SAUSSURE - Signo Linguístico y Teoría Del Valor

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Pepa Medina

Renacerán muchos vocablos hoy perecidos, y perecerán muchos que hoy están vigentes,
cuando así lo quiera el uso, en cuyas manos están el poder de decisión, la ley y la regla.
Horacio​. De arte poetica ​(vv 70-72)

La lengua es un sistema en donde todos los términos son solidarios y donde el valor de cada
uno no resulta más que de la presencia simultánea de los otros. Saussure, ​El Curso de
lingüística general,​ 138

Se podrá llamar a la lengua el dominio de las articulaciones, [...] cada término lingüístico es un
miembro, un ​articulus ​donde se fija una idea en un sonido y donde un sonido se hace el signo
de una idea. Saussure, Idem.

El significante lingüístico; en su esencia, de ningún modo es fónico, es incorpóreo, constituido, no


por su sustancia material, sino únicamente por las diferencias que separan su imagen acústica de
todas las demás. Este principio es tan esencial, que se aplica a todos los elementos materiales de
la lengua, incluidos los fonemas. Saussure, ​El Curso de lingüística general​, 142

Según una interpretación tradicional el texto de Horacio escrito en el epígrafe,


expresa una proposición sobre la lengua pensada en términos distintivos y
significativos, pero sujetos al cambio en la medida en que una lengua se recibe
en forma de discurso y se inscribe en los sujetos hablantes que serán capaces de
usarla y transformarla. Este pensamiento implica que la realidad de la lengua es
representable: es decir, lo que llamamos lo ​regular,​ la ​regularidad​, lo ajustado a
regla, que no es otra que la ley de la tradición (​CLG​, 97). De la regularidad de la
lengua se ocupan los gramáticos, defensores de lo representable. No obstante,
también hay la corriente de los ​puristas​, que consideran que la lengua es una
realidad irrepresentable y, si se la considera así, puede funcionar como tesoro. El
concepto de “tesoro” implica que algo tiene valor y se guarda en algún lugar, pero
no es completo. Saussure consideraba la lengua, como un “tesoro, depósito de
las imágenes acústicas asociadas con un concepto” (​CLG​, 29-​31, 33 y​ 35) ​y la
palabra como una “unidad que vive fuera de todo discurso en el ​tesoro ​mental”
(​Escritos sobre lingüística general, ​112).

El objeto de la teoría saussuriana es lo lingüístico, y el concepto de signo es su


expresión, tomada de nuestra tradición. Así lo establece el principio, según el
cual, “la lengua como un sistema de signos interdependientes, en los que el
valor ​de cada término resulta solamente de la presencia simultánea de los otros
(​CLG​, 146). La palabra forma parte de un sistema y está revestida no sólo de
una ​significación​, sino también, y sobre todo, de un ​valor (​ ​CLG​, 145).

Saussure se propuso convertir la lingüística en ciencia a condición de prescindir


de otros elementos del lenguaje (​CLG​, 31). Consideraba que es propio de la
lingüística definir un
sistema de correspondencias entre sonido y significado y su análisis implicaba
describir cada uno de estos dos planos y sus interconexiones. El dominio del
lenguaje exigía una teoría que distinguiera estrictamente el acontecimiento
concreto vocal-gráfico (habla o escritura) de su naturaleza de signo, nunca
​ n cuanto a su esencia. Para él era necesario
materializable, y por tanto ​ideal e
hacer explícita la separación entre el sistema y su manifestación, o entre lengua y
habla. Los signos de la lengua, aunque sean psíquicas sus dos caras, para
Saussure, no son abstractos, son, por el contrario, concretos, tangibles, y la
escritura permite fijarlos en imágenes convencionales (​CLG​, 31). Así se
comprende que el ​Curso,​ en opinión de Milner​1​, no es más que la “exposición de
las condiciones conceptuales que hacen posible la gramática comparada, no se
ocupe de la referencia, aísle lo formal de la lengua y abra la posibilidad de una
anotación simbólica”.

La lingüística ha estado dominada de manera hegemónica por el estructuralismo


y actualmente este dominio está superado. Por estructuralismo, Milner entiende
un conjunto de proposiciones en relación con la realidad de la lengua y con la
forma de su representación; que pueden ser resumidas así:

- la lingüística será científica si define la lengua como un sistema de signos, y sólo en


ese
caso; - todas las operaciones necesarias para la ciencia deben deducirse de dicho
principio, y sólo
las operaciones deducidas de ese principio son admitidas en la ciencia
(Milner, 35).

Ninguna de estas proposiciones son aceptadas por la gramática generativa


transformacional (Chomsky) que las niega, que da por supuesto que la lengua
tiene otras muchas propiedades que no pueden ser reducidas a un sistema de
signos. Sin embargo, a pesar de las nuevas corrientes postsaussurianas, a la
lingüística le resulta necesaria la noción de signo. Y esa unión de lingüística y
​ e Saussure.
signo es reivindicada a partir del ​Curso d

¿Cuál fue la contribución de Saussure a la concepción del signo en la


tradición?

