Biografías y Hagiografías Monica Diaz

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BIOGRAFÍAS Y HAGIOGRAFÍAS:

LA DIFERENTE PERSPECTIVA DE LOS GÉNEROS

Los estudios dedicados a la escritura conventual femenina se han enfocado


en su mayoría a escritos autobiográficos en los que la voz biográfica se
mezcla con la mística. Dichos trabajos han analizado los escritos de monjas
tanto por su inscripción en una tradición de escritura conventual
femenina, como por ser escritos en los que se puede apreciar la individuali-
dad de la monja escritora y su sentido de subversión contra el control
patriarcal ejercido por su padre espiritual o confesor, representante de la
institución eclesiástica. Sin embargo, los estudios de género hacen posible
que el estudio de dichos escritos se enriquezca al considerar tanto a las
monjas escritoras como a los confesores promotores de su escritura en un
contexto sociopolítico-religioso, en el que no sólo se trata de analizar cómo
el poder hegemónico patriarcal es subvertido por la monja en sus escritos,
sino como una relación en la que se establece un diálogo de poderes.
Kathleen Myers y Amanda Powell llaman a este nuevo acercamiento "una
compleja apreciación tanto de la resistencia como de la cooperación hacia
la iniciación y control clerical de los escritos monjiles" 1•
Kathleen Ross en su trabajo sobre Sigüenza y Góngora propone
considerar las vidas de las monjas de Hispanoamérica en el contexto de
otras formas de narrativa colonial2. Se podría agregar que no sólo las vidas
sino todas las formas narrativas producidas dentro y alrededor de los
conventos deben ser analizadas en este contexto. El presente trabajo
estudia y problematiza la producción y existencia de los escritos
biográficos y autobiográficos femeninos en el marco conventual y de los
textos escritos por hombres, ya sea de su propia autoría o ediciones de los
escritos femeninos. Partiendo de una perspectiva de género, no se puede
tratar sólo de cómo las mujeres utilizan sus escritos para subvertir el orden
de las cosas o resistir el poder que sus confesores tienen sobre ellas. El
proceso es más complicado y el fenómeno más complejo. Esta dinámica
entre géneros literarios y géneros masculino y femenino es lo que se

1
KATHLEEN MYERS y AMANDA POWELL, A wild country out in the garden: The
spiritualjournals of a Colonial Mexican nun, Indiana U niversity Press, Bloomington,
1999, p. 298.
2
KATHLEEN Ross, The Baroque narrative ofCarlos de Sigüenzay Góngora. A new
Paradise, Cambridge University Press, Cambridge, 1993, p. 153.

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propone estudiar a partir de la comparación analítica del manuscrito


publicado porJosefina M uriel en el libro Las indias caciques de Corpus Christi
y el manuscrito original localizado en el archivo del convento de Corpus
Christi, primer convento de la Nueva España en admitir mujeres
indígenas en calidad de monjas. Las biografías hagiográficas incluidas en
el libro de Muriel divergen estilísticamente en gran medida de las
encontradas en el archivo del convento. Las primeras seguramente fueron
escritas por un sacerdote y las encontradas en el convento tienen claras
marcas lingüísticas que demuestran fueron escritas por una mano
femenina e indígena. Aunque no se trata de vidas sino de biografías, la
dinámica entre géneros (literarios) y género es plausible y relevante.

LA VIDA Y SU RELACIÓN CON LA BIOGRAFÍA Y LA HAGIOGRAFÍA


Electra Arenal y Stacy Schlau en su ya clásico Untold sisters hablan de cómo
el ámbito conventual dio paso a una producción literaria femenina3 • El
interés que el estudio de la vida ha provocado radica en que es un género
que es escrito por mujeres y además porque permite hacer un análisis de
la individualidad y conciencia de las mismas, la manera en que manejan
los poderes impuestos por la institución eclesiástica, su uso de la retórica
y la creación de un espacio para ir en contra de lo establecido sin ser
castigadas. Para Kathryn J oy McKnight, el género de la vida o vida espiritual,
como ella lo llama, nace de la relación entre los confesores y las monjas.
McKnight comenta que el género de la vida tiene gran relación con las
confesiones que escribían quienes eran acusados de herejía ante el tribunal
de la Inquisición 4 • Con esta primera definición se puede apreciar que el
género de la vida no sólo toma como modelo una confesión de vida según
el modelo católico, sino que contiene también un carácter legal. Kathleen
Myers ofrece una visión más centrada en la relación entre la monja y el
confesor:

