Elaboración de Proyectos Sociales - EL TERCER SECTOR

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1.

EL TERCER SECTOR

1.1 Orígenes, evolución y situación actual del Tercer Sector.

INTRODUCCIÓN

El importante crecimiento de las organizaciones del “Tercer Sector” y su activo papel en la


denuncia y atención de necesidades y problemas sociales han contribuido a hacer más visibles los
viejos y los nuevos riesgos sociales, en la medida en la que éstos han desbordado la capacidad y el
alcance del Estado de Bienestar.

En especial, en lo relativo al envejecimiento de la población, la desigualdad de género, la


inmigración, la pobreza y la exclusión social, la segmentación laboral propiciada por la globalización
o los cambios en la estructura familiar.

El Tercer Sector se ha identificado generalmente por las características de una definición


residual, todo aquello que no es sector público, ni sector lucrativo, es decir, diferenciándose del
Estado y el mercado.

En la siguiente unidad se estudiará todo lo relacionado con el actual Tercer Sector en España,
la globalización de la solidaridad y las entidades que trabajan en él. Además, se estudiará la
economía social y la dimensión del Tercer Sector.
OBJETIVOS

 Conocer los orígenes, evolución y la situación actual del Tercer Sector.

 Describir y conocer la globalización de la solidaridad.

 Analizar el Tercer Sector en España.

 Conocer y enumerar las entidades que trabajan en el Tercer Sector: asociaciones y


fundaciones.

 Analizar y describir la economía social y la dimensión del Tercer Sector.

El Tercer Sector ha empezado a ocupar un lugar preponderante en el debate del futuro de la


política de bienestar social y desarrollo en diferentes partes del mundo. Ello se debe a que es
presentado como la mejor organización alternativa del Sector Público y del Sector Privado, para la
provisión de servicios sociales y para encauzar el voluntariado.

Pero ahora surge el problema de una delimitación clara de lo que se entiende por Tercer Sector.
Este es el principal problema que se encontraron los directores del “Estudio Comparativo
Internacional sobre las Entidades no Lucrativas” dirigido por Salomon.

Ninguna de las definiciones existentes tenía la suficiente capacidad de satisfacer, de una manera
clara, los intereses de cada uno de los diferentes países, ni tan siquiera las establecidas por las
estadísticas de EUROSTAT o las de la Unión Europea.

La definición de las estadísticas del EUROSTAT es demasiado estrecha y considera al Tercer


Sector como residual y, virtualmente, lo suprime. Entiende que en cuanto una entidad tiene más
del 50% de sus ingresos provenientes de cualquiera de las administraciones públicas, debería ser
considerada una agencia gubernamental y, por el contrario, si recibe la mitad o más de la renta de
su propia actividad económica es clasificada como entidad privada. Según esta definición, gran
parte del sector voluntario español sería una agencia gubernamental.

Por el contrario, la definición de la Unión Europea de “economía social” es demasiado amplia, e


integra Mutuas, Cajas de Ahorros, Cooperativas y otras entidades con finalidad comercial que
violan la restricción de la no distribución de los beneficios como características del sector
voluntario.
La definición del Sector no lucrativo de Salomon y Anheier contiene cinco rasgos básicos:

 Organización formal: es decir se requiere una organización donde haya unos


objetivos generales y, en donde, los recursos estén destinados a conseguir dichos
objetivos. La mayor parte adoptan una fórmula jurídica específica para regular dichas
organizaciones, por ejemplo, Asociaciones y Fundaciones. Esta característica incluye,
también, a aquellas organizaciones “informales” que no estén registradas en ningún censo
público, siempre que estén constituidas con ánimo de continuidad.

 Carácter privado: esto implica que no estén jurídicamente relacionadas con la


Administración Pública y, por lo tanto, no puedan estar regidas por el Derecho
Administrativo. Se excluye así, a aquellas entidades cuyos presupuestos son aprobados por
el Gobierno. Quedan fuera de esta consideración los Entes Autónomos de las
Administraciones Públicas, Institutos, Patronatos Públicos, etc. Las entidades no lucrativas
tienen que estar legisladas, en todas sus actuaciones por el Derecho Privado.

 No reparto de beneficios: las Entidades no Lucrativas si pueden generar beneficios


pero no pueden distribuir éstos entre sus patronos, directivos, personal, etc. Su objetivo
no es el de obtener beneficios, sino el de generar la máxima utilidad social de sus recursos.

 Autónomas en su gestión y control: deben disponer de sus propios órganos de


gobierno, no estar controladas por entidades exteriores, y deben disponer de sus propias
estructuras organizativas.

