Resumen La Teoria de La Justicia John Rawls
Resumen La Teoria de La Justicia John Rawls
Resumen La Teoria de La Justicia John Rawls
RESUMEN
A partir de la Teoría de la Justicia de John Rawls, se determinó cómo se
puede estructurar el contenido de una nueva concepción política, para una “sociedad
avanzada”, desde la perspectiva teórica del constructivismo político. Una vez
definidas estas dos nociones que guiaron la presente ensayo, se determinó cómo es
posible, en este contexto, poner en práctica su teoría política. Se desarrolló “el
equilibrio reflexivo” y como los principios de la justicia política podrían ser el
resultado de un procedimiento de construcción, modelado desde sus conceptos claves
de la “posición original” la cual está constituida por agentes racionales y el “velo de
la ignorancia”, para escoger los principios públicos de justicia que regularán la
estructura básica de la sociedad.
La teoría está dirigida contra una versión del utilitarismo, la cual ha predominado
durante dos siglos en el mundo occidental, está en abierta contradicción con el
segundo principio de justicia propuesto por Rawls, que consiste en maximizar la
parte mínima de los desfavorecidos sociales en una situación de reparto desigual
denominada regla del maximin, también conocido como principio de diferencia.
Se hizo un análisis de las construcciones rawlsianas de la “posición original” y
del “velo de la ignorancia”. En los indicados constructos, se expone cómo las partes
como agentes de representación de las personas en la sociedad, se reúnen y deliberan
con el fin de adoptar los principios de justicia propuestos por Rawls y no una versión
de otras concepciones políticas de la justicia. Se interpreta que el acuerdo a que llegan
las partes está conforme con el equilibrio reflexivo, en torno a las teorías de la justicia
que existen en la sociedad.
2
ABSTRACT
From John Rawls’ Theory of Justice was determined how the content of a new
political conception, for an “advanced society”, can be structured from the theoretical
of the political constructivism. Once these two notions which guided the present
essay were defined, it was determined as possible, in this context, to put into practice
their political theory. The “reflexive balance” was developed and, as the “original
position” which is constituted by rational agents and the “veil of ignorance”, to
choose the public principles of justice that will rule the basic structure of society.
The theory will be directed against a version of utilitarianism, which has
predominated for two centuries in the western word, is in open contradiction with the
second principle of justice proposed by Rawls, which consists in maximizing the
minimum part of the socially disadvantaged in a situation of unequal distribution
denominated rule of maximin, also known as principle of difference.
An analysis was made of the Rawlsian constructions of the “original position”
and the “veil of ignorance”. In the indicated constructions is exposed how the parties
as agents of representation of people and society, meet and deliberate in order to
adopt the principles of justice proposed by Rawls and not a version of other political
conceptions of justice. The interpretation is that the agreement between the parties is
in conformity with the reflexive balance, around the theories of justice existing in
society.
Key Words: Justice, “original position”, “veil of ignorance”, reflexive balance,
utilitarianism
3
1
Victoria Campos, “Introducción” en Sobre las Libertades de John Rawls. Madrid, Paidós, I.C.E.-
U.A.B, 1990, p.9.
2
John Rawls, Justicia como equidad. Madrid, Tecnos, 1999, p. 78.
3
Victoria Campos, op. cit., p. 10.
4
John Rawls, Teoría de la Justicia. México, Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 10.
4
lo asevera el propio Rawls, las “ideas fundamentales que expone son clásicas y bien
conocidas”5. Igualmente, asevera el filósofo, que su ambición consiste en establecer
los rasgos estructurales que permitan ver claramente que la otra concepción de la
justicia que está implícita en la tradición contractual es completamente distinta a
“Justicia como equidad” que se aproxima a los juicios meditados acerca de la justicia
que toda persona moral tiene y constituye la base moral apropiada para una sociedad
democrática.
La concepción de la justicia que propone Rawls es “Justicia como equidad”
para una “sociedad bien ordenada”. La Teoría está fundamentada en unos principios
que habrán de ser escogidos y adoptados por un conjunto de seres racionales en una
situación de igualdad inicial, quienes son capaces en ponerse de acuerdo y decidir
con imparcialidad y escoger los principios de justicia por unanimidad.
Tras este breve análisis introductorio, para este ensayo se van a desarrollar tres
puntos centrales, de toda la obra de John Rawls en su conjunto y estos son: 1) la
relación entre la “posición original” y el “velo de la ignorancia”, 2) los principios de
justicia adoptados para regular la estructura básica y las instituciones de la sociedad y
3) los argumentos de las partes en la etapa deliberativa de la “posición original”. Ellos
vienen a representar, desde el punto de vista epistemológico, un gran aporte a la
ciencia política con respecto a la concepción teórica de la justicia y al impasse
histórico-político en relación a la libertad y la igualdad en una sociedad democrática,
a través de toda la historia política contemporánea. Recogiendo el ejemplo de Rawls
de plantearse en toda su obra, diversas interrogantes en torno a su concepción
política, denominada “Justicia como equidad”6 en Teoría de la Justicia, que él mismo
responde con sus diversos aportes histórico-filosóficos, hemos creído conveniente
usar en este punto la misma metodología a fin de hacer más didáctico y comprensivo
el presente trabajo.
En el indicado trabajo se van a dar respuestas a las más importantes dudas
filosóficas rawlsianas que se han generado con ocasión de la publicación de Teoría de
la Justicia. Contará con tres preguntas que encierran toda la duda filosófica de Rawls
y consecuencialmente de toda su teoría, que puede ser denominada en la ciencia
política una nueva epistemología política con el fin de buscar solucionar el impasse
entre la libertad y la igualdad y deslastrarse teleológicamente del utilitarismo: Una
primera interrogante que se formula, está referida a: ¿Quién garantizará y asegurará la
“equidad” en la etapa relativa a la deliberación de las partes, de donde se supone,
surgirá un acuerdo que implicará un ordenamiento justo de la sociedad y de las más
importantes instituciones sociales? Esta interrogante se responderá con lo que en
5
John Rawls, op., cit., p. 10.
6
En Teoría de la Justicia de John Rawls editado en México por Fondo de Cultura Económica en 1997,
el traductor utiliza la expresión “Justicia como imparcialidad” tal como aparece en la Primera parte de
la Teoría, nosotros preferimos adoptar el término “Justice as fairness” o “La justicia como equidad”,
por considerarlo desde el punto de vista semántico el más adecuado. Por otra parte, la última
publicación del autor en estudio está titulado Justicia como equidad. Una reformulación. Madrid,
Editorial Paidós, 2002.
5
7
John Rawls, La justicia como equidad. Una reformulación. Madrid, Ediciones Paidós, 2002. p. 41.
8
Cfr. John Rawls, Teoría de la Justicia. Op. cit., 1997.
9
Paul Ricoeur, Lo justo, Caparrós Editores, Madrid, 1995, p. 81 y Victoria Campos, “Introducción” en
Sobre las libertades de John Rawls. Madrid, Editorial Piadós/ ICE-UAB, 1990, pp. 12-11.
10
Thomas Hobbes, Leviatán o la materia, forma y poder de una República Eclesiástica y Civil,
(1651). México, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 104.
11
John Locke, Segundo Tratado sobre el Gobierno. Madrid, Biblioteca Nueva, 1.999.
12
Juan Jacobo Rousseau, El contrato Social. Bogotá, Ed. Linotipo, 1979, pp. 13-16 y 20 y Discurso
sobre el origen de la desigualdad (1754). México, Fondo de Cultura Económica, 2000.