Saussure presentó una nueva perspectiva del lenguaje y sus aportaciones sobre
la naturaleza del signo lingüístico se pueden considerar como las más
importantes. Así lo estima Jakobson, quien piensa que su principal aportación
consiste en su teoría del valor como “puramente opositivo, relativo y negativo” a
los elementos fonémicos​2​”, tesis que será revisada por él, y que retomaré en el
último apartado de este trabajo.

En este trabajo pretendo presentar un esbozo de los puntos en que se encuentra


Saussure con algunos pensadores de la tradición, y dónde su concepción del
signo lingüístico y su teoría del valor conduce más allá del planteamiento anterior.

II

Saussure no es el primero en utilizar el término ni el concepto“signo”; al


contrario, relacionar el signo con los hechos del lenguaje es un lugar común de
la tradición filosófica, desde los estoicos​3​. Pero si examinamos esta tradición
comprobamos que la teoría del signo es siempre una teoría de la pluralidad de
los tipos de signos; convencionales, naturales, etc. Saussure, aun reconociendo
diferentes tipos de signos,
sólo se ocupa de uno: el signo lingüístico. En ese sentido, el signo lingüístico
no es el objeto de una teoría, sino el medio para exponer una teoría cuyo objeto
es otro muy distinto.

Manfred Frank​4 ​señala que entre las hipótesis que en el ​Curso ​se despliegan se
cuenta sobre todo el “rechazo de que las palabras del lenguaje representen
algún tipo de pensamientos previamente existentes, así como que estructuras
sintácticas serían representaciones de las síntesis lógicas que vinculan aquellos
pensamientos con predicados”​5​. En efecto, estas hipótesis las encontramos
formuladas en los siguientes fragmentos:
1) Todo estudio de una lengua como sistema, es decir, de una morfología, significa
estudiar el
uso de las formas ​o la ​representación de las ideas​, como se prefiera​. ​Lo que es
erróneo es pensar que existen ​formas ​en parte alguna (que existan por sí mismas
fuera de su ​uso​) o que existen ​ideas e
​ n parte alguna (que existan por sí mismas fuera
de su ​representación​). (Saussure, ​Escritos sobre lingüística general (ELG, ​36).

En este fragmento, Saussure utiliza el término ​formas ​o ​representación de las


ideas, a​ ntes de que encontrara los términos ​significante ​y ​significado.​ Lo que
significa el término “formas” en este contexto, es la “​diferencia ​o la
coincidencia ​de los signos según ​las ideas”, ​y se resume en la siguientes
proposiciones:

​ e cualquier orden, y de un orden simple; sino


“no es una determinada entidad ​positiva d
​ ue resulta de la ​diferencia ​respecto a otras
una entidad a la vez ​negativa y compleja q
formas combinada con la ​diferencia ​de significación de otras formas” (​ELG,​ 40).

2) La lengua no conlleva ni ideas ni sonidos preexistentes al sistema lingüístico,


sino
solamente diferencias conceptuales y diferencias fónicas resultantes de ese sistema
​ adas de antemano, hay que considerar los
(​CLG, ​144). ​3) En lugar de ​ideas d
valores que emanan
del sistema (​CLG,​ 147). 4) ​Que algunos piensen que “las partes del discurso
sean factores de la lengua porque corresponden a categorías lógicas— es
olvidar, que no hay hechos lingüísticos independientes de una materia fónica
dividida en elementos significativos”.

En contra de la opinión de Benveniste​6 ​que afirma que “es de Saussure de quien


procede la teoría del signo lingüístico”, para Eugenio Coseriu​7 ​la teoría
saussureana del signo, con su distinción entre ​signifiant, signifié y chose ​se
corresponde casi exactamente con la de los estoicos y la de S. Agustín, con los
conocidos conceptos estoicos ​verbum, decibile ​y ​res​. La distinción se atribuye a
Saussure por la desconexión entre la lingüística actual y sus propias tradiciones.

¿En qué consiste la teoría del lenguaje como representación? Esta teoría se
remonta a Aristóteles quien había considerado la palabra como una
representación de los procesos psíquicos y del pensamiento. Volvamos a leer
este texto en el que nos ofrece un amplio panorama sobre el lenguaje en su obra
Sobre la interpretación​8​(​16a 1-8):
Así pues, [lo que hay] en el sonido son símbolos de las afecciones [que hay] en el
alma, y la escritura [es símbolo] de lo [que hay] en el sonido. Y, así como las letras no
son las mismas para todos [léase: “para todos los pueblos”] tampoco los sonidos son
los mismos. Ahora bien, aquello de lo que esas cosas (es decir, los sonidos y las
letras) son signos
primordialmente, las afecciones del alma, [son] las mismas para todos, y aquello de lo
que éstas [es decir, las afecciones del alma] son semejanzas, las cosas, también [son]
las mismas.

