Venid A Mi y Tomad Mi Yugo PDF
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Y TOMAD
MI YUGO
• Venid a mí.
• Jesús quería decir con esto que sus oyentes no debían esperar encontrar el
camino de la vida, el camino a la verdadera sabiduría y el descanso yendo a
escuchar a los que se llamaban "sabios" y "entendidos" (vers. 25), pues no eran
mejores que los "ciegos guías de ciegos" (cap. 15: 14). Por el contrario,
debían acercarse a él. Cristo es el único que conoce al Padre. Por lo tanto,
sólo Cristo puede revelar al Padre (ver com. cap. 6: 9). Con estas bondadosas
palabras Cristo extendió a la multitud (DTG 295) una invitación para que se
convirtieran en sus discípulos. La invitación al discipulado incluye también
el tomar el yugo de Jesús (cap. 11: 29).
• Trabajados.
• Cristo no habla aquí del trabajo físico. Habla más bien del trabajo del alma
y de la mente, que verdaderamente es el que más pesa y preocupa.
• Esta invitación tenía un significado especial para la multitud que escuchaba,
porque la religión de Israel se había degenerado hasta llegar a ser, en
buena medida, un incansable y trabajoso intento por hallar la salvación por
las obras.
• Cargados.
• La humanidad entera lleva muchas cargas pesadas, pero la más pesada de todas es el pecado.
• los escribas y fariseos habían colocado muchas otras cargas sobre los judíos que eran "pesadas y difíciles
de llevar" (cap. 23: 4).
• La gente estaba cargada con tantas exigencias rabínicas,
• En vez de dar descanso al alma de quienes llevaban una pesada carga de pecado (DTG 295),
• Estos tristes y desanimadores resultados eran precisamente los males que Jesús había venido a aliviar.
DESCANSAR.
• El Espíritu Santo jamás deja sin asistencia al que contempla a Jesús. Al que lo
busca, le muestra las cosas que son de Cristo. Si sus ojos permanecen fijos en
Jesús, la obra del Espíritu Santo no cesa hasta que el creyente es conformado a la
imagen del Maestro. En virtud de la bendita influencia del Consolador, los
propósitos y el espíritu del pecador cambian hasta llegar a ser uno con Dios. Sus
afectos por él aumentan, tiene hambre y sed de su justicia, y, al contemplar a
Cristo, es transformado de gloria en gloria y de un carácter a otro mejor, hasta
ser más y más semejante al Maestro. Recibiréis Poder ´Pág. 52
LA MISIÓN DE LOS PROFETAS