Andrea Dworkin - Nuestra Sangre PDF
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ANDREA DWORKIN
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ÍNDICE
Prefacio iii
6. Redefiniendo la No-Violencia 78
7. Orgullo Lésbico 87
Notas 134
iii
Prefacio
Nuestra Sangre [Our Blood] es un libro que surgió de
una situación. La situación fue que no lograba publicar mi
trabajo. Así que me volqué a dar discursos públicos -no a
exponer pensamientos de forma espontánea o dejar fluir
sentimientos, sino a la prosa trabajada, que informara,
persuadiera, perturbara, causara reconocimiento, aprobara la
rabia. Me dije a mí misma que si los editores no querían
publicar mi trabajo, simplemente me los saltaría. Decidí
escribirles directamente a las personas, escribir con mi propia
voz y para mi propia voz. Comencé a escribir de esta forma
porque no tenía otra alternativa: no veía otra manera de
sobrevivir como escritora. Estaba convencida de que era la
industria editorial -editoras mujeres tímidas y sin poder, la
superestructura de hombres que toman las decisiones reales,
críticos misóginos- la que se interponía entre mi persona y un
público, de mujeres, particularmente, que yo sabía que existía.
La industria editorial era una barrera efectiva y mi plan era
navegar a través de ella.
*
Se me advirtió temprano acerca de lo que significaba ser una niña, pero no
escuché. “Escribes como hombre” me dijo un editor luego de leer un
borrador de los primeros capítulos de Woman Hating, “Cuando aprendas a
escribir como mujer, consideraremos publicarte”. Esta advertencia me
recordó a un consejero de la secundaria, quien me preguntó, acercándose ya
la graduación, qué tenía planeado ser de grande. Una escritora, dije. Bajó la
mirada, luego me miró seriamente. Él sabía que yo quería ir a una
universidad excelente; sabía que era ambiciosa. “Lo que tienes que hacer”,
dijo él, “es ir a una universidad estatal -no hay razón para que vayas a otro
lugar- y convertirte en profesora, así tendrás algo para cuando tu esposo
vi
*
Después de que Nuestra Sangre se publicara, fui a esa misma publicación
semanal a rogar -sí, rogar- por algo de atención para el libro, que estaba
muriendo. El escritor cuyo propio “lanzamiento” se vio amenazado por
“Renunciando a la ‘Equidad’ Sexual”, me pidió una reunión. Me dijo, una y
otra vez, cuán verdaderamente hermoso era Nuestra Sangre. “Ya sabes—
um—um” dijo, “ese -um, um- ese discurso que está en Nuestra Sangre -ya
sabes, ese que escribiste”. “Tan hermoso”, dijo “Tan hermoso”. El editor en
jefe de ese semanal me escribió diciendo que Nuestra Sangre era tan
perfecto, tan conmovedor. Pero en esas páginas Nuestra Sangre no recibió
ayuda, ni siquiera una mención.
viii
Andrea Dworkin
Nueva York
Marzo, 1981.
NUESTRA SANGRE
Andrea Dworkin
Feminismo, Arte y Mi Madre Sylvia* 1
*
Mi madre me recordó que ella me llevaba a las librerías y que también
siempre me animó a leer. Olvidé este recuerdo temprano porque, en tanto
crecí, ella y yo tuvimos algunos conflictos respecto a los libros que yo
insistía en leer, aunque ella jamás evitó que los leyera.
FEMINISMO, ARTE Y MI MADRE SYLVIA 5
cerrada, día de luto por los seis millones asesinados por los
Nazis. Así que fui a ver a mi prima que vivía cerca. Ella
temblaba, llorando, gritando, vomitando. Me dijo que era abril y
en abril su hermana menor fue asesinada frente a ella, y otra
hermana, una infante, tuvo una terrible muerte, les rasuraron la
cabeza -déjenme decir solamente que me contó lo que le pasó en
el campo de concentración Nazi. Dijo que cada abril recordaba,
como en una pesadilla de terror, lo que le había sucedido ese
mes tantos años atrás, y que cada abril temblaba, lloraba, gritaba
y vomitaba. La tierra se movió entonces.
