Etnografia Analisis

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Los autores definen a la antropología como un método de investigación social, el

cual trabaja con una amplia gama de fuentes deinformación. El etnógrafo participa,
abiertamente o de manera encubierta de la vida cotidiana de las personas durante
un tiempo relativamente extendido, recogiendo todo tipo de datos accesibles para
poder arrojarluz sobre los temas que han elegido estudiar.
Se plantea un debate o discusión a partir de la afirmación de la etnografía como
disciplina en la que tendrán peso dos posturas. Una planteando que, es impropia
para las ciencias sociales porque los datos provenientes de ésta tiene n una carga
subjetiva y no proporcionan fundamentos solidos para el análisis científico,
privilegiando asi, los métodos cuantitativos, entrevistas codificadas. Por el otro
lado argumentan que solo a travez de la etnografía puede endenderse el sentido
que dá forma y contenido a los procesos sociales.

Los principalesdogmas del positivismo son:


La ciencia natural concebida en termino de la lógica del experimento, en la que
comparten una lógica en común. Esta lógica son por ejemplo variables
cuantitativamentemedidas, son manipuladas con el objetivo de identificar las
relaciones existentes entre ellas.

Leyes universales, aquí los eventos son explicados siguiendo 1 modelo deductivo
por medio del apelo aleyes universales que establecen relaciones regulares entre
variables, y que permanecen constantes en todas las circunstancias. También la
version estadística de este modelo ha sido la mas adoptada, porlos científicos
sociales, siendo plasmada en los procedimientos de muestreo, especialmente en
encuestas.

El lenguaje de la observación neutral otorgando prioridad epistemológica a los


fenómenos queson directamente observables, esta teoría debe estar fundada en
descripciones que correspondan al estado de las cosas sin envolver criterios
solidos que sean estables para todos los observadores

CAPÍTULO 3. EL ACCESO
La obtención del acceso es una cuestión totalmente práctica. Pero también
depende
de ‘una comprensión teórica’, «de desvelar el ‘código nativo’; el descubrimiento de
los
obstáculos que dificultan el acceso y también los medios efectivos para sortearlos,
por
sí mismos, aportan indicios de la organización social del lugar.»
Consejo de los autores: «hay que mostrarse sensible ante la problemática del
acceso a
los diferentes dominios, no es del todo aconsejable dejarse guiar completamente
por
presupuestos propios acerca de los que es o no es accesible.»
La entrada en el campo
El acceso no es apenas una cuestión de presencia o ausencia física. Es mucho
más
que una simple cuestión de conseguir o poseer un permiso para llevar a cabo la
investigación. La actividad investigativa en sí misma puede resultar conflictiva o
que
genere alteraciones en el escenario, de allí las dificultades en los accesos.
Utilización de contactos, amigos, relaciones familiares, etc
A medida que se encuentran porteros, se utiliza la técnica bola de nieve para ir
adquiriendo nuevos informantes.
Los porteros
El relato de Hoffman (que aparece en el texto) nos lleva hacia los ámbitos
‘formales’ o
privados’, en los cuales los límites están claramente marcados, no son fácilmente
penetrables y suelen estar vigilados por ‘porteros’. En las organizaciones formales,
por
ejemplo, las negociaciones iniciales para el acceso pueden centrarse en el
permiso
formal que legítimamente será garantizado por un tipo de personal que se puede
considerar clave. Aunque no necesariamente en todos los casos los porteros son
el
punto inicial de contacto del etnógrafo para introducirse en el lugar que está
estudiando.
Saber quién tiene el poder de facilitar o bloquear el acceso o quiénes se
consideran o
son considerados por los demás como poseedores de la autoridad suficiente para
garantizar o rechazar el acceso es, sin lugar a dudas, un aspecto fundamental del
conocimiento sociológico del campo.
Garanticen o no la entrada al lugar, a los porteros, generalmente, les interesará,
comprensiblemente, dar una imagen de la organización que el etnógrafo va a
retrasar,
y tendrán intereses prácticos en que a ellos y a sus colegas se les presente bajo
una
luz favorable. Los porteros suelen querer guardar cierto poder de vigilancia y
control,
tanto para guiar las líneas de investigación como para bloquear otras.
Es mucho más normal que a algunas personas se les escondan las verdaderas
intenciones mientras que otras se conviertan en confidentes del investigador.
Pero el problema aquí no sólo radica en si pedimos permiso para realizar la
investigación y a quiénes se lo solicitamos sino también en lo que piensan
aquellos a
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los que les concierne. Algunos autores recomiendan que se negocie la
investigación
explícitamente, exponiendo detalladamente las propuestas de la investigación y
los
métodos que serán empleados, aclarando todo desde el comienzo a todo el
mundo
que esté implicado. Sin embargo, ello frecuentemente no es posible y ni siquiera
es
deseable. (…) También existe el peligro de que la información proporcionada a las
personas estudiadas influya en su comportamiento hasta el punto de que los
resultados de la investigación sean por ello invalidados.
(…)
Una vez que la gente considera que el investigador es una persona en la que se
puede
confiar y es discreta en el manejo de la información referente al lugar, y que en
sus
publicaciones, respetará sus promesas de anonimato, el acceso que
anteriormente
habría sido denegado inmediatamente, podrá ser ahora garantizado. A este
respecto,
muchas veces es recomendable no requerir desde el principio el acceso a toda la
información sino que es mejor pedirlo poco a poco, dejando la negociación sobre
puntos de acceso más delicados para cuando las relaciones de campo estén más
establecidas.
Los autores recomiendan evitar el engaño, «no sólo por razones éticas, sino
también
porque más tarde, durante el trabajo de campo, puede volverse en contra de uno
mismo.»
La negociación del acceso es una cuestión de equilibrio. Las ganancias
obtenidas y las concesiones otorgadas en las negociaciones así como las
consideraciones éticas y estratégicas, deben darse conforme se juzgue más
conveniente, según los propósitos de la investigación y las circunstancias
que la rodean.
Relaciones fáciles y relaciones bloqueadas
Buscar el permiso de porteros o el apoyo de padrinos es a menudo un primer paso
inevitable. Además, hay que tener en cuenta que las relaciones que se
establezcan
con tales personas tendrán consecuencias importantes en el curso subsecuente
de la
investigación.
Muchos anfitriones tienen expectativas sobremanera imprecisas depositadas en la
investigación, especialmente en lo que se refiere al trabajo etnográfico. En este
sentido, tienden a predominar dos modelos estrechamente relacionados entre sí:
el
‘experto’ y el ‘crítico’. El modelo del ‘experto’ frecuentemente parece sugerir que el
investigador social es, o debería ser, una persona que está extremadamente bien
informada acerca de los ‘problemas’ y sus ‘soluciones’. El ‘crítico’ es que se
espere
que entonces el caracterice las problemáticas y haga definiciones, entonces los
porteros pueden esperar que el investigador se presente como un ‘examinador’.
Suelen vertirse luego sospechas, rumores, desconfianza, recelos sobre los
etnógrafos,
ya que está bajo un manto de sospecha su papel y su actividad. La negociación es
entonces un proceso difícil en los comienzos de la investigación y una causa de
preocupación para el etnógrafo.
CAPÍTULO 4. RELACIONES DE CAMPO.

