Ladran Sancho - Manos A La Obra y Cuarto de Herramientas

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Ladran,

Sancho

MiGUEL DE CERvANTES SAAvEDRA

CARPETA DE
Actividades

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Coordinadora del Área de Literatura: Laura Giussani
Editora de la colección: Karina Echevarría
Secciones especiales: Evangelina Folino, María Adela Antokoletz
Correctora: Silvia Tombesi - Cecilia Biagioli
Jefe del Departamento de Arte y Diseño: Lucas Frontera Schällibaum
Diagramación: Estudio 1283
Gerente de Diseño y Producción Editorial: Carlos Rodríguez
Imagen de tapa: Thinkstock

Folino, Evangelina
Ladran, Sancho. Carpeta de actividades / Evangelina Folino y María
Adela Antokoletz. - 1a ed. - San Isidro: Cántaro, 2013.
32 p. ; 19 x 14 cm - (Del Mirador)

ISBN 978-950-753-334-1

1. Material Auxiliar para la Enseñanza. 2. Enseñanza Primaria. 3.


Actividades. I. Antokoletz, María Adela
CDD 371.33

© Editorial Puerto de Palos S.A., 2013


Editorial Puerto de Palos S.A. forma parte del Grupo Macmillan
Avda. Blanco Encalada 104, San Isidro, provincia de Buenos Aires, Argentina
Internet: www.puertodepalos.com.ar
Queda hecho el depósito que dispone la Ley 11.723.
Impreso en la Argentina / Printed in Argentina
ISBN 978-950-753-334-1

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión


o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico
o mecánico, mediante fotocopias, digitalización y otros métodos, sin el permiso previo y
escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446.

Segunda edición.
Esta obra se terminó de imprimir en febrero de 2013, en los talleres de Color Efe, Paso 192,
Avellaneda, provincia de Buenos Aires, Argentina.

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Manos
a la obra

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Descubriendo el Barroco1
1. Una de las principales temáticas barrocas en el Quijote es
la interpretación y la engañosa representación de la realidad,
es decir, el modo en que perciben los personajes el mundo
que los rodea.
a. Busquen ejemplos en los capítulos i, 8 y 22, y ii, 10 y 41, en
donde la realidad sea interpretada de modo erróneo por los per-
sonajes, y enuncien las consecuencias de este falseamiento.
Por ejemplo: en i, 2 y 3, don Quijote percibe la venta adonde lle-
ga, como castillo; al ventero, como el señor del castillo; el silbato
del castrador de puercos, como música que anuncia que alguien
importante ha llegado al castillo. Las consecuencias son: el recla-
mo de lo consumido en la venta y la posterior recomendación
del ventero de que, la vez siguiente, el andante caballero lleve
camisas, dinero, etcétera; la inadecuación del lugar donde don

1 Antes de realizar las actividades de este apartado, sugerimos leer La andadura barroca
de un caballero clásico en Cuarto de herramientas.

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6 Manos a la obra

Quijote vela sus armas, y el consiguiente enfrentamiento con el


porquero, que deseaba usar el abrevadero como tal.
b. Analicen sus ejemplos y anoten qué diferencia se presenta en-
tre la primera y la segunda parte con respecto a la percepción
de don Quijote de aquello que lo rodea y cómo actúan, en cada
caso, los demás personajes.

2. Las obras literarias reflejan aspectos de la realidad que nos


acercan a la vida cotidiana de determinada época. En el Qui-
jote, Cervantes nos muestra la vida española del siglo xvii.
a. Describan el cuadro que ofrece de la sociedad de esa época.
Divididos en grupos, cada uno debe elegir dos o tres capítulos y
contestar a las siguientes preguntas. Luego, expondrán sus res-
puestas (puede ser de forma oral) y elaborarán conjuntamente
una descripción final.
• ¿Qué lugares visita don Quijote y qué características pre­
sentan?
• ¿A qué estamentos sociales pertenecen los distintos persona­
jes que conocen don Quijote y Sancho? Describan sus ocupacio-
nes y sus roles sociales, y establezcan cómo influye este sentido
de pertenencia a una “clase” en sus comportamientos culturales
o costumbres, en sus ideales y creencias, etcétera.
• ¿Qué hechos históricos se mencionan en los capítulos elegi­
dos? (Las notas al pie los ayudarán).
b. Teniendo en cuenta las respuestas anteriores, expliquen por
qué don Quijote está en desacuerdo con la realidad circundante.
c. La novela comienza con una frase que se ha hecho célebre:
“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acor-
darme...”. Establezcan por qué Cervantes no precisa el nombre

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Manos a la obra 7

de la aldea de don Quijote y qué otros datos inciertos, tanto en


hechos como en personajes, se presentan a lo largo de los capí-
tulos seleccionados.