En ocasiones, los confesores le pedían a una monja que escribiera sus


pensamientos más íntimos, frecuentemente llamado cuenta de conciencia
o relación de espíritu, como un método para avanzar en el proceso de

3
ELECTRA ARENAL y STACEY SCHLAU, Untold sisters: Hispanic nuns in their own
Writings, New Mexico University Press, Albuquerque, 1989.
4
KATHRYNJOY McKNIGHT, The mystic ofTunja: The writings of Madre Castillo
(7 671-1742), U niversity of Massachusetts Press, Amberst, 1997, p. 18.

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autoexaminación y para darle a conocer al confesor información sobre


su hija espiritual5 •

Aunque esta definición se centra más en el ámbito religioso, nos


hallamos ante un discurso más bien híbrido. La vida, que de inmediato se
relaciona con la autobiografía, tiene además un carácter confesional que
puede incluir largas digresiones respecto a experiencias místicas o
reflexiones espirituales. En ocasiones, el texto equivocadamente recibe el
título de vida, ya que puede construirse solamente como una cuenta de
espíritu sin tener detalles autobiográficos. El modelo que las monjas de la
Nueva España seguían era el trazado por Santa Teresa de Ávila El Libro
de la Vida de Santa Teresa a la vez se encuentra influenciado por las
Confesiones de San Agustín, así como por el proceso inquisitorial que rodeó
la producción del texto y del género que éste utiliza: la confesión judicial6 •
Sin embargo, la posición que hombres y mujeres ocupaban en la jerarquía
eclesiástica distaba mucho de ser semejante, por lo tanto, aunque el libro
de San Agustín brindaba un modelo "formal" para la escritura de Santa
Teresa, la de ella debía ir enmarcada de diferente manera. Las diferencias
en la producción de textos conventuales se basaban no sólo en el género
(masculino y femenino), sino como Kathleen M yers sugiere en su artículo
sobre la influencia mediativa del clero en las vidas, también de acuerdo a
la posición que la persona ocupara dentro de la Iglesia 7• Aunque
lógicamente, los hombres han ocupado siempre los puestos más altos en
la jerarquía eclesiástica y en este caso ambas consideraciones coinciden.
Por lo tanto, San Agustín decide escribir su vida a manera de confesión
sin estar sujeto a la autoridad de alguien más y dirigiéndose directamente
a Dios, en cambio Santa Teresa escribe su Libro de la Vida a petición de su
confesor. Muchas monjas dejan claro en sus escritos que reciben órdenes
tanto de Dios como de su confesor, en ocasiones el confesor funciona como
el intermediario entre ellas y el mensaje divino de Dios.
Otras mujeres ya habían escrito reflexiones místicas o tratados
espirituales y teológicos como por ejemplo Julian de Norwich y Santa
Catalina de Siena. Algunas de ellas tuvieron suerte en cuanto a su posición
frente a la Iglesia, ya que se mantuvieron dentro de los límites de lo que

5
KATHLEEN MYERS, Word from New Spain: The spiritual autobiography of Madre
María de San]osé (1656-1719), Liverpool U niversity Press, Liverpool, 1993, p. 18.
6
CAROLE SLADE, St. Teresa of Avila: Autor of a heroic life, University of
California Press, Berkeley, 1995, p. 17.
7
KATHLEEN MYERS, "Sor Juana y su mundo. La influencia mediativa del
clero en las «vidas» de religiosas y monjas", Revista de Literatura, 61 ( 1999), p. 36.