13
Immanuel Kant, La Metafísica de las Costumbres. Tercera Edición. Madrid, Editorial Tecnos,
1999.
7
Sin embargo, este estado sin ley positiva bajo la denominación de los tres
filósofos, proviene de interpretaciones totalmente distintas en sus concepciones.
Grosso modo, la noción del estado de naturaleza del siglo XVII y XVIII, en la
concepción lockeana, consiste en un estado primitivo pero donde el hombre, por
naturaleza, es pacífico, que funciona de acuerdo con la ley natural.
En Rousseau el estado de naturaleza viene a ser un estado ideal, debido a que,
no hay opresión, servidumbre ni dominación; no se tenía la menor noción de lo tuyo y
la mío, ni verdadera idea de la justicia. Fue con el surgimiento de la sociedad civil –
en opinión del filósofo ginebrino- que el hombre perdió su bondad, cuando después
de cercar un terreno y dijo “esto es mío” y no encontró personas que le hicieran
oposición, nació la sociedad. Fue con el derecho del más fuerte y con el derecho del
primer ocupante que surgió en esa sociedad un perfecto conflicto, que a lo único que
conducía era a combates y homicidios. “La naciente sociedad dio lugar al estado de
guerra más terrible”14.
Pufendorff concibe el estado de naturaleza como un estado de inseguridad y
temores mutuos, mientras que en Kant, su planteamiento con respecto al estado de
naturaleza pareciera estar contenido en dos dimensiones. Si se trata de una obra
imaginativa acompañada de la razón, el concepto de estado de naturaleza se entiende
desde una perspectiva empírica, según la cual el hombre primitivo no es malo por
naturaleza; es decir, es bueno en oposición a su evolución posterior, que conserva un
germen de maldad natural. Desde el punto de vista, tal como se entiende en el texto
La Religión dentro de los límites de la mera razón, pareciera existir una proximidad
con Hobbes, al considerar el estado de naturaleza como aquel estado en que todos
deben armarse frente a los demás, concepción que no depende de la experiencia sino
de una idea racional debido a que el hombre es un animal que necesita de un amo15.
Sin embargo, de un análisis más exhaustivo de la Rechtslehre o Metafísica de
las Costumbres, la posición de Kant con respecto al estado de naturaleza está más
cercana a la posición de Pufendorff, debido a que el rasgo esencial del estado de
naturaleza es la ausencia de ley.
Kant entiende que ese paso del estado de naturaleza al estado civil, significa
un cambio en la forma pero no en la materia de la posesión, ya que el derecho natural
aseguraba lo mío y lo tuyo provisionalmente.
La obediencia a la ley es una condición de la libertad que se logra a través del
contrato social. En cambio, en la “posición original”, si bien es un estado ideal,
inicial, construido por Rawls, los principios de justicia que se habrán de elegir para
organizar la sociedad desordenada y construir una “sociedad ordenada” a partir de la
situación inicial, requiere que los principios de justicia sean elegidos de común
14
Juan Jacobo Rousseau, Discurso sobre el origen de las desigualdades (1754). México, Fondo de
Cultura Económica, 2000, pp, 45 y sig.
15
Adela Cortina, “Estudio preliminar” en La Metafísica de las Costumbres de Immanuel Kant, 3era
Edición. Madrid, Editorial Tecnos, 1999, p. LX.
8
acuerdo entre las partes quienes deben asumir una posición equitativa, que solamente
puede ser posible en una situación puramente de equidad.
La “posición original” está caracterizada por seres que concurren a ella en
representación de las personas naturales cubiertos del “velo de la ignorancia”. Si
parangonamos la justicia como en la fábula se ha creído que es: como una mujer con
los brazos abiertos en señal de equilibrio con los ojos vendados, se entiende que la
justicia consiste en una virtud que tiene que desconocer a quienes les vamos a
conceder con toda imparcialidad los derechos que les corresponden.
De igual modo para poder discernir la “posición original”, se requiere de una
especulación imaginativa que se encuentra en la fábula del “velo de la ignorancia”
que viene a significar que los individuos que participan como partes y representantes
de los ciudadanos en la “posición original”, desconocen todos los aspectos y
contingencias de su existencia, que son necesarios para que puedan actuar
desinteresadamente.
Uno de los rasgos esenciales del “velo de la ignorancia” consiste: en que nadie
conoce su lugar en la sociedad, su posición de clase o su status social, nadie conoce
su fortuna en la distribución de bienes naturales, su inteligencia, su fuerza y cosas
semejantes, incluso el sexo o la generación a la que pertenecen. No saben qué bienes
le corresponden, ni siquiera cual es su concepción singular del bien o su inclinación
psicológica particular. Conocen únicamente algo tan vago e impreciso como los
“hechos generales de la naturaleza humana”; éstos son, las bases elementales de la
organización social y de la psicología humana.
En tal situación, las partes en la “posición original” revestidos del “velo de la
ignorancia” son seres racionales que tomarán una decisión y llegarán a un acuerdo
sobre el tipo de sociedad en la que quieren vivir.
En opinión del filósofo Ricoeur16, el estado imaginario concebido por Rawls
del “velo de la ignorancia”, se puede interpretar como el equivalente a la voluntad
trascendental de Kant, que viene a ser un estado independiente de todo fundamento
empírico y de toda referencia de fines y valores, es decir, está despojado de toda
implicación teleológica.
Sin embargo, el filósofo francés al hacer tales aseveraciones, reacciona y
llega a la conclusión de que tal apreciación es falaz, debido a que las partes en la
“posición original”, aun cuando están revestidos del “velo de la ignorancia”, son
personas que tienen, en opinión de Rawls, intereses terrenales, pero que no saben
cuáles son. De esto se desprende –en apreciación de Ricoeur- una posición filosófica
intermedia entre el trascendentalismo y empirismo lo que hace difícil la comprensión
de lo que Rawls entiende por “posición original”.
Rawls parte de la idea que las partes en la “posición original” deben conocer
bajo el “velo de la ignorancia” cuáles son los más importantes bienes primarios, con
16
Paul Ricoeur, Lo justo. Op. cit., pp 81-82.
9
el fin de que sus elecciones alcancen a cosas realmente terrenales, no solamente sobre
derechos y deberes, sino también sobre el reparto de beneficios sociales. En la medida
en que la elección de las partes en la “posición original” gira sobre intereses en
conflictos, los participantes revestidos con el “velo de la ignorancia” deben tener
conocimiento de lo que significa “estar interesados”.
Las partes en la “posición original” deben saber reconocer todo aquello que
todo ser humano desea poseer, fundamentalmente, los bienes sociales primarios, sin
lo cual no existiría libertad, entendiendo como uno de los principales bienes
primarios, el respeto por sí mismo17.
A lo largo de esta exposición se ha venido haciendo referencia, a lo que fue el
estado de naturaleza en las viejas teorías del contrato social, a fin de equipararlas con
la “posición original” de Rawls, y quizás hacer algunas reflexiones de lo que quiso
expresar el filósofo en estudio.
Recapitulando, se ha dicho que el estado de naturaleza en Hobbes, consiste en
un estado de guerra permanente; en Locke, un estado primitivo pero por naturaleza
pacífico. En Pufendorff, el estado de naturaleza consiste en una inseguridad y
temores, en Rousseau consiste en el estado ideal por ser el hombre bueno por
naturaleza que no sufre de pasiones, debido a que, es la sociedad la que corrompe su
condición natural y en Kant se sostiene que existen dos dimensiones del estado de
naturaleza: uno: el estado de naturaleza se refiere a una obra imaginativa acompañada
de la razón, como una perspectiva empírica en donde el hombre primitivo no es malo
por naturaleza, y dos: en el estado de naturaleza todos deben armarse frente a los
demás.
