Filosofia Contemporanea
Filosofia Contemporanea
Filosofia Contemporanea
Introducción
No se trata, entonces de estar en una época de cambios, lo que hay que aceptar es que
estamos en un cambio de época, en que las cartas de la historia, se volverán a repetir y un
juego diferente ha de comenzar.
Lograr puesto en esta mesa, participar en la discusión de las reglas de juego, recibir las
cartas, saberlas mezclar y analizar, aprender a portar, adivinar el juego ajeno, son
conocimientos y actitudes indispensables, para merecer el porvenir.
No diseñar tal disciplina, es generar esa dolorosa nostalgia, de que: “todo tiempo pasado
fue mejor”
Algunos preguntarán: Por qué hemos dicho que el futuro, es la disciplina académica por
excelencia, por una razón muy sencilla, porque las generaciones, que están llegando,
prefieren no pensar en el futuro y estar dispuestas a apuntarse a lo que venga.
No queda lugar donde ir, sin contaminación. No existe una sola pulgada en el mundo que
esté libre de contaminación, embotellamiento de tránsito, delitos, guerras o simplemente
tedio y alienación, ya no hay países tropicales tranquilos, o bien son refugio de turistas o
países en desarrollo, dedicados a conseguir las bendiciones de la civilización industrial.
Se trata ahora de crear, de innovar, de adaptar, lo que sea indispensable para cruzar el río.
Quien mira al futuro, ha de estar cierto de la obligación por superar la “modernidad”, sin
duda ello genera lo “Posmoderno”, que está constituido por la certeza de saber que hay en
la otra orilla.
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La marea alta levanta los botes: Si prosperamos como nación, todas nuestras
ciudades prosperarán y hasta otras naciones prosperarán.
El imperativo tecnológico: Todo lo que puede ser hecho, debe ser hecho, si puede
ser hecho o realizado, puede ser vendido y que se venda es bueno para mí y para la
economía, si nadie lo quiere hay que crear la demanda.
Mientras más nuevo mejor: Toda cosa nueva es mejor que casi todas las cosas del
año anterior, si no se puede producir un nuevo producto, hay que llamar al viejo
nuevo mejorado. El futuro no es asunto nuestro: amamos a nuestros hijos, pero
¿por qué habríamos de preocuparnos por el destino de la próxima generación?
Racionalidad económica: El valor de todas las cosas, incluso los seres humanos,
puede calcularse en dinero, todo el mundo quiere volverse rico, lo demás no cuenta.
Según lo anterior, “valores y creencias”; el hombre moderno es un animal extraño;
vive en una selva, beneficia a la humanidad, por medio de la búsqueda de los
beneficios naturales confía en que fuerzas invisibles remediarán sus males, rinde
culto a la eficacia, está dispuesto a fabricar y vender y consumir prácticamente
cualquier cosa (sobre todo si es nueva), ama a sus hijos, pero es indiferente al
destino de la generación siguiente, menosprecia las cosas que no producen
beneficios inmediatos o que no son mesurables en dinero, y está dispuesto a luchar
por su país.
Pero todo esto debe estar en crisis, debe resultar la posmodernidad, que tiene al
menos tres puntos de cruce:
1. El Neoliberalismo.
2. El Socialcristianismo.
3. El Vitalismo hedonista.
Ernesto Sabato en “Hombres y Engranajes” expresa la dura verdad de ese hombre libre y
creador, que termina siendo esclavo de lo que ha creado.
El futuro y en él incluido; la universidad, la educación superior y los dirigentes, debemos
responder: qué clase de ser humano queremos formar, con qué valores, con qué actitudes, y
qué clase de sociedad, de comunidad aspiramos a crear. De no hacerlo, no sabemos a qué
aplicar la investigación, la ciencia, la tecnología.
La respuesta será distinta, si proviene del ámbito Neoliberal, del Socialcristiano o del
Vitalismo hedonista.
En definitiva: el hombre posmoderno, debe buscar un equilibrio entre la ciencia, el arte, la
educación, la religión, la tecnología, para crear nuevas dimensiones, que reflejen el ascenso
del hombre. Esto quiere decir, que es preciso optar por una educación superior actualizada
y socialmente responsable.