El ideal caballeresco
3. Don Quijote justifica sus salidas con la excusa de resu-
citar los ideales caballerescos, puesto que “la falta que él
pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran
los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar,
sinrazones que enmendar [...]” (i, 2). Desea que el mundo
reconozca “en el error en que está en no renovar en sí el
felicísimo tiempo donde campeaba la orden de la andan-
te caballería [...]” (ii, 1). Según estos ideales, mencionados
a cada instante, don Quijote emprenderá sus aventuras. Te-
niendo esto en cuenta, realicen las siguientes consignas.
a. Expliquen de qué forma aplica sus ideales en i, 4 y en i, 22.
b. Debatan entre todos quién se equivoca y por qué.
c. En ii,1, el barbero, Maese Nicolás, después de escuchar una
disparatada propuesta de don Quijote, relata el “cuento del lo-
co”. Expongan las diferencias y las semejanzas entre la locura de
don Quijote y la del personaje del cuento, a través de un texto
expositivo, en donde incluyan:
* conectores temporales (mientras que, en tanto que, antes),
* conectores consecutivos (entonces, por lo tanto),
* causales (ya que, porque),
* y adversativos (pero, sin embargo, no obstante).

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8 Manos a la obra

El sentimiento de desengaño
4. De regreso a su aldea, Sancho habla a su tierra:
—Abre los ojos, deseada patria, y mira que vuelve a ti Sancho
Panza tu hijo, si no muy rico, muy bien azotado. Abre los brazos
y recibe también a tu hijo don Quijote, que si viene vencido de
los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo; que, según él me
ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede. (ii, 72).
León Felipe (1884-1968), poeta español que vivió la guerra
civil española y cuya poesía se caracteriza por el sentido del
desengaño, en su poema “Vencidos” describe el regreso de
don Quijote a su aldea. Léanlo o escuchen la versión musica-
lizada por Joan Manuel Serrat y resuelvan luego las siguien-
tes consignas.
a. ¿Qué episodios del Quijote se mencionan en la poesía?
b. Investiguen, con ayuda del profesor de historia, las caracterís-
ticas de la guerra civil española.
c. Establezcan el campo semántico del término “vencidos” y se-
ñalen qué sentimientos se desprenden después de la lectura del
poema. Expliquen a quiénes se refiere el poeta con “vencidos” y
por qué motivos los considera así? ¿Qué significa, en este contex­
to, el verbo “batallar”?

El lenguaje
5. La locura de nuestro protagonista no solo se manifiesta
claramente en su accionar de acuerdo con lo que él conside-
ra que es la realidad, sino también en un “desfasaje” en su
lenguaje, que se encuentra totalmente acomodado al de los

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Manos a la obra 9

libros de caballerías que imita en todo; por lo tanto, emplea


arcaísmos (vocabulario que en el siglo xvii ya no se utilizaba)
y, además, su composición gramatical y su discurso extempo-
ráneo son tan rebuscados que resultan incomprensibles para
sus interlocutores.
a. Subrayen, en los capítulos referentes a la primera salida, parla-
mentos del personaje con las características mencionadas.
b. Describan cómo reaccionan, en i, 1 a 5 y ii, 10, los persona-
jes a los que don Quijote les habla y expliquen el porqué de su
comportamiento.
c. Lean los dos últimos capítulos de la segunda parte y establez-
can cómo es ahora el lenguaje de don Quijote. ¿A qué se debe
ese cambio?

6. El lenguaje refleja también la extracción social de los de-


más personajes, como por ejemplo Sancho, cuyos desatinos
idiomáticos y utilización desmesurada de refranes exasperan,
a veces, a su amo.
a. Busquen y destaquen, en i, 7 y 8, y en ii, 41, las características
idiomáticas del escudero.
b. Sancho, influido por la larga convivencia con don Quijote,
ha modificado su personalidad, es decir, se ha “quijotizado”. Se-
ñalen dicha “quijotización” en el discurso a las tres labradoras
(ii,10). Tengan en cuenta de qué rasgos de la locura de su amo
se sirve para representar su engaño, qué expresiones propias del
discurso caballeresco utiliza y con qué gestos las acompaña.

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10 Manos a la obra

La parodia de los libros de caballerías


7. Ramón Llull2, escritor mallorquí del siglo xiii, describe en
su obra Libro del orden de caballería la ceremonia de armarse
caballero, que a continuación transcribimos. Esta ceremonia
era recreada frecuentemente en los libros de caballerías.

Al principio, cuando el escudero debe entrar en la orden de Ca-


ballería, conviene que se confiese de las faltas que ha cometido
contra Dios, al cual quiere servir en la orden de Caballería; y si
está en pecado, debe recibir el precioso cuerpo de Jesucristo, según
conviene.
Para armar caballero conviene alguna fiesta de las honradas del
año, para que por el honor de la fiesta se junten muchos hombres,
aquel día, en el lugar en que el escudero debe ser armado caba
ro, y que todos rueguen a Dios por el escudero [...].
El escudero debe ayunar la víspera de la fiesta, en honor del santo
cuya fiesta se celebra. Y debe acudir a la iglesia a rogar a Dios
la noche antes del día en que ha de ser caballero, y debe velar y
estar en plegarias, y en contemplación, y debe oír palabras de
Dios y de la orden de Caballería. Y si escucha a los juglares que
cantan o hablan de obscenidades y de pecado, al principio de
entrar en la orden de Caballería, comienza a deshonrar y a me-
nospreciar la orden de Caballería.
Al día siguiente conviene se celebre la misa solemnemente; y el
escudero debe ir ante el altar [...].
Cuando el preste3 ha hecho lo que corresponde a su oficio, enton-
ces conviene que el príncipe o el alto magnate que quiere armar
caballero al escudero que pide la Caballería tenga virtud y orden
de Caballería en sí mismo, para que pueda, por la gracia de Dios,
l
2 Llull, Ramón, Antología, Madrid, Dirección General de Relaciones Culturales, 1961.
3 El preste es el sacerdote.

