Franz Kafka
Franz Kafka
Franz Kafka
Nacido en 1883, Kafka fue el mayor de seis hermanos de una familia de judíos
askenazíes de Praga. Estudió en una escuela elemental alemana y después en
un gymnasium (instituto). Estudió derecho en la universidad de Praga, donde
conoció a Max Brod, quien editó y publicó póstumamente gran parte de su obra.
En torno a 1908 trabajaba en una compañía de seguros, pero ya se dedicaba a la
escritura intensamente. Su trabajo se vio interrumpido por su mala salud, y en
1917 se le diagnosticó tuberculosis.
Su vida personal fue problemática: desde la relación con su autoritario padre (bien
descrita en Carta al padre) hasta sus fallidas relaciones con distintas mujeres. En
1923 se trasladó a Berlín para vivir con una amante; sin embargo, el
empeoramiento de su salud lo obligó a regresar a Praga con su familia, donde
murió en 1924.
Gregor pasa las horas correteando por las paredes y el techo de su habitación en
el apartamento familiar, retirándose a ratos bajo el canapé. Aunque finalmente
abandona cualquier tentativa de dignidad y deja de apelar a su familia y de afirmar
su humanidad interior, el protagonista se ve momentáneamente conmovido por el
sonido del violín que toca su hermana y, atraído por él, sale de su habitación. Con
este episodio, Gregor refuta su «bestialidad» exterior e intenta afirmar su auténtico
yo; sin embargo, ello supone tan solo otra ocasión para que su familia lo injurie y
maltrate, y esa hostilidad contribuye aún más a su sentimiento de vergüenza y
alienación.
Rendirse al absurdo
Por lo general, los héroes de Kafka no superan su angustia; en lugar de ello,
buscan sin cesar soluciones empíricas a extraños enigmas, con frecuencia
sometidos a condiciones extraordinarias. Sus novelas más largas tales como El
proceso o El castillo, presentan indagaciones irresueltas, definidas por la paradoja
y la falta de sentido. La metamorfosis, igual de ilógica y pesadillesca, se distingue
de aquellas (acaso en una dirección más «existencialista») en que incluso el
propósito de resolver el enigma es abandonado. En el desenlace de La
metamorfosis, el protagonista experimenta una especie de revelación a través de
la rendición.
Cabe anotar que Kafka, que se sepa, nunca se declaró existencialista, aunque
reconoció la influencia de Kierkegaard y Dostoievski, dos figuras clave del
existencialismo. Serían Sartre y Camus quienes, después de su muerte,
incluyeron a Kafka en el movimiento.