Torales Mendoza Roger PDF
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Grupo 605
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Índice
¿Qué es la tipografía? ------------------------------------ 2
Origen etimológico de la palabra tipografía --------------- 2
Origen de la tipografía ------------------------------------ 2
Imprenta --------------------------------------------------5
Johannes Gutemberg ------------------------------------- 6
La revista ------------------------------------------------ 6
El libro --------------------------------------------------- 8
El folleto ------------------------------------------------ 13
El periodico ---------------------------------------------- 14
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¿Qué es la tipografía?
Reconocida hoy en día como una forma más de arte, la tipografía es el estudio y
análisis de los diferentes tipos o caracteres que componen un texto, no desde el punto
de vista del contenido, la gramática o el estilo de escritura sino desde el aspecto visual
y de diseño. Esta actividad lleva siglos y ha existido casi desde que el hombre inventó
la escritura.
Origen etimológico de la palabra tipografía
La palabra "tipografía" está formada con raíces griegas y significa "técnica de
impresión de textos o dibujos a partir de moldes". Sus componentes léxicos son: tipos
(molde) y graphein (grabar, escribir), más el sufijo -ia (cualidad). Ver: sufijos, otras
raíces griegas, estereotipo, arquetipo y también estenografía.
Origen de la tipografía
La tipografía tiene muy antiguos orígenes, que están relacionados con la caligrafía y
los manuscritos, que ya eran usados antes del año 2500 a. c. . Durante toda la edad
media la "industria editorial" se centraba en los monasterios donde los libros eran
copiados a mano por monjes especializados, llamados copistas; esta labor se hacía en
el scriptorium, el donde se copiaban los textos.
La tipografía como tal surge con la imprenta de Gutemberg, puesto que la tipografía
es una manera mecánica describir, y con esta imprenta es la primera vez que se crea
escritura de manera mecánica ayudada de los tipos móviles. La imprenta nace en
Maguncia en 1450, no está muy claro si se inventó por la necesidad de avanzar o por
la necesidad de crear más libros puesto que cada día había más y más lectores.
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Gutemberg pretendía que el estilo tipográfico se pareciese lo máximo posible a la
escritura manual, para dar este efecto creó varios tipos móviles de una misma letra
pero con distinta apariencia, además la parte decorativa se realizaba a mano, esto
podemos verlo en La Biblia de 42 páginas ya nombrada en el primer post. Para la
creación de la imprenta, Gutenberg se basó en las prensas de vino.
Hubo tanta gente la que comenzó a interesarse en esto de la imprenta que
comenzaron a dar cursos para aprender.
La Imprenta se comenzó a expandir al resto de Europa a causa de la guerra.
En Italia encontramos dos tipógrafos pertenecientes al siglo XV: N. Jenson, creador
de la tipo Old Style.
Este auge de los tipos móviles, permitió un gran desarrollo a la producción de
materiales impresos los cuales utilizaron tipografías como la minúscula carolingia y a
las mayúsculas cuadradas romanas; adaptadas de los caracteres e inscripciones
encontrados en las ruinas del imperio romano.
Estas fueron entre otras, las primeras tipografías romanas, clásicas o con serifa.
Llamamos serifas a las pequeñas extensiones o adornos que pueden llevar los
caracteres tipográficos.
La primera tipografía con serifas apareció en el año de 1465, posteriormente se
esterilizaron sus líneas y se dio origen a la llamada bastardilla, similar a los que
actualmente conocemos como itálica.
Con el paso del tiempo se ha desarrollado el diseño de tipografías y familias
tipográficas en infinidad de variedades de estilos. Actualmente los sistemas
informáticos permiten la utilización y el almacenamiento de cientos de fuentes.
La familia tipográfica, en tipografía, es un conjunto de tipos basado en una misma
fuente, con algunas variaciones, tales, como por ejemplo, en el grosor y anchura, pero
manteniendo características comunes. Los miembros que integran una família se
parecen entre sí pero tienen rasgos propios.
Las partes que componen y caracterizan un tipo son: la altura de las mayúsculas y
minúsculas, el Anillo, la ascendente, las astas montantes; onduladas o de espina, la
transversal, el brazo. la cola, la descendente, la inclinación, la serifa, entre otras.
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Existen multitud de familias tipográficas. Algunas de ellas tienen más de quinientos
años, otras surgieron en la gran explosión creativa de los siglos XIX y XX.
Dentro de cada familia, las variables tipográficas permiten obtener diferentes
soluciones de color y ritmo. Las variables constituyen alfabetos alternativos dentro de
la misma familia, manteniendo un criterio de diseño que las emparenta entre sí.
