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Boris A

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Tomado con fines académicos y sin

BO RIS A. LIMA
ninguna intensión de lucro. Por favor
siempre que use este documento
respete los derechos del autor.

Contribución a la
Epistemologia del
Trabajo Social

H V M A N I T A S
RECONOCIMIENTO

Todo libro resume años de experiencia, de estudios y de investigación, pero no se crea que esos solo
actos individuales, por lo contrario, siempre son constituidos en relación con otros hombres, de allí
que debo mi agradecimiento a quienes con sus propios conocimientos y vivencias se reflejan en esta
obra. No es preciso nombrarlos lo que importa es la satisfacción anónima del que da y el reco-
nocimiento íntimo de quien recibe.
Sin embargo, deseo expresamente mencionar a Lady Fonseca, no sólo por ser merecedora del
contenido del párrafo anterior, como por ser cogestora y estimuladora, de este trabajo.
- B.A.L.

(g) EDITORIAL HVMANITAS - Av. Corrientes 485, Buenos Aires. Prohibida la reproducción total o parcial
en cualquier forma. Hecho el depósito que establece la ley 11.723. Impreso en la Argentina, 1975
Prólogo
El conocimiento es útil en la medida en que es verdadero, y no es verdadero porque es útil.
ANÍBAL SÁNCHEZ" VÁZQUEZ

El presente trabajo es producto, fundamentalmente, de una investigación bibliográfica.


Pero al mismo tiempo es el resultado de la reelaboración teórica de nuestra práctica académica
y profesional. En líneas generales, nuestro modus operandi siguió los siguientes pasos:
recolección de datos sobreel Trabajo Social en sí y sobré su desarrollo historico; luego, sobre la
realidad de los países subdesarrollados y dependientes, y, específicamente, sobre él modelo
venezolano.
Nuestra generalización entonces, para argumentar la hipótesis de trabajo que manejamos,
no está dada simplemente por estos datos bibliográficos. La gran síntesis necesariamente es
producto de la interconexión entre esa experiencia indirecta y la directa. De esta última,
precisamente, surge la motivación para acercarnos a un tema que ha sido abordado con
relativa originalidad y en términos muy superficiales. \
En la medida en que avanzábamos tuvimos que reformar nuestro esquema original. La
problemática que abor-
5
damos es tan amplia que un plan ambicioso podría realizarse solamente en un tiempo más
prolongado, a como resultada de una labor de equipo. No obstante, estamos satisfechos de
nuestra labor. Satisfechos en dos sentidos: por una parte, porque podría ser que estuviésemos
contribuyendo teóricamente con el desarrollo y probables cambios del Trabajo Social; por la
otra, mucho más importante, parque nuestra labor quizás pudiera contribuir en el futuro para
lograr una reorientación y redefinición de nuestra Escuela de Trabaja Social de la
Universidad Central de Venezuela. Si somos sinceros con nosotros mismos, tendríamos que
agregar que, en la medida en que plasmábamos nuestras ideas en el papel, muchas veces
tuvimos necesidad de sacrificar la rigurosidad del lenguaje científico, a la necesidad didáctica.
La instrumentación ele la teoría del conocimiento científica para el análisis y la
formulación del Trabajo Social la podemos sintetizar según el cuadro, que figura, en leí página
siguiente:
Tanto el materialismo histórico como el dialéctico, se basan para el análisis de cualquier
hecho o proceso, en dos proposiciones fundamentales:
— El establecimiento de una delimitación entre el concreto real (lo existente) y el concreto
abstracto (la pensado).
— Entre ambos, lo real tiene prioridad sobre lo pensado.

Lo anterior es de gran importancia en el estudio de la realidad, ya que de ordinario a la


misma se le suelen imprimir las características o manifestaciones que el proceso del
pensamiento ha producido. En otras palabras, frecuentemente se otorga primacía al
conocimiento que de la reali-
6
dad se tiene, más que a la propia realidad cambiante y dinámica, a la cual se obliga a encuadrar
dentro de previos marcos conceptuales. Sin embargo, el trabajo teórico debe fundamentarse en
los fenómenos, procesos y hechos reales. A este respecto destacamos que este trabajo teórico
opera sobre una "materia prima", que no es otra cosa que las nociones e informaciones ya
obtenidas del concreto real. Esta "materia prima" (Generalidad I), va a ser trabajada mediante
los "útiles conceptuales" (Generalidad II)*, formar dos por el grado de desarrollo alcanzado
por las ciencias en un momento específico y que suelen utilizarse como instrumento teórico. El
producto que se obtiene con los útiles conceptuales sobre la materia prima, es un conocimiento
nuevo del objeto investigado (Generalidad III), el cual se transforma en Generalidad II, al ser
utilizado en el proceso siguiente, según la dinámica del conocimiento.

' Seguimos con esta notación a Louis Althusser: Cfr. La revolución teórica de Marx. Siglo XXI, México 1970.

8
Introducción

El presente trabajo se propone el cuestionamiento del Trabajo Social, a través de un estudio


histórico de la disciplina que incluye el análisis de las ciencias sociales. Y es que se hace
necesario superar las restricciones que hasta ahora han privado en las investigaciones del
Trabajo Social, que se autolimitan y ponen como fronteras el propio marco profesional.
Pensamos que las respuestas al porqué del Trabajo Social deben buscarse en un marco más
amplio —en el plano histórico y epistemológico de las ciencias sociales— y no exclusivamente
en los linderos de su propio hacer.
La epistemología (epistema: conocimiento; logos: estudio) es la parte de la filosofía que trata
de la teoría del conocimiento científico y como tal debe comprender sus problemas, métodos,
técnicas, estructura lógica, examen de las categorías e hipótesis en la investigación científica.
Con el marco teórico que ella facilita será posible explicar y englobar las 'diversas tendencias
asumidas por el Trabajo Social Latinoamericano, y el proceso de reorientación y
reconceptualización que se ha venido produciendo como resultado de la nueva conciencia
ideológica y científica de sus entes profesionales. Es significativo destacar que este proceso ha
asumido las más diversas manifestaciones
9

y ha puesto énfasis en variables diferentes, aunque no incompatibles entre sí. Unos y otros se han
referido al conocimiento científico en el Trabajo Social, a su práctica, a sus métodos, a su lógica, a
su ideología o a su fundamentación filosófica. Todo ha venido conformando un verdadero aparataje
meta-teórico que no dudamos en sancionar como la aparición de la epistemología del Trabajo
Social, nunca antes presente en la profesión.
El Trabajo Social tradicional reflejaba su vacío epistemológico en el poco interés por esforzarse en
la conceptualización los principios, de los objetivos que orientarían su quehacer profesional, de los
elementos teóricos a utilizar y por lo tanto, la metodología a instrumentar para hacer frente a la
problemática social donde tendría que operar.
Este trabajo se ubica precisamente en este contexto. Trata la búsqueda de nuevas estructuras
metodológicas que residan a los problemas propios de nuestras sociedades, y a los nuevos objetivos
de organización, movilización, concientización participación que se han redefinido para la
profesión. Es decir objetivos que respondan a la intención de lograr un verdadero cambio social en
el cual el hombre-objeto del Trabajo Social sea su propio conductor.
Con el propósito de evitar la comisión de equívocos, que a menudo suceden, anotamos que para
nuestro entender, un todo no es más que un conjunto de procedimientos estructurados, formales,
sistematizados, científicamente fundamentados, característicos de una profesión y/o de la
investigación. Los métodos variarán según los propósitos a que se destinen y guían la estrategia
social que se imponga.
Mientras que metodología, se refiere al estudio de los métodos como objeto de conocimiento.
Trataría más bien de la teoría de los métodos que ordenan las operaciones cognoscitivas prácticas,
en la acción racional profesional. Estas precisiones se hacen necesarias porque el propósito

