Apuntes Funciones y Servicios de Los Ecosistemas
Apuntes Funciones y Servicios de Los Ecosistemas
Apuntes Funciones y Servicios de Los Ecosistemas
1. INTRODUCCIÓN
1.
llamamiento a la comunidad científica para incrementar el conocimiento sobre la
medida, modelización, valoración, cartografía y evaluación de los cambios en el
suministro de los eco-servicios (MA, 2005; Carpenter et al., 2006; Sachs y Reid,
2006). Uno de los documentos claves del MA, subtitulado A framework for the
Assessment (MA, 2003), claramente indica que dicho proyecto y su marco
conceptual y metodológico no debe ser estático. Numerosos autores han reconocido
la necesidad de evolución del propio concepto de ‘servicios de ecosistemas’, con el
fin de validar cómo éste es definido y utilizado por los científicos, gestores, actores
locales, tomadores de decisiones, o educadores ambientales (véase Carpenter et
al., 2006; Sachs y Reid, 2006; Kinzing et al., 2007).
2.
antropocéntrico, los ecosistemas son entendidos como un capital natural, es decir
como aquellos ecosistemas con integridad ecológica y resilientes, capaces de
generar un flujo de servicios al ser humano, mediante el mantenimiento de sus
funciones (Montes, 2007; Martín-López et al., 2009). De esta manera, los
ecosistemas contribuyen al bienestar humano mediante la generación de una amplia
variedad de funciones de los ecosistemas, las cuales son definidas como la
capacidad de proveer servicios que satisfagan a la sociedad (de Groot et al., 2002).
Los términos funcionamiento ecológico y funciones de los ecosistemas han sido
frecuentemente usados indistintamente (Jax, 2005). Sin embargo, mientras que el
funcionamiento ecológico -el conjunto de los procesos ecológicos- es inherente a las
propiedades intrínsecas de los ecosistemas; las funciones de los ecosistemas son
entendidas desde una perspectiva antropocéntrica como la potencialidad de generar
servicios a la sociedad. De Groot et al. (2002) clasifica las funciones de los
ecosistemas en cuatro categorías, de las cuales las tres últimas dependen de las
funciones de regulación:
3.
Para cada uno de estos tipos de funciones, es posible identificar diferentes usos o
aprovechamientos que el hombre hace de los ecosistemas, bien sea consciente o
inconscientemente y/o de manera directa o indirecta (Tabla 1). A este uso se le
denomina eco-servicios o servicios de los ecosistemas.
Tabla 1. Funciones de los ecosistemas y los servicios relacionados con las mismas. La lista de
servicios está basada en De Groot et al. (2002), MA (2003), Gómez-Baggethun y de Groot (2007).
4.
A pesar de que el término de servicios de los ecosistemas viene usándose desde
1981 (Ehrlich y Ehrlich, 1981), la literatura no se pone de acuerdo en cómo el
término debe ser definido y usado (Barbier, 2007; Boyd, 2007; Wallace, 2007).
Esto implica que la información que reciben los actores sociales, los gestores, o el
tomador de decisiones, puede variar mucho dependiendo del científico que realice la
investigación. Ante esta ambigüedad, consideramos que la definición que más se
ajusta a la concepción multidimensional de los eco-servicios, es la elaborada por
Díaz et al. (2006), quien los define como los ‘beneficios que suministran los
ecosistemas que no sólo hacen la vida de los humanos posible, sino que también
merezca la pena’. Esta definición separa los materiales necesarios para el
5.
mantenimiento de la vida humana, de los servicios relacionados con las libertades y
las opciones para progresar individual y socialmente.
6.
requiere de mayor esfuerzo científico (Kremen, 2005). El marco metodológico
propuesto persigue responder esta pregunta y generar información válida para la
gestión de espacios naturales (Fig. 1). La guía de identificación y evaluación de eco-
servicios está basada en las siguientes etapas: (1) la caracterización de socio-
ecosistemas, (2) la identificación de las unidades suministradoras de servicios, (3)
identificación de los actores sociales, (4) valoración monetaria de eco-servicios, y (5)
el análisis de trade-off entre diferentes actores sociales, así como potenciales
conflictos sociales (Fig. 1).
7.
