EMDR en Psicosis
EMDR en Psicosis
EMDR en Psicosis
article
originally
appeared
as
Van
den
Berg
et
al.
(2013).
EMDR
in
Psychosis:
Guidelines
for
Conceptualization
and
Treatment.
Journal
of
EMDR
Practice
and
Research,
7
(4):
208-‐224.
Translated
by
Miriam
Ramos
Morrison.
EMDR
y
psicosis:
Pautas
de
conceptualización
y
tratamiento
David
P.
G.
Van
den
Berg
Instituto
Psiquiátrico
Parnassia,
La
Haya,
Holanda
Berber
M.
Van
der
Vleugel
Servicio
Comunitario
de
Salud
Mental
GGZ
Noord-‐Holland
Noord,
Alkmaar,
Holanda
Anton
B.
P.
Staring
Instituto
Psiquiátrico
Altrecht,
Utrecht,
Holanda
Paul
A.
J.
De
Bont
Organización
de
Salud
Mental
GGZ
Oost
Brabant
Land
van
Cuijk
en
Noord
Limburg,
Boxmeer,
Holanda.
Ad
De
Jongh
Centro
Académico
de
Odontología
de
Amsterdam
(ACTA)
Universidad
de
Amsterdam
y
Universidad
VU
Escuela
de
Ciencias
de
la
Salud
de
Amsterdam,
Universidad
de
Salford,
Manchester,
Inglaterra
Un
porcentaje
significativo
de
clientes
con
psicosis
ha
experimentado
trauma
infantil
y
sufre
de
trastorno
de
estrés
postraumático
comórbido.
Las
investigaciones
indican
que
la
exposición
a
eventos
angustiosos
en
la
vida
temprana
juega
un
papel
importante
en
la
aparición
y
persistencia
de
síntomas
psicóticos,
ya
sea
directa
o
indirectamente.
El
Enfoque
de
Dos
Métodos
para
la
conceptualización
de
EMDR
y
los
recientes
descubrimientos
sobre
el
reprocesamiento
de
las
imágenes
relacionadas
con
la
psicosis
encajan
con
los
modelos
cognitivos
actuales
de
psicosis.
En
este
artículo
se
presentan
una
serie
de
pautas
preliminares
para
conceptualizar
el
tratamiento
EMDR
de
la
psicosis,
basadas
tanto
en
la
teoría
como
en
la
experiencia
clínica,
y
se
ilustran
con
ejemplos
de
casos.
Se
describen
diversos
obstáculos
y
estrategias
de
tratamiento
para
el
uso
de
EMDR
en
la
psicosis.
El
EMDR
para
la
psicosis
puede
combinarse
muy
bien
con
otras
intervenciones
estándar,
tales
como
la
medicación
psicotrópica
y
la
terapia
cognitivo-‐conductual.
Palabras clave: trauma; psicosis; EMDR; delirios; alucinaciones verbales auditivas; TEPT.
Estudios
recientes
revelan
de
forma
inequívoca
que
la
mayoría
de
las
personas
con
psicosis
han
sufrido
traumas
en
la
infancia
y
que
estas
experiencias
adversas
pueden
influir
causalmente
en
el
desarrollo
y
la
persistencia
de
los
síntomas
psicóticos
(Matheson,
Pastor,
Pinchbeck,
Laurens
y
Carr,
2013;
Read,
Van
Os,
Morrison
y
Ross,
2005;
Varese
at
al.,
2012).
Por
otra
parte,
las
relaciones
entre
el
trauma
y
la
psicosis
se
han
vuelto
más
claras
(Morrison,
Frame
y
Larkin,
2003).
Esto
sugiere
que
los
tratamientos
centrados
en
el
trauma
pueden
ser
una
incorporación
importante
al
tratamiento
de
la
psicosis
(Callcott,
Standart
y
Turkington,
2004).
Una
parte
importante
de
los
clientes
con
psicosis
sufre
de
trastorno
de
estrés
postraumático
comórbido
(TEPT).
Las
tasas
de
prevalencia
estimadas
para
el
TEPT
actual
en
la
psicosis
varían
entre
un
10
y
un
30%
(Achim
et
al.,
2011;
Buckley,
Miller,
Lehrer
y
Castle,
2009).
Otros
estudios
sobre
el
TEPT
en
la
psicosis
encuentran
tasas
de
prevalencia
más
altas,
pero
la
mayoría
de
estos
estudios
tienen
limitaciones
importantes
debido
al
uso
de
auto-‐informes
o
de
muestras
pequeñas.
Además,
algunos
estudios
no
indican
si
se
ha
estudiado
el
TEPT
del
presente
o
el
de
la
vida
entera.
Muchos
terapeutas
son
reacios
a
utilizar
la
terapia
EMDR
u
otras
terapias
centradas
en
el
trauma,
tales
como
la
exposición
prolongada
(EP),
en
clientes
con
psicosis
y
TEPT
comórbido.
En
consecuencia,
la
psicosis
ha
sido
un
criterio
de
exclusión
en
casi
todos
los
estudios
sobre
TEPT
(Spinazzola,
Blaustein
y
Van
der
Kolk,
2005).
Aunque
la
evidencia
empírica
de
la
eficacia
del
tratamiento
del
trauma
en
la
psicosis
es
escasa,
la
experiencia
clínica
y
los
estudios
exploratorios
son
prometedores
(De
Bont,
Van
Minnen
y
De
Jongh,
2013;
Frueh
et
al.,
2009;
Van
den
Berg
y
Van
der
Gaag,
2012).
Estos
estudios
cuestionan
las
creencias
tradicionales
de
que
la
psicosis
debería
ser
una
contraindicación
para
el
tratamiento
del
TEPT
comórbido
en
personas
con
psicosis.
Dos
de
estos
estudios
aplicaron
con
éxito
y
de
manera
segura
la
terapia
EMDR.
Las
tasas
de
abandono
fueron
bajas
y
se
encontró
que
el
tratamiento
del
TEPT
estaba
asociado
con
una
mejoría
significativa
de
la
depresión,
la
ansiedad,
la
autoestima,
e
incluso
en
uno
de
estos
estudios
parecía
haber
disminuido
la
cantidad
de
alucinaciones
(Van
den
Berg
y
Van
der
Gaag,
2012).
Claramente,
es
necesaria
más
investigación.
En
el
momento
de
escribir
este
texto,
se
está
realizando
un
ensayo
clínico
aleatorizado
multi-‐céntrico,
investigando
la
seguridad
y
la
eficacia
de
la
terapia
EMDR
y
la
exposición
prolongada
para
tratar
a
clientes
con
psicosis
y
TEPT
comórbido
(De
Bont,
Van
den
Berg,
et
al.,
2013).
Cabe
destacar
que,
en
estos
estudios,
no
se
utilizaron
procedimientos
de
estabilización
previos
a
la
aplicación
del
procedimiento
EMDR.
Hasta
la
fecha,
sólo
un
estudio
publicado
ha
utilizado
EMDR
para
hacer
blanco
específicamente
sobre
los
síntomas
psicóticos
en
lugar
del
TEPT
comórbido.
En
este
ensayo
clínico
aleatorizado,
se
utilizó
el
EMDR
para
hacer
blanco
sobre
los
síntomas
psicóticos
en
un
ámbito
hospitalario
(N
=
45;
Kim
et
al.,
2010).
Se
compararon
los
efectos
de
tres
sesiones
de
EMDR
con
un
entrenamiento
en
relajación.
No
se
encontraron
efectos
o
diferencias
significativas.
Probablemente,
esta
falta
de
efecto
se
deba
al
hecho
de
que
todos
los
clientes
habían
sido
ingresados
por
un
episodio
psicótico
agudo
y,
en
consecuencia,
habían
recibido
un
tratamiento
amplio
(incluyendo
medicamentos).
Esto
podría
haber
ocultado
el
resto
de
los
efectos
del
tratamiento.
Tal
vez
lo
más
importante
a
tener
en
cuenta
es
que
el
método
EMDR
no
causó
ningún
tipo
de
problema.
En
este
artículo
se
describen
la
conceptualización
y
la
aplicación
del
EMDR
en
el
tratamiento
de
los
síntomas
psicóticos
y
las
imágenes
relacionadas
con
la
psicosis,
utilizando
el
Enfoque
de
Dos
Métodos.
La
atención
se
centra
principalmente
en
los
delirios
y
las
alucinaciones
auditivas
verbales
(es
decir,
voces).
Este
enfoque
está
ilustrado
con
varios
ejemplos
de
casos.
Por
otra
parte,
se
presta
atención
a
los
obstáculos
y
las
complicaciones
con
los
que
nos
podemos
encontrar
al
aplicar
la
terapia
EMDR
a
clientes
con
psicosis.
Se
presentan
estrategias
de
tratamiento
para
hacer
frente
a
estos
obstáculos.
Debido
a
la
naturaleza
compleja
de
la
mayoría
de
las
psicosis,
se
sugiere
que
el
EMDR
se
combine
con
otras
estrategias
terapéuticas,
incluyendo
el
uso
de
intervenciones
cognitivo-‐
conductuales.
Cabe
señalar
que,
por
el
momento,
no
existe
una
base
científica
para
el
uso
de
EMDR
en
la
psicosis.
Por
consiguiente,
este
artículo
se
basa
en
la
experiencia
clínica
de
los
autores.
El
hablar
sobre
traumas
y
experiencias
disfuncionales
de
interacción
con
padres,
compañeros
y
otras
personas
puede
ser
inquietante
para
los
clientes,
pero
esto
no
se
observa
exclusivamente
en
aquellos
que
sufren
de
psicosis.
Por
ello,
el
terapeuta
debe
ser
empático,
pero
a
la
vez
ha
de
estar
orientado
hacia
los
objetivos.
