fin de generar procesos investigativos sistemáticos y continuos en
beneficio del conocimiento y transformación del país, de la proyección
de la Universidad en la sociedad y de un mejoramiento de la calidad
de los programas.”9. La Unidad de investigaciones Unijus, tiene una
estructura organizada a través de grupos, líneas de investigación,
docentes investigadores y su adscripción al departamento de Derecho
o de Ciencias políticas.
Víctor Manuel Moncayo, ex-rector, ex –docente de la
Universidad Nacional de Colombia y figura sobresaliente del equipo de
ILSA, ha ocupado un lugar importante en la expansión de la sociología
del derecho en la Universidad Nacional. Primero, en su condición
de Decano de la Facultad de Derecho y Rector de la Universidad
10 Autor de: (s.f.) “La crítica del discurso constitucional”, en Asamblea constitucional ¿Dilema jurídico
o político?, Bogotá, ILSA y Universidad Nacional de Colombia, 13 páginas. (1989) “Crisis del Estado
y reforma constitucional”, en El Otro Derecho, No. 2, Bogotá, ILSA, 13 páginas. (1990) “Sobre la
naturaleza del derecho como forma social de dominación”, en la serie Jurimprudencias, No. 1,
Bogotá, ILSA, 13 páginas. “El Leviatán derrotado. Reflexiones sobre la teoría del Estado y el caso
colombiano”” (2004), 390 páginas, editorial Norma, Bogotá, Colombia.
11 Nos referimos a su texto “Rupturas y Continuidades Poder y Movimiento Popular, Bogotá, Universidad
Nacional - IEPRI - CEREC, 1998.
87
procesos de formación en la universidad privada; pero también signo
de debilidades en la preparación de sus canteras.
La Universidad Nacional no ofrece un número significativo de
programas de postgrado. Son, en especial, dos los programas en los que
concurre la sociología jurídica en grado variado. Esto es, la especialización
en Derecho Penal y Criminología que posee bastante tradición y, en forma
muy reciente, el programa, genérico, de Maestría en Derecho.
La revista Pensamiento Jurídico de la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional, ha contado con la dirección de varios académicos
entre ellos, José Luis Aramburo, Danilo Rojas Betancourt, Mauricio
García Villegas y Bernd Marquardt12 revista que llenó desde 1994 un vacío
importante que existía en esa institución. Con un modelo editorial que
apunta a la publicación de números mono-temáticos, con participación
extranjera y de la comunidad nacional, permite un cubrimiento bastante
completo de los temas abordados y de las tendencias teóricas presentes.
Desde su fundación, se ha convertido en el principal medio de expresión
de la producción sociojurídica de la Universidad Nacional Lo que se
advierte en una revisión de la bibliografía, casi toda publicada en
Pensamiento Jurídico.
La Unidad de Investigaciones Jurídico Sociales –UNIJUS- surge
también como una forma de llenar el vacío existente en la Universidad
Nacional, la cual a pesar de tener una Facultad de Derecho con más de
cien años, no tenía un centro de investigaciones. Siendo decano de la
facultad de derecho, de la Universidad Nacional Victor Manuel Moncayo,
dio en 1994 su respaldo a la iniciativa de crear esta unidad como un
espacio para la investigación sociojurídica en este centro. Con todo, en
este ámbito, como responsabilidad mayor, concurre el reto de desarrollar
la investigación empírica de la sociología del derecho.
Otra corriente de la Universidad, al margen de la Facultad
de Derecho, con trabajos de sociología política y sobre la justicia, se
encuentra radicada en el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales –IEPRI– de la Universidad, un Instituto avanzado de
investigaciones, que funciona de manera autónoma.
En el ámbito del Departamento de Sociología de la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional, el trabajo en sociología
del derecho no constituye una línea de investigación. Sin embargo, es
posible encontrar algunos trabajos que se han ocupado de las relaciones
derecho sociedad. Un caso singular es el de Orlando Fals Borda, uno
de los más importantes sociólogos colombianos, que en sus trabajos
13 (1988) “El reordenamiento territorial”, en Análisis Político, No. 20, Bogotá, Universidad Nacional,
8 páginas. (1988) La insurgencia de las provincias: hacia un nuevo ordenamiento territorial para
Colombia, Bogotá, Siglo Veintiuno e IEPRI.