Las variaciones de una fuente se obtienen modificando propiedades como:
· El cuerpo o tamaño: mayúsculas, minúsculas y capitales.
· El grosor del trazado: ultrafina, fina, book, redonda, media, seminegra, negra y
ultranegra.
· La inclinación de los ejes: redonda, cursiva e inclinada.
· La proporción de los ejes: condensada, comprimida, estrecha, redonda, ancha,
ensanchada y expandida.
· La forma del trazado: perfilada, sombreada, etc.
· Otras variantes de una fuente incluyen versalitas, números, números antiguos,
símbolos de puntuación, monetarios, matemáticos y misceláneos, etc.
Existen cinco elementos puntuales que sirven para clasificar e identificar a las
diferentes las familias tipográficas:
- La presencia o ausencia del serif o remate.
- La forma del serif.
- La relación curva o recta entre bastones y serifs.
- La uniformidad o variabilidad del grosor del trazo.
- La dirección del eje de engrosamiento.
De acuerdo con esto podemos hacer un análisis y reconocer a los dos grandes grupos
fundamentales:
Tipografías con Serif: Los tipos de caracteres, pueden incluir adornos en sus
extremos o no, estos adornos en sus terminaciones, se denominan serif o serifas.
Tipografías Sans Serif o de palo seco: Es la tipografía que no contiene estos adornos,
comúnmente llamada sanserif o sin serifas, éstas no tienen serif y actualmente se
utilizan en muchos tipos de publicaciones de texto impreso.
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Las terminales, son las serifas inferiores de un tipo, y las formas más comunes de una
terminal, las clasificamos como: lapidaria, veneciana, de transición, bodoniana, lineal,
egipcia, de fantasía, medieval, de escritura y adornada.
imprenta
Durante los siglos de la Edad Media, junto con la invención del papel, los
chinos dieron los primeros pasos en el desarrollo de la imprenta. Buscaron un
procedimiento que, en lugar de copiar los escritos a mano, les permitiera
obtener muchas reproducciones iguales de un mismo original. La solución fue
labrar los caracteres de una página en una plancha de madera, de manera que
éstos sobresalen. Después entintar la plancha y aplanaban sobre ella hojas de
papel. Como ves, es un sistema parecido a los sellos de hoy en día.
Siglos más tarde, cada signo se labraba en un trozo separado de madera, que se
combinaba con otros para formar expresiones. El sistema era más rápido,
aunque la enorme cantidad de caracteres de la lengua china dificulta las cosas.
Los primeros libros, calendarios y noticias se imprimieron con estos
procedimientos.
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Johannes Gutenberg
La revista
Se piensa que la revista nació hacia finales del siglo XIX pero realmente, unos siglos
más atrás podemos ubicar publicaciones periódicas que no fueran solamente
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informativas , sino en forma de compendios que se originan con la finalidad de
entretener a un tipo de lector en particular. En esta época, hacer una revista tomaba
mucho tiempo y los principales temas de interés no se alejaban mucho de los que ya
se veían en los diarios: clima, comunicaciones, población y otros temas informativos,
junto con la prosa literaria y poemas de breve extensión. Quizás lo principal que
diferenciaba a la revista del diario, era la forma en la que se dirigía y hacia qué público
se enfoca.
La revista moderna tiene sus raíces en almanaques, panfletos, chapbooks y posters los
cuales empezaron a aparecer con más frecuencia y fueron diseñados respondiendo a
un interés en particular. Siguiendo en esta línea, entre los años 1663 a 1668, fue
publicada la revista alemana Erbauliche monaths-unterredunge que se considera la
primera revista del mundo, a pesar de que se pareciese más a un libro con artículos de
teología que a una revista en sí, fue la precursora para que revistas de esta misma
especie empezaran a aparecer en Francia, Inglaterra e Italia.
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En un principio los temas de las revistas eran escasos para lo que nosotros estamos
actualmente, que no salían de la comodidad de presentar temas informativos y chismes.
Ahora, si bien se conocen distintos tipos de revista, los podemos clasificar en estos grupos:
– De ocio: son utilizadas como medio de entretenimiento. Se considera que las primeras
revistas publicadas tenían como fin entretener a sus lectores, aunque estas además tenían
contenido informativo.
