TFG G2486
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TRABAJO SOCIAL
“EL ABUSO SEXUAL INFANTIL Y
LA INTERVENCIÓN DESDE EL
TRABAJO SOCIAL”
Autor/a:
D./Dª. Natalia Casado Castrillo
Tutor/a:
D./Dª. María del Carmen Peñaranda
“La vida es una carrera de obstáculos, eso es así. Pero cuando has sufrido abusos
sexuales de niño, tienes que recorrer el camino con una pierna menos y una mochila
cargada de piedras. Es mucho, muchísimo más duro.” James Rhodes
INDICE
RESUMEN.......................................................................................................................... 5
ABSTRACT. ........................................................................................................................ 5
INTRODUCCIÓN. ............................................................................................................... 6
1. Contextualización. ................................................................................................. 6
2. Justificación. .......................................................................................................... 7
9. El trabajo de prevención...................................................................................... 21
MARCO NORMATIVO...................................................................................................... 37
1. Participantes. ....................................................................................................... 42
3. Procedimiento. .................................................................................................... 44
RESULTADOS. .................................................................................................................. 46
1. Discusión. ............................................................................................................. 52
2. Conclusiones. ....................................................................................................... 53
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS....................................................................................... 57
ANEXOS ........................................................................................................................... 59
INDICE DE TABLAS
RESUMEN.
El abuso sexual infantil es una tipología de maltrato infantil y una problemática histórica
invisibilizada en la sociedad, con graves consecuencias a corto y largo plazo. Este trabajo
busca conocer el abuso sexual infantil y la intervención que se lleva a cabo desde el
Trabajo Social con las víctimas y su familia.
Para ello se ha realizado una investigación de índole cualitativa, mediante una revisión
bibliográfica del abuso sexual en menores y la realización de distintas entrevistas a
profesionales que intervienen de forma directa con esta problemática, para conocer en
profundidad el tratamiento e intervención que se lleva a cabo desde nuestra profesión
y diseñar propuestas que permitan mejorarlo.
PALABRAS CLAVE.
Abuso sexual, maltrato, menores, desprotección, intervención social.
ABSTRACT.
Child sexual abuse is a type of child abuse and historical problem invisibilized in society,
with serious consequences in the short and long term. This work seeks to understand
child sexual abuse and intervention from the Social Work with victims and their families.
A qualitative research has been carried out. Through a literature review of sexual abuse
in children and conducting interviews with professionals involves directly with this
problem, we want to know in depth the treatment and intervention that is carried out
from our profession and how to improve it.
KEY WORDS.
Sexual abuse, abuse, minors, vulnerability, social intervention.
INTRODUCCIÓN.
1. Contextualización.
El abuso sexual infantil no es un problema reciente, pero es en los últimos años cuando
más se ha visibilizado y su detección ha experimentado un importante aumento, además
se están registrando algunas tendencias novedosas en el abuso debido a las nuevas
tecnologías. Todo ello, ocasiona que profesionales de diferentes ámbitos investiguen las
condiciones sociales en las que se da el abuso sexual en menores, así como la búsqueda
de soluciones legales y sociales para la prevención y atención del problema.
Redondo y Ortiz (2005) exponen que el abuso sexual a menores comprende la violación,
que puede contar con la penetración en vagina, boca o ano con el pene, dedo o con
cualquier objeto sin el consentimiento de la persona; el contacto genitaloral; caricias a
los genitales de otro, incluyendo la masturbación forzada para cualquier contacto sexual
sin penetración; el obligar a que el niño se involucre en contactos sexuales con animales;
el obligar a los niños a ver actividades sexuales de otras persona; las peticiones sexuales;
el voyerismo; el exhibicionismo; y también incluye la explotación sexual infantil,
entendido como la implicación a menores en conductas o actividades que tengan que
ver con la producción de pornografía o promover la prostitución infantil o el tráfico
sexual. En ocasiones se habla de agresión sexual cuando se añade un componente de
violencia al abuso sexual.
2. Justificación.
La justificación de este trabajo se sitúa en la alta incidencia de abusos sexuales a
menores. Redondo y Ortiz (2005) estiman que se dan 0,5 casos por 1.000 niños, con una
prevalencia durante la etapa de 0 a 18 años en torno a uno de cada seis chicos y una de
cada cuatro chicas anualmente. Es importante destacar su poca visibilidad en la sociedad
y su complejidad, ya que hasta hace muy poco era un tema tabú. El abuso sexual infantil
es un problema que perdura a lo largo de la historia y ocurre en todas las clases sociales
y culturas con demasiada frecuencia.
Actualmente, según Save the Children (2001), alrededor de un 23% en las niñas y un 15%
de los niños menores de edad han sufrido este tipo de abuso, muchos de ellos sin haber
recibido tratamiento debido al silencio y miedo de aquellos que lo sufren y que trae
consigo una serie de consecuencias psíquico-emocionales, ya sea a corto o largo plazo.
En la actualidad además hay que añadir los delitos sexuales a menores mediante las
nuevas tecnologías, como el ciberacoso con intención sexual o el grooming.
En los últimos años los medios de comunicación y la opinión publica cada vez se han
hecho más eco del abuso sexual, visibilizando y concienciando del impacto de estos, los
cuales se consideraban hasta no hace mucho como malos tratos y solo se mencionaba
en relación con los mismos. Pero no es suficiente, ya que no existe una verdadera
visibilidad del grave problema, ni se previene de ello de una forma intensiva mediante
el autocuidado de los niños y la importancia de solicitar ayuda.
Por tanto, creo que es un tema a tratar de vital importancia, ya que los niños que sufren
este tipo de abuso se encuentran en una situación de total desprotección e indefensión,
donde se vulneran totalmente sus derechos.
