0% encontró este documento útil (0 votos)
150 vistas27 páginas

Cyber Bulling PDF

Este documento analiza el ciberacoso o acoso juvenil a través de Internet. Explica que el rápido avance tecnológico ha cambiado la forma en que los jóvenes se relacionan y ha dado lugar a nuevas formas de conflicto como el ciberacoso. Este trabajo estudia las características del ciberacoso, el perfil de los participantes, sus consecuencias socioeducativas y legales, y los programas de detección y prevención.

Cargado por

Gladys Venegas
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
150 vistas27 páginas

Cyber Bulling PDF

Este documento analiza el ciberacoso o acoso juvenil a través de Internet. Explica que el rápido avance tecnológico ha cambiado la forma en que los jóvenes se relacionan y ha dado lugar a nuevas formas de conflicto como el ciberacoso. Este trabajo estudia las características del ciberacoso, el perfil de los participantes, sus consecuencias socioeducativas y legales, y los programas de detección y prevención.

Cargado por

Gladys Venegas
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 27

EL CIBERBULLYING O ACOSO JUVENIL A TRAVÉS DE

INTERNET

CIBERBULLYING OR YOUTH HARASSMENT THROUGH INTERNET

Oscar de Jorge Brito


Miembro de los cuerpos de seguridad

Francisco Javier de Santiago Herrero


Universidad de Salamanca

Resumen

La sorprendente revolución tecnológica experimentada en las últimas décadas, ha ocasionado


que el mundo conocido hasta ahora haya cambiado radicalmente, en buena medida, tras la
aparición de novedosos patrones de comunicación. Las nuevas Tecnologías de la Información
y la Comunicación han modificado, sobre todo en jóvenes y escolares, la manera de
relacionarse con sus congéneres, situación que ha generado que los conflictos suscitados
entre iguales adopten nuevas formas de expresión. El ciberbullying es una de esas
manifestaciones resultante, fenómeno caracterizado por el empleo de intimidación y
hostigamiento con inmediatez tecnológica, afectando la dinámica social y vital del joven
acosado. El presente trabajo intenta abordar esta situación, fiel trasunto del acoso tradicional
(bullying) en su versión digital, analizando no sólo la fisonomía del constructo, sino los rasgos
intrínsecos que lo caracterizan, el perfil de los roles intervinientes, su repercusión
socioeducativa y jurídica, o los distintos programas y proyectos de detección y prevención.

Palabras clave: Ciberbullying, acoso escolar, prevención, víctima, TIC, redes sociales,
agresor.

Abstract

The surprising technological revolution experienced in the last decades has caused the world
known until now to radically change, to a large extent, after the emergence of novel
communication patterns. The new Information and Communication Technologies have
changed, especially in young people and schoolchildren, the way to relate to their peers, a
situation that has created conflicts between peers to adopt new forms of expression.
Cyberbullying is one of those manifestations, a phenomenon characterized by the use of
intimidation and harassment with technological immediacy, affecting the social and vital
dynamics of the harassed youth. This research tries to address this situation, a faithful
transverse of bullying in its digital version, analyzing not only the physiognomy of the construct,
but also the intrinsic characteristics that characterize it, the profile of the intervening roles, its
socio-educational and legal repercussions, Or the different programs and projects of detection
and prevention.

Key words: Cyberbullying, bullying, prevention, victim, TIC, social networks, assailant.1

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
111
Introducción

La rapidez con la que fluyen los cambios tecnológicos en las últimas décadas
lleva aparejada transformaciones muy intensas en la sociedad, cuestión que
representa un auténtico desafío para la humanidad. Por un lado, las ventajas y
avances que ofrece el mundo globalizado en el que actualmente nos
encontramos están fuera de toda duda: la universalización del conocimiento, el
incremento de la esperanza de vida, y entre muchas otras, el espectacular
avance de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (en adelante,
TIC´s). Sin embargo, la citada expansión de la tecnología también trae consigo
un lado menos amable, casi perverso, respecto al impacto social negativo que
nace históricamente de cualquier innovación tecnológica1.
Centrándonos en las mencionadas TIC´s, la digitalización de la
información ha favorecido la casi desaparición de las barreras comunicativas
existentes, procurando un sistema de comunicación que facilita la interconexión
de cualquier usuario informático. Este trascendental avance, responsable de
que el funcionamiento de la sociedad se haya redefinido, ha propiciado que la
mayoría de los hogares disponga de un dispositivo que permita el acceso a
Internet, y que se cuente con este tipo de recurso informático en los centros
escolares como apoyo pedagógico al docente. Según la encuesta del INE
(2016)2 sobre equipamiento y uso de tecnologías de información y
comunicación en los hogares españoles, el 77,1% de ellos cuenta, al menos,
un miembro de entre 16 y 74 años dispone de un ordenador (lo que representa
un aumento de más de 20 puntos porcentuales en relación a los datos del año
2006)3, mientras que el 81,9% de los hogares españoles tiene acceso a
Internet (casi 44 puntos porcentuales más que hace 10 años). En cuanto a la
proporción del uso de TIC´s por la población infantil (de 10 a 15 años), se
produce un fenómeno casi universal ya que el 95,2% utiliza Internet bien a
través de un ordenador (incluidos netbooks, tablets de manos, etc.) o haciendo
uso de un teléfono móvil.
Considerando los resultados expuestos, la práctica totalidad de los
menores de edad4 se conectan a Internet, bien desde su casa, desde el centro
escolar o en cualquier otro sitio si disponen de teléfono móvil. El común
denominador presente en todas las conexiones es que no siempre lo hacen
bajo la supervisión de un adulto. Los motivos de esta falta de tutela
responsable son varios: el deterioro de la vigilancia de los progenitores por
motivos laborales, por situaciones monoparentales, por la aplicación de

1
Como ocurriera con la invención de los telares industriales y el movimiento ludista (para la
defensa del trabajo artesanal), o con la aparición de enfermedades de nuevo cuño relacionadas
con la actividad industrial (como la silicosis).
2
INE (Instituto Nacional de Estadística) Equipamiento de productos TIC en las viviendas
principales por tamaño del hogar, hábitat, ingresos mensuales netos del hogar y tipo de
equipamiento, 2016 [consultado el 08 de febrero de 2017], disponible en el link
http://www.ine.es/jaxi/Tabla.htm?path=/t25/p450/base_2011/a2016/l0/&file=03001.px&L=0
3
http://www.ine.es/prensa/np991.pdf
4
Las referencias de género contenidas a lo largo de este TFG lo serán en sentido neutro,
incluyendo ambos sexos, con la única intención de proporcionar comodidad en la lectura del
trabajo

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
112
modelos educativos excesivamente permisivos, o sencillamente, porque no
saben qué hacer cuando sus hijos se conectan a Internet (Lenhart, 2005;
Rosen, Cheever y Carrier, 2008). En unión a estos motivos aludidos se suma la
llamada brecha digital (Arturo, 2003), que se define como la separación
existente entre las personas que utilizan las TIC´s como parte de su rutina, y
aquellas otras que no tienen acceso a ésta o, aún teniéndola, no saben cómo
utilizarlas (como es el caso de muchos padres en relación a sus hijos). Esta
ausencia de control resulta inversamente proporcional al riesgo que corren los
menores de edad al hallarse expuestos a todo tipo de contenidos (sexuales,
violentos o simplemente inapropiados), lo que unido a la falta de madurez
personal y una inconclusa formación (a nivel social, comportamental e
intelectual), constituye un caldo de cultivo idóneo para convertirse en víctimas
del mundo digital.
En los últimos años, organismos públicos como el Parlamento Europeo
(2015) ha hecho el amago de prohibir por completo el acceso a los menores de
16 años a las redes sociales1, defendiendo esta medida bajo el argumento de
tener que incorporar políticas públicas proteccionistas que garanticen el
correcto desarrollo de la identidad personal del menor, ante los posibles daños
psicológicos generados por un incorrecto uso de las redes sociales. Estas
decisiones de corte conservador, sin entrar en cuestionamientos jurídicos de
oportunidad e idoneidad, tienen un recorrido bastante limitado si visualizamos
al destinatario de la norma, que en palabras de Prensky (2001) son los
denominados nativos digitales: los nacidos en la era digital que no piensan ni
creen en una vida lejos de las TIC´s. Los nativos digitales dedican gran parte
del día al ocio y a relacionarse socialmente mediante Internet. Usan la tablet, el
teléfono móvil o el smartphone para escuchar música, jugar online, como
despertador o para navegar por la red. Frente a éstos se encuentran los
inmigrantes digitales, que son los nacidos antes de que las TIC´s existieran y
desplegaran todo su esplendor (padres, docentes y educadores). Estas
generaciones veteranas constituyen los auténticos garantes de la educación de
los jóvenes, puesto que poseen la primera y última responsabilidad para que
salgan airosos de las situaciones de riesgo existentes por un mal uso de las
nuevas tecnologías. La asunción de esa responsabilidad es innegable: el
entorno familiar y la escuela representan los dos lugares donde los menores
van a desarrollar su identidad personal, donde van a evolucionar en los planos
biológico y sexual, pero también a nivel cultural, psicológico y social. Por ello, y
a modo de preámbulo de lo que veremos en este trabajo, la falta de
fiscalización en esos estadios de desarrollo personal puede llevar aparejada
una serie de efectos dañinos en dos vías bien diferenciadas: conductas
antisociales para el sujeto activo de la humillación (ciberagresor), y resultados
muy desalentadores para el sujeto pasivo (cibervíctima), que en muchas
ocasiones se traducen en intentos de autolisis (se establece que por cada

1
La UE quiere prohibir Facebook a los menores de 16 años, [consultado el 10 de febrero de
2017], disponible en el link: http://omicrono.elespanol.com/2015/12/ue-prohibir-a-los-menores-
usar-las-redes-sociales/