El libro
El libro es entendido hoy en día como negro sobre blanco en papel encuadernado,
pero no siempre fue así. El primer soporte de escritura conocido es la piedra,
posteriormente la arcilla, la madera, papiro (Egipto), seda (China), hueso, bronce,
cerámica, escamas, palma seca (India), papel, soportes electrónicos, piel humana
(tatuajes), etc.
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Etimológicamente, las palabras biblos y liber tienen, como primera definición,
corteza interior de un árbol. En chino el ideograma del libro son las imágenes en
tablas de bambú.
Las tablillas encontradas en Mesopotamia en el 3.000 a.C. fueron antecesoras del
cálamo, un instrumento en forma de triángulo que servía para imprimir los
caracteres en la arcilla antes de ser cocida. A esta escritura le siguió la cuneiforme,
utilizada por asirios y sumerios, que cocían las tablillas para solidificar las. En Nínive
fueron encontradas 22.000 tablillas del siglo VII a. C., era la biblioteca de los reyes de
Asiria que disponían de talleres de copistas y lugares idóneos para su conservación.
Esto supone que había una organización en torno al libro, un estudio sobre su
conservación, clasificación, etc.
El papiro
En el Antiguo Egipto se produjo uno de los avances tecnológicos más prácticos:
aligerar el peso de los «libros». Las tablillas de madera o marfil del IV milenio a. C.
fueron reemplazadas por los volumina (plural de volumen), rollos de papiro, más
ligeros y más fáciles de transportar. Fueron los principales soportes de la escritura en
las culturas mediterráneas de la antigüedad, tanto en Egipto, como en Grecia y
Roma.
El proceso para producir papiro pasa por varias fases: se saca la médula de los tallos de
papiro, se humidifican, se encolan, se prensan, se secan y se recortan, obteniendo
unos soportes de una calidad variable; los mejores se utilizaban para las escrituras
sagradas. Se escribía en ellos con un cálamo (tallo de una caña cortado oblicuamente)
o utilizando plumas de aves.
Existen dos tipos fundamentales de escritura egipcia: la hierática o sacerdotal y la
jeroglífica. Esta última dispone de signos más simplificados. Los rollos de papiro,
resultado del encolado de varias hojas, se envolvían en un cilindro de madera,
enrollándose. Algunos sobrepasan los cuarenta metros (crónica del reinado de
Ramsés III). Se desenrollaba horizontalmente; el texto está escrito por una sola cara y
dispuesto en columnas. El título se indica por medio de una etiqueta atada al
cilindro. Los rollos en papiro que se conocen provienen de tumbas en las que se
depositaban, con plegarias y textos sagrados, como el Libro de los muertos (II
milenio a. C.).
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Los cilindros de papiro se llaman volumen en latín, palabra que significa movimiento
circular, enrollamiento, espiral, torbellino, revolución, en fin, rollo de hojas escritas,
manuscrito enrollado, libro. Los romanos utilizaban también tablas de madera
untadas con cera en las que se podía imprimir y borrar los signos con la ayuda de un
estilete (que tenía una extremidad acabada en punta y la otra redondeada). Estas
tablas podrían estar unidas de manera similar a las de los códices. Servían, por
ejemplo, para enseñar a escribir a los niños (según los métodos descritos por
Quintiliano en sus Instituciones Oratorias). Los únicos volúmenes que en la
actualidad se siguen utilizando son los del Torá, en las sinagogas.
Del papiro al pergamino
La innovación de poder borrar el texto desplaza el uso del papiro a favor del
pergamino. El pergamino se conseguía a partir de la piel de animales como la vaca, el
cordero, etc. Este soporte permitía la conservación de los textos por más tiempo y en
mejores condiciones al ser más sólido. Aunque era un soporte más caro.
La leyenda atribuye su invención a Eumenes III, rey de Pérgamo, de donde
procedería el nombre de pergamineum que derivó en pergamino. Su producción
empezó hacia el siglo III a. C.
No se tienen muchas referencias acerca de los libros concernientes a la Grecia clásica.
Algunos vasos del siglo V a. C. y del siglo VI a. C. representan unos volumina. No
existía, sin duda, el comercio con el libro, pero existían algunos lugares dedicados a la
venta de los mismos. La difusión, la conservación y la reflexión sobre la catalogación
del libro y la crítica literaria se desarrollaron durante la época helenística con la
creación de grandes bibliotecas, que responden al deseo enciclopédico que se puede
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encontrar, por ejemplo, en el afán de Aristóteles y que respondían también, sin duda,
a razones de prestigio político.
