SAUSSURE - Signo Linguístico y Teoría Del Valor
SAUSSURE - Signo Linguístico y Teoría Del Valor
SAUSSURE - Signo Linguístico y Teoría Del Valor
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Pepa Medina
Renacerán muchos vocablos hoy perecidos, y perecerán muchos que hoy están vigentes,
cuando así lo quiera el uso, en cuyas manos están el poder de decisión, la ley y la regla.
Horacio. De arte poetica (vv 70-72)
La lengua es un sistema en donde todos los términos son solidarios y donde el valor de cada
uno no resulta más que de la presencia simultánea de los otros. Saussure, El Curso de
lingüística general, 138
Se podrá llamar a la lengua el dominio de las articulaciones, [...] cada término lingüístico es un
miembro, un articulus donde se fija una idea en un sonido y donde un sonido se hace el signo
de una idea. Saussure, Idem.
Saussure presentó una nueva perspectiva del lenguaje y sus aportaciones sobre
la naturaleza del signo lingüístico se pueden considerar como las más
importantes. Así lo estima Jakobson, quien piensa que su principal aportación
consiste en su teoría del valor como “puramente opositivo, relativo y negativo” a
los elementos fonémicos2”, tesis que será revisada por él, y que retomaré en el
último apartado de este trabajo.
II
Manfred Frank4 señala que entre las hipótesis que en el Curso se despliegan se
cuenta sobre todo el “rechazo de que las palabras del lenguaje representen
algún tipo de pensamientos previamente existentes, así como que estructuras
sintácticas serían representaciones de las síntesis lógicas que vinculan aquellos
pensamientos con predicados”5. En efecto, estas hipótesis las encontramos
formuladas en los siguientes fragmentos:
1) Todo estudio de una lengua como sistema, es decir, de una morfología, significa
estudiar el
uso de las formas o la representación de las ideas, como se prefiera. Lo que es
erróneo es pensar que existen formas en parte alguna (que existan por sí mismas
fuera de su uso) o que existen ideas e
n parte alguna (que existan por sí mismas fuera
de su representación). (Saussure, Escritos sobre lingüística general (ELG, 36).
¿En qué consiste la teoría del lenguaje como representación? Esta teoría se
remonta a Aristóteles quien había considerado la palabra como una
representación de los procesos psíquicos y del pensamiento. Volvamos a leer
este texto en el que nos ofrece un amplio panorama sobre el lenguaje en su obra
Sobre la interpretación8(16a 1-8):
Así pues, [lo que hay] en el sonido son símbolos de las afecciones [que hay] en el
alma, y la escritura [es símbolo] de lo [que hay] en el sonido. Y, así como las letras no
son las mismas para todos [léase: “para todos los pueblos”] tampoco los sonidos son
los mismos. Ahora bien, aquello de lo que esas cosas (es decir, los sonidos y las
letras) son signos
primordialmente, las afecciones del alma, [son] las mismas para todos, y aquello de lo
que éstas [es decir, las afecciones del alma] son semejanzas, las cosas, también [son]
las mismas.
En este fragmento se reconocen los cuatro elementos básicos que configuran una
actividad compleja como es el lenguaje en sus distintas modalidades, como
lenguaje oral o lenguaje escrito: signos o símbolos sonoros, signos escritos,
afecciones del alma y cosas reales. Aristóteles atribuye al signo lingüístico el
carácter convencional. Palabras orales o escritas no son naturales s ino
convencionales y a la vez no son las mismas para todos (ya que hablamos
distintas lenguas). Si no hubiera una convención social que liga sonidos
determinados y pensamiento, el sonido carecería de sentido. De esta forma
relaciona lenguaje y pensamiento. Por otro lado, distingue en el sujeto que habla,
la voz, como sonido articulado, y el contenido de pensamiento (nóema)9 .
Para los estoicos11, hay tres factores diferentes que constituyen el signo:
τυγχάνον, el objeto exterior o referente, también llamado el πρᾶγμα, la cosa
designada, lo que se encuentra fuera y en correspondencia con la intención de la
palabra que expresa el pensamiento; el σημαῖνον, (significante), y el
σημαινόμενον, (significado), lo que la voz expresa, lo que comprende el que
conoce la lengua, y no comprende quien la ignora.
S. Agustín recoge de Aristóteles esta concepción del signo, así como de los
estoicos y lo desarrolla en muchos lugares de su amplia obra, pero es en el
diálogo De Magistro, donde aparece una síntesis de los problemas relativos al
signo y al lenguaje, expresados ya en los escritos anteriores. El signo es el
instrumento de una actividad ontológica que podemos llamar pensamiento
(semeiosis), y recurre a términos calcados del griego: el signum, por ejemplo,
debe estar formado por el signans y el signatum. Este par de conceptos sólo fue
adoptado por Saussure hacia la mitad de su último curso de lingüística general, tal
vez a través de la Noologia de H. Gomperz (1908). Mauricio Beuchot12 indica que
en De doctrina christiana, Agustín ofrece una definición del signo que sirvió de
modelo semiológico durante toda la Edad Media. Agustín habla de signos y
significables, y señala la representación como lo propio de los signos. En el De
Magistro, la discusión se centra sobre el signo, la significación —vista como
relación entre el signo (signum) y la realidad (res) —.