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las autoridades eclesiásticas consideraban "correcto". Sin embargo, se


encuentra el ejemplo de Marguerite Porete, que con su tratado místico fue
la primera mujer quemada en la hoguera por hereje en 1310. Es
importante considerar que Marguerite no pertenecía a una orden religíosa,
vivía como una beata y su mensaje consistía en que Dios no se encontraba
sólo en el convento y en las lecturas en latín, sino en el mundo y en las
lenguas vernáculas. En claro contraste con Marguerite, Santa Teresa
aparece en el mundo religíoso femenino como una figura excepcional por
su riqueza literaria, pero a la vez por su capacidad para manejar la retórica
y su posición dentro de la Iglesia.
En su Libro de la Vida, Santa Teresa une la escritura autobiográfica y
la lección mística. A partir del capítulo X, Teresa detiene su recuento
autobiográfico para introducir casi un tratado doctrinal. Alisan Weber,
al hacer referencia al género en el que se inscribe el texto de Teresa,
menciona la naturaleza "religíosaflegal" de su confesión, enmarcada de
esta manera por el mandato de su confesor de escribir. Weber analiza las
distintas retóricas utilizadas por la autora, que pronto se van a volver
recursos utilizados por la mayoría de las monjas escritoras de vidas también
en la Nueva España. Considera que aunque Teresa nunca estudió
formalmente retórica, la aprendió al escucharla en los sermonesª. En
cuanto a las estrategias narrativas que poseían las monjas, analizando
específicamente el caso de Santa Teresa, se encuentran principalmente
la retórica de la humildad y de la obediencia. Según Gillian Ahlgren, a
través de estas estrategias, Teresa podía construir cierta autoridad para
legítimizar tanto sus enseñanzas como sus experiencias místicas, las cuales
fueron utilizadas como un lugar común en la construcción de vidas a lo
largo del siglo XVII y XVIII 9 • Carol Slade hace una importante aportación
al tema al referir que otra de las estrategias de Teresa fue la manipulación
del género autobiográfico y el uso de otros géneros para construir el suyo
propio, entre éstos menciona la narrativa de conversión y el soliloquio,
utilizados por San Agustín en sus Confesiones, así como la autohagiografía 10 •
Kathleen Ross va a distinguir entre las vidas y las crónicas o relaciones
conventuales escritas por hombres, por la presencia mediadora del
confesor que, como se había ejemplificado en el caso de Santa Teresa y

8
ALISON WEBER, Teresa of Avila and the rhetoric of femininity, Princeton
U niversity Press, Princeton, 1990, p. 51.
9
GILLIAN AHLGREN, Teresa of Avila and the politics of sanctity, Cornell
University Press, Ithaca, 1996.
10
CAROLE SLADE, op. cit., p. 16.

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San Agustín, está presente en la primera pero no en el segundo. Tanto


Myers como McKnight, entre otros, han estudiado las vidas escritas por
hombres, comparándolas con aquellas escritas por mujeres para saber en
dónde reside la diferencia entre sus escritos. Myers destaca dos elementos
principales en las narraciones escritas por hombres, el primero es que no
comentan sobre su sexo y el segundo en cuanto al contenido narrativo,
menciona que podía variar de acuerdo a su posición dentro de la vida
religiosa 11 • McKnight comenta que aunque el género de la vida era
practicado tanto por mujeres como por hombres, eran en su mayoría
mujeres las que escribían este tipo de texto 12 • Otra gran diferencia es que
en muchos casos los escritos masculinos estaban claramente preparados
para su futura publicación y los femeninos no 13 • Se puede considerar este
último aspecto como simbólico acerca de la pertenencia de hombres y
mujeres a diferentes espacios, el público y el privado. La vida escrita por
una monja por petición del confesor pertenecía al ámbito de lo privado
y aunque circulaba entre los sacerdotes, para llegar a ver la luz de la
publicación debía pasar por la mano editora del sacerdote-biógrafo que
transformaba el texto de la vida en una biografía. J ean Franco comenta:
"los confesores y biógrafos de las monjas «místicas» fungían como editores,
revisores y compiladores de los textos cuya autoría no podían reclamar
las mujeres que los escribían" 14 •
En el caso de los textos masculinos, se tiene evidencia de que podían
escribirse con el propósito inicial de publicarse, ya que sus escritos
pertenecían al ámbito público; los hombres utilizaban también géneros
que estaban vedados para las mujeres por considerarse eruditos, como los
sermones o tratados teológicos. En este caso se encuentra SorJuana, quien
exploró algunos temas considerados públicos y exclusivos de los hombres,
utilizando uno de los géneros que estaba permitido tanto para hombres
como para mujeres, pero nuevamente abriéndolo al diálogo entre otros
géneros: la carta y con ella la autobiografía, el tratado teológico, entre
otros.
El género de la vida tiene una estrecha relación con la biografía, ya que
por lo general ésta está basada en una vida escrita por una monja. La