La segunda vez que la tierra se movió para mí fue
cuando tenía dieciocho años y pasé cuatro días en la Casa de
Detención de Mujeres en Nueva York. Fui arrestada en una
manifestación en contra del genocidio de Indochina. Pasé cuatro
días y cuatro noches en la suciedad y el terror de esa cárcel.
Ahí, dos médicos me hicieron un brutal examen interno. Tuve
hemorragia durante quince días luego de eso. La tierra se movió
entonces.
La tercera vez que la tierra se movió para mí fue cuando
me volví feminista. No ocurrió un día en particular, o mediante
una sola experiencia. Tenía que ver con esa tarde cuando tenía
diez años y mi prima puso el sufrimiento de su vida en mis
manos; tuvo que ver con esa cárcel de mujeres, y tres años de un
matrimonio que comenzó como amistad y terminó en
desesperación. Pasó en algún momento después de dejar a mi
marido, cuando vivía en la pobreza y con gran angustia
emocional. Pasó lentamente, poco a poco. Una semana después
de dejar a mi ex-esposo comencé a escribir mi primer libro, el
libro que ahora se llama Woman Hating. Quería averiguar qué
me ocurrió en mi matrimonio y en las mil una instancias de mi
vida diaria en las que parecía que era tratada como sub-humana.
Sentía que yo era profundamente masoquista, pero que mi
FEMINISMO, ARTE Y MI MADRE SYLVIA 7
*
Entregado en la Conferencia sobre Sexualidad para la Organización
Nacional de Mujeres, en Nueva York, el 12 de Octubre de 1974
12 RENUNCIANDO A LA “EQUIDAD” SEXUAL
*
Entregado en la ciudad de Nueva York, para la Organización Nacional de
Mujeres, el 31 de Octubre de 1974.
18 RECORDANDO A LAS BRUJAS
sido puestas ahí por sus parientes hombres, que las odian por
rebelarse en contra de los límites del rol femenino, ni tampoco
vaciará las cárceles llenas de mujeres quienes, para sobrevivir,
recurrieron a la prostitución; o quienes, luego de ser violadas,
mataron al violador; o quienes, mientras eran golpeadas,
mataron al hombre que las estaba matando. Estas reformas no
harán que los hombres dejen de aprovecharse de la explotación
de la labor doméstica de las mujeres, ni tampoco evitarán que
los hombres refuercen la identidad masculina victimizando
psicológicamente a las mujeres en sus llamadas relaciones
“amorosas”.
Y ninguna acomodación personal dentro del sistema
patriarcal va a detener este ginocidio incesante. Bajo el
patriarcado, ninguna mujer está a salvo de vivir su vida, de
amar, de ser madre. Bajo el patriarcado, cada mujer es una
víctima, del pasado, presente y futuro. Bajo el patriarcado, la
hija de cada mujer es una víctima, del pasado, presente y futuro.
Bajo el patriarcado, el hijo de cada mujer es su potencial traidor
y también, el inevitable violador y explotador de otra mujer.
Antes de que podamos vivir y amar, debemos reunirnos
en revolucionaria sororidad. Eso significa que debemos dejar de
apoyar a los hombres que nos oprimen; debemos rehusarnos a
alimentarlos y vestirlos y limpiar por ellos; debemos rehusarnos
a que tomen su sustento de nuestras vidas. Eso significa que
tendremos que separarnos de la identidad que, como mujeres,
hemos sido entrenadas a tener -que deberemos separarnos de
todos los vestigios del masoquismo que nos han dicho es
sinónimo con ser mujer. Eso significa que deberemos atacar y
destruir cada institución, ley, filosofía, religión, costumbre y
hábito de este patriarcado -este patriarcado que se alimenta de
nuestra “sucia” sangre, que se erige sobre nuestra “trivial”
labor.