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Manos a la obra 11

dar virtud y orden de Caballería al escudero que quiere virtud y


orden de Caballería. Y si el caballero no es ordenado ni virtuoso
en sí mismo, no puede dar lo que no tiene, y es de peor condición
que las plantas [...].
Un tal caballero malvado, que desordenadamente quiere hacer y
multiplicar la orden, comete injuria contra la Caballería y con-
tra el escudero [...]; por lo cual es insensato todo escudero que toma la
Caballería de un tal caballero.
El escudero debe arrodillarse ante el altar y levantar a Dios sus ojos,
corporales y espirituales, y sus manos. Y el caballero debe ceñirle la
espada, para significar la castidad y la justicia. [...]
Aquel día se debe hacer gran fiesta, de dar banquetes, de tener justas
y de las demás cosas que convienen a la fiesta de Caballería [...].”.
a. Distingan y enumeren, en el texto de Llull, cada uno de los
pasos que debe seguir el escudero para ser armado caballero.
b. Señalen cuáles de esos pasos son los que respeta don Quijote
y cómo se representan en la novela.
c. A partir de las respuestas anteriores, expliquen en qué consiste
la parodia en este episodio. Finalmente, don Quijote ¿es armado
caballero?

8. En el octavo capítulo de la primera parte, Cervantes reali-


za una parodia de uno de los motivos más frecuentes y fan-
tásticos de los libros de caballerías: la lucha del intrépido
caballero contra los terribles gigantes.
a. Establezcan una comparación con el episodio de la lucha de Ga-
laor contra el gigante de la Peña de Galtares del Amadis de Gaula,
que se transcribe en Puertas de acceso, contestando a las siguien-
tes preguntas:

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12 Manos a la obra

• ¿Cómo está descripto el temible gigante en Amadís y cómo


los imagina don Quijote?
• ¿Qué otros personajes maravillosos aparecen en cada texto y
qué función cumplen?
• Señalen las diferencias que se presentan en cada “fiera y de­
sigual batalla”.
b. Reflexionen a qué se llama actualmente “luchar contra moli-
nos de viento”. Propongan por escrito una situación donde pue-
da aplicarse esta frase.
c. Estas fabulosas contiendas entre gigantes y héroes no están
lejos de lo que actualmente se puede ver en el cine y la televi-
sión, en películas como Terminator o Mad Max, e, incluso, en los
textos de ciencia ficción. Elijan una película de este tipo que les
interese, y analicen qué características poseen los héroes y contra
quiénes combaten; qué papel juega la fuerza física y cuál el desa-
rrollo de la inteligencia, la ciencia o la tecnología, y, por último,
quién triunfa, cómo lo logra y por qué. Expongan oralmente,
en el aula, la relación que existe entre una contienda relatada en
un libro de caballerías y una narrada en un texto o película de
la actualidad.

El “ciclo heroico”
9. Campbell4 analiza las tres etapas fundamentales de la aven-
tura del héroe: la partida, la iniciación y el regreso. La par-
tida es la “llamada a la aventura”, frecuentemente mágica,
es decir, la llamada del destino que llevará al héroe a un lu-
gar desconocido, maravilloso y extraño generalmente, donde

4 Campbell, Joseph, El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito, México, Fondo de
Cultura Económica, 1992.

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Manos a la obra 13

hay seres y objetos inimaginables. La iniciación consiste en


el “camino de las pruebas”, es decir, las numerosas aventuras
que enfrenta el héroe. En el regreso, cumplida su misión (que
representa el crecimiento interno del individuo), el héroe re-
torna a su comunidad, que, finalmente, lo aceptará y se engran-
decerá con su presencia.
a. Este ciclo heroico está presente en todo libro de caballerías,
cuyo esquema reproduce el Quijote; aunque, por su mismo ca-
rácter paródico, mantiene grandes diferencias con respecto al
contenido de estos. Respondan a las preguntas que siguen para
completar el cuadro con el periplo “heroico” de don Quijote,
con respecto a su primera salida.
• ¿Cuál es el motivo de la primera salida de don Quijote?
• ¿Cómo se prepara para iniciar su marcha?
• ¿Contra quién lucha el caballe ro y cómo se resuel ven las
aventu ras?
• ¿Cómo se presenta su regreso (i, 5)?¿Qué siente la sociedad
al respecto?
• Pueden completar la tercera columna con los hechos del
film que analizaron para la actividad anterior.