 Altruista: implica algún grado de participación voluntaria, bien sea porque la


entidad canaliza trabajo del voluntariado, bien sea porque la gestión de las mismas se hace
de forma voluntaria o el objetivo de su existencia es de interés general.

Para que una entidad sea considerada no lucrativa tiene que cumplir las cinco condiciones a la vez.
Aunque éstas características delimitan el Tercer Sector frente al Sector Privado y al Público, sigue
siendo muy ambiguo.

Se debería definir el Sector Voluntario diferenciándolo de los conceptos amplios y ambiguos:


Tercer Sector o iniciativa social, economía social. Hay actualmente entidades de voluntariado que
han sido y son organizadas, impulsadas, e incluso gestionadas como un servicio público, como el
voluntariado de protección civil o el voluntariado organizado para eventos deportivos o culturales.

Existen Entidades de Voluntariado que aunque sean entidades de Derecho Privado, tienen una
serie de acuerdos y convenios con la Administración Pública, que les convierte en la práctica en
centros públicos de servicios sociales.
En la actualidad existen organizaciones, pretendidamente de voluntariado, que funcionan
exclusivamente como entidades prestadoras de servicios, que generan empleo, que son de
economía social, pero que funcionan con criterios meramente empresariales y mercantiles.

Existe una crítica que dice que muchas organizaciones “sin ánimo de lucro”, se convierten al final
en entidades “sinónimo de lucro”. No reparten beneficios pero compran bienes inmuebles y
aumentan el patrimonio y la extensión de la organización como si de una empresa se tratase.

El Tercer Sector también se define negativamente respecto al sector Privado y al Sector Público.
Se tiende a incluir dentro del Tercer Sector una inagotable gama de organizaciones tan
diferenciadas como las cooperativas, organizaciones religiosas, asociaciones, clubes, museos,
fundaciones, ONG, etc.

Con estos antecedentes la aventura de intentar una definición parece estar condenada al
fracaso. ¿Cómo es posible definir un sector negativamente?

En definitiva, una asociación u organización no lucrativa es una entidad constituida para prestar
un servicio que mantenga o mejore la calidad de vida de la sociedad. Está formada por un grupo de
personas que tendrán una aportación voluntaria, es decir, una aportación no dedicada al lucro
personal de ninguno de sus socios, fundadores o miembros y que carece de carácter
gubernamental.

1.2 Globalización de la Solidaridad.

La presencia de organizaciones privadas no lucrativas es común a todas las


sociedades mínimamente estructuradas, si bien es cierto que varían mucho en
cuanto a su tamaño, forma, composición e importancia social y económica entre
los distintos piases. Es más, el modo en que se configura el Tercer Sector en
cada país expresa, de alguna manera, el modelo social dominante. Son dos
realidades afines e insuperables, y esa indivisibilidad explica las desigualdades
existentes en su desarrollo. Esta diferente situación depende por tanto, de la
historia, del sistema político y de los valores culturales de cada sociedad.

En los países y regiones con sistemas políticos tradicionalmente


democráticos, Europa Occidental y América del Norte, encontramos
organizaciones basadas en la movilización del voluntariado civil, que en sus
formas de funcionamiento, se parecen más a las empresas que a las agencias
gubernamentales.

El papel de estado se limita a la colaboración y el apoyo económico de alguno


de los proyectos que éstas llevan a cabo y, en algunos casos a garantizar su
transparencia. Dado que el grado de profesionalización de la gestión de las
instituciones sin ánimo de lucro en estos países es comparativamente más alto
que en otras zonas, se establecen nuevas relaciones entre Estado y el sector
voluntario, cuyo fin es preservar la propia fisonomía y peculiaridad de las
organizaciones no gubernamentales, otorgándoles más autonomía.

Especialmente significativa es la situación en Estados Unidos. La dimensión


social y económica del Tercer Sector, y su madurez desde el punto de vista de
gestión y control, convierten a este país en un referente obligado para las
entidades no lucrativas occidentales.

Las entidades no lucrativas occidentales se distinguen del resto por detentar


una doble misión: prestar algún tipo de servicio que ayude a subsanar alguna
carencia social, y sensibilizar a los ciudadanos para que se impliquen
activamente con la causa que éstas promueven. La gran cantidad de recursos
(tiempo y dinero) comprometidos por la sociedad americana en estas entidades
son consecuencia de una buena comunicación de los resultados. No sólo han
tenido que trabajar bien sino que lo han debido transmitir adecuadamente. De
otra forma, no se entendería el crecimiento sostenido que ha experimentado
este sector.