24 RECORDANDO A LAS BRUJAS
*
Entregado en la Universidad Estatal de Nueva York, en Stony Brooklyn, 1
de Marzo, 1975; Universidad de Pennsylvania, 25 de Abril, 1975; College
Estatal de Nueva York, en Old Westbury, 10 de Mayo, 1975, Womanbooks,
ciudad de Nueva York, 1 de Julio, 1975; Centro de Mujeres de Woodstock,
Nueva York, 3 de Julio, 1975; College Comunitario del Condado de Suffolk,
9 de Octubre, 1975; College Queen, Ciudad Universitaria, Nueva York, 26 de
Abril, 1976.
*
Estas precisiones fueron entregadas solo en las escuelas donde no existían
cursos de Estudios Sobre La Mujer
26 LA ATROCIDAD DE LA VIOLACIÓN Y EL CHICO DE AL LADO
quienes son definidos, por ellos mismos y por todos los órganos
de su cultura, como superiores. No sabíamos que fuimos
entrenadas todas nuestras vidas para ser víctimas -inferiores,
sumisas, pasivas, objetos que no tienen derecho a la más mínima
identidad individual. No sabíamos que por ser mujeres nuestra
labor sería explotada por hombres para su propio
enaltecimiento, donde sea que estuviéramos -en el trabajo, en
movimientos políticos. No sabíamos que todo nuestro arduo
trabajo en cualquier lugar o movimiento político jamás
aumentaría nuestras responsabilidades o recompensas. No
sabíamos que estábamos ahí, cuando fuera, para cocinar, para
hacer el trabajo doméstico, para ser folladas.
Les cuento esto ahora porque es lo que recordé cuando
supe que vendría aquí a hablarles. Imagino que en algunas cosas
es diferente a los que les pasó a ustedes. Existe una
impresionante literatura feminista para que se eduquen, aunque
sus profesores no lo hagan. Hay filósofas feministas, poetizas,
comediantas, historiadoras, y políticas que están creando cultura
feminista. Existe su consciencia feminista, que deben cuidar,
expandir y profundizar en toda oportunidad.
Por ahora, no hay programa de Estudios de la Mujer
aquí. El desarrollo de tal programa es esencial para ustedes
como mujeres. Un estudio sistemático y riguroso del lugar de la
mujer en esta cultura hará posible que comprendan el mundo, en
tanto él actúa en ustedes y las afecta. Sin ese estudio, dejarán
este lugar como yo dejé Bennington -ignorantes de lo que
significa ser mujer en una cultura patriarcal- esto es, en una
sociedad donde las mujeres son sistemáticamente definidas
como inferiores, donde son sistemáticamente despreciadas.
Estoy aquí esta noche para contarles tanto como pueda
acerca de lo que enfrentarán como mujeres en sus esfuerzos por
vivir una vida humana decente, valiosa y productiva. Y por eso
LA ATROCIDAD DE LA VIOLACIÓN Y EL CHICO DE AL LADO29
(1)
uno sin el otro. El terror que plaga a las mujeres con tan solo
pensar de estar “solas” en esta vida, deriva directamente de este
acondicionamiento. Si es que existe una forma de “perdición de
la mujer” bajo el patriarcado, seguramente es este miedo al
aislamiento -un terror que surge de los hechos en cada caso.
La confusión es también una parte integral del miedo. Es
confuso ser castigada por ser exitosa -por trepar un árbol, o ser
excelente en matemáticas. Es imposible responder la pregunta,
“¿Qué hice mal?”. Como resultado del castigo que es inevitable
cuando ella tiene éxito, la niña aprende a identificar el miedo
con la confusión y la confusión con el miedo. Para cuando es
una mujer, el miedo y la confusión se gatillan simultáneamente
por el mismo estímulo y no pueden ser separados el uno del
otro.