14 Con el tiempo esa facultad y su programa desaparecieron de la institución.
La Educación Legal y los Centros de Investigación Sociojurídica en Colombia 89
Dentro del segundo período, que conduce al nacimiento de
la criminología crítica en Colombia, deben destacarse la producción
intelectual, en especial de Emiro Sandoval; la investigación empírica,
fugaz porque sólo fue retomada algunos años después, pero dueña de
un valor capital por su novedad y aporte al conocimiento de la realidad
colombiana; los foros internacionales que se promovieron, dentro de
los cuales la criminología tuvo un espacio importante; los programas
de postgrado, que en el caso de la Maestría corresponde al primer curso
con ese nivel que se celebraba en Colombia; la fundación de la revista
Derecho Penal y Criminología y, sobre todo, el rol activo desempeñado
por Alfonso Reyes Echandía y Emiro Sandoval Huertas.
Es cierto que la primera obra de Reyes Echandía fue su Manual
de Criminología y que también impartió la cátedra de la materia en el
Externado, pero su principal producción intelectual y docente estuvo
dedicada al derecho penal, y tampoco su trabajo inicial en criminología
gozó de mucha ascendencia. En el Externado, donde oficiaba como
Jefe del Departamento de Derecho Penal y Criminología, propició
la investigación empírica y le abrió las puertas a la Escuela de la
Criminología Crítica, lo que además significó un paso trascendental para
su plena introducción en el país.
Por su parte, Emiro Sandoval Huertas, puede ser considerado
con justicia el fundador de la Criminología Crítica en Colombia.
Sobresaliente por su trabajo docente, donde regentó las cátedra de
Criminología y el curso de intensificación en Penología; por su producción
teórica y participación en los trabajos de investigación empírica que se
desarrollaron de manera floreciente en esa época15.
En aquel entonces laboraban también en el área de criminología
del Externado Alvaro Orlando Pérez Pinzón y Jorge Restrepo Fontalvo, que
luego siguieron otros rumbos. Pérez Pinzón, quien en la segunda mitad
de la década de los años ochenta adquirió una posición bastante notoria
en la criminología colombiana, publicaría un manual de criminología,
bastante popular: Curso de criminología, su trabajo más importante16.
En este período, la investigación empírica merece ser destacada
con mayor detalle, puesto que se trató de los primeros esfuerzos
sistemáticos de investigación empírica que la sociología del derecho,
en su variante criminológica, realizaba en Colombia, además con una
significativa trascendencia en el contexto latinoamericano. Dentro
de esa línea fue una experiencia positiva, sobre todo por su carácter
internacional, aunque de corta duración por el rápido afloramiento
de problemas intestinos, la creación del Grupo Latinoamericano de
Criminología Comparada, formado a instancias de Reyes Echandía, en
torno, primero, al tema de la violencia y, en seguida, de la delincuencia
de cuello blanco.
Sin embargo, la investigación empírica dejó una huella muy
importante y reconocida en varios trabajos. Así, Jaime Camacho
Florez, en asocio con Iván González Amado, publicaron “Nivel social
y proceso penal”, donde realizan una averiguación sobre el carácter
selectivo y discriminatorio, con fundamento en criterios sociales, del
sistema penal colombiano. Mientras Germán Marroquín y Jesús Antonio
Muñoz, produjeron otro estudio empírico referido a “La duración real
del proceso penal en Colombia”, donde se pone en cuestión la prontitud
y eficacia de la justicia penal. De aquellos trabajos empíricos, tal vez la
investigación de mayor impacto, en aquel tiempo, fue “La duración real
del consejo verbal de guerra”, llevada a cabo por Germán Marroquín y
Jaime Camacho, que derrumbó el mito existente sobre la supuesta mayor
agilidad y eficiencia de los procedimientos penales militares para juzgar
a civiles17. La pérdida de Reyes Echandía y Emiro Sandoval habría sido,
en todo caso, muy sensible, pues cesaron las investigaciones empíricas
del grupo que hemos mencionado18.
Otro instrumento valioso del Externado en la promoción de la
sociología jurídica, de la penal en especial, ha sido la edición de textos
y el mismo Departamento de Publicaciones de la Universidad. La revista
Derecho Penal y Criminología, fundada por Alfonso Reyes Echandía,
aunque no se encuentra indexada, es la más antigua publicación
especializada en el área jurídica, todavía en pie, que se publica en
Colombia. En consecuencia, se trata de un espacio periódico privilegiado
para la divulgación de las ideas criminológicas existentes en el país.