Como los porteros y los padrinos, los actores en el campo también intentan situar
al
etnógrafo dentro de su experiencia porque ellos necesitan saber cómo tratarlo.
Tanto si se sabe como si no se sabe sobre la investigación social, la gente se
preocupa más con el tipo de persona que el investigador parece ser que con la
investigación en sí misma. Ellos intentarán saber hasta qué punto se puede confiar
en el investigador.
Es muy importante cuidar ‘la presencia’. Como en otras situaciones en las cuales
es necesario crear o establecer una imagen, se debe prestar mucha atención con
la ‘impresión’ que se causa.

El cuidado con la presencia


La forma de vestir representa una afinidad esencial entre el investigador y los
informantes, sin que el primero tenga que intentar imitar el estilo de estos últimos.
Estas consideraciones se aplican especialmente a las condiciones de la
investigación abierta, en las que el investigador debe construirse un rol que
desempeñar. En condiciones de investigación secreta, por supuesto, el trabajador
de campo debe hacer el máximo esfuerzo para adaptar la apariencia personal a la
de los otros
participantes.
El investigador debe decidir cuál es la impresión que quiere dar, de acuerdo con la
cual ha de comportarse. Esto requiere de una sensibilidad capaz de adaptarse a
situaciones cambiantes.
El investigador frecuentemente debe intentar llegar a establecer formas ‘normales’
de interacción social. Es aconsejable, afirman los autores, encontrar un campo
neutral de comunicación con los participantes, en el que se puedan entablar
pequeñas conversaciones.
El problema que se le presenta al etnógrafo en las circunstancias de interacción
con
los informantes es el de decidir cuán abierto a los demás es conveniente que sea.
No se debe esperar ‘honestidad’ y ‘franqueza’ por parte de los participantes y los
informantes si uno nunca se ha preocupado en ser honesto con ellos. De cualquier
manera, tal como ocurre en muchas situaciones de la vida cotidiana, a veces es
necesario no manifestar las creencias y opiniones personales así como las
simpatías políticas de uno. No obstante, ello no quiere decir que se les haya de
engañar totalmente.
Hay restricciones también de accesibilidad que son imposibles de evitar en
algunos
lugares o escenarios. Pueden ser restricciones de edad, género, la identificación
étnica.
Papeles que puede asumir el etnógrafo:
El ‘totalmente participante’
‘participante como observador’
‘observador como participante’
‘totalmente observador’

