El Proceso de Amparo en Guatemala
El Proceso de Amparo en Guatemala
El Proceso de Amparo en Guatemala
SUMARIO: I. Introducción. II. Concepto del proceso de amparo. III. Elementos del proceso de
amparo.
I. INTRODUCCIÓN
II.
1. La dualidad del amparo
La tradición constitucional guatemalteca, desde que con la reforma de la Constitución en 1921 se
introdujo el amparo como categoría jurídica particular, utilizó los términos ``derecho de amparo'' o
simplemente ``amparo''. No fue sino hasta las constituciones de 1956 y 1965, que se habló, por un
lado, de ``derecho a pedir amparo'' y, por otro, que el amparo se entablaría ``mediante un recurso''.
La Constitución de 1985, en el título VI, dedicado a las ``Garantías constitucionales y defensa del
orden constitucional'', incluye el capítulo II, dedicado al amparo y al artículo 265, que bajo el
acápite ``procedencia del amparo'' dispone que se ``instituye el amparo con el fin de proteger a las
personas contra las amenazas de violaciones a sus derechos, o para restaurar el imperio de los
mismos cuando la violación hubiere ocurrido''. Y agrega que ``no hay ámbito que no sea
susceptible de amparo, y procederá siempre que los actos, resoluciones, disposiciones o leyes de
autoridad lleven implícita una amenaza, restricción o violación a los derechos que la Constitución y
las leyes garantizan''.
La Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad (en adelante Ley de Amparo), en la
parte considerativa, declara que ``de conformidad con los principios en que se basa la organización
democrática del Estado, deben existir medios jurídicos que garanticen el irrestricto respeto a los
derechos inherentes al ser humano, a la libertad de su ejercicio y a las normas fundamentales que
rigen la vida de la República de Guatemala, con el fin de asegurar el régimen de derecho''. "Para
tales propósitos debe emitirse una ley que desarrolle adecuadamente los principios en que se basa
el amparo, como garantía contra la arbitrariedad".
De las disposiciones constitucionales y de las consideraciones de la ley, se ve que hay una
diferenciación de dos aspectos del amparo, uno como derecho y otro como proceso.
2. El amparo como derecho
En el primer aspecto, el amparo es un derecho humano. Los derechos humanos son las
potestades reconocidas por el ordenamiento jurídico como inherentes a la dignidad humana, todas
de protección estatal, que facultan a reclamar y obtener medidas concretas de protección. El
derecho de amparo vendría a ser el poder jurídico de obtener jurisdiccionalmente del Estado,
mediante medidas concretas, la protección de los derechos reconocidos por la Constitución y la
ley.
No hay que olvidar que entre los derechos humanos se incluye el derecho a la jurisdicción o
derecho de acción, definido por Eduardo J. Couture como "el poder jurídico que faculta para acudir
a los órganos de la jurisdicción". Derecho que aparece consignado en la Constitución en el artículo
29. En este orden de ideas, tendríamos el más general derecho de petición, una de sus formas
típicas: el derecho de acción o derecho a la jurisdicción, y una de sus manifestaciones concretas: el
derecho de amparo.
3. El amparo como proceso
El amparo, en su segundo aspecto, es uno de los "medios jurídicos que garantizan el irrestricto
respeto de los derechos inherentes al ser humano, a la libertad de su ejercicio y a las normas
fundamentales que rigen la vida de la República de Guatemala, con el fin de asegurar el régimen
de derecho" (primer considerando de la Ley de Amparo), es decir, que es el instrumento mediante
el cual el Estado, incitado por el ejercicio del derecho de amparo, actúa las pretensiones de
protección jurisdiccional de los derechos humanos, y dicta las medidas concretas de tutela
correspondientes. Se trata en otras palabras, de un proceso.
Está fuera de toda discusión que sólo hay derechos humanos en puridad jurídica, si se dan
determinadas circunstancias:
a) Que una norma jurídica los reconozca, inclusive en la forma abierta que contiene el artículo 44
de la Constitución, ya que "los derechos y garantías que otorga la Constitución, no excluyen otros
que, aunque no figuren expresamente en ella, son inherentes a la persona humana";
b) Que dicha norma derive la posibilidad de su ejercicio;
c) Que su desconocimiento, infracción o limitación del ejercicio, legitime al titular del derecho para
pretender o reclamar de los tribunales el restablecimiento de la situación y la tutela jurídica
pertinente, con uso, si es el caso, del aparato coactivo del Estado; y,
d) Que el Estado ponga a disposición del titular del derecho de amparo, un instrumento eficaz para
actuar su pretensión de tutela o protección.
