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When wine slowly impregnated the island of Majorca: Punic-Ebusitan trade and local
communities between 450 and 300 BC
RESUMEN 1 ABSTRACT
En este artículo se discuten los conceptos colonialis- In this paper the concepts of colonialism and colonization
mo y colonización en relación a las Islas Baleares para applied to the Balearic Islands are discussed, conclud-
concluir que es del todo inapropiado seguir refiriéndose ing that their use is totally inappropriate. Published and
al último. Se analizan datos procedentes de excavaciones unpublished data from archaeological excavations and
y prospecciones arqueológicas, algunos inéditos hasta la surveys, are analyzed from both a quantitative and quali-
fecha, desde un punto de vista cuantitativo y cualitativo. tative perspective. They show that some dynamics started
Estos datos muestran que las dinámicas iniciadas en el si- in the 6th century BC and continued during the following
glo VI a.C. continuaron en los siglos siguientes sin apenas centuries essentially with no changes, although during the
cambios, aunque en el siglo IV, se produjo un incremento 4th century an increase can be detected from a quantitative
en la llegada de productos foráneos, desde un punto de and somehow qualitative point of view in the arrival of
vista cuantitativo y, en cierta medida, cualitativo también. foreign goods. Luxury ceramics remained attached to the
La vajilla de lujo permaneció ligada a los asentamientos coastal settlements establishing a diacritical difference
costeros, estableciéndose una diferencia diacrítica entre between communities tied up to Punic traders and those
las comunidades ligadas a los comerciantes púnicos y inland. Mechanisms of exchange between different actors
las del interior. Se exploran también los mecanismos de and feasible routes of trade are explored. The Carthag-
intercambio entre diferentes actores y las posibles ru- inian wars and the need for mercenaries were basically
tas seguidas. Las guerras cartaginesas y la necesidad de responsible for such a trade.
mercenarios fueron esencialmente responsables de este
intercambio. Palabras clave: Colonialismo; Colonización; Comercio;
Cambio social; Mediterráneo occidental; Segunda Edad
Ǻ
del Hierro; Islas Baleares; Eivissa/Ibiza/YBSM/Ebusus;
Ánforas; Vajilla fina; Mercenarios.
entre los arqueólogos que tratan la Protohistoria de tectar tal cambio de modelo en las Islas Baleares.
las Islas Baleares (1) (Fig. 1): el concepto “coloni- Además, se necesita redefinir las relaciones entre
zación”, referido a la incidencia púnico-ebusitana los elementos ebusitanos y el mundo autóctono
sobre la sociedad autóctona de Mallorca es inade- balear.
cuado, no solo en base a los datos disponibles, sino En estas páginas nos basamos en el análisis de
también desde un punto de vista teórico ( 2). El con- la cultura material mueble, con las limitaciones
cepto fue usado por vez primera en los años 1980, que se expondrán más adelante. Elementos, como
en una de las muchas periodizaciones propuestas la arquitectura o las manifestaciones rituales, han
para la prehistoria balear (Mayoral 1984), así como quedado fuera del estudio, ya que son más infe-
en las publicaciones a partir de la excavación de la rencias de los investigadores que evidencias por
base ebusitana del islote de Na Guardis, ubicado en sí mismas.
la costa sur de Mallorca (Guerrero 1984a, 1984b, Los ítems arqueológicos tratados son las cerá-
1997). Posteriormente, fue adoptado más o menos micas de importación y, en concreto, las ánforas
implícitamente por varios autores (Vallespir et al. y la vajilla fina. Excluimos los metales por su lar-
1987; Coll 1989: 53; Cardell et al. 1994: 56-57; ga perdurabilidad y, a veces, origen incierto. Por
Quintana y Guerrero 2004). ejemplo, las figuras y la vajilla metálica podrían
En las últimas décadas se propuso un modelo haberse desechado siglos después de su fabrica-
de intercambio aristocrático, que operaría desde el ción o haber sido introducidas en la isla mucho
siglo IX a.C. hasta el siglo V a.C. Alrededor del después de su manufactura (3). La exclusión de
siglo IV a.C., este comercio se transformaría en la cerámica común se debe a que, al menos en
un modelo empórico o maqom (Guerrero 2004). el actual estado de conocimientos, sus produccio-
En el actual estado de la investigación, hay que nes suelen tener una baja resolución cronológica
dar un paso atrás y plantearnos si es posible de- que impide la adscripción inequívoca a un cierto
período. Lo mismo puede decirse de las cuentas
de pasta vítrea.
Restricciones similares operan con respecto
a las ánforas. Los contenedores de origen ibé-
rico deben dejarse de lado y considerar solo los
ebusitanos (tipos 1.3.2.3. y 8.1.1.1.) (Fig. 2) y
los griegos (en concreto, masaliotas y corintios).
Ramon (1991: 134) concluyó que su contenido
probable era el vino en base a las trazas de resina
detectadas en algunos tipos ebusitanos. Abunda en
ello que Diodoro de Sicilia (V, 17) mencione que
Eivissa, a pesar de su moderada fertilidad, posee
una pequeña región de viña, junto con olivos in-
jertados en acebuches. En sentido contrario, Dio-
doro indica una ausencia total de producción de
vino en las Islas Baleares, aunque sus habitantes
estaban excesivamente inclinados a su consumo.
Fig. 1. Mapa de la Península Ibérica y las Islas Baleares. Intervenciones recientes en la isla de Eivissa han
(1) Mallorca, (2) Eivissa.
documentado zanjas excavadas en el subsuelo ro-
coso para la plantación de vides, reivindicando
de paso este patrimonio arqueológico no bastante
(1) El término “Islas Baleares” se usa en este trabajo en valorado (López Garí y Marlasca 2012).
su sentido histórico y geográfico, no en el administrativo que
tiene hoy en día. Por ello, se refiere a las islas de Mallorca y La cerámica ática de barniz negro es práctica-
Menorca, mientras que Ibiza/Eivissa y Formentera pertenecen mente la única incluida en el estudio de la vajilla
al archipiélago pitiuso.
(2) García Rosselló, J. 2010: Análisis traceológico de la
cerámica. Modelado y espacio social durante el postalayótico (3) El trabajo del metal (en bronce) probablemente existió
(siglo V-I a.C.) en la península de Santa Ponça (Calvià, en este período, como en el anterior, a pequeña escala, dada la
Mallorca). Tesis doctoral inédita, Universitat de les Illes Balears. necesidad de importar el estaño.
