A1 Ensayo Malleus Malleficarum.
A1 Ensayo Malleus Malleficarum.
A1 Ensayo Malleus Malleficarum.
MALLEUS MALEFICARUM.
(EL MARTILLO DE LAS BRUJAS).
Proceder así permitirá, entender mejor las razones no jurídicas del derecho
inquisitorial y, sobre todo, las prácticas institucionales del Tribunal de la Inquisición del cual
formaban parte Heinrich Kramer y Jacobus Sprenger profesores de teología de la orden de
los Frailes Predicadores que tanto han dado de qué hablar desde hace siglos, la presencia
del mal, lo que se creía como “el bien”, el Diablo y el miedo en la vida cotidiana
tardomedieval, cuya secuela es un marcado pesimismo y credulidad fanática, la creencia,
no sólo popular, sino también académica y erudita, en las brujas y sus tan maleficios, la
Querella de las Investiduras elemento sin duda matricial en el nacimiento del Estado
moderno, ocupa también un espacio importante el poder penal ya que nunca está
completamente desatado del de tipo político e ideológico. Pienso inclusive que, el Malleus
tiene más de alguna finalidad que hoy se podría tildar de política, sobre todo, porque estimo
que uno de sus propósitos no explícitos es fortalecer el poder eclesiástico, las sanciones
dependerán de la gravedad de las acusaciones que se les sean impuestas dentro de las que
entran: la excomunión, la suspensión, la interdicción y penalidades, censuras y castigos aún
más terribles, como a él le pluguiere ( Sensación de gusto intensa y profunda, y sin derecho
alguno a apelación, y que según era su deseo puede la autoridad acentuar y renovar las
penalidades, tan a menudo como lo encontrare conveniente, y llamar en su ayuda, si así lo
deseare, al brazo Secular, también conocido como “el descanso”).
Otro factor importante que nos menciona la lectura y sirve como base de la misma,
es la denominada demonología, mencionándose innumerable veces la figura del demonio,
diablo o Satán, inclusive más que a Dios mismo; y nos refiere que es lo que en realidad son
los demonios pues se dice que los demonios son misteriosos personajes bíblicos, tanto del
Viejo Testamento como del Nuevo, aparecen como personificación del mal y se le estimaba
como espíritus maléficos. Conforme a una vieja tradición, se les consideraba ángeles que
habían perdido esa condición por virtud de un castigo al haberse revelado contra Dios, así
como a su vez vemos que el Demonio recibe otros nombres, tales como Satán o Satanás,
Belzebú, Belial y Diablo, y como tal Satán significa enemigo o adversario y personifica la
oposición frontal e irreductible a los planes divinos, debido a todos los pensamientos que
se tenían de las brujas, Hobbes escribió: “Los eclesiásticos arrebatan a los jóvenes el uso de
la razón mediante ciertos encantamientos compuestos de metafísica, milagros, tradiciones
y citas de la Escritura, con lo cual no sirven ya para otra cosa sino para ejecutar lo que se les
ordena”., después de leer Malleus Maleficarum te percatas de cuánta razón asistía al
filósofo inglés, ya que precisamente, el Malleus Maleficarum entre otras de sus
caracterizaciones posibles, algunas de las cuales refiero constituye una fuerte reacción
violenta hoy diríase hasta la barbarie contra aquellos que negaban la existencia de las
brujas. Es más, se llegó a afirmar que quien lo hiciera se convertía en sospechoso de herejía,
con la probabilidad de que se iniciara una inquisición en su contra, estamos hablando de
que nos encontramos Sistema de Justicia Penal totalmente inquisitivo ya que recaiga en un
mismo órgano la creación de los tipos o delitos, la calificación de estos respectos de los
actos de las personas, así como la imposición de las sanciones correspondientes a dichos
actos, debiendo aclarar que estas sanciones eran totalmente inhumanas y por ende
violatoria totalmente de cualesquiera de los que hoy día son reconocidos como Derechos
Humanos.
De igual forma es dable señalar que prácticamente, todo el contenido de las dos
primeras partes del Malleus Maleficarum es una apoteosis de la inferioridad de la mujer,
con abundancia de adjetivos toscamente difamatorios y denigrantes, así como a su vez se
complementan con los pensamientos que tenían los inquisidores, factor principal de este
punto es que se creía que las mujeres eran más débiles y fáciles de manipular, es por ello
que ellas negaban de la existencia y la veneración que se le realizaba a un dios, también se
consideraba el hecho de que la mujer fue tomada de la costilla y es un ángulo curo distinto
al del hombre, estas engañaban y sobre todo a los hombres, un problema que a pesar que
se decía que eran las brujas muy fuertes, el libro nos habla que nunca las brujas pueden
hacer daño ni a los inquisidores ni a los demás jueces, porque justamente éstos disponían
de la justicia pública en ese entonces. Esta autoinmunidad se encuentra presente también
en la Inquisición española: “Los inquisidores y torturadores realizaban el trabajo de Dios.
