Muy Tarde Entendí Tu Amor
Muy Tarde Entendí Tu Amor
Muy Tarde Entendí Tu Amor
Introducción
Vamos a analizar en la Biblia la historia de dos hombres que por
situaciones de la vida, fueron tal vez los que estuvieron más cerca de
Jesús en el momento de la cruz. Dos vidas que nos dan una profunda
enseñanza, dos personas que no disfrutaron a Jesús en su ministerio,
pero que aprovecharon los últimos momentos de vida de Jesús para
reconocer su amor y entrega por la humanidad.
En Mateo 27:44
Se nos dice que dos de los hombres que estaban siendo crucificados
eran ladrones cuyos crímenes habían resultado en una sentencia de
muerte. Y en una muestra increíble de sinceridad, rara vez vista entre
los criminales, uno de ellos admitió que tanto él como el otro eran
culpables y su castigo era justo. Él no hizo caso a los reclamos del
gentío hostil de curiosos; sino que declaró que Jesús era inocente, es
decir, Él no era culpable de nada de lo que los romanos consideraban
ser una ofensa capital.
La multitud que estaba alrededor burlándose del Señor estaba
compuesta principalmente de Fariseos y sacerdotes ¡que de hecho
sabían que Él no era culpable! Ellos estaban enfurecidos por sus
afirmaciones de ser Dios y ya que ellos no tenían autoridad de darle
muerte por lo que ellos consideraban una blasfemia, ellos fabricaron la
acusación de que su intención era ser un Rey en oposición a Roma.
Ese hombre, cuya identidad desde aquel día, hasta el de hoy, es el de
ser uno de los dos ladrones crucificados con Cristo; mostró un
verdadero arrepentimiento y fe. Su sorprendente confesión de fe en
medio de circunstancias tan horrendas hace obvio que en algún
tiempo pasado, él había escuchado a Jesús, ya sea por medio de
Juan el Bautista o del mismo Señor. De otra forma él no hubiera
2 Corintios 5:21
Y volviendo a la promesa que se le hizo al ladrón penitente sobre el
estar en el paraíso con el Señor ese mismo día, se necesita enfatizar
que esto significa que: el cese de esta vida humana lo llevaba
inmediatamente a un estado de vida eterna en la presencia de Dios el
Padre. Y ese mismo principio es algo que todo creyente genuino
puede mirar en expectativa de también tener esa experiencia.
Los cuatro relatos de los Evangelios nos dicen que había un total de
tres hombres que murieron en la cruz ese día, pero ahí también
estábamos usted y yo, porque en lo que concierne a Dios, ese día
usted y yo también estábamos allí crucificados con su Hijo.
Romanos 6:6 Gálatas 2:20
Así que, ¿podría usted como el ladrón penitente sentir la necesidad de
admitir su culpa y pedirle a Cristo que le ayude en todas sus áreas? El
ladrón sabía que su castigo era justo y que la muerte estaba cerca,
pero él no dejo que eso lo detuviera para alcanzar a Jesús por medio
de la fe.
Aquí hay algunas cosas notables que el ladrón no hizo:
Él no fue bautizado, ni fue un involucrado de alguna congregación.
Él era un alma perdida camino a una condenación inminente cuando
de repente; él arrojó su alma a los pies de Jesús. Y fue salvo,
instantáneamente, ahí mismo y en ese momento, sobre la misma base
que cualquiera es salvo. Y también recibió seguridad inmediata de su
salvación…”
Aclaro algo aquí muy importante, si bien es cierto que él no se
congregó, también es cierto que no disfrutó de las enseñanzas y del
amor que Jesús impartía. La congregación es necesaria para el
crecimiento espiritual de las personas, no puede faltar.
Hebreos 10:24-25