Trab. Prehist., 70, N.º 2, julio-diciembre 2013, pp. 315-331, ISSN: 0082-5638
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es muy escasa en el siglo III a.C., no se presenta La zona oeste incluye el importante asenta-
ningún mapa comparativo. miento autóctono del Puig de sa Morisca, ade-
Para el análisis cualitativo de los datos obteni- más de hallazgos procedentes del Pla de Mallorca,
dos en excavaciones el NMI se ha recalculado en que definimos como “grupo central”, y de lugares
base a la superficie excavada en cada yacimiento, muy específicos, principalmente de áreas costeras
puesto que la cifra absoluta de ejemplares depen- del este y norte de la isla. El aislamiento relativo
de de la extensión de las zonas excavadas, de su del grupo central destaca excepto por el sur. En
funcionalidad en el pasado o de los fenómenos este sentido, cabe mencionar la mayor extensión
postdeposicionales que las afectan. Lógicamente en épocas antiguas de la albufera de Muro (Mo-
la cantidad de ánforas diferirá entre los lugares de rey 2009), en la bahía de Alcúdia, los pequeños
almacén o basureros y los espacios rituales donde macizos de la Sierra de Llevant (Artà, alrededor
suele aparecer vajilla para el consumo de líquidos de 500 m.s.n.m.) y las montañas de Calicant y de
(presumiblemente vino), al menos en los contex- Felanitx. Estos accidentes geográficos parecen ac-
tos baleares. El volumen de sedimento extraído tuar como límite de concentraciones poco intensas
sería un factor de corrección más adecuado que el de materiales en el litoral oriental. Sin embargo, la
área, pero los datos disponibles impiden calcular- naturaleza de las prospecciones impide asegurar si
lo. Un segundo factor corrector es la cronología esa imagen se corresponde con deficiencias en las
de producción estimada para cada tipo anfórico: mismas o realmente refleja una realidad histórica.
50 años para las T-1.3.2.3. y 100 para las T-8.1.1.1. La escasez de hallazgos en el territorio adyacente
Los datos provenientes de los escasos pero a la bahía de Palma se explica por la urbaniza-
fiables contextos arqueológicos del siglo IV a.C. ción de un extenso territorio sin recuperación de
han sido analizados cualitativa y cuantitativamen- materiales. A ello se suma las dunas fosilizadas
te, cuando ha sido posible. Este análisis puede (S’Arenal) y el cambio significativo de la línea
usarse como factor de control y señala tendencias de costa desde los tiempos prehistóricos hasta la
respecto a la llegada de otros materiales cerámicos actualidad (Rosselló i Verger 2000: 120). En cam-
coetáneos. Este hecho deberá ser confirmado en bio, en esa zona se han localizado hallazgos que
el futuro ampliando el registro. aparentemente discurren desde la costa hacia el
interior, hasta el pie de la Sierra de Tramuntana.
Las ánforas T-1.3.2.3. no son significativas ni
cuantitativa, ni cualitativamente, salvo el ejem-
2. PRESENTACIÓN DE LOS DATOS plar hallado en el núcleo del Puig des Moros de
Y RESULTADOS s’Almudaina (IJAM-30012). Si la identificación
es correcta ( 4), permitiría rastrear los mecanismos
Los hallazgos en prospección arqueológica de de distribución del vino hacia el centro de la isla
ánforas ebusitanas del siglo IV a.C. (T-8.1.1.1) desde la segunda mitad del siglo V a.C., hecho
están muy concentrados en el sur y oeste de la que no ha podido detectarse a finales del siglo
isla. En el sur, el primer loci son los yacimien- VI, ni en la primera mitad del V a.C. (Hernández-
tos del islote de Na Guardis y de la playa de Es Gasch 2009: 275 y fig. 279).
Trenc (probablemente solo un muelle con unas La comparación con el mapa de ánforas ebu-
pocas estructuras permanentes), cercanos a los sitanas del siglo III a.C., en base a prospeccio-
supuestos campamentos de explotación de la sal nes arqueológicas, ofrece un panorama similar,
en la Colònia de Sant Jordi y considerados lugares subrayando algunos de los aspectos ya descritos
usados por los comerciantes ebusitanos (Guerrero (Fig. 5). La densidad de hallazgos es mayor en
1987, 1997). Sin embargo, la explotación de la el sur y el suroeste de la isla y la conexión entre
sal a una escala notable no ocurre hasta el Alto
Imperio Romano, como prueban los más de 190 (4) No estamos de acuerdo con la clasificación de Aram-
bordes de ánfora de este período, frente a los 5 buru-Zabala (2004) como un ánfora T-1.3.1.2., ya que la incli-
adscribibles al siglo IV a.C. (Guerrero 1987: 102). nación de la pared no responde, en absoluto, a un contenedor de
Los asentamientos indígenas de Sa Talaia Grossa este tipo. Dando por buena esa inclinación, estaríamos ante una
T-1.3.2.3. y, aún así, aunque la pared externa del labio aparece
y Rafal des Porcs-Punta des Baus, al este del cabo poco exvasada, la curvatura interna es más parecida a la que
de Ses Salines constituyen el segundo foco. suelen ofrecer las T-8.1.1.1. que al estándar de las T-1.3.2.3.
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estos grupos y el central del Pla de Mallorca resul- Los datos procedentes de excavación constitu-
ta más evidente. Este muestra su aislamiento con yen otro elemento de contrastación de los fenó-
respecto a otras zonas, a pesar de crecer algo hacia menos observados. Para el momento más antiguo,
el Norte. El grupo meridional se amplía también representado por las T-1.3.2.3., hay 4 individuos
hasta las últimas vertientes sudoccidentales de la en el Puig de sa Morisca y 3 en Ses Païsses. La
Sierra de Llevant. A su vez, se observa de nuevo superficie excavada en estos asentamientos (unos
perfectamente el grupo occidental y se refuerza 300 m2 hasta 2003 y 1450 m2 hasta 2008, según
la vía de penetración al interior desde la bahía de Aramburu y Hernández-Gasch 2005; Aramburu
Palma. El resto de hallazgos está asociado con 2009, respectivamente) arroja índices muy bajos:
asentamientos costeros. 0,013 y 0,002 ánforas por m2. Aún así, la propor-
La distribución de la vajilla fina, mayoritaria- ción es 6,5 veces mayor en el Puig de sa Morisca.
