Que Es La Contaminación Química
Que Es La Contaminación Química
Que Es La Contaminación Química
Se entiende por contaminación química, o también riesgo químico, a la capacidad de ciertos elementos y sustancias
generalmente de uso industrial, para introducirse en otros compuestos, tejidos orgánicos e incluso ecosistemas, ocasionando
cambios imprevisibles y a menudo tóxicos o letales, como consecuencia de reacciones químicas descontroladas. Desde cierto
punto de vista, podría decirse que toda forma de contaminación es química, ya que consiste en la introducción de sustancias
nocivas en un entorno al que resultan ajenas, y del que luego es difícil extraerlas. Sin embargo, el caso de la contaminación
química se distingue de otros en que sus elementos causales provienen directamente de la industria química y constituyen
sustancias tóxicas o peligrosas.
Origen de la contaminación química: La contaminación química también puede darse por la actividad volcánica. La presencia
de elementos químicos o sustancias químicas de manera descontrolada en los ecosistemas terrestres se ha dado a lo largo de
su historia geológica en múltiples ocasiones, especialmente como consecuencia de largos períodos de actividad volcánica o,
inclusive, de la aparición y florecimiento de la vida vegetal fotosintética, que de manera paulatina llenó la atmósfera terrestre
de oxígeno gaseoso.
Sin embargo, en su brevísima historia sobre el planeta, el ser humano ha alterado el balance de los ecosistemas de manera
mucho más rápida y radical, debido a la puesta en marcha de las industrias, especialmente luego de la Revolución Industrial
del siglo XVIII. La comprensión del ser humano sobre el modo en que opera la materia le ha permitido fabricar sustancias y
manipular los átomos que las constituyen, pero subproduciendo en el proceso otras sustancias inútiles y a menudo nocivas,
que a falta de mejor manejo van a dar al medio ambiente. Una vez allí, éstas pueden introducirse en la vida salvaje y destruir
el balance químico del ecosistema, teniendo consecuencias verdaderamente graves para la sustentabilidad de la vida en el
planeta.
Causas de la contaminación química: En su mayoría, las causas de la contaminación química son de fuente humana. Existen
también materiales químicos arrojados desde el subsuelo por los volcanes y géiseres, pero estos eventos son más
infrecuentes y a menudo le dan a la naturaleza el tiempo necesario para recuperarse del daño ecológico. En cambio, la
cantidad de sustancias que vertimos los seres humanos al aire, agua y tierra día tras día son más abundantes, difíciles de
eliminar y por lo tanto nocivas a mediano y largo plazo. El vertido indiscriminado de aguas residuales o de gases y sustancias a
los ríos, al aire o a los mares proviene no solo de las grandes fábricas, sino del escape de los automóviles, de productos
comerciales desechados y de plantas de energía.
Consecuencias de la contaminación química: La contaminación química puede ocasionar fenómenos como la lluvia ácida. La
contaminación química tiene graves consecuencias en el balance molecular de los ecosistemas y de la vida misma, tales
como:
- Elevados niveles de toxicidad: Lo cual acarrea muertes masivas de especies animales o vegetales o microscópicas,
destruyendo el balance trófico (alimenticio) de un ecosistema determinado, y disminuyendo su biodiversidad.
- Enfermedades crónicas: Tales como el cáncer, las insuficiencias respiratorias, los daños a la piel, etc., tanto en el ser humano
como en los animales y plantas.
- Reacciones químicas impredecibles: Al introducirse en los ciclos meteorológicos y climáticos, estas sustancias pueden
producir reacciones inesperadas que dan origen a fenómenos como la lluvia ácida, por ejemplo, en la que en lugar de llover
agua, llueve un ácido muy leve que causa daños materiales.
- Acumulación bioquímica: Determinados contaminantes pueden almacenarse en el cuerpo de los seres vivos, viajando así de
un lugar a otro a medida que un animal devora a otro, y llegando eventualmente a nuestra propia comida, para introducirse
en nuestros cuerpos y ocasionarnos enfermedades.
Tipos de químicos contaminantes: Los contaminantes químicos pueden clasificarse según su efecto sobre el medioambiente
en:
- Venenos: Sustancias que al introducirse en el cuerpo de los seres vivos inhiben o alteran dramáticamente sus procesos
bioquímicos vitales y ocasionan la muerte.
- Mutagénicos: Sustancias cuya presencia en el organismo de los seres vivos incide en la conformación de las moléculas de
ADN, ocasionando así mutaciones impredecibles, algunas de las cuales pueden llegar a trasmitirse generacionalmente.
- Corrosivos Materiales que al interactuar con la materia orgánica ocasionan su corrosión, es decir, su oxidación violenta,
causando daños irreparables en ésta.
Asfixiantes: Especialmente gases, son más livianos que el aire y suelen desplazarlo, ocupando el espacio de los pulmones y
generando asfixia mecánica en los seres vivos.