El proceso de amparo es uno de esos instrumentos. No el único, ya que el proceso en general y
algunos mecanismos administrativos, se encaminan también a tutelar los derechos humanos. Eso
sí, el proceso de amparo es el instrumento más adecuado, desde luego que está específicamente
destinado a producir con rapidez y eficacia la tutela jurisdiccional. Es el proceso especializado en el
campo de los derechos humanos.
En la práctica, según lo que venimos diciendo, se da la siguiente secuencia:
1o. Uno de los derechos humanos ha sido reconocido o establecido por la Constitución, la ley o los
tratados y convenciones aceptados y ratificados por Guatemala;
2o. Surge para alguien la pretensión de ejercer o gozar de tal derecho;
3o. Se impide o limita el ejercicio del derecho en cuestión;
4o. Se ejercita el derecho de amparo, como poder jurídico que faculta para acudir a los órganos
jurisdiccionales en reclamo de la tutela o protección estatal, y de las medidas concretas
pertinentes;
5o.Se pone en marcha el proceso judicial específico, esto es, el amparo.
1. Cuestiones generales
Para fijar el concepto del proceso de amparo en el derecho guatemalteco, es necesario tener en
cuenta que se trata de una parte del sistema general de garantías constitucionales y defensa del
orden constitucional, cuya regulación es objeto del título VI de la Constitución. Por garantías
constitucionales se entienden los medios, instrumentos, procedimientos e instituciones destinados
a asegurar el respeto, la efectividad del goce y la exigibilidad de los derechos individuales. Como
bien decía Carlos Sánchez Viamonte, es necesario hacer la distinción entre "declaraciones",
"derechos" y "garantías", constituyendo éstas últimas "la protección jurídica de esos derechos y de
esas declaraciones llevada al máximo grado de eficacia práctica".1 Para el jurista brasileño José
Alfonso da Silva, las "garantías son los medios puestos a disposición de los individuos y
ciudadanos para provocar la intervención de las autoridades competentes, para sanar o corregir la
ilegalidad y el abuso de poder en perjuicio de derechos e intereses individuales". Considera que
"son garantías constitucionales en la medida en que son instrumentos destinados a asegurar el
goce de derechos violados o en vías de ser violados o simplemente no atendidos".2
c) Es un proceso especial por razón jurídico material: frente a la violación de derechos humanos,
se requería un instrumento ad hoc, pensado no para una hipótesis general, sino particular y
concreta. Ante el agravio se reclama una reacción rápida y eficaz, y el hecho en sí será en la
mayoría de los casos de fácil comprobación, por eso la Ley de Amparo prevé la posibilidad de
relevar de prueba (artículo 35, párrafo 2o.), las audiencias son cortas (artículo 35), la sentencia
debe pronunciarse dentro de tres días de concluido el trámite (artículos 37 y 38), produce efectos
inmediatos y su ejecución está protegida con el fin de lograr su efectivo cumplimiento (artículos 49
a 59). Si bien es cierto que la mayoría de amparos se abren a prueba, ello se debe no a que sea
necesario, ya que normalmente los hechos se pueden comprobar con el expediente o el informe de
la autoridad impugnada y las argumentaciones de las partes, sino a que las partes y el Ministerio
Público piden la apertura a prueba.
e) Es un proceso de impulso oficial (artículo 6o., Ley de Amparo), de tal manera que el órgano
jurisdiccional competente está obligado a realizar los actos necesarios para que avance y logre su
finalidad, inclusive los hechos controvertidos se pesquisan de oficio (artículo 36, Ley de Amparo).
6. Naturaleza jurídica
Al señalar las características, hemos puesto de relieve que el amparo es precisamente "un
proceso". Ahora bien, esto no ha sido entendido así con unanimidad, por la doctrina ni por las
legislaciones.
Que el amparo es un auténtico proceso, queda claro con sólo considerar que se trata de una
institución en que se coordinan una serie de actos orientados a satisfacer pretensiones. Como esas
pretensiones se fundan esencialmente en normas contenidas en la Constitución, el amparo es
además, como ya se dijo, un proceso constitucional.