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Para desencadenar el cambio, basta con un adecuado diseño de valores y creencias, que
pongan en movimiento todo lo demás.
Esto y solo esto, es el antídoto, frente al pragmatismo reinante, que nos lleva a desear el
beneficio a corto plazo, así éste conduzca a la crisis a largo plazo.
El umbral del tercer milenio exige mucho de la ciencia y del científico, en los años 90
habría gran necesidad del conocimiento científico. Los científicos deben plantearse muchos
interrogantes:
1. ¿Seremos capaces de controlar las fuerzas de toda índole, que, si se les deja libres,
conducirían a la crisis global y talvez a la destrucción marina?
2. ¿Seremos capaces de crear y mantener un sistema mundial participativo, en el cual
ningún estado, ninguna sociedad, tengan el control?
3. ¿Puede haber límites efectivos al crecimiento, el crecimiento de las ciudades, del
poder y de la riqueza?
4. ¿Puede la tecnología ser controlada y puesta al servicio de las necesidades y
objetivos de la humanidad, en vez de convertirse en un fin en sí misma y de crear
sus propias necesidades y exigencias?
5. ¿Existe una manera de satisfacer las necesidades de privacidad y espacio personal
de la gente, pese a los altos niveles de comunicación y al gran número de personas
que comparten el mismo planeta físicamente limitado?
6. ¿Puede ese planeta soportar a 8.000 millones de personas o más, sin que su ecología
sea irreversiblemente dañada?
Qué gran catálogo, el que formarían estas respuestas, en cada una de las disciplinas o en la
deseada interdisciplinariedad.
Investigación:
Es búsqueda de nuevos conocimientos científicos.
La investigación se encuentra innata en cada ser humano desde que nace. La
educación debe desarrollar esta capacidad desde la infancia hasta la vejez en esta
perspectiva no hay límite cronológico al proceso educativo.
La docencia no se puede concebir ya como la acción de transmitir y entregar lo que
en un momento anterior fue producto de la investigación.
La docencia debe ser un flujo permanente, un efecto natural del descubrir y así la
universidad justifica su labor de enseñanza porque está investigando y no lo
contrario.
La investigación se convierte en la herencia de la universidad que no debe transmitir
conocimiento en la perspectiva bancaria para formar profesionales repetidores.
Finalmente, la investigación debe proyectarse al servicio de la humanidad y no
quedarse sólo para el servicio del investigador.
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Existe un problema: la mayoría de los estudiantes que llegan a la universidad han sido
víctima de un sistema educativo memorista superficial y nada orientado hacia el estudio
individual, indiferente y en profundidad, no tiene ni la motivación, ni la disciplina, ni el
tiempo para hacer investigación.
1. Hay que estar al día, es lamentable quedarse uno estancado en cualquier profesión
que se encuentre. Es una imperante necesidad actualizarse, el pensamiento
contemporáneo revela la situación actual del hombre y sus circunstancias y por ello
hay que conocerlo.
Para sí: En el pensamiento actual como en el de todos los tiempos hay muchas
verdades –escudriñar, analizar-
Pero para poder realizar un diálogo fructífero son necesarias tres cosas:
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a) Lenguaje común: nuestra terminología no tiene siempre el mismo significado
para los filósofos contemporáneos. Kant y los filósofos siguientes introdujeron
un nuevo lenguaje filosófico y una nueva mentalidad.
b) Mentalidad común: Las mismas palabras significan cosas distintas para quien
no tiene la misma mentalidad del que las dice. Por ejemplo, la mentalidad
escolástica difiere mucho de la mentalidad del hombre actual.
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3. El Espiritualismo: insistía más en la vida que en el conocimiento de las
ideas y en la perfección de la vida espiritual mediante las acciones
personales.
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En 1910 Pavlov, médico Ruso, difunde los estudios de los movimientos
reflejos condicionados, premio Nobel de Medicina 1904.
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Con Hegel cobre relieve une de las características del pensamiento contemporáneo, su
orientación anti-metafísica. El hombre del Siglo XX amaestrado por el fracaso de los
ideales abstractos y optimistas, destruidos por el humanismo iluminista de la revolución
francesa, se ha reducido a sí mismo a lo que él quiso proyectar moviéndose dentro de las
posibilidades de su propio ser.