Una
analogía
útil
es
la
de
un
médico
de
primeros
auxilios
que
limpia
y
cose
una
herida
desagradable,
no
sólo
de
modo
empático
sino
también
orientado
a
la
tarea,
en
lugar
de
proyectar
miedo
a
la
sangre
y
al
dolor.
El
sufrimiento
emocional
que
acompaña
al
tratamiento
de
los
traumas
es
generalmente
temporal.
La
carga
de
ir
por
la
vida
con
un
TEPT
sin
tratar
es,
a
menudo,
mucho
más
preocupante,
ya
que
se
traduce
en
el
refuerzo
de
ciclos
negativo
entre
los
síntomas
del
TEPT
y
la
psicosis
(Mueser,
Rosenberg,
Goodman
y
Trumbetta,
2002).
Consideremos
los
siguientes
motivos:
Por
desgracia,
has
experimentado
algunas
cosas
realmente
terribles.
Afortunadamente,
estas
cosas
están
ahora
en
el
pasado.
Sin
embargo,
todavía
experimentas
recuerdos
intrusivos
de
ellas.
Como
sabes,
los
recuerdos
pueden
ser
muy
inquietantes,
pero
realmente
no
pueden
hacerte
daño
[dar
un
ejemplo:
tu
padre
realmente
te
hizo
daño
físicamente;
pero
el
recuerdo
de
tu
padre
no].
En
el
tratamiento,
vamos
a
trabajar
con
tus
peores
recuerdos.
Esto
te
ayudará
a
experimentar
que
tienes
la
fuerza
y
la
resistencia
necesarias
para
hacerles
frente.
Estoy
seguro
de
que
tú
también
tendrás
éxito.
Muchos
clientes
con
EMG
llevan
consigo
planes
de
afrontamiento
o
planes
de
emergencia.
Para
facilitar
la
estabilidad
y
la
seguridad,
estos
planes
pueden
ser
actualizados
y
adaptados
antes
de
que
comience
el
tratamiento
con
EMDR.
Por
otra
parte,
los
autores
del
presente
estudio
destacan
la
importancia
de
tener
experiencia
con
clientes
psicóticos
antes
de
utilizar
el
EMDR
con
esta
población.
Aunque
se
defiende
el
uso
del
procedimiento
estándar
de
EMDR,
se
considera
importante
estar
familiarizado
con
la
complejidad
de
la
mayoría
de
las
psicosis,
la
presencia
de
trastornos
comórbidos
y
el
contexto
de
trabajo
dentro
de
un
equipo
multidisciplinario
de
salud
mental.
En
segundo
lugar,
el
EMDR
puede
ser
utilizado
con
los
síntomas
psicóticos
que
estén
directamente
relacionados
con
acontecimientos
vitales
(traumáticos)
anteriores.
Por
ejemplo,
la
paranoia
que
comenzó
inmediatamente
después
de
una
experiencia
traumática
(por
ejemplo,
un
atraco)
o
las
voces
que
están
claramente
relacionadas
con
el
trauma
(Hardy
et
al.,
2005;
Morrison
et
al.,
2003).
En
tercer
lugar,
el
uso
de
EMDR
está
indicado
cuando
los
acontecimientos
de
la
vida
influyen
indirectamente
en
la
psicosis
a
través
de
creencias
centrales
y
supuestos
intermedios
sobre
uno
mismo,
los
demás
y
el
mundo.
Por
ejemplo,
las
experiencias
de
acoso
en
la
infancia
pueden
dar
lugar
a
expectativas
negativas
de
los
demás,
lo
que
finalmente
se
traduce
en
delirios
paranoides
(Fisher
et
al.,
2012).
Del
mismo
modo,
se
ha
demostrado
que
la
baja
autoestima
influye
intensamente
en
las
reacciones
a
las
voces
insultantes
(Paulik,
2012).
Las
investigaciones
indican
que
estos
supuestos
forman
un
importante
vínculo
cognitivo
entre
el
trauma
y
la
psicosis
(Fowler
et
al.,
2006;
Gracie
et
al.,
2007).
Por
último,
el
EMDR
puede
utilizarse
para
reprocesar
expectativas
imaginadas
poco
realistas,
atemorizantes
y
negativas
o
imágenes
negativas
relacionadas
con
la
psicosis.
La
mayoría
de
los
clientes
con
psicosis
refieren
este
tipo
de
imágenes
intrusivas
(Lockett
et
al.,
2012;
Morrison
et
al.,
2002;
Schulze,
Freeman,
Green
y
Kuipers,
2013).
Los
resultados
preliminares
muestran
que
trabajar
con
las
imágenes
podría
reducir
los
síntomas
psicóticos
(Morrison,
2004).
La
Tabla
1
muestra
las
posibles
indicaciones
y
conceptualizaciones
para
la
aplicación
de
EMDR
en
la
psicosis
usando
el
Enfoque
de
Dos
Métodos
(De
Jongh,
Ten
Broeke
y
Meijer,
2010).
El
terapeuta
puede
seguir
el
protocolo
estándar
de
EMDR,
sin
embargo,
debe
tener
en
cuenta
ciertos
obstáculos
específicos
que
posiblemente
puedan
aparecer
en
los
clientes
psicóticos.
Éstos
se
comentarán
más
adelante
en
este
artículo,
junto
con
varias
estrategias
de
tratamiento
para
hacerles
frente.
TABLA 1. Indicaciones y conceptualización para el EMDR en la psicosis
Reducción
de
síntomas
del
TEPT
Recuerdos
de
eventos
vitales
Protocolo
estándar
de
EMDR
comórbido
traumáticos
que
se
reviven
con
frecuencia
Reducción
de
síntomas
psicóticos
Recuerdos
de
eventos
vitales
Enfoque
del
primer
método
de
directamente
conectados
con
la
EMDR
psicosis
Recuerdos
de
eventos
vitales
Enfoque
del
segundo
método
de
indirectamente
conectados
con
la
EMDR
psicosis
Imágenes
relevantes
relacionadas
EMDR
sobre
los
“flash-‐forwards”
o
con
la
psicosis
imágenes
(fantasías)
Nota.
TEPT:
Trastorno
de
Estrés
Postraumático;
EMDR:
siglas
en
inglés
de
Desensibilización
y
Reprocesamiento
por
Movimientos
Oculares
(Eye
Movement
Desensitization
and
Reprocessing).
FIGURA
1.
El
Enfoque
de
Dos
Métodos
de
EMDR.
Adaptado
de
De
Jongh,
A.,
Ten
Broeke,
E.,
&
Meijer,
S.
(2010).
Two
method
approach:
A
case
conceptualization
model
in
the
context
of
EMDR.
Journal
of
EMDR
Practice
and
Research,
4(1),
12–21.
El
Enfoque
de
Dos
Métodos
es
un
enfoque
integral
destinado
a
ayudar
a
los
terapeutas
a
conceptualizar
sus
casos,
haciendo,
por
tanto,
que
sea
posible
formular
hipótesis
sobre
qué
blancos
son
esenciales
para
aliviar
los
síntomas.
En
otras
palabras,
se
trata
de
un
procedimiento
estructurado
que
se
realiza
antes
del
EMDR
para
seleccionar
qué
recuerdos
vamos
a
procesar.
Después
de
que
se
hayan
identificado
las
dianas
utilizando
este
método,
se
utiliza
el
protocolo
estándar
de
EMDR
para
reprocesar
los
recuerdos
(De
Jongh
et
al.,
2010).
El
Enfoque
de
Dos
Métodos
es
considerado
como
una
expansión
del
modo
tradicional
de
conceptualización
de
EMDR
mediante
preguntas
(Shapiro,
1995,
2001).
Este
modelo
de
conceptualización
del
caso
tiene
dos
componentes
(ver
De
Jongh
et
al.,
2010
para
una
descripción
detallada).
El
primer
método
(véase
la
Figura
1)
se
utiliza
con
los
síntomas,
por
lo
que
los
recuerdos
de
los
acontecimientos
etiológicos
y
agravantes
pueden
ser
identificados
y
formulados
en
una
línea
de
tiempo
de
manera
significativa.
Está
dirigido
principalmente
a
la
conceptualización
de
EMDR
en
el
tratamiento
de
los
trastornos
del
Eje
I
del
Manual
Diagnóstico
y
Estadístico
de
los
Trastornos
Mentales,
cuarta
edición,
texto
revisado
(DSM-‐IV-‐TR).
El
punto
de
partida
es
el
síntoma
diana
o
blanco
(cluster).
Se
identifican
los
eventos
etiológicos
y
los
agravantes
posteriores.
Las
preguntas
para
aclarar
esto
son
las
siguientes:
“Desde
tu
punto
de
vista,
qué
hecho
o
hechos
es/son
responsable
de
tus
problemas
actuales
o
han
podido
empeorarlos?”
o
“¿qué
acontecimientos
han
dado
lugar
a
tus
síntomas?”
Trazamos
entonces
una
línea
de
tiempo
con
el
curso
de
los
problemas.
Se
identifican
los
recuerdos
diana
más
importantes
y
se
puntúan
en
una
jerarquía.
Posteriormente,
se
aplica
el
protocolo
estándar.
El
segundo
método
se
utiliza
para
identificar
los
recuerdos
que
subyacen
a
las
creencias
nucleares
disfuncionales
o
suposiciones
intermedias
del
cliente.
Este
método
se
utiliza
principalmente
con
psicopatología
compleja
en
la
que
los
supuestos
disfuncionales
subyacentes
tienen
una
influencia
importante.
El
punto
de
partida
en
el
segundo
método
son
las
creencias
centrales
negativas
disfuncionales
que
están
conectadas
con
los
problemas
del
cliente.
Se
identifican
las
imágenes
diana
de
las
experiencias
que
han
llevado
a
la
formación
de
estas
creencias
negativas
sobre
uno
mismo,
los
demás
y
el
mundo
(la
llamada
“evidencia”).