Bibliotecas
Se crearon bibliotecas con la intención de conservar un ejemplar de cada libro,
traducido volúmenes en otros idiomas y crear catálogos de libros. Las bibliotecas más
destacadas fueron: la de Atenas (el Ptolemaion fue la que tuvo más relevancia tras la
destrucción de la Biblioteca de Alejandría. Importantes fueron también la biblioteca
de Pantanos, hacia el 100; y la biblioteca de Adriano, en 132); la de Rodas, la de
Antioquía y la más famosa de todas ellas: la biblioteca de Alejandría (creada por
Ptolomeo I Sóter y constituida por Demetrio de Falero. Llegó a contener 500.000
volúmenes (en la parte del Museion) y 40.000 en el templo de Serapio (Sérapeion). El
Museion fue destruido parcialmente en el 47 a. C. en Pérgamo, la biblioteca fundada
por Átalo I, contenía 200.000 volúmenes que fueron llevados al Serapeo por Marco
Antonio y Cleopatra tras la destrucción del Museion. El Serapeo fue destruido, en
parte, poco después, 391 por los cristianos y los últimos libros desaparecieron en 641
con la conquista árabe).
En Roma se comenzaron a editar libros influenciados por los griegos en el siglo I a.
C., sobre todo desde el punto de vista literario. Ático fue, por ejemplo, el editor de
Cicerón. Pero el comercio del libro fue extendiéndose progresivamente por todo el
Imperio romano. El libro se difundió, por tanto, gracias a la extensión del Imperio
que implicó la imposición de la lengua latina en la mayoría de los pueblos (España,
África, etc.)
Las bibliotecas eran privadas o bien eran creadas por algunos particulares. Julio César
quiso crear una biblioteca en Roma: una biblioteca era, ya por entonces, un
instrumento de prestigio político.
En el siglo IV existían en Roma 28 bibliotecas y muchas bibliotecas menores en las
provincias.
Del pergamino al papel, del volumen al códice
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Poco a poco el papel fue reemplazando al pergamino porque abarataba costes, lo que
permitió una mayor difusión de los libros.
Al final de la Antigüedad, entre los siglos II y III, y , sobre todo, en la Edad Media, el
códice sustituyó al volumen. El códice se entiende ya como el libro que conocemos
hoy en día, con forma rectangular, dejó de ser un rollo continuo y se convirtió en un
conjunto de hojas cosidas. Desde ese momento fue posible acceder directamente a un
punto preciso del texto. El códice o libro resultaba más práctico ya que podía ponerse
sobre una mesa facilitando que el lector pudiera tomar notas o escribir mientras leía.
El formato de los códices fue mejorando con la separación de las palabras, las
mayúsculas y la puntuación; después se añadieron las tablas de las materias y los
índices, que facilitaron el acceso directo a la información requerida.
Este es el formato que hoy en día se usa, un formato con validez desde hace 1.500
años.
Los monasterios se convirtieron en la piedra angular de la edición y conservación de
los códices. En el siglo IV, durante los períodos convulsos de las invasiones, los
monasterios pudieron conservar, para Occidente, textos religiosos y algunas obras de
la antigüedad. Asimismo, Bizancio dispuso de importantes centros de copia. Era
necesario hacer copias de determinadas obras ya que la lectura era una actividad de
gran relevancia en la vida religiosa (plegarias, trabajo intelectual, cánticos…). Existían
scriptoria (lugares dedicados a copiar códices y volúmenes) en bastantes monasterios
con la intención de copiar estos escritos considerados relevantes. Pero, sin embargo,
algunos ejemplares no fueron copiados por los monjes debido a la intensa censura a la
que los códices eran sometidos; los libros entendidos como «peligrosos» no eran
copiados. Por lo tanto, la supervivencia de los libros dependía de luchas políticas e
ideológicas que llevaron a la pérdida irremisible de códices de incalculable valor hoy
en día (se perdieron muchos libros de incalculable valor en las disputas iconoclastas
entre el 730 y el 840).
De los monasterios a las universidades, del pueblo a la ciudad
Las transformaciones político-sociales de la población hacia el urbanismo en las
ciudades europeas y la renovación intelectual que las acompañó produjeron que las
condiciones de producción de los libros cambian ampliando su difusión. En torno a
las primeras universidades se desarrollaron las nuevas estructuras de producción: los
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manuscritos de consulta servían tanto para los estudiantes como para los profesores
que enseñaban teología o artes liberales. El desarrollo del comercio y de la burguesía
suponían, de igual modo, una demanda de textos especializados, o no (derecho,
historia, novelas, etc.); y es en esta época cuando empiezan a desarrollarse los escritos
en lengua vulgar (poesía cortesana, novelas románticas, etc.) El cometido del editor
era, en consecuencia, cada vez más importante.
