31 Pensamientos de Torá y Cabalá XXXI-1

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Pensamientos de Torá y Cabalá XXXI

1:31 Vayar Elohim et-kol-asher asah vehineh-tov me'od vayehi-erev vayehi-voker yom
hashishi.
2:1 Vayjulu hashamayim veha'arets vejol-tseva'am.
2:2 Vayjal Elohim bayom hashvi'i melajto asher asah vayishbot bayom hashvi'i mikol-
melajto asher asah.
2:3 Vayvarej Elohim et-yom hashvi'i vaykadesh oto ki vo shavat mikol-melajto asher-
bara Elohim la'asot.

Y vio Elohim todo lo que había hecho y he aquí que era muy bueno; y fue tarde y fue
mañana día sexto.
Y fueron acabados los cielos y la tierra y todo el ejército de ellos. Y acabó
Elohim en el día séptimo la obra que hizo; y descansó el día séptimo de toda la
obra que había hecho. Y bendijo Elohim el día séptimo, y lo santificó, porque en
él descansó de toda la obra que creó Elohim para hacer.

En el primer capítulo del Génesis seis veces aparece la expresión: “Y vio


Elohim… que era bueno, KY TVB”. Y hemos visto que “Y vio”, VYAR, es la
contemplación en el AVYR (el espejo Divino) de la Luz de Sabiduría, AVR Y – por
guematria la Luz Bahir (Pens. XXIX), la Luz Clara de la Iluminación –. De hecho, el
valor numérico de la expresión Ki Tov es 47, el mismo que la conjunción de los
Nombres AHYH (21) y YHVH (26).
En la séptima vez varía la expresión y está escrito: Vehineh Tov Meod, que en
sentido literal nos da el significado de completitud, de una obra terminada.
Hemos visto que Meod, MAD, es una permutación de la palabra ADAM, con lo
que podemos pensar que el ser humano en su totalidad se halla implicado en esta
expresión.
De hecho, su valor numérico es: VHNH TVB MAD = 128, que es la conjunción
de los Nombres Elohim, Eloah y Adonay: ALHYM ALVH ADNY. Elohim representa
Biná, Eloah es un Nombre de Tiféret y Adonay de Maljut. Estos dos últimos – Tiféret y
Maljut – son los arquetipos de la parte masculina y la parte femenina de Adam, el ser
humano, siendo 128 también el valor numérico de la expresión Aní Meolah, ANY
MOVLH (la O a la letra Ayin), el Yo Superior, cuyo arquetipo es la esfera de Biná.
También, en esta arqueología de Nombres Divinos, observamos que las iniciales
de la expresión: Yom hashishí vayjulu hashamayim veha'arets vejol-tseva'am, que son
YHVHVVTs, suma lo mismo, 128, que además de la conjunción de Nombres Divinos
que hemos visto es también la séptima potencia de 2, 27, es decir, la realización
completa del 2 de Bereshit en el septenario: Día sexto. Y fueron acabados los cielos y
la tierra y todo el ejército de ellos.