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
113
suicidio consumado se producen 20 intentos de suicidio)1, y en el peor de los
escenarios, la consumación del acto desesperado tratando de alejarse de una
situación imposible de manejar (el suicidio representa, a nivel mundial, la
segunda causa de mortandad entre personas de 15 a 29 años)2.
Las conductas de violencia inter pares siempre han estado ahí, siempre
han existido (al igual que sus perniciosas consecuencias). Con esta afirmación
no se pretende naturalizar esta lamentable situación, sino evidenciar que el
escenario y los protagonistas siempre han sido los mismos: jóvenes en plena
maduración y crecimiento con unos intereses y necesidades que hay que ir
modulando. Y es en ese proceso de ajuste social donde se producen episodios
de todo tipo, entre los que se encuentra la violencia de igual contra igual, tanto
en los centros formativos como en otros contextos. En el entorno educativo, el
acoso escolar (también denominado bullying), ha sido definido de múltiples
formas y por innumerables especialistas en la materia. Entre todas ellas, quepa
mencionar la definición dada por Fanjul-Díaz (2012) quien la delimita como “un
acto degradante, físico o psíquico (empujones, cachetes, insultos, amenazas,
etc.), grupal o individual (por un colectivo o por una persona sola) que,
continuado y repetido temporalmente, ataca la dignidad humana de la persona
produciendo el menoscabo de la misma” (p.3). Como podemos observar, no
estamos hablando de indisciplina ocasional o de un acto indeseable entre
jóvenes y/o escolares, sino que para que se confirme este acoso se tiene que
dar una serie de pautas como correspondencia de perfiles entre los partícipes
(jóvenes/escolares de entre 10 y 18 años), el medio en el que se produce
(físico, bien sea en el centro educativo o fuera de él), la reiteración de los actos
violentos o injustos (un episodio violento esporádico no define la conducta
bullying), la constatación de cierta jerarquía a la hora de realizar los acciones, o
la verificación de los tres roles tipificados para estos actos injustos (víctima-
victimario-espectador) entre otros aspectos, los cuales serán analizados más
detalladamente en el capítulo correspondiente.
La conducta violenta descrita como bullying tiene su correlato en el
ciberespacio, en completa sintonía con la popularización de Internet entre los
nativos digitales. La versión virtual del acoso entre jóvenes y escolares ha sido
definida como ciberbullying o ciberacoso. Resulta una obviedad establecer que
la diferencia sustancial entre el bullying y el ciberbullying es el medio usado
para el acoso persistente, este es, Internet, por lo que se podría deducir, tal y
como apunta Marco (2010)3, que estamos ante una modalidad del acoso
tradicional donde la humillación y menoscabo se realizan mediante las TIC´s (y
no presencialmente). En contraposición de esta tesis, Mora-Merchán y Ortega
(2007) consideran que el ciberacoso es una modalidad autónoma del bullying
por las características intrínsecas que la definen: existe una alta probabilidad
de que la víctima digital nunca conozca la identidad real del ciberacosador, o la

1
Según el último informe ejecutivo sobre prevención del suicidio de la OMS, 2014 (p.4)
[consultado el 26 de febrero de 2017], disponible en el link:
http://www.who.int/mental_health/suicide-prevention/exe_summary_spanish.pdf?ua=1
2
Ibid., p.2
3
Citado por García-Gilabert, N. (2014) en Victimización de menores por actos de ciberacoso
continuado y actividades cotidianas en el ciberespacio. Tesis doctoral (p.47) [consultado el 31
de enero de 2017], disponible en el link: https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=50240 5

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
114
presencia constante del riesgo debido al apego de los nativos digitales a las
redes sociales e Internet. Éstas y otras características serán objeto de un
análisis más pormenorizado en capítulos posteriores.
Como corolario, sólo resta indicar que la metodología utilizada para la
elaboración del presente trabajo se fundamenta en la investigación descriptiva.
Para ello, se ha llevado a cabo una exhaustiva revisión de los trabajos
relacionados con esta temática, gracias a la búsqueda de las palabras claves
referenciadas en las bases de datos Scopus, Psicodoc, Psycinfo, Google
Scholar y Dialnet. Con ello se ha intentado representar las propiedades,
situaciones y fenómenos intervinientes en el ciberbullying, describiendo cómo
se produce y manifiesta este fenómeno, además de comprobar la relación
reinante entre los diversos procesos, condiciones y conexiones existentes.
En suma, el objetivo de este TFG no es otro que definir y medir el
ciberacoso tomando como referencia diferentes y variadas opiniones de
expertos, asentado en el modelo experimental de investigación.

Estudio del fenómeno ciberbullying. Rasgos definitorios y conductas


asociadas.

Grosso modo, las cifras reflejadas a continuación hablan por sí solas en


términos macro sociales: a nivel mundial existen más de 1.700 millones de
usuarios registrados en Facebook1 así como 1.200 millones de usuarios del
sistema de mensajería instantánea WhatsApp2. Bajando unos peldaños hasta
llegar al caso concreto de España, resulta muy significativo que se contabilice
más de 22 millones de usuarios de WhatsApp3, mientras que en la red social
Ask.fm, de gran aceptación entre los adolescentes españoles, la cifra se sitúa
en 884.100 usuarios4 (aun desechando un 10% de margen de error por
cuentas duplicadas o simuladas, estaríamos en casi 800.000 clientes).
Como se puede apreciar, las TIC´s han generado un nuevo espacio
virtual en el que convergen millones de usuarios, una zona evolutiva donde
además de intercambiar y transmitir información, se puede estar. Esta nueva
senda tecnológica, gestada simultáneamente con los nativos digitales, permite
la interacción y socialización con los semejantes, pero también abre una vía
para que se produzcan escenarios execrables basados en la intimidación y el
menoscabo que, desgraciadamente, evolucionan a velocidad vertiginosa. En
palabras de Farrington (1995)5, la base de estas situaciones indeseables se
residencia en la incompleta socialización de los jóvenes, el poco adiestramiento
en el uso de habilidades sociales, y ciertas tendencias de corte antisocial
presentes en la pubertad, lo que determina que, ante un conflicto suscitado con

1
Datos referidos al año 2016 [consultado el 02 de marzo de 2017], disponible en el link:
https://www.theguardian.com/technology/2016/jul/27/facebook-ad-sales-growth-quarterly-results
2
Datos referidos a enero de 2017 [consultado el 03 de marzo de 2017], disponible en el link:
https://www.statista.com/statistics/260819/number-of-monthly-active-whatsapp-users/
3
Datos referidos al año 2016 [consultado el 09 de marzo de 2017], disponible en el link:
http://messenger.es/whatsapp-en-espana_36638/
4
Datos referidos al año 2017 [consultado el 29 de abril de 2017], disponible en el link:
https://www.quantcast.com/ask.fm?country=ES#/generalInterestsCard 6
5
Citado por Suria Martín, R., Rosser Limiñana, A. (2014). Prevención y tratamiento de la
delincuencia: actividades prácticas, Valencia: Editorial Club Universitario (p.87).

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
115
sus iguales, respondan irreflexivamente con violencia1 como medio de
expresión, exteriorizando así su disconformidad ante las desavenencias que no
saben gestionar.
Para la realización de este trabajo de investigación, tal y como se
expuso previamente, se analizará el ciberbullying o ciberacoso sin centrarse las
múltiples conductas disruptivas generales que se pueden observar en el
adolescente puesto que, abordar el elenco de las numerosas formas de
violencia entre jóvenes y/o escolares, sería una tarea interesante, pero que
excedería de los objetivos y la extensión permitida del presente trabajo.
Siguiendo al Observatorio de la Seguridad de la Información (2009), se
puede afirmar que el ciberacoso “supone el uso y difusión de información lesiva
o difamatoria en formato electrónico a través de medios de comunicación como
el correo electrónico, la mensajería instantánea, las redes sociales, la
mensajería de texto a través de teléfonos o dispositivos móviles o la
publicación de vídeos y fotografías en plataformas electrónicas de difusión de
contenidos” (p.3). Esta definición puede ser completada con una serie de
rasgos definitorios que son de obligada presencia en el fenómeno del
ciberbullying o ciberacoso:
- Estamos ante un fenómeno global que afecta todas las capas sociales. El
ciberacoso se manifiesta inexorablemente en todos los sustratos del tejido
social debido a un elemento común: el acceso prácticamente universal a
Internet. Como se vio anteriormente, esta tecnología se halla al alcance de casi
cualquier joven o escolar (Muñoz-Ruiz, 2016; Ortega, Calmaestra y Mora-
Merchán, 2008).
- La similitud o cercanía de edad entre víctima y victimario. La correlación de la
variable minoría de edad en esta categoría de delitos representa un eje
fundamental en este tipo de violencia entre jóvenes y/o escolares, ya que si no
existe esa semejanza en el tándem virtual agresor-agredido, estaríamos
hablando de otro fenómeno: cyberstalking o acoso tecnológico entre adultos
(García, 2010; García-Gilabert, 2014).
- La innecesaria cercanía física entre agresor y víctima. El encuentro vis a vis
tradicional desaparece en pos de la vía tecnológica, lo que propicia, entre otros
aspectos, que desaparezca el efecto inhibidor de la respuesta agresiva en un
cara a cara. Este factor allana la cómoda tarea de volverse violento al hacer
uso de recursos socio-tecnológicos, puesto que desaparecen los frenos
emocionales o ambientales tan presentes en los casos de acometimiento
presencial (Avilés, 2010, 2013; Garaigordobil, 2014; Garaigordobil y Martínez-
Valderrey, 2014; Muñoz-Ruiz, 2016).
- La existencia de una situación de desequilibrio entre el acosador digital y el
acosado virtual. La desigualdad presente en el binomio “victimario-víctima” se
materializa en una relación de jerarquía “dominación-sumisión”. La
vulnerabilidad del sujeto acosado por el cual se origina el iter victimae2 se
residencia en aspectos de diferente índole: aspecto físico, orientación sexual,

1
Entiéndase como un concepto subjetivo de definición compleja, y no sólo violencia en el plano
físico.
2
Variables que conducen a la víctima hacia el encuentro con su victimario, y determinan su
conducta en estadios previos a la consumación del delito