El Vitalismo para dicho planteamiento vamos a centrar nuestra atención sobre dos figuras
importantes Schopenhauer y Nietzsche y aunque existe un estrecho parentesco ideológico
entre ellos, sus doctrinas se oponen diametralmente, ya que el uno predica la renuncia total
de la voluntad de vivir y el otro la voluntad de poder sin límite y sin freno. Pero esta misma
oposición indica na idéntica perspectiva. En efecto su filosofía es una reflexión sobre el
hombre o mejor sobre el sentido de la existencia humana.
Schopenhauer Arthur
Filósofo alemán, nacido en Danzig en 1788, su padre era comerciante, esperaba que le
sucediera en el negocio y para prepararle a ello le hizo viajar especialmente por Francia e
Inglaterra. A la muerte de su padre en 1805 Schopenhauer abandona el comercio y se va al
Instituto de Gotha y después entra en la Universidad Gotinga, en donde conoce la filosofía
de Kant y mucha parte de la filosofía oriental. Estas son las dos fuentes principales de su
pensamiento, en 1814 se doctora en filosofía en Jena con una tesis titulada “de la cuádruple
raíz del principio de razón suficiente” que contiene los fundamentos de su filosofía y que
defendió durante toda su vida.
Desde 1814 -18 trabaja en su gran obra: El mundo como voluntad y representación, que fue
publicada en 1819, pero que pasó completamente desapercibida dos veces. En 1820-26
intenta enseñar en la universidad de Berlín, pero con muy poco éxito, pues acababa de salir
Hegel y al cabo de un semestre abandona sus clases, desde ese momento no tiene más que
desprecios y sarcasmos para los “filósofos universitarios”.
Schopenhauer, parte de Kant, afirma que la verdadera filosofía está en el mismo punto en
que Kant la dejó y afirma que entre él y yo no ha habido ningún progreso.
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Los discípulos de Kant creyeron purificar y perfeccionar el Kantismo eliminando la cosa en
sí y la distinción Kantiana del fenómeno y esto es justamente lo conserva Schopenhauer.
El primer libro del mundo lo consagra al fenómeno; Kant había mostrado de una manera
definitiva que el mundo tal como lo conocemos, se reduce a un conjunto de fenómenos o
representaciones.
Schopenhauer empieza sentando como una verdad absolutamente evidente el principio de
inmanencia: “Todo lo que existe, existe para el pensamiento”. afirma que objeto y sujeto
son correlativos en el conocimiento, son inseparables; empiezan a la vez y dejan de existir a
la vez, cada uno solo es real e inteligible por el otro.
El fenómeno implica los dos términos, y el error de los filósofos ha sido partir ya sea del
objeto, ya sea del sujeto, para intentar luego explicar el uno por el otro y esto es una
empresa imposible.
El primer paso de la filosofía es, pues afirmar un fenomenísmo radical: “el mundo es mi
representación”
Schopenhauer piensa que esta necesidad si se puede satisfacer y desde este momento se
separa de Kant.
La cosa en sí.
Por su cuerpo el hombre es un objeto como los demás, pero está dotado de conciencia, tiene
un conocimiento inmediato de sí mismo y percibe el fondo de su ser como voluntad.
El cuerpo y la voluntad son pues como dos aspectos de una misma realidad.
El cuerpo es el fenómeno de la voluntad que es la cosa en sí.
¿Qué es la voluntad o que entiende Schopenhauer por voluntad? Afirma hay que dar a esta
palabra un sentido muy amplio que comprenda junto con la voluntad propiamente dicha
cualquier especie de deseo, tendencia, pasión, necesidad, esfuerzo. El instinto de
conservación y el sexual son formas y las principales de la voluntad humana. En este
sentido, enseño que la voluntad es la esencia intima de toda cosa y la llamo cosa en sí.
El pesimismo
Schopenhauer se gloría de demostrar el pesimismo con razones a priori, para él no es una
experiencia sino una tesis metafísica que la experiencia siempre confirma.
Veamos el procedimiento:
El principio de razón suficiente es una ley de nuestro entendimiento, rige los fenómenos,
pero carece de valor para la cosa en sí. De ello se sigue que el mundo en sí mismo carece de
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razón, es absurdo y que especialmente el hombre está destinado al sufrimiento y a la
desgracia.