Periplo del héroe Don Quijote

Partida
(motivo, preparación)

Iniciación
(aventuras, hechos,
personajes)
Regreso
(recibimiento de la
sociedad)

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b. Los siguientes enunciados se refieren al periplo del héroe, tal


como lo enuncia Campbell. Discútanlos entre ustedes con res-
pecto al Quijote y determinen en qué consiste la parodia.
• El motivo de la partida es externo al héroe, proviene de una
causa ajena al personaje, ya que recibe el “llamado a la aventura”.
• El héroe no recibe un “llamado a la aventura”, pero desea
igualmente emprender el camino de iniciación.
• Todos los personajes que rodean al héroe ayudan o participan
en su partida para que se realice el crecimiento del caballero.
• El héroe es valiente, joven, noble y de elevado linaje, y per­
tenece al sector más encumbrado de la sociedad.
• El caballero, en su periplo, encuentra valientes y salvajes
contrincantes con los cuales luchar.
• La sociedad se engrandece con su llegada.
c. Don Quijote realiza tres salidas de su aldea en busca de aven-
turas, para imitar a la andante caballería. Según el héroe adquie-
re mayor experiencia con las complicaciones de los viajes, cada
una presentará diferencias y nuevos aprendizajes. Comparen las
condiciones en que se realizan las salidas restantes (i, 7 y 8; ii,
1, 2 y 10).

El amor cortés
10. El denominado “amor cortés”, que Cervantes parodia de
los libros de caballerías, proviene de los trovadores del siglo
xii; se desarrolla, en mayor medida, con el ciclo artúrico y
luego lo toman los mencionados libros de caballerías, como
el Amadís.
a. Lean los textos que siguen para comprender su influencia so-
bre Cervantes.

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Manos a la obra 15

Texto 1: Tengo mi corazón tan lleno de alegría5

Tengo mi corazón tan lleno de alegría,


que todo me lo transforma.
El frío me parece
una flor blanca, roja y amarilla,
pues con el viento y la lluvia
me crece la felicidad,
por lo que mi mérito aumenta y sube
y mi canto mejora.
Tengo en el corazón tanto amor,
tanto gozo y dulzura
que el hielo me parece flor
y la nieve, hierba.

Puedo ir sin vestido,


desnudo de camisa,
pues el amor puro me da fuerza
contra la fría brisa.
Pero está loco quien se excede
y no se comporta como es debido:
por eso he tenido cuidado conmigo
desde que requerí
de amor a la más bella,
de la que espero tal honor
que en vez de su riqueza
no quiero tener a Pisa6.

Bernart de Ventadorn, trovador del siglo xii

5 Alvar, C., Poesía de Trovadores, Trouvères y Minnesinger, Madrid, Alianza, 1982.


6 Pisa era una de las ciudades más importantes de la época medieval.

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Texto 2: Amadís de Gaula


Oriana, la hija del rey Lisuarte, es presentada a Amadís,
el “Doncel del Mar”, para que este cuidara de ella; él acep-
ta gustoso, quedándose además prendado de su hermosura.
[La reina] —Amiga, este es un doncel que os servirá.
Ella dijo que le placía. El doncel tuvo esta palabra en su
corazón de manera tal que después nunca de la memoria la
apartó, que sin falta, así como esta historia lo dice, en los
días de su vida no estuvo enojado de servirla y su corazón
fue siempre otorgado para ella, y este amor duró cuanto ellos
duraron, que así como él la amaba, así ella lo amaba a él,
en tal modo que una hora nunca de amar se dejaron. Mas
el Doncel del Mar, que no conocía ni sabía cuánto ella le
amaba, se tenía por osado en tener puesto su pensamiento
en ella según la grandeza y hermosura suya, cuidándose de
ser osado en decirle una sola palabra, y ella que lo amaba
de corazón se cuidaba de hablar con él más que con ningún
otro, porque ninguna cosa sospechasen. Mas los ojos sentían
gran placer de mostrar al corazón la cosa del mundo que
más amaban. Así vivían encubiertamente sin que de su sen-
timiento ninguna cosa el uno al otro se dijesen [...].
Amadís de Gaula, capítulo iv
b. Trabajen en grupo y busquen, en i, 2 y 8; ii,10, 64 y 73, las
situaciones en que aparece mencionada Dulcinea. Anoten cómo
se la presenta en las diferentes ocasiones.
c. Señalen qué características atribuidas por don Quijote a la “sin
par Dulcinea” nos permiten observar la parodia amorosa que
presenta Cervantes.

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Manos a la obra 17

d. Identifiquen qué tópicos del “amor cortés”7 aparecen en los tex-


tos anteriores y en la obra cervantina. Marquen, en el cuadro que
sigue, una cruz al lado de cada una de las características8 enumera-
das en la primera columna que están presentes en la poesía de los
trovadores (1), en el Amadís (2), y en Don Quijote (DQ).

Características del amor cortés 1 2 DQ


Carácter aristocrático.