10
del presente trabajo es el análisis apreciativo de la metodología sustentada hasta ahora por el Trabajo
Social.
Sin embargo, a nuestro enfoque no le basta el simple cuestionamiento de la metodología del Trabajo
Social, a partir de la negación de los esquemas importados; trabajamos en la perspectiva de diseñar
un modelo metodológico compatible con los hechos y procesos propios de nuestra estructura
económica, social y política. El diseño que sigue lo ofrecemos a título de contribución, con el
propósito de facilitar la ruptura con esquemas de investigación y de acción extremadamente
inhibidores del proceder científico.
Al comienzo del trabajo prestamos atención a las diferenciaciones entre ciencia y técnica, para tratar
de explicar la práctica-práctica y la subordinación del Trabajo Social dentro de las diferentes
disciplinas del campo social. En este sentido, ponemos de manifiesto la influencia decisiva del
positivismo sobre la profesión. Influencia que es fácil de determinar a través del examen que hacemos
de la experiencia práctica del Trabajo Social, así como también, la apreciación crítica de los caminos
metodológicos frecuentados por la disciplina. Capítulo éste de gran importancia, porque permite situar
al Trabajo Social dentro del campo de las ciencias-técnicas, definiéndose de una vez el lugar que le
corresponde.
La segunda parte del trabajo hace referencia al "por qué del Trabajo Social" e irrumpe en un análisis
histórico de la profesión. Vemos así que durante años el Trabajo Social parecía justificar y aceptar la
función practicista, para la cual se le creó. Considerando que una acción ajustadora, conformista e
integradora, era cónsona con un mundo urgido de necesidades inmediatas.
La razón que nos ha movido a efectuar el análisis histórico de la profesión, así como
también de sus tres métodos de acción, no es otra que tratar de caracterizar los elementos
esenciales, los contenidos y los propósitos para los cuales se destinaban los instrumentos
de intervención profesional.

11

Conviene advertir, sin embargo, que el examen efectuado permitió poner de manifiesto
cómo el Trabajo Social ha guardado vínculo estrecho con la ideología de la clase que lo ha
orientado y con la estructura económica, social y política de cada momento histórico. Se
suministran así evidencias, para argumentar la hipótesis que nos planteamos, formulada de
la manera siguiente: el Trabajo Social ha sido y es un instrumento de las clases dominantes
para mediatizar los conflictos sociales originados por la lucha de clases y las relaciones de
dominación.
Asimismo, en este análisis que se hace de la disciplina, resulta el hecho de que su acción
siempre ha estado orientada dentro de una praxis reiterativa e ideológica, negándose el ver-
dadero sentido a la actividad práctica, la cual no es sólo la de reproducir, sino también la de
interpretar y transformar.
El capítulo final de esta parte se aboca al examen de las recientes proposiciones
metodológicas destinadas a modernizar el Trabajo Social y fundamentalmente la de los
colegas latinoamericanos del cono sur, tendientes a sistematizar y dotar al quehacer
profesional de mayor efectividad, en relación con la problemática de nuestros países
subdesarrollados y dependientes.
Un Modelo de Intervención en la Realidad es la formulación que se hace en la tercera
parte del trabajo. Ésta trata básicamente de la instrumentación del método dialéctico en el
estudio' de los hechos, procesos y problemas a nivel micro-social, y no como se tenía
acostumbrado, a su utilización exclusiva en función del estudio de fenómenos macro-
sociales.
No nos proponemos desarrollar el método dialéctico como un justificativo a su adecuación
dentro de la profesión; sólo diremos que la dialéctica materialista es —en nuestro modo de
ver— un método que permite investigar la naturaleza y la sociedad. Destaca las
contradicciones internas, las distintas conexiones de los elementos, la relación causa-efecto.
Es decir, pone de manifiesto la verdadera esencia de los fenómenos, pro

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cesos y hechos sobre los cuales va a intervenir el trabajo social.


Sólo el conocimiento de la verdad objetiva de las cosa lo que nos va a permitir realizar
una praxis creativa y transformadora de la realidad, e iniciar así el camino teórico
abstracción conceptualizadora de la actividad práctica como fuente de conocimiento. El
modelo presentado integra armónicamente fases operativas con niveles de conocimiento, e
intento de conectar praxis con teoría.
Deseamos hacer una aclaratoria final sobre la naturaleza del presente trabajo. En él,
analizamos la profesión funda talmente al nivel de la actuación micro-social, sin que esto
signifique restar importancia al segundo nivel de intervención, es decir, al trabajo con la
macro-estructura. Consideramos que el estudio de los otros roles profesionales, tales como:
administración, planificación, supervisión e investigación, deben se jeto de un examen
minucioso con el propósito de definir procederes más idóneos para la acción en esas
instancias.

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El Positivismo y las Ciencias

Nuestro mundo vive la época de la revolución tecnológica que nos ha conducido a insospechados,
derroteros en cuanto conocimiento y transformación de la naturaleza y la vida social.
Las relaciones existentes entre el saber y el actuar, entre ciencia y la técnica, deben ser temas
ineludibles en cualquier disciplina científica que se precie de serlo. Este binomio bajo el dominio y la
conducción de los sectores sociales hegemónico, ha sido responsable tanto de las maravillas que
implican el control sobre la naturaleza y el desarrollo del ser humano, como del desencadenamiento
de las más grandes catástrofes e justicias vividas por la humanidad.
Si para las ciencias naturales el estigma dejado por la distinción entre ciencia y técnica ha sido
imborrable, para el campo de las ciencias del hombre, de los científicos sociales particular, estudiar la
marcada diferenciación habida en este binomio para intervenir en el marco de las relaciones sociales
alcanza interés mayúsculo. Para los científicos sociales de hoy es de ineludible urgencia un análisis
de este tipo, toda vez que en su campo el abismo introducido por la dicotomía se presenta más
pronunciado, conduciendo el devenir social a una pendiente de más refinada explotación,
diferenciación y dominio entre los hombres.

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Por ser la primera intromisión en este atractivo tema, no somos muy ambiciosos. No nos planteamos
el trascendental problema de la necesaria correspondencia entre la teoría y la práctica o la evidencia
de que la práctica, en las ciencias sociales; da a pasos veloces con respecto a la teoría o el "gap"
existente entre la ciencia y tecnología social y sus equivalentes químicos y electrónicos.
Nos iniciamos de una manera más elemental. Comenzamos : preguntar sobre la validez o invalidez
del planteamiento separa como dos esferas completamente distintas: la ciencia y la técnica. Esta tesis
ha venido sosteniendo y propiciando subordinación de la técnica con respecto a la ciencia. Analizar
este tópico es de singular importancia, ya que por largos años el Trabajo Social ha sido considerado
como una técnica de intervención social.
Si recurrimos a la historia encontraremos siempre dos planteamientos antagónicos: el que nos habla
de la unidad entre ciencia y técnica y el que las separa abruptamente. Uno y otro el aconteceder
histórico se producen y reproducen recurrentemente.
Por ejemplo, la escisión de la dicotomía planteada en el pensamiento griego, es responsable —para
algunos— de la lenta o fatal involución de la ciencia en la sociedad medieval; sólo vino a despertar al
reiniciarse el interés por la técnica el Renacimiento con Bacon y las proposiciones técnico-prácticas
de Galileo. Despertar que ha sido una permanente vigilia hasta alcanzar el desarrollo inusitado de
ambas hasta nuestros días. Sin embargo, en eso acecho se han producido innumerables luchas entre
los dos polos de este binomio a causa de las posiciones encontradas de los diferentes pensadores. El
retomar y redefinir la diferencia y subordinación de la técnica con respecto a la ciencia, que por
mucho tiempo ha marcado el pensamiento contemporáneo, se debe a Augusto Comte, quien llegó a
reducir la técnica a un rango puramente servil.

