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buzos — 8 de junio de 2015 www.buzos.com.

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LEOPOLDO LUGONES

DELECTACIÓN MOROSA que se siente caer como una lápida,


La tarde, con ligera pincelada de la noche del viernes doloroso...
que iluminó la paz de nuestro asilo, y piensa luego en mí: ¡yo era el fantasma!
apuntó en su matiz crisoberilo
una sutil decoración morada. ¡Ah, cuando oigas hablar de esos tormentos
cuyo amargor anega las gargantas,
Surgió enorme la luna en la enramada; que aprietan los sollozos delirantes
las hojas agravaban su sigilo, como filosos garfios de tenaza!
y una araña en la punta de su hilo, ¡Ah, cuando oigas hablar de esos delirios
tejía sobre el astro, hipnotizada. que atormentan las vidas desoladas,
como los vientos nubios que atormentan
Poblóse de murciélagos el combo la desolada arena del Sahara!
cielo, a manera de chinesco biombo, ¡Ah, cuando oigas hablar de esas pasiones
sus rodillas exangües sobre el plinto que vuelca el corazón como la lava
–candente sangre de las hondas vetas
manifestaban la delicia inerte que vuelca la erupción como honda náusea–!
y a nuestros pies un río de jacinto ¡Ah, cuando oigas hablar de esas angustias
corría sin rumor hacia la muerte. que obscuros huecos en los pechos cavan,
cual la enorme espiral de remolinos
LA RIMA DE LOS AYES que perfora en los golfos la resaca:
Cuando te hablen del luto más amargo, diles que existe un lóbrego paraje
de las desolaciones más amargas, en la infinita latitud de mi alma.
de la amargura de las negras hieles, Con silenciosas noches de seis meses
de la negra agresión de las nostalgias, cual la triste península Kamchatka.
de las almas más tristes y más torvas, Que allí vive la musa de los Ayes,
de las frentes más torvas y más pálidas, mi concubina desolante y pálida,
de los ojos más turbios y más secos, en cuyas carnes hostilmente frías
de las noches más turbias y más largas, se quiebra la Intención, como una espada.
de las fiebres más bravas y más rojas, Que allí existe una cumbre siempre muerta
de las iras más sordas y más bravas: bajo el aire polar, y que se llama
acuérdate del tétrico enlutado, Monte de las Tristezas, y que moran
de la lira siniestra y enlutada familias de cipreses en sus faldas.
envuelta en negros paños, como un féretro, Que allí flotan lamentos de suicidas,
llena de sones y de voces vagas, que allí humea una estéril solfatara,
cual si gimiera un alma tenebrosa donde están, capitales del Orgullo,
en el hueco sonoro de su caja. numerosas Pompeyas enterradas.
Que allí ruge una mar de ondas acerbas
¡Qué noche! Palideces de cadáver que enturbian los asfaltos y las naftas,
tenían los fulgores de mi lámpara y que en ella las almas desembocan
y como una grande ave prisionera los tristes sedimentos de sus llagas.
latía el corazón, allá en la estancia, Que allí brama la fiera que está oculta
que estaba fría y negra, triste y negra: tras el perfil de la frontera atávica,
¡negra con la presencia de mi alma! que allí ladran los dogos formidables,
De un rincón donde había mucha noche, que allí retoña en su raíz la garra,
como un inmenso horror, surgió un fantasma. que allí recobra la siniestra célula
Acuérdate del ojo más opaco, todos los cienos de su obscura infancia!
de la frente más lívida y más calva,
del presagio más triste de tus sueños, ¡Ah, cuando oigas hablar de esos errantes
de un miedo estrangulante como garra, cuya leprosa piel quema y contagia,
de la angustia de intensa pesadilla cuando entres a esos lúgubres talleres
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donde baten los hierros de las armas, donde deja en el espino


cuando sueñes que un sapo te acaricia su blanda lana la oveja.
con su beso de almizcles y de babas,
cuando recuerdes a Luzbel llorando Pobre pájaro afligido
un llanto cruel como collar de brasas: que sólo sabe cantar
acuérdate del tétrico enlutado, y, cantando, llora el nido
de la lira siniestra y enlutada, que ya nunca ha de encontrar.
que vibra como un féretro sonoro
que mantuviese prisionera un alma;
de los sonoros féretros que vibran
cual las liras siniestras y enlutadas,
del pálido siniestro que te besa,
del beso de huracán que hay en tu alma, LEOPOLDO LUGONES
del huracán que pone con un beso Nació en Villa del Río Seco, (provincia
de Córdoba), el 13 de junio de 1874 y se
sus negros labios en tu frente pálida, suicidó en San Fernando (provincia de
de la estrella y la noche: Buenos Aires) el 18 de septiembre de 1938.
de tu alma y de mi alma. Poeta Argentino, una de las

POESÍA
máximas figuras del modernismo.
EL AMOR ETERNO Colaborador de la Nación, de
Deja caer las rosas y los días
Buenos Aires, director de La
una vez más, segura de mi huerto.
Aún hay rosas en él, y ellas, por cierto,
Montaña, viajó tres veces por
mejor perfuman cuando son tardías. Europa y ocupó en su patria
diversos empleos, hasta llegar
Al deshojarse en tus melancolías, a ser presidente del Consejo
cuando parezca más desnudo y yerto, Nacional de Educación. Premio
ha de guardarse bajo su oro muerto Nacional de Literatura Argentina
las violetas más nobles y sombrías. en 1926. Director de la Biblioteca
Nacional y de la Biblioteca de
No temas al otoño, si ha venido. Maestros. Era un hombre cordial
Aunque caiga la flor, queda la rama.
y benévolo, pero severo con
La rama queda para hacer el nido.
los jóvenes. Su prosa es de las
Y como ahora al florecer se inflama, mejores de habla castellana. Su
leño seco, a tus plantas encendido, poesía es vigorosísima, repleta
ardientes rosas te echarán su llama. de imágenes y ritmos, opulenta y
varia. La aparición de su primer
EL NIDO AUSENTE libro de versos: Las montañas
Sólo ha quedado en la rama de oro (1897), fue saludada
un poco de paja mustia jubilosamente por Rubén Darío;
y en la arboleda, la angustia siguiéronle Los crepúsculos del
de un pájaro fiel que llama.
jardín (1905), Lunario Sentimental
Cielo arriba y senda abajo,
(1909), Odas seculares (1910),
no halla tregua a su dolor, El libro fiel (1912), El libro de
y se para en cada gajo los paisajes (1917), Las horas
preguntando por su amor. doradas (1922), Romancero
(1924), Intermedio (1924), Poemas
Ya remonta con su queja, solariegos (1928), Romances del
ya pía por el camino Río Seco (1938).

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