Amor por una dama que se conoce solo de oídas o


que está momentáneamente ausente (“amor de lejos”).

Crueldad y dureza de la dama con el amado.

Superioridad social de la dama.

Timidez y fidelidad absoluta del amante.

Deseo de alcanzar, por amor a la dama, las


perfecciones de la virtud caballeresca y la pureza
del corazón.

Conformidad del amante con una sonrisa,


una mirada, un gesto, de ella.

El caballero prefiere sufrir por su amada y no


amar a otra, incluso la llama “señora” en términos
feudales.

7 Lafitte-Houssat, Jacques, Trovadores y cortes de amor, Buenos Aires, Eudeba, 1966.


8 El vasallo o servidor llamaba “señor” al poderoso caballero al que servía, quien poseía
feudos, es decir, vastas extensiones territoriales. Cuando el amante llamaba “señora” a su
amada era para significar la superioridad de ella con respecto a él, y también la sujeción
a la que se hallaba sometido.

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18 Manos a la obra

e. Producción de textos:
• Escriban una carta de amor para alguien que no los conoce,
contando qué sienten por esa persona querida y por qué se
enamoraron de ella. Realicen también un autorretrato, a fin
de que esa persona desee conocerlos.
• Según quien se refería a ella, Aldonza Lorenzo era la “prin­
cesa” Dulcinea del Toboso o una simple campesina. También
nosotros, a veces, idealizamos a las personas que admiramos.
Busquen, reunidos en grupos de dos integrantes, un personaje
común que ambos conozcan y realicen, en forma individual, su
descripción. Comparen, luego, las distintas percepciones que
han presentado acerca de la misma persona.

El Romancero
11. Uno de los intertextos que con mayor frecuencia aplica
Cervantes en el “Quijote” es el Romancero. Reproducimos
a continuación el romance “Lanzarote y el Orgulloso”, cuyo
comienzo se cita en el segundo capítulo de la primera parte9.
a. Observen y señalen en el romance los pasos de la aventura ca-
balleresca prototípica: llegada al castillo, encuentro con la dama,
enfrentamientos y regreso triunfal.
Lanzarote y el Orgulloso10
Nunca fuera caballero de damas tan bien servido
como fuera Lanzarote cuando de Bretaña vino:
doncellas curaban de él y dueñas de su rocino,
esa dueña Quintañona, esa le escanciaba el vino,

9 Este romance pertenece al llamado “ciclo bretón” o “artúrico”.


10 Romancero, Barcelona, Crítica, 1994.

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Manos a la obra 19

la linda reina Ginebra se lo acostaba consigo.


Estando al mejor sabor, que sueño no había dormido,
la reina toda turbada movido le ha un partido11:
—Lanzarote, Lanzarote, si antes fuérades venido
no dijera el Orgulloso las palabras que había dicho:
que mataría al rey Artús12 y aun a todos sus sobrinos
y a pesar de vos, señor, él dormiría conmigo—.
Lanzarote que lo oyó gran pesar ha recibido,
lleno de muy gran enojo sus armas había pedido;
armose de todas ellas, de la reina se ha partido13,
va a buscar al Orgulloso, hallolo debajo de un pino.
Combátense de las lanzas, a las hachas han venido;
de la sangre que les corre todo el campo está teñido.
Ya desmaya el Orgulloso, ya cae en tierra tendido,
cortado le ha la cabeza sin hacer ningún partido14.
Tornose para la reina de quien fue bien recibido.
b. Investiguen acerca del mítico personaje del rey Arturo, cuyas
aventuras caballerescas apasionaron tanto a los hombres de los
siglos xvi y xvii. Anoten qué elementos de la historia de este rey
y de su hueste se elaboran en el romance propuesto.
c. Comparen la situación narrada en este romance con lo que le
ocurre a Don Quijote en los capítulos de su primera salida.
d. Destaquen los elementos cómicos e intenten definir por qué
los consideraron como tales.

11 Partido aquí equivale a “reto moral”.


12 Artús es la forma francesa del nombre de “Arturo”. Los sobrinos son los caballeros
de la Mesa Redonda.
13 Se ha partido significa “se ha separado”.
14 Sin hacer ningún partido, es decir, “sin tener ninguna consideración”.

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20 Manos a la obra

El género pastoril
12. Cervantes era muy afecto al género pastoril. Uno de los
poemas más representativos de dicho género es la “Égloga i15”
de Garcilaso de la Vega (siglo xvi), de la cual transcribimos un
fragmento.
Égloga i
El dulce lamentar de dos pastores,
Salicio y juntamente Nemoroso,
he de cantar, sus quejas imitando;
cuyas ovejas al cantar sabroso
estaban muy atentas, los amores,
de pacer olvidadas, escuchando.
[...]
Saliendo de las ondas encendido,
rayaba de los montes al altura
el sol, cuando Salicio, recostado
al pie de una alta haya, en la verdura
por donde un agua clara con sonido
atravesaba el fresco y verde prado,
él con canto acordado
al rumor que sonaba
del agua que pasaba,
se quejaba tan dulce y blandamente
como si no estuviera de allí ausente
la que de su dolor culpa tenía,
y así como presente,
razonando con ella le decía:
—¡Oh más dura que mármol a mis quejas

15 La égloga es una composición poética de tipo pastoril, con un carácter ameno, que le
otorga el lugar placentero en el que aparecen los personajes, generalmente pastores, que
cantan la angustia y el dolor que les provocan sus amores.

