Cuadernillo 2020

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Prof.

Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

CUADERNILLO
COMUNICACIÓN Y
TRANSFORMACIONES
SOCIOCULTURALES DEL
SIGLO XXI

2020
Bibliografía obligatoria

6° ESO

Orientación: COM
Profesor: Guido Luppino
Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

Comunicación y transformaciones socioculturales en el Siglo XXI


6to año Comunicación
Prof. Guido Luppino
(Selección de textos)

Unidad 1: Crisis de la modernidad, globalización y posmodernidad.


 Crisis de la Modernidad, pérdida de la confianza en la razón. Crisis de la racionalidad
instrumental. Fin de las certezas.
 Posmodernidad. Transformaciones en la sociedad posmoderna
 Globalización: las nuevas configuraciones mundiales. Cambios estructurales de la nueva era.

Introducción
El siglo XXI se encuentra atravesado por transformaciones sustentadas en una
revolución tecnológica que configura nuevas maneras de ser y estar en el mundo al impactar
sobre las estructuras sociales, políticas, económicas, culturales e ideológicas vigentes durante
más de dos siglos.
Las viejas estructuras de comprensión del mundo se encuentran en crisis dada su
incapacidad para producir respuestas. Ya no es posible entender el funcionamiento económico
únicamente a partir del modelo capitalista industrial avanzado, los comportamientos culturales
desde el prisma de la racionalidad instrumental moderna, o analizar las conductas sociales
desde un modelo único de sujetos con identidades fijas e invariables en tiempo y espacio.
El escenario actual puede caracterizarse mediante la consideración de tres ejes
directrices ordenadores de la vida de los sujetos y que configuran los distintos modos de
entender el mundo y habitar en él: el espacio/tiempo entendido de modo unívoco y lineal en el
proyecto de la modernidad y que hoy estalla en multitemporalidades, lo cual acarrea profundas
modificaciones en los hábitos perceptivos; la diferenciación entre lo público y lo privado, las
transformaciones en la noción de Estado, Nación y territorio con los consiguientes procesos de
desterritorialización y reterritorialización; las dimensiones alrededor de las cuales se estructuró
la identidad moderna nómada y estable cuyo desplazamiento obliga a pensar en subjetividades
también múltiples, relativas y flexibles.
El siglo XXI se encuentra atravesado por un paradigma cultural diferente al que dominó
durante más de doscientos años. Entre las múltiples denominaciones atribuidas a este
paradigma, el más aceptado ha sido el de Posmodernidad.
Frente a la evidencia de la crisis de la razón emerge la desconfianza producto de una
instrumentalización que no trajo consigo los beneficios de progreso humano prometidos, siendo
la razón desplazada hasta su sustitución por el impulso del deseo, y en ese cambio el
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protagonismo del sujeto de la razón propio del proyecto de la modernidad es relevado por las
diferentes subjetividades posmodernas difíciles de encasillar, caracterizadas por la búsqueda
permanente de la identidad mediante prácticas sociales eclécticas y legitimadas desde lugares
que se relacionan con otras dimensiones de la cultura humana diferentes a aquellas
relacionadas con el paradigma del racionalismo propio de la modernidad.
Sobre los cimientos de la razón el hombre había construido el edificio de su
organización social, siendo las instituciones normativas y disciplinarias la forma elegida para
darle cohesión, control y sentido. En al actualidad esas instituciones se desvanecen, las
normas se diluyen y el deseo libera al sujeto a su propio designio, a la libre satisfacción,
impulso que rompe con la concepción del tiempo; de esta manera, la utopía por el futuro es
sustituida por el disfrute de un presente perpetuo.
Entre aquellas instituciones, el Estado como construcción central de la modernidad se
ve cuestionado y su decimonónico contrincante, el mercado, avanza sobre el terreno en
disputa. Las fuerzas económicas se liberan de toda sujeción y los sujetos sociales ven mutar su
categoría de ciudadano y trabajador a consumidor ocioso, buscando en este nuevo rol aquella
satisfacción antes negada, liberados ahora a la búsqueda permanente de sus referentes.
Se trata de una cultura posmoderna flexible, de verdades relativas donde los grandes
metarrelatos pierden su capacidad aglutinante y dejan paso a breves juegos del lenguaje,
igualmente válidos, posibles, coexistentes, consensuales.
Una sociedad que se vuelve diversa, tolerante, fragmentada, fluida, rápida, en la que
impulsado por la transformación tecnológica el espacio se ve sometido por el tiempo, y el
tiempo reducido a lo fugaz, presente perpetuo, instante eterno, una cultura de la superficie,
desde donde se puede entrar y salir sin trabas, sin dolor, una era de deslizamientos, suave,
expresiva, de identidades cambiantes donde la permanencia adquiere valor negativo.1

La modernidad
Se entiende por Modernidad al conjunto de pautas sociales relacionadas con la
industrialización. La sociología incorpora a este concepto general muchas pautas sociales que
surgieron con el comienzo de la revolución industrial en Europa occidental a mediados del siglo
XVIII, y con la Revolución francesa de 1789.
La Modernidad dio lugar a un mundo burgués que estableció un modo determinado de
vivir, trabajar, constituir una familia que tenía proyectos a realizar a largo plazo. Por la
naturaleza de los cambios históricos que produjo, la modernidad fue un proyecto de carácter
revolucionario. Provocó una transformación radical en la manera de pensar el mundo. Se pasó
de un sistema feudal al todavía vigente capitalismo. Con ella se inaugura una época en la que
el hombre es capaz de conocerlo y dominarlo a instancias de la Razón. Las explicaciones
religiosas del mundo fueron reemplazadas por las explicaciones científicas o, lo que se han
dado en conocer “los grandes relatos”, formas de concebir la historia a partir de las filosofías
totalizadoras (el estructuralismo, el marxismo, etc.). Estos grandes relatos expresaron la idea
de que la historia tiene un sentido, que avanza hacia una meta: la del progreso y la
emancipación del género humano.

1
http://abc.gov.ar/lainstitucion/organismos/consejogeneral/disenioscurriculares/ (25.03.12)
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Esta idea de modernidad surgida en Europa, llega a América Latina como una opción
alternativa a la identidad propia del continente americano. Como por ejemplo marcaba
Sarmiento que la lucha del país era entre la civilización y barbarie, entendiendo a la barbarie
como la propia identidad gauchesca argentina, y a la civilización como la cultura proveniente
desde Europa. Este proceso de modernización, o “civilización” en términos de Sarmiento, se
extiende por todo el mundo haciendo solido a un tipo de paradigma.
Lo moderno consiste en el proceso de racionalización, partir de la centralidad de la
razón con base científico-técnica. La modernidad comienza en el Siglo XVIII con el proyecto de
la Ilustración que postula la centralidad de la Razón y de la ciencia para organizar la sociedad y
entender el mundo. Su proyecto se fundó en verdades universales que le daban un sentido a la
historia: la autodeterminación del hombre, la superación de las miserias materiales, los
derechos humanos, la libertad, el perfeccionamiento constante de la humanidad (progreso).2
En líneas generales, podemos caracterizar a la sociedad moderna de la siguiente manera:
Elementos de la sociedad Sociedad moderna
Pautas culturales
Valores Heterogéneos; carácter secular; numerosas subculturas y
contraculturas.
Normas El significado de la moral varía; gran tolerancia de la diversidad.
Orientación con respecto al Presente ligado al futuro.
tiempo
Tecnología Industrial; fuentes avanzadas de energía.
Estructura social
Estatus y roles Muchos tipos de estatus; algunos heredados y otros alcanzados
de forma autónoma; muchos roles especializados.
Relaciones Normalmente de tipo secundario; bastante anonimato y vida
privada.
Comunicación La comunicación cara a cara es sustituida por los medios de
comunicación de masas.
Control social Sistemas legales y de policía formales.
Estratificación social Pautas fluidas de desigualdad social; bastante movilidad social.
Relaciones de género Patriarcado débil; aumenta el número de mujeres que participan
del mercado laboral.
Economía Basada en la producción internacional de masa; las fábricas
pasan a ser los centros de producción; aumenta el trabajo
intelectual y de dirección.
Estado Gobierno a gran escala; bastante intervención del estado sobre
la sociedad.
Familia La familia nuclear mantiene algunas funciones de socialización,
pero constituye más una unidad de consumo que de producción.
Religión La religión se debilita con el desarrollo de la ciencia; creciente
2
Paradeda, D., Pintos Andrade,W., Ríos, A. Sociología, Ed. Maipue, Buenos Aires, 2007, cap. IV
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pluralismo religioso.
Educación La enseñanza básica se hace universal y una creciente
proporción de la población recibe educación superior.
Salud Bajas tasas de natalidad y mortalidad; esperanza de vida mayor
debido a le mejora del nivel de vida y a la sofisticación de la
tecnología médica.
Tipos de asentamientos Asentamientos grandes; la población aumenta y se concentra en
las ciudades.
Cambio social Rápido; los cambios resultan evidentes en solo una generación.
Fuente: Macionis, J., Plummer, K. Sociología, Ed. Prentice Hall, Madrid, 1999, página 648.

La crisis de la modernidad
Podemos referirnos a la crisis de la modernidad como un largo proceso que ha
comenzado con la I Guerra Mundial, donde se vieron cambios globales claves. La
consecuencia política de la gran guerra fue un cambio en los sistemas políticos mundiales,
donde comienza a afianzarse la democracia burguesa, mientras grandes los últimos imperios.
Los cambios no son solo políticos sino también culturales, sociales y económicos. Pero traen
consecuencias negativas también, como la ya conocida crisis mundial económica iniciada en
los Estados Unidos (Crack del 29).
En el período de entreguerras se van afianzando nuevas corrientes de pensamiento que
cuestionan a la modernidad y sus estructuras: nacionalismos, socialismos. Pero la respuesta a
esto, más allá de la Revolución socialista rusa de 1917, fue la instalación de regímenes
totalitarios en toda Europa.
Pero, como ya mencionamos, el cambio político viene acompañado de modificaciones
en distintas dimensiones. En lo económico comienza a tener mayor presencia el Mercado que
el Estado en la regulación de la economía. Si bien el paradigma de la modernidad fue el
liberalismo económico, todavía hoy predominante, su extensión fue tan grande que ha dejado
de lado las necesidades humanes mostrando la peor cara del capitalismo más salvaje
conocido. En lo individual podemos hablar de un individuo menos acompañado ya sea por el
Estado o por instituciones propias de la sociedad, hablamos de in individuo más solo frente al
mundo. Como sabemos la Modernidad trajo consigo la instalación de los Estados-Nación que
hoy podemos entender a los mismos en una crisis de existencia.
Los cambios se consolidan con el proceso de Globalización (ya lo estudiaremos en
profundidad en la siguiente unidad) comenzado en la década del 70, donde todas las
estructuras e instituciones de la sociedad sufren fuertes y bruscas modificaciones, pero esta
vez a nivel global, lo cual lleva a un cambio global de conciencia colectiva que abre el espacio
para los cambios políticos y económicos más importantes.

Guía de lectura:
-Contextualizar el momento histórico de la modernidad, y qué hace que surja.
-Definir a la modernidad

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-¿Cómo surge la crisis de la modernidad?

Vaskes Santches, Irina. POSMODERNIDAD ESTÉTICA DE FREDERICK JAMESON:


PASTICHE Y ESQUIZOFRENIA (Fragmentos)

Teoría de la posmodernidad de Frederick Jameson (pp. 56-59)


El autor que asumió el estudio del fenómeno de la posmodernidad en forma más completa y
coherente fue Frederick Jameson, uno de los más reconocidos críticos culturales, quien se ganó
el título del “padre de la teoría posmoderna”. Antes de él la investigación de las nuevas
tendencias posmodernas había sido bastante sectorial: Jencks en El lenguaje de la arquitectura
posmoderna (1977) se centró principalmente en el posmodernismo estético (arquitectónico) que
significaba para él un “eclecticismo radical”. Lyotard en La condición posmoderna (1979) se
enfocó en la transformación epistemológica debido al advenimiento de la sociedad
postindustrial. A este nuevo tipo de sociedad le corresponde, según él, un nuevo tipo de la
cultura, la cultura posmoderna, cuyo rasgo principal es la desconfianza de las metanarrativas
modernas, tanto especulativas de la verdad y del idealismo, como las de la emancipación.
Fue, entonces, Jameson quien, como ningún otro autor, ha producido una teoría general de
dimensiones culturales, socioeconómicas y geopolíticas de lo posmoderno. Él mismo atestigua
que su enfoque del posmodernismo es totalizador (JAMESON, 2002: 57). O sea, el
“posmodernismo” con el uso que le da, no es una categoría específi camente cultural, tampoco es
un término exclusivamente estético-estilístico o un periodo del arte. El autor ofrece su
caracterización en términos socioeconómicos, denominándolo como un “modo de producción”
que lo iguala con el nuevo estadio de la producción capitalista. En este modo de producción, el
posmodernismo como ideología es fruto legítimo de la infraestructura, por ello se capta mejor
como un síntoma de los cambios estructurales más profundos que tienen lugar en la sociedad
contemporánea y su cultura como un todo.
El aporte principal de Jameson al debate posmoderno es el ensayo El posmodernismo y la
sociedad de consumo (1982) cuya versión revisada y ampliada salió en 1984 bajo el título El
posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado1 (1984).Estos dos textos exponen
las tesis centrales de la teoría del autor sobre la defunción del modernismo y la aparición de una
nueva configuración posmoderna como dominante cultural del capitalismo tardío, y se han
mantenido como la piedra angular de toda su obra posterior.
Según Jameson el concepto de periodización histórica (la concepción “genealógica”, la llamada
“historia lineal”, la teoría de las “etapas”, la historiografía teleológica), actualmente se presenta
como problemático, desacreditado y estigmatizado. Cuando el sistema social contemporáneo
empezó a perder poco a poco su capacidad de retener su propio pasado y de vivir en un presente
perpetuo, que anula tradiciones que de una manera u otra la información social anterior tenía que
preservar, ha ido desapareciendo el sentido de la historia.
Sin embargo, la concepción de la posmodernidad que Jameson ha esbozado en desacuerdo con
esta postura generalizada, es histórica. Basado en el modelo de la dialéctica materialista,

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Jameson expone su posición con claridad: el posmodernismo es un fenómeno histórico real que
empezó a surgir en algún momento posterior a la Segunda Guerra Mundial y que coincide con
una nueva etapa del capitalismo clásico, su tercera fase llamada el capitalismo tardío. Así, como
el momento global contemporáneo, la posmodernidad se describe no tanto como decadencia o
superación del capitalismo, sino como intensificación de sus formas.
Siguiendo el texto El capitalismo tardío (1979) de Ernst Mandel, Jameson distingue tres etapas
de expansión capitalista: capitalismo mercantil, caracterizado por el desarrollo del capital
industrial en los mercados nacionales; capitalismo monopolista, una etapa idéntica a la
imperialista; y finalmente, la etapa posmoderna, erróneamente llamada postindustrial y que
mejor podría denominarse multinacional (Véase: JAMESON, 1995: 80), aunque designada
también como “sociedad de consumo”, “sociedad de los media”, “sociedad de la información”,
“sociedad electrónica” o de las “altas tecnologías” (Ibíd., 13-14).
A cada estadio corresponde una tecnología particular –el vapor (mercantil), la electricidad y los
automóviles (monopolista), los computadores y la energía nuclear (multinacional); así, como una
“dominante cultural”–el realismo en el caso del capitalismo mercantil y modernismo en el caso
del imperialismo. El posmodernismo debe “ser leído como una nueva forma peculiar de
realismo (o al menos de una mimesis de la realidad).”
Entre las características del posmodernismo que corresponden a la tercera fase del capitalismo
–“la forma más pura de capital que jamás haya existido”–, Jameson distingue nuevas formas de
organización empresarial (predominio de las corporaciones multinacionales), una nueva división
internacional de trabajo (el aplastamiento de la clase trabajadora en los países industrializados, el
escape de la producción a las zonas del “Tercer Mundo” y el predominio del sector de servicios y
comunicaciones en los países del centro capitalista), una nueva dinámica en el sistema bancario
internacional y en la especulación de las bolsas (el enorme endeudamiento con el Banco
Mundial), el poder, sin precedentes, de los conglomerados de los mass media, el “asalto a la
mercancía”, la embriaguez eufórica del consumidor y/o espectador, etc.
Como corolario cultural de la evolución del capitalismo, el posmodernismo es una manifestación
estadounidense y/o primermundista, pero su alcance es global porque la cultura posmoderna es
una expresión interna y superestructural de una nueva ola de la dominación militar y económica
de los Estados Unidos que tiene dimensiones mundiales (JAMESON, 1995: 19).
Para Jameson, el avance del capitalismo multinacional homogeneiza las sociedades, eliminando
paulatinamente viejas formas de producción, limitando el papel de gobiernos nacionales en la
definición del funcionamiento de sus mercados, desarrollando nuevas formas de poder
internacional, desdiferenciando las culturas mediante el avance de la cultura comercial y
consumista y cancelando las alternativas políticas. En consecuencia, sostiene el autor, el
posmodernismo como lógica cultural dominante del capitalismo global (geográfi ca, económica,
y políticamente hablando) extiende su manto sobre las regiones que aparentemente están lejos de
haber alcanzado el mismo estado de desarrollo capitalista: América Latina, Asia y África.
Así, pues, su concepto del posmodernismo es ante todo “priorizador”, que tiene como función la
de correlacionar la emergencia de un nuevo orden económico con la aparición de nuevos rasgos
de la cultura, arte y estética. Debemos insistir en esta singularidad de su teoría: el autor evalúa la

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producción cultural y artístico-estética dentro de la hipótesis de la modificación y


reestructuración socio-económica del capitalismo tardío como sistema. El arte contemporáneo,
identificado por Jameson como posmoderno, al fin de cuentas, refleja las transformaciones
económicas y socio-culturales que le acompañan y le dan la forma. Desde este punto de vista, la
afirmación de la autonomía estética es una cuestión supremamente contradictoria para nuestro
autor. Confirmando la sentencia de Adorno del “doble carácter del Arte como autónomo y como
fait social” (ADORNO, 1971: 15), que para que la obra de arte sea pura y plenamente una obra
de arte, debe ser más que una obra de arte, Jameson declara que lo puramente estético está ligado
de manera indisoluble a la exigencia de impuro como última instancia. O sea, la estética nunca
puede ser del todo autónoma sin caer en el autismo y en galimatías: aun las rimas sin sentido de
Lewis Carrol o el superlenguaje autónomo de Khlebnikov o los juegos metalingüísticos de
Derrida deben conservar ese delgado hilo fi nal de referencia que exige reformular el calificativo
“autónomo” y hablar de “semiautonomía”.
Después de esta breve referencia señalamos las nuevas particularidades que, según el autor, el
arte y la estética adquieren en su etapa posmoderna.

Guía de lectura
1. Contextualizar el surgimiento de la teoría posmoderna y las características de ese momento.
2. Explicar por qué la autora sostiene que la teoría posmoderna de Jameson es “totalizadora”
3. Caracterizar al capitalismo tardío, según Jameson.

La posmodernidad

“la estética moderna es una estética de lo sublime, pero nostálgica; ella permite que lo impresentable
sea delegado sólo como un contenido ausente, pero la forma continua ofrezca al lector o al que mira –
gracias a su consistencia reconocible– materia para la consolación y el placer. Ahora bien, sus
sentimientos no forman el verdadero sentimiento de lo sublime, que es una combinación intrínseca de
placer y de pena: el placer que se da a la razón excede toda presentación, el dolor que ofrece a la
imaginación o a la sensibilidad no están a la medida del concepto” (J.F. Lyotard 1988:26).

