Vagos y Maleantes Ilove
Vagos y Maleantes Ilove
Escrito por:
Juan Carlos González Díaz
Enero, 2006
Contenido:
Ensayos de lectura:.......................................................................................2
CAPITULO III: Pedro Pérez y Carlos Madera, los Vagos y Maleantes .......38
CAPITULO VI: San José Cotiza; este es el barrio que conocemos. ...........93
CAPITULO VII: Ahora vagan por el mundo con Secuestro Express .........108
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CAPITULO I: Evolución de los Vagos Y Maleantes: De Venezuela
Subterránea a Tres Dueños
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oficiales pertenecientes a la Fuerzas Armadas, y que llegó a la presidencia bajo el
lema de “Con Chávez manda el pueblo”, con un discurso cargado de redención
social y ansias de reconstrucción del pasado “siempre” nefasto, representaba la
llegada al poder del hombre que alcanzaba a las masas con un estilo y un verbo
de fácil digestión. Los Vagos y Maleantes surgen en la misma época, en medio de
la emergencia de una serie de grupos de similar estilo provenientes de
asentamientos urbanos muy pobres, quienes en conjunto lanzan un documental
dirigido por Juan Carlos Echeandía y un disco producido por uno de los pioneros
del hip hop en Venezuela, diyei Trece: “Venezuela Subterránea”. El documental y
el disco supusieron la instalación de un género que, ahora sí, estaba listo para
calar en los oídos de muchos adolescentes y adultos tempranos.
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director del documental Venezuela Subterránea: 4 elementos, una música y,
posteriormente, promotor del disco homónimo que le sirvió de soundtrack.
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nos llamó, hicimos un contacto: ‘si, nos vemos tal día’. Ahí comenzó toda esa
relación de Juan Carlos con nosotros”
“Me siento súper bien siendo parte de sus canciones”, cuenta la propia
Erika. “Una vez me escribieron una canción que decía: ‘perdón por montarte
cachos, pero yo te quiero’. Esa fue la única canción que me escribieron en el
mundo y después, que vinieran ellos a decirme que tenía los pies divinos, fue lo
más grande del mundo. Se me quitó ese karma de la canción de la montada de
cachos. Y era muy cómico porque yo decía ‘¡pero si ni el Budú ni el Niga me han
visto nunca los pies! ¿De dónde sacan esto de la rubia de los pies divinos?’ Y
después hablando con Budú alguna vez me dijo que él me veía los pies cuando yo
me ponía sandalias en el programa “Ni tan Tarde”. Imagínate que hay que ser
detallista”.
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Desde el comienzo, la música de los Vagos fue tan difícil pasar por alto
como la televisión prendida a todo volumen. Generando además la misma
cantidad de imágenes en las mentes de sus oyentes. De eso se percató DJ Trece,
que ya había conocido a los Vagos por diversos acercamientos, y por eso intentó
incluirlos en producciones discográficas experimentales de poca plata y muchas
dificultades, en una época cuando casi nadie daba nada por el hip hop. Pero fue
cuando Echeandía decide (luego de finalizada la grabación del documental) llamar
a Trece para producir el disco, que la cosa empezó a avanzar: “Venezuela
Subterránea es lo que efectivamente saca al ruedo la presencia del los grupos del
hip hop. O sea, esa fuerza que estaba como contenida sale a flote”, asegura el
propio Juan Carlos.
Venezuela Subterránea fue el primer disco hecho en hip hop que resultó
comercialmente propagandístico, no exitoso financieramente hablando, gracias a
la fuerza del entramado buhoneril. En él, cantan diferentes grupos de varios
barrios de Caracas, con letras que jamás nadie en este patio había dicho. Guerrilla
Seca, Vagos y Maleantes, Dr. Scratch, 187. Con bastantes alusiones en inglés, los
mudos de antes estaban ahora al micrófono. Muertes, violencia dura y pura
mezclada con algo de azuquita pa’ las masas.
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estará conformado por Vagos y Maleantes, Trece, Guerrilla Seca y la familia del
break dance, como para reafirmar el concepto de la cultura hip hop”.
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En este mundo, entran los Vagos a cantar sobre su vida, a iniciar polémica.
Generaron controversia en su momento porque, básicamente, no se parecían a
nada que la radio estuviera acostumbrada a transmitir -dice José Roberto Duque-
“Los Vagos reconocen que fueron criminales y que quieren regenerarse; hablaron
del consumo y tráfico de drogas con una claridad pasmosa a la cual esta sociedad
no estaba (y no está todavía) preparada. Pero ya no hay nada de qué
sorprenderse: los Vagos se pierden en medio de la irrupción de varias docenas de
grupos que dicen cosas peores, y éstos y aquéllos están ganando dinero mientras
gritan su rebeldía”.
Con este disco, Los Vagos aparecen en las salas de la casas y se instalan
en el sofá (con los pies arriba de la mesa) en un período de vouyerismo que ya
venía siendo producido por la televisión venezolana desde el año 2002 y
subrayado en el cine desde mucho antes. Producciones como The Truman Show
(1998) y Ed TV (1999) protagonizadas por Jim Carrey y Matthew MacConaughey,
respectivamente trataban historias ficticias sobre vidas grabadas en tiempo real,
en todas sus cotidianidades, haciendo ver a éstos hombres como víctimas de la
industria del espectáculo, que manipula su vida para convertirla en un show. En la
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televisión venezolana, el refrito de Survivor y su alter criollizado Robinson: La Gran
Aventura, además del las ventas de ilusiones para participantes de Protagonistas
de Novela (transmitidos ambos por Venevisión) y Fama y Aplausos (en Radio
Caracas Televisión), presentaban a una sociedad ansiosa de ser parte del mundo
televisado que siempre habían visto sentados del otro lado. Ya no bastaban las
telenovelas, ni los programas de concurso regalando licuadoras a sus
participantes, ni las loterías entregando cheques a los nuevos millonarios de cada
semana, ni los Aló Presidente –todas oportunidades de ser tocado por la cámara
encendida-. Era imprescindible ser parte de la vida del espectáculo en vivo,
asomarse a la ventana de la “realidad” para acceder a la eternidad.
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“Tres Dueños” es el nombre que se le da al proyecto musical, continuación del
estilo sonoro gansta que habían practicado en su primera producción discográfica,
apropiada para la finalidad comercial del film, pero muy alejada del estilo inicial de
los Vagos, que mezclaba el hiphop con la salsa.
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CAPITULO II: Líricas a las costillas, verdades que duelen
Pendiente
Vagos y Maleantes
Papidandeando
Año 2003
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conversando. Vagos y Maleantes unen sus rimas directas incitando a quien quiera
escuchar, provenga de donde provenga, a que los acompañen en un viaje que
avergüenza a más de uno: “Esa fue una de las vainas por las que el disco tuvo
éxito”, asegura el Nigga. “Por el humor. Esa picardía del venezolano, esa chispa
para contarte la vaina pero con un chalequeo que no te caiga mal. No es fácil decir
una grosería y que la gente la acepte. Cuando tú la dices en el momento que es,
la gente la escucha y le parece de pinga, no le parece una vulgaridad”.
En sus canciones, te recuerdan donde vives. Que hay tipas que salen en la
televisión que se llaman Albani Lozada y Erika de la Vega; que hay problemas
grandísimos en este país que nos negamos a ver; que se la pasa uno muy bien
una tarde en Galipán pero, sobre todo, que se pueden tener todas las apuestas en
contra… y ganar. Son narradores y poetas actuales del ser urbano en un país
donde el 80% de su población vive en ciudades.
Aquí, en este capítulo, se presentan sólo algunas de las canciones que más
le gustan a este autor. No pretende abarcar todas las letras que han salido
posteriormente a la escritura de este libro. De hecho, sólo remitiré el análisis a su
primer trabajo discográfico como agrupación, Papidandeando. Desde la frase
inicial de Historia Nuestra, los Vagos proporcionan un comentario continuo sobre
sus vidas:
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Sorpresas que te da la puta vida
Pero que va
Me dejé de mariqueras y quemé esa etapa
A los 17 años me enfermé por el dinero y empecé en el jibareo
Otro ambiente, otra vida
Ya la gente me veía como el propio delincuente
Que si el Pedro, que si lo otro
Que si el hijo de Cristina es el que forma el alboroto
allí empezaron las denuncias
y la paja por la radio
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no escuchaba los refranes de mi finado abuelo:
“coje consejo mijo, pa’ que tu llegues a viejo”,
era difícil escuchar por mi desasosiego
vivía en un mundo equivocado mijo, estaba ciego.
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Pero se equivocan. Toman el camino errado y se desvían, sin saberlo,
hacia la calle Carabobo, hogar de los Vagos y Maleantes.
“Nosotros vivimos al lado del Ávila, y toda la gente que sube al Ávila se
equivoca”, cuenta Carlos. “La gente que viene por la Cota Mil cae por la Baralt,
baja por los UISIP, y en lo que cae a la farmacia no saben si es pa’ acá o pa’ allá.
Todo el que vive en zonas aledañas a Cotiza, o en la calle Carabobo, sabe muy
bien que por aquí no hay salida. Entonces, como los sifrinos no saben, vienen del
Este y quieren ir pal’ Ávila por esa entrada de Cotiza que es bien de pinga, se
equivocan y caen ahí”.
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Vagos y Maleantes- Papidandeando-
Año 2003
También es el cuento de una tierra sin ley, sin normas cuando el sol cae.
Una calle famosa por los enfrentamientos entre las bandas que la poblaron
durante la adolescencia temprana de nuestros historiados. Por la calle Carabobo
no se paseaba después de decretado el toque de queda implícito, a mitad de la
noche, so pena de seguir existiendo por tu propia cuenta.
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más odian en esta calle. Las viejas, esas mismas personas, no ponen ese tema en
el barrio”.
Coro:
No sé por qué las brujas comentan
No sé
Antes de hablar veánse el culo primero
La vaina no es como la gente la cuenta
Que si que tal, que si que pin, que si aquello
Niga:
No comenten, no critiquen más que no aguanto más
Viejas hijas de puta
Hablan paja sin cesar
Llegó la hora de callar
Ahora me toca a mi hablar
Así que atentos a escuchar lo que el Niga les trae
Repercusiones por coñazo es lo que ahora les cae
Pa’ los que hablan a mi espalda
y cuando los veo a la cara se me hacen de la vista larga
y se esconden tras sus propias faldas
Sigan murmurando
sigan criticando
nosotros subiendo, ustedes bajando
nosotros firmando
entonces, después de tanta paja, pregunto
¿hasta cuándo?
(...)
Budú:
El que esté libre de pecados
Que me lance la primera piedra
Esta canción es dedicada
A las personas sin oficio
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Que se levantan en la mañana
Pendiente de una ventana
Chismeando al que vende
O al que fuma marihuana
Viejas chismosas
Vayan a lavar sus pantaletas
Por eso es que en el barrio nadie las respeta
No Comenten
Papidandeando, 2003
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Se dividió nuestra nación en dos lados opuestos
Entrando y saliendo gente de altísimos puestos
El venezolano sin información
Por culpa de nuestros propios medios,
se viola la constitución
Tu vida no vale ni medio
Y en medio de tanta confusión
La enfermedad no es lo que mata, lo que mata es el remedio
Muchos lo toman como un juego
Pero es un problema serio
Ya no hay sinceridad en este mundo corrupto y mundano
¿Como es posible que no existan los derechos humanos?
¿Como es posible que se maten entre los mismos hermanos?
¿Como es posible que el mensaje que brindemos sea en vano?
No pienso parcializarme, pueden podrirse en su pantano
Budu: y se burlan de su pueblo y después les da igual
Los utilizan para su poder y después los echan
(…)
Comienza un estallido lucha el pueblo contra el pueblo
Niga: se confunde el televidente
La situación nos estremece
Budu: conspiraciones innumerables
de las que... bueno usted ya sabe
entraditos y renuncias, tienen el pueblo vacilao
presidente por cuatro horas que cosa tan alarmante
Budu: un estallido social, ha dividido este país en ciudadelas
Niga: ¿que nos queda?
Actuar con cautela
O esperar la secuela
Cada vez que revienta un peo en Venezuela
(...)
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Si eres pobre te afecta el clasismo
Si eres negro te afecta el racismo
Y al final todos queremos lo mismo
El bienestar de esta sociedad, donde vivimos todos
Cada quien a su modo
Unos viven en el jardín y otros en la boca del lobo
Y a quien pueda interesar este mensaje les traigo
No pongan mas este país en un naufragio
Yo! Si se supone que hay democracia utilicen el sufragio
(…)
Estallido Social
Padipandeando, 2003
Es la crónica del 11 de abril de año 2002 descrita por estos periodistas del
concreto. Esta es, posiblemente, la primera canción relatada sobre estos sucesos
que no muestra una parcialidad fatua al estilo “y bajaron/ por mi, por ti, por tu
conciencia/ bajaron”, o el “se fue/ se fue/ se fue/ Chávez se fue” que muestra una
sola y conveniente cara de la realidad.