La ONU (Sf., citado en Perea et al., 2001) define el maltrato infantil como:
❖ Maltrato físico: es cualquier acción que ocurra de forma no accidental por parte
de cuidadores o padres provocando daño físico o enfermedad en el niño o le
coloque en un arduo riesgo de padecerlo.
❖ Negligencia y abandono físico: situación en la que las necesidades físicas básicas
del menor, así como alimentación, vestido, higiene, protección y vigilancia en las
situaciones potencialmente peligrosas, educación y/o cuidados de salud, no son
atendidas de forma temporal o permanente por ningún miembro del grupo que
convive con el niño.
❖ Maltrato emocional: insultos, desprecios, críticas o amenazas de abandono, con
constante bloqueo de las iniciativas de interacción infantiles por parte de
cualquier miembro adulto del grupo familiar.
❖ Abandono emocional: falta perseverante de respuesta a las señales, las
expresiones emocionales y las conductas procuradoras de proximidad e
interacción del niño y la falta de iniciativa de interacción y contacto, por parte de
una figura adulta estable.
❖ Abuso Sexual: National Center of Child Abuse and Neglect (1978, citado en
Goicoechea, 2001) lo precisa como:
Goicoechea (2001) en el manual de Save the Children destaca distintas categorías dentro
del abuso sexual infantil:
❖ El abuso sexual: contacto físico con o sin acceso carnal, con o sin contacto físico
realizado sin violencia o intimidación y sin consentimiento. Puede incluir la
penetración vaginal, oral y anal, la penetración digital, caricias o proposiciones
verbales explícitas.
❖ Agresión sexual: contacto físico con o sin acceso carnal con violencia o
intimidación y sin consentimiento.
❖ Exhibicionismo: sin contacto físico.
❖ Explotación sexual infantil: el abusador busca un beneficio económico,
englobando la prostitución y la pornografía infantil. Existen diferentes
modalidades como: tráfico sexual infantil, turismo sexual infantil, prostitución
infantil y pornografía infantil.
Es esencial, por tanto, considerar el abuso sexual como un abuso de poder debido a esa
asimetría mencionada, ya que supone la obligación de realizar algo que no se desea
mediante amenaza, chantaje o fuerza física entre otros, impidiendo el uso y disfrute de
la libertad de la víctima.
El modelo elaborado por Finkelhor y Krugman (Sf., citado en Goicoechea, 2001) describe
cuatro condiciones para que se dé el abuso: la primera es la motivación del agresor para
cometerlo, estableciendo distintas categorías como son la parafilia sexual, la repetición
transgeneracional de experiencias previas de abuso en la infancia, un componente
psicopático de personalidad, trastornos de control de los impulsos o que sea un pedófilo
exclusivo, por fijación obsesiva con un objeto sexualizado. Otra condición es la habilidad
del agresor para superar sus inhibiciones y miedos, recurriendo al alcohol y drogas. Y,
por último, el vencimiento de las inhibiciones externas o los factores de protección de
la víctima y el vencimiento de la resistencia del niño debido al uso de la violencia o la
amenaza, el engaño o la manipulación.
Los factores de riesgo individuales pueden ser: factores parentales, como por ejemplo
padres con historia de malos tratos u abandono; haber sido rechazado emocionalmente
en la infancia; sufrir carencia de vinculación afectiva o de cuidado; no conocer las
características del desarrollo evolutivo y sexual de la infancia, así como sus necesidades;
haber presenciado una ruptura familiar; tener un bajo nivel de inteligencia; poseer una
autoestima baja; falta de empatía; no contar con habilidades sociales; presencia de
estrés; existencia de problemas psicológicos y por último, presencia de enfermedad,
discapacidad o ausencia de hogar. Los factores relacionados con las características del
niño se agrupan en: personalidad introvertida; aislamiento social; problemas de
conducta; temperamento difícil y discapacidad.
En cuanto a los factores familiares, se señalan: una relación padres e hijos desadaptada,
en ciclo ascendente de agresión, uso de técnicas de disciplina coercitiva y falta de
vinculación afectiva; en cuanto a la relación de pareja, que exista conflicto, violencia y
agresión tanto en la pareja como en hijos no deseados; la configuración familiar, ya sea
por un excesivo tamaño familiar o por mono-parentalidad; y como último factor familiar,
el aislamiento social por parte de la familia.
Por último, los factores socioculturales que se distinguen son: el laboral debido a una
situación de desempleo, pobreza, perdida de rol, insatisfacción o tensión laboral; red
psicosocial de apoyo que contenga aislamiento, perdida, alta movilidad o escasa
integración; y factores culturales como legitimación de la violencia, aceptación del
castigo físico y vulneración de derechos de la infancia.
Alonso, Font y Val (2001) distinguen como factores de protección aquellos de los cuales
dependerá la comunicación del abuso sexual por parte de la víctima y la superación de
los hechos. Wurtele y Miller (1992, citado por Alonso et al., 1999) lo concretan de la
siguiente manera:
En segundo lugar, se señalan algunos factores de protección del posible agresor, que
podrían ser: no haber sufrido abuso sexual infantil, o si fuese el caso ser consciente de
lo que conlleva; tener una buena historia familiar; contar con habilidades
interprofesionales; disponer de valores de respeto a la infancia; tener empatía; disponer
de habilidad para tomar decisiones; una alta autoestima; contar con una red de apoyo
social y disponer de habilidades en las relaciones de pareja.