Si la modernidad fue el producto de la revolución industrial, ¿ha sido la revolución de la


información la que nos ha empujado a la era posmoderna? Un buen número de estudios
contesta afirmativamente, y usan el término posmodernidad para referirse a las relaciones
sociales características de las sociedades posindustriales.
La idea de posmodernidad es un conjunto de corrientes de pensamiento que encarnan
una postura crítica frente a la modernidad. Según el profesor de literatura y crítico
norteamericano Frederic Jameson, la posmodernidad es la lógica o el clima cultural del
capitalismo que estamos viviendo en esta época, llamado “transnacional o globalizado”. Esta
particular condición cultural se corresponde con una crisis del modo de producción capitalista:
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crisis de lo que se llamó el Estado de Bienestar; caída del Muro de Berlín y el derrumbe de los
llamados “socialismos reales” junto con el agotamiento del proyecto reformador de la
modernidad.
El discurso posmoderno denuncia el progreso como una ilusión y expresa su rechazo a
la razón planificadora de la sociedad. Esta lógica cultural se caracteriza por una nueva manera
de percibir la realidad cuyo principio es la incertidumbre. Los teóricos de la posmodernidad
sostienen que es imposible pensar en valores comunes para toda la sociedad. La crítica
posmoderna sirve para volver a pensar las formas de organización de la sociedad que instauró
la modernidad: las naciones, los Estados, las clases, los ciudadanos. Los pensadores
posmodernos postulan una pérdida de sentido, la falta de referencias y certezas; en otros
términos, que la razón no llegó a ninguna meta en relación con la felicidad del hombre, que la
historia parece no dar cuenta de hacia dónde van las sociedades humanas (algunos proclaman
que es el “fin de la historia”), el futuro es oscuro y se acabaron las utopías de cambio.
A través de una filosofía, de una estética, de una literatura y de una iconografía, el
posmodernismo fue creando un cuerpo de ideas alrededor de tres campos teóricos claves: el
estructuralismo, la semiótica y la deconstrucción. Algunos indicios del pensamiento
posmoderno comenzaron a surgir a mediados de los años ‘60 con Roland Barthes (1915-1980),
que provenía del campo de la semiótica. Barthes proclamó la “muerte del autor”, haciendo
referencia a la idea de que los textos están abiertos y son los lectores los que aportan sus
propios sentidos e interpretaciones, más allá de la intención del autor. El sociólogo francés
Jean Baudrillard (1929-2007) se refiere a la posmodernidad con menor optimismo y la define a
partir de la “lógica del simulacro” que borra la división entre representación y realidad. El
exceso de comunicación ha producido una pérdida de sentido, la pérdida de lo real, el reino de
la simulación.
Pero, tal vez, uno de los representantes emblemáticos del pensamiento posmoderno es
Jacques Derrida (1930-2004), que representa la corriente llamada “deconstruccionismo”. Esta
forma de pensamiento se opone al carácter omnipotente del racionalismo occidental y sostiene
que las estructuras de sentido involucran al observador. Por lo tanto, todo lo razonado es
provisional, situado y relativo. Ante la ausencia de criterios fijos, el deconstruccionismo
reacciona frente a la idea de una “razón universal” y entonces, va deconstruyendo el sentido de
las cosas en varias direcciones que conducen a diversas perspectivas posibles de percibir la
realidad.
Para el posmodernismo, entonces, ya no hay historia (Francis Fukuyama, nacido en
1950), no hay realidad (Baudrillard), ni verdad (Derrida). Podemos agregar que ya no hay
estructuras permanentes sino fluidas, o como sostiene el sociólogo polaco Zygmunt Bauman
(1925-) quien plantea la idea de las estructuras sociales ya no son sólidas sino liquidas.
Una idea optimista de los autores posmodernos con respecto a la sociedad global es la
idea de la no frontera asociada al consumo masivo. Se puede hablar de una cultura
posmoderna para caracterizar a la cultura actual en la que predomina lo efímero, lo fugaz, lo
obsoleto, una cultura sometida a la moda o al mercado, en la que lo central es el consumo.
Actualmente, la sociedad se define en términos de comunicación (con sus grandes redes de
información), los medios ejercen una función estructurante de lo social; vivimos entonces en
una cultura mediática sometida a los dictados de los medios masivos.3

3
Paradeda, D., Pintos Andrade,W., Ríos, A., op.cit.
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Aunque hay muchas variaciones en el pensamiento posmoderno, todas las corrientes


comparten cinco afirmaciones:
1. En muchos aspectos importantes, la modernidad ha fracasado. La promesa de la
modernidad era el disfrute de una vida libre de necesidades. A ojos de muchos críticos
posmodernos, el siglo XX no ha conseguido erradicar problemas sociales como la
pobreza o, tan siquiera, garantizar la seguridad económica de muchas personas.
2. La antorcha que guía el progreso se está apagando. Los habitantes de las sociedades
modernas miran al futuro con la esperanza de que sus vidas mejoren de forma
considerable; sin embargo, las personas de las sociedades posmodernas (e, incluso sus
líderes) tienen menos confianza en lo que pueda deparar el futuro. Es más, el tremendo
optimismo que invadió a la sociedad con el comienzo de la era moderna ha sido
sustituido por el pesimismo de una mayoría de adultos que creen que su vida está
empeorando.
3. La ciencia ya no tiene respuestas. El rasgo principal de la era moderna era la
perspectiva científica y la creencia firme en que la tecnología haría la vida mejor. La
crítica posmoderna afirma que la ciencia ha creado más problemas (como la
degradación ambiental) de los que ha resuelto; en general, los pensadores
posmodernos desprecian la fundamentación misma de la ciencia: la creencia en que la
realidad objetiva y la verdad existen realmente. La realidad es algo que se construye
socialmente y no algo que existe naturalmente; además, la deconstrucción de la ciencia
muestra que este sistema de ideas ha sido muy utilizado con fines políticos,
especialmente por los sectores poderosos de la sociedad.
4. Los debates culturales se están intensificando. La modernidad surgió envuelta en una
promesa de promover la individualidad y de extender la tolerancia. Sin embargo, los
críticos afirman que la actual sociedad posmoderna no ha alcanzado esta meta.
5. Las instituciones sociales están cambiando. La industrialización trajo consigo la
transformación radical de las instituciones sociales; y el auge de la sociedad
posindustrial está reconfigurando la sociedad una vez más. Por ejemplo, del mismo
modo que la revolución industrial situaba lo material en el centro de la vida productiva,
ahora la revolución de la información ha potenciado las ideas. Así mismo, la familia
posmoderna ya no se ajusta a una sola fórmula; en su lugar, los individuos están
encontrando distintos modos de relacionarse con otros.4

Actividad:
1. ¿Qué da lugar a la aparición de la posmodernidad?
2. ¿Cuáles son las características de este nuevo paradigma?
3. Armar un cuadro comparativo entre modernidad y posmodernidad.

Modernidad Posmodernidad
Mirada

4
Macionis, J., Plummer, K. Sociología, Ed. Prentice Hall, Madrid, 1999, cap. 24
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Rol del individuo

¿Cómo se toma a la
historia?

Tipo de ética

Cultura

Tipo de Estado

Tipo de sociedad

Rol del Estado en la


economía

Fuente: Paradeda, D., Pintos Andrade,W., Ríos, A. Sociología, Ed. Maipue, Buenos Aires, 2007, p. 80.

Globalización
La globalización es un proceso integral de alcance planetario que afecta diversas
dimensiones de la vida social. Es un proceso constante que podemos situar su comienzo en la
década de 1970. Si bien sus manifestaciones a nivel económico y financiero suelen ser las
priorizadas por los especialistas y los medios de comunicación en general, el fenómeno
globalizador excede tales dimensiones. Dicho fenómeno es también político, tecnológico y
cultural, siendo su principal motor los cambios en los sistemas de comunicación acontecidos a
partir del último medio siglo.

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En términos económicos y financieros, la globalización representa la mundialización de


las formas capitalistas de producción y de las instituciones, prácticas e ideología que las
sustentan, proceso que alcanza mayor celeridad luego de la crisis definitiva del bloque dirigido
por la ex Unión de Repúblicas Socialista Soviética. Un par de décadas antes del colapso
soviético, las economías occidentales asistían a la crisis de las sociedades centradas en la
existencia de formatos estatales de tipo benefactor, social o de compromiso y de las relaciones
entre Estado y sociedad basadas en tal lógica. Con el fin de la guerra fría se asienta el
capitalismo a nivel global, y el comercio dentro de este sistema excede todo tipo de fronteras,
expandiéndose el neoliberalismo como modelo económico. Es en este momento donde el
Estado empieza a perder papel regulador en la economía, y comienza a predominar el
mercado.
La fase más profunda y coherente de la denominada globalización económica tuvo lugar
en los años 80 y se halla vinculada a la liberalización de la economía mundial y a las política
neoliberales impulsadas en esos años principalmente por los gobiernos de los EE.UU e
Inglaterra e irradiada al mundo por los organismos internacionales de crédito y comercio. Está
globalización trajo aparejada, entre otras consecuencias económicas, el aumento de la
desigualdad social y económica, el empobrecimiento de las sociedades económicamente más
vulnerables, el deterioro del medio ambiente y la inestabilidad económica, simultáneamente
con el enriquecimiento y el despilfarro de recursos de todo tipo entre los sectores más ricos de
cada país.
Una proporción sustancial de la población mundial está ampliamente excluida de los
beneficios de la globalización. Esta ha profundizado en muchos aspectos las brechas entre
ricos y pobres, tanto al interior de cada sociedad como entre éstas y, por lo tanto no implica ni
homogenización ni equidad.
En cuanto a la dimensión tecnológica, se presencian constantemente fuertes avances
en materia de tecnología, que se implementan para la producción lo cual modifica la dinámica
de las economías. La tecnología ha logrado que la producción económica, por ejemplo las
grandes industrias, ahora están separadas, y en distintos puntos del mundo se reparten las
fases de producción de un mismo producto. Por ejemplo, estamos en presencia de grandes
ciudades donde se manejan desde ahí mismo la parte financiera de todo el mundo (Nueva
York, Londres, Tokio).
La globalización en la política permite apreciarse mejor desde el fin de la guerra fría con
la desintegración de la Unión Soviética en 1991. Desde ese momento, Estados Unidos quedó
como líder mundial indiscutido y se expandió por todo el planeta, a expresión de pocos países,
el tipo de régimen político pretendido desde Washington. La democracia se fue afianzando por
todo el globo, y acompañada un nuevo tipo de sociedad. Esta nueva sociedad podemos
llamarla como una Sociedad de Consumo, lo cual es necesario para el tipo de sistema
económico que predomina. De este modo, el tipo de democracia pretendida por el ganador de
la guerra fría junto a determinada sociedad fue expandiéndose por todo el mundo.
En cuanto a la comunicación, podemos afirmar que es el mayor exponente de este
proceso. Nos enfrentamos ante un nuevo tipo de comunicación global donde constantemente
se ven cambios y avances en la misma. La comunicación se extiende a casi toda la población,
ya sea desde el teléfono, internet o televisión, estamos viviendo tiempos de comunicación
constante a nivel global. De este modo, la comunicación no solo es utilizada como medio de
información, sino también para la economía, la política, la sociedad, la cultura, etc. Esta

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comunicación veloz y sin frontera alguna es que lo deja ver como una cultura puede penetrar
rápidamente en otra, y comenzar a producir cambios en la misma.
La globalización en lo comunicacional se revela como un camino hacia una cultura
global. Mensajes masivos, uniformes, estandarizados son recibidos en el mismo momento por
personas diferentes, en distintos lugares de todo mundo. Esto provoca que la función originaria
de la comunicación social, la de transmitir los mensajes generados por miembros de una
comunidad, se pervierta. Hoy los mensajes son generados y manipulados en un lugar lejano,
por personas ajenas y con intereses ajenos a la comunidad que los recibe. Esto se evidencia
aún más en los países periféricos, como es el caso de Argentina. Esto lleva a un proceso de
concentración y también monopolización de los medios de comunicación, convirtiéndose en un
sector central en materia económica y política. No por nada, hoy se denomina a los medios de
comunicación como “el cuarto poder”.
El proceso globalizador afecta tanto a las sociedades en las que ha tenido origen como
a aquellas que desde los primeros despliegues de las formas modernas sólo conocieron de
éstas sus costos en términos de marginalidad y subdesarrollo. Dicho, en otros términos, los
acontecimientos impulsados por las grandes potencias mundiales repercuten sí o sí sobre
todos los sistemas regionales y locales.
De ahí que, en tanto proceso integral, la globalización permite identificar para su análisis
diversas dimensiones: económica, la política, cultural, comunicacional, entre otras. Las cuales
implican renovados procesos de internacionalización, liberalización, universalización,
occidentalización y desterritorialización de las relaciones sociales a escala global.
De acuerdo con la tipología construida por David Held, y asumida por muchos otros,
tres son las principales posturas respecto del proceso globalizador en curso:
a) Hiperglobalistas: (De la Dehesa: 2000, Rodríguez Braun: 2000, Ohmae: 1995) limitan la
globalización a la creciente internacionalización de la economía verificada en las últimas
décadas y la definen como una nueva época de la historia humana caracterizada por la pérdida
de influencia del Estado-nación y de las culturas nacionales debido al auge del comercio global.
De acuerdo con los hiperglobalizadores estamos en presencia de una nueva estructura global
del poder económico que superaría la tradicional dicotomía norte-sur o centro-periferia que
obliga a los gobiernos a gestionar sus consecuencias sociales. Para los hiperglobalistas la
erosión progresiva de la soberanía y la autonomía de los Estados nación abre la oportunidad la
emergencia de una sociedad civil global.
b) Escépticos: (Hirst y Thompson: 1999, Gordon: 2009, Gilpin: 2008, Huntington: 2000) niegan
la existencia de características nuevas en el proceso de globalización. En lugar de
globalización hay que hablar de un mayor grado de internacionalización económica, es decir,
de un incremento en el nivel de las interacciones entre las economías nacionales.
c) Transformacionalistas: (Stiglitz: 2002 y 2006, Giddens: 1994 y 2000, Castells: 2001,
Rosenau: 1995) afirman que la globalización es una poderosa fuerza trasformadora
responsable de importantes y generalizados cambios sociales, políticos, económicos,
institucionales a nivel mundial. De dirección incierta y trayectoria impredecible, pero recorrido
coherente, la globalización es concebida como un proceso histórico de larga duración, pleno de
contradicciones en sus avances y, también, retrocesos coyunturales.
Lo que sí podemos asegurar es que el proceso globalizador representa un nuevo
momento del desarrollo y expansión del capitalismo Así entendida la globalización posee una

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obvia dimensión política donde se ven las relaciones sociales en su actual estado. Pero
también, podemos pensar a la globalización como un proceso en puja o conflicto, ya que no es
claro para donde se dirige y presenta un constante andar con diversos cambios.
Este proceso, en particular su dimensión económica, muestra claros resultados:
- exclusión de grandes sectores de la población, inclusive en países centrales
- concentración del comercio internacional en pocas empresas multinacionales
- aumento de la volatilidad o vulnerabilidad de las economías
- crecientes asimetrías entre economías en el trato a la movilidad de capital y de trabajo
- avance constante de la tecnología
- cambios en las culturas nacionales, y generación de nuevas identidades
- se afianza una sociedad de consumo
- las culturas están en constante movimiento
- el empoderamiento de los grandes medios de comunicación

Actividad:
1. ¿Cuál es el motor del proceso de globalización y cuándo comienza a afirmarse?
2. ¿Qué representa económicamente la globalización?
3. Analizar las distintas dimensiones del proceso.
4. Explicar brevemente las 3 posturas sobre la globalización.
5. Buscar fuentes sobre alguna dimensión de la globalización.

Canciones sobre globalización

Los hijos bastardos de la globalización. Ska-p

Comienza mi jornada cuando sale el sol


Tengo 12 años, vivo en la desolación acá en otra dimensión. Mis pequeñas manos son la producción de miles de
juguetes con los que podrán jugar allá niños como yo. Víctimas reales de un juego demencial, la economía de
mercado busca carne fácil de explotar. La macro producción que nos ofrece bienestar son millones de niños de
esclavos, son niños esclavos, condenados

NO SÉ LO QUE ES GLOBALIZACIÓN
NO SÉ LO QUE SON DERECHOS HUMANOS
SOLO SOY UN ESLABÓN, UNA PIEZA MÁS DE UN PUZZLE MACABRO
NO SÉ LO QUE ES GLOBALIZACIÓN
NO SÉ LO QUE SON DERECHOS HUMANOS
SOLO SOY UN ESLABÓN, LA IRA DE TU DIOS.

Con indiferencia les puedes contemplar como máquinas robotizadas produciendo sin parar es un claro ejemplo
más de cual es el dios que hay que adorar el fin justificará los medios ante el dios dinero, dios dinero

NO SÉ LO QUE ES GLOBALIZACIÓN...
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Condenados, explotados
¿Te escondes? díme por qué! ¿te avergüenzas? díme por qué! Cómo cambiaría completamente la situación, si
fuese a tu hijo a quien dedicase ésta canción no tiene amparo, a nadie le interesa
al bolsillo, a los beneficios de la empresa
En occidente su llanto no se siente
el sufrimiento y la apatía no se ven
las leyes son dictadas por la gran empresa

Condenados, explotados
Son hijos bastardos de la globalización
Te importa a ti, me importa a mí, son hijos bastardos de la globalización
Te importa a ti, me importa a mi, ejércitos de esclavos de la p*** globalización
Prosigue mi jornada, ya se pone el sol
Tengo 12 años, vivo en la desolación acá en otra dimensión

Globalización. Los piojos

Cuervo mexicano
bajo aguila yanqui, samurai el ponja
vestido de punki.
Ahí va Scottie Pippen
en medio de la puna
no te hagai problema darlin
slippin en la cuna.
Es noche de brujas
ya tengo mi bate
shopping y macdonal
metete en el culo el mate.
Nos juntamos todos
a tirar los dados
a ver qué gobierno
le conviene a estos tarados.
Globalización
tragá mi canción
Globalización
y olvidate.
Globalización
niu dominación.
Globalización
y olvidate.
Pibe no te engrupas
me decía el vecino
andate pal norte, acá no hay camino.
Todos me llenaban así la cabeza
me globalicé debe debe debe debe...
Globalización
Si te gusta el dulce
encará la lata
ellos van en O.V.N.I.
lo seguimo a pata.