Ziguaraya:
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Esta canción se llama Ziguaraya, como aquella compuesta por Lino Frías
que versionó con tanto éxito la Dimensión Latina. Es una canción para
reconciliarse con el barrio, pero sobre todo es una mueca al poder: “para mí sería
estúpido decir ‘deja la droga’ porque yo soy un fumón”, le dijo Budú a la revista
Rolling Stone. Los Vagos, quienes comparten junto a Trece esta canción, hablan
al aire libre de malanga, en una sociedad bastante más consumidora de lo que
aparenta. No hacen apología al consumo, porque como dijo Niga en la misma
entrevista a la revista continental: “está en ti si lo haces o no. Yo no te estoy dando
el tabaco. Hoy en día yo no fumo porque necesito estar sano. Pero si me
preguntas si es malo o es bueno, te digo que me pareció bien, pero tú sabrás si
fumas o no”. Se agarran de grandes salseros, de quienes toman algunas estrofas
para componer. Eddie Palmieri y Henry Fiol fueron dos de ellos:
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Niga: La juma de ayer ya se me paso
Esta es otra juma la que traigo yo
(…)
Ziguaraya
Papidandeando
2003
Guajira:
Nigga:
Con majestuosa elegancia
Haciendo alarde de mi estilo gramático
El niche y su salso lingüístico
Haciendo que para mí sea doméstico
que como Rubén Blades no me gusta lo plástico
más bien me gusta lo épico
estoy que canta Madera
cantándole al pueblo como Alí primera
por mis venas corre sangre cuyembera
soy de la mismísima selva
y que duda no quepa
que todo lo que traigo representa
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que se oiga está vaina como el difunto Tito Puente
pero no por los timbales
sino por las letras criminales
tridimensionales
líricas súper estrambóticas
de la mafia latina
eso es caca y no se toca.
(...)
Budú:
una bulla a todos los penales
por Tabaco y sus metales
que se oiga
el grupo Niche
esos panas son nativos de Colombia
metiendo fobia
somos salseros por naturaleza
de la parroquia San José Cotiza pa’ Toronto
Nené Quintero reventándose en los cueros
María Rivas vamonos pa’ arriba
Que venga la cima
Dios nos ampare y nos bendiga
(...)
Niga:
Mira que cosa
En Venezuela legendarios como Rodrigo Mendoza
Lo que se daba se acabó
Inspiración al instante así como Bobby Capó
Haciendo piezas al momento así como Porfi Baloa
Tiene sabor esta canoa
Entonces vámonos pal’ monte todos con Eddie Palmieri
Y mientras tanto que Canelita guarachee
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Traigo la flama, traigo el sabor
Así que mozo, por favor:
Sírvame en la copa rota
Derramaré por mi boca todo el sabor del guaguancó.
Mundo Incierto
Bélica: Este mundo es tan incierto
Lo que manda es el dinero
No me digas que te miento
Porque canto lo que siento
Este mundo es criminal
Y nadie lo va a parar, y nadie lo va a parar
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Si siembras amistades, cosecharas amistades
Si siembras engaño, cosecharas desengaño
Si siembras egoísmo, cosecharas lo mismo
Debes confiar en ti mismo
O estarás frustrado para siempre en un abismo
Donde la envidia y la vanidad consumirán tu atención
Y de parte de este humilde servidor
Hago un llamado aquí a la reflexión
Recuerda se ven las caras pero nunca el corazón
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La mosquita muerta
Pero a todas estas
Ese papá muy responsable ni siquiera se a dado cuenta
Ni como se viste, ni como camina
Que si una faldita corta y el cabello pintao
Y aquel culo bien parao
Y su papá, bebiendo cerveza
Y su mamá, viendo la novela.
Mundo Incierto
Papidandeando
2003
Los Vagos, definitivamente, han visto pasar frente a sus ojos más cosas
que aquellas que cuentan frente a un grabador. Como dicen en el inicio de la
canción Pendiente, incluida en la apertura de este capítulo, se trata de personajes
ficticios protagonistas de historias reales. Pendiente narra una leyenda de
traiciones en los bajos fondos, como sigue:
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Budú: llamo al Tito y le confirmo la jugada
Tito: positivo mi compaé, cuente con esa vaina que después hablamos de la
paga
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Budú: no puede ser lo que yo pienso
Ese diablo es muy astuto y se me fue pal’ aeropuerto
Niga: de repente, suena su teléfono y es su chica
‘¿Aló, gordo? Vente pa’ acá, no lo vas a creer
abajo está el dominicano con tu maleta
me acabo de asomar por la ventana del hotel y lo ví. Vente.
Mierda:
“Esa canción es mi favorita del disco”, confiesa Niga. “Después que yo
cante esta canción, es pa’ que se soben el ojo y pa’ que no quede duda que no
vengo tirando comiquita”. Parece que les ha funcionado. Es la única canción
explícitamente creada para ganar el respeto entre el mundo de los MC’s: “Esa no
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es una canción pa’ cantársela al público, porque ¿como tu llegas diciéndole al
público todo eso?”.
Niga:
Hello ¿are you ready? ¿se encuentran listos?
Es el maldito drogadicto que se mantiene invicto
A pesar de los conflictos y las traiciones
De unos cuantos mamaguevos impostores
Que han comido de mi propio plato
Y después se me voltean por viente lucas
A veces por cuca
De cualquier manera es la misma ruta
Puta más plata es igual a prostituta
Y si pensaste que tu mente era astuta, te jodiste marico
El Niga se dio de cuenta
Tus acciones contra mí fueron demasiado lentas
Mi venganza será dulce pero también será sangrienta
Espero que no te arrepientas
Cuando sientas las presiones de mis experiencias
No como cara, no como impresión, no como tamaño
Soy el tipo al que tu jeva le dice ‘te extraño’
Soy el osito criminal que las mujeres prefieren
Poseo extraños poderes
Que con mirarte a los ojos, puedo saber quien eres
(...)
el Niga y su mafia están a años luz
estamos en plena plenitud
velocidad vertiginosa como la luz
rompiendo barreras del sonido
rapeando con o sin sentido
me interesa medio, es mierda lo que piense cualquiera
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yo soy único en mi estilo
aka: Carlos Madera.
Mierda
Papidandeando
2003
Pero una vez tocó hacerlo. En el año 2003, cuando los Vagos fueron hasta
Chile a cantar en un festival internacional de hip hop, tuvieron problemas con
cierto sector del público, que no entendía cómo era eso de rap mezclado con
salsa: “tuvimos tres presentaciones, y aunque ninguna fue chimba, si había cierta
frialdad del público porque no estaba acostumbrado a escuchar nada con salso, ni
ver a un tipo cantando rap mientras baila salsa”, recuerda Carlos. El estupor
causado por la novedad, mezclado con las ganas de ver a los invitados principales
de la noche, los Violadores del Verso (famoso grupo de rap proveniente de
España), generó protestas y rechiflas de un pequeño grupo del público que les
pedía a los Vagos que se bajaran del escenario: “me acuerdo que el Budú le dijo a
uno de los chamos que gritaba para que nos bajáramos: ‘mira diablo, ¿tú sabes
que les pasa a lo tipos así como tú allá en Venezuela? Los matan’. Los tipos se
quedaron así fríos, y yo le dije al diyei: ‘ponme Mierda chico, vamos a cantar
Mierda en esta guevonada’ y la tiramos. La gente se quedó paralizada y se dio
cuenta que lo nuestro no es de mentira”.
Papidandeando:
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esta canción iba a ser clásico”, asegura Niga. “Es el típico bling blineo que los
gringos hacen y que los raperos quieren tener en algún momento. Pero va más
allá de todo eso, es una vaina musical, estoy papidandeando en la música, en el
estilo, en la letra, en la elegancia. Eso es a lo que me refiero”.
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La competencia a mi me dice que no quiere peo
Que te parece you know aquí no quiero pifeo
Llego el masta bañao en sangre
Disparando con palabra que a ti te arden
Pendiente de una movida de cualquier masacre
Check it, muchos comentan que soy una maldita plaga
Claro que si mi compae
Soy una maldito hijo de puta criao sin pae
Niga: Budu ¿qué hay?
Budu: yo soy el Buda el que nadie puede parar
Porque yo tengo un estilo original
Nadie me para
Mi ritmo es pegajoso como esperma en tu cara
Yo canto porquería si me da la puta gana
La puta gana
Coro (Eddie Palmieri): Café tostao y colao...
Café tostao y colao...
Niga: Proveniente de la vida mundana
Donde fumar marihuana
Es cosa cotidiana en las mañanas
Lo que nos activa para buscar el pan
Bien sea por bien o bien sea por mal
Ya tu sabes que es el Niga
El que anda con el Budu pa arriba y pa’ Bajo
Formando el relajo
Ganando reputación a cuenta de trabajo
Así que cojan el carril, no se desvíen carajo
Y si les pica ese culo me lo dicen
Los Vagos dando lección, atentos aprendices
Mucho cuidado con lo que por hay dicen
A nuestras espaldas
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Aquí no nos monten trampa
Somos nacidos y criados en el hampa
Nuestras líricas son tantas
Que cuando empieza
Es un diluvio permanente porque nunca escampa
Budu: oye, oye ya me verán
Fumandome un tabaco a lo Bob Marley
Papidandeando a lo Allen Iverson
Comiendo langostinos en la orilla de la playa
Y a mi la’o la sabrosa de Erica de la Vega
Escucha como suena
¿Quién lo diría? el gordito de los ojos chinos
Con la rubia de los pies divinos
Demasiao cómodo
Y para toda mi gente
Yo me apodero de tu mente como todo un demente
Cocinando al enemigo como si fuera come gente
(...)
Te traigo mi tumbao con sabor a barrio
Este el ritmo pegajoso que le gusta al adversario
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“Escuchar algo de Vagos me puede identificar en cualquier parte del mundo”
comenta Erika de la Vega, una de las homenajeadas en las canciones: “Es así
como hablan en las calles de mi ciudad, y los nombres que dicen ahí son de
aquellos que actúan en la televisión de mi país. Para mi eso también es folklore
venezolano”, cierra.
Claro que los Vagos no han sido los únicos que llegaron con intención de
hablar sin rodeos: Alí Primera, en la época donde ya se empezaron a notar las
consecuencias de unas migraciones desordenadas del campo a la ciudad, entonó
su canción “Casas de Cartón” y, en general, se le consideró un cantautor
contestario. También algunos grupos como Sentimiento Muerto (con el tema
“Educación Anterior”) y Desorden Público (“Políticos Paralíticos” y “Valle de
Balas”), venían presentando piezas que propusieron –cada una en su época- algo
más que el amor correspondido o el amor traicionado como línea central de su
obra. En contraposición, los Vagos gambetearon su lugar de raperos impactantes
atacándose a ellos mismos. Era el único modo de que sus opiniones sobre la
sociedad y todo lo que había en medio pudieran entrar en muchos oídos y
venderse en bastantes puestos de discos piratas, llegando a las casas tanto en el
papel de intrusos como invitados de lujo. Todo lo lograron con la ayuda de sus
akas.
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oscuro, misterioso e incomprensible”. Ventaja del rap: te escondes detrás de tus
akas y haces lo que te da la gana. Si alguien te reclama, le achacas la culpa a tu
personalidad múltiple. Budú, aunque también tiene akas, no le importa que le
digas como mejor te parezca.
Como sea, los akas no parecen sino un recurso más, propio de la cultura
hiphopera, para desplegar el talento que pueda poseerse o no. Los Vagos no se
hicieron dependientes de este recurso (importado íntegramente de la versión
originaria estadounidense) para mostrarse tal como son: caraqueños, pero sobre
todo Cotizeños. “Muy importante en el rap es la cosa actitudinal, la referencia al
Yo”, comenta Edmundo Bracho. “Eso está en los Vagos y Maleantes, una
autorreferencia que te remite a un colectivo que es muy puntual y muy específico:
el barrio caraqueño. Para mí ya eso es ganancia porque propone algo adicional a
un rap que ya tiene quince años andando. Lamentablemente otras agrupaciones
no, todavía están creo en una especie de imitación. Por supuesto, no te hablan de
Brooklyn sino de los barrios de acá, pero en todo lo demás es muy el calco de eso
que se vió en el rap fundador. Por ejemplo, en el video que vi de Vagos y
Maleantes recuerdo que Budú no aparecía con el verguero de lo kilates, el
despliegue de parafernalia de cultura de consumo, ni la gestualidad un poco
siniestra que es parte del hip hop, sino con una gestualidad de gallero de barrio,
así como el venezolano habla aquí moviendo las manos. Yo no he visto ningún
video de rapero gringo donde los tipos estén sacando la lipa y agarrándose los
rollos del mondongo”. Bracho hace referencia al video de la canción Sabor y
Control, canción con la cual Carlos y Pedro rinden tributo a los presos de los
penales.
Los Vagos ayudan a incrementar sus nexos con el público gracias a este
desparpajo actitudinal de “agarrarse los rollos del mondongo”, como lo hace Budú
o bailar salsa mientras canta hip- hop, como acostumbra hacerlo Niga. Este modo
de encarar lo complementan con sus voces, que si bien no poseen registros
vocales destacados son, entre todas las voces de raperos que están sonando,
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unas de las más fáciles de entender. Sus vocalizaciones son trasparentes a pesar
de los modismos, las groserías, la joda y los recortes de sílabas que hacen para
que se ajusten las rimas: “Estos panas tienen una lírica higiénica, como se dice en
el argot del Hip Hop cuando dices palabras con contenidos. No se trata
únicamente de palabras que rimen unas con otras”, dice sobre ellos Jose Antonio
“Muu” Blanco. “Ese es uno de los códigos del flow; en el Hip Hop las palabras
tienen que rimar como una poesía, pero si además tienen coherencia y generan
imágenes en tu cerebro, es sello de que estás en presencia de buen hip hop”.
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CAPITULO III: Pedro Pérez y Carlos Madera, los Vagos y Maleantes
Carlos Madera
El Niga de los Vagos y Maleantes
- Ah, ¿tú dices el Budú? Dale por esta calle pa’ abajo, derechito ves la casa.
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- Ajá pero, ¿puedes ser más específica?