En el hombre como ya sabemos, la voluntad alcanza su mayor grado de conciencia; sabe
qué quiere y conoce lo que quiere y qué quiere. La vida, la vida individual ante todo, por el
instinto de conservación y con mayor profundidad la vida de la especie por el instinto de
procreación. Es pues voluntad de vivir o querer vivir.
Uno de los más graves errores de la filosofía ha sido el de creer que el conocimiento, el
pensamiento, es el elemento primario y fundamental, la esencia del hombre y que la
voluntad viene después. Pero es todo lo contario el pensamiento ocupa el segundo lugar, es
accidental, está al servicio de la voluntad de vivir que es núcleo de nuestro ser. El único
efecto de la conciencia es el de acrecentar la miseria. El hombre es el más desgraciado de
los animales y el genio es el más desgraciado de los hombres.
Si miramos la naturaleza en bruto, tal cual, vemos que el esfuerzo es su esencia intima, un
esfuerzo continuo sin finalidad y sin reposo. Pero en el animal y en el hombre aparece esta
misma verdad con mayor evidencia en querer, en esforzarse, en esto consiste todo su ser, es
como una red inextinguible.
Ahora todo querer tiene por principio una necesidad una carencia y por lo tanto un dolor;
así la vida oscila como un péndulo entre el sufrimiento y el tedio, estos son en resumen los
dos elementos que la constituyen.
La vida más feliz es aquella en que el deseo y el tedio se suceden sin grandes intervalos.
El deseo por naturaleza, es sufrimiento. Esta es la razón que nos debe convencer el por qué
la vida no admite una verdadera felicidad, que es fundamentalmente un sufrimiento con
aspectos diversos, un estado de desgracia radical.
Por tanto, si hay un camino que conduce a la salvación, este no puede ser otro que la
renuncia a la voluntad de vivir. Schopenhauer piensa que esta renuncia es posible y puede
revertir dos formas: el arte y la moral.
El arte caracteriza por su contemplación desinteresada del mundo, o más exactamente una
intuición de las ideas.
Cualquier hombre es capaz de una cierta contemplación, pero solo el hombre genio la posee
en su grado más alto. El genio es una aptitud innata que posee el hombre para librarse del
principio de razón suficiente el cual, sin embargo, es el único válido para la ciencia, la
aptitud de interesarse por las cosas en sí mismas, de absorberse en ellas, o de descubrir en
ellas la esencia o la idea que la naturaleza quería realizar; sin embargo, el arte no puede
arrancar al hombre de la desgracia, pues los mementos de contemplación desinteresada son
necesariamente fugitivos y cuando el hombre genio cae de nuevo en la vida es más
desgraciado que cualquier otro; así pues, en definitiva el camino de la salvación es la moral.
¿De qué moral se trata? No se trata evidentemente de una moral del deber, como la de
Kant, pues la razón solo puede dictar una ley formal, es importante para engendrar la
virtud. El fundamento de la moral es la intuición metafísica que descubre a la voluntad
como el único ser.
El egoísmo es natural al individuo, su consecuencia es la lucha por la vida y se desarrolla
en odio hacia los demás, en ira y en crueldad, como Hobbes mostró claramente, el estado
de la naturaleza es la guerra de todos contras todos. La única alternativa que puede
proporcionar la razón es una moral de la justicia que tenga por garantía la autoridad de un
estado, pero esto no es sino un egoísmo bien comprendido. El estado es un medio del que
se sirve el egoísmo iluminado por la razón para desviar los efectos funestos que produce y
que se volverían contra él mismo.
Pero el sabio, el genio trasciende su individualidad, intuye. De esta intuición nace la virtud
moral por excelencia que puede denominarse indiferentemente caridad, bondad, dulzura,
pero que en el fondo es piedad.
¿Por qué piedad? Porque el único bien que se puede hacer a los demás es dulcificar su
sufrimiento y el sabio se consagra a ello espontáneamente ya que no hace ninguna
distinción entre su persona y las demás y de este modo hace suyo el sufrimiento del mundo
entero.
