Analisis de Literatura Apocaliptica Apocalipsis 13. 1-10
Analisis de Literatura Apocaliptica Apocalipsis 13. 1-10
Analisis de Literatura Apocaliptica Apocalipsis 13. 1-10
13
1
Me paré sobre la arena del mar y vi subir del mar una bestia que tenía siete
cabezas y diez cuernos: en sus cuernos tenía diez diademas, y sobre sus
cabezas, nombres de blasfemia. 2La bestia que vi era semejante a un leopardo,
sus pies eran como de oso y su boca como boca de león. El dragón le dio su
poder, su trono y gran autoridad. 3Vi una de sus cabezas como herida de muerte,
pero su herida mortal fue sanada. Toda la tierra se maravilló en pos de la bestia, 4y
adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia,
diciendo: «¿Quién como la bestia y quién podrá luchar contra ella?»
5
También se le dio boca que hablaba arrogancias y blasfemias, y se le dio
autoridad para actuar por cuarenta y dos meses. 6Y abrió su boca para blasfemar
contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo y de los que habitan
en el cielo. 7Se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se
le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. 8La adoraron todos los
habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del
mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado. 9Si alguno tiene oído,
oiga:
10 «Si alguno lleva en cautividad,
a cautividad irá.
Si alguno mata a espada,
a espada será muerto».
Aquí está la perseverancia y la fe de los santos.
CONTEXTO POSTERIOR: Juan ve que de la tierra sube otra bestia que tenía
¨dos cuernos como de cordero pero hablaba como dragón¨ (13:11, NVI). Esta
segunda bestia hacia que la tierra y sus habitantes adorasen a la primera bestia,
haciendo así grandes prodigios por medio de los cuales los engañaba. Esta
ordena que hagan una imagen a la primera bestia y se le dio poder para darle vida
a la imagen para que hablara y matase a los que no la adorasen. Además logra
que a todos los habitantes sin excepción, se les pusiera una marca en la mano
derecha o en la frente, y quienes no la tengan no podrían comprar ni vender, esta
marca es el nombre de la bestia o el número de ese nombre (seiscientos sesenta
y seis).
Subía del mar: Los hebreos no eran amantes del mar, temían a sus
profundidades que llamaban también “el abismo”, y en el Antiguo Testamento
vemos que era conocido como el hogar de los monstruos marinos como el
Leviatán lo que respalda una interpretación simbolica, Isaías 17:12 menciona a
naciones que braman como brama el mar; y Daniel 7:3 describe a cuatro bestias
que salen del mar, como referencia a la humanidad. Juan mismo interpreta el
término mar de manera simbólica en 17:15, donde el ángel le dijo, «Las aguas que
viste en las que estaba sentada la ramera, son los pueblos y las multitudes y
naciones y lenguas».
Una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos: en sus cuernos
tenía diez diademas, y sobre sus cabezas, nombres de blasfemia: El término
“bestia” es usado también en sentido figurado, especialmente en visiones
proféticas en las cuales aparece un animal de características fantásticas con una
significación simbólica. Daniel ve “cuatro bestias grandes, diferentes la una de la
otra” (Dn. 7:3, 17) que vienen a representar imperios, reyes y períodos históricos. .
En Apocalipsis se habla de dos bestias. Una sube del abismo (Ap 11.7; 17.8) o del
mar (Ap 13.1); es escarlata (Ap 17.3) y tiene siete cabezas y diez cuernos (Ap
17.7). Interpretes afirman que simboliza al Imperio Romano que persiguió a los
cristianos, y a veces al emperador que se presenta como Nerón. En sentido más
amplio simboliza a todo poder político que se opone a Dios.
“Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete
montes sobre los cuales se sienta la mujer, 10y son siete reyes. Cinco de ellos han
caído; uno es y el otro aún no ha venido, y cuando venga deberá durar breve
tiempo. 11La bestia que era y no es, es también el octavo, y es uno de los siete y
va a la perdición. 12Los diez cuernos que has visto son diez reyes que aún no han
recibido reino; pero recibirán autoridad como reyes por una hora, juntamente con
la bestia. 13Estos tienen un mismo propósito: entregarán su poder y autoridad a la
bestia.”
Ciertos intérpretes ven en los siete montes y las siete cabezas una serie de
gobiernos o imperios, como en el caso de las cuatro bestias de Dn 7 (cf. Dn 7.17).
De ser así, reanudando al significado simbólico de este número, podría
representar la totalidad de los poderes del mundo. Así que, los números, las
cabezas, los cuernos y las coronas, todos juntos ejemplificarían una fuerza
tremenda que nadie debería tomar a la ligera.
Cuarenta y dos meses o tres años y medio es lo mismo que 1,260 días. Estas
cifras y equivalencias se mencionan en los dos capítulos anteriores donde Juan
mencionó que los gentiles pisotearían la ciudad santa por cuarenta y dos meses y
los dos testigos profetizarían por 1,260 días (11:2–3). Y refirió que a la mujer, Dios
la cuidaría en el desierto por 1,260 días o tiempo, tiempos y medio tiempo, a
saber, tres años y medio (12:6, 14). En este período, Satanás, por medio de la
bestia, blasfema el nombre de Dios, prohíbe la predicación de su palabra.
Esta idea se repite en apocalipsis 11:7b “la bestia que sube del abismo hará
guerra contra ellos, los vencerá y los matará.” Y hace referencia a Daniel 7:21”Y
veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos y los vencía”. La bestia
recibe el poder para luchar contra el pueblo de Dios y se dice curiosamente que
los vencerá, sin embargo se puede observar el ámbito en el que saldrá victoriosa
la bestia sobre los santos, pues aunque esta los asesine o persiga, estos son los
verdaderamente victoriosos por la sangre del cordero (12:11).
Es Dios quien permite que la bestia ejerza autoridad sobre los santos y
gobierne a los pueblos de la tierra. Aunque es el dragón (Satanás) quien da
autoridad y poder a la bestia (v. 2), es Dios quien tiene el control y permite que se
dé esta transacción, y aunque la bestia parece tener poder sobre los santos,
quienes somos más que victoriosos en Cristo Jesús, quien afirmó “yo les doy vida
eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”, y asi mismo el
apóstol Pablo nos dice “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni
ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es
en Cristo Jesús, Señor nuestro.” (Romanos 8:38-39).
Blasfemias (v. 1, 5, 6): Ofensas (DHH), decir que él era Dios, insultar a Dios
(TLA)
Está se opone, la bestia, y por tanto el Dragón, a Dios y así también a sus
santos y fieles.
LITERATURA APOCALÍPTICA
APOC. 13:1-10