Aquí
se
pueden
hacer
las
siguientes
preguntas:
“¿Qué
te
hizo
(empezar
a)
creer
que
eres
un
(a)
____
[creencia
nuclear]?”;
“qué
te
‘enseñó’
que
eres
(a)
____
[creencia
nuclear]?”;
“¿qué
experiencias
tempranas
‘prueban’,
por
así
decirlo,
hoy
en
día
que
eres
(a)
____
[creencia
nuclear]?”;
o
“piensa
en
una
situación
más
reciente
que
te
indique
claramente
que
eres
(a)
____
[creencia
nuclear]?”
Estas
evidencias
son
posteriormente
valoradas
jerárquicamente
(de
“pruebas”
fuertes
a
débiles)
y
se
reprocesan
con
el
protocolo
estándar
de
EMDR
para
obtener
la
desactivación
de
los
esquemas
negativos
o
una
disminución
de
su
credibilidad.
Además,
hay
un
tercer
modo
de
conceptualización
de
casos
dentro
del
EMDR.
Está
dirigida
a
expectativas
poco
realistas
y
atemorizantes
o
imágenes
negativas
asociadas
con
la
psicopatología.
Esto
encaja
con
la
creciente
evidencia
que
muestra
que
las
imágenes
son
un
factor
importante
en
la
aparición
y
persistencia
de
los
trastornos
emocionales
(Beck,
1970;
Hackmann,
Surawy
y
Clark,
1998).
Originalmente,
el
EMDR
está
dirigido
a
imágenes
negativas
de
acontecimientos
pasados
(es
decir,
recuerdos
o
flashbacks).
Engelhard,
Van
den
Hout,
Janssen
y
Van
Der
Beek
(2010)
mostraron
que
esforzar
la
memoria
de
trabajo,
tal
y
como
se
hace
en
el
EMDR,
es
capaz
de
reducir
la
viveza
y
la
emocionalidad
de
las
imágenes
negativas
de
acontecimientos
temidos
futuros
(los
llamados
flash-‐
forwards).
Este
descubrimiento
ha
abierto
todo
un
campo
nuevo
de
aplicación
para
el
EMDR
(Engelhard
et
al.,
2011;
Logie
y
De
Jongh,
en
prensa).
El
enfoque
del
primer
método
con
la
psicosis:
EMDR
dirigido
a
las
experiencia
que
están
directamente
conectadas
con
los
síntomas.
Cuando
hay
conexiones
evidentes
y
directas
entre
ciertos
acontecimientos
de
la
vida
y
el
desarrollo
y
la
persistencia
de
síntomas
psicóticos,
se
puede
utilizar
el
primer
método.
En
esencia,
no
hay
diferencia
en
la
forma
en
que
se
aplica
el
EMDR
en
el
tratamiento
de
los
trastornos
de
ansiedad
(de
Jongh
y
Ten
Broeke,
2007).
A
través
del
primer
método,
se
hace
blanco
sobre
las
experiencias
que
están
directamente
relacionadas
con
el
inicio
o
empeoramiento
de
los
síntomas
psicóticos
o
con
el
contenido
de
estos
síntomas.
La
mayoría
de
los
clientes
son
capaces
de
identificar
los
eventos
estresantes
que
relacionan
subjetivamente
con
su
paranoia
o
sus
alucinaciones.
Asimismo,
suele
recordarse
claramente
el
momento
concreto
en
que
la
confusión
de
un
cliente
fue
reemplazada
por
una
convicción
delirante.
Los
recuerdos
de
los
eventos
etiológicos
y
agravantes
pueden
formularse
de
manera
significativa
en
una
línea
de
tiempo
y
luego
procesarse
utilizando
el
protocolo
estándar
de
EMDR
(De
Jongh
et
al.,
2010;
Shapiro,
2001).
En
realidad,
dibujar
esta
línea
de
tiempo
con
un
cliente
puede
ser
muy
revelador,
poniendo
los
hechos
en
el
eje
X
y
el
síntoma
psicótico
en
el
eje
Y
(Figura
2).
FIGURA
2.
Enfoque
del
Primer
Método
de
EMDR
en
psicosis.
Judy
era
una
mujer
de
46
años
con
diagnóstico
de
trastorno
esquizoafectivo
desde
hacía
más
de
20
años.
Había
recibido
asistencia
social
intensiva
y
sus
síntomas
psicóticos
habían
sido
gestionados
en
su
mayoría
con
medicación.
Trabajaba
en
un
restaurante
12
horas
a
la
semana,
donde
aún
experimentaba
ideas
de
referencia.
Cuando
estaba
estresada,
a
veces
reaccionaba
con
estallidos
de
agresividad.
Un
programa
de
televisión
sobre
un
violador
activó
algunos
de
los
recuerdos
de
Judy.
Cuando
tenía
19
años,
sufrió
acoso
sexual
en
una
playa.
Al
lograr
huir,
pudo
evitar
ser
violada.
Sin
embargo,
el
programa
de
televisión
empeoró
los
flashbacks
de
este
evento
además
del
insomnio,
la
hiperactivación
y
otros
síntomas
de
TEPT
que
se
encontraban
latentes.
Empezó
a
sentir
intensamente
que
había
escapado
por
los
pelos
de
una
muerte
segura
ese
día
en
concreto.
Cuando
fue
evaluada
con
la
Escala
de
TEPT
Administrada
por
el
Clínico
(CAPS;
Blake
et
al.,
1990),
cumplía
los
criterios
para
el
TEPT.
Seleccionar
el
evento
y
los
blancos
para
el
EMDR
no
fue
complicado
en
este
caso:
un
evento
único
y
claro
con
flashbacks
de
la
cara
del
agresor.
La
cognición
negativa
(CN)
asociada
con
el
blanco
era
“estoy
desprotegida”,
la
puntuación
de
la
escala
de
unidades
subjetivas
de
perturbación
(SUD)
fue
de
9
(0
=
ninguna
perturbación,
10
=
la
peor
posible).
El
proceso
de
desensibilización
transcurrió
rápidamente
y
sin
obstáculos
relevantes.
El
SUD
bajó
a
5,
luego
a
3,
luego
a
1
y
luego
a
0.
La
validez
de
la
cognición
positiva
(CP:
“puedo
con
esto”)
aumentó
hasta
el
máximo,
todo
ello
en
una
sola
sesión.
La
sesión
terminó
con
el
procedimiento
de
plantilla
de
futuro:
Judy
imaginaba
estar
viendo
una
noticia
en
la
televisión
sobre
un
violador
y
un
asesino.
Rápidamente
juzgó
que
sería
capaz
de
lidiar
con
esto.
En
la
siguiente
sesión,
unos
días
más
tarde,
Judy
indicó
que
estaba
sorprendida
por
el
resultado.
Hablar
del
recuerdo
ya
no
le
disparaba
reacciones
emocionales
intensas.
Sin
embargo,
había
evitado
ver
la
televisión
la
semana
anterior,
por
miedo
a
que
pudiesen
volver
los
flashbacks.
Se
realizó
una
nueva
sesión
de
plantilla
de
futuro
y
se
le
asignó
una
tarea
de
exposición
real:
Judy
y
el
terapeuta
buscaron
y
leyeron
noticias
de
casos
de
violaciones
en
internet.
Al
hacer
un
seguimiento,
6
meses
después
de
terminar
el
tratamiento,
Judy
se
había
recuperado
aún
más
y
había
abandonado
sus
conductas
evitativas.
Había
dejado
de
dormir
con
la
luz
encendida,
no
evitaba
la
televisión
ni
los
periódicos
y
usaba
el
transporte
público
sin
problema.
Ya
no
cumplía
los
criterios
para
el
TEPT
en
el
CAPS.
Francis
era
un
refugiado
de
Sierra
Leona
en
busca
de
asilo.
Había
sido
diagnosticado
con
esquizofrenia
paranoide
hacía
8
años.
Durante
la
evaluación,
indicó
escuchar
voces
que
le
amenazaban
con
frases
como
“te
vamos
a
cortar
las
manos”
y
“te
vamos
a
matar”.
Estaba
convencido
de
que
esas
voces
pertenecían
a
personas
que
de
hecho
estaban
buscándole
y
esto
le
producía
suspicacia
y
mucha
ansiedad.
Se
sobresaltaba
fácilmente,
sufría
de
pesadillas
y
tenía
dificultad
para
concentrarse.
Las
voces
empezaron
después
de
ver
a
los
rebeldes
quemar
a
gente
y
cortarles
las
manos.
Los
síntomas
psicóticos
(alucinaciones
auditivas
e
interpretación
paranoide)
estaban
directamente
relacionados
con
esas
experiencias
traumáticas,
tanto
en
su
origen
como
en
su
contenido.
Usando
el
enfoque
del
primer
método,
se
formuló
la
hipótesis
de
que
el
reprocesamiento
de
esos
recuerdos
tendría
un
efecto
positivo
sobre
sus
síntomas
psicóticos.
El
terapeuta
ofreció
a
Francis
información
sobre
las
consecuencias
de
experimentar
un
trauma.
Compartió
su
hipótesis
de
que
las
voces
estaban
directamente
relacionadas
con
las
experiencias
traumáticas
en
Sierra
Leona
y
que
esperaba
que
el
tratamiento
del
trauma
pudiera
resultar
en
una
reducción
de
la
angustia.
Francis
identificó
dos
recuerdos
diana
muy
perturbadores:
(a)
Ver
cómo
quemaban
viva
a
una
persona
y
(b)
ver
cómo
le
cortaban
a
alguien
las
dos
manos.
La
CN
que
acompañaba
a
ambas
imágenes
fue
“estoy
en
peligro”.
Se
utilizó
el
protocolo
estándar
de
EMDR
para
desensibilizar
y
las
puntuaciones
del
SUD
empezaron
a
declinar.