mente compuesta por cerámica ática de barniz ne- La ausencia de datos obedece en las zonas sur y
gro, refleja un fenómeno costero en Mallorca y en suroeste a la carencia de excavaciones, mientras
algunos islotes cercanos (Sa Dragonera y S’Illot que, en un poblado largamente excavado como
des Porros). El NMI es reducido, excepto en el san- Son Fornés (2700 m2 hasta 2011 –Gili, com.
tuario de Son Mas y la cueva auxiliar o bothros de pers.), se señala la escasez de vino en el Pla de
la cueva funeraria de La Punta, los dos yacimientos Mallorca hasta el siglo IV a.C. Ello concuerda
de carácter ritual. A diferencia de las ánforas con- con lo sugerido por los datos proporcionados por
temporáneas, no se concentran en ninguna zona y las prospecciones arqueológicas.
su número es igualmente escaso en todas. Los individuos de T-1.3.2.3. en yacimientos ex-
El número de ejemplares datados entre 450/425 cavados en el norte y nordeste se reducen a los de
y 375/350 a.C. es similar al de los encuadrados Son Ferrandell ya mencionados. Ello sorprende en
entre el 350-300 a.C. Un tercer grupo, que cu- cierta medida, toda vez que, en la zona, Son Mas y
bre todo el siglo IV a.C., no permite distinguir La Punta han proporcionado vajilla fina que puede
si la distribución de la cerámica de lujo incide datarse en la segunda mitad del siglo V a.C. Incluso
más en un momento temprano o más tardío. El Punta des Patró tiene cerámicas más antiguas que
santuario de Son Mas es uno de los yacimien- pueden retrotraerse hasta finales del siglo VI a.C.,
tos con más vasos recuperados. La ausencia del en consonancia con las ánforas ebusitanas más an-
ánfora vinaria ebusitana T-1.3.2.3. podría indicar tiguas, recuperadas en la zona, del tipo 1.3.1.2. (ca.
una cronología ya plenamente del siglo IV a.C. 525-450 a.C.) del Pedret de Bóquer (Hernández-
para los ejemplares de vajilla fina. De todas for- Gasch 2009: 275 y fig. 279). No obstante, el total
mas, entre los 2.262 fragmentos de cerámica de de individuos de los tipos más antiguos, tanto de
importación inventariados en la segunda mitad de vajilla fina como de ánforas, es siempre bajo. La
los 1990 (5), solamente se detectaron 2 bordes de ausencia de ánforas T-1.3.2.3. se debe probable-
ánfora T-8.1.1.1. que De Mulder et al. (2007: 363) mente a las limitadas excavaciones en algunos de
elevan a 10. Esta baja incidencia de T-8.1.1.1. y la los yacimientos citados y al carácter ritual de otros
ausencia de T-1.3.2.3. pueden indicar una escasa (Son Mas, La Punta y Punta des Patró).
penetración de los rituales del vino en Son Mas en El panorama cambia efectivamente en el siglo
este momento concreto. En las excavaciones en el IV a.C. cuando la gradual penetración del ánfora
cercano yacimiento de Son Ferrandell se han ha- T-8.1.1.1. hacia el interior de la isla, mostrada en
llado 9 ánforas del tipo 8.1.1.1. (De Mulder, com. el mapa de prospecciones (Fig. 2), se combina
pers.), a las que se pueden añadir 2 bordes del con su aumento cuantitativo en toda Mallorca,
tipo 1.3.2.3., prueba de que el comercio púnico ya indicado por las excavaciones arqueológicas. El
estaba activo en este área en la segunda mitad del factor de corrección que introduce considerar la
siglo V a.C. Así pues, los individuos más antiguos duración de la fabricación de los distintos tipos
de cerámica fina de Son Mas bien pudieron haber de ánforas no afecta a este incremento neto. El
llegado en dicho período y no solo como objetos ajuste de las cifras brutas de ejemplares recupera-
ya antiguos en épocas más recientes. dos con las superficies excavadas proporciona una
estimación más precisa de esta dinámica.
(5) El inventario se debe a Conde, Hernández-Gasch y En el asentamiento occidental del Puig de sa
Principal. Morisca, interpretado hasta ahora como un cen-
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tro de comercio autóctono, el índice arroja unos son extremadamente escasos. El nivel II2 de la
resultados de 0,08 (NMI de 21), mientras que en casa denominada HPT1 de Son Fornés es el único
el asentamiento subsidiario del Turó de ses Beies contexto publicado hasta ahora fechable de mane-
(unos 385 m2 publicados) el índice es de 0,005 ra inequívoca en el siglo IV a.C. Este nivel repre-
(2 individuos), y en el asentamiento funerario del senta el último uso previo al primer abandono y
Túmul de Son Ferrer (unos 140 m2 excavados), contiene algunos fragmentos de ánfora ebusitana
cercano al Puig de sa Morisca, el índice es de y una pátera con el mismo origen, del tipo 2.6.e
0,16 (NMI de 23). A su vez, en el asentamiento (Palomar 2005: 121). Esta forma probablemente
oriental de Ses Païsses, ubicado a una distan- está inspirada en un prototipo de cerámica ática
cia relativamente alejada de la costa, el índice de barniz negro (Sparkes y Talcott 1970: 137-138
es de 0,04 (NMI de 63). En el cuarto poblado, y 303, pl. 9, n. 949), datado hacia el 500-325 a.C.
S’Hospitalet Vell (unos 500 m2 excavados hasta (Fernández y Granados 1980: 39-40). En el edifi-
1983), el índice es de 0,02 (NMI de 12). En el cio HPT4 se identificaron algunos individuos con-
centro de Mallorca, el asentamiento de Son Fornés textualizados de T-8.1.1.1. Sin embargo, en este
(unos 760 m2 hasta 1988) tiene un índice similar caso fueron las únicas importaciones recuperadas
de 0,03 (NMI de 26). Los talayots excavados en (Palomar 2005:128-129).
esta área son Cascanar (unos 153 m2 excavados) En la parte alta del Puig de sa Morisca se
y Son Fred (unos 84 m2 excavados). Muestran ín- excavó una torre entre los años 1997 y 2000. De
dices de 0,01 (2 individuos) y 0,02 (2 individuos), la preparación de su pavimento se recuperaron el
respectivamente, aunque vale la pena señalar que borde de una kylix, aparentemente de mediados
estos lugares tuvieron un uso peculiar, probable- del siglo V a.C., y el labio y asa de un cuenco
mente no comparable al de los verdaderos asen- con un asa, ambos de cerámica ática de barniz
tamientos. De modo parecido, los santuarios de negro (Quintana y Guerrero 2004: 254-255). Este
Son Mas (unos 400 m2 excavados), en el noroeste, último fragmento, tras su examen para el presente
y Punta des Patró, en el noreste, arrojan cifras estudio, se ha incluido en el tipo 744-763 (Sparkes
muy distintas. El primero tiene un NMI bajo (2 y Talcott 1970), fechable entre 500 y 300 a.C.