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Según Comte y sus seguidores, por la evidencia de los postulados, las demostraciones y pruebas
experimentales, la ciencia es capaz de conseguir leyes dotadas de validez absoluta; mientras que la
técnica se reduce a aplicar los dictámenes inequívocos de la investigación científica. Los problemas
particulares presentados por la práctica sólo serán susceptibles de solución y transformación, si la
técnica se atiene incondicionalmente a aplicar las directrices de los postulados teóricos.
Comte inauguró la Sociología en el marco clasificatorio de las Ciencias. Le dio un carácter
independiente y la colocó en lugar destacado entre las seis ciencias fundamentales (abstractas y
teóricas). A partir de allí la influencia del positivismo en la sociología —y por supuesto en los
sociólogos— ha sido profunda y extensa. Esta corriente filosófica se irradió cual ondas propulsoras
por todas las disciplinas particulares del campo social.
Es indudable que al contemplar el desarrollo histórico de las ciencias sociales y de las tecnologías
sociales, apreciamos la notable influencia del positivismo y de la metafísica.
Las disciplinas sociales han tendido a ver las cosas como fenómenos aislados y unilaterales,
como acabados y estáticos, negando las contradicciones internas y con ello la fuente del desarrollo de
la sociedad. Se observa una radical fractura entre la teoría y la práctica, entre la ciencia y la
tecnología. La "gran teoría" y el "empirismo abstracto" que acremente critica Wright Mills, son
muestras de la deformación sociológica todavía existente, que nos presenta por un lado al "científico
puro", investigador y academicista, y por otro lado al técnico profesional desempeñando las
innumerables tareas rutinarias y los pequeños detalles. Implicando un dominio de los que están
destinados a pensar y una subordinación de los que ejecutan.
Esta diferenciación común a todas las ciencias sociales —el economista y el contador, el
psicólogo científico y el psicómetra— sigue causando estragos en las filas de los sociólogos. Los
sobrados teóricos del "sistema" al colocarse frente a la realidad

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concreta, con frecuencia revelan su incapacidad para intervenir en los detalles.
En este mismo orden de ideas se coloca el científico que da las explicaciones de los fenómenos
sociales y los enmarca en todo un prontuario de "patologías sociales", para los cuales prescribe pautas
de desajuste y de normalidad, mientras que al técnico correspondería ser el tratante del organismo
social.
Lo mismo puede decirse de la degradación de la investigación a la mera acumulación de datos y
descripción de hechos.

1 . El Positivismo y el Trabajo Social.

El Trabajo Social como profesión dotada de un conjunto organizado de elementos teóricos y


prácticos, en fundón de modificar determinados aspectos de la realidad, fue marcado desde sus inicios
por las concepciones positivistas, en todas sus manifestaciones y particularidades. Toda la estructura
del Trabajo Social está impregnada de positivismo en cualesquiera de sus variantes.
El Trabajo Social nació bajo el manto del deslinde entre un conjunto de conocimientos sobre la
sociedad, por un lado, y de un conjunto de procedimientos para modificarla, por el otro. Este segundo
polo, el de la aplicación, sería el Trabajo Social, y por tal razón ha estado supeditado al conocimiento
especulativo.
Se entiende, así, que el Trabajo Social se haya reducido al manipuleo de teorías y concepciones sobre
los hechos sociales generados en otras instancias. Su tarea no ha trascendido de generalizar al plano
concreto las "verdades" descubiertas por la sociología, la economía, la psicología, la medicina, et-
cétera.
En términos generales el Trabajo Social no ha formulado políticas, ocupándose exclusivamente de su
operacionalización. No ha fijado metas para el desarrollo social, pero ciegamente

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ha tratado de conseguirlas usando múltiples mecanismos y procedimientos. Su formulación teórica y


los propósitos consciente' de su trabajo no han trascendido de la tarea particular de] momento.
El Trabajo Social hasta ahora ha considerado a la sociedad como estática, el sistema social en que
Se desenvuelve como acabado e insuperable, por ello su objetivo ha residido en la eliminación de las
disfuncionalidades que presenta ese orden social invariante y perfecto.
Por esta misma influencia, el Trabajo Social disgregó la naturaleza social en varias esferas aisladas,
vistas fuera de toda conexión entre ellas. Para intervenir en cada parcela ha desarrollado los métodos
tradicionales de la disciplina: Trabajo social de casos, Trabajo social de grupo, y Desarrollo de la
comunidad.
La profesión, de manera sistematizada, no se ha preocupad por la relación que pueda existir entre el
segmento del comportamiento humano dentro del cual opera, y los demás segmentos; ni entre aquél
y la totalidad del proceso histórico. I costumbre de pensar en términos de "sensibilidad social",
"experiencia", "habilidades y destrezas", etcétera, no le ha permitido considerar que los problemas y
su realidad de trabajo relacionan con una totalidad estructurada. Cuando las evidencias le
demuestran que las barreras a vencer son de orden estructural, evidencia la responsabilidad
señalando que esa es tarea de otras especialidades. Los problemas entonces son referidos a los
políticos, filósofos, etcétera, pues la "técnica" es neutral es apolítica, eludiendo así la obligación de
enfrentar el status generador de los problemas que justifican su hacer.
Nos queremos detener en el hecho de que por ser el Trabajo Social obra de la concepción positivista
del conocimiento y de la ciencia, se ha limitado a aceptar pasiva y acríticamente los postulados y las
teorías que lo han orientado. Como “técnica" social, adoptó y admitió como estático y acabado el o
junto de conocimiento teóricos que forman su bagaje cultural

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y científico, que alimentan su marco teórico y explican los fenómenos de la sociedad (1)
Por ser una disciplina supeditada a la elaboración teórica de las "ciencias", no desarrolló teorías en
base a su propia experiencia. Del mismo modo recibió de los que la gestaron todo! un conjunto de
técnicas y procedimientos los cuales adhirieran de por vida a sus métodos.
Para las corrientes filosóficas que liderizan el campo social, el objetivo de la ciencia no lo
constituyen los fenómenos del mundo real, sino los "problemas" que implican esos fenómenos.
De allí que el Trabajo Social no hable sino de problemas sociales o personales de las variables
que se tornan en "anormalidades" de la vida social; sus acciones sólo tienen como desino tratar
las enfermedades sociales que interrumpen el equilibrio del cuerpo social. Es una disciplina del
campo de la "Patología Social". Bastará pasearse por los pensum de las Escuelas de Trabajo
Social para comprobarlo. Aquí, en estos pensum, está plasmado su rol: el del técnico tratante. De
allí que siempre al trabajador social se le considere como un para-profesional: para-médico,
para-psiquiatra, para-sociólogo, para-jurista.
Ahora bien, el Trabajo Social como profesión aprobó y afirmó esta posición subordinada por
el propio marco teórico que le asistía y por el consentimiento de los actores o soportes mismos
de la disciplina. Los agentes profesionales, como expresión concreta en el mundo de la acción
subdesarrollada, son los responsables, en última instancia, del estancamiento y dogmatis
Para ilustrar cómo se induce y premia esta política de orientación formación para el Servicio Social, veamos lo
que nos dicen los "expertos" las Naciones Unidas en el Manual del mismo nombre popularizado por III
Estudio Internacional: "...mientras los tratadistas de filosofía política y los estadistas discuten métodos para
lograr condiciones favorables de vida personal y social' y mientras los sociólogos analizan las causas del
empobrecimiento social, los trabajadores sociales se han lanzado al centro de la batalla y procuran descubrir
allí los procedimientos apropiados para producir cambios personales, económicos y sociales beneficiosos"