Las
alucinaciones
complicaron
el
tratamiento.
Las
voces
amenazaban
a
Francis
continuamente
durante
los
movimientos
oculares,
bloqueando
la
reducción
de
la
angustia
experimentada.
Francis
no
veía
las
voces
como
síntomas
de
un
trastorno.
Estaba
convencido
de
que
estas
voces
eran
los
auténticos
asesinos
y
que
estaban
en
Holanda,
con
lo
que
sentía
que
su
vida
corría
un
gran
peligro.
El
terapeuta
aplicó
una
intervención
cognitiva
que
puede
verse
como
un
entretejido
cognitivo
extenso.
Desafió
las
creencias
de
Francis
sobre
la
posibilidad
de
que
los
asesinos
que
había
visto
en
Sierra
Leona
hacía
10
años
le
estuviesen
buscando
ahora.
Haciendo
un
cálculo
probabilístico
acumulativo,
Francis
se
dio
cuenta
de
que
tendrían
que
cumplirse
unas
cuantas
condiciones
y
de
que
la
posibilidad
de
que
este
fuera
el
caso
era
bastante
baja.
Sin
embargo,
todavía
pensaba
que
era
posible,
se
sentía
más
seguro
y
se
continuó
con
el
EMDR.
Las
puntuaciones
del
SUD
en
ambos
blancos
bajaron
a
0
en
unas
pocas
sesiones.
La
integración
de
psicoeducación,
intervenciones
cognitivas
y
EMDR
ayudó
a
Francis
a
cambiar
su
valoración
de
las
voces.
La
idea
de
que
las
voces
realmente
era
flashbacks
muy
vívidos
comenzó
a
ganar
credibilidad
poco
a
poco,
lo
cual
le
motivó
a
comenzar
a
ignorarlas.
Esto
redujo
su
preocupación
respecto
a
ellas.
Esto
dio
como
resultado
que
Francis
se
encontrara
mucho
mejor
y
las
voces
tuvieran
menos
peso
sobre
su
funcionamiento.
Leonard
era
un
hombre
de
48
años
con
esquizofrenia
paranoide;
fue
diagnosticado
tras
la
aparición
de
síntomas
después
de
un
robo
que
puso
en
peligro
su
vida
hacía
unos
años;
antes
de
esto,
nunca
había
estado
en
contacto
con
los
servicios
de
salud
mental.
El
agresor
le
amenazó
con
un
cuchillo
y,
en
el
momento,
Leonard
pensó
que
había
escapado
por
poco
de
la
muerte.
Unas
semanas
más
tarde,
Leonard
se
encontró
con
su
agresor
en
compañía
de
unos
amigos.
El
agresor
miró
a
Leonard
e
hizo
un
gesto
amenazador
con
la
mano
(cortarle
la
garganta)
y
todos
los
amigos
del
agresor
se
rieron.
Leonard
concluyó:
“Es
un
pandillero
y
van
a
matarme”.
Desde
ese
día,
Leonard
andaba
por
la
calle
extremadamente
alerta.
Esta
hipervigilancia
se
convirtió
en
delirio
paranoide,
hasta
el
punto
de
pensar
que
todos
las
personas
de
color
formaban
parte
de
una
conspiración
para
asesinarlo.
Leonard
se
aisló,
su
empresa
quebró
y
su
esposa
le
abandonó.
Cuando
buscó
tratamiento
en
el
servicio
de
salud
mental,
estaba
totalmente
convencido
de
que
todas
las
personas
de
piel
oscura
en
su
ciudad
natal
le
perseguían.
Leonard
no
experimentaba
síntomas
de
revivencia
como
flashbacks
o
pesadillas.
Pero
siguió
preocupándose
por
su
seguridad
y
por
estar
amenazado.
A
causa
de
estos
síntomas,
se
le
diagnosticó
esquizofrenia
paranoide
y
su
psiquiatra
le
recetó
medicación
antipsicótica.
Leonard
comenzó
a
preocuparse
algo
menos
por
sus
vecinos
de
color,
pero
sus
convicciones
no
cambiaron
y
no
salía
de
su
casa.
Leonard
fue
derivado
a
terapia
cognitivo-‐conductual
(TCC).
Leonard
y
su
terapeuta
comenzaron
a
trabajar
en
la
formulación
del
caso.
Estaba
claro
para
Leonard
que
había
dos
experiencias
importantes
relacionadas
con
su
miedo
actual
a
la
gente
de
color:
(a)
El
robo
y
(b)
haber
ido
amenazado
en
plena
calle.
El
terapeuta
comparó
las
quejas
de
Leonard
con
las
de
alguien
que
hubiera
desarrollado
una
fobia
a
los
perros
después
de
haber
sido
mordido
por
uno
y
Leonard
se
sintió
comprendido.
El
tratamiento
psicológico
comenzó
con
EMDR
para
esas
experiencias,
con
el
plan
de
continuar
con
TCC.
El
primer
blanco
fue
la
imagen
del
agresor
poniéndole
el
cuchillo
en
la
garganta.
La
CN
al
mirar
esta
imagen
era
“estoy
indefenso”.
La
puntuación
SUD
comenzó
en
10
y
se
redujo
a
un
0
en
una
sola
sesión.
La
validez
de
la
cognición
(VOC,
“puedo
manejar
esto”)
subió
de
un
3
a
un
7.
El
terapeuta
instaló
una
plantilla
de
futuro
para
reducir
su
miedo
a
pasear
a
su
perro
y
encontrarse
con
vecinos
de
color.
Leonard
llegó
a
la
conclusión
de
que
era
una
persona
fuerte
y
se
encontró
motivado
para
empezar
a
pasear
él
mismo
a
su
perro.
En
la
siguiente
sesión,
Leonard
refirió
menos
ansiedad
y
preocupación.
Había
paseado
al
perro
él
solo
varias
veces
y
pudo
ignorar
con
éxito
a
hombres
de
color.
El
segundo
blanco
fue
su
recuerdo
del
agresor
haciendo
el
gesto
de
amenaza
con
sus
amigos.
La
CN
era
“estoy
en
peligro”
y
la
CP
deseada
era
“ahora
estoy
a
salvo”.
La
plantilla
de
futuro
se
centró
en
hacer
la
compra
en
el
supermercado
local,
al
que
acudían
muchos
inmigrantes.
Una
vez
más,
Leonard
concluyó
que
era
fuerte.
Con
EMDR
se
desensibilizaron
con
éxito
los
recuerdos
diana
y
Leonard
declaró
que
tenía
dudas
sobre
la
veracidad
de
sus
sospechas.
Por
lo
tanto,
el
terapeuta
aplicó
técnicas
cognitivas.
Leonard
y
su
terapeuta
reunieron
todas
las
pruebas
que
apoyaban
su
creencia
de
que
la
banda
todavía
quería
asesinarlo.
También
miraron
de
cerca
los
temas
que
contradecían
esta
creencia,
por
ejemplo,
el
hecho
de
que
habían
pasado
varios
años
sin
un
solo
ataque.
Después
de
algunos
experimentos
conductuales,
Leonard
continuó
la
exposición
in
vivo.
El
grupo
de
agresores
potenciales
imaginados
se
redujo
rápidamente.
Finalmente,
Leonard
sólo
temía
al
autor
del
robo
y
sus
tres
compañeros.
Fue
capaz
de
moverse
libremente
por
su
barrio
y
volver
a
trabajar
media
jornada.
Leonard
todavía
se
asegura
de
no
encontrarse
con
el
agresor.
El
terapeuta
trató
de
motivar
a
Leonard
para
un
experimento
conductual
definitivo:
indagar
para
comprobar
si
el
agresor
todavía
seguía
interesado
en
él.
Leonard rechazó esta opción y la terapia terminó de mutuo acuerdo.
Enfoque
del
segundo
método
en
la
psicosis:
EMDR
dirigido
a
las
experiencias
que
ejercen
una
influencia
indirecta
sobre
las
interpretaciones
psicóticas
de
eventos
activadores
del
presente.
Los
supuestos
básicos
sobre
uno
mismo,
los
demás
y
el
mundo
son
factores
importantes
en
el
desarrollo
y
mantenimiento
de
la
psicosis
(Garety,
Kuipers,
Fowler,
Freeman
y
Bebbington,
2001).
Estos
esquemas
negativos
se
desarrollan
como
consecuencia
de
acontecimientos
vitales
negativos,
tales
como
adversidad
en
la
niñez,
intimidación
y
experimentar
discriminación.
El
enfoque
del
segundo
método
de
EMDR
tiene
como
objetivo
identificar
y
cambiar
estas
creencias
nucleares
negativas
disfuncionales
(De
Jongh
et
al.,
2010).
En
primer
lugar,
un
procedimiento
de
evaluación
pretende
conceptualizar
los
problemas
de
los
clientes.
La
figura
3
presenta
el
modelo
general.
Se
evalúan
las
creencias
nucleares
y
los
supuestos
intermedios,
las
experiencias
vitales
relevantes
y
las
respuestas
disfuncionales.
Por
definición,
las
formulaciones
de
los
casos
varían
para
cada
individuo.
Sin
embargo,
el
terapeuta
puede
tener
en
cuenta
que,
sobre
todo,
los
traumas
de
la
infancia
caracterizados
por
la
intención
de
hacer
daño
(por
ejemplo,
abuso
sexual,
abuso
físico,
acoso,
discriminación),
la
negligencia
y
el
ser
criado
en
una
institución
están
causalmente
vinculados
con
síntomas
de
psicosis
en
adultos
(Bentall,
Wickham,
Shevlin
y
Varese,
2012;
Varese
et
al.,
2012).
