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Crono, El Que Todo Lo Devota (Carlos Goñi, Cuéntame Un Mito)

Crono, el que todo lo devota (Carlos Goñi, Cuéntame un mito)

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CRONO, EL QUE TODO LO DEVORA El dios griego del tiempo es Crono. Francisco de Goya lo representa como un monstruo voraz que se come a sus propios hijos. Nada hay mas cruel que el brutal filicidio cometido por el duefio de! universo. La mitologia griega nos ensefia que el paso del tiempo lo devora todo, que cicatriza heridas y sepulta los atomos de la memoria. Al principio era el Caos, Del Caos surgié Gea (la Tierra), quien engendré, gracias a la intervencién de Eros, a un compafiero: Urano (el Cielo). De la unién de los dos primeros dioses, de Urano y Gea, nacieron los Hecatonquiros, gigantes de cien manos, los Ciclo- pes, gigantes que tenian un solo ojo en la frente, los Titanes y sus hermanas las Titanides. Urano, celoso de los hijos que iba concibiendo Gea y temeroso de que pudieran arrebatarle su po- der, no les dejaba salir del seno de su madre. Gea, que sufria terribles dolores, fabricé una hoz y se la entreg6 a sus hijos para que la liberaran de la opre- sién de Urano. Pero ninguno de sus nonatos vdsta- gos se atrevia a empufiar semejante arma y llevar a cabo la terrible venganza. Al final, viendo Crono cémo sufria su madre, blandié la hoz contra Urano y le cercené los testiculos, que cayeron al mar fe- cundando las olas, de Jas cuales nacieron las Erinias y la bella Afrodita. 20 CUENTAME UN MITO Crono liber6é a todos sus hermanos y ocupé el lu- gar de su padre en el Cielo. Dueiio y sefior del univer- so, arrojé al Tartaro a los Hecatonquiros, encadené a los ciclopes y se cas6 con su hermana Rea. Al verse vencido por su propio hijo, Urano le mal- dijo diciendo: —"Tu también, Crono, serfs destronado por uno de tus hijos.” Para evitar que se cumpliera la profecia de su pa- dre, Crono iba engullendo a sus propios descendien- tes segiin iban naciendo. Primero tragé a Hestia, y su- cesivamente a Deméter, Hera, Hades y Posidén. Cuan- do Rea supo que estaba encinta de su sexto hijo, huyé a Creta para tener a Zeus en secreto. Pero Crono se enteré y le ordené que le entregara al recién nacido para engullirselo también. La madre, que habia dejado al pequefio oculto en el monte al cuidado de la cabra Amaltea, le ofrecié una piedra envuelta en pajfiales. Crono se tragé el engafio y vivid tranquilo pensando que controlaba la situacién. Cuando Zeus crecié pidié consejo a Metis (la Pru- dencia), quien le entregé una droga para que se la su- ministrara a su padre. El joven se personé ante Crono y le ofrecié beber un vino dulcfsimo que trafa de Cre- ta. El soberano no se percaté de que el vino contenfa la droga de Metis y bebié con fruicién. El vino, aun- que de sabor exquisito, le produjo un gran malestar y le hizo vomitar a los hijos que habia engullido afios atras. Zeus, junto a sus hermanos, luché contra su pa- dre y los demas Titanes. La guerra duré diez afios. Zeus liberé a los ciclo- pes y a los hecatonquiros, cuya ayuda fue inestimable. Los primeros entregaron el trueno y el rayo a Zeus; un casco, que hacia invisible a quien lo portara, a Hades; y el tridente, que hace temblar la tierra, a Posidén. Ar- mados de esta manera vencieron a los Titanes y se re- partieron el poder, echandolo a suertes: a Zeus le tocé ‘CRONO, EL QUE TODO LO DEVORA 2 el gobierno del Cielo, y por tanto, el poder sobre todos los dioses; a Posid6n, el mar; y a Hades, el dominio so- bre el mundo subterraneo. Zeus se casé con su hermana Hera y se instalé jun- to a los otros dioses en lo alto del monte Olimpo, el lu- gar mas elevado de Grecia. Desde entonces el mundo se guia por la voluntad de los olimpicos, mientras los Titanes permanecen encadenados en el fondo del mar. Sugerencias Esta es una historia importante, quizd demasiado importante; en cierto