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Manos a la obra 21

y al encendido fuego en que me quemo


más helada que nieve, Galatea!
Estoy muriendo, y aun la vida temo;
témola con razón, pues tú me dejas,
que no hay sin ti el vivir para qué sea.
[...]16
a. Completen el siguiente cuadro comparativo con la parodia
que se realiza en ii, 73, cuando la locura de don Quijote muda
su aspecto literario de los libros de caballerías a los pastoriles.

Características del género pastoril Égloga I Don


Quijote
Lugar ameno
(verdes prados, aguas cristalinas y frescas, árboles
que dan sombra).

Identificación del pastor con un poeta.

Canto de sus desdichas amorosas a otros pastores o


a la naturaleza.

Ocio pastoril: dedicación exclusiva al amor, único


motor de las acciones.

Descripción del sentimiento amoroso.

Nombres pastoriles para las mujeres: Galatea,


Florisea, etcétera.

16 El fragmento fue extraído de Garcilaso de la Vega, Poesías castellanas completas, Ma-


drid, Castalia, 1972.

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22 Manos a la obra

Producción de textos
13. Elijan una de las siguientes propuestas y ecriban un texto.
a. Se dice que el Quijote es una novela itinerante, porque en ella
se realiza una travesía y se narran los sucesos que acontecen a los
personajes durante esta larga jornada. Imaginen que van de viaje
hacia un lugar lejano del país. Describan cómo sería ese viaje:
con quién irían, qué medios utilizarían para hacerlo, los lugares
que visitarían, sucesos que pudieran ocurrir durante el camino,
sitios donde pernoctarían, personas con las que se toparían, et-
cétera.
b. Imaginen que un compañero del colegio, luego de haber visto
gran cantidad de filmes cinematográficos, se cree un superhéroe
y pretende actuar como tal. Escriban su historia, sin dejar de
mencionar en qué consiste su transformación, cuál es su disfraz,
sus principales aventuras, la persona que ama. No olviden ade-
cuar su registro lingüístico.
c. Compongan una obra de teatro breve, en la que uno de sus
personajes, enloquecido por ver tanta televisión, hable única-
mente utilizando expresiones de anuncios publicitarios y giros
idiomáticos que se emplean constantemente en las tandas. Pón-
ganle un título original y dramatícenla en el aula.

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Cuarto de
herramientas

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Cuarto de herramientas 25

La armadura y sus partes

visera
celada o yelmo
barberón
rodeleta

ristre
guantelete
peto

escarcela

quijote

greba

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26 Cuarto de herramientas

El Quijote: la andadura barroca de un caballero clásico


En los siglos xvi y xvii, llamados “la Época de Oro” espa-
ñola, surgieron sucesivamente en Europa, y se implantaron con
fuerza en España, dos importantes movimientos que abarcaron
todas las manifestaciones de la cultura: la posición del hombre
frente a Dios, la concepción del mundo, el arte, la ropa y la co-
mida, los viajes, el dinero y las letras de cambio, el surgimiento
de las clases sociales, el manejo del comercio, las ideas de liber-
tad y libre albedrío, y muchas más. Fueron el Renacimiento y el
Barroco. En principio, ambos movimientos se muestran antité-
ticos. Pero tal vez, si lo analizamos un poco, no resulte tan así.
El Renacimiento veía que el Medioevo iba quedando atrás,
con su visión de Dios en el centro del mundo y de la historia. La
vida del hombre medieval se pensaba como un valle de lágrimas,
que fluía, como los ríos, hacia el mar de una Vida Eterna que espe-
raba a quienes habían sido justos en la Tierra. El hombre y la mujer
renacentistas, en cambio, amaron la vida, sus formas y sus lujos; el
mundo parecía recién creado, puesto a sus pies para ser dominado,
escudriñado, incluso transformado. Había interés por inventar,
por conocer y conquistar, sin pensar demasiado en la muerte1.
El imperio español se alzó más fuerte que nunca; los empe-
radores Carlos i de España (y v de Augsburgo), en la primera
mitad del siglo, y Felipe II a partir de 1555, conquistaron más
tierras que ninguno antes en la historia. En el extenso imperio,
por cierto, no llegaba a ponerse el sol. El Barroco, en cambio...
El movimiento barroco, nacido también fuera de España, fue
calando en esta nación a medida que aumentaba la desilusión de
los españoles. Una palabra frecuentemente utilizada en los escrito-

1 Maravall, J. A., “La fórmula del Renacimiento español”, en: Estudios de historia del
pensamiento español, Madrid, Cultura Hispánica, 1984.