11
KATHLEEN MYERS, "Sor Juana y su mundo ... ", p. 55.
12
Entre las diferencias más evidentes que encuentra McKnight es que el
autor no indica una relación confesional como base para su contexto, poco
conflicto interno, mucha tranquilidad y autoafirmación.
13
KATHRYNJOY McKNIGHT, op. cit., pp. 56-57.
14
JEAN FRANCO, Plotting women: Gender and representation in M exico, Columbia
University Press, New York, 1989, p. 43.

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relación que existía entre la monja yel confesor, cuando coincidía con ser
el biógrafo de la monja, era mucho más compleja de lo que hasta ahora
se ha dicho. Franco comenta respecto a dicha relación, que el confesor era
mucho más que el mediador entre la monja y la institución eclesiástica:
"en palabras de Núñez de Miranda, era un 'Oráculo celestial' que tenía
el monopolio de la 'cura de almas'" (p. 33). Asunción Lavrin analiza la
biografía en la Hispanoamérica colonial enfocándose en el papel del
escritor-confesor, como ella lo llama. Lavrin menciona que el fin
ejemplarizante y didáctico que tenían las biografías "justificaba la
apropiación intelectual y la divulgación de las confidencias intercambiadas
en una relación que se presuponía directa, personal y secreta" 15 • Es
entonces a través de esta dinámica de apropiación de los textos, que de
ser un escrito privado pasa a ser público, pero no en su estado original: "El
lenguaje rústico de la mujer, tan distante del lenguaje de los letrados, se
quedaba sin embargo en manuscrito. En los casos en que se publicaba, el
manuscrito tenía que ser editado y pulido por un sacerdote" (p. 37).
Una noción que suele utilizarse es la de bio-hagiografía, a la que Franco
hace alusión cuando comenta que "las biografías, que se escribieron más
tarde con base en estas notas y archivos [vidas] transforman en una
hagiografía estas experiencias extraordinarias" (p. 41 ). La hagiografía se
refiere a la vida de santos y tiene como propósito el ser edificante a través
del ejemplo. Michel de Certeau se refiere a la hagiografía en contraste con
la biografía diciendo que: "Mientras la biografía busca presentar una
evolución, la hagiografía postula que todo está dado desde el principio,
como un 'llamado' o 'elección' ". 16 Más adelante de Certeau describe la
hagiografía como un discurso de "virtudes" y como el ejercicio de ciertos
"poderes". Para de Certeau, la hagiografía y la biografía difieren por
completo, sin embargo es evidente que aunque en la teoría sea así, en la
práctica se encuentra lo contrario.
Lo que sucede con la vida de la monja cuando es sujeto de la
transformación en biografía hagiográfica es que "la religiosa sobrepasa su
condición femenina y alcanza un grado de elevación intelectual o espiritual
que aun la renuente mentalidad del siglo XVII no desea ver sino como un
acercamiento al modelo masculino por una de las escogidas del sexo

15
ASUNCIÓN LAVRIN, "La vida femenina como experiencia religiosa:
biografía y hagiografía en Hispanoamérica colonial'', Colonial Latin American
Review, 2 (1993), p. 31.
16
MICHEL DECERTEAU, The writingofhistory, Columbia University Press, New
York, 1988,p.277.