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mo de su quehacer epistemológico: unos por su abierta y consciente adherencia ideológica a la


corriente positivista, otros, por su inercia mental, y no pocos por encarnar fehacientemente los
mecanismos de dominación.
No obstante, si nuestro análisis es objetivo, no puede quedarse en las fronteras del propio Trabajo
Social, como si se tratara de una disciplina autónoma. Las cuestiones que venimos planteando se
suceden al interior de la disciplina. En el desarrollo de sus contradicciones y en el cuestionamiento
dinámico de los agentes profesionales estará la vigencia y el futuro científico de la misma. Pero es
obvio que estas cuestiones no son de su privacidad, sino que también incumben a todas las ciencias
sociales.
Los mecanismos supra-estructurales que dirigen en última instancia el desarrollo científico y
tecnológico, no se orientan exclusivamente al interior del Trabajo Social; esto sería igualmente un
enfoque unilateral. El dominio y la intervención de lo social no compete únicamente a nuestra
profesión; por el contrario, ésta es una de las de inferior trascendencia, y. las más de las veces ha sido
guiada por otras disciplinas y sus entes profesionales.
De ahí que la economía, la planificación, la sociología, la medicina, etcétera, compartan la carga
de responsabilidad positivista en mayor medida, porque ellas fueron las primeras en proceder a la
atomización y sectarización del todo social, fueron las primeras en provocar la diferenciación
profunda entre técnica y ciencia, entre teoría y práctica. Estas disciplinas han preconizado por
décadas q u e " . . . el espíritu humano debe proceder a la investigación teórica abstrayéndose
completamente en, toda consideración práctica" 2, que la acción técnica tiene un rol positivo y
subalterno. Al mismo tiempo repetían incesante-

2
Ludovico Geymonat, Filosofía y Filosofía de la ciencia. Labor, Barcelona, 1970.

23
mente el "carácter absoluto" de sus verdades científicas, sobre todo si éstas provenían del centro
hegemónico norteño.
Indudablemente que el referente positivista ha sido un magnífico y gratificador refugio para
cierto tipo de "inteligencia" que por años ha detentado la preponderancia en los centros de docencia,
de investigación y trabajo, en el campo de las ciencias sociales de nuestros países dependientes.'
Sin embargo, esta antinomia ciencia-técnica es falsa, no es más que un mito. Desde la propia
época del Renacimiento se reconoció la función activa del conocimiento en acción y transformación
con respecto al conocimiento especulativo. En nuestro tiempo es notorio que el modo de actuar de
los técnicos se desarrolla con agilidad e independencia, antecediendo muchas voes a la ciencia,
logrando así crearle a ésta nuevos y prósperos caminos. De la misma manera en el campo social, la
praxis siempre desborda lo teórico.
La ciencia es un fenómeno complejo. En muchas situaciones, en vez de preceder a la técnica, la
sigue, e intenta elaborar teorías en base a los resultados técnicos, utilizando fórmulas mínimas o
menos rigurosas. Realmente, este es un proceso dialéctico, La técnica puede desarrollarse por sí sola
en algunos casos, también puede hacerlo con los resultados de la ciencia, o puede hacer desarrollar a
la ciencia antecediéndola. De todos modos es la necesidad social la que obliga al incesante avance de
una y otra. El desarrollo de las fuerzas productivas es un continuo que obliga igualmente a la
interconexión de las diversas ramas del conocimiento sin importar su nivel de abstracción. Y en
nuestra edad moderna ha pasado a ser como un romanticismo de musco el desprecio por la técnica,
del mismo modo como la nobleza europea despreciaba los oficios. Precisamente la tecnología
moderna —la ciencia técnica— ha sido responsable y descubridora de nuevas posibilidades de
desarrollo del ser humano.
La cibernética, la radioelectrónica, las tecnologías energéticas o electrocalóricas, las químico-
tecnológicas, la investigación de operaciones, la zootecnia, etcétera, han llegado muy lejos

24

para dejar sin efecto las tesis positivistas, que sin embargo por ser tan útiles a las ideologías
dominantes siguen teniendo influencia en el campo de las relaciones sociales.
Por otra parte, el supuesto absoluto de las verdades adquiridas por vía especulativa, está
suficientemente negado por la práctica histórica y por ende está también negado que la "ciencia
pura" se hubiese constituido tan sólidamente como para que provea una base segura e irreformable
a la "técnica pura". En verdad, en la naturaleza nada es estático, todo cambia, todo está en
permanente contradicción y esto es lo que explica precisamente la variación cualitativa de las
cosas.
Sin embargo, las ciencias sociales en la sociedad capitalista han avanzado mucho más allá de las
concepciones idealistas del mundo y desarrollado asombrosas técnicas de investigación —sobre
todo para problemas aislados—, pero siguen disgregando la realidad, estudiándola por sus
"estructuras" aisladas, para explicársela por pedazos. Su defecto general es el continuar dando
valor absoluto e insuperable a los factores y procesos de la vida social. Son incapaces de crear
teorías integrales de desarrollo social, nunca investigan los procesos relacionados con el desarrollo
y transformación de la sociedad, pues los intereses de las clases sociales rectoras consideran el
sistema vigente como insuperable y acabado, como un sistema racional, y los cambios sólo son
congruentes si lo son para mantener el equilibrio del mismo. Y sobre todo persisten en separar
abruptamente la práctica teórica y la práctica en acción (3) pues este proceder es
3
"En las ciencias sociales burguesas tiene lugar una diferenciación que, si bien constituye en el desarrollo de la
ciencia un fenómeno totalmente lógico, conduce dentro del marco del capitalismo, a una falta de ligazón entre el
material empírico acumulado y su generalización teórica (subrayado nuestro). Las ciencias sociales burguesas se
caracterizan también por la intensificación, por un lado, de las tendencias neopositivistas, el empirismo y el
formalismo estructural-funcional abstracto y de las teorías intuicionistas e irracionales. Estas dos orientaciones, que
se manifiestan en algunas ciencias sociales, se basan en principios filosóficos idealistas y métodos objetivos
metafísicos. Ambos constituyen una

25

congruente con la ideología de las clases dominantes, que no tienen interés en que el
conocimiento "científico" de la naturaleza social trascienda más allá de los miembros de los
grupos hegemónicos.
El neopositivismo difundido en el campo social ha conducido a la creación de la técnica del
Trabajo Social, para actuar en individuos y unidades del nivel micro-social. Es evidente que el
desarrollo experimentado a partir de la incorporación, de teorías derivadas de las disciplinas
"abstractas", dejó como intocables las cuestiones referentes a los "valores" supuestamente
válidos e invariantes del Trabajo Social por ser constitutivos de la ideología predominante.
Asimismo, consideró, como inabordable la posibilidad de elaborar teorías a partir de la propia
praxis del Trabajo Social. Esta disciplina se niega al mismo tiempo la posibilidad .de ser
científica, al no haber roto con estos esquemas, al no tener una búsqueda epistemológica para sus
verdades. La perspectiva se ha reducido a presentar como válida la práctica del Trabajo Social,
a sólo ver en ésta un instrumento "eficaz", para el rol que se le ha asignado. A su vez, esto ha
conducido a una simple praxis repetitiva. Pues una praxis sin teoría, una praxis que
incesantemente se repita acumulando informaciones, sin lograr transformar estos datos en
conceptos, conduce inexorablemente a una praxis" empirista, una praxis imitativa que se
restringe a un hacer mecanicista sin horizonte creador.
La producción científica es dependiente de la práctica social; el conocimiento del hombre no
puede separarse jamás de la práctica. Ambos conforman una unidad dialéctica y por lo mismo
contradictoria, en la cual hay interdependencia y transformaciones sucesivas de lo uno en lo
otro. La identidad entre la teoría y la práctica, entre la ciencia y la tecnología, reside en

prueba fehaciente de la incapacidad en que se hallan las ciencias sociales burguesas de llegar al
verdadero conocimiento de la vida social". M. Kedrov y A. Spirkin. La Ciencia. Grijalbo, 1968, 84-85,

26

qué el conocimiento comienza con la práctica, y todo conocimiento teórico adquirido a través de la
práctica, debe volver a ella (4)
La secuencia P→T→P muestra el proceso del conocimiento y del pensamiento que avanza en forma
de espiral:

