Árbol
Árbol
Árbol
Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Para otros usos de este término, véase Árbol (desambiguación).
Un roble en Dinamarca.
Árbol baobab en Sudáfrica.
Índice
1Descripción
o 1.1Partes
o 1.2Tamaño y edad
2Distribución y hábitat
3Diversidad
4Evolución
5Importancia económica y cultural
o 5.1Importancia económica
o 5.2Importancia cultural
6Estado de conservación
7Véase también
8Notas y referencias
9Enlaces externos
Descripción[editar]
Partes[editar]
Los árboles están formados por tres partes: la raíz, el tronco y la copa. Los dos
primeros son los que diferencian, fundamentalmente, a un árbol de un arbusto.
Los arbustos son más pequeños y no tienen un único tallo sino que están
formados por varios. No obstante, ha de señalarse que algunas especies se
pueden desarrollar como árboles pequeños o como arbustos, dependiendo de
las circunstancias ambientales.
Raíz
Las raíces fijan el árbol al suelo. Las raíces pueden tener una raíz principal, o
bien, ser numerosas raíces en las que ninguna de ellas predomina, adoptando
la forma de raíz ramificada fasciculada. Muchas raíces se combinan
simbióticamente con micelios de hongos. Los hongos pueden conectar
diferentes árboles y formar una red que transmite nutrientes y señales. 131415 Las
raíces aéreas son más raras dentro de los árboles, pero se dan en algunas
especies que viven en entornos pantanosos, por ejemplo
el mangle (Rhizophora).
Tronco
El tronco sostiene la copa. Su capa exterior se llama corteza o súber, de
espesor y color variables, que sirve para proteger la savia. Sus características
(color, forma en que se desescama, etc.) son una ayuda a la hora de
diferenciar las especies arbóreas. A modo de ejemplo, puede señalarse que
el haya común la tiene gris y lisa hasta edades muy avanzadas; el pino
piñonero la tiene de color pardo gris o pardo rojizo, es escuamiforme, forma
surcos oscuros y grandes planchas; y el olmo común, por ejemplo tiene color
pardo gris, cuarteado por grietas, tanto horizontales como transversales.
Si se corta un tronco de manera longitudinal, por ejemplo en un tocón, pueden
verse los anillos, que delatan la forma en que ha ido desarrollándose ese árbol.
Cada año se forma un anillo. Contándolos puede saberse la edad del árbol, si
bien esto es más fácil en los árboles de zonas templadas, ya que en los
trópicos con un clima regular a lo largo del año, no se aprecia la formación de
anillos anuales. Los anillos estrechos evidencian años de dificultades y pobre
alimentación de manera que el crecimiento es retardado. Los años de
crecimiento más rápido se ven en anillos más anchos. Hay un centro del tronco
más oscuro, el duramen o corazón, son células leñosas muertas de donde
procede la mejor madera para usar como combustible, y luego unos anillos
más claros hacia el exterior, la albura. Entre la albura y la corteza hay una sola
capa de células por la que el tronco está creciendo, llamada cambium; se
divide a su vez en dos partes: la interior formará el xilema (albura y duramen) y
la exterior forma la corteza interna (floema).
Ramas
Las ramas suelen brotar a cierta altura del suelo, de manera que dejan una
franja de tronco libre. Las ramas y hojas forman la copa. La copa adopta
formas diversas, según las especies, distinguiéndose básicamente tres tipos: la
alargada y vertical, la redondeada o la que se extiende de manera horizontal,
como si fuera una sombrilla. Las ramas salen del tronco, se subdividen
en ramas menores y en estas están las yemas y las hojas. De la yema nacerá
una flor, una rama, u hojas. Las yemas que quedan en el extremo de las
ramitas se llaman yemas terminales. Suelen estar cubiertas
por escamas o catafilos como forma de protección.
Hojas
A través de las hojas el árbol realiza la fotosíntesis y puede por lo tanto debe
alimentarse. Las raíces absorben el agua con minerales disueltos en ella.
Suben por el tronco hasta las hojas. Allí reaccionan con el carbono procedente
del anhídrido carbónico y forman azúcares. Luego el azúcar se transforma
en celulosa, que es la materia prima de la madera. La hoja tiene una parte
superior (haz) y otra inferior (envés), en el que se encuentran los estomas,
pequeñas aberturas por las que penetra el anhídrido carbónico y por los que
sale el agua sobrante y el oxígeno.
Las hojas son un elemento primordial a la hora de diferenciar entre las
distintas especies arbóreas. Pueden señalarse cuatro tipos básicos de hojas:
Distribución y hábitat[editar]
Hay árboles por todo el mundo, siendo particularmente ricas en diversidad
de especies arbóreas las franjas tropicales. Los árboles tropicales se hallan en
las selvas tropicales y ecuatoriales de América Central, América del
Sur, África y Asia. Pero también hay árboles en las zonas templadas y llega
hasta latitudes muy altas. En este último caso, los bosques suelen presentar
menos diversidad de especies y estar formados por una o pocas especies.