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opuesto" 17 • Para Josefina Muriel, el propósito de la construcción de una


biografía hagiográfica, según el ideal de ejemplaridad que declaran muchas
de las biografías, es que a través de ellas se mantuviera la estabilidad social
y política de la Nueva España 18 • La vida, la biografía y la hagiografía por
tanto, son tres géneros que se encuentran en constante diálogo. Haciendo
eco al feminismo dialógico propuesto por Laurie Finke, es evidente que
las mujeres escritoras en el convento utilizan los discursos creados por el
opresor para participar activamente en su lucha contra la dominación
patriarcal 19 • A través de la palabra escrita, las mujeres muestran su desafío,
creando espacios de contestación.

Los APUNTES DE CORPUS CHRISTI: LA VERSIÓN ORIGINAL


Hasta ahora sólo se conocía un manuscrito biográfico (hagiobiográfico
sería más preciso) del convento de Corpus Christi, acerca de siete monjas
indígenas y una de las fundadoras criollas. Dicho manuscrito fue publicado
por Josefina Muriel con el título de Las indias caciques de Corpus Christt2°. El
manuscrito está redactado en tercera persona y aunque es anónimo, se
puede afirmar que fue escrito por un sacerdote y no por una de las monjas
como propone Muriel en su libro.
Recientemente se pudo localizar un manuscrito redactado por las
mismas monjas del convento de Corpus Christi en el archivo del mismo,
éste conjunta una serie de narraciones biográficas y se titula Apuntes de
algunas vidas de nuestras hermanas difuntai2 1• En él se encuentran narraciones
de cuatro monjas indígenas, tres de las cuales se incluyen también en Las
indias caciques.
En el libro de Las indias caciques se presentan las biohagiografías de
algunas de las monjas del convento de Corpus Christi. No todas las
narraciones tienen la misma longitud ni estructura, en especial las últimas
dos biohagiografías son las más largas y en particular la vida de Sor María
Felipa se estructura con tanta formalidad que podría pensarse que el autor
tenía intención de publicarla. Estas narraciones comparten ciertas
características que permiten catalogarlas como biohagiografías. Por

17
A. LAVRIN, art. cit., p. 32.
18
JOSEFINA MURIEL, Cultura femenina novohispana, UNAM, México, 1994, p.
41.
19
LAURIE FINKE, Feminist theory, women 's writing, Cornell U niversity Press,
lthaca, NY, 1992.
20
UNAM, México, 1963.
21
Apuntes de algunas vidas de nuestras hermanas difantas, Archivo del Convento
de Corpus Christi, México.

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ejemplo, todos los relatos comienzan mencionando la niñez de la monja,


