438a 04 02 LosPresagios PDF

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Miguel Pastrana Flores

Historias de la conquista
Aspectos de la historiografía de tradición náhuatl

Primera reimpresión
México
Universidad Nacional Autónoma de México
Instituto de Investigaciones Históricas
2009
300 + [13] p.
Ilustraciones
(Serie Teoría e Historia de la Historiografía, 2)
ISBN-10: 970-32-1449-5
ISBN-13: 978-970-32-1449-5

Formato: PDF
Publicado en línea: 20 de marzo de 2018
Disponible en:
http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/
historias_conquista/438a.html

DR © 2017, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de


Investigaciones Históricas. Se autoriza la reproducción sin fines lucrativos,
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Los presagios

Una religiosa cocinaba unos pescados en una cacerola cuando


una voz, una voz débil, pero que venía de Dios en las alturas,
le dijo:
- Deja de cocinar, buena mujer, pues la ciudad va a ser cap­
turada por los turcos.
- Cuando estos pescados vuelen, cuando salgan vivos de
aquí, sólo entonces entrará el turco y la ciudad será suya.
Los pescados revivieron, emprendieron el vuelo y el emir
entró con su caballería.
Poesía popular griega

EL PROBLEMA

El tema de los presagios, que, según diversas fuentes y autores,


se sucedieron antes de la llegada de los españoles a territorio
mesoamericano, ha despertado el interés de los estudiosos durante
siglos; sin embargo, el asunto ha resultado tan huidizo y extraño
que no ha podido explicarse satisfactoriamente. Esto ha ocurrido
porque la naturaleza misma del problema que se enfrenta es am­
bigua; los presagios, en un primer acercamiento, parecen no tener
una significación clara ni un sentido único.
Por otra parte, los presagios de la Conquista al ser aconteci­
mientos extraordinarios, hechos portentosos cargados con supuestos
mensajes de los dioses, han chocado con la mentalidad occiden­
tal. En un primer momento, como posibles manifestaciones de un
poder sobrenatural no cristiano y, en un segundo momento, al con­
formarse una historiografía ligada principalmente a lo racional, a
los hechos puntuales, y que tacha de míticos (en su sentido de fal­
sedad) a todos aquellos relatos que están ligados a las religiones
y mentalidades no occidentales.
Estos dos aspectos, la naturaleza ambigua de los presagios y
los prejuicios de la historiografía occidental, han dado como re­
sultado la incomprensión del problema.

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16 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

A pesar de los prejuicios en contra de los presagios, su fuerte


presencia en las tradiciones indígenas de la Conquista ha obliga­
do a los cronistas e historiadores a adoptar una postura frente a
ellos; groso modo, las posturas han sido las siguientes.
Una postura inicial, que podría ser designada como crédula y
providencialista, es propia de los autores de los siglos XVI y XVII.
Para estos autores, los presagios fueron hechos realmente aconte­
cidos, tal y como lo dice el jesuita José de Acosta:

He dicho todo esto tan de propósito, para que nadie desprecie lo


que refieren las historias y anales de los indios, cerca de los pro­
digios extraños, y pronósticos que tuvieron de acabarse su reino,
y el reino del demonio, a quien ellos adoraban juntamente; los
cuales, así por haber pasado en tiempos muy cercanos, cuya me­
moria está fresca, como por ser muy conforme a buena razón, que
de una tan gran mudanza el demonio sagaz se recelase y lamen­
tase, y Dios junto con esto, comenzase a castigar a idólatras tan
crueles y abominables, digo que me parecen dignos de crédito, y
por tales los tengo y refiero aquí.1

La causa de tal aceptación radica en que los españoles de los


siglos XVI y XVII también creían en sus propios presagios: para ellos
el orden del mundo implicaba la intervención de Dios en la histo­
ria de los pueblos, tal como lo dice fray Juan de Torquemada: "En
casos arduos y negocios dificultosos, que por justos juicios de Dios
acontecen en el mundo, suele haber señales y prodigios que pro­
nostican estos acontecimientos antes que sucedan, en especial en
acabamiento y desolación de algún reino." 2
En esta forma de ver las cosas descansa una de las razones del
registro y recopilación de los presagios, pues para los cronistas espa­
ñoles los hechos portentosos anunciadores de acontecimientos futuros
eran reales y su existencia se debía, en última instancia, a la voluntad
divina, aunque también pudiera presentarse el caso de alguna inter­
vención demoniaca (con la permisión de Dios); tal como lo expresa
Francisco Cervantes de Salazar: "por boca del demonio, que muchas
veces se lo dixo [a la gente] por palabras no muy claras y por seña­
les que vieron en el cielo y grandes agüeros en la tierra, barruntaron
y entendieron que del occidente habían de venir hombres en traje,
lengua, costumbre y ley diferentes, más poderosos que ellos" 3

1 Historia natural y moral de las Indias, p. 361.


2
Monnrquú1 Indiann, v. I, p. 31.
3 Crónica de la Nueva España, libro I, cap. XXXII, p. 57.

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LOS PRESAGIOS 17
En todo caso, los presagios indígenas se asimilan a la mentali­
dad del conquistador o evangelizador. Si son obra divina, ayuda­
rían a probar la intervención del Creador a su favor y la misión
providencial de los castellanos; si en cambio son obra del demonio,
quizá probarían el carácter demoniaco de la religión indígena y con
ello el enorme beneficio de una conquista que abrió el camino a la
evangelización y redención de esos enceguecidos hombres. "Final­
mente [dice Acosta], quiso Dios [ ... ] hacer que los mismos demo­
nios, enemigos del hombre, tenidos falsamente por dioses, diesen
a su pesar testimonio de la venida de la verdadera Ley, del poder
de Cristo y del triunfo de su cruz, como por los anuncios, y pro­
fecías y señales y prodigios arriba referidos, y por otros muchos
que [...] en diversas partes pasaron, certísimamente consta." 4
Para algunos autores, Dios se valió de la conquista militar no
sólo para castigar a los idólatras y convertir a los gentiles, sino
también para premiar las buenas acciones de los cristianos, como
es el caso del cronista criollo Juan Suárez de Peralta, que dice: "Y
como Dios castiga los pecados, así premia los servicios, como Dios
y Señor de todo el mundo uníverso, y puede quitar de los unos y
dar a los otros, sin que pinguno pudiese decirle hace injuria qui­
tarle lo suyo, pues no lo es; pero no quiere, sin que para ello pri­
mero procedan causas de culpa y méritos." 5
Entonces los presagios serían el medio por el cual Dios anun­
ció tanto el castigo de los idólatras como el premio que merecían
los conquistadores por permitir la entrada del evangelio y que
heredarían sus descendientes.
Hay que señalar también cómo, en algunas ocasiones, los cro­
nistas presentan supuestos presagios sucedidos antes de la Con­
quista con tal carga cristiana, que no se puede menos que reconocer
que se está frente a elaboraciones novohispanas con un mínimo o
nulo contenido de tradición indígena. Tal es el caso que refiere fray
Toribio Motolinía a propósito de un indígena que, poco antes del
arribo español, fue capturado en guerra y destinado al sacrificio
en Tlatelolco

el cual debía de ser de simpiicidad y que vivía en ley de natura­


leza sin ofensa [ ... ] Este indio que digo, sabiendo que le habían
de sacrificar presto, llama en su corazón a Dios, y vino a él un
mensajero del cielo, que los indios llamaron ave del cielo, porque
4
Historia nnturnl, p. 376.
5 Trotado del descubrimiento de los Indias, cap. IV, p. 70.

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18 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

traía diadema, y después que han visto los indios cómo pintamos
los ángeles, dicen que era de aquella manera. Este ángel dijo a aquel
indio: "Ten esfuerzo y confianza, que muy presto cesarán el sa­
crificar y el derramamiento de sangre humana, y que ya vienen
los que han de mandar y enseñorearse en la tierra." 6

En este caso, la presencia del "ángel" hace evidente que nos en­
contramos ante una elaboración española de un anuncio de la Con­
quista, que tendría el propósito de justificar el dominio europeo, y
de señalar la intervención de la providencia en el acontecimiento.
Respecto de los presagios podemos encontrar otra posición en
los siglos siguientes. Se trata de la historiografía de raigambre ilus­
trada primero, después empirista y po·steriormente positivista. Si
bien se reconocen las grandes diferencias entre estas corrientes, para
los fines de este apartado podemos unirlas, porque todas mani­
fiestan un rechazo al acontecimiento extraordinario, se alejan de
las explicaciones providencialistas y buscan encontrar en los fe­
nómenos naturales el origen de los presagios y, si no lo consiguen,
recurren a hablar de la fantasía o primitivismo de los indígenas.
Tómese como ejemplo el caso del historiador decimonónico William
H. Prescott, quien sostiene que: "En su imaginación exaltada, [para
los indígenas] los prodigios llegaron a ser sucesos familiares, o más
bien acontecimientos no muy extraños en sf mismos, vistos por el
opaco medio del temor, eran fácilmente convertidos en prodigios;
y la casual hinchazón del lago, la aparición de un cometa y la con­
flagración de un edificio, fueron interpretados como anuncios es­
peciales del cielo." 7
En general este autor pretende que el origen de los presagios
es un acontecimiento real, pero deformado por el fanatismo y su­
perstición propios de los indígenas. Lo cual se explica por la pre­
sencia de ciertos prejuicios eurocéntricos, muy propios de la época.
Así ocurre para Manuel Orozco y Berra, quien, a propósito de
un presagio que se describe en las fuentes como un fuego noctur­
no de forma piramidal que se levantaba en el cielo, comenta: "En
nuestro concepto, aquello fue una erupción del volcán Popocaté­
petl [ ... ] así nos lo persuaden las descripciones y las pinturas, sólo
que los intérpretes no supieron darse cuenta del fenómeno anota­
do en los anales. El vulgo tomaba aquello como cosa maravillosa
y perteneciente al cielo." 8
• El libro perdido, p. 371-372.
7
Historio de In Conquisto de México, p. 146.
8 Historio antigua y de lo conquista de México, v. IV, p. 400.

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LOS PRESAGIOS 19

Y más adelante dice: "Aquellos espíritus enfermizos y acobar­


dados miraban los hechos bajo el falso prisma de sus sentimien­
tos."9 Como si los antiguos nahuas hubieran sido incapaces de
observar la naturaleza y de registrar correctamente la información
que necesitaban.
Para estos historiadores los presagios no son otra cosa que
extravíos de la mente humana, propios de un pueblo alejado de
los principios científicos y del progreso en los que ellos mismos
creían. Lo que priva es el afán del historiador por racionalizar los
eventos sobre cualquier intento de comprensión de la mentalidad
indígena que ve y registra presagios.
Por su parte, Alfredo Chavero expresa claramente los prejui­
cios propios de la manera de historiar de su tiempo frente a los
relatos de los presagios: "Desgraciadamente para aquellos pueblos
[indígenas] el fanatismo era ya su único consejero." 1º
En el siglo xx podemos encontrar, en términos generales, dos
formas de acercarse a los presagios. La primera es heredera de la
erudición decimonónica, y oscila entre pensar que los presagios
son un invento español para justificar su dominio, y buscar sus
orígenes en fenómenos naturales y hechos sociales deformados en
la memoria indígena o por los religiosos españoles. En ocasiones
se trata de unir ambas posiciones, como lo intenta Hugh Thomas:

La interpretación más probable es que algunos de estos augurios,


si no todos, existieron y que en Tenochtitlan se sacaron instantá­
neamente sombrías conclusiones de los rumores que llegaban acerca
de los horribles acontecimientos que estaban teniendo lugar en
Panamá [el Darién] y en el Caribe; que, si bien se olvidaron tem­
poralmente, tanto los portentos como las interpretaciones que de
ellos se sacaron, se recordaron en 1519; y unos mexicas y frailes
astutos, cuando escribieron posteriormente sobre el imperio mexi­
cano, vincularon con agrado dichos recuerdos con los que sabían
de los ocurridos en Europa [cometas}, añadiendo detalles pintores­
cos tomados de los clásicos europeos.11

Entonces, para este autor, lqs presagios de la Conquista son una


especie de mescolanza surgida de la unión de diversas fuentes y tra­
diciones (prehispánica, clásica), con el objetivo, no muy claro en
Thomas, de dar una visión cristianizada del pasado. En otros térmi­
nos, se trata de fuentes adulteradas para favorecer al conquistador.
9 Jbidem, v. IV, p. 407.
10 Hisforia,antigua, libro v, cap. v111, v. m, p. 236.
11
La Conquista de México, p. 71; las cursivas son mías.

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20 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

Un ejemplo extremo de esta postura puede encontrarse en la


obra de Guy Rozat, quien propone que de ninguna manera los textos
del siglo XVI transmiten la tradición histórica indígena, sino que
en realidad se trata de paráfrasis de textos bíblicos.12
Como refutación de los argumentos de este autor, baste decir
que resultaría incomprensible que hombres de la talla de fray Ber­
nardino de Sahagún y fray Diego Durán dedicaran sus afanes de
misioneros a inventar la información contenida en obras que, como
sabemos, fueron concebidas como instrumentos de conocimiento
del pasado indígena para una más profunda labor evangelizadora;
máxime en el caso del franciscano, quien se habría tomado la mo­
lestia de traducirlo primero al náhuatl para luego retraducirlo al
castellano. Con esta tesis habría que aceptar, entre otras cosas, que
los religiosos tenían pleno dominio del náhuatl, y de la expresión
pictográfica de los códices, lo cual es más que dudoso pues im­
plica un manejo amplio de medios y formas de expresión que son
ajenos a su propia tradición cultural. En realidad, el autor cae en
lo mismo que critica, ya que mostrándose incapaz de explicar y
comprender los relatos de tradición indígena se limita a descalifi­
carlos de manera apriorística.
La segunda postura, con fuerte ifü,piración en la antropología
y en la llamada "historia de las religiones", se olvida de buscar
los orígenes de las creencias y pretende analizarlas a partir de sus
valores simbólicos, con la idea general de que algunas fuentes re­
cógen fielmente el pensamiento náhuatl prehispánico, el cual con­
sidera que se distingue por su mentalidad "mítica", y por ello
modificaba el recurso de los hechos del pasado siguiendo el mo­
delo de los mitos. Esto es, las fuentes no recogen la memoria de
los hechos, sino que los modifican e incluso deforman para ajus­
tarse al pensamiento mítico.13
Esta visión suele ignorar la crítica de fuentes y pasar por alto
el contexto social y cultural en que vivían los autores de las cró­
nicas, ya que, por ejemplo, en el caso de Guillespi, se le atribuyen
elementos mitificadores mesoamericanos a Chimalpain, autor del
siglo XVII, pasando por alto el tiempo transcurrido y el proceso edu�
cativo y evangelizador novohispano.

12 lndíos imaginarios e indios reales en los re/ufos de /a conquista, passim.


13 Como ejempio de esto puede verse el sugerente trabajo de Michel Graulich,
"Los presagios de ia caída del imperio azteca", y el muy discutible de Susan Gillespie,
Los reyes aztecas.