3.1. Delimitación y caracterización del socio-ecosistema
La necesidad de llevar a cabo una buena gestión de los espacios naturales obliga a
tener un conocimiento adecuado integrado sobre las relaciones que se presentan
entre los elementos naturales y humanos. En un proceso de co-evolución, los
sistemas humanos y los ecosistemas se han ido moldeando y adaptando
conjuntamente, convirtiéndose en un sistema integrado de humanos en la naturaleza
denominado socio-ecosistema o sistema socio-ecológico (Anderies et al., 2004). En
este capítulo, usaremos el término de sistemas socio-ecológicos o socio-
ecosistemas para referirnos a aquellos sistemas que integran la perspectiva
ecológica, socio-cultural y económica, o lo que es lo mismo, el ser humano en la
naturaleza.
8.
capacidad de proveer los servicios requeridos por los beneficiarios (Vandewalle et
al., 2008). El concepto de unidades suministradoras de servicios originalmente se
focalizaba en las poblaciones de especies (Luck et al., 2003). Sin embargo,
reconociendo las dificultades de aplicar este concepto al nivel poblacional, las
unidades suministradoras de servicios han sido redefinidas como aquellos
organismos, colección de individuos de una o más especies, especies, grupos
funcionales, caracteres funcionales, poblaciones o comunidades, que contribuyan a
la provisión de un determinado servicio (Vandewalle et al., 2008).
Los beneficiarios de los servicios son definidos como aquellos actores sociales que
se benefician (directa o indirectamente) de los servicios suministrados por los
ecosistemas; así como aquellas personas e instituciones que pueden verse
afectadas positivamente por los modelos de gestión existentes, en cuanto a la
mejora en el flujo de servicios (Vandewalle et al., 2008).
9.
tener dos papeles en relación con los servicios: un papel activo en tanto que
controlan el manejo y gestión de los servicios, y un papel pasivo en tanto que se ven
afectados (positiva o negativamente) por la gestión del flujo de servicios (De Groot
et al., 2006; Fig. 2). Por esta razón, se debe discernir cuáles son los actores sociales
más importantes en función de su nivel de influencia sobre el suministro de los
servicios, o en función del grado de importancia que los servicios tienen para ellos.
El nivel de influencia se refiere al grado de control, acceso, o manejo que el grupo de
actores sociales tiene sobre los eco-servicios. La importancia se refiere al grado de
dependencia del grupo social con respecto el suministro de los eco-servicios. En
función de estas características, podemos distinguir tres tipos de actores sociales:
prioritarios, secundarios o externos (Fig. 2). Los actores prioritarios son aquellos
cuyo bienestar humano depende del suministro de eco-servicios (actores 1 y 2 de la
figura 2), los actores secundarios se refieren a aquellos con elevada influencia sobre
el suministro de eco-servicios (actores 1 y 3 de la figura 2), y actores externos son
aquellos cuyo bienestar no depende del suministro de servicios, así como no tienen
capacidad de gestionar o influir en el flujo de servicios (actores 4 de la figura 2)
(modificado de De Groot et al., 2006). Por tanto, la información en cuanto a la
evaluación de servicios y sus beneficiarios deberá priorizarse en los actores
prioritarios y secundarios.
Figura 2. Metodología para priorizar los actores sociales basado en el grado de influencia y en la
importancia con respecto a los eco-servicios. (Fuente: de Groot et al, 2006)
10.
Las etapas 2 y 3, no son consecutivas, sino que se pueden realizar paralelamente ya
que los investigadores necesarios para la identificación de las unidades
suministradoras de servicios, así como de los beneficiarios, provienen de disciplinas
diferentes: Ciencias de la Naturaleza y Ciencias Sociales, respectivamente.
En cuarto lugar, una vez que conocemos qué servicios pueden ser suministrados por
el ecosistema y cuáles son los servicios demandados por el sistema social
(beneficiarios), podremos evaluar cuál es el flujo de los eco-servicios que se da entre
ecosistema y sistema socio-económico. En este punto, debemos aclarar que
frecuentemente –sobre todo en el caso de los servicios de abastecimiento-, los
beneficios obtenidos por el ser humano requieren de la implicación de capital de
origen humano, y no sólo del capital natural. Por ejemplo, el alimento procedente de
la agricultura requiere tanto de capital humano (conocimiento humano) como de
capital manufacturado (tecnología).
11.