en todos los casos se argumenta que recibieron una buena educación de
sus padres, o que sus padres fueron un buen ejemplo para la virtud. Sin
embargo en algunos casos ni siquiera se conoce el nombre de los padres
y sólo se menciona que fueron llamados "don" y "doña". Todas comparten
las mismas virtudes: humildad, mortificación, penitencias, ayuno y
pobreza. Finalmente todas tienen el mismo tipo de muerte, una enferme-
dad larga que las mantuvo con una salud quebrantada pero que no les
impidió seguir trabajando y siendo ejemplos en la comunidad por llevar
su cruz con alegría hasta el día de su muerte. También comparten todas
una fuerte devoción a la Virgen María. Todos estos son lugares comunes
de la hagiografía. Estos detalles hagiográficos se combinan con algunas
anécdotas biográficas formando el cuerpo de narraciones que se conocen
sobre algunas de las monjas del convento.
De Sor Antonia de los Santos, por ejemplo, se dice que fue de las
primeras caciques en recibir el hábito y que desde su noviciado recibió la
aceptación de las otras religiosas. También comenta el escritor que
continuamente cantaba la Tola Pulchra (canto a la Virgen María, usual en
las comunidades franciscanas) y tocaba la vihuela {tipo de guitarra). Se
pone especial énfasis en su obediencia y se narra que "nunca la vieron
acostada en su cama, sino que en un petatito", interesante mención de un
claro elemento indígena. En repetidas ocasiones el escritor utiliza
metáforas, las cuales representan otra marca estilística más propia de la
composición narrativa masculina en esta época. Por ejemplo, respecto al
misterio de la natividad de Jesús: "Engolfábase tanto en la consideración
de este misterio, que forcejando la fuerza del espíritu hacia lo exterior
rompía los muros de la gravedad y modestia que estaba tan acostumbrada
en su porte" 22 •
En el manuscrito encontrado en el archivo del convento de Corpus
Christi se presenta también la vida de Sor Antonia. La biógrafa narra
algunas de las mismas anécdotas encontradas en el libro publicado por
Josefina Muriel, como por ejemplo que pepenaba la comida que tiraban,
en vez de comer lo que todas comían y que se alimentaba de los rabos de
cebolla que encontraba en la basura, pero el estilo y el lenguaje son muy
diferentes 23 • Cuando comenta que cantaba la Tola Pulchra, escribe la
biógrafa que era "bailadora y tocadora", o bien cuando describe su muerte

22
J. MURIEL, Las indias... , p. 125.
23
Apuntes... , p. 11; J. MURIEL, Las indias... , p. 117.

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menciona que: "se fue quedando como dormidita nana Antonia" (Apuntes,
p. 13). El escrito es más coloquial que el compuesto por el sacerdote.
Otro ejemplo es el de la vida de Sor Rosa de Loreto, quien fue otra de
las indígenas que recibió una buena educación de sus padres, nació en
Capuluac y ella y su hermana fueron donadas en el convento de la
Concepción. En la versión de los Apuntes de la vida de Sor Rosa de Lo reto,
la escritora narra que recogía las "andalias" (sandalias) de todas las monjas
y las lavaba y que visitaba a las enfermas a las 4 de la mañana. La
narradora cuenta que le pidieron a Sor Rosa que no se muriera de noche
porque les daría mucho miedo a las hermanas, ésta les hizo caso y murió
a las 8 de la mañana. Dicho pasaje no se encuentra en la versión ya
publicada, sólo en el manuscrito recién descubierto. El estilo de esta vida
en particular es especialmente oral, escribe la biógrafa: "cada ves i siempre
que la encontrava iva andando con sus pasitos de gato y con los ojos
serrados y le desiamos nanita ya te vas durmiendo y los avria tantito"
(Apuntes, p. 18). También a Sor Rosa le llama varias veces nana Rosa.
Para comparar el estilo e intencionalidad que el escritor o bien editor
de las biohagiografías imprime en su versión a diferencia de la de los
Apuntes, se encuentra el pasaje donde se habla de la enfermedad de Sor
Rosa. En Las indias caciques se incluye: "Por una temporada padeció un
carbunclo que le salió en el cerebro y que la debilitó tanto que andaba
testereándose con las paredes sin que se observase en alguna ocasión
desabrida, ni se le oyese desahogar su dolor con alguna queja" (p. 193).24
En cambio, en los Apuntes: "... que le salio un carbunco. En el selevro: cuya
Enfermedad. sufrio con tanta paciencia; pero contanto purgar le
desflaquesio el selevro; y andava trastavillando amado de loquita" {p. 19).
Claramente se diferencian tanto el estilo como el lenguaje y por supuesto
la intención. La edición y modificación del texto son evidentes.
El último relato que aparece en los Apuntes y que no se encuentra en
Las indias caciques se trata de Sor María Francisca. Este relato es muy breve
y de ninguna manera se podría considerar biográfico, ya que la informa-
ción que se provee es mínima. Se cuenta que la monja era de un pueblo
de Oaxaca y que era muy pobre y huérfana; el punto principal de la
narración es relatar el prodigio del que fue sujeto. Cuenta la historia que
cuando venía en su viaje desde su pueblo hacia el convento de Corpus
Christi entró en una cueva a pasar la noche en donde vivían leones y lobos
pero que esa noche no aparecieron los animales, y por lo tanto "quisoJesús
aberles amanecido cambien" (Apuntes, p. 16).