Si como dice Rawls, el hecho de que las partes en la “posición original”
tengan deseos terrenales pero que no saben cuáles son, esta expresión, en opinión de
Ricoeur, no contribuye a facilitar la descripción exacta de lo que Rawls entiende por
“posición original”. Si la mayoría de los estudiosos de Rawls han querido reproducir
o asimilar la “posición original”, en términos contemporáneos con el estado de
naturaleza, significa que esa construcción rawlsiana debe tener una igual descripción
a la que entendieron los filósofos políticos clásicos con respecto al estado de
naturaleza.
El estado de naturaleza, tal como lo concibió Rousseau, no ha existido nunca
y fue necesario plantearlo como hipótesis de partida, como punto ideal, a fin de
buscar el origen de la decadencia y podredumbre en que se había sumido la sociedad
que lo rodeaba. No es histórico pero si hipotético e imaginario, como lo expresa
Rawls, se debe prefigurar que sí, en la “posición original”, las partes como personas
morales libres e iguales, y con una concepción de los poderes morales, se unen en
representación de los ciudadanos con la única finalidad de escoger y adoptar unos
principios de justicia que habrán de regular la estructura básica de la sociedad y las
principales instituciones es, porque admiten la existencia de una sociedad con
17
John Rawls, Sobre las libertades. Madrid, Ediciones Paidós, 1990, pp 63-70.
10
18
John Rawls en el Capítulo II de la Primera parte de la Teoría de la Justicia ,México, Fondo de
Cultura Económica, 1997, discute una variedad de temas, entre ellos las instituciones como sujeto de
la justicia, el concepto de justicia formal y tres clases de justicia procesal. La justicia formal consiste
en: “la administración imparcial y congruente de las leyes e instituciones, cualesquiera que sean sus
principios sustantivos” o “la adhesión a principios, la obediencia al sistema”. Pp. 65-66. La justicia
procesal pura, es considerada por el autor en estudio como el procedimiento que se sigue desde la
“posición original” revestidos del “velo de la ignorancia” para la adopción de los principios de justicia
y su aplicación en el orden lexicográfico. Ésta se da cuando no hay un criterio independiente para el
11
resultado debido: en su lugar existe un procedimiento justo e imparcial tal, sea igualmente correcto e
imparcial. La justicia procesal imperfecta, se ejemplifica mediante el juicio penal o en su defecto el
juicio civil o mercantil para dirimir los conflictos entre los particulares. El procedimiento es concebido
con el fin de establecer la verdad del caso sobre las pruebas aportadas al proceso. En la teoría de los
juicios se examina que reglas procesales de pruebas son compatibles con los fines del derecho, y son
las que mejor pueden servir para lograr el propósito de la verdad. Un juicio es entonces un caso de
justicia procesal imperfecta. Aun cuando se obedezca cuidadosamente al derecho, conduciéndose el
procedimiento con equidad y corrección, puede llegarse a un resultado erróneo. Un inocente puede ser
declarado culpable, y un culpable puede ser puesto en libertad. En tales casos se habla de un error de la
justicia: “la justicia no surge de una falla humana, sino de una combinación fortuita de circunstancias
que hacen fracasar el objetivo de las normas jurídicas”. El rasgo característico de la justicia procesal
imperfecta, consiste en la existencia de un criterio independiente para el resultado correcto, no obstante
no existe un procedimiento factible que conduzca a él con seguridad. También el proceso político, en
el mejor de los casos es, de justicia procesal imperfecta, tiene que averiguar en qué casos las decisiones
mayoritarias habrán de cumplirse y en cuáles pueden ser rechazadas como no obligatorias. En suma,
tendrá que ser capaz en determinar las bases y los límites del deber y la obligación política. Así pues,
una Teoría de la justicia tiene que afrontar diversas cuestiones, lo cual indica que tiene que considerar
que los principios de justicia se aplican en una secuencia de varias etapas. En la justicia procesal
perfecta existe un criterio independiente de lo que es una división justa y un procedimiento que
garantizará que se puede llegar a él. Pp. 90 y 187. Tales puntos se desarrollarán más adelante.
12
19
John Rawls, Teoría de la Justicia. Op. cit., p. 24.
20
John Locke, Segundo Tratado sobre el Gobierno. Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, S.R.L., 1999.
en Juan Jacobo Rousseau, El contrato Social. Colombia, Editorial Linotipo LTDA, 1979. Immanuel
Kant, Trabajos sobre ética empezando por La Metafísica de las costumbres, como definitivos en la
tradición del contrato, Tercera Edición. Madrid, Editorial Tecnos, 1999.
13
21
Kymlicka, Will, Filosofía política contemporánea. Una introducción. México, Editorial Ariel
Ciencia Política, 1988, p.73-80.
22
John Rawls, Teoría de la Justicia. México, Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 25 y en Justicia
como equidad. Una Reformulación. Madrid, Editorial Paidós, 2002, p. 41.
14
23
David Hume, Tratado de la naturaleza humana, Libro III, pt. II sec. II. Tercera Edición. Madrid,
Editorial. Tecnos, 2002, pp. 642-763. El Propio Rawls, sostiene que este punto lo recoge en gran parte
su texto, pero también puede apreciarse en The Concept of Law de H.L.Hart. (Oxford, The Clarendon
press, 1961).
24
John Rawls, Teoría de la Justicia. Op. cit., p. 126.
15
abundantes, que los planes de cooperación se hagan insuficientes para cubrir las
principales necesidades de la sociedad, generando la ausencia de tales recursos o la
insuficiencia la quiebra de cualquier empresa, debido a que todo fracasaría.
A pesar de los acuerdos que se logran entre todos los miembros de la
sociedad, por entenderla como una empresa cooperativa, los beneficios que se
producen se quedan cortos frente a las demandas planteadas por los hombres.
Por otra parte, las circunstancias subjetivas se refieren a los aspectos
pertinentes a los sujetos en la sociedad entendida como una empresa cooperativa. Las
personas tienen, en términos generales, necesidades e intereses semejantes o
complementarios, de tal forma que si bien una cooperación en sociedad pueda ser
ventajosa y posible, no obstante, a esas circunstancias, los sujetos o personas en una
sociedad como una empresa cooperativa, tienen sus propios planes de vida.
Estos planes o concepciones de las personas en sociedad, se podrían
interpretar como una concepción de lo bueno que conduce al sujeto a tener diferentes
fines y propósitos acerca de cómo en la sociedad se deben manejar y administrar los
recursos naturales y sociales disponibles.
En este estado subjetivo como condición de la justicia, algunos hombres
pueden sufrir carencias relativas al conocimiento y al juicio, debido a que, su
conocimiento es incompleto o insuficiente y sus facultades de atención y memoria
son limitadas y las opiniones que puedan tener por las insuficiencias de la justicia, se
verían deformadas por la ansiedad, el perjuicio y la preocupación por sus propios
asuntos. Estos defectos de naturaleza subjetiva –en opinión de Rawls- se deben o
provienen de fallos morales del egoísmo y la negligencia.
Como consecuencia de todas estas circunstancias de la justicia, los individuos
no solamente tienen planes de vida diferentes, sino que en la sociedad, aun cuando
actúan como una empresa cooperativa, existe en los individuos una diversidad de
creencias religiosas y filosóficas y de doctrinas políticas y sociales en las que hay que
buscar acuerdos para poder hacerle frente a las demandas de la sociedad.