Radiactivos: Sustancias inestables atómicamente, que emiten partículas y ondas de energía a una frecuencia tal, que inciden
sobre el ADN ocasionando daños genéticos y propiciando enfermedades.
Formas de contaminación química: La contaminación química generalmente ocurre por inhalación (respiración de gases
tóxicos) o contacto directo (penetración por la piel), o irradiación (simplemente por estar en las inmediaciones del material)
en el caso de los materiales radiactivos.
En el caso del ser humano estas conductas pueden controlarse y minimizar el daño inmediato, pero no así en el de los
animales o las plantas, que padecen los efectos de la contaminación química y eventualmente los traen hasta nuestros
propios alimentos. Además, los daños al ecosistema que ocurren de manera silenciosa no podemos preverlos al momento de
verter sustancias, supongamos, a los ríos. Sus efectos serán observables a largo plazo, generalmente cuando ya sea
demasiado tarde.
Principales contaminantes químicos
Los principales contaminantes químicos de la actualidad son:
- Metales pesados: Elementos metálicos empleados en la fabricación de herramientas, tuberías y otros usos industriales,
capaces de desprender con el tiempo partículas que terminan suspendidas en el aire, en el agua o como parte de la comida, y
que a la larga pueden causar envenenamiento o incidencias de cáncer.
- Pesticidas químicos. Sustancias empleadas en la industria agrícola y que cumplen la función de proteger los cultivos de
insectos, bacterias o incluso de hierbas que puedan arruinarlos, pero que además tienen una presencia residual en las aguas
subterráneas y en los propios alimentos, haciéndolos ligeramente tóxicos para el consumo.
- Residuos de medicamentos: El desecho de medicamentos vencidos o innecesarios debe darse a través de mecanismos
adecuados, o de lo contrario sus componentes activos irán a parar al medio ambiente, convirtiéndose así en contaminantes
bioquímicos.
- Desechos comerciales: El contenido químico de baterías (pilas), productos en aerosol, desinfectantes y otros productos de
uso cotidiano en nuestros hogares van casi siempre a dar al medio ambiente y, en grandes proporciones, se convierten en
fuente de sustancias químicas nocivas.
- Radiactividad: La radiactividad es uno de los casos más graves de contaminación química que existen, ya que se trata de
elementos químicos inestables, que emiten partículas y ondas energéticas constantemente y en todas direcciones,
atravesando prácticamente toda la materia (excepto el plomo, por lo que se emplea para contener este tipo de materiales) y
dañando sobre todo el material genético de los seres vivos.
Los materiales radiactivos tienen un período de desintegración variable, pero que en algunos casos puede ser
extremadamente largo, como ocurre en el plutonio-239 que emite radiación durante 24.100 años, empleado durante el siglo
XX en la fabricación de armas nucleares.
¿Cómo prevenir la contaminación química?: La contaminación química exige medidas firmes de parte de las sociedades para
reducir la cantidad de materiales nocivos que se vierten al medio ambiente de manera cotidiana. Esto puede significar:
Controles gubernamentales estrictos para las industrias químicas, petroquímicas y siderúrgicas respecto al manejo de aguas
residuales, vapores y desechos.
Castigos ejemplarizantes para quienes acarreen daños ambientales mediante el pobre o irresponsable manejo de sustancias
químicas.
Prohibición de comercialización de productos con elementos químicos nocivos, fomento al consumo de alternativas eco-
saludables y estrategias de reciclaje para que dichos productos no acaben en el medio ambiente.
Prohibición o control de los agrotóxicos e impulso de estudios independientes, objetivos y autofinanciados que evalúen cada
producto antes de su uso masivo.
Sistemas de reciclaje de materiales peligrosos: pilas, medicamentos, envases vacíos de aerosol, etc.
Campañas de concientización para que la población entienda los riesgos de la contaminación química.
Ejemplos de contaminación química:
- La industrias químicas vierten sustancias tóxicas contaminando el océano: Algunos ejemplos clásicos de contaminación
química son los ocasionados por ciertas industrias químicas en el océano: al verter sus aguas llenas de sulfatos y otras
sustancias en el agua, fomentan el crecimiento (por sobrealimentación) de ciertas algas y organismos similares, cuya
población aumenta al punto tal de asfixiar a otras especies y luego competir a sí mismos, muriendo masivamente y
pudriéndose a las orillas del mar, lo cual va todo en detrimento de la diversidad biológica y del equilibrio biótico marino.
- Otro ejemplo tradicional tiene que ver con el uso del DDT como pesticida durante el siglo XX, hasta su prohibición al haber
encontrado trazas de esta sustancia tóxica en animales del otro lado del mundo, así como en alimentos e incluso aguas
servidas para consumo humano.
I.E LA CANDELARIA QUÍMICA 11°
La contaminación química consiste en la acumulación de sustancias en suelos, aguas o en el aire, que causan
efectos negativos sobre estos medios. Las causas más frecuentes de este tipo de contaminación son debidas a la
actuación por parte del hombre, como la agricultura, la industria o el tráfico. Sin embargo, también puede ser
debida a causas naturales, como emisión de gases a la atmósfera durante las erupciones volcánicas.