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
116
etc. (Avilés, 2010, 2013; Garaigordobil, 2014; Garaigordobil y Martínez-
Valderrey, 2014; García, 2010; Muñoz-Ruiz, 2016; Smith, 2016).
- Potencialidad de la audiencia. Debido a la hiperconectividad de los nativos
digitales, en unión de la abundancia de redes sociales, chats y demás
plataformas virtuales, el número de espectadores que puede llegar a observar
el agravio resulta considerable (Avilés, 2013; Luengo-Latorre, 2014; Muñoz-
Ruiz, 2016; Smith, 2012, 2016).
- La intencionalidad dañina en el ciberacoso es una constante en este tipo de
actos nocivos. Ahondando en este aspecto, y según Save the Children (2013),
“los escolares se basan en la percepción subjetiva de la víctima, más que del
agresor sobre la intencionalidad de la conducta”. En cualquier caso, ni social ni
jurídicamente se consuman estos lamentables hechos por imprudencia: en
todos los actos del ciberacoso existe un ánimo específico de atormentar a la
víctima, un dolo concreto de tipo recurrente y repetitivo (Avilés, 2010; Mora-
Merchán, Ortega y Jäger, 2007; Muñoz-Ruiz, 2016; Ortega, Buelga y Cava,
2016).
- La sensación de anonimato e impunidad es otro elemento invariable en este
fenómeno. La ocultación de identidad o el empleo de identidades falsas
presenta una doble característica: de un lado, complica sobremanera la
identificación del responsable de los actos degradantes y, por ende, la
detención de estas prácticas1, y de otro, el anonimato otorga el acomodo
psicológico suficiente para que el acosador tecnológico cometa los actos con
excesiva impunidad (Avilés, 2010, 2013; Blanco, De-Caso y Navas, 2012;
Cerezo, 2008; Díaz-Aguado, 2006; Mora-Merchán, Ortega y Jäger, 2007;
Muñoz-Ruiz, 2016; Smith, 2012, 2016).
- El carácter imperecedero de la humillación. La persistencia de la ofensa en la
red se puede volver perpetua, así como el número de veces que puede ser
visto el agravio (Muñoz-Ruiz, 2016; Smith, 2016).
- La rapidez en la difusión del episodio denigrante es extraordinaria, en buena
medida porque el envío del incidente es técnicamente instantáneo, así como la
viralidad2 del acto indecoroso (Montiel, 2016; Mora-Merchán, Ortega y Jäger,
2007).
- Queda fuera del ámbito ciberbullying los comportamientos de acoso que sean
estrictamente sexuales. Los elementos de índole sexual se encuadran en otro
tipo de conductas deshonestas, como el grooming o acoso sexual (Defensor
del Menor en Madrid, 2011).
Según el Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid (2011), las
maniobras más usuales en el campo del ciberacoso son las siguientes:
- Remisión de correos electrónicos o mensajes ofensivos o amenazantes.
- Etiquetado de fotos o inclusión de comentarios vejatorios, propiciando que
otros se animen a verter opiniones injuriosas u ofensivas.
- Publicación de fotografías o videos humillantes en una cuenta, red social o
página web.

1
Si bien en los últimos tiempos se ha mejorado notablemente la identificación de la dirección IP
(número que reseña un dispositivo dentro de Internet) y por extensión, a los presuntos usuarios
2
Entendiendo por “viral” al hecho de propagarse o expandirse a una velocidad inusitada por las
redes sociales e Internet.

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
117
- Suplantación de identidad (Phishing) en el momento de realizar comentarios
de contenido despectivo o amenazante.
A las conductas descritas anteriormente se podrían añadir las siguientes
acciones perniciosas, sin perjuicio de la innovación de otras formas de escarnio
que se gestan sincrónicamente al desarrollo tecnológico:
- Envíos del malware1.
- Exclusión deliberada de la víctima de las redes sociales.
- Difusión entre terceros de rumores difamatorios sobre la víctima.
- Propagación de información confidencial del sujeto acosado virtualmente.
- Convencer a la víctima tecnológica para ponga fin a su vida (Burke et al.,
2015)2.

Agentes participantes en el acoso mediante las tic´s.

A pesar de la ingente cantidad de estudios realizados en torno a los roles


presentes en el ciberbullying o ciberacoso, parece existir unanimidad sobre la
determinación de los tres actores principales presentes en todo acto de
intimidación virtual: cibervíctima, ciberagresor y espectador (Avilés, 2013;
Blanco, De-Caso y Navas, 2012). Como se puede observar, este triunvirato
resulta idéntico al elenco de protagonistas presentes en el acoso tradicional
(bullying), de lo que se podría colegir que el ciberbullying es una modalidad
más del bullying ordinario (Marco, 2010; Calmaestra, 2011), o dicho de otro
modo: un viejo conocido envuelto en un nuevo traje. No obstante, la cuestión
dista de ser pacífica en la comunidad científica: Stricto sensu se hallan los que
defienden que el ciberacoso es una modalidad autónoma del acoso tradicional
(Pérez-Martínez y Ortigosa-Blanch, 2010), al sostener, entre otros aspectos,
que su origen no es idéntico (atiende a otros principios), la diversidad de
maniobras denigrantes hacia la víctima es incomparable, así como la sustancial
diferencia en las estrategias de abordaje de este fenómeno. Por último, y
enriqueciendo más aún la discusión doctrinal, el trabajo de Hernández-
Hernández y Solano-Fernández (2007) anuncia que existen dos tipos de
ciberacoso: el que nace a partir del bullying y actúa como un vector reforzador
del acoso tradicional, y el que emerge autónomamente como fruto del acoso
inter pares (sin necesidad de precedentes). Razonando los anteriores
dictámenes, nuestra opinión es que el ciberbullying mantiene las notas
esenciales del bullying tradicional (reiteración de las conductas, desequilibrio
de fuerzas e intencionalidad), si bien las acciones intimidatorias se plasman a
través de un nuevo canal -las TIC´s- y no con presencia física. Asimismo,
comparten aspectos sustanciales que refuerzan la idea de prolongación del
ciberbullying respecto del bullying tradicional: equivalencia de roles, naturaleza
pública de la amenaza, etc. En suma, todo parece confirmar que el ciberacoso

1
Programa informático cuyo fin es infiltrarse o inutilizar un sistema informático sin el
consentimiento del usuario afectado
2
Citado por Crosas-Remón, I. (2016) en Sexismo en la Red. Análisis de la ciberviolencia en
contra del ciberfeminismo en Youtube. Trabajo Fin de Máster (p.15) [consultado el 17 de marzo
de 2017], disponible en el link:
https://repositori.upf.edu/bitstream/handle/10230/28155/Crosas_2016.pdf?sequence=1&isAllow
ed=y

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
118
está más cerca de ser una extensión del fenómeno ordinario, que una forma
autónoma de acoso cibernético.
Centrándonos en cada una de estas figuras, las mismas pueden ser
consideradas someramente bajo las peculiaridades reseñadas en los apartados
expuestos a continuación1.

Cibervíctima.

A grandes rasgos, resulta del todo imposible establecer patrones comunes y


universales para los que asumen este rol por constituir un grupo muy
heterogéneo y nada singularizado. De ello se deduce que el nivel de
victimización irá, mayormente, en función de las preferencias del ciberagresor,
si bien existe una serie de factores socioculturales que multiplican la posibilidad
de ser víctima (Muñoz-Ruiz, 2016; Ortega, Buelga y Cava, 2016; Plataforma
Ferya, 2016; Save the Children, 2013; Smith, 2016; Vergara, 2016):
- Diferencia en rasgos físicos, sociales o culturales que puntúan fuera del
patrón estadístico de normalidad (pertenencia a etnias minoritarias, orfandad,
sobrepeso, demanda de necesidades educativas especiales, etc.).
- La presencia de alguna discapacidad física, psíquica o sensorial (jóvenes
afectados por epilepsia, autismo, sordera, etc.).
- La orientación e identidad sexual de la víctima (jóvenes LGTBI)2.
- La existencia de antecedentes de acoso en la vida real (en el ámbito escolar o
de otra índole).
- Ser víctima de violencia intrafamiliar o encontrarse en un entorno de violencia
de género.
- La falta de comunicación con los progenitores: una relación débil entre padres
e hijos acrecienta el riesgo de victimización (Ybarra y Mitchell, 2004, citado en
Gilabert-García, 2014).
- La carga genética de la víctima. Algunos estudios sobre riesgo ambiental
sostienen que este factor posee una fuerte influencia en los procesos de
victimización.
De entre las distintas categorizaciones existentes para clasificar al
colectivo de las víctimas, la propuesta de Olweus (1998)3 distingue y aglutina a
éstas en 2 grandes bloques:
- La víctima pasiva: Aquella que no ejerce provocación alguna en el victimario
ni responde a los ataques que sufre. Se caracteriza por ser muy insegura y
sumisa (acata con resignación las humillaciones). Presenta dificultad en la
comunicación, se distingue por su escasa asertividad y posee una imagen muy
pobre de sí misma. Al tener más limitada las estrategias de evitación que en el
bullying tradicional, su nivel de seguridad y el grado de control que sufre
empeora considerablemente, desapareciendo prácticamente su zona de confort

1
Resulta prudente aclarar que la presencia de alguna de esas características no debe
considerarse como un indicador de asunción de ese rol.
2
Se corresponde con las siglas que designan colectivamente a Lesbianas, Gays, Bisexuales,
personas Transgénero e Intersexuales.
3
Si bien Olweus realiza esta clasificación para el bullying, resulta de aplicación para el
ciberbullying debido a la cercanía y arraigo entre ambos fenómenos

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
119
mental (ya no existen refugios en los que sentirse a salvo: el espacio virtual
conforma un todo para los nativos digitales).
- La víctima provocadora: la que, consciente o inconscientemente, incita al
victimario para ser agredida. Suele tener un temperamento desafiante y una
marcada falta de popularidad entre sus iguales (lo que probablemente
determina que sea el blanco de la diana del victimario). Su modus operandi
determina un agravamiento en la escala de actos denigrantes que recibe.
Irónicamente, conjuga su papel de víctima con el de victimario con el paso del
tiempo: Según Cerezo (2008), un joven victimizado puede ir en busca de otro
más débil con la finalidad de pagar las humillaciones sufridas.

Ciberagresor

Partiendo de la base que “el agresor no nace, sino se hace”, conviene precisar
que el ciberacosador, según Álvarez-Idarraga (2016), no tiene por qué
presentar trastornos de la personalidad o una patología mental determinada,
cuestión que tampoco se excluye para determinados casos. Otro aspecto
destacable es que un amplio porcentaje de los ciberagresores nunca revelan su
identidad a la víctima, lo que produce un efecto de empoderamiento que se ve
favorecido por la distancia virtual (recordemos que Internet es un macroespacio
no lineal carente de centro). Esta situación produce una inhibición de los
mecanismos de autorregulación, generando la imagen de un continuum que
parte de un mero insulto hasta llegar a cometer auténticas crueldades. En
términos generales, y sintetizando parte del trabajo de Díaz-Aguado (2006)1, se
puede extraer una serie de indicadores que son comunes a todos los atacantes
tecnológicos:
- Bajos niveles de autocontrol.
- Poca tolerancia a la frustración, lo que ocasiona una problemática de tipo
conductual ante la imposibilidad de reconducir los sentimientos de ira (puede
generar más irritación si no alcanza el objetivo que se ha propuesto: el
sufrimiento de la víctima).
- Ausencia de feedback al no percibir la ansiedad e indefensión del sujeto
acosado.
- Falta de empatía por la ausencia de sentimientos de culpa o arrepentimiento.
- Profunda identificación con modelos sociales basados en la sumisión y la
dominación.
- Cierta tendencia hacia la conducta violenta (en cualquiera de sus formas).
- Insuficiencia de habilidades alternativas a la violencia y dificultad de
aprendizaje de opciones más pacíficas.
- Un marcado temperamento de carácter impulsivo.
- Dificultad con el cumplimiento de las normas y cierto rechazo hacia las figuras
que ostentan Autoridad.
En cuanto a la tipología existente, este rol puede ser asumido por un
único sujeto o por varios (bajo la dirección de un líder, por lo general), lo que se
ha denominado acción grupal. Según la Fiscalía General de Estado (2005),
1
Díaz-Aguado Jalón, M-J., Del acoso escolar a la cooperación en las aulas. 2006 (p.2)
[consultado el 20 de abril de 2017], disponible en el link:
http://www.ararteko.net/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/Billbao.071.conferencia.pdf

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
120
esta modalidad es mucho más lesiva que la individual al producirse un
fenómeno de reparto del sentimiento de culpa, “tendiendo a diluirse o
difuminarse la conciencia de responsabilidad individual en el colectivo” (p.3). En
cuanto a las modalidades presentes, las mismas se circunscriben en estos dos
modelos:
- Ciberagresor común: Aquel que realiza las acciones de hostigamiento
descritas anteriormente (inclusión de comentarios vejatorios, suplantación de
identidad, remisión de correos electrónicos amenazantes, etc.).
- Ciberagresor-víctima: Encaja con la definición dada anteriormente de “víctima
provocadora” señalada por Olweus (1998).