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LOS PRESAGIOS 21

Encontramos en el artículo "Las profecías de la conquista como


forma de apropiación del otro11 de Miguel León-Portilla, una pro­
,

puesta diferente. En este trabajo el autor sostiene que los presa­


gios referidos en las fuentes manifiestan un proceso de asimilación
cultural de los españoles por parte de los indígenas, quienes ubi­
carían a los extraños dentro de sus propias categorías culturales,
primero en la de dioses y por último en la de "bárbaros". 14
Estas diferentes posturas dejan de lado problemas importantes,
como es saber cuál es el lugar que ocupan los presagios en la
historiografía de tradición náhuatl acerca de la conquista española;
dicho en otras palabras es posible preguntarse ¿qué hacen ahí los
presagios?, ¿qué función cumplen en la explicación de la Conquista?
Con respecto al sentido de los presagios quedan igualmente al­
gunas preguntas: ¿son efectivamente un invento de indios cristia­
nos y frailes devotos?, ¿acaso se trata de autores que siguen esquemas
míticos prehispánicos en plena Nueva España?, ¿o entrañan otro tipo
de respuesta historiográfica a la realidad de la conquista española?
Cabe recordar que pocos autores modernos dedican una dis­
cusión profunda al problema.

CARACTERIZACIÓN DE LOS PRESAGIOS

Un presagio es un fenómeno inusitado que se toma como una se­


ñal que anuncia un hecho del futuro. La creencia en los presagios
presupone que es posible conocer los acontecimientos del porve­
nir a través de algún tipo de aviso o fenómeno, el cual, necesaria­
mente, requiere ser interpretado por personajes que tienen el
conocimiento, la sensibilidad o el poder para hacerlo.
Esta peculiar forma de conocimiento supone además la exis­
tencia de una realidad fuera del dominio de lo humano. Esta rea­
lidad, llámesela sagrada o divina, se comunica con los hombres
por diversos medios, uno de los cuales son las señales misterio­
sas y ambiguas que se han dado en llamar presagios o augurios.
La palabra náhuatl tetzahuitl ha sido traducida como presagio,
augurio, agüero, o bien, como espanto y portento; sin embargo, el
campo semántico del término no corresponde plenamente al de las
palabras castellanas. Así, Alonso de Malina traduce tetzahuitl como
"cosa escandalosa, o espantosa, o cosa de agüero". Esta primera
14 León-Portilla, "Las profecías del encuentro. Una apropiación mesoamericana
del otro", p. 227-229.

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22 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

versión da ya una idea del contenido del término e indica tres


aspectos que son propios del tetzáhuitl: el escándalo, el espanto y
el augurio.15
Al revisar diferentes palabras que en su composición in­
cluyen tetzahuitl se hace evidente que el concepto muchas veces
tiene el sentido de algo que es asombroso, público y que, además,
causa temor; por ejemplo, Malina traduce tetzauhtlatoa, ni, como
"hablar cosas terribles y escandalosas o descubrir algún secreto
por el cual se causó algún gran mal y escándalo"; a la letra es
yo digo tetzahuitl", esto es, que se dice algo que por su naturale­
11

za resulta insólito, por lo que asombra, causa miedo y escandaliza


a la gente.
De la misma forma, los animales cuyos nombres se componen
de tetzahuitl son seres asombrosos que causan pánico y dañan a
quien se los encuentra, por ejemplo, la serpiente llamada tetzauhcoatl:
"Pocas veces parece. Y el que la ve cobra miedo, que muere del o
queda muy enfermo. Y por eso la llaman tetzauhcóatl, porque mata
con espanto." 16 Este animal es tan inusitado que cuando alguien
lo ve se asusta a tal grado que puede morir.
En general es posible decir que tetzahuitl es un portento que
provoca temor y además constituye un presagio o augurio. Esta
idea puede apreciarse en el texto náhuatl del Libro XII de Saha­
gún, en donde todos los anuncios de la conquista española se de­
signan como tetzahui tl, que el franciscano tradujo como "cosa
maravillosa y espantosa", o "señal o pronóstico",17 y en el Libro
VIII tradujo por "mal agüero" . 18
El sentido general de algo asombroso que provoca miedo y es
presagio negativo es comentado por Hernando Ruiz de Alarcón:

Lo que en España llama agüeros, en mexicano llaman tetzahuítl,


si bien el vocablo mexicano suena algo más que el castellano, porque
dice agüero, pronóstico, portento o prodigio, que pronostica al­
gún mal presente o venidero; todo lo dicho comprende el nom­
bre tetzahuitl, y entre todos [los tetzahuitl] hacen mucha diferencia
de unos a otros, estímando en más los más extraordinarios aun-
15 Posiblemente tetzahuitl derive del verbo izauia que, de acuerdo con Malina, es

admirar, espantar o escandalizar; con el prefijo personal te-, el sufijo de sustantivo


verbal -tl, y con el problema de la t intermedia, que puede ser de la partícula ti, quizá
el sentido sea "asombro de la gente".
16
Sahagún, Historia general de las cosas de Nueva España, v. II, p. 726, libro XI, cap. 5,
párrafo 4.
17 Ibídem, v. 11, libro x, cap. 1, p. 817-818.
18 Ibídem, v. II, libro VIII, cap. VI, p. 501.

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LOS PRESAGIOS 23

que sean forzosos verbigracia un eclipse de sol y, algo menos, el


de luna 19

Se tiene entonces que un tetzahuitl es algo inusitado, porten­


toso, que causa asombro, espanto y es anuncio de algún aconteci­
miento futuro. Además de que su significado e importancia van
en correspondencia con su grado de rareza.
Sin embargo, aún falta añadir que el fetzahuitl es una caracte­
rística de las manífestaciones de los dioses ante los hombres. Así,
las apariciones nocturnas de Tezcatlipoca, como el envoltorio de
un muerto y como "el hacha nocturna" son llamadas en los textos
tetzahuit!. 20 Estas apariciones son tefzahuitl porque, justamente, son
acontecimientos portentosos que asombraban y espantaban en gran
medida a quien las veía, por lo que constituían un presagio de con­
tenido generalmente negativo.
Por otro lado, encontramos la palabra tefzahuitl como parte de
los apelativos de algunas deidades; el caso más conocido es el del
propio Huitzilopochtli, que es llamado Tefzauhteotl, "dios abusión",
dice Tezozómoc; también Tláloc tiene un apelativo similar,
Tetzauhpilli, que Ángel María Garibay traduce como "Príncipe de
funestos presagios", y Cihuacóatl es llamada Tetetzauiani en el texto
náhuatl del Códiceflorentino, 21 término que puede traducirse como
"la que da tetzahuitl a la gente" o "asombradora de la gente". Es­
tos epítetos dados a los dioses señalan una característica que es
propia de ellos, la de ser entidades prodigiosas que realizan ac­
ciones portentosas y obran maravillas entre los hombres, cualida­
des que asombraban a los mortales y les anunciaban sucesos del
porvenir.
En diferentes ocasiones, animales o seres inanimados adqui­
rían una sorprendente capacidad de hablar y de anunciar a los
hombres desgracias futuras. En estos casos, los nahuas entendían
que los animales o los seres parlantes no hablaban por sí mismos,
sino que eran animados por alguna divinidad o entidad sobrehu­
mana, que se valía de este medio para dar a conocer a los hom­
bres su destino. Tal es lo que ocurre con unos tecolotes que
anunciaron, tanto a chalcas y como a mexicas, la derrota de los
primeros. "-Oh mexicanos, mirad cómo los cuclillos o búhos, os
19 Tratado de las superstidones, Tratado 1, cap. IX, p. 70.
2º Sahagún, Augurios JI abusiones, p, 28-29, 52-53.
21 Tezozómoc, Crónica mexicana, p. 239; Sahagún, Veinte himnos sacros, p. 48, 53;
Sahagún, Códice florentino, v. r, f. 2 v., libro I, cap. 6 .

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24 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

anuncian victoria. Alguna cosa divina mueve a estos pájaros para


que canten aquello, porque no es posible que de su motivo salga:
alguien les mueve el pico para que os anuncie victoria. Mandado
es por tanto, oh mexicanos, ánimo y esfuerzo. No perdamos, por
nuestra flaqueza, lo que de arriba se nos promete."22
Aquí, los pájaros son el medio del que se vale una voluntad
superior a la humana para hacer saber sus designios a los morta­
les, pero los hombres no deben perder por falta de esfuerzo aque­
llo que los dioses les tienen designado. Hay un elemento activo
del hombre para el cumplimiento de lo anunciado por los porten­
tos. Así, el tetza!tuitlpuede ser un atributo de los dioses y una ma­
nifestación de los mismos entre los hombres, un portento espantoso
que anuncia los acontecimientos futuros.
El tetzahuitl, como manifestación de los dioses o como simple
suceso extraordinario, era, para los antiguos nahuas, parte de la
misma dinámica del mundo y como tal está presente en las narra­
ciones históricas. Dicha presencia tiene en general una ubicación
específica en los relatos, es el antecedente de los grandes aconte­
cimientos: guerras, muerte de importantes señores, la ruina de las
ciudades o todos estos sucesos en conjunto.
La naturaleza inusitada y maravillosa del tetzahuitlhacía que
fuera pensado como un anuncio de lo que estaba por venir; sin
embargo, el mensaje era ambiguo, oscuro, misterioso. No se "sa­
·bía" con precisión y claridad qué anunciaba el presagio sino hasta
que algo ocurría posteriormente y se lo relacionaba con él, ya que
a una señal ambigua con mensaje de "algo malo va a pasar" se
le puede atribuir cualquier cosa. Como ejemplo de esto véase el
siguiente texto acerca del presagio del canto del tecolote:

Decían que cuando era oído, descubría la muerte, la enfermedad,


era augurio de muerte. El que lo oyó quizá muera, la enferme­
dad quizá termine; quizá se canse. Morirá en su tierra, o quizá
morirá en la guerra; o quizá morirá uno de sus hijos; o quizá un
esclavo huirá, o quizá se destruirá su hogar; será sacada la tie­
rra; el agua brotará; persistirá el herbazal en la puerta, en el pa­
tio; las paredes serán derribadas, serán arrancadas, demolidas; ahí
defecará la gente, se orinará, excrementará; será arrojada basura;
se secará el salitre; la tierra echará vaho. 23
22
Durán, Historia de las Indias, v. II, Historia, cap. xvn, p. 148.
23
Sahagún, Augurios y abusiones, trad. de López Austin, p. 35.

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LOS PRESAGIOS 25

El abanico de posibles infortunios que anuncia el canto del


tecolote es muy elocuente, puede anunciar muchas cosas, pero todas
negativas, desde la enfermedad del que lo escuchó, hasta la muerte
y destrucción de su familia, pasando por las penas infamantes. Pero
es claro que sólo puede determinarse el sentido "real" una vez que
algo ocurre y se lo relaciona.
El tetzahuitl sólo cobra significado concreto cuando, efectiva­
mente, algo negativo ocurre después y se relaciona la supuesta señal
con tal acontecimiento, otorgándosele a la ambigua señal un sig­
nificado específico. Esto indica que se trata de anuncios del futu­
ro estructurados y dotados de sentido a posteriori, porque sólo
después de ocurridos los hechos es posible identificar tanto los pre­
sagios como su supuesta significación, y esto necesariamente re­
quiere tiempo para que los hombres puedan interpretar, ordenar
y seleccionar el material de los presagios.
Al ser los tetzahuitl portentos espantosos y oscuras señales que
anuncian el futuro, marcan en mucho lo que puede obtenerse de
su estudio, pues dada su naturaleza simbólica y ambigua no es po­
sible encontrar en ellos información precisa y puntual sobre los acon­
tecimientos de la historia indígena en general, y sobre la Conquista
de México en particular; en cambio encontraremos en la interpre­
tación de los mismos, el estado de ánimo de la población, la for­
ma en que se interpretó la Conquista, los dioses a los que se
consideraba anunciadores de la misma; elementos todos que son
fundamentales para comprender la situación de la sociedad.
Esto abre otras posibilidades en el estudio y análisis de los
presagios, pues en los tetzaludt! registrados e interpretados en las
fuentes pueden encontrarse distintos elementos que ayuden a co­
nocer y comprender la concepción indígena novohíspana de la Con­
quista de México.

Los PRESAGIOS COMO PARTE DE LA CONCEPCIÓN INDÍGENA


DE LA HISTORIA

En la concepción nahua del mundo los fefzoltuitl constituyen una


de las formas más importantes de comunicación entre los hombres
y los dioses, por ello son señales que se presentan en el transcur­
so de la historia en diferentes momentos. Pero, si bien es cierto que
el portento anunciador del futuro es parte integral del curso de
los a'contecimientos, no lo es menos que su presencia se registra

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26 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

con mayor intensidad y significación en circunstancias de crisis y


cambio político y social. Todo cambio político importante se vive,
piensa y recuerda como un acontecimiento de proporciones cós­
micas. Por ello el tetzahuitl aparece como anuncio de los grandes
sucesos políticos y militares.
En el caso de la historia de los mexicas, los tetzahuitl ocu­
rren con mayor frecuencia, fuerza e intensidad en dos momen­
tos claves en la historia del grupo: durante la migración y la
Conquista española, esto es, al principio y al final de su histo­
ria prehispánica. La intervención de los dioses abre y cierra su
devenir.
Según los relatos, la migración de los mexicas comienza con
un llamado del dios Huitzilopochtli, quien les manda salir de Aztlan.
"Ahora es ciertamente necesario, mucho muy necesario que te ordene
que vayas luego a poner orden a las cosas, tal como vayan a es­
tar, como vayan a ocurrir [ ...] Y la razón de esto es que partire­
mos ahora, que nos iremos extendiendo, que nos iremos asentando
y conquistando a otros." 24
Durante la misma migración, Huitzilopochtli se toma su tiempo
para realizar varios portentos, como nacer armado en Coatépec para
matar a su hermana Coyolxauhqui y a los Centzon Huitznahuaque.
Véase, como ejemplo, el siguiente texto de Tezozómoc:

Y Coyolxauh pues era la hermana mayor del "Centzonhliitzna­


huatl"; y cuando los comió [Huitzilopochtli] era medianoche, y
cuando amaneció, era el alba, luego los vieron los padres de ellos,
los vasallos de ellos, los mexicanos, nomás todos abiertos del pecho,
Coyolxauh y los "Centzonhuitznahua" allá en Teotlachco, ya no
hay cosa de su corazón, todo lo comió Huitzilopochtli, pues era
muy grande duende, gran demonio se hizo Huitzilopochtli. 25

Debe recordarse que la fundación de la ciudad de Tenochtitlan


fue anunciada por varios portentos, todos ellos asombrosos y plenos
de símbolos. 26
Después de la fundación de la ciudad la cantidad de porten­
tos se reduce significativamente en la historia mexica, pero conti­
núan ocurriendo, como sucede para el cumplimiento de los tributos
24 Chimalpaín Cuauhtlehuanitzin, Pn·mer amoxtli libro, 3" relación de las Différentes
histoires originales, trad. de Víctor Castillo, p. 5.
25 Crónica mexícdyotl, trad. de Adrián León, p. 35.
26 Ibídem, p. 62-67. Véase José Rubén Romero, uLa ciudad de México, los paradigmas
de dos fundaciones", y Miguel Pastrana, "Fundación de México Tenochtitlan".

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LOS PRESAGIOS 27

exigidos por Azcapotzalco; se les ordena llevar flotando una


chinampa con tules y con una garza, y a una pata empollando, como
tributo ante Tezozómoc, el tlatoani tepaneca.