Para alcanzar la salvación falta solo el último paso: pasan de la virtud a la santidad, que es
ascetismo, abnegación, negación de la voluntad de vivir.
La intuición metafísica engendra en el sabio un aseo contra la sustancia de un mundo que
percibe la miseria. Deja pues, de que ser y se instala en una perfecta indiferencia ante todas
las cosas y practica sobre todo una castidad perfecta que es la negación de la voluntad de
vivir en cuanto que supera al individuo.
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Semejante renuncia de sí mismo es común a todos los santos de todas las religiones. Pero
sólo alcanza su perfección entre los indios pues entre los demás hombres y en particular
entre los cristianos, el ascetismo no es más que un medio de asegurar la felicidad del
individuo, es decir, es también un medio que está al servicio del egoísmo.
Conclusión:
Schopenhauer no ha tenido discípulos propiamente hablando, pero su influencia ha sido
muy grande, además de haber empujado a Nietzsche hacia la filosofía, su filosofía ha
dejado una profunda huella en la filosofía contemporánea: que el mundo sea absurdo y el
hombre este destinado al sufrimiento, son dos temas familiares al existencialismo.
Sin embargo, su sistema no reviste un examen, Bergson y Blondel, cada uno desde su punto
de vista lo han reducido a la nada.
Bergson escribe: poner la voluntad en todas partes equivale a no dejarla en ninguna.
Federico Nietzsche:
¿Dónde está Dios? Os lo voy a decir: lo hemos notado vosotros y yo. Todos somos sus
asesinos. Lo más sagrado que poseía el mundo, lo más poderoso, ha sangrado bajo nuestros
cuchillos. ¿Quién nos lavará esta mancha de sangre? ¿La magnitud de este acto no es
excesiva para nosotros? ¿No debemos convertirnos en dioses, aunque sólo sea para parecer
dingos de haberlo realizado? Aunque estas palabras de la Goya ciencia hayan sido
colocadas en boca de un loco, expresan sin lugar a dudas los sentimientos y el pensamiento
profundo de Nietzsche.
En 1864 empezó los estudios universitarios, primero en Bonn y después en Leipzig,
renunció a la teología y se especializó en filosofía.
Su pensamiento:
La vida es para él “el hecho primitivo”, es la materia de toda cosa, es el ser mismo. No
tenemos otra representación del ser que el hecho de vivir.
¿Qué es pues la vida? Es esencialmente voluntad de poder.
La palabra voluntad no es muy apropiada porque Nietzsche ataca a los psicólogos que creen
en la voluntad, pero lo hace porque la convierten en un acto especial del alma en un acto
simple.
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Nietzsche llama voluntad al conjunto de la vida psicológica, un conjunto de sensaciones, de
instintos, de emociones y de pasiones, de pensamiento, de movimiento. Pero el factor
instintivo es el predominante, de suerte que no sería un erro identificar voluntad e instinto.
De lo anterior se sigue que no hay voluntad libre, sino sólo voluntades fuertes o débiles.
Una voluntad es fuerte cuando logra unificar bajo su dominio todos los impulsos
elementales.
Una voluntad es débil si permanece en la anarquía.
La vida es voluntad de poder. Su movimiento espontáneo no es la conservación del
individuo o de la especie, ni la búsqueda del placer o de la felicidad, sino la acumulación de
fuerzas, su expansión y el dominio.
La vida en sí misma es voluntad de poder. La propia consumación no es más que una de sus
consecuencias.
La vida en sí misma es esencialmente apropiación, agresión, sentimiento, opresión, dureza.
Esta es la idea central de Nietzsche y la encontramos a cada paso; pero la vida no incluye
ninguna tendencia altruista. El amor mismo no es más que una manifestación de la voluntad
de poder.
El hombre está hecho para la guerra y la mujer para reposo del guerrero, la felicidad del
hombre es, quiero la felicidad de la mujer: él quiere, pero tampoco puede decirse que el ser
viviente sea egoísta, ya que no busca su placer ni su felicidad. Busca la victoria o sea la
lucha, la cual arriesga libremente su vida y soporta el sufrimiento y como para luchar
necesita una resistencia, se suscita adversarios.