Por último, los factores de protección de la red de apoyo social y cultural son: la
oposición al uso de niños como fuente de satisfacción sexual; la rápida y consistente
persecución de los agresores por el sistema legal; el énfasis en la igualdad entre hombres
y mujeres; apostar por una educación sexual en la infancia; disponer de una red de
apoyo social para la familia; la valorización alta de los niños; la tolerancia baja con las
Mitos Realidades
Los abusos sexuales infantiles son Casi un 20% de personas sufren abusos
infrecuentes sexuales en su infancia
En la actualidad suceden más abusos Lo único que aumenta es la detección por
sexuales parte de los profesionales y la
comunicación de algunas víctimas.
Mitos Realidades
El incesto sucede en las familias El incesto ocurre en todo tipo de familias
desestructuradas o de bajo nivel socio-
cultural
El abuso sexual infantil frecuentemente La mayoría de las veces existe
va asociado a la violencia física manipulación de la confianza, engaños y
amenazas que hacen innecesaria la
violencia física.
Los agresores son exclusivamente La mayoría de las veces los agresores son
hombres hombres, pero no siempre.
El agresor es un perturbado mental, un Los agresores no tienen un perfil
enfermo psiquiátrico o personas con psicológico común
elevado grado de desajuste psicológico
Los abusadores sexuales nunca son los Los agresores son casi siempre conocidos.
padres, son casi siempre desconocidos.
La madre conoce consciente o La madre no siempre sabe que está
inconscientemente que el abuso sexual ocurriendo.
está sucediendo. Es igual de responsable.
La madre rechaza sexualmente al marido Nadie le obliga, son racionalizaciones y
y este se ve obligado a relacionarse excusas del agresor.
sexualmente con la hija
Los menores de edad son culpables de los Los menores no son culpables de que
abusos y pueden evitar que ocurran. ocurran y no pueden evitarlos.
Los menores fantasean, inventan Pocas veces inventan historias que
historias y dicen mentiras en relación con tengan relación con haber sido abusados
haber sido abusados sexuales para captar sexualmente.
la atención de los adultos.
Las niñas son las que sufren los abusos Sufren alrededor del 20% de las niñas y el
sexuales, no los niños. 15% de los niños abusos sexuales.
No es obligatorio denunciarlos Es obligatorio denunciarlos
El abuso sexual es algo inevitable El abuso sexual se puede prevenir
Fuente: Goicoechea. (2001) y Alonso et al. (2001).
Finkelhor (1984, citado por Moreno, 2006) contempla que en los modelos explicativos
centrados en criterios individuales hay hipótesis que intentan superar la suposición de
que los abusadores sexuales muestran una cierta patología psíquica señalando
características como inmadurez, autoestima baja o sentimiento de inutilidad entre
otras. En los modelos basados en criterios familiares, Criville (1987, citado por Moreno,
2006) pone el énfasis en la presencia de conflictividad marital y el alejamiento sexual de
la pareja, existiendo una confusión e inversión de roles.
También existen modelos basados en criterios contextuales donde Milner (1999, citado
en Moreno, 2006) expone que los abusadores son personas introvertidas, solitarias y
con falta de apoyo social. Para Finkelhor (1984, citado en Moreno, 2006) es necesario
que para que se dé el abuso sexual infantil se presenten distintos factores de forma
simultánea o sucesiva, como la congruencia emocional, la activación sexual ante los
niños, el bloqueo de las relaciones sexuales normales y desinhibición comportamental.
Faller (1993, citado en Moreno, 2006) expone el modelo integrador, basado en las
diferencias entre las condiciones propiciatorias del abuso (factores del sistema social,
factores biográficos, factores familiares) y los factores personales, culturales, familiares,
ambientales, de personalidad y biográficos que contribuyen a su aparición.
9. El trabajo de prevención.
Goicoechea (2001) indica que el abuso sexual infantil casi nunca viene acompañado de
violencia física, pero sí de violencia emocional, ya que se emplea la manipulación, el
engaño, la amenaza y/o el soborno. Los menores viven el abuso como una sorpresa
debido a que no se lo esperan y no saben que está ocurriendo en un principio, lo que
dificulta la revelación. En cuanto a su sexualidad, el abuso daña su desarrollo,
impidiéndole establecer relaciones afectivo sexuales normalizadas o incluso le puede
llegar a introducir pautas sexuales erróneas y dañinas.
Por tanto, es necesario evolucionar desde la prevención hacia la promoción del buen
trato a la infancia. Para ello es necesario involucrar a los padres y otros agentes sociales,
1.1.1. Primaria:
La prevención primaria es definida por Goicoechea (2001) en el Manual de Save the
Children, como la intervención dedicada a la población en general, que tiene como
objetivo incrementar los conocimientos y proporcionar pautas de relación positivas y de
autodefensa cuando el abuso aún no se ha producido, favoreciendo con ello su
detección y reducción de la incidencia de los casos con el fin de abordar los derechos de
los niños, la educación afectivo-sexual y la promoción del buen trato. Durante esta
intervención es importante el entrenamiento de la asertividad y de las habilidades de
discriminación del abuso, de afrontamiento del hecho y de la búsqueda de ayuda. En
estos programas de prevención primaria se distingue entre los contenidos que se deben
incluir con los niños y los que se desarrollan con adultos y adolescentes.
López y del Campo (1997, citado en Goicoechea, 2001) afirman que ha de conservarse
la perspectiva de los valores de la ética relacional, como un modo de relacionarse con
otros basado en el respeto a los derechos humanos. Esos valores son la igualdad entre
los sexos, el reconocimiento de la sexualidad infantil, el reconocimiento y
fortalecimiento de los vínculos afectivos y la sexualidad entendida como encuentro
placentero e intercambio de afecto, no solo como acto sexual.