La circunstancia de la justicia, sea ésta objetiva, referida a una escasez de los
recursos moderados, o a las condiciones subjetivas, referidas al conflicto de intereses
entre los particulares, se dan siempre en condiciones de escasez total o moderada, y
las personas presentarán sus demandas conflictivas ante los órganos competentes de
la sociedad por la división de las ventajas sociales.
Si no existiera ninguna circunstancia de la justicia, no hay ocasión para que se
dé la virtud de la justicia25. Una vez explicado en qué consisten las circunstancias de
la justicia, en opinión de Rawls, se supone que las personas en la “posición original”
saben que en la sociedad se dan estas circunstancias de la justicia y por el
conocimiento que tienen de ello, tratarán de suponer su concepción del bien lo mejor
que puedan.
25
Ibid., p. 129.
16
26
Cfr. David Hume. Tratado de naturaleza humana. Op. cit., p. 642.
27
Ibid., p. 645.
28
Ibid., p. 647.
17
Con lo cual se puede afirmar que el hombre en general no es otra cosa que el
objeto del amor y el odio, que necesita de alguna otra causa, que por medio de una
doble relación de impresiones de ideas pueda excitar estas pasiones. Significa que, si
el amor universal o respeto por los intereses de todos los hombres no puede ser, por
tanto, el motivo originario de la justicia, mucho menos lo podrán ser, como tampoco
lo es la propiedad, el derecho y la obligación.
Si tales circunstancias como la justicia, la propiedad, el derecho y la
obligación fueran originarios, el rico tendría la obligación moral de dar a quienes lo
necesitan una parte de sus bienes, y si el amor al prójimo fuera el motivo originario
de la justicia, ningún hombre tendría obligación de dejar a los otros en posesión de
más de lo que estuvieran obligados a darles. En tal sentido, el amor al prójimo no es
un motivo originario de justicia.
Es demostrativo que el único motivo real y universal29 de observancia a las
leyes consiste en la equidad, ya que debemos admitir que la justicia o la injusticia no
se derivan de la naturaleza, sino que surgen, de un modo artificial, aunque necesario,
de la educación y de las convenciones humanas. Pero, admitiendo que, aunque la
justicia es una institución artificial, las reglas que la constituyen no son arbitrarias.
Quizás en este entendido de que la justicia no es un derecho natural, sino que
por ser producto de la convención, la justicia es una institución artificial, es por lo
que Rawls, en su texto Teoría de la Justicia expresa lo siguiente: “La justicia es la
primera virtud de las instituciones sociales como la verdad lo es de los sistemas de
pensamiento”30.
1.4. Origen de la justicia
Si la justicia es una virtud artificial, es porque existen un conjunto de reglas
originadas por el hombre que a su vez determinan un conjunto de razones a fin de
especificar la obediencia o desobediencia de las reglas formuladas para obtener el
orden social derivado de la justicia.
Se ha venido expresando que una sociedad está caracterizada por la
circunstancia de la justicia, y a su vez que, una sociedad es una empresa cooperativa
para beneficio mutuo, porque solamente el hombre, reuniéndose en sociedad es,
capaz de suplir sus defectos y llegar a ser igual a las demás criaturas, y aún incluso,
adquirir superioridad sobre ellas. Es la única forma de adquirir felicidad y seguridad o
de lo contrario, el hombre se mantendría en una condición de salvaje y solitario.
La sociedad como un sistema de cooperación es, lo que permite que no hayan
fracasos, ruina y miseria, debido a que en la conjunción de todas las fuerzas es, que se
ve aumentado el poder del hombre, y consecuencialmente, surge la división del
trabajo, llevando a la sociedad a convertirse en algo ventajoso, mediante la fuerza, la
capacidad y la seguridad.
29
Ibid., p. 651.
30
Cfr. John Rawls, Teoría de la Justicia. Op. cit., p.17.
18
Para formar una sociedad que resulte ventajosa, se requiere que los hombres
se den cuenta de esas ventajas. Del estudio y reflexión de la sociedad se puede
deducir que existe un principio original de la sociedad humana que, no es otra cosa
que el apetito sexual que, une a los hombres y preserva su unión, hasta que el interés
por la prole hace que nazca un nuevo vínculo que, se convierte en principio de unión
entre padres e hijos, formando así una nueva sociedad, donde el mayor es el que
gobierna y los hijos se dan cuenta de esa ventaja de la vida en sociedad, limando
asperezas y corrigiendo las afecciones.
Ese apetito sexual y afecto natural, como principios originales de la formación
de la sociedad, hace inevitable otro afecto en el temperamento natural del hombre que
conduce a unas circunstancias externas que son inconvenientes en esa unión que se
estima necesaria. Se puede decir que consiste en el egoísmo, debido a que, aun con
las afecciones más benévolas, el hombre no escapa de ese sentimiento.
Sin embargo, a pesar de tal sentimiento que pondría en peligro la unión en
sociedad, existen unas circunstancias externas, que podrían ser tres que se refieren a:
1. la satisfacción interna de la mente; 2. la buena disposición externa del cuerpo y 3.
disfrute de las posesiones adquiridas por el trabajo y la fortuna31.
En opinión de Hume, la tercera circunstancia referida a la posesión de bienes
por su trabajo y su fortuna es, la que se ve expuesta a la violencia de otros y puede,
además, ser transferida sin sufrir alteración, y al mismo tiempo, no hay cantidad de
bienes que satisfagan el deseo y necesidad del hombre.
De tal forma, el fomento de estos bienes constituye en la sociedad –debido a la
inestabilidad por la posesión junto con su escasez- el principal impedimento para
lograr tranquilidad y estabilidad social y política. Esto determina que es imposible
encontrar en la naturaleza inculta, un remedio o principio no artificial de la mente del
hombre con el fin de contrarrestar las tentaciones del entorno social frente a las
insuficiencias de bienes que les permita acceso al principal medio de producción. La
idea de justicia nunca fue utilizada como principio natural capaz de inspirar un
comportamiento equitativo de los hombres para con los otros hombres. De tal manera
que, a través de la historia de las ideas, este sentimiento, tal como se ha entendido, no
ha podido salir de la mente de hombres rudos y salvajes, debido a que la noción de
delito e injusticia implica una inmoralidad contra otra persona. Y este defecto está
estrechamente relacionado con las pasiones que, debe ser juzgado con la constitución
natural de la mente que es, la que en última instancia determinará el juzgamiento. Sin
embargo, esa constitución de la mente de forma originaria, se va a juzgar la mejor
atención en primera persona y posteriormente a sus familiares y en última instancia a
los extraños, debido a que, la afección tendrá influencia en las desigualdades, por
cuanto, influyen los afectos de una forma viciosa y moral.
Frente a este sentimiento de la afección, surge un artificio, cuyo remedio
consiste en un juicio que se logra a través del entendimiento y es el que va a regular
31
Cfr. David Hume, op., cit., p. 656.
19
32
Ibid., p. 658.
33
Ibid., p. 660.
20
34
Ibid., p. 662
35
Ibid., p. 662.
36
Ibid., p. 663.
37
Cfr. David Hume, op. cit., pp 664 y ss.
38
Ibid., pp. 666-667.
21
39
David Hume, op. cit., 2002, p.671. La simpatía es, pues la que posibilita la transición de la
obligación natural a la moral. Posición claramente hutchesoniana.
22
40
J. Rawls, Teoría de la Justicia. Op. cit., p. 129
41
Ibid., p. 134.
42
Ibid., p. 131.