En el “Período Contemporáneo” el desarrollo de la sociología del
derecho arriba en el Externado de Colombia a su tercera época, bajo el
impulso particular, aunque a veces carente de continuidad, de Germán
Silva García19; en combinación con el trabajo liderado por Lucero Zamu-
17 Germán Marroquín; Jaime Camacho (1984). “La duración real del consejo verbal de guerra”, en
Revista de Derecho Penal y Criminología, No. 24, Bogotá, Universidad Externado de Colombia.
18 El trabajo había sido realizado por el Centro de Investigaciones Criminológicas del Departamento, que
se sumió en la inactividad. Luego la investigación criminológica reapareció en otros espacios.
19 Germán Silva García, se desvinculo de la Universidad Externado de Colombia en el 2006, siendo
docente de varias universidades entre ellas se encuentra la Universidad Militar Nueva Granada
y desde el año 2008 es director del Instituto Latinoamericano de Altos Estudios Ver, www.ilae.
edu.co.
La Educación Legal y los Centros de Investigación Sociojurídica en Colombia 91
dio, quien no se ocupa directamente del tema del derecho, pero cuyos
trabajos de investigación sociológica tienen una importante trascendencia
en la consideración social de lo jurídico. Ambos le imprimieron una
dirección decidida y predominantemente sociológica a la investigación
y análisis de temas sociales relacionados con el derecho.
En este período, dentro de la Facultad de Derecho, la Univer
sidad Externado de Colombia aparece comprometida en varios frentes
de manera simultánea: I) Con el desarrollo de programas académicos
formativos en sociología del derecho; II) Por medio de su contribución a la
inserción de la sociología jurídica colombiana en la comunidad académica
internacional y un activo intercambio con ella; III) Por conducto de la
investigación empírica y de una producción teórica novedosa y original.
En torno a la primera cuestión, la creación de programas
académicos formativos, la Universidad Externado de Colombia cuenta
con varios programas a saber: Especialización en Sociología Jurídica;
Especialización en Derecho Público, Ciencia y Sociología Política, y la
Maestría en Estudios de Familia, diseñada y dirigida por Lucero Zamudio.
Aquí, de nuevo, concurre una experiencia interesante de conjugación de
los estudios de dogmática jurídica, en sede del derecho de familia, con la
sociología que se ha ocupado, desde una perspectiva general o jurídica,
de las realidades sociales de la familia colombiana.
Un trabajo aislado de la línea principal de producción socio
jurídica de la universidad, pero no por ello menos importante es el
producido en 1995 por encargo de la Fundación Luis Carlos Sarmiento
Angulo, consistente en la realización de una investigación denominada
“Recopilación y Estudio Historiográfico de las Investigaciones sobre
Justicia en Colombia”, dirigida por Andrés González Díaz y que dio como
resultado la creación de una Base de Datos en estudios e investigaciones
en materia judicial desde 1984 a 1995, la cual puede ser consultada en
la página web del Ministerio de Justicia y del Derecho.
Lucero Zamudio encabeza un equipo de sociólogos y especia-
listas en ciencias sociales y humanas, con una trayectoria sólida en la
investigación, que en conexión con el derecho, ha acometido importantes
trabajos empíricos sobre el aborto, la familia, las relaciones de género,
el trabajo y los menores infractores. Tales investigaciones son especial-
mente importantes por la amplia cobertura de sus averiguaciones,
donde se han utilizado instrumentos de gran escala, lo mismo que
por la riqueza de las técnicas de investigación aplicadas, de índole
cuantitativa, pero, sobre todo, cualitativas. El equipo se encuentra
reunido en torno al Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social
92 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
20 (1997) Será justicia? Criminalidad y justicia penal en Colombia, Bogotá, Universidad Externado de
Colombia, 433 páginas.
21 Obra publicada por la Universidad Externado de Colombia y el Instituto latinoamericano de Servicios
Legales Alternativos ILSA, 2001, Bogotá, Colombia.