Para llevar a cabo estos programas de prevención primaria se cuentan con distintos
ámbitos de actuación, como el comunitario, el sociosanitario, el educativo y el ámbito
policial y judicial. Pero, para este trabajo nos vamos a centrar en definir y concretar el
ámbito comunitario, sociosanitario y educativo, donde la actuación del papel del
trabajador social es primordial en la detección y atención.
❖ La asertividad.
❖ Habilidades de discriminación del abuso: buenos y malos secretos, contactos
adecuados e inadecuados, etc…
❖ Habilidades para afrontar el abuso.
❖ Habilidades para la búsqueda de ayuda y recursos.
Es conveniente la aplicación de los programas en los tres niveles educativos, dirigir los
programas a los niños y niñas no solo como posibles víctimas, sino como posibles
agresores, prolongar el programa durante su escolarización al menos tres veces,
enmarcar el programa de prevención en un ámbito de educación sexual o educación
para la salud, integrar los programas en el currículum formal como una más de las
disciplinas comunes y por último, proponer actividades donde los padres puedan
colaborar también.
1.1.2. Secundaria:
Goicoechea (2001) define la intervención secundaria como la intervención dedicada a
las poblaciones de riesgo, las cuales debido a sus características o circunstancias tienen
mayor riesgo y probabilidad de sufrir el abuso sexual. En ese sentido, se estaría
refiriendo a los niños institucionalizados, con discapacidad física o psíquica, hijos de
mujeres jóvenes, niños en situación de pobreza, que viven en familias desestructuradas
o que viven en familias donde ya han existido abusos. Debe realizarse de una forma
integral y, por tanto, los profesionales implicados en la protección a la infancia han de
contar con información sobre:
En este nivel de prevención los profesionales están obligados a seguir una serie de
pautas para llevar a cabo su trabajo, como incrementar el conocimiento de los
profesionales generalistas, incrementando su formación y su implicación personal,
respetar del derecho profesional y el anonimato, evitar que recaiga en ellos toda la
responsabilidad en la protección a la infancia, llevar a cabo una evaluación global de la
legislación relativa al menor, e imponer la obligatoriedad del tratamiento a los
agresores.
1.1.3. Terciaria:
Goicoechea (2001) expone que la intervención terciaria es aquella intervención que se
da cuando ya ha tenido lugar el abuso, tanto con la víctima como con el agresor. En este
enfoque es necesario diferenciar entre intervención psicoeducativa en diferentes
ámbitos (educativo, servicios sociales o en el ámbito penitenciario) y la intervención
terapéutica e individualizada, a medio y largo plazo. Es importante que, en la
En este nivel de prevención, tras la denuncia del abuso sexual puede surgir la
revictimización secundaria del menor durante el proceso judicial. Dupred y Unda (2013)
la definen como el resultado de la implementación de procedimientos de atención
inadecuados que llevan a cabo un recorrido repleto de obstáculos, y que no respetan la
vivencia de la víctima, reactivando emociones negativas en relación con la agresión y
propiciando una repetición de la experiencia del abuso.
Con los adultos no agresores es necesario trabajar para que tomen conciencia de cómo
cuidar y proteger a sus hijos, para que acompañen a sus hijos en el proceso de
recuperación y para evitar la revictimización. Aquí es donde los profesionales de
intervención familiar tienen un papel significativo en la protección, detección y
prevención. La mayoría de los padres no poseen una conciencia clara de la situación, por
Intebi (2012) muestra una serie de principios orientadores, bajo los cuales deben
trabajar los profesionales de intervención familiar:
Tras haber confirmado la sospecha de abuso sexual infantil se lleva a cabo la elaboración
del plan de caso, el cual debe tener resultados positivos y para ello es necesario que los
comportamientos violentos y de abuso hayan terminado. Este plan debe contener:
Las intervenciones ante casos de abuso sexual infantil serán en su gran mayoría
multimodales, interdisciplinares, intersectoriales e interinstitucionales para lograr su
eficacia.
Algunas funciones del trabajador social en esta área se podrían concretar en:
❖ Realizar la lectura detallada del caso, con el fin de obtener información tanto
legal como familiar para la intervención.
❖ Realizar visitas domiciliarias a la vivienda donde se encuentre el menor.
❖ Investigar donde ocurrió la agresión: red familiar (materna y paterna), institución
educativa y toda la información posible respecto de la vida cotidiana de la
presunta víctima, para precautelar su bienestar y proteger a otros menores de
edad.
❖ Coordinación con el área psicológica de la institución a fin de corroborar o no la
situación de abuso sexual.
❖ Coordinar acciones de resguardo a la víctima, que varían de acuerdo a la
situación, incluyendo el alojamiento temporal. Aunque se prioriza el interés
superior del niño y que este permanezca en un contexto familiar.
❖ Gestionar la reinserción escolar o inclusión en algún programa de apoyo.
❖ Coordinación con instituciones de patrocinio legal.
❖ Asesoramiento y acompañamiento.
❖ Asegurar en todo el proceso el absoluto respeto por los derechos del niño,
evitando la revictimización.
❖ Orientar al adulto responsable a fin de que pueda hacer uso de sus propios
recursos para enfrentar la situación.
❖ Hacer un seguimiento social, para conocer cuál fue la respuesta de la justicia, si
se cumple la medida cautelar o cómo continua el tratamiento psicológico, entre
otros, con el fin de conocer y asegurarse de que el niño y su familia se han
reestablecido del problema.
❖ Búsqueda de reinserción de la víctima al entorno familiar y escolar a fin de
unificar acciones en beneficio de la víctima.