Para
ilustrar
la
forma
en
que
el
EMDR
puede
ser
conceptualizado
en
la
psicosis
a
través
del
enfoque
del
segundo
método,
se
resumen
tres
formulaciones
de
casos
individuales
de
EMDR
simplificadas
en
la
Tabla
2.
FIGURA
3.
Enfoque
del
segundo
método
de
EMDR
en
la
psicosis.
TABLA 2. Breves ilustraciones del enfoque del segundo método de EMDR en la psicosis
Sobre
la
base
de
la
formulación
del
caso,
el
EMDR
a
través
del
enfoque
del
segundo
método
se
dirige
a
aquellos
acontecimientos
traumáticos
de
la
vida
que
el
cliente
siente
como
la
evidencia
más
convincente
de
que
sus
creencias
nucleares
y
suposiciones
intermedias
disfuncionales
son
ciertas.
Cada
una
de
estas
pruebas
se
reprocesa
con
el
protocolo
estándar
de
EMDR.
Se
reprocesan
las
CNs
disfuncionales
(teniendo
en
cuenta
que
cada
situación
traumática
puede
tener
una
CN
y
CP
diferente)
y
se
instalan
CPs
más
funcionales.
El
efecto
que
se
pretende
es
que
el
conglomerado
de
nuevas
CPs
ayude
a
refutar
las
creencias
nucleares
disfuncionales
generales.
También
ayudan
al
cliente
a
reconocer
que
sus
síntomas
son
respuestas
comprensibles
frente
a
experiencias
extraordinariamente
adversas
de
la
vida.
Irene
era
una
mujer
de
49
años
diagnosticada
con
esquizofrenia
y
trastorno
depresivo
a
los
20
años.
Sufrió
varios
episodios
psicóticos
y
estuvo
hospitalizada,
de
media,
una
vez
al
año.
Irene
recibió
asistencia
social
intensiva
para
su
caso
y
vivía
en
un
casa
refugio.
A
los
40
años,
las
cosas
empezaron
a
mejorar
para
Irene.
Los
episodios
psicóticos
ocurrían
con
menor
frecuencia,
consiguió
su
propio
apartamento
y
se
casó
con
un
hombre
que
había
conocido
durante
una
de
sus
hospitalizaciones.
El
año
pasado,
las
cosas
se
torcieron
cuando
el
marido
de
Irene
se
suicidó
mientras
ella
estaba
hospitalizada.
Ella
había
apagado
su
teléfono
móvil
porque
no
él
no
dejaba
de
llamarla
repetidamente.
Esa
noche
se
suicidó.
Esto
dio
lugar
a
una
larga
hospitalización
durante
la
cual
Irene
intentó
suicidarse
más
de
una
vez.
Fue
dada
de
alta
10
meses
más
tarde.
A
continuación
fue
derivada
a
psicoterapia.
Irene
oía
voces
que
la
insultaban
y
acusaban
de
hacer
daño
a
otras
personas.
Estaba
deprimida
y
tenía
muchas
ideas
suicidas.
Irene
tenía
creencias
nucleares
negativas
muy
arraigadas
sobre
sí
misma,
los
demás
y
el
mundo.
Su
creencia
nuclear
más
disfuncional
era
“soy
una
mala
persona”.
Muchas
experiencias
traumáticas
diferentes
contribuían
a
esta
creencia
central
y
el
terapeuta
introdujo
el
enfoque
del
segundo
método
para
determinar
qué
recuerdos
reprocesar.
Se
le
preguntó
a
Irene
qué
experiencias
de
vida
todavía
sentía
como
evidencia
de
su
creencia
nuclear.
Esta
prueba
era
parte
de
su
formulación
del
caso
(véase
la
figura
4):
Cuando
Irene
tenía
7
años,
un
hermano
la
obligó
a
tener
relaciones
sexuales
varias
veces.
Irene
se
acostumbró
a
ello
y
sentía
cada
vez
más
indiferencia
al
respecto.
El
mismo
hermano
murió
en
un
accidente
de
coche
cuando
Irene
tenía
12
años.
El
día
después
de
su
muerte,
Irene
empezó
a
escuchar
voces.
Unos
años
más
tarde,
Irene
se
quedó
congelada
y
fue
incapaz
de
hablar
en
el
funeral
de
su
padre.
Su
madre
etiquetó
este
momento
como
el
peor
momento
del
día
y
el
punto
de
partida
de
su
depresión
que
duró
4
años.
Por
último,
estaba
el
hecho
de
que
Irene
había
apagado
su
teléfono
móvil
la
noche
en
que
su
marido
se
suicidó.
FIGURA
4.
Formulación
del
caso
con
el
enfoque
del
segundo
método:
Irene.
La
terapia
EMDR
se
centró
en
los
siguientes
blancos:
No
contestar
al
teléfono
cuando
el
marido
estaba
entrando
en
pánico
(CN:
“soy
una
mala
persona”);
tener
relaciones
sexuales
con
el
hermano
(CN:
“soy
una
puta
estúpida”);
y
escuchar
los
comentarios
de
la
madre
en
su
discurso
fúnebre
(CN:
“no
valgo”).
Uno
a
uno,
los
blancos
fueron
procesados
y
se
instalaron
las
CPs.
En
conjunto,
las
CPs
ayudaron
a
disminuir
la
intensidad
y
la
credibilidad
de
la
creencia
central
negativa,
“soy
una
mala
persona”.
Las
voces
se
intensificaron
durante
las
primeras
semanas
de
tratamiento,
pero
el
terapeuta
normalizó
esta
respuesta.
Irene
y
su
terapeuta
hablaron
sobre
qué
hacer
en
esta
situación
y
estuvieron
de
acuerdo
en
continuar
con
la
terapia
EMDR.
A
medida
que
avanzaba
el
tratamiento
EMDR,
Irene
comenzó
a
cuestionar
y
enfrentarse
a
las
voces.
Aprendió
a
verlas
como
“fantasmas
de
su
pasado”
y
se
volvió
menos
sensible
a
ellas.
Aunque
disminuyeron
los
sentimientos
de
culpa,
el
miedo
a
sentirse
abrumada
de
nuevo
por
las
voces
seguía
siendo
intenso.
Para
solucionar
esto,
el
terapeuta
e
Irene
construyen
una
imagen
futura
imaginaria
que
usaron
como
diana
para
el
reprocesamiento
EMDR
(ver
la
sección
de
“Imágenes
en
la
psicosis”).
La
imagen
era
de
Irene,
sentada
en
su
habitación,
rodeada
de
voces
que
provenían
de
su
madre,
su
hermano,
su
padre,
las
almohadas,
los
cables
y
las
mesas.
La
CN
era
“estoy
indefensa”.
El
SUD
bajó
a
0
en
dos
sesiones.
La
CP
(“puedo
lidiar
con
esto”)
fue
instalada
con
dos
tandas
de
movimientos
oculares.
Una
serie
de
plantillas
de
futuro
fue
dirigida
a
situaciones
específicas
para
ayudar
a
Irene
a
participar
en
actividades
diarias
normales,
como
no
evitar
a
los
hombres
y
volver
a
encontrarse
con
su
hermana.
Al
final
del
tratamiento,
Irene
seguía
escuchando
voces,
pero
les
prestaba
menos
atención
y
estaba
menos
preocupada
por
el
miedo
a
sentirse
abrumada.
Su
autoestima
mejoró
significativamente
y
se
sentía
menos
deprimida.
Ejemplo de caso: Enfoque del segundo método con delirios paranoides
Albert
era
un
hombre
de
36
años.
Hace
diez
años,
a
Albert
se
le
diagnosticó
esquizofrenia
paranoide
cuando
empezó
a
oír
voces
que
le
insultaban.
Sospechaba
que
su
vecino
estaba
detrás
de
esto.
Se
enfrentó
a
su
vecino,
quien
le
dijo
a
Albert
que
se
callase
y
dejase
sus
“acusaciones
locas”.
Los
dos
hombres
terminaron
peleando
a
puñetazos
y
Albert
recibió
una
paliza.
Albert
fue
derivado
a
la
custodia
de
los
servicios
de
salud
mental.
La
medicación
hizo
que
las
voces
desapareciesen.
Sus
pensamientos
paranoicos,
sin
embargo,
se
mantuvieron.
Albert
estaba
aún
convencido
de
que
su
vecino
y
sus
amigos
le
estaban
observando
y
esperando
para
matarlo
en
venganza
por
sus
acusaciones.
Albert
se
quedaba
en
casa
lo
más
posible
y
sólo
salía
en
bicicleta
para
poder
huir
rápidamente
si
fuera
necesario.
En
TCC,
Albert
aprendió
a
cuestionar
y
dudar
de
sus
creencias
delirantes.
Albert
reveló
importantes
experiencias
vitales.
Sus
padres
eran
alcohólicos
y
le
descuidaban.
Albert
fue
testigo
en
varias
ocasiones
de
los
golpes
que
su
padre
propinaba
a
su
madre.
Sus
compañeros
de
la
escuela
primaria
le
intimidaban.
En
el
instituto,
logró
desarrollar
una
amistad
con
un
compañero
de
clase,
pero
al
año
siguiente,
cuando
sus
compañeros
le
golpearon
de
nuevo
y
le
arrojaron
a
un
contenedor
de
basura,
su
“mejor
amigo”
se
rió.
Todo
esto
hizo
que
apareciesen
sus
creencias
nucleares:
(a)
“No
se
puede
confiar
en
los
demás”,
“soy
débil”
y
(b)
“los
demás
son
malévolos
y
no
se
puede
confiar
en
ellos.”
Ver
la
figura
5
para
la
formulación
del
caso.
FIGURA
5.
Formulación
del
caso
con
el
enfoque
del
segundo
método:
Albert.
Albert
expresó
al
terapeuta
su
convicción
de
que
muchas
de
sus
experiencias
en
la
vida
demostraban
que
sus
creencias
eran
verdaderas.