Espectador

Por exclusión, resulta ser todo sujeto que presencia o participa en un acto de
ciberacoso sin que haya adoptado el papel de víctima o victimario. En relación
a los espectadores, si ya existían dificultades para establecer un perfil común
para las víctimas de ciberacoso, el problema se centuplica a la hora de definir
las características de los observadores. En cualquier caso, la nota común
dominante en los individuos incluidos en esta categoría es la sensación de
anonimato, la denominada alianza invisible, elemento clave para que aparezca
en escena el efecto inhibidor que en buena medida dificultará la intervención de
éstos ante una ciberagresión (Álvarez-Idarraga, 2016).
A los efectos de clasificar este rol, del examen de su tipología se definen
tres grandes grupos en los que congregar a los espectadores:
- Los instigadores: Aquellos que, de manera activa y dolosa, ayudan al
victimario mediante su colaboración, bien sea alentando o participando en el
escarnio público.
- Los espectadores pasivos: Los que asisten al ciberacoso de manera distante,
adoptando un papel neutral. Esta postura genera un refuerzo en el papel del
ciberagresor al asociar “conducta indiferente” con “aprobación del hecho”,
produciéndose lo que Subijana-Zunzunegui (2007) señala como la conspiración
del silencio.
- Los defensores de la víctima: Se enfrentan activamente ante la ejecución del
ciberacoso, colocándose del lado de la víctima al pedir que desista el
hostigamiento. En este sentido, Díaz-Aguado (2006)1 sostiene que la
pertenencia a una sólida red de amigos evita la adjudicación del rol de víctima,
impidiendo, además, el posible contagio social que fomenta la multiplicación de
acciones humillantes.
Respecto de la figura del espectador, Montiel (2016) sostiene que cada
vez que un observador reenvía un correo ofensivo o mensaje injurioso en un
contexto de ciberacoso, automáticamente adquiere la condición de cómplice,
consiguiendo con ello que la provocación incendiaria se extienda y aumente el
sufrimiento de la víctima. A esta situación se le denomina Efecto Coliseum.

1
Díaz-Aguado. Op. cit., (p.17).

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
121
Implicaciones educativas, sociales y legales derivadas del ciberacoso.

Las consecuencias potencialmente peligrosas originadas por el ciberacoso


resultan evidentes para las víctimas de los ciberataques, aunque según el
contexto, intensidad y personalidad de éstas, sus efectos producirán distintos
síntomas y niveles de angustia. Hecha esta observación, conviene precisar que
este tipo de violencia no es inmune para nadie a pesar de lo que se puede
creer en un principio. Se puede afirmar que el despliegue de sus resultados
también produce perjuicios a ciberagresores y espectadores, siendo estas
implicaciones de distinta naturaleza en función del rol que se desempeñe.

En el plano educativo.

Las consecuencias provenientes del acoso tecnológico están mayormente


asociadas al rol de la cibervíctima. El tormento digital al que se ve sometida
pasa su primera factura en el rendimiento escolar, ya que una parte muy
representativa de su vida social se desarrolla en la escuela, institución que
representa, junto a la familia, uno de los más importantes agentes
socializadores. Siguiendo a Tokunaga (2010), el deterioro del entorno del joven
ciberacosado lleva implícito, en el ámbito formativo, los siguientes resultados:
- Un descenso acuciado en el interés por las tareas escolares.
- Representa uno de los puntos de partida del absentismo escolar.
- Dificulta su relación con el resto de compañeros (recordemos que existe un
porcentaje significativo en los casos de hostigamiento tecnológico, en el que la
identidad del victimario nunca sale a la luz).
- Se produce un apreciable detrimento del nivel de confianza depositado en los
profesores.
La amalgama de estas situaciones resulta un coctel explosivo que puede
ocasionar repudio social en el resto de alumnos, originándose el fenómeno
denominado por Cava, Musitu y Murgui (2007) como ciclo retroactivo entre
factores de riesgo y continuidad en la cibervictimización 1.

En el plano social.

El contexto social que rodea a los actores intervinientes en el ciberacoso


resulta favorable para la propagación de una serie de fenómenos, siendo la
nota predominante a todos ellos la masificación en el empleo de las redes
sociales, así como la falta de control parental (y la consecuente ausencia de
límites). Como hemos adelantado, en el periodo que comprende la pubertad
(entre los 10 y los 16 años), la familia y los amigos son los ejes fundamentales
sobre los que va a pivotar el bienestar subjetivo2 del joven. Trasladando esta
situación a las cibervíctimas, podemos sacar las siguientes conclusiones:

1
Citado por Ortega-Barón, J., Buelga-Vásquez, S., y Cava-Caballero, M-J. (2016) en Influencia
del clima escolar y familiar en adolescentes, víctimas del ciberacoso. Revista Comunicar nº46,
v. XXIV (p.58) [consultado el 29 de abril de 2017], disponible en el link:
https://www.revistacomunicar.com/verpdf.php?numero=46&articulo=46-2016-06
2
Entendiendo este concepto como el predominio, por un amplísimo margen, de las
experiencias positivas sobre las emociones negativas en la vida de un joven.

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
122
- La pérdida de los niveles apropiados de bienestar subjetivo está íntimamente
relacionada con la pérdida de apoyo social. Según sostienen Herrero y Gracia
(2006) esta merma de apego es un potente predictor de problemas
psicosociales.
- La calidad de las relaciones sociales que mantienen los jóvenes con su
entorno más próximo es considerada el mejor pronóstico o predicción de su
ajuste psicosocial (Gracia, Herrero y Musito, 1995). Ergo, el deterioro de este
factor de protección -las relaciones sociales- determinará el detrimento de la
autoestima y dignidad personal.
En relación al ciberagresor, cabe destacar que éste no percibe,
socialmente hablando, que se encuentre realizando actos extremadamente
dañinos. Suele minimizar las acciones degradantes que promueve mediante
argumentos de justificación tales como “eso lo suele hacer todo el mundo” o
“estaba de broma, no iba en serio” (por mor de la ausencia de feedback, lo que
deriva en la justificación y exculpación de sus acciones). Más aún, el acosador
tecnológico tiene altas probabilidades de asunción de ese rol a lo largo de la
edad adulta (y no sólo durante la pubertad) proyectando el acoso digital una
vez que se inserte en el mercado laboral (igual se topa con otro chico débil con
el que seguir la dinámica destructiva), o incluso en las relaciones personales
con los vecinos. Ello se debe, según sostiene Muñoz (2016) a que la expresión
prematura de actos violentos representa un patrón de riesgo identificado con el
mantenimiento y agudización de conductas desviadas en la madurez.
En lo social y por lo que se refiere a los espectadores, la atmósfera
nociva que se respira ante la pauta abusiva del ciberacosador, afecta
negativamente al desarrollo social de los observadores. El ciberacoso es una
expresión inmaterial de la violencia, y quienes la favorecen, por acción u
omisión, se encuentran al margen de la ley (tal y como veremos en el siguiente
apartado). Esas connotaciones, absolutamente nocivas, cohabitan con estos
jóvenes, los cuales se hallan en una fase personal trascendental como es la
construcción social del individuo, la formación del yo y de la identidad.
Partiendo del mantra “no hay sociedad sin individuos”, se puede suponer que
los efectos nocivos de la violencia observada o incitada por los espectadores
trascienden al cuerpo social, el cual resultará moldeado ideológica y
culturalmente por los individuos que lo conforma.

En el plano jurídico

La realización de ciberbullying en las condiciones estudiadas anteriormente


conlleva la asunción de distintas responsabilidades legales, debiendo
diferenciar el adeudo que se contrae en dos ámbitos bien diferenciados: en el
entorno del Derecho Penal o en la esfera del Derecho Civil.