22 Coautor (1993) “Análisis comparado de la administración de justicia. En Argentina, Bolivia, Ecuador,
Jamaica, México, Panamá, Paraguay y Uruguay”, en Externado Revista Jurídica, Vol. 77, No. 1,
19 páginas - reeditado en (1993) “The administration of justice en Argentina, Bolivia, Ecuador,
Mexico, Panama, Paraguay and Uruguay” en Justice and development in Latin American and the
Caribbean, Washington, Inter - American Development Bank, 22 páginas -. (1997) “Historia de los
castigos: La isla prisión Gorgona”, en ¿Será justicia? Criminalidad y justicia penal en Colombia,
Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 76 páginas. (1997) “Espacio urbano: divergencia y
control policial. El caso de la invasión de tierras”, en ¿Será justicia? Criminalidad y justicia penal
en Colombia, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 59 páginas. (1998) “Área metropolitana
de Barcelona: ¿Es necesario y posible un modelo policial específico?”, en José Luis Domínguez y
Miguel Angel Ramos Ulgar (Coordinadores) La joven sociología jurídica en España. Aportaciones
para una consolidación, Vitoria, IISJO, serie Oñati Papers No. 6, 28 páginas.
La Educación Legal y los Centros de Investigación Sociojurídica en Colombia 93
23 Sobre su vida y los aportes al derecho ver. HERRÁN, María, (1998), “Ciro Angarita, retador”,
Corporación José Ignacio Marquez y Unicef Colombia, Bogotá.
94 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
modo u otro han resultado más o menos funcionales para los objetivos
de la Universidad24.
El CIJUS ha estado involucrado en distintas indagaciones
realizadas por el Ministerio de Justicia y del Derecho u otras entidades
públicas25; también aparece asociado a entidades independientes, que
vienen trabajando en el área26. Todo lo cual muestra su vigencia e
importancia en el sector.
Mauricio García, a quien aludimos al referirnos a la Universidad
Nacional, ha sido entre los Directores del CIJUS la figura más sobre-
saliente al lado de Giraldo Ángel. También su principal producción
teórica ha encontrado en la Universidad de Los Andes los canales
adecuados de expresión. En el libro La eficacia simbólica del derecho27,
se encuentra reflejada una de sus principales líneas de análisis, referente
a los efectos sociales del derecho, replicada en algunos artículos28. Otros
investigadores que han realizado importantes aportes desde la dirección
del CIJUS han sido Yunis Montoya Vargas y Cesar Rodríguez Garavito. La
primera, egresada de esta institución con un doctorado en Educación de
la Universidad de Illinois, ha hecho aportes sobre la educación jurídica y
la metodología en educación, Finalmente, Cesar Rodríguez, quien cursó
estudios de doctorado en Sociología en la Universidad de Wisconsin-
Madison, E.E.U.U, ha tenido un trabajo importante principalmente en
torno al papel del derecho y las transformaciones políticas en el con-texto
de la globalización, así como el desarrollo de estudios relacionados con
los derechos sociales y su exigibilidad ante las cortes, se encuentra muy
vinculado con el trabajo de Boaventura de Sousa Santos.
En el proceso de reorganización de su plan de estudios para la
Facultad de Derecho, dirigido por Manuel José Cepeda, la Universidad de
Los Andes suprimió la cátedra de criminología. Ello implicó la renuncia a un
24 Desde su creación en 1981 a la fecha de publicación del presente texto el CIJUS ha tenido dentro
de sus directores ha Ciro Angarita Barón //(1981-1982), Jaime Giraldo Ángel (1982-1986), Alfredo
Rey Córdoba (1986-1989), Zoraida Mendiwelso Rey (1989-1995), Mauricio García Villegas (1995-
1996), Cristina Motta Torres (1996-1998) Ana María Bejarano Sandoval (1998-2000), Clara Elena
Reales Gutiérrez (2000-2001), Javier Pineda Duque (2001-2004), Juny Montoya Vargas (2005-2007)
y Cesar Rodríguez G. (2007…)
25 Por ejemplo, en la investigación del Ministerio de Justicia y el Derecho (1996) Incidencia social de
la acción de tutela, o en la investigación del Departamento Nacional de Planeación (1998) La paz:
el desafío para el desarrollo.
26 Está asociada en la Corporación Excelencia en la Justicia.
27 (1993) La eficacia simbólica del derecho, Bogotá, Uniandes, 308 páginas.
28 (1991) “Eficacia simbólica y narcotráfico”, en Nuevo Foro Penal, No. 54, Bogotá, Temis, 33 páginas.
(1995) “Función simbólica del derecho y estabilidad institucional”, en Cristina Motta (Compiladora)
Etica y conflicto, Bogotá, Tercer Mundo y Universidad de Los Andes, 22 páginas.