La detección es la primera condición que debe darse para que un menor pueda ser
protegido, la cual incluye tanto las situaciones de maltrato como las de sospecha, riesgo
y vulnerabilidad que puede llevar a que se produzca dicha situación. Esta detección se
realiza a través de unos indicadores. Ledesma et al. (2016) plantean una serie de
indicadores del abuso sexual infantil, estos son:
❖ Indicadores físicos:
o Contusiones o sangrado en genitales externos, zona vaginal o anal.
o Enfermedades de trasmisión sexual.
o Vulvovaginitis, ITU de repetición.
o Restos de semen en vagina, boca, ano o ropa.
o Embarazo especialmente al principio de la adolescencia.
o Otros indicadores: dificultad para andar y sentarse, cuerpos extraños en
uretra, vagina, vejiga. Dolor o picor en la zona genital.
❖ Indicadores comportamentales del menor:
o Fuerte resistencia a la exploración de genitales.
o Dice haber sido atacado sexualmente por un padre/cuidador.
o Manifiesta conductas sexualizadas o conocimientos sexuales inusuales.
o Trastornos del sueño o de alimentación.
o Enuresis.
o Retraimiento, depresión baja autoestima, intento de suicidio, anorexia,
problemas de conducta.
❖ Conducta del agresor/cuidador:
o Extremadamente celoso del niño.
o Alienta al niño a implicarse en actos sexuales en presencia del cuidador.
o Sufrió abuso sexual en su infancia.
o Dificultades en las relaciones de pareja.
o Está frecuentemente ausente del hogar.
o Alcoholismo o drogas.
El maltrato puede ser detectado tanto por los profesionales sanitarios, profesionales en
contacto con el menor o profesionales que detectan situaciones de violencia de genero
hacia la mujer y conocen la presencia de menores en el hogar, así como por cualquier
ciudadano que fuera testigo o tuviera conocimiento de ello.
Tras la presencia de uno o varios indicadores es necesario llevar a cabo una valoración
inicial, la cual debe incluir:
Tras esta valoración pueden darse dos situaciones: una, que se ponga en evidencia el
maltrato físico o psicológico; y dos, la sospecha de maltrato debido a que no existe
evidencia de que las lesiones sean debidas a maltrato. En ambas situaciones se
procederá a la notificación del caso a los Servicios Sociales, ya sea a los que dependen
de la Administración Local, en aquellos casos en los que el maltrato sea lev o moderado
o bien a los Servicios Sociales de competencia autonómica en caso de maltrato grave,
El protocolo de actuación en caso de riesgo por maltrato leve o moderado, consiste tras
la valoración y la atención sanitaria de la víctima, en la notificación del caso al trabajador
social del centro sanitario y a los Servicios Sociales básicos del municipio donde habita
el menor. Los profesionales de Servicios Sociales valorarán el caso para llevar a cabo la
intervención o la derivación al Servicio de Protección a la Infancia. Las funciones del
trabajador social del centro sanitario se concretan en entrevistar al menor y su familia,
solicitar antecedentes sociofamiliares e integrar la información de otras áreas y
coordinar la intervención sanitaria con otras instituciones como Servicios Sociales o
Servicio de Protección a la Infancia ente otros.
Si el caso se detecta en el Hospital se deberá informar al trabajador social para que este
lo notifique a los profesionales de Atención Primaria.
Por otro lado, el protocolo de actuación en caso de riesgo por maltrato grave consistiría
en atender de forma inmediata y prioritaria la salud del menor, y asegurar su protección.
Posteriormente, se procede a comunicar el caso a la Sección de Protección a la Infancia
de la Gerencia Territorial de Servicios Sociales, además de al trabajador social del centro
sanitario. En el caso de abusos sexuales se efectuará la notificación al Juzgado de
Guardia, y si la integridad del menor corriese peligro se comunicaría a las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad de Estado, además de a los profesionales de atención primaria.
MARCO NORMATIVO.
Los derechos de los niños se encuentran plenamente estipulados en la Convención sobre
los Derechos del Niño, aprobada como Tratado Internacional de Derechos Humanos el
20 de noviembre de 1989, y es obligatoria para los Estados firmantes, conllevando que
en los últimos años haya habido un cambio significativo en la percepción social de la
gravedad y transcendencia de los delitos sexuales que tienen a los menores como sujeto
pasivo.
Por último, se hace referencia en el artículo 36, a la protección del niño contra todas las
demás formas de explotación que sean perjudiciales para cualquier aspecto de su
bienestar por parte de los Estados.
En cuanto al ámbito europeo hay que destacar, la Carta Europea de los Derechos del
Niño de 1992, que obliga a proteger de manera especial a los niños víctimas de malos
tratos por parte de los miembros de su familia, asegurando una educación y
tratamiento. También, es necesario nombrar la Resolución del Parlamento Europeo de
19 de septiembre de 1996 en la que se considera como prioridad en todos los estados
luchar contra la explotación sexual infantil. Además, hay que tener en cuenta la Acción
común de 24 de febrero de 1997, aprobada por el Consejo de la Unión Europea contra
la trata y la explotación sexual infantil. Por último, a nivel europeo, se ratificó la Directiva
2012/29 de la Unión Europea del Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, por la que
se establecen normas mínimas sobre los derechos, el apoyo y la protección de las
víctimas de delitos.