Ámbito penal

Entrando en materia penal, conviene tener presente que la legislación española


carece de un tipo específico que castigue el ciberacoso (la técnica legislativa
usada es la inclusión de los tipos penales en un único código, compilando los

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
123
ilícitos por tipologías), cuestión que no impide que los actos de hostigamiento
digital tengan encaje penal en uno u otro delito.
Si se observa nuestro entorno más inmediato, y hacemos un estudio
comparado sobre la normativa que regula el ciberacoso en el resto de Europa,
veremos que España se encuentra en el vagón de cola en esta materia1. Valga
como ejemplo el acta Malicious
Communications Act promulgada en Reino Unido en 1998, la cual
castiga el hate mail (correo del odio) así como el envío de todo tipo de
mensajes ofensivos por medios electrónicos. En Bélgica encontramos la Ley de
13 de junio de 2005 relativa a las comunicaciones electrónicas, la cual
sanciona la figura del acosador obsesivo (quien de forma perturbadora envía
correos electrónicos, o abusa mediante otras formas de comunicación). Por
último, la República Italiana cuenta con una ley específica contra el ciberacoso
desde finales del pasado año 2016 (a raíz del Caso Cantone)2.
A mayor abundamiento, al analizar aquellos países de especial arraigo
por su concreta vinculación con nuestra comunidad histórica, advertimos que
en Argentina y desde el año 2008 están penados los delitos informáticos por la
Ley número 26.388 (donde se incluye el ciberacoso). En Puerto Rico se castiga
el asedio tecnológico mediante la Ley número 104 del año 2016. En el caso
concreto de México, el esfuerzo normativo ha sido a nivel federal (Ley para la
Promoción de la Convivencia Libre de Violencia en el Entorno Escolar del
Distrito Federal, que incluye específicamente el ciberbullying). También
podemos citar el caso de Chile (Ley sobre violencia escolar, que incluye el
acoso por medios tecnológicos), Perú (Ley número 29.719 sobre promoción de
la convivencia sin violencia en las instituciones educativas), Colombia (Ley
número 1620 de 2013, por la cual se crea el sistema nacional de convivencia
escolar y formación para el ejercicio de los derechos humanos, la educación
para la sexualidad y la prevención y mitigación de la violencia escolar), Ecuador
(Ley Orgánica de Prevención, Control y Sanción del Acoso, Intimidación o
Violencia en los Centros de Estudio de Ecuador, del año 2015, que incluye el
acoso electrónico), o los Estados Unidos de América, donde existen decenas
de leyes estatales contra el ciberbullying (la primera de ellas data del año 1999,
en el Estado de California).
Una vez presentados los datos aportados desde el ámbito jurídico, se
considera por tanto más adecuada la confección de una ley ad hoc (opción
legislativa propia de los supuestos vistos anteriormente), que recurrir al uso de
códigos genéricos (como sucede en España o en Suiza) 3. El razonamiento
sobre esta inclinación se sustenta en que la norma específica, además de los
tipos penales de aplicación, permite agregar aspectos sustancialmente
importantes que versan sobre la materia que se trate, otorgando mayor
amplitud a la regulación del fenómeno: tutela institucional, medidas de
sensibilización, protocolos de actuación, programas de mediación, etc.,

1
Al carecer de una ley específica que penalice las conductas de acoso digital
2
Una joven italiana se suicida tras el acoso en redes por un vídeo sexual difundido por su ex
[consultado el 02 de mayo de 2017], disponible en el link:
http://verne.elpais.com/verne/2016/09/15/articulo/1473924999_823409.html
3
En la Confederación Helvética está castigado el contacto perverso con intención de acosar,
incluyendo la vía telemática

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
124
mientras que un código, aparte de la compilación de los tipos penales,
solamente declara disposiciones de carácter general. Sirva como ejemplo la
Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral
contra la Violencia de Género, disposición que regula aspectos de relevancia
penal, así como otras circunstancias concomitantes propias de otros ámbitos.
Así pues, puede decirse que el acoso cibernético realizado por menores
de edad (< 18 años) será punible según las disposiciones contenidas en el
vigente Código Penal por aplicación de la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de
enero, reguladora de la responsabilidad penal del menor (en adelante,
LORPM). Sin embargo, antes de avanzar conviene hacer una apreciación de
suma importancia sobre el factor minoría de edad: Si los hechos cometidos
fueran censurables conforme a algunas de las figuras penalizadas por nuestro
Código Penal, y el autor de las mismas fuera menor de edad con menos de 14
años (< 14 años), el sistema de justicia juvenil considera automáticamente la
presunción de inimputabilidad del ciberacosador (presunción iuris et de iure), lo
que traducido al argot común quiere decir que no es posible exigirle
responsabilidad penal alguna (artículo 1.1 LORPM). En estos supuestos será
de aplicación las previsiones reguladas en el Código Civil (CC, en lo sucesivo),
dando conocimiento a los padres, tutores o quienes ejerzan la representación
legal, así como a la Fiscalía especialista en materia de menores, quien remitirá
a la entidad pública de protección de menores el testimonio de particulares
deducido del hecho perpetrado.
En el supuesto que se den estas conductas reprobables por menores de
edad a partir de 14 años (≥ 14 años y < 18 años), resultará de aplicación la
responsabilidad penal específica (y no la ordinaria del Código Penal) regulada
por la LORPM. De la lectura de exposición de motivos de la LORPM se pueden
extraer las ideas sobre las que va a pivotar el requerimiento de esta
responsabilidad penal especial: principios encaminados a la reeducación del
menor, adopción de medidas preventivo-especiales donde prevalece el
superior interés del infractor (de naturaleza sancionadora-educativa), y
resarcimiento a la víctima junto a la reparación del daño causado.
Para concluir, y en cuanto al tratamiento penal de las conductas que giran en
torno al ataque digital cometido por jóvenes mayores de edad (> 18 años), sólo
cabe indicar que los mismos quedarán sujetos a la jurisdicción penal ordinaria.
En cuanto a los tipos penales previstos en los que pueden ser
subsumidas las distintas acciones de acoso tecnológico, y a modo de resumen
sin entrar en aspectos jurisprudenciales o de doctrina penal (concurso de
delitos, etc.), las conductas que engloban el ciberbullying podrían tener
acomodo en los siguientes delitos:
- Inducción al suicidio (art. 143.1 CP)1.
- Lesiones (arts. 147 y ss. CP) por menoscabo de la salud mental.
- Amenazas (arts. 169 al 171 CP) mediante la intimidación y chantaje de
publicación de vídeos o imágenes comprometidas.
- Coacciones (art. 172 ter CP) alterando gravemente su modus vivendi.

1
Para profundizar más sobre esta problemática y conocer algunos casos relevantes, se puede
consultar la noticia El adiós de Carla, Jokin, Aránzazu… [consultado el 02 de mayo de 2017],
disponible en el link
http://www.elmundo.es/sociedad/2015/10/21/56268b0f46163fa1198b45a9.html

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
125
- Acciones contra la integridad moral (art. 173.1 CP) siendo un tipo penal muy
genérico si bien lleva implícito connotaciones alusivas al acoso.
- Injurias (art. 205 al 207 CP) y calumnias (art. 208 al 210 CP) por atentar
contra el honor y la dignidad de la cibervíctima. Dentro del delito de injuria se
puede incluir los casos de ciberbullying post-mortem1.

Ámbito civil

En la esfera civil, el Código Civil impone la obligación de reparar los daños y


perjuicios causados por todas aquellas acciones u omisiones penadas o no por
la Ley, lo que extrapolado al fenómeno del ciberacoso equivale a que el
menoscabo originado por el despliegue de esas conductas degradantes, dará
lugar al nacimiento de la oportuna responsabilidad (compensación). De la
aseveración “acciones u omisiones penadas o no por la Ley” podemos inferir
que jurídicamente se han diseñado dos procedimientos distintos para
enmendar la responsabilidad civil: por un lado, el que se deriva de la comisión
de hechos tipificados penalmente (art. 1902 CC), y por el otro, por actos u
omisiones culposos o negligentes no castigadas por la ley (art. 1903 CC).
Hecha esta puntualización, la LORPM perfila un tercer régimen para dirimir la
reparación civil, cuestión considerada por determinado sector doctrinal (Pérez-
Vallejo, 2015) como un error mayúsculo, ya que lejos de unificar la histórica
regulación dual, la configuración de esta nueva vía añade mayor complejidad a
la ordenación de la responsabilidad civil (pp.1414-1415).
Con el objetivo de plasmar esta introducción, y retomando los tres
segmentos de edad ya examinados en el apartado dedicado a la
responsabilidad penal, el resultado de la aplicación de cada uno de tres
procedimientos indicados en los supuestos de ciberacoso quedaría de la
siguiente forma2:
- Si es el ciberagresor fuera menor de edad con menos de 14 años (< 14 años),
le será de aplicación los sistemas ordinarios previstos en el art. 1902 ó 1903
CC (responsabilidad civil extracontractual por hecho propio o por hecho ajeno).
- En caso que el ciberacosador menor de edad tuviera más de 14 años (≥ 14
años y < 18 años), se aplicará el régimen previsto en el art. 61.3 de la LORPM
“responderán solidariamente con él de los daños y perjuicios causados sus
padres, tutores, acogedores y guardadores legales o de hecho, por este orden”.
- Para jóvenes mayores de edad, les será de aplicación la regla general
prevista en el art. 109 CP (responsabilidad civil ex delicto).

1
Situaciones lacerantes en las que se hace burla tras el suicidio de la víctima, empleando
imágenes, vídeos o comentarios ofensivos.
2
La intención del autor de este trabajo es realizar un resumen de la responsabilidad civil
contraída, y no un análisis en profundidad, hecho éste que implicaría exponer muchos matices
que exceden el propósito de este estudio (capacidad de culpa del menor de 14 años, reserva o
renuncia de acción civil, etc.).

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
126
Estrategias de prevención del ciberbullying: programas y proyectos de
intervención

El tratamiento del ciberbullying, como fenómeno consolidado que da rienda


suelta a la violencia tecnológica sin filtros, representa un problema de magnitud
extraordinaria, no sólo por los efectos que puede dejar esta lacra -llegando
incluso al suicidio del joven atormentado-, sino por el amplio espectro de
población infanto-juvenil que se encuentra inmerso en este problema, en
cualesquiera de los tres roles expuestos en el capítulo 3. Según el informe “Yo
a eso no juego” editado por Save the Children (2016), el 6,9% de los
estudiantes se consideran víctimas de ciberacoso, lo que representa un total de
82.000 niños si extrapolamos los resultados al conjunto del territorio nacional1.
Considerando los planteamientos esbozados a lo largo de este trabajo,
podemos deducir que el ciberacoso debe afrontarse desde una óptica
plurifactorial, mediante la aplicación de estrategias preventivas de carácter
socio-educativo y con plena participación de la familia. La ambiciosa y
pretendida meta es la erradicación de este fenómeno violento, de manera que
se favorezcan prácticas democráticas y se supriman los efectos de la
intolerancia.
En cuanto a las estrategias de prevención dirigidas a los menores de
edad, conviene puntualizar que estas tareas interesa abordarlas a edades muy
tempranas, y cuanto antes, mejor. Existen casos muy preocupantes sobre el
inicio del fenómeno de ciberbullying en Primaria234, de lo que se puede
concluir que este ciclo educativo resulta clave para educar la ética y moral de
los niños, no sólo por la creación de la conciencia necesaria para oponerse
resueltamente a la intransigencia, sino porque en esos estadios resulta más
sencillo interiorizar los mensajes en defensa de la tolerancia social. La
absorción de buenas prácticas a edad temprana, gracias a la implicación del
núcleo familiar, el apoyo de los docentes en los centros escolares, así como el
establecimiento de límites y normas –alejados del autoritarismo-, serán los ejes
sobre los que pivote cualquier estrategia de prevención que pretenda eliminar
la violencia de los contextos tecnológicos.