Tipos de agentes contaminantes
Los posibles tipos de contaminación son muy diversos, pero la mayoría se deben a la actuación del hombre. Estos
agentes contaminantes pueden ser componentes orgánicos o inorgánicos.
Dentro de ellos tenemos:
Metales pesados: son necesarios en pequeñas cantidades, pero al sobrepasar cierto límite se vuelven
tóxicos.
Emisiones ácidas atmosféricas: son diversos tipos de gases químicos los que se desprenden, como CO2,
SO2, o CH4. Su origen se encuentra en industrias o en el tráfico.
Uso de agua de riego salina: provoca un cúmulo de sales que hace los suelos menos aptos para el
crecimiento de los cultivos.
Aguas residuales contaminadas con elementos químicos: no son adecuadas para su consumo.
Fitosanitarios (plaguicidas, fertilizantes y herbicidas): contienen sustancias tóxicas para todos los seres
vivos.
Actividad minera: provoca problemas para el desarrollo de una cubierta vegetal y contamina los suelos y
las aguas de relave.
Lluvia ácida: son deposiciones de la atmósfera, que pueden formar ácido nítrico o sulfúrico.
Residuos o basura: son rápidamente incorporados al suelo. Causados exclusivamente por la actividad del
hombre.
Contaminación urbana: provocada por la gran densidad de tráfico y por industrias.
Su principal consecuencia es el aumento de los llamados contaminantes urbanos, que son Ba, Cd, Pb, Ti y Zn.
Consecuencias de la contaminación
La existencia de contaminantes en un medio provoca diversos efectos negativos que afectan a todo tipo de ser
vivo.
Entre los más importantes podemos citar:
Degradación de la vegetación.
Disminución del número de especies en un suelo.
Daños sobre cualquier superficie o cuerpo causados por precipitaciones ácidas.
Degradación paisajística por cualquier tipo de contaminante urbano (basura en general).
Descenso en la calidad de las aguas.
Descenso en la calidad del aire.
Soluciones a la contaminación
En contra de lo que a veces se piensa, existen muchas soluciones a la contaminación.
Estas soluciones a veces son fáciles, pero otras no tanto.
Por ejemplo, para evitar los residuos generados por la actividad ciudadana simplemente puede reforzarse el
reciclaje.
Sin embargo, hay casos más complicados, como por ejemplo el evitar el uso de plaguicidas. Esto puede evitarse
mediante agricultura biológica, pero supone mayor dificultad y también mayores costes.
Por tanto, si se sabe que existen medidas para evitar las temibles consecuencias de la contaminación, lo primero
que debemos hacer es concienciarnos del mal que estamos haciendo al medio ambiente y, entre todos, actuar
para evitar una muy posible mayor contaminación.
I.E LA CANDELARIA QUÍMICA 11°
Desde antes de nacer hasta nuestra muerte vivimos expuestos a cientos de sustancias químicas tóxicas como nunca antes en
la historia de la humanidad. Pueden estar en los productos que usamos todos los días: en la pasta de dientes, los plásticos, los
muebles, el ordenador, en nuestro trabajo, y en el ambiente: en el agua, aire, suelo o los propios alimentos. Muchas veces
estamos expuestos a esta contaminación química sin darnos cuenta, de manera que no lo perciben nuestros sentidos, en
pequeñas dosis pero de manera crónica y múltiple. Sin embargo, la regulación y control de estos productos no es
proporcional a su peligrosidad
La expansión mundial neoliberal de la industria química ha provocado la globalización del riesgo químico que debemos
detener más allá de cambiar nuestros hábitos de consumo individual, mediante regulaciones y controles nacionales e
internacionales que vayan retirando del mercado los productos más dañinos y amplíen nuestros derechos a tener un cuerpo,
trabajo, alimento y comunidad libres de contaminantes ambientales.
El impacto global de la contaminación química
La industria química mundial empleaba alrededor de 10 millones de trabajadores en el mundo en 2007, según estimaciones
de la propia industria; con un volumen global de 400 millones de toneladas de productos químicos calculado en el año 2000.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las sustancias peligrosas matan alrededor de 438.000 trabajadores
anualmente y se estima que 10% de los cánceres de piel son atribuibles a la exposición a sustancias peligrosas en los puestos
de trabajo. La OIT estimaba además que se producen unos 270 millones de accidentes laborales y unos 160 millones de
enfermedades relacionadas con el trabajo en el mundo. No obstante, hasta la fecha, no hay información disponible del
porcentaje de enfermedades laborales relacionadas con la exposición química a nivel mundial
Una revisión sistemática de la carga de la enfermedad atribuida a la exposición a sustancias químicas estimaba en 4,9
millones de muertes y 86 millones de años de discapacidad debidos a la exposición ambiental a sustancias químicas o a su
manejo inadecuado en 2004, aunque la cifra puede ser mayor. Otras estimaciones hechas en Estados Unidos advierten del
incremento de personas con asma, diabetes, defectos de nacimiento, infertilidad y otros problemas reproductivos,
desórdenes en la conducta y aprendizaje; además de cánceres de diverso tipo (leucemia, cáncer de mama, linfoma non
Hodgkin, del cerebro, hígado, riñones, testículos, tiroides, próstata, entre otros) asociados a la exposición de sustancias
químicas y que afectan no solo a los adultos sino a la población infantil, como pasa con la leucemia.