- Tú dale, que ahí te indican.
Zapatos, ropa, gorras, afiches y hasta la imagen del Buda que decora el
cuarto de Pedro tienen algo en común: todos son gigantes. Él mismo se hace
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llamar El Oso. Pedro Pérez, alias Budú, nació el 18 de junio de 1975. Hijo de doña
Cristina Nieto y Pedro Pérez señor, es el menor de una prole de tres donde él es
el único varón. Admite que lo suyo fue siempre -y siempre juntos- música y show
business, desde aquellos días cuando cargando una radio más grande que él
mismo sobre sus hombros, atormentaba a todos en su casa por el volumen con el
que escuchaba sus temas favoritos. Y doña Cristina detrás, dispuesta a apagarlo
como fuera.
Sería por eso que ya desde pequeño sentía la seguridad de pararse frente
a los adultos a recitar poesía, primero memorizada y, más adelante, de su propia
autoría: “él no comía nada, era un chamo que siempre se tiraba poesía. En las
fiestas lo llamaban para que recitara. Eran letras de Justo Brito y Juan Tavárez de
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‘hombre de pelo en el pecho’. Todo el mundo se quedaba loco y lo aplaudía”,
cuenta Budú sobre su amigo.
Por supuesto, el aprendizaje para llegar ahí no fue lineal ni la vida pasó de
un solo golpe. Budú fue una esponja receptora de mensajes televisivos y
musicales muy diversos, desde nuestro universal Sábado Sensacional hasta la
música anglo que servía para batir la cabeza: “yo me acuerdo que al Budú, desde
carajito, siempre le gustaba burda lo anglo; te estoy hablando desde Michael
Jackson hasta Cindy Lauper, Madonna, y hablando de hip- hop, bueno… todo lo
que había pa’ ese tiempo: Public Enemy, Vanilla Ice...”.
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queda por aquí, que era de una señora bulda e’ rumbera; ahí traían a Justo
Betancourt, a Héctor Lavoe y a Willie Colón. Siempre caleta, underground, nadie
sabía, era una fiesta que sólo ellos se rumbeaban. Pero como para esa época
ellos eran tipos vagabundos y metíos en líos pero de buena plata, entonces tenían
como pa’ hacer eso. También traían a La Fania, gente de barrio que en algún
momento habían sido unos vagabundos, delincuentes, pero tenían un vínculo con
la gente”.
Ese vínculo con la gente del que habla Carlos, lo logró la Fania a través de
sus letras, que a menudo hablan el lenguaje del barrio y que se refieren a la
manera en que se manifiesta la afectividad en este espacio social, como lo afirma
Leopoldo Tablante en su libro Los Sabores de la Salsa (2005). La primera
influencia musical de los Vagos se paseó desde esa salsa de la Fania hasta el pop
nihilista de Michael Jackson, pasando por el reggae de Pato Banton y los chillidos
de Cindy Lauper, todos exponentes admirados por nuestros historiados. Pero
como buenos hijos de la televisión, también recibieron las descargas brutales de la
imagen. Fue así como llegó la época del break-dance.
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hizo muchos años después para cantar junto a sus amigos Carlos Daniel y Carlos
Julio en el trío rapero conocido como Tres Dueños.
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El señor Martín, tío de Pedro, tenía una miniteca llamada Rick Demon que
colocaba los hits musicales del nuevo estilo dondequiera que se presentara: “mi
tío fue, prácticamente, uno de los que ayudó a crear este personaje, porque él
sabía que a mi me gustaba esa música. Sonaba en las fiestas de COPEI, en las
fiestas de AD, en las fiestas del liceo, matinée, en todos lados que tocaba me
llevaba y yo bailaba frente a todo el mundo”. Budú admite que el miedo escénico
desapareció al comenzar su adolescencia cuando, al calor de una rueda de baile,
se improvisaba una competencia que definía al mejor ejecutante del break-dance.
El Niga confirma la versión: “En la época del break dance eso fue una
euforia total tanto pa’ mi como pal’ Budú. Tuvo repercusión en San José, la zona
del centro y el Este también, porque yo me acuerdo que en El Cafetal había burda
de competencias y los chamos más grandes del barrio se desplazaban hacia esa
zona. A uno no le daban permiso de ir tan lejos. Uno se escapaba pa’ sus vainitas
más cercanas: Parque Central, lo más cercano que hubiera. En el mismo barrio
nosotros teníamos una alfombra famosísima que la poníamos ahí y venían los
distintos barrios a hacer combates con nosotros”.
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bembé, salían a bailar uno por uno y siempre me dejaban a mi de último, porque si
la vaina estaba perdida, salía yo y terminaba reventando a todo el mundo
bailando”.
Los ganadores siempre eran anunciados por los más grandes, quienes
observaban el espectáculo a la vez que lo arbitraban. Los gritos y los aplausos
servían como voto popular. Al final la novedad pasó de moda, pero tanto Carlos
como Pedro suman su época de bailarines de break- dance a la influencia que los
condujo por esta senda que ni ellos mismos soñaban transitar. Hoy ya no pueden
permitirse el lujo dar giros y patadas como lo hacían antes. Hay casi 20 años más
y muchos kilos de diferencia.
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En cambio, Carlos no estaba tan influenciado por el género, por una sencilla
razón: “si hoy, en esta época, no hablo inglés, en aquella época de chamo menos
hablaba inglés. Yo te podía decir que era un bit arrechísimo y una música de
pinga; escucharla y mover la cabeza era lo mejor pero… ¿qué coño sabía yo qué
estaban diciendo los tipos?”.
Aunque no todo fue traído de los Estados Unidos. Al Caribe llega también la
nueva influencia rapera, que luego de masticada por sus exponentes
puertorriqueños, baja a nuestras tierras: “Todos los discos que yo tenía eran en
inglés”, recuerda Pedro. “Pero un día fui a casa de una vecina por aquí que tenía
el disco de Jossie Esteban y La Patrulla Quince, cuando tenían sonando aquel
tema llamado ‘Blanca’. El tema lo cantaba el tipo junto a Vico C”. Armando Lozada
Cruz - mejor conocido como Vico C- rapero puertorriqueño nacido en Nueva York,
se convirtió en el verdadero referente musical de Carlos y Pedro, quienes lo
empezaron a ver como santo y seña para lo que sería su creación musical: “Este
es un tipo que está haciendo música rap, pero la está haciendo de verdad”, pensó
Niga cuando escuchó el disco que Budú le había prestado: “Él Niga siempre ha
sido salsero”, completa Budú sobre su amigo. “Siempre le ha gustao la poesía.
Pero un día lo llamo y le digo: ‘pana oye esta vaina’, y el chamo no me paraba
bolas. Le doy el disco de Jossie Esteban y me voy. Al rato -la vaina da risa- ya
estaba tarareando los temas, ya se sabía el disco completo”.
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que eso, yo sentía que estaba perdiendo el tiempo en el liceo. Me decía a mi
mismo: ‘¿qué me están enseñando aquí, qué voy a hacer yo con todo lo que me
estén enseñando aquí?’ Yo lo que soy es artista, yo lo que quiero hacer es cantar,
siempre lo tuve claro, toda mi vida, desde que tengo uso de razón. Y muchas
veces, quizás por años, nunca lo dije, nunca lo expresé, pero siempre lo tuve claro
y presente. Estaba esperando este momento con una fe arrechísima, porque sabía
que iba a llegar. Lo sentía, cada año lo sentía más cerca, y en el transcurso de
esos años ¿dónde vivía? Bueno, vivía en Cotiza. Sabía que mientras tanto tenía
que hacer algo y en ese mientras tanto hice vainas: me metí en peos, también
trabajé en una fábrica de calzados, me metí en el INCE, trabajé en el hospital
Rísquez, era un obrero en el archivo. Esa era mi vida: bajar las escaleras del
barrio, ir pal’ hospital, volver a subir y ya, ese era mi trabajo”.
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jode. Me acuerdo que mi sueldo en aquel tiempo –año 93- eran 2500”. La chiva es
el caucho usado que se remienda para ser vendido a un menor precio. Pero no
estaba bien visto para el dueño de la cauchera que sus empleados hicieran
negocios por debajo de cuerda: “Todos lo días tenía real, eso es lo que me tenía
ahí”, sigue contando Pedro. “Hasta que un día al jefe le picó ese culo y me botó
pal’ coño. Ahí fue donde empecé a verla mala. Yo siempre he sido coleccionista
de zapatos, y cuando me retiré de ese trabajo los vendí uno por uno. No te
imaginas el precio en que los vendía, precio de gallina flaca porque estaba
mamando”
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El negocio empezó a girarse todavía siendo unos adolescentes. Nada
extraordinario desde la llegada de las drogas duras a nuestros barrios, hace más
de 20 años, prometiendo el dinero fácil que las vías legales no proporcionaban.
Pedro, en su época de cauchero, ya había tenido inconvenientes personales en el
barrio y tuvo que irse a vivir donde su abuela materna en Guarenas, ciudad
satélite vecina de Caracas, donde luego de desempleado, empezó a vérselas
negras. Las malas juntas llegaron y el aprendizaje de las peores prácticas
también: “allá era peor, en Guarenas yo atracaba, andaba con tipos que robaban
carros, motos, que habían estado presos, tipos que eran estafadores. Robábamos
un carro chimbo y con eso patrullábamos toda la calle y robábamos otro.
Bajábamos a la gente del carro: ‘fuera’, que se salieran de la fiesta. Me la pasaba
con una rolo e’ banda, y yo vengo de Cotiza, no podía echarme pa’ tras. Ellos me
tenían siempre un respeto porque decían: ‘este viene de Caracas, este es de
Cotiza, mosca y tal, este hombre le pone’ Y nunca podía dejar caer mi moral,
siempre fui pa’ lante pa’ no quedar mal entre los demás chamos”. Pedro y la
banda a la que pertenecía aplicaban la técnica denominada Patrullaje, que
consistía en robar un carro muy usado, el cual era usado para vigilar y hacer
seguimiento a otros carros más nuevos que si buscaban como botín preciado: “Al
principio si me daba miedo, te voy a hablar claro. Pero después llega un momento
que no te agarran y tú tas’ gozando. Cuando no te están agarrando tú estás
vacilando”.
Pero un día se acabó la gozadera: “Al final estábamos tan pajiaos, que
empezaron a caer uno por uno, y yo me vine”. La banda delictiva fue
desmantelada y Pedro hubo de recoger sus macundales y volver a casa en
Caracas: “me vine pa’ acá otra vez y empecé a trabajar en Suela T, una fábrica de
suelas en la Yaguara; también me botaron de esa mierda, porque ahí también
robaba yo como un perro. Me robaba las suelas pa’ vendérselas a los zapateros
por ahí”. Ya ese par de sucesivos fracasos le llevaron a tomar una decisión: “Con
los reales que me dieron yo dije: ‘yo no le trabajo a más nadie’, porque siempre
estuve en contra de esa guevonada de que te tienes que parar a las seis de la
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mañana, ponerte un uniforme pa’ trabajarle a otro señor. Dije: ‘¿sabes qué? Con
estos reales me voy a comprar unos tantos gramos de perico, y me voy a poner a
trabajar tranquilamente’. Me puse a vendé, pero ahí si fue intenso; la vaina se
convirtió en un boulevard”.
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Llegó el segundo intento de ensayo y la convocatoria no mejoró: “Fueron
tres”, continúa Pedro. “No lo tomaron en serio. Éramos cuatro ese día, pero había
otros chamos que estaban ahí viendo y agarraban el micrófono, improvisaban y no
servían pa’ un coño. Por su puesto, lo agarró el Niga y cantó. Yo le dije: ‘así no
vas pa’ lante, tú eres el único’. Entonces llega el Niga de una arrecho y dijo:
‘vamos a hacer una vaina: vamos a probar aquí quienes son los que son y los que
no son. Improvisa tú’ ”. El micrófono cae en las manos de Pedro Pérez: “Ese día él
me dio una hoja con una estrofa escrita y me dijo: ‘sin compromiso. Párame bolas,
lanza la pista y dale al ritmo’. Pedro empezó a rapear la estrofa de la canción
llamada Saca tu Bandera, que había compuesto originalmente Carlos: “Al carajo
como que se le erizó la piel y todo el mundo se vió la cara, y el bicho me dijo:
‘verga chamo tu eres el tipo Pedro’. Yo dije ‘bah’. Pero todos los que estaban ahí
dijeron: ‘chamo, tú voz, ¡qué bolas!’ ”. Cuando Carlos ve en Pedro esa oportunidad
de hacer un dúo que podía funcionar, le asigna una obligación: aprenderse una
estrofa para poder cantar juntos: “Me aprendí la estrofa y el bicho me dijo: ‘tírate
la vaina’. Le daba él y le daba yo”. A Budú había que darle tiempo, no estaba
convencido. "Pa’ ese momento, era un dúo lo que yo sentía que tenía que existir”,
aclara Carlos. “Los Vagos y Maleantes tenemos que ser nosotros dos. Él es un
rapero ¿entiendes?, hay pocos raperos; y además de eso, vive por mi casa y es
pana mío”.
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en todo el mundo. Después escribí Alfredo, que se la dedicaba a un chamo de la
calle, y por ahí nos fuimos”. Ya la pica se había convertido en senda, pero aún no
alcanzaba el status de camino.
Al escuchar el disco Straight from the Cloacas, donde se reúnen una media
docena de grupos raperos, fácil es percatarse que ninguno de los grupos que en él
participan utilizan la fórmula salso que introducen Vagos y Maleantes en la
canción que interpretan: letras sobre el barrio, rapeadas sobre fondo salsoso.