Se crearon entonces varias bibliotecas reales: como la de San Luis o la de Carlos V.
También se coleccionaban libros en las bibliotecas privadas que adquirieron gran
auge en los siglos XIV y XV.
En el siglo XIV, tras estos cambios político-sociales es cuando se difunde por Europa
la utilización del papel, soporte ideado en China que, curiosamente, fue implantado
en España (siglos XI y XII) antes que en Europa por ser la cultura árabe la
intermediaria.
El pergamino se siguió utilizando pero para sectores de la sociedad más pudientes
como la nobleza y la alta burguesía.
En el siglo VIII los árabes aprendieron a fabricar el papel, tal y como lo hacían los
chinos, y lo dieron a conocer en Europa aunque, como bien es sabido, la incursión
árabe en Europa comenzó por España. Los árabes crearon unas impresionantes
bibliotecas, dignas de su gran cultura. Son ellos, precisamente, los que transmitieron
una parte importante de las obras griegas a Europa. Sirve como ejemplo el
redescubrimiento de las obras de Aristóteles comentadas por Avicena,
descubrimiento que dio lugar a enconadas disputas entre Tomás de Aquino y Siger
de Brabant.
El folleto
El buzoneo no es algo nuevo, tiene mucho recorrido histórico. Y saber por qué
empezaron a enviarse los primeros folletos publicitarios no sólo sirve para saciar la
curiosidad, sino también para contextualizar el panorama actual de este sector.
Aun con la irrupción de lo digital en el siglo XXI y la infinidad de medios surgidos
para hacer comunicaciones, la distribución de la publicidad de forma física a través
de folletos, catálogos o flyers es una práctica efectiva para hacer llegar información a
la sociedad. Lo es prácticamente desde el siglo XV cuando se inventó la imprenta, ya
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que esto propició que la reproducción de los textos escritos se abaratan de forma
considerable y pudieran llegar al grueso de la población.
Poco a poco, se fueron ideando métodos para que la gente recibiera y entendiera la
información lo mejor posible, además de para sacarle partido a las posibilidades
económicas del nuevo invento.
Así, llegaron los primeros folletos, que nacieron como una manera de aprovechar
todas las nuevas opciones que esa maquinaria facilitaba para el sector empresarial.
Con ellos se hacía una labor publicitaria e informativa directa, impactando más y
mejor en la población, sin necesidad de realizar un gran gasto de dinero a cambio. Los
folletos incorporan ilustraciones para hacer la comunicación más visual y entendible,
un gran punto a su favor.
Estas características iniciales han evolucionado conforme han pasado los años, pero la
esencia se ha mantenido. Los folletos se empezaron a enviar para contactar con la
gente y llamar su atención, razones por las que aún hoy en día siguen distribuyendo.
La estética y el diseño se han ido adaptando a cada época y a cada tipo de público,
pero siguen estando fundamentadas en una combinación entre texto y gráficos o
imágenes para entrar por los ojos y fascinar al cliente con solo un vistazo.
El periódico
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voz, a su vez proviene del término griego “perihodostikos” (περιοδικός),
cuyo significado es ciclo, periodo de tiempo, vuelta o camino alrededor:
Cerca del año 59 antes de Cristo, en los tiempos en que Julio César (100
a.C – 44 a.C) era cónsul romano, se colocaban periódicamente en el foro
la denominada Acta Diurna. En ella se informaba a los ciudadanos
sobre todas las cosas de interés que habían ocurrido o de las que iban a
suceder en poco tiempo.
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2. El otro sistema era la utilización de carteles para hacer saber
disposiciones y leyes a sus súbditos y ciudadanos.
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Más bien nació o apareció de “forma natural” como una evolución lógica
de los sistemas de comunicación que se venían empleando hasta la
fecha de la aparición de los primeros periódicos.
Más tarde, en 1580 se publicó el primer periódico o diario tal y como
lo entendemos en la actualidad. Era el Mercurius Gallobelgicus, q
ue vio la
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luz en la ciudad alemana de Colonia bajo los auspicios de Michael
van Isselt (1530- 1597).
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El primer periódico en inglés publicado fuera de Inglaterra se
publicó en Amsterdam en el 1620: el Currant of Italy, Germany…impreso
por George Veseler. Se trataba de una serie de revistas de publicación
periódica.
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Newsletter, primera publicación periódica norteamericana, del
periodista John Campbell.
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