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El fierro hay que doblarlo


cuando está caliente
hay animales que hacen
lo mismo que sienten.
Globalización…

Álvarez Terán, C. (2018). Comunicación y transformaciones


socioculturales del Siglo XXI.
(Transformaciones en la posmodernidad: fragmentos)

TRANSFORMACIONES CULTURALES
(Fragmentos)

POSMODERNIDAD / HIPERMODERNIDAD
Cuando se analiza la denominación que debe darse a esta nuevo modelo cultural que se construye a
partir de la crisis de la Modernidad, aparecen dos nombres que han ganado especial
posicionamiento, el primero surge del planteo original del filósofo francés Jean Francois Lyotard a
fines de la década de 1970 que le llamará Posmodernidad, el segundo es abordado por otro francés,
Gilles Lipovetsky, que a comienzos del siglo XXI considera que el nombre adecuado es
Hipermodernidad. Entre ambos otros nombres se van desarrollando a partir de diversos analistas,
Modernidad Líquida para Zygmunt Bauman, Sobremodernidad para Marc Auge, Segunda
Modernidad para Ulrich Beck, Modernidad Tardía para Anthony Giddens.
Indudablemente las dificultades para darle una denominación definitiva al nuevo modelo cultural de
nuestro tiempo se basa en los lazos que sigue teniendo con el viejo modelo cultural de la
modernidad, lo que queda claro a partir de que todos los nombres terminan aludiendo al modelo
cultural que se deja atrás.
Si bien al inicio Posmodernidad parecía un nombre correcto, ya que definía una cultura que venía a
sustituir a la anterior por una diferente. Con el tiempo se ha podido ir observando que ese supuesto
corte entre la vieja modernidad y esta nueva cultura no era tan evidente como se suponía, no era tan
claro, y se ha llegado a comprender que se trata más de un proceso de transformación o mutación de
la modernidad que de su desaparición. Por eso las denominaciones de Hipermodernidad,
Sobremodernidad o Modernidad Líquida parecen representar mucho mejor a la nueva cultura.
En este sentido parece pertinente aplicar la idea de Frederic Jameson sobre el cambio cultural.
Jameson entiende que los cambios no consisten en el derrumbe de una estructura para ser
reemplazada por otra estructura totalmente nueva, sino la recombinación de elementos existentes en
el período que acaba de una manera diferente para el período que comienza.
Características que en un sistema se veían subordinadas a otras más importantes, ahora asumen
importancia y otras quedan subordinadas a ellas. Así como en la modernidad la Razón ocupaba el
sitial de agente organizador del pensamiento y la cultura, en la posmodernidad otro concepto ocupa
ese lugar, el Deseo.
Si precisamente la crisis de la modernidad opera a partir del quiebre de la confianza en la capacidad
de la razón humana para asegurar un “paraíso en la tierra” en base al adecuado ordenamiento de la
sociedad, entonces el modelo de pensamiento que le sucede, la posmodernidad, va a colocar en ese
lugar privilegiado, como un verdadero ídolo, a su contracara, el Deseo.
Para la modernidad el Hombre se movía por cálculos racionales que se reflejaban en el “principio de

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realidad” como factor a seguir, mientras que para la hipermodernidad, al suplantar la Razón por el
Deseo, el principio rector de la actividad humana es el “principio del placer”, estamos frente a una
sociedad hedonista. La base de la cultura hipermoderna es la satisfacción del deseo aquí y ahora y
su resultado una sociedad de consumidores a escala hiper…
Vivimos un tiempo de libertades personales sin restricciones, sin limitaciones, sin represiones. Todos,
cada uno en su condición socio-histórica, pueden conducirse según sus propios deseos y
aspiraciones, nada parece importar más que la propia libertad, nadie está habilitado a reprochar ni a
impugnar el accionar del otro. El poder individual y la libertad se unen para romper los límites que
tenían las personas, a tal punto que en este ambiente de libertades no hay lugar para los rebeldes ni
los transgresores, porque ya no hay límites para transgredir ni normas a las que rebelarse, nadie se
rebela ante un SI, y la hipermodernidad es el reino del Sí.
No más una moral universal de valores sacralizados que deben ser respetados por todos, sino libre
aceptación de una multiplicidad de comportamientos basados en valores todos adecuados, el reinado
de la ética personal.
No más la idea dominante del progreso lineal, sostenido y en avance perpetuo, ahora desarrollos
plurales que ofrecen avances y retrocesos, caídas y estancamientos, formas reticulares y sinuosas.
No más enfrentar la realidad críticamente para transformarla, ahora abordar la realidad para
reconocerla y adaptarse a ella. No más ciudadanos activos en sociedades de ideales comunes, ahora
una suma de consumidores hiperindividuales en busca de la satisfacción infinita de deseos
personales en redes de relación persiguiendo el objetivo anhelado de la felicidad, el gran imperativo
hipermoderno: “tu puedes”.
Estos son algunos factores que impulsan la transformación de la vieja modernidad para dibujar un
modo de vida diferente, inclusive no solo reducido a occidente como pasaba con la modernidad, sino
también adoptado incluso en las sociedades orientales. La transformación del paradigma cultural es
fundamental, porque sin él es imposible abordar las transformaciones paradigmáticas sociales,
políticas y económicas producidas a partir de los años setenta.
En palabras de J. Rifkin, “la era posmoderna está ligada a un nuevo estadio del capitalismo basado
en la mercantilización del tiempo, la cultura y la experiencia de vida; mientras que la era previa
correspondía a un estadio anterior del capitalismo, basado en la mercantilización de la tierra y de los
recursos, la mano de obra humana y la fabricación de bienes”. Por eso es muy importante partir del
cambio cultural del siglo XXI para desde él comprender las transformaciones del nuevo siglo, tal
como lo afirma Fredric Jameson estableciendo a la posmodernidad como la lógica cultural que da
forma al nuevo capitalismo. Describir la posmodernidad/hipermodernidad es también describir al
Hombre que vive dentro de esta atmósfera cultural, el Hombre Posmoderno es en definitiva el
habitante integrado a este nuevo mundo que es el siglo XXI.
La forma de vivir de las nuevas generaciones de mujeres y varones, para las cuales se adoptan
términos como Generación X, Generación Y o Millenials, es caracterizada por Robert Lifton como la
de seres “proteicos”, vitales, que basan sus actos en el propio deseo. Piensan en sí mismos como
intérpretes más que como trabajadores, y quieren que se les considere antes su creatividad que su
laboriosidad. Han crecido en un mundo de empleo flexible y están acostumbrados al trabajo temporal.
Sus vidas están menos asentadas y son más provisionales que las de sus padres. Son más
terapéuticos que ideológicos, más adaptables que revolucionarios, y piensan más con imágenes que
con palabras. Son menos racionales y más emotivos.
Como sostiene Byung Chul Han el siglo XX fue el del paradigma inmunológico que
distinguía entre el adentro y el afuera, entre el yo y el extraño. Un siglo caracterizado por la
noción del enemigo externo donde el extraño aparecía como objeto de ataque aun cuando
no resultase especialmente hostil, simplemente por ser otro. En cambio hoy el hombre
hipermoderno sufre de enfermedades neuronales como las fobias, el TDA, la depresión, la
bipolaridad, etc., que a diferencia del paradigma inmunológico de la modernidad, pone el
problema en la positividad de lo propio y ya no en la negatividad del otro viral.
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La posmodernidad es una época en la que el tiempo pierde importancia, la nueva cultura del siglo XXI
es atemporal, rompiendo la linealidad típica de la modernidad que encadenaba en relación sucesiva
el pasado con el futuro mediante la coyuntura circunstancial del presente. Esta transformación se
verá aún más pronunciada a partir de la revolución de la tecnología de la información y la
comunicación que conquista nuevos límites temporales y los elimina.
Incluso los nuevos modos de comunicación apuntalan esa atemporalidad ya que el hipertexto
propone la muerte de la linealidad del texto escrito, al que puede accederse desde cualquier posición,
desde cualquier costado, en cualquier sentido, mediante una lectura reticular, hipermoderna.
Byung Chul Han considera que no hay exactamente una aceleración del tiempo sino que estamos
frente a un estallido temporal. Antes la coordenada del tiempo consistía en una serie de sucesos
ligados uno a otro por la duración del tiempo en una sucesión lineal infinita, como un collar que
enhebra sus cuentas una tras otra; hoy esa duración entre suceso y suceso es la que termina
aniquilada por nuestra forma de vida, porque la demora nos resulta insoportable y eliminamos los
intervalos entre los sucesos, como si quitáramos el hilo temporal que enhebra los hechos dejando
que las cuentas se disparen en distintos planos y direcciones.
La personalidad del hombre y la mujer hipermodernos vive el “ahora”, sin sacrificios por ningún
pasado ni futuro, vale entonces solo aplicarse a la satisfacción en el presente abandonando cualquier
pretensión trascendente.
Según C. Lasch “estamos perdiendo rápidamente el sentido de la continuidad histórica, de pertenecer
a una sucesión de generaciones surgidas en el pasado y proyectadas hacia el futuro. Se desvanece
el sentido del tiempo histórico”. Con el auge de lo efímero las sociedades modifican también la
coordenada espacial ya que sin pasado no hay Historia y sin futuro no hay proyecto ligado al espacio,
y el hombre del siglo XXI se encuentra entonces huérfano de cualquier arraigo, pierde vínculo con las
instituciones de pertenencia, se transforma lentamente en un habitante de los flujos, pierde identidad
local, se van construyendo identidades globales.

TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS
(Fragmentos)

CAPITALISMO CULTURAL
En lo sucesivo ustedes estarán bajo el control de los mercados financieros
Hans Tietmeier – Presidente del Banco Central Aleman – Davos 1996

La economía del mundo se ha transformado a partir de mediados de la década de 1970 y muestra


una forma de acumulación de riqueza claramente distinta al modelo industrial que precedió al cambio.
Estamos frente a un modelo económico de carácter global, sostenido en una financierización
dominante y en la comercialización de servicios de muy alta calificación y de baja calificación en un
escenario de competencia desenfrenada marcada por la tendencia persistente a la baja de costos, y
un sistema de producción de bienes que ha ganado en volumen pero perdido centralidad.
Así como ha pasado con la nueva cultura, cuyo nombre se ha puesto en debate, este nuevo modelo
económico que pa0sa a sustituir al viejo industrialismo sufre también similar proceso, y ha sido
denominado de diferentes maneras: posindustrialismo (D. Bell), poscapitalismo (P. Drucker),
acumulación flexible (D. Harvey), informacionalismo (M. Castells), capitalismo de seducción (G.
Lipovetsky) o capitalismo cultural (S. Zizek).
La denominación de informacionalismo, recoge uno de los factores esenciales del cambio del
paradigma económico, el uso de la información; lo de capitalismo cultural también resulta pertinente
porque revela la penetración total del sistema económico dentro del marco de nuestra vida cotidiana;
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lo de posindustrialismo también es adecuado porque el sector económico de acumulación de


riquezas deja de ser el industrial para pasar a ser el sector de servicios; el capitalismo de seducción
responde a un sistema basado en el hiperconsumo de experiencias y el nombre de acumulación
flexible puede resultar correcto porque los procedimientos para acumular riquezas pueden tomar
formas diversas en base a la demanda y a los distintos aspectos del modelo económico. Pero hay un
término que debemos desechar de plano y es el de poscapitalismo ya que remite a la idea de que el
capitalismo ha llegado a su fin y entramos en una etapa posterior a él, pero si algo conserva el nuevo
paradigma económico del anterior es su esencia capitalista.
Una vieja frase de Bertold Brecht es oportuna para este caso: “El capitalismo es un señor al que no le
gusta que le llamen por su nombre”, por eso este nuevo modelo, aunque se lo disfrace con otros
términos, es capitalista al estilo incluso del capitalismo de fines del siglo XIX, donde el capital privado
dominaba ampliamente el mercado, un capitalismo con un único objetivo: la ganancia, y que no está
dispuesto a admitir ninguna limitación. En el presente texto optaremos por referirnos a este nuevo
paradigma económico como Capitalismo Cultural, que resume en su idea a las demás
denominaciones, tratándose de una reestructuración del sistema capitalista producido a fines del siglo
XX en la búsqueda de sobrevivir a la crisis del industrialismo, adaptándose a las sustanciales
transformaciones que se fueron registrando. El Capitalismo Cultural no es entonces el fin del
capitalismo sino una fase de adaptación más de este histórico sistema económico.
Así como el capitalismo industrial tenía su referencia ideológica en el liberalismo, el capitalismo
cultural la tiene en el neoliberalismo, marcado por el proceso de globalización de las actividades
económicas centrales, la flexibilidad organizativa, el dominio de las finanzas sobre la producción y un
mayor poder de la empresa en relación con los trabajadores, a lo cual contribuye la disolución del
Estado de Bienestar, piedra angular del viejo modelo.
Estamos frente a un modelo económico cuyo proceso productivo no es ya la línea de montaje sino la
externalización de las distintas fases de producción, sacando la fabricación de bienes del espacio de
las fábricas para concretarlo en ensambladoras que se ocupan de reunir partes anteriores de
producción cuyo origen se encuentra en otros espacios geográficos.
El nuevo modelo económico tiene cuatro metas esenciales:
1. Profundizar la lógica capitalista en búsqueda de mayores beneficios.
2. Aumentar la productividad del trabajo y el capital, con el objetivo central de reducir costos.
3. Globalizar la producción y los mercados. Hacer del mundo un solo mercado para hacer circular
capitales y producir y vender bienes y servicios, sin importar las fronteras nacionales.
4. Conseguir el apoyo político para esta reestructuración neoliberal, aún a costo de la desprotección
social. Este apoyo se buscará por vías violentas, como fueron los golpes de estado, o por canales
democráticos, para acceder por esta última vía se afirmará en la crisis de representación política, y la
consecuente pérdida de credibilidad y legitimidad de la clase política, que abandona la defensa de los
intereses colectivos a favor del sector concentrado del poder económico.
En estas cuatro metas existen dos factores que se reiteran marcando una tendencia en este modelo:
flexibilidad y adaptabilidad.
Flexibilidad y adaptabilidad son elementos centrales del giro neoliberal del sistema y se respaldan
en las posibilidades que entregan las TICs, y ambos significan un impacto brutal al modo de empleo
típico del Estado Social, de salario protegido y bajo estrictas normas del derecho. El salario será para
el capitalismo cultural una variable de ajuste central para su desarrollo.
Por otra parte el núcleo del nuevo modelo lo ocupa la Información como materia prima, como lo
señala Christopher Freeman “el cambio de paradigma puede contemplarse como el paso de una
tecnología basada fundamentalmente en insumos baratos de energía (petróleo) a otra basada sobre
todo en insumos baratos de información derivados de los avances en la microelectrónica y la
tecnología de las comunicaciones”.

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Los rasgos que constituyen el núcleo tecnológico del Capitalismo Cultural son:
1. La información como materia prima: Los productos de las nuevas industrias de la tecnología de la
información son aparatos para procesar la información o productos y servicios que son en sí mismos
información procesada.
2. Alta capacidad de penetración: todos los procesos de nuestra vida cotidiana están mediados por la
nueva tecnología.
3. Convergencia tecnológica: capacidad de los dispositivos para vincularse entre sí sin importar su
origen ni su funcionalidad.
4. Flexibilidad: Los procesos que se alimentan de datos son reversibles, pueden modificarse y
reordenarse, reconfigurarse con gran fluidez.

EL NUEVO PODER ECONÓMICO: SERVICIOS FINANCIEROS


El mercado global abierto, lo que se llama Globalización, fue el presupuesto esencial para la
generación del nuevo modelo económico neoliberal, y para su construcción fue necesaria la
circulación libre de capitales a escala global. A partir de allí es que el sistema financiero internacional
ha crecido de manera irrefrenable hasta convertirse en el verdadero sistema nervioso de la economía
mundial.
Formamos parte de un modelo económico altamente financierizado, siendo la financierizacion el
fenómeno que permite hacer dinero a partir del dinero mediante instrumentos que explotan la función
del dinero en créditos, especulaciones e inversiones. 52 Capitales especulativos que buscan
rentabilidad extrema y de corto plazo, y donde creen poder obtenerla se agolpan para ingresar, y de
la misma manera, una vez que detectan que puede existir algún “peligro” para sus beneficios
abandonan súbitamente ese destino dejando tras de sí dramáticas consecuencias en forma de crisis.
Estas crisis han ido estallando en las últimas décadas teniendo por escenario primero a países
periféricos como México, Rusia, Corea, Indonesia, Turquía, Brasil, Argentina, Islandia, Irlanda o
Grecia; para finalmente llegar a golpear de lleno a la primera potencia de la tierra, Estados Unidos en
2006, y a la Unión Europea a partir de 2008. Ignacio Ramonet ha caracterizado a este sistema con
cuatro letras PPII: planetario, permanente, inmediato e inmaterial.

REDUCCIÓN DE COSTOS Reducir costos fue la principal respuesta que la economía internacional
encontró para dar solución a la crisis desatada en los años 70 que hirió de muerte al viejo paradigma
industrial poniendo por el piso las ganancias de las empresas, llevando a las grandes productoras de
bienes a buscar salida a sus productos masivamente manufacturados mediante la ampliación de los
mercados, previa desregulación del comercio internacional. Una vez liberado el comercio
internacional con la aplicación de las políticas neoliberales imprescindibles para su funcionamiento,
se desató la lucha por la competitividad y el primer paso fue la reducción de los costos para bajar los
precios con el objetivo de hacerlos más atractivos, siendo el factor central de esa reducción de costos
el empleo asalariado, a través de cuatro acciones básicas.
1) Sustituir las fuentes más caras de trabajo asalariado por otras más baratas movilizando las fábricas
más allá de las fronteras nacionales, es el fenómeno llamado de deslocalización de industrias.
2) Sustituir la fuerza de trabajo menos calificada mediante la automatización y la robotización, aquí es
donde entra en acción la innovación tecnológica.
3) Generar formas precarias de trabajo a través de una desregulación normativa que reduzca los gastos
empresariales en materia de trabajo: contrataciones temporales, reducción de indemnizaciones,
flexibilización horaria, etc.
4) Sustituir las fuentes más caras de trabajo asalariado por otras más baratas. Esto condujo a la
feminización de la fuerza de trabajo y a la contratación de trabajadores inmigrantes, a menudo

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ilegales, o trabajo infantil.


Estas variantes giran sobre el mismo objetivo: la reducción del salario, y se registran tanto en los
países del centro como en los de la periferia.

TRANSFORMACIONES POLÍTICAS
(Fragmentos)

EL PODER
La cuestión del poder es fundamental en el análisis de cualquier tipo de modelo de sociedad, ya que
no existe organización social que no incluya en su desarrollo la resolución de en quién recae el poder,
por qué medio lo obtuvo, qué uso hace de él, qué métodos aplica, cuáles son sus ambiciones.
Poder es “la capacidad relacional para imponer la voluntad y los valores de unos actores sociales
sobre los demás”72. El concepto de “capacidad relacional” establece que el Poder es un proceso no
un atributo, es decir que el poder se construye a partir de la relación entre diversos actores sociales y
no radica en la persona de alguien
Si vivimos en una Sociedad Red, debemos empezar a hablar del poder en la red y relativizar la
tradicional definición que sostiene que el poder es la capacidad de emplear con éxito el monopolio de
la fuerza por parte del Estado, porque la capacidad de ejercer el monopolio de la fuerza depende de
la construcción previa de un marco individual y colectivo de pensamiento.

CASTELLS – PODER Y COMUNICACIÓN


“Comunicar es compartir significados mediante el intercambio de información”, y los significados solo
se comprenden en el contexto de las relaciones sociales en las que se desarrolla este proceso.
Para analizar las relaciones de poder en el mundo Ulrich Beck prefiere dejar de mirar a los Estados y
poner el acento en la cuestión de las redes, porque las redes exceden lo puramente espacial, cada
red (económica, política, financiera, educativa, etc.) tiene su propia configuración temporoespacial, y
es en las redes donde radica el verdadero poder. En este marco el Estado es solo un nodo en el fluir
de estas redes globales y allí es donde su poder se vuelve relativo.
La Sociedad Red es global, y es global no porque todos los habitantes del mundo puedan participar
de ellas, sino porque sus efectos alcanzan a todos sin excepción. La Sociedad Red debe ser
entendida como una arquitectura global de redes que se configuran y reconfiguran constantemente
por medio de los poderes existentes en cada red particular.
Dentro de esta arquitectura que es la Sociedad Red, intrincada y multidimensional, hay redes cuyas
características pueden volverlas dominantes según el valor que se considere. Si de dinero se trata las
redes financieras se convierten en el sistema circulatorio del planeta, si se estima esencial la
producción las redes comerciales juegan un rol fundamental, pero si el valor es la imposición de la
fuerza ese lugar lo ocupan las redes militares, pero podría pensarse que aún así las redes de
tecnología e información son las más dominantes ya que de su funcionamiento dependen las redes
militares o las financieras; o bien si la generación de sentido en la mente de las personas es
sustancial para ejercer el poder serán las redes mediáticas las que ocupen ese lugar privilegiado de
poder.
Llegado este punto consideremos al significado, o sentido, como una expresión del poder si ese
significado se logra volver dominante en la mente de las personas, y en este caso quien tiene el
Poder es quien decide qué significado y cómo transmitirlo para su instalación en las mentes.
La idea de Manuel Castells es que la fuerza por sí sola no genera poder, solo sirve para establecer
un orden e imponer reglas, pero la continuidad de ese orden y esas reglas, que es la verdadera
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expresión de poder, dependerá de la capacidad de moldear la mente de los ciudadanos, y en ese


camino la comunicación es esencial, ya que es a través de la comunicación que las personas
interactúan con su entorno social.
Cuando hablamos de la conformación del nuevo modelo neoliberal a partir de la década de 1980
debemos remarcar que una tarea prioritaria fue la de construir un consentimiento popular como
plataforma para su instauración, es decir, la instalación de sentido en la gente de que este modelo
era la única alternativa a la crisis.
Para Castells es fundamental entender al poder no como un atributo, sino como una relación, por eso
la imposición de poder solo por la fuerza no es poder, ya que su ausencia en una de las partes anula
su capacidad de relación entre ambas, aunque esto no quita que la fuerza no sea una acción social
de alto significado.