23
43
John Locke, Essays on the Laws of Nature, Ed. De W. von Leyden (Oxford, The Clarendon Press,
1954) cuarto ensayo, pp. 151-157 en John Rawls, Teoría de la Justicia. México, Fondo de Cultura
Económica, 1997, p. 131.
44
Tomado de: J. Rawls, Teoría de la Justicia. Op. cit., p. 132.
24
Tal como lo expusimos en el capítulo anterior, de que nos íbamos a trazar tres
interrogantes suficientemente reseñadas, con el fin de comprender la obra rawlsiana
expresada en Teoría de la Justicia, procedemos a reflexionar uno de los puntos
álgidos de la obra como es el “velo de la ignorancia”. Las señaladas interrogantes
están referidas fundamentalmente a la construcción filosófico-política de la “posición
original” y el “velo de la ignorancia” y su evidente relación con los principios de
justicia definidos en la obra de Rawls. En el capítulo precedente se explicó
suficientemente en qué consiste la “posición original” y su implicación con el estado
de naturaleza y relación con la histórica concepción del contrato social. Una vez
realizada tal encomienda, nos dedicaremos en este punto al análisis, desde la
perspectiva de Rawls, del “velo de la ignorancia”.
45
John Rawls, Teoría de la Justicia. México, Fondo de Cultura Económica, 1997, pp. 136-137 y en
“El constructivismo kantiano en la teoría moral” en Justicia como equidad. Madrid, Editorial Tecnos,
1999, p.216.
46
John Rawls, “El constructivismo kantiano en la teoría moral” en Justicia como equidad. Madrid,
Editorial Tecnos, 1999, p.241.
27
“Justicia como equidad” tiene una analogía que grosso modo, significa una
semejanza con la doctrina de Kant47 en aspectos fundamentales que se distancian
notablemente de otras concepciones morales tradicionales como el utilitarismo, el
intuicionismo y el perfeccionismo. “Justicia como equidad” presentada por Rawls en
su obra Teoría de la Justicia viene, a ser una variante kantiana que se justifica como
una concepción de justicia, cuando existe una base para el razonamiento público y el
entendimiento político dentro de una cultura pública.
Se sigue esta idea de justificación sobre la base de la concepción kantiana de
justicia, por el impasse que, a través de toda la historia política, durante los dos
últimos siglos ha existido, en el pensamiento democrático debido a que no ha habido
un acuerdo de cómo deberían articularse las instituciones sociales, con el fin de que
se ajusten a la idea de libertad e igualdad de los ciudadanos como personas morales.
Es con la concepción kantiana de justicia que se intenta disipar el conflicto entre las
diversas formas de entender la libertad y la igualdad. El conflicto entre estas dos
instituciones que son tradición del pensamiento democrático, forma parte de la
cultura política de Occidente está, implícito en las doctrinas de Locke y Rousseau.
Este impasse se logra distinguir a través de la distinción establecida por Benjamín
Constant entre “la libertad de los modernos y la libertad de los antiguos”48. Locke
está encastrado con la libertad de los modernos debido a que otorga prioridad a las
libertades de la vida cívica, tales como libertad de pensamiento y de conciencia,
ciertos derechos básicos de la persona, el derecho de propiedad y el derecho de
asociación, mientras que el filósofo ginebrino se ubica en el reconocimiento de las
libertades antiguas, dándole prioridad a las iguales libertades políticas, a los valores
de la vida pública, y ve las libertades cívicas como subordinadas.
En apreciaciones de Rawls, este contraste es artificial e históricamente
inexacto pero sirve, en todo caso, para buscar una adecuada interpretación de la
prioridad con respecto a la libertad y la igualdad que tenga sus raíces en la cultura
política y sirva como base para una concepción de la persona. Para justificar la
concepción kantiana dentro de una sociedad democrática hemos de, partir sobre la
base de una reflexión crítica de cómo esta doctrina ensambla el contenido de justicia
con una determinada concepción de la persona que, considera “a las personas como
libres e iguales, como capaces de actuar tanto razonable como racionalmente; y, por
consiguiente, como capaces de participar en una cooperación social entre personas así
concebidas”49.
Lo que persigue el constructivismo kantiano, consiste en invocar la
concepción de persona, implícita en la cultura pública democrática, y que, a su vez,
resulte aceptada por el sentido común de todos los ciudadanos. En “Justicia como
47
Cfr. John Rawls, “El constructivismo kantiano en la teoría moral”. Op. cit., p.211.
48
Benjamín Constant, Liberalismo y democracia. Caracas, Universidad Central de Venezuela,
Facultad de Derecho. Cuaderno del Instituto de Estudios Políticos, N° 5, 1963, pp 18.21.
49
John Rawls, “El constructivismo kantiano en la teoría moral”, en Justicia como equidad. Madrid,
Editorial Tecnos, 1999, p. 212.
29
equidad” como una concepción de justicia, desde el punto de vista lógico están,
implícitas las ideas de libertad e igualdad, la cooperación social entre ciudadanos y la
idea de persona, que van a ser formuladas a través de lo que Rawls denomina
“concepciones modelo” básicas de su teoría política relativa a la justicia.
Estas “concepciones modelo”, básicas en “Justicia como equidad” son, la
“sociedad bien ordenada”, “persona moral” y “la posición original”50.
Los rasgos grosso modo de una “sociedad bien ordenada” consisten en que
esté regulada por una concepción pública de la justicia, es decir, donde todos los
ciudadanos saben y a su vez saben que los otros aceptan los mismos principios de lo
recto y de la justicia. Igualmente consiste en que, en la estructura básica de la
sociedad, existe una articulación entre las más importantes instituciones formando un
sistema social que satisface los principios de justicia e igualmente, se concibe como
una sociedad en marcha, como una asociación autosuficiente de seres humanos que
participan en un territorio.
Una “sociedad bien ordenada” consiste en un sistema cerrado en donde no hay
relaciones importantes con otras sociedades, debido a que nadie ingresa a la sociedad
desde fuera, pues todos han nacido en ella para vivir allí toda su vida51. Los
ciudadanos que forman parte de una “sociedad bien ordenada” son personas morales
libres e iguales que, así lo sienten en toda su conducta social y sus relaciones
políticas. De esto se desprende que, una “sociedad bien ordenada” consta de personas
morales libres e iguales que tiene un sentido de la justicia y una concepción del bien.
En una “sociedad bien ordenada” los ciudadanos son libres e iguales. Son
iguales por considerarse poseedores de un igual derecho que tienen para valorar y
apreciar, tras la debida reflexión, los primeros principios de justicia por los que habrá
de gobernarse la estructura básica de la sociedad; y, son libres porque piensan que
tienen derecho a plantear pretensiones sobre el diseño y administración de las
instituciones públicas y sobre las metas fundamentales de sus intereses de orden
supremo.
Al mismo tiempo, en una “sociedad bien ordenada”, las personas libres e
iguales son poseedoras de otro elemento como es el de personas morales, debido a
que participan en el cambio, revisión y búsqueda de los fines últimos por motivos
razonables y racionales.
Otra característica de una “sociedad bien ordenada”, consiste en su estabilidad
social y política, que se logra a través de un verdadero conocimiento de las
circunstancias de la justicia que dan origen a una teoría de la justicia.
Es preciso destacar con respecto a la concepción de sociedad bien ordenada lo
que el propio Rawls establece:
50
Ibid., p. 214.
51
Ibid., p. 229.
30
52
John Rawls, Justicia como equidad. Una reformulación. Madrid, Editorial Paidós 2002, pp 31-32.
53
Cfr. John Rawls, “El constructivismo kantiano en la Teoría Moral” en Justicia como equidad. Op.
cit., p. 216.