En este fragmento se reconocen los cuatro elementos básicos que configuran una
actividad compleja como es el lenguaje en sus distintas modalidades, como
lenguaje oral o lenguaje escrito: signos o símbolos sonoros, signos escritos,
afecciones del alma y cosas reales. Aristóteles atribuye al signo lingüístico el
carácter convencional. Palabras orales o escritas no son ​naturales s​ ino
convencionales y a la vez no son las mismas para todos (ya que hablamos
distintas lenguas). Si no hubiera una convención social que liga sonidos
determinados y pensamiento, el sonido carecería de sentido. De esta forma
relaciona lenguaje y pensamiento. Por otro lado, distingue en el sujeto que habla,
la voz, como sonido articulado, y el contenido de pensamiento (​nóema)9​ ​.

Alejandro Llano​10​, en su comentario de este fragmento de Aristóteles señala que


Aristóteles entiende el signo como representación, como una forma mental que
está por o​ tra real, en la medida en que guarda relaciones de semejanza con ella.
Según Aristóteles, las representaciones tienen ​la misma ​naturaleza que las formas
reales ​de l​ as cuales son representaciones. No es que ​primero c​ onozcamos los
conceptos y ​después ​las formas o naturalezas que los conceptos representan
(127). Lo que es importante distinguir es la diferencia entre ​relación semántica y​
relación representativa,​ pues no son equivalentes. La primera se establece entre
palabras-conceptos y la segunda entre conceptos-cosas. Una determinada
palabra puede dejar de significar lo que significaba si se produce algún cambio
semántico en el tiempo, pero con los conceptos no puede suceder lo mismo, ya
que “no están decisivamente condicionados por las palabras en las que se
expresan” (126). Lo que se aprende por el conocimiento de la lengua es un
significado, una posibilidad infinita de designación (no ​esta casa​, por ejemplo, sino
“casa”).

Para los estoicos​11​, hay tres factores diferentes que constituyen el signo:
τυγχάνον, el objeto exterior o referente, también llamado el πρᾶγμα, la cosa
designada, lo que se encuentra fuera y en correspondencia con la intención de la
palabra que expresa el pensamiento; el σημαῖνον, (significante)​, y el
σημαινόμενον, (​significado​), lo que la voz expresa, lo que comprende el que
conoce la lengua, y no comprende quien la ignora.

S. Agustín recoge de Aristóteles esta concepción del signo, así como de los
estoicos y lo desarrolla en muchos lugares de su amplia obra, pero es en el
diálogo ​De Magistro,​ donde aparece una síntesis de los problemas relativos al
signo y al lenguaje, expresados ya en los escritos anteriores. El signo es el
instrumento de una actividad ontológica que podemos llamar pensamiento
(​semeiosis​), y recurre a términos calcados del griego: el ​signum, ​por ejemplo,
debe estar formado por el ​signans ​y el ​signatum​. Este par de conceptos sólo fue
adoptado por Saussure hacia la mitad de su último curso de lingüística general, tal
vez a través de la ​Noologia ​de H. Gomperz (1908). Mauricio Beuchot​12 ​indica que
en ​De doctrina christiana,​ Agustín ofrece una definición del signo que sirvió de
modelo semiológico durante toda la Edad Media. Agustín habla de signos y
significables, y señala la representación como lo propio de los signos. En el ​De
Magistro,​ la discusión se centra sobre el signo, la significación —vista como
relación entre el signo (​signum​) y la realidad (​res)​ —.

"el signo, es la cosa que, además de la especie [o imagen, o


representación] que introduce en los sentidos, hace llegar al pensamiento
otra cosa distinta"​13​.
S. Agustín divide los signos en dos grupos, los signos naturales y signos
artificiales o convencionales, o "dados" (​signa data​). “Los signos dados, son los
que mutuamente se dan los vivientes para manifestar, (...) los movimientos de su
alma. Los signos tienen significado y “el significado de las palabras no puede
mostrarlo el hombre sino con palabras”​14​. Esta es la mejor definición de
significado, reconocida por Pierce y Jakobson. Concepto y referente no pueden
ser la misma cosa. Es evidente que como hay objetos en el mundo, también hay
términos para designarlos; y esos nombres con los que se designan los objetos,
son distintos en cada lengua. Saussure hace observar que no hay un sólo objeto
material al que se aplique exclusivamente una palabra; pero se pregunta hasta
qué punto la idea que une un significante, por ejemplo, ​sombra, c​ orresponde a
un hecho material determinado; y para él, estas dos series de investigación no
competen a la lingüística (​ELG, 4​ 2).