o 10 individuos según los diferentes recuentos), Los niveles de ocupación interiores de la torre,
con índices de 0,005 o 0,025, mientras que en el datados en el siglo IV a.C., contienen diversos
segundo (unos 185 m2 excavados) el índice es de objetos que requieren un examen minucioso. Los
0,01 (NMI de 2). El cercano cementerio de Illa tipos representativos incluyen 13 ánforas púnico-
des Porros (unos 255 m2 excavados) muestra un ebusitanas T-8.1.1.1., así como 2 ánforas de la
índice de 0,004 (un individuo). costa ibérica y 1 de Masalia (Quintana y Guerrero
Estas cifras alteran el panorama indicado por 2004: 255-256). Otros tipos cerámicos son 2 boles
las cifras brutas (NMI) que se reflejan en el mapa de labio entrante ebusitanos, similares a algunos
(Fig. 4). Puig de sa Morisca, sobre la costa oeste, encontrados en Eivissa. Se fechan entre finales
duplica las ánforas por m2 de Ses Païsses, en el del siglo V y la primera mitad del IV a.C. y en la
área noreste (0,08 y 0,04, respectivamente). El segunda mitad del siglo IV a.C., respectivamente.
segundo coeficiente es similar al apreciado en Son Además hay un plato y un mortero ebusitanos,
Fornés, en el centro de la isla (0,03). El último ya- más una parte del labio y asa de una cerámica
cimiento investigado, S’Hospitalet Vell, un asen- de cocina, probablemente de origen cartaginés.
tamiento relativamente interior ubicado en el este En el poblado de Ses Païsses, una de las ha-
de Mallorca, tiene también un índice bajo (0,02), bitaciones se abandonó a finales del siglo V a.C.,
probablemente por las limitaciones en los datos a tenor de la aparición de una copa Cástulo com-
publicados, aunque las excavaciones actuales han pleta y fragmentos de dos ánforas ebusitanas del
sacado a la luz nuevos individuos (Salas, com. tipo 1.3.2.3. (Sanmartí et al. 2002: 115). Entre
per.). A su vez, el Túmul de Son Ferrer destaca por los contextos cuantificados del siglo IV a.C. ha-
su índice alto (0,15), dado que los coeficientes de llados en un área al aire libre, la cerámica de
los lugares rituales suelen presentar índices bajos, importación solo supone el 3% del NMI y el 6%
entre 0,02 y 0,01 o incluso inferiores. del total de fragmentos, siendo el resto cerámica
Finalmente, mencionamos que los contextos a mano de factura local. Las ánforas constituyen
que pueden ser datados en el período analizado el 67% y el 83%, respectivamente. El tipo 8.1.1.1.
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alcanza el 94% de todos los fragmentos. También Occidente (6). Al menos en principio su presencia
se recuperaron un fragmento de ánfora ibérica y parecía obedecer al establecimiento de una red co-
otro de greco-itálica. Un 33% del NMI y un 17% mercial a escala mediterránea (Delgado 2008). En
de los fragmentos pertenecen a cerámicas finas o el Extremo Occidente esta red permitía el acceso
comunes. De hecho, existen dos ejemplares pro- de los fenicios a productos minerales, en especial
ducidos en ‘YBSM Ǻ /Ebusus y otro, en la costa cobre y plata, y también a productos agropecua-
ibérica (Sanmartí et al. 2002: 116). rios, probablemente en un momento posterior (Al-
Las cifras calculadas para los bienes de impor- var 1999; López Castro 2008). Parece que los
tación en los contextos del siglo IV a.C. del santua- fenicios actuaron de manera diferente según el
rio de Punta des Patró (Sanmartí et al. 2002: 116) tipo de territorio. Según Delgado (2008), en An-
oscilan entre 10,4% (NMI) y 21,6% (número de dalucía occidental, los fenicios implantaron sus
fragmentos). Según el NMI la producción principal propias estructuras en los mismos núcleos indíge-
es el ánfora ebusitana (36,4%), seguida por la ibéri- nas tartésicos, estableciendo un comercio directo
ca (18,2%). También se recuperaron fragmentos de con ellos. En cambio en Andalucía oriental, las
producciones anfóricas púnicas del Mediterráneo primeras fundaciones escogen lugares deshabita-
Central, masaliotas, greco-itálicas y corintias (tipo dos y parecen ser más puntos de escala que de
B). Entre las cerámicas finas y comunes, se halló comercio con la población autóctona.
un fragmento de lucerna ática, otro fragmento de Los tipos y las etapas de los contactos entre
barniz negro de origen indeterminado y algunos fenicios e indígenas se explicaron mediante mode-
de cerámica ebusitana (Sanmartí et al. 2002: 109). los que definían las formas del comercio fenicio.
En el islote de Na Guardis, en el nivel anterior En el Extremo Occidente, y más específicamente
a la construcción de las instalaciones de la base en la Península Ibérica, los sistemas de comercio
ebusitana, se hallaron ánforas T-8.1.1.1. asocia- entre los fenicios, y por extensión púnicos, y las
das a dos platos ebusitanos (Lamboglia 21/25) comunidades locales han sido estudiados desde
(Guerrero 1984: 209), un ánfora PE 22 (375/350- los años 1990 según dos orientaciones historio-
225/200 a.C.) y una jarra ebusitana del tipo Eb-69 gráficas. Una línea de investigación temprana
(Guerrero 1997: 44). puso el acento en el elemento fenicio, relegando
El panorama resultante de los contextos exca- al indígena. Alvar (1999) y López Castro (2000)
vados claramente muestra dos aspectos diferentes articularon estos modelos de comercio que, con el
no detectados en la distribución de hallazgos en paso del tiempo, evolucionan hacia otros nuevos.
los mapas ya analizada. Primero se distingue una Alvar (1999) los denomina “Modo de contacto no
mayor variabilidad de productos en los asenta- hegemónico” y “Modo de contacto sistemático”,
mientos costeros. Entre las ánforas, aparte de las mientras que López Castro (2000) los define como
ebusitanas, encontramos algunas ibéricas, masalio- “Comercio aristocrático” y “Comercio maqom” o
tas, centro-mediterráneas, greco-itálicas e incluso “empórico”.