El valor monetario ha sido tradicionalmente conceptualizado desde la Economía
Ambiental bajo el término de valor económico total (Pearce y Turner, 1990), el cual
está compuesto por el valor de uso y el valor de no-uso. El valor de uso implica un
beneficio obtenido de manera directa del ecosistema, mientras que el valor de no-
uso está asociado con la satisfacción personal derivada del conocimiento de que
determinadas especies o ecosistemas existen, esto es valor de existencia. El valor
de uso se compone a su vez del valor de uso directo -a su vez dividido en valor de
uso directo extractivo, el cual está directamente relacionado con los servicios de
abastecimiento, y valor de uso directo no extractivo, el cual está relacionado con los
servicios culturales-, el valor de uso indirecto -relacionado con distintos servicios de
regulación- y el valor de opción -relacionado con la importancia de mantener el
suministro de todos los servicios en el futuro-. Cada uno de estos tipos de valor
aparece directamente vinculado con diferentes tipos de servicios, y con diferentes
metodologías de valoración (Fig. 3).
Figura 3. Marco analítico para la valoración monetaria de los servicios generados por los
ecosistemas.
12.
La importancia relativa que los actores sociales otorgan a los diferentes valores de
los servicios puede ser medido en términos monetarios a través de diferentes
métodos de valoración. Los métodos de estimación de dichos valores se suelen
dividir en tres grandes grupos: los métodos basados en el mercado, los métodos de
preferencias reveladas y los métodos de preferencias declaradas (para una revisión
véase Chee, 2004).
13.
les enfrenta a dos o más alternativas formadas por atributos comunes del servicio a
valorar, pero con diferentes niveles del atributo. Uno de esos atributos es el dinero
que las personas tendrían que pagar, o recibir en compensación, por el servicio tal
cual lo describen sus atributos.
Hay que hacer notar que todas las metodologías sufren de sus propias limitaciones y
sesgos inherentes. Para más detalle sobre las metodologías de valoración
económica se puede consultar Pearce y Turner (1990), Hanley y Spash (1993) o
Azqueta (2002).
Uno de los principales retos en gestionar los eco-servicios es que cada uno de ellos
no es independiente del resto (Rodríguez et al., 2006). Intentos en optimizar el
suministro de un solo servicio normalmente da lugar a reducciones o pérdidas del
resto de servicios –en otras palabras, se genera un trade-off o proceso de pros y
contras (Holling y Meffe, 1996). Por ejemplo, estrategias de agricultura intensiva que
fomentan un servicio de abastecimiento supone la pérdida de la mayoría de los
servicios de regulación y culturales. Los trade-off de eco-servicios siempre se dan
como resultado de una elección de gestión, en la que se puede cambiar el tipo, la
magnitud o la diversidad de servicios suministrados por los ecosistemas. Los trade-
off surgen cuando prácticas orientadas a promover el suministro de un determinado
servicio, tienen consecuencias negativas sobre el resto de servicios, y por tanto
sobre determinados actores sociales –presentándose así conflictos sociales-. Es
aquí donde la valoración monetaria se usa como herramienta para identificar,
entender y abordar los trade-off en los que diferentes actores sociales pueden verse
beneficiados o afectados en función de las estrategias de gestión adoptadas.
14.
El conocimiento de las interacciones y relaciones entre eco-servicios es necesario
para la toma de decisiones relativa a la gestión de espacios naturales y
conservación de la biodiversidad (Balvanera et al., 2001).
Por otro lado, mientras que consideramos que una definición única es esencial,
intentos de crear una única y estática metodología de evaluación es desaconsejable
debido a la subyacente complejidad ecológica y socio-cultural de los eco-servicios.
Los eco-servicios son resultado de complejas interacciones entre los ecosistemas y
la biodiversidad que albergan, el uso y disfrute por parte de la sociedad de los
mismos, de las diferentes percepciones que los beneficiarios tengan de ellos, y de la
gestión que las instituciones realicen de los mismos. Debido a que los sistemas
socio-ecológicos son complejos y evolucionan de manera no lineal, una
15.
aproximación fija y estática de los eco-servicios debe ser recibida con precaución.
Más bien, al igual que nuestra aproximación, debemos evaluar la información
obtenida con el fin de realizar un aprendizaje adaptativo (Fig. 1).
16.
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