FPD (2) - El Mejor Fundamento
FPD (2) - El Mejor Fundamento
FPD (2) - El Mejor Fundamento
Obviamente Dios creo la familia, fue la primera institución divina. Es la célula madre de la sociedad.
Todas las demás instituciones emanan de la familia. La Familia por lo tanto debe tener nuestra mayor
atención.
1
La Familia, un proyecto de Dios (2)
El Mejor Fundamento – Salmo 127-128
LOS SALMOS 127 Y 128 SON DOS perlas preciosas que tratan y describen cuatro etapas de la
familia:
Esperamos que mirar el plan De Dios para la familia de manera panorámica, nos permita poner los
énfasis correctos y mirar con esperanza lo que podremos ver y vivir por la gracia de Dios.
La primera habla de los años primaverales del matrimonio (Salmos 127:1-2), el cual debe ser edificado
en el Señor.
Cualquier otro fundamento es frágil y no soporta las tempestades que se avecinan sobre un hogar.
Nació del corazón de Dios y solamente puede crecer sólida y estable levantada sobre ese fundamento.
La necesidad más grande de los hogares no es más dinero, comodidad o placer, sino la presencia de
Dios. Un hogar sobre el cual Dios reina, aunque privado de bienes materiales disfruta de lo más
importante.
Los jóvenes tienen que ser más criteriosos en el noviazgo, recordando que su matrimonio tiene que ser
hecho en el Señor y que un matrimonio mixto o en yugo desigual, resulta en un hogar dividido.
2
La Familia, un proyecto de Dios (2)
El Mejor Fundamento – Salmo 127-128
Muchos gastan tanto tiempo en los detalles de la boda, pero no trabajan en el fundamento.
Muchos construyen patrimonio, llegan tarde en la noche, no tienen tiempo para ellos, no viven, porque
colocaron el TENER por sobre el SER
Vivimos un tiempo en el cual las personas solamente se preocupan con las cosas terrenales (Filipenses
3:19).
El salmista dice que debemos trabajar, pero también que debemos descansar en la providencia divina.
El dinero no puede ser un fin en sí mismo, sino apenas un medio para suplir nuestras necesidades.
Debemos usar el dinero para sostener nuestra familia y socorrer a los hermanos en la fe. También
debemos usarlo para ayudar a nuestro prójimo y, hasta aun, nuestro enemigo. El dinero no debe ser
3
La Familia, un proyecto de Dios (2)
El Mejor Fundamento – Salmo 127-128
acumulado de manera egoísta, sino repartido con generosidad. La semilla que multiplica no es la que
comemos, sino la que sembramos. El dinero es una semilla; cuando la ofrendamos con generosidad,
cosechamos con abundancia. El propio Dios multiplica nuestra siembra y nos da más semillas para que
continuemos sembrando en otros campos.
El salmista nos exhorta sobre la dedicación exagerada en el trabajo al punto de no tener tiempo para
Dios ni para la familia. El trabajo puede volverse un vicio en nuestra vida. Podemos transformar una
bendición en un ídolo, algo bueno y honrado en un instrumento de peligro para nuestra propia alma.
El trabajo es bueno y dignifica el hombre. Fue Dios quien instituyó el trabajo, pero él no puede remplazar
nuestra relación con Dios y con la familia.
Nada podemos llevarnos de esta vida. Cuando John Rockefeller, el primer billonario del mundo, murió,
algunas personas en el funeral le preguntaron al contador: “¿Cuánto dejó doctor Rockefeller?” Él
respondió: “Él dejó todo. No se llevó ni un centavo”. Ni siquiera un centavo podemos tener en nuestras
manos en la travesía de esta vida para la eternidad. Pero debemos llevar nuestra familia con nosotros.
Debemos luchar bravamente por la salvación de nuestra familia.
Nuestra herencia no son los bienes materiales, sino los hijos. No son casas, apartamentos y autos, sino
lo son los hijos. Es mejor vivir en una casa pobre y tener una familia unida que vivir dentro de un palacio
en guerra constante. Es mejor comer un plato de hortalizas donde hay amor que llenarse con banquetes
donde hay contiendas.
Ningún empleo, ninguna empresa, nada es más importante que sus hijos.
Ningún éxito profesional compensa la falta de inversión en ellos.
Sus niños son su verdadero tesoro, su verdadera riqueza, su placer más grande y delicia.
4
La Familia, un proyecto de Dios (2)
El Mejor Fundamento – Salmo 127-128
El salmista dice que, más allá de ser herencia de Dios, los hijos también son su galardón, o sea, una
recompensa gloriosa. Aquellos que sirven a Dios con fidelidad, además de la salvación, recibirán
galardones. Los hijos son considerados una bendición extra, la expresión generosa de la recompensa
de Dios a los padres.
Esta bendición no debe ser desperdiciada. Deben ser cultivados para que sean fructíferos.