corintias. Entre las producciones cerámicas impor- La segunda línea de investigación da mayor
tadas, además del barniz negro ático y sus imita- papel al elemento indígena en el marco de los
ciones ebusitanas, puede hallarse cerámica común intercambios (Aubet 1994; Ruiz-Gálvez 1998;
ebusitana, cartaginesa e ibérica. Por otro lado, en Arruda 2002; Vives-Ferrándiz 2005). Sus propo-
el centro de Mallorca se detecta una significativa nentes están de acuerdo con los postulados post-
restricción de productos con un claro predominio coloniales que se han aplicado a la arqueología
del material ebusitano y ausencia de bienes im- en otros escenarios geográficos (Van Dommelen
portados de Masalia o Corinto o de productos de 1998; Gosden 2004). Sus modelos refuerzan la
lujo, como la vajilla ática de barniz negro. idea de que, en el intercambio entre fenicios y
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élites autóctonas, opera un factor de igualdad. cas entre dos culturas, lo que provoca un comercio
Los primeros buscarían establecer relaciones con desigual. Guerrero también afirma, siguiendo a
sociedades cuya organización y capacidad tecno- Wagner (1993), que las diferentes escalas de va-
lógica fueran suficientes para permitirles acceder lor otorgadas a los bienes intercambiados provocan
al flujo comercial (Vives-Ferrándiz 2005). En este profundas relaciones de desigualdad.
caso los autores que tratan el fenómeno colonial Más recientemente, la arqueología postcolonial
suelen usar términos como “colonialismo” o “co- ha criticado los esquemas unilaterales procesua-
lonización” para referirse a los mismos hechos listas que asignan a los indígenas un papel pasivo
históricos. Según Vives-Ferrándiz (2005), el pri- en el proceso colonial. También ha señalado las
mer término aparece especialmente en la biblio- diferentes escalas de valor existentes entre los ele-
grafía anglosajona y el segundo en la de los países mentos colonizadores y las comunidades autóc-
del sur de Europa. Los autores franceses, espa- tonas (Krueger 2008). La recepción de productos
ñoles e italianos tienden a evitar el término “co- inaccesibles en el propio entorno social refuerza
lonialismo”, al considerarlo una reminiscencia de el poder de quien los posee. Desde este punto de
las situaciones coloniales recientes. Dietler (2010: vista, el intercambio se vuelve totalmente justo
12) reconoce la omnipresencia del concepto en las y equilibrado.
ciencias sociales y un amplio consenso respecto En la última década, Guerrero (Guerrero et
a su importancia que, sin embargo, no alcanza a al. 2002; Guerrero 2004) aplicó a Mallorca los
su precisa definición. Se hace necesario, en este modelos de intercambio desarrollados por Alvar
punto, aclarar la nomenclatura usada en este tra- (1999) y López Castro (2000) para las dinámi-
bajo. Siguiendo a Dietler (2009), cuando usamos cas previamente vistas de la Península Ibérica.
“colonización”, nos referiremos a una situación de Sobre esa base, la cronología y naturaleza de los
dominación política impuesta por agentes exter- contactos entre los fenicios y púnicos, asentados
nos sobre un territorio y una población específica. en la vecina isla de Eivissa, y las comunidades
Al usar “colonialismo” aludimos a un conjunto de autóctonas de Mallorca habría presentado dos mo-
proyectos y prácticas de control llevadas a cabo mentos diferenciados. El primero habría tenido
en las relaciones asimétricas de poder entre dis- lugar entre el 850 y el 400 a.C. Está caracterizado
tintas sociedades, junto a los probables procesos por los denominados intercambios aristocráticos
culturales y sociales derivados de ellas. donde los regalos se presumen restringidos a las
En Mallorca, Guerrero (1981, 1984a, 1984b, clases sociales superiores. La fecha inicial es
2004) fue el único investigador que se centró es- bastante problemática. No casa con la cronolo-
pecíficamente en las cuestiones coloniales, descri- gía del asentamiento fenicio más antiguo en la
biendo una sociedad autóctona de carácter tribal isla de Eivissa, Sa Caleta, construido en torno
estructurada en torno a jefaturas o cacicazgos, al 700 a.C. y con un escaso recorrido cronoló-
chiefdoms (Guerrero 1997: 275-277). No conside- gico. Con todo no se descartan algunos posibles
ró dicha estructura social como una consecuencia intercambios entre comerciantes y comunidades
directa del contacto con los comerciantes ebusita- autóctonas en el siglo VIII a.C. (Ramon 2005,
nos, pero sí que la relación intensificó rasgos ya 2007). La necrópolis más antigua de la ciudad de
existentes. A la vez que las jefaturas habrían incre- ‘YBSM Ǻ ’/Ebusus está datada en el siglo VI a.C.
mentado su poder coercitivo, habrían surgido o se a partir de cuatro dataciones radiocarbónicas, si
habrían profundizado las diferencias sociales y las bien la UtC-11186, 2771 ± 38, calibrada a 1 m,
formas de jerarquización social y de dependencia arrojó una fecha de calendario de 895-820 cal a.C.
(Guerrero 1997: 303). Dicho planteamiento fue cri- (Fernández y Costa 2004: 328). Esta fecha tan ele-
ticado desde una perspectiva teórica y en base a vada permanece sin explicar, ya que es totalmente
los datos disponibles en Mallorca (Lull et al. 1999: discordante con la cronología arqueológica de la
68). Guerrero (1997: 304) considera explícitamente propia necrópolis. Además precede en tres siglos
la dialéctica centro-periferia como una herramienta las primeras importaciones halladas en Mallorca
básica para el análisis de los procesos coloniales. (Hernández-Gasch 2009).
Entiende, como antes algunos economistas (Amin La segunda fase se desarrollaría entre el siglo
1975, 1976 apud Guerrero 1997), que la coloni- IV a.C. y la conquista romana de Mallorca en el
zación implica inevitablemente relaciones asimétri- 123 a.C. Ha sido denominada como “coloniza-
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ción plena” y se basa en el comercio empórico los materiales que pueden datarse entre c. 525 y
y en ciertas relaciones de poder (Guerrero 2004: 450 a.C. en las Baleares, argumenta que existió
171). En este momento, tres aspectos diferentes un comercio griego en el norte de Mallorca, junto
completan el marco colonial: el reclutamiento de con un igualmente incipiente intercambio fenicio
mercenarios para el ejército cartaginés, la funda- en el sur de la isla. Un elevado número de cam-
ción de bases ebusitanas en la costa y, por último, bios en el plano social, ideológico y económico
el control y explotación de recursos estratégicos del mundo autóctono aparentemente se dieron en
como las salinas del sur de Mallorca. el mismo período (Hernández-Gasch 2009: 284).