4
Mao Tse Tung, Obras Escogidas. Tomo I. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1968, 327.

27

(Aquí se salta a la página 32)

3. El Trabajo Social: Ciencia-Técnica.

Hemos venido sistemáticamente criticando la concepción positivista de la ciencia y sus


disposiciones con respecto a la técnica y al Trabajo Social. Bajo esta óptica de la técnica social
separada de la ciencia pura —separación de la teoría y la práctica—, el Trabajo Social no pasa de ser
una actividad profesional que se agota en sí misma, un hacer sistematizado parcial y limitado, que se
dimensiona y resuelve en los hechos, mediante acciones mecánicas. No pasa de ser una praxis
reiterativa, que incesantemente reproduce la realidad en términos automáticos, por obedecer a esta
orientación, es por lo que hasta ahora él profesional no ha sido más que un individuo cuya tarea no 1
puede concebirse en la contribución de formular políticas sino en llevarlas a cabo. No en fijar metas,
sino en encontrar los recursos para su consecución, no en diseñar proyectos sociales, sino en cuidar
de pequeños detalles, no en dar contribuciones al conocimiento científico de la realidad, sino en
plasmar los, conocimientos cotidianos y empíricos, contentándose con dar constancia y descripción
de hechos.
Este trabajador social, sin realizar el menor esfuerzo de sumergirse inteligentemente armado de
un instrumental lógico- metodológico, no puede bajo ninguna forma cumplir con el propósito de
subordinar esa realidad al servicio del hombre, mediante la generalización de los hechos y el curso
de las contradicciones. Este trabajador social está impedido de arribar a la predicción de los
fenómenos y los acontecimientos, y con ello
32

supeditar las fuerzas que mueven la vida social para contribuir efectivamente a un nuevo proyecto
histórico.
Ahora bien, de ningún modo aceptamos el deslinde absurdo entre las ciencias abstractas puras,
de un lado, y la técnica servil, del otro. Este "gap" artificial ha hecho mucho daño las disciplinas del
campo social y ha sido la madre creadora del Trabajo Social y a la vez su negadora, que ha impedido
desarrollo y lo ha condenado al ostracismo mecanicista.
Pero al mismo tiempo reconocemos que nuestro hacer profesional tiene diferencias marcadas
con otras disciplinas, o aquéllas que el neopositivismo en cualquiera de sus varían- denomina
"ciencias".
En los modos de hacer conocimiento para transformar existen diferencias. Nos negamos a caer
en el campo extremo al q llegan muchos colegas, de desechar la existencia de disciplina de acción
práctica fundamental. Como nos hemos igualmente negado a acompañar a aquellos que han
considerado al Trabajo Social como una ciencia —en el sentido positivista— que este hacer haya
producido endógenamente alguna teoría coherente. Así como también rechazamos la tendencia de
borrar —o borrarse— como disciplina profesional, al descubrir que la vía transitada hasta ahora ha
sido la de una vil técnica, en sentido positivista.
Tampoco queremos jugar el rol de críticos, en el sentido difundido de que simplemente
pretendemos juzgar los hechos. No nos contentamos con ser únicamente censores. Nos exigimos un
paso adelante, en el sentido de dar respuestas alternativas, aún bajo el riesgo de cometer errores.
Estamos convencidos de que la contingencia es necesaria.
Para auxiliarnos nos sumergimos en las ciencias del pensamiento y de allí extraemos que es
imprescindible acudir al tema de clasificación de las ciencias, porque éste constituye fundamento
teórico indispensable para la correcta consideración de la actividad práctica en sus diversas ramas.

33

Para ubicar el Trabajo Social dentro del campo de las ciencias nos guiaremos por el esquema
desarrollado por Kedrov y Spirkin 10 en su libro La Ciencia. La serie presentada por estos autores —
aunque de seguro no pensaron jamás en el Trabajo Social— nos ofrece un punto de apoyo
inestimable, por su fundamentación lógica y dialéctica como por la tipología de "ciencia-técnica" que
incorporan, que a nuestro juicio debe ser ¡hacia donde tiene que apuntar el Trabajo Social
reorientado. Partiendo de la unidad del mundo y de la interconexión entre diferentes clases de
fenómenos —los naturales y los sociales—, y mediante el uso de las leyes de la dialéctica, llegamos
al siguiente gráfico:
34

Los lados del triángulo señalan los nexos entre los tres núcleos fundamentales de las ciencias.
Las líneas de puntos nos dan otra forma de conexión, por ejemplo, la que conforma las
matemáticas en la confluencia entre las ciencias naturales —especialmente la física—, y la filosofía
—especialmente la lógica—. En el punto de contacto entre las ciencias naturales y las ciencias
sociales, se encuentran las ciencias médicas. En el interior del triángulo, como ciencia
independiente, se encuentra la psicología, que en su síntesis estudia al hombre en los tres planos:
plano natural-biológico (la actividad nerviosa superior); plano social (su conexión con la
pedagogía); plano del pensamiento (su conexión con la lógica).
Existe un tercer tipo de conexión (Xi), tales como:

X1 = La lógica matemática: relación entre filosofía (lógica) y las matemáticas.


X2 = La zoopsicología: relación entre las fisiología y la psicología»
X8 = La geografía económica: relación entre la Economía Social con la Geografía Física
(natural).
X¿ = La lingüística: ligada por la psicología y la filosofía.

Xa = La etnografía: ciencias históricas y la antropología.

XK+X1 == La cibernética: que ha puesto en conexión a numerosas ramas de las ciencias naturales,
las matemáticas y las técnicas. Es una frontera entre las ciencias técnicas, las naturales,
las matemáticas y las humanas.
XL == El Trabajo Social: conexiona la psicología con el campo social y la filosofía.
El núcleo, hacia el cual las ciencias sociales se concentran, ' debe categorizarse como aquéllas que
se ocupan del hombre

35

y la sociedad. Incluye el aspecto histórico —leyes del desarrollo de la sociedad—, la estructura de la


sociedad, las formas de la vida social, la conciencia social y las relaciones entre los hombres y el
estado, las clases sociales, los grupos y la cultura material o espiritual. Dentro de ella, se pueden
hacer múltiples divisiones según se estudie determinado aspecto, proceso o fenómeno aislado de la
sociedad, por ejemplo la economía, la política, la antropología, etcétera.
Existe la ciencia del desarrollo general de la sociedad: el materialismo histórico. Hay un tercer
nivel del cual hemos hablado y en donde se ubican numerosas disciplinas científicas: la psicología
industrial, la administración, la investigación motivacional, etcétera.
A nuestro modo de ver, la categoría de ciencia técnica, en el sistema general del conocimiento —
según Kedrov y Spirkin—, constituye un eslabón entre las ciencias naturales y sociales, porque se
halla en conexión con la "economía concreta" a través de la cual se relaciona con las ramas de la
industria; como ejemplo citaremos a la extracción o la agricultura. Vemos así que en la contribución
a la producción o la distribución, las ciencias técnicas se contactan con las ciencias sociales. En
síntesis, las ciencias-técnicas y en general las aplicadas constituyen eslabones entre el sector social y
el natural.
Los autores soviéticos, en verdad, fueron muy restringidos al introducir este concepto con la
limitación bipolar enunciada. A nuestro juicio, a pesar del carácter utilitario que se le ha dado, es
viable extender el concepto de ciencia-técnica al campo de las ciencias sociales de propensión a la
acción práctica transformadora. Es necesario, por ejemplo, dar lugar a la planificación, la praxiología,
la contaduría, investigación motivacional, etcétera.
Asociamos el concepto de ciencia técnica al de tecnología social, y allí ubicamos al nuevo Trabajo
Social: con una función de lograr cambios controlados, en base al conocimiento