31
vale del ejemplo de dividir una torta, en donde el que la corta o la parte en pedazos,
generalmente le queda la mejor porción posible. Esto se debe porque existe un
criterio independiente de lo que es una división justa o la posibilidad de encontrar un
procedimiento que produzca el resultado deseado.
En fin, una razón para considerar que la “posición original” responde a un
procedimiento de justicia puro es, con el fin de entender que las partes como agentes
de construcción racional son, autónomos y los principios de justicia que se adoptan ha
de ser mediante el procedimiento de deliberación.
Una vez analizada sistemáticamente la “posición original”, toca desarrollar la
concepción de personas morales en “Justicia como equidad” que vienen a estar
caracterizadas por las facultades morales que se corresponden con dos intereses de
un orden supremo. La primera facultad de las personas morales consiste en un sentido
de la justicia. Ésta consiste en la capacidad de entender, aplicar y actuar a partir de los
principios de justicia, y la segunda facultad, se corresponde con la de revisar y
perseguir racionalmente una concepción del bien. Se ha sostenido que Rawls le da
prioridad a lo justo, por considerarlo un elemento esencial del liberalismo político y
porque desempeña un papel central en la “Justicia como equidad”. Esta prioridad
puede suscitar malas interpretaciones, porque se puede considerar que una
concepción política liberal de la justicia, no puede utilizar ninguna idea del bien. Esto
es una interpretación incorrecta54, ya que lo justo y el bien son complementarios,
ninguna concepción de la justicia puede derivar totalmente de lo justo o del bien, sino
que deben combinarse de manera definitiva.
“Justicia como equidad” considera cinco ideas del bien55 que son
determinantes para entender la teoría política, estas son: 1) la idea del bien como
racionalidad; 2) la idea de los bienes primarios; 3) la idea de las concepciones
comprehensivas; 4) la idea de las virtudes políticas; y, 5) la idea de una sociedad
política bien ordenada.
La idea del bien como racionalidad supone que los integrantes de una
sociedad democrática tienen, por lo menos de forma intuitiva, un plan de vida
racional, sobre la cual programan sus más importantes actividades que requiere de
recursos para realizar sus concepciones del bien durante toda la vida, si no de manera
racional por lo menos de forma sensata. La persona al trazarse esos planes toman en
cuenta las expectativas y exigencias en todas las etapas de su vida a partir de su
condición en la sociedad y sus condiciones normales de una vida humana.
Sobre la base de estas suposiciones, cualesquiera concepción política de la
justicia que, sirva como base de justificación y que los ciudadanos puedan reconocer,
se debe tomar en cuenta la vida humana, la satisfacción de la vida humana básica y
los propósitos humanos como parte del bien general.
54
John Rawls, “Prioridad de lo justo e ideas del bien” en Liberalismo político. México, Fondo de
Cultura Económica, 1996, pp. 171-199.
55
Ibid., p. 171.
32
Con esta especificación de los bienes primarios y dado el hecho del pluralismo
razonable es, posible un entendimiento público de lo que debe considerarse ventajoso
en materia de justicia política. Ese esquema de bienes básicos debe ser garantizado
por la estructura básica, debe asegurar en todos los ciudadanos el desarrollo
apropiado y el ejercicio pleno de sus poderes morales y una participación para
promover sus determinadas concepciones del bien. Por supuesto, no es posible ni
justo permitir la consecución de todas las concepciones del bien, ya que algunas
significan violación de los derechos y libertades básicas.
La tercera y cuarta condición referida a la idea de las concepciones
comprehensivas permisibles del bien y las virtudes políticas están, sustentadas en que
la concepción política de “Justicia como equidad” está fundamentada en unos
principios de justicia que son sustantivos y expresan mucho más que simples valores
procedimentales. Esta concepción tiende a ser el foco de un consenso traslapado, es
decir, espera articular una base pública de justificación para la estructura básica de un
régimen constitucional que actúe, a partir de ideas implícitas en la cultura política
pública, y puesta al margen de doctrinas comprensivas, religiosas, filosóficas y
morales.
La quinta idea del bien en “Justicia como imparcialidad” es la idea del bien de
la sociedad política, es decir, el bien que realizan los ciudadanos, tanto como
personas como en calidad de cuerpo social, al conservar un régimen constitucional
justo en donde se sepan conducir sus asuntos.
Estas facultades morales que, se corresponden con intereses de orden
supremo, consisten en un grado afectivo con respecto a las circunstancias de la
33
(v) Las bases sociales del respeto de sí mismo son aquellos aspectos de
las instituciones básicas, que normalmente son esenciales para que los
individuos tengan un sentido vivo de su propio valor como personas
morales y sean capaces de realizar sus intereses de orden superior y
promover sus fines con gusto y confianza en sí mismos56.
Se puede deducir, pues, que las partes en la “posición original”, como agentes
de construcción revestidos del “velo de la ignorancia”, como autónomos, se
distinguen por tres elementos fundamentales:
1. Por el carácter deliberativo para la adopción de los principios de justicia,
2. Se mueven por intereses de orden supremo, que tienen por sus facultades
morales y la finalidad de promover fines últimos; y,
3. La relación de los bienes primarios como soporte de un orden supremo
expresa claramente la autonomía racional.
2.3 Autonomía plena en la teoría rawlsiana
La autonomía plena consiste en una noción que sólo se realiza en los ciudadanos
de una sociedad bien ordenada a lo largo de sus vidas y esos rasgos tienen que estar
afirmados en la “posición original”, pues la autonomía plena se afirma con los
primeros principios que serían adoptados por las partes y en el reconocimiento de
cómo fueron escogidos públicamente.
La autonomía plena se caracteriza por los términos equitativos de la cooperación
que consiste en que todos los miembros de una sociedad saben y aceptan, y saben que
los demás aceptan los términos; e igualmente, tiene como condición la idea de la
reciprocidad y mutualidad, ya que al cooperar todos, también tienen que beneficiarse
y compartir las cargas comunes. Este elemento lo denomina Rawls lo razonable.
Otra característica consiste en lo racional, que se puede entender como el
provecho que cada ciudadano como individuo desea promover.
En esta noción de autonomía plena de los ciudadanos en la sociedad, se
presentaría una incongruencia si las partes en la “posición original” no estuvieran
involucradas con el elemento de lo racional. Se ha indicado que las partes en la
“posición original” son agentes artificiales de construcción que solamente disfrutan
del elemento de autonomía racional, y esto significa que las partes sublimizan el
deseo de las personas morales de realizar sus facultades morales, dado el orden
supremo que ostentan por aspersión; son racionales en sus deliberaciones, en la
medida en que se guían por principios sensatos de elección racional. Tal como lo
asevera el propio Rawls, el problema, desde el punto de vista kantiano, no está en el
56
John Rawls, “El constructivismo kantiano en la teoría moral”, en Justicia como equidad. Op., cit., p,
219.
35
57
Ibid., p. 222.
36
excusas y explicaciones más comunes para cometer un error”58. Esto implica que, en
el sentido de la justicia como facultad mental está implícito, el ejercicio del
pensamiento y los juicios emitidos en condiciones favorables de delimitación.
Con respecto al equilibrio reflexivo, todos los juicios con respecto a las
diversas concepciones de justicia, suficientemente meditados por las personas,
conducen a la idea de que la concepción de justicia más adecuada es, la que se
corresponde con su cultura y su pensamiento democrático. Rawls pone de ejemplo,
para entender el equilibrio reflexivo, la visión de Carlos Marx59. El señalado filósofo
se distinguió porque hizo un análisis histórico de los diversos problemas sociales con
el fin de determinar las consecuencias que originaron los conflictos sociales. También
se dedicó en criticar el estado de naturaleza y el contrato social propuesto por los
filósofos clásicos conjuntamente con el liberalismo político. Por esta razón expuso
por ponderar la fuerza de las diferentes razones filosóficas y no filosóficas en su
favor, su propia teoría de la justicia.