Prevención a nivel nacional

Dentro del elenco de proyectos puestos en marcha en el Estado español,


resulta muy cautivador analizar someramente el programa Cyberprogram 2.0
implantado por Garaigordobil y Martínez-Valderrey (2014). El planteamiento de
este programa se asienta en la realización de actividades a través de un ciclo
de 19 sesiones, todas ellas desarrolladas en el centro educativo a lo largo del
curso lectivo. Su leit motiv, como no podía ser menos, es la prevención del

1
Si bien existen otros estudios más preocupantes, como el de Buelga, Cava y Musitu (2010)
del que se extrae que algo más de 24% de los escolares de entre 11 y 17 años han sufrido
acoso por vía telefónica, y el 29% a través de internet.
2
“Ciberbullying” en niños de nueve años [consultado el 03 de mayo de 2017], disponible en el
link: http://www.lavanguardia.com/local/girona/20160203/301865681908/ciberbullying-ninos-
girona-whatsapp.html

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
127
bullying y ciberbullying entre los escolares, fenómenos que inexorablemente
van fragmentando el estándar de convivencia social.
Las sesiones, dirigidas por un profesional con formación académica en
psicopedagogía, tienen una duración de una hora, tiempo durante el cual se
trabajarán las 4 grandes metas a alcanzar:
- Reconocimiento de los fenómenos bullying y ciberbullying, así como el papel
que desempeñan los implicados en este fenómeno.
- Diagnosis de los resultados dañinos que producen ambos fenómenos.
- Desarrollo de habilidades de resistencia y oposición con la finalidad de
contrarrestar o impedir ambas conductas.
- Mejora y perfeccionamiento de canales que pongan en funcionamiento
determinadas habilidades sociales: tolerancia, cooperación, empatía, etc.
Mediante la visualización de vídeos y la realización de otras actividades,
este programa suscita la reflexión y el debate sobre los 4 grandes objetivos
definidos anteriormente, de manera que el alumnado se vaya impregnando de
valores democráticos que promuevan formas cordiales de resolución de
conflictos. Los resultados tras la aplicación de este programa evidencian una
mejoría en conductas prosociales, y una apreciable disminución de los
fenómenos de victimización1 (p.581).
Otro de los programas de relevancia a tenor de los resultados
cosechados durante el curso académico 2010-20112 es el Proyecto ConRed:
“Conocer, construir, convivir en Internet y las Redes Sociales”. Esta iniciativa se
enmarca en el Programa Daphne -financiado por la Comisión Europea- y
puesta en funcionamiento por Del Rey, Casas y Ortega (2010). Resaltar que la
clave de su éxito se asienta en la aplicación de la Teoría del Comportamiento
Social Normativo (Theory of Normative Social Behavior)3, según la cual nuestro
código de conducta se halla fuertemente influenciado por el repertorio de
normas sociales que recibimos, motivo por el que nuestro proceder se ajustará
a esa colección de reglas sociales percibidas.
La consecución de los objetivos propuestos por este programa (la
reducción de la violencia cibernética y la dependencia de las redes sociales)
será posible gracias a la observancia de las siguientes líneas maestras:
- Descubrir los pros y los contras asociados a las prácticas dañinas coligadas a
las redes sociales.
- Comprender el alcance de ciertos hábitos peligrosos asociados a las nuevas
tecnologías.

1
Garaigordobil M., Martínez-Valderrey, V. (2014) Cyberprogram 2.0: Efectos en la mejora de la
conducta social durante la adolescencia. Internacional Journal of Developmental and
Educational Psychology. INFAD, año XXVI, [consultado el 10 de abril de 2017], disponible en el
link: 24
http://www.sc.ehu.es/ptwgalam/art_completo/2014/CYBERPROGRAM%202.0%20INFAND%20
2014.pdf
2
Del Rey, R., Casas, J.A. Y Ortega, R. (2012) El programa ConRed, una práctica basada en la
evidencia. Comunicar, nº 39, v. XX, .Revista Científica de Educomunicación (p.129-138).
[consultado el 12 de marzo de 2017], disponible en el link:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4014434/2.pdf
3
Esta teoría ya ha sido aplicada con éxito en el ámbito académico, para predecir los problemas
relacionados con el alcohol entre los estudiantes universitarios estadounidenses (Borsari y
Carey, 2003; Rimal y Real, 2005).

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
128
- Concienciar sobre determinadas conductas de las que no se deriva ningún
beneficio ni implica mayor aceptación social.
Mediante actividades presenciales y en línea (a través de un portal
virtual), familias, alumnos y docentes trabajan para fortalecer el equilibrio de las
interacciones que debe imperar en la comunidad, mitigando cualquier conato
de intransigencia social.
Por otro lado, la Administración Pública estatal ha puesto en marcha
recientemente el Plan Estratégico de Convivencia Escolar (2016-2020),
coordinado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte con la
participación de la casi totalidad de las Comunidades Autónomas1, así como un
considerable número de instituciones relacionadas con la tolerancia social. La
estrategia planteada se asienta en 7 líneas de actuación (que van desde la
formación específica del profesorado hasta el apoyo a las víctimas de violencia
y acoso), que convergen en un único objetivo: “dar una respuesta eficaz a la
necesidad de colaboración y coordinación entre las diferentes instituciones
para lograr que los centros educativos sean espacios seguros, libres de
violencia, inclusivos y favorecedores del éxito para todos los individuos”2. Entre
los diferentes recursos puestos en marcha, se encuentra el teléfono unificado
de atención a las víctimas de violencia escolar, en funcionamiento desde el 1
de noviembre de 2016 para todo el territorio nacional, y que cumple con los
requisitos de accesibilidad para aquellas personas que sufren trastornos del
habla o sordera (900 018 018), así como la creación de la figura de “mediador”
o “jefe de convivencia”, o la de los “alumnos mediadores” (para la detección de
conflictos y la posterior conciliación).
Por último, es necesario destacar por su especial importancia el Plan
Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros
Educativos y sus Entornos (2013), mediante el cual, el Ministerio del Interior, a
través de las Direcciones Generales de la Policía y la Guardia Civil, ofrece a la
comunidad educativa reuniones periódicas con Agentes policiales
especializados en convivencia y seguridad, se imparten charlas de
concienciación al alumnado, y se incrementa la presencia de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado en los centros educativos y sus alrededores.

Prevención a nivel internacional.

Fuera de nuestras fronteras, existen numerosas experiencias que en buena


medida han servido de base para el desarrollo e implantación de los proyectos
nacionales vistos en el apartado anterior. Dentro del catálogo de programas
internacionales, resulta muy atractivo citar el Proyecto Derechos, Igualdad y
Ciudadanía (sucesor del Proyecto Daphne), también financiado por la Comisión
Europea, el cual presenta una clara vocación generalista al establecer como

1
Tres CCAA no hacen aportaciones al Plan de convivencia escolar de Educación [consultado
el 23 de mayo de 2017], disponible en el link: http://eldia.es/agencias/9154821-Tres-CCAA-
hacen-aportaciones-Plan-convivencia-escolar-Educacion
2
Extraído del apartado “Introducción y Justificación” del Plan Estratégico de Convivencia
Escolar [consultado el 23 de mayo de 2017], disponible en el link:
http://www.mecd.gob.es/educacion-mecd/dms/mecd/educacion-mecd/mc/convivencia-
escolar/plan-de-convivencia/Plan-estrategico-Convivencia-Escolar.pdf

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
129
propósito la defensa de niños, joven y mujeres contra cualquier forma de
violencia (incluida la digital). Dentro de los programas respaldados por el
Proyecto Derechos, Igualdad y Ciudadanía (cuyos efectos se desarrollan
durante el periodo 2014-2020) encontramos el Programa ComBus: "Combatir el
Bullying: Un Programa Escolar Completo". Este proyecto escolar global está
consorciado por 7 plataformas de 6 países europeos, entre los que se
encuentra España. En este espacio confluyen padres, profesores, alumnos y
personal directivo para combatir el acoso escolar y el ciberacoso1, mediante el
empleo de actividades presenciales, semipresenciales y en línea.
Asimismo, se considera necesario mencionar el Proyecto European
Superkids Online, también financiado por la Comisión Europea, cuyo propósito
primordial es la concienciación de los peligros existente en la red, mediante la
elaboración de contenidos multimedia dirigidos a los menores de edad. Gracias
a la mancomunación de 4 países europeos, así como organizaciones
colaboradoras, el Proyecto se materializa en cada uno de esos Estados bajo
una denominación distinta: Si bien en España lo hace bajo el Programa
Protégeles, en Italia y Dinamarca lo hacen a través de la ONG Save the
Children, y en Polonia mediante Nobody´s Children Foundation.
Por último, citar el Programa Kiva, puesto en marcha en Finlandia por la
doctora Makela en 2007, y el cual, tras una década de buenos resultados en
materia de prevención, se encuentra implementado en algunos países
europeos (entre ellos, España), así como en América Latina2. La notoriedad de
su rendimiento tanto en bullying como ciberbullying radica, entre otros
aspectos, en el papel primordial de los observadores, quienes mediante
recursos didácticos específicos diseñados para ellos, consiguen aislar al
ciberagresor puesto que si éste no cuenta con un público al que seducir y
convencer, y pierde su apoyo, el hostigamiento termina desapareciendo.

Conclusiones.

