PINDA
PINDA
PINDA
[…]
La lengua es el árbol
1
-háblenme ustedes comadronas dolientes ustedes
que injurian al miedo
Aliwen ñi zugun-pewman
MUDO ES EL ECO
del árbol
mutilado
Mininco Arauco Pilmaiquén pirata Benetton
Caimanes 2000 almas
disputando su resuello a las mineras
-desgajen
sus paines
presagios lloronas
lujuriosas
niñas complacientes
silabeo de piel
resplandeciente
y podredumbre
-solo el amor es misterio puro y absoluto-
Matriarcado
de lenguas
en que vine
para que ustedes
vibren
dentro de mí
mis vivas todas
las que ya partieron
cantan
Yolanda Marina Mónica Doralisa Filipa Kallfullanka Wangülen
- vi los códices arder
[…]
Malinche me llamaron
pero quién supo
2
de mis ardores
mis nebulosas líquidas mazorcas atorando mi alma
la entraña mía, restallando amarga insidia y miel
del equívoco desvarío
[…]
mi lengua
crisálida
en concubinato y trance
mi zarza inflamada
[…]
véolo
mi cuerpo
paria
mi cuerpo página
mi cuerpo alga
página a página
3
se deshilacha
esta agua
viva
en que se consumen mis palabras
mi cuerpo aukinko
crece y crece
4
Fragmento de “Cartas al País Mapuche”
Hoy al mediodía, conversaba con mi querida amiga Debbie Guerra, primavera del año gregoriano 2014, año
nuevo mapuche hace ya tiempo, sobre lo que me provocaba la vital angustia champurria diría yo, y en eso
estábamos cuando ella me dice:
—¿Por qué no escribes columnas de opinión?, si tu don es decir, podrías llegar a más gente…
Luego recordé que ya lo había soñado hace unas noches, claro que lo soñé, por eso escribo ahora. Mi pewma
vino a mí, como tantas veces, barriendo toda duda en mi interior, sanando aquello resquebrajado y
weküfeano, que la diversidad epistémica, en la que seres como yo viven, hace, por decir menos, sospechoso.
Lo que algunos llaman “colonialismo “y “colonialidad”. Soñé que un hombre lafkenche me daba mate en el
mar y me preguntaba:
—¿Usted es la machi Pinda ”Pichun”, la de las plumas suaves, la de las alas suaves?…
Pensaba y reflexionaba mi pewma y sólo hasta esta tarde, en las palabras de mi ñaña Debbie pude
comprender.
Debo decir, porque ese es mi mandato, más allá del rol que me han heredado mis extraviadas abuelas machi,
vapuleadas y denostadas, una y otra vez, por el sintomático “mapuchómetro” contemporáneo, porque mi
apellido “Pinda” (picaflor, decir), no está escrito ni en crónicas de guerra ni en memorias de grandes
caciques, por lo que no puedo jactarme ni justificarme en mi linaje celeste, tal vez en la poesía, y porque soy
una machi champurria, a mala honra, sólo mapuche de madre, lo que ya me hace “ambigua”; y más aún,
poeta y profesora, “machi escueliá” como dicen las papay, una anomalía, algo raro e indefinido.
A pesar de mí misma, debo decir, porque sino “me atoro” y finalmente lo único que tengo, lo único que soy, y
el único tuwün y küpan posible para los seres como yo, es la palabra. Soy la machi Pinda “Pichun” y mi boca,
la pichana del colibrí, es mi pluma destellante, mi única herencia y mi don.
Fuente: Paredes Pinda, Adriana. "Cartas al País Mapuche." Anaquel Austral. Santiago de
Chile: Editorial Poetas Antiimperialistas de América. 17 de Noviembre de 2014.
<http://virginia-vidal.com/anaquel/article_583.shtml>