Antes escuchabas en los demás uno o lo otro. No las dos cosas al mismo tiempo.
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producto prefabricado, que servirá para calibrar el verdadero potencial de quien
esté interesado en desarrollar su camino en la música: “Yo pa’ ese momento había
tocado algunas otras puertas que nunca se abrieron. Y las que se abrieron no me
pararon bolas, pensaron que estaba loco”, recuerda Carlos.
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Venezuela se convirtió en el país de Suramérica donde más consumía el crack en
términos absolutos.
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Pero ¿Cuáles eran las opciones? Carlos lo sabía: “En este trayecto cuando
uno es artista, siempre tiene ese problema, de no saber si a lo mejor la vaina no
se pueda dar. Eso le pasa a todo el mundo, a todo el que decide agarrar esta
carrera. El Budú nunca confió: ‘eso es muy arrecho, no lo vamos a poder hacer’,
siempre fue muy negativo. Yo, sin embargo, le decía: ‘vente, vente’, lo llevaba pa’
un toque y pal’ otro y le decía ‘vamos a seguir que si se va a dar, tranquilo’ ”.
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bolas y se meten en la casa de un pana, que tenía un peo de una violación con
una menor. Después que pasan digo: ‘¡coño, menos mal!, pero pinga, yo me voy a
recostá un rato allá en la casa. Dame acá el potecito de las piedras’. Yo utilizaba
siempre un potecito donde va el rollo de las fotos, los llenaba de piedras y andaba
con eso en la calle”.
Casi a la misma hora, a un par de casas de distancia, el Niga sale con algo
de mercancía encima para la venta nocturna: “Iba saliendo de mi casa con un
poco de vainas. Venía con piedras por aquí, de este lado tenía perico, de todo.
Cuando veo que le están allanando la bodega a Pedro digo: ‘es con nosotros’,
porque en la bodega de Pedro estaba yo metido todo el día también, y allí iba la
gente a comprar ‘y que’ a la bodega y a la final lo que iban era a comprar mierda”.
Carlos volvió sobre sus pasos, se deshizo de lo que pudo y esperó el puertazo de
la autoridad.
-¡Pedro… hijo… hijo!, susurra Doña Elena a Pedro, mientras este duerme.
-¿Qué pasó vale, qué pasó?
-¿Tú tienes droga en la bodega?
-¡No, no!
-¡Están allanándote la bodega! ¡Y ahí están tu mujer y el niño!
-¡Verrrga, chamo, Dios mío, no! “Por eso es que yo chamo a Ése lo tengo
yo todo el tiempo… yo lo que pensaba es pedirle a Él: ‘Mira. Te lo prometo,
sácame de este lío y te lo juro que…’. Yo ahí venía con problemas cada día más
intensos con la mamá de mi chamo que me decía: ‘¿hasta cuando vamos a estar
en esta guevonada, viviendo de la droga? No joda, yo quiero que tu seas una
persona inteligente. Ahora todo el tiempo es droga, droga a todos lados’ ”.
Aunque ya no son pareja, Pedro agradece infinitamente a la madre de sus hijos
por haberle hecho frente a la situación que nos cuenta a continuación:
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“Esa misma noche, yo recojo todo, pa, pa, boto, agarro, encaleto. Ya tenía
toda la vaina con una sola mano como pa’ botala. Me pongo a ver pa’ fuera de mi
casa y habían como quince motos de dos policías en cada una: Metropolitana. Esa
vaina parecía una zamurera, y yo escuchaba como entrevistaban a la mamá de mi
chamo: ‘¿dónde está su esposo, por qué su esposo no está aquí, en qué trabaja?’.
Bueno, se fueron, y yo salgo. No tenía cara para ver a la mamá de mi chamo,
porque ella tenía tiempo diciéndome que esta vaina iba a llegar, y yo siempre:
‘bah, mija quédate quieta’. De repente cuando veo a la jeva, abre la boca y se
saca como quince rocas que a mi se me habían olvidado, no las había visto y ella
las pescó, se la metió en la boca y frentió con los pacos con la boca llena e’
piedras y con Jackson O’Neill recién nacido. ¿Cómo? No sé. No sé como hizo la
mamá de mi chamo, pero se metió las rocas debajo de la lengua y no le pillaron un
coño e’ madre. Bien por esa. Dios me sacó del foso en ese momento…”
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hermano. Estoy viendo todo el procedimiento de los sapos esos, como
escoñetaban, metían mano y sacaban. Y cuando volteo… atrás estaba mi
hermana, mi mamá y mi hijo”. Las peores imágenes saltan a la mente de Pedro:
"ya yo he visitado burda de gente en las cárceles, ya se como es la cárcel: los
hijos de los tipos que están en las cárceles, cuando los van a visitar, ya saben la
rutina. Los hijos saben que el papá usa cuchillo, que el papá usa pañuelo… todo.
De tanto que van a visitarlos, los hijos ya saben. Los chamos no son guevones”.
La posibilidad de verse en esa situación lo empujó a dar el paso. “Dije: ‘yo no
quiero eso pa’ mis chamos’. Y ví a mi vieja bella, vi todo lo que podía pasar y dije:
‘No más’. La vaina es tan fuerte que me dan ganas de llorar porque fue un
momento… veo la vaina… y… verga…Siempre que cuento la historia me dan
ganas de llorar…”.
Como bien lo dijo Budú. Sólo él y Carlos se salvaron esa noche del
allanamiento. Niga también supo lo que seguía a partir de allí: “Después de ese
día dije: ‘qué va. Yo me voy a dedicar es a lo mío. Cuésteme lo que me cueste. Y
me costó, porque pasé de tener cien lucas en el bolsillo todos los días a no tener
nada”.
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trabajo hasta este año porque ya está fuerte, ya cumplí mi ciclo. Son quince años
que voy a tener en diciembre trabajando en el hospital y ya voy de lleno a lo que
es la música”. Se dejaron de Maleantes. Empezaron a echarle bolas.
“Cuando grabamos la canción para el disco Straight from the Cloacas, fue
como un aliento, pero la vaina se volvió a ir pa’ bajo”, hace el recuento Carlos, hoy
mirando al pasado. “Apareció Juan Carlos con Venezuela Subterránea y fue otro
aliento. Por fin hicimos el disco, grabamos dos canciones pero ¿qué pasaba?
¿Iban a pegar? ¿Iban a tener éxito? Yo le dije a Budú: ‘quédate tranquilo, que este
disco, con esos dos temas que nosotros grabamos, es un clásico. Olvídate que
eso va a ser un coñazo’. Y lo fue”.
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CAPITULO IV: Los Vagos en la industria del espectáculo, en los
medios y el público.
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flashes y micrófonos los apuntan tratando de captar sus movimientos y frases.
Lucen cómodos, parecen estar acostumbrados. Pero no siempre fue así.
El hip hop es una forma de protesta, de desahogo. Es una música que, por
su origen, es anti-sistema. Pero no por eso podemos hablar de ninguna revolución
en el país producida por esta música, como sucedió al difundirse más allá del
Bronx por todo los Estados Unidos. Aunque ataca parte de sus perversiones, el
hip hop de la actualidad navega en la corriente de mercado sin ningún problema.
La televisión venezolana presenta a sus exponentes en Sálvese quien pueda, Ají
Picante, El Resuelve o el programa de Marieta Santana porque está de moda y es
dinero en la caja registradora. Los sites de Internet que promocionan las fiestas en
Caracas, Maracay, Valencia y Maracaibo, por ejemplo, retratan a sus exponentes
en sus fotos porque es “in” hacerlo.
Antes, fueron pocos los que decidieron tomar el riesgo de apostar por el hip
hop en estas tierras. Uno de esos ejemplos fue la compañía productora de
comerciales A&B Producciones, que promociona Subterráneo Records, la
disquera a la que pertenecen los Vagos. Ellos combinaron la visión de oportunidad
que significaba el hip hop real para efectos mercadeables, con la reflexión de que
mejorando y apoyando el entorno mejoraba también el propio negocio. Por eso,
cuando Juan Carlos Echeandía (quien hasta ese momento trabajaba como uno de
los productores estrella de la empresa de comerciales) les planteó la posibilidad
de voltear la mirada hacia la creación de la disquera, en A&B no lo pensaron
demasiado para decidirse: era hora de apoyar al hip hop hecho por tipos de
verdad. “Los artistas pueden resultar atractivos comercialmente, nosotros le
sacamos provecho a eso”, le dijo Echeandía a la revista DJ Planeta. “Pero no nos
vamos por la fórmula conocida y tradicional de que las cosas peguen. Tenemos
ese principio”.
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jóvenes intentando rapear y la televisión comercial los invita a sus programas
matutinos es porque a estos sectores les conviene que así se haga. El hip hop es
hoy para ellos rentable y aumenta sus beneficios, en billetes o imagen.
62
casos, tienes que pagar para poder sonar: “aquí la canción podrá ser muy buena,
pero no te la ponen si no pagas”, afirma Máximo Pastorelli, productor musical y
dueño de Balcon Zone, disquera que también apoya el hip-hop local. “Ha habido
casos en que ha llegado gente a sonar en la radio sin pagar, porque el público lo
exige, o los buhoneros tienen esa canción, y los responsables de las radios no se
quieren quedar atrás. Pero son la excepción.”
Era difícil encontrarlos siquiera para una entrevista. Eso lo asegura Erika de
la Vega, quien conoció a muchos de los exponentes del género apenas éste nacía
en Venezuela, e intentaba darle espacio dentro del programa radial que para ese
momento conducía junto a Enrique Lazo en la emisora de corte juvenil 92.9:
“Vagos y Maleantes eran los inalcanzables. Imagínate la contrariedad: en el
programa estábamos tratando de apoyar algo que estaba a punto de estallar
como un boom de la música, y resulta que ellos eran inalcanzables. No venían al
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programa, se les hacía difícil, siempre tenían algo, hasta que una vez fueron a la
92.9 y los conocí. Pero ya, hasta ahí.”
64
de Radio Bazuka, emisión radiofónica transmitida por Ateneo FM 100.7 que
promueve todo aquello que se esté haciendo sobre hip hop en Venezuela.
Ninguno de los dos espacios son la oda a la producción, pero tampoco provoca
hacer fiesta con el dinero que los patrocinantes invierten en ellos.
Aunque salen en las fotos de los punto com de Rumba Caracas, Fashion
Nights, Caracas de Noche, Terra. Aunque ahora trabajan con algunos de los
grandes del negocio comunicacional, no es convertirse en productos el objetivo
inicial en la planificación anual de las metas de los Vagos. Por lo menos así lo cree
Erika de la Vega, que algo debe saber sobre luces, cámaras y farándula: “No los
veo todavía contaminados de esa figura pop, más bien creo que son cada vez más
65
críticos en lo que es una imagen del hip hop y del medio underground. Cuando yo
los veo siguen siendo como son. Por ejemplo, por cosas de la vida me toca
entrevistar a Budú, a Jonathan Jacubowitz y a Trece por la película Secuestro
Express, para AXN, el canal de cable donde se hacen entrevistas para toda
Latinoamérica, y bueno… se supone que es una entrevista seria. Entrevisto a
cada uno y cada quien con su actitud, y cuando llego al Budú es Budú. Sabiendo
que era una entrevista para toda Latinoamérica, tú lo veías: ‘noooo chamo, esa
Mía Maestro se puso bravísima conmigo porque no me aprendía la letra y yo me
ponía nervioso’. ¡Qué bueno seguir viendo que no hay poses y que todavía
puedas descubrir de esa manera! Creo que eso es lo más preciado que el Budú y
el Niga tienen, y que no solamente lo transmiten a través de la música, sino cada
vez que hablan, cada vez que se visten, en su día a día”
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“Descarado/ eres un descarado/ odio lo que eres/ pero amo tu descaro”
“Una rosa pintada de azul/ es un motivo”
“El baile del perrito/ el baile del perrito/ el baile del perrito/ si que te va a
gustar”
“Tengo la camisa negra/porque negra tengo el alma”
“Una fan enamorada/ está esperando tu atención y tu mirada...”
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hip hop sino que solo hay merengue. Bueno, te lo vacilas porque lo que quieres es
compartir con tus panas. No te gusta, lo criticas, pero estás sentado ahí”.
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CAPITULO V: Breve historia del Hip Hop
Daniel Acosta
Periodista y Escritor venezolano
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desde el piso y que rozan el contorsionismo. Por último, el Graffiti es la vía de
expresión visual que utiliza el lienzo urbano para plasmar formas y mensajes con
la pluma del aerosol.
Desde su inicio hace tres décadas, el hip hop se edificó sobre dos pilares
fundamentales: alienación y libertad. La alienación producida por la opresión de
gran parte de la sociedad blanca estadounidense hacia los grupos
afroamericanos, que venían recién estrenando derechos civiles y políticos que les
costaron sudor y sangre. La alienación producida por las condiciones económicas
de unos Estados Unidos después de la guerra de Vietnam. En esa época, las
principales industrias de ese país financiaron el desarrollo de la vida en
urbanizaciones alejadas del centro de las ciudades, quedando en ellas quienes no
podían pagar una vivienda mejor. Por último, la desintegración que caracterizó a
las familias residentes en esos espacios urbanos donde llegó la represión policial y
se minimizó la asistencia social, durante una década de los 70´s dominada por las
anfetas y la heroína, fue el otro tipo de alienación que ayudó a edificar el
fenómeno hiphopero. Nueva York, la más importante ciudad de ese país, fue
testigo de primera fila para ver como El Bronx, su ombligo vital, se desmembraba
frente a sus ojos, cuando parte de sus habitantes mudaban sus macundales hacia
Queens, New Jersey o Long Island.