Entendido por los mexicanos, entristeciéronse y comenzaron á llorar


amargamente; visto por su dios Huitzilopochtli, llamólos, aunque
no le veían visiblemente, y dijo á Ococaltzin, sacerdote y princi­
pal: "decidles, padre mío, á vuestros hijos los mexicanos que no
tengan pena, y que luego hagan y pongan en obra, que yo lo sé y
entiendo el modo y arte que será, para que no se exceda en un
punto lo que piden estos tepanecas". 27

Después de esta intervención, el dios patrón de los mexicas calla,


y no vuelve a hablar en las distintas crónicas de la historia mexi­
ca.28 Mas no por ello deja de haber algunos portentos y presagios.
Como se puede ver, los acontecimientos extraordinarios no eran
ajenos a la historia mexica, ni los mensajes de los dioses que de­
terminaban acciones de los hombres.
Un buen ejemplo de cómo los presagios forman parte de la
dinámica de la historia lo encontramos en el ya citado tetza!tuitl
que ocurrió antes de la caída de Chalco. Según Diego Durán, los
mexicas y los chalcas se encontraban enfrascados en el conflicto
bélico sin que ninguno pudiera vencer definitivamente al otro; así,
mientras estaban ambos ejércitos esperando el momento para atacar
se escuchó a un par de tecolotes tener el siguiente diálogo portentoso:

En cantando uno, respondía el otro. El uno decía: "tiacauh, tiacauJI',


que quiere decir "esforzado, esforzado". Y el otro respondía: "nocné,
nocné", que es una interjección reprensiva que usan estos indios,
que denota enojo. En lo cual advirtieron los chalcas y los mexica­
nos, y cobraron sobresalto, teniéndolo por mal agüero, porque
naturalmente estos indios lo son, agoreros, todo lo del mundo.
Y estando así sobresaltados, tornaron los búhos a cantar y decir:
tetec, tefe¿'; respondía el otro: "yollo, yolld', que quiere decir: "cortar,
11

cortar", "corazones, corazones". Tornaron a cantar tercera vez y


decían: "quachtepol chichil, quachtepol chichil', que quiere decir

r1 Tezozómoc, Crónica mexicana, p. 232.


28 La obra de Cristóbal del Castillo es la excepción, pues menciona dos interven­
ciones del dios durante la Conquista: la primera anunciando el retiro de los españo­
les en la Noche Triste y la segunda, al fin del sitio de Tenochtitlan, al pedir que se
tire su envoltorio sagrado en el sumidero de Pantitlan, Historia de la venida de los mexicanos,
p. 18Í, 189.

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28 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

"garganta sangrienta o colorada". Y respondía el otro: cha/ca, 11

cha/ca", que quiere decir los chalcas. 29

Naturalmente los chalcas fueron vencidos después de escuchar


este tetzahuitl que tan claramente señalaba su derrota. Debe hacerse
notar cómo al principio ambos bandos están temerosos del signi­
ficado del portento, pues no se sabe cuál es el infortunio que anuncia
ni sobre qué pueblo caerá; sólo al final se dice que serán vencidos
los chalcas, pero al principio también podrían haber sido los mexicas.
También en la derrota de Tlatelolco a manos de los tenochcas
puede apreciarse la importancia de los presagios como anuncio del
suceso; tal es el caso de un viejo que presencia varios tetzahuitl, y
al cual se le atribuyen las siguientes palabras ante el tlatoani de
Tlatelolco, Moquihuix:

Señor y rey nuestro [... ] compré unos pájaros atzitzicuilotes para


comer, y puestos á hervir en una olla con chile, y estando yo jun­
to á la lumbre, y mi perrillo también junto á mí, dijo el perrillo:
"abuelo mío, ¿si será agüero lo de estos atzitzicuilotes? porque es­
tán vivos y están hablando en la olla". Levantéme luego y le dije
al perrillo:"¿y vos no sois agüero endemoniado?" Dile un golpe
que le maté, y acabado de matar, tenía yo un huexo!ote gallo grande,
y díjome: "Señor, no sobre mí este enojo." Arrebatéle y torcíle luego
la cabeza, y trayéndolo á la cocina para pelarlo, dijo una máscara
ó carátula en figura de viejo: "¿pues qué es lo que se puede decir
ni tratar?" Respondíle: "torna á decir eso". Luego la arrebaté y la
hice pedazos. 30

Hay que resaltar la actitud del viejo frente a los tetzdhuitl, pues
no se resigna a verlos, sino que trata de conjurarlos, de evitar su
cumplimiento por medio de increparlos y destruirlos físicamente;
esto es importante porque deja ver una actitud activa, rebelde frente
al destino señalado por las deidades; el viejo no tiene una actitud
fatalista frente a los presagios, sino que los enfrenta y los comba­
te ... sin buen éxito.
Esta idea de la importancia del valor frente a los portentos de
los dioses puede verse en el caso de una de las formas de apari­
ción de Tezcatlipoca, conocida como "el hacha nocturna"; bajo la
forma de un cadáver decapitado, el dios se manifestaba durante
la noche ante caminantes y sacerdotes; si éstos mostraban cobar-
29
Durán, Historia de fas Indias, v. II, Historia, cap. xvn, p. 148.
30
Tezozómoc, Crónico mexicana, p. 387.

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LOS PRESAGIOS 29

día frente al prodigio morían irremisiblemente, en cambio, si en­


caraban valerosamente a la aparición podían obtener favores y
recompensas de la divinidad. 31

Los TETZAHUITL DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA


Para tratar de entender con mayor profundidad el sentido de los
presagios se buscó su presencia en veintidós crónicas de tradición
indígena, y en seis de ellas no se registró ningún presagio; éstas
son los Anales de Tlatelolco, el Códice Azcatitlan, el Lienzo de Tlaxcala,
la Histaíre du Mexique, la Crónica mexicáyotl de Tezozómoc y la His­
toria de la Conquista de Cristóbal del Castillo. 32 Con lo que se quedó
fue con un grupo de dieciséis crónicas en las que sí se mencionan
los portentos y en las que fue posible encontrar veintiún diferentes
anuncios (cuadro 1).
Es de hacerse notar que no hay un solo presagio que se consigne
en la totalidad de las dieciséis fuentes; el más constante aparece en
catorce ocasiones, se trata del mixpantli o mixpanitl, "bandera de
nubes", y que también es llamado tlemiahuatl o "espiga de fuego",
mientras que cinco portentos sólo se mencionan en una crónica.
Algunos presagios aparecen registrados con grandes variantes
en las fuentes; por ejemplo, la aparición de un cometa se men­
ciona en las distintas versiones de la obra de Sahagún como una
aparición diurna y dividida en tres partes, mientras que para Diego
Durán era un solo objeto que se veía de noche, en tanto que Muñoz
Camargo consigna, en dos ocasiones, cometas, la primera al repro­
ducir la información de Sahagún y la segunda al hablar de varios
cometas (sin especificar número) que iban "de un lado a otro",
y los pone años después, cuando los españoles ya se trasladaban
de la costa al altiplano. 33
Llama la atención que ciertos eventos que podrían pensarse como
particularmente notables no fueran registrados en muchas fuentes,
como el ya citado cometa, o el incendio del templo de Huitzilo­
pochtli, lo cual puede apuntar hacia la idea de que los diversos
31 Véase Sahagún, Historia general, libro v, cap. m, v. 1, p. 289-290, y Augurios y

abusiones, p. 28-33.
32 La obra de Del Castillo se conoce de manera fragmentaria, por lo que no es

posible saber con certeza sí registraba o no presagios.


33 Sahagún, Historia general, v. 11, líbro XII, cap. I, p. 818; Libro doce, cap. 1, p. 759;
Durán, Historia de las Indias, v. II, Historia, cap. LXIII, p. 467-471; Muñoz Camargo, Des­
cripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala, p. 209-212.

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30 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

autores de los relatos no tuvieron la misma información, ni todos


los presagios eran igualmente significativos e importantes.
Los distintos relatos de tradición indígena que consignan los
tetzalzuitl no coinciden entre ellos, es decir, registran distintos pre­
sagios o notables variantes de ellos. Además la importancia que
tienen en los textos es muy variable, va desde la simple mención
de los portentos sin mayor comentario acerca de su posible signi­
ficado, como ocurre en el Códice Aubin y la Historia de los mexica­
nos por sus pinturas, hasta ser presentados en un capítulo dedicado
a ellos, como en el Libro XII de Sahagún, o se intercalan de mane­
ra importante en la narración de la historia mexica, como sucede
en las crónicas de Tezozómoc y Durán.
Las diferencias en la forma de tratar el tema de los presagios
indican que éstos fueron seleccionados, interpretados y estructu­
rados de diferentes maneras por los recopiladores y transmisores
de las distintas tradiciones. Los portentos, tanto los que se mani­
festaron en lo natural, como en lo social, no fueron significativos
por sí mismos, sino que cobraron sentido a partir de la Conquista.
Para los nahuas novohispanos los presagios fueron un recur­
so ideológico tradicional que les permitió explicarse la Conquista
española en los términos de su propia cultura; la estructuración
de los relatos fue múltiple, pues no había recetas ni modelos úni­
cos para escribir la historia, de ahí deriva la diversidad de los
portentos registrados, ya que manifiestan los distintos caminos de
· 1a memoria colectiva: son diferentes recuerdos matizados por el
tiempo, la preparación intelectual de sus autores, los fines e in­
tenciones en la redacción de obras históricas y los distíntos gra­
dos de participación de las ideas cristianas, diferencias tales que
hicieron posible incluso que en algunas obras no se hiciera nin­
guna mención de los presagios que anunciaron la Conquista.
Ejemplo de esto es el Lienzo de Tlaxcala, ya que en este caso se
trataba de presentar una relación de los méritos y servicios que la
provincia de Tlaxcala prestó a los castellanos en la conquista de
la Nueva España y otras regiones. En este documento no se con­
signan presagios, por la sencilla razón de que no tenía sentido
referirlos. Lo mismo puede decirse de las Pinturas tlaxca!tecas de
la Conquista, que acompañan a la Descripción de Muñoz Camargo. 34
Los relatos de los tetzahuitl de la Conquista referidos en las cró­
nicas deben ser analizados bajo la óptica de ser distintas interpre-

34 Véase Miguel Pastrana, "Códices anotados de tradición náhuatl", p. 23-26.

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LOS PRESAGIOS 31

taciones novohispanas realizadas por diferentes grupos, que esta­


ban bajo diversas circunstancias y que aportan matices de la con­
cepción indígena de la Conquista, dentro de la idea general de un
acontecimiento anunciado por los dioses.

Aspectos simbólicos de los tetzahuitl de la Conquista


Para el estudio de los aspectos simbólicos se parte de la siguiente
hipótesis de trabajo: si los presagios fueron interpretados, selec­
cionados y estructurados posteriormente a los eventos de la Con­
quista, e integrados como parte de un discurso histórico, deben
manifestar y prefigurar las características más notables del acon­
tecimiento del cual se presentan como antecedentes, esto es, los
presagios deben señalar aspectos de la realidad de los aconteci­
mientos militares y de sus consecuencias y deben tener una fun­
ción general dentro de los relatos de la Conquista.
Debe aclararse que, desde la perspectiva elegida de análisis
historiográfico de las historias de tradición indígena de la Conquista,
es irrelevante discutir la posible identificación de los presagios con
fenómenos naturales. Lo que importa es el hecho de que para los
autores antiguos no sólo acontecieron, sino que necesariamente
debían ocurrir, como anuncio del gran evento que se acercaba. Como
lo dijo Marc Bloch a propósito de las crónicas medievales, "su tes­
timonio, como tantos otros, no nos informa acerca de lo que vio
en realidad, sino acerca de lo que en sus tiempos se consideraba
natural ver". 35
Para el estudio de su simbolismo hemos elegido dos ejemplos.
Por una parte los presagios que recogió Sahagún en su relato de
la Conquista, y por otra los que consignan tanto Tezozómoc en la
Crónica mexicana, como Durán en su Historia de las Indias.

La tradición tlatelolca en la obra de Sahagún

Fray Bernardino de Sahagún recogió la tradición tláteloka de ocho


presagios de la Conquista, de la cual conocemoa ttes versiones; la
primera está en el texto náhuatl del Códice florenffno y que Gari­
bay tradujo al español con el título de Libro doce, !egunda, la que
35 Bloch, Apología para la hi,toria, p. 208.

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32 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

está en la columna en español del mismo códice y que se conoce


como Historia general de las cosas de Nueva España y, por último, la
versión castellana revisada del propio franciscano en la Relación
de la conquista. Estos mismos presagios están en las obras de Mu­
ñoz Camargo, Torquemada, Suárez de Peralta, y otros. Se trata, pues,
de una versión muy difundida desde el mismo siglo XVI.36
El primer presagio que menciona Sahagún es también el más
difundido en las fuentes, es el llamado con el término tlemiahuatl o
"espiga de fuego", fenómeno, al parecer, parecido a una aurora.
El texto náhuatl de Sahagún, en versión de Garibay, la describe
en estos términos:

Diez años antes de venir los españoles [1509] primeramente se


mostró un funesto presagio en el cielo. Una como espiga de fue­
go [tlemiahuatl], una como llama de fuego, una como aurora: se
mostraba como si estuviera goteando, como si estuviera punzando
el cielo.
Ancha de asiento, angosta de vértice. Bien en el cielo estaba al­
canzando.
Y de este modo se veía: allá en el oriente se mostraba: de este modo
llegaba a la media noche. Se manifestaba: amanecía en el amanecer:
hasta entonces la hacía desaparecer el sol.
Y en el tiempo que en que estaba apareciendo: por un año venía
a mostrarse. Comenzó en el año 12 Casa. 37

Éste fue uno de los presagios cuyo sentido fue más difícil de
encontrar. Se lo pudo identificar con un misteríoso fenómeno celes­
te llamado míxpantli o mixpanitl, el cual aparece en otras crónicas.
Esta extraña manifestación tuvo lugar, según varias fuentes, entre
1509 y 1510, justamente en el tiempo que señala Sahagún y que el
anotador del Códice Telleriano-Remensis describe así:

Año de cuatro casas y de 1509; vieron una claridad de noche que


duró mas de cuarenta días, dicen los que la vieron que fue [en] toda
esta Nueva España, que era muy grande y muy resplandeciente
y estaba a la parte de oriente y que salía de la tierra y llegaba al
cielo [al margen] mexpanitli 38
36 Véase Muñoz Camargo, Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala, p. 209-212;
Torquemada, Monarquía Indiana, v. I, p. 290-297; Suárez de Peralta, Tratado del descubri­
miento, cap. XI, p. 101-107.
37
Libro doce, cap. 1, p. 759.
Códice Telleriano-Remensis, tercera parte, lámina XXV; la paleografía y la moder­
nización ortográfica son mlas.

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LOS PRESAGIOS 33

Por su parte el Códice Aubin en el año 4 Casa, correspondiente


a 1509, asienta:" Nica[n] in tetzauitl ualmoquequetza,_t¡d', que se puede
traducir como" Aquí el portento vino a erguirse."39 Al tiempo que
en los glifos correspondientes a ese año se encuentra pintada una
bandera o pant!t� clara alusión al mixpantli o "bandera de nubes".
Remi Simeón consignó en su Diccionario la palabra mi.xpanit!,
que es una variante de mixpantli. Simeón remite a un texto de Andrés
de Olmos que fue posible localizar; dicho texto da la clave para la
comprensión de este tetznhuitl. Dentro de una sección de su Arte
de !11 lengua mexicana, Olmos da ejemplos de lo que llama "formas
metafóricas de hablar", y bajo la expresión "tener alguno pobreza
o hambre" se tiene el siguiente texto náhuatl:

Auh lepan moquetza in mixpanitl, in t!emiauatl, itztic cecee quiztoc,


icnoyutl quiztoc.40
Y sobre la gente se levanta la bandera de nube, la espiga de fue­
go, arroja frío, helada, arroja miseria.