Esta visión fue compartida por investigado- El autor asume explícitamente un rol activo de
res que trataban el tema colonial en las Balea- las sociedades autóctonas para crear las condi-
res (Quintana 2000; Quintana y Guerrero 2004; ciones adecuadas para la atracción de elementos
Calvo et al. 2009). Cabe destacar el trabajo de exógenos. Al mismo tiempo, interpreta que las
Calvo et al. (2009) donde se aceptan las fases citadas comunidades indígenas usaron los bienes
de comercio aristocrático y comercio empórico/ de lujo foráneos para reforzar los cambios so-
maqom, pero se subraya la posibilidad de un ma- ciales, económicos y políticos. No obstante, este
yor protagonismo del elemento autóctono en el análisis se centra en un período breve y no trata
intercambio exterior, especialmente con ‘YBSM Ǻ ’/ las relaciones entre las comunidades autóctonas
Ebusus. En concreto el yacimiento autóctono, y los foráneos en períodos posteriores.
Turó de ses Beies, se interpreta como un centro Recientemente se ha sugerido que el comercio
receptor de bienes localizado en el oeste de la exterior en las Islas Baleares durante el período
isla que ejercería una misión similar a la base arcaico no fue exclusivamente fenicio y ebusita-
ebusitana de Na Guardis, en el sur. Otros autores no (c. 625-450 a.C.) (Hernández-Gasch 2009).
discrepan de esta interpretación y consideran al Sin embargo, los investigadores coinciden en la
yacimiento como una granja indígena (Salvà y relativa “inundación” de los mercados insulares
Hernández-Gasch 2009). con productos importados por los mercaderes de
Los modelos aristocrático y empórico/maqom ‘YBSM Ǻ ’/Ebusus (Ramon 1991, 1995; Guerrero
para el caso de Mallorca han sido puestos en tela 1998) desde el siglo IV a.C. en adelante. Hasta la
de juicio recientemente por algunos miembros de fecha, solamente las cerámicas provenientes de un
la Universidad de les Illes Balears (7). pequeño número de yacimientos mallorquines han
Mayoral (1984) (8) trató el fenómeno colonial sido cuantificadas (Sanmartí et al. 2002; Quintana
por los mismos años que Guerrero. En sus traba- y Guerrero 2004; Quintana 2005) (9), habiéndose
jos, manifestó que los bienes importados (cerámi- dado a conocer cómputos globales para el conjunto
cas, collares de pasta vítrea y figuras de bronce) de la isla (Guerrero 1999). A día de hoy es posible
estaban relacionados con un proceso de adaptación actualizar estos datos agregando nuevos individuos
cultural establecido entre los púnicos y las pobla- cerámicos tanto publicados como inéditos. Sin em-
ciones autóctonas. Estas últimas estarían en una bargo, el enfoque es completamente nuevo, ya que
posición de desigualdad y su adaptación se llevaría se intenta comparar las cifras en una dimensión
a cabo mediante las relaciones de poder, encar- territorial y también cronológica con respecto a pe-
nadas en las nuevas necesidades (Mayoral 1984: ríodos previos y posteriores. Ello es un medio para
1306). Tales relaciones, crecientemente desiguales, la interpretación de la dinámica de adquisición y
habrían constituido una manera de control de los transmisión de los diferentes bienes entre extranje-
colonizadores sobre los colonizados. ros y comunidades autóctonas y entre estas últimas.
Hernández-Gasch (2009) ha expuesto un punto La ausencia de una ocupación territorial de las
de vista distinto al analizar los contextos indíge- Baleares por elementos púnicos es un hecho ar-
nas en relación con el cargamento del pecio de queológico e histórico. Lo refuerza el que la base
Cala Sant Vicenç en Mallorca. Tras considerar ebusitana de Na Guardis pueda ser considerada
un asentamiento estacional (Guerrero 1997: 126),
(7) Véase n. 2.
(8) Mayoral, F. 1983: Aproximación al estudio de la fase (9) Fayas, B. 2010: Las ánforas de Son Fornés. Su estudio
postalayótica mallorquina: la cerámica. Tesis de licenciatura tipológico y contextualización histórica. Tesis de licenciatura
inédita. Universidad Autónoma de Barcelona. Barcelona. inédita, Universitat de les Illes Balears.
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Cuando el vino impregnó la isla de Mallorca: el comercio púnico-ebusitano y las comunidades locales … 325
ocupado durante los períodos del año en que el en Sicilia, en las batallas de Selinus e Himera
mar estaba abierto a la navegación. Entre las ins- en el año 409 a.C. y en Akragas en el 406 a.C.
talaciones del islote figuran almacenes y una forja (Diodoro Sículo, XIII, 80, 2). A este respecto,
(Guerrero 1997: 76), de manera que Na Guardis recordamos que las ánforas T-1.3.2.3. y algunos
se interpreta como punto de recepción/redistri- barnices negros áticos (kylikes, copas Cástulo
bución y reparación de embarcaciones, además y bolsales) pudieron haber llegado durante este
de como lugar de control de las cercanas salinas período, formando parte de las soldadas de estos
(Guerrero 1997: 249). primeros mercenarios. Algunas piezas cerámicas
En ausencia de ocupación territorial, las comu- pudieron hacerlo antes en calidad de regalos para
nidades autóctonas debieron de tomar un rol ac- establecer acuerdos y dejar el camino expedito a
tivo en la redistribución de bienes importados si, las levas de tropas. Las siguientes batallas donde
según parece, el contacto directo entre ebusitanos se menciona a los honderos son Eknomon, en el
y las poblaciones baleáricas se limitó a lugares 311 a.C. y Gela, en el 311/310 a.C. Quizás las
relativamente cercanos a la costa. Apoyan esta fuentes sean incompletas pero, en todo caso, lo
idea las grandes cantidades de ánforas halladas en más inverosímil sería poner en duda la llegada a
los yacimientos más costeros y su decrecimiento Mallorca de las ánforas vinarias en el curso de
hacia el interior, tendencia constatada en el curso la centuria. La T-8.1.1.1. se data entre el 400 y el
de las excavaciones y prospecciones arqueológi- 300 a.C. y es poco probable que la mayoría hu-
cas mencionadas. La exclusiva presencia de vajilla biese llegado al final de la centuria, especialmente
fina en los yacimientos más cercanos a la costa cuando disponemos de algunos barnices negros
también apunta en esa dirección. No hay eviden- datados en su primera mitad. Así pues, o bien
cias claras de si los comerciantes se desplazaban los mercenarios intervinieron en otras batallas no
hasta los poblados situados en la franja costera, registradas en las fuentes antiguas, llevándose a
o si el presumible intercambio se llevaba a cabo cabo levas durante todo el siglo, o bien existieron
en la propia línea de costa. La alta concentración otros productos involucrados en las operaciones
de ánforas en la playa d’Es Trenc apunta a un comerciales entre los distintos actores.