Otra referencia que pudo tener influencia en Saussure es Hegel, según lo han
señalado lingüistas como Coseriu15 y Konrad Koerner16, en lo que se refiere a la
naturaleza del signo y a la escritura; concretamente, hay un estrecho paralelismo
§ 458-463 y el cap. I de la Primera parte del Curso de
entre la Enciclopedia, §
ue lleva por título La naturaleza del signo lingüístico. H
lingüística general q egel,
define el signo como:
Una cierta intuición inmediata que representa un contenido enteramente otro que el
que tiene de suyo (Encicl., § 458).
El carácter esencial del objeto de la lingüística impone a los que trabajan en ese
campo el estudio de un conjunto de realidades que denominamos lenguas. Decir
lenguas hace suponer que se pueden agrupar, pero también se pueden distinguir
entre sí. La lengua está compuesta de signos socialmente compartidos por una
comunidad, como una totalidad en sí y como un principio de clasificación, es
decir, un sistema de diferencias entre los signos que son siempre ajenos en cierta
medida a la voluntad individual y social, y éste es su carácter esencial (Saussure,
CLG, 97). “La lengua es una forma y no una sustancia”, dice Saussure, como una
fórmula que salva lo idéntico, revelando así lo que es la sustancia de la lengua: lo
“no idéntico” a sí mismo. La dimensión de lo no- idéntico a sí mismo es el
equívoco. Una locución, en la que hay equívoco, “es a la vez ella misma y otra”
(Milner, 1998, 17). La locución equívoca tiene la particularidad de que el sentido
unitario no siempre es la suma del significado normal de los componentes. El
equívoco consiste en hacer uso del valor polisémico de algunas palabras y se
generan gracias a las relaciones de homofonía, la homosemia y la homografía
que sustentan el doble sentido y lo dicho a medias.
[relación abc/A]
y si se toma como base la idea a, se abarcará más o menos exactamente cierto
número de formas AHZ
IV
1. por una cosa distinta de cualquier otra cosa, con la que puede
intercambiarse
por aquella cuyo valor está por
determinar.
Los sonidos provistos de un valor distintivo, llamados fonemas, son los sonidos
capaces de diferenciar las palabras. Esta idea de fonema, de la idea de lo que es
distintivo en el sonido es de Baudouin de Courtenay. La tarea que planteó a la
lingüística consistía en “hacer el análisis de las relaciones entre las
representaciones acústico-motrices y las significaciones léxicas y gramaticales”23.
A Saussure y su escuela le debemos la segunda noción para el estudio funcional
de los sonidos, “la noción de relaciones entre los fonemas, o sea, la noción de
sistema fonológico”24 y “es mediante el análisis del funcionamiento de los sonidos
en la lengua que se puede establecer el sistema de los fonemas de una lengua
dada”25, tarea de la que se ocupa la fonología.
Todo signo lingüístico se encuentra situado sobre dos ejes: el eje de las
simultaneidades y el de las sucesiones. El fonema es la unidad lingüística menor, de
dos ejes. Las propiedades distintivas se dividen en una clase de propiedades
inherentes, que disponen del eje de las simultaneidades y una clase de propiedades
prosódicas que interesan sólo al otro eje, el de las sucesiones32
Referencias. Fuentes
Saussure, Ferdinand de. Curso de lingüística general. Traducción, prólogo y notas de
Amado Alonso. Madrid: Alianza, 1998. _______. Curso de Lingüística General.
Traducción, prólogo y notas de Amado Alonso. Buenos Aires: Losada, 1945.
Vigesimacuarta edición. Versión digital en:
http://fba.unlp.edu.ar/lenguajemm/?wpfb_dl=59 _______. Escritos sobre lingüística
general. Traducción de Clara Ubaldina Lorda Mur. Barcelona: Gedisa, 2004. Starobinsky,
Jean. Las palabras bajo las palabras. La teoría de los anagramas de Ferdinand de
Saussure. T raducción de Lía Varela y Patricia Willson. Barcelona: Gedisa, 1996.
Bibliografía consultada
1
Milner, Jean Claude. El amor de la lengua. Traducción de Lydia Vázquez. Madrid: Visor, 1998, 29-30. 2
Jakobson, Roman. Ensayos de lingüística general. Traducción de Josep M. Pujol y Jem Cabanes. Barcelona:
Seix Barral, 1975, 177. 3 Ver Rincón González, Alfonso. Signo y lenguaje en San Agustin, cap. II, El signo y el
de pensamiento, no necesariamente discursivo. 10 Alejandro Llano. El enigma de la representación. Madrid:
Síntesis, 1999, 125. 1 1 Los estoicos clasificaban la división del “algo” en corpóreo e incorpóreo. Los cuatro
Beuchot, p. 16. 13 S. Agustin, De doctrina christiana, 1. N, c. I, n. I; ed, J. P. Migue, Paris: Patrologia Latina,
Koerner, Ferdinand de Saussure, 416. 1 7 Frank, M. Ibíd., 147. 1 8 Ibíd., 38 1 9 Milner, Jean Claude. El amor de la
lengua, 36. 2 0 Mittelmann, Jorge. Lenguaje y pensamiento. El cours de Saussure y su recepción crítica en
25 Ibíd., Ibíd., 29. 2 7 Ibid., 31. 2 8 Ibíd., 32. 2 9 Ibíd., 37. 3 0 Ibíd., 33. 3 1 Ídem. 3 2 Ibíd., 50. 3 3 Benveniste, Émile.
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