Para Qué Sirve La Sintaxis

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La sintaxis es la parte de la gramática que permite seleccionar el orden en el que

presentamos la información y unimos las oraciones. Hemos visto en una entrada


anterior la importancia de alternar entre oraciones simples y compuestas, así como
de evitar la acumulación de estructuras repetidas.

En lo que refiere al orden, en ocasiones depende del gusto del redactor y no cambia
sustancialmente el mensaje; sin embargo en muchas oportunidades puede generar
una verdadera confusión. Veamos un ejemplo:

 El caballo viejo pastaba en el predio abandonado.


 El viejo caballo pastaba en el abandonado predio. 
La segunda formulación parece mucho más poética que la primera. En este caso, las
variantes no implican cambios en la información pero sí en el estilo, por lo tanto,
merecen la atención de quien redacta y,  especialmente, de quien corrige.

Ejemplo de error de sintaxis


La edición digital del diario El País de Montevideo correspondiente al lunes 9 de
setiembre publicó la siguiente expresión en una noticia (ver artículo completo):

 “La Justicia del país andino tiene una denuncia de abuso sexual que había
realizado Raúl Gómez sobre el hijo de una cuñada de 9 años. En el Ministerio del
Interior dijeron a El País que Chile determinó el cierre de fronteras para el
uruguayo”.
Observaciones: …”una cuñada de 9 años” es una expresión equivocada en este caso,
ya que resulta evidente que quien tiene esa edad es el hijo de la cuñada y no ella.
Además, desde una perspectiva de selección léxica se podría agregar que no parece
muy apropiado el uso del verbo “tener”, por su falta de precisión. Una expresión
indicada en este caso sería:

 La Justicia del país andino recibió una denuncia de abuso sexual que había
realizado Raúl Gómez sobre el hijo de 9 años de una cuñada.
Claramente, no es lo mismo una expresión que la otra, por lo que el descuido de la
sintaxis queda evidenciado en este texto.

La oración como unidad

Foto: Blogdiversocialenguapoli
Nuestra herramienta fundamental a la hora de redactar es el buen uso de las
oraciones: por intermedio de ellas podemos atraer a alguien a la lectura de todo el
texto o alejarlo definitivamente de nuestro trabajo.

En consideración de la propuesta teórica de Emilio Alarcos ( Gramática de la lengua


española. Espasa. Madrid, 2003) concebiremos a la oración como:

"Una unidad de sentido concreto en una situación de comunicación


determinada, con una curva de entonación y un verbo como núcleo de la
estructura".

Ejemplo de oración "anti-lectura"

"Un texto con oraciones largas, difíciles de entender, aburridas, complejas, que
implican más de una lectura para captar el mensaje principal y más de una para
entender las ideas secundarias y que además nos obliga a la utilización de un
diccionario para comprender términos difíciles, en definitiva una oración como
esta en la que utilizamos muchas más palabras de las que necesitábamos para
presentar la información que habíamos considerado importante es una
verdadera demostración de que podemos ahuyentar hasta al lector más
interesado en nuestro tema". (¡Ahora el lector podrá respirar!).

El mismo mensaje se podría sintetizar así: 


Escribir oraciones breves y sencillas asegurará mayor difusión de nuestros
contenidos.

En resumen, cuanto más corta sea nuestra oración, más sencillo será


comprenderla. Cuánto más variada la sintaxis, más agradable la lectura. 

Diferentes grados de legibilidad


Veamos cuál de estos textos extraídos de Daniel Cassanny ( La cocina de la
escritura. Editorial Anagrama, Barcelona, 1995) es más legible:

Número 1
Los expertos en ganadería se oponen a la exportación de estos
animales por varios motivos, que van desde la falta de
garantías sanitarias de los países compradores (quienes no
han podido aportar ningún documento, de valor internacional,
sobre la cuestión), al aumento de la demanda de estas carnes
en nuestro país, y también a la falta de una explicación
satisfactoria sobre cómo se realizaría el transporte, el
almacenamiento y la conservación de la mercadería.