Ahora, ¿qué significa decir que la vida es voluntad de poder? Es lo mismo que afirmar que
es devenir, movimiento, evolución.
Esta doctrina de la vida en Nietzsche está íntimamente relacionada con la de Darwin, de
quien adopta tres principios: la evolución, la lucha por la vida y la supervivencia del más
fuerte.
Pero la doctrina de Nietzsche es nueva, porque ve el motor de la evolución no en las
circunstancias externas a las que deben adaptarse las especies, sino en la energía interna de
la voluntad y, sobre todo, pone en duda que la finalidad de la evolución sea la constitución
de tipo o de especies. Para Nietzsche no hay especies, sólo hay individuos diferentes, y la
finalidad de la evolución es la creación de individuos superiores, no se trata del bien de la
especie sino de obtener individuos más fuertes.
De ahí, según Nietzsche, que se pueda profetizar con seguridad la aparición del súper
hombre. Nada prueba que la evolución haya terminado con el hombre, por el contrario,
todo hace creer que la vida tiende a crear un ser que sea respecto al hombre lo que éste es
respecto al mono. El hombre es algo que debe ser mejorado, es el estribillo de Zaratustra.
¿Qué es lo primero que hay que hacer? Romper las antiguas tablas de valores, librar al
hombre de los ídolos que se ha creado.
Todos estos valores giran alrededor de una concepción del bien y del mal. Por eso designa
con frecuencia las tablas de valores con el nombre de morales, y, hay dice, una moral de los
señores y una moral de los esclavos.
Los valores que constituyen la moral de los esclavos son muy diversos y se pueden
clarificar en cuatro grupos:
a) En primer lugar, están los valores religiosos, la creencia en Dios que culmina en el
cristianismo.
b) Siguen los valores teóricos: filosofía y ciencia, que dimanan de una creencia en la
verdad.
c) Después vienen los valores propiamente morales, creencia en el deber, en la virtud,
en la piedad.
d) Finalmente están los valores sociales: el ideal de igualdad, la democracia, el
socialismo.
Nietzsche, hay que advertirlo, rechaza las antiguas tablas de valores, pero no porque sean
falsas, ya que no cree en la verdad, ni porque sean nocivas, pues tienen una utilidad para los
débiles. Sólo rechaza el que se opongan al movimiento de la vida.
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2. Despreciaban al cuerpo, no lo tenían en cuenta, le trataban como enemigo, su
locura consistía en creer que se puede pasea un alma bella en un cuerpo duchándolo.
Tendrán que cantar mejores cánticos para que yo aprendiera a creer en su Salvador.
3. El sacerdote cristiano es por principio el enemigo mortal de la sensualidad, la
mirada del sacerdote, su palidez perjudica más a la vida que lo que le sirve su
entrega; esta manera de retirarse aparte calumnia a la vida. El sacerdote pretende ser
considerado como el tipo superior de la humanidad y reinar incluso sobre los que
detentan el poder.
4. El cristiano es una tendencia decadente lucha con los desechos y desprecios de todo
orden, desde su origen es un agregado de deformaciones morbosas. Por eso no es
nacional ni racial, se dirige a los desheredados de cualquier parte. Está lleno de
rencor contra todo lo bello y dominador. No se ve en él la expresión de una
juventud del pueblo, ni una vigorización de la raza, es por el contrario una forma
esencialmente decadente, el hastío moral y la histeria de una población mística,
cansada, desorientada, enferma.
5. El paganismo es la afirmación del instinto natural, es lo natural. El cristianismo
niega la naturaleza, es la vergüenza de lo que es natural, es lo contrario de lo
natural. Toso los valores reales han sido negados y concebidos sistemáticamente
como no valores y como lógica consecuencia se ha llegado a negar la naturaleza.
6. Dios es una conjetura, pero quiero que vuestra conjetura no vaya más allá de vuestra
voluntad creadora. ¿Podéis acaso crea un Dios? Así, pues, no me habléis más de
todos los dioses.
7. El querer libera: es la verdadera doctrina de la voluntad y la libertad. Esta voluntad
me ha arrastrado lejos de Dios y de los dioses. Qué habría para crear si hubiera dios.
8. Dice Nietzsche, si los dioses existieran ¿Cómo iba a soportar yo no ser Dios?, por lo
tanto, no hay dioses.