En el esquema del Árbol extendido nos encontramos en Yesod de Briáh (el sexto
día), receptáculo de las emanaciones, el espejo de la conciencia espiritual, el Livnat
HaSapir (pavimento de zafiro) en el esquema de los Palacios. Esta esfera es al mismo
tiempo la puerta de entrada (interfase) al mundo de Yetsiráh como su Dáat,
Conocimiento. Es en el mundo de Yetsiráh, como veremos, donde se desenvuelve el
capítulo segundo relativo al Gan Eden y al desarrollo (formación) de ese Adam creado
en el sexto día.
El tránsito está sellado, sin embargo, con el Nombre de Dios. Vemos que las
letras iniciales de las dos últimas palabras del primer capítulo: Yom Hashishí; y las
V H
dos primeras del segundo: aijulú ashamaim, conforman el Tetragrámaton, YHVH.
Yod y primera He son el Padre y la Madre – los poderes creativos –. Vav y segunda He
son el Hijo y la Hija, arquetipos del Adam Briático andrógino que será dividido en este
Dáat de Yetsiráh del capítulo dos. Recordemos que el tetragrama desarrollado en
Yetsiráh: YOD HA VAV HA, suma precisamente 45, que es el valor numérico de
ADM.
Los tres primeros versículos del capítulo dos, sobre la institución del Shabat, son
leídos en el kidush (santificación) cada viernes por la noche, en la celebración del
shabat. Para tomar conciencia y enfatizar lo anterior, la fórmula empieza con las dos
últimas palabras del capítulo uno: “Yom hashishí vaijulú hashamaim vehaárets vejol
tsevaam; vaijal Elohim…etc, hasta: ...asher bará Elohim laasot”.
Y podemos notar que el Nombre de Dios no sólo se halla explícitamente
mencionado con las iniciales de esas cuatro palabras. También las letras finales de una
forma indirecta señalan a un Nombre Divino.
Estas letras son: MYVM, de valor numérico 96. Además de la forma aramea del
Nombre Elohim, es decir, Elohin, terminado en Nun, 96 es el valor del Nombre
compuesto El Adonay, 31 + 65. Y es interesante ver que igual que YHVH contiene a
todo el Árbol de la Vida en general y a cada sefirá en particular – y que sus letras
individualmente representan a los Partsufim o Rostros Divinos – el Tetragrama
representa específicamente al Partsuf de Zeir Anpin, el Rostro Menor; mientras que el
Nombre Adonay representa a la Shejináh, la Presencia Divina (femenina en Maljut).
Con lo que de nuevo volvemos a encontrarnos con el concepto de la pareja
divina arquetípica y su conjunción.

Dice el Zohar: “¿Qué es el Shabat? Es el Nombre del Santo, Bendito sea,


perfecto en todos los lados”1
Sobre los versículos que siguen en el capítulo segundo sobre el séptimo día
comentaremos en el siguiente escrito. Ahora nos interesa profundizar en el concepto
mismo de esta entidad cósmica que es el Shabat.
En realidad, el Nombre de Dios está construido sobre el concepto de cópula:
Yod y He – Jojmá y Biná, Abba e Imma, Atsilut y Briáh, Jaiáh y Neshamáh en el
dominio del alma – son como dos amantes que nunca se separan, inconscientes de su
diferencia. Vav y segunda He son Zer Anpin (sefirot de Jésed a Yesod, centrado en
Tiféret) y Shejináh (Maljut). Son Yetsiráh y Asiáh, Rúaj y Néfesh, el Hijo y la Hija, el
Rey y la Reina, Adam y Javá, como partes masculina y femenina del ser humano.
Tiféret (Zeir Anpin) y Maljut (Shejináh) son Rostros – configuraciones energéticas
Divinas personalizadas – que actúan con individualización y autonomía. Son sus
relaciones – como Esposos Divinos – de separación y reunión lo que constituye la
dinámica cósmica de creación y evolución, lo que incluye el despliegue de la historia
humana.
Porque, como afirma el Zohar, los sucesos descritos en los primeros capítulos
del Génesis, no sólo describen acontecimientos relativos a los mundos creados, sino
también procesos internos en el seno del Mundo Divino, el nivel de las emanaciones.
Así, el Pequeño Rostro, el Zeir Anpin, es el arquetipo de Adam, y en el Árbol de la
Vida del Mundo Divino representa algo así como el alma Rúaj de la Divinidad. Su parte