Número 2
Los expertos en ganadería se oponen a la exportación de estos
animales por varios motivos. En primer lugar, los países
compradores no han podido aportar garantías sanitarias, con
documentación de valor internacional. También la demanda de
estas carnes ha crecido en nuestro país. Y finalmente no se
ha explicado de forma satisfactoria cómo se realizaría el
transporte, el almacenamiento y la conservación de la
mercadería.
Número 3
Los expertos en ganadería se oponen a la exportación de estos
animales. Hay varios motivos en contra. Los países
compradores no han aportado garantías sanitarias. No han
podido aportar ningún documento de valor internacional. La
demanda de estas carnes ha crecido en nuestro país. Tampoco
se ha explicado de forma satisfactoria cómo se realizaría el
transporte, el almacenamiento y la conservación de la
mercadería.

Extensión y sintaxis
Tal como vimos en nuestro primer ejemplo, las oraciones largas no son
recomendables, sin embargo tampoco es bueno redactar una especie de telegrama,
solamente con oraciones cortas, porque eso también dificultaría la lectura.

La solución ideal es alternar oraciones largas con oraciones cortas, la mayoría con
el esquema sintáctico básico: sujeto, verbo, complementos (por ejemplo: el
periodista escribe la nota) y algunas con otro orden sintáctico (la nota es escrita por
el periodista). También es importante mantener una continuidad que permita
desarrollar el mensaje y utilizar conectores entre las oraciones.

Oraciones simples, comprensión simple


Otro factor que debemos considerar es que las oraciones simples (que tienen un
solo verbo que funciona como núcleo) son mucho más sencillas que las complejas
(o compuestas según el marco teórico, que tienen más de un verbo, de los cuales
uno funciona como núcleo). Esto no quiere decir que no se deba formular oraciones
complejas, pero su abuso atenta contra la comprensión.

Más sugerencias sobre la extensión:

         Reformula las oraciones largas


         Elimina los incisos irrelevantes.
         Coloca la información más importante en primer lugar.
         Evita verbos en perífrasis y gerundio.
         ¡No tengas pereza en revisar las oraciones! Generalmente en la revisión se aprecian
detalles que mejoran la calidad del texto final
Departamento de sintaxis: ¿Quién frenó qué…?