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Cuarto de herramientas 27

res barrocos es “desengaño”. Las cosas, insertadas con fuerza en la


realidad durante el Renacimiento, parecían volverse formas apa-
rentes, que ocultaban la realidad. Y esta resultaba demasiado dura.
Hubo muchas causas para ello:
• Políticamente, y también en el campo religioso, España veía
desgajarse de su imperio a los países del norte europeo, volcados
al protestantismo. La nación se había cerrado sobre sí misma des-
pués del Concilio de Trento (1545-1563), —que implantó dog-
mas inamovibles y un espíritu militante con ideas y con armas—
en defensa de la fe católica. Trento halló en el monarca español
un eco especial: Felipe ii fue fanático de la llamada “Contrarrefor-
ma”, movimiento en defensa de esa fe amenazada por los “otros”
—los protestantes, los “moros” (musulmanes árabes y turcos),
los judíos—. Fueron expulsados, por ejemplo, 500.000 moriscos
(árabes bautizados desde el final de la Reconquista).
• España empezó a sufrir derrotas militares. El país entero
asumió como una empresa grandiosa el envío de su flota —esos
127 barcos que fueron llamados “la Armada Invencible”— con-
tra los ingleses, para destronar a Isabel I. En 1588, la Invencible
se hundió en el primer choque con los navíos enemigos. ¡Qué
lejos quedaba el triunfo de Lepanto, de tanta significación para
Cervantes! Lepanto había sido la gran victoria nacional; la In-
vencible, el signo del desengaño.
• Era muy amplia la diferencia de niveles sociales, y dema­
siada la gente ociosa. Los nobles del Barroco, por lo general,
hacían más ostentación de riquezas, quizá, que de talento. Des-
preciaban, además, a la creciente clase burguesa y, mucho más, a
quienes trabajaban con sus manos, disueltos ya los gremios que
tanto prestigio habían tenido en la Edad Media.
• El desastre económico se acentuaba: pestes devastadoras
que quitaban brazos al trabajo de campo y de la ciudad; impues-
tos que se abatían sobre campesinos, que abandonaban las tierras

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28 Cuarto de herramientas

para mendigar en la ciudad o servir a algún amo; subidas de pre-


cio por inflación y falta de mano de obra; riquezas de la nación
que disminuían, mientras la deuda externa española enriquecía
las bolsas de banqueros genoveses y holandeses. Había, incluso,
un exceso de vocaciones religiosas, lo cual generaba población
“no productiva”. Y todo ello, junto con la ley de mayorazgo, va
empobreciendo a la España del Barroco.

Tensión entre lo espiritual y lo terreno


Al mismo tiempo, va penetrando en el espíritu de los españoles
cierta tensión entre un idealismo que parecía alejarse en el tiempo, y
una racionalidad que se adecuaba sensatamente al mundo concreto
y cotidiano. Esto, como bien dice Arnold Hauser2, provocó un arte
ambiguo, “la continua transgresión de los límites entre la realidad
inmanente y la trascendente”, y “la trascendencia de lo cómico a tra-
vés de lo trágico y la presencia de lo trágico en lo cómico”.
Esa tensión se observa con claridad
en los cuadros inquietantes de un pin-
tor colosal: Domenico Theotocopuli
(1544-1614), “El Greco”, nacido en
Grecia y afincado en Toledo, España.
Las figuras que se alargan como
llamadas por lo eterno, la luz que pa-
rece iluminarlas por dentro, los colores
transfigurados por esa luz sugieren el
desgarro de ser pesada carne en la tierra
y, a la vez, deseo de más allá. El Greco
mantiene, sin embargo, un equilibrio
Adoración de los pastores, de El de composición —las figuras impor-
Greco, Madrid, Museo del Prado.

2 Hauser, A., Historia social de la literatura y el arte, Madrid, Guadarrama, 1968.

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tantes en el centro, más iluminadas y de mayor tamaño, rigiendo


el orden del cuadro— y una ortodoxia de concepción —la más
alta jerarquía religiosa y espiritual en lo alto de la pintura, el mun-
do terreno debajo, en sufrimiento o en oración— que son pro-
pios del Renacimiento. Llamamos a ese equilibrio, a esa armonía,
“clásicos”. Theotocopuli, por lo tanto, es en parte renacentista, en
parte, barroco. Todo a la vez. Y esto es lo barroco: la mezcla de
estilos, de ideas, de visiones, a veces en un mismo autor.
Vamos viendo, de este modo, cómo el Renacimiento y el Ba-
rroco no son tan opuestos como se ha pensado. Ese clasicismo re-
nacentista siguió vigente durante todo el Barroco. Muchos géne-
ros literarios propios del Renacimiento —el teatro, la novela corta,
la poesía épica de carácter cortesano— , continuaron cultivándose
durante el Barroco. Solo que, a veces, empezaron a mezclarse en-
tre sí, introduciéndose unos en otros, o empezaron a parodiarse.