24
Carbunco es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria.

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A partir del análisis comparativo de ambos textos se puede concluir


que el sacerdote que escribió el manuscrito incluido en Las indias caciques
no sólo se basó en gran medida en el manuscrito escrito por una monja
indígena de Corpus Christi, sino que dicho sacerdote tenía un claro
objetivo al llevar a cabo la edición y reelaboración de los Apuntes. Al poner
este manuscrito en contexto, muchas de las adiciones que se encuentran
en la versión de Las indias caciques corresponden al argumento que los
sacerdotes presentaban en sus testimonios de defensa a favor de la apertura
del convento para monjas indígenas. Es decir, que la reescritura y edición
del escrito femenino-indígena, podía haber estado planeado para su
publicación como parte de la defensa de las indígenas y para demostrar
que no sólo eran capaces de vivir en comunidad, sino de llevar una vida
ejemplar y en algunos casos prácticamente de santidad. El argumento a
favor de las monjas indígenas se concentra en los siguientes puntos, los
cuales se repiten en todas la biohagiografías: la buena educación que les
dieron sus padres, el poder leer y escribir, el guardar voto de castidad y
finalmente la práctica de la oración mental2 5 •
Es especialmente controversia! la mención de la oración mental, ya que
ésta había sido utilizada como argumento en contra de la apertura del
claustro para indígenas. En el testimonio que escribe Joseph María
Guevara del colegio de San Gregorio de la Compañía de Jesús contra el
monasterio indígena argumenta:

Uno de estos Pobres Naturales mereze mas, y agrada mas a Dios


nuestro Señor poniéndole flores a un santo, encendiéndole sus velas,
echándole su saumerio, que si gastara muchas oras en el exersisio tan
santo de la Oración mental, en la cual, sinduda, gastará el tiempo sin
provecho 26 •

El sacerdote jesuita quiere presentar una imagen de los indígenas como


seres sencillos, sin embargo, lo que hace es rebajarlos a un nivel inferior
al de los españoles y afirmar que no pueden comprender las complejidades

25
Sobre la oración mental, el más conocido tratado es el de Santa Teresa. En
Castillo interior trata de explicar lo que es la oración mental utilizando la metáfora
del castillo. Escribe en las Cuartas Moradas, cap. 3: " ...porque para buscar a Dios
en lo interior (que se halla mejor y más a nuestro provecho que en las criaturas,
como dice San Agustín que le halló, después de haberle buscado en muchas
partes), es gran ayuda cuando Dios hace esta merced" (p. 687). Por lo tanto, la
práctica de la oración mental conlleva implícita la experiencia mística.
26
Archivo General de la Nación, Historia, vol. 109, exp. 2, f. 30.

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de la fe. En respuesta a esto, el grupo de biohagiografías incluidas en Las