El miedo, para las mujeres es aislante y confuso.
También es consistente y progresivamente debilitante. Cada acto
fuera de la esfera permitida a la mujer, provoca un castigo -este
castigo es inevitable como el caer de la noche. Cada castigo
inculca miedo. Como un ratón de laboratorio, la mujer tratará de
evitar esos choques eléctricos de alto voltaje que parecen plagar
el laberinto. Ella también quiere el legendario Queso Gigante al
final del camino. Pero para ella, el laberinto jamás termina.
La debilidad que es intrínseca al miedo tal como lo
experimentan las mujeres, es progresiva. Se incrementa, no
aritméticamente mientras crece, sino geométricamente. La
primera vez que una niña rompe una regla de su clase de género
y es castigada, solo tiene que enfrentar las consecuencias reales
de ese acto. Esto es, está aislada, confundida y siente miedo.
Pero la segunda vez, debe lidiar con su acto, sus consecuencias,
y también con los recuerdos de un acto anterior y sus anteriores
consecuencias. Este juego interno de recuerdos dolorosos,
anticipación al dolor, y a la realidad del dolor en una
72 LAS POLÍTICAS SEXUALES DEL MIEDO Y LA VALENTÍA
(2)
(1)
*
Entregado en Boston College, en una conferencia sobre Alternativas al
Sistema Corporativo Militar, en un panel sobre “Defender Valores Sin
Violencia”, 5 de Abril, 1975.
REDEFINIENDO LA NO-VIOLENCIA 79
(2)
(3)
*
Entregado en una manifestación por la Semana del Orgullo Lésbico, en
Central Park, Nueva York. 28 de Junio, 1975.
88 ORGULLO LÉSBICO
(1)
dicen, me gusta ésta piedra, no pesa tanto para mí. Las mujeres
defienden la piedra diciendo que la piedra las protege contra la
lluvia y el viento y el sol. Las mujeres dicen, esta piedra es todo
lo que conozco, ¿qué haré sin ella?
Para algunas mujeres, ser enterradas dentro la piedra es
insoportable. Quieren moverse con libertad. Agotan todas sus
fuerzas para apartar esa dura piedra que las confina. Se
desgarran las uñas, rompen la piel de sus manos, hasta sangrar.
Parten sus labios contra la roca, se rompen los dientes y se
ahogan en el granito que cae dentro de sus bocas.
Muchas mujeres mueren en esta desesperada, solitaria
batalla contra la piedra. Pero, ¿qué pasaría si el impulso por ser
libres existiera en todas las mujeres enterradas dentro de la
roca?, ¿Y qué tal si el material de la piedra se saturó tanto con el
apestoso olor de los cuerpos putrefactos de las mujeres, acumuló
ese hedor por miles de años de descomposición y muerte, que ya
ninguna mujer pudiera contener su repulsión?, ¿qué harían esas
mujeres sí, finalmente, quisieran ser libres?
Creo que estudiarían la piedra. Creo que usarían cada
facultad mental y física que tuvieran en su poder para analizar la
piedra, su estructura, sus cualidades, su naturaleza, su
composición química, su densidad, las leyes físicas que
determinan sus propiedades. Tratarían de descubrir dónde se
erosionó, qué sustancias podrían descomponerla, qué tanta
presión es necesaria para hacerla pedazos.
Esta investigación requeriría rigor y honestidad
absolutas. Cualquier mentira que se dijeran a sí mismas sobre la
naturaleza de la piedra impediría su liberación. Cualquier
mentira que se dijeran a sí mismas sobre su propia condición
bajo la piedra perpetuaría la situación que se volvió intolerable
para ellas.
94NUESTRA SANGRE: LA ESCLAVITUD DE LAS MUJERES EN AMERIKA
(2)
3. Ibid., p. 47.
4. Ibid.
5. Ibid., p. 121.
BIBLIOGRAFÍA
9. La Causa Raíz