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El otro pilar sobre el cual se erigió el hip hop fue (y sigue siendo) la libertad
de crear, de construir un discurso de protesta y reivindicación frente al
avasallamiento, contando una fábula basada en la realidad: “De los géneros
musicales existentes, evidentemente el rap tiene una fuerza de subversión
contracultura, y es hasta ahora el último eslabón de la hechura musical
afronorteamericana, que es de donde ha salido prácticamente todo; excepto el
Country y el Hill Billy, el resto de la música pop anglo viene del negro norteño”,
comenta Edmundo Bracho, quien conoció al Hip Hop antes que se hiciera popular
en nuestro país.
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épocas en las que desarrolló un estilo de improvisación musical que desafiaba al
establishment de segregación y racismo impuesto por el hombre blanco asustado.
Igual que el jazz, cuando el Hip Hop conectó con el público blanco fue absorbido
por la cultura más numerosa.
Aún así, el hip hop fue y sigue siendo la voz de los excluidos y los
segregados que viven en las ciudades estadounidenses. Pero hoy también habla a
los habitantes en todo el mundo, porque en casi todo el globo se está haciendo
Hip Hop. Así lo testimonia Muu Blanco, diyei del género: “el hip hop de hoy en día
tiene cualquier cantidad de relaciones musicales e ideológicas en el mundo,
porque hay hip hop musulmán, hay hip hop de los balcanes, en El Cairo. El hip
hop ha invadido todas las razas, ha hecho que todas las culturas se sientan
cómodas dentro de él y se puedan expresar fácilmente”.
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El inicio de la historia se ha situado generalmente las calles de South Bronx,
donde se había desatado la fiebre por escuchar a un disc jockey llamado
Hollywood, quien pinchaba sus discos en clubes nocturnos de Manhattan. Quienes
no podían pagar por ir a verlo decidieron hacer sus propias fiestas al aire libre.
Robaban la electricidad del alumbrado público para pegarlo a su sound sistem y
así elaborar un sonido duro, primo del funk y el soul, que se apoyaba en la
percusión mientras los intérpretes fantaseaban con ser héroes callejeros en una
zona dominada por las bandas de delincuentes como los Savage Skulls, Glory
Stompers, Blue Diamaonds, Black Cats y Black Spades.
Entre esos héroes del discurso la iconografía hip hopera rescata a tres
figuras insustituibles: Kool Herc, África Bambaataa y Grand Master Flash.
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Bambaataa también utilizó su variada influencia musical caribeña, africana, del
rock y jazz para estirar la liga sonora del hip hop hasta el grito de protesta y
reivindicación que hizo famoso al género. El otro, Grandmaster Flash, fue el primer
diyei que merodeó con el movimiento hacia delante y hacia atrás de los vinilos,
haciendo que rasparan con la aguja del tocadiscos. Es el denominado scratching.
Si tomamos en cuenta que a partir de esa pequeña ocurrencia de atorrante sonido
se han desarrollado estilos musicales que aplican la técnica, como el tecno, drum
n’bass y el house, ritmos que movilizan a millones de jóvenes en todo el mundo,
hemos de darle mérito al atrevimiento del espectacular Flash, quien también
mejoró el arte del Mcing al permitirles a sus maestros de ceremonia la posibilidad
de poder intercambiar frases sucesivas entre ellos.
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congelamientos. Todo era deslizamiento de pies, usando ilusiones que hacían
parecer al bailarín como caminante sobre hielo o sin gravedad, como el "caminar
sobre la luna" que Michael Jackson hizo popular en la década de los '80, pero
cuya verdadera autoría se le concede al cantante James Brown.
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política, las filosofías pro-gansta, el sexo y violencia sin rodeos, las narraciones del
gueto o el proxenetismo, endurecieron el mensaje del rap”.
El discurso lírico del hip hop hecho en esta época absorbió las condiciones
en las cuales se desarrollaba, entró en MTV y fue ganando adeptos entre el
público “clase media” anglosajón adolescente, que si bien no entendía las raíces
del movimiento, imitaba su estilo rudo, real y descarado: “Por todo el país, los
adolescentes de los barrios residenciales de todas las razas –y más blancos que
nunca- se entusiasmaron con el sexo, las drogas y la violencia; pronto se vistieron,
hablaron e intentaron hacer fiestas como los miembros de las bandas de
Compton, California”, finaliza Bozza en una de sus afirmaciones.
KRS- One, Chuck D, Public Enemy, Run- DMC, Beastie Boys, NWA, Tupac
Shakur, The Wu-Tang Clan y hasta el fantoche de Vanilla Ice –un exponente del
género que surgió como el primer rapero blanco exitoso y aclamado (y que
después cayó en desgracia al comprobarse que mentía sobre las experiencias que
narraba) fueron los exponentes que lograron asentar y masificar el movimiento
hiphopero. Hoy el hip hop es una actitud, una manera de vida, un punto de vista
frente a la corriente mayoritaria y una corneta que expulsa arrechera, desengaño,
enajenación, sexo y rebeldía para la juventud de todas las edades y procedencias.
Así surge el rap gansta, también conocido como bling-bling. Este término,
más bien onomatopéyico, describe el sonido que las joyas y alhajas producen al
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chocar contra otras piezas. Su significado se amplía para describir obvia y
apetecible riqueza.
José Antonio “Muu” Blanco comparte la opinión: “En los noventas existía la
nota del reggae y el ska. Eso ayudó a que le hip hop calara en Venezuela. El
grupo que ahora escucha hip hop antes escuchaba salsa y merengue, y a ellos les
empezó a llegar el hip hop por los medios de comunicación. Pero para que los
medios de comunicación aceptaran el hip hop tuvo que venir Estados Unidos a
ponerlo en la televisión”.
La llegada del hip hop a Venezuela puede contarse –aunque sin ninguna
trascendencia- a partir de principios de la década de los noventa: “yo pinchaba
discos en el año 91 y nadie iba a una noche de rap que apareciera en un volante.
La moda era el primer rave de Manchester”, asegura Edmundo Bracho. “El rap
sencillamente no interesaba”. No llenaba fiestas ni vendía productos en la TV.
Sólo se asomaba uno que otro chico blanco a rapear en algún video que colocara
Sonoclips, espacio televisivo de videos transmitido por RCTV: “En Sonoclips tu
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tenías puro rock y de repente venía un video de Beastie Boys”, asegura José
Antonio “Muu” Blanco. “¿Por qué?, porque eran raperos blancos. Entonces lo
aceptaban. No eran unos negros echando humo por la nariz, fumando marihuana.
Esa vaina no se ponía porque era considerado muy fuerte”. Blanco trabajó como
moderador del programa que condujo Eli Bravo durante finales de los ochenta y
principios de los noventa, todos los viernes casi al filo de la medianoche.
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basquetbolistas gringos, pero continuaron acudiendo a la salsa como rasgos
referentes de identidad musical. Si tomamos en cuenta que en la década de los
ochenta la salsa había devenido a su versión erótica, también la llamada salsa
“brava” o salsa “vieja” mantenía su influencia vigilante en los barrios. En los dos
estilos del género, el cantante reivindicaba su origen humilde, reafirmaba sus
valores misóginos, duros o matizados y se erigía como pregonero de la mejor
improvisación durante el montuno de la canción. Todas estas influencias se fueron
instalando en nuestros barrios, y con ellas la habilidad para crear líricas rimadas
con rapidez y sentido. Esa fue, quizás, la puerta trasera de entrada al hip hop en
Venezuela.
La fecha del surgimiento del género hecho en nuestro país no tiene una
única versión. Por un lado, Félix Allueva, promotor musical de rock, escribió un
artículo en la revista juvenil Play llamado Hip Hop de acá, donde señala que fue
Guarenas la ciudad donde se desarrolló el primer núcleo del movimiento hip hop
en Venezuela, a mediados de los noventa: “fue en la época de Street Boys (luego
Hijos de la Calle), Tony y Ricky Rap y las fiestas Carnaval Rap Party (...) En ese
momento las palabras cabalgaban sobre sonidos de CD’s y triviales baterias
electrónicas. Muy rudimentario, pero efectivo”, escribió. Otros como Muu Blanco,
lo ven algo más acá. “Nos llegó en paracaídas, fue una bombita que nos tiraron.
Lo primero que surgió aquí en Venezuela de hip hop aquí fue Zona 7, el
merengue- hip hop ¿Por qué?, por el mercado. Pero ya existía un hip hop que no
era producido por nadie, que no se oía en ninguna parte, pero que estaba ahí.
Eran todos estos tipos en los barrios haciendo su música sólo para ellos. En un
cuarto, trancaos, ponían una pista instrumental, una cámara de video que servía
de micrófono y se la pasaban”.
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agüevoneamiento generalizado de la juventud. Hubo una degeneración de la salsa
hacia la ‘salsa erótica’ y, al mismo tiempo, la apoteosis de Yordano, Ilan y demás
íconos de una clase media estupidizada. Explotó un merengue idiota y pantaletero
que no comunicaba nada que no fuera invitación a rumbear por rumbear. En los
años 90 despierta una sociedad aplastada durante una década, que vivió la mamá
de las explosiones sociales. Es el tiempo de la aparición tímida pero reveladora en
escena del hip hop, de la mano de La Corte y dos o tres bichos más. En medio de
la confusión, florece una verga llamada ‘merengue hip hop’ que representaba El
General, Proyecto Uno y Sandy & Papo”.
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En el mismo año de su aparición sacan su primer disco, Código Demente, y
en el año 2000 salió Imperia. Si algo tuvo La Corte fue el atrevimiento de
experimentar la fusión de los elementos del hip hop tradicional (pistas en bit
constante como fondo musical y letras para rimar), con las influencias sonoras
caribeñas que tuvieron al alcance: “desde mi punto de vista como investigador, fue
La Corte el primer grupo que mezcló salsa con hip hop, porque ni los
puertorriqueños como Vico C lo habían hecho”, sostiene Muu Blanco. “Lo primero
que yo oí de hip hop en español en el año 89 fue una canción que se llama María.
Allí las pistas no eran latinas, eran gansta. No incluían tumbadoras ni nada”.
Precursores en la Latinoamérica salsera (hay que recordar que los cubanos de
Orishas, uno de los más exitosos exponentes del hiphop fusionado con música
tradicional cubana, salen al ruedo con su primera producción en el año 1999), las
influencias musicales más marcadas del grupo incluían a la elite de Héctor Lavoe
y Willie Colón. “La Corte conectaba ritmos de rap con los más sabroso de la
salsa”, corroboró José Roberto Duque en un artículo escrito en la revista Dmente
de noviembre de 2002. “Vino a impartir justicia e irreverencia en la década más
violenta de nuestra historia contemporánea: par de golpes de estado, 60 muertos
los fines de semana, con la vuelta de las capuchas a la UCV y a los liceos”,
Como todo tiene su final, con La Corte sucedió lo que sucede muchas
veces con los grupos musicales: silencio, diferencias y chao. Su vida fue fugaz,
pero dejó rastros, y algunos de sus integrantes siguen influenciando hoy la música
que se hace en este lado de la acera. Por ejemplo, diyei Trece se convirtió en
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productor musical de grupos como Guerrilla Seca y Vagos y Maleantes, mientras
que Bostas Brain sigue cantando con el grupo Papashanty Sound System.
La mayor parte del rap hecho desde hace cinco años en todas estas
ciudades y sectores está en la voz de quienes han vivido la pobreza sobre sus
cabezas. Si bien es cierto que también salieron grupos como Papashanty Sound
System, Cuarto Poder y Under Flow, que no son de barrio pero que igual cantan
asumiendo la mixtura de su propuesta, el hip hop salido del barrio podría tomarse
como una de las respuestas asumidas por la juventud a una década que fue un
desastre para Venezuela, y para ellos en particular: con un Estado que dedicaba
no más de un tercio de su presupuesto hacia educación y la salud para 1997, el
42% de los hogares en Venezuela vivían por debajo de la línea de pobreza y 12%
de sus habitantes se bandeaban con un dólar o menos al día, según datos de la
CEPAL y UNICEF. Los menores de 18 años eran casi 10 millones de habitantes
(que para la época significaba que 4 de cada 10 inquilinos de esta tierra no tenían
aún edad para comprar caña, votar o ir preso a un penal de adultos). De ese total
de “menores”, el 14% no estudiaban ni trabajaban, y el 23% de la juventud en
general estaba sin chamba. Si el hip hop entró en nuestro país por la radio y la
televisión y se nutre de las vivencias de la calle en el país más violento de
Latinoamérica, ¿era lógico que calara su intencionalidad contestataria en la
82
década de más apuros económicos, políticos y sociales que hemos pasado en
nuestra historia moderna?
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obviamente nació de la pobreza y la discriminación que había en Estados Unidos
hacia la población de raza negra, pero no podemos decir que el rap sólo lo pueden
hacer los negros que se sienten discriminados, porque también pueden haber
muchos blancos que se sientan discriminados. Puede haber incluso niños ricos
que se sientan discriminados. Obviamente, un muchacho de barrio tiene menos
posibilidades de llegar a sonar en una radio por talento propio que lo que podría
tener alguien con dinero para poner a sonar su canción, pero no por eso vamos a
quedarnos con la paja loca de porque eso nació con los pobres de un barrio de
Nueva York, aquí solamente lo tienen que hacer los barrios. Lo que hay que hacer
es demostrar el talento”.
