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Quién Es Blanco PDF

Este documento discute la definición de la raza blanca. Sostiene que las características físicas como el color de piel y cabello no son determinantes, sino que también importan los valores y comportamientos. Señala que la raza blanca ha sido responsable de grandes logros, pero que el mestizaje lleva a la decadencia de las sociedades. Concluye diciendo que para preservar la raza blanca, se debe rechazar a quienes tengan una "naturaleza salvaje" incluso si son inteligentes, y
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Este documento discute la definición de la raza blanca. Sostiene que las características físicas como el color de piel y cabello no son determinantes, sino que también importan los valores y comportamientos. Señala que la raza blanca ha sido responsable de grandes logros, pero que el mestizaje lleva a la decadencia de las sociedades. Concluye diciendo que para preservar la raza blanca, se debe rechazar a quienes tengan una "naturaleza salvaje" incluso si son inteligentes, y
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¿Quién es blanco?

¿Quién es blanco?

Publicado el el sitio web Limpieza de sangre


(https://sangrearia.wordpress.com/)
el 4 de febrero de 2019
¿Quién es blanco?
Heinrich Himmler, comandante en jefe de las SS durante el régimen
nacionalsocialista, había quedado impresionado luego de leer el libro De origine et situ
Germanorum, conocido también como Germania, escrito por el historiador romano
Publius Cornelius Tacitus alrededor del siglo primero de nuestra era. En dicho texto el
autor destaca la homogeneidad física de los germanos, a los que califica de robustos
rubios con ojos azules, y deduce que jamás habrían mezclado su sangre.
Cornelius Tacitus nunca visitó la Germania de la que habla y basó sus escritos en los
datos proporcionados por otros autores. Sin embargo, si hace un par de milenios alguien
caminaba por las calles de Roma, o viajaba a lo largo del territorio europeo, cualquiera
que lo viese sabría indicar sin lugar a dudas no solo la raza del transeúnte, sino también
el grupo, la tribu e incluso la ciudad o pueblo del que provenía. Lamentablemente no se
puede decir lo mismo en nuestros días.
Es cierto que existe una preeminencia gráfica de alemanes con dorados cabellos y
esbeltas figuras como ideal estético en los afiches propagandísticos del socialismo
nacional. Aunque siempre intercalados con uno que otro personaje de piel blanca y
cabellos oscuros, entre quienes destaca la imagen del propio Adolf Hitler. Porque, si
bien las cualidades físicas fueron profundamente estudiadas durante el III Reich, la
legislación racial se basaba más bien en indagar sobre los padres, abuelos y demás
ancestros de cada ciudadano.
En realidad, la importancia de saber quién es blanco va más allá de los aspectos
exteriormente visibles como son el color de la piel, cabellos y ojos. Por ejemplo,
actitudes como la confianza, el voluntariado, o la caridad, son mucho más comunes en
la raza blanca; en tanto que la depresión, la psicosis y el suicidio son menores. Además,
aspectos como el respeto al medio ambiente, la tendencia hacia la innovación, un mejor
rendimiento académico, y un mayor desarrollo económico, son características de la raza
blanca. En tanto que el crimen, la corrupción, la economía informal, y la evasión fiscal,
son más frecuentes en países africanos y latinoamericanos.
Es evidente que la raza blanca ha sido el motor intelectual y artístico de países como
Francia y Alemania. Y por su mismo coraje y valentía es creadora de imperios como el
romano, español e inglés. Los grandes reinos de la humanidad emergieron gracias al
ingenio y creatividad de una sola raza homogénea. Al mezclarse su sangre con la de
grupos extranjeros esas mismas sociedades entraron en decadencia. Pero, según las
mentiras mesticistas, problemas como el subdesarrollo, la pobreza, las guerras o el
hambre, terminarán sólo cuando todas las razas y culturas del mundo se hayan
mezclado.
La Historia nos demuestra que los mestizos tienden al resentimiento, la envidia y la
mediocridad, ya que no poseen identidad ni costumbres propias por las cuales
luchar. Además, está científicamente comprobado que la satisfacción de vida es mayor
en sociedades racialmente homogéneas, en tanto que la insatisfacción y los conflictos
son mucho más comunes en sociedades racialmente híbridas. Es por eso que, ante tales
evidencias, las características étnicas han sido puestas bajo la lupa, y hoy existen
criterios de tipo médico, fisiológico y psicológico que, a pesar de no ser determinantes,
nos ayudan a definir con mayor precisión a que raza pertenece cada ser humano.
Teniendo en cuenta su correspondencia con la raza, han sido estudiados el tipo de
labios, el grosor de la nariz y la forma de los parpados. El color de la piel también. Por
ejemplo, Thomas B. Fitzpatrick, un dermatólogo americano reconocido por sus estudios