1
Zohar II 207 b.
femenina, Javá, metafóricamente una configuración del Néfesh del Mundo Divino, es,
como dice el Génesis (3:20), “la madre de todo viviente”.
Así, leemos en las Asambleas del Zohar:
“510. Pero las conformaciones del Pequeño Rostro [Zeir Anpin] se disponen
según las formas del Gran Rostro [Arij Anpin, Kéter]; y sus partes constitutivas se
expanden hacia este y el otro lado [los dos pilares] bajo una forma humana, de modo
que pueda manifestarse en él el Espíritu del Oculto en todas sus partes.
511. Para que se le pueda situar sobre su trono, porque está escrito (Ez. 1:26): Y
sobre la semejanza de un trono, la apariencia como de la semejanza de un hombre sobre
él2.
512. Como la apariencia de un hombre: porque esa (forma) incluye a todas las
formas. Como la apariencia de un hombre: porque Él incluye todos los nombres. Como
la apariencia de un hombre: porque Él incluye todas las cosas secretas que han sido
dichas o propuestas antes de que el mundo fuera creado, incluso aunque no hayan sido
substituidas en él.”3
Y también:
“716. Hasta que Ella es separada de su lado y viene a Él para que pueda unirse
con Él, cara a cara.”4
“1028. Y cuando Él (el Anciano) quiso separarlos, hizo que cayera un éxtasis (o
trance, ver Gen. 2:21) sobre el Pequeño Rostro5 y separó a la mujer de su costado.
...
1030. Esto es lo que se dice, Gen. 2:21: Y YHVH Elohim6 causó un sueño
profundo a Adam y éste durmió.
1031. ¿Qué es: ‘Y éste durmió’. Lo que está escrito (Sal. 44:24): ‘¡Despierta!
¿Por qué duermes? ¡Oh, YHVH!’ ”.7
¿Qué son entonces para nosotros estos Partsufim o Rostros?
En otro lenguaje: A la conciencia pura, inherente, que subyace a todos los
estados de la mente y de la no-mente, llamamos Jojmá, sabiduría. Y a la capacidad de
concebir de la conciencia en abstracto, que es la energía de la Creación y la madre del
mundo, lamamos Biná, entendimiento. Y el dar a luz de esa pareja yang y yin de fuerzas
supramentales se llama Dáat, Conocimiento. Y el proceso de desarrollo de ese Dáat con
la división primordial en conciencia subjetiva y conciencia objetiva – Tiféret y Maljut –
se llama el Nombre de Dios o Tetragrámaton, es decir, el Nombre de cuatro letras:
YHVH, siendo la Yod el operador de conciencia pura, la He el principio manifestante o
creador, la Vav el principio de identidad o conciencia subjetiva y la He el principio de
manifestación como conciencia objetiva que llamamos mundo. Y nos fijamos que en su
grafía hebrea, la segunda y la cuarta letra son la misma, y la tercera es una extensión o
proyección de la primera una vez pasada por el filtro de la He, como si la conciencia
pura se individualizara para sumergirse en la Creación.
En el estado de realización hay una alineación completa entre todos los niveles,
sin rastro alguno de discontinuidad: Jojmá-Biná siempre unidos y los Divinos Esposos –

2
Esta tríada es también la de la revelación profética, y la imagen del hombre sobre el trono es la del Yo Superior o
Neshamá Suprema (Yo sutil, en la terminología de Wilber. Ver Cáp. X).
3
Santa Asamblea Mayor. Cap. XXV.
4
Santa Asamblea Menor. Cap. XXI.
5
Es decir, restringió el campo de su conciencia, circunscribiendo su atención consciente, lo que supone, además,
la creación de una cierta subconsciencia, por así decir.
6
Nombre de Dios compuesto atribuido a Biná (o a Daát como síntesis de las polaridades). YHVH es, en general,
un Nombre Divino de Tiféret, aunque aquí se halla “todavía” en el estado de Daát. La propuesta del Zohar es que
el Génesis describe simbólicamente procesos internos a la propia Deidad.
7
Santa Asamblea Mayor. Cap. XLII.
Tiféret y Maljut – en estado creativo de cópula. Hay entonces un flujo constante de
bendición y gracia a través de todos los mundos y todos los seres y todo se halla en
unidad. Como está escrito: Él y su Nombre son Uno. Todo está incluido en el Nombre
y, por tanto, todos los seres participan de esta unidad. En particular el ser humano,
imagen holográfica del Nombre, su más perfecta representación.
Este estado se rompe como consecuencia de la Caída del ser humano cuando el
estado de Dáat –el estado Divino de identidad entre conocedor y conocido – es
disociado en dos polos – digamos, yo y mundo – mutuamente alienados entre sí. Tiene
entonces lugar la fragmentación y la conciencia única deviene en los muchos. Se pierde
con ello, además, la conexión con las esferas superiores del Árbol, creándose el Abismo
de separación entre las conciencias Divina y humana.