En contraste, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos solo ha requerido pruebas sobre el impacto a la
salud y el medio ambiente de 200 sustancias químicas de las más de 800.000 que se producen y usan en el país; y de ellas
solo 5 se han regulado de manera limitada, lo que demuestra las deficiencias de la Ley de Control de las Sustancias Químicas y
la necesidad de su reforma estructural para proteger adecuadamente a la población y el medio ambiente.
La expansión de la industria química fuera de los países más industrializados
La industria química en su conjunto creció rápidamente en el mundo en las últimas décadas; aumentó su valor de 171.000
millones de dólares a 4,12 billones en el periodo 1970-2010 según los cálculos de la propia industria. Este crecimiento se ha
dado principalmente fuera de los países más industrializados, en Asia (China, India, Singapur, Indonesia), África (Sudáfrica y
Nigeria especialmente) y algunos en América Latina (Brasil principalmente). Destaca especialmente China, cuya producción
química se triplicó en el período indicado y desde el 2010 es considerado el principal productor de sustancias químicas del
mundo, según el informe citado del PNUMA.
Según proyecciones de la Organización para la Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) para el año 2020 los
llamados países en desarrollo serán el lugar de producción del 31% del producto global de la industria química y del 33% de
su consumo mundial. Es conocido que las políticas neoliberales de libre comercio y la protección a la inversión extranjera, que
aprovecha una mano de obra barata con una débil regulación laboral y ambiental, han facilitado esta expansión liderada por
las empresas transnacionales.
Los convenios ambientales internacionales y los esfuerzos por lograr una mejor protección a la salud y ambiente
Desde 1972, con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano en Estocolmo, la comunidad internacional
identificó la necesidad de la cooperación internacional para afrontar los retos de la contaminación química. Lo que produjo en
las siguientes décadas una serie de convenios ambientales multilaterales para proteger la capa de ozono (Protocolo de
Montreal, 1987), prevenir y controlar el movimiento transfronterizo de los desechos peligrosos (Convenio de Basilea, 1989);
con la llamada Cumbre de la Tierra en 1992, se elaboró el Programa 21 o Plan de Acción en Pro del Desarrollo Sostenible
(1992); el Convenio de Rotterdam con un mecanismo de notificación previo o PIC a la exportación de ciertas sustancias
peligrosas (1998); el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (2001); el Enfoque Estratégico para
la Gestión de las Sustancias Químicas a Nivel Internacional, mejor conocido como SAICM por sus siglas en inglés que es un
marco estratégico que cubre todo el ciclo de vida de las sustancias químicas y todos los aspectos laborales, ambientales y de
salud pública; y finalmente el Convenio de Minamata sobre Mercurio (2013).
El SAICM plantea como meta general que a más tardar en el año 2020, “los productos químicos se produzcan y utilicen de
modo que se logre la minimización de los efectos adversos importantes en la salud humana y el medio ambiente”. Faltan seis
años para el 2020 y es poco probable que se alcance esta meta; en realidad, a pesar de ser un marco estratégico, no se ha
asumido como tal por la mayoría de los gobiernos.
Los convenios ambientales multilaterales mencionados son el resultado de procesos complejos de negociación y discusión
tanto técnica como política donde se van construyendo los consensos y acuerdos. Pero el problema de fondo que enfrentan
los gobiernos es definir y valorar los intereses que representan, si es el interés económico de las empresas afectadas el que
predomina o son los intereses generales del bien común y el juicio científico, libre de conflictos de interés, el que orienta la
toma de decisiones. Además hay que considerar que los temas de la seguridad química no ocupan una visibilidad política alta
como otros convenios ambientales relacionados con el cambio climático o la protección de la biodiversidad; y que la agenda
ambiental se subordina frente a las prioridades de crecimiento económico de los ministerios de economía, mucho más
cuando se siguen políticas neoliberales o extractivistas.
Por otra parte, muy pocos gobiernos tienen un mecanismo de consulta plural institucional para la definición de su posición en
estas negociaciones; y tampoco difunden ampliamente el contenido de los compromisos asumidos entre su población,
especialmente entre los grupos más expuestos o vulnerables: trabajadores, mujeres, niños y poblaciones indígenas; como
tampoco los hacen partícipes en las tareas de prevención, vigilancia y seguimiento.