modo, imponente, tremenda, fas- cinante, tan grande que no es posible sacarle todo el jugo en unas cuantas lineas, A mi modo de ver nos transmite una verdad demasiado elevada para poder ser narrada, Sdlo el mito es capaz de hacerlo, Esta historia Nos presenta, nada mds y nada menos, que la lucha en- carnizada contra el tiempo. El tiempo lo devora todo, todo lo engulle y lo destruye, nada se puede hacer para recuperar el pasado. Sin embargo, Zeus, el padre de los dioses y de los hombres, consigue hacer que el tiempo vomite lo que ha tragado sin mesura, y ast logra recu- perar el pasado. El hijo del tiempo establece un nuevo orden en el que cabe para el hombre la esperanza de la eternidad. Pero Zeus se acomoda en su trono y se olvida de llevar a cabo lo que estaba en su mano. El hombre antiguo tie- ne claro que el tiempo sin eternidad se convierte en un monstruo inhumano y sabe que existe otra dimension mds positiva. Lo que ocurre es que no sabe cémo pue- den articularse el tiempo y la eternidad. Los dioses olfm- picos son demasiado humanos para poder elevar al hombre a la eternidad: ellos mismos estdn sometidos a la temporalidad. En Ia literatura mitica se habla de “los dioses inmortales", mds que de “los dioses eternos”. 22 CUENTAME UN MITO Parece como si los antiguos hubieran recibido una revelacién respecto al advenimiento de una nueva di- mension en que la propia temporalidad se cruzara con Ja eternidad. Pero, como ya he dicho, es una verdad que les supera, no saben cémo expresarla; en cierto modo, no la comprenden. Habrd que esperar, como afirma Kierkegaard, a la revelacién evangélica para contemplar al Eterno que se hace temporal y que le da un sentido nuevo a la temporalidad. El hombre a par- tir de la “plenitud de los tiempos” puede “rectuperar” en el tiempo la eternidad. ¢Cémo expresar la esencia del tiempo? Solo la per- miten las licencias del poeta, capaces de decirlo todo en un verso: “No existe mds metdfora que la metdfora del tiempo" (José Manuel Gutiérrez, El color del aire, Oli- fante, Zaragoza, 1999, p. 63). La historia nos muestra gran cantidad de rencillas familiares, asesinatos y conspiraciones de muchos prin- cipes que quisieron llegar a ser reyes antes de tiempo, pero la historia de Urano, Crono y Zeus no debe apli- carse tinicamente a las intrigas de corte, sino a una ver- dad mucho mds profunda y cotidiana: los hombres de- bemos resignarnos a envejecer, es decir, a ser suplanta- dos por nuestros propios hijos. Sobre el terrible Crono, ;qué decir? El es el mons- truo mds temido, el de mirada mds terrible, al que nadie jamds logra vencer, pues es duetio de los “jamases". A base de devorar a dentelladas a su propia descendencia se ha convertido en el dios mds rico. Ni las areas del mismisimo rey Midas pueden contener lo que él engulle sin parar. He aqui la versién mds prosaica del tan soco- rrido dicho “el tiempo es oro”. Contamos este mito a los nifios en versién infantil. Se trata del cuento de Los siete cabritillos. El lobo feroz engaria a los cabritos, que le han dejado entrar en su CRONO, EL QUE TODO LO DEVORA 23 casa, facilitandole un gran banquete. Atiborrada de tan suculenta comida, la fiera llega a duras penas hasta la sombra de un drbol donde se queda profiundamente dor- mida, Pero no se ha comido a todos, el hermano mds pequevio pudo esconderse detris del reloj y espera a su madre, a quien explica lo stcedido. Entonces, se llegan hasta donde yace el animal, le abren la tripa y salen fe- lices los seis cabritillos. Para engariar a la bestia carni- cera, le llenan la tripa de piedras, cosen la fisura y se ale- jan de alli. Ya sabéis como acaba el cuento. ¢No resul- tan dos historias similares? ¢No engulléd Crone una pie- dra creyendo que se trataba de su propio hijo? ¢No es- condié Gea a Zeus detrés del reloj? ¢No liberé el rey de los dioses a sus hermanos que se encontraban en las tri- pas de Crono?

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