El concepto no puede ser una copia de la realidad esencial de la cosa. Las


cosas no son semejantes a las ideas. “El concepto como signo formal, según
decían los escolásticos, es precisamente esa pura ​imagen de ​(no imagen, sino
imagen de.​ .., sin ser él mismo nada de aquello de lo que no es más que
semejanza; y precisamente por ser pura semejanza es por lo que no es
semejante” (Llano, 129). Si la representación es una semejanza que es
semejante a lo por ella semejado, es obvio que lo que se quiere subrayar no es
la relación entre un sonido significativo y la cosa real a la que hace referencia,
sino a la relación entre sonido significativo y significación.

Otra referencia que pudo tener influencia en Saussure es Hegel, según lo han
señalado lingüistas como Coseriu​15 ​y Konrad Koerner​16​, en lo que se refiere a la
naturaleza del signo y a la escritura; concretamente, hay un estrecho paralelismo
​ § 458-463 y el cap. I de la Primera parte del ​Curso de
entre la ​Enciclopedia, §
​ ue lleva por título ​La naturaleza del signo lingüístico. H
lingüística general q ​ egel,
define el signo como:

Una cierta intuición inmediata que representa un contenido enteramente otro que el
que tiene de suyo (​Encicl​., § 458).

El concepto es un contenido que la intuición expresa como símbolo; por el contrario


en el signo nada tiene que ver el contenido propio de la intuición y el contenido del
que ella es signo (§ 458).

Para Hegel, la v​orstellung (​ representación): ​vor-stellen,​ (“poner delante”) es una


intuición recordada ​(§ 451). “La síntesis de la imagen interior con la existencia
recordada es la ​representación ​propiamente dicha, por cuanto lo interior tiene
ahora también en sí mismo la determinación de poderse colocar ante la
inteligencia, o sea, de tener existencia en ella” (​Encicl. 2 ​ a parte. § 455).

Manfred Frank​17 ​considera que el modelo de representación del lenguaje implica


no sólo una dependencia del lenguaje respecto al pensamiento, sino también una
reflexividad de la función de representación. En otras palabras: “un signo que al
mismo tiempo también designa a su ser-signo, disuelve la necesidad de la
representación en favor de la inmediata autopresencia de algo presente”.
Saussure se desmarca de la concepción de la palabra como una representación
de los procesos psíquicos y del pensamiento, y propone una visión invertida con
la tesis, según la cual, “el mundo no sensorial de los pensamientos se constituye
como resultado de las diferenciaciones y asociaciones en el ámbito de lo
sensorial-fónico”​18​.
Pasemos, a continuación, a centrarnos en el pensamiento de Saussure respecto
a cómo delimitó el campo de la lingüística, indicando así cómo debía proceder el
lingüista.
III

En opinión de Milner​19​, Saussure no es quien funda la lingüística, en el sentido de


hacer llegar a la existencia una configuración inédita antes de él. Para Saussure,
la lingüística existe –es la gramática comparada-, el problema es que ignora lo
que la hace posible en el sentido kantiano. Para que la lingüística, como ciencia,
​ e las ​cosas en sí​; así se
sea posible, es necesario, distinguir los ​fenómenos d
obtienen parejas como: lengua/lenguaje, sonido como flujo sonoro/sonido como
significante, la idea o el sentido/significado, etc.

El carácter esencial del objeto de la lingüística impone a los que trabajan en ese
campo el estudio de un conjunto de realidades que denominamos ​lenguas.​ Decir
lenguas hace suponer que se pueden agrupar, pero también se pueden distinguir
entre sí. La lengua está compuesta de signos socialmente compartidos por una
comunidad, como una totalidad en sí y como un principio de clasificación, es
decir, un sistema de diferencias entre los signos que son siempre ajenos en cierta
medida a la voluntad individual y social, y éste es su carácter esencial (Saussure,
CLG​, 97). “La lengua es una forma y no una sustancia”, dice Saussure, como una
fórmula que salva lo idéntico, revelando así lo que es la sustancia de la lengua: lo
“no idéntico” a sí mismo. La dimensión de lo no- idéntico a sí mismo es el
equívoco. Una locución, en la que hay equívoco, “es a la vez ella misma y otra”
(Milner, 1998, 17). La locución equívoca tiene la particularidad de que el sentido
unitario no siempre es la suma del significado normal de los componentes. El
equívoco c​onsiste en hacer uso del valor polisémico de algunas palabras y se
generan ​gracias a las relaciones de homofonía, la homosemia y la homografía
que sustentan el doble sentido y lo dicho a medias.