En general, se puede decir que:


1.- El problema al que nos enfrentamos -el ciberbullying- resulta ser de
proporciones extraordinarias si atendemos al quantum afectado, así como sus
efectos potencialmente devastadores. Todo ello parece confirmar que el
verdadero talón de Aquiles se localiza en una deprimida concienciación social
sobre este problema, así como de la magnitud y trascendencia del mismo. La
literatura existente testimonia la presencia de diagnósticos sobre adicción
comportamental relacionados con la utilización desmedida de las TIC´s por
parte de los nativos digitales (Oliva et al., 2012), abarcando desde la llamada
nomofobia (miedo incontrolable de salir de casa sin el teléfono móvil), el
phubbing (ignorar al acompañante en una reunión para prestar toda su
atención al teléfono móvil u otro dispositivo electrónico), y la ciberadicción o

1
Combatir el bullying: un programa escolar integral [consultado el 10 de mayo de 2017],
disponible en el link: http://www.combatbullying.eu/index.php/en/toolkit/category/34-information-
resources-en-it-ro?download=95:poster-2-esp
2
Kiva a nivel mundial [consultado el 18 de mayo de 2017], disponible en el link:
http://www.kivaprogram.net/around-the-world

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
130
trastorno de adicción a Internet (IAD)1. Esta hiperconectividad, presente con
carácter cuasi universal en los jóvenes y escolares, constituye la antesala para
que se produzcan situaciones virtualmente peligrosas (entre las que se
encuentra el ciberacoso) debido a la pobre percepción social reinante acerca
de los riesgos presentes en el medio virtual.
2.- En la actualidad, nuestra sociedad se encuentra inserta en una
realidad aumentada (Azuma, 1997, citado por De la Torre et al., 2013), donde
el entorno físico y material se entremezcla con los elementos intangibles
propios del contexto digital. No obstante, tal aserto no puede llevarnos a error;
existe una necesidad imperiosa de delimitar ambas esferas, siendo el punto de
partida la instrucción de nuestros hijos para que construyan su identidad digital,
con implicación de la familia, el cuerpo docente y las Administraciones Públicas
de manera que se eduquen en la protección de su privacidad. Aprender a
ubicar esa divisoria cada vez más lábil entre lo público y lo privado, así como
poner límites a la intimidad, deberían ser las primeras tareas a cultivar con el
inicio de esta andadura digital.
3.- Las medidas de intervención previstas en los programas de
prevención y detección del ciberbullying, deben apostar por un modelo
comunitario con refuerzo de profesionales especializados. A priori, la conducta
antisocial presente en el ciberbullying no es un problema clínico ni judicial, sino
un problema de educación. De esta afirmación se puede colegir que, si el
problema se genera en el seno de la sociedad, debe ser la propia sociedad
quien dé respuesta a este contratiempo. Por ello, la educación en diversidad
tiene que partir del seno familiar, como unidad básica de la comunidad, al
representar un estupendo espacio de socialización en el que la aceptación y el
respeto equilibran las relaciones internas, y favorece un adecuado desarrollo
personal del menor. El apoyo de profesionales especializados a las familias,
dentro de los programas de prevención y detección del ciberacoso, debe ser la
piedra angular sobre la que va a descansar las medidas de intervención, por
ser éstos los encargados de trazar las estrategias a seguir y su aplicación
práctica, mejorando con ello los niveles de satisfacción familiar.
4.- Relacionado con el punto anterior, la instrucción y conclusión de los
asuntos de ciberbullying, salvo casos excepcionales, debería apartarse del
ámbito Penal. El principio de intervención mínima dispone que la esfera penal
opere como última ratio frente a las violaciones de bienes jurídicos de
relevancia, dicho lo cual, parece razonable articular otro sistema menos
gravoso del que se pueda obtener efectos jurídicos, por una vía más ágil y
menos costosa, sin que ello merme las garantías relativas a la seguridad
jurídica. Al igual que sucede en otros ámbitos, donde se apuesta por la
desjudicialización, por ejemplo, pensemos en los expedientes incluidos en
materia de jurisdicción voluntaria2, existen otros sistemas con un alto grado de
especialización y eficacia que suplen la actuación de los órganos
jurisdiccionales, entre los que se encuentra la negociación, la conciliación, la

1
En la actualidad, si bien es cierto que existe un caluroso debate en torno a esta patología, la
Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA) no la ha incluido en su prestigioso DSM V.
2
Determinados asuntos son encomendados a operadores jurídicos sin potestad jurisdiccional
(Letrados de la Administración de Justicia, Notarios y Registradores de la Propiedad y
Mercantiles) para que resuelvan materias tradicionalmente atribuidas a juzgados y tribunales.

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
131
mediación y el arbitraje, en ámbitos tan heterogéneos como lo es el derecho
civil, penal, social, mercantil o internacional. El nuevo órgano que proponemos
asumiría la resolución de conflictos generados por jóvenes y/o escolares, entre
los que se incluiría el bullying y ciberbullying (siempre y cuando la lesión de los
bienes jurídicos no haya alcanzado la gravedad suficiente para reconducirla por
vía penal). Esta nueva instancia, y a modo de propuesta, podría estar
compuesta por un jurista emérito (experto con amplios conocimientos legales
perteneciente al mundo académico, judicial, fiscal o de la abogacía), quien
sería asistido por un equipo técnico compuesto, al menos, por un psicólogo y
un educador social.
5.- Para aquellos casos más gravosos en los que sea necesaria la
aplicación del ius puniendi del Estado, y en vista de la heterogeneidad de
conductas penales en los que puede ser subsumidas las acciones de
ciberacoso, consideramos la necesidad de crear un tipo penal específico,
dentro del Título VII del Libro II (de las torturas y otros delitos contra la
integridad moral), cuyo tenor podría ser el siguiente:
“Será castigado con trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y
un día a 6 meses, o multa de seis a doce meses, el que de forma
reiterada y haciendo uso de medios informáticos u otros sistemas de
comunicación de análoga significación, humille, amenace, coaccione o
acose a otro, causándole menoscabo psíquico o una lesión de las
recogidas en el artículo 147.
Las penas previstas en el presente artículo se impondrán en su mitad
superior si la víctima fuere menor de doce años, o los actos fueran
realizados contra la víctima por su pertenencia a un etnia, raza o nación,
su sexo, orientación sexual, situación familiar, enfermedad o
discapacidad.
El que induzca, promueva o favorezca la comisión de este delito, por
acción u omisión, se le impondrá la misma pena en su mitad inferior”.
6.- Sin perjuicio de los resultados conseguidos hasta el momento por los
diferentes proyectos y programas puestos en marcha en España, resulta
complicado estar de acuerdo con quienes defienden que se está trabajando
con el suficiente ahínco en materia de ciberacoso: se considera que los
esfuerzos realizados son insuficientes, al constatarse que hemos cruzado la
tenue línea roja que separa un problema coyuntural de uno estructural.
Igualmente, se considera que las embarazosas cifras sobre cibervíctimas
expuestas en este trabajo avalan esta teoría. Por ello, se proponen como
posibles respuestas para paliar estas deficiencias, la adopción de medidas
legales para conseguir la implicación efectiva de los servicios proveedores de
Internet, así como las plataformas virtuales y redes sociales, con el objeto de
robustecer las políticas de privacidad, y los compromisos de retirada, sin
requerimiento previo, de aquellos contenidos que se estimen ofensivos o
humillantes. Asimismo, el currículo educativo debería apostar por la
implantación de una asignatura obligatoria de contenido ético-cívico, en
parecidos términos a la polémica asignatura “Educación para la Ciudadanía”,
con la intención de poner en valor la tolerancia social.

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
132
Referencias

Álvarez-Idarraga, G. (2016) Ciberbullying, una forma de acoso escolar. Tesis


doctoral [consultado el 22 de febrero de 2017], disponible en el link:
http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/tesisuned:CiencPolSoc-
Galvarez/ALVAREZ_IDARRAGA_Gema_Tesis.pdf
Arturo-Santoyo, A. y Martínez-Martínez, E. (2003) La brecha digital: mitos y
realidades. Editorial UABC [consultado el 31 de enero de 2017],
disponible en el link:
http://www.labrechadigital.org/labrecha/LaBrechaDigital_MitosyRealidad
es.pdf
Avilés-Martínez, J-A. (2013). Análisis Psicosocial del ciberbullying: claves para
una educación moral. Papeles del Psicólogo, 2013. Vol. 34(1)
[consultado el 06 de febrero de 2017], disponible en el link:
http://www.papelesdelpsicologo.es/resumen?pii=2172
Avilés-Martínez, J-A. (2010) Bullying y ciberbullying, el papel del género y los
medios. Aequalitas: Revista jurídica de igualdad de oportunidades entre
mujeres y hombres, nº 26 (pp.47-57) [consultado el 20 de febrero de
2017], disponible en el link:
http://www.unizar.es/sites/default/files/institucion/catedras/archivosCated
ras/genero/AEQUALITAS/aequalitas26.pdf
Biblioteca Del Congreso Nacional De Chile (2012). Ciberacoso: normativa
penal en el derecho comparado [consultado el 05 de mayo de 2017],
disponible en el link:
http://www.bcn.cl/obtienearchivo?id=repositorio/10221/14190/1/94479_A
L_2012504_AH_CF_ciberacoso_94479.doc
Blanco, J., De-Caso, A-M. y Navas, G. (2012) Violencia escolar: Ciberbullying
en redes sociales. INFAD Revista de Psicología, Nº1-Vol.1, ISSN: 0214-
9877 (pp.717-724) [consultado el 13 de febrero de 2017], disponible en
el link: http://www.papelesdelpsicologo.es/resumen?pii=2172
Cerezo-Ramírez, F. (2008) Agresores y víctimas en el bullying. Desigualdades
de género en la violencia entre escolares. Información psicológica nº 94
(pp.49-59) 32 [consultado el 02 de abril de 2017], disponible en el link:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2857916
Crosas-Remón, I. (2016) Sexismo en la Red. Análisis de la ciberviolencia en
contra del ciberfeminismo en Youtube. Trabajo Fin de Máster
[consultado el 17 de marzo de 2017], disponible en el link:
https://repositori.upf.edu/bitstream/handle/10230/28155/Crosas_2016.pdf
?sequence=1&isAllowed=y
Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid (2011). Guía de recursos para
centros educativos en casos de ciberacoso (p.16) [consultado el 10 de
marzo de 2017], disponible en el link:
http://www.madrid.org/bvirtual/BVCM013909.pdf
De La Torre-Cantero, J. et al. (2013). Entorno de aprendizaje ubicuo con
realidad aumentada y tabletas para estimular la comprensión del espacio
tridimensional. Revista de Educación a Distancia nº 37 [consultado el 05
de mayo de 2017], disponible en el link: http://www.um.es/ead/red/37