En España para amparar y proteger los derechos infantiles se aprobó la Ley Orgánica
1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, de modificación parcial del
Código Civil y de la Ley de Enjuiciamiento Civil, posteriormente reformada mediante la
Ley Orgánica 8/2015, de 22 de julio, de modificación del sistema de protección a la
infancia y a la adolescencia. Las modificaciones que se llevan a cabo en materia de
delitos sexuales son el reforzamiento de la posición del menor frente a los delitos contra
la libertad e indemnidad sexual, trata de seres humanos y explotación de los
menores, estableciendo el deber de toda persona que tuvieran noticia de un hecho que
El Código penal también fue modificado mediante la Ley Orgánica 11/1999 de 30 de abril
en su Título VIII del Libro II con el fin de garantizar la integridad y libertad sexual de los
menores y personas con incapacidad mediante la reforma de los tipos delictivos de
abuso sexual, asimismo, de tipificar penalmente la conducta de quienes, por cualquier
medio, vendan, difundan, exhiban o faciliten la difusión, venta o exhibición de
materiales pornográficos del anterior colectivo. El Código penal diferencia entre
agresión sexual y abuso sexual en la existencia o no de violencia o intimidación. Por
tanto, aquellos artículos que hacen referencia al abuso sexual son los artículos 181, 182
y 183. El artículo 181 recoge que “el que, sin violencia o intimidación y sin que medie
consentimiento, realizare actos que atenten contra la libertad o indemnidad sexual de
otra persona, será castigado, como responsable de abuso sexual, con la pena de prisión
de uno a tres años o multa de dieciocho a veinticuatro meses.” Considerando abusos
sexuales no consentidos los que se ejecuten sobre menores de trece años. Por tanto,
prohíbe a todos y en toda circunstancia interferirse en la vida sexual de un menor de
trece años.
Por otro lado, el artículo 182 agrava los actos sexuales anteriormente nombrados en el
artículo 181, cuando exista acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal o la introducción
de objetos por alguna de las dos primeras vías castigando al agresor a un apena entre
cuatro y diez años de cárcel. Y, por último, el artículo 183 que penaliza los actos sexuales
cometidos a menores entre trece y dieciséis años, mediante engaño, con o sin acceso
carnal con pena de prisión de uno a dos años o multa de doce a veinticuatro meses.
según el ámbito de actuación. Pero no se cuenta con un protocolo específico para las
situaciones de abuso sexual infantil, dificultando el papel y la intervención de los
distintos profesionales.
OBJETIVOS DE INVESTIGACIÓN.
1. Objetivo general.
2. Objetivos específicos.
❖ Explorar la problemática del abuso sexual infantil.
❖ Conocer la normativa sobre el abuso sexual infantil.
❖ Conocer los programas y protocolos de intervención que se llevan a cabo en la
provincia de Valladolid.
❖ Analizar la intervención del trabajador social en casos de abuso sexual infantil.
❖ Investigar sobre la coordinación entre profesionales ante casos de abuso sexual
infantil.
DISEÑO METODOLÓGICO.
La investigación social constituye un proceso en el que se aplica el método y las técnicas
científicas al estudio de situaciones y problemas de la realidad social. En esta
investigación se hace referencia al abuso sexual infantil y su abordaje desde el Trabajo
Social. El objetivo es analizar y conocer la intervención que se lleva a cabo en esta
problemática desde el Trabajo Social en distintos ámbitos como el comunitario,
mediante los servicios de atención primaria o asociaciones, el ámbito de salud y el
educativo, a partir de un conjunto de entrevistas realizadas a profesionales.
El diseño del proceso de investigación ha sido de índole cualitativa, de manera que nos
permita comprender y analizar la intervención del trabajador social con menores
víctimas de abuso sexual de forma más profunda, mediante la realización de entrevistas
con profesionales que intervengan o hayan intervenido de forma directa en situaciones
de abuso sexual en menores.
1. Participantes.
Para llevar a cabo esta investigación se ha contado con la participación de profesionales
que han abordado directamente casos de abuso sexual infantil. Se ha estimado
pertinente recoger la opinión y experiencia de diferentes tipos de profesionales para, de
este modo, abordar la problemática de manera integral, considerando así el trabajo que
llevan a cabo diferentes profesionales en sus respectivos ámbitos. Para ello, se ha
contado con la participación de una trabajadora social de CEAS; una psicóloga,
coordinadora y profesional de referencia de un Equipo de Intervención Familiar; la
trabajadora social de una asociación de mujeres víctimas de violencia de género y
agresiones sexuales y un trabajador social del ámbito de Salud. Contar con diferentes
profesionales de distintos ámbitos, ha permitido abordar los diferentes objetivos de
investigación planteados que consistían en analizar la intervención interdisciplinar
desde el Trabajo Social, conocer el trabajo de coordinación entre los distintos
profesionales que actúan en casos de abusos sexuales a menores y conocer el protocolo
de actuación.
Profesional Función
Trabajadora social de CEAS Trabajadora social de una zona de la
provincia de Valladolid.
Trabajadora social asociación Trabajadora social, coordinadora y
agente de igualdad de una asociación de
víctimas de violencia de género y
agresiones sexuales.
Psicóloga Psicóloga y coordinadora de un Equipo de
Intervención Familiar en la provincia de
Valladolid.
Trabajador social de salud Trabajador social de un Hospital de la
provincia de Valladolid.
Fuente: Elaboración propia.
La entrevista ha contado con un guión común para todos los profesionales, abordando
la dimensión y contextualización del problema, el método de intervención y las
propuestas de mejora. Dicho instrumento se puede contemplar en el anexo 2.
3. Procedimiento.
Tras hacer una revisión bibliográfica de los documentos y datos encontrados en distintos
manuales, libros y guías, y conocer con ello más profundamente el abuso sexual infantil
y su abordaje, y a la luz de los objetivos de mi investigación, he elaborado un guión de
entrevista abierta en profundidad, con el objetivo de que los distintos profesionales
pudieran explicar su intervención de manera directa con las víctimas y sus familias, la
coordinación que llevan a cabo con otros profesionales y servicios, y los protocolos que
siguen, entre otras cuestiones.