La puesta en función de la estructura de la lengua es el discurso, pero, además,


éste está abierto al sentido; sentido que no podría existir sino para un sujeto.
Sentido y sujeto son los puntos de impedimento de la lingüística. El lingüista no
puede ocuparse más que de lo efectivamente dicho y escrito y no tiene medios
para acercarse a la cuestión de quién es el que así lo expresó y qué es lo que
significan sus proposiciones. El sujeto del discurso de la lingüística es el que
soporta las estructuras lingüísticas y el que realiza las operaciones que el sistema
de la lengua permite, y este sujeto aparece en la lingüística de tres formas: a) el
sujeto como categoría gramatical; b) el sujeto en la diferencia
enunciado/enunciación, y c) el sujeto como hablante, como operador del lenguaje.
De esta manera, la lingüística se mantiene en la cientificidad en la medida en que
rechaza fuera de sí al sujeto y el sentido.
La lengua es para Saussure un sistema de valores puros, y los dos elementos
que entran en juego en su funcionamiento son las ideas y los sonidos (CLG, 136).
La relación entre sonido significativo y significación como componentes
inseparables del signo, lo explicita Saussure en sus notas; y sugiere la ventaja de
utilizar el término ​sema, ​sobre el de signo:

1. La palabra ​sema e ​ s un signo convencional que forma parte de un sistema. 2. La


palabra ​sema e ​ xcluye, cualquier ​preponderancia y​ cualquier separación inicial entre
la vertiente vocal y la vertiente ideológica del signo. Representa ​el todo del
signo​, es decir, signo y significación unidos.
3. El sema no existe sólo por su fonía y significación, sino por su correlación con
otros
semas (​ELG​, 100-101).

Etimológicamente, la palabra ​“​sema” d​ el griego σῆμα, es una señal distintiva,


marca, sello, que se aplica al signo que tiene significado. Para Saussure, los
signos o ​semas y​ sus relaciones son los que estudia la lingüística, y se les
puede llamar las ​entidades concretas d ​ e esta ciencia (​CLG​, 128 y 140). Sin
embargo, a pesar de la importancia de las unidades, consideró que era
preferible abordar el problema por el lado del ​valor ​porque ése es, para él, su
aspecto primero (​CLG​, 135). A continuación, establece los principios que
presiden toda la cuestión:

1. El signo lingüístico está constituido por un significante y un significado. El


significante es la huella psíquica del signo (​CLG​, 88); en su esencia, no es fónico,
es incorpóreo, constituido, no por su sustancia material, sino únicamente por las
diferencias que separan su imagen acústica de todas las demás” (​CLG​, 142).
Entiende por “significado” el concepto, o también la ​idea d ​ e la palabra (Saussure,
Escritos sobre lingüística general, 1​ 13). Declara que “el signo lingüístico no une
una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acústica”. Afirma que la
naturaleza del signo es arbitraria porque no tiene con el significado “nexo ninguno
natural en la realidad”. No hay ideas preestablecidas ni nada es distinto antes de
la aparición de la lengua. A la inversa, el espíritu no acoge más forma sonora que
la que le sirve de soporte a una representación identificable para él; si no, la
rechaza como desconocida o extraña. El significante y el significado, la
representación mental y la imagen acústica, son pues las dos caras de una misma
noción. El significante es la traducción fónica de un concepto; el significado es el
correlato mental del significante. Esta relación constituye la unidad del signo
lingüístico. Propone conservar la palabra ​signo ​para designar el conjunto, y
reemplazar ​concepto e ​ ​imagen acústica ​respectivamente con ​significado ​y
​ ara señalar la oposición que los separa, sea entre ellos dos, sea del
significante p
total del que forman parte (​CLG​, 89-90). Para Derrida (​De la Gramatología​, 61), la
“imagen acústica no es oída, es lo oído, no el sonido oído, sino el ser-oído”.

2. La entidad lingüística no está determinada más que cuando está deslindada,


separada de todo lo que la rodea en la cadena fónica. Estas entidades
deslindadas o ​unidades ​son las que se oponen entre sí. A esta afirmación,
Jakobson se opone; para él son las propiedades distintivas de los fonemas las
que cumplen una función puramente opositiva, tal como lo desarrollaré en el
apartado V.

Saussure nos dice que un significante evoca en nosotros el significado


correspondiente, es decir, la idea. Y por otra parte, si pensamos en algún objeto
en concreto, y en una determinada lengua en que se encuentra ligado nuestro
pensamiento, es la imagen acústica y motriz, la que surge en nuestro espíritu.
Este esquema del signo lingüístico que aparece en el ​Curso,​ donde se establece
la relación significante/significado está contemplado de forma más compleja en
los ​Escritos sobre lingüística general.​ En el ​Curso,​ el esquema del signo se
puede interpretar como una relación biunívoca o correspondencia uno- a- uno; en
cambio, en los ​Escritos​, Saussure señala que no es lo mismo la relación de la
forma y de la idea que la relación de la idea y de la forma; porque si se toma
como base la forma A se ceñirá cierto número de ideas a b c;

[relación abc/A]
y si se toma como base la idea ​a,​ se abarcará más o menos exactamente cierto
número de formas AHZ

[relación a/AHZ]​. (​ELG,​ 44)

IV

¿Cuál es el papel característico de la lengua frente al pensamiento? ¿En qué


consiste el valor del signo?