Se
tomó
la
decisión
de
aplicar
EMDR
a
través
del
enfoque
del
segundo
método.
Albert
y
su
terapeuta
enumeraron
las
experiencias
traumáticas
específicas
que
habían
alimentado
la
creencia
central
“soy
débil”
de
Albert:
mi
padre
golpea
a
mi
madre,
me
congelo
(CN:
“estoy
indefenso”);
una
experiencia
de
acoso
escolar
en
la
escuela
primaria
(CN:
“soy
débil”);
ser
golpeado
y
arrojado
al
basurero,
mi
mejor
amigo
se
ríe
(CN:
“soy
tonto”);
y
ser
golpeado
por
el
vecino
(CN:
“estoy
en
peligro”).
Cada
una
de
estos
recuerdos
fue
reprocesado
con
el
protocolo
estándar
de
EMDR.
Durante
el
procesamiento
EMDR,
Albert
espontáneamente
volvió
a
escribir
el
guión
de
algunos
de
los
blancos,
imaginando
que
protegía
a
su
madre
de
su
padre
abusivo
y
que
luchaba
contra
su
vecino
agresivo.
Su
creencia
nuclear
de
que
“la
gente
es
malvada”
fue
abordada
de
la
misma
manera:
haciendo
una
lista
de
sus
experiencias
pasadas
que
servían
como
evidencia
de
esta
creencia
central
negativa,
aplicando
el
procedimiento
EMDR
e
instalando
las
cogniciones
positivas.
Después
de
todo
esto,
Albert
pudo
sentir
que
sus
creencias
negativas
eran
menos
convincentes.
Esto
aumentó
su
motivación
para
poner
a
prueba
sus
predicciones
paranoides
en
una
serie
de
experimentos
conductuales
que
fueron
apoyados
con
EMDR,
reprocesando
las
imágenes
negativas
de
estas
predicciones.
Al
final
del
tratamiento,
Albert
fue
capaz
de
salir
de
casa
para
pasear
o
ir
de
compras.
Su
preocupación
paranoide
había
disminuido
considerablemente.
Imágenes
en
la
psicosis:
EMDR
dirigido
a
las
expectativas
atemorizantes
y
poco
realistas
o
a
las
imágenes
negativas
relacionadas
con
la
psicosis
El
“tercer
método”
de
EMDR
está
dirigido
a
dos
de
los
tipos
de
imágenes
que
se
han
visto
que
son
más
dominantes
en
la
psicosis
(Morrison
et
al.,
2002):
(a)
las
imágenes
de
las
catástrofes
temidas
(es
decir,
el
flashforward)
y
(b)
las
visualizaciones
del
origen,
la
apariencia,
o
el
contenido
percibido
de
un
síntoma
(es
decir,
el
evento
activador).
Reprocesar
“el
peor
de
los
casos”
(a
menudo
supuestos
intermedios,
“si
hago
...,
entonces
va
a
suceder...”)
con
EMDR
puede
reducir
la
ansiedad
y
las
conductas
evitativas
asociadas.
En
este
procedimiento
EMDR,
al
cliente
se
le
pide
que
describa
lo
que
sería
el
peor
de
los
casos.
En
algunos
clientes,
se
trata
de
imágenes
intrusivas
con
las
que
están
muy
familiarizados
(es
decir,
flashforwards
intrusivos),
en
otros
esta
imagen
del
blanco
se
crea
dentro
de
la
sesión.
A
continuación,
el
cliente
y
el
terapeuta
identifican
la
imagen
más
desagradable
de
esta
situación,
es
decir,
la
forma
habitual
de
selección
de
blancos,
pero
en
este
caso
no
sobre
un
recuerdo
sino
sobre
una
imagen
fantasiosa
de
algún
desastre.
La
CN
está,
por
definición,
en
el
dominio
de
pérdida
de
control
(es
decir,
no
tener
poder
sobre
la
imagen
intrusiva),
la
CP
es
“puedo
manejar
esto”
y
el
SUD
normalmente
es
lo
suficientemente
alto
como
para
impulsar
el
procesamiento
del
flashforward
del
cliente.
Se
utiliza
el
protocolo
habitual
para
desensibilizar.
El
segundo
tipo
de
imágenes
relacionadas
con
la
psicosis
sobre
las
que
se
puede
hacer
blanco
con
EMDR
son
las
imágenes
mentales
que
el
cliente
tiene
de
la
causa,
la
apariencia
o
el
contenido
percibidos
de
un
síntoma
psicótico.
En
el
contexto
de
las
voces
o
la
paranoia,
un
cliente
puede,
por
ejemplo,
formarse
una
imagen
mental
de
sus
“agresores”.
Reprocesar
esta
imagen
puede
reducir
la
implicación
emocional
y
la
preocupación.
Una
imagen
diana
podría
ser,
por
ejemplo,
que
el
cliente
se
vea
a
sí
mismo
sentado
en
la
cama
con
un
hombre
al
lado
que
le
está
gritando
cosas
desagradables
a
través
de
un
altavoz.
Se
aplica
EMDR
de
la
manera
regular.
Con
este
tipo
de
imágenes,
la
CN
y
la
CP
pueden
estar
en
cualquier
dominio.
Se
recomienda
no
utilizar
flashforwards
e
imágenes
hasta
que
el
cliente
haya
desarrollado
al
menos
cierto
conocimiento
de
la
posible
naturaleza
alucinatoria
de
sus
percepciones.
Para
que
el
reprocesamiento
de
las
imágenes
sea
efectivo,
el
cliente
tiene
que
tener
por
lo
menos
algo
de
conciencia
del
hecho
de
que
las
expectativas
temidas
pudieran
no
ser
realistas,
o
de
que
las
experiencias
intrusivas
realmente
no
deberían
recibir
tanta
atención.
Durante
el
procesamiento,
la
perspectiva
adulta,
sana
y
matizada
de
la
realidad
ha
de
volverse
dominante.
Cuando
disminuye
la
emotividad,
se
genera
el
espacio
para
la
distancia
y
el
matiz.
De
modo
similar
a
un
cliente
con
trastorno
de
estrés
postraumático,
el
cliente
con
síntomas
psicóticos
empieza
a
darse
cuenta
de
que
no
existe
una
amenaza
presente,
de
que
ahora
está
a
salvo.
Por
lo
tanto,
lo
mejor
es
empezar
con
trabajo
cognitivo
y
luego
usar
EMDR
con
las
imágenes
cuando
el
cliente
tenga
al
menos
alguna
duda
sobre
sus
apreciaciones
psicóticas.
Esto
puede
entonces,
si
es
necesario,
continuarse
con
intervenciones
cognitivo-‐conductuales,
tales
como
experimentos
conductuales
o
tareas
de
exposición.
Marjorie
tenía
21
años,
un
diagnóstico
de
esquizofrenia
paranoide
y
se
encontraba
agobiada
por
sus
alucinaciones
auditivas
verbales.
Los
síntomas
comenzaron
hace
4
años
cuando
murió
su
abuelo.
Se
sentía
muy
perdida
y
sola,
y
fue
incapaz
de
expresar
sus
emociones.
Se
sentía
responsable
del
sufrimiento
de
su
familia.
Por
encima
de
todo,
se
preocupaba
por
su
hermana
menor.
La
primera
vez
que
oyó
la
voz
de
una
mujer,
se
encontraba
en
el
baño.
La
voz
le
dijo
que
se
suicidase
y
la
amenazó
con
hacerle
daño
a
su
hermana
si
no
lo
hacía.
Marjorie
comenzó
a
pensar
que
esa
voz
era
un
espíritu
poderoso
que
en
realidad
podía
matar
a
su
hermana.
Para
evitar
que
esto
sucediese,
Marjorie
realizó
tres
intentos
de
suicidio
muy
graves.
Estaba
ansiosa,
desgarrada
por
la
culpa,
sufría
de
disociación
y
se
auto-‐mutilaba.
El
principal
desencadenante
de
estos
síntomas
no
era
la
voz
en
sí,
sino
una
imagen
intrusiva
de
su
hermana
muerta
en
la
cama.
El
EMDR
se
centró
en
la
intrusión
de
su
hermana
muerta,
porque
se
formuló
la
hipótesis
de
que
esto
reduciría
los
síntomas.
La
imagen
se
volvió
menos
intensa
y
los
síntomas
comenzaron
a
disminuir.
La
motivación
de
Marjorie
para
investigar
sus
creencias
sobre
la
voz
aumentó
con
técnicas
de
TCC.
Se
atrevió
a
probar
qué
pasaría
si
no
obedecía
las
instrucciones
de
la
voz.
Descubrió
que
una
menor
sumisión
en
realidad
no
daba
lugar
a
que
sus
seres
queridos
fuesen
dañados
(especialmente
su
hermana).
Por
lo
tanto,
se
le
hizo
más
fácil
ignorar
la
voz
y
se
redujeron
tanto
la
frecuencia
como
la
intensidad
de
las
alucinaciones.
Faye
tenía
45
años
y
había
sido
diagnosticada
con
trastorno
esquizoafectivo
unos
20
años
atrás.
Hace
un
año,
comenzó
a
acumular
deudas.
Para
pagar
estas
deudas
y
ahorrar
algo
de
dinero,
alquiló
su
ático
a
un
estudiante.
Tuvo
una
recaída
de
psicosis
y
comenzó
a
desarrollar
delirios
sobre
el
inquilino
y,
especialmente,
sobre
un
amigo
suyo
que
era
rastafari.
Se
obsesionó
con
la
magia
negra
y
tenía
miedo
de
que
estuvieran
haciéndole
vudú.
Faye
fue
internada
en
un
hospital
psiquiátrico.
Durante
el
ingreso,
Faye
recibió
medicación
antipsicótica
y
TCC,
lo
que
le
ayudó
a
recuperarse.