5. Consideraciones éticas.
La ética es una parte fundamental en la práctica profesional de los trabajadores sociales.
Por ello en el diseño de la investigación, se ha apostado por garantizar tanto la
confidencialidad de los datos obtenidos y grabados en la entrevista, como el anonimato
del profesional entrevistado, el cual participa de forma voluntaria. De esta manera, se
ha garantizado que toda la información proporcionada por los participantes será
utilizada únicamente con fines de investigación. Todo se ha especificado en el
Formulario de Consentimiento Informado, firmado de manera previa a la realización de
la entrevista por el participante y el investigador, el cual se puede ver en el Anexo 3.
RESULTADOS.
Tras la realización de distintas entrevistas a profesionales que han intervenido en casos
de abuso sexual infantil se puede comprobar la importancia del abordaje del Trabajo
Social y la interdisciplinariedad, debido a su delicadeza y complejidad. Los elementos
analizados en esta investigación son: la dimensión de la problemática y su variable de
género, el proceso de intervención de los distintos profesionales (detección de los casos,
coordinación entre profesionales y entidades, tipologías de terapia, derivación y
seguimiento de los casos), el papel de la familia en las situaciones de abuso, la
prevención que se lleva a cabo desde distintas instituciones, y, por último, las
propuestas de mejora.
En cuanto a la dimensión del abuso sexual en menores, los profesionales destacan que
los casos de abuso sexual infantil con los que han intervenido son pocos en relación con
el porcentaje de víctimas que se conoce que existe, y que esta problemática no solo se
da en familias desestructuradas. Esta consideración muestra que aún existe una
invisibilidad del problema y una difícil detección, debido a que los indicadores no
siempre son lo suficientemente claros y perceptibles, dificultando su descubrimiento
por parte de profesionales que no tienen especificidad en la formación del abuso sexual
infantil, ni conocen como deben actuar ante ello.
“La verdad es que existen, pero no llegan a los Servicios Sociales tan fácilmente
como nos gustaría.” (Trabajadora Social de CEAS)
Además, se acentúa una variable de género en los casos intervenidos. Ya que se puede
comprobar que la mayoría de casos abordados son de género femenino.
“En cuanto al sexo de los menores, yo solo he intervenido con género femenino.”
(Psicóloga del Equipo de Intervención Familiar)
continuidad y agresividad que los niños. Aun así, en el género masculino también existe
el abuso.
La detección de los casos se produce por parte de salud o del ámbito educativo
principalmente, pero también puede detectarse mediante programas llevados a cabo
por los CEAS, o incluso por familiares de la víctima.
El médico de Atención Primaria deriva al menor a Salud Mental Infanto Juvenil para que
este valore su estado y los posibles efectos postraumáticos tras el suceso. También
puede ocurrir que el psiquiatra en consulta detecte posibles situaciones de riesgo,
maltrato o abuso, derivando el caso al trabajador social de Salud Mental Infanto Juvenil
Desde el CEAS, el papel del trabajador social tras la recepción del caso, es determinar si
el menor víctima de abuso sexual está en una situación de riesgo o desamparo. Para ello
es necesario investigar la situación y llevar a cabo una coordinación con todas las
entidades relacionadas con el menor. Y una vez que se ha conseguido crear un vínculo
de confianza con la familia o con el progenitor de referencia, se comienza la intervención
con el menor y su familia, mediante la derivación al Equipo de Intervención Familiar,
formado por psicólogos y educadores familiares.
“Nuestra labor fue coordinarnos con todas las entidades que pudieran estar
relacionadas con el menor para investigar el posible riesgo o desprotección.”
(Trabajadora social CEAS)
1
Datos provenientes de una conversación informal con una trabajadora social de Salud Mental.
Este Programa tiene un procedimiento similar en todos los casos, el primer paso es
notificar a la familia la situación y dar la posibilidad de una intervención terapéutica. Una
vez que es aceptada, se firma un Acuerdo basado en la Ley de Protección al menor de
Castilla y León del año 2002, y seguidamente se inicia la terapia.
“La familia sabe que se está comprometiendo en hacer todo lo posible porque su
hijo no siga en una situación de riesgo, saben que, si no consiguen unos objetivos
que garanticen que ese menor se mantiene con unos mínimos, tendríamos la
posibilidad de notificarlo a la Sección de Protección a la Infancia.” (Psicóloga del
Equipo de Intervención Familiar)
La terapia en casos de abuso sexual infantil consta de dos partes: una es la terapia de
índole educativa, la cual es llevada a cabo por un educador familiar, con el fin de mejorar
el funcionamiento habitual mediante el apoyo en temas cotidianos y de convivencia
familiar; y otra parte fundamental es la terapia psicológica, que tiene el objetivo de
apoyar terapéuticamente, bien desde sesiones de terapia individual con el menor para
paliar el daño emocional sufrido, o mediante sesiones familiares, donde se trabajan
aptitudes y prevención con la familia, además del apoyo. Una vez que se consiguen los
resultados precisos la intervención se cierra y se lleva a cabo un seguimiento.
Los Servicios Sociales también se coordinan con otras instituciones o asociaciones como
pueden ser la, Agrupación de Mujeres Abogadas de Valladolid (AMAV) o la Asociación
de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos (ADAVASIMT) para llevar
a cabo terapias psicológicas u orientaciones e intervenciones en otros ámbitos. En este
sector, el papel del Trabajo Social se fundamenta principalmente en el apoyo y
orientación del caso y la coordinación constante con otros recursos y profesionales.