Su papel no consiste en crear un medio fónico material para la expresión de las


ideas, sino el de servir de intermediaria entre el pensamiento y el sonido, de tal
forma que su unión conduce a deslindamientos recíprocos de unidades (CLG,
137).
La lengua es un sistema en donde todos los términos son solidarios y donde el
valor d​ el signo, resulta de la presencia simultánea de los otros. Considera el valor
lingüístico, en primer lugar, en su ​aspecto conceptual y​ establece la diferenciación
entre ​significación ​y ​valor. L
​ a ​significación ​es la contraparte de la imagen auditiva;
el ​valor ​es la propiedad que tiene una palabra de representar una idea (​CLG, ​138).
El valor es un elemento de la significación, que resulta de la presencia simultánea
de otros signos que también van a tener un valor. Esto significa que las palabras y
los conceptos o ideas vecinas se limitan recíprocamente. Los ​valores e ​ stán
siempre constituidos por dos factores:

1. por una cosa ​distinta ​de cualquier otra cosa, con la que puede
intercambiarse
por aquella cuyo valor está por
determinar.

​ ue se pueden ​comparar ​con aquella cuyo valor se


2. por cosas ​similares q
va a
determinar.

En la lengua, cada término o elemento tiene un ​valor c​ orrespondiente por su


oposición con los otros términos. Los valores dependen de una convención
inmutable: los principios de la semiología. Además son ​relativos,​ ya que la
​ orque la relación
relación entre la idea y el sonido es arbitraria, y son ​negativos p
entre los signos lingüísticos de un sistema se define de forma negativa, ya que ​un
signo es lo que otro no es (​ ​CLG,​ 147).

En segundo lugar, estudia el valor lingüístico en su aspecto ​material​: lo que


importa en la palabra no es el sonido sino las diferencias fónicas, que distinguen
esa palabra de las demás; permiten distinguir esos signos de todos los demás, ya
que poseen la significación. Ahora bien, Saussure establece que aunque los dos
planos, el significante
y el significado, tomado cada uno aparte, sean puramente negativos y
diferenciales, su combinación es un hecho positivo; puesto que lo propio de la
lengua es justamente el mantener el paralelismo entre esos dos órdenes de
diferencias (​CLG, ​144).

El carácter negativo del signo lingüístico, -expone Mittelmann​20​- instala un


intervalo entre imagen acústica y concepto, de modo que el sentido conceptual
de una expresión queda aplazado hasta no conocer los demás términos que se
van añadiendo a la cadena. Así pues, “l​a correlación entre significante y significado
no es directa; está mediada “desde fuera” por el enlace actual de los significantes en
una cadena fónica (o gráfica). No hay sentido fijo. Por ser una variable dentro de un
contexto gramatical es este contexto el que las carga de contenido; el significado de un
significante es siempre provisional y puede ser modificado retroactivamente por nuevos
significantes que se añaden a la cadena”.

La subordinación del significado al valor plantea dificultades para la articulación


entre lenguaje y pensamiento. Este supuesto de la arquitectura saussuriana es el

que Jakobson desmantela mediante el análisis del fonema. ​V

Jakobson​21 ​se muestra en desacuerdo con la idea de Saussure de la lengua como


sistema de oposiciones ​sin t​ érminos positivos. Piensa que esta unión entre los
sonidos y los sentidos es evidente, pero la estructura de esta unión no ha sido
sometida a ningún estudio sistemático. Sabemos que la cadena de sonidos es el
soporte del sentido, pero se trata de saber “cómo los sonidos cumplen esta
función” y la tarea del lingüista es “estudiar las funciones que cumple el fonema
en la lengua”​22​. Se trata de encontrar los ​cuanta d
​ e la lengua, es decir, localizar el
menor elemento fonológico cargado de valor significativo.

Los sonidos provistos de un valor distintivo, llamados ​fonemas​, son los sonidos
capaces de diferenciar las palabras. Esta idea de fonema, de la idea de lo que es
distintivo en el sonido es de Baudouin de Courtenay. La tarea que planteó a la
lingüística consistía en “hacer el análisis de las relaciones entre las
representaciones acústico-motrices y las significaciones léxicas y gramaticales”​23​.
A Saussure y su escuela le debemos la segunda noción para el estudio funcional
de los sonidos, “la noción de relaciones entre los fonemas, o sea, la noción de
sistema fonológico”24 ​ ​y “es mediante el análisis del funcionamiento de los sonidos
en la lengua que se puede establecer el sistema de los fonemas de una lengua
dada”​25​, tarea de la que se ocupa la fonología.

Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre el fonema y las entidades


lingüísticas construidas a partir de él? ¿Puede decirse que el fonema
sea un signo?