La Educación Legal y los Centros de Investigación Sociojurídica en Colombia 95
importante espacio para la formación sociojurídica y crítica del sistema de
control penal. Sin embargo, la medida era coherente con las inclinaciones
ideológicas de la Universidad, por ejemplo su tendencia tecnocrática, y el
perfil de profesional con el cual desea formar a sus egresados, sobre todo,
orientado a la consultoría y la administración pública, o para el ejercicio
de la profesión en derecho económico, civil y administrativo.
Por otra parte, la Facultad de Derecho de Los Andes desarrolla
muy pocos programas de postgrado y, entre los que lleva a cabo,
particularmente en el área de derecho privado, la sociología del derecho
no tiene ninguna participación.
La comparación entre la débil posición de la sociología del derecho
en los programas académicos de formación, tanto en pregrado como en
postgrado, en contraste con la fuerte presencia de la estructura del CIJUS en
la investigación sociojurídica, ilustran un modelo en el que la investigación
es un servicio, que genera recursos extraordinarios a la Universidad, pero
no tiene una relación estrecha con el objeto social principal de la institución
educativa, cual es la preparación académica de profesionales.
También la Universidad de Los Andes, más desde la perspectiva
de la filosofía, se ha aproximado a la reflexión sociojurídica por intermedio
de algunas otras publicaciones, como en el trabajo de Oscar Mejía29.
Entre los docentes que, en distintos períodos, han sido contratados por
la Universidad de Los Andes para desempeñar posiciones académicas,
relacionadas con la sociología jurídica en la Facultad de Derecho, se
destacan Edgar Saavedra Rojas, Mauricio Martínez, Iván González Amado,
Adolfo Salamanca, Víctor Manuel Moncayo y Jesús Antonio Muñoz.
En la Facultad de Derecho de Los Andes se han producido,
igualmente, algunos otros trabajos30. Con todo, existen también en la
Universidad de Los Andes el Centro de Investigaciones y Desarrollo
Regional –CIDER– y el Centro de Estudios de Desarrollo –CEDE– (Facultad
de Economía), como otras unidades de élite en las áreas de investigación
y consultoría, que en principio no compiten con el CIJUS, pero que desde
sus particulares perspectivas presentan algunas contribuciones31.
29 Oscar Mejía Quintana. Justicia y democracia consensual, Bogotá, Siglo del Hombre y Universidad
de Los Andes.
30 Manuel José Cepeda Espinosa (1988). “La práctica jurídica colombiana: una visión crítica”, en
Revista de Derecho Privado, Vol. II, No. 4, Universidad de Los Andes y Temis, 45 páginas.
31 Camilo Villa Van Cotthem (1994). “Administración pública en Colombia”, en Democracia formal y real,
Bogotá, Instituto para el Desarrollo de la Democracia, 25 páginas. Mauricio Rubio (1994). “Crimen
y justicia en Colombia - Un enfoque económico”, en Revista de Derecho Privado, No. 15, Bogotá,
Universidad de Los Andes. Mauricio Rubio (1995). “Crimen y crecimiento en Colombia”, en Coyuntura
Económica, Vol. XXV, No. 1, Bogotá. Mauricio Rubio fue, también, principal colaborador de la investigación
del Ministerio de Justicia y del Derecho (1995): Elementos económicos para la reforma judicial.
96 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
34 Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (1992) “Libro blanco de la tutela”, en Temas Jurídicos,
No. 4, Bogotá, Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario.
98 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
35 Cesar Gaviria Trujillo; Juan Carlos Esguerra. El nuevo derecho. Abogados y derecho, Bogotá,
Pontificia Universidad Javeriana, serie Quaestiones Juridicae No. 1, 16 páginas. Gerardo Arango
Puerta s.j.; Juan Carlos Esguerra P.; Néstor Humerto Martínez N. Abogados Javerianos, justicia y
derecho, No. 4. Juan Carlos Esguerra P. La fuerza como instrumento de justicia, No. 8. José Gregorio
Hernández. La transformación de nuestro derecho, No. 9.