“Tiene que pedir perdón a la víctima por lo que hizo, asumir la responsabilidad de
que lo que sucedió es culpa suya, para parar el daño y ayudar a la víctima a no
sentirse culpable.” (Psicóloga del Equipo de Intervención Familiar)
Por tanto, como propuestas de mejora por parte de los profesionales, se defiende la
idea de llevar a cabo campañas de sensibilización, tanto para profesionales como para
la sociedad en general, conllevando esto a un mayor conocimiento sobre el tema, dando
la oportunidad de huir de la invisibilidad. También destacan ampliar la formación
específica del abuso sexual infantil a los profesionales, con el fin de mejorar la detección
de los casos y aumentar los niveles de intervención.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES.
1. Discusión.
Tras revisar la bibliografía existente en materia de abuso sexual a menores y la
realización de las entrevistas a distintos profesionales que intervienen directamente con
la problemática, se puede demostrar que el abuso sexual infantil sigue siendo un
problema tabú e invisibilizado en la sociedad, a pesar de su dimensión a nivel mundial.
Save the Children (2001), estima que lo han sufrido en el mundo alrededor de un 23%
de las niñas y un 15% de los niños, acarreando para las víctimas y las familias,
consecuencias graves y traumáticas, tanto a corto como largo plazo, como pueden ser
el aislamiento, el consumo de drogas y alcohol o el intento de suicidio entre otros. Pero,
aun así, en la provincia de Valladolid apenas se han detectado casos desde el ámbito
público.
todavía se sigue luchando por mejorar las políticas destinas a esta problemática, como
la aprobación de la no prescripción de estos delitos en España.
2. Conclusiones.
El proceso de elaboración de este trabajo se ha centrado en la consecución de los
objetivos marcados, los cuales me han guiado en todo momento en la producción de
dicha investigación, con el fin de conocer el abuso sexual infantil mediante una revisión
bibliográfica, y analizar la intervención de los distintos profesionales implicados, su
papel y coordinación, gracias al trabajo de campo realizado con los expertos, además de
la normativa en la que se sustenta dicho problema.
Además, también mencionan las mejoras necesarias que facilitarían las intervenciones
y mejorarían los resultados, por medio de la formación y la sensibilización, ya que
apenas existe información concreta y delimitada sobre el tema y los profesionales que
acostumbran a trabajar con menores no están lo suficientemente capacitados para
tratar con un problema sumamente complicado como este. No se llevan a cabo
campañas de prevención desde las instituciones públicas advirtiendo sobre su
existencia, por lo que los profesionales y padres cuentan con formación sobre el abuso
sexual infantil muy limitada. Ni si quiera existe un protocolo especifico a nivel regional
para los distintos ámbitos involucrados en el trabajo con menores. Todo esto dificulta la
detección y la intervención de los casos. Por tanto, es importante fomentar la
sensibilización e incrementar los recursos destinados a los programas de prevención en
cualquiera de sus niveles. También sería significativo, seguir investigando sobre el abuso
y las nuevas tecnologías, que dan lugar a nuevas tipologías de abuso sexual totalmente
desconocidas, como el grooming, donde el agresor contacta mediante internet con el
menor para establecer una relación y control emocional con el fin de preparar el terreno
para el abuso sexual.
Asimismo, sería valioso que los profesionales fueran capaces de demostrar las bondades
de las intervenciones que llevan a cabo, con el fin de evitar cuestionamientos que las
puedan poner en peligro.
Desde el Trabajo Social se busca alcanzar el bienestar y la protección integral del menor,
para ello es óptimo que cuenten con la información, formación e implicación adecuada
y necesaria para realizar sus intervenciones, y que así estén lo suficiente capacitados
para que sus intervenciones sean eficaces y no supongan un daño emocional alto.
También es preciso instruir a los profesionales del ámbito de salud, educación y Servicios
Sociales, mediante formación concreta sobre el abuso sexual infantil, con el fin de
mejorar y apoyar sus intervenciones.
Para finalizar, también creo oportuno y básico para optimizar las intervenciones la
creación de un protocolo a nivel regional o local específico de abuso sexual infantil,
donde se especifique el papel y las funciones de cada profesional relacionado con la
infancia, en sus distintos ámbitos, para mejorar la eficacia de sus coordinaciones y que
su abordaje sea más factible y rápido.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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prevención del abuso sexual y otros malos tratos infantiles. Recuperado de
http://www.alonsovarea.com/pdfs/Ep%20guia%20pedagogica.pdf
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Abuso sexual infantil cuestiones relevantes para su tratamiento en la justicia (pp. 56-67).
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en la infancia y adolescencia. Gerencia Regional de Salud.
Moreno, J.M. (2006). Revisión de los principales modelos teóricos explicativos del
maltrato infantil. Enseñanza e Investigación en Psicología, 11(02), 271-292.
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258.
Redondo, C. y Ortiz, M.R. (2005). El abuso sexual infantil. Bol Pediatr, 45(191), 3-16.
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entorno familiar. Recuperado de
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UNICEF Comité Español. (2006). Convención sobre los derechos del niño. Nuevo siglo.
Madrid.
Legislación:
Constitución Española 1978, de 29 de diciembre. Boletín Oficial del Estado, 311, de 29
de diciembre de 1978.
Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal. Boletín Oficial del Estado,
281, 24 de noviembre de 1995.
Ley Orgánica 11/1999, de 30 de abril, de modificación del Título VIII del Libro II del
Código Penal. Boletín Oficial del Estado, 104, de 1 de mayo de 1999.
ANEXOS
1. Anexo 1: Protocolo sanitario de actuación en casos de maltrato
infantil.
Antes de acabar con la entrevista, ¿le gustaría añadir algún aspecto de interés que no
hayamos abordado durante la entrevista?