Jakobson considera que en la definición actual del fonema es su valor lingüístico


el que toma mayor relevancia por la función que cumple en la lengua y se
pregunta en qué se distingue el fonema de los otros valores lingüísticos, ya que
éste ocupa un lugar particular​26​. La palabra es una unidad semántica y, por el
contrario, el fonema, es una unidad semántica con una significación cero. ​El valor
lingüístico de cualquier fonema en cualquier lengua no es sino el poder distinguir
la palabra que contiene ese fonema de toda otra palabra que, idéntica –a ella- en
los demás aspectos, contenga otro fonema​27.​ E ​ l significado de un fonema es su
valor diferencial que éste realiza de forma distinta en todos los contextos en que
interviene: un fonema significa un conjunto de posibilidades de diferenciación
entre significantes, y no un contenido conceptual fijo.
Esta función diferencial es lo lingüísticamente relevante en el sonido articulado y
lo que justifica la inclusión de imágenes acústicas, elementales en un sistema de
oposiciones lógicas: el llamado ‘sistema fonológico’​.

La lectura de Jakobson distingue entidades lingüísticas de distinto nivel y reserva


al fonema la definición que Saussure tiende a aplicar a todas ellas: “entidades
opositivas, relativas y negativas”. Se apoya en Tomás de Aquino que abordó el
problema del signo lingüístico y de sus elementos. Comprendió que, en el caso
del fonema, se trata de significantes convencionales que sirven para significar
pero que, a la vez, tomados en sí mismos, no significan nada. Los fonemas
oponen un valor únicamente diferencial, por lo tanto un valor puramente negativo.
Lo que lo distingue de todos los otros valores lingüísticos y semióticos en general,
es que sólo tiene carga negativa. Leamos la crítica de Jakobson:

Saussure comprendió el carácter puramente diferencial y negativo de los fonemas,


pero en lugar de extraer de allí las consecuencias que se imponían para el análisis
de fonemas, generalizó apresuradamente su conclusión buscando aplicarla a todas
las entidades lingüísticas. Llegó a afirmar que hay en la lengua sólo diferencias sin
términos positivos​28​.
Jakobson reconoce la tesis saussuriana, según la cual: “los fonemas son
entidades opositivas, relativas y negativas” y trata de extraer sus
consecuencias​29​. La lengua “es el único sistema compuesto de elementos que
son al mismo tiempo significantes y vacíos de significación”. “El fonema es pues
el elemento específico de la lengua”​30​. El valor lingüístico de los fonemas, son las
diferencias que sirven para distinguir a las palabras​31​. Los fonemas, también
ellos, son entidades de dos caras, pero su especificidad consiste en que la
distinción de dos fonemas comporta sólo una única diferencia concreta y fija. Esta
diferencia interviene sobre el plano del significante, mientras que sobre el plano
del significado, está dada sólo una simple posibilidad de distinguir las
significaciones. El fonema se descompone en propiedades distintivas; y es cada
una de sus propiedades distintivas y no el fonema, lo que es una entidad
irreductible y puramente opositiva.

Todo signo lingüístico se encuentra situado sobre dos ejes: el eje de las
simultaneidades y el de las sucesiones. El fonema es la unidad lingüística menor, de
dos ejes. Las propiedades distintivas se dividen en una clase de propiedades
inherentes, que disponen del eje de las simultaneidades y una clase de propiedades
prosódicas que interesan sólo al otro eje, el de las sucesiones​32

El análisis de las cualidades distintivas del fonema conduce a Jakobson a


renunciar a uno de los principios o características del signo lingüístico descritos
por Saussure, “el carácter lineal del significante”. El análisis del sistema fonológico
también le hace revisar otro principio, “lo arbitrario del signo”. Jakobson recoge la
objeción de Benveniste​33 ​a Saussure que, considera que el “lazo entre el
significante y el significado, no es arbitrario; sino necesario”, dicho de otro modo el
lazo entre la serie de los fonemas y el sentido, es necesario; pero “la única ligazón
necesaria entre los dos aspectos, es la asociación que reposa sobre la
contigüidad, por lo tanto sobre una relación externa, mientras que la relación que
reposa sobre la semejanza (sobre la relación interna) es sólo facultativa”. Ella se
manifiesta sólo en “los márgenes del léxico conceptual, en las palabras
onomatopéyicas y expresivas”. Pero la cuestión de la relación interna entre los
sonidos y el sentido de la palabra no se cierra ahí​34​.
Barcelona, Junio de 2015

Referencias. Fuentes
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Amado Alonso. Madrid: Alianza, 1998. _______. ​Curso de Lingüística General.​
Traducción, prólogo y notas de Amado Alonso. Buenos Aires: Losada, 1945.
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Bogotá: Centro Editorial Universidad Nacional, 1992.
http://www.bdigital.unal.edu.co/1540/
Notas

1​
Milner, Jean Claude. ​El amor de la lengua.​ Traducción de Lydia Vázquez. Madrid: Visor, 1998, 29-30. ​2

Jakobson, Roman. ​Ensayos de lingüística general.​ Traducción de Josep M. Pujol y Jem Cabanes. Barcelona:

Seix ​Barral, 1975, 177. ​3 ​Ver Rincón González, Alfonso. ​Signo y lenguaje en San Agustin,​ cap. II, ​El signo y el

lenguaje en los diálogos​, nota 303.