La rendición de cuentas y la transparencia informativa son las características


diferenciales de las entidades no lucrativas americanas. La implicación con la
población beneficiaria de la ayuda, y la adecuación con las necesidades reales
de los usuarios de los servicios, no constituyen los elementos distintivos del
tercer Sector americano, sino el alto grado de exigencia respecto de la
comunicación de sus objetivos, de los resultados alcanzados, y del origen y la
aplicación de sus recursos. El acceso a esta información permite que la sociedad
disponga de elementos objetivos para valorar si son instituciones dignas de su
confianza.

Una mínima comparación con Europa sugiere que uno de los retos a los que
se enfrentan un número significativo de entidades filantrópicas occidentales, es
el de ser capaces de mostrar a los donantes sus resultados y los criterios de
gestión que han gobernado el proceso para alcanzarlos.

Las entidades no gubernamentales que nacieron y/o se desarrollaron en


países con regímenes socialistas no encontraron la razón de su existencia en la
participación de los ciudadanos sino en la deficiente intervención del gobierno a
la hora de resolver algunas necesidades comunitarias. En los antiguos países del
bloque del Este, el gobierno es (o era) oficialmente el único protagonista en la
provisión de servicios asistenciales, limitando la libertad de asociación e
imponiendo su criterio y sus sistemas de acción. Este hecho provocó una muy
tímida participación de la sociedad civil.

Efectivamente, en los países europeos del antiguo bloque soviético, la


distancia que separa al ciudadano del Estado, el gigantismo de un aparato
estatal sobredimensionado y excesivamente centralizado, las demostradas y
recurrentes ineficiencias de las burocracias, y la escasez de recursos para
atender y acudir puntualmente a los diversos frentes solicitados, fuerza que
tenga que ser la misma población la que tenga que salir en su propio auxilio.

La ruptura del régimen comunista en el este europeo estuvo acompañada por


el nacimiento y reaparición de organizaciones de voluntariado, especialmente
intensa en Polonia. Tanto en Polonia como en Hungría, están emergiendo con
rapidez organizaciones no gubernamentales apoyadas por una cobertura legal,
que favorecen su implantación social. Sin embargo, en otros países, la
inexistencia de una legislación específica limita el desarrollo de este tipo de
iniciativas.

Pero esta aparición de iniciativas civiles no sólo encuentra limitaciones a su


crecimiento por el vacío legal. Cualquier actividad no lucrativa, caritativa o
filantrópica requiere de la existencia de personas e instituciones con capacidad
de donación que apoyen su prestación de servicios. La situación económica que
atraviesan los países del este europeo dificulta la identificación y aportación de
los potenciales benefactores.

En síntesis, las fases del desarrollo del Tercer Sector en los países del este
europeo son:

 El Tercer Sector nace como medio de subsanar las deficiencias de


la política social pública.

 Su crecimiento propicia la movilización civil que, indirectamente,


está favoreciendo el afianzamiento de los valores democráticos.

 El desarrollo del tercer Sector constituye un campo de expansión


de las inquietudes populares, que ayuda al ciudadano a salir del
anonimato y a autoresponsabilizarse de satisfacer sus propias
necesidades. En todo caso, el renacer del Tercer Sector vuelve a colocar a
la persona por encima de las estructuras.

La escasa participación ciudadana en la vida económica y social es una


característica de los países en vía de desarrollo (PVD), especialmente América
Latina. En el informe Sociedad Civil y el Desarrollo Social en Centroamérica,
elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)
de Naciones Unidas (1997), se insiste en que el compromiso de la población
beneficiaria con los programas sociales es un requisito imprescindible para el
éxito de éstos.
Las organizaciones no gubernamentales en estos países han materializado su
vocación social a la puesta en marcha de programas comunitarios centrados en
aliviar la situación de pobreza de los más necesitados. Sus formas de trabajo
exigen la obligación, el deber y el empeño de los propios beneficiarios para
conseguir sus mejoras sociales, lo que se ha llamado desarrollo “desde abajo”.

En estos países encontramos que las claves de la existencia del Tercer Sector
responden a alguno de los siguientes motivos:

 La necesidad de supervivencia ante desastres naturales.

 Como medio de retomar la cohesión social y favorecer la


estabilidad de los procesos de paz.

 El espíritu comunal, basado en patrones ancestrales de solidaridad


económica y social, presente en gran parte de las etnias autóctonas,
supone un inmejorable marco para que afloren y/o arraiguen este tipo de
iniciativas.