consumo de vino, del que quizá no solo fueran El transporte por tierra de dichos productos no
responsables los ebusitanos que mantenían las es cuestión menor. Fenicios y púnicos usaban el
instalaciones allí localizadas. En el Puig de sa carro de caballos para la guerra (Blázquez 1999:
Morisca, los intercambios debieron ocurrir en el 122) y el carro tirado por bueyes para el transpor-
poblado, que se sitúa en un promontorio a unos te de mercancías aparece en relieves asirios del
800 m del mar. Le distinguen de otros poblados siglo VIII a.C. (Gómez de Caso 2005: fig. 3). Sin
indígenas características morfológicas tales como embargo faltan datos relativos a las poblaciones
una acrópolis con elementos monumentales (mu- autóctonas de las Baleares. La presencia de caba-
rallas y torres) que le prestigiaban. llo en los contextos locales es siempre baja y los
Por último, cabe mencionar el reclutamiento valores de los bóvidos oscilan entre el 11% y el
de mercenarios. Como testifican las fuentes clási- 18% en la Segunda Edad del Hierro en Mallorca,
cas griegas y romanas, no se ajusta a un sistema lo que significa un ligero retroceso respecto al
de comercio basado solo en la línea de costa. Por período talayótico (Hernández et al. 2011: 129).
el contrario, apunta a unas estrechas relaciones El transporte en carro podía ser factible por pistas
entre los autóctonos y las poblaciones foráneas, de tierra en llano como el existente entre la Ma-
que habrían requerido un profundo conocimien- rina de Llucmajor (tierras costeras del suroeste)
to y cierta confianza entre ambas partes. En los y el Pla de Mallorca (tierras agrícolas del centro
últimos decenios algunos autores argumentaron de la isla). No obstante, el diseño de las asas de
que la mayoría de los productos importados por las ánforas ebusitanas, muy pequeñas y redon-
las comunidades baleáricas respondía a los sa- das, parece adaptado para enhebrar una cuerda
larios de los mercenarios enviados al extranjero y ser llevadas a lomos de algún animal o bien,
(Guerrero 1989: 107; Gornés et al. 1992: 19; Lull usando una verga, ser transportadas a hombros
et al. 2001: 74). La primera intervención de los de porteadores, tal y como se muestra en la ico-
honderos baleares de la que hay constancia su- nografía romana para tipos anfóricos más tardíos
cede durante las guerras entre púnicos y griegos (Thomas-Vallon y Vallon de Montgrand 2006). En
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todo caso, está claro que las comunidades costeras Se han utilizado los datos disponibles para
recibieron antes los productos importados. Vale la cada yacimiento, aunque como la mayoría están
pena recordar que la cerámica fina de lujo solo poco o nada excavados, la información es in-
se ha recuperado en yacimientos ubicados en lu- suficiente. Además, esos yacimientos sufrieron
gares relativamente cercanos al mar. Así pues, las diferentes formas de destrucción durante cen-
comunidades más expuestas al contacto ebusitano turias, que podrían ocultar su clasificación. Las
retendrían ciertos elementos diacríticos frente a prospecciones arqueológicas también presentan
las clases inferiores y/o a los poblados sin con- vacíos de información. No había constancia de
tacto directo con la población semita. materiales del siglo IV a.C. en algunos poblados
Los mapas de distribución y cuantificación talayóticos (Primera Edad del Hierro), habitados
de los tipos cerámicos no ofrecen suficiente in- hasta la época romana republicana o incluso el
formación respecto a qué asentamientos podrían Alto Imperio. En sendas visitas de los autores a
actuar como distribuidores de los bienes. Para en- los de Els Antigors y Es Pedregar se localizaron
sayar esta aproximación, hemos categorizados los dos individuos de T-8.1.1.1. en cada yacimiento.
yacimientos que ofrecen materiales del período En la imagen que resulta puede apreciarse una
analizado, considerando además otros importantes concentración de yacimientos de primer orden en
sin estos productos, pero que muy probablemente el sur y suroeste de la isla (Fig. 6).
estaban operativos entonces. La ausencia de ha- La topografía de acantilados alrededor de la
llazgos responde a lagunas en las prospecciones zona del cabo Blanc limita el abastecimiento di-
y excavaciones, puesto que en visitas a estos nú- recto del grupo suroeste a Cala Pi, pequeña cala
cleos hemos reconocido en superficie fragmentos localizada al final del torrente homónimo. En el
de bordes de ánforas del tipo 8.1.1.1. Las cate- extremo oriental de esta área, la línea de costa es
gorías se han establecido en función del carácter mucho más baja (entre S’Estanyol y Sa Ràpita)
habitacional o ritual (o específicamente funerario) y la descarga sería factible en diferentes puntos
de los yacimientos y a su entidad monumental: que podrían haber sido usados ocasionalmente, a
1) Asentamientos rodeados de murallas: como pesar de la falta de hallazgos arqueológicos. No
estas se datan en el tránsito entre la Primera y obstante, el grupo suroeste parece ser subsidia-
Segunda Edad del Hierro indican un núcleo im- rio del grupo sur. Aquí hay más lugares donde
portante de población en este momento. la descarga de productos sería más fácil como
2) Asentamientos sin muros: algunos denomina- las playas de Es Trenc, Es Dolç, Es Carbó y Es
dos centros ceremoniales tienen talayots y túmulos Caragol y, en la zona al Este del cabo Salinas,
datados en la Primera Edad del Hierro, que demues- también Cala Mármols al extremo del torrente
tran la continuidad en el uso de los yacimientos. del mismo nombre y Cala s’Almonia. De hecho,
Sin embargo la población que hace uso de dichos las zonas con mayor concentración de ánforas
lugares es probablemente reducida, como las activi- T-8.1.1.1. provenientes de prospección son las de
dades allí realizadas ya que no presentan murallas. Es Trenc y el triángulo formado por la Punta des
3) Talayots aislados: en algunos de los excava- Baus, Sa Talaia Grossa y Es Rafal des Porcs/Es
dos hay estructuras adosadas, lo que señala cierta Favassos, localizados a menos de 2 km. de Cala
función habitacional, además de las de control del Màrmols y Cala s’Almonia.
