Imágenes de La Iglesia
Imágenes de La Iglesia
Imágenes de La Iglesia
Imágenes de la Iglesia
Una de las imágenes más características de la nueva eclesiología del Concilio Vaticano II para designar
a la Iglesia es la de Pueblo de Dios, esta categoría ya aparece esbozada en el Credo del Pueblo de Dios,
solemne profesión de fe que Pablo VI pronunció el 30 de junio de 1968, al concluir el Año de la fe
proclamado con motivo del XlX centenario del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo en Roma:
Creemos en la Iglesia una, santa, católica y apostólica, edificada por Jesucristo sobre la piedra,
que es Pedro. Ella es el Cuerpo místico de Cristo, sociedad visible, equipada de órganos
jerárquicos, y, a la vez, comunidad espiritual; Iglesia terrestre, Pueblo de Dios peregrinante aquí
en la tierra e Iglesia enriquecida por bienes celestes, germen y comienzo del reino de Dios, por
el que la obra y los sufrimientos de la redención se continúan a través de la historia humana, y
que con todas las fuerzas anhela la consumación perfecta, que ha de ser conseguida después del
fin de los tiempos en la gloria celeste1.
El Pueblo de Dios no puede ser considerado más que en su dimensión trinitaria, según la expresión
de san Cipriano: «La Iglesia es el pueblo unificado que participa en la unión del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo»2. El sentido teológico de la categoría Pueblo de Dios, se deduce de los datos aportados
por el Nuevo testamento, que configuran más adelante las notas esenciales de la eclesiología y de la
autoconciencia eclesial. La Iglesia, como pueblo y asamblea, hace patente la dimensión comunitaria de
la fe y de la vida cristiana; el cristiano se hace en el seno del pueblo. Nadie puede decir «yo creo» sino
en la sinfonía del «nosotros creemos», y por lo mismo nadie puede decir «yo soy la Iglesia» más que
integrándose en el «nosotros somos la Iglesia»3.
La Iglesia viene a ser el nuevo Pueblo de Dios, el Pueblo de la Nueva Alianza. Las categorías
neotestamentarias serán tomadas de la vida de los pastores, de la agricultura, de la construcción, de la
familia y del matrimonio.
La Iglesia es redil, cuya única y obligada puerta es Cristo 4 (Jn 10, 1-10), καὶ ἄλλα πρόβατα ἔχω
ἃ οὐκ ἔστιν ἐκ τῆς αὐλῆς ταύτης· κἀκεῖνα δεῖ με ἀγαγεῖν, καὶ τῆς φωνῆς μου ἀκούσουσιν,
καὶ γενήσονται μία ποίμνη, εἷς ποιμήν. La correspondencia de un solo rebaño y un solo Pastor es
una nota esencial de la Iglesia, que es “Una”.
La Iglesia es labranza, o arada de Dios 5 (1 Co 3,9) Θεοῦ γεώργιον. Esta expresión campo de Dios
hunde sus raíces en el Antiguo Testamento, en los patriarcas, en este mismo campo se dará la
reconciliación entre los pueblos. En este campo Dios plantó la Vid verdadera que es Cristo (Jn 15, 1-5).
1
SAN PABLO VI (1968). Credo del Pueblo de Dios N° 19.
2
S. CIPRIANO, De orat. Dom. 23 (PL 4,553).
3
DE LA FUENTE, E (1998). Eclesiología. Sapientia fidei. Serie de Manuales de Teología. Biblioteca de autores cristianos, p. 39.
4
LG 6, CEC 754.
5
LG 6, CEC 755.
A veces también la Iglesia es designada como edificación de Dios 6 (1 Co 3,9) Θεοῦ οἰκοδομή
ἐστε. Edificación de la cual el Señor Jesús es la Piedra angular y sobre dicha piedra angular los
apóstoles construyen la Iglesia. “El fundamento ya está puesto y nadie puede poner otro, porque el
fundamento es Jesucristo” (1 Co 3, 11). La Iglesia también es tienda de Dios entre los hombres (Ap
21,3) “ שכינהShekinah” presencia de Dios, morada de Dios.
La Iglesia, llamada “Jerusalén de arriba” y “madre nuestra” 7 (Ga 4, 26; Ap 12, 17) ἡ δὲ ἄνω
Ἰερουσαλὴμ* ἐλευθέρα ἐστίν, ἥτις ἐστὶν μήτηρ ἡμῶν· Cristo la amó y se entregó por ella para
santificarla (Ef 5, 25-26). Cristo la hace libre y la une consigo en un pacto indisoluble de amor y
fidelidad. La enriquece constantemente con los bienes sobreabundantes de su gracia. La Iglesia camina
hacia su consumación final en Cristo, cuando Dios sea todo en todos (1 Co 15, 28). La Iglesia está
escondida con Cristo en Dios (Col 3, 3).
Estas cuatro imágenes de la Iglesia que han sido expuestas a partir de la categoría de Pueblo de
Dios muestran la realidad terrena y divina de la Iglesia. El Concilio Vaticano II trata de no hacer una
separación entre la Iglesia terrestre y la Iglesia glorificada. La imagen de Pueblo de Dios, entre otras
cosas fue propicio para romper con la consideración de la Iglesia como una institución humana,
meramente jerárquica y una sociedad piramidal. En la Iglesia subsiste el Reino de Dios y ella se debe
encargar de anunciarlo gozosamente, esta es la tarea que le ha sido encomendada.
6
LG 6, CEC 756.
7
LG 6, CEC 757.