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La participación total es aconsejable en ciertas circunstancias. Implica una
inmersión total en la cultura nativa. El investigador se termina convirtiendo en un
miembro del grupo. Casos de estudios antropológicos en John Maranke en África.
Determinadas líneas de investigación se hacen imposibles de desarrollar, puesto
que al ser un miembro pleno debe actuar con las expectativas que los miembros
depositan en sus papeles. El totalmente participante consigue acceder a la
información desde dentro y vive el mundo de manera aproximada a la forma en la
que los actores lo viven. Existe el riesgo de volverse ‘nativo’, y las desviaciones y
sesgos que fijan ‘la amistad y exceso de afinidad con los participantes’ para la
investigación. El totalmente observador: no tiene absolutamente ningún contacto
con lo que él o ella están observando. Es un método unidireccional y no puede
recabar la subjetividad ni “excavar” en los testimonios de los participantes. El
totalmente observador corre el riesgo de no comprender la perspectiva de los
actores.
Si solo se adopta uno de los dos roles será muy difícil trabajar teóricamente de
una
manera rigurosa, aunque ambas pueden ser estratégicas prácticas para adoptar
en
determinados momentos del trabajo de campo, y en ciertas situaciones, su
adopción
puede ser inevitable.
Las decisiones sobre el rol que hay que adoptar en el campo dependerán de los
propósitos de la investigación y del tipo de lugar en el que ésta se lleve a cabo.
Afortunadamente, a lo largo del trabajo de campo, frecuentemente se producen
cambios de rol.
Necesidad de la distancia y el extrañamiento del investigador: «Siempre
permanecerá en él/ella algo sin mostrar, una cierta distancia ‘intelectual y social’.
Porque es en ese espacio creado por esa distancia que se efectúa el trabajo
analítico del etnógrafo. Sin esa distancia, sin ese espacio analítico, la etnografía
no será más que un relato autobiográfico sobre una conversión personal. (…) La
cuestión fundamental es que uno nunca se debe entregar por completo al
momento o al lugar.»

CAPÍTULO 5. LOS RELATOS NATIVOS: PREGUNTAR Y ESCUCHAR


Una de las características de la investigación social es que los ‘objetos’ que
estudiamos son en realidad ‘sujetos’ que por sí mismos producen relatos de su
mundo. El positivismo y el naturalismo interpretan este hecho de manera muy
diferente. Para el positivismo, esos relatos procedentes del sentido común, son
subjetivos y deben ser sustituidos por la ciencia. Para el naturalismo, al contrario,
el
conocimiento procedente del sentido común constituye la esencia del mundo
social;
debe ser descripto, pero no sometido a un escrutinio crítico que determine su
validez.
Los relatos nativos son también importantes por lo que nos dicen sobre la gente
que
los produce.

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ETNOMETODOLOGÍA. «Particularmente interesante es el trabajo de los
etnometodólogos, que muestran como los relatos no son simples representaciones
del
mundo; ellos son parte del mundo que describen y, por lo tanto, son formados por
el
contexto en el que ellos mismo ocurren. Además de ayudar a la teoría sociológica,
este modelo de análisis también contribuye a calibrar la validez de la información
proporcionada por un determinado relato. Cuanto más efectivamente podamos
comprender un relato y su contexto –quién lo produce, para quién y por qué- mejor
podremos anticipar los sesgos de uno u otro tipo que, como fuente de información,
sufrirá. En este sentido, las dos formas de leer relatos –lo que podríamos
denominar
respectivamente análisis de ‘información’ y de ‘perspectivas’, son
complementarios. El
mismo relato se puede analizar desde ambos ángulos, aunque a la hora de
preguntar
a los informantes estaremos pensando prioritariamente en uno u otro.»
Separar la cuestión de la verdad o falsedad de las creencias, que normalmente
suele
ser la preocupación más común, del análisis de esas creencias como fenómenos
sociales, nos permite tratar el conocimiento de los actores al mismo tiempo como
recurso y como contenido.
Las entrevistas etnográficas
Todas las entrevistas, como cualquier otro tipo de interacción social, son
estructuradas, tanto por el investigador como por el informante. La diferencia
fundamental estriba en que unas son entrevistas reflexivas y otras estandarizadas.
Sin embargo, como ya se ha especificado, en etnografía, la entrevista no siempre
es
indirecta. Frecuentemente, tenemos que verificar hipótesis, derivadas de la teoría
que
se está desarrollando, y aquí, se necesitan unas preguntas mucho más directas y
específicas. Cuando se sospecha que un informante no ha estado diciendo la
verdad,
también es necesario realizar preguntas de contenido más restringido.
Recursos: la confrontación de informantes
Conclusiones
Los relatos producidos por las personas que constituyen el objeto de estudio
deben
ser valorados exactamente de la misma forma que aquellos producidos por el
investigador. No deben ser infravalorados como epifenómenos o distorsiones
ideológicos, ni tratados como ‘válidos en sus propios términos’ sin hacer
consideraciones o explicaciones que vayan más allá. Además, aunque a veces es
importante distinguir entre relatos solicitados y no solicitados, no se debe exagerar
demasiado esta distinción. Todos los relatos deben ser analizados como
fenómenos
sociales que ocurren o son moldeados en contextos particulares. Esto no sóilo
enriquecerá directamente el conocimiento sociológico, también ayudará a despejar
los
riesgos de invalidez que necesitamos considerar al interpretar la información
conseguida en un relato.

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