El reto que Pastorelli lanza a los jóvenes para que demuestren con talento
quién tiene derecho a hacer hip-hop puede tener una razón: en la actualidad, el
género sale en MTV, viene en la carátula de los discos, Adidas vende líneas de
ropa inspiradas en su estética, y moviliza muchos billetes. Se ha convertido en
icono cultural, donde la imagen tiene papel preponderante. Como te ves, como te
vistes, como luce el porte de matón impune. Por eso, para muchos es más fácil
vestirse de hiphopero y aparentar que lo son sin serlo. No importa si no cantas y
eres incapaz de hilar dos frases seguidas con sentido. Basta que adoptes una
actitud muy seria, tirando a ser amenazante, ponerse una gorrita de medio lado,
extender el brazo y apuntar hacia abajo el dedo índice.
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más caros, los pantalones más arrechos, se ponen una cadenota. Se gastan toda
la plata del mundo y se montan a cantar una vaina que no viven: tengo 20 kilos de
droga, mato a tantos. Pero en su barrio, cuando llegan, reciben cachetadas de los
malandros y los ponen a pasar pena. Cuando uno se monta en la tarima con la
camisa rota es porque no le interesa esa vaina. Yo estoy cantando, no soy modelo
de ropa. Cantan vainas bonitas que en realidad no sienten. No cantan que andan
pasando trabajo, llevando comida pal’ rancho, que es donde la gente se identifica”.
Otro rapero nacido en Cotiza, Jair Carrillo, mejor conocido como ‘El Yayo’,
tiene también sus propias razones para defender la pureza argumental en el hip
hop: “El hip hop se basa en lo que tú vives a diario, en lo real”, asegura. “¿Cómo
te voy a cantar que estoy feliz, de pinga, paseando aquí con mi familia? Si mis
hermanos se están matando no te puedo decir que estoy feliz, te tengo que decir
que mis hermanos se están matando. Eso es lo que estoy viviendo”. El ‘Yayo’ lo
dice porque, entre otros eventos por los cuales le ha tocado pasar, recibió un tiro
a los ocho años al quedar atrapado en una plomazón entre bandas, y enterró a
uno de sus hermanos con setenta tiros encima.
Ejemplos como este abundan. El hip hop ha ido creciendo los últimos años
como la violencia en la que nos estamos matando. Según la Organización
Panamericana de la Salud, Venezuela ocupa un lugar preferencial entre los países
más violentos del mundo. Caracas, para el año 2004, ya era considerada la
tercera capital más peligrosa de Latinoamérica. Desde 1992 hasta el 2003 los
asesinatos se han incrementado en un 228%. Y son los jóvenes los actores
estelares de esta tragedia. Para el año 2001, la primera causa de muerte en el
país entre el grupo poblacional 15-24 años fueron los homicidios y suicidios (38 %)
y nueve de cada diez de los crímenes son cometidos contra varones menores de
30 años.
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Caracas. En la parroquia de El Valle, ubicada justo en frente de Fuerte Tiuna,
sede del poder militar en Caracas, se instaló desde febrero de 2005 un Núcleo de
Desarrollo Endógeno (definición nebulosa creada por el gobierno central que
persigue crear unidades geográficas de cooperativas que trabajen en la
conformación de un nuevo modelo económico y social que nadie tiene muy claro)
llamado Tiuna El Fuerte. En cristiano: se trata de un espacio de unos 1500 m2,
donde la Alcaldía Mayor de Caracas colocó una carpa circense en la que se
ofrecen espectáculos de malbarismo y break- dance, y una tarima desde donde un
puñado de jóvenes le da el micrófono a tropas de hip hop provenientes de
diferentes barrios de la ciudad. Su leiv motiv puede resumirse, según las
declaraciones que los animadores vociferan cada vez que tienen oportunidad de
sostener el micrófono, en la intención de colaborar con la unión incipiente de los
artistas y protagonistas que entiendan al hip hop como una cultura rebelde, de
combate y transformación. Cero copia de los modelos que difunde la industria del
entretenimiento. Todo original, dicen. Pero al acercarte a Tiuna El Fuerte ves niños
de la calle, indigentes vendedores ambulantes, camisetas de los muy
estadounidenses Lakers, Trailblazers y Nike mezclados con estampados de los
Tupamaros del 23 de enero, ¡Chávez no se va! y el Ché por igual.
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Aunque a este autor le hubiese encantado acercarse a contrastar las
visiones de estos promotores culturales, el espacio temporal para la creación del
libro no lo permitió. Por eso, queda abierta la puerta para futuras investigaciones
que vayan más adentro en el tema.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con este punto de vista: “No creo
que sean misóginos”, aprecia José Roberto Duque sobre las letras de los Vagos.
“Si te fijas bien, el Niga tiene bien acentuado el culto a su madre, y el Budu de
quien reniega y a quien insulta es a su padre. Lo que sucede es que los barrios
tienen una ley en la que el macho es quien sobrevive y se impone, y, por lo
tanto, el tipo que quiere parecerse a las mujeres está automáticamente fuera de
competencia”. Según entiende Duque, toda persona -y no sólo si es músico o
artista- “es producto de una sociedad, de un medio, de un adoctrinamiento
implícito en el hecho simple de salir a la calle, educarse y compartir con los
demás. Así, los Vagos nacieron y crecieron en una sociedad machista”. Y sus
letras son el reflejo de su crianza, entorno y vivencias.
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Si lo cantan en una canción y lo quieren repetir en la vida real, creo que hay
alguien que les va a enseñar que no siempre es así”.
Cuando le pregunté al Niga que pensaba sobre sus letras y las canciones
que interpretaba, fue sincero al responder: “he visto en carne propia chamitos
cantando: ‘oye, oye/ ya me verán/ cogiéndome una rubia en el Macuto Sheraton/
fumándome un tabaco a lo Bob Marley’. He visto esa vaina y me he sentido mal. Y
aunque no lo quiero justificar, esta fue mi vivencia. Yo no nací en El Cafetal, ni
estoy cantando cosas bonitas porque mi vida no fue así. Estoy cantando cosas de
mi vida, lo que nos pasó y hemos vivido”. Por eso, los discos de hip hop llevan la
pegatina en el estuche que advierte sobre los explícitos contenidos violentos.
Igual, ellos no están tratando de domesticar a sus oyentes: “Yo pienso que el Budú
y el Niga no son profesores”, defiende Erika de la Vega. “Creo que se expresan,
no están tratando de enseñarle a nadie, sino serían fastidiosísimos. Ya hay
demasiada gente que quiere enseñarle a uno”.
Pero, para José Roberto Duque, el hip hop, aunque menos elaborado, sigue
manteniendo la validez de su hechura: “el análisis recurrente que sólo le otorga
categoría de ‘cultura’ a las bellas artes y a lo que hacen los estudiosos,
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académicos y niños de habla edulcorada, creo que cada vez es menos influyente.
La cultura es la herencia social de los pueblos y no las masturbaciones de una
cuerda de pendejos que quieren ser los jueces del arte. Lo que hacen las
Orquestas Sinfónicas, los Amigos Invisibles, el Gabán Tacateño y los Vagos está
en un mismo rango y merece el mismo respeto. Quien pretenda estar por encima
de los otros no está equivocado, sino jodido de la cabeza”.
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¿Por qué no te entregas pa’ formá un sandungueo?
Cachorrita
Calle Ciega
Una vez más
Yo soy su gato
Ella es mi gata en celos
Quiere buscar rebuleo del bueno
Quiere fingir que no les gusta el blin-blineo
Y cuando canto hasta abajo con mi perreo
Por ahí andan su novio en un fantasmeo
Me esta que esta noche va haber un tiroteo
Diles que yo ando con mi gato en el patrulleo
(Y al que se lamba, jurao me lo llevo!)
Dale, Don, Dale
Don Omar
MVP
Juan dice:
define reggaetón
Mariale dice:
90
jajajajajaja
Mariale dice:
género musical que se asume o se detesta
Mariale dice:
que tiene como factor vinculante el hecho erótico, casi pornográfico
Juan dice:
ajá
Mariale dice:
tramitado con restos de pubertad mal desarrollada
Juan dice:
jajjajajajajajajjajajajjajaja
Mariale dice:
que tiene a la figura femenina como una categoría infrahumana
Mariale dice:
a pesar de lo cual, sigo sin entender, por qué cojones me da por bailar
reggaetón
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rapero de Cotiza, maneja una razón: “quienes cantan reggaeton (en Venezuela) lo
hacen por los reales, ellos están fritos igual que uno. La gente lo que quiere es
sobrevivir, buscar como alimentarse, como comprarse sus cosas para
mantenerse. Ellos nunca van a hacer una vaina cruda porque saben que eso no
les va a resultar, entonces prefieren basarse en hacer algo comercial, pero que les
reporte ingreso”. La pobreza del lenguaje que existe en mucho del hip hop y su
primo renegado, el reggaetón, puede deberse probablemente a las ganas de
hacer dinero rápido, que empujaron a tanta improvisación y falta de
profesionalismo.
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CAPITULO VI. San José Cotiza: este es el barrio que conocemos.
San José Cotiza es uno de los barrios pobres que rodean a Caracas, la
capital de Venezuela y metrópoli más grande del país, con lo que lleva de pesado
el mote; un valle rodeado de formaciones montañosas donde convergen las más
grandes contradicciones: desde la abrumadora pobreza que rodea y atraviesa a la
ciudad formal, hasta las edificaciones y formas de modernidad más futuristas.
Caracas es una ciudad que pasó de los pañales a la primaria sin ir primero al
preescolar. Abarrotada de asfalto que ya cuartea, perdió su conexión peatonal al
privilegiar la gasolina sobre las aceras, el centro comercial sobre los parques y,
progresivamente, el encierro, hacinamiento y la paranoia sobre el encuentro y el
intercambio que se posibilita en los espacios públicos. Comunidades populares,
llamadas por nosotros barrios, co-existen con espacios deshabitados y zonas
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residenciales de lujo. La nota común: una ciudad con personalidad esquizofrénica.
Unos la “viven” detrás de los cercos eléctricos y las casetas de vigilancia, mientras
otros lo hacen bajo el tácito toque de queda después que cae la oscurana. Los
índices de violencia asustan a cualquiera: según las propias cifras del CICPC, la
violencia urbana en Caracas se agravó desde 1998. Aquel año se ejecutaron en
Caracas 1.384 homicidios desde enero y hasta noviembre, una reducción
sustancial con respecto a los números de los tres años anteriores. Sin embargo,
en 1999 subió el registro a casi 1.500 asesinatos y en el nuevo milenio superaron
los 2.000 al año. Según cifras oficiales procesadas por la ONG Venezuela Segura,
el índice de homicidios aumentó entre 1999 y 2002 en más de 80%. Por su parte,
las cifras de la Organización Panamericana de la Salud revelan que desde 1993 a
la fecha, el homicidio en Caracas desplazó a los accidentes de tránsito como
primera causa de muerte entre hombres en edades comprendidas entre los 15 y
los 29 años.
También hoy, quizás más que nunca, o quizás como siempre, se está
hablando mal de la ciudad. La crítica pareciera ser generalizada. Desde Chávez,
en un país presidencialista, quien se queja públicamente sobre la suciedad,
regañando a sus alcaldes frente a toda su tele-audiencia, hasta el taxista, quien
junto a ti se percata del colapso y desbordamiento de la basura y desidia.
Particularmente, hay una visión triste de Caracas que precisa algo del sentir sobre
la ciudad. La hizo Alexander Apóstol, creador venezolano, en una entrevista al
periódico El Nacional: “Caracas no avanza. Se ha hecho una suite de su propia
modernidad en ruinas. Eso para mi es muy violento. Es violento que, aunque la
ciudad se haya ido desbordado de ranchos durante toda la vida y de un modo tan
palpable, uno haya aprendido a no verlos. Así como es violento ver que cada día
muere un indigente. Es como que la ciudad se está devorando a sí misma”.
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llegados por más de doce años, sobre Caracas no existió nunca acuerdo sobre lo
que fue su primer asentamiento. Algunos cronistas aseguran que la ciudad fue
construida en el sitio donde hoy se encuentra la Plaza Bolívar, mientras otros
aseguran que el primer poblado luego de su fundación apareció en la parte
noroeste de la ciudad, hacia el río Catuche. Lo cierto es que se buscó cercanía
con el camino que conducía al puerto de La Guaira, y a partir de ahí se extendió
con más desorden que planificación, sobre todo en la segunda parte del siglo XX,
cuando su población pasó de cuatrocientos mil habitantes a los casi cuatro
millones que tiene en la actualidad. El desarrollo económico y la mejora de la
calidad de vida, que prometía un país irreverente por su petróleo, promovieron
dicho crecimiento de la ciudad, alimentado principalmente por el flujo del interior a
la capital. En este estrecho valle, quienes fueron llegando no encontraron lugar
para instalarse cómodamente y se establecieron “eventualmente” al margen de la
ciudad formal, en las colinas que la rodean, donde las construcciones se
realizaron sin ir de la mano de la planificación estadal coordinada. Así fue
produciéndose la tan hoy evidente separación espacial, que da la impresión de
vivir en varias ciudades agrupadas en un solo lugar.
Aunque marginados, los barrios han sabido absorber parte del consumo
simbólico que se maneja en las ciudades. Las circunstancias de los Vagos pasan
por haber nacido, por haberse criado en Cotiza, uno de estos asentamientos al
margen, donde aprendieron a advertir lo mejor y lo peor de su parroquia.