Violencia y Discurso pasan a ser entonces los dos factores esenciales en la construcción de
relaciones de poder, pero con la idea de que cuanto mayor sea el peso de la construcción de
significado en nombre de valores e intereses determinados para actuar en una relación de poder,
menos necesario se vuelve ejercer coacción en la sociedad. El Poder de un Estado se legitima en
tanto responde a la creación de significado compartido por la ciudadanía, y no cuanto más coacción
sea capaz de establecer sobre ella, a esto le llama Castells el Poder Suave.
Por eso “el Poder de la Comunicación está en el centro de la estructura y la dinámica de la sociedad”,
la cuestión es determinar quién, cómo y por qué construye y ejerce las relaciones de poder mediante
la gestión de los procesos de comunicación.
Y esto sirve tanto para quienes buscan afirmarse en el poder como para quienes luchan contra el
poder, ya que el poder depende del control de la comunicación y la transmisión de sentido, al igual
que el contrapoder depende de los mismos procedimientos pero a la inversa, para romper ese control
y sustituir el significado del poder por otro, lo que también se conoce como Relato.
Si el poder necesita generar en la población el sentido de lo bueno, que es lo establecido, y lo
beneficioso de sus actos para el conjunto social; el contrapoder necesita que esa misma población
entienda lo beneficioso del cambio y lo perjudicial que son los actos que lleva a cabo el poder.
Lo que se hace es construir relatos distintos con significados opuestos disputando el poder en las
mentes de los ciudadanos. Los Estados tienen la capacidad del ejercicio monopólico de la violencia
pero ese poder debe ser respaldado a través de la construcción de un discurso que enmarque ese
ejercicio, y ese discurso suele estar respaldado a su vez por otras instituciones, como pueden ser la
iglesia, las corporaciones, la universidad o los medios. Para Geoff Mulgan el Estado basa su poder
en tres facultades: violencia, dinero y confianza.
El Estado concentra la fuerza y los recursos económicos para moldear las mentes mediante los
sistemas de educación y de comunicación; y de estas tres facultades la más importante es el poder
sobre las ideas porque las ideas tienen una capacidad de transformación inconmensurable, mientras
que la fuerza solo se ejerce en forma negativa y el dinero manifiesta su efectividad como herramienta
de poder dándolo o quitándolo.
Es decir, una ciudadanía se somete al poder por la imposición de la fuerza y el control del Estado, u
obedece a sus políticas solo si logra un beneficio económico por ello o si es amenazada de perderlo,
pero solamente la creación de sentido en el inconciente colectivo hace que la ciudadanía sienta
confianza y coincida de buena gana con las posturas del poder, y eso permitirá ejercer los otros dos
poderes, el de la fuerza y el del dinero con mayor facilidad.86
La inclusión de las redes de autocomunicación de masas en este esquema rompe la lógica del poder
vertical: Estado – Economía – Medios; porque establece la posibilidad de se transmita significado por
fuera de este circuito, por fuera de los intereses de los gobiernos, del poder económico o de las redes
de medios de comunicación.
Como decíamos las teorías tradicionales sobre el poder apuntan al monopolio de la fuerza por parte
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del Estado como el factor sustancial, pero hoy en día la capacidad para usar con éxito ese monopolio
depende del enmarcado individual y colectivo de las mentes, enmarcado en el que participan las
redes de medios aliadas con el poder político para crear significado, para generar un relato.
¿En qué consiste el enmarcado? El enmarcado es seleccionar y resaltar algunos aspectos de los
hechos y establecer relaciones entre ellos para promover una determinada interpretación. Ante la
ausencia de marcos propios de parte de la audiencia, ella tomará los marcos que los medios
sugieran. Ejemplo es el enmarcado del terrorismo: ¿Qué es el terrorismo? ¿Quiénes son los
terroristas? ¿Cuáles son las causas? ¿Qué buscan?, o el enmarcado del inmigrante: “Se trata de
personas peligrosas que vienen a quitar el trabajo a los nacionales o a cometer delitos”.
En ambos casos la creación de significado en las personas desde las redes de comunicación
permitirá que luego las decisiones del poder se tomen en un marco de pensamiento que coincida con
dichas decisiones. Entonces, si el poder es construir significado, y la construcción de significado
depende de la acción de los medios de comunicación parecería lógico concluir que el Poder reside en
dichos medios masivos.
Pero Castells nos dice que no, porque los medios son el mensajero pero no son el mensaje. Lo que
hay que buscar es entonces el origen del mensaje. La red de comunicación no es el poder en sí
mismo, sino que es el objeto cuyo uso establece relaciones de poder, recordemos que el poder no es
un atributo, sino un proceso, y en este proceso existen dos diferencias, el poder en red y el poder
para crear redes. El poder en red es el que ejercen unos nodos sobre otros nodos dentro de la red.
En materia de comunicación quiere decir quién establece la agenda, quien marca los temas de los
cuales se habla, porque los medios no solo sugieren sobre qué tenemos que pensar, sino también
qué es lo que tenemos que pensar, y esto es muy importante porque una definición simple de Poder
es la capacidad para que otros hagan lo que uno quiere.
Incluso esto mismo sucede entre medios, ya que existe un nivel de jerarquías y hay medios que
influyen en su agenda sobre otros medios, siendo lo más usual que la prensa escrita influya sobre las
agendas de los medios audiovisuales.
Lo que queda claro es que los gobiernos utilizan a los medios para generar agenda y que los medios
enmarquen a sus audiencias con el mensaje del poder, y no solo los gobiernos, también las redes de
poder económico hacen uso de los medios de comunicación con el mismo fin. En algunos casos es
posible que se generen divergencias pudiendo existir marcos y contramarcos según la posición que
puedan tomar los distintos medios.
Otra posición en este proceso es el poder para crear redes, que es la capacidad para crear una red
de comunicación mediática, los propietarios de los medios, que son quienes deciden el contenido y
formato del mensaje, en estrecho vínculo con redes políticas y económico-financieras.
Quienes tienen el poder de crear redes son a su vez redes, con una estructura y objetivo precisos,
con poder político y/o económico, que transmitirán en los medios. Pero, ¿es el Poder entonces de los
propietarios de las redes?
Los dueños de los medios construyen las redes, nos exponen sus pensamientos, nos venden su
cultura, ganan dinero, son esenciales para la construcción de poder, y también para la construcción
de contrapoder político, pero los dueños de las redes de medios suministran a otros actores sociales
sus plataformas para construir significados, no son ellos los que establecen los programas políticos,
aunque tampoco son meros y neutrales transmisores, ya que controlan el acceso y dan formato a los
mensajes según sus propios intereses, gestando lo que se conoce como política mediática, que es
una interfaz entre las redes políticas y las redes de medios.
Los medios ejercen el poder de controlar el acceso a las redes, pero los que producen el mensaje
son actores políticos, que a su vez representan y responden a otras redes (empresariales,
financieras, religiosas, etc.). Aunque debe quedar claro que las redes de medios son en su mayoría
propiedad de corporaciones empresariales, vinculadas a su vez con el poder de las redes políticas y
las redes económico-financieras. Estas últimas, las redes económico-financieras, se encuentran por
fuera del control de los estados, son “autómatas globales” que funcionan en base a lógicas propias,

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que mucho tienen que ver con los flujos informativos, despertando expectativas o desatando temores
que influyen en las decisiones que toman los inversores, y de este modo dan forma y determinan la
conducta de toda la economía global.
Las redes financieras son extremadamente sensibles a las redes de comunicación con las cuales
están íntimamente conectadas, reaccionan a partir de ellas, generan poder de conectar en red y de
crear redes, pero tampoco ellas tienen todo el poder, porque en definitiva interactúan también con
otras redes, como las políticas, las productivas, las militares, las criminales y las tecnológicas y del
conocimiento.

TRANSFORMACIONES SOCIALES
(Fragmentos)

SOCIEDAD RED
Como mencionábamos en la introducción de este trabajo el concepto de red es un concepto
transversal del nuevo siglo, atraviesa la totalidad de los componentes de análisis y permite
comprender la lógica de su funcionamiento, al punto de poder titular este tiempo como Era de las
Redes.
Así como el concepto de red es claramente aplicable para explicar el nuevo modelo de la economía,
ese concepto también nos sirve para dibujar el rostro de la sociedad del nuevo paradigma.
Ya no estamos en presencia de un modelo lineal de sociedad, en el que las instituciones reinaban y
el universo normativo estructuraba un sólido marco de referencia para las acciones humanas dentro
de un modelo colectivo, una sociedad dentro de la cual se subsumían las individualidades en diversas
instituciones que las contenían a favor de los intereses generales.
Hoy vivimos en una sociedad hecha de nodos particulares conformados por identidades y afinidades
que no provienen ni de un territorio común ni de una lengua compartida sino de la edad, del género,
de los repertorios culturales, los gustos sexuales, de los estilos de vida y las exclusiones sociales.
Una sociedad no enhebrada en base a instituciones, hoy en crisis, sino en torno a los individuos y sus
múltiples identidades.
Abordaremos pues a continuación de qué manera las transformaciones del nuevo paradigma hacen
impacto en la sociedad y moldean su nueva fisonomía fragmentada, consensual, atomizada, la
fisonomía de la Sociedad Red.

FLUJOS HUMANOS
Si existe una economía global que vende sus productos en mercados globales debería existir por
ende un mercado laboral global, es decir una mano de obra global. Pero no todo es como parece.
Los productos o el dinero circulan por las redes económicas a una gran velocidad accediendo a todos
los rincones conectados del planeta, pero cuando hablamos de mercado laboral se trata de personas
físicas, y si ese mercado laboral fuera global deberíamos entender que se trata de un espacio de
trabajo mundial en el que las personas circulan libremente vendiendo su fuerza de trabajo en diversas
regiones, y esto no sucede.
Y no es así no porque no haya millones de personas intentando vender su fuerza de trabajo a través
del mundo, sino porque las personas no pueden transitar libremente por los espacios globales, y no lo
hacen por acción de los gobiernos, de las fronteras, de la política y de la xenofobia.
Hay una tendencia en el mundo a suponer que existe una avalancha de trabajadores extranjeros
amenazando el empleo de los trabajadores nacionales, pero apenas un 2% de la mano de obra

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tomada a escala global trabaja fuera de su país de origen.


Estos números revelan lo engañosa que es la sensación de amenaza que los países más ricos siente
sobre los inmigrantes provenientes de los países más pobres, que se vive como si de una nueva
invasión bárbara se tratara. El llamado “problema migratorio” forma parte del paradigma neoliberal. El
capital es móvil, la información es móvil, los bienes y servicios son móviles, pero las personas no lo
son. Pero esta realidad de prohibición intenta ser superada por aquellos que viviendo en espacios
desconectados de la red intentan rebelarse a su destino de exclusión marchando en busca de los
lugares conectados. Como sostiene Ralf Dahrendorf los migrantes tienen una cosa clara: escapar de
la desesperación de sus países de origen; aunque no tengan en claro a qué destino particular arribar.

SOCIEDAD DUAL
Como vimos en el análisis de la Nueva Economía una de sus consecuencias esenciales es la
transformación de la estructura social producto del incesante aumento de la desigualdad y el
consecuente aumento de la brecha social. Una de las consecuencias del nuevo capitalismo neoliberal
es la disolución de la vieja geometría piramidal de clases bajas, medias y altas, en una nueva
geometría mucho menos definida en la que el vértice superior se dispara hacia arriba y la base se
sumerge aún más hacia abajo, mientras la parte media se reduce a un ritmo acelerado.
John Gray dice que “la clase media está redescubriendo la situación de inseguridad económica y
desposesión que afligía al proletariado del siglo XIX”, con su trabajo sometido a la inseguridad de lo
flexible, el derrumbe de las instituciones de protección social del Estado y la retirada del poder
sindical, en un proceso al que Zygmunt Bauman llama “proletarización de la burguesía”.
La diferencia entre los que más tienen y los que menos tienen es año a año más pronunciada, la
desigualdad en los países más ricos del mundo crece. Según el Credit Suisse, el 10% de la población
mundial posee el 86% de los recursos del planeta, mientras que el 70% más pobre (más de 3.000
millones de adultos) sólo cuenta con el 3%. Esta situación va dando forma a lo que se ha dado en
llamar “sociedad dual”, es decir una sociedad conformada por dos componentes: los que están
integrados al modelo económico y los que están excluidos de dicho modelo.
La cuestión ya no se define con tener un mayor o menor nivel adquisitivo, sino en estar dentro o fuera
del circuito económico y laboral.
Incluidos y Excluidos
Lo que vemos actualmente es una sociedad que se va estrangulando por el centro transitando el
camino a una definitiva dualización. Por eso de un formato piramidal debemos pasar a un nuevo
formato de reloj de arena que evidencia el esquema social de nuestro siglo.
En la parte superior una minoría de Integrados, los ganadores definitivos del modelo, los que
manejan los flujos en las redes, sectores empresariales y gerenciales de decisión que tienen alta
capacidad de acceso. Lo sigue una masa de Incluidos, los que sin ser ganadores definitivos se ven
beneficiados por el sistema, mayormente trabajadores calificados, que se sostienen dentro del sector
mejor posicionado, tienen activa participación en las redes, pero no ejercen su control, solo acceden.
Luego, y por debajo del vértice del reloj de arena encontramos otra gran cantidad de personas
caracterizados como Sumergidos, que si bien están dentro del sistema se encuentran por debajo de
la línea del beneficio, son trabajadores no calificados y de bajo salario, eventualmente los pobres
incluidos. En este esquema dual la movilidad entre Sumergidos e Incluidos es ciertamente dificultosa.
Finalmente aparece la novedad sustancial de la sociedad dual, que es la franja de excluidos o
marginados, que están fuera del sistema, esencialmente por carencia de empleo. Robert Castel
define a los excluidos como “los perdedores, los vencidos en esta competencia sin reglas.
Perdedores de la guerra económica, fallaron

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CIUDAD GLOBAL
La ciudad global es definida por Manuel Castells como un proceso y no como un lugar, ya que lo
que importa no es su localización geográfica sino su funcionalidad global, no es la ubicación
geográfica sino la versatilidad y función de sus redes. En base a ello la ciudad global se convierte en
un centro de producción y consumo de servicios avanzados en el que sus poblaciones entran en
conexión con la red global en virtud de los flujos de información, al mismo tiempo que disminuye la
importancia de las conexiones con sus entornos territoriales.

LA FAMILIA
Era habitual escuchar decir que la familia es la célula base del cuerpo social, y esto en líneas
generales es cierto, por lo menos para las sociedades modernas occidentales en las que la familia
adoptó un modo de funcionamiento llamado patriarcado. ¿Qué es el patriarcado? Es la autoridad
impuesta desde las instituciones de los hombres sobre las mujeres y sus hijos en la unidad familiar.
En esta definición debe hacerse hincapié en los conceptos “impuesta” e “instituciones”, para entender
de qué manera se establece y sostiene el patriarcado y desde qué lugar se lo alimenta.
La crisis del patriarcado se manifiesta en nuevas formas de asociación familiar para compartir la vida
y criar los hijos. Como ya mencionamos no se trata de la desaparición de la institución familiar, sino
de su profunda resignificación y del cambio en su sistema de poder. De hecho millones de personas
siguen casándose, e incluso cuando la gente se divorcia vuelve a contraer matrimonio en gran parte
de los casos antes de los tres años siguientes, como sostiene la psicoanalista francesa Elisabeth
Roudinesco, “no hay un modelo, hay varios, pero de todos modos siempre gira en torno a la familia-
pareja”.
TRANSFORMACIONES IDEOLÓGICAS
(Fragmentos)

LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL
El término globalización es quizás la palabra de mayor difusión en las últimas décadas en cualquier
análisis en que se aborde la realidad. Se habla de globalización en todos los ámbitos, en los medios
de comunicación, en las aulas, en el deporte, en la calle, en reuniones políticas, en sobremesas
familiares, en el cine, en la literatura.
Y cuando un término alcanza tal grado de masividad, de plasticidad, suele pervertirse, es decir, suele

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mutar en su significado original para comenzar a vaciarse de contenido y formar parte de un


vocabulario seudo-intelectual de moda sin sustancia.
Lo mismo le ha pasado a términos tales como democracia, pueblo, libertad o igualdad, todos
conceptos que se repiten y se repiten y cuyo valor significativo es igual a cero. Por eso resulta
pertinente abordar el término globalización no para sumar al vaciamiento de significado sino para
relacionarlo, explorar su costado histórico, dotarlo de espesura ideológica y definirlo en su concreto
sentido.

Definiciones
Existen muchas definiciones básicas de lo que es globalización:
 Expansión mundial de las modernas tecnologías de producción industrial y de las comunicaciones
de tipo comercial, financiera, productiva e informativa.
 Interconexión de todas las economías del mundo en un mercado global.
 Transmisión de información a nivel mundial en tiempo real.
 Homogeneización de los gustos y las culturas.
 Intensificación de relaciones sociales mundiales que vinculan realidades distantes de tal manera
que los acontecimientos locales están moldeados por hechos que tienen lugar a muchos kilómetros
de distancia y viceversa.
 Erosión de las fronteras políticas y apertura de los mercados económicos que anteriormente se
hallaban cerrados (definición de Naciones Unidas).
 Tiempo en que la política se separa del Poder.

Crisis del Estado-Nación


Más allá de las consideraciones sobre el concepto globalización, sean ortodoxas o escépticas; ambas
posturas coinciden en un punto: que el Estado-Nación atraviesa una profunda crisis.
El Estado Nación se define históricamente a partir de seis conceptos esenciales;
1. Territorio con fronteras
2. Existencia de leyes
3. Capacidad para recaudar de impuestos.
4. Detentar el monopolio de la fuerza (ejércitos y policía)
5. Existencia de una estructura administrativa para gobernar.
6. Existencia de una moneda propia.
Con el debilitamiento de la fortaleza de los Estados el desorden mundial comienza a prevalecer, y
frente a ese desorden se erigirá el orden de “la mano invisible del mercado”. Hoy ya casi no existen
conflictos militares en base a problemas fronterizos, las guerras se producen por diferencias étnicas,
políticas o económicas, pero no territoriales, porque estamos en medio de una nueva economía de
carácter inmaterial en la que los espacios físicos tienen importancia relativa.
El Estado ha perdido el monopolio de la violencia a manos de cada vez más grupos armados
irregulares (bandas criminales, facciones terroristas, policías privados, etc.). En el nuevo siglo la
guerra entre Estados ha sido reemplazada por guerras en las que participan ejércitos irregulares,
grupos tribales o étnicos, redes terroristas u organizaciones políticas (como ISIS, Boko Haram o Al
Qaeda). Incluso surgen conceptos como el de War-Net (Guerra Red) o el de Guerras Asimétricas que
rompen la lógica habitual de los conflictos bélicos donde una parte es absolutamente superior
militarmente hablando a la otra (Guerra EEUU-Irak por ejemplo). Y esta pérdida de control por parte
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del Estado sobre el desarrollo de las guerras no ha hecho al mundo más pacífico, sino por el
contrario cada vez más ingobernable e inseguro.

