La Felicida en La Edad Antigua
La Felicida en La Edad Antigua
La Felicida en La Edad Antigua
«La mayor parte de los filósofos antiguos y precisamente a partir de Sócrates, presentó al
mundo su propio mensaje como un mensaje de felicidad»2, sin embargo, no fue Sócrates
quien acuñó por primera vez este término, sino fueron los presocráticos, quienes ya habían
empleado este vocablo; y quienes hablan de este término son los siguientes:
Heráclito de Éfeso (s. VI – V a. C.)3, apodado el oscuro debido a sus escritos difíciles de
entender; había escrito que «el carácter moral es el verdadero demonio del hombre y la
felicidad es muy distinta de los placeres»4
Demócrito (s. V – IV a. C.)5 conocido como el filósofo de la sonrisa, daba a conocer que
«la felicidad no reside en los bienes externos, el alma es la morada de nuestro destino»6,
este pensamiento más tarde tuvo influencia en Platón.
1
P. DE AZCARATE, Traducción Aristóteles Ética a Nicómaco, Mestas, primera edición, marzo, Madrid,
pág. 9
2
G. REALE; D. ANTISERI, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, Herder, segunda edición, Tomo
I, Barcelona, pág. 90.
3
I. YARZA, Historia de la Filosofía Antigua, sexta edición, EUNSA, Pamplona, 2010, pág. 31
4
G. REALE; D. ANTISERI, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, pág. 90.
5
C. GOÑI ZUBIETA, Historia de la Filosofía I. Filosofía Antigua, Palabra, Madrid, pág. 65.
6
G. REALE; D. ANTISERI, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, pág. 90.
Sócrates (s. IV – III a. C.)7, primer filosofo que centró su estudio en el hombre, afirmó
con certeza que la sabiduría humana, es aquella que puede tener el hombre, sobre el
hombre. Sócrates sintetiza lo que sus predecesores habían expuesto acerca de la felicidad.
«La felicidad no puede venir de las cosas externas ni del cuerpo, sino sólo del alma, porque ésta –
y sólo ésta– es la esencia del hombre. El alma es feliz cuando está ordenada, es decir, cuando es
virtuosa. En mi opinión –dice Sócrates–, quien es virtuoso, ya sea hombre o mujer, es feliz, el
injusto y el malvado son infelices.»8
Para este filósofo, el hombre que es virtuoso, no se ve afectado por ningún mal, ya sea
mientras viva o cuando se muera, porque en la vida, los demás pueden destruir sus
pertenencias e incluso su mismo cuerpo, pero nunca pueden hacer daño el orden de su
alma y menos en la muerte, debido a que el hombre virtuoso recibirá un premio.
Aristocles, más conocido como Platón (s. IV – III a. C.)9, parte de la ética de su maestro,
Sócrates, donde expone que el hombre busca la felicidad y que la felicidad requiere la
virtud.
«Ser justo, y más en general ser virtuoso, requiere por tanto no sólo la educación de la parte
racional, sino también de las partes concupiscible e irascible; no basta pues para ser feliz el
conocimiento, sino también la conformidad e incluso la cooperación de las otras partes del alma
con la razón.»10
Además, lo asemeja con la política, debido a que la virtud no sólo da como resultado una
felicidad egoísta, sino que además ayuda a mirar la necesidad del otro, y éste es el fin de
la política, el bien común.
Para Platón, el placer no es el máximo bien, pero tampoco reduce la felicidad al puro
conocimiento, da a conocer que la felicidad no debe prescindir del placer, incluso afirma,
que «la felicidad, la vida virtuosa, será la vida mas placentera, porque guiada por la razón
sabe integrar los placeres puros y buenos.»11, pero sobre todo esto, la vida más feliz para
7
I. YARZA, Historia de la Filosofía Antigua, pág. 73
8
G. REALE; D. ANTISERI, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, pág. 91.
9
J. MARÍAS, Historia de la Filosofía, Alianza, tercera edición, España, pág. 73.
10
I. YARZA, Historia de la Filosofía Antigua, pág. 116
11
Ibíd, pág. 119.
Aristocles, es la vida divina, el estar en asidua relación con la divinidad, mediante las
oraciones, sacrificios, ofrendas; es lo más hermoso y es el camino más seguro.
«La felicidad como cierta actividad del alma dirigida por la virtud perfecta, es una cosa excelente
y divina; pero no es un regalo de los dioses ni tampoco un producto del azar, sino que es preciso
conquistarlo tras largo y costoso ejercicio, por la lucha y la práctica de la virtud» 13
Para Aristóteles, la felicidad no se encuentra en los placeres, debido a que son efímeros,
tampoco en los honores, porque no están dentro del hombre en sí, sino que son dados por
el vulgo, peor en las riquezas, porque según el estagirita, «es la más absurda de las
existencias: es una vida contra natura, porque la riqueza sólo es un medio para conseguir
otras cosas y no sirve como fin en sí mismo.»14
12
G. REALE; D. ANTISERI, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, pág. 159.
13
G. FRAILE, Historia de la Filosofía I, BAC, séptima edición, España, pág. 522.
14
G. REALE; D. ANTISERI, Historia del Pensamiento Filosófico y Científico, pág. 184.