Las ONG de los PVD son organizaciones que se caracterizan por estar
sometidas a tensiones y dilemas complejos: por un lado buscan resolver
problemas muy concretos e inmediatos, por otra parte quieren cambios
globales. Protegen su identidad y sus valores culturales tradicionales, a la vez
que establecen relaciones estrechas con occidente.

Defienden su autonomía, aunque tienen una gran dependencia de los fondos


internacionales. Mantienen estructuras menos rígidas que las agencias públicas,
no obstante necesitan mostrar una eficiencia que, en ocasiones, les demanda
una mayor estructura. Poseen un fuerte componente de voluntariado, pero
están envueltas en un creciente proceso de profesionalización.

La principal aportación de las organizaciones no gubernamentales que operan


en las zonas más desfavorecidas del planeta, es la de hacer ver la conveniencia
de no sustituir al beneficiario en la resolución de sus problemas de desarrollo
económico y social.

Su misión consiste en ser meras catalizadoras, pero nunca protagonistas:


pueden ayudar a manifestar las necesidades latentes en una comunidad, pero
no deben usurpar el derecho del beneficiario a sentirse, y a ser efectivamente,
el actor principal de su progreso. Esta forma de colaboración supone una
rehumanización de la cooperación internacional, ya que considera al hombre
como sujeto y objeto de la acción solidaria.

Se pueden extraer una serie de conclusiones:

 La labor de las organizaciones no gubernamentales en los PVD


consiste en aportar los medios que permitan el desarrollo de la
comunidad. Éste no depende de la acción de la ONG, sino del propio
beneficiario, que encuentra en estas entidades la plataforma sobre la que
cimentar su progreso. Para que este avance sea irreversible debe
fundamentarse en la educación que, como dice el lema de la Fundación
guatemalteca FUNDAP, conduce a un “desarrollo con dignidad”.

 En la medida de lo posible, estos medios deben adecuarse a la


realidad de la comunidad a la que pretenden servir, de forma que no se
violente su cultura, y no se establezcan posteriores lazos de dependencia
que malogren los esfuerzos iniciales.

 Cobrar por el servicio que se presta no es contradictorio con la


naturaleza de estas entidades, ni contraproducente para la consecución
de sus fines.

Como resumen de este panorama internacional se puede decir que las


instituciones que componen el Tercer Sector en las referidas zonas, presentan
entre sí los siguientes rasgos diferenciales. En Occidente surgen por la mayor
participación ciudadana, consecuencia del despliegue y tradición de la
democracia como sistema político de gobierno.

Deben ser instituciones muy transparentes, y rendir cuentas del logro de sus
objetivos. En los países del Este, nacen para cubrir las ineficiencias de la
burocracia estatal y están llamadas a desempeñar un importante papel en el
proceso de estabilización social y política. En los países del Tercer Mundo, se
constituyen por la imprescindible implicación de la comunidad beneficiaria en
los programas de desarrollo integral y sostenido.

Pero al margen de la región considerada, el desarrollo y consolidación del


Tercer Sector depende en cierta manera de alguno de los siguientes factores:

 El papel del gobierno en la provisión de bienes públicos.

 La experiencia religiosa y heterogeneidad social han ayudado a


vivir la generosidad individual, supliendo el papel del Estado, a fin de
preservar la identidad de cada grupo.

 El acceso a donaciones.

 Los valores religiosos y éticos.

Estos factores llevan a identificar tres grandes fuerzas motoras, responsables


del crecimiento del sector no lucrativo:

 Fuerza expansiva. La libre y espontánea iniciativa de la sociedad


civil facilita la constitución de redes de ciudadanos que se ayudan
mutuamente en la solución de sus problemas. Esta fuerza expande las
fronteras de participación ciudadana, inundando campos de actividad
tradicionalmente en manos de la empresa privada o de la Administración
Pública.

 Fuerza de empuje. La acción de instituciones públicas o privadas,


cataliza el agrupamiento de ciudadanos y proporciona los recursos que
hacen viable sus iniciativas. Esta fuerza empuja hacia delante al sector,
proyectándolo hacia el futuro.

 Fuerza de arrastre. Las políticas gubernamentales favorecen la


apertura de la economía social hacia una acción cada vez más
independiente de la oficial, derivando en una “economía civil”,
fundamentada sobre los principios de legalidad, solidaridad y
subsidiariedad. Esta fuerza arrastra al sector, facilitando su desarrollo.