-1-
oncológicos, ideó en 1975 una escala que dividía los tonos epidérmicos en seis
tipos. Los tres primeros fueron clasificados como blancos variando de acuerdo a su
capacidad para producir melanina, y los otros tres fueron denominados tonos
marrones. Incluso la industria de la salud ha determinado que la predisposición a cierto
tipo de enfermedades varía de acuerdo a la raza, y en base a ello las aseguradoras
otorgan sus pólizas.
De acuerdo a diversas investigaciones se ha determinado la existencia de gran
variedad de fenotipos dentro de un mismo grupo étnico. La raza blanca, por ejemplo,
exhibe colores de cabello que van desde el negro, pasando por el castaño y el rojo, hasta
llegar al rubio; así como diferente coloración del iris aun dentro de un mismo pueblo. Y
basándose en estas delicadas diferencias (que podrían servirnos para desarrollar nuevos
campos antes inexplorados por la ciencia genética) ciertos grupos mediáticos,
dominados como siempre por judíos, pretenden generar disputas entre blancos, indicado
de acuerdo a sus intereses quien puede o no pertenecer a nuestra raza.
Para los dueños de los medios masivos un hombre blanco debe tener cabellos grises,
piel transparente, y ojos muy claros. Porque según su criterio nadie que no sea albino
puede pertenecer a la raza blanca. Pero si cualquiera se declara hispano, indígena, chino
o africano, nadie se atreve a calificarlo de muy claro o demasiado mezclado, como sí se
dice de los defensores del orgullo blanco. El mecanismo psicológico tras estas
afirmaciones radica en que sólo podría ser racista quien es completamente puro
genéticamente, y como nadie lo es nadie debe ser racista. Se corta así toda posibilidad
de organización blanca. Porque si no presentas todas las características que ellos
imponen, entonces eres mestizo y puedes alegremente mezclar tus genes.
Con este falso argumento los judíos han pretendido engañarnos con especial inquina
desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Aunque en realidad sólo repiten lo mismo
que hicieron hace ya doscientos años durante las nefastas guerras de independencia,
perpetradas contra España a inicios del siglo XIX. La ideología masónica de los
libertadores (creada y controlada por judíos) inventó la leyenda que les hizo creer a los
españoles que su principal ascendencia era árabe, y por lo tanto no eran ni blancos, ni
europeos, ni valientes conquistadores, sino bárbaros genocidas que solo buscaban
oro. Entonces, para resarcir sus agravios contra los indios estaban obligados a mezclarse
con los nativos.
Contrario al mito, la estirpe española llegó a las Américas con sus propias mujeres y
tuvieron hijos blancos llamados criollos. E incluso los muy pocos mestizos que entonces
nacieron intentaron luego unirse con europeos para mejorar su condición. Los censos
muestran que durante la colonia la gran mayoría española no se mezcló con los
nativos. Y según cuentan los cronistas, los conquistadores tenían pánico de juntarse con
las mujeres indígenas que eran salvajes y nada delicadas. Además, los nativos tampoco
gustaban de los blancos y decidieron continuar con su ancestral costumbre de realizar
lazos endogámicos.
En respuesta a la embestida mediática judía, sobre quién es blanco y quién es mestizo,
el afamado racista americano David Lane dijo que: “Aquellos que alardean de su
pureza, tienen dos padres, cuatro abuelos, ocho bisabuelos, y más. Quinientos años
atrás y tienen un millón de ancestros (…) Hunos, mongoles y moros. No hay arios
100 % puros, pero aún existimos como entidad biológica única.” Añadiendo en otro
texto que: “Si alguien se ve blanco, actúa como blanco, y lucha por los blancos,
entonces, hasta que sus actos prueben lo contrario, es de los nuestros.”
El también racista americano William Luther Pierce, autor de la biblia racista

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intitulada Los diarios de Turner nos pregunta: “¿Quién puede decir que no tiene en lo
absoluto ancestros de sangre que no es aria en su árbol familiar? Yo no. Mucha gente
puede decir quiénes son sus padres y abuelos. Solo unos pocos americanos pueden
llegar hasta la cuarta generación (…) Dudo que muchos lleguen a seis generaciones
con algo de certeza. Y los judíos y liberales usan ese hecho para confundir a la gente
afirmando que todos somos mestizos, que no existen razas puras, y demás. Por lo que
no habría nada bueno en preservar la raza blanca porque no existe.”
Sin embargo, los judíos (que nunca practican lo que predican) se sienten miembros de
una raza escogida, pero gustan de unirse con gente blanca para infiltrarse entre
nosotros. Y así lo demuestra Hermann Goedsche, espía de la policía secreta prusiana,
quien luego de investigar los planes judíos de control mundial, publica en 1868 bajo el
pseudónimo de Sir John Retcliffe la novela Biarritz. Según el texto los más poderosos
rabinos entonces dijeron: “No debemos preocuparnos en ocultar el matrimonio de
nuestros hombres con mujeres cristianas, porque mediante ellas ingresaremos en
círculos cerrados. Si nuestras hijas se casan con gentiles no serán menos útiles.” El
mestizaje por interés es pues un concepto judío.
En realidad, el único grupo capaz de enfrentar los planes sionistas de control mundial
es la raza blanca. Y para preservar esta virtud debemos rechazar a quienes debido a su
carga genética posean una naturaleza salvaje, a pesar de que sean algunos de ellos muy
educados e inteligentes, ya que probablemente sus hijos no serán tan educados como los
progenitores. Pero es igualmente imperativo, por el bien de nuestra familia y el futuro
de nuestra raza, que sea expulsado de nuestras comunidades aquel que, aún
perteneciendo a la raza blanca, se comporta como criminal o degenerado. ¡Porque solo
un hombre blanco que actúa como blanco puede pertenecer a una comunidad blanca!

-3-
“En realidad, la importancia de
saber quién es blanco va más allá de
los aspectos exteriormente visibles
como son el color de la piel, cabellos
y ojos. Por ejemplo, actitudes como
la confianza, el voluntariado, o la
caridad, son mucho más comunes
en la raza blanca; en tanto que la
depresión, la psicosis y el suicidio
son menores. Además, aspectos como
el respeto al medio ambiente,
la tendencia hacia la innovación,
un mejor rendimiento académico, y
un mayor desarrollo económico, son
características de la raza blanca. ”

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