En la negociación y actualización de estos instrumentos internacionales los grupos no gubernamentales de interés público
han jugado un papel positivo: proporcionando información crítica y denuncias de los casos más escandalosos de afectación a
la salud y el medio ambiente, participando en la discusión técnica con puntos de vista sin conflicto de interés, organizando
eventos paralelos durante las reuniones de los convenios, informando a la opinión pública y elaborando guías para la
comprensión y vigilancia ciudadana de los convenios, capacitándolos para controlar y pedir cuentas a los gobiernos (ver
recuadro).
Uno de los problemas para la implementación de los convenios ambientales es garantizar un financiamiento adecuado. Hasta
el momento la mayoría han adoptado como mecanismo financiero al Fondo para el Medio Ambiental Mundial, que destinará
en el área de productos químicos y residuos 554 millones de dólares durante el período de 2014 a 2018, para los convenios
de Estocolmo, SAICM, Protocolo de Montreal y Mercurio, pero que representa solo el 12,5% del total destinado a todos sus
programas ambientales.]. IPEN ha propuesto que tan solo un sistema de recuperación de costes del 0,1% sobre los ingresos
anuales mundiales de la industria química, un centavo por cada 10 dólares de ventas, significaría un monto considerable (1,5
billones de dólares anuales en 2005) que aliviaría la carga financiera de los países en desarrollo para la gestión de productos
químicos, pero esta propuesta no ha sido respaldada suficientemente.
REACH, en la dirección correcta pero de lenta aplicación y bajo amenaza
El reglamento de la Unión Europea (UE) sobre el registro, evaluación, autorización y restricción de las sustancias y preparados
químicos, mejor conocido por sus siglas en inglés, REACH, introdujo un cambio importante en el sentido correcto, al trasladar
la carga de la prueba del gobierno a la industria química, quien es la responsable de la seguridad de los productos que fabrica,
de evaluar los riesgos y de proporcionar información a administraciones, usuarios y consumidores. El texto legal aplica los
principios de precaución, de sustitución y del derecho público a conocer las propiedades y riesgos de las sustancias químicas.
Uno de los objetivos de REACH es garantizar que las sustancias extremadamente preocupantes puedan ser eliminadas
gradualmente y sustituidas por otras sustancias o tecnologías menos peligrosas, cuando se disponga de alternativas
adecuadas económica y técnicamente viables. Las sustancias de mayor preocupación comprenden las que son cancerígenas,
mutágenas y tóxicas para la reproducción, disruptores endocrinos, tóxicas, persistentes y bioacumulables (TPB) y las muy
persistentes y muy bioacumulables, y sustancias de preocupación equivalente. Pero la aplicación de este objetivo ha sido
limitada y muy lenta. La UE estimó en el año 2001 que existían más de 1.500 sustancias de elevado nivel de preocupación; sin
embargo, hasta la fecha solo 31 han sido priorizadas para su sustitución. Este limitado número contrasta con la SINList
elaborada por Chemsec que incluye 830 sustancias y la lista de 568 sustancias propuesta por los sindicatos que deberían
priorizarse de inmediato para buscar su sustitución en aplicación de REACH.
El reglamento REACH se encuentra bajo amenaza debido a las negociaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos para
establecer un acuerdo comercial, conocido como la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones (TTIP). El TTIP podría
frenar los avances regulatorios del REACH e impedir su mejora en la regulación de nanomateriales, alteradores hormonales y
limitar el derecho público a saber de las sustancias químicas en los productos, por ejemplo. Así como debilitar los esfuerzos
en Estados Unidos y otras partes del mundo por mejorar su regulación. Más de 110 organizaciones ambientalistas y de salud
pública en Europa (incluida Ecologistas en Acción) y Estados Unidos se oponen a la inclusión del sector químico en las
negociaciones comerciales del TTIP [15].
Cada año se producen un total de 300 millones de toneladas de plástico. De ellas, se estima que ocho millones acaban
directamente en los mares y océanos de nuestro planeta.
La inundación de plásticos de mares y océanos es uno de los principales problemas ambientales del planeta, según el informe
del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicado este 2019. De no tomarse medidas, existe
un elevado riesgo de deterioro de los ecosistemas marinos y, por consiguiente, de la biodiversidad marina.
El impacto físico de las basuras plásticas en la fauna es evidente. Es frecuente encontrar animales, como las tortugas, que han
quedado enganchados con redes o cuerdas, quedando estrangulados en sus extremidades y sufriendo falta de riego
sanguíneo.
Además, muchas especies marinas han incorporado plásticos en su organismo, incluyendo cetáceos, aves, tortugas, peces y
plancton. Muchos mueren por la ingestión de plástico que les ha bloqueado el sistema digestivo. Se calcula que más del 60 %
de todas las especies de aves marinas tienen rastros de plásticos en sus intestinos y se han encontrado plásticos en los
estómagos de casi 700 especies de vertebrados marinos. Sin embargo, el impacto químico de los plásticos es menos evidente.
Los plastificantes proporcionan la flexibilidad, dureza o rigidez, dependiendo de las diferentes aplicaciones del producto.