​ “Según los estoicos, hay tres factores diferentes que constituyen el signo:
τυγχάνον, el objeto exterior o referente, lo que se encuentra fuera y en correspondencia con la intención de la
palabra que expresa el pensamiento; el σημαῖνον, significante, la emisión fónica producida por el hecho de
poseer una lengua, es una entidad material cuya significación percibe el oyente por el hecho de conocer la
lengua en que es proferida: y el σημαινόμενον, o significado, lo que la voz expresa, lo que comprende el que
conoce la lengua, y no comprende quien la ignora. Sext. Emp., Adv. Malh. vm 11.- SVF II 166. En el ​De
Dialéctica​, se ve la influencia que estas nociones tuvieron en la concepción agustiniana del signo”. ​4 ​Frank, M.

​ Traducción Marcos Romano Hassán. México: Fondo de Cultura Económica,


¿Qué es el neoestructuralismo? ​
2011, 39. ​5 ​Idem. ​6 ​Benveniste, E. ​Problemas de Linguistica General,​ tomo I. Naturaleza del signo lingüístico.

Siglo XXI, 13a edic., 49.


​ ​7 ​Coseriu, Eugenio. ​Lecciones de lingüística General​. Traducción de José Ma.

Azaceta y García de Albéniz. Madrid: Gredos,


​ 1981, 21. ​8 ​Aristóteles. ​Sobre la interpretación en Tratados de

Lógica ​(Órganon) II. Introd. y traducción de Miguel Candel. Madrid:


​ Gredos, 1995, 16a 1-8. ​9 ​n​oema, ​contenido

de pensamiento, no necesariamente discursivo. ​10 ​Alejandro Llano. ​El enigma de la representación. ​Madrid:

Síntesis, 1999, 125. 1​ 1 ​Los estoicos clasificaban la división del “algo” en corpóreo e incorpóreo. Los cuatro

términos de lo incorpóreo, que son


​ ​ s una de las cuatro
las cosas dichas, el vacío, el tiempo y el lugar. ​Lektóv e
categorías de los incorpóreos o de los no-seres, puede ser considerado como una categoría de carácter
activo, ya que comprende bajo sí los objetos de ​la imaginación, de lo opinable y del pensamiento,​ en cuanto
separados de la voz, que pertenece a la categoría del cuerpo (Dióg. Laer., VII, 55). En la filosofía del ​lógos,​
“La palabra representa a la cosa conforme a su naturaleza; es, por lo mismo, verdadera, e impresiona al
oyente (κινεῖ) al mismo tiempo mediante su significación. Por su contenido son lo mismo la cosa, el concepto
y la palabra. Esta teoría domina en toda la filosofía antigua”. (Bietenhard, en Eleuterio Elorduy, S.J. ​El
estoicismo,​ 2 vols. Madrid: Gredos, 1972, 63). ​12 ​"Llamamos signos, en general, a todas las cosas que

significan algo; en ese grupo encontramos también a las palabras",


​ DMA IV 9. 122. citado por Mauricio

Beuchot, p. 16. ​13 ​S. Agustin, ​De doctrina christiana,​ 1. N, c. I, n. I; ed, J. P. Migue, Paris: Patrologia Latina,

1865, vol. 34, col. 35, citado


​ por Mauricio Beuchot, p. 35. ​14 ​Mauricio Beuchot, El diálogo “de Magistro”. S.

​ 8, en ​Sobre la historia tardía de un


Agustín, capítulo III, p. 146. ​15 ​E. Coseriu, ​"L'arbittraire du signe", §

concepto aristotélico​. ​Tradición y novedad


​ en la ciencia del lenguaje, ​Madrid, Gredos, 1977. ​16 ​F. Konrad

Koerner, ​Ferdinand de Saussure, ​416. 1​ 7 ​Frank, M. Ibíd., 147. 1​ 8 ​Ibíd., 38 1​ 9 ​Milner, Jean Claude. ​El amor de la
lengua, 36. 2​ 0 ​Mittelmann, Jorge. ​Lenguaje y pensamiento. El cours de Saussure y su recepción crítica en

Jakobson y Derrida, 72.


​ ​21 ​Jakobson, Roman. ​Seis lecciones sobre el sonido y el sentido, 26-27​. Edición

digital en: http://www.teebuenosaires.com.ar/biblioteca/biblio_01.pdf


​ ​22 ​Ibíd., 26-27. 2​ 3 ​Ibíd., 21, 23. 2​ 4 ​Ibíd., 24.

25 ​Ibíd., ​ ​Ibíd., 29. 2​ 7 ​Ibid., 31. 2​ 8 ​Ibíd., 32. 2​ 9 ​Ibíd., 37. 3​ 0 ​Ibíd., 33. 3​ 1 ​Ídem. 3​ 2 ​Ibíd., 50. 3​ 3 ​Benveniste, Émile.
22. 26

Problemas de Linguistica General​, tomo I, 50. ​34 ​Ibíd., 51.

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