MOVIMIENTOS DE OPOSICIÓN AL ORDEN GLOBAL


Este Nuevo Paradigma ideológico reinante plantea una incógnita acerca de si es posible una
Globalización diferente, un debate que ha penetrado el análisis político del nuevo tiempo: ¿Hay
opciones al dominio de la especulación financiera de la economía, al auge de la sociedad dual, a la
fragmentación social, a la ideología neoliberal del mercado libre, a la exclusión creciente, a la
omnipresencia de lo comercial, al desempleo estructural, a la deslocalización, a la disolución de la
soberanía estatal?
En las décadas del 1980 y 90, cuando se consolidó el Nuevo Paradigma, todo parecía indicar que
efectivamente no existían otras alternativas al dominante Pensamiento Único Neoliberal, y prueba de
ello fue que todos los países adoptaban uno tras otro sus pautas básicas dictadas por el poder global.
Pero será a comienzos de 1994 cuando suene la primera señal de alerta, y en 1999 cuando
comiencen a diseminarse por el mundo públicamente pensamientos y acciones en contra del modelo
y de sus más dramáticas consecuencias.
El 1º de enero de 1994 era un día de fiesta para el modelo neoliberal del Pensamiento Único global,
se ponía en vigencia un enorme acuerdo económico de libre comercio entre la nación más poderosa
de la Tierra, Estados Unidos, y sus vecinos, Canadá y México, el TLCAN (Tratado de Libre Comercio
de América del Norte) o NAFTA en sus siglas en inglés. Ese día de fiesta del sistema global hizo su
aparición en Chiapas, el Estado más pobre de México, al sur del país, una formación guerrillera
llamada Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) cuya cabeza visible era un líder que desde
su nombre negaba serlo, el Subcomandante Marcos. EL EZLN ocupó siete municipios de Chiapas en
protesta por la puesta en vigencia del TLCAN y en contra del presidente de México, el neoliberal
Carlos Salinas de Gortari.
Un grupo armado compuesto de indígenas empobrecidos, olvidados por todos los poderes, ponía en
jaque la supuesta uniformidad ideológica de un México que se disponía entrar por la alfombra roja del
mundo global. Desde el sur del sur surgía el primer grito de alerta contra el nuevo modelo ideológico,
pero se trataba de una guerrilla novedosa, que utilizaba a los medios como su mejor arma, que
utilizaba Internet y que no pretendía la toma del poder político sino la creación de sentido en las
mentes de las personas. Su primera declaración pública decía: “Somos producto de 500 años de
lucha (…) Pero nosotros HOY DECIMOS ¡BASTA!”. Era la primera alerta sobre que algo andaba mal
en un nuevo modelo que parecía navegar sobre aguas tranquilas.
En 1999 surgen grandes y espectaculares manifestaciones callejeras en contra de los organismos
multilaterales de crédito, pilares del neoliberalismo. El 1º de agosto una sorpresiva manifestación de
50 mil autoconvocados impidió en Seattle, Estados Unidos, que se realizara la reunión anual de la
Organización Mundial de Comercio; y tres meses después el 1º de noviembre 30 mil manifestantes
en Washington, capital de los Estados Unidos, intentan, aunque sin éxito, evitar la reunión anual del
Fondo Monetario Internacional, 10 mil policías se lo impiden.
Meses después, en diciembre de 2001 la tensión y la atención vuelven a la periferia, en Argentina
estalla una furiosa convulsión social frente a la crisis terminal de las políticas neoliberales arrastrando
a su paso al propio Presidente de la Nación, un movimiento que por su impacto será el comienzo de
un cambio sustancial en las políticas de los gobiernos de la región a partir del nuevo siglo, políticas
destinadas a la recuperación del poder del Estado, hecho que había comenzado con la elección de
nuevos líderes populares en Venezuela y Brasil.
A comienzos del año 2001 se organizó, al mismo tiempo que la habitual reunión que el poder
económico global realiza anualmente en la ciudad suiza de Davos con el nombre de Foro Económico
Mundial, una reunión en sentido contrario en la ciudad brasilera de San Pablo, a la que se llamó Foro
Social Mundial, que convocó a personalidades y organizaciones del pensamiento, la economía y la
política contrarias al modelo neoliberal para discutir las alternativas al modelo global. Una década

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después ambos eventos siguen realizándose, uno con el objetivo de sostener la vigencia del
Pensamiento Único neoliberal y el otro con la premisa original de “Otro Mundo es Posible”.
A partir de las crisis económico-financiera en Estados Unidos y Europa de 2006/2008 las protestas y
los reclamos han llegado al Primer Mundo, en la forma de multitudinarias manifestaciones públicas
bajo el título de “Ocupar Wall Street” o “Somos el 99%” 190 en Estados Unidos o la ola de “Indignados”
en toda Europa (especialmente en España). Estas manifestaciones consisten en monumentales
acampadas de jóvenes que no ven en el modelo un futuro promisorio para sus vidas y que
periódicamente llaman la atención a los poderes públicos con sus apariciones sobre las fallas del
sistema, esencialmente los efectos de la desigualdad.

Unidad 2: Configuración de las nuevas identidades en la posmodernidad. Casos de


estudios.
 Configuración de nuevas identidades.
 Identidades posmodernas: género, consumo, migraciones, ecologismo, indigenismo.
 Casos de estudio

Identidad
La identidad es un concepto relacional, es decir, que se define en relación con el otro.
El concepto clásico de identidad respondía a un tipo de sociedad industrial, en la que las
identidades giraban en torno a esferas muy específicas como el tipo de trabajo o la adscripción
política. Sobre todo, la identidad pasaba por una determinada situación laboral o salarial en un

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contexto en el que el Estado tenía una presencia mayor en cuanto a la garantía de los derechos de
ciudadanía. En el marco de una sociedad menos fragmentada que la actual, la noción de identidad
tendía a subrayar la homogeneidad, es decir, los aspectos fijos y permanentes de la identidad de los
sujetos.
A partir de las aceleradas transformaciones sociales producidas por los avances tecnológicos
y los cambios políticos y económicos, el dilema de la propia identidad se renueva frente a desafíos
cada vez más complejos.
El siglo XX fue el siglo de las nuevas tecnologías. El nuevo milenio inaugura tanto nuevas
posibilidades para mejorar las condiciones de vida humana, como nuevas amenazas para la
supervivencia de la especie y el planeta.
El proceso de globalización hace estallar un nuevo tejido social en relación con las
transformaciones operadas en esta etapa de desarrollo del capitalismo tardío. Este proceso
multidimensional implicó un brusco cambio en la pautas de vida, destacándose la profundización de
las desigualdades sociales. Además, afectó otros planos de la sociedad:
 Político-institucional: crisis de las instituciones
 Socio-económico: exclusión y fragmentación social, desempleo de masas
 Ideológico-cultural: auge de las comunicaciones e Internet.
Con las nuevas tecnologías surgen problemas inherentes a la mundialización de la información,
especialmente para los países del Tercer Mundo, ya que se debilitan las tradiciones locales cuyos
símbolos y valores (nacionales o étnicos) están dejando de ser referentes para la identidad. Los
medios de comunicación permiten transmitir símbolos que circulan y perduran en las sociedades.
Estas poderosas máquinas de comunicar tienen una fuerte eficacia simbólica.

Identidades modernas Identidades posmodernas


Identidades tradicionales Estilos de vida
Nación Personalidad individual
Clase social Comunidad cultural
Adscripción político-ideológica Grupo étnico
Palabras claves: clase social Palabras clave: actor social
Movimiento obrero. Trabajador Nuevos movimientos sociales. Consumidor
Ciudadanía social (identidades de clase Ciudadanía como usuario o cliente
nacional y popular)
Ideología Crisis ideológica

IDENTIDAD DE CONSUMO
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Sociedad de consumo
¿Nos une lo que nos venden?
Entre los múltiples efectos de la globalización, uno de los fenómenos en alza es el auge
de la publicidad y el marketing. Los mensajes de las publicidades apuntan a crear nuevas
necesidades para generar en el individuo la idea de que es importante comprar unas cosas,
más allá de que esta satisfagan alguna necesidad real. Vale decir, el orden capitalista
globalizado inevitablemente repercute en la relación identidad-consumo: Hollywood, Internet,
televisión, radio, publicidad.
La globalización puede ser vista como un conjunto de estrategias de mercado para
ejercer el dominio por parte de las corporaciones financieras y las grandes empresas. Se trata
de una tendencia globalizadora de las industrias del entretenimiento, de las comunicaciones y
de la información que promueven productos culturales de consumo global. Dentro del sistema,
el control del consumo se convierte en uno de los requisitos necesarios para la reproducción
del ciclo productivo. De allí el peso que tiene la publicidad para disfrazar la realidad, de modo
tal que la sociedad aparece como un lugar en el que todo está preparado para el consumidor.

La Sociedad de Consumo y la Posmodernidad


La sociedad de consumo es una ideología establecida a finales del siglo XX, la
cual progresivamente ha generado una subjetividad alienada y hedonista en donde el
narcisismo se encuentra en una posición que nunca antes en la historia había tenido; este es
promovido bajo la fantasía de un superhombre capaz de soportar y vencer todo; en pocas
palabras, se le hace sentir que él es dueño de su deseo. La sociedad de consumo ha
exacerbado a tal grado el narcisismo de los consumidores que los ha colocado en una posición
divina en donde se cree que se consume porque se lo puede tener todo y que se puede gozar
de ello porque se le vuelve propio al personalizarlo. Cada vez es más evidente la grotesca pero
efectiva creencia artificial de que hay consumo porque hay beneficio de eso, cuando la realidad
es que el mercado se aprovecha de los consumidores y no ellos quienes sacan ventaja de
aquel. En este tipo de sociedad todo es puesto al alcance de la mano de los sujetos, pero bajo
un precio: consumirlo. El sujeto queda reducido y seducido en la idea de consumir para
conseguir la felicidad y afianzar su identidad; de ahí las últimas tendencias individualistas que
han desplazado al consumo de masas, ahora todo es personalizable, es decir, referido
automáticamente a uno mismo. Celulares, autos y en general todos los bienes pueden llevar el
sello de quien los adquiere.
Pero a pesar de todo eso la ansiada felicidad no llega, el sujeto se encuentra igual de
solo e infeliz que antes, frustrado por no haber accedido a la felicidad prometida por el mercado
pero esperanzado en que en su próximo consumo si lo logrará. Se colocan así a las
mercancías en un lugar de acceso embustero y perfecto porque se las supone reales. El
consumidor queda entonces sumido en la fantasía posmoderna de: “Me afirmo por lo que soy y
soy lo que tengo” de ahí que cada vez le hace falta tener más para poder afirmarse y luego
compartirlo o mostrarlo a los demás para entonces ser confirmado por ellos. Vemos entonces
aquí al sujeto seducido por la imagen, el gran Otro ya no es el lenguaje – que entra por el oído
– sino el mercado – que entra por la vista –; aunque en ambos sigue estando la falta como
elemento estructurante, es más efectiva su presencia en la mercancía, porque el sujeto puede
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percibir la carencia que lo constituye. Y justamente aquí ingresa el último componente de


la sociedad consumista contemporánea: el deseo.
En su individualidad el sujeto deseante cree que obedece a sus propios deseos, cuando
en realidad no es así, se encuentra preso en el deseo del Otro que busca homogeneizar y
estandarizar. Esto es provocado porque la sociedad consumista posmoderna ha creado toda
una ideología de “consumir para ser”, dentro de esta las subjetividades se van diluyendo; el
sujeto no se encuentra a sí mismo ni encuentra a los otros. Poco a poco, todos aquellos que
pudieron haberse colocado como alteridades y como diferentes han sido borrados. Si antes la
represión bloqueaba el acceso del deseo ahora dicha evitación viene dada por la anulación de
los otros. Esto genera la supresión del hombre como sujeto individual y lo convierte en un
sujeto social atrapado en el discurso del consumo, su comparación frente a un otro no es
posible y se ve en la necesidad de consumir para identificarse, le coloca entonces su
“identidad” a la mercancía que adquiere y sin percatarse esa misma mercancía lo marca
también a él.
Tenemos entonces una nueva forma de control social. Si anteriormente se excluía
y segregaba a aquellos que iban en contra de los valores sociales – criminales, locos,
enfermos, etc. – ahora se los margina y se les prohíbe el reingreso a la sociedad  de consumo.
Esos nuevos individuos, socialmente dañinos y potencialmente desestabilizadores, son los
pobres – aquellos incapaces de consumir – y los adictos – quienes solo consumen un tipo de
mercancía –. Junto con todo esto se encuentra también el desarrollo de falsas necesidades
que son luego traducidas como deseo. La sobreestimulación de la que es presa el sujeto lo
hace propenso a no poder satisfacerse, sus necesidades son artificialmente creadas y nada
lo llena. Todo lo que adquiere es para personalizarlo, para extender ahí su subjetividad, para
intentar completarse al momento de vaciarse en los objetos; de ahí la infatigable e indominable
dialéctica del consumismo. Dentro de su malestar el sujeto deseante ha sido seducido por la
idea de que puede acceder a la felicidad consumiendo. Se encuentra constitucionalmente
insatisfecho y ante eso es  bombardeado por ofertas simbólicas que pretenden ser reales; el
consumo funciona entonces como una queja o una enfermedad autocurable que sanará al
consumir algo. Dicho sujeto pasará toda su vida deseando y consumiendo atravesado por un
deseo que le es ajeno, pero cómodo, ya que le provee la certeza de algún día poder llegar a la
felicidad.
Como conclusión se puede decir que la sociedad de consumo es constitucional de
ideologías, no de subjetividades, el sujeto adopta esas formas sin cuestionarlas pero entonces
pierde su deseo dentro del deseo del Otro – un deseo estandarizado y homogeneizado – que
se le aparece como la opción única para lograr su identificación. El sujeto es, poco a poco,
orillado a consumir para ser, cobijando dicha doctrina bajo el engaño de la personalización de
las mercancías adquiridas. 5
Zygmunt Bauman analiza el tema del consumismo, y evidencia principales factores que hacen
al mismo. El consumismo se ve incentivado principalmente por6:
1. La publicidad que, en algunas ocasiones, consigue convencer al público de que ahora
un gasto es necesario cuando antes se consideraba un lujo.
2. La predisposición a usar y tirar de muchos productos.

5
http://es.scribd.com/doc/18446396/La-Sociedad-de-Consumo-y-La-Posmodernidad (26.03.12)
6
http://www.argus-a.com.ar/pdfs/el-consumismo-en-la-posmodernidad.pdf. Visitado: 05/01/2017
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3. La baja calidad de muchos productos, atractivos por su bajo costo y elaborados


expresamente para un período de vida relativamente bajo (obsolescencia programada),
resulta lograr, a largo plazo, más ganancia y que -aunque como efecto colateral no
deseado- sean más dañinos para el medio ambiente y para la salud de la población.
4. Algunas patologías, como obesidad o depresión, en parte, son producto de una
publicidad engañosa, que estimula a consumir indiscriminadamente alimentos, bebidas,
artículos milagrosos u otro tipo de productos que, en exceso, resultan ser dañosos.
5. El desecho inadecuado de objetos que pueden ser reutilizados o reciclados, ya sea por
nosotros o por otros. Japón, por ejemplo, tiene una población con un 16% de pobreza y
por ley los supermercados tiran los alimentos un día antes de estar vencidos,
dándoselos como alimentos a los animales.
6. La cultura y la presión social que lleva a cambiar lo que se usa o insume.
7. Todo este proceso es favorecido por la falta de identidad de cada una delas personas,
al no conocer sus necesidades esenciales, y por los factores influyentes como la
imitación de personajes de televisión u otros arquetipos, que generan un ídolo al cual se
sigue ciegamente. Dichos ídolos inducen, a los que carecen de identidad, a consumir
ciertos productos innecesarios, o a utilizar marcas de prestigio (en automóviles,
vestidos, tecnología, etc.). Como consecuencia, se generan necesidades infinitas que
no pueden suplirse; y de la carencia surge el vacío, y luego la no felicidad (Iglesias,
Dittmar).

IDENTIDAD DE GÉNERO

Identidad de género7
(Resumen e ideas principales)

La crisis del concepto de género tiene mucho que ver con la crisis actual de las teorías
sociales clásicas, y en particular de las nociones de cultura, naturaleza y sociedad. Una historia
del concepto de género implica y refleja, por lo tanto, la concepción cambiante de la cultura en
relación a la naturaleza. La energía creativa de la antropología emana de la tensión entre dos
tipos de exigencias: por un lado nos ocupamos de seres humanos universales y, por otro, de
realidades culturales particulares. El término género ha sido clave en la teoría y política
feministas desde los años 1970s en su combate contra el sentido común sexista y
androcéntrico que prevalece en la sociedad y en la academia occidentales. Se trataba de
demostrar que “la biología no es destino” sino que las identidades socio-simbólicas que se
asignan a las mujeres en sus relaciones con los hombres en la organización de la vida en
sociedad, al ser culturales, son variables y, por lo tanto, aptas de ser transformadas.
Simone de Beauvoir fue quien en su libro clásico El segundo sexo (1949), introdujo la
idea feminista moderna de que “no se nace sino que se deviene mujer”. De Beauvoir nos
7
Stolcke, V. (2004). La mujer es puro cuento. Barcelona: Universidad Autónoma de Barcelona
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Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

enseñó que la opresión de la mujer no se debe a factores biológicos, psicológicos o


económicos sino que ella fundió la explicación económica y “reproductiva” en una
interpretación psicológica de ambas. A lo largo de la historia la mujer había sido construida
como el “segundo sexo”, “la otra” del hombre. Esa ordenación jerárquica era un invento
patriarcal para legitimar la autoridad masculina.
Aquí aparece por primera vez el término género aunque de modo poco claro. Los
mensajes feministas de Simone de Beauvoir y de Margaret Mead pasaron, no obstante,
desapercibidos hasta que surge el movimiento feminista internacional. Cuando, hacia fines de
los 1960s, las académicas feministas comenzaron a investigar las raíces de la condición de las
mujeres como “segundo sexo”, fijaron su mirada en la antropología como fuente de información
acerca de las circunstancias, experiencias y representaciones femeninas en contextos sociales,
políticos y económicos diversos, buscando además evidencia sobre sistemas sociopolíticos
igualitarios. Estas antropólogas feministas, algunas de ellas militaron en el movimiento
estudiantil en EEUU, se propusieron crear una “antropología de las mujeres”. Esta
“antropología de las mujeres” se volcó a escuchar las voces silenciadas de las mujeres, y
prestó especial atención a los dominios y las actividades de las mujeres y las representaciones
simbólicas de la feminidad. Su objetivo primordial fue hallar y teorizar los orígenes de la
subordinación de las mujeres aunque sus enfoques divergieron. Para las antropólogas
feministas marxistas, ni la opresión de las mujeres, ni el poder exclusivo ejercido por los
hombres eran fenómenos universales sino que dependían de las relaciones de producción
históricas.
La corriente estructural simbólica tampoco atribuyó el origen de las desigualdades
sexuales a los “hechos” biológicos de la especie humana sino a pautas, esas si universales,
que organizan la experiencia social, psicológica y cultural humanas tales como la dicotomía
entre cultura y naturaleza o entre la esfera privada y pública y los significados simbólicos de
sexo de que éstas son dotadas, y que presumiblemente podían cambiar.

El por qué y el qué del género


Las feministas socialistas anglosajonas abordaron la condición de las mujeres en la
sociedad occidental desde la crítica política de la dominación masculina y de las ideologías
sexuales que la legitiman. Fueron estas feministas anglosajonas quienes introdujeron el
concepto de género en su controvertido sentido actual, precisamente para desenmascarar los
difusos y tan difundidos determinismos bio-sexuales que legitiman la dominación masculina.
El libro Sex and Gender de Stoller marcó el inicio del debate terminológico y filosófico en
torno del concepto de género en el pensamiento feminista que aún no se ha cerrado. Stoller
define el término género:
Es evidente que sobran amplios campos de la conducta, de los sentimientos, del
pensamiento y de las fantasías que, aunque estén relacionados con los sexos, no
tienen connotaciones primordialmente biológicas. Emplearé el término género para
algunos de estos fenómenos psicológicos: se puede hablar de sexo masculino o
femenino, pero también se puede hablar de masculinidad y feminidad sin estar
necesariamente suponiendo cualquier cosa acerca de la anatomía o la fisiología. De
este modo, mientras que según el sentido común sexo y género parecen

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Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

inextricablemente relacionados, un objetivo de este estudio será confirmar el hecho de


que los dos ámbitos (sexo y género) no están inevitablemente vinculados en nada que
se parezca a una relación de uno a uno, sino que cada uno puede seguir caminos
bastante independientes.