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San José fue junto a La Pastora, desde tiempos de la colonización, terreno
cercano al desahogo natural del llamado “Camino de los Españoles”, antigua ruta
de entrada a la ciudad de Caracas por el puerto de la Guaira, con más de 400
años de historia que usaban los colonizadores y nativos como vía de
comunicación entre las dos ciudades. Por eso, desde la fundación de la ciudad,
Cotiza fue incluida (aún sin saberlo) como parte integral de su geografía. Ya en el
croquis trazado por Juan Pimentel en el año de 1578, la ciudad estaba situada
entre la quebrada de Catuche y el río Guaire. Pero nadie vivió en los terrenos de
San José de forma sostenida hasta casi cuatrocientos años después, cuando en el
año 1937 se registra el primer poblamiento de la zona. Antes de ese año, se había
proyectado construir una escuela de agricultura por mandato del autodenominado
“Jefe Supremo del Estado”, general Juan Vicente Gómez, quien consideraba que
en la agricultura estaba el principal potencial de riqueza y desarrollo para
Venezuela. La dirección de la escuela iba a estar a cargo de la orden de los
Monjes Benedictinos, quienes administrarían el comodato del terreno por 15 años.
El edificio se prefabricó pero no se inauguró nunca, y es sólo hasta 1950 cuando
sus instalaciones son subastadas por la Internacional Derrich & Equipment
Company para desarrollar soluciones habitacionales a las clases trabajadoras.
Ese mismo año también se pusieron en venta casas de madera en la zona con
precios que oscilaban entre los 7.200 y 8.350 bolívares.
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de la Guardia Nacional y tres de los principales hospitales de la ciudad (Risquez,
Vargas y Razzetti) son algunas de las señas que ofrece el lugar. Repartidos en un
área de más de treinta hectáreas, su población sobrepasa los 15 mil habitantes, lo
que lo ha convertido en uno de los barrios caraqueños de más alta densidad
poblacional, aunque haya parado de crecer desde 1984, fecha a partir de la cual
todos sus espacios fueron copados por casas, negocios y gente. Las áreas
destinados a escuelas, parques y esparcimiento son, en promedio, de los más
reducidos de toda el Área Metropolitana de Caracas.
Apilados es poco.
97
arrechísimos que han tocado con la Dimensión Latina; de Terraplén salió Carl
Herrera. Ha salido de todo. Y bueno... nacieron Budú y el Nigga”.
“Parece ser que Cotiza pare pura vaina bien”, continúa Pedro. “Yo se que
hay gente de otras parroquias que también sale, pero yo me he puesto a ver y de
Cotiza ha salido un gentío arrechamente. Han salido chamos para la liga de
béisbol profesional. Ha salido bulda e’ gente, lo mejor y lo peor, de las dos vainas.
Aquí había un chamo que se llamaba Monin, que era uno de los más buscados del
país. De aquí salieron atracadores arrechamente: la banda ‘Los Lanzas’: Omar
Lanza, Alfredo Lanza (unos malandros viejos que estaban apoderados del
barrio)… el malandro Ñereñere, Pilín… malandros arrechos que han retumbado
por televisión. Aquí hay burda e’ gente que brilla, que ha estado en las grandes.
Por eso es que a nosotros nos respetan bulda y –creo- nos tienen bulda e’ cariño,
porque somos de los pocos que han puesto a sonar la parroquia a nivel de artistas
profesionales”.
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desarrollando desde finales de la década de los 50’s hasta bien entrados los 80`s,
y al cual Cotiza no fue ajeno, nace un primer tipo de malandro: “aquí los
malandros viejos escuchaban mucho reggae”, reseña Budú. “Estaban en esa onda
de los Vans y los Levi’s ¿Te acuerdas de esa ropa? Los carajos escuchaban
reggae y fumaban marihuana”
Pero los tiempos cambiaron, y las drogas duras entraron a los barrios: “yo
me acuerdo que era un pelaito y me daba miedo pasar por las escaleras de la
José Gregorio Hernández porque fumaban bazuko. Pensaba que me iban a hacer
algo”, evoca Budú. “No, al contrario. Recuerdo que cuando subía por las escaleras
los tipos escondían la mano donde tenían el tabaco y daban los buenos días, las
buenas tardes o las buenas noches. A las viejitas que venían pasando con bolsas
las acompañaban hasta arribota con el mercado”. A pesar del recuerdo de
caballeros respetuosos que acompaña a Pedro desde su niñez, allá en la primera
mitad de los años ochenta, la entrada a los barrios de la cocaína, el bazuco y el
crack convierte a la mayoría de los guardianes respetados en guardianes
distribuidores, mientras que la posibilidad del enriquecimiento rápido se convierte
en camino posible en un país donde el poder adquisitivo del ciudadano promedio
empieza a venirse abajo a partir de 1979 y se desploma con la llegada del llamado
viernes negro de 1983. Aunque para mediados de esa década seguía siendo la
marihuana la droga más consumida, ya venían creciendo indetenibles la cocaína y
el bazuco.
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Los ochentas sirven para caer en cuenta que lo que parecía chaparrón es
más bien tormenta: “Para la delincuencia influyeron muchas vainas, mucha gente
colaboró en esta vaina”, afirma el mismo Pedro. “Primero que todo, la política tuvo
mucho que ver. Otra razón fue la televisión: cuando empezó a vender otras
imágenes, todos veíamos lo mejor, y como no trabajamos, no tenemos. Todo el
mundo quiere y no hay empleo, no hay nada. Cada día se ven ropas arrechas,
cada día vez una revista donde te venden vainas que ni trabajando las vas a
tener”. Pedro achaca a la creciente exposición en la televisión de status de vida y
consumo el cambio de valores obrados al interior de las familias cada vez más
empobrecidas, con la tentación de elegir el atajo delincuencial. “La droga, el tipo
de droga que empezamos a consu… que se empezó a consumir; la falta de los
familiares también, hubo muchos… hay muchos familiares que ni siquiera han sido
bien criados y no saben como criar un chamo. También la sinverguenzura: hoy en
día tu vas pa’ un barrio y te enteras que hay viejas chochas que venden drogas.
Toda esa vaina cambió el mundo”.
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En los noventas también se enterró para siempre el mito del malandro
caballero que subsistió en Cotiza en épocas más románticas. El cambio de década
plasmó la filosofía última del nuevo y más agresivo capitalismo puesto en práctica
a través de la venta de droga al estilo comida rápida: el crack, mejor conocida
como la piedra o roca, hizo su entrada triunfal a las latas de los consumidores que
ya no podían pagar la elitesca cocaína y, del lado del vendedor, significaba la
maximización de los ingresos con el mínimo de inversión. Rápida hechura, mucha
demanda y clientes fijos. Hoy, en las calles de San José, siguen merodeando
algunas docenas de esta clientela derrotada. Se trata de los antiguos dueños y
señores de una realidad de otro tiempo que no supieron manejar y que los devoró.
Ahora como indigentes, quizás valoren el hecho de que sus vidas no se
destruyeron completamente: son respetuosos, educados, todo el mundo los
conoce. Se ganan la vida haciendo pequeñas diligencias a quien lo necesite y
cobran una comisión por ello. Por cada birra de mil bolívares son quinientos de
propina; igual si quieres mandar a comprar una harina pan. Así subsisten,
haciendo de mandaderos y toderos del barrio: “son tipos que en algún momento
fueron cartelúos y hoy en día los agarró la magia de la roca”, cuenta Budú. El
hechizo del crack, que tiene la fama de convertir en adicto a cualquiera que lo
pruebe en tan solo una inhalación, contribuyó a llevar a los centros de
rehabilitación a la mitad de los pacientes tratados por alguna adicción en
Venezuela en el año 2004. “Entonces, pa’ mantener su vicio tienen que buscar
mover los reales. Son chamos que eran hampa antes y tenían real, mujeres, todo.
Y bueno, se volvieron locos con los reales, se pusieron a consumir vainas de más
y cayeron en ese mundo”, cierra Pedro.
101
En la década de los noventa los malandros viejos pasaron de figuras de
señorío a la vanguardia del dominio sobre el barrio. En el período más violento de
nuestra historia moderna insurge el malandraje más apretado que conoció Cotiza:
“chamos que no respetaban, diciendo groserías frente a una señora mayor,
atracando a la gente, seas o no del barrio. La gente que llegaba con bolsas de
mercado, los robaban. Consumiendo piedra en plena calle, sin importarles nada”,
lamenta Budú quien también, como ya sabemos, anduvo en las malas. Aunque
admite que nunca manejó armas, vio moverse hacia el precipicio a su barrio,
sumergido en la violencia impuesta para ganar y defender zonas de influencia en
ventas: “los problemas fundamentales que existen en los barrios también son por
el dinero”, aparece Niga. “porque muchos de los chamos en los barrios viven de
las drogas, viven del asalto, y eso trae consecuencias. Mientras que los ricos
luchan por tener una mejor posición en una empresa, o por cuál empresa es
mejor, en el barrio se están cayendo a tiros porque éste es mi punto y ese es el
tuyo y yo vendo más armas que tú y tengo que vender mejor que tú. Esa es una
gran diferencia”. Los nietos de la parroquia empezaron a delimitar por donde se
pasaba y por donde no. Sobre todo en la calle Carabobo, icono al que los Vagos y
Maleantes acuden mucho en sus canciones. Unos containers de basura
separaban el territorio de las dos bandas; los de arriba y los de abajo de la calle:
“Cotiza siempre fue una zona de guerra, y todavía. Lo que pasa es que tanto fue el
éxito de lo que hicimos con nuestra música que yo paso por allá arriba y lo que me
pueden es pedir autógrafos. Hoy en día el Niga y yo lo que tenemos es fanáticos
en esta mierda. Pero me quedó la costumbre de no subir. Aquí esto era una línea
que no se podía pasar. Eran zonas que eran caca y no se tocan. Tú no podías
estar caminando por esos lados porque te podían volar el coco. Muchas veces
gente que no tenía nada que ver pasaba por allá arriba y los robaban tan solo por
ser de aquí abajo. Así, estilo Ciudad de Dios, igualito”.
102
conductores llevan sus automóviles buscando la vía hacia Galipán, pueblo turístico
enquistado en el cerro El Ávila. La calle Carabobo no tiene salida, es ciega. Por
eso, cuando la desprevenida presa que iba en automóvil caía en cuenta que tenía
que retroceder, ya tenía suficientes pistolas apuntándole la sien como para pensar
sus movimientos dos veces.
Uno de los que logró salvar el pellejo, hace doce años, fue Jair Carrillo,
mejor conocido como el Yayo. Tenía sólo ocho años de edad cuando todo pasó:
“Una vez, los de la parte de arriba bajaron. Nadie se lo esperaba. Se metieron en
la calle y empezaron a disparar. Yo era muy pequeño y sabía que había
problemas, pero en ese momento no estaba pendiente porque estaba jugando
como todo niño. Cuando siento los disparos tra-tra-tra-tra-tra-tra lo primero que
hago es correr. Los chamos empezaron a disparar para la parte de arriba y gracias
a Dios no me mataron. Crucé la calle, empujé la reja de aquí, veo que está
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cerrada y salgo corriendo a una casa. Cuando estoy en la parte central de la casa
siento que me está corriendo algo en el brazo y ¡ay! ¡Me dieron un tiro!, y empiezo
a brincar. En ese momento estaba caliente la cuestión y no sentía el dolor todavía,
pero cuando se empezó a enfriar esa vaina lloré pa’ rato. Es como si pusieran un
alambre caliente y te lo pegaran en el cuerpo, como si te lo enterraran, es un dolor
impresionante que coño…es muy fuerte pa’ un niño”.
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flancos: “Siempre dije que aquí tengo tres enemigos: los malandros que están en
contra, los pacos y los vecinos. A veces no sabías quien te echaba paja; la gente
tiene teléfono, tú estás en la calle y nadie iba a decir: ‘yo fui quien te echó paja’ ”.
Las actividades comerciales de Pedro y Carlos no se caracterizaban por la venta
de enciclopedias ni electrodomésticos, y por eso se toparon con muchos
adversarios que los acusaron en sus épocas de andanzas. No Comenten es el
título de la canción que recuerda a esas informantes, que más de una vez
hubiesen deseado verlos en la cárcel.
Pero desde el año 2001, el único lugar donde puede vérseles es sobre una
tarima cantando. Ya no suenan en las bocas indiscretas como seguros
incriminados en alguna fechoría. Sus andanzas ahora son de artistas. El haber
trascendido la calle Carabobo hasta llevar su música a Chile, España o los
Estados Unidos les ha generado otro tipo de intercambio con mucha gente de San
José, desde los más sinceros afectos hasta las envidias más profundas, pasando
por supuesto por todo aquel que busca cobijarse bajo los recién florecidos árboles:
“Aquí están pendientes de la moda, de cómo te vistes”, se queja Pedro. “Sí te
vistes chimbo no estás en nada. Si aquí no tienes ritmo de nada, no tienes jeva ni
tienes un coño e’ madre. Tengo un pana por ahí que se viste bien, tiene buen
físico, pero no tiene jeva. ¿Por qué? Porque no tiene trabajo. Las jevas le duran
quince días; cuando ven que está frito se van con el que tiene real. Esa es la ley
que hay ahorita en esta porquería. A mi me tienen aquí acosa’o porque no tengo
carro ¿Qué estupidez es esa? Coño, yo quiero tener mi casa, quiero irme, hacer
mi vida de tipo maduro”.
Quizás por eso los Vagos se quejen tanto de la envidia que no deja avanzar
a la gente, porque más de una vez encontraron zancadillas donde esperaban una
mano: “¡Que digan lo que digan!”, increpa Pedro. “Aquí ninguno ha hecho lo que
hemos hecho el Nigga y yo. Me sabe a mierda lo que digan, si critican, si hablan,
si comentan… tienen que partirse el culo como nos los partimos el negro y yo.