El sentido se aclara. El portento presagiaba la llegada de hela­


das, lo que traería como consecuencia malas cosechas con su gra­
ve secuela de hambre y miseria para los hombres.
El segundo tetzahuitl fue el incendio espontáneo del templo de
Huitzilopochtli. El fuego no pudo ser apagado, ya que "aunque
vinieron muchos, y echaron mucha agua, ninguna cosa aprovechó,
mas antes con el agua ardía más el fuego, hasta que el templo se
consumió."41
Si se considera que se trata precisamente del templo de Huitzil­
opochtli existe la posibilidad de que efectivamente se trate de un
símbolo de guerra, pues una imagen de conquista armada entre
los antiguos nahuas era justamente el glifo de un templo incen­
diado. Así, es posible que el significado de este tetzahuitl sea el de
una guerra de conquista sobre los mexicas.
Es posible plantear que en este presagio quizá se encuentren
los elementos del difrasismo que denota la guerra, atl tlachinol/1�
"agua cosa quemada". El fuego y el incendio del templo nos da­
rían el elemento de cosa quemada, el intento de sofocar las llamas

39 Códice Aubin, edición Kutscher, f. 40v., p. 26. Siempre que aparezca el texto náhuatl
debe entenderse que la traducción es mía.
40 Olmos, Arte de/¡;¡ !engut1 mexicana, p. 229.
41 Relación de/¡;¡ conquista, cap. I, p.152.

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34 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

con agua quizás indique el elemento atl; pero el templo no se apa­


gaba, al contrario "no más se enardecía flameando más" ;42 esto
podría señalar que efectivamente se trata de la condición dinámica
de la unión de agua cosa quemada" como símbolo de la guerra.
II

El tercer presagio fue el incendio del templo de Xiuhtecuhtli


por la misteriosa caída de un rayo mientras llovía ligeramente:
"Tercer presagio funesto: Fue herido por un rayo un templo. Sólo
de paja era: en donde se llama Tzummulco. El templo de Xiuhtecuht!t:
No llovía recio, sólo lloviznaba levemente. Así, se tuvo por presa­
gio; decían de este modo: No más fue golpe del sol. Tampoco se
oyó el trueno." 43
En una primera lectura este presagio es desconcertante, pues
¿por qué se destruye justamente el templo de Xiuhtecuhtli? Para
plantear una posible relación simbólica debe tomarse en cuenta lo
que pasaba en la fiesta del dios del fuego en el mes de lzca!!t� ya
que en esta fiesta se hacía la imagen de Xiuhtecuhtli a semejanza
de] t!atoani en turno y se le ataviaba a la manera de algún impor­
tante personaje. "A este dios [Xiuhtecuhtli] se le hacía fiesta cada
año, al fin del mes que se llama izcalli, y a su imagen le ponían
todas las vestiduras y atavíos y plumajes del principal señor en
tiempo de Motecuzuma. Hacíala a semejanza de Motecuzuma, y
en tiempo de los otros señores pasados hacíanle la semejanza de
cada uno de ellos." 44
En otro lugar de la obra de Sahagún se encuentra que
Xiuhtecuhtlí, como Huehuetéotl, era una divinidad fuertemente
vinculada al poder que ostent.:1ba el tlatoani. 45
Dada la estrecha relación entre el tlatoani y el dios del fuego
en la cual el primero sería -en ciertos momentos- vocero e ima­
gen de Xiuhtecuhtli, estos textos pefmitirían plantear que el sig­
nificado simbólico de la destrucción del templo <le esa deidad fuera
la destrucción del poder del gobernante y su muerte.
La aparición de un notable fenómeno celeste constituye el cuarto
presagio, descrito en los siguientes términos: "Cuando había aún
42 Libro doce, cap. r, p. 759.
43 Jdem.
44 Sahagún, Historia general, v. 1, libro I, cap. xm, p. 47-48.
45 Ibidem, v. 1, libro VI, cap. IX, p. 332-333, se decía que los gobernantes "no se con­
formen con el querer del antiguo dios y padre de todos los dioses, que es el dios del
fuego, que está en el borde de agua entre almenas, cercado de piedras con rosas, el cual
se llama Xiuhtecuhtli, el cual determina y examina y conclu[y]e los negocios y letigios
del pueblo y de la gente popular"; véase la versión de Díaz Cíntora en Sahagún, Los
once discursos sobre la realeza, p. 51-52; con respecto a la importancia del dios del fuego
para el poder véase Thelma Sullivan, "Tlatoani and Tlatocáyotl", p. 233-234.

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LOS PRESAGIOS 35

sol, cayó un fuego: en tres partes dividido: salió de donde el sol


se mete: iba derecho viendo a donde sale el sol: como si fuera brasa,
iba cayendo en lluvia de chispas: larga se tendió su cauda; lejos
llegó su cola." 46 Al parecer este fenómeno era un cometa o algún
otro evento equiparable.
Aquí es posible encontrar mejores elementos acerca de su po­
sible significado, pues en la misma obra de Sahagún se dice que
la aparición de un cometa puede presagiar la muerte de un tlntoani
o de un principal, así como la guerra y el hambre o el cautivar a
los miembros del grupo de poder, "se decía que era augurio real,
porque habría muerte de Señores, o quizá algún gran noble im­
portante moriría. Y también decían que en algún lugar sería apri­
sionado [el pillt], o que se moverían el agua y la hoguera divinas
[la guerra], o que habría hambre general. Los hombres del pueblo
decían: "Quizá sea nuestra hambre, quizá sea hambre." 47
El sentido es claro: guerra y muerte generalizada, así como un
grave daño para el grupo dominante. Esta significación se ve re­
forzada por la mención de la cola o cauda del astro, ya que ésta
también era un funesto presagio:
A la inflamación de la cometa [la cauda] llamaba esta gente cítla!in
!lamina, que quiere decir "la estrella tira saeta" Y decían que siempre
que aquella saeta cafa sobre alguna cosa viva, liebre o conejo o
otro animal, y donde hería, luego se criaba un gusano, por lo cual
aquel animal no era de comer. Por esta causa procuraba esta gente
de abrigarse de noche, porque la inflamación de la cometa no cayese
sobre ellos. 48

La idea general es que el cometa presagiaba la muerte de los


gobernantes, así como guerra y hambre, además de la descompo­
sición de alimentos y hombres; algo verdaderamente espantoso.
El quinto tetzahuitl ocurre cuando las aguas del lago burbujeaban
tanto que parecían hervir, y además se inundaron varias casas.
"Hirvió el agua: no el viento la hizo alborotarse hirviendo, corno
si hirviera en furia, como si en pedazos se rompiera al revolverse.
Fue su impulso muy lejos, se levantó muy alto. Llegó a los funda-

46Libro doce, cap. I, p. 759.


47 Sahagún, Augurios y abusiones, trad. de López Austin, p. 149.
48 Sahagún, Historia general, v. 11, libro VII, cap. IV, p. 483; véase del mismo autor
Augurios y abusiones, p. 151.

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36 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

mentos de las casas: y derruidas las casas, se anegaron en agua.


Esto fue en la laguna que está junto a nosotros." 49
En este caso no se cuenta con ninguna información que per­
mita plantear el posible sentido de este portento.50
El sexto tetzahuítl de la Conquista lo constituye la aparición
nocturna de la diosa Cihuacóatl, que gritaba y lloraba angustio­
samente por la ciudad de Tenochtitlan diciendo: "' ó hijos míos que
ya ha llegado vuestra destrucción'; y otras veces decía: 'hijos míos
dónde os llevaré, por que no os acabéis de perder' ." 51
El significado de este presagio puede entenderse mejor aten-
diendo al siguiente texto náhuatl del Códice florentino:

Cioacoatl tequanj yoan tetzaujtl tetetzaujani,, icnoiutl qujteittitia: ca


mjtoaia, victli mecapalli qujtemacaia, ic temotlaia [. ..} ioal chocatinenca
tecolouhtinenca, noiautetzaujtl catca52
Cihuacóatl era fiera y también prodigio; da prodigios de la gen­
te, les muestra la miseria; porque se decía: que le daba a la gente
el huictb} 3 el mecapa!, por esta causa bajaba el trabajo agrícola
[ ... ] por la noche andaba llorando, andaba bramando, andaba gri­
tando el presagio.

Puede verse en el texto a Cihuacóatl como una deidad que mos­


traba portentos espantosos a la gente; éstos siempre eran augurios
funestos ya que su aparición anunciaba a quienes la oían que ten­
drían que usar tanto el huictli como el mecapa!, que eran instru­
mentos de trabajo propios de los macehuales como labradores y
cargadores; esto implicaba que quienes la oían se verían impeli­
dos a padecer los trabajos y las fatigas del hombre del pueblo, del
simple macehual. Por esto es posible que el significado de su apa­
rición fuera el de anunciar que grandes trabajos y penas habrían
49 Sahagún, libro doce, cap. I, p. 757; véase Sahagún, Hi�toría general, v. II, libro XII,
cap. l, p. 818.
so Pocas menciones se hacen de otros casos de agua que burbujée víolentamente
o parezca hervir, aunque éstos tampoco ayudan mucho a esclarecer el presagio; uno
de esos casos es el del llamado sumidero de Pantitlan; sobre esto véase Gabriel Espi­
nosa, El embrujo del lago, p . 72-74. También el animal portentoso conocido como ahuitzotl
producía grandes burbujas cuando, desde el fondo del lago, atrapaba a una persona
para ahogarla, véase Sahagún, Augurios y abusiones, p. 55.
si Sahagún, Relación de la conquista, cap. I, p. 153-154.
52 Sahagún, Códice florentino, v. I, libro I, cap. VI, f. 2v.-3r.; la paleografía y la tra­
ducción son mías.
53 Instrumento de trabajo agrícola, confundido comúnmente con la coa o bastón
plantador; el huict!i tiene una hoja y un apoyo para el pie que lo hacen más versátil y
eficaz que la coa.

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LOS PRESAGIOS 37
de abatirse sobre los habitantes de Tenochtitlan, pero estos traba­
jos serían los propios de los dominados y no de los señores de la
urbe, e implicaba un dramático descenso social, de pil!i a macehual.
Quizá se trataba de un trastocamiento del orden social y político
de los mexicas y la Triple Alianza, los señores y gobernantes pa­
sarían a la condición de los dominados.
El séptimo tetzahuitl es uno de los más complicados y lleno de
significados, por lo que es conveniente citar en extenso la versión
de Garibay del texto náhuatl.

Muchas veces se atrapaba, se cogía algo en las redes. Los que tra­
bajaban en el agua cogieron cierto pájaro ceniciento, como si fue­
ra grulla. Luego lo llevaron a mostrar a Motecuhzoma, en la Casa
de lo Negro. ("Casa de estudio mágico") [Tlt1lanca1mecac]
Había llegado el sol a su apogeo: era medio día. Corno un espejo
estaba en su mollera: redondo como rodaja de huso, en espiral y
en rejuego: era como si estuviera perforado en su medianía.
Allí se veía el cielo: las estrellas, el Mastelejo [mamalhuazt/J]. Y Mo­
tecuhzoma lo tuvo a muy mal presagio/ cuando vio las estrellas y el
Mastelejo.
Pero cuando vio por segunda vez la mollera del pájaro, nueva­
mente vio allá, en lontananza, como si algunas personas vinieran
de prisa; bien estiradas; dando empellones. Se hacían la guerra
unos a otros, y los traían a cuestas unos como venados. Al mo­
mento llamó a sus magos, a sus sabios. Les dijo:
-¿No sabéis: qué es lo que he visto? ¡Unas como personas que
están de pie y agitándose ... !
Pero ellos, queriendo dar la respuesta, se pusieron a ver: desapa­
reció (todo): nada vieron. 54

De entre todos los presagios éste es el que ha llamado más la


atención por ser particularmente oscuro, y lo es porque en este corto
relato se imbrican varios elementos, que por sí mismos son por­
tentos, con anuncios misteriosos y funestos. Se trata sobre todo de
cinco aspectos: el pájaro con el espejo, las estrellas que se ven en
el espejo, los hombres armados, la precisión en la hora del día y
el lugar donde Motecuhzoma presencia el portento.
En el Libro XI de la Historia general de Sahagún se describe un
pájaro maravilloso que corresponde muy bien a la descripción del
ave del Libro XII, se trata del Cuatezcatl "espejo de la cabeza": a

54 Sahagún, Libro doce, cap. 1, p. 760.

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38 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

dicho pájaro se lo describe como del tamaño de una paloma y se


le consideraba particularmente raro en la región de los lagos:

Por esto se llama cabeza de espejo: tiene en su cabeza como un


espejo, en medio de la cabeza, como disco. Ahí aparecemos. Pre­
cisamente en su frente está una renglerilla de plumaje algo ceni­
ciento. [... ] Aparece en el agua [... J
Y este Cuatezcatl, es la señal de la guerra. El que lo caza, ahí [en
el espejo] se ve. Si irá, si irá a finalizar en la guerra, verá que es
llevado, que es hecho cautivo, que lo arrastran. Pero si tendrá for­
tuna, si algo es su merecimiento, verá que él arrastra a la gente.ss

Las propiedades funestas del Cuatezcatl, concuerdan muy bien


con los anuncios que Motecuhzoma vío en el espejo del ave, un
anuncio de guerra y del resultado de la misma, si sería vencido o
si acaso el vencedor; la única diferencia importante entre las dos
aves portentosas es el tamaño, pero en este caso también había un
ave grande, precisamente del tamaño de una grulla o garza y con
similar significado, se trata de Cuapetlahuac, "la de cabeza desnuda".

Este cuapetlahuac también viene cuando vienen los pájaros. Es muy


raro.
Y cuando se capturaba, en él era conocido el augurio [tetzahuit/J.
Quizá morirían algunos Señores. Quizá habría guerra. Si en al­
gún lugar era declarada la guerra, irían a morir los que salían a
combate. Los navegantes así verificaban que tantas veces como
capturaban cuapetlahuac¡ue, tantas otras sufría daño la ciudad. Y
si habían muerto [los pájaros], morirían uno por uno los antiguos
señores, tantos como cuapetlahuac¡ue previamente habían sido cap­
turados, quizá uno, quizá dos. 56

Si se atiende a los males que anuncian estas aves se encuentra


que señalan con mucha claridad el daño que recibieron los seño­
res mexicas y Motecuhzoma en y por la Conquista, como fue la
guerra que trajo consigo la destrucción de la ciudad de Tenochti­
tlan, y las otras consecuencias de un conflicto bélico, como la muerte
y la captura de los gobernantes. Todo esto anunciado por un proM
digioso espejo.
55 Sahagún, Augurios y abusiones, trad. de López Austin, p. 123-124; véase Histo­
da general, v. ll, libro XI, cap. 11, párrafo 3, p. 699.
56 Ibídem, p. 125; la Historia general, agrega: "todas las veces que cazaban destas
aves había algún infortunio en la república[...] Tiene muy buen comer su carne", v.
II, libro XI, cap. II, párrafo 3, p. 699.