Estaban salvando almas, aniquilando a los demonios”. Los propios inquisidores no dudaban
en afirmar su posición y su poder, y a lo largo de generaciones los que fueron prisioneros
suyos especialmente judíos y protestantes contribuyeron a crear esa imagen aterradora, se
dedicaron a trabajar con ese título pero dentro de la aplicación de las sanciones dentro de
un punto de vista jurídico se decía que la justicia común pide que la bruja no sea condenada
a la pena de sangre si no es convicta por su propia confesión, pues se puede apreciar que
los indicios del hecho y las declaraciones testimoniales de cargo podían ser suficientes para
tener a la bruja por manifiestamente culpable de perversión herética, pero era
estrictamente necesario que está fuere sometida a la cuestión y a la tortura más inhumana
posible para que confiese su crimen. Y esto es así porque se creía que inclusive el Diablo, de
forma espontánea, sin ser obligado por los santos ángeles, les permite a veces la confesión
de sus crímenes, es por eso que a mi parecer el Martillo integra una subjetividad jurídica,
dentro de la cual se encuentra todo aquello que tiene que ver con el delito, el delincuente
y la sanción penal inquisitoria que dependía de la inquisición como órganos jurisdiccional e
investigador y estaba ligado plenamente al sentido se sus creencias.
En este sentido, el texto del Martillo de las Brujas, es claro en señalar que en el
medievo se rebasaban los límites de la justicia conocidos hoy en día, pues si bien, el derecho
penal encamina a castigar los delitos, y en la actualidad, resarcir daños, lo cierto es que este
sistema inquisitorial que refiere el texto resultaba arbitrario, violatorio de derechos
humanos, no permitía el acceso a un proceso penal como tal, ni mucho menos a la defensa
por parte de los inculpado, inclusive caso extremo de que la simple ideología distinta
constituía un acto impuro y por lo tanto un delito, este era subjetivo a los sacerdotes de la
iglesia y a su vez eran ellos los que calificaban los actos y los sancionaban con castigos
inhumanos extremos. Nos muestra un procedimiento concebido precisamente en función
del delito, es decir, la brujería, y su naturaleza no iba en el hecho de perseguir los actos o
conductas de brujería en sí, que se consideraban los actos impuros, sino más bien en
castigar a las personas que se consideraban brujas y que como señale anteriormente
resultaban ser las mujeres, esto por simple creencia, pues no estaba establecido un
procedimiento para comprobar si una persona ha realizado alguna conducta relativa a la
brujería, sino por el contrario, un proceso orientado a descubrir y matar a las mujeres
por su condición de brujas.
CONCLUSIÓN.
A manera de conclusión un tanto comparativa con el sistema Judicial Penal que nos
rige hoy en día considero importante señalar que el malleus malleficarum define a la
brujería como un acto constitutivo de delito, y a su vez justifica su existencia, explica porque
generalmente las autoras de estos delitos son mujeres y establece los procedimientos para
su persecución y sanción, lo que se podría tomar como un sistema de Justicia Penal
inquisitivo que regía dichos tiempos. Este procedimiento se concibe precisamente en
función del modo en que se definía al delito “la brujería” en cualquiera de sus distintas
formas, sin embargo este sistema de justicia no persigue los las conductas de brujería sino
que persigue a los sujetos, es decir las personas que efectuabas los actos, pese a que regía
como sistema judicial no existían los procedimientos específicos para el acredita miento de
que una persona había realizado algún acto de brujería, sino que resultaba un proceso de
selección arbitraria orientado a castigar a dichos sujetos que resultaban ser únicamente
mujeres, en pocas palabras se castigaba a las brujas por los actos “impuros” que cometía
cualquier persona. Un ejemplo claro, de la violación procesal y a derecho humanos que
sustentaba este sistema era el hecho de que se establecía la pena de muerte como sanción
o el hecho de que eran sometidas a actos de tortura antes de aplicar dicha pena para efecto
de obtener datos de prueba respecto de otras posibles brujas.
Nótese la diferencia radical con el sistema de Justicia Acusatorio y Oral que tiene
vigencia en el estado Mexicano, ya que en contrario sensu, nuestro sistema postula en
cuanto a un acto, es decir, no sanciona a personas por su condición, características o
personalidad, sino en función de la comisión de alguna conducta reconocida previamente
por la ley “Código Penal” como delito. Según las normas vigentes, una persona no puede
ser perseguida por "ser" ladrón, sino en todo caso, por haberse apoderado alguna vez
ilegalmente de algo ajeno, en un momento y lugar determinado. Eso determina, a su vez,
un esquema procesal que se supone opera ante la noticia de una conducta puntual definida
como ilícita e intenta determinar las circunstancias de su realización.