Sudárselo, echarle bolas, estar todo el día en la calle contestando las mismas
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preguntas en las entrevistas, montarte en una tarima a las cuatro de la mañana,
viendo como la gente se está yendo mientras tú estás cantando; pasar roncha,
dormir en un hoteles con poco dinero pa’ comer”.
“¿Cómo uno le puede tener cariño a una persona cuyos familiares mataron
al hermano de Jair con más de 70 tiros?”, pregunta Cléber, su amigo. “Tu no
puedes compartir con alguien que de repente estuvo involucrada en esa vaina.
Hay personajes allá arriba que han matado personajes aquí. Eso generó rencores
que ya no se puede ni que venga el Papa. Hay sangre de por medio”.
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lo que tú ves aquí. No ves carajos bailando tango, en tacones y enfluxados. El
barrio es en esencia guarachero. Los Vagos captaron la esencia y lo fusionaron
con el hip hop. Cuando estás en Prados del Este no te va a salir un tipo a darle
una campana o a un bongó. Aquí te sale cualquiera con una campana, una botella
de ron, el otro saca un tobo y se prende la parranda. El hip hop de aquí es la calle,
es cargar la bombona, ir a hacer el mercado y subir escalera con las bolsas”.
Y fue hip hop con salsa la mezcla que hacía falta para que muchos nos
enteráramos que en Caracas hay una calle Carabobo de San José Cotiza, esa
que los Vagos y Maleantes se llevan pa’ todas partes. Fue el escenario escogido
por Carlos y Pedro para hacer su primera aparición en el documental Venezuela
Subterránea: cuatro elementos, una música. En la Carabobo también grabaron el
video de Guajira, primer tema promocional de su ópera prima Papidandeando: “al
final uno lo que saca es la bandera de esta zona”, dice un orgulloso Budú. “Donde
uno va, esta calle retumba”.
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CAPITULO VII: Ahora vagan por el mundo con Secuestro Express
El film va más o menos así: Carla y Martín son dos jóvenes ricos que salen
a discotequear, pasando de la vodka al whisky entre líneas de coca. Se mueven
por la Caracas que frecuentan de una fiesta a otra sin saber que son perseguidos
en silencio por cuatro choros apoderados de un automóvil: Niga y Budú,
malandros de barrio que se juntan con Trece -llamado por el mismo “malandro de
edificio”- y Dolor, el malandro viejo (interpretado por Edgar Quijada, voz principal
del grupo salsero Guajeo). Carla y Martín son encañonados cuando suben a su
camioneta, e ingresan a un mundo donde el ruleteo, el ataque psicológico y la
violencia física siquitrilla el aguante de los secuestrados. La historia pasea al
espectador por las entrañas de Caracas, explorando la anatomía de uno de los
crímenes de mayor crecimiento en la actualidad, desde las perspectivas de las
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víctimas y los victimarios, todos habitantes de una Caracas multiclasista y muy
constrastada. El consumo y tráfico de drogas, las diferentes formas en las que se
manifiesta la violencia, y hasta la hipocresía en las preferencias sexuales son
algunas de las situaciones que acentúan el drama de la película, contada con
ritmo y tiros de cámara muy rápidos.
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ostentarla, entonces… ¡qué demonios! Que la brecha se siga profundizando
siempre y cuando los ricos y famosos se camuflen en Chevettes y sigan usando
medias Calvin Klein. Donde la delincuencia aparece redimida en el acto de
contrición de un tipo como Trece que ‘también tiene plata’ porque ese ‘no es el
problema’; en donde la solución ofrecida es la de unos malandros aleccionadores
que abren los ojos del burgués derrochador y ostentoso. Este ‘compromiso con la
realidad del país’ no hace falta, porque así de maltrecho como está planteado
aniquila el filme”.
Y cierra tirándole con todo al director: “Jakubowicz jamás deja de ver con
exotismo la realidad venezolana, como ve al Budu y al Niga (quienes son los que
quieren violar y matar a Carla, nunca Trece) los mira con tanto exotismo y
alejamiento como los gringos ven su película extranjera, graciosa y foránea que
apenas provoca una sonrisa etnocéntrica caritativa, no sólo de los que van a las
salas de EEUU, sino también de los que van a nuestras salas. Todos aquellos que
han dicho siempre que el cine venezolano es un rosario de malas palabras,
malandros y sonido mal registrado, ahora se conmueven con este nuevo barniz de
‘lenguaje cinematográfico’ que se supone –revoluciona- la cinematografía criolla,
ante la mirada incrédula de la vieja generación que ‘nos entregó un país
destrozado’. Ja!: Puro éxtasis, perico y dromanbeis (sic)”.
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destacaron, en primer lugar, la valía de que la película fuese adquirida por una
productora de las dimensiones de Miramax. Segundo, la aparición en el reparto de
figuras como Maestro y Blades y, tercero, el hecho que el film remitiera a los
venezolanos a un fenómeno bastante común en nuestro país.
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Pero no fue un soplar y hacer botella para los Vagos adaptarse a la rutina
actoral, porque al fin y al cabo eran inexpertos en un oficio nuevo para ellos. “Mi
incumbencia en el set con los Vagos y Maleantes a nivel creativo y actoral no fue
demasiada”, aclara Maitín. “Yo trabajé con ellos a nivel humano, para que sintieran
que estaban haciendo un trabajo, y que había que ser responsables con ese
trabajo. No porque ellos fuesen irresponsables, sino porque este trabajo requiere
una disposición especial. Son unos carajos que no tienen esa disciplina de trabajo,
porque la gente insiste que hacer cine, o teatro es broma. No. Hay mucha
seriedad detrás. No es sencillo comenzar todos los días a las cinco de la mañana
y que sean las seis de la tarde y todavía no hayas terminado”.
De hecho, costó. Los episodios más difíciles llegaron cuando los Vagos
tenían que golpear a sus compañeros de reparto, “víctimas” durante la filmación.
Era difícil controlar la veracidad de las sacudidas que Pedro y Carlos tuvieron que
infligir a Mía Maestro y Jean Paul Leroux: “Mía (Maestro) nos ayudó mucho. A mi
en particular en la escena más difícil, en la que tenía que intentar violarla”, le dijo
Pedro a la revista Rolling Stone.
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Tanto tripearon la experiencia actoral, que quedaron con ganas de repetir la
vivencia: “hay unas insinuaciones por ahí”, dijo Niga al periódico URBE. “Pero de
malandro no. No quiero que me encasillen”. Por su parte Budú se acercó a
Manuel Martín -el ayer director de casting de la película y hoy su amigo- para
preguntarle por algún curso de actuación que pudiera ayudarle a seguir
mejorando. El tiempo dirá que pasa con esta faceta descubierta.
-¿Y con qué reales vas a estar tú haciendo eso?- le preguntó en aquella
ocasión.
-Mamá, no te preocupes, tú pídele un disco de pista a tú amiga en el norte y
dile que te lo mande- le respondió Carlos.
Carlos le pidió a su mamá mover los hilos de amistad que la unían a una
compañera en los Estados Unidos para que ella le enviara uno de los miles de
discos compactos que contienen sólo una pista musical, sin voces, que son
usadas generalmente por los noveles raperos para improvisar letras.
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Estados Unidos, me comentó: ‘¡ay! pero yo creía que tu hijo estaba haciendo un
disco, pero ¡¿una película también?!’. Un milagro del cielo”, dijo finalmente
Mercedes, antes de ser arrastrada por el resto de su familia. Había que tomar un
asiento privilegiado para ver a su hijo estrenarse en su faceta actoral. Pronto
comenzaría la función.
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Juan Carlos Echeandía, su manager. A ellos se les ha sumado Carlos Julio Molina
(DJ Trece), con quien han conformado un experimento musical que los agrupa con
nuevo nombre circunstancial: Tres Dueños.
¿Más conocidos ahora? La respuesta es si. Pero aún falta por saber, en la
última parte de esta historia, si seguiremos sabiendo de Carlos y Pedro como
Vagos y Maleantes.
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AL FINAL: Futuro de ¿Vagos?
Pensé que nunca lo vería o que, al menos, tardaría en hacerlo. Pero ahí
están: son Carlos y Pedro junto a Trece cantando en el mismo escenario donde se
graba Sábado Sensacional. Aunque no se trate del programa que desde 1972
aparece sábado a sábado en las pantallas de Venevisión, los Tres Dueños pisan
su suelo mientras cantan para un programa de competencias colegiales llamado
“Mega Match”. Las mujeres se agarran de las manos mientras tararean el coro de
la canción Fiera Salvaje, meciéndose de un lado al otro.
Hoy el dúo ha tomado otros rumbos. Según escribió José Gabriel Díaz en la
página Web www.delascalles.com “Budu y Nigga ya no son ni tan vagos ni tan
maleantes. Cautivados por el glamour del hip-hop americano y del encanto de la
actuación, el dúo aceptó dos propuestas que le darían un giro musical a su vida y
música. Primero dijeron si a la propuesta de protagonizar la cinta ‘Secuestro
Express’ (...) y mas tarde se concretó la producción de un disco con Trece que se
titula ‘Grandes Léxicos’. El cambio radical en sus líricas, ritmos y sonido es parte
de una necesidad de crecer: ‘dejamos la calle, ya la gente nos conoce. No
queremos estancarnos ni ser repetitivos. Es un proyecto diferente pensado para
exportar. Hay cumbia y vallenato, entre otros estilos, pero ya no hay salsa’ ”, dijo
Budu al reportero de la publicación.
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Dueños es eso. Es hip hop pero tiene sonidos más innovadores, extraños, mucho
Drum n’ Bass metido dentro del mismo hip hop. Es una manera de arriesgarse
dentro del hip hop en Venezuela”, concluye.
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decidieron que cada integrante hiciera su propio disco, con la concepción, el arte y
los autores invitados que cada quien desease. “¿Qué sucedió?”, se pregunta
Blanco, “creció, porque cada uno hizo su mundo y siguió siendo Wu Tang Clan. El
grupo de hip hop nunca se destruye, sino que se diversifica. Es como la raíz de un
árbol: va agarrando más y más”.
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“en el comienzo del siglo veintiuno vivimos el desborde total del movimiento
poesía callejera-protesta contra todo, que en Venezuela está bien representado en
los perros de Venezuela Subterránea”.
Muu Blanco va más allá: “cuando nosotros los conocimos eran personas
súper humildes, estaban viendo que les estaban dando una oportunidad, la
estaban aprovechando y nos veían así como que éramos muy grandes. Ya ahorita
nos vemos y yo siento que ellos son mucho más conocidos, han tocado fuera de
Venezuela, hicieron la película… todo eso es muy bueno porque creo que son
artistas de verdad, no son un producto. Su criterio es lo que muestran, no están
haciendo algo por el dinero nada más. Al contrario, ellos están haciendo dinero
con su realidad, con lo que les gusta, con lo que quieren hacer, con lo que ellos
creen que es lo mejor”.
Ari, una de las cantantes dominicanas más importantes de hip hop, quien
actualmente triunfa en España, vino aquí a finales del año 2004, y se quedó loca
cuando oyó a los grupos de hip hop venezolanos. No podía creer que aquí en
Venezuela hubiera tanta gente tan frenética, con su disco quemado en la mano
mientras la escuchaban: “Yo conocía una canción de Ari, pero habían unos
chamos de Petare que se conocían todas las canciones de Ari, ¿por qué? Porque
le hablan a ellos”, resume Muu Blanco, quien fungió como anfitrión de la cantante
en su paso por el país. Según el mismo Blanco, en cinco años, el hip hop hecho
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en Venezuela va a estar en todas partes del mundo porque es el hip hop en
español más real: “El avance del hip hop va a ir dando una riqueza intelectual que
superará su lugar de nacimiento, que fue la calle”, asegura. “Antes se hablaba de
la calle sin importar qué y como lo decías. Ya hoy se preocupan por llegarle a la
gente de forma inteligente, con un contenido. No es nada más un culo, una pistola,
los reales”.
A José Roberto Duque no le gusta hablar del futuro, prefiere mirar atrás: “en
la Historia uno puede ver que la sociedad crea sus productos, los consume y luego
pasan de moda y los desecha. Pero sí apuesto algo: si el hip hop se agota como
asunto comercial, quedarán unos pocos cultores recreándolo y transmitiéndolo a
las nuevas generaciones, en cofradías pequeñas pero fervorosas. ¿Ejemplos de
eso? Ahí están los tambores afro-venezolanos: los tocaban y los bailaban desde
tiempos remotos, llegó Un Solo Pueblo y los convirtió en producto masivo, pasó la
fiebre y ahí siguen los pueblos afro-venezolanos dándoles vida a sus tambores,
sin importar qué dice de eso la industria”.
Vivieron bastante calle, han llevado coñazos parejos y han pasado por
vainas malas y buenas. Hoy Carlos y Pedro tienen hijos. Eso los pone más serios
en su vaina. Se han dado cuenta que pensar y luchar por lo que quieren les ha
dado lo que tienen. Y seguirán llevando su arte hacia delante: “yo creo que todo lo
que se diga con la verdad, siempre deja huella”, cierra María Rivas. “Aunque no se
le haga caso en el presente, en el porvenir siempre va a tener un resultado. Como
dice un amigo: ‘los artistas son los espías de Dios’. El artista tiene la capacidad de
profetizar cosas que el mundo no se atreve, y cuando lo hace, está ya
demarcando un destino y un crecimiento en espiral”.
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