La creencia en la verdad:
1. Según Nietzsche, los primeros principios no poseen verdad alguna. Son leyes
puramente subjetivas y sólo expresan nuestra impotencia para pensar de otra
manera. Nada sucede en la realidad que responda a las exigencias de nuestra lógica.
El mundo es absurdo, mucho más de lo que creía Schopenhauer, puesto que su
distinción entre fenómenos y cosa en sí es insostenible, de modo que, no es
solamente el mundo como voluntad el que es absurdo, sino también el mundo como
representación.
2. No hay sujeto ni objeto, no hay causa ni efecto, ni sustancia, ni ser. Estas nociones
son producto del lenguaje, ni siquiera son categorías mentales sino sólo categorías
gramaticales.
3. La única realidad en el devenir, pero es inaprehensible, incognoscible, falso,
contradictorio. El conocimiento y el devenir se excluyen; así no existen hechos que
se den inmediatamente, sólo manejamos interpretaciones. ¿Qué es el conocimiento?
Interpreta, introduce, un sentido. No existe un hecho en sí, lo que se produce es un
grupo de fenómenos escogidos y agrupados por un ser que los interpreta, los hechos
de conciencia no son más inmediatos que los hechos externos, están construidos
exactamente igual.
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4. La inteligencia es un instrumento al servicio de la vida. Su papel no es el de conocer
la verdad, sino el de crear ilusiones útiles. La falsedad de un juicio no constituye,
una objeción contra este juicio. Se trata de descubrir en qué medida este juicio
conserva y acelera la vida. La verdad es una clase de error, sin la cual una especie
de seres vivientes no podría vivir. Lo decisivo, en último término, es su valor para la
vida.
Creer en la verdad como un absoluto, buscar la verdad por sí mismo, es una señal de
decadencia porque significa renunciar a crear valores uno mismo.
5. Las filosofías, aún las más objetivas y las más abstractas, como la de Espinoza; en
el fondo no son más que confidencias personales. El filósofo intenta definir su
perspectiva, es decir intenta definir lo que quiere.
6. Los filósofos están animados por una preocupación “moral” son a lo sumo semi-
sacerdotes. El fundamento de su sistema es siempre un juicio de valor contra natura.
¿Por qué pretenden afirmar por ejemplo que el pensamiento es la función superior del
hombre? Porque son capaces de querer y de obrar y sabe todo. ¿Por qué se imaginan un
mundo verdadero por encima o más allá del mundo sensible en que vivimos? Porque han
renunciado a vivir, por consiguiente, desprecian la vida, calumnian la tierra. Todos los
filósofos, pues son unos degenerados, su resentimiento contra el mundo real es lo que los
lleva a crear un mundo imaginario, como los cristianos son unos alucinados del otro
mundo.
El súper hombre
No es fácil describir al súper hombre por la sencilla razón de que aún no existe. Quizá la
mejor descripción, la más profunda sea la siguiente: ¿Dónde desembocan finalmente las
alas de todo lo grande y sublime que hay en el hombre? ¿Acaso no existe un océano para
estos torrentes? Sé tú éste océano y existirá uno.
Sin embargo, se puede precisar un poco este ideal, contemplando a los grandes hombres del
pasado como César, Napoleón, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Lutero, Goethe.
Sobra decir en palabras de Nietzsche, que el súper hombre, es un individuo superior, una
naturaleza vigorosa en la que sobre abundar la vida y en la que se despliega la voluntad de
poder. Esto significa en primer lugar que es libre:
Se ha liberado de los valores del rebaño
Ha ahogado en sí toda clase de remordimientos y de “mala conciencia”
Ha encontrado de nuevo la inocencia del paganismo; es “natural”. Esto significa
además que es creador.
Posee suficiente poder para crear sus propios valores.
No busca justificación
No hace referencia a alguna idea preexistente del bien y del mal, sino que, por el
contrario, de ahora en adelante define el bien y el mal.
Es autónomo, independiente, no tiene más ley que su voluntad. Esto significa,
finalmente que es el legislador del rebaño, es decir su maestro o su tirano; impone
por la fuerza sus valores y su voluntad.