La Educación Legal y los Centros de Investigación Sociojurídica en Colombia 99
A través de la Cátedra “Gerardo Molina”, de la Facultad
de Derecho de la Libre, también el intercambio con la comunidad
internacional ha hallado un puente valioso. Por este conducto estuvieron
en Colombia importantes académicos, vinculados a la sociología jurídica,
como Roberto Bergalli (España), Sebastian Scherer (Alemania), Damian
Zaitch (Holanda) y Luigi Ferrajoli (Italia). Con todo, aunque formalmente
la Universidad Libre posee un centro de investigaciones, la actividad
en el campo sociojurídico ha ido fortaleciéndose y sus resultados de
investigación se encuentran difundidos en la revista “Diálogo de Saberes”,
que se encuentra indexada.
Existió una vieja producción criminológica generada en
instituciones distintas a las ya analizadas. En ese campo, para hacer honor
a la historia, debe mencionarse el libro de Arcesio Aragón (Universidad
del Cauca), primer texto de criminología publicado en Colombia, bajo el
título de Elementos de criminología y ciencia penal, (1934) que seguía las
orientaciones de la Escuela Positivista de la Criminología36. Línea luego
continuada, bajo la inspiración de una sociología criminal positivista,
por Roberto Ordoñez Peralta (1939)37. Tradición donde debe incluirse, a
más de otros libros ya citados de Reyes Echandía y Luis Carlos Pérez,
un texto de Abelardo Rivera Llano (1975), así mismo encuadrado en el
positivismo criminológico38.
En el giro que se surtió en las inclinaciones ideológicas de
la criminología en Colombia, además del papel ya señalado de Emiro
Sandoval Huertas, jugo un importante rol la Universidad de Medellín,
por intermedio de su Centro de Criminología y, principalmente en
virtud de la actuación de Juan Guillermo Sepulveda. En 1994, la
Universidad de Medellín en asoció con la editorial Temis, organizaron el
I Seminario Nacional de Criminología, con la participación de veintitrés
universidades.
Un trabajo monográfico importante en el campo de la victimología,
bien apoyado en fuentes bibliográficas de la literatura sobre la materia,
además uno de los primeros publicados en Colombia al respecto, fue
producido por Rodrigo Ramírez (1983).
Un trabajo histórico de gran envergadura, bajo una perspectiva
claramente sociológica, con interesantes aportes teóricos, soportado en
36 Arcesio Aragón. (1934) Elementos de criminología y ciencia penal, Popayán, Imprenta Departamental
del Cauca, 461 páginas. El texto rebosa en ideas racistas.
37 Roberto Ordoñez Peralta. (1939) El programa de la defensa social, Bogotá, Kelly.
38 Abelardo Rivera Llano. (1975) Fenomenología del delito, Bogotá. El autor es Magistrado de la Sala
Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, y ha sido profesor de la Universidad de
La Sabana y la Universidad Externado de Colombia.
100 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
CONCLUSIÓN
Tratándose de un avance de investigación resulta aventurado
arriesgar conclusiones sobre el tema, queremos señalar que hemos
dejado para más adelante el papel importante de algunos escenarios de
articulación constituidos por los centros de investigación sociojurídicos,
nos referimos concretamente a la “Red de Centros de Investigación
jurídicos y sociojurídicos” y el de algunas universidades de la región que
han tenido una actuación importante en la sociología del derecho.
De manera que lo que se presenta a continuación es más la
suma de observaciones tangenciales sobre los centro de investigación
sociojurídica en Colombia.
1. Existe un crecimiento notable de centros de investigación
sociojurídica en el país, como se ha señalado este impulso
se debe a varios elementos entre los cuales hemos
venido resaltando el giro normativo que ha obligado a las
instituciones universitarias a implementar escenarios de
producción. Es segundo lugar, es notable el aumento en la
cualificación de los docentes y profesores que están al frente
de estos centros de investigación.
2. La movilidad de los investigadores es relativamente alta.
Estos pasan de una institución a otra arrastrando consigo
sus proyectos en curso y su prestigio al servicio de la
institución que les brinda mejores condiciones para su labor
investigativa.
39 (1995) “¡Kill all the lawyers!: Lawyers and the independence movement in New Granada, 1809-1820”,
en The Americas, No. 523, 35 páginas. (1995) “The lawyers and New Granada’s late colonial state”,
en Journal of Latinamerican Studies, Vol. 27, No. 3, 32 páginas. (1995) “Waiting for tke promised
land? Agrarian reform revisited”, en Hemisphere, Vol. 7, No. 1, 12 páginas. (1996) “Las tendencias
globales y los estudios legales en el siglo XXI”, en Derecho público, filosofía y sociología jurídicas:
perspectivas para el próximo milenio, Bogotá, Universidad Externado de Colombia y Consejo Superior
de la Judicatura, 14 páginas.