Se confirma la posición que atribuye al amparo la naturaleza jurídica de proceso, si recordamos lo
dicho por Pedro Aragoneses Alonso de que el proceso "es una institución jurídica para la
realización de la justicia que se desenvuelve a través de la situación que se produce en cada caso
concreto en que se pide la satisfacción de una pretensión.13 Quizá de ningún otro proceso pueda
decirse con más propiedad, que el amparo está instituido para la realización de la justicia, sobre
todo si consideramos con Elías Díaz, que los derechos humanos constituyen el contenido concreto
de los grandes valores éticos (libertad, igualdad, justicia, paz), que pueden sintetizarse en el de la
justicia.14
Además, el amparo es un proceso constitucional, por la pretensión que se hace valer, en defensa
de derechos garantizados constitucional y legalmente, y no por el carácter de los tribunales que
conocen del mismo. Esto debe aclararse, en el sentido de que es irrelevante que la Corte
Constitucional sea la que conoce en apelación de todos los amparos, ya que en Guatemala la
jurisdicción de amparo corresponde a los tribunales ordinarios, y cuando actúa la Corte de
Constitucionalidad, lo hace constituida en "tribunal de amparo". La ley dice que cuando conoce en
única instancia de "las acciones interpuestas contra el Congreso de la República, la Corte Suprema
de Justicia, el presidente y el vicepresidente de la República, lo hace en calidad de Tribunal
Extraordinario de Amparo" (artículo 163, b) de la Ley de Amparo).
7. Tipos de amparo
La Ley de Amparo, a pesar de someterlos al mismo régimen procesal, distinguir tipos de amparo
que conviene precisar:
1) El amparo, para que se mantenga o restituya el goce de los derechos y garantías que establece
la Constitución o cualquiera otra ley (artículo 10, a), con exclusión de la libertad y la integridad de la
persona que se tutelan por medio de la exhibición personal.
2) El amparo, para que se declare en casos concretos que un acto de autoridad no obliga por ser
contrario a cualquiera de los derechos humanos. El acto puede ser una ley, un reglamento, una
resolución o cualquier otra actuación de la autoridad (artículo 10, b).
3) El amparo, para que se declare en casos concretos que una disposición o resolución no
meramente legislativa del Congreso, no le es aplicable al recurrente por violar un derecho
constitucional (artículo 10, c).
4) El amparo, por abuso de poder o exceso de las facultades legales. En este caso, la Ley de
Amparo es bien expresiva: "Cuando la autoridad de cualquier jurisdicción dicta reglamento,
acuerdo o resolución de cualquier naturaleza, con abuso de poder o excediéndose de sus
facultades legales, o cuando careciere de ellas o bien las ejerza en forma tal que el agravio que se
causare o pueda causarse no sea reparable por otro medio legal de defensa" (artículo 10, d).
5) El amparo, por exigencias administrativas no razonables o ilegales, o cuando no hubiere medio
de impugnación suspensivo. La Ley de Amparo dice que es procedente el amparo "cuando en
actuaciones administrativas se exija al afectado el cumplimiento de requisitos, diligencias o
actividades no razonables o ilegales, o cuando no hubiere medio o recurso de efecto suspensivo"
(artículo 10, e).
6) El amparo, por falta de resolución en lo administrativo, ya sea porque la autoridad
correspondiente no haya resuelto en el plazo legal o, de no haber tal plazo, en el de treinta días,
una vez agotado el procedimiento administrativo correspondiente, así como cuando las peticiones
no sean admitidas para su trámite (artículo 10, f).
7) El amparo, en materia política, cuando se vulneren derechos reconocidos en la ley o por los
estatutos de las organizaciones políticas y en lo electoral, caso este último en que el tribunal se
concreta al aspecto puramente jurídico, dando por sentadas las cuestiones de hecho probadas en
el recurso de revisión (artículo 10, g).