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LOS PRESAGIOS 39

Pero además, el espejo mostró a Motecuhzorna dos imágenes


concretas, unas estrellas y hombres armados en unos "corno ve­
nados". La segunda visión es evidente, se trata de la llegada de
los españoles en caballos. Pero la primera es misteriosa. Dice el
texto que se vieron "las estrellas y el Mastelejo", esta última pala­
bra (que no se consigna en los diccionarios) era usada por Saha­
gún para referirse a un grupo de estrellas al cual identificaba con
la constelación del Toro y que el texto náhuatl nombra corno
"mamalhuaztll', palabra que Malina registra en su Vocabulario como
"astillejos, constelación". Por su parte, Martín Alonso en la Enci­
clopedia del idioma, registra astelejos y astillejos corno las estrellas
Castor y Polux de la constelación de Géminis; también es posible
que se trate de las estrellas del cinturón de Orión. 57
Sea o no posible identificar estas estrellas, puede sugerirse que
quizás estos astros señalaban el comienzo o el fin de algún ciclo
celeste, y por ende terrestre, tan importante corno para asustar a
Motecuhzorna. A fin de entender mejor el posible sentido hemos
de recurrir nuevamente al Arte de Olmos, quien bajo el rubro de
"Tener alguno pobreza o hambre", anotó:

Xulutl mapantoc, chayauhtoc techan, Xiuhcontl, mama/huaztli tepan quiza,


tetech mot/a/ia, tepan mochiua. 58
Se visten como sirvientes, están caídas las casas de la gente, la
xiuhcoat/59 el mama/huaztli sale sobre la gente, junto a la gente se
asienta, se forma sobre la gente.

Éste es un portento que anuncia desastres para las personas


en general. Por otra parte, en el Diccionario de Sirneón puede ver­
se que, tanto xiuhcoatl como mama/huaztli son términos usados para
designar el hambre, la pobreza y las enfermedades.
Pero el término mamalhuaztli también designa al instrumento
para producir fuego hecho con dos palos, conocido corno "barre­
nador de fuego". Este instrumento era usado para producir fue­
go en ritos de suma importancia, corno la inauguración de casas
o templos y de manera específica era utilizado en la ceremonia del
"fuego nuevo". Esta ceremonia tenía el carácter de marcar el fin

57
Muñoz Camargo, en Descripción de la ciudad, p. 211, dice que se vieron "los
Astillejos que los astrólogos llaman el signo de Géminis"; para la segunda posibili­
dad véase González Torres, El culto a los astros entre los mexicas, p. 122-126.
58 Arfe de la lengua mexicana, p. 229; la paleografía y la traducción son mías.
59 Literalmente "serpiente de fuego", se trata del rayo solar.

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40 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

de un ciclo de cincuenta y dos años, así como el comienzo de uno


nuevo. Es por ello que en los códices se representa esta ceremo­
nia con la figura del mamalhuaztli. Por esto es posible plantear que
el mamalhuaztli, en su acepción de "barrenador de fuego", estuviera
vinculado con los símbolos del tiempo, y que en especial fuera un
marcador que indicara los cambios en los periodos de cincuenta
y dos años.
De manera particular se señala a este instrumento como una
de las armas del dios Huitzilopochtli. Al respecto dice Sahagún:
"El fundamento y fortaleza de los mexicanos en Huitzilopochtli
es ésta [armaJ, el cual [dios] arrojaba sobre los enemigos su saeta
que se llamaba xiuhcoatl y mamalhuaztli." 60 Tal designación es muy
sugerente, por lo que se procedió a efectuar una revisión de las
imágenes del dios para ver en qué circunstancia portaba la segunda
de las armas. Después de un reconocimiento en los códices sólo
se encontró una representación de Huitzilopochtli con el
mama!huaztli, se trata de la lámina V del Códice Azcatitlan, donde
se muestra a la divinidad en Chicomóztoc haciendo uso del "ba­
rrenador de fuego"; dicha lámina es la primera en la que se re­
presenta al mamalhuaztli, esto es, que Huitzilopochtli usa el
"barrenador de fuego" justo en el momento en que el grupo mexica
surge a la luz y a la historia del vientre de la madre tierra. 61
Se trata de una escena que - al parecer- no tiene paralelo ni
en otros códices ni en otros textos, pero, considerando que Chico­
móztoc es un lugar del cual los grupos humanos surgen al mun­
do para iniciar su devenir, y tomando en cuenta el vínculo que el
mamalhuaztli tenía con Huitzilopochtli, como una de sus armas, y
la aparente función de dicho "barrenador de fuego" como marca­
dor de tiempo, es posible sugerir que su aparición en el espejo del
ave tuviera el significado de anunciar un cambio en las secuencia
del tiempo; quizá se tratara del fin del devenir de los mexicas, el
cual había iniciado en Chicomóztoc y que ahora se vería interrum­
pido por la Conquista española. Aquí debe recordarse que el es-

60
Sahagún, Historia general, v. JI, libro xu, cap. xxvm, p. 857-858.
61 Véase Robert H. Barlow, "El Códice Azcatitlan'\ en Barlow, Fuentes y estudios
sobre el México indígena, p. 185-186. Al respecto es interesante señalar que en la foja
16 recto de la Hisforía tolteca chichimeca está la pintura de Chicomóztoc en el momen­
to en que los caudillos de los tolteca chichimeca acuden al lugar para hacer salir a
los guérreros chichimeca de las siete cuevas, mientras que en la parte superior apare­
ce un personaje produciendo fuego con el mamalhuaztli. Sobre Chicomóztoc como si­
tio del cual los grupos humanos "nacen", véase López Austin, Los mitos del tlacunc!te,
p. 429-430, 440-442.

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LOS PRESAGIOS 41

pejo del ave mostraba la guerra y el futuro que le esperaba a quien


presenciaba el portento.
Queda un punto: el lugar donde Motecuhzoma presencia los
funestos presagios, el Tlillancalmecac, el "calmecac, el lugar donde
abunda el negro", lugar que el tlatoani "tenía para recogerse en el
tiempo de adversidad y tristeza";62 ubicado dentro del recinto del
Templo Mayor, era una edificación dedicada a la diosa Cihuacóatl,
"Tlillancalmécac. Era un oratorio hecho para honrar a la diosa Ci­
huacóatl. En este edificio habitaban tres sátrapas que servían a esta
diosa, la cual visiblemente se les aparecía y residía en aquel lu­
gar, y dallí salía visiblemente para ir a donde quería."63
Motecuhzoma está en el Tbllancalmécac, porque éste es el tem­
plo de la diosa tetetzahuiani, la "que da prodigios a la gente", dei­
dad que muestra las desgracias a los hombres; por ello es posible
que sus sacerdotes tuvieran conocimientos especiales acerca de la
interpretación de los tetzahuitl; así, es posible que después de te­
ner noticia de tantos presagios el tlntoani decidiera ir al templo de
la diosa que por definición anunciaba las calamidades, con el pro�
pósito de que sus sacerdotes le revelaran sus significados.
En lo que toca a la precisión del momento del día en que el
ave aparece, pasado medio día, por el momento no es posible aclarar
el punto. 64
Como puede verse, el sentido general de este presagio es el de
guerra, muerte y cautiverio de señores, hambre y pobreza gene­
ral; se trata, en suma, de un anuncio de las desgracias que traerá
una futura guerra, mostradas por un pájaro que por sí mismo es
un funesto presagio.
Resta mencionar el octavo presagio, la aparición de monstruos;
"Muchas veces se mostraban a la gente hombres deformes, perso­
nas monstruosas. De dos cabezas, pero un solo cuerpo. Las lleva­
ban a la Casa de lo Negro [Tlillnncalmecac]; se las mostraban a
Motecuhzoma. Cuando las había visto, luego desaparecían." 65 Po­
siblemente se trate de un trastocamiento del orden natural del
mundo, lo cual sucede en momentos de cambios bruscos y radi-
62 Sahagún, Relación de la conquista, cap. I, p. 154.
63 Sahagún, Historia general, v. I, libro II, apéndice, p. 183, relación de los edificios.
64 Al respecto Michel Graulich en "Los presagios de la caída del imperio azteca",
p. 97-98, ha propuesto que esta mención del medio día es una alusión a un hipotético
esquema general de la historia náhuatl correspondiente a un supuesto retorno al este
del Sol desde esa posición; esta hipótesis es muy dudosa porque se sustenta en un
solo dato de la Historia de los mexicanos por sus pinturas, p. 27.
65 Sahagún, Libro doce, cap. I, p. 760.

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42 HIS1 C'RIAS DE LA CONQUISTA

cales, lo cual también puede verse en los presagios de la Conquista


narrados en la Relación de Míchoacán. 66 Por otra parte, tal parece
que este último tetzahuítl es sólo el remate de la ya larga serie de
funestos prodigios y su fin es el de coronar una visión por demás
inquietante del futuro.
Se ha visto cómo los presagios del Libro XII anuncian en gene­
ral guerra, muerte de gobernantes, cautivos en guerra, trabajos,
penas, fatigas, hambre, enfermedad y miseria. Aspectos todos que
pueden aplicarse con mucha propiedad a lo que les pasó a los mexi­
cas durante la Conquista española; se trata -como se planteó
hipotéticamente - de una prefiguración de la Conquista de Méxi­
co en sus aspectos más negativos e inmediatos.
Pero esta serie de ocho presagios iniciales no son todos los que
se relatan en la obra de Sahagún; restan aún dos. El primero de
ellos, ocurre después de la llegada de los españoles, justo cuando
Motecuhzoma manda, por segunda ocasión, magos para enfrentarlos.
Sucedió que antes de llegar frente a los extraños encontraron a un
borracho vestido a la usanza de Chalco que los increpó y les dijo
11
que no tenía ningún caso que hubieran ido, ¿Para qué porfiáis
vosotros de venir acá? ¿Qué es lo que queréis? ¿Qué piensa Mote­
cuhzoma de hacer? ¿Agora acuerda a despertar? ¿Agora comien­
za a temer? Ya errado; ya no tiene remedio." 67 Es un mensaje que
manifiesta que las cosas han sido ya decididas. En ese momento
los magos se dieron cuenta de que se trataba del dios Tezcatlipo­
ca. Y como prueba de la veracidad de sus palabras, el dios les hizo
ver una imagen de la suerte que le aguardaba a la ciudad de Te­
nochtitlan: "Luego vinieron a fijar los ojos con presura. Ardiendo
están los templos todos, y las casas comunales, y los colegios sa­
cerdotales, y todas las casas de México. Y todo era como si hubie­
ra batalla." La visión causó un profundo impacto en el ánimo de
los magos, pues ante la imagen de la ciudad destruida "como que
se les fue el corazón quién sabe a dónde. Ya no hablaron claramente.
Como si algo hubieran tragado" . 68
La idea de que la suerte de los mexicas había sido determina­
da con antelación puede ser considerada como la aplicación de la
66
Véase Miguel Pastrana, "Los presagios de la conquista como forma de conciencia
histórica", p. 133-141; La relación de Michoactin, p. 284-287, 294-295; para el mundo maya
y para el contexto del fin de un sol o edad véase el fin de los hombres de palo a ma­
nos de sus propias herramientas e instrumentos cotidianos así como de los animales
domésticos en el Popo! Vuh, p. 94-98.
67 Sahagún, Historia general, v. II, libro XII, cap. XIII, p. 831-832.
68 Sahagún, Líbro doce, trad. de Garibay, cap. xm, p. 772.

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LOS PRESAGIOS 43

idea cristiana de la providencia al pasado indígena, pero cabe re­


cordar que es precisamente Tezcatlipoca la deidad que anuncia la
inevitable caída de Motecuhzoma y de Tenochtitlan y no un ente
cristiano. Ahora bien, es justamente a este dios al que se atribuye,
en el pensamiento náhuatl, la buena y mala fortuna de la gente,
así como la capacidad de otorgar o negar la posesión de los bie­
nes materiales. Este dios "hacía todo cuanto quería y pensaba, y
que ninguno le podía impedir y contradecir a lo que hacía, ni en
el cielo ni en este mundo". 69 Por otra parte, varios textos señalan
a Tezcatlipoca como el dios que daba el poder a los gobernantes,
y por ende el mismo podía despojarlos del tlatocayotl o del tecuca.11otl
en cualquier momento. 70
Estos conceptos de Tezcatlipoca como el dios que da y quita
el poder político se encuentran en el segundo parlamento atribui­
do a la deidad frente a los magos, "Por demás habéis venido. Nunca
más haré cuenta de México. Para siempre os dexo. No tendré más
cargo de vosotros ni os ampararé. Apartáos de mí. Lo que queréis
no se puede hacer."71
En esta cita se da un mensaje de abandono de la deidad res­
pecto de la ciudad, ya que la divinidad nunca más se ocupará de
los mexicas. Esto pudo ser objeto de dos interpretaciones diferentes
en el mismo siglo XVI; la primera dentro de la tradición indígena
y la segunda desde un punto de vista cristiano. La primera inter­
pretación implica una explicación dentro de la tradición religiosa
mesoamericana, según la cual el principal dios, Tezcatlipoca, ha
decidido la ruina de la ciudad de los mexicas y el fin de su poder
sobre otros pueblos. La segunda interpretación pudo haber sido
la del abandono de los falsos dioses, que para los frailes eran de­
monios, particularmente Tezcatlipoca, de quien Sahagún pensaba
que era el mismísimo Lucifer, "padre de toda maldad y mentiras,
ambiciosísimo y superbisísimo [soberbio], que engañó a vuestros
antepasados." 72 Entonces pudo tener la interpretación de ser el
69 Historia general, v. r, libro III, cap. II, p. 207.
70 Véase Sahagún, "Salutación y súplica[... ] al tlatoani recién electo", p. 73, trad.
de Josefina Garda Quintana: "Nuestro sefior se digna asentarte en la estera, en la si­
lla, en su lugar de honra"; también Sahagún, Historia general. v. I, libro I, cap. III, p.
38. Así como el capítulo II de la presente obra.
71
Historia general, v. II, libro XII, cap. Xlll, p. 831-832. Debe hacerse notar que en
este caso, las dos versiones castellanas de Sahagún difieren bastante del texto náhuatl;
véase la traducción de Garibay en Sahagún, Libro doce, cap. Xlll, p. 771 " - ¿Por qué
en vano habéis venido a pararos aquf? ¡Ya México no existirá más! ¡Con esto, se le
acabó para siempre!",
72 Historia general, v. I, libro I, apéndice, p. 71.

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44 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

anuncio de la huida de los diablos y el fin de la religión demoniaca,


ante el advenimiento de la fe cristiana y del dios verdadero. Pero,
claro, esto último sólo es posible, y debemos recordar que Saha­
gún separa con toda claridad sus propios juicios de los textos que
aportaron sus informantes.
El último portento ocurrió tiempo después, durante los últi­
mos días del sitio de Tenochtitlan y es descrito en los siguientes
términos en el texto náhuatl en traducción de Garibay:

Y se vino a aparecer una como grande llama. Cuando anocheció


llovía, era cual rocío la lluvia. En este tiempo se mostró aquel fuego.
Se dejó ver, apareció cual si viniera del cielo. Era como un remo­
lino; se movía haciendo giros, andaba haciendo espirales. Iba como
echando chispas, cual si restallaran brasas. Unas grandes, otras
chicas, otras como leve chispa. Como si un tubo de metal estu­
viera al fuego, muchos ruidos hada, retumbaba, chisporroteaba. 73

Este extraño fenómeno llenó de estupor a los mexicas, quie-


nes se encontraban en tal estado de indefensión ante los españo­
les que ni siquiera gritaron ante el portento: "Nadie hizo alarde
de miedo, nadie chistó una palabra." Después de este último anuncio
Cuauhtémoc se entregó a los castellanos, dando con ello fin al poder
político tenochca y terminando con el devenir del pueblo mexica.
En la cuestión del significado preciso de este presagio no ha sido
-posible encontrar nada que lo aclare.
Debe resaltarse que, en la tradición tlatelolca, la Conquista
española se abre con una impresionante serie de presagios y se cierra
con otro portento más. Los tetzahuitl estarían señalando el princi­
pio y el fin de la historia mexica.