La Educación Legal y los Centros de Investigación Sociojurídica en Colombia 101
3. El tipo y calidad de las investigaciones se encuentra parame-
trizada por Colciencias entidad oficial que acompaña
la investigación en el país. A pesar de ello, es necesario
analizar el tipo y calidad de la investigación empírica que
consideramos es aún escasa.
4. La financiación de la investigación sociojurídica proviene
primordialmente de recursos propios de las instituciones
para las que prestan sus servicios los investigadores y en
algunos casos de los mismos investigadores. En algunas
ocasiones tienen acceso a recursos estatales, principalmente
vía Conciencias y Ministerio de Justicia y del Derecho. Otra
fuente de financiación de gran utilidad son las agencias
internacionales, siempre y cuando los temas correspondan
a sus intereses puntuales.
5. Resulta muy difícil hacer un rastreo efectivo de la producción
real toda vez que muchos trabajos, en particular las
investigaciones empíricas, suelen permanecer inéditas en
las estanterías de las instituciones que las contratan.
6. La articulación con la comunidad internacional es escasa,
aunque con creciente frecuencia se cuenta con la participa-
ción de expertos extranjeros en los eventos nacionales. Si
son escasas las publicaciones a nivel nacional mucho más lo
son aquellas publicaciones nacionales que logran impactar
de alguna manera el contexto internacional.
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Decreto 1221 de 1991, ministerio de Educación Nacional
Decreto 2803 de 2001 Ministerio de Educación nacional
Decreto 2566 de 2003 ministerio de Educación nacional.
MANUSCRITOS
“Curso de Sociología Jurídica”, Julio Romero Soto, Ediciones Librería del Pro-
fesional, 1979
103
Within the many crises that the contemporary age presents, the one of the
ethics, appears to some as centennial, from the second half of century XIX
until today. That crisis of the ethics and ethical crisis, has reached the Law
that throughout time has also struggled between the efforts to be different
from itself, the ethics and the moral, and its own ethical reaches like arran-
ger of the conduct of the individuals in society. Which are the characteristics
of the crisis of the ethics that has affected the Law? , which is the ethical
perspective of the Law before the globalización and the new legal systems?
In this text I briefly describe some notes that can be an alternative answer
to those questions, Establishing as one of the conclusions, the necessity
that the legal formation must connect the inheritance of the past with the
representation of a viable future; therefore it must always locate itself in a
present in movement from a privileged position. So, the jurists thus formed
will have a critical glance towards the construction of the superior human
being.
1 “... el sustancialismo sostiene como tarea ética la búsqueda dentro de la praxis concreta de la
racionalidad inmanente a la misma.” (Jongitud, 2002: 2)
2 ... el procedimentalismo considera que la tarea ética estriba en descubrir los procedimientos
legitimadores de las normas” (Jongitud, 2002: 2)
3 .- Cfr. Apel (1986) o Höffe (1994),
106 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
mismo y para sí mismo no es nada” (Llano, 2003: 4). Este yo vacío, dice
este autor, tiene como única capacidad, dar una dimensión objetiva
al mundo que lo rodea, pero generando una visión aparentemente
neutral, que tiende al universalismo a través de los valores creados
por la modernidad. Ese visión la podemos percibir en el actual “boom”
de la ética, que está recurriendo al concepto de valor para atenuar el
pragmatismo dominante de la globalización, haciéndose evidente en
expresiones como “educación en valores” o “éticas profesionales” o aun
“códigos de ética”
En el caso de Taylor , se plantea la necesidad de examinar la
riqueza de los lenguajes que de trasfondo empleamos como sustento
de las fundamentos de los preceptos morales que consentimos. (Taylor,
1996: 17). Para él el pensamiento moral se desarrolla desde tres
dimensiones una que tiene que ver con cuestiones morales otra con las
espirituales y una más con la dignidad.