8) El amparo, en asuntos del orden judicial o administrativo, que sólo procede si la amenaza,
restricción o violación a los derechos, antecede a los procedimientos y recursos establecidos por la
ley, y subsiste aún después de haber hecho uso, el interesado, de los recursos establecidos por la
ley (artículo 10, h). En la práctica, casi no se ha observado la restricción que impone la ley, de que
la infracción a los derechos preceda a los procedimientos y recursos ordinarios, tanto en materia
judicial como administrativa, sin embargo, en sentencia del 7 de noviembre de 1995, la Corte de
Constitucionalidad estimó que en los asuntos del orden judicial, "el amparo procede únicamente en
el caso de que, habiendo con anterioridad al proceso en cuestión una amenaza, restricción o
violación a un derecho garantizado por la Constitución o la ley, ésta hubiera persistido". No
haberse mantenido en esa misma dirección, ha traído como consecuencia el abuso en la
interposición del amparo en asuntos judiciales, y la plétora de amparos en la Corte de
Constitucionalidad, que es el tribunal de segundo grado en todos los recursos de apelación que se
interpongan en los procesos de amparo, y conoce de los amparos directos en contra de la Corte
Suprema de Justicia, la mayoría de los cuales pretenden la revisión de lo resuelto en la justicia
ordinaria. La Corte de Constitucionalidad, en la gran mayoría de casos, ha considerado que el
amparo, como:
instrumento constitucional juzga el acto reclamado únicamente para determinar la existencia de
violación a un derecho constitucional, pero no puede sustituir la tutela judicial ordinaria para
enmendar planteamientos erróneos o supuestos errores procesales, sobre todo, si la actuación de
los tribunales de dicha jurisdicción ha sido conforme a sus facultades legales, sin que se evidencie
violación constitucional alguna [...] por su naturaleza extraordinaria y subsidiaria, no puede ser
medio para revisar lo resuelto en un juicio ni para decidir cuestiones de hecho controvertidas en el
proceso, salvo el caso de violación constitucional [...] cuando en el proceso se han observado los
derechos que la Constitución garantiza, el amparo no puede convertirse en un medio revisor de las
resoluciones judiciales dictadas de acuerdo con la ley [...] el amparo no es una instancia revisora
de lo decidido por los tribunales ordinarios y ello implicaría desvirtuar la naturaleza del mismo, ya
que, como se ha reiterado en varios fallos, no se puede entrar a valorar las proposiciones de fondo
porque de conformidad con el artículo 203 de la Constitución, esta atribución corresponde con
exclusividad
a los tribunales de justicia ordinarios.15
1. Cuestiones generales
Si el proceso de amparo se concibe como una serie o sucesión de actos coordinados para la
actuación, por medio de órganos estatales específicos, de una pretensión basada en los derechos
humanos, en él, al igual que en todos los procesos, concurren tres elementos: los sujetos, el
objeto y los actos.
Los sujetos del amparo son: el órgano jurisdiccional, el solicitante o pretendiente y la autoridad o
entidad recurrida. El objeto es la pretensión basada en los derechos humanos. Y los actos son los
que integran la actividad en que se desarrolla, desde su inicio hasta la satisfacción de la
pretensión.
Para tratar de los elementos del amparo, dedicaremos un apartado a cada uno de los siguientes
temas: la jurisdicción de amparo, el Ministerio Público, el solicitante o reclamante, la autoridad
impugnada, la pretensión procesal de amparo y los actos procesales.
b) A la Corte Suprema de Justicia, conocer de los amparos en contra del Tribunal Supremo
Electoral, los ministros y viceministros de Estado (cuando éstos últimos actúen como encargados
del despacho), las Salas de la Corte de Apelaciones, Cortes Marciales, Tribunales de Segunda
Instancia de Cuentas y de lo Contencioso-Administrativo, el fiscal general de la República, el
procurador de los derechos humanos, la Junta Monetaria, los embajadores o jefes de misión
diplomática guatemaltecos, acreditados en el extranjero y el Consejo Nacional de Desarrollo
Urbano y Rural (artículo 12 y acuerdo de la Corte de Constitucionalidad).
c) A las Salas de la Corte de Apelaciones del orden común, conocer de los amparos contra los
viceministros de Estado y los directores generales, los funcionarios judiciales de cualquier fuero o
ramo que conozcan en primera instancia, los alcaldes y corporaciones municipales de las
cabeceras departamentales, el jefe de la Contraloría de Cuentas, los gerentes, jefes o presidentes
de las entidades descentralizadas o autónomas o sus cuerpos directivos, consejos o juntas
rectoras de toda clase, el director general del Registro de Ciudadanos, las asambleas generales y
juntas directivas de los colegios profesionales, las asambleas generales y órganos de dirección de
los partidos políticos, los cónsules o encargados de consulados guatemaltecos en el extranjero, los
consejos regionales o departamentales de desarrollo urbano y rural y los gobernadores y el
procurador general de la nación (artículo 13 y acuerdo de la Corte de Constitucionalidad).
d) A los jueces de primera instancia del orden común, en sus respectivas jurisdicciones,
conocer de los amparos en contra de los administradores de rentas, los jueces menores, los jefes y
demás empleados de policía, los alcaldes y corporaciones municipales (con exclusión de los de las
cabeceras departamentales), los demás funcionarios, autoridades y empleados de cualquier fuero
o ramo no especificados en los artículos anteriores y las entidades de derecho privado (artículo
14).