Los estabilizantes se añaden para inhibir o retardar el mecanismo de oxidación y degradación de los polímeros durante su
fabricación.
Los retardantes de llama se añaden a todo tipo de material para evitar su flamabilidad. Así, si se produce un incendio, la
propagación de las llamas es más lenta.
Los filtros solares se añaden para absorber la luz UV y así aumentar la vida útil de los plásticos expuestos al sol.
Los antibacteriales se añaden para evitar que bacterias crezcan en el plástico. Esto es muy importante para el destinado a
usos alimenticios.
Existen más de 3 000 sustancias químicas diferentes asociadas a los plásticos y más de 60 caracterizadas como sustancias de
alto riesgo para la salud, siendo algunas de ellas persistentes, bioacumulables y tóxicas. Existen cientos de estudios científicos
que demuestran que aditivos comunes del plástico, como los bisfenoles, los ftalatos, los retardantes de llama y los metales
pesados, son muy peligrosos para la salud.
Los microplásticos
Los microplásticos son pequeños pedazos de plástico que miden menos de medio centímetro, como el tamaño de un grano
de arroz. Llegan al mar por dos vías diferentes:
Por un lado, proceden de los microplásticos fabricados específicamente para ser usados en artículos como cosméticos, pasta
de dientes, jabón de manos y productos de limpieza. Cada año, los fabricantes europeos utilizan 3 125 toneladas de
microplásticos. Las aguas residuales y las escorrentías los llevan a las vías fluviales y de aquí van a parar a los mares.
Por otro lado, cuando los plásticos llegan al mar, se van fragmentando en pedazos mucho más pequeños por la acción de la
luz solar y el oleaje.
Además, los microplásticos tienen la capacidad de atraer y acumular las sustancias tóxicas presentes en el medio marino, de
manera que funcionan como un medio de transporte de contaminantes. Así, estos fragmentos de plástico, con todas las
sustancias químicas asociadas a ellos, así como con todos los contaminantes del medio atraídos sobre ellas, son ingeridos por
la fauna marina, desde los peces más pequeños hasta los mamíferos.
La fuerza del agua y el sol erosionan los plásticos hasta convertirlos en pequeñas partículas. Cheasepeake Bay Program/Flickr,
CC BY-NC
La amenaza de la contaminación química
Una vez ingeridos los microplásticos, el animal acumula los compuestos químicos asociados en sus tejidos. Estos compuestos
químicos no se metabolizan, por lo que se van acumulando en el animal a lo largo de toda su vida.
Además, se produce el efecto de la biomagnificación: los niveles de estos compuestos van aumentando a medida que se
asciende en la cadena trófica, de forma que las presas tienen menor concentración de sustancias tóxicas que el predador. De
esta manera, los mayores niveles de contaminación los vamos a encontrar en las especies de nivel trófico superior, como los
delfines.
Los compuestos químicos asociados a los plásticos, como los mencionados anteriormente, no provocan toxicidades agudas, o
sea, no producen efectos adversos inmediatos. Sin embargo, sí que producen una toxicidad crónica, es decir, provocan los
efectos adversos como resultado de pequeñas dosis diarias de una sustancia química.
Algunos son disruptores endocrinos: imitan el comportamiento de las hormonas e incluso concentraciones pequeñísimas
pueden producir mutaciones graves a nivel celular. Algunas de las alteraciones que se han relacionado con los aditivos tóxicos
del plástico son diversos tipos de cáncer, infertilidad, problemas de desarrollo, enfermedades neurodegenerativas,
enfermedades cardiovasculares, obesidad y diabetes.
El mayor aporte corresponde a la dieta. Cuando ingerimos un pescado, estamos incorporando a nuestro organismo todos los
contaminantes que ha acumulado a lo largo de su vida. Es importante destacar que el problema no viene por el plástico que
el animal tenga en el tracto gastrointestinal, ya que esta parte no es comestible. El problema viene de los aditivos químicos
del plástico, que sí se acumulan en los tejidos grasos, como el músculo, una parte que sí es comestible.
También hay que tener en cuenta que los alimentos pueden contaminarse durante la producción, el procesamiento industrial
(empaquetado, enlatado y secado) y el almacenamiento, debido a la presencia de contaminantes en algunos materiales
utilizados en el procesamiento, así como a la transferencia de contaminantes desde los materiales de envasado.
La otra vía de exposición humana es a través del aire. Estos químicos se hallan en las partículas del aire que respiramos, sobre
todo en interiores (casas, oficinas, …), ya que dichos ambientes están llenos de materiales plásticos. Normalmente, esta
exposición es inferior a la de la dieta, ya que solemos comer hasta 2 kg de alimentos por día, mientras que la inhalación de
partículas a través de la respiración suele ser de 20 mg por día.
Así pues, la contaminación por plástico supone un grave problema ambiental y una potencial amenaza para la salud humana,
por lo que son necesarias medidas para intentar reducir el uso de material plástico en la sociedad.