36

y previsión de los hechos y las relaciones sociales, mediante el uso de procedimientos científicos
estructurados por la lógica.
La singularidad de la técnica reside en que el aspecto subjetivo de la actividad práctica' del hombre
—su intencionalidad - se confunde con el aspecto objetivo —las leyes del mundo exterior—. Esto
implica que las ciencias naturales (según Kedrov), por ejemplo, "...se plantean descubrir las leyes de
la naturaleza y esclarecer las condiciones en que éstas actúan y se manifiestan, en tanto que las
ciencias técnicas persiguen 1a finalidad de encontrar la aplicación práctica (de producción industria)
de esas leyes, y —regulando artificialmente las condiciones en que se manifiestan— orientar los
procesos de la naturaleza, subordinados a la ley dada, hacia la dirección necesaria para el hombre." 11
_
La ciencia técnica social, de la cual somos profesionales, se desenvuelve en esta contradicción
objeto-sujeto, pues conociendo las leyes de la sociedad (fundamentalmente referidas al mundo
micro-social concreto con que se enfrenta), se basa en ese mismo conocimiento para obligar de un
modo racional a que las leyes sociales actúen para el logro de determinados fines. La teleología del
Trabajo Social encaminada a la liberación de las grandes masas, encuentra su cauce en la
transformación de las relaciones sociales (mundo objetivo) y del propio hombre objeto de su acción.
El nuevo tipo de Trabajo Social, si se considera una ciencia técnica, se enriquecerá: por una parte,
con los aportes técnicos suministrados por las otras ramas del saber, con el cual se conexiona; por la
otra, debe desarrollarse mediante una elaboración teórica, a través de un proceso de
conceptualización y sistematización propia.
El Trabajo Social —T— en su crecimiento y desarrollo científico sería función de X,- Y , , . , Z
disciplinas, y de sí mismo En otras palabras,, para que el Trabajo Social sea científico

11 Bonifati Kédrov. "Enciclopedistas del Marxismo". Ciencias Sociales. Vol. 3, Moscú, 1971, 22.

37
debe integrar armónicamente en su praxis cotidiana, tanto los conocimientos exógenos como los
endógenos, rompiendo con la concepción tradicional de enmarcar su hacer profesional dentro de
límites definidos, completamente separados de las demás ciencias sociales. El campo de acción del
Trabajo Social es la realidad social compleja y cambiante; para intervenir en ella debe poseer un
cúmulo de conocimientos suministrados por las restantes disciplinas sociales constituyentes de su
saber exógeno.
Pero este saber no debe ser simple conocimiento superficial y tangencial de los contenidos,
estructura y métodos de las ciencias sociales, sino un saber funcional y operativo que permita al
agente profesional manipular dinámicamente dicho contenido en relación directa con la acción que
realiza y el medio en que actúa.
Las ciencias sociales, sean éstas generales —encargadas de estudiar a la sociedad como un todo—, o
particulares —que estudian determinado aspecto de la sociedad en forma aislada—, son un marco
conceptual indispensable para el desempeño profesional. Para fundamentar la idea en términos
menos abstractos, citaremos a título de ejemplo el hecho de que: cómo podríamos explicarnos el
sistema de producción de una determinada comunidad rural, si desconociéramos elementos del des-
arrollo económico, geografía humana, sociología rural, etcétera. O bien en sentido más particular,
cómo arribaríamos al diagnóstico de un grupo familiar con grave sociopatología, si no utilizáramos
los conceptos provenientes de la psicología, psicopatología, o no tuviéramos clara la noción de
interacción, personalidad, grupo, cultura material y espiritual, hábitos, etcétera.
En el desempeño de su ejercicio profesional, el trabajador social debe recurrir no sólo a las
ciencias sociales, sino en muchas oportunidades a las ciencias naturales. De estas últimas, es
innegable su ayuda en la comprensión del ser humano como ente biológico, fisiológico y
morfológico, y son de inestimable importancia para el análisis ecológico.
Lo anterior nos permite afirmar que el trabajador social

38

necesita conocer tanto de ciencias sociales como de las naturales. Esta necesidad no significa de
ninguna manera una subordinación del Trabajo Social a las demás disciplinas, sino el disponer de
un orden que implique el establecimiento de relaciones interdisciplinarias, en las cuales nuestra
profesión recibe el aporte de otras ciencias, pero a su vez contribuye a la formación científica de
ellas.
En este breve análisis de la utilidad incuestionable de las teorías exógenas del Trabajo Social,
debemos ser enfáticos en que de ningún modo estas teorías (xi, yi..., zi) se incorporan
mecánicamente. El proceso de estructuración de la Tecnología del Trabajo Social debe basarse en
los principios de asimilación y acomodación de teorías. Según el primero, los datos teóricos
exteriores se insertan en el ciclo propio del Trabajo Social y de acuerdo a la acomodación, el
cuerpo conceptual del Trabajo Social se modifica en función de las acciones ejercidas sobre i el
medio social12. Asimilar un objeto (o una situación) es actuar sobre él para transformarlo en sus
propiedades o sus relaciones. El Trabajo Social posee un marco conceptual, un es quema al que se
irán incorporando nuevamente conocimientos conceptuales, en un proceso dialéctico de
estructuración y según las variadas circunstancias de su hacer transformador.
Pasemos ahora a un problema de carácter completamente distinto al anterior, pero no menos
importante, como es que el j Trabajo Social debe desarrollarse mediante una elaboración teórica
propia.
Hasta el presente, una de las críticas más acérrimas sobre la disciplina es la carencia de un
cuerpo de conocimientos propios. No discutimos la verdad que encierra la crítica, al contrario la
propugnamos. Lo que rechazamos es la simple adopción de una actitud de insatisfacción, frente a
la ateorización del Tra-
12 Estos conceptos originalmente provienen de la biología Piagetiana. Véase: Psicología y Epistemología

Genéticas. Bresson, Hatwell y otros, Edit. Proteo, Buenos Aires, 1970.


39

bajo Social. Creemos que no basta únicamente con hacer una reflexión sobre el particular. Para
lograr cambios cualitativos dentro de la disciplina es necesario, además de la contemplación y la
denuncia, acabar con el estatismo y la inercia, contribuyendo al proceso de estructuración científica
de la profesión. En definitiva, se requiere pasar a la acción. Esta acción que reclama el Trabajo Social
en su etapa científica, es lo que hemos denominado el proceso de producción endógena del cono-
cimiento.
A nuestro modo de ver la entrada del Trabajo Social a la etapa científica, implica actuar según
procedimientos científicos validados por la lógica, trabajar no sólo a nivel fenoménico, sino en la
estructura esencial de los hechos que se le asignen. Sólo así podrá constituirse en una praxis
transformadora. Al mismo tiempo, en la medida del desarrollo del hacer profesional, debe crear
conceptos, los cuales debidamente sistematizados se constituyen en elementos teóricos que
acrecientan la ciencia social.
No nos preocupamos —como no es preocupación de los que forjan las diversas ciencias técnicas
(Couffignal define la cibernética como el arte de la acción racional)— por el objeto formal o el
objeto real de la ciencia del Trabajo Social, porque no lo consideramos una ciencia formal.
La realidad ha enseñado que no es suficiente estudiar un fenómeno social por aspectos aislados (una
porción económica, una porción psicológica, una filosófica o política). Se impone abordar los
fenómenos en todos sus lados de interacción y según el principio de totalidad dialéctica. Dejemos que
un epistemólogo autorizado hable por nosotros: "En otros tiempos, cada ciencia tenía su objeto
particular, y lo estudiaba independientemente de las demás ciencias afines. A cada ciencia le
correspondía un objeto especial, que no compartía con las otras ciencias y estudiaba con el método
propio de ella. En la actualidad la situación ha cambiado sustancialmente en este sentido;