Los presagios en las obras de Tezozómoc y Durán


Fernando Alvarado Tezozómoc y Diego Durán también presentan
en sus obras presagios de la Conquista, que son notablemente dis­
tintos de los de la obra de Sahagún. Entre los textos de ambos au­
tores hay grandes semejanzas, pero también es posible encontrar
esclarecedoras diferencias. Lo primero que salta a la vista es que,
en contraste con los presagios recogidos por Sahagún, los de es-

73 Sahagún, Libro doce, cap. XXXIX, p. 805.

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LOS PRESAGIOS 45

tos autores se integran con otros eventos de la narración, se inter­


calan guerras, ritos, diálogos, juicios y, en varias ocasiones, los mis­
mos portentos se encargan de establecer su significado.
Antes de empezar la aparición de los tetzahuitl, el t!atoani de
Tetzcoco, Nezahualpilli, le anuncia a Motecuhzoma el próximo fin
del poder de los mexicas. Para Tezozómoc esto ocurre después de
que la ciudad de Huexotzinco se enfrenta a la Triple Alianza, y
Nezahualpilli dice al gobernante mexica que el suceso "es agüero
esto que ya jamás acertaremos á hacer guerra contra Huexotzinco,
Cho/u/a, Tlaxcala y Tliliuhquitepec, [...] que esto significa venir del
cielo" . 74
Mientras que para Durán, Nezahualpilli visita sin motivo apa-
rente a Motecuhzoma y le anuncia la cercanía de:

una cosa extraña y maravillosa, que, por permiso y voluntad del


señor de los cielos, de la noche y el día y del aire, ha de aconte­
cer en tu tiempo. Por lo cual, debes estar avisado y advertido y
con mucho cuidado, porque yo he alcanzado por cosa muy ver­
dadera que de aquí a muy pocos años, nuestras ciudades serán
destruidas y asoladas; nosotros y nuestros hijos, muertos, y nuestros
vasallos, apocados y destruidos.75

Lo que en Tezozómoc es sólo un anuncio de ineficacia guerre­


ra, algo que por sí mismo es ciertamente grave, en Durán se trans­
forma en un aviso del "señor de los cielos" del fin del poderío
mexica. Vemos como estos matices señalan diferentes actitudes y
elaboraciones de un mismo material, de una misma información;
justamente ése es el proceso de creación de los presagios.
El primer presagio propiamente dicho es descrito de maneras
muy diferentes en ambos cronistas. En Tezozómoc, un hombre que
representa a Tezcatlipoca en el templo de esa deidad, ve de noche
el siguiente portento:

hacia la parte del oriente había visto salir un humo que espesa­
ba, y estaba tan blanco que relumbraba y daba tanta claridad, que
parecía medio día, y que puntualmente más iba creciendo que venía
igual casi con el cielo desde la tierra, que parecía que venía an­
dando como un gran gigante blanco[ ... ] y casi viene apegado con
el cielo, tan blanco humo, como una nube blanca muy espesa.76
74
Tezozómoc, Crónica mexicana, cap. XCIX, p. 649.
75 Durán, Historia de las Indias, v. n, Historia, cap. LXI, p. 459.
76 Tezozómoc, Crónica mexicana, cap. e, p. 653.

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46 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

El fenómeno que describe Tezozómoc parece ser el mixpantli o


"bandera de nubes", del cual se habló páginas atrás. En Durán,
este presagio es visto por el joven que representa al dios Huitzi­
lopochtli, pero se dice que es un cometa "y mirando hacia el cie­
lo, vido en la parte de oriente una cometa poderosa, que echaba
de sí un largo resplandor el cual amenazaba derechamente en es­
tas parte. [... ] Y estando así en espera, quedó, a la hora que ama­
necía, encima de la ciudad de México y en llegando allí, con la luz
de la mañana se deshacía y no la veían más aquel día". 77
En este caso podría ser que el dominico se confundiera ante
la descripción de la "bandera de nubes" y tratara de identificar el
fenómeno con algo conocido para él, con lo único que se le pare­
cía, un cometa.
Ya se trate del mixpant!t� "bandera de nubes" o de un cometa,
se ha visto atrás como ambos fenómenos eran considerados ma­
los augurios, pero en este caso se agrega que son vistos por las
imágenes vivas de los dioses, si es Tezcatlipoca, se trata del dios
más poderoso, si es Huitzilopochtli, es el dios patrón del grupo
dominante tenochca. Y no sólo eso, los sacerdotes estaban dormi­
dos, por lo que Motecuhzoma tiene que preguntar al hombre que
representaba al dios el significado del presagio. Al respecto Tezo­
zómoc refiere que Motecuhzoma dijo:"¿qué haré? ¿O á quién lla­
maremos que nos declare la significación de esto?" Dijo el trasunto;
"señor, yo no sé á quién se puede llamar; esta es cabeza del mun-
. do: vos sois sin par, ni hay rey que os iguale, haced en las partes
y lugares que hay nigrománticos y hechiceros, que declaren la sig­
nificación de esto." 78
En contraste, en la versión de Durán se resalta la falta de co­
nocimientos de la representación del dios Huitzilopochtli, "La se­
mejanza le respondió que él era un pobre mozo ignorante y que
de las cosas del cielo él no alcanzaba nada, porque ni era astrólo­
go, ni hechicero, ni adivino." 79 Las diferencias entre las versiones
de ambos cronistas son reveladoras de la intención moralizadora
de Durán, pues éste resalta las deficiencias de las imágenes de los
dioses, sin considerar que esos conocimientos estaban reservados
a sacerdotes especializados.
Motecuhzoma manda llamar a los "nigrománticos y hechice­
ros" para que interpreten el sentido del tetzahuitl, pero éstos ni si-
77 Durán, Historia de !ns Indias, v. n, Historia, cap. LXIII, p. 467.
78 Tezozómoc, Crónica mexicana, cap. e, p. 653-654.
79 Durán, Historia de las Indias, v. 11, Historia, cap. LXlll, p. 468.

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LOS PRESAGIOS 47

quiera se han enterado de la señal celeste; ante este gran descui­


do el tlatoani manda apresarlos y dejarlos sin alimentos hasta que
mueran de hambre.
El gobernante mexica se ve obligado a recurrir a Nezahualpi­
lli para que le informe respecto de la significación del presagio.
El sefior de Tetzcoco se sorprende de que los especialistas tenoch­
cas en el conocimiento de lo divino no hayan dicho nada a Mote­
cuhzoma; Tezozómoc en su versión adara:

Pues sabed, señor, que ha muchos días se sabe esto que vais á decir
que aparece en el cielo, y por tener entendido que lo sabíades, no
os lo he tratado [ ... ] si es ya así la voluntad de nuestros dioses
que esto se acabe, ¿qué puedo yo decir? Lo que os ruego y encar­
go como valeroso hombre de buen pecho y de gran corazón, que
os esforcéis y cobréis ánimo valeroso é invencible, para recibir estos
golpes de fortuna, pues es ya permisión que esto se acabe 80

Por su parte Durán pone estas palabras en boca de Nezahualpilli:

Y has de saber que todo su pronóstico [del presagio] viene sobre


nuestros reinos, sobre los cuales ha de haber cosas espantosas y
de admiración grande; habrá en todas nuestras tierras y señoríos
grandes calamidades y desventuras; no quedará cosa con cosa; habrá
muertes innumerables; perderse han todos nuestros reinos, y esto
será por permisión del señor de las alturas, del día y de la noche
y del aire; de lo cual todo has de ser testigo y lo has de ver y en
tu tiempo ha de suceder 81

Hay una distancia entre los significados tradicionales de los


presagios y las versiones de Tezozómoc y Durán. Como se vio antes,
el sentido de la "bandera de nubes" era el de anunciar miseria y
hambre, mientras el cometa señalaba la muerte de algunos seño­
res, la guerra o alguna hambruna; estos significados se han trans­
formado en el anuncio de la ruina de todos los estados indígenas,
"perderse han todos nuestros reinos"; para Tezozómoc esto ocu­
rrirá porque es "voluntad de nuestros dioses", mientras que para
Durán esto se debe al "señor de las alturas, del día y de la noche
y del aire", y con ello da un paso adelante para lograr una inter­
pretación cristiana de los presagios y la Conquista.

80 Tezozómoc, Crónica mexicana, cap. e, p. 654.


81 Durán, Historia de las Indü1s, v. II, Historia, cap. LXIII, p. 469.

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48 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

Tezozómoc extiende el significado tradicional de la "bandera


de nubes" para aplicarlo plenamente a la Conquista española,
dejando la idea de la ''voluntad de los dioses", mientras que Durán
habla ya de un único ser supremo, insinuando, muy sutilmente,
la voluntad del dios cristiano.
El siguiente presagio es una piedra parlante. Refieren las cró­
nicas que Motecuhzoma ordenó conseguir y labrar una nueva piedra
para realizar los sacrificios de desollamiento y que fuera aún más
grande que las que dejaron los anteriores gobernantes. Para ello
se buscó en diversos lugares y se localizó una piedra que cubría
las pretensiones del señor mexica. Cuando los trabajadores se dis­
ponían a traerla, la piedra de pronto se volvió más pesada, impi­
diendo su traslado y además habló varias veces, señalando su falta
de voluntad para llegar a Tenochtitlan, una de estas veces dijo:

No acabáis de entender vosotros. ¿Qué me queréis llevar? Que


no he de llegar á México; decidle á Moctezurna ¿que para qué me
quiere? ¿que qué aprovecha, que qué tengo que hacer allá, y que
vaya á donde tengo de estar arrojada? Que ya no es tiempo de
hacer lo que ahora acuerda, que antes lo había de haber hecho,
porque ya ha llegado su término de él, ya no es tiempo, y el Moc­
tezuma ha de ver por sus ojos lo que será presto, porque está ya
dicho y determinado, porque parece que quiere aventajar á Nuestro
Señor, que hizo el cielo y la tierra, mas con todo, llevadme, que
allí será mi llegada, ¡pobres de vosotros! Vamos caminando.82

En este caso el tetzahuitl mismo se ha encargado de revelar


su significado, que como se puede apreciar es una prefiguración
muy elocuente de la Conquista: ha llegado el fin del poder de
Motecuhzoma y del estado mexica, ya que la ciudad será asola­
da y los monumentos quedarán esparcidos por el suelo. Por otra
parte se puede constatar que la versión de Durán del mismo pa­
saje es más elaborada, puede decirse que más "literaria" y en ella
la piedra hace uso de notables facultades retóricas, pues dice:
"Miserable gente y pobre desventurada, ¿para qué porfiáis a me
querer llevar a la ciudad de México? Mirad que vuestro trabajo
es en vano y yo no he de llegar allá, ni es mi voluntad; pero pues
que tanto porfiáis, estirad, que yo iré hasta donde a mí me pareciere
por vuestro mal." 83

82 Tezozómoc, Crdnica meximna1 cap. Cll, p. 664.


83 Durán, Historia de las Indias, v. II, Historia, cap. LXVI, p. 487.

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LOS PRESAGIOS 49

La piedra cumplió su palabra y, así, al ser transportada por las


calzadas de Tenochtitlan uno de los puentes se rompió, con lo que
la piedra se hundió llevándose consigo a varios trabajadores y
sacerdotes. Motecuhzoma ordenó a los buzos buscarla, pero ha­
bía desaparecido, y en cambio se encontraron marcas en el fondo
del lago como si hubiera sido arrastrada; finalmente l a piedra
fue encontrada en el mismo lugar donde al principio había sido
extraída.
El siguiente tetznltuitl es el rapto de un macelzual por un águi-
la; Tezozómoc lo cuenta así:

Pasados algunos días subiose el rey Moctezuma á una azotea alta


de su palacio, y mirando á todas partes vido hacia la parte de
Tezcuco una nube blanca que subía hacia el cielo: estúvola mirando,
y lo que significó fue, que estando en el cerríllo de Coatépec, vino
un águila y sin sentirlo ni vedo el indio, le asió de los cabellos y
lo llevó encima de un cerro alto, y repentinamente lo metió en una
sala, la mejor que jamás había visto, y no vio á la propia águila,
sino un principal gran señor, y díjole: "ven acá, no tengas temor;
toma esta rosa y este perfumador, huélgate pero mira cuál está
aquí tendido Moctezuma borracho perdido, y no sabe de sí, hiérele
en un muslo, mira que te torno á decir que le hieras, no aprove­
cha, hiérele, que no sabe de sí": entonces le hirió en un muslo,
recio. Dijo el principal: "¿ves como no tiene sentido, de borracho
perdido que está? Pues no siente el fuego con que le quemastes,
pues ve ahora al mundo y dile lo que te dije de que le hirieras en
un muslo, y dile que cese ya lo que ahora está haciendo, que ya
es acabado su término, que él lo buscó por sus manos, que tal prisa
dio a su voluntad y deseo, ¿has entendido?" Luego habló el mi­
serable indio y díjole: "sefior mío muy esclarecido, que me hicis­
te digno de tan glorioso misterio y milagro, no siendo yo digno
de ello, ya voy y le contaré lo que me tienes mandado": y así luego
le arrebató el águila y lo llevó á la propia parte que él araba, con
su rosa y perfumador, y díjole: "mira, no dudes lo que tengo di­
cho; dile lo que te dijo el rey que viste, y mira que vayas luego
derecho allá" 84

El labrador fue ante Motecuhzoma y contó lo que le había pa­


sado, mostró como prueba la flor que le dieron y el sahumador;
el tia toan¡' mandó que fuera apresado y después apedreado, por­
que: "Oídme, como á media noche me comenzó á doler este muslo

64 Te:wzómoc, Cróníca mexicana, cap. cm, p. 6ó9.

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50 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

que parecía que me lo abrasaban, y ahora me duele y este bellaco


me trajo esta nueva, debe ser algún encantador ó embainador." 85
Pueden señalarse como algunos puntos importantes del pasa­
je los siguientes: primero que se trate de un habitante del pueblo
de Coatépec, así como que sea un águila; también que el hombre
tenga la visión de un principal, así mismo la visión de Motecuh­
zoma, la señal con el sahumador, y el discurso del principal.
La clave para encontrar el significado simbólico de este pre­
sagio es el águila, y primeramente hay que recordar que no es la
única manifestación de águilas portentosas en la historia mexi­
ca. Así, tenemos que esta ave está muy ligada a Huitzilopochtli
y que en determinadas circunstancias es manifestación de este dios,
por ejemplo en la lámina IV del Códice Boturim� se ve a un águi­
la dando a un mexica instrumentos para la guerra, como son el
arco, la flecha, el lanzadardos y la red. Imagen que parece estar
comentada en el siguiente texto de Tezozómoc: "entonces, cuan­
do tomaron el nombre de mexicanos, ahora se llaman mexicas,
les embizmó las orejas, y también allá les dio la flecha, el arco y
la redecilla con que lo que veían a lo alto lo flechaban muy bien
los mexicanos". 86
Por otra parte, tenemos que, según Cristóbal del Castillo, du­
rante la migración mexica el dios patrón guió a su pueblo en for­
ma de águila, e indicándoles el camino y las características del lugar
donde sería su asentamiento definitivo.87
La promesa se cumple cuando ocurren los prodigios de la fun­
dación de Tenochtitlan; el lugar preciso fue señalado justamente
por un águila posada sobre un nopal, que al ver a los mexica los
saludó bajando la testa.88
Cristóbal del Castillo consigna una aparición más interesante
de un águila; ésta ocurre cuando el hombre que guía a los mexi­
cas está a punto de morir y es llevado ante la presencia de "todos
los diversos dioses se pusieron de acuerdo para conducirme, para
que fuera allá, junto a ellos, al lugar llamado Ximohuayan [... ] Y

85
Ibidem, cap. cm, p. 670.
86 Tezozómoc, Crónica mexicdyotl, trad. de A. León, p. 22-23.
87
Cristóbal del Castillo, Historia de la venida de los mexicanos, trad. de Navarrete,
p. 135: "Yo os iré guiando a donde vayáis, iré mostrándome como águila, os iré lla­
mando hacia donde iréis, sólo idme viendo. Y cuando haya llegado a donde ya me
parezca bueno, donde os asentaréis, allá me posaré, allá me veréis, ya no volaré. De
modo que en seguida hagáis mi templo, mi casa, mi cama de paja donde estuve le­
vantando el vuelo. Y allá toda la gente levantará su casa, os asentaréis."
88
Tezozómoc, Crónica mexicdpotl, p. 65.