Una importante regla general es que si en un departamento hay más de un tribunal competente en
materia de amparo, el que conozca a prevención debe sustanciar todo el proceso (artículo 18 de la
Ley de Amparo).
D. Cuestiones de competencia
Por el hecho de estar atribuida la competencia de amparo a diversos órganos judiciales y
distribuirse conforme a los criterios anteriormente expuestos, surgen en la práctica dudas o
conflictos, tanto si dos o más tribunales pugnan por intervenir, como por no hacerlos. Son éstas las
llamadas cuestiones de competencia.
En el proceso de amparo, las cuestiones de competencia pueden ser jerarquizadas, si se dan entre
órganos de diverso grado, y territoriales, si se refieren a la circunscripción territorial.
Las reglas para resolver las cuestiones de competencia en materia de amparo, son las
siguientes (artículo 15, Ley de Amparo):
a) Pueden promoverlas los tribunales que tengan competencia de amparo;
b) Las decide la Corte de Constitucionalidad;
c) El planteamiento de la cuestión debe hacerse dentro de las cuatro horas siguientes de
interpuesto el amparo;
d) La forma será por escrito, indicando el nombre del reclamante y el de la autoridad, entidad o
persona cuyo acto es impugnado y la duda acerca de la competencia;
e) Resolución: la Corte de Constitucionalidad debe resolver dentro de las veinticuatro horas de
recibido el planteamiento, determinando la competencia y comunicando lo resuelto por la vía más
rápida; y
f) Lo actuado por el tribunal original conserva su validez.
E. Impedimentos y excusas
El tribunal, ante el que se ha interpuesto el amparo, tanto impedimento legal o motivo de excusa,
procede de la siguiente manera (artículo 17, Ley de Amparo):
a) Se admite a trámite el amparo;
b) Se concede la suspensión del acto, resolución o procedimiento reclamado, si habiéndose
solicitado es procedente;
c) Se dicta resolución en forma de auto razonado, expresando la causa de impedimento o excusa;
d) Se pasa inmediatamente el expediente al tribunal de igual categoría más próximo del orden
común;
e) Si se trata de miembros de un tribunal colegiado, ordenada la suspensión del acto, en su caso,
se llama inmediatamente a los suplentes para que el tribunal quede integrado en la misma
audiencia en que se presente el amparo.
En lo relativo a los impedimentos y excusas, rigen supletoriamente, por disposición del artículo 7o.
de la Ley de Amparo, los artículos pertinentes de la Ley del Organismo Judicial (artículos 122, 123,
124, 125, 126, 127, 128, 129, 130, 131 y 132).
5. Los terceros
La figura del tercero es tenida en cuenta en el proceso de amparo. Se trata propiamente de casos
de pluralidad de partes, que pueden darse tanto en los sujetos activos como pasivos, ya que puede
estar legitimada para deducir la pretensión respecto de un mismo acto violatorio de derechos
humanos más de una persona; o bien, pueden ser varias las autoridades o entidades contra
quienes se interponga el amparo y que haya una o más personas que tengan interés en que se
mantenga el acto impugnado. Es pues perfectamente posible en el proceso de amparo: el
litisconsorcio, como pluralidad de partes principales unidas en su actuación procesal; y la
intervención adhesiva o coadyuvante, como facultad de actuar adhiriéndose a las pretensiones de
alguna de las partes principales.
La Ley de Amparo hace expresa referencia al interés de terceros en los artículos 34 y 35.
Conforme al primero, "si la autoridad, la persona impugnada o el solicitante del amparo, tuviesen
conocimiento de que alguna persona tiene interés directo en la subsistencia o suspensión del acto,
resolución o procedimiento, ya sea por ser parte en las diligencias o por tener alguna otra relación
jurídica con la situación planteada, están obligados a hacerlo saber al tribunal, indicando su
nombre, dirección y en forma sucinta la relación de tal interés". El tribunal de amparo debe dar
audiencia al tercero, en la misma forma que al Ministerio Público, teniéndolo como parte.