Los árboles son parte predominante del ecosistema de los continentes debido a
que previenen la erosión, constituyendo los elementos primordiales del paisaje,
la agricultura, los llamados ecosistemas forestales, los bosques y las selvas,
además de encontrarse dispersos en ambientes como las sabanas o las orillas
fluviales. Los árboles tienen gran importancia ecológica, puesto que fijan el
suelo, impidiendo que la delgada capa fértil quede barrida por las lluvias o
los vientos. Proporciona refugio y alimento a numerosas especies animales.
El grado de humedad y la naturaleza del terreno suelen determinar qué tipo de
bosque se dará, y no solo la temperatura o la latitud. Cuanto mayor sea la
humedad, más espeso será el bosque. La aridez determina que los árboles se
encuentren en ejemplares aislados o bosquecillos en torno a una fuente de
agua, como un pozo o un río. Dependiendo de la altura se darán unas especies
u otras. Normalmente en las partes bajas habrá bosques de frondosas
como robles, hayas y castaños, y más arriba aparecerán las coníferas. Cuanta
mayor sea la altura, más empezará a ralear el terreno, hasta que llegue un
momento en que desaparezcan los árboles y solo queden hierbas perennes
y líquenes. Esa línea máxima que pueden alcanzar los árboles es la
llamada línea de árboles. Dependiendo de la exposición al sol, los vientos o la
pluviosidad, puede darse la circunstancia de que en una ladera crezcan los
árboles hasta una altura y en la otra, más expuesta, la línea de árboles esté a
menor altura.
Varios biotopos se definen en gran medida por los árboles que los habitan,
como por ejemplo el bosque templado de caducifolios. Un paisaje de árboles
disperso por un amplio espacio es la sabana. Un bosque de gran edad se
llama bosque primario.
Diversidad[editar]
Hay diversos tipos de clasificaciones dentro de las especies arbóreas. Por el
tipo de hoja, se puede distinguir entre árboles caducifolios o planifolios, que
pierden su follaje durante una parte del año, normalmente la estación fría en los
climas templados, y la árida en los climas cálidos y áridos, y
árboles perennifolios, que no es que no pierdan las hojas, sino que no las
pierden todas a la vez ni tampoco con ritmo anual, sino más largo.
La principal distinción es la que se establece entre árboles de
crecimiento monopódico y árboles de crecimiento simpódico. En
los monopódicos el crecimiento en longitud se basa en un tallo principal
vertical del que salen, con ángulos marcados, ramas laterales subordinadas, de
menor grosor. El crecimiento monopódico da lugar a un porte piramidal, como
el que es característico de las coníferas. En el crecimiento simpódico, las
ramas derivadas se desarrollan cerca del ápice (extremo) de aquellas en que
se asientan, sustituyéndolas en el crecimiento. Las copas de estos árboles
suelen ser más esféricas o cilíndricas y menos piramidales.
En inglés, pero habitualmente no en castellano, se trata de árboles a
las palmeras (palm trees). El biotipo palmeroide se presenta en varios grupos
de plantas, destacando las cícadas (Cycadophyta) y, especialmente, las
angiospermas de la familia arecáceas (Arecaceae).
Evolución[editar]
Estado de conservación[editar
Los árboles están desapareciendo de forma masiva de la superficie de la tierra
en un proceso de deforestación sin precedentes.Wohlleben, Peter; Flannery,
Tim F.; Simard, S.; Billinghurst, Jane. The Hidden Life of Trees: What They
Feel, How They Communicate: Discoveries from a Secret
World. ISBN 9781771642484. OCLC 933722592. Se calcula que un tercio de los
bosques del mundo han desaparecido. Se debe en parte a la sobreexplotación
que padecen, por ejemplo las selvas tropicales, pero también a los incendios
forestales, la mayor parte de los cuales son producidos por el hombre, bien de
forma intencionada, bien por negligencia. Además, el hombre efectúa talas
intensivas para hacer sitio a otro tipo de cultivo que da un rendimiento
económico mayor a corto plazo, por ejemplo, para abrir pastos para
la ganadería o para el cultivo de grandes extensiones de soja. Las
consecuencias negativas son: la pérdida de hábitats para diversas especies
animales y vegetales, la erosión, al dejar el terreno libre a la acción desecante
del viento y la libre circulación de las aguas, lo que provoca que se pierda la
capa fértil de suelo y ocasiona que el terreno se vaya desertificando.
La solución, además del abandono de determinadas prácticas, como la quema
intencionada del bosque para obtener pastos, pasa por una explotación
racional, que implique no sólo tala sino también reforestación con ejemplares
jóvenes que constituyan el bosque del futuro. El Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente ha iniciado una campaña mundial Plantemos
para el Planeta con el objetivo de plantar 7000 millones de árboles, o sea 1
árbol por habitante de la tierra para finales de 2009. Además, se protegen
extensiones de aquellas áreas más ricas en biodiversidad, o de las
especies endémicas, muchas de ellas en peligro de extinción.
También hay riesgos naturales que amenazan los bosques, como el fuego,
las plagas de insectos y enfermedades.