Como ya vimos, el valiente carga las saetas en la espalda antes de usarlas en las manos. De la misma
manera, los papás cargan los hijos en el corazón, en el vientre, en los brazos, en los hombros, en el
bolsillo. Los papás atesoran para los hijos. Aquellos que dejan de cuidar a sus hijos se vuelven peores
que los incrédulos. Los hijos necesitan toda clase de sustento: espiritual, emocional, psicológico, moral
y financiero.
Los papás deben apoyarlos y estimularlos, deben ayudarlos en vida y no apenas dejarles una herencia
después de la muerte.
Hay momentos en que dejarlos que vivan por si mismos sería una irresponsabilidad. No preparamos
nuestros hijos para nosotros mismos. Antes deben ser preparados para la vida. Mantenerlos en el nido,
después de grandes, es quitarles la preparación para que enfrenten los desafíos de la vida. Los papás
deben actuar como el águila que, en el momento correcto, sacude a los hijos y los lanza del nido,
empujándolos a los desafíos de la vida.
3.- Los papás deben lanzar a sus hijos hacia los objetivos correctos.
Un valiente no desperdicia sus flechas. Él las lanza a lo lejos, pero hacia un objetivo correcto. De la
misma manera deben ser criados los hijos, con objetivos correctos en la disciplina y amonestación del
Señor, enseñados en el camino que deben andar. Los papás deben amar a Dios, e inculcar en los hijos
ese mismo amor, deben criar los hijos para la gloria de Dios, para realizar los proyectos de Dios.
5
La Familia, un proyecto de Dios (2)
El Mejor Fundamento – Salmo 127-128
Ellos no son trofeos de nuestra vanidad, sino vasos de honra en las manos del Señor para hacer su
voluntad.
El salmista continúa su análisis y dice que Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, Que anda
en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, Bienaventurado serás, y te irá bien (Salmos
128:1-2).
El temor de Jehová libra al hombre del pecado, protege sus pies de la caída, lo saca de lugares
resbalosos y de trampas infernales.
El temor de Jehová apresura nuestros pies para huir de la tentación, impide que nuestros ojos
contemplen el mal y blinda nuestro corazón para no codiciar el pecado.
El temor de Jehová libra la familia de sentarse en la silla de los escarnecedores, libra al hombre de
colocar ante sus ojos cosas indecentes, libra a la mujer de gastar tiempo con futilidades, libra los
jóvenes de noviazgos permisivos, libra la familia de ganancias deshonestas. El temor de Jehová nos
prepara para el banquete de la felicidad.
Aquellos que pierden el temor de Jehová codician los banquetes de la alegría, pero venden el alma al
diablo.
Aquellos que pierden el temor de Jehová callan la voz de la conciencia para obtener ganancias
deshonestas y placeres ilícitos.
Pero, al final,
Pero cuando vivimos en la presencia de Dios, podemos vivir tranquilamente disfrutando las
bendiciones que emanan del propio Dios. Entonces comemos, no el pan robado, sino el pan ofrecido
por Dios. Entonces disfrutamos no de las cosas que obtenemos ilícitamente de los demás, sino del
fruto de la gracia del propio Dios.
6
La Familia, un proyecto de Dios (2)
El Mejor Fundamento – Salmo 127-128
El salmista también habla de la esposa como un olivo y de los hijos como ramas del olivo alrededor
de la mesa (Salmos 128:3).
7
La Familia, un proyecto de Dios (2)
El Mejor Fundamento – Salmo 127-128
El salmo 128 termina diciendo que veremos los hijos de nuestros hijos.
Los nietos dan ánimo de vida a los abuelos y prenden en sus almas la llama de la esperanza.
Los nietos extienden su mirada hacia el futuro y por eso saben que Dios continuará escribiendo por
medio de su familia.
Al mismo tiempo en que unos quedan con los ojos borrosos, con las piernas débiles, con las rodillas
frágiles y las manos acabadas, otros se afirman como robles siguiendo la jornada.
Mientras algunos valientes desocupan sus aljabas, otros las están llenando de saetas.
La familia tiene que ser una bendición para la nación El salmista dice que nuestros hijos y nuestros
nietos tienen que contribuir a la paz de la nación.
La familia es despensa del país.
Es de ese lugar fértil que salen su verdaderos héroes.
Es de ese laboratorio bendito que proceden aquellos que serán remedio de Dios para curar las
heridas de la nación.
Es de ese santuario que se levantaran los profetas de Dios para hacer sonar la voz de la esperanza.
La familia es el patrimonio más grande de la nación.
Una familia plantada en Dios, edificada en la Palabra, unida por el cemento del amor es el regalo más
grande que podemos darle a nuestro país.
Cuando entregamos nuestros hijos a la sociedad como hombres y mujeres de bien, estamos
ofreciendo una contribución valiosa para la promoción de la paz y del progreso del mundo.