Los incendios en Brasil iniciaron hace varias semanas, sin que haya sido posible lograr su control
Una densa capa de contaminación ha acompañado durante varios días a ciudades como Sao Paulo, Manaos y Cuiabá. Esto se
debe, a pesar de lo lejano, al gran número de incendios que se están registrando principalmente en las selvas del sur de la
Amazonía brasileña.
El Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) reveló que este año ha sido el que más focos de incendios ha
presentado, desde que se empezaron a hacer las mediciones en el 2012. La entidad ha detectado 74 155 fuegos entre el 1 de
enero y el 20 de agosto de 2019, lo que representa un incremento del 85% comparado con el mismo periodo del año anterior.
Los estados más afectados por este fenómeno son Mato Grosso con 14 000 incendios, Pará con 9818, Amazonas con 7150,
Tocantins con 5776 y Rondonia con 5604.
Expertos consultados por Mongabay Latam aseguran que lo que está ocurriendo en Brasil es muy grave y supera todos los
pronósticos, sobre todo, en un año que no es particularmente atípico en términos de eventos climáticos extremos como
sequías. “El fósforo que prendió esto fue un colectivo humano que quiso aprovechar la Amazonía a cualquier costo y se les
salió de las manos como nunca antes”, dice Dolors Armenteras, bióloga colombiana y profesora de la Universidad Nacional de
Colombia que lleva varios años trabajando con focos de calor e incendios en el bioma amazónico.
Efectos devastadores
Los efectos tuvieron que sentirse y vivirse en las ciudades para que el mundo se percatara de la gravedad de lo que ocurría en
la Amazonía, considerada el pulmón del mundo y una de las zonas más biodiversas del planeta. La nube de contaminación
que hace unos días cubrió el cielo de ciudades como Sao Paulo fue el gran detonante.
Qué pasa con las cifras de deforestación en Brasil
Brasil rechazó ayuda del G7 para controlar los incendios del Amazonas
Los vientos trajeron el material particulado desde la selva amazónica. Foster Brown, geoquímico ambiental del Woods Hole
Research Center manifestó su preocupación por los altísimos niveles de PM 2.5, el material particulado más pequeño que
puede generar graves problemas de salud al instalarse en las vías respiratorias. Según mostró, con datos de PurpleAir —una
plataforma de monitoreo de material particulado— en la triple frontera Perú-Brasil-Bolivia en el estado brasileño de Acre, el
16 de agosto la concentración de PM 2.5 superó los 600 microgramos por metro cúbico (µg/m³) y el 19 de agosto rozó los
500, cuando el máximo recomendado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos es 25 µg/m³.
“Tenemos un alto registro de focos de fuegos y está tomando una extensa área de la Amazonía. Y no sólo ahí sino también
sobre el bioma Cerrado y Pantanal”, manifiesta Carlos Durigan, director de WCS Brasil. De acuerdo con él, esto es muy grave
porque apenas inició la estación seca, que puede ir hasta inicios de Noviembre. Además, Agosto y Septiembre son los meses
más críticos.
Durigan asegura que lo que ocurre no es solo consecuencia del calor. “También se debe a un debilitamiento de las políticas
ambientales y la crisis de las agencias de monitoreo del gobierno. Es un período muy duro por el que estamos pasando”,
resalta.
En esto coincide también Liliana Dávalos, bióloga e investigadora de la Universidad Stony Brook de Nueva York. “No se
cumplen las normas ambientales, en algunos casos hasta se han derogado, además que abiertamente se han señalado pautas
regionales y nacionales para beneficiar la especulación de tierras, la ganadería y la agricultura industrial. Los cambios de
política representan una oportunidad para transformar la selva”.
Dávalos también reconoce que este fenómeno ocurre cada año durante la época seca e inmediatamente después se aumenta
la frecuencia de incendios. Sin embargo, asegura que este año han aumentado desproporcionadamente, al orden de más del
60%.
Incendios en la Amazonía de Brasil. Índices de material particulado PM 2.5 en uno de los puntos de monitoreo para el estado
de Acre, Brasil. Foto: Purpleair.com
Índices de material particulado PM 2.5 en uno de los puntos de monitoreo para el estado de Acre, Brasil. Foto: Purpleair.com
Dolors Armenteras ejemplifica la gravedad de la situación. “Ha habido cerca de 10 000 focos activos en la última semana. Una
aproximación muy general mostraría que un foco de calor activo podría asociarse a una afectación de 100 hectáreas (1 millón
en esa semana). Estaríamos hablando de cerca de 7.5 millones de hectáreas potencialmente afectadas en lo que va del año
en Brasil. Eso está fuera de los controles que se habían logrado en el país para reducir la deforestación y los fuegos asociados.
Es muy grave”. También habría que esperar un buen tiempo para tener cifras oficiales sobre las áreas quemadas.
Sumado a esto, las emisiones de CO2 después del 10 de Agosto aumentaron exponencialmente, “de manera exagerada”,
manifiesta Armenteras y de ahí la gran contaminación del aire que se ha hecho evidente en zonas rurales y grandes ciudades
de Brasil.