Sobre la base de esta explicación se pudiera interpretar que existe un
equilibrio reflexivo amplio, dado que consta de una reflexión de amplio alcance y
perspectivas variables. Evidentemente que el equilibrio reflexivo al que se refiere
Justicia como equidad. Una reformulación es, al amplio y no al restrictivo, siendo
que ambos conceptos no se reflexionaron en Teoría de la Justicia.
Se ha venido sosteniendo en este trabajo que una sociedad bien ordenada es
aquella que está regulada por una concepción pública de la justicia. Para lograr esto
se requiere que los ciudadanos hayan alcanzado un equilibrio reflexivo amplio y
general, o lo que se podría denominar “equilibrio reflexivo pleno”60. En todo caso, un
equilibrio reflexivo, conduce a pensar que la concepción política más razonable es, la
que cuadra con nuestras convicciones razonadas, tras la reflexión coherente de
diversas doctrinas políticas, filosóficas, religiosas y comprensivas, ya que dichas
doctrinas también tendrían cabida en un consenso entrecruzado61 o traslapado que
tendría notables implicaciones en una sociedad democrática.
2.5. Libertad e igualdad en Teoría de la Justicia
Se ha venido señalando que los ciudadanos de una sociedad bien ordenada se
consideran a sí mismos como personas morales, libres e iguales, habiéndose
analizado en el curso de este punto el significado de personas morales, como aquellas
que tienen dos facultades morales consistentes en la capacidad de actuar a partir de un
sentido de la justicia y la capacidad de formarse una concepción del bien. Igualmente,
se ha señalado en qué consiste la autonomía racional de las partes como agentes
58
John Rawls, Teoría de la Justicia. México, Fondo de Cultura Económica, 1997, pp. 55-61.
59
John Rawls, Justicia como equidad. Una Reformulación. Madrid, Editorial Paidós, 2002, pp. 55-58.
60
Ibid., p. 57.
61
John Rawls, “La idea de un consenso traslapado” en Liberalismo político. México, Fondo de Cultura
Económica, 1996, pp. 137-167.
37
62
John Rawls, “El constructivismo kantiano en la teoría moral”, en Justicia como equidad. Op., cit., p.
235.
63
Ibid., p. 237.
38
operan frente al azar y la suerte de las personas que sufren de deficiencias naturales.
Hacerle frente a esto es lo que define el problema de la justicia social.
Uno de los grandes problemas que se suscita en la sociedad con respecto a la
igualdad, consiste en el modo de cómo pensamos sobre la equidad en la vida diaria.
Esto responde a un proceso cultural, ya que nos prepara para el cambio de perspectiva
que se requiere a fin de poder considerar la justicia de la estructura básica de la
sociedad.
2.6. Adopción de los principios de justicia por las partes en la “posición
original”.
Desde el 28 de diciembre de 1.957, con la primera publicación de “Justicia
como equidad” en las páginas del Journal of Philosophy, Rawls, a través de todas las
reflexiones que se le hicieron a sus trabajos de filosofía fue mejorando su propuesta
política expresada en Teoría de la Justicia. Es preciso acotar que la justicia a la que
se refiere Rawls no es la relacionada con la virtud intersubjetiva, es decir, aquella
que rige las relaciones bilaterales entre personas, sino a la justicia referida a las
instituciones sociales. Tal aseveración está fundamentada en ese primer ensayo, y
posteriormente lo ratifica en Teoría de la Justicia cuando lo manifiesta de la siguiente
forma: “La justicia es la primera virtud de las instituciones sociales”64. Esta justicia a
la que se refiere Rawls pareciera estar más relacionada con la expresada por Platón,
cuando se refiere a que la “justicia es la virtud de todos65” que a la de Aristóteles,
expresada en la Ética Nicomaquea66 a través de la justicia distributiva como una
justicia que reconoce lo justo en la distribución conforme a cierto mérito, e
igualmente entendía la justicia en general, como la obediencia a las leyes de la
ciudad.
Cuando Aristóteles se refiere a la justicia distributiva está expresando, un tipo
de justicia específica, dirigida a las cosas comunes67, a la distribución o el reparto de
bienes, honores y ventajas sociales. A su vez es, una justicia que no está relacionada
con la igualdad aritmética, sino con la igualdad proporcional. Se pudiera pensar a
primera vista que, la justicia a la que se refiere Rawls está, más relacionada con la
justicia aristotélica que, a la justicia de Platón por ser un tanto más totalizadora y
holística. Sin embargo, filósofos contemporáneos de Rawls, sostienen que la
concepción de justicia rawlsiana es holística y distributiva, por lo que no traiciona la
tradición filosófica griega.
La concepción distributiva rawlsiana consiste en una distribución relacionada
con las ventajas y desventajas de beneficios y cargas sociales, así como también en
64
Cfr. Jhon Rawls, Teoría de la Justicia. Op. cit. ,p. 17.
65
Platón, La República o El Estado, Libro IV. Décima Edición. Madrid, Espasa Calpe, S.A.,
Colección Austral N° 220, 1971, pp. 123- 148.
66
Aristóteles, Ética Nicomaquea, libro V. México, Editorial Porrúa, 1998, pp. 58-73.
67
Cfr. Aristóteles, op. cit., p. 62.
39
68
John Rawls, “Justicia como equidad” en Justicia como equidad. Madrid, Editorial Tecnos, 1999,
p.79 .
40
69
John Rawls, “Justicia distributiva”, en Justicia como equidad. Madrid, Editorial Tecnos, 1999,
p.126. Este ensayo “Distributive justice” aparece en P. LASLETT y G. RUNCIMAN (eds.),
Philosophy Politics and Society, 3rd series Blackwell, 1967, y la mayor parte de “Distributive justice:
Some Addenda”, en Natural Law Forum, 13 (1968). La exposición más completa se encuentra en John
Rawls, A theory of Justice, Harvard, University Press, 1971.
70
John Rawls, Teoría de la Justicia. Op. cit., pp. 67-68.
71
John Rawls, Justicia como equidad. Una reformulación. Madrid, Paidós, 2002, p. 73.
41
72
John Rawls, Teoría de la Justicia. Op. cit., p. 67 y Justicia como equidad. Una Reformulación. Op.,
cit, p. 75.
73
John Rawls, Teoría de la Justicia. Op., cit., p. 68.
74
Ibid., p. 69.
75
Ibid., p. 69.
42
ser igual, pero sí, debe ser ventajoso para todos y cada uno y, al mismo tiempo, las
posiciones de decisión, autoridad y responsabilidad deben ser accesibles a todos los
ciudadanos. De esta significación surge el principio de diferencia.
Estos principios han de aplicarse en un orden léxico o lexicográfico que, debe
ser considerado en la segunda fase de la Teoría de la Justicia, la cual está compuesta
por una secuencia de cuatro etapas intermedias. Cada etapa ha de representar un
punto de vista apropiado para considerar las diversas cuestiones. Una vez que las
partes han adoptado los principios de justicia en la “posición original”, procederán a
efectuar un Congreso Constituyente. Habrán de decidir acerca de la justicia de las
formas políticas y escoger una Constitución. Dado que se ha convenido en la
concepción de justicia, el “velo de la ignorancia” se verá parcialmente levantado.