1.3 Tercer Sector en España.

El sector voluntario español no es una realidad nueva: tiene profundas raíces


históricas. Tradicionalmente el origen del movimiento voluntario organizado
como sistema alternativo y subsidiario del Estado para la asistencia social en
España, se sitúa a principios de los años cuarenta. La creación de Cáritas en
1942, de Misión y Desarrollo y Manos Unidas, en los años cincuenta, marcó el
inicio de la labor de las organizaciones no lucrativas en el campo social. Se
reconoce que surgen como iniciativas desplegadas por la Iglesia y por grupos
cristianos laicos, con un fuerte carácter asistencial. Constituyen, por tanto, un
apoyo a la labor misionera y benefactora de la Iglesia Católica y nacen como
organizaciones de socorro para aliviar la pobreza.

De cualquier forma, los movimientos sociales han sido una constante a lo


largo de la historia de nuestro país. Situar el desarrollo de las organizaciones
voluntarias en una época concreta, coincidiendo con la confluencia de una serie
de acontecimientos de índole social y política que pudieran explicar su
expansión, supone una simplificación del verdadero origen del Tercer Sector.

Durante estos últimos años se ha producido un fuerte aumento de la


actividad voluntaria organizada.
Es un hecho constatado que la intervención del sector público en las tareas
de asistencia social es posterior a la labor pionera de las entidades que forman
parte de lo que hoy se denomina Tercer Sector. Es cierto que con el nacimiento
del Estado de bienestar en España, a finales del siglo XIX, cobra un creciente
interés la cuestión social. La prestación de servicios asistenciales y de
beneficencia por parte de las instituciones públicas, fundamentalmente
ayuntamientos, incorpora un nuevo actor en el panorama social, desplazando a
la verdadera protagonista de la protección social hasta esa fecha, es decir, a la
Iglesia.

La incorporación del Estado a las labores de asistencia permite distinguir


entre la acción oficial y la no oficial. Cuando el Estado cobra protagonismo y
empieza a desempeñar funciones tradicionalmente asumidas por otras
instituciones, se plantea la necesidad de distinguir el tipo de acción asistencial, y
se identifican los movimientos civiles organizados como iniciativas singulares.

No es extraño encontrar afirmaciones en las que se enfatiza el carácter


subsidiario del Tercer Sector, justificando su nacimiento y desarrollo en las
ineficiencias de las instituciones públicas para estas labores. El Estado es
subsidiario de la acción civil y no al revés. Éste debe ejercer funciones de
suplencia y no de protagonismo: no debe intervenir en la vida interna de un
grupo social, privándolo de sus competencias.

A lo largo de la historia se producen una serie de acontecimientos, que se


precipitan desde mediados del siglo XX, y contribuyen a explicar el auge de las
organizaciones no lucrativas.

En los años sesenta entran en escena dos tipos de entidades que marcan una
tendencia de cambio: las entidades laicas y las profesionales. El contexto
sociopolítico internacional (el mayo francés, la primavera de Praga, etc.) influye
en el auge de movimientos civiles que, aunque de forma tímida, también
arraigan en la sociedad española. Así surgen entidades como el Instituto de
Estudios Políticos para América Latina y África, y Medicus Mundi.

En los años setenta el crecimiento fue lento. No es hasta los ochenta cuando
se produce un gran salto. En el primer lustro de esa década se constituyen y
federan a la Coordinadora de Organizaciones no Gubernamentales 19
entidades, y entre 1986 y 1990, 29. Sólo como referencia comparada, entre
1947 y 1979 se habían constituido 39.

Las causas que explican este crecimiento son varias:

 El desarrollo económico de nuestro país y la consolidación de la


democracia reactivan el asociacionismo civil. El Tercer Sector no sólo
necesita de un mínimo de libertad para encauzar sus iniciativas, sino que
contribuye efectivamente al fomento de la democracia a través de la
participación social en los asuntos de decisión pública. Facilita que se
haga explícita la diversidad de ideas y opiniones de los ciudadanos,
articulando sus demandas sociales y defendiendo sus intereses y
derechos.

 El ingreso de España en la Unión Europea facilita la captación de


recursos a través del acceso a fondos comunitarios.