40
hoy es preciso estudiar un mismo objeto simultáneamente desde distintos aspectos y por diferentes
ciencias, a fin de crear un cuadro multilateral e íntegro de ese objeto" 13.
A esto agregamos el carácter de técnica de encrucijamiento del Trabajo Social, que logra el
empalme de diversas ciencias del hombre sobre los hechos de la realidad cotidiana. Ciencia técnica
que como muchas otras de su misma especie viene a llenar los vacíos dejados por las ciencias
formales o a hacerse cargo de los elementos intermedios que incesantemente aparecen. La dimensión
polivalente del Trabajo Social a nivel de micro-estructura, supone la multiplicidad de influencias y el
entrelazamiento con las ciencias fundamentales, así como compartir su objeto real con variadas
disciplinas.
Lo que define a una ciencia es contar por un lado con una delimitación del área de influencia o de
los problemas que le compete analizar, y por el otro, elaborar los métodos objetivos que permitirán
cumplir con su misión, estudiando el objeto de acción bajo una perspectiva tanto diacrónica como
sincrónica.
Es útil examinar la actual situación del Trabajo Social a la luz de los criterios expuestos
anteriormente. Es posible que en la nueva etapa que reclama el Trabajo Social nos aboquemos al
proceso de conceptualización y sistematización de nuestra praxis cotidiana. La aplicabilidad de estos
criterios a la profesión resultan efectivos por la posición privilegiada de la discipliné con respecto a
las demás. No olvidemos que nuestra disciplina se encuentra en íntima relación —y hasta cierto punto
inmerso— en la fuente del conocimiento, la realidad social dinámica y concreta; a la cual deberá
enfrentarse el nuevo Trabajo Social con una estrategia orientada a la transformación intencional de
ese universo concreto.
Si los entes profesionales toman conciencia del rol que les corresponde desempeñar, participarán
activamente en la for-

J3 Bonifati Kédrov, 0p. cit., 18.

41

mación de conocimientos endógenos; asumiendo posturas metodológicas que conlleven su posterior


sistematización. Analizando sobre el terreno cada fenómeno, cada proceso, cada particularidad tanto
en un determinado momento histórico —enfoque sincrónico—, como relacionándolo en tiempo y
espacio, ■ precisando su período de formación y desarrollo —enfoque diacrónico—.
De acuerdo con lo que venimos señalando, entonces, el Trabajo Social (T) se nutrirá a su vez
de xv x2…; y1; y 2 , . . . ; zv z2, . . . , teorías exógenas; y de tl, t2, . . . , teorías endógenas.

Entonces:

T f (x1, yi, z¡, . . . ; ti) i = 1 , 2 . . . n

Este proceso de producción endógena y de asimilación de teorías exógenas, dialécticamente


estructurado, es el que permitirá arribar a la superación de la dependencia del Trabajo Social con
respecto a otras disciplinas, las que hasta ahora. han mantenido al Trabajo Social como una suerte de
colonia profesional.
Con lo enunciado hasta ahora no apuntamos hacia, ni queremos complicar más, el espectro de
disciplinas en que se ha disgregado la ciencia social. Nuestra intención es la de aprovechar las
circunstancias favorables del hacer del Trabajo Social que brega directamente con la dinámica social,
con los hechos reales en conflicto, para sistemáticamente procesar el rico material, extrayendo
conclusiones susceptibles de generalización y que de seguro irán a engrosar los diversos depósitos de
las ciencias fundamentales, claramente definidas. Dando lugar a una verdadera comunicación e
intercambio de conocimientos, en el cual la tecnología pueda generar por sí sola un con- r, junto
cognoscitivo proporcionado por aquéllas. En suma,- sería el proceso dialéctico de alimentación y
retroalimentación del conocimiento. Lo que postulamos es lo que Piaget en otros térmi
42
nos trata de encontrar en todas las ciencias: la continuidad y / la especificidad, la complementaridad
y la autonomía.
Con el propósito de hacer una representación gráfica y con la premisa de los núcleos concentradores
de teorías, inferimos que el Trabajo Social se nutre de tres centros del conocimiento: psicología,
filosofía, ciencias sociales.
El diseño gráfico se representaría (en 3 planos) de la forma siguiente:

Hagamos una breve síntesis de los centros fundamentales de los cuales se nutre el Trabajo Social.
La acepción más corriente de las ciencias sociales es la de encargarse de estudiar al hombre que vive
en sociedad. Sin embargo, tanto el concepto como las ciencias sociales en sí, han experimentado un
proceso de desarrollo que incluye la ampliación de su objeto de acción, el perfeccionamiento y la
apari-
43
ción de nuevos métodos de análisis, así como también el acrecentamiento de su saber científico.
Actualmente podemos concebirlas como el conjunto de disciplinas encargadas del estudio del
hombre como ser social, de las relaciones que establece con su medio —naturaleza— y' con otros
hombres. En otras palabras, se trata de determinar leyes que expliquen la estructura social y las
diferentes modalidades que éste asume. Es decir, abordar la inmensa variedad de aspectos que
comprende la interacción hombre-naturaleza, hombre-hombre.
Existen diversas clasificaciones de las ciencias- sociales según el criterio que se adopte; nosotros
vamos a distinguir en ellas dos tipos perfectamente diferenciables entre sí: las ciencias sociales
generales, encargadas del estudio del desarrollo social como una totalidad bajo una perspectiva
integradora, en un sentido más abstracto, y las ciencias sociales 'particulares, abocadas al análisis de
determinados aspectos de la sociedad —formas de movimiento que poseen un substrato material
específico— los cuales son investigados en forma particular, originando así los distintos campos de
acción de las disciplinas sociales.
A primera vista pareciera que existiese entre ambos tipos do ciencias, una separación fuera de toda
posible conexión. En un principio ocurrió así, se pasó bruscamente de un enfoque de las ciencias sin
particionar, al desmembramiento de las mismas (nos referimos a la división del saber que predominó
en los siglos XV al XVIII), para volver nuevamente en el siglo xix .1 propugnarse la necesidad
impostergable de relacionar el saber a través de la integración de las diferentes ciencias.
Esta tendencia hacia la síntesis tenía como fundamento la conveniencia de totalizar el saber de la
época, así como el hecho 'le (pie a pesar del carácter específico de los fenómenos sociales, su
conocimiento y explicación debía ser integral, permitiendo precisar tanto las particularidades como
las generalidades tic los mismos. En la actualidad los hechos sociales requieren
44

ser estudiados simultáneamente y desde diferentes disciplinas para luego comprenderlos como un
todo. Esto presupone i íntima relación e interdependencia de las llamadas disciplinas sociales.
En definitiva, hoy es una necesidad el enfoque global los procesos, hechos o fenómenos sociales,
para su comprensión científica. Se podría por último afirmar que el trabajo social es una disciplina
que sintetiza, que conexiona las ciencias hombre, toda vez que su objeto de acción no es otra cosa
q la realidad social concreta. Y ésta no es más que la síntesis múltiples determinaciones, cuyas
particularidades son investigadas por las diferentes disciplinas.
Destaquemos, además, que la función de realizar una praxis transformadora es lo suficientemente
compleja como para requerir los aportes de un sinnúmero de disciplinas, correlacionadas a su vez
por el campo de acción de todas ellas: la real dad social.
Esta manera de considerar la relación entre la profesión las demás ciencias sociales, representa la
superación de la concepción de subordinación y minusvalía del trabajo social con respecto a las
mismas.
Para la relación del Trabajo Social con la psicología, retomemos la representación gráfica de la figura
2, en el "triángulo de las ciencias", en cuyos vértices están las disciplinas que se encargan de estudiar
determinado aspecto del mundo material se había colocado a la psicología en el centro de dicho
triángulo El lugar que se le designó fue el punto central donde se cruzan los tres campos básicos del
saber, más exactamente, donde convergen. La ubicación dada no fue arbitraria, responde al hecho de
que la psicología es la ciencia que estudia al hombre desde estos tres ángulos fundamentales.
En efecto, cuando se centra en el análisis del individuo como ser social, cuando enfatiza el aspecto
psicológico —psiquis— en relación con la realidad social, guarda estrecha comunicación