De acuerdo con el artículo 35, recibidos los antecedentes o el informe de la autoridad impugnada,
se dará vista a los terceros y a quienes a juicio del tribunal "tengan interés en la subsistencia o
suspensión del acto, resolución o procedimiento". Podrán alegar dentro del plazo de la primera
audiencia.
E. Efectos de la pretensión
Siendo la pretensión el objeto del proceso, es ella la que lo engendra, mantiene y concluye con su
propio nacimiento, mantenimiento y conclusión.26 De tal manera, los efectos de la pretensión se
traducen en dar origen a un proceso, delimitar su desarrollo y determinar la decisión.
La pretensión delimita el desarrollo e instrucción del proceso, ya que las alegaciones y la prueba se
circunscriben según su contenido. Finalmente, la pretensión influye sobre la decisión, desde luego
que la sentencia debe ser congruente con la cuestión planteada.
En el amparo, los efectos de la pretensión asumen aspectos de particular importancia. En efecto, la
pretensión da inexorablemente nacimiento al proceso, ya que su admisión es obligatoria, la ley dice
que "la negativa de admisión de un amparo" es causa de responsabilidad (artículo 77, a), Ley de
Amparo); determina el desarrollo íntegro del proceso, puesto que el trámite es de impulso oficial, y
el expediente no puede archivarse sin que conste haberse ejecutado lo resuelto (artículos 6o., 36 y
77, e), Ley de Amparo); abre la posibilidad del amparo provisional (artículo 27); define el ámbito y
los elementos de prueba o el relevo de la misma, así como la pesquisa de oficio, si es el caso
(artículos 21, 35 y 36); y, finalmente, circunscribe el contenido de la sentencia y su ejecución, en
orden a mantener la máxima protección de los derechos garantizados por la Constitución y la ley
(artículo 42).
D. El procedimiento
Como hemos venido repitiendo, el proceso está constituido por una serie o sucesión de actos
coordinados. Se trata pues de una pluralidad de actos ligada por una serie de vínculos, es decir,
integrando un procedimiento. La idea del proceso es teleológica, proceso es el fenómeno, la
actividad tendente a obtener el conocimiento para crear la norma individual de conducta, apunta
Arazi, "el procedimiento es cada una de las etapas (fases) que el proceso puede comprender".30
El procedimiento se define como el conjunto de actos relacionados entre sí, en forma tal que un
acto es presupuesto o requisito de admisibilidad del siguiente. La esencia del procedimiento, lo que
lo diferencia de un simple conjunto de actos, está en el vínculo o ligamen recíproco de los diversos
actos que lo integran. Por eso se ha llegado a decir que es la serie de ligámenes, más que de los
actos mismos, la que compone esa realidad que se llama proceso. Esas sucesivas vinculaciones
se definen como trámites en sentido propio.
El proceso se integra externamente por trámites, por unidades de procedimiento. "En todo proceso
hay una forma externa, una técnica determinada por la ley para llegar a la sentencia a través de la
cual se declara y realiza el derecho material. A esto se llama procedimiento, que es el conjunto de
actos y formalidades a las que deben someterse el juez, las partes y demás personas que
intervienen en el proceso".31
El conjunto de estos trámites sirve para ordenar la compleja serie de actos que integran el proceso
y se agrupan en unidades superiores: fases, etapas, instancias. El proceso de amparo tiene desde
luego un procedimiento, y éste se divide en diversas fases y las fases en sucesión de trámites.
Es importante señalar que la relación que hay entre acto, trámites y fases, se gobierna en todos los
procesos por el principio de preclusión. El significado de la preclusión es que cada acto ha de
realizarse en la oportunidad debida, ni antes ni después. Esto implica que el acto debe cumplirse
en la fase que le corresponde y en el momento indicado, transcurridos los cuales, caduca el
derecho y se pierde el trámite no utilizado. El paso de una fase, etapa o estadio al siguiente,
supone la clausura del anterior, de tal manera que los actos procesales cumplidos quedan firmes y
no puede volverse sobre ellos, en esto consiste la preclusión, "que es el efecto que tiene un
estadio (fase) procesal de clausurar el anterior".32 El principio de preclusión está implícito en el
contexto general de la Ley de Amparo y se ve reforzado en el proceso de amparo por el impulso de
oficio, por el carácter compulsivo de los trámites y por la obligación que tiene el tribunal de llevarlo
a su terminación normal y de ejecutar lo resuelto (artículos 6o., 36 y 55).