 La atención prestada por los medios de comunicación a la labor


que desempeñan las organizaciones voluntarias, junto con una mayor
presencia de éstas en la vida pública, propicia una mayor conciencia de la
sociedad hacia las causas y consecuencias de la pobreza. Además, en el
caso de las ONG que se dedican a la ayuda internacional al desarrollo, ha
sido decisivo el cambio en la calificación de nuestro país: de receptor de
ayuda externa a donante, lo que permite llegar a fondos internacionales
para la cooperación al desarrollo a través de organizaciones no
gubernamentales.
 La creación de la infraestructura administrativa necesaria para
canalizar las subvenciones y donaciones: en 1985 se crea, en el seno del
Ministerio de Asuntos Exteriores, la Secretaría de Estado para la
Cooperación Internacional y para Iberoamérica (SECIPI) y en 1988, la
Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). A finales de 1989
se puso en marcha un servicio de cooperación no gubernamental en la
Oficina de Planificación y evaluación de la SECIPI, encargado de estudiar y
gestionar los proyectos presentados en las convocatorias de ayudas
anuales. En 1980 se crea la Coordinadora Española de Organizaciones no
Gubernamentales, con diez socios fundadores.

En los últimos años, el movimiento de solidaridad en España ha


experimentado un fuerte crecimiento, que se refleja no sólo en la creación de
organizaciones, sino también en la intensa movilización de voluntarios
implicados en labores de asistencia social, de ayuda al desarrollo de
comunidades desfavorecidas, y en la captación de nuevos recursos económicos.

Junto con los factores que dan razón del despegue del Tercer Sector en
España durante los años ochenta, existen otros argumentos de carácter
estructural, específicos de los noventa, que pueden justificar el porqué de esta
explosión.

La mayor disponibilidad de tiempo libre, el retraso en la incorporación al


mercado laboral, el aumento de las necesidades sociales debido a la crisis del
Estado del bienestar y la confianza de la sociedad en las entidades no lucrativas
gracias a la credibilidad de su acción, han convertido a las ONG en referencia
obligada en la prestación de servicios sociales.

Algunos autores, como Ortega, de Felipe y Baiges, afirman que la sociedad


española es generosa y solidaria ante llamamientos concretos y situaciones de
emergencia, pero no se vincula de forma estable. Esta afirmación se tiene que
matizar. El aumento del sentimiento de solidaridad en la sociedad española,
fruto de una intensa labor de información y de una fuerte presencia en los
medios de comunicación de las organizaciones no gubernamentales en estos
últimos años, puede estar modificando los planteamientos y las tendencias de
colaboración ciudadana con estas entidades.

El potencial donante y voluntario se cuestiona si todas las iniciativas solidarias


son igualmente eficientes a la hora de desarrollar sus proyectos, y se hace más
crítico y selectivo al determinar en quien deposita su confianza. Es frecuente
que se demande, por parte de donante, un mayor control de la gestión
económica de sus fondos, solicitando indicadores que faciliten la tangibilización
del impacto marginal de su aportación.

El crecimiento de las subvenciones a las entidades sin ánimo de lucro para la


realización de proyectos sociales, es pieza clave dentro de las reivindicaciones
que se plantean desde el sector. Como ejemplo: la campaña del 0,7%, que
pretende sensibilizar a la opinión pública sobre la necesidad de hacer presión al
gobierno para que aumente los fondos destinados a la ayuda al desarrollo,
llegando al 0,7% del PIB recomendado por Naciones Unidas a los países de
occidente, como medio de vivir la solidaridad internacional.

A corto plazo, más deseable que un aumento en el volumen de fondos


públicos disponibles, es el establecimiento de unos criterios claros de reparto de
los recursos entre las ONG, de procedimientos de control en la aplicación de
dichos fondos y de mecanismos de evaluación del impacto de las
organizaciones.

Como pone de manifiesto el informe publicado en diciembre de 1995 por


Intermón, los fondos destinados a la ayuda internacional al desarrollo son de
dudosa efectividad, de escasa calidad y en la mayor parte de los casos no están
dirigidos a países de bajo nivel de renta. En este sentido se denuncia que la
ayuda española no alcanzó en 1995 el 0,31% del PIB, muy lejos del 0,7%
recomendado.

Pero si esto es importante, no lo es menos su acusación de que buena parte


de las ayudas no están llegando de forma adecuada a los países más
necesitados. Por tanto, el incremento progresivo en el número de fondos
públicos destinados a la ayuda al desarrollo a través de entidades privadas de
voluntariado, ha de ir acompañado paulatinamente de un mayor control en la
asignación de los mismos a fin de garantizar una adecuada gestión social.

Las organizaciones de voluntariado en España han supuesto un modo de


reactualizar la participación en la ayuda mutua, en las iniciativas cívicas y en la
formación de entramados comunitarios más eficaces y fluidos.

