FONDO
FONDO
FONDO
El caldo resultante sirve entonces de fondo para sopas, salsas o guisos. Pero ¿por qué
hacerlo en casa si se pueden comprar cubitos de caldo? La respuesta está en lo auténtico
de su sabor. Sin buenos fondos muchos de los grandes platos de la gastronomía universal
no valdrían nada.
Hacer el caldo en casa cuesta más tiempo que disolver un cubito de sopa en agua hirviendo,
pero en realidad no supone tanto y la diferencia de sabor es inmensa. Los cubitos son un
buen recurso cuando se tiene prisa, pero nada mejor que un buen fondo casero para lograr
una excelente comida.
Tipos de fondos
Los fondos se dividen en dos clases: oscuros y blancos. Los caldos oscuros tienen ese
color porque los ingredientes se fríen ligeramente antes de mojarlos, los blancos en cambio
ofrecen un color y sabor más delicado. Los fondos tienen distintas categorías, según la
calidad de sus ingredientes. Los mejores, de primera, se hacen con ingredientes frescos
(morcillo, hueso de tuétano) y suelen ponerse en salsas, sopas y aspics donde es esencial
que el caldo sea excelente.
Los caldos de segunda se hacen con hueso o carne que han servido para hacer caldo de
primera, o bien con ingredientes inferiores, como menudos de pollo, a los que se añaden
algunos elementos nuevos. El sabor, que no queda tan bueno como el del fondo de primera,
es perfectamente útil para guisos, estofados y salsas más simples.
Se llama así porque los ingredientes se fríen u hornean antes de mojarlos, para que
adquieran color. Generalmente se hace sólo con huesos y carne de vaca, además de apio,
zanahorias, cebollas o puerros y hierbas, aunque hay algunas recetas que incluyen ternera y
pollo.
Es ideal para hacer salsas oscuras y distintas cremas de tomate u otras verduras, que exigen
buen color y fuerte sabor. Se usa para mojar guisos de carne roja y rellenos de distintos
pasteles de carne. Cuando está muy concentrado, este fondo sirve para aspics, consomés y
gelatinizados.
Fondo de caza
Es un caldo oscuro hecho con caparazones y sobrantes de volatería, así como huesos de
vaca (mejor frescos) además de verduras (no ha de faltar el apio) y las hierbas que mejor
combinen. De característico sabor a caza, sirve para hacer sopas y caldos o salsas de
platos de caza, así como para mojar estofados y patés de carne de caza.
Fondo blanco
Se suele hacer con huesos y recortes de la carne de los siguientes animales: ternera, pollo,
conejo, cerdo, carnero, cordero, además de jamón y también apio, verduras de raíz y
hierbas. Si es para uso general, suprimir el carnero, cordero y jamón y poner muy poco
cerdo.
Si es a base de ternera o pollo tiene un delicado sabor a carne y color pálido. Sirve para
cremas, salsas blancas de buena calidad y aspics. Si contiene mucho carnero o cordero es
ideal para guisos y potajes fuertes. Los de jamón son buenos en sopas y purés de
legumbres.
Fondo de pollo
Caldo blanco hecho con gallina y codillo de ternera, para que tenga el máximo sabor.
Hay una versión más económica que se hace con caparazones, pellejo y despojo de pollo, o
solamente con menudillos. Incluyen siempre apio, hortalizas de raíz y hierbas.
De color pálido y exquisito sabor. Un caldo excelente para uso general en todo tipo de
sopas, consomés, salsas para carnes finas y estofados o guisos realizados con carne blanca.
También exquisito para el arroz, en muchas de sus variantes.
Fondo de pescado
Un fondo blanco hecho con cabezas, espinas y recortes de pescado banco, limón, apio,
algunas hortalizas de raíz y hierbas. Las cabezas de merluza y pescadilla son las mejores. Si
se tienen pocas espinas para hacer caldo, se puede añadir algún pescado blanco fresco para
reforzar el sabor.
Casi incoloro, de sabor delicado y muy rápido de hacer. Puede sustituirse parte del agua
por vino blanco. Se usa inmediatamente para hacer sopa de pescado, pescado hervido,
aspics de pescado, salsas o guarniciones de platos de pesca y también arroces que lleven
pescado o mariscos.
Fondo de verduras
Todos los caldos se congelan bien, pero como ocupan mucho espacio, conviene reducirlos
más que de costumbre, concentrándolos bien antes de congelarlos, pues siempre se
pueden volver a rebajar. Se ponen en bandeja para hacer cubitos de hielo y se meten en el
congelador. Cuando están congelados se meten en bolsas de plástico y se etiquetan. El
caldo de carne congelado se conserva hasta dos meses, el de pescado y el de verduras un
mes.