Es decir, como Stoller recalca, “El género es un término que tiene connotaciones
psicológicas y culturales”.36 Cabe notar que cuando Stoller distingue el sexo biológico del
género social toma como dada la oposición entre naturaleza y cultura. De esto se entiende que
el género es una construcción social. Es decir, las mujeres y los hombres en tanto que actores
sociales se “hacen” recíprocamente y por consiguiente, en lugar de analizarlas por separado
deben situarse en el entramado de las relaciones de poder que las constituyen.
Un desarrollo político paralelo al análisis de género: en los años 1970s se organizan las
feministas negras en EEUU, donde en una sociedad estructurada por desigualdades de clase y
raciales las feministas negras tuvieron que movilizarse en dos frentes: por un lado, contra los
hombres negros que las oprimían en tanto que mujeres y, por otro, contra el racismo de la
población blanca que las explotaba y discriminaba. Las feministas negras introdujeron nuevos
desafíos teóricos y políticos. Las desigualdades de género son racializadas y las desigualdades
socio-raciales son engendradas.
Como ya hemos visto, las corrientes de feminismo surgieron con mayor impacto desde
los años 60, propia de un movimiento que cuestiona la modernidad y su estructura social. De
acuerdo a Castells “entenderemos por feminismo lo relativo a todas aquellas personas y
grupos, reflexiones y actuaciones orientadas a acabar con la subordinación, desigualdad, y
opresión de las mujeres y lograr, por tanto, su emancipación y la construcción de una sociedad
en que ya no tengan cabida las discriminaciones por razón de sexo y género.” Es una ideología
plural y diversa con un solo objetivo político: transformar la situación de subordinación de las
mujeres en todo el mundo.
El feminismo es mucho más que una doctrina social; es un movimiento social y político,
es también una ideología y una teoría, que parte de la toma de conciencia de las mujeres como
colectivo humano subordinado, discriminado y oprimido por el colectivo de hombres en el
patriarcado, para luchar por la liberación de nuestro sexo y nuestro género. El feminismo no se
circunscribe a luchar por los derechos de las mujeres sino a cuestionar profundamente y desde
una perspectiva nueva, todas las estructuras de poder, incluyendo, pero no reducidas a, las de
género. De ahí que, cuando se habla de feminismo, se aluda a profundas transformaciones en
la sociedad que afectan necesariamente a hombres y mujeres. El feminismo lucha
precisamente contra esa forma androcéntrica de ver el mundo, que considera que el hombre es
el modelo de ser humano y por ende, que la suprema mejora de la mujer es elevarla a la
categoría de los hombres (que desde el punto de vista patriarcal es sinónimo de elevarla a la
categoría de ser humano).

Actividad

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Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

- Identificar, en base a lo visto en la unidad, diversas razones por las cuáles se generan
distintas identidades en la sociedad posmoderna.
- Buscar ejemplos sobre identidades posmodernas y sus características.
- Trabajar con los siguientes artículos: https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-
742-2009-05-09.html y http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/por-que-la-masculinidad-se-
transforma-en-violencia

IDENTIDAD INDÍGENA

La aspiración indígena a la propia identidad8

 Gonzalo Aguilar Cavallo (*)


(Fragmentos seleccionados)

1. LA AUTOIDENTIFICACIÓN COMO PRINCIPIO BÁSICO

Las organizaciones indígenas han reivindicado en todos los foros internacionales y nacionales
su voluntad de identificarse a sí mismos como indígenas y de ser reconocidos como tales.
Todas las organizaciones indígenas han sostenido en las sesiones del Grupo de Trabajo de la
Comisión de Derechos Humanos sobre el Proyecto de Declaración de Naciones Unidas sobre
los Derechos de los Pueblos Indígenas (en adelante el GTPD) que "negar a las poblaciones
indígenas el derecho a definirse a sí mismas era limitar su derecho a la libre determinación". La
autoidentificación aparece, así como un "elemento definidor decisivo" en el reclamo de los
pueblos indígenas para participar en la definición de ellos mismos y de los derechos que les
corresponden. Estos pueblos reivindican el derecho a definirse ellos mismos a través de la
autodefinición y del autorreconocimiento. El reconocimiento de sus derechos de grupo implica
el respeto de su identidad étnica, libremente determinada por ellos mismos. En otras palabras,
ellos reivindican su derecho a ser diferentes.

8
Recuperado de: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-23762006000100007. Visitado
11/03/2020
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Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

La autodefinición implica un ejercicio individual de determinación de su propia identidad cultural


reconociéndose en aquella del grupo. Este reconocimiento presenta patrones muy débiles en
las sociedades altamente globalizadas. En estas sociedades los patrones culturales
diferenciados tienden a desvanecerse siendo absorbidos por aquellos que predominan en la
sociedad dominante.

En suma, la autoidentificación presenta dos aspectos, uno positivo y otro negativo. Desde el
punto de vista negativo, implica que, si un individuo no se define a sí mismo como indígena, no
lo es. Sin embargo, no cualquiera que se califique como indígena, por ese sólo hecho, pasa a
serlo. Desde esta perspectiva, el aspecto positivo significa que es necesario contar siempre
con una serie de elementos objetivos que deben hacerse presentes y a partir de los mismos, la
identificación como indígena, tanto por el individuo mismo como por el grupo, debe ser
considerada un criterio básico añadido para ostentar tal condición.

La práctica de los Estados demuestra que es importante definir a los pueblos indígenas.
Incluso, algunos países asiáticos se niegan a proseguir el análisis del Proyecto de Declaración
sin llegar a un acuerdo sobre lo que se entiende por pueblos indígenas. Parte de la doctrina,
algunas organizaciones indígenas, ciertos Estados y ciertas Organizaciones Internacionales, en
sus respectivos ámbitos de acción, como se expondrá a continuación, han formulado
definiciones de "pueblos indígenas", en las cuales se han expuesto y analizado los elementos
objetivos básicos a partir de los cuales, como se ha señalado anteriormente, operaría el criterio
de la autoidentificación.

En otras palabras, la globalización ha acelerado el proceso de las autonomías locales. En un


mundo globalizado las demandas identitarias de reconocimiento de los particularismos
culturales han sido seguidas por la negociación -en ciertos casos, la adopción- de normas
jurídicas, tanto en el ámbito nacional como en el ámbito internacional, protegiendo la identidad
cultural de estos grupos vulnerables.

Los pueblos indígenas representan una de las más poderosas corrientes identitarias de la post-
guerra fría. Ellos han sabido elaborar un discurso político claramente dirigido a los gobiernos,
pero con un alto impacto en la opinión pública mundial. El siguiente escalón en sus
reivindicaciones fueron los foros internacionales, donde ellos han ido adquiriendo un papel
protagónico.

Los pueblos indígenas han aprovechado el escenario ideal del Grupo de Trabajo sobre
Poblaciones Indígenas y de la Comisión de Derechos Humanos, para reivindicar sus derechos
culturales. La identidad colectiva requiere ser protegida mediante la adopción de medidas que
garanticen los derechos culturales. Estos últimos son los principales canales de transmisión de
la identidad del grupo.

En efecto, el derecho a conservar, desarrollar y expresarse en su propia lengua es vital para la


supervivencia de las culturas indígenas. La identidad indígena es conservada y transmitida
principalmente a través del idioma. Muchas de las culturas indígenas poseen un saber
tradicional transmitido únicamente por vía oral. Este saber, las historias ancestrales, los
conocimientos inmemoriales y el origen de la comunidad son comunicados a las nuevas
generaciones por medio de la lengua.

36
Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

La lengua indígena es un punto de referencia fundamental para encontrar su propia identidad.


El pueblo indígena reconoce e identifica los miembros de su grupo a través de una serie de
patrones transmitidos por medio de la lengua. A su vez, el sentimiento de pertenencia vendrá
determinado principalmente por los patrones lingüísticos y todo el acervo cultural que
representa hablar un idioma indígena. La lengua indígena y su sistema de conocimiento
constituyen una manifestación y, al mismo tiempo, transmiten la diversidad cultural indígena.
En este sentido, la adopción en el año 2005 de la Convención sobre la protección y promoción
de la diversidad de las expresiones culturales, viene a representar un reconocimiento definitivo
de la especial valoración que hace la comunidad internacional en general, del lenguaje y de los
sistemas de conocimiento de los pueblos indígenas.

La identidad cultural indígena se encuentra asimismo vinculada a la tierra la cual es la base de


su supervivencia. La tierra es parte integrante de la cultura indígena, de su visión del mundo,
de su cosmogonía. En este sentido, los derechos indígenas a la tierra son también derechos
culturales reivindicados por estos pueblos. Los derechos lingüísticos y los derechos a la tierra
se unen en una categoría específica de derechos -los derechos colectivos-, que forman parte
integrante de la diversidad cultural indígena.

Las identidades indígenas en América Latina9


Rodolfo Stavenhagen
(Fragmentos seleccionados)

Como bien sabemos, la identidad indígena no se reduce a la autoadscripción individual, sino se


da en contextos históricos, políticos y culturales específicos y cambiantes. Un elemento
fundamental en esta ecuación es la pertenencia a la comunidad indígena, que es y ha sido
tradicionalmente el habitus, el espacio social de los pueblos indígenas en el Continente. Las
comunidades indígenas, como han aportado numerosos estudios monográficos desde hace
más de medio siglo, constituyen pequeños universos sociales con su propia organización,
costumbres, tradiciones, redes sociales, prácticas culturales etc., que se distinguen de otras
entidades semejantes y otros tipos de asentamientos. Estas comunidades son fuente de
derechos y obligaciones para sus miembros, especialmente cuando también poseen una base
territorial propia que las vincula con la tierra, el espacio geográfico específico y los recursos
naturales locales.
Evidentemente, este tipo de comunidad es fundamentalmente rural, tiene raíces históricas
profundas, y posee una conciencia colectiva de mantener un cierto tipo de relaciones
históricamente estables con el Estado. Cuando estas relaciones se rompen, como ha sucedido
con frecuencia, la comunidad se encierra en sí misma o se erige en núcleo de resistencia o
protesta según el caso. Si bien en algunos países las comunidades indígenas tienen
personalidad jurídica propia, a veces derivada de la situación colonial anterior, en otras
circunstancias se han desintegrado por la pérdida de sus terrenos, las difíciles condiciones
económicas obligando a la gente a emigrar, su incorporación a espacios urbanos en expansión,
o múltiples otras condiciones que contribuyen a su transformación o desaparición eventual.

9
Recuperado de: http://www.corteidh.or.cr/tablas/r25565.pdf. Visitado 11/03/2020
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Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

Entonces, también se transforma el sentido de la identidad colectiva y, por lo tanto, de las


identidades individuales de sus miembros.
Veamos algunas situaciones que pueden producirse.
- Caso A. Comunidades que han perdido o están en proceso de perder su base territorial; la
economía de subsistencia que antes sustentaba a la comunidad ya no es suficiente para su
mantenimiento; los y las jóvenes emigran a la ciudad, a los circuitos de trabajadores
migratorios, o incluso al extranjero. Las relaciones sociales a distancia entre sus miembros
pueden seguirse manteniendo durante una o dos generaciones, pero después es probable que
los vínculos se debiliten y los emigrados y sus descendientes vayan perdiendo el sentido de
pertenencia a la comunidad originaria y esa identidad que los mantenía unidos. Este caso es
ilustrado por la historia de numerosas comunidades indígenas campesinas en la región andina
y en Mesoamérica.
- Caso B. Una comunidad indígena vecina a un centro urbano (industrial, minero, comercial,
portuario, turístico etc.) en expansión acaba siendo engullida por éste. Al filo de algunos años
se transforma en un barrio urbano más, su población se ha mezclado y sus actividades
económicas se han integrado al mercado urbano industrial y de servicios. Las estructuras
comunales tienden a desaparecer, así como las diversas tradiciones que alimentaban la
identidad compartida (como las fiestas y ceremonias religiosas). La lengua indígena es hablada
solamente por los más viejos, y a los pocos años tiende a desaparecer completamente. Tal vez
solamente quede el topónimo para recordar esta historia.
- Caso C. Amparadas en alguna legislación favorable y fortalecidas por una sólida organización
con liderazgo competente y comprometido, algunas comunidades logran mantener o, en su
caso, recuperar el autocontrol sobre sus recursos y su propio desarrollo, consolidando
asimismo una identidad colectiva y legitimada en la libre determinación y la participación social
y política. En este caso la comunidad como estructura y los individuos como miembros
pertenecientes a ella, logran tejer una red entreverada que sustenta tanto las identidades
individuales como colectivas.
Por consiguiente, se puede suponer que cuanto más sólida sea la estructura de la comunidad
indígena más nítida será la identidad de sus miembros y, en consecuencia, mayor serán el
sentido de pertenencia y la cohesión social. Pero los diversos estudios realizados en
comunidades indígenas a lo largo y ancho del Continente también demuestran dos fenómenos
preocupantes. Por una parte, numerosas comunidades están fragmentadas y son escenario de
conflictos latentes o manifiestos, pequeños o grandes, entre familias o facciones. Estos
conflictos son generados con frecuencia por relaciones diversas con el exterior en las que
intervienen agentes externos públicos o privados en torno, principalmente, al manejo de los
recursos (tierras, aguas, bosques, minerales, etc.), y pueden conducir a la desintegración de la
cohesión social interna de la comunidad.
Por otra parte, la estructura de la comunidad (que puede ser una defensa contra su
desintegración) puede ser también un impedimento para la innovación, la creatividad, el
desarrollo y el ejercicio de los derechos humanos individuales, sobre todo de las mujeres. Con
alguna frecuencia se oye decir que las comunidades indígenas tradicionales son de hecho un
obstáculo para el pleno goce de los derechos humanos, y que la estructura de la comunidad es
contraria a los principios generalmente aceptados de la universalidad de los derechos humanos
individuales.

38
Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

Con todo, si la comunidad indígena –en sus diversas manifestaciones– fomenta la cohesión
social (CS) y el sentido de pertenencia, su debilitamiento hace menguar la CS y el sentido de
pertenencia, sobre todo en el marco de la creciente migración de la población indígena. Ello no
ha significado, sin embargo, la desaparición de las identidades indígenas, solamente que éstas
se van modificando y surgen nuevas identidades vinculadas a la transformación de la situación
de los pueblos indígenas en el escenario nacional e internacional. En situaciones de aguda
violencia, como la guerra civil en Guatemala, la persistente violencia en zonas indígenas en
Colombia o la violencia civil en áreas conflictivas entre el Estado peruano y el grupo insurgente
de Sendero Luminoso, o bien condiciones de guerra de baja intensidad, como las que tuvieron
lugar hacia fines de los noventa en Chiapas, México, aumenta el número de refugiados o
desplazados internos indígenas, quienes expresan de diversas formas su preocupación por la
destrucción del tejido social de sus comunidades. Por consiguiente, aumentan los
planteamientos en torno a la necesidad de la “recomposición del tejido social” de estas
comunidades, y surgen diversos programas estatales o privados para impulsar este proceso.

ECOLOGISMO-AMBIENTALISMO
DEL ECOLOGISMO COMO MOVIMIENTO SOCIAL A LA EDUCACIÓN
AMBIENTAL COMO CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA
José Antonio Caride
(Fragmentos seleccionados)

Ambientalismo versus ecologismo, o la necesidad de que las palabras desvelen sus


significados
Iniciándose el siglo xxi, al que muchos –por su coincidencia con la llegada del tercer
milenio– saludaron como si se tratase de un verdadero cambio de época, las percepciones y
representaciones sociales suscitadas en torno a la crisis ambiental nos han ido situando, en
clave histórica, ante dos grandes patrones de racionalización teórica: el ambientalismo y el
ecologismo. Ambas voces, que en los diccionarios acostumbran a manejarse como si fuesen
homologables, suelen explicarse mutuamente entre sí, siendo lo más habitual que el primero se
defina recurriendo al segundo para dar cuenta de sus significados. Es así como el
ambientalismo deviene en el ecologismo; y este, tal y como se define en el Diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española, en un movimiento sociopolítico que propugna la
defensa de la naturaleza y la preservación del medio ambiente.
Esta última expresión –junta o separada, ya que se admiten indistintamente– acabará
reduciéndose al «medio», concebido como un conjunto de circunstancias exteriores a un ser
vivo. Tales «circunstancias» no siempre encuentran en las palabras los mejores modos de
mostrar quiénes somos ni las realidades a las que aluden, transitando entre la retórica y el
vacío, la indolencia y la vehemencia en la que suelen incurrir los usos y abusos a los que son
sometidos estos términos en la actualidad: una realidad susceptible de indagación científica, un
tema de discusión, un bien a preservar, una especulación o un escenario –natural y/o artificial–
en el que se desarrollan biológica y socialmente las personas, poniendo énfasis en las
relaciones que establecen con los demás seres vivos. Este enfoque ha ido evolucionando hacia
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Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

nociones más holísticas y ecosistémicas, aunque persista la utilización indiscriminada de los


vocablos medio, ambiente, medio ambiente, etc.
Se avanzará, en pocas décadas aunque con resistencias y dificultades, hacia una progresiva
convergencia disciplinar de las Ciencias Naturales y Ambientales con las Ciencias Sociales,
aportando lecturas del mundo desconocidas hasta los primeros años del siglo xix. Es entonces
cuando la Ecología Humana incorpora un enfoque sociológico, diferenciado temática y
metodológicamente de la Ecología general, que se pretende que sea compatible con la
declarada vocación interdisciplinar integradora y unificadora del conocimiento que abraza el de-
safío ecológico. Una perspectiva que acentuará el ecologismo, al modificarse –conceptual,
ideológica y normativamente– la visión existente sobre los ecosistemas; y, con ella, sobre las
redes que tejen los seres humanos con la naturaleza y la técnica, la economía y la política.
Desde los años setenta, tras la celebración –en 1972– de la Conferencia Mundial sobre Medio
Ambiente Humano en Estocolmo, la protección del medio ambiente forma parte de las agendas
impulsadas por los gobiernos y los organismos internacionales (Naciones Unidas, Unión
Europea, etc.); también de la iniciativa cívica, comenzando a ser estudiada por los analistas de
las políticas públicas y de las dinámicas sociales, procurando cultivar una mayor información y
formación ciudadana, así como en la toma de decisiones, actuando para buscar soluciones –
incluyendo un cambio de valores– que permitan afrontar la crisis socioambiental.
Según Prades, esta «apertura» se asocia a tres miradas distintas y, al tiempo,
complementarias: la empírica, que habla de un fenómeno múltiple, heterogéneo y polifacético,
que incluye su consideración como un movimiento social; la tipológica, en la que incluye la
«ecología profunda», el «ecodesarrollo» y el «economismo puro»; y la teórica, que, además de
invitar a una actualización de la obra de los clásicos de la Sociología, sugiere nuevas pistas de
análisis sobre la influencia que ha ejercido el espíritu capitalista en la transformación de un
mundo que pasa de agrícola y tradicional a industrial y moderno, con sus últimas variantes en
el proceso de globalización. Para Naredo, la temática ambiental-ecológica ganará terreno en el
mundo académico, en las instancias político-administrativas y en los medios de comunicación
social, siendo concordante esta dinámica con una mayor sensibilidad de la población. Y, con
ellas, la visibilidad de los desajustes entre el crecimiento económico, con los modelos de
desarrollo que lo estimulan, y los límites físicos del planeta.
Más allá de sus connotaciones semánticas, ambientalismo y ecologismo han proyectado sus
inquietudes sociales en líneas de pensamiento, reflexión y acción divergentes, con argumentos
ideológicos, socioeconómicos, culturales y éticamente plurales e, incluso, en algunos casos
prácticamente irreconciliables. De un lado, porque los movimientos sociales y las indagaciones
intelectuales que se han ido construyendo en torno a ellos no han podido eludir las palabras
que los identifican, posicionándose a favor o en contra de sus respectivos enfoques; de otro,
porque –como una toma de postura más– suele evitarse entrar en las diferenciaciones que
existen entre ambientalistas y ecologistas, como si el establecimiento de un «a priori» que
justifique esta inhibición permita aludir, sin matices, a «un» movimiento social que se ocupa y
preocupa por la defensa del medio ambiente, cuando en realidad existe un abanico variado de
agentes políticos y sociales que buscan alternativas para enfrentar el desequilibrio global,
agudizado por la indolencia de los poderes instituidos, que obstaculizan los cambios sociales y
acentúan las desigualdades al no aportar o demorar las soluciones que deben adoptarse ante
los problemas urgentes.
En todo caso, como señalara la profesora Yayo Herrero, sus dinámicas confluyen en la
sensibilización que surge con las reiteradas advertencias sobre los riesgos –ecológicos y/o
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Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

ambientales– inherentes a un deterioro global del planeta, impactando de lleno en las