Las cuestiones morales tienen que ver con nuestras nociones
o formas de reaccionar ante temas como el de la justicia, el respeto a
la vida ajena, el bienestar y la dignidad. Las cuestiones espirituales, se
refieren a las diferenciaciones entre lo correcto o lo equivocado, lo mejor
o lo peor. Su validez no se ubica en nuestros deseos, inclinaciones u
opiniones, sino que, por el contrario se mantienen independientes de
ellos y ofrecen los criterios por los que juzgarlos implica una valoración
fuerte. La dignidad está sustentada en las características por las que
nos pensamos a nosotros mismos como seres merecedores o no del
respeto de quienes nos rodean. Aquí el respeto es entendido de forma
actitudinal y no de manera positiva como lo hace la moral moderna.
(Taylor, 1996: 18 – 32)
Estas tres dimensiones están vinculadas entre sí y con un marco
de referencia el cual tiene que ver con aquello que nos proporciona el
sentido de nuestra vida.
La identidad y el bien se conectan porque la identidad siempre hace
referencia a unos «yos», y la noción del «yo» conectada con la identidad
toma como rasgo esencial de la acción humana una cierta orientación
al bien. (Jongitud, 2002: 10).
Por otro lado, Charles Taylor ha planteado la necesidad de
fortalecer las funciones interpretativas del lenguaje: en primer lugar
su función expresiva, para formular eventos y referirnos a cosas, para
formular sentidos de manera compleja y densa, al hacernos conscientes
de algo; enseguida, su papel comunicativo en el que sirve para exponer
algo entre interlocutores; y por último, como medio de expresión de
determinados asuntos, las inquietudes más importantes, las más
relevantes desde el punto de vista humano, para formularlas, ser
La ética, los nuevos sistemas jurídicos y la formación profesional en derecho 107
tematizadas y articuladas para que nos impacten a nosotros mismos y
a quienes participan en nuestro diálogo (Taylor ,1994: 22).
Pero sin lugar a dudas su posición con respeto a las perspectivas
contractualistas y neo contractualistas de la filosofía política es de franca
oposición, criticando su dimensión subjetivista radical, que se expresa
en la consideración de los derechos individuales como determinados más
allá de cualquier horizonte de valor y totalmente irrestrictos. El dice:
Quienes adoptan la opinión de que los derechos individuales siempre
deben ocupar el primer lugar y, junto con las provisiones no discri-
minatorias, deben tener precedencia sobre las metas colectivas, a
menudo hablan desde la perspectiva liberal que se ha difundido cada
vez más por todo el mundo angloamericano. Su fuente desde luego
es Estados Unidos, y recientemente fue elaborada y definida por al-
gunas de las mejores cabezas filosóficas y jurídicas de esa sociedad,
incluyendo a John Rawls, Ronald Dworkin, Bruce Ackerman y otros.
(Taylor 1997: 68).
En general, como afirma Arriarán, lo que plantea Taylor en últi-
ma instancia es dudar de la existencia de una sola racionalidad universal,
“Este relativismo moderado está respaldado por un enfoque hermenéutico
antipositivista que rompe con la ideología de la imparcialidad” (Arriarán,
2004: 2)
Por su parte MacIntyre considera indispensable recuperar una
moral basada en las virtudes, actualizando el sentido de este último
término para hacerlo inteligible en el contexto de la complejidad social
predominante en el mundo de hoy.
Según él el lenguaje moral contemporáneo está en grave estado
de desorden.
Lo que poseemos son fragmentos de un esquema conceptual, partes a
las que ahora faltan los contextos de los que derivaba su significado.
Poseemos, en efecto, simulacros de moral, continuamos usando mu-
chas de las expresiones clave. Pero hemos perdido –en gran parte, si
no enteramente– nuestra comprensión, tanto teórica como práctica,
de la moral. (MacIntyre, 2001: 14)
Para Parra,
Frente a las filosofías de corte analítico, MacIntyre propone un nuevo
modo de hacer filosofía moral. Una filosofía moral que se apoya por
igual en la historia y en la antropología socio-cultural. Este recurso
a la historia y a la antropología es complementario. La primera nos
ayudará a interpretar nuestro presente moral. De la segunda nos
serviremos para justificar nuestros resultados. Parra asegura que el
propio MacIntyre hace explícita esta metodología al proponerse dos
tareas, una, para “identificar y describir la moral perdida del pasado y
evaluar sus pretensiones de objetividad y autoridad”. Y la otra, “sería
una labor antropológico filosófica tendente a justificar el diagnóstico
108 LA EDUCACIÓN LEGAL Y LA GARANTÍA DE LOS DERECHOS EN AMÉRICA LATINA
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