Faye
fue
dada
de
alta
del
hospital
3
meses
después
y
continuó
con
TCC.
Realizó
varios
experimentos
conductuales
y
concluyó
que
el
inquilino
no
tenía
malas
intenciones
hacia
ella.
Dado
que
sabía
que
era
difícil
para
ella
enfrentarse
a
su
amigo,
dejó
de
verle
en
la
casa.
Varias
veces,
Faye
intentó
decirle
al
inquilino
que
podía
invitar
a
su
amigo
otra
vez.
Pero
cuando
trataba
de
hacerlo,
le
venía
una
imagen
intrusiva
de
un
muñeco
de
vudú
al
que
le
sangraban
los
ojos.
Aunque
ya
no
estaba
convencida
del
vudú,
las
imágenes
la
asustaban
y
le
impedían
llevar
a
cabo
su
plan.
El
terapeuta
propuso
utilizar
EMDR
para
esta
imagen.
La
CN
formulado
era
“estoy
en
peligro”.
El
SUD
bajó
y
la
imagen
diana
cambiaba
rápidamente.
La
primera
vez
que
regresaron
al
blanco,
la
imagen
había
cambiado:
había
costras
de
sangre
en
los
ojos.
La
segunda
vez,
Faye
se
echó
a
reír.
Las
costras
habían
sido
reemplazadas
por
margaritas
y
el
SUD
era
0.
La
plantilla
de
futuro
era
de
Faye
abriendo
la
puerta
para
recibir
la
visita
de
su
inquilino
y
su
amigo.
Unos días más tarde, Faye envió un e-‐mail a su terapeuta:
Esta
tarde
mi
inquilino
y
su
amigo
pasaron
a
hacerme
una
visita.
Fue
muy
agradable.
No
sé
si
fue
el
EMDR
que
funcionó
o
que
yo
recordé
por
adelantado
deliberadamente
la
imagen
de
la
margarita,
pero
fue
muy
bien.
Muchas
gracias,
Faye.
Cuando
un
cliente
atribuye
alucinaciones
auditivas,
como
por
ejemplo
voces,
al
agresor
real
de
una
experiencia
traumática
del
pasado,
este
cliente
puede
continuar
sintiéndose
amenazado
e
inseguro.
Del
mismo
modo,
los
delirios
paranoides
pueden
generar
una
traumatización
continuada.
Por
ejemplo,
un
cliente
puede
sentir
que
unos
delincuentes,
mucho
después
de
que
le
hubieran
asaltado
con
un
arma,
aún
le
siguen
observando
y
van
a
por
él.
Estos
clientes
pueden
ser
incapaces
de
sentirse
seguros
en
la
situación
actual,
incluso
en
la
consulta
del
terapeuta
porque
están
convencidos
de
que
la
gente
está
intentando
lastimarles
o
matarles.
TABLA
3.
Estrategias
adaptativas
para
EMDR
en
clientes
con
psicosis
Obstáculo
Estrategias
Concentración
limitada
Repetir
las
instrucciones
cuando
haga
falta
durante
la
sesión.
Poca
energía
y
poca
atención
continuada
Trabajar
despacio,
posiblemente
con
sesiones
más
cortas.
Poca
memoria
de
trabajo
Prevenir
la
inundación
completa
de
la
memoria
de
trabajo,
bien
por
flashbacks
traumáticos
o
un
estímulo
distractor.
La
distracción
debería
parecerse
a
la
intrusión
de
la
imagen
diana.
Variar
el
estímulo
distractor
en
consonancia.
Disminución
de
la
expresión
afectiva
Hablar
abiertamente
de
cómo
puntuaría
el
cliente
su
angustia
y
nivel
de
ansiedad.
Traumatización
continuada
debido
a
las
Terapia
cognitivo-‐conductual,
entretejidos
cognitivos
o
atribuciones
externas
de
las
experiencias
desarrollo
e
instalación
de
recursos.
psicóticas
La
medicación
bloqueante
del
sistema
SI
es
posible
y
seguro:
no
tomar
la
medicación
en
día
de
la
colinérgico
interrumpe
los
efectos
del
sesión
de
EMDR.
aprendizaje
del
EMDR
Aunque
no
siempre
es
el
caso,
la
atribución
externa
de
las
experiencias
psicóticas
puede
evitar
que
el
cliente
desarrolle
cierta
distancia
entre
el
pasado
y
el
presente.
Durante
las
sesiones
de
EMDR,
los
niveles
de
SUD
será
altos,
independientemente
de
la
selección
de
blancos,
y
no
bajarán.
La
atribución
externa
puede
funcionar
como
una
creencia
bloqueante
en
EMDR,
impidiendo
que
las
experiencias
traumáticas
sean
reprocesadas.
En
este
caso,
la
TCC
puede
ser
necesaria
para
corregir
atribuciones
disfuncionales.
Otras
opciones
son
entretejidos
cognitivos
(EC)
o
desarrollo
e
instalación
de
recursos
(DIR).
Discapacidades cognitivas
La
falta
de
concentración
puede
ser
un
obstáculo.
A
menudo
está
presente
como
deterioro
cognitivo
en
los
trastornos
psicóticos
(Bora,
Yucel
y
Pantelis,
2009).
Durante
el
EMDR,
los
clientes
pueden
tener
dificultad
para
seguir
instrucciones
y
concentrarse
en
la
imagen
diana.
Algunos
clientes
no
son
capaces
de
seguir
los
dedos
del
terapeuta
(u
otro
estímulo
distractor)
con
los
ojos
durante
un
tiempo
relativamente
largo
y
necesitan
instrucciones
repetidas
para
seguir
haciéndolo.
Las
voces
que
les
están
hablando
durante
la
sesión
también
distraen
a
algunos
clientes.
Preferiblemente,
sin
embargo,
el
terapeuta
continuará
de
manera
habitual.
En
caso
de
deficiencias
graves,
las
sesiones
pueden
ser
acortadas.
Sin
embargo,
sólo
se
aconseja
hacerlo
cuando
sea
absolutamente
necesario.
Algunos
clientes
con
psicosis
tienen
mala
memoria
de
trabajo
(Bora
et
al.,
2009).
Se
supone
que
la
memoria
de
trabajo
desempeña
un
papel
central
en
la
fase
de
desensibilización
de
EMDR
(Andrade,
Kavanagh
y
Baddeley,
1997;
Gunter
y
Bodner,
2008).
Se
ha
encontrado
que
la
viveza
y
la
emocionalidad
de
las
imágenes
traumáticas
disminuyen
después
de
hacer
que
la
memoria
de
trabajo
se
esfuerce
(Van
den
Hout
et
al.,
2010).
Muy
poca
distracción
no
funciona
porque
el
cliente
puede
perderse
en
sus
propios
flashbacks,
pero
demasiada
distracción
puede
evitar
completamente
que
el
cliente
piense
en
los
recuerdos.
Un
esfuerzo
óptimo
de
la
memoria
de
trabajo
parece
ser
la
mejor
opción
(Gunter
y
Bodner,
2008).
Algunos
clientes
con
psicosis
pueden
beneficiarse
de
una
tarea
exigente
de
la
memoria
de
trabajo
que
no
suponga
demasiado
esfuerzo;
es
decir,
que
no
agote
excesivamente
su
memoria
de
trabajo.
Por
otro
lado,
las
imágenes
traumáticas
muy
intrusivas
requieren
una
fuerte
distracción
para
que
el
cliente
que
no
se
sienta
abrumado.
Por
lo
tanto,
va
a
ser
necesaria
una
puesta
a
punto
individualizada.
Algunas
personas
con
esquizofrenia
tienen
problemas
con
los
movimientos
oculares
sacádicos
(Krebs
et
al.,
2010).
Éstos
son
movimientos
direccionales
sobre
un
ángulo
amplio,
a
menudo
con
los
ojos
siguiendo
un
estímulo.
Para
las
personas
con
psicosis,
los
movimientos
oculares
sacádicos
pueden
ser
más
lentos
o,
a
veces,
pueden
estar
alterados
por
movimientos
involuntarios.
Los
movimientos
oculares
sacádicos
deteriorados
pueden
reflejar
deficiencias
generales
en
los
procesos
sensorio-‐
motores
en
la
corteza
frontal
(Lee
y
Williams,
2000;
Reilly,
Lencer,
Bishop,
Keedy
y
Sweeney,
2008).
En
concreto,
los
movimientos
sacádicos
deteriorados
pueden
estar
conectados
con
deficiencias
pre-‐
frontales
en
la
inhibición
motora
(Krebs
et
al.,
2010).
Se
desconoce
si
estas
alteraciones
son
un
obstáculo
para
el
EMDR.
Obviamente,
pueden
causar
algunas
dificultades
con
el
seguimiento
de
los
ojos
de
un
estímulo
distractor.
Pero
estudios
recientes
sugieren
que
el
mecanismo
de
trabajo
del
EMDR
está
basado
principalmente
en
el
esfuerzo
de
la
memoria
de
trabajo
mientras
se
piensa
en
imágenes
traumáticas
(Van
den
Hout
et
al.,
2010),
y
esto
probablemente
no
quede
obstruido
por
las
deficiencias
sacádicas.
Si
es
necesario,
pueden
ser
útiles
otras
tareas
de
memoria
de
trabajo
en
lugar
de
los
movimientos
oculares,
por
ejemplo,
tonos
auditivos
bilaterales,
cálculos
mentales,
dibujar
algo,
juegos,
dar
un
paseo
y
objetos
para
hacer
tapping.
Medicación antipsicótica
Algunos
investigadores
han
llegado
a
la
conclusión
de
que
el
EMDR
puede
que
funcione
porque
activa
el
sistema
colinérgico
en
el
cerebro
(Elofsson,
von
Scheele,
Theorell
y
Söndergaard,
2008).