1.4 Entidades que trabajan en el Tercer Sector: asociaciones, fundaciones.

Las Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (ONGD) son aquellas


organizaciones de carácter social, independientes y autónomas, que actúan sin
ánimo de lucro, teniendo como principal ámbito de actividad la cooperación al
desarrollo, buscando canalizar los recursos económicos privados y públicos para
poder llevar a cabo diversos proyectos en países en vías de desarrollo.

Adicionalmente a este tipo de acciones, desarrollan actividades de educación


y sensibilización para el desarrollo y numerosas actividades de presión política
ante organismos y gobiernos. Su forma jurídica puede ser de fundación o
asociación.

Una ONGD es aquella institución privada sin ánimo de lucro, que cuenta con
una política y estructura de dirección autónoma, sin depender del de las
instituciones estatales y del gobierno, además los propios beneficiarios y de las
agencias de cooperación. Ejecuta, formula y diseña programas o proyectos de
desarrollo social en beneficio a la población con escasos recursos en aquellas
zonas prioritarias de atención.

Las características generales de las ONGD son:

 Organización estable que dispone de un grado mínimo de


estructura.

 No tienen ánimo de lucro y sus beneficios o ingresos se invierten


en el desarrollo de sus proyectos y programas.

 Tienen amplio respaldo y presencia social.

 Son independientes, eligen sus contrapartes y fijan libremente sus


objetivos y estrategias de acción.

 Dispondrán de recursos económicos y humanos que tienen origen


en las donaciones privadas, solidaridad y trabajo voluntario.

 Aplicarán mecanismos participativos y transparentes en la elección


de los cargos.

 Son transparentes en sus presupuestos, prácticas y política,


facilitando el control de recursos y actividades.

 Basan sus actividades y articulan sus objetivos de acuerdo a los


principios de la Cooperación al Desarrollo, la Solidaridad Internacional y
la Acción Humanitaria.

Los principales ámbitos de Trabajo son:

 Proyectos de Desarrollo.

 Solidaridad Internacional.

 Acción Humanitaria.

 Sensibilización y Educación para el Desarrollo.


 Investigación y Reflexión.

 Incidencia Política.

 Comercio Justo.

1.5 Economía Social y la dimensión del Tercer Sector.

Según indica la Confederación Empresarial Española de la Economía Social


(CEPES), "la configuración actual de la Economía Social española viene marcada
por la aprobación de la Ley 5/2011, de 29 de marzo, de Economía Social, que sin
duda alguna supuso un punto de inflexión sin precedentes para el
reconocimiento, visibilidad y desarrollo del Sector, tanto dentro del propio
Estado como de la Unión Europea".

La aprobación de la Ley 31/2015, de 9 de septiembre, en la que "se modifica y


actualiza la normativa en materia de autoempleo y se adoptan medidas de
fomento y promoción del trabajo autónomo y de la Economía Social", podrá
completar este marco normativo de manera que se establezcan las medidas de
fomento y desarrollo de la Economía social española.

El texto de la Ley define la Economía Social como "el conjunto de actividades


económicas y empresariales, que en el ámbito privado llevan a cabo aquellas
entidades que, de conformidad con los siguientes principios, persiguen el
interés general económico o social, o ambos".

Los principios que orientan a la Economía Social en España son:

 Primacía del fin social y de las personas sobre el capital, que se


concreta en gestión transparente y autónoma, participativa y
democrática, que llevará consigo la priorización en la toma de decisiones
en función de las personas y sus respectivas aportaciones de servicios y
trabajo prestados a la entidad.
 Aplicación de aquellos resultados obtenidos en una determinada
actividad económica en función del servicio y trabajo aportado o en
función de la actividad realizada por los miembros o socios y, en su caso,
al fin social objeto de la entidad.

 Promocionar la solidaridad interna, la igualdad entre mujeres y


hombres, la inserción de personas en riesgo de exclusión social, la
cohesión social, la conciliación de la vida personal, familiar y laboral y la
sostenibilidad, la generación de empleo estable y de calidad.

 Independencia respecto a los poderes públicos.

Resumiendo, la empresa de Economía Social es un claro ejemplo de como el


progreso social y la racionalidad son compatibles, de cómo la eficiencia
empresarial puede convivir con la responsabilidad social. De cómo otra forma
de hacer empresa es posible.