“¿Qué es el Shabat? Es el Nombre del Santo, Bendito sea, perfecto en todos los
8
lados”

El flujo constante de Luz espiritual entre Tiféret (Vav del Nombre) y Maljút (2ª
He) ha quedado interrumpido (en la conciencia) con la “Caída del ser humano”, que
causó una separación entre los Divinos Esposos. La Shejiná, en un acto de amor,
acompañó al ser humano en su exilio, quedando su Luz oscurecida y permitiendo el ser
invadida por las fuerzas negativas en consonancia con los actos del hombre, a la espera
de su redención última. Desde entonces la Santa Unión, que es la Luz, la Vida y el Gozo
de los mundos, fundamentalmente se realiza motivada desde abajo, es decir, en
respuesta a un movimiento que empieza por las acciones humanas. En Shabat, sin
embargo, la unión está dada, y todas las prácticas relacionadas con ese día tienen como
objeto el sintonizarnos a esa realidad actualmente presente.
Restablecida la unión entre Tiféret y Maljút, las cincuenta puertas de Biná (1ª
He) están abiertas, y por ellas fluye la Luz de las treinta y dos vías de Jojmá (Yod)9. El
influjo del Anciano de los Días (Kéter10), pura misericordia y deleite supremos,
simbolizado por el rocío (En Sof Or, la Luz Infinita) que colma su Cabeza, desciende
hasta Maljút (el Jakal Tapujim Kadishin, Campo de las Manzanas Sagradas, que incluye
a todos los llamados Campamentos de la Shejiná) llenando todos los mundos a rebosar.

Esta Santa Unión está manifiestamente presente en la misma raíz numérica de la


palabra Shabat: 702.

Partimos del Nombre Yah, Yod He, en el que las polaridades masculina y
femenina aparecen unidas. Yod es Abba, Padre, Jojmá, Sabiduría, el principio Yang de
la Mente Divina. He es Imma, Madre, Biná, Entendimiento, el principio Yin de la
Mente Divina. El Padre está eternamente unido a la Madre, como la Yod a la He del Nombre.

Estas polaridades se desarrollan en los Nombres YHVH y EHYH. El primero


corresponde a Jojmá y el segundo a Biná. Es sabido que el Nombre YHVH, , tiene

8
Zohar II 207 b.
9
Jojmá y Biná están presentes en Zeir Anpin, el Rostro Menor, como sus cerebros o mentalidades. Decimos así
que Zeir Anpin contiene la influencia de ocho sefirot, desde Jojmá a Yesod. Son las tres primeras letras del
Nombre, Yod, He, Vav, que después veremos cómo aparecen en el numero 39.
10
Representado en la punta superior de la letra Yod.
cuatro formas de extensión o desarrollo correspondientes a los cuatro mundos
manifestados (las cuatro se pronuncian igual:Yod He Vav He).

Así: Atsilut Valor numérico = 72


Briá “ “ = 63
Yetsirá “ “ = 45
Asiá “ “ = 52
________
Total = 232

Está escrito: “Y dijo Dios: Sea la Luz y la Luz era”. Yehí Or, “Sea la Luz”, es
232 ( , 207 + 25), y éste es el valor del despliegue del Nombre en sus cuatro
expansiones, que es así la Palabra de la Creación. ¿Y cuál es su esencia? Bendición.
También , HaBerajá, la bendición, suma 232.
Por otro lado, Eheieh, , como Nombre de Dios en Biná, tiene tres
extensiones, correspondientes a los tres mundos de Briá a Asiá:

Así: Briá = 161


Yetsirá = 143 Total = 455
Asiá = 151

455 es también el valor numérico de Meló Kol HaArets Kevodó, Toda la Tierra
está llena de su Gloria.
También es el valor numérico de , Tamir veNeelam, Oculto y
escondido, porque esa realidad – Toda la Tierra está llena de su Gloria – no nos es
inmediatamente aparente… salvo en Shabat.
Si realizamos todas las conjunciones:

Resulta que el valor numérico de esta construcción, la Santa Unión Divina,


Zivuga kadisha, en todos los mundos, en todos los planos, es justamente 702 (15 + 232
+ 455), es decir, .
Esta meditación se suele hacer en la inmersión en el mikvé (piscina ritual) en la
víspera del Shabat (siete inmersiones más una octava). Pero puede hacerse en cualquier
momento para conectar plenamente con la energía.
“Entonces te deleitarás en el Eterno, y te haré cabalgar sobre las cimas de la
tierra, y te alimentaré con la herencia de tu padre Yaakob, pues así fue prometido por la
boca del Señor” (Isaías 58:14)

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