Biodiversidad en máxima alerta
Carlos Durigan, de WCS Brasil, afirma que hay una asociación criminal que prende fuego para crear enormes áreas de
expansión para la agricultura y la ganadería a gran escala, principalmente en el sur de la Amazonía, donde está el gran arco de
deforestación brasileño y donde hay áreas naturales protegidas y territorios indígenas que se están viendo afectados.
La biodiversidad en general es una de las grandes víctimas. “Sabemos que el cambio de uso de la tierra es una de las causas
de pérdida de biodiversidad y ese millón de especies en peligro de las que hablaba el último informe de IPBES están en mayor
riesgo con eventos como este”, dice Dolors Armenteras.
Algunas especies con baja movilidad como insectos o vertebrados como tortugas, lagartos y anfibios probablemente no
escaparán del fuego. Armenteras comenta que todavía no se han dimensionado bien las consecuencias en fauna y en
términos de vegetación se están perdiendo bosques antiquísimos, lo que genera más emisión de carbono e imposibilidad de
capturarlo nuevamente.
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El enorme problema, para la científica, es que muchos de los bosques amazónicos no se recuperarán aunque no queden
calcinados por completo. “Los estudios científicos todavía no nos dicen cuántos años tardarán en recuperarse pero son
décadas, incluso siglos, para que recuperen algo de lo que fueron. Aún así, no volverán a ser iguales”, dice.
La microbiota, los microorganismos del suelo también se pierden y es un tema en el que, según indica Armenteras, todavía
falta mucho estudio.
Incendios en la Amazonía de Brasil. Los vientos han llevado las cenizas a ciudades brasileñas alejadas de la Amazonía
Los vientos han llevado las cenizas a ciudades brasileñas alejadas de la Amazonía
El aumento de la deforestación y del número de incendios es algo que no debe verse de manera aislada frente a lo que pueda
ocurrir en un futuro en la Amazonía. Liliana Dávalos comenta que cada racha de incendios seca y expone más el suelo y
nuevos bloques de selva quedan desprotegidos. Esto contribuye a que resulte más fácil seguir tumbando bosque. “Hay
estudios que demuestran que la Amazonía está entrando en un nuevo régimen de mucha mayor sequía y requiriendo más
tiempo para regeneración natural”, añade.
Los expertos aseguran que lo que ocurre hoy en Brasil no debe subestimarse. Los efectos, en caso que la deforestación y los
incendios continúen no solo en Brasil sino en todos los países amazónicos, serían devastadores. Dávalos menciona, entre
otros, la disminución de caudales en las cuencas con efectos sobre la pesca y la misma agricultura; profundización de la crisis
de amenaza a especies, incluyendo desde bromelias y hongos, hasta grandes felinos y dantas y; profundización del cambio
climático regional y global. “En este momento es indispensable crecer la Amazonía, restaurar bosques y selvas para sacar CO2
de la atmósfera. Al quemar y tumbar estamos yendo hacia un futuro cercano de menor productividad agrícola, menos
seguridad alimentaria y más inestabilidad social y económica”, dice.
Otras organizaciones como WWF también manifestaron su preocupación por los incendios en la Amazonía. Ricardo Bosshard,
director en Chile, aseguró que esto no es solo una tragedia para los países amazónicos, sino para el mundo entero y que,
como país anfitrión de la próxima COP25 de cambio climático, espera que Chile pueda “colocar fuertemente en la agenda la
urgencia de tomar medidas para robustecer las políticas contra la deforestación, así como planes para reforestar y restaurar
bosque nativo, temas clave para la prevención de incendios forestales y mitigación de emisiones”.
Finalmente, Marina Silva, exministra de Ambiente de Brasil y quien participó en un evento realizado este 22 de agosto por el
Centro ODS para América Latina y el Caribe en Bogotá, expresó que la crisis ambiental se relaciona con la crisis ética y política.
“Es innegociable que no se preserve el medio ambiente ni protejamos a las poblaciones indígenas. Retroceder es aún más
peligroso que no avanzar, estamos volviendo a comienzos del siglo XX cuando no conocíamos nada. Los principios y valores
deben ser claros para que las políticas sean duraderas”, dijo.
Su conclusión es que la Amazonia se está destruyendo bajo un sistema retrogrado que niega el medio ambiente. “Tenemos
que movilizarnos por la Amazonía. No se puede sacrificar los recursos de miles de años por el lucro de unas pocas décadas. Es
necesario pensar en un nuevo modelo”.
https://www.abc.es/sociedad/abci-incendios-amazonia-afectan-aunque-viva-otra-punta-planeta-201908251609_noticia.html
https://www.clarin.com/sociedad/pueden-consecuencias-corto-mediano-plazo-incendio-amazonas_0_foiCaavLg.html
https://www.ocu.org/site_images/30_fichas_alimentacion/PDF/3contquimica.pdf