Según lo establecido por la Ley, forman parte de la Economía Social las


siguientes entidades:

Las cooperativas

La cooperativa es una forma de organización empresarial basada en la


estructura y funcionamiento democráticos. Su actividad se desarrolla de manera
que se atiende a los principios cooperativos, regulados y aceptados en los
diferentes ámbitos autonómicos, estatales e internacionales: la adhesión
abierta y voluntaria de los socios, la gestión democrática, la participación
económica de los socios, la educación, formación e información y el interés por
la comunidad.
Las sociedades Laborales

Las sociedades laborales han mostrado un alto potencial de generación de


empresas. En este tipo de empresas, el capital social pertenece
mayoritariamente a los trabajadores.

El simple hecho de que los trabajadores sean socios, favorecerá a la propia


motivación del trabajador a la hora de afrontar los proyectos. Se requiere como
mínimo 3 socios y, los trámites de constitución son semejantes a los de
cualquier otra sociedad mercantil.

Las mutualidades

Son aquellas sociedades de personas, sin ánimo de lucro, de gestión y


estructura democrática, que desarrollan una actividad aseguradora con carácter
voluntario, de forma que complementa el sistema de previsión de la Seguridad
Social.

Los Centros Especiales de Empleo

Este tipo de empresas compatibilizan su participación en el mercado y la


viabilidad económica con su compromiso social hacia colectivos que tienen una
menor oportunidad en el mercado de trabajo. Su plantilla estrá constituida
mayoritariamente por personas con discapacidad (cuyo número no podrá ser
menoral 70% con respecto al total de trabajadores).

Las empresas de inserción se definen como “estructuras de aprendizaje, en


forma mercantil, cuya finalidad es la de posibilitar el acceso al empleo de
colectivos desfavorecidos, mediante el desarrollo de una actividad productiva,
para lo cual, se diseña un proceso de inserción, estableciéndose durante el
mismo una relación laboral convencional”.
Las fundaciones

Son aquellas organizaciones que están constituidas sin ánimo de lucro que,
con voluntariedad de sus creadores, tendrán afectado su patrimonio de modo
duradero a la realización de un determinado fin de interés general. Las
fundaciones de Economía Social deberán cumplir exhaustivamente los
principios de la Economía Social, y que recoge la Ley 5/2011.

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RECUERDA:

 El Tercer Sector ha empezado a ocupar un lugar preponderante en


el debate del futuro de la política de bienestar social y desarrollo en
diferentes partes del mundo. Ello se debe a que es presentado como la
mejor organización alternativa del Sector Público y del Sector Privado,
para la provisión de servicios sociales y para encauzar el voluntariado.

 La presencia de organizaciones privadas no lucrativases común a


todas las sociedades mínimamente estructuradas, si bien es cierto que
varían mucho en cuanto a su tamaño, forma, composición e importancia
social y económica entre los distintos piases. Es más, el modo en que se
configura el Tercer Sector en cada país expresa, de alguna manera, el
modelo social dominante. Son dos realidades afines e insuperables, y
esa indivisibilidad explica las desigualdades existentes en su desarrollo.
Esta diferente situación depende por tanto, de la historia, del sistema
político y de los valores culturales de cada sociedad.

 El sector voluntario español no es una realidad nueva: tiene


profundas raíces históricas. Tradicionalmente el origen del movimiento
voluntario organizado como sistema alternativo y subsidiario del Estado
para la asistencia social en España, se sitúa a principios de los años
cuarenta. La creación de Cáritas en 1942, de Misión y Desarrollo y
Manos Unidas, en los años cincuenta, marcó el inicio de la labor de las
organizaciones no lucrativas en el campo social. Se reconoce que surgen
como iniciativas desplegadas por la Iglesia y por grupos cristianos laicos,
con un fuerte carácter asistencial. Constituyen, por tanto, un apoyo a la
labor misionera y benefactora de la Iglesia Católica y nacen como
organizaciones de socorro para aliviar la pobreza.

 Las Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo


(ONGD) son aquellas organizaciones de carácter social, independientes y
autónomas, que actúan sin ánimo de lucro, teniendo como principal
ámbito de actividad la cooperación al desarrollo, buscando canalizar los
recursos económicos privados y públicos para poder llevar a cabo
diversos proyectos en países en vías de desarrollo.

 Según indica la Confederación Empresarial Española de la


Economía Social (CEPES), "la configuración actual de la Economía Social
española viene marcada por la aprobación de la Ley 5/2011, de 29 de
marzo, de Economía Social, que sin duda alguna supuso un punto de
inflexión sin precedentes para el reconocimiento, visibilidad y desarrollo
del Sector, tanto dentro del propio Estado como de la Unión Europea".

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