La Importancia de La Escuela Dominical en La Iglesia

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LA IMPORTANCIA DE LA ESCUELA DOMINICAL EN LA IGLESIA – ESTEBAN RIVAS C.

La escuela dominical es una forma de discipulado tan moderna y contemporánea, como a su


vez antigua y primitiva dentro de la iglesia. Podemos establecer que la enseñanza esta marcada
dentro de toda la Escritura, no hay ningún rincón que la evada, mas por lo contrario, se muestra
un alto panorama en como Dios buscaba que la enseñanza se mantuviera en cada generación, y
cuando se pensaba perdida, se volvía a la memoria y corazón de uno de sus lideres para traerla
a la practica. Por tanto esta ha sido una encomienda dada al pueblo hebreo desde su salida de
Egipto al referir que debían enseñarles esto a sus hijos en todo momento, siendo en ese
momento los padres quienes fungirían como maestros y presentaban las verdades de Dios.
Presentado así, vemos en el margen bíblico que hasta la llegada del Mesías a la tierra, también
tuvo instrucción en su infancia. A la llegada del Espíritu Santo, encontramos que la iglesia
primitiva era un punto principal en mantener la enseñanza tanto cultural como apostólica, la
cual se va encomendando a los nuevos lideres de las iglesias establecidas por el apóstol Pablo;
dando así un amplio campo para que la iglesia contemporánea fije su mirada y visión en la
enseñanza de la iglesia.

En la actualidad se ha enfatizado tanto sobre la importancia de la enseñanza, pero no podemos


generalizar que la iglesia no esta enseñada; no podemos decir que es una iglesia ignorante o
neófita. Lo que si podemos decir es que no se le ha dado la importancia y la profundidad que
ella requiere, sea a rebajado la enseñanza a no profundizar en las verdades absolutas de Dios,
no se esta totalmente preparado para enfrentar una sociedad que demanda evidencia de la
veracidad de la Biblia, lo que Dios nos dice a través de su palabra y como el hombre debe de
reconocer que es veraz.

Es aquí donde la iglesia debería de interferir con la escuela dominical, buscando mantener una
enseñanza eficaz y constante, con una organización de tal forma que pudiéramos igualar el
sistema académico secular. Si cada uno de nosotros viéramos la enseñanza impartida en
nuestras escuelas dominicales, seria impulsar no solamente la enseñanza, si no que el creyente
ya sea nuevo o con camino recorrido se vean envueltos e interesados en esta enseñanza. Lo
presentado se puede contemplar en que cada creyente pueda analizar en que punto de su
madurez espiritual se puede encontrar, con el fin de que este tenga el anhelo de verse o
motivarlo a subir un escalón, una etapa o un nivel en su vida cristiana. Es tan importante que el
creyente ame la enseñanza, que la escuela dominical puede ser ese elemento, la pieza, el
adherente para le creyente al momento de generar una enseñanza con calidez se mantenga
deseoso de ella.

La escuela dominical durante décadas, ha formado a líderes y creyentes dentro de las iglesias,
en este aspecto, podemos reconocer la gran labor hecha por aquellos maestros que dedicaron
su tiempo y esfuerzo, plasmando en los corazones lo que la palabra de Dios nos dice. Los
materiales eran muy escasos y muy básicos, mas aun así se llevaba a cabo la enseñanza en
nuestras iglesias. Hoy en día tenemos los mismos medios, mas todo lo que la tecnología nos ha
traído, ya sean presentaciones, videos, música, literatura, programas de estudio sistemáticos;
esto nos da la oportunidad de dar una enseñanza con calidad. Ahora la labor de la escuela
dominical, su deber y responsabilidad es en que los maestros mantengan un alto nivel y
desempeño al impartir sus clases; es allí donde radica el fallo en cuanto a si hubiera una
deficiencia en la escuela dominical, cuando los maestros suponen, o dan ejemplos que no
marcar la escritura, o se ven envueltos en enseñanzas cibernautas que dan medias enseñanzas
bíblicas o contaminadas por estos medios. Es deber de quien dirige la escuela dominical, busque
que cada clase a según de las necesidades del grupo, se impartan los temas bíblicos con esa
verdad que es inmutable, para que la iglesia siga creciendo, se siga alimentando y se mantenga
fuerte, bien cimentado en la Biblia y la experiencia personal con Dios.

Una escuela dominical de calidad y calidez puede brindar una iglesia saludable, con una sana
doctrina y una recta interpretación de las escrituras, siendo para pre-escolares hasta grupos de
clase para senectos, sean jóvenes o matrimonios, sean niños o adultos, hombres o mujeres,
cada uno de ellos a su nivel y necesidad se les puede llevar una enseñanza efectiva y acertada,
no a medias o superficial, buscando aclarar todas las dudas y acentuando los puntos y verdades
doctrinales que marcaran la vida de los feligreses. Es en cada aula o espacio designado para la
enseñanza que forma parte del habitad natural del creyente, donde vera a otros en su nivel y
desarrollo, con necesidades similares y pensamientos en común, donde podrá formar lazos
estrechos con el maestro y que perduren como guía o mentor de cada uno de ellos para su
estancia aquí en la tierra, mientras venga el Esposo por la Novia. Cada congregante puede
encontrar en la escuela dominical ese lugar en donde puede verse crecer, donde encontrará
una mesa servida y preparada para tomar cada alimento bien preparado y alimentarse con el;
pero es el deber que se mantenga esa organización, esa supervisión y una directriz que están
marcadas dentro del corazón de este gran pilar de la iglesia contemporánea como los es la
escuela dominical.

Por ello, es nuestro deber velar por la enseñanza limpia y clara, que sea fresca y bien preparada,
que no lleve hilachos, sino que lleve un solo orden bien cosido a la visión de la escuela
dominical. No podemos menospreciar la labor de esta, sino buscar reconocer lo digno y grato
que es servir en este formón de cristianos, y apresurar nuestros pasos para que nuestras
iglesias tengan un sistema de escuela dominical de excelencia y efectividad, con calidad y
calidez, rompiendo los paradigmas y haciendo a un lado las paradojas de la enseñanza.
Llevando las verdades espirituales y los conceptos absolutos a cerca de Dios. Es por eso el velar
por este elemento necesario de las iglesias, buscando que los maestros vivan la enseñanza,
amen la enseñanza y que pongan la enseñanza por sobre sus vidas, buscando forjar a cada
creyente o no creyente a que es la Biblia nuestra regla de fe y conducta, donde Dios nos habla
a través de ella y que podemos encontrar allí todo el propósito definido para nuestras vidas.
Algo que la escuela dominical ha venido a hacer para nosotros, para los creyentes, para la
iglesia, para el mundo que necesita ser enseñado a través de la Santa Escritura.

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