Posteriormente como resultado de esa Constitución se procederá a legislar y la última
etapa es la de la aplicación de las reglas a casos particulares, hecho por jueces y
administradores, y la obediencia de las reglas por los ciudadanos en general.
Este orden lexicográfico consiste en que ninguna libertad puede ser
compensada por un crecimiento de eficacia económica, es decir, cambio mi libertad
con el fin de tener un mayor bienestar económico. Esta apreciación -desde el punto de
vista del liberalismo rawlsiano- es imposible, debido a que la libertad en cualesquiera
de sus dimensiones es, la que permite al ciudadano lograr el mayor beneficio social y
no lo contrario. No se puede comprar el bienestar en detrimento de la libertad.
Este orden léxico de los dos principios de justicia, también se aplica
lexicográficamente en el segundo principio. Es decir, en el sistema de aplicación de
los principios de justicia, existe un orden procedimental de obligatorio cumplimiento,
o de lo contrario, no sería posible la aplicación del siguiente principio, cuando se ha
violado el primero. Esto significa que los menos favorecidos en términos económicos,
deben tener léxicamente prioridad frente a los más aventajados económicamente.
Rawls está reconociendo con su Teoría, la existencia en la sociedad de un
gran número de personas que no tienen acceso a los bienes de la renta y de la riqueza,
y esa limitación económica también limita al hombre en la participación para la toma
de decisiones en los asuntos de la administración pública. Esa limitación es debido a
la ausencia total de igualdad de oportunidades que se desencadena por una violación
total de las libertades del hombre, a fin de mantenerlo adormecido en el sistema
social.
Este conjunto de personas sin el disfrute y el goce de libertades ciudadanas y
públicas y sin ningún disfrute de oportunidades económicas y sociales, que estén
consustanciadas con las libertades ciudadanas, son ciudadanos sacrificados en la
sociedad para que un grupo muy minoritario y más favorecido tenga acceso a un
mejor bienestar social dentro de la concepción del utilitarismo. Esto implica que el
segundo principio referido a la renta, la riqueza y la igualdad de oportunidades,
solamente persigue como elemento fundamental la eliminación del sacrificio social, a
la que es sometida gran parte de la sociedad.
43
conocidos como los menos aventajados; y que, en detrimento de ellos, existe otro
grupo de personas sociales más aventajadas social y económicamente, a los que les
importa, desde la posición pública y privada, darles una respuesta a todo ese sacrificio
social de gran parte de la sociedad.
Con lo cual, hay una implicación en la teoría rawlsiana de justicia
antisacrificial que, pasa a un primer plano en la teoría, debido a que es en esta
situación de sacrificio de la sociedad desde el punto de vista social, económico y
político, que Rawls se deslastra de los principios teleológicos del utilitarismo, para
adoptar una teoría política de los sentimientos morales, a nuestro juicio basados en
una concepción de justicia denominada “Justicia como equidad”.
Es en ese proceso deliberativo político de la “posición original” que es
designado el término maximín, también conocido como “principio de diferencia”,
cuyo argumento está sustentado en que los participantes, revestidos del “velo de la
ignorancia”, adoptarían un acuerdo, por unanimidad, de maximizar la parte mínima.
Tal aseveración está fundamentada en lo siguiente:
Lo importante que debe observarse aquí es que mientras el principio de
diferencia es, estrictamente hablando un principio de maximización,
los casos que no lo satisfacen se distinguen entre sí de modo esencial.
Una sociedad debería evitar tratar situaciones en las cuales las
contribuciones marginales de los mejor colocados sean negativas, ya
que ceteris paribus, esto parece una falta más grave que el no alcanzar
el mejor esquema cuando estas contribuciones son positivas. El que la
diferencia entre ricos y pobres sea aún mayor viola tanto el principio
de la mutua ventaja como la igualdad democrática”76.
Esto se logra debido a que los participantes en la “posición original” tienen
una amplia concepción política y social de lo que es un contrato social. Y que los
términos del contrato son para ser cumplidos, es decir, son de obligatorio
cumplimiento los unos y los otros, mas no como una promesa social. Las partes están
suficientemente claras, de que el contrato genera vínculos y obligaciones entre las
partes, al igual que su incumplimiento, genera coacciones. De lo contrario, nadie se
comprometería, si existiera alguna duda entre las partes de incumplir los términos
obligacionales, máxime, cuando los términos del acuerdo son de naturaleza
definitivos y persiguen un objetivo básico de aplicación que es la estructura básica de
la sociedad.
Esto se desprende, porque una de las bases fundamentales del contrato
consiste en la deliberación previa. Para que haya deliberación debe haber un amplio
conocimiento de lo debatido y de las diversas teorías políticas de construcción de la
sociedad que existen, con el fin de escoger la mejor, para buscar el mayor bienestar
de los ciudadanos. Las diversas concepciones políticas entran en el juego
deliberativo, y si dos o tres concepciones de justicia no responden a los
requerimientos de las partes, por no contener dentro de los juicios de valoración y
76
Ibid., p. 84.
45
apreciación que las partes le hacen a los diversos sistemas de justicia a fin de
determinar si persiguen un fin social justo han de ser rechazadas por éstas, debido a
que suscitan un conflicto en la sociedad, con lo cual escogerán la que más se adapta a
los sentimientos morales de las personas que tienen una amplia comprensión de lo
justo y de lo bueno.
Con esto, Rawls trata de demostrar que en la teoría utilitarista, el detentador
de la posición menos favorecida, es la víctima social -es la más sacrificada- mientras
que en la concepción de justicia sostenida y defendida por el filósofo de Harvard, el
participante tiene igualdad de condiciones, que le permite lograr un acuerdo
equitativo y justo al adoptar como principios de justicia los propuestos en Justicia
como equidad. Una Reformulación. Los mismos de Teoría de la Justicia.
Del análisis de la figura del maximin como argumento fundamental por las
partes a fin de maximizar la parte mínima de los menos favorecidos social,
económica y políticamente viene, a significar que, en una sociedad en la que se
pusieran en práctica los principios rawlsianos mediante el proceso constituyente y el
legislativo, los menos aventajados socialmente tendrían la plena seguridad de que su
posición social se maximizaría frente a las desigualdades a las que han sido sometidos
a lo largo del tiempo, y los más aventajados socialmente estarían plenamente
convencidos de que, con la aplicación de este sistema de justicia dentro de un sistema
de cooperación social estaría compensada, debido a que, sus privilegios no se verían
amenazados.
Mientras que en una sociedad que quiera seguir manteniendo los principios
del utilitarismo político como concepción de justicia, los menos aventajados sociales
estarían condenados al sacrificio social y obligados a aceptarse a sí mismos en las
condiciones sociales en que se encuentran. No tendrían derecho al reclamo social,
debido a que el utilitarismo desconoce uno de los elementos fundamentales de la
ciencia política, como es la publicidad, que permitiría el conocimiento social, en el
cual está envuelta la mayor parte de la sociedad, que sería la miseria y la pobreza. Se
entendería que ese conjunto social de desfavorecidos sociales, económica y
políticamente, vienen a constituir, en la concepción utilitaria, el chivo expiatorio de la
sociedad. Sin embargo, debido a la inexistencia del principio de la publicidad, esa
gran masa social sacrificada por la tesis filosófica política del utilitarismo, sería
ocultada para que no produzca efecto alguno en la sociedad. Es por esta razón, una
vez conocida la fundamentación teórica y conceptual de la Teoría de la Justicia de
Rawls, que desaprueba la concepción de justicia utilitarista, desde sus orígenes.
REFERENCIAS