territorio y demarcación territorial de los poblados Desde estas áreas receptoras, se organizaría la
que ejercieron en época talayótica. distribución hacia el centro de la isla. La disper-
4) Estructuras aisladas con función indetermi- sión de las ánforas presenta una “lengua de vino”
nada y yacimientos sin estructuras detectados por hacia el interior desde la costa (Fig. 2), que aún es
la presencia de cerámica. La naturaleza de unas más clara con respecto al vino ebusitano del siglo
y otros es incierta, pero está claro su uso por pe- III a.C. (Fig. 5). El mapa señala una debilidad
queños grupos y/o en tiempos cortos. Excluimos numérica de asentamientos de primer orden entre
que sean verdaderos poblados. el potente grupo del suroeste y el grupo del Pla de
5) Cuevas/ santuarios/ túmulos aislados: luga- Mallorca. No parece, pues, sostenible un modelo
res comunales donde presuntamente se llevaban de poblado a poblado contiguo inmediato, sino
a cabo ciertos rituales. Algunos tienen un uso una redistribución directa entre el grupo suroeste
específicamente funerario. y el central. La distancia entre los grupos sur y
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328 Jordi Hernández-Gasch y Carlos Quintana
menos comunes permanecieron también en los salada. Sin embargo, parece poco probable que
núcleos cercanos a la costa. A su vez, y según los una economía mixta sin signos de especializa-
contextos arqueológicos del siglo IV a.C., la ce- ción hubiese podido producir tales excedentes
rámica común ebusitana llegó a los poblados del (Hernández-Gasch et al. 2002; Hernández-Gasch
centro de Mallorca junto con las propias ánforas et al. 2011). Tampoco cabe pensar en exceden-
de ‘YBSM Ǻ ’/Ebusus. Por ello, cabe insistir en que, tes agrarios, dado que los silos prehistóricos son
aún siendo el vino el producto de importación infrecuente en Mallorca, en contraposición con
predominante en Mallorca durante todo el período su alta frecuencia en el área catalana durante el
estudiado, la cerámica fina parece ser un elemento período ibérico e incluso previo (Asensio et al.
diacrítico entre las comunidades de la costa y las 2002). En el taller metalúrgico de Na Guardis se
del interior, junto con la cantidad de vino recibida. trabajaba el hierro, pero las evidencias de recogida
Por otra parte, se hace evidente que hay más de de material en Mallorca por parte de los ebusi-
una realidad política autóctona. Las comunidades tanos son más que escasas, incluso en períodos
costeras, cuyo contacto directo con los ebusitanos posteriores (Guerrero 1989). También se ha atri-
es incuestionable, pudieron solicitar productos más buido a los ebusitanos un interés comercial por las
distinguidos, como el vino y la vajilla de lujo, salinas pero los campamentos de explotación de
de otros lugares. Estos productos podrían haber la sal funcionaron en su mayoría entre los siglos I
sido usados por ciertos individuos o grupos para y III d.C. Como diferentes autores han apuntado,
competir en una sociedad cada vez más compleja parece que los mercenarios fueron el intercambio
y jerarquizada, que empezó a armar y a enviar a más importante con el mundo púnico.
hombres jóvenes al extranjero como mercenarios. La progresiva impregnación del vino en la isla,
Las comunidades del interior, por su parte, pro- junto a otros productos menores, claramente apa-
bablemente carentes de un contacto directo con rece como un fenómeno conectado con agentes
gentes foráneas y menos expuestas a estímulos foráneos en las comunidades costeras, a las que
culturales externos, no demandaron de la misma siguen más tarde las del interior. La dinámica
manera productos de lujo. Las importaciones re- pudo empezar en el siglo VI a.C., explorando de
distribuidas hacia los asentamientos del interior manera gradual los recursos disponibles. Se vio
estaban muy posiblemente en manos de los grupos fortalecida en el siglo IV a.C. con el considerable
de la costa, como sugieren la cantidad y variedad aumento de la cantidad de vino y del número de
de los productos, junto con la categorización de comunidades involucradas en la red de intercam-
yacimientos (Fig. 6). Las comunidades que vivían bio. La necesidad de mercenarios combinada con
en el suroeste de Mallorca y, en especial, en su la de vino de las élites locales fueron probable-
extremo sur, donde la densidad de asentamientos, mente responsables de ello.
su tamaño y su apariencia monumental parece En la Península Ibérica, las grandes cantida-
mayor, seguramente jugaron un papel notable en des de ánforas han sido vinculadas con sociedades
la redistribución de productos hacia el Pla de Ma- complejas en proceso de diferenciación jerárquica
llorca. El que la base ebusitana del islote de Na (Sanmartí 2005; Sanmartí et al. 2009). Mientras
Guardis actuara como lugar de apoyo no parece que este proceso en el área catalana es apreciable
una condición indispensable para explicar ese alto por las notables cantidades de ánfora T-1.3.2.3.
grado de concentración en el triángulo conforma- y por la exportación de cereales almacenados en
do entre el cabo Salinas, la Punta des Baus y la silos en determinados puntos del territorio, en las
playa de Es Trenc, ya que desde Eivissa hasta ellos islas Baleares el intercambio se llevó esencialmen-
probablemente hay una jornada de navegación o te a cabo en el siglo IV, cuando los cartagineses
poco más. Los hallazgos en el Este de la isla, las luchaban contra las polis griegas en Sicilia. Se ha
bahías del norte o en la Sierra de Tramuntana no argumentado, en el caso ibérico, que las importa-
pueden relacionarse con las actividades llevadas a ciones eran distribuidas por las élites emergentes
cabo en asentamientos como Na Guardis o Puig de en banquetes y fiestas comunales para conseguir
sa Morisca, aunque sí con las de los comerciantes prestigio y el apoyo de la población. Un fenómeno
ebusitanos que podían servirles directamente. similar pudo haberse dado en las islas Baleares
Se ha sugerido en algunas ocasiones el inter- durante la Segunda Edad del Hierro, a la vez que
cambio de productos de lujo por ganado o carne dicha élites han sido detectadas en algunas necró-
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Cuando el vino impregnó la isla de Mallorca: el comercio púnico-ebusitano y las comunidades locales … 329
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