comunidades humanas: «La crisis ambiental y los temas ecológicos –dirá– fueron empapando
los ámbitos académicos, sociales y políticos, obligando a que instituciones y agentes sociales
de todo tipo incluyesen en sus discursos y líneas directrices la problemática ambiental».
Aunque alude, posteriormente, a lo que denomina «movimiento ecologista», advierte como en
realidad se trata de «un movimiento plural, que recoge los planteamientos de las opciones más
puramente conservacionistas (que centraban su actividad en la conservación de especies o
espacios naturales), las luchas enmarcadas dentro de la ecología política (que incorporan la
dimensión económica en los análisis ecológicos), las reivindicaciones ecofeministas,
posicionamientos en los conflictos ecológico-distributivos y, en muchos casos, todos ellos a la
vez».
Sin embargo, históricamente las respuestas sociales a la crisis ecológica/ambiental y sus
impactos en nuestros ecosistemas no se explican únicamente en función de las tensiones
provocadas por los modelos de desarrollo adoptados –entre el crecimiento ilimitado y la
pretendida sostenibilidad– y su afán por satisfacer las necesidades humanas salvaguardando
la biodiversidad. De ahí la importancia de no confundir entre los modos a través de los que
tales necesidades pueden ser satisfechas y las formas de hacerlo. Máxime cuando se sigue
constatando que el uso y abuso de los recursos naturales, incrementando las enormes
desigualdades sociales existentes, hace que la producción sea un fin en sí mismo.
A pesar del sustrato común que los vincula, la «reforma ambientalista» está lejos de poder
equipararse al «cambio ecologista». Como ya hemos analizado tiempo atrás, por mucho que
partan e, incluso, compartan la necesidad imprescindible y urgente de articular respuestas que
eviten el deterioro de sistemas vitales básicos, cuestionando su ordenación antropocéntrica,
existen diferencias relevantes entre las perspectivas ambientalista y ecologista: en la primera,
en la que se incluyen el proteccionismo conservacionista y el enfoque del desarrollo sostenible,
no se plantea una alternativa global, al preocuparse fundamentalmente por mejorar las accio-
nes de los seres humanos sobre la naturaleza para conservarla y para que sea econó-
micamente productiva; mientras que en la segunda –invocando el ecosocialismo, la ecología
política o la ecología popular– se consideran inevitables cambios radicales en nuestras formas
de vida social y política, en la economía y sus estilos de desarrollo, producción y consumo, el
poder de los mercados y de los soportes ideológicos que les brinda el sistema capitalista.
Como dirían, en clave pedagógica, Colom y Mèlich, «el ambientalismo se diferencia
fundamentalmente del ecologismo porque no contempla las transformaciones sociales,
políticas y económicas que… se integran en la postura ecologista».
Frente a las imprecisiones e inconsistencias de los posicionamientos ambientalistas –sobre
todo al tratar de conciliar el desarrollo capitalista con la sostenibilidad, la tecnología con la
preservación ambiental–, las opciones ecologistas –con mayor o menor radicalidad– han
puesto de relieve cómo el modelo neoliberal de mercado, lejos de configurarse como un marco
idóneo para superar la crisis socioambiental, es reincidente en aspectos que cuestionan la
racionalidad que lo fundamenta, ocultando los síntomas de un sistema socioeconómico ética y
políticamente agotado, porque es incapaz de satisfacer las necesidades básicas de toda la
población; inductor de rupturas y desequilibrios demográficos; generador de daños ambientales
y en la salud humana; destructor de los recursos renovables y no renovables; instigador de
nuevas violencias e inseguridades; etc. En los primeros años del siglo xxi, el cuidado del
planeta y los impactos que sobre la «salud ambiental» tiene el cambio climático se han
convertido en un laboratorio político, social y psicológico de primer orden, entre la ética y la

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Com. Y Transformaciones.: 6° Com

pragmática, lo importante y lo urgente, ya sea en el ámbito de las políticas públicas


(locales, nacionales, supranacionales) o en el de los movimientos cívicos. En realidad, de
ambos… sin que podamos resolver la incongruencia que implica llamar de modo diferente –
ambientalismo versus ecologismo– a lo que suele presentarse terminológicamente como lo
mismo.

MIGRACIONES

Se propone a la lectura de distintos artículos periodísticos, con el fin de analizar en base a la


teoría trabajada:
 https://latam.historyplay.tv/noticias/las-migraciones-del-siglo-xxi-un-desafio-para-la-
humanidad
 https://www.lanacion.com.ar/opinion/migrantes-el-rostro-tragico-del-siglo-xxi-nid2167331
 https://mundo.sputniknews.com/europa/202002201090542671-las-migraciones-del-siglo-xxi-y-
las-nuevas-reglas-de-algunos-paises/

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Unidad 3: ¿Sociedades reales o hiperreales? Movimientos sociales en la posmodernidad


 Una modernidad liquida: las nuevas relaciones sociales basadas en los cambios
constantes.
 Disolución de la sociedad disciplinaria. La crisis de las instituciones modernas. De la
sociedad disciplinaria a la sociedad de control hasta la actual vigilancia liquida.
 Tipos de sociedad. ¿Real o no? Simulacro de la sociedad.
 Hiperrealidad
 La sociedad como un espectáculo
 Movimientos sociales en la actualidad.

Bauman: Modernidad liquida10


(Resumen e ideas principales)
Prólogo
Bauman nos propone entender el texto con el juego de conceptos que hace entre
fluidez y solidez en base a lo que representan para un líquido.
Hace una metáfora con la cualidad de fluidez de los líquidos, diciendo que la era
moderna se caracteriza por su fluidez. Quiere decir que no se conserva una forma
constantemente, sino que la sociedad se presenta dispuesta a cambiar y adaptarse a diversas
formas.
En cambio, los sólidos serían las cosas premodernas que ya se encuentran en proceso
de desintegración, y que es lo que la modernidad apunta a cambiar (por ejemplo las relaciones
sociales premodernas, la economía premoderna, la política, etc.). Lo primero en cambiar tienen
que ser las bases económicas, liberándola de ataduras políticas y sociales (acá tenemos un
concepto bastante liberal usado por el autor). Pero, ¿por qué lo primero tiene que ser la
economía? Esto es así, ya que la base de una sociedad está marcada por el tipo de economía
predominante, entonces para efectuar algún tipo de cambio profundo en una sociedad, lo
primero en tener que ser modificado debe ser la base económica de la misma.
El rasgo permanente de la modernidad es, entonces, la disolución de los sólidos; apunta
a la disolución de las fuerzas que mantienen un orden en la sociedad. La modernidad fluida
disuelve los sólidos que tiene que ver elecciones individuales y los proyectos colectivos. En la
actualidad las pautas no están tan claramente determinadas, perdiendo poder coercitivas las
mismas pautas.
La modernidad comienza cuando espacio y tiempo se separan en su actividad vital; en
esta era la velocidad y acceso a medios de movilidad ascendieron hasta convertirse en el
principal instrumento de poder y dominación.

10
Bauman, Zygmunt (2013). La modernidad liquida. Buenos Aires: Ed. Paidós.
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La desintegración social es una afección que da la nueva forma de poder, que tiene
como instrumentos el descompromiso y la huida. Para que el mundo fluya debe estar libre de
nexos sociales densos que lo traben. Los poderes globales se abocan a los desmantelamientos
de estos nexos sociales para lograr mayor fluidez.

Capítulo 1 Ética posmoderna- Bauman


Crisis ética de la posmodernidad: Una dimensión de la misma deriva del poder, ya que
tiene consecuencias secundarias. Y las reglas éticas y conducta moral que tenemos, no fueron
hechas a la medida del poder que se tiene. Seguir las múltiples reglas que existen, y se
contradicen, no libra al individuo de responsabilidad de sus actos. Bauman explica que cada
individuo elije qué reglas seguir y cuales desechar, cada acto de obediencia lleva a un acto de
desobediencia.
Entonces tenemos una pluralidad de reglas que hacen a las elecciones morales
ambivalentes. Tiempos de ambigüedad moral que presenta libertad de elección pero también
incertidumbre. Es en la modernidad liquida en donde no se confía plenamente en ninguna
autoridad y se desconfía de todos a la vez, siendo el aspecto más característico de la "crisis
moral posmoderna”.  La crisis moral lleva a una crisis ética, ya que la ética considera que la
pluralidad de caminos es algo patológico.
La libertad para juzgar que posee cada individuo, necesita de un código que "obligue" a
una persona a hacer el bien. Entonces para las instituciones el individuo no es de confiar, por
eso necesita un código para tomar buenas decisiones o juicios. Para esto es que es necesario
sustituir la moral por un código legal y de por este medio es que se busca moldear la ética
conforme a la ley. De esta manera la responsabilidad individual se traduce en seguir o romper
las reglas éticas y legales de una sociedad. La libertad o dependencia total no se encuentran
en ninguna sociedad. En cualquier sociedad humana, a la gente se le impone diferentes
normas morales, y ésta tiene diverso grado de autonomía moral. Las normas y la autonomía
son, asimismo, objeto de conflicto y lucha.
Debe ser la capacidad moral del ser humano lo que lo hace capaz de formar sociedades
y, contra todo, asegurar su —feliz, o menos feliz— supervivencia. La verdad probable es que
las elecciones morales son verdaderamente elecciones, y los dilemas son dilemas y ya, no los
efectos temporales y rectificables de la debilidad, la ignorancia o los errores humanos. La
verdad en cuestión es que el «desorden» permanecerá, al margen de lo que hagamos o
conozcamos, y que los pequeños órdenes y «sistemas» que elaboramos son frágiles.

Guía de lectura
1. ¿Por qué la modernidad es líquida para Bauman?
2. ¿A qué refiere con desintegración social?
3. Explicar las razones, según el autor, que llevan a que hoy en día haya ambigüedad moral en
la sociedad.
4. ¿Podemos hablar de una crisis moral? Justificar.
5. Pensar algún ejemplo de una institución actual donde aparezcan distintas morales.

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La sociedad disciplinaria

El panóptico: El ojo del poder


¿Qué es el panóptico? O más bien ¿por qué Michel Foucault (filósofo francés; 1926-
1984) simboliza con él un modelo de sociedad? Para llegar al concepto de sociedad
disciplinaria, primero debemos conocer de qué se trata el panóptico y por qué en sus
orígenes ya es una teoría o al menos un modelo de vigilancia o de control.
Lo primero que debemos caracterizar es su aparición histórica. A fines del siglo XVIII,
es más un proyecto para realizar una prisión, presentado especialmente en Francia luego de
1789. Hay en ese entonces un pensamiento que sobresale y que no es muy añejo: el
iluminismo. El panóptico no sólo será una demostración de este pensamiento sino que será el
pensamiento Iluminista en sí mismo. La mirada y la luz que surca los cuerpos es una
preocupación del iluminismo reinante en esa época, por ende se la vislumbrara en el
panóptico con todo su esplendor.
En el panóptico no sólo tenemos una mirada omnipresente sino que también el
vigilante será controlado para la buena consecución del fin.
Situado así, podemos darnos cuenta cuál es el origen de esta construcción
arquitectónica. Foucault al preguntársele como da con este proyecto dice "... fue cuando
estudiaba los orígenes de la medicina clínica; había pensado hacer un análisis de la
arquitectura de los hospitales en la segunda
mitad del siglo XVIII, época en que se desarrolló
el gran movimiento de reforma en las
instituciones médicas...". Así descripto por
Foucault, su encuentro fortuito con este proyecto
arquitectónico se da al investigar la arquitectura
hospitalaria. Describamos ahora someramente el
panóptico: Una estructura semicircular, con
habitaciones que estén abiertas hacia el interior
de un patio y cerradas hacia afuera. En el patio,
en el medio del diámetro encontramos una torre,
de la misma se ve hacia las habitaciones que
dan al patio.
En la torre se sitúa el vigilante que mirará constantemente, o al menos esa será la idea
que tendrán las personas que estén en las habitaciones. Por esta facilidad para contemplar a
los personas de las habitaciones y a su vez la presunción que crearía el sentirse vigilado
harían más económico este sistema por sobre los otros. Jeremy Bentham (pensador inglés;
1748-1832) no sólo lo propone como modelo de prisión sino que lo postula para ser hospital,
escuela, lugar de trabajo, etc. Dice: “…para cualquier situación en que sea necesario que la
gente esté en un mismo lugar y que desarrolle su actividad será posible y ventajoso disponer
de esta construcción.”

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Principalmente, podremos destacar:


1. La inversión de la arquitectura del teatro griego. Ésta era una estructura en donde
varias personas tenían la posibilidad de ver a una. Aquí es una persona que ve a varias.
2. La mirada constante o la presunción de la existencia de ella.
3. La fijación de los individuos en lugares en que sean observables.
4. La polifuncionalidad: para una serie de instituciones en las cuales la observación es
básica para el funcionamiento de las mismas.

De esta última nota característica, los ejemplos más paradigmáticos quizás sean los
hospitales y las prisiones. Estos lugares han creado saberes especiales a partir de su
instalación. Sabemos perfectamente que la psiquiatría se ha regodeado y ha buscado a sus
mejores clientes en estos lugares, así mismo la criminología ha nacido al tratar de responder
a las inquietudes de los filántropos, el Estado y demás, para resolver el dilema de la
criminalidad. También sabemos que hemos inventado un conocimiento plenamente empírico
y comportable mediante la observación, así, qué mejor lugar para conocer las conductas de
los alienados y de los presos que estas instituciones. De ahí la importancia de ellas para la
creación de ciertos saberes y a su vez podemos destacar cómo al crearse situaciones para la
creación de estos saberes, se crean situaciones de poder que a su vez se realimentan
mutuamente.

La microfísica del poder

En la concepción de Foucault, el poder no se reduce a las instituciones jurídicas o a los


aparatos del estado. Para este pensador, no hay un poder soberano y único. De ahí, la
necesidad de pensar el poder en forma múltiple, plural y diseminada. Foucault postula la
tecnología del poder, es decir, una mecánica. En sus estudios privilegia el funcionamiento del
poder. Su punto de partida es una tesis fuerte: el poder no se posee. Nadie es titular del poder,
no tiene propietarios. Más bien, es la expresión de mecanismos normalizadores difusos que
funcionan como una red que atraviesa todo el cuerpo social. El poder se hunde profunda y
sutilmente en toda la trama de la sociedad; no existen zonas liberadas. Se inserta en cada
gesto, actividad y discurso de la vida cotidiana.

Según Foucault, el sujeto, en lugar de aparecer como oprimido, aparece fabricado por
dispositivos: la familia, la escuela, la fábrica, el hospital, la cárcel. En su libro Vigilar y castigar,
examina los procedimientos disciplinarios penales, escolares y médicos. Analiza cómo se
ejerce el poder en el funcionamiento de los aparatos judiciales, pedagógicos o en la institución
psiquiátrica, en cuanto que implican tecnologías políticas de producción de una determinada
subjetividad. Postula una microfísica del poder. El poder se ejerce y configura un reticulado en
el que todos participamos. Los sujetos también son producto del poder; no existen
individualidades formadas al margen o independientemente de sus efectos. Es a partir de las
relaciones de poder que se fabrican los sujetos históricos.

Foucault muestra la maquinaria del poder, las tecnologías que todo lo controlan y
disciplinan, pero aquellos que lo controlan permanecen en el anonimato. Control social,
disciplina, vigilancia, panoptismo: son todos los conceptos-herramientas que propone Foucault

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para entender las múltiples y complejas relaciones de poder en una sociedad. El panóptico es
una máquina de control total.

Para comprender los métodos de dominación, es necesario identificar toda una artillería
de técnicas de sometimiento de los cuerpos. La modalidad disciplinar del poder podría tener
sus dimensiones positivas. El poder produce discurso y subjetividad. El poder puede actuar a
través de la represión o, también, puede apelar a la estimulación. Vale decir, el poder oprime,
pero también puede actuar en un sentido positivo. El poder construye sujetos acordes con el
orden social. El poder dice “aislemos a los incorregibles” para que no “contagien a los demás”.
Para ello, es necesario crear lugares de encierro: manicomios, cárceles, etc. La vigilancia de
estas personas apunta a doblegar su voluntad para encauzarlos.

En el panoptismo (modelo de sociedad en miniatura) el control social opera en su


máximo grado de efectividad. El objetivo apunta a que las personas que habitan el panóptico
vayan perdiendo el potencial de libertad interior a un grado máximo y que sus voluntades se
vayan debilitando.
El control de la sociedad sobre los individuos no sólo se efectúa mediante la conciencia o por la
ideología, sino también en el cuerpo y con el cuerpo. Para la sociedad capitalista es lo bio-político lo que
importa ante todo, lo biológico, lo somático, lo corporal. El cuerpo es una entidad biopolítica, la medicina
es una estrategia biopolítica11

Bauman, Zygmunt. La Vigilancia Liquida12


(Resumen e ideas principales)
Zygmunt Bauman, sociólogo polaco nacido en 1925, es uno de los mayores exponentes
del estudio del posmodernismo. Su teoría principal radica en la presencia de una sociedad
liquida, entendiendo que todo está en constante movimiento y cambio, a diferencia de la
modernidad donde las instituciones eran más sólidas (utiliza un juego de palabras entre líquido
y sólido, para explicar su teoría. Esta teoría ya la estudiamos en otro apartado del programa.
Dentro de paradigma de estudio, Bauman publica un libro donde continúa la teoría de
las sociedades de vigilancias estudiadas por Foucault, que en este apartado pasaremos a
explicar de manera resumida. Sigue con la utilización del concepto de liquidez, esta ve
enfocado en la acción de vigilancia social.
Bauman entiende al modelo panóptico de Foucault como algo propio de la modernidad,
pero ya no vigente en la posmodernidad, o lo que él prefiere llamar modernidad liquida. El autor
polaco sostiene que el modelo panóptico sigue vigente, pero ya no como patrón dominante de
la vigilancia social. Ahora solo se encuentra presente en lugares cerrados donde los sujetos
humanos son clasificados de “inútiles”13, ósea donde el único objetivo es excluirlos de la
sociedad. El ejemplo más claro de esta son las cárceles que, salvo alguna excepción, no sirven
como instituciones de reinserción social para el detenido, aunque el discurso estatal sostenga
lo contrario.

11
Michel Foucault: Fragmentos sobre biopolítica. En: Ramon Alcoberro i Pericay
12
Bauman, Z. (2013). La vigilancia liquida. Buenos Aires: Ed. Paidós.
13
Bauman, Z. (2013). La vigilancia liquida. Buenos Aires: Ed. Paidós. p.64.
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Lo que pretende explicar Bauman con el concepto de vigilancia liquida, es que todo
avanza en una sociedad liquida desde la obligación forzosa (panóptico) hacia la tentación y la
seducción propia de objetivos, que llevan al autocontrol, a la autovigilancia. Pero, ¿cómo se
logró esto? Lo subordinados tienen predeterminadas sus elecciones por medios que hacen que
ellos sean racionales en busca de una recompensa y evitar castigos. Lo paradójico es que
estos medios que buscan racionalidad, son irracionales ya que apuntan a la innovación, a lo
experimentación, al placer y al entretenimiento (por eso son irracionales). Entonces, sostiene
Bauman, los empleados del nuevo orden líquido crean y cargan sus propios panópticos. Ahora
los subordinados son los responsables de hacer funcionar su propio panóptico. Por ejemplo,
Bauman explica cómo salir sin el celular a la calle lleva una grave falta, ya que se deja de estar
a entera disposición de un superior, entonces el propio sujeto se preocupa constantemente
porque esto no suceda. Seducidos por el consumo del mercado, los subordinados hacen
efectivo el autocontrol haciendo que no sea necesaria la torre de control del panóptico
estudiado por Foucault. Parte del consumismo moderno es la clasificación de los usuarios,
clientes, usuarios, consumidores y demás sujetos que son parte.
Otro concepto utilizado por Bauman es el del sinóptico, diferenciándose del panóptico.
El modelo panóptico es donde unos pocos vigilan a muchos, en cambio en el sinóptico muchos
miran a unos pocos. El sinóptico se apoya en la comunicación de masas, y el mejor ejemplo
son los atentados a las torres gemelas del 11S, donde los grandes medios de comunicación,
mediante la repetición y manipulación del mensaje, ayudaron a crear ese sentimiento de
“inseguridad ante una amenaza terrorista”, lo cual “justificó” la intervención militar
estadounidense en Afganistán y luego Irak. Los papeles de los grandes medios de
comunicación son claves en esta etapa líquida de la modernidad para crear un ambiente
cultural, como se ejemplifica acá. El sinóptico pasaría a ser, en palabras de Bauman: la
vigilancia de los vigilados.14
Bauman utiliza el caso de los empresarios y gerentes para explicar esta vigilancia
liquida. Menciona que estamos en un proceso de “emancipación de los empresarios de la
carga de la gestión”, lo que significa que los gerentes son quienes controlan a los empleados
(subordinados). Con esto vino la autogestión de los empleados, con la constante amenaza del
posible despido. Ante esto, se genera una constante competencia con el fin de ganarse una
renovación de contrato, pero sin garantía de que vuelva a suceder. Esta competencia es parte
del autocontrol que se hacen los mismos subordinados.
Entonces, no se necesitan más las paredes del modelo panóptico, ahora solo una
supervisor que se encargue de difundir la lógica de funcionamiento de las empresas y su rutina
establecida, para que los subordinados mediante una rutina agotadora no puedan cooperar
entre sí y tampoco tengas el sentimiento de rebelión frente a las condiciones laborales. De esta
manera, según Bauman, el subordinado construye sus propias “paredes” en el modelo
sinóptico. Bauman ejemplifica con el caso de Facebook o Google, donde los propios usuarios
son quienes se encargan de exponer su información personal, creando una “base datos”15,
propia del control del sinóptico.