indias caciques funciona como un ejemplo de que las indígenas no sólo
pueden llegar a ser monjas, sino adentrarse en los misterios de la fe,
practicando la oración mental y experimentando visiones, voces y otros
"regalos místicos" que denotan el camino de perfección que han seguido.
Sin embargo, existía cierto discurso que el sacerdote reescritor del
manuscrito original de Corpus Christi no se aventuró a adoptar y fue el
del conflicto étnico vivido durante los primeros años en el convento. Sor
Petra de San Francisco fue una de las monjas fundadoras de Corpus
Christi y primera abadesa del mismo. A partir de una primera lectura de
los dos textos que tratan sobre Sor Petra, el de los Apuntes y el de Las indias
caciques, se puede apreciar la gran divergencia entre ambos. No sólo el estilo
narrativo, sino la cantidad de información y detalles que se incluyen en
uno y en el otro difieren.
Una primera diferencia entre los textos que suponemos fueron escritos
uno por un hombre y el otro por una mujer, es que la biógrafa escribe a
petición de su confesor, siguiendo con el modelo establecido por Santa
Teresa. El texto de los Apuntes comienza: "Declaro a Vuestra Paternidad
de cómo nuestra Reverenda Madre Fundadora Sor Petra de S. F. El modo
en que su Reverencia nos empezó a criar en su nueva comunidad" (p. 7).
En cambio, en Las indias caciques se lee: "La reverenda madre Sor Petra de
San Francisco, pasó del convento de San Juan de la Penitencia, a éste de
Corpus Christi en calidad de abadesa" (p. 75). Además de esta clave
estilística, se encuentran también claras marcas lingüísticas que permiten
asegurar que el texto en los Apuntes fue escrito por una monja, como por
ejemplo en el pasaje a continuación en donde la autora se incluye como
perteneciente al convento: "Fue muy ejemplarisima en virtudes muy
amable con nosotras muy prudente, muy humilde, muy penitente" (p. 7).
Aunque se puede notar que la biógrafa hace uso de los lugares comunes
de la hagiografía, su estilo es mucho menos retórico y estilizado, más
coloquial y con un tono más bien oral.
La narración acerca de Sor Petra es particularmente relevante, ya que
la escritora anónima no se limita tan sólo a relatar la vida y virtudes de
Sor Petra, sino que aprovecha la oportunidad de escribir y ser leída por
una autoridad eclesiástica para relatar la versión verídica de los conflictos
étnicos dentro de Corpus Christi.
Sobre el conflicto desatado en el convento desde su fundación en 1724,
la escritora clarifica que las monjas fundadoras, todas ellas criollas, no
fueron las que les causaron problemas a las monjas indígenas, sino las

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monjas que el padre Navarrete dejó entrar al convento una vez que Sor
Petra murió. La biógrafa escribe:

Y assí nuestro Padre; aunque digan que nos clavan guerra nuestras
madres fundadoras no, no fue así; pues antes quando mi madre. se
murió: luego que serro el ojo; nuestro Padre Navarrete; nos hecho
ensíma otras quatro; madres del Convento de San Juan y otras tres
nobicias; pero solo estas dos señoras de San Juan eran las que nos
daban tanta guerra (p. 9).

La autora explica que esas dos monjas criollas constantemente


acusaban con el padre Navarrete a las monjas indígenas de hacer las cosas
mal; y fue a partir de las acusaciones que hacían estas dos monjas que
N avarrete castigaba a las monjas indígenas y en ocasiones hasta les quitaba
el velo. La biógrafa también indica que el padre Navarrete quería obligar
a las indígenas a votar para que las novicias españolas tomaran el velo.
Navarrete, por lo que sabemos de él en esta narración y en el relato de fray
J oseph, no estaba convencido de que las indígenas pudieran vivir en el
convento sin la dirección de las criollas. Lavrin ha analizado una carta de
Navarrete en la que admite que tiene la opinión más baja de la capacidad
de las indígenas para gobernarse solas27 •
La escritora de esta narración fue capaz de combinar tanto la escritura
hagiográfica, con ciertos datos biográficos y el comentario étnico. Sin
embargo, la mayor parte de la información que incluyó la escritora de este
relato fue borrada o modificada en la versión de Las indias caciques. Es
evidente que las cuestiones de poder se hayan inherentes a la producción
discursiva y por lo tanto las monjas y los sacerdotes hacen uso del mismo.
Sin embargo, la limitación que tienen las monjas frente a los sacerdotes
es la restricción en el uso de ciertos géneros para expresar su discurso.
Aunque ambos tenían acceso al género de la biografía y hagiobiografía,
el fin que van a tener los textos producidos por mujeres y los producidos
por hombres dentro del convento, van a ser muy distintos.

MóNICADíAZ
University of Texas at Brownsville

27
ASUNCIÓN LAVRIN, Religious life of Mexican women in the XVIII century,
Dissertation, Harvard University, 1963, p. 30.

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