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Maldice a los hombres como barro y los sacrifica sin escrúpulos para su propia
exaltación.
valores duros:
- Sino queréis ser inexorables como podréis vencer un día.
- Todos los creadores son duros. Esta debe ser vuestra felicidad.
- Dejar la impronta de vuestras manos sobre los siglos como sobre el bronce.
- ¿Quién alcanzará algo grande sino tiene la fuerza de infligir grandes
sufrimientos?
- Saber sufrir es poco, pero no sucumbir ante los ataques de la angustia íntima y
de la duda cuando se causa un gran dolor y se oye el grito de este dolor, esto si
es grande.
- El hombre superior se distingue del inferior, por la intrepidez con que provoca la
desgracia
- El súper hombre es un solitario, se mantiene por encima del rebaño es víctima
del odio de los esclavos.
- Vive peligrosamente, ama el riesgo y el juego a un solo golpe de dado su honor,
su salud y su vida.
- Está destinado a grandes sufrimientos y los soporta con un valor inconmovible;
incluso los busca sabiendo que forjan su voluntad y que son elementos
esenciales de una vida ardiente.
- En fin, sabe reír, y se ríe no sólo de las antiguas tablas de valores, lo cual es la
mejor manera de regalarlas: “les he ordenado que se rían de sus grandes
maestros de virtud, de sus santos, de sus poetas, de sus salvadores del mundo”.
Pero se ríe por una exuberancia de vida y de alegría. Esta corona de risas, esta
corona de rosas me la he colocado yo mismo sobre la cabeza, yo mismo he
santificado mi alegre risa, hombres superiores aprended a reír.
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¿Cómo integrar la eternidad en el tiempo? Pues la única realidad es la vida en devenir, el
alma individual es tan mortal como el cuerpo y sin embargo el hombre quiere una vida
eterna.
La solución la encontró Nietzsche en 1881 como una iluminación: “Todo va, todo vuelve,
la rueda de la existencia gira eternamente. Todo muere, todo florece de nuevo, el cielo de la
existencia prosigue eternamente”.
Esta idea no es nueva Heráclito hablaba del gran año. Pero Nietzsche la encuentra con una
mezcla de horror y de entusiasmo y la considera como su mensaje supremo.
Imprimir en el devenir el carácter del ser, ésta es la forma superior de la voluntad de poder
decir que todo vuelve, es acercar lo más posible el mundo del devenir y el del ser: cima de
la contemplación.
El problema de fondo es saber, si la tesis del eterno retorno no es más que una exigencia de
la voluntad, un puro postulado, o si tiene algún fundamento objetivo. Nietzsche la apoya en
una especie de deducción que más o menos es como sigue.
Siendo la idea de una creación del mundo una superstición; hay que admitir que hasta el
instante presente ha pasado un tiempo infinito. De esto se sigue que la suma de fuerza que
constituye el mundo es constante: puesto que si disminuyera ya no existiría y si aumentase
sería infinita, es decir, estaría inmovilizada y el reloj del tiempo se habría parado.
Pero si el tiempo es infinito y la suma de las fuerzas finitas, la evolución debe producir
periódicamente las mismas combinaciones. (es decir deben repetirse)
Todos los estados que el mundo puede alcanzar, los ha alcanzado ya, y no una vez sino un
número infinito de veces.
Así pues, cada hombre vive, muere y renace indefinidamente, recorre la misma serie de
acontecimientos.
“Hombre, tu vida es como un reloj de arena al que se le da vueltas y más vueltas”. Su
contenido pasará de un lado a otro un número infinito de veces. Separada por el intervalo
de un largo minuto. De nuevo encontrarás cada una de tus penas y de tus alegrías.
Pensamiento desesperante para el rebaño que no ama la vida. Pensamiento exaltante para el
súper hombre que ama la vida lo suficiente para querer eternizarla tal cual es.
Si decimos sí a un solo instante de nuestra vida decimos sí a toda la existencia, pues nada
existe separado del todo. En este único instante de afirmación, toda la eternidad se
encuentra aprobada, cerca toda, justificada.
Desgracia sufrimiento
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¿Será posible reducir su ser al devenir? El devenir no se basta a sí mismo solo es posible
con relación al ser.
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