La herencia medieval
El Renacimiento y el Barroco españoles no olvidan la enseñan-
za de la Edad Media. La “Época de Oro” vuelve muchas veces a
los temas y formas medievales: el hondo sentido de lo nacional; la
memoria y la añoranza de héroes como el Cid Campeador; los ro-
mances, que el pueblo sigue cantando y los poetas cultos recrean;
los hechos del medioevo, dramatizados en el teatro; los “autos
sacramentales”, antiguas obras en que se representaban los sa-
cramentos de la fe católica, renovados y puestos en escena por
Pedro Calderón de la Barca, y tantas otras manifestaciones más.
Ambos movimientos, también, coinciden en imitar las obras
de los antiguos griegos y romanos. Pero el Barroco aspira a más:
quiere alardear de innovador, y transforma lo tradicional con
nuevas metáforas y formas caprichosas. Era muy fuerte la inten-
ción de originalidad, o “agudeza”, como se decía entonces.

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30 Cuarto de herramientas

Características del Barroco3


• Contención (y alarde dentro de la contención). Se imita a
los antiguos, pero para recrear, con cierto artificio y ostentación,
las formas poéticas que ellos iniciaron. En realidad, para superarlos.
• Oposición y antítesis. Este recurso llega a su máxima ex­
presión en el “conceptismo”, estilo que buscaba sintetizar ideas
y concentrar expresiones, apelando a la inteligencia del lector.
• Lo embellecido (más que lo bello) y, como forma particu­
lar, la tendencia a la fusión o aproximación de diferentes artes.
Se imita a la Naturaleza de modo diferente: se la estiliza, se acu-
mulan detalles y adornos, dando más importancia a la poesía que
a lo natural. Algunos de los procedimientos de estilo empleados
con este fin son: uso de neologismos e hipérbatos, proliferación de
metáforas, abundancia de alusiones mitológicas y culturales. Las
artes se aproximan y se funden: hay música y danza en el tea-
tro, se escriben poesías-canciones, se crean imágenes que parecen
cuadros, y poemas de elogio a la pintura.
• Individualización de lo feo y lo grotesco. El Renacimiento
erigió un ideal de belleza similar al de la antigüedad clásica. El
Barroco, en cambio, muestra lo feo y lo monstruoso, como el cí-
clope que protagoniza el poema de Góngora, Fábula de Polifemo
y Galatea. O los enanos y bufones retratados por Velásquez, o la
Maritornes de Cervantes.
• El desengaño (dentro de límites humanos) y la trascen­
dencia de ideales religiosos. La vida es máscara, la realidad es
apariencia, la vida es representación. Quizá por eso el teatro fue,
durante el Barroco, una práctica artística y expresiva predomi-
nante. Los valores religiosos, por otra parte, no se alteran; antes
bien, se acentúan.

3 Carilla, Emilio, El Barroco literario hispánico, Buenos Aires, Nova, 1969.

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Cuarto de herramientas 31

El Quijote, novela barroca con unidad renacentista


La ambigüedad
Muchas cosas y personas parecen, pero no son. Es el caso de
los nombres (a veces no sabemos cuál es el nombre definitivo
de algún personaje) y de los lugares. También se plantean cambios
en los personajes: ¿en qué momentos es cuerdo don Quijote; en
qué otros, loco? Algunos se disfrazan, o se alejan y después vuelven
al primer plano con otro aspecto. Las cosas mismas cambian de as-
pecto: aparece a lo lejos un rebaño, o una persona, y don Quijote
no distingue quiénes son y confunde la identidad del que se acerca.
Mezcla de géneros
La novela enreda géneros: la narración con poemas, fragmen-
tos de romances, representación teatral (ii, 26), crítica de libros
(i, 6); cuentos breves populares (ii, 1), novelas breves como texto
autónomo (I, 33 a 35) o incluidas en las aventuras de don Quijote
(i, 39 a 42), algún esbozo de receta de cocina (i, 18), qué es y có-
mo debe hacerse una traducción, las cartas que se intercambian,
y, por último, escenas preparadas por los personajes mismos (se-
gunda parte).
Encuentro y mezcla de esferas de realidad
Esferas o mundos distintos se encuentran en el Quijote: su vi-
sión personal de caballero andante choca con la concreta vida co-
tidiana de gentes que trabajan o vagan. El héroe se encuentra con
pastores que son damas, con caballeros refinados, y con nobles
burlones. Estos mundos se acoplan y ensamblan aun cuando cho-
quen a veces, por medio de ese arte de fusión, típico del Barroco.

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Ot r os t ít ul os
de l a c ol ec c ión

Romeo y Julieta
William Juan Moreira
Shakespeare Eduardo Gutiérrez
Teatro / A partir de Narrativa / A partir
15 años de 15 años

Macbeth / Tema
del traidor y del
héroe Rebelión en la
W. Shakespeare - granja
J.L.Borges George Orwell
Teatro - Cuento / A Narrativa / A partir
partir de 15 años de 15 años

Otelo / En memoria
de Paulina Otra vuelta de
W. Shakespeare - A. tuerca
Bioy Casares Henry James
Teatro - Cuento / A Narrativa / A partir
partir de 15 años de 15 años

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