Guía de lectura:

14
Bauman, Z. (2013). La vigilancia liquida. Buenos Aires: Ed. Paidós. p.78.
15
Bauman, Z. (2013). La vigilancia liquida. Buenos Aires: Ed. Paidós. p. 82.
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¿Cómo explica Bauman que ya no hay sociedades de control sino que existe una vigilancia
liquida?
Explicar la diferencia entre los conceptos de panóptico y sinóptico.
Pensar ejemplos de cómo nos podemos “autocontrolar” en la sociedad actual.

Baudrillard, Jean. Simulacro de la sociedad16


Jean Baudrillard (1929-2007) entiende a la posmodernidad como la perdida de la
realidad. En una de sus obras más importantes, Cultura y Simulacro, hace explicita esta idea
que a continuación explicaremos.
El autor francés explica como las sociedad modernas se construyeron sobre las bases
de la industrialización, urbanización, escolarización y otros procesos propios de la modernidad,
pero que estos mismos son los que deconstruyen también a la sociedad. Lo que quiere decir
que al producirse algo “social” sobre las ruinas de una antigua sociedad, es así como construye
y deconstruye. Las instituciones nuevas que se establecen sobre las viejas, construyen cada
vez más, entonces lo social avanza al ritmo del desarrollo de estas mismas instituciones. Este
proceso se acelera y toma máxima expansión con los medios masivos17 que son quienes se
encargan de producir información social en apariencia a la vez que la neutralizan las relaciones
sociales. Entonces lo social es destruido por lo que lo social mismo produce, y lo social
está siendo enterrado bajo la simulación de lo social18.

Baudrillard explica varias hipótesis sobre el fin de lo social:


1- Lo social jamás existió: nunca hubo relaciones sociales solo simulaciones de las
mismas. Si todo es simulación, lo único que podría hacer verdadero efecto sobre una
persona sería la desimulación de algo entonces. Para esto mismo deberíamos dejar de
lado a lo social y su valor y poder simbólico que representa.
2- Lo social existió y existe cada vez más y más: lo social arrasa con todo y lo que deja
afuera lo toma como residuo. Pero este residuo forma parte de lo social, entonces se
puede considerar a lo social mismo como residuo.
Por ejemplo, los inmigrantes, las mujeres en sociedad patriarcales, etc., son los
individuos que quedan afuera, lo que Baudrillard consideraría como residuo. Pero
podemos pensar en cómo las sociedades y sus relaciones sociales se forman con ese
residuo. Es sobre ese resto o residuo que lo social se reactiva, por eso el sistema social
por completo pasaría a convertirse en residuo.
3- Lo social existió totalmente, pero ya no existe: existió como lugar de relaciones sociales,
estructura, conflictos históricos, etc., pero con un sentido de una convergencia ideal.
Pero justamente eso fue lo que no tuvo sentido alguno, y dejó lugar al simulacro de lo
real. Ahora toma el espacio lo simulado, lo real deja de existir para dar paso a una
hiperrealidad, el nuevo modelo opera absorbiendo a la realidad.

16
Baudrillard, J. (2007). Cultura y Simulacro, Barcelona, Ed. Kaidos.
17
Baudrillard utiliza el concepto de mass-media
18
Baudrillard, J. (2007). Cultura y Simulacro, Barcelona, Ed. Kaidos. P.173.
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4- La implosión19 de lo social en las masas: todo atraviesa a las masas pero dentro de
ellas de difunde sin dejar rastros. La masa es un símbolo de nuestra modernidad donde
todo es absorbido y neutralizado por la misma masa. La muerte de lo social es la
muerte de la misma masa. La masa es algo nuestro, no tiene realidad, es un objeto sin
atributo, que absorbe todo lo que rodea pero muere con su propio peso.

El principal problema que se presenta a la hora de detectar y saber identificar los


simulacros o las simulaciones es que todo lo que creemos saber, lo que podemos considerar
como algo verdadero es un simulacro, y de esta menara este simulacro sabe engañar los
sentidos, creencias y pensamientos. Lo anterior sucede porque lo que creemos que es la
realidad, es una hiperrealidad.  No somos capaces de percibir que, como dice Baudrillard, “ya
no hay verdad”, entonces la realidad ya no existe porque ya nos encontramos en un mundo y
una cultura en la que nosotros mismos hemos definido lo que se considera como real,
resultando así en el hiperrealismo. La construcción de la hiperrealidad se logra mediante un
proceso de asignar estímulos y signos reales a un concepto, para de esta manera identificar al
mismo elemento como algo verdadero.

Medios de comunicación
Los medios de comunicación, especialmente los masivos, influyen a gran escala en esta
hiperrealidad en la vivimos y creemos, ya que muchas veces construyen conceptos basados en
los intereses económicos o políticos modificando la percepción de lo que podría ser real. Un
buen ejemplo es cómo los grandes medios de comunicación son los estereotipos de belleza de
la mujer que estos establecen, es decir una mujer para ser bella debe tener los signos que los
medios de comunicación le asignan. El poder de los medios no solo es mostrar una
hiperrealidad sino también el establecimiento de los simulacros como la verdad, como lo único
real. A esto se la suma que cada vez se concentra más el poder en grandes grupos mediáticos
que son capaces de determinar propias reglas y pueden explotar comercialmente sus
mensajes (Por ejemplo The Walt Disney Company que es dueño de parques de diversiones,
productoras, canales de televisión, estaciones de radio, cadena de noticieros, etc.) Baudrillard
(1978) dice que “Disenylandia es un modelo perfecto de todos los órdenes de simulacros
entremezclados” ya muestra el ideal del “american way of life” y los “valores americanos”, como
así también los simulacros que existen para hacer olvidar que lo que creemos que es la vida
real, es ya un simulacro. 
Otro filosofo que trabaja el concepto de posmodernidad y podemos relacionarlo con
Baudrillard, es el italiano Gianni Vattimo (1936- ). Vattimo refiere principalmente a la presencia
de un ser debilitado, y una forma, de las principales, para debilitarlos radica en el sistema de
información propio de la modernidad y actual posmodernidad. Un sistema de información, que
en la actualidad se encuentra totalmente computarizado. El hombre moderno, a través de este
sistema de información, cree alcanzar cada con mayor nivel la realidad, pero lo que sucede es
que los mensajes brindados con cada vez más alejados de la experiencia cotidiana.
De esta manera, lo real pasa a convertirse en un sistema de información que es
interpretación, debilitando las estructuras de sentido. La ciencia, la historia y la información

19
Baudrillard utiliza este concepto entendiendo que la masa misma se rompe o deforma hacia su interior,
perdiendo el valor de ser una masa.
50
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generalizada, paradójicamente, disminuyen el sentido de lo real y caracterizan a la


posmodernidad20.
Vattimo entiende a la modernidad como la fe en el progreso, pero plantea que es
necesario pasar, o ya lo hicimos, a una era posmoderna posterior a la metafísica:
El mundo verdadero se ha vuelto una fábula; no existe ya ningún ser verdadero que las degrade a mentira
y falsedad. El retículo, la red en que nuestra existencia está presa, y nos es dada, es el conjunto de los
mensajes que, en el lenguaje y en las diversas 'formas simbólicas', la humanidad nos transmite. 21

Podemos observar como habla de una fábula, lo cual se relaciona estrechamente con
los conceptos trabajados por Baudrillard. El ser ahora es débil y no es capaz de fundar cosas
nuevas. Esta posición es llamada por Vattimo como nihilismo: donde el ser es sacado de su
centro hacia un lugar desconocido, y pasa a ser un ser desfundante.
Entonces, la posmodernidad para Vattimo apunta a la disolución de la objetividad de la
modernidad, sino también a la disolución del mismo ser.

Actividad
1. ¿Cómo explica Baudrillard que dejamos la realidad para vivir en una hiperrealidad?
Desarrollar de qué manera se construye esto mismo.
2. Las instituciones cambian y toman mayor o menor poder dentro de la posmodernidad. Tanto
para Baudrillard como para Vattimo la comunicación como institución produce esta
hiperrealidad. Explicar cómo se logra eso.
3. ¿El ser es igual en la modernidad que en la posmodernidad? Justificar.

Debord, Guy. La sociedad como un espectáculo22


En esta ocasión analizaremos los escritos de Guy Debord (1924-1991), filósofo y
escritor francés que analiza en su libro La Sociedad del espectáculo (1967) a la sociedad
moderna como una sociedad que pretende ser, o ya lo es, un espectáculo. Debord refiere al
espectáculo como lo que representa a la sociedad y a la vez la unifica, ya que el espectáculo
concentra miradas y conciencia de los espectadores en un único punto. Esto sería una
simulación representada, idea que podemos asociarlo con el concepto de simulacro que utiliza
Baudrillard.
El espectáculo en primera instancia capta la atención de los espectadores, y en
segunda instancia, a través del poder de los medios de comunicación logra que los individuos
pierdan noción de la realidad vivida que es un simulacro.
Debord sostiene que toda la vida moderna se presenta como espectáculo, y que lo
vivido directamente, ahora se aparta como representación. El espectáculo sería un movimiento
del no-viviente. Pero algo clave en la teoría de Debord, es que comprende al espectáculo como
una relación social, y no solo como un conjunto de imágenes, y constituye el modelo de la vida
social que hoy predomina.

20
Vattimo, G. (1995). Más allá de la interpretación. Barcelona, Paidós. p.93.
21
Vattimo, G. (1981). Más allá del sujeto. Nietzsche, Heidegger y la hermenéutica. Barcelona, Paidós. p.
11.
22
Debord, G. (2016). La sociedad del espectáculo. Buenos Aires: Cobra verde.
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Ahora, el espectáculo tiene un lenguaje propio caracterizado por signos predominantes


que son la última finalidad de la producción del espectáculo. El espectáculo invade lo real y lo
invierte, ahora lo real pasa a ser lo producido por el espectáculo. Podemos pensar la relación
de esto último con el concepto de hiperrealidad trabajado. Debord dice:
En el mundo realmente invertido lo verdadero es un momento de lo falso.23
Es el espectáculo lo que niega la realidad vivida, y esto lo hace con elementos
inseparables. Eso se dio como resultado de las sociedades industriales propias de la
modernidad, y se convierte en la principal producción de la sociedad actual. Entonces, Debord
lo asocia con la economía, ¿Por qué? El modelo de producción económico es el que le da
forma a cualquier sociedad (socialista, capitalista, feudal, etc.), entonces con las sociedades
industriales propias del capitalismo de modernidad, es que surgen las sociedades como
espectáculo.
Pero, ¿cuál es el origen del espectáculo según Debord? El autor francés sostiene que la
perdida de unidad del mundo hizo que aparezca este tipo de sociedad, que se encarga de
unificar aunque invirtiendo la realidad y se presenta como algo abstracto. El espectáculo se
construye sobre el rompimiento de la unidad social.
Dentro del espectáculo aparecen falsas luchas (por ejemplo podemos pensar en los
“escándalos” de la farándula”), pero a la vez estas falsas luchas expresan cosas reales como la
diferencia de clases sociales y los distintos roles en el poder. La clase portadora de la sociedad
del espectáculo es la clase que domina, esto puedo verse en el espectáculo de la burocracia
propia del sistema (la misma burocracia a la que refiere Max Weber para explicar parte del
capitalismo).
El espectador está alienado al espectáculo y esto se manifiesta de la siguiente manera:
cuanto más se contempla el espectáculo menos se vive, más se acepta reconocerse en las
imágenes del espectáculo menos se comprende su propia existencia.
Otra dimensión del espectáculo estudiada por Debord es la económica, afirmando que
el espectáculo no es más que la economía desarrollándose por sí misma24.
La manifestación más clara de la vida del espectáculo son los medios de comunicación
masivos, que sabemos representan grandes intereses económicos. Sin los mismos, la invasión
del espectáculo en la sociedad no sería la misma, y esto se debe a la velocidad de la
información y, sobretodo, al sentido unilateral de la misma. Esto quiere decir que solo se
informa de una manera, o al menos los grandes medios masivos imponen su postura, idea,
interpretación, etc.
La mercancía, es uno de los objetivos “fetiches” del capitalismo y, en base a esto,
Debord nos explica en sus escritos que el espectáculo marca el momento en que la mercancía
ha alcanzado la ocupación total de la vida social. O sea, todo es mercancía. La relación con la
mercancía es lo único visible socialmente: el mundo que observamos es el mundo de las
mercancías. En este mundo impera el valor de cambio y valor de uso, explicado en términos de
Marx.

23
Debord, G. (2016). La sociedad del espectáculo. Buenos Aires: Cobra verde. p.10.
24
Debord, G. (2016). La sociedad del espectáculo. Buenos Aires: Cobra verde. p.12.
52
Prof. Guido Luppino
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Entonces, el consumidor real de las mercancías, al consumir el espectáculo como


mercancía, se convierte en un consumidor de ilusiones, afirma Debord. El espectáculo es la
otra cara del dinero25, sería el equivalente abstracto de las mercancías.

Actividad:
1. ¿En qué consiste la sociedad del espectáculo?
2. Relacionar la sociedad del espectáculo con el concepto de simulacro usado por Baudrillard.
3. ¿Cuál es el rol de los medios de comunicación en este tipo de sociedad?
4. ¿Por qué la economía es la base de la creación de esta sociedad?
5. Explicar la importancia del concepto de mercancía en la teoría de Debord.

Movimientos sociales y nuevo escenario regional: las inflexiones del


paradigma neoliberal en América Latina
Maristella Svampa
(Fragmentos seleccionados)

La problemática actual de los movimientos sociales latinoamericanos es sumamente compleja


y cargada de grandes ambivalencias. Por un lado, los cambios del escenario político regional
registrados en los últimos años, a partir del quiebre del consenso neoliberal, permiten pensar
nuevas alternativas emancipatorias, más allá de las fuertes diferencias nacionales, así como de
la complicada relación movimientos sociales/nuevos gobiernos de izquierda o centro-izquierda.
Por otro lado, el continente atraviesa nuevos peligros, que anuncian la profundización del
paradigma neoliberal, a través de la generalización de un modelo extractivoexportador,
acompañado este por la acentuación de la criminalización de la protesta
social, la tendencia al cierre del espacio público en nombre de la seguridad ciudadana, así
como por la militarización de los territorios, la firma de tratados de liberalización comercial
(TLC) y, recientemente, el tratamiento y –en algunos casos– la aprobación de leyes
antiterroristas en varios países del continente (Argentina, El Salvador, Paraguay).

25
Debord, G. (2016). La sociedad del espectáculo. Buenos Aires: Cobra verde. p.28.
53
Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

En la presente intervención, nos interesaría presentar, a manera de exploración, algunas de


estas problemáticas. Sin embargo, antes de ello, quisiéramos plantear ciertas consideraciones
generales sobre el estado de las luchas sociales en la región latinoamericana y las principales
dimensiones que asumen los movimientos sociales.
El tránsito a la globalización neoliberal, a través de las reformas llamadas «estructurales»,
significó en América Latina tanto la acentuación de las desigualdades preexistentes como la
emergencia de nuevas brechas políticas, económicas, sociales y culturales. Este proceso de
redistribución del poder social condujo a un nuevo escenario, caracterizado por la gran
asimetría de fuerzas, visible, por un lado, en la fragmentación y la pérdida de poder de los
sectores populares y amplias franjas de las clases medias y, por otro lado, en la concentración
política y económica en las elites de poder internacionalizado.
Es en este contexto de gran asimetría que surgieron y se desarrollaron las luchas de los
movimientos sociales de los 90, caracterizados por una acción defensiva y un marcado
discurso anti-neoliberal. Sin embargo, los movimientos sociales han revelado ser algo más que
una respuesta meramente defensiva, frente a los cambios en la correlación de fuerzas sociales
y las fuertes transformaciones de sus condiciones de vida y reproducción.
Podríamos resumir, aunque sea de manera esquemática, las principales dimensiones de los
movimientos sociales en América Latina.
1) La territorialidad: en un sentido amplio, tanto en los movimientos urbanos como rurales,
el territorio aparece como un espacio de resistencia y también, progresivamente, como
un lugar de resignificación y creación de nuevas relaciones sociales. Esta dimensión
«material», muchas veces comprendida como auto-organización comunitaria, aparece
como uno de los rasgos constitutivos de los movimientos sociales en América Latina,
tanto de los movimientos campesinos, muchos de ellos de corte étnico, como de los
movimientos urbanos, que asocian su lucha a la defensa de la tierra y/o a la satisfacción
de las necesidades básicas. Sin embargo, desde fines de los 80, el territorio se ha
venido erigiendo en el lugar privilegiado de disputa, primero, a partir de la
implementación de las nuevas políticas sociales, de carácter focalizado, diseñadas
desde el poder con vistas al control y la contención de la pobreza; en segundo lugar, y
más recientemente, a partir de las nuevas modalidades que adopta la lógica del capital
en los espacios considerados estratégicos en términos de recursos naturales.
2) La segunda dimensión fundamental de los movimientos sociales latinoamericanos es
que estos adoptan la acción directa no convencional y disruptiva como herramienta de
lucha generalizada.
3) La tercera dimensión remite al desarrollo de formas de democracia directa: en la medida
en que la política institucional devino cada vez más autorreferencial, más ligada a una
democracia de tipo delegativa y decisionista, la acción colectiva no institucional se ha
encaminado al desarrollo de formas de democracia directa.
4) La cuarta dimensión de los movimientos sociales es la demanda de autonomía, la cual
atraviesa desde los pequeños colectivos culturales hasta las grandes estructuras
territoriales u organizaciones de masas. La autonomía, en términos generales, aparece
no sólo como un eje organizativo, sino también como un planteo estratégico, que remite
tanto a la «autodeterminación» (dotarse de su propia ley) como a un horizonte más
utópico, a saber, la creación de «mundos alternativos».
Por otro lado, resulta importante destacar la configuración de un «nuevo internacionalismo»,
que va asomando en la arena mundial, de la mano de los movimientos sociales. Ciertamente, a
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Prof. Guido Luppino
Com. Y Transformaciones.: 6° Com

partir de 1999, se han multiplicado los espacios de coordinación y foros sociales, que apuntan
a la potenciación y convergencia de diferentes luchas contra la globalización neoliberal. Más
allá de las diferencias ideológicas y sociales que caracterizan al heteróclito «movimiento de
movimientos », desde Seattle hasta Génova, Porto Alegre y Nairobi hasta las jornadas globales
contra la guerra en Irak, ha venido conformándose un discurso antisistémico, crítico respecto
de la globalización neoliberal, que reconoce por lo menos tres elementos comunes: un
cuestionamiento a las nuevas estructuras de dominación, surgidas de la transnacionalización
de los capitales, que se expresa en la superación de las fronteras políticas, económicas y
jurídicas (desbordando y cuestionando la soberanía del Estado nacional); el rechazo de la
mercantilización creciente de las relaciones sociales, producto de la globalización; y la
revalorización y defensa de la diversidad cultural.

Se propone hacer un trabajo de investigación grupal, seleccionando algún movimiento social


del mundo en la actualidad para estudiarlo relacionándolo con la teoría trabajada durante la
cursada: identidad, posmodernidad, etc.

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