45

con las ciencias sociales, las cuales facilitan el estudio del hombre como miembro de una
organización social. Pero también le compete el estudio de los procesos psíquicos como
actividad biológica, debiendo para ello conocer los órganos que intervienen en dichos procesos;
de ahí su nexo con las ciencias naturales —fundamentalmente la biología, anatomía, fisiología,
etcétera—.
Finalmente, tenemos que el pensar además de ser un acto psíquico es una actividad que
implica vinculaciones con la filosofía. El análisis de la estructura del pensar compete a la lógica,
así como la interacción deviene igualmente al considerar el estudio del pensamiento y de la
conciencia social que tanto nos interesa.
Como tal, la psicología cuando encara su objeto de estudio, en Su hacer tiende a englobarse con
las restantes ciencias. Admitido y explicado este carácter globalizante de la psicología, no sería
posible negar su contribución al Trabajo Social en el suministro de los conocimientos inherentes
al hombre como ser psíquico.
Una de las fallas estructurales del Trabajo Social ha sido la omisión de la filosofía. Hecho que
sobre todo es inexplicable en una disciplina cuya actividad teórica se reducía a la cuestión
metodológica. Esto deviene de la influencia positivista que diluyó la filosofía en las diversas
ciencias particulares y que negaba a los técnicos las facultades del conocimiento científico.
A la filosofía no sólo le atañen las relaciones entre el ser y el pensar, sino que ofrece a las
ciencias un método común para el conocimiento científico. Como ciencia es algo más que la su-
ma de los productos del saber, le compete el estudio de las leyes universales de la realidad
social o natural y las leyes del conocimiento y del pensamiento humano. Estudia el pensamiento
y la conciencia del ser humano, pero en el plano universal y no en el plano individual como lo
hace la psicología.
Por este carácter pluridimensional la filosofía es la ciencia que unifica el saber y en
consecuencia es un eje de convergen-
46

cia obligada para todas las disciplinas; de allí que ninguna' que se precie de ser científica puede
ignorarla 14.
La filosofía dialéctica, para Engels, es una doctrina única, puesto que se expresa como
metodología del conocimiento (doctrina del método), como gnoseología (doctrina del
conocimiento), y en su parte lógica estudia las leyes del pensamiento.
Por otra parte, no porque la filosofía sea un sistema de conocimientos científicos, asistida de
su propio objeto y método de conocimiento, debe separarse estrictamente respecto a las dis-
ciplinas particulares, como algunos pretenden. La falsedad de esta tesis se encuentra en que la
dialéctica proporciona, una vía metodológica general para alcanzar la verdad objetiva. Por úl-
timo, no puede escapársenos que la concepción científica del mundo y de los hechos concretos,
presupone un enfoque conceptual y filosófico determinado.

Kédrov señala que la filosofía: "no sólo estudia el pensamiento y sus leyes específicas, sino las leyes
universales de cualquier movimiento, que atraviesan de lado a lado la naturaleza, la sociedad y el pensamiento
y, por tanto, las ciencias naturales y sociales". B. Kédrov, Op. cit., 24.

24

(Salta a la pág. 191)


Conclusiones

Lo que se ha dicho en este trabajo está destinado a esclarecer la labor "practicista" desarrollada
por el Trabajo Social. La cual hemos definido como una praxis reiterativa generadora de
modificaciones superficiales, de escasa importancia para producir el cambio social que reclaman
nuestros países subdesarrollados y dependientes.
Nuestro propósito no fue otro que el die ubicar al Trabajo Social dentro del campo de las
ciencias-técnicas.. Y desde allí, analizar la influencia del positivismo y de las ciencias sociales en la
profesión. Todo ello conformó un marco referencial que nos permitió comprender y explicarnos el
avance experimentado por la disciplina en su aspecto metodológico, y cómo el mismo ha guardado
estrecha relación con las reformas sociales y las disímiles maneras de manifestarse las crisis en el
sistema capitalista.
Un breve bosquejo histórico nos evidenció cómo el Trabajo Social desde su génesis ha estado al
servicio de las clases en el poder, desempeñando una función neutralizadora de los conflictos
sociales. Su papel primordial, hasta el presente, no ha sido otro que el de amortiguador de las crisis
que ponen en peligro la estabilidad del sistema.
25

Ojalá que con nuestro análisis hayamos podido contribuir a desenmascarar el "carácter fetiche"
del Trabajo Social en su quehacer profesional, que nunca ha revelado su verdadero carácter de
instrumento de dominación. Es por esta razón, más que hada, que nos pareció importante presentar un
enfoque apreciativo de la metodología tradicional sustentada por la profesión, a través del estudio de
Trabajo Social de Casos, Trabajo Social de Grupo y Organización y Desarrollo de la Comunidad.
Este capítulo permitió poner de manifiesto cómo los métodos tradicionales han considerado a la
sociedad como inmutable, como definitivamente estructurada. De acuerdo con esta concepción, el
objetivo de la profesión no es otro que el de integrar, a justar, adaptar los elementos disfuncionales a
ese régimen social acabado e invariante.
Para cumplir con los objetivos para los cuales fue creado, el Trabajo Social se vale del marco
teórico que le brinda la ciencia social burguesa, impregnada de positivismo e ideología'. Como la
teoría que asiste a la profesión es ideologizada, la práctica que se realiza necesariamente También
tiene que ser ideologizada.
Lo anterior nos lleva a concluir que el Trabajo Social tiene que reformular su práctica para poder
formular un marco teórico propio; ambos niveles de conocimiento en una relación dialéctica, en la
cual el uno es principio y fin del' otro. Sólo así el Trabajo Social dejará de ser una praxis repetitiva
del sistema para convertirse en una praxis transformadora donde la liberación del hombre oprimido
será su objetivo central.
Consideramos como un signo alentador el hecho de que la profesión comienza a cuestionarse los
objetivos a los cuales servía y a interrogarse sobre la utilidad de sus acciones en relación con la
problemática contemporánea. Esta inquietud ha dado origen a nuevos procedimientos
metodológicos, producto de la toma de conciencia de algunos colegas —fundamentalmente los del
cono sur del continente. Creemos sinceramente que esta actitud marca el inicio de una nueva etapa
en el

192
Trabajo Social: la científica, caracterizada por un imprimir mayor efectividad al hacer
profesional en el contexto social donde se interviene y del momento que se vive.
Finalmente hemos presentado el Método de Integrado en la Realidad, constituido por seis
fases operativas, que están dinámicamente interrelacionadas entre sí, con e brindar mayor
flexibilidad para su implementación de la praxis social. Consideramos que este método viene
un vacío en la profesión, acortando la distancia que hay entre teoría de la práctica.
La alternativa metodológica expuesta permite cumplir
— El concepto de totalidad, es decir, actuar a nivel praxis social que aunque se presente
fragmentaria ser captada como un todo integrado.
— Desde este punto de vista, rompe con la parcela de la realidad en áreas que desvirtúa y
orienta equivocadamente el análisis de los fenómenos sociales, obstaculizando su
conocimiento concreto y real de los mismos.
— Los lineamientos del método científico, y responde a los problemas propios de una formación
económico-social dependiente y subdesarrollada.
— Es un método en el cual el hombre objeto es a su sujeto del cambio social.
— Por último, y en nuestra opinión lo más importante un método que permite transformar la
realidad. Es decir realizar una praxis creadora y elaborar teoría a partir conocimiento práctico
adquirido.
Lo que hemos ofrecido no es acabado, es susceptible nuevos exámenes, siempre perfectibles,
corregibles a la luz la propia práctica del Trabajo Social reformulado. Estaríamos satisfechos si hemos
creado con nuestra proposición metodológica, inquietudes en los colegas y un deseo de profundizar e
los tópicos planteados, logrando así nuevos aportes para la reorientación de la disciplina,
193

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