Este
sistema
está
asociado
con
el
aprendizaje,
la
memoria
y
la
atención.
Sin
embargo,
la
medicación
antipsicótica
a
veces
bloquea
los
receptores
colinérgicos,
con
efectos
secundarios
tales
como
sequedad
de
boca,
estreñimiento,
aumento
de
la
frecuencia
cardiaca,
dilatación
de
la
pupila
e
inquietud.
Algunos
clientes
toman
un
agente
anticolinérgico
específico
recetado
como
remedio
para
los
efectos
secundarios
motores
de
los
antipsicóticos
(por
ejemplo,
benztropina
o
trihexifenidilo).
Mientras
toman
este
tipo
de
medicamentos,
puede
que
el
EMDR
sea
menos
eficaz,
al
ser
incapaz
de
activar
el
sistema
colinérgico.
Sin
embargo,
esto
todavía
no
se
sabe
con
certeza;
pero
puede
ser
útil
tener
en
cuenta
dichas
interacciones
cuando
el
EMDR
no
funcione
y
el
cliente
esté
muy
medicado.
Reducir
la
dosis
de
anticolinérgicos
puede
ser
útil.
Baja
expresión
afectiva
La
apatía,
la
anhedonia
y
el
aplanamiento
afectivo
son
algunos
de
los
síntomas
negativos
en
los
trastornos
psicóticos.
Las
investigaciones
indican
que
el
aplanamiento
afectivo
consiste
principalmente
en
una
expresión
emocional
disminuida,
no
una
ausencia
de
la
experiencia
emocional
subjetiva
(Foussias
y
Remington,
2010;
Myin-‐Germeys,
Delespaul
y
De
Vries,
2000).
Esto,
sin
embargo,
puede
hacer
que
sea
difícil
saber
cómo
se
siente
el
cliente
durante
el
EMDR.
A
veces,
un
cliente
indica
un
SUD
alto,
mientras
que
al
mismo
tiempo,
su
expresión
facial
no
muestra
signo
alguno
de
malestar.
Esto
hace
que
sea
más
difícil
ayudar
a
que
el
cliente
se
mantenga
dentro
de
la
“zona
óptima
de
activación”
o
“ventana
de
tolerancia”
(Ogden
y
Pain,
2006).
Se
aconseja
hablar
de
esto
de
antemano:
¿qué
tipo
de
puntuaciones
SUD
indican
qué
tipo
de
experiencia
para
el
cliente?
El
terapeuta
puede
no
verlo
en
el
exterior,
pero
el
cliente
puede
experimentar
por
dentro
emociones
muy
intensas.
Por
lo
general,
no
es
ningún
problema
hablar
de
esto.
A
veces
se
producen
reacciones
inusuales.
Los
autores
se
han
encontrado
con
clientes
que
siguen
escuchando
los
pitidos
de
los
estímulos
distractores
bilaterales
auditivos
durante
algunos
días
después
de
una
sesión
de
EMDR.
Estos
efectos
hasta
ahora
siempre
han
vuelto
a
desaparecer
en
un
par
de
días.
Los
síntomas
psicóticos
pueden
aumentar
temporalmente
durante
el
EMDR
(por
ejemplo,
la
frecuencia
o
intensidad
de
las
voces
puede
aumentar
unos
días).
Aconsejamos
mencionar
esta
posibilidad
con
antelación
para
que
el
cliente
se
sienta
menos
alarmado
cuando
esto
suceda.
En
todos
los
años
que
los
autores
de
este
artículo
han
estado
utilizando
EMDR
en
psicosis
(en
pacientes
ambulatorios
y
hospitalizados),
no
se
han
producido
crisis
psicóticas
completas.
Sin
embargo,
no
se
puede
excluir
esta
posibilidad
en
el
futuro.
Sería
importante
contar
con
un
buen
plan
para
señalar
un
incremento
de
la
psicosis
y
mantener
contacto
estrecho
con
colegas
y
la
red
social
del
cliente.
Pueden
ocurrir
síntomas
de
disociación
durante
el
EMDR.
Los
autores
consideran
la
disociación
como
un
mecanismo
disfuncional
de
afrontamiento
para
altos
niveles
de
estrés.
En
el
caso
de
reacciones
disociativas,
es
importante
que
el
terapeuta
se
mantenga
calmado
y
presente.
La
mayoría
de
los
clientes
son
capaces
de
escuchar
al
terapeuta.
Podemos
decir
algo
como
“aparentemente
el
estrés
ha
subido
demasiado.
Simplemente
esperaremos
hasta
que
el
estrés
sea
manejable
de
nuevo”.
Puede
ser
útil
hacer
que
el
cliente
se
enfoque
en
detalles
del
entorno.
También
puede
ser
útil
comentar
estrategias
de
antemano,
como
un
toque
en
el
hombro
o
nombrar
10
cosas
azules
en
la
habitación.
Los
propios
clientes
a
menudo
saben
qué
estrategia
es
eficaz
para
ellos.
La
disociación
en
sí
es
inofensiva
y
nuestra
experiencia
es
que
siempre
se
pasa.
Discusión
En
este
artículo,
hemos
ofrecido
unas
pautas
para
la
conceptualización
y
el
uso
de
EMDR.
Los
ejemplos
ilustrativos
de
casos
muestran
que
los
trastornos
psicóticos
son
generalmente
complejos.
Lo
componen
factores
biológicos,
psicológicos
y
sociales,
y
casi
siempre
hay
comorbilidad
(Buckley
et
al.,
2009).
Por
tanto,
los
autores
abogan
por
la
integración
de
EMDR
dentro
de
un
tratamiento
psicológico
más
amplio.
En
la
práctica
clínica,
combinamos
EMDR
con
TCC.
Para
una
descripción
más
detallada
de
la
TCC
con
psicosis,
los
autores
hacen
referencia
a
uno
de
los
muchos
protocolos
(por
ejemplo,
Morrison,
Renton,
Dunn,
Williams
y
Bentall,
2004).
La
práctica
clínica
muestra
que
el
EMDR
y
la
TCC
pueden
combinarse
muy
bien.
Muy
a
menudo,
se
hace
necesario
un
desafío
cognitivo
para
crear
un
contexto
en
el
que
el
EMDR
tenga
una
buena
oportunidad
de
funcionar
con
éxito.
Y
con
muchos
clientes
necesitaremos
hacer
tareas
de
exposición
o
experimentos
conductuales
después
del
EMDR
para
que
se
den
cuenta
de
las
mejoras.
Es
importante
señalar
que
en
la
TCC
para
la
psicosis,
los
efectos
del
tratamiento
son
mayores
cuando
se
cumplen
al
completo
los
programas
de
tratamiento
(Dunn
et
al.,
2012).
Los
autores
creen
que
ofrecer
una
combinación
de
EMDR
y
TCC
tiene
un
efecto
sinérgico.
Es
necesario
realizar
investigaciones
en
este
campo.
Cuando
se
trabaja
con
EMDR
en
la
psicosis,
es
fundamental
estar
familiarizado
con
el
fenómeno
de
la
psicosis
y
las
estrategias
de
tratamiento
pertinentes.
Las
psicosis
son
a
menudo
complejas
y
por
lo
general
están
acompañadas
de
trastornos
comórbidos.
Por
otro
lado,
los
terapeutas
que
tienen
experiencia
en
trabajar
con
psicosis
saben
que
no
tienen
que
ser
excesivamente
cuidadosos
y
que
los
clientes
pueden
manejar
mucho
más
de
lo
que
generalmente
suponen
los
terapeutas
que
no
están
familiarizados
con
las
psicosis.
Hacemos
hincapié
en
que
no
hay
evidencia
científica
de
que
la
psicoterapia
para
la
psicosis
sea
perjudicial.
En
nuestra
experiencia,
la
mayoría
de
las
dificultades
al
trabajar
con
EMDR
en
la
psicosis
se
producen
en
presencia
de
trastornos
de
la
personalidad
comórbidos
en
los
que
la
inestabilidad
emocional
es
un
síntoma
clave.
Esto
puede,
por
ejemplo,
aumentar
las
posibilidades
de
disociación.
Los
autores
por
lo
general
no
utilizan
ninguna
técnica
de
estabilización,
sin
embargo,
y
adoptan
los
procedimientos
estándar
de
EMDR.
Hay
que
tener
en
cuenta
que
los
clientes
que
generalmente
tratamos
con
EMDR
están
diagnosticados
principalmente
con
esquizofrenia
o
trastorno
esquizoafectivo
y
que
estos
clientes
generalmente
reciben
amplia
asistencia
social
y
medicación
antipsicótica.
En
otras
palabras,
a
menudo
ya
se
han
implemento
bastantes
intervenciones
de
estabilización.
Desafortunadamente,
no
existen
datos
que
muestren
indicaciones
y
condiciones
claras
para
el
EMDR.
En
este
momento,
cada
terapeuta
ha
de
juzgar
lo
que
se
puede
y
no
se
puede
hacer
en
base
a
su
experiencia
clínica.
Por
supuesto,
los
clínicos
deben
estar
atentos
a
los
factores
que
influyen
en
la
capacidad
de
los
clientes
para
someterse
a
EMDR.
Cuando
existan
contraindicaciones
claras,
debe
posponerse
el
tratamiento
o
adoptar
una
estrategia
de
tratamiento
diferente.
Sin
embargo,
los
autores
señalan
que
estos
factores
no
son
diferentes
en
clientes
con
psicosis
que
en
cualquier
otro
tipo
de
clientes.
Por
otra
parte,
se
insiste
en
que
uno
de
los
principales
problemas
en
la
atención
a
las
personas
con
psicosis
es
el
hecho
de
que
no
se
realizan
intervenciones
psicoterapéuticas
efectivas.
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Agradecimientos.
Los
autores
agradecen
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Berg,
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