POR ALGUNA RAZÓN que evidentemente


desconozco, el manual de estilo del
periódico Reforma exige que todas las cabezas, tanto
principales como secundarias, empiecen con verbo.
Esto causa un sinfín de desbarajustes sintácticos, los
cuales conllevan sus debidas confusiones.
Veamos, como ejemplo, el encabezado que ilustra
esta entrada del blog. El lugar natural del
complemento directo es justo después del verbo
(pero no es obligación ni mucho menos debido a la
gran flexibilidad del idioma castellano, de la
cual Reforma abusa religiosamente). El
sujeto suele estar antes del verbo, pero tampoco esto
es obligatorio, y por la misma flexibilidad que acabo
de mencionar. En esta cabeza, que es la principal de
la primera plana, el verbo va primero, pero no
sabemos si lo que sigue es el complemento directo —
también conocido como complemento de objeto
directo— o el sujeto. Y es absolutamente imposible
saberlo antes de leer el artículo. Por lo pronto,
el gremlin de la confusión ya nos metió gol.
Ahora bien, manejarse en un idioma sintácticamente
flexible es una gran ventaja, sobre todo para poetas —
y hasta para los poetas de la prosa—, pero trae
consigo riesgos considerables, el principal de los
cuales consiste en que el lector puede perderse en un
tris si el que escribe no sabe controlar el significado
de lo que redacta. Lo que en la poesía puede ser
virtud —la ambigüedad—, en la prosa periodística,
formal o académica resulta un verdadero veneno.
Quien es consciente de los riesgos, sin embargo —y
sabe manejarlos—, puede aprovechar la flexibilidad
del castellano para crear proposiciones sumamente
variadas y, con frecuencia, hermosas.
Nada que ver con nuestro encabezado… Para decirlo
pronto: ¿Quién frenó qué? El sentido más natural,
siguiendo la lógica de la sintaxis, sería que la
elección (complemento directo) fue frenada por el
debate fiscal (sujeto). Pero no es así. El primer
párrafo de la nota lo aclara: “Las elecciones locales en
Coahuila y Tabasco frenaron la discusión del paquete
fiscal […]”. ¡Resulta que no era una sola elección
sino dos! El cabecero, por ahorrar espacio, decidió
usar el singular, elección. Ésta es la raíz del
desbarajuste, no la posición del verbo. Al ser la
palabra elección singular, al igual que la frase debate
fiscal, cualquiera de los dos podría ejercer la acción
del verbo frena: la elección frena, el debate
fiscal frena. Si en la cabeza se hubiera
redactado Frenan elecciones debate fiscal, el
problema se habría resuelto de origen, aunque habría
resultado más natural poner el sujeto
primero: Elecciones frenan debate fiscal.
Existía otra solución: emplear la a del acusativo. ¿De
qué se trata? Cuando se presentan situaciones de esta
naturaleza, donde resulta difícil determinar qué es el
sujeto y qué es el complemento directo, colocamos
la a del acusativo antes del sustantivo o frase
nominal que, en realidad, es el complemento directo.
Buen ejemplo es “El tigre devoró el león”. ¿Cuál
devoró a cuál? Como está redactado, cualquiera de
los dos animales puede ser el sujeto, y cualquiera, el
complemento directo. Al anteponer la a del acusativo
a uno u otro, establecemos con claridad cuál de los
dos es el complemento directo (cuál fue devorado):
Al tigre devoró el león.
El tigre devoró al león.
¿Por qué se llama la “a del acusativo”. En latín, el
acusativo era el caso cuyos enclíticos (terminaciones)
asumían los complementos directos. Si yo, como
ciudadano romano de hace dos mil años (sujeto),
hubiera roto mi tableta de escritura (complemento
directo), no habría usado la palabra tabula, con el
enclítico a del caso nominativo para sujetos en la
primera declinación, sino tabulam, la forma para los
complementos directos.
No habría resultado disparatado ni excesivo sugerir
esto a Reforma, pues al otro día emplearon
precisamente esta salida en su encabezado de
primera plana. Epidemia es el sujeto, y sistema de
Salud [sic, por la s mayúscula] es el complemento
directo. Sin la a del acusativo, podríamos haber
entendido que el sistema de salud (sujeto)
desafiaba a la epidemia (complemento directo). Y
habría cabido dentro de la lógica de las situaciones
posibles.

No debe confundirse la a del acusativo con


la a personal, la cual usamos antes de seres
humanos, e incluso antes de animales o lugares que
deseamos personificar cuando éstos son
complementos directos. (“Quiero mucho a México” o
“Tráeme a Manchitas para cepillarlo”). Cuando se
trata de seres humanos, la a personal es
indispensable, siempre, tratándose de complementos
directos. Pero no cuando nos referimos a cosas,
fenómenos, conceptos, cualidades, etcétera. (“Rompí
mi tableta de escritura”. Nunca “Rompí a mi tableta
de escritura”).
En resumidas cuentas, el primer encabezado (“Frena
elección el debate fiscal”) es un ejemplo perfecto de
lo que no debe hacerse en un periódico: sembrar
confusión. Estoy segurísimo de que
el cabecero entendía a la perfección lo que sucedía en
la realidad. El pequeñísimo problema radica en que
yo entendí exactamente lo contrario, y seguramente
no fui el único.
https://www.palimpalem.com/4/grace/index.html?body9.html

https://www.jstor.org/stable/331316?seq=1#metadata_info_tab_contents

https://www.semana.com/educacion/articulo/los-errores-mas-frecuentes-a-la-hora-de-
redactar/403749

https://www.xn--espaolextranjeros-ixb.com/2015/04/a2-encuentra-los-errores-1.html

https://www.lifestylealcuadrado.com/peores-faltas-de-ortografia-y-errores-gramaticales/

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