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LOS PRESAGIOS 51

sólo me hicieron volar, fui en forma de águila, y entonces allá me


llevaron, donde están reunidos todos los dioses nuestros señores."89
Estas apariciones portentosas de águilas en la historia mexica
permiten plantear que posiblemente el dios Huitzilopochtli se
manifestaba como esa ave y que el viaje en águila (o transforma­
do en ella) fuera una de las formas tradicionales de acceder al mundo
de los dioses. ¿Acaso esto indica que el águila que menciona Te­
zozómoc es el mismo dios Huitzilopochtli que anuncia la derrota
de su pueblo? No es posible contestar con certeza por el momen­
to, aunque resulte tentador considerar que este indio fuera de un
pueblo llamado Coatépec, el cual tiene el mismo nombre del ce­
rro donde nació Huitzilopochtli, y sea el punto del itinerario de
la migración donde el dios venció a quienes no querían continuar
la marcha.90
En el texto de Tezozómoc citado arriba se deja entrever que el
águila tomó forma humana, "y no vio a la propia águila, sino a
un principal gran señor". Los dioses nahuas podían manifestarse
a los hombres en forma de señores, por ejemplo, Gerónimo de
Mendieta refiere un testimonio de Olmos según el cual se supo
"haber el demonio aparecido á un indio en figura de señor o caci­
que" ,9 1 con el fin de ordenarle el cumplimiento de un mandato
divino.
Para Tezozómoc el mensaje del dios está dirigido a Motecuh­
zoma, "y dile que cese ya lo que ahora está haciendo", porque su
gobierno sobre los hombres está a punto de concluir debido a su
comportamiento, "que ya es acabado su término, que él lo buscó
por sus manos".
Mientras que Durán agrega matices reveladores. En principio
para él el águila está al servicio de otro poder: "Poderoso señor,
yo he cumplido tu mandato y aquí está el labrador que me man­
daste traer", este poderoso señor es invisible para el indio quien
sólo escucha su voz; aquí el mensaje de una deidad invisible dice
89
Historia de /a venida de los mexicanos, p. 149-151. nota 89. Federico Navarrete
traduce Quauhtlí ipan nit¡uiztliuh como "fuí en forma de águila", pero, como él mismo
aclara, también puede traducirse como "fui sobre un águila".
90 Véase Sahagún, Historia general, v. I, libro m, cap. 1, párrafo 1, p. 202-204; Durán,
Historia de las Indias, v. ll, Historia, cap. JI, p. 32-33. Al respecto es significativo que
en La relac ión de Michoacdn, p. 282-285, el dios Curicaueri se presenta justamente en
forma de águila, ante una joven para llevarla a una reunión de los dioses, donde es
informada de la inminente venida de nueva gente "recién creada" para dominar a los
indígenas; véase Pastrana, "Los presagios de la Conquista como forma de conciencia
histórica", p. 57-59.
91 Mendieta, Historia eclesiástica indiana, libro 11, cap. XII, p. 95.

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52 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

claramente que Motecuhzoma "tiene enojado al dios de lo criado",


y que se le ordena al macehual elegido que dé un mensaje a Mo­
tecuhzoma diciéndole "cómo ya se te acababa tu reinado y se te
acercaban los trabajos que has de ver y experimentar muy en bre­
ve, buscados y tomados por tu propia mano y merecidos por tus
malas obras".92 Bien puede tratarse de matices de moral cristiana
introducidos por el dominico, aplicados a la conquista.
Después de estos presagios Motecuhzoma busca obtener infor­
mación precisa sobre los trabajos y penas que se le avecinan; para
ello ordena que cualquiera que sueñe algo que parezca tener rela­
ción con él sea llevado ante su presencia, en particular dispuso a
sus subordinados poner atención sobre los sueños de los ancianos
y las apariciones de Cihuacóatl, la "tetetzahuianl' que se mencio­
nó atrás.93
En respuesta a su orden se presentan algunos hombres y mu­
jeres ancianos que habían tenido sueños: "uno de los viejos dijo
que había soñado que veía que todo el templo de Huitzilopochtli,
poco á poco se iba quemando, y lo iban desbaratando [ ... ] Luego
otra mujer vieja dijo: 'señor, soñé que tu casa la llevaba un gran
río, que piedras y vigas se las llevaba el agua."' 94
Como era de esperarse, estas noticias no fueron del agrado de
Motecuhzoma, y ordenó apresar a los viejos y viejas para dejarlos
morir de hambre.
Para entender el significado de este presagio hay que consi-
derar primeramente que el sueño era una importante forma de
comunicación con lo sagrado en el México prehispánico, ya que
se suponía que una parte del ser humano salía del cuerpo mate­
rial y entraba en contacto con una realidad sagrada. En este sue­
ño específico se conjuga la visón del fuego y el agua, lo que quizás
esté indicando los términos de atl tlachinollt� "agua, cosa quema­
da", es decir de la guerra; ahora bien, el fuego quema y destruye
el templo de Huitzilopochtli, recordemos que un símbolo de con­
quista era el incendio del templo del dios patrón del pueblo so­
metido; entonces tendríamos que se trata de una guerra de conquista;
además el agua forma una corriente que se lleva las casas de Mo-
92 Durán, Historia de las Indias, v. 11, Historia, cap. LXVII, p. 492.
93
Tezozómoc, Crónica mexicana, cap. CVI, p. 682, dice "sobre todo le dijesen, si
viesen algunas cosas, como pronósticos, ahora sea visión o fantasma ó lloro ó gemi­
do, de que no parece quien sea, ó abusión, y que tengan gran cuenta de oír de no­
che, si anda la mujer que llama el vulgo Cihuacoatl, y qué es lo que llora, si se le
puede preguntar".
94 Ibidem, cap. CVI, p. 682-683.

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LOS PRESAGIOS 53
tecuhzoma, la imagen de las aguas que salen de una casa destrui­
da era un símbolo de pena infamante y del término de un linaje;
entonces tendríamos codificados tres mensajes unidos en el mis­
mo presagio: se trata de una guerra de conquista sobre los mexi­
cas en la cual el linaje de Motecuhzoma, es decir, del gobernante,
sería aniquilado.
Se puede apreciar cómo los presagios que cuentan Tezozómoc
y Durán muestran un importante trabajo de elaboración, y en al­
gunos casos la ampliación de los significados originales para aco­
plarlos mejor a las características de la Conquista española. Así
mismo, es posible apreciar cómo Durán introduce matices en la
narración que pueden indicar una sutil cristianización de los pre­
sagios y del pasado mexica.

Algunos aspectos sociales de los tetzahuitl de In Conquista

La importante presencia de los presagios en las crónicas de tradi­


ción indígena permite entrever ciertos aspectos sociales, los cua­
les estarían expresados a través de los símbolos mismos de los
presagios y de la forma en que son contados.
El primer aspecto social de los presagios es tan evidente que
suele no ser comentado; la sola mención de los tetza!zuit! implica
la creencia en los mismos por parte de los autores de las crónicas.
Se ha visto atrás cómo estos portentos tienen una significación dentro
de la tradición cultural náhuatl, no se trata de presagios copiados
del cristianismo o de la antigüedad clásica. Su tratamiento cierta­
mente puede revelar toques cristianos, pero el núcleo del signifi­
cado está en la tradición religiosa náhuatl.
De la misma manera, si los presagios están ubicados al princi­
pio de los relatos de la Conquista, esto quiere decir que eran pen­
sados como la introducción al tema, y que aportaban un sistema de
referencias ideológicas tradicionales, en el cual la intervención di­
vina sería parte fundamental de la explicación de ese acontecimiento.
Los mejores ejemplos que pueden traslucir situaciones socia­
les están en las obras de Tezozómoc y Durán, pues en ellas los
presagios forman parte de la trama junto a otros acontecimientos
y, como se ha visto, frecuentemente están comentados.
Lo primero que hay que señalar es que los tetzaltuitl ocurren
fuera del marco de las instituciones religiosas del estado mexica;
los sacerdotes no los ven porque han descuidado sus funciones de

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54 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

comunicación con los dioses, como sucede cuando se manifiesta el


cometa o la "bandera de nubes", que los sacerdotes están dormidos.

Motecuhzoma mandó llamar a los astrólogos y agoreros y adivi­


nos y hechiceros y encantadores, todos cuantos había en la ciu­
dad de México. A los cuales, después de venidos ante el rey, les
preguntó si habían visto la nueva señal que del cielo había apa­
recido. Ellos todos respondieron q-ge no. El rey, indignándose contra
ellos, les dijo: - Pues, ¿cómo? ¿Ese es el cuidado que tenéis de
velar sobre las cosas de la noche? ¿Para qué tengo yo en mi reino
astrólogos ni hechiceros ni adivinos ni agoreros? ¿De qué me ha­
béis de servir? 95

El sacerdocio es una institución especializada en mediar entre


los hombres y los dioses y como tal es muy importante. Los sa­
cerdotes deben tener gran cuidado en el cumplimiento escrupu­
loso de sus funciones religiosas, puesto que de no hacerlo pueden
afectar negativamente a toda la sociedad que representan ante los
dioses. 96 Por esa razón Motecuhzoma es muy severo con ellos, ya
que no se puede permitir que aquellos que son especialistas en la
comunicación con los dioses ni siquiera estén enterados de una señal
celeste.
La referencia a los problemas entre Motecuhzoma y los sacer­
dotes hace posible pensar que detrás de ello hubiera algo más, algo
particularmente grave, que quizá se trate de una división dentro
del grupo dominante. Ya que, como se sabe, los altos puestos sa­
cerdotales estaban ocupados - generalmente - por personajes del
grupo dominante; por ello tos sacerdotes eran parte importante de
los funcionarios del gobierno y participaban de la vida política de la
ciudad. Por lo tanto, es posible que los textos dejen entrever un con­
flicto entre el máximo gobernante y los encargados de r.1antener en
buenos términos la relación entre la sociedad mexica y los dioses.
Otro ejemplo de posible distanciamiento entre Motecuhzorna
y los sacerdotes es lo que pasa después de la muerte de los viejos
soñadores; ante el hecho, los sacerdotes, temerosos de sufrir la misma
suerte que los ancianos, se ponen de acuerdo para no informar nada
al tlatoani sobre el contenido de sus propios sueños. Esto, en lu­
gar de aplacar a Motecuhzoma, provocó aún más su ira, pues: "No
es posible sino que vosotros, o no me queréis decir verdad, o me-

95 Durán, Historia de las Indias, v. u, Historia, cap. LXlll, p. 468.


96 Véase Pastrana, Entre los hombres JI los dioses, p. 70-72.

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LOS PRESAGIOS 55

nospreciáis mis mandamientos, o que no tenéis cuenta lo que toca


a vuestros oficios, que es mirar y velar en las cosas de la noche," 97
Por lo que ordenó apresarlos y dejarlos morir de hambre.
Este posible distanciamiento entre los miembros del grupo en
el poder se manifiesta cuando Motecuhzoma se ve obligado a buscar
magos y adivinos de fuera de la ciudad para tratar de conocer el
futuro que le anunciaban los presagios; esto quiere decir que el
tlntoaní se ha quedado solo ante la significación de los tefzaltuit!,
ningún mexica puede ayudarlo o aconsejarlo. Al final los magos
desaparecen misteriosamente.
Por otra parte, es posible plantear una interpretación diferen­
te de estos pasajes. Quizás los que hablan de los conflictos entre
los sacerdotes y el t!afoani no intenten referir puntualmente los acon­
tecimientos, sino que más bien se trate de una crítica a la cúpula
del poder mexica, que señalaría el carácter despótico y tiránico del
gobierno de Motecuhzoma y las faltas de los sacerdotes prehispá­
nicos, así como su falsedad como conocedores de la verdadera
relación con la divinidad. De esta forma, uno de los caminos por
el que los nahuas novohispanos trataron de explicarse la Conquista
bien pudo ser el de resaltar los aspectos negativos de destacadas
personalidades y de prominentes sectores del grupo dominante,
lo que implicaría una cierta crítica moral a esos grupos, pero evi­
taría una condena del conjunto de la sociedad mexica. Los erro­
res y las injusticias de que se acusaba a los mexicas en crónicas
de otros grupos habrían sido cometidas sólo por una fracción de
la sociedad, el supremo gobernante y los falsos sacerdotes de los
ídolos. Con estos elementos quizá tratara de manifestarse una dis­
tancia política con las antiguas formas de gobierno, así como un
deslinde religioso respecto del culto prehispánico. 98

Posibles caminos en la construcción de los tetzahuit!


De manera general, puede decirse que la sola presencia de los pre­
sagios en la historiografía de tradición indígena implica, necesa­
riamente, la presencia de una forma de conciencia histórica en la
cual el devenir de los hombres se encuentra estrechamente ligado
a las determinaciones de los dioses. La elaboración de los relatos
en los que aparecen los presagios requiere todo un proceso de
97 Durán, Historia de !ns Indias, v. JI, Historia, cap. LXVIII, p. 501.
""Esta vía de interpretación será tratada con más detenimiento en el capítulo 111.