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
133
Del Rey, R., Casas J.A. y Ortega, R. (2012) El programa ConRed, una práctica
basada en la evidencia. Comunicar, nº 39, v. XX, .Revista Científica de
Educomunicación (pp.129-138) [consultado el 12 de marzo de 2017],
disponible en el link:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4014434/2.pdf
Díaz-Aguado, M-J. (2006) Del acoso escolar a la cooperación en las aulas
[consultado el 20 de abril de 2017], disponible en el link:
http://www.ararteko.net/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/Billbao.071.con
ferencia.pdf
Fanjul-Díaz, J-M. (2012) Visión jurídica del acoso escolar (bullying). Revista de
la Asociación de Inspectores de Educación de España nº 17. [consultado
el 21 de febrero de 2017], disponible en el link:
https://avances.adide.org/index.php/ase/article/view/524/364
Fiscalía General del Estado (2005). Instrucción 10/2005 sobre el tratamiento
del acoso escolar desde el sistema de justicia juvenil [consultado el 30
de 33 abril de 2017], disponible en el link:
http://www.madrid.org/dat_norte/WEBDATMARCOS/supe/convivencia/m
ateriales/fiscaliagralestadoacoso.pdf
Garaigordobil, M. (2015) Ciberbullying en adolescentes y jóvenes del País
Vasco: Cambios con la edad. Anales de Psicología vol.31 no.3
[consultado el 06 de febrero de 2017], disponible en el link:
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-
97282015000300034
Garaigordobil M. y Martínez-Valderrey, V. (2014) Cyberprogram 2.0: Efectos en
la mejora de la conducta social durante la adolescencia. Internacional
Journal of Developmental and Educational Psychology. INFAD, año
XXVI, [consultado el 10 de abril de 2017], disponible en el link:
http://www.sc.ehu.es/ptwgalam/art_completo/2014/CYBERPROGRAM%
202.0%20INFAND%202014.pdf
García-Gilabert, N. (2014) Victimización de menores por actos de ciberacoso
continuado y actividades cotidianas en el ciberespacio. Tesis doctoral
(p.47) [consultado el 31 de enero de 2017], disponible en el link:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=50240
García, L. (2010) Cyberbullying en escolares de educación secundaria de Lima
Metropolitana. Revista de Investigación en Psicología, 13, (pp. 83-99)
[consultado el 02 de mayo de 2017], disponible en el link:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3751414
Instituto Nacional de Estadística (2016) Equipamiento de productos TIC en las
viviendas principales por tamaño del hogar, hábitat, ingresos mensuales
netos del hogar y tipo de equipamiento [consultado el 08 de febrero de
2017], disponible en el
link:http://www.ine.es/jaxi/Tabla.htm?path=/t25/p450/base_2011/a2016/l
0/&file=03001.px&L=0
Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (2013) Guía legal sobre
el ciberbullying y el grooming [consultado el 13 de febrero de 2017],
disponible en el link: http://unaf.org/wp-content/uploads/2013/05/guia-
ciberbullying-grooming.pdf 34

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
134
Luengo-Latorre, J-A. (2014) Ciberbullying. Prevenir y actuar [consultado el 26
de marzo de 2017], disponible en el link:
http://www.copmadrid.org/webcopm/recursos/CiberbullyingB.pdf
Mendez, I. y Cerezo, F. (2010) Bullying y factores de riesgo en para la salud en
estudiantes de secundaria. European Journal of Education and
Psychology, vol. 3, nº 2 (pp.209-218) [consultado el 20 de febrero de
2017], disponible en el link:
https://www.researchgate.net/publication/49943756_Bullying_y_factores
_de_riesgo_para_la_salud_en_estudiantes_de_secundaria
Montiel-Juan, I. (2016). Ciberbullying [consultado el 22 de abril de 2017],
disponible en el link:
https://www.uoc.edu/portal/es/news/actualitat/2016/198-
ciberbullying.html
Mora-Merchán J-A., Ortega R. Y Jäger T. (2007). Actuando contra el bullying y
la violencia escolar. El papel de los medios de comunicación, las
autoridades locales y de Internet [consultado el 01 de marzo de 2017],
disponible en el link: http://www.juconicomparte.org/recursos/E-
Book_Spanish_01_CwZ9.pdf
Muñoz-Ruiz, J. (2016). Factores de riesgo en el acoso escolar y el ciberacoso:
implicaciones educativas y respuesta penal en el ordenamiento jurídico
español. Revista Criminalidad, 58 (3) (pp.71-86) [consultado el 31 de
enero de 2017], disponible en el link:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5763562.pdf
Oliva-Delgado, A. et al. (2012) Uso y riesgo de adicciones a las nuevas
tecnologías entre adolescentes y jóvenes andaluces [consultado el 05 de
mayo de 2017], disponible en el link:
https://personal.us.es/oliva/libroadicciones.pdf
Olweus, D. (1998) Conductas de acoso y amenaza entre escolares [consultado
el 23 de abril de 2017], disponible en el link: http://unaf.org/wp-
content/uploads/2013/05/guia-ciberbullying-grooming.pdf
Organización Mundial de Salud (2014) Prevención del suicidio: Un imperativo
legal. Resumen ejecutivo [consultado el 02 de febrero de 2017],
disponible en el link: http://www.who.int/mental_health/suicide-
prevention/world_report_2014/es/ 35
Ortega, R., Calmaestra, J. y Mora-Merchán, J. (2008) Ciberbullying.
International Journal of Psychology and Psychological Therapy 8, 2
(pp.183-192) [consultado el 01 de marzo de 2017], disponible en el link:
http://www.ijpsy.com/volumen8/num2/194/cyberbullying-ES.pdf
Ortega-Barón, J., Buelga-Vásquez, S., y Cava-Caballero, M-J. (2016) Influencia
del clima escolar y familiar en adolescentes, víctimas del ciberacoso.
Revista Comunicar nº46, v. XXIV (p.58) [consultado el 29 de abril de
2017], disponible en el link:
https://www.revistacomunicar.com/verpdf.php?numero=46&articulo=46-
2016-06
Plataforma Ferya (2016) Bullying y ciberbullying. Boletín 24 – mayo de 2016
[consultado el 10 de febrero de 2017], disponible en el link:
http://www.prevencionfamiliar.net/uploads/PDF_Boletines_Noticias/PF_B
oletin_24.pdf

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
135
Pérez-Fuentes, M-C. et al. (2016) La convivencia escolar: un acercamiento
multidisciplinar (volumen II) [consultado el 26 de marzo de 2017],
disponible en el link:
http://scholar.google.es/scholar_url?url=https://dialnet.unirioja.es/descarg
a/libro/681934.pdf&hl=es&sa=X&scisig=AAGBfm0ARFN3lYm3bf7N_j_Df
kjBkuAYoQ&nossl=1&oi=scholaralrt
Pérez-Vallejo, A-M., (2015) El complejo régimen de disciplina la
responsabilidad civil por daños derivados del acoso escolar. Anuario de
Derecho Civil (ADC) tomo LXVIII, 2015, fasc. IV (pp.1387-1452)
[consultado el 02 de mayo de 2017], disponible en el link:
https://www.boe.es/publicaciones/anuarios_derecho/abrir_pdf.php?id=A
NU-C-2015-
40138701452_ANUARIO_DE_DERECHO_CIVIL_%ABEl_complejo_r%E
9gimen_que_disciplina_la_responsabilidad_civil_por_da%F1os_derivado
s_del_acoso_escolar%BB
Rodríguez-Ortiz, D-A. Y Rodríguez-Velandia, J-H., (2015) Incidencia de los
mecanismos de intervención frente a la violencia escolar. Revista
Criterios- 23 (1)- rev.crit. (pp.125-151). ISSN Electrónico: 2256-1161
[consultado el 15 de mayo de 2017], disponible en el link:
http://www.umariana.edu.co/ojs-
editorial/index.php/criterios/article/view/1194 36
San Cristóbal-Reales, S. (2013). Sistemas alternativos de resolución de
conflictos: negociación, conciliación, mediación, arbitraje, en el ámbito
civil y mercantil. Anuario Jurídico y Económico Escurialense, XLVI (2013)
39-62 / ISSN: 1133-3677 [consultado el 31 de enero de 2017], disponible
en el link: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4182033
Save the Children (2013) Acoso escolar y ciberacoso: propuestas para la
acción [consultado el 01 de abril de 2017], disponible en el link:
http://www.psie.cop.es/uploads/Acoso_escolar_y_ciberacoso_informe.pd
f
Save the Children (2016) Yo a eso no juego. Bullying y ciberbullying en la
infancia [consultado el 02 de mayo de 2017], disponible en el link:
http://www.psie.cop.es/uploads/Acoso_escolar_y_ciberacoso_informe.pd
f
Secretaría de Educación Pública-México (2016) Orientaciones para la
prevención, detección y actuación en casos de abuso sexual infantil,
acoso escolar y maltrato es las escuelas de educación básica
[consultado el 18 de febrero de 2017], disponible en el link:
http://www.gob.mx/cms/uploads/docs/Orientaciones_211216.pdf
Secretaría de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades-
España (2016) Plan estratégico de convivencia escolar. [consultado el
23 de mayo de 2017], disponible en el link:
http://www.mecd.gob.es/educacion-mecd/dms/mecd/educacion-
mecd/mc/convivencia-escolar/plan-de-convivencia/Plan-estrategico-
Convivencia-Escolar.pdf
Secretaría de Estado de Seguridad-España (2013) Plan Director para la
Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos y sus
Entornos [consultado el 23 de mayo de 2017], disponible en el link:

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
136
http://www.interior.gob.es/documents/642012/1568685/Instruccion_7_20
13.pdf/cef1a61c-8fe4-458d-ae0d-ca1f3d336ace
Vergara-Forés, M. (2016) Tratamiento jurídico del acoso entre menores:
relevancia jurídico-penal y social del acoso escolar. Trabajo Fin de
Máster [consultado el 14 de febrero de 2017], disponible en el link:
http://digibuo.uniovi.es/dspace/bitstream/10651/38449/1/TFM%20-
%20Marta%20Vergara%20For%C3%A9s%202015-2016.pdf 37
Yubero, S., Larrañaga, E. y Navarro, R. (2016) La violencia en las relaciones
humanas: contextos y entornos protectores del menor. Ed. Universidad
Castilla-La Mancha, colección estudios 156. ISBN: 978-84-9044-238-8
(e-book).

Legislación

España. Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal


[Internet]. Boletín Oficial del Estado, 28 de julio de 2011, nº 180 (pp.
85320-85345) [consultado el 20 de abril de 2017], disponible en el link:
https://boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1995-25444&p=20150428&tn=2
España. Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la
responsabilidad penal de los menores [Internet]. Boletín Oficial del
Estado, 13 de enero de 2000, nº 11 (pp. 1422-1441) [consultado el 25 de
abril de 2017], disponible en el link:
https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2000-641
España. Ley 15/2015, de 2 de julio, de la Jurisdicción Voluntaria [Internet].
Boletín Oficial del Estado, 3 de julio de 2015, nº 158 (pp. 54068-54201)
[consultado el 10 de mayo de 2017], disponible en el link:
https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2015-7391
España. Real Decreto de 14 de septiembre de 1882, por el que se aprueba la
Ley de Enjuiciamiento Criminal [Internet]. Gaceta de Madrid, 19 de
septiembre de 1882, nº 262 (pp. 821-835) [consultado el 22 de abril de
2017], disponible en el link:
http://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1882/260/R00803-00085.pdf
España. Real Decreto de 24 de julio de 1889, por el que se publica el Código
Civil [Internet]. Gaceta de Madrid, 25 de julio de 1889, nº 281 (pp. 249-
312) [consultado el 22 de abril de 2017], disponible en el link:
https://boe.es/datos/pdfs/BOE/1889/206/R00249-00312.pdf

Revista de Estudios Clínicos e Investigación Psicológica


Vol. 7, No. 14 Julio-Diciembre de 2017
137

También podría gustarte