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56 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

reinterpretación de los acontecimientos del pasado inmediato a la


luz de los resultados de la Conquista; así, los diferentes aconteci­
mientos podrían llegar a tener un sentido que no tenían cuando
ocurrieron.
Un ejemplo de esto se encuentra en el caso de la piedra par­
lante. Admitiendo, como hipótesis de trabajo que, efectivamente,
Motecuhzoma ordenara traer una enorme piedra para dedicarla al
templo de Huitzilopochtli, la cual se hundió en el lago al romperse
un puente, resulta natural que un hecho tan notable no pudiera dejar
de ser registrado e interpretado; así, es posible que en un primer
momento el evento fuera percibido como una señal de que "algo
malo va a pasar". Después de la Conquista, el acontecimiento fue
reinterpretado de diferentes maneras, siendo dotado, a través del
tiempo, de nuevos significados, con los que se fueron forjando, en
la tradición histórica, distintas versiones del mismo suceso.
Una primera versión la encontramos en un curioso documen-
to, aparentemente escrito en 1553, el cual dice:

este mesm(o) año [1519], trayendo los indios una piedra grande
a México para esculpir y pintar en ella a Motenzuma [sic] y ponella
en Chapultepec donde están las figuras de los señores que han
sido en México desd[e] la fundaron, al pasar de una puente que
estaba en la cequia [acequia] [ ...] se les cayó la piedra de la puen­
te abajo y al caer oyeron una voz que decía "yaizquichi" [ye ixquich]
que quiere decir "ya es acabado", también lo tomaron por aguero99

Es notable que en esta primera versión se pongan juntos los


elementos de la piedra parlante y la efigie de Motecuhzoma es­
culpida en Chapultepec, que en otras obras constituyen dos epi­
sodios diferentes, con lo cual se puede sugerir que acaso esta versión
refleje un momento en la elaboración de los relatos sobre los pre­
sagios en los que éstos aún no estaban del todo definidos. En esta
ocasión a la piedra no se le atribuye directamente el don del ha­
bla, sino que se dice que al caer se escuchó una voz que decía: ye
íxquich, expresión que quiere decir "bastante", "suficiente" o "es
todo", y que es usada para dar fin a alguna acción o relato; en este
caso, al tratarse de la piedra destinada a labrar la efigie del máximo
gobernante la expresión "es todo" sería el anuncio del fin de Mote­
cuhzoma y quizás también del término del linaje gobernante.
99 "Costumbres, fiestas, enterramientos y diversas formas de proceder de los in­
dios de Nueva España", en T!alocan, v. II, n. 1, 1945, p. 63.

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LOS PRESAGIOS 57

Se trata de una señal que remite indirectamente a la Conquis­


ta española; lo que permite vincular el portento con ese evento es
la precisión temporal de haber ocurrido en el año "en que entró
el marqués"; en ]as versiones posteriores se dice que el presagio
ocurrió varios años antes del arribo de Cortés.
La segunda versión es la que recogieron Tezozómoc y Durán;
en este caso véase el discurso que se pone en boca de la piedra
según la crónica del dominico:

Pobres desventurados, ¿para qué trabajáis en vano? ¿No os he dicho


que no he de llegar a México? Andad, id y decidle a Motecuhzo­
ma que ya no es tiempo. Que acordó tarde, que más temprano había
de acordar traerme; que ya no soy menester allá, porque ya está
determinada otra cosa, la cual es divina voluntad y determinación.
Que no quiera él hacer contra ella. Que para qué me lleva[ ... ] ¿Para
que mañana esté caída y menospreciada por ahí? 100

Aquí el inicial mensaje vago y ambiguo de algo va a tener íin" II

se transforma en una piedra que desde el principio mostró su ca­


rácter maravilloso, y pronunciaba unos discursos atemorizantes que
señalan el fin del poder mexica y desventuras sin cuento para
Motecuhzoma. Un original mal presentimiento se transformó en
un presagio digno de anunciar la Conquista española.
En el siglo XVII Juan de Torquemada da otra versión del mis­
mo episodio, pero las diferencias que presenta con respecto a las
versiones anteriores son importantes, ya que señala que Motecuh­
zoma manda traer la piedra con el fin de hacer una obra mayor
que las de sus antecesores:

Llegó la piedra con este aparato a las primeras casas de esta ciu­
dad, en el barrio de Xoloco y queriéndola pasar por una puente
que se hacía en la división de una grande acequia de agua {aun­
que era fuerte y para sólo aquel fin la habían reparado y pertre­
chado muy bien) no bastó, porque el peso de la piedra o era más
de lo que pudo sufrir o el demonio que hacía que la trajesen la
quiso introducir con azar en su infernal casa y templo y así se deslizó
por la madera y se fue al agua llevándose tras de sí su sacerdote
mayor, que la iba incensando y otro grande número de gente que
dio más presto en el infierno que la piedra en el centro y suelo
del agua. Fue uno de los mayores azares y agüeros que los mexi­
canos tuvieron de su desventura, porque allí creyeron que ya su
100 Durán, Historia de las indias, v. 11, Historia, cap. LXVI, p. 487-488.

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58 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

dios los desamparaba, pues no quería recibir aquel servicio que


a su contemplación se hacía. Sacáronla con grandísimo trabajo y
dedicáronla en el templo de Huitzilopochtli. 101

Nótese cómo en esta versión la piedra no habla, ni se niega a


moverse, ni desaparece misteriosamente del fondo del lago, ni
regresa a la cantera, pero se le considera "uno de los mayores
agüeros/f que anunciaron la destrucción de los mexicas, pues fue
conceptualizada como una señal de que el dios Huitzilopochtli
abandonaba a su pueblo.
Si se deja por un momento la cronología de los relatos, y se
atiende a los elementos que ponen de manifiesto la intervención
de lo sagrado en el suceso, se encuentra que la versión que tras­
mite Torquemada está desnuda de prodigios; en ella el vínculo del
episodio con los dioses queda establecido por la interpretación que
se hace del mismo, ya que si era una piedra dedicada al culto del
dios patrón de los mexicas cualquier incidente debe tener alguna
connotación en el plano de las relaciones entre ellos y su dios. En
la versión de 1553 se encuentra claramente la intervención direc­
ta de lo sobrehumano con la voz; y en la versión de Tezozómoc y
Durán el pasaje se encuentra repleto de elementos prodigiosos que
anuncian ostensiblemente el futuro que aguarda a los mexicas.
Por otra parte, las variantes hacen posible plantear el proble­
ma de cuál es el sentido común a todas versiones, de cuál es el
núcleo del incidente de la piedra. Lo que permite establecer el sig­
niiicado profundo del episodio de la caída de la piedra en el lago
como un anuncio de la Conquista es el vínculo que se establece en
las tres versiones entre la piedra y el poder. Ya se trate de hacer un
monumento al dios Huitzilopochtli -patrón de la ciudad- o de
esculpir el retrato de Motecuhzoma -el máximo gobernante-, la
piedra estaba destinada a ser un monumento público que ostenta­
ra la fuerza y autoridad del Estado mexica. Debe recordarse que
entre los nahuas el poder de los dioses se manifestaba a través de
los gobernantes y que por lo mismo no era posible concebir a un
tlatoani que no contara con la fuerza de una divinidad. El núcleo
de sentido del presagio de la piedra no está tanto en anunciar el
arribo de los españoles, sino en prefigurar el fin del poder de los
gobernantes mexicas.

101 Torquemada, Mon,m::¡u{a indiana, v. !, p. 295.

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LOS PRESAGIOS 59

Justamente estas diferentes versiones elaboradas en torno a una


misma noticia, el hundimiento de la piedra en el lago, y el víncu­
lo que se establece entre ellos y la Conquista, es lo que permite
hablar de un proceso de construcción de los presagios, en el cual
una misma información se iba revistiendo de diversos elementos
y significados, para poder dar cuenta del gran acontecimiento que
fue la llegada de los españoles.
En otros casos puede verse cómo los portentos tenían un sen­
tido definido dentro de la tradición de la cultura náhuatl, sentido
que, a raíz de la Conquista, se fue, poco a poco, ampliando y
adecuando a las nuevas circunstancias y al evento que "anuncia­
ba". El mejor ejemplo de este proceso es el caso del presagio re­
gistrado como mixpantli o "bandera de nubes". Dicho fenómeno
impresionó fuertemente a los nahuas, por lo que fue registrado en
diferentes fuentes (véase Cuadro 1).
Tómese como ejemplo lo que refieren sobre el caso los Anales
de Cuaulztitlan, en los que se registró en dos años sucesivos la apa­
rición del mixpantli. Dice el texto: "4 caili. En este año empezó tem­
prano a levantarse el estandarte de nube hacia donde el sol sale."102
En esta obra sólo se menciona la aparición del portento sin rela­
cionarlo directamente con la Conquista y sin hacer mayor comen­
tario sobre él.
En la Historia de los mexicanos por sus pinturas también se men­
ciona el presagio, pero ya se le otorga una significación como anuncio
de la Conquista española, sobre el particular dice: "En el año 189
les apareció una señal en el cielo que nacía de encima del volcán
y venía por encima de la cibdad, y era blanca y de dos brazas en
ancho. Y procuró Motecuzoma de saber qué cosa era, y los sabios
le decían que había de morir aquel año, y le pareció que fue el año
que los cristianos aparejaron para venir a esta tierra. 103
En este caso, el vínculo con la Conquista se establece por dos
elementos del contexto del presagio. El primero es la interpreta­
ción de los "sabios" indígenas según la cual el portento anuncia­
ba la muerte en ese año de Motecuhzoma, anuncio que resultó ser
falso. El segundo significado sólo se insinúa, ya que al parecer este
presagio ocurrió en el mismo año en el cual los españoles partie­
ron para arribar a las tierras mesoamericanas, con lo cual se esta­
ría insinuando que el portento visto por los mexicas efectivamente
era un anuncio del porvenir, pero no aquel que los indígenas pen-
102 Anales de Cunuhtitlan, trad. de Primo F. Velázquez, p. 60.
100 Historia de !os rnexicnnos por sus pinturas, p. 63.

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60 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

Fuentes Sahagún Sahagún Tezozómoc


Histor ia=
L1 ·b�-o�-�.-,'é---11-c-��--11-,-,��--,1-,,-Cró11ico Códá
Presagios se/ieral Doce mexicana Au/1in mexwmus

M1xpJnili -· . X X X X
Tncendio X X
del templo de
Huitzilooochtli ---- ..
__
Destruc�fón__ I X
del templo de
Xíuhtecuhtlí
Cometa X X X X X
De día en Un objeto

Agua qué hÍerve X


-- tres partes
X - - IX -
de noche
y·.. -----+····- -- ··-+-
-
Cihuacóati llora X X - y X
v vocea --
'"P�á-�a_ro _c-on--·-lr,x·�---i y- - X
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x- - -� x·
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Temblores

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LOS PRESAGIOS 61

Cuadro 1
PRESAGIOS (continuación)

Fuentes Ixtlilxóchitl lxtlilxóchitl Tovar Muñoz rh;=,I M , tt Chimalpain


Camargo
Presagios Códices Sumaría Historia de !vfanus- Demipcilill 3' Reliición i' Relación Anales de
Telleriano relación la 11ació1T e.rilo Cuauhtillan
v Vaticano chichimeca Tornr · ······-

Mixpant/i X X X X X X X
Incendio del X X
templo de No
Huitzi\opochtli específica ----- ----------
Destrucción X
del templo de
Xiuhtecuhtlí --- ···-·· --
Cometa X X
!Agua
1 que hierve X
·- - -
·····
X -
Cihuacóatl llora
y vocea X X
Pájaro
con el espejo X X
Monstruos que
desaparecen X ·-·�-----
Aparición de
,- .,.
X
Bola o
torbellíno
de fuego -- - ··· ·---
Viga parlante
Mujer X
resucitada Hermana del
señor de
Michoacán ------�--- -
Piedra parlante X
Rapto de un
macehual
águila X

Baja el Tzizimíl
Bajan los
tlacahuilome
Baja una columna
de piedra --- --------
Remolino de viento X
!dolos que caen X
Temblores X

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62 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

saban, sino uno desconocido para ellos en ese momento, el arribo


de los cristianos.
Como ya hemos visto, también en la crónica de Tezozómoc se
hace mención del presagio de la "bandera de nubes", pero en su
caso el tetzahuitl se reelabora como parte de una secuencia de por­
tentos que, en conjunto, prefiguran el fin del Estado mexica y su
poder. Así, en la crónica se señalan los errores de los sacerdotes que
no se percataron de la presencia del fenómeno y que además se mues­
tran ignorantes respecto de su correcta interpretación; ante esto
Motecuhzoma se ve obligado a recurrir a Nezahualpilli para que le
revele el sentido del portento. Fue ciertamente el señor de Tetzcoco
quien le dijo que ya se acercaba el fin del mundo indígena.
Por su parte, ya en el siglo XVII, Chímalpain, al referir el mis­
mo portento escribe: "Año 5 tochtll� 1510. Aquí se muestra cuan­
do comenzó a levantarse por el cielo un resplandor semejante a
una gran nube [mtxpanitl]. Y se vino a ver por todas las partes del
mundo que nos rodea; por todas partes causó escándalo el resplandor
que venía levantándose." 104 Para el cronista de Chako, el mixpantlí
fue un prodigio que atemorizó a quienes lo vieron y por eso fue
considerado un presagio funesto. Pero no nos dice nada sobre al­
gún nexo con la Conquista, ni sobre interpretaciones más especí­
ficas de su significado.
Debemos recordar que este portento tenía como sentido tradi­
cional el ser un anuncio de hambre y miseria, y como en las cua­
tro versiones que hemos citado del mismo tetzahuitl se le dan diversos
significados, desde ser sólo algo curioso hasta convertirse en un
claro anuncio del fin del estado mexica y su poder; pero el proce­
dimiento que se siguió en todos los casos no fue el de modificar
la descripción del portento, sino el contexto en que éste se mani­
fiesta; ast en algunas crónicas sólo se le menciona, en otras fun­
ciona ya como un anuncio de la Conquista española y en el caso
de Tezozómoc nos encontramos con toda una concatenación de por­
tentos que se entrelazan para introducir el tema de la Conquista
como un acontecimiento decidido por las divinidades.
De esta manera, puede observarse cómo el significado tradicio­
nal de un tetzahuitl es rehecho a la medida del suceso que se supo­
ne anuncia, pues vemos cómo un presagio de hambre se transforma
en un anuncio del fin de los gobernantes nahuas y su poder.

104 Chimalpain, Primer nmoxf/i libro. 3a. relación, trad. de Víctor Castillo, p. 229.

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LOS PRESAGIOS 63

COMENTARIO FINAL

Se ha visto como los tetzahuitl son portentos asombrosos que anun­


cian el futuro; en general son maravillas consignadas en la tradi­
ción náhuatl con un significado que es renovado, ampliado y
reinterpretado a la luz de la Conquista española. Son portentos cuyo
significado particular y orden han sido adecuados a la medida del
acontecimiento que anuncian.
Así mismo, los presagios de la Conquista señalan una caracte­
rística notable de la concepción histórica náhuatl: la participación
de los poderes sobrehumanos en el devenir de los pueblos. La irrup­
ción de lo maravilloso es parte de la mecánica misma de la histo­
ria, la acción de los dioses no es algo ajeno al mundo, sino que es
parte integral de su dinámica y de su naturaleza.
En su conjunto, los presagios introducen el tema de la Conquista,
presentándolo como un hecho anunciado y determinado por la
voluntad de los dioses mesoamericanos, o del Dios cristiano. En
ese sentido, los presagios parecen denotar una visión determinista
de la historia; los acontecimientos históricos estarían regidos por
el poder divino y los hombres serían incapaces de confrontar su
trágico destino.
Esta última observación plantea un problema de suma impor­
tancia. Dicho problema puede ser expresado así: ¿qué grado de
libertad tenía el hombre náhuatl frente a los designios divinos
anunciados por los tetzahuitl?, y, de manera particular para nues­
tro tema, ¿hasta qué punto la Conquista fue considerada como algo
inevitable? El planteamiento de estas preguntas debe matizarse al
considerar que ambas interrogantes sólo tienen validez -por ob­
vio que parezca- para los autores de las crónicas que analizamos,
es decir, la pregunta debe ser si la nobleza náhuatl novohispana
pensaba que la Conquista fue un acontecimiento ineluctable.
La respuesta a este problema debe tomar en cuenta otros ele­
mentos además de los presagios y debe sopesar cuidadosamente
el hecho de que la obra más temprana